22 minute read

BEGOÑA VILA: Entrevista a la astrofísica gallega de la NASA que ha mante‐nido un rol protagónico en el desarrollo del telescopio espacial James Webb

Begoña Vila

Astrofísica gallega de la NASA

Advertisement

Begoña Vila en la Guayana Francesa, con el telescopio plegado al fondo. Foto: NASA.

Quince años de trabajo con James Webb, el mayor telescopio espacial

De pronto, todo el duro trabajo de tantos años quedan atrás. El lanzamiento del gran telescopio ha sido un éxito y nadie mejor que una de las implicadas en el proyecto para explciar las sensaciones:

“Desde luego han sido unas Navidades distintas, aunque muy especiales: el James Webb partió al espacio el pasado 24 de diciembre, en un lanzamiento absolutamente perfecto, ¡un buen regalo de Navidad! Mi familia ha visto el lanzamiento ¡y también a mí comentarlo, así que he sentido como si hubiesen

estado conmigo!”, comenta desde el Puerto Espacial de Kurú, en la Guayana Francesa, la astrofísica

El lanzamiento del mayor telescopio enviado jamás al espacio, retransmitido en español por la ingeniera de sistemas que ha desarrollado uno de sus instrumentos y participado en las complicadas pruebas frías realizadas en Canadá y EE UU. Los momentos duros se han alternado con otros emocionantes durante más de una década de trabajo.

Enrique Sacristán

Fuente: Agencia Sinc Derechos: Creative Commons

Begoña Vila (Vigo, 1963). Mientras ultima los preparativos, recuerda sus 15 años de relación con el telescopio espacial más grande y potente de la historia. Tras licenciarse en la Universidad de Santiago, pasar por el Instituto de Astrofísica de Canarias y doctorarse en Reino Unido, en 2006 se trasladó con su familia a Canadá. Su destino fue Ottawa para trabajar en la empresa COM DEV (actualmente Honeywell) en un proyecto que la ha mantenido muy ocupada hasta hoy: un instrumento doble con el que la Agencia Espacial Canadiense (CSA) contribuye al Webb.

“Está constituido por un sensor de guía (FGS, Fine Guidance Sensor) que se encarga de apuntar y mantener al observatorio estable para que otros instrumentos puedan tomar imágenes y espectros correctamente, y de una cámaraespectrógrafo (NIRISS, Near Infrared Imager and Slitless Spectrograph) con la que se analizarán exoplanetas y las primeras galaxias

La ingeniera de sistemas Begoña Vila en la cámara limpia del cent o de vuelo espacial Goddard. Foto: Chris Gunn / NASA.

y estrellas que se formaron después del Big

Bang”, explica Vila. Al principio, la astrofísica realizaba análisis sobre cómo iban a funcionar estos instrumentos en órbita, pero pronto ascendió a ingeniera de sistemas, confirmando que los dispositivos cumplían los requerimientos exigidos y demostrarlo al cliente: la CSA y la propia NASA, que lidera la construcción del enorme observatorio. Los datos del sensor resultan cruciales para controlar su orientación o actitud, una tarea gestionada con equipos de la empresa Northrop Grumman en Los Ángeles, así que a menudo también se reunía con ellos.

“La primera vez que conseguimos guiar el sensor apuntando hacia una estrella simulada, y lo confirmamos a través de

la telemetría, estaba superemocionada –recuerda Vila– de hecho mis compañeros me

dijeron que no debía de salir mucho para que me alegrara tanto por eso”.

Después de muchas jornadas de trabajo, eran momentos de felicidad, pero no escondían otros más complicados: “Cuando llegas a un

nuevo país, aunque te guste lo que haces, se necesita un periodo de adaptación. He tenido etapas duras: al principio tuve muchas llamadas a mi madre, a mi casa en Galicia, y personalmente también, sobre todo si tienes tres hijos pequeños. Cuando tienes niños o niñas pequeños, tú para ellos eres su madre, no entienden de nada más. Entonces es complicado, aunque

lo intentes compaginar —reconoce. La ven-

taja que veo es que una vez que se hacen mayores ya te valoran como profesional, y ahí la situación se hace un poco más fácil”.

LLEGADA AL CENTRO GODDARD DE LA NASA

Cada dos o tres meses, Vila y otros colegas canadienses se reunían con el equipo de la NASA, y se fijaron en su profesionalidad, hasta tal punto, que cuando en 2012 entregaron un modelo de vuelo, le ofrecieron un contrato para trabajar en el centro de vuelo espacial Goddard, cerca de Washing-

La ingeniera con uno de los muchos documentos que utilizaba para las pr ebas y t abajando en un cent o de cont ol (en este caso un selfi desde la Guayana Francesa). / NASA Foto: NASA.

ton (EE UU), como experta en el instrumento FGS-NIRISS. Nadie lo conocía tan bien como ella. Aceptó la oferta, aunque su familia se quedó en Canadá. Al principio tuvo que superar todo el papeleo, las trabas burocráticas y la estricta normativa estadounidense con los extranjeros en este tipo de proyectos. En ocasiones podía presentar sus informes, pero no escuchar lo que se decía en las reuniones, e incluso tenía que ser ‘escoltada’ cuando se movía por algunos edificios. “Es un control

que hay que tener hasta que los papeles están aprobados por los distintos organis-

mos —aclara Vila—, pero una vez que tuve la

Green Card (tarjeta de residente permanente en EE.UU.), todo fue muchísimo más fácil”.

La ingeniera no tardó en asumir responsabilidades más allá del instrumento doble. Estableció un equipo local en la NASA y llegó a encargarse de coordinar todos los instrumentos científicos del James Webb (integrados en un módulo común) para realizar las pruebas frías. Estos test criogénicos han marcado su trayectoria en este proyecto.

“Simulamos las condiciones a las que se verá sometido el telescopio en el espacio, donde reina el vacío y temperaturas de –230 ºC, y tomamos mediciones para comprobar que todos los instrumentos se com-

portan de forma correcta”, apunta Vila, quien La NASA premió a esta ingeniera de sistemas con una medalla por sus logros excepcionales con el sensor de guía y el instrumento NIRISS del Webb, además de por su trabajo en las complicadas pruebas frías

fue la directora de la tercera prueba fría realizada con todos los equipos en 2016, “un año en el

que, a lo duro que resulta preparar estos test, se sumó la complicación de una gran

tormenta de nieve”. Aquel año la NASA le otorgó una medalla por sus esfuerzos. Fuera de esos días de tensión, su rutina en Goodard consistía en estar en su oficina pegada al ordenador y un montón de papeles, asistir a las reuniones y, cuando se realizaba alguna prueba, coordinar a su equipo desde el centro de control, al frente de una de las consolas. Solo en momentos puntuales se enfundaba el traje blanco para realizar alguna inspección en la sala limpia donde se ensamblaba el telescopio, pero no era lo habitual.

HURACÁN EN HOUSTON

En 2017 Vila se desplazó a Houston, justo cuando la ciudad estaba azotada por un huracán, para

El James Webb partió al espacio el pasado 24 de diciembre, en un lanzamiento "absolutamente perfecto", según dijo ese día el máximo responsable de Arianespace, Stéphane Israël, compañía encargada del despegue en un cohete Ariane 5. La Agencia Espacial Europea (ESA) y la estadounidense NASA señalaron en sus redes sociales que, tras analizar su trayectoria inicial, han determinado que el observatorio “debería tener suficiente propulsor para apoyar las operaciones científicas en órbita durante bastante más de 10 años de vida útil”. He tenido etapas duras: al principio tuve muchas llamadas a mi madre, a mi casa en Galicia, y personalmente también, sobre todo si tienes hijos pequeños

participar en una de las pruebas criogénicas más complicadas a la que se ha enfrentado. Se realizó en la gigantesca cámara del centro espacial Johnson, donde ya estaban juntos los instrumentos y los 18 dorados espejos del Webb.

“Hicimos la primera prueba

con el telescopio —explica—, en con-

creto del sensor de guía con el instrumento de control de actitud de Northrop. Yo era la responsable en la consola. Tienes un documento con todos los pasos a seguir y los vas llamando: paso 1, ¿está todo el mundo de acuerdo con hacer esto?, ok; paso 2, lo mismo, etc. Me encargué de eso, y la prueba fue muy muy larga. No te voy a decir el número de horas que estuve allí porque probablemente no debo, pero cuando la acabamos con éxito, fue un momento inolvidable, que te llena”.

Más tarde, en las instalaciones de Northrop Grumman en Los Ángeles, Vila ha seguido participando en las últimas pruebas del observatorio completo antes de que embarcara rumbo a la Guayana.

“Trabajando todos estos años para el James Webb he tenido mo-

mentos increíbles —recuerda Vila—, y

aunque mi familia se quedara en Canadá, en ocasiones pude compartirlos con ellos: mis hijos vinieron a ver el telescopio a Goddard y a Houston, aunque a Los Ángeles ya no pudo ser por el tema de la covid”.

Estas jornadas especiales con la familia o con los amigos –algunos nacidos del propio entorno laboral– compensaban en parte otros días más duros y los sacrificios personales que ha tenido que superar la ingeniera: “He trabajado muchas

>>> Cámara del Cent o Espacial Johnson de la NASA en Houston. Los inst mentos científicos y los espejos del Webb están suspendidos para la fase de pr ebas criogénicas de aproximadamente 100 días, que garantiza que todos los sistemas f ncionen cor ectamente en un entor o ío y sin aire similar al del espacio. / Chris Gunn/NASA.

horas y continúo haciéndolo. De hecho, es una de las cosas que saben de mí, que trabajo muchas horas”.

CENTRO DE CONTROL EN BALTIMORE

Durante las semanas anteriores y posteriores al lanzamiento, el trabajo de la ingeniera se ha desplazado al centro de control de operaciones de la misión en Baltimore. Ha sido nombrada la ‘diputada de operaciones para los instrumentos’ y es responsable de una de las salas, donde se trabaja por turnos las 24 horas los siete días de la semana.

trumentos ejecuten las tareas programadas durante el periodo de comisión (seis meses tras el lanzamiento), algo que hemos ensayado con simuladores en Baltimore desde

hace 5 o 6 años –señala Vila, que recuerda– al

principio encontramos cosas que no funcionaban, suponían una presión, pero cuando descubríamos por qué y lo solucionábamos llegaban los momentos de euforia”.

Desde el pasado 6 de diciembre, está en la Guayana Francesa como parte del equipo internacional que preparó el lanzamiento del Webb. La NASA lidera el telescopio, pero la Agencia Espacial Europea (ESA), además de algunos instrumentos, se ha encargado de enviarlo al espacio en un

: Begoña Vila durante una de sus últimas visitas al telescopio en Los Ángeles. / NASA

Ariane 5. El rollout o desplazamiento del cohete, con el observatorio dentro, desde el edificio de ensamblaje al de lanzamiento ha sido otro “momento especial” para la ingeniera. Una vez colocado en la plataforma, se han realizado todas las configuraciones y pruebas eléctricas necesarias, tarea en la que también ha participado. Sin embargo, el día 25 de diciembre ha estado libre para disfrutar del esperado despegue y transmitirlo en español a todo el mundo. Desde Vigo, su madre y sus hermanas han estado muy pendientes, su hermano desde Inglaterra y sus hijos desde Canadá. Vila ya ha colaborado en el video oficial de la NASA donde se explican los 29 Días al Límite que experimentará el observatorio tras su lanzamiento: “Son 29 días de terror. Este telesco-

pio es el más grande que se puede mandar doblado en un cohete, y se tiene que desplegar en órbita. Si no se abre el parasol, no se va a enfriar y eso es crucial para su funcionamiento; si el espejo secundario no baja, no llegará la luz, y así sucesivamente. Estaremos muy pendientes de este primer mes y de que se enciendan los instrumentos”.

Como ‘diputada de operaciones para los instrumentos’, en los próximos 6 meses Begoña Vila se encargará de revisar que ejecuten las tareas programadas, algo que llevan ensayando durante los últimos años

“Estoy superilusionada con ver sus

primeras imágenes —continúa—, porque la

última vez que los detectores estuvieron fríos fue en Houston, y además nos van a hacer falta para alinear los espejos durante el periodo de comisión. Luego ya vendrán los temas de ciencia que todos esperamos: las primeras estrellas y galaxias de nuestro universo, buscar bioseñales en atmosferas de otros planetas... Va a ser muy emocionante”.

Después del lanzamiento, Vila ha vuelto enseguida a Baltimore. Le toca turno en el centro de operaciones justo después de la Navidad.

>>> El día de Navidad de 2021 se ha lanzado plegado el telescopio espacial James Webb a bordo de un cohete Ariane. / ESA/D. Ducros

El 25 de diciembre de 2021, a las 13:20 h (hora peninsular española), ha despegado con éxito desde el puerto espacial europeo en Kurú (Guayana Francesa), a bordo de un cohete Ariane 5, el observatorio que está llamado a revolucionar la astrofísica en la próxima década: el telescopio espacial James Webb (JWST, abreviado como el Webb). El Webb observará una época del universo nunca vista antes, en la que las primeras galaxias y estrellas se estaban formando

“Me haría mucha ilusión hacer una visita rápida a España o Canadá en el camino de vuelta, pero con la situación de la pandemia no es posible, espero que haya oportunidad

en primavera”, comenta.

PROYECTOS FUTUROS

Este primer semestre va a estar muy ocupada comprobando los instrumentos del observatorio espacial más grande y complejo jamás construido. Después, permanecerá un tiempo como personal de apoyo por si surge alguna incidencia, pero probablemente comience en un nuevo pro-

yecto: “Una buena opción es el Nancy Grace

Roman Space Telescope —bautizado en honor a una de las primeras mujeres ejecutivas de la NASA—, aunque también hay una misión

para traer a la Tierra una muestra de Marte... Ya veremos en 2022”.

“Este telescopio es muy importante para la ciencia, pero también para la ingeniería espacial, es el primero que vamos a enviar con el espejo y el parasol doblado y hay que demostrar que lo podemos abrir en órbita

“Después de tantos años trabajando con el Webb me va a dar pena. Desarrollas un conocimiento de algo que ya lo tienes instintivamente. Además está el equipo humano: es un telescopio internacional, y siendo yo extranjera, ha sido superespecial para mi trabajar con gente no solo de Ca-

nadá —que ya los siento como míos— y de EE

UU, sino también de la parte europea: españoles, franceses, alemanes... Se ha hecho un trabajo muy bueno. Esperemos que vaya

todo bien”; termina diciendo la valorada astrofísica gallega.

SOBRE EL CIERRE DE ESTA EDICIÓN

Tal y como estaba previsto, el martes 25 de enero, a las 20 hs (hora peninsular española), el telescopio espacial James Webb (JWST) ha encendido sus propulsores durante casi cinco minutos (297 segundos exactamente) para completar la última corrección en su rumbo, según ha confirmado la NASA.

El telescopio Webb se inserta con éxito en su orbita

Fuente /NASA / Sinc

Ilust ación del Webb, el mayor telescopio espacial jamás const ido. / NASA

El mayor observatorio espacial de la historia ya está en su destino final: una órbita en torno al Sol, en línea con la Tierra, mientras gira alrededor de L2, un punto situado a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta. Una vez alineados sus espejos y calibrados sus instrumentos, este verano ofrecerá imágenes nunca vistas del universo.

Esta operación de corrección insertó al Webb en su órbita final alrededor del segundo punto de Lagrange (L2), un lugar idóneo para estabilizar las naves situado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Desde allí, en línea con nuestro planeta, orbitará en torno al Sol. El gran observatorio espacial ya está en órbita a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. “Estoy impaciente por ver sus primeras nuevas vistas del universo este verano!”, ha comentado el administrador de la NASA, Bill Nelson. El último encendido de corrección de la trayectoria solo añadió aproximadamente 1,6 metros por segundo a la velocidad de Webb, pero era todo lo que se necesitaba para enviar a la nave a su órbita alrededor de L2. “Webb, ¡bienvenido a casa!”, ha comentado el administrador de la NASA, Bill Nelson. “Enhorabuena al equipo por todo su duro trabajo para asegurar la llegada segura de Webb a L2 –añadió–. Estamos un paso más cerca de descubrir los misterios del universo, y estoy impaciente para ver sus primeras nuevas vistas del universo que ofrecerá este verano!”. La órbita del Webb le permitirá una amplia visión del cosmos en cualquier momento, así como la oportunidad de que la óptica del telescopio y sus instrumentos científicos se enfríen lo suficiente como para funcionar y realizar una ciencia óptima y puntera. El observatorio ha utilizado la menor cantidad posible de propelente para realizar las correcciones en su rumbo mientras viaja hacia el entorno de L2, con el fin de dejar la mayor cantidad posible del combustible restante para las operaciones ordinarias del Webb a lo largo de su vida: mantenimiento de la nave (pequeños ajustes para que permanezca en su órbita) y liberar impulso (contrarrestar los efectos de la presión de la radiación solar en su enorme parasol).

Salvador Calvet

Científico. Presidente de Red REMEDIA y director del Instituto de Ciencia y Tecnología Animal de la Universidad Politécnica de Valencia.

“La agricultura y la ganadería desempeñan un papel relevante en el cambio climático y no deben eludir su responsabilidad”

El científico Salvador Calvet, o ece una visión clara de un problema que en lugar de reducirse está creciendo, con un alto coste para el medio ambiente. Foto cedida por el autor

Eva Rodríguez

Agencia Sinc. Derechos: Creative Commons

Salvador Calvet es el presidente de la red de científicos que trabajan en España para mitigar las consecuencias de la crisis ambiental desde el sector agrícola y ganadero. “La ganadería intensiva, en la medida que gana tamaño y se desvincula del territorio, tiene más difícil llegar a la sostenibilidad”, asegura.

No debemos olvidar los impactos ambientales indirectos, es decir, lo que se generan fuera de la propia granja, como es la producción de los alimentos consumidos por los animales En función de lo que comen, los animales producen más o menos metano en su proceso digestivo y son más o menos eficientes en el uso de nutrientes. El retorno de estiércoles al campo debe ser el adecuado. Las producciones agraria y ganadera son muy sensibles a los impactos del cambio climático, con el consiguiente riesgo de seguridad alimentaria. Tampoco debemos olvidar los impactos ambientales indirectos.

El impacto del sector agroforestal en el medio ambiente, así como su contribución al cambio climático, son algunos de los desafíos a los que se enfrenta la producción alimentaria. El científico Salvador Calvet, presidente de Red REMEDIA, centrada en la mitigación del cambio climático en el sector agroforestal en España, y director del Instituto de Ciencia y Tecnología Animal de la Universidad Politécnica de Valencia, explica estos y otros retos de la producción ganadera actual.

–¿Cómo se establece que una producción ganadera es sostenible?

–La verdad es que no existe una definición oficial o científicamente clara que establezca dónde está el límite entre lo que es producción sostenible y lo que no. Entre otros motivos, porque el propio término de sostenibilidad tiene a su vez varias componentes, no solo la ambiental, sino también la social y la económica. Por tanto, sería más adecuado hablar de grados de sostenibilidad.

–¿Qué elementos se consideran para determinar dichos grados?

–Las producciones ‘a priori’ más sostenibles serían aquellas más ligadas al territorio, considerando el origen mayoritariamente de proximidad de su alimentación, y el retorno de estiércoles a campo de forma adecuada, es decir, en los tiempos, dosis y modo en los que requiere cada suelo y cultivo. Evidentemente, las producciones más extensivas —considerando que también existen grados de extensividad— están más cerca de esa sostenibilidad ambiental, incluso con grandes beneficios colaterales en materia de servicios ambientales más allá de la propia producción de alimentos.

–¿En qué lugar quedaría la ganadería intensiva?

–Las producciones intensivas, en la medida que ganan tamaño y se desvinculan del territorio en el que se encuentran, tanto a nivel de producción de alimentos como de gestión del estiércol, tienen más difícil llegar a esa sostenibilidad y por ello es necesario un mayor control. Es importante resaltar que intensividad no necesariamente implica falta de sostenibilidad ambiental, pues hay granjas intensivas ligadas al territorio. Por ejemplo, buena parte de la producción bovina.

–¿Cuáles son los mecanismos para frenar los impactos ambientales de este tipo de producción ganadera?

–Los directos, generados en la propia granja, son conocidos. También hay mecanismos técnicos y legales para reducirlos. Pero no debemos olvidar en ningún caso los impactos ambientales indirectos, es decir, los que se generan fuera de la propia granja, como es la producción de los alimentos consumidos por los animales. Desde un punto de vista técnico, se conocen los procesos de emisión y cada vez existen más estrategias (de manejo o tecnologías) que permiten reducir sus emisiones. A escala legal, se están renovando las normativas de ordenación de los sectores productivos más intensivos (porcino en 2020, aves en 2021 y bovino previsiblemente en 2022), en los que se contempla la obligatoriedad de que las granjas reduzcan de forma muy relevante sus emisiones y otros impactos ambientales.

>>> Ganado bovino pastando libremente en los prados. Foto: Jan Temmel, en Pixabay.

–¿Y para los impactos indirectos?

Estas normas se complementan con otras de carácter más general en las que se regula el registro y reporte de las mejores técnicas disponibles utilizadas en granjas (normativa de próxima publicación), la actualización de la protección de las aguas subterráneas contra la contaminación por nitratos (aprobada en enero de 2022), o de fertilización sostenible en suelos, que también se publicará próximamente. Lo que deberemos es centrar nuestros esfuerzos en que esas normativas se cumplan de forma efectiva, aportando el conocimiento científico para que así sea.

–Ha estudiado cómo la dieta de animales, como los cerdos, impacta en las emisiones que genera una explotación. ¿Cómo influye esto en el medioambiente?

–En efecto, la alimentación de los animales en las granjas tiene un papel ambiental fundamental. En primer lugar, porque según la composición y procedencia de la dieta, esta implica unas u otras cargas en el medioambiente. Es algo especialmente importante en la producción intensiva de cerdos y aves, algo menos en los rumiantes. En segundo lugar, porque en función de lo que comen, los animales producen más o menos metano en su proceso digestivo (muy relevante en rumiantes), son más o menos eficientes en el uso de nutrientes (implicando menos o más consumo de pienso), tienen más o menos pérdidas en forma de excreciones y, por tanto, generan más o menos emisiones asociadas al estiércol. En definitiva, la alimentación tiene un papel central en la eficiencia de producción.

–¿Cómo ha evolucionado la alimentación de los animales en las granjas?

–Considerando de forma conjunta los efectos de la mejora genética y las mejoras en instalaciones, la producción animal ha mejorado mucho su eficiencia en el uso de los nutrientes. Sin embargo, es necesario ir más allá de la eficiencia, sobre todo en sectores muy intensificados que, por muy eficientes que sean, de forma agregada pueden sumar importantes impactos ambientales.

–Es presidente de Red REMEDIA, una red científica en la que colaboran investigadores de diferentes centros entorno al sector agroforestal. ¿De dónde surge esta iniciativa y por qué está centrada en el cambio climático?

–La Red REMEDIA surge a partir de un primer workshop organizado en Bilbao en 2012, con el objetivo de aglutinar las investigaciones relacionadas con la mitigación y adaptación al cambio

El presidente de la Red REMEDIA ex lica que no existe una definición oficial o científicamente clara que establezca dónde está el límite ent e lo que es producción sostenible y lo que no. Foto cedida por el autor.

climático en agricultura, ganadería y medio forestal. Surge por iniciativa de un grupo de investigadores jóvenes que creían en una forma de hacer ciencia más cercana, coordinada y comprometida con la sociedad. Se centró en cambio climático al ser una disciplina en la que ya se trabajaba en países de nuestro entorno, pero sin una cobertura científicamente coordinada a escala nacional. Desde ese primer taller quedó demostrado que en España tenemos una gran capacidad científica para abordar el reto climático en la producción primaria. No solo por los grupos de investigación existentes, sino sobre todo mediante la colaboración entre disciplinas muy entrelazadas, que van desde los propios sistemas de producción hasta la consideración de elementos económicos y sociales.

–¿Qué problemas debe afrontar Europa a este respecto (seguridad alimentaria y el cambio climático) en el futuro?

–El cambio climático supone un gran desafío para la agricultura y la ganadería. Aun cuando la quema de combustibles fósiles es claramente la mayor fuente emisora de gases efecto invernadero, la producción agroalimentaria desempeña un papel relevante y no debe eludir la responsabilidad de reducir estas emisiones en la parte que le corresponde. En segundo lugar, las producciones agraria y ganadera son muy sensibles a los impactos del cambio climático, con el consiguiente riesgo de seguridad alimentaria. Lo son directamente, por ejemplo, aumentando el estrés térmico de los animales o el estrés hídrico en las plantas. Y lo son indirectamente, por ejemplo, a través de la transmisión de enfermedades emergentes. Esto plantea un importante reto que es garantizar la producción alimentaria de una forma mucho más respetuosa ambientalmente, reduciendo la dependencia de materias primas de origen global.

–Además del cambio climático, ¿qué otros obstáculos sobrevienen a la producción alimentaria?

–Se enfrenta a otros retos como reducir los impactos en los ciclos de nutrientes (especialmente nitrógeno y fósforo) o los efectos sobre la biodiversidad global, que son probablemente los más afectados actualmente por el sistema agroalimentario. De todos ellos se hace eco la estrategia “De la Granja a la Mesa" de la Comisión Europea.

–¿Qué papel tiene España dentro de la Unión Europea en el estudio del impacto de la producción ganadera?

–Los centros de investigación tienen un alto nivel, con gran relevancia a escala internacional y participan regularmente en iniciativas como la Global Research Alliance, con proyectos de coordinación como las acciones COST, del programa marco de la Unión Europea o del programa LIFE. Todo ello se hace cada vez más de una forma integrada, es decir, abordando el conjunto de retos ambientales de la producción, y no solo el cambio climático.

This article is from: