Para Iztchel, y los pétalos suicidas.
Invocación.
Naimed Sayarba Saqué el zapato del sur, una zancada hacia el norte, funámbulo en la línea, el borde, el límite.
Me entregué en ofrenda líquida, como la de Bauman, me sublimé, incluso.
Fluído gaseoso, en el misterio del desierto, y en una charca, donde viví dos vidas y media, a tan sólo cinco submundos, de la superficie.
Inhalé smog, comí cigarillos, fumé tacos de suadero, a caladas de perro mojado.
Capsulas de instantes, derivan en la noche de los tiempos, en la noche de los límites, lucecítas, nebulosas, montadas para escena.
Dejar de interpretar, ver lo que es, desprenderse del ser espectador, quemar los palcos de la sociedad del espectáculo, dejar de ser límites. Yo, he visto, la textura de la Hiperrealidad, con éstas mismas teclas, en los abismos de la milpa, de la mano de los maestros, y de mis hermanos, con color, y risa, con agradecimiento, con aprendizaje, con corazones, hambrientos de champiñología. Estoy cerca del mar, una vez más. Mazunte Septiembre 2012