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revista literaria de la generaciรณn 2018-2021 Prepa Sigma
índice Antes de comenzar el viaje, por Carlos Hernández Babún primera parte // SOBRE VIAJES Cosas nuevas, por Jesús Ernesto Castro Rocha Viajeros, por Samantha García Suárez Nueva vida, por Christoper Andrés Rayas Gutiérrez Amigos, por Daniel Martínez Caballero segunda parte // POR LA CIUDAD Divirtiéndonos, por Christoper Andrés Rayas Gutiérrez El tour en la oruga, por Daniela Estrada Gutiérrez tercera parte // LOBOS Y CAMPESINOS Se hace de noche, por Francisco Uriel Ramírez Núñez Dead forest, por Omar Michel Santamaría Padilla Sin memoria, por José de Jesús Luna Torres En el bosque, por Andrés Espinobarros Vargas Sólo es un sueño, Myriam Yosselyn Rodríguez Zúñiga Huellas rojas, por Luis Adrián León Guerrero cuarta parte // CATACUMBAS Bonito día para morir, por Cinthia Paola Lozano Montiel Unas horas después del miedo, Danna Fernanda Rodríguez Galván ¿Estás lista?, por María Sofía Garay Macías Mi destino final, Daniel Martínez Caballero El túnel, Samantha García Suárez quinta parte // VIAJES SIN RUMBO PRECISO Nuestro destino es estar juntos, por Samantha García Suárez Yo no les contaré mi historia, por Karime Navarro Ibarra Mis raíces… ¿Quién soy?, por Camila CalderónZaballa
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revista literaria de la generaciรณn 2018-2021 Prepa Sigma
Revista literaria // Generación 2018-2021
Antes de comenzar el viaje Muchas revistas literarias tienen por fin mostrar las expresiones refinadas o innovadoras de la escritura. Esta no. Y no porque no contenga buenas historias, sino porque su intención principal es otra, quizá más modesta, pero significativa: ser muestra de la voz de una generación. Esta publicación contiene ilusiones, inquietudes, temores, anhelos, pesares y sueños; dudas existenciales, confusiones y alegría desbordante. Todo esto en un coctel adornado con letras. Estas historias son una breve muestra de todo lo escrito durante el curso de Lectura y Redacción II, que llevamos a cabo en forma de “Laboratorio de escritura creativa”. Vimos cosas de forma, sí, pero dimos preferencia al fondo, a la expresión, a los juegos creativos que les permitieran mostrarse con honestidad, confianza y orgullo, tal como son, ante sí mism@s y como grupo. Para ello poníamos algunos ejercicios, a manera de provocación, que les alentaran a soltarse y escribir en la “libreta viajera” que cada
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quién elaboró con sus propias manos al inicio del curso. Los textos incluidos son los que cada un@ de ell@s eligió, a veces por ser el mejor escrito, otras por resultarles más emotivo o personalmente significativo, y están agrupados de acuerdo al ejercicio creativo que les dio origen. El primer apartado, Sobre viajes, surgió de preguntas como ¿qué significa viajar?, o si tuvieras $647, un auto con tanque lleno y la posibilidad de llamar a alguien, ¿a quién invitarías a ir contigo?
El segundo apartado, Por la ciudad, reúne breves crónicas escritas a partir de una excursión que hicimos viajando en la oruga; durante el viaje fueron atent@s a los lugares, personas y dinámicas que ocurren cotidianamente en nuestra ciudad. Los textos del tercer apartado surgieron a partir de un juego de rol, Lobos y campesinos, para el cual se utiliza una baraja para repartir personajes al azar y que trata de
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descubrir entre todos quiénes son los campesinos que durante la noche se convierten en lobos y acechan la aldea. Catacumbas, el cuarto apartado, surgió de ver un video sobre un tipo que, con cámara en mano, se pierde durante cuatro horas entre los túneles subterráneos de la ciudad de París. Por último, en Viajes sin rumbo preciso aparecen ejercicios sueltos de escritura, que incluían viajar hacia sus raíces o pasado, imaginar qué harían con un boleto de avión abierto o emprender un viaje frente a una circunstancia existencial que cambiara el sentido de sus vidas. ¿Están loc@s, les falta crecer, ya madurarán y entenderán la vida como lo entendemos l@s
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ahora grandes? No lo creo. Más bien pienso que ven las cosas de manera clara, bastante lúcida y sin filtros, sólo que nos causa extrañeza su forma de expresarse porque nos negamos a reconocer el mundo en su terrible y maravillosa complejidad. Así que sería bueno darles su lugar y valorar su voz. Esta revista puede ser el pretexto ideal para comenzar. Así que, como dijeron ellxs, Kulo si no la lees. Carlos Hernández Babún Preparatoria Sigma León, Guanajuato, junio de 2019.
Revista literaria // Generaciรณn 2018-2021
primera parte
SOBRE VIAJES
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Cosas nuevas
Jesús Ernesto Castro Rocha Hay quién considera que viajar es una pérdida de tiempo y dinero. Al contrario, creo que es una de las inversiones más grandes que podemos hacer. Viajar nunca fue tan fácil y por muy ocupados que estemos siempre hay un hueco que podemos utilizar para hacerlo. Hay quienes no encuentran ese hueco, entonces tienen un problema, que es sentirse siempre ocupados. Uno no disfruta la vida cuando no está de viaje, pues cuando uno viaja hace cosas que no suele hacer normalmente. Cuando yo viaje por primera vez a la playa no sabía qué hacer en un lugar nuevo hasta que mis primos me enseñaron a disfrutar en lugares que no conozco y que voy a conocer.
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Viajeros
Samantha García Suárez
Me iría con mi hermano. Sería una experiencia nueva, un tiempo para conocerlo más. No conozco mucho sobre él, pero sé que me acompañaría porque es quien a veces quiere alejarse de casa y olvidarse de sus problemas. Quisiera tener recuerdos y experiencias inolvidables junto a él. Nos iríamos a recorrer el mundo con tan sólo 647 pesos, los cuales juntamos con sus ahorros y los míos. Aunque suene algo tonto e imposible, con tan poco dinero y apenas algo de gasolina encontraríamos alguna forma para seguir, como quedarnos un tiempo en un lugar trabajando hasta conseguir el dinero suficiente para continuar con nuestro camino. No llevaríamos tantas cosas, no daría tiempo, ni siquiera él llevaría su cámara, algo que le importa mucho. Sólo podríamos guardar los recuerdos como una fotografía que se guarda en algo hermoso para toda la vida. Seguiríamos con nuestro viaje, no nos podríamos rendir, aparte es algo en común que tenemos los dos: si nos proponemos algo no paramos hasta lograrlo.
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Me gustaría mucho viajar a Francia. Pienso que al llegar nos quedaríamos un poco más que en los demás lugares que visitaríamos. Serían nuevas experiencias y aventuras que viviríamos juntos, haríamos cosas que nos gustarían a ambos y que nunca nos atrevimos hacer. Sería un viaje muy largo y complicado, pero valdría la pena porque viajaría con la persona correcta.
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Nueva vida
Chistoper Andrés Rayas Gutiérrez Yo le llamaría a Castro, porque sé que él, a donde quiera que yo vaya, no me dejará sólo. Nos iríamos a un balneario o un lugar, una presa que quede lejos de nuestras casas y de la preparatoria. Sentiríamos mucha mucha alegría al saber que estamos disfrutando de una tarde de diversión. Observaríamos todo el paisaje al ir por la carretera. Al encontrar de repente lagunas o hierbas a su lado, compraríamos comida y a disfrutar de todo, dejando atrás la preparatoria. Después del balneario nos iríamos con más de medio tanque a otro país, no sé, a Estados Unidos a conocer las Vegas con un de viejas. Con el poco dinero que nos queda compraríamos algo para comer y ropa. Si nos quedamos sin dinero creo que
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venderíamos el carro para poder establecernos y comenzaríamos a trabajar para poder continuar esta bella aventura sin vuelta atrás. Cuando volvamos a juntar o ahorrar un poco más de dinero nos iríamos a otro país a conocer más sobre el mundo. Creo que recorreríamos todo el mundo usando esta técnica: sin importar el pasado enfrentaríamos esta nueva vida, llena de lujos, pero también raros momentos, veríamos la agricultura o lo mejor qué tiene este país. Sería raro, pero muy divertido a la vez porque es como si solo existiéramos él y yo en este mundo, es un amigo muy especial y creo que los dos dijéramos “chingue su madre, vamos a ver qué nos encontramos o que nos prepara el destino”, pero siempre disfrutando y gozando de lo bueno que nos está dando esta nueva vida.
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Amigos
Daniel Martínez Caballero Hoy me desperté con una sensación muy rara. Justo el día de ayer mataron a alguien afuera de mi casa, como a 3 metros y me di cuenta de una pequeña cosa tan importante: que la vida se puede ir como el agua entre los dedos y eso me dio una sensación muy buena a mi parecer, porque me abrió los ojos y la única persona con la que me siento a gusto es con mi gran amigo Jorge.
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Él es una persona a quien conozco desde hace 10 años y es mi mejor amigo. Con él podría ir hasta a donde el viento nos pare. Sé que le puedo hablar en cualquier instante y ahí estará. El día de hoy hablé por teléfono y le dije “¡vámonos! Hoy sólo quiero algo de tiempo con la persona con la que más puedo confiar. Corre, tengo el tanque lleno de mi carro y 647 pesos”. Él sólo contesto “voy para allá” y yo muy seguro le conteste “arre”. En el camino a no sé dónde nos paramos a comer unas hamburguesas, en un restaurante muy cerca de la carretera. Sin conocer el tiempo ni lo que podría suceder, simplemente por obra de arte llegamos a la playa y rentamos un hotel en 150 pesos. Dormimos y en el siguiente día, caminando en la arena, me encontré con muchos amigos como Jacqueline, Omar, Axel, Myriam y Paulina. Nos juntamos y rentamos una casa en airbnb después nos invitaron a una fiesta y tuvimos una de las mejores en la historia. Al día siguiente sólo caminamos en la arena pensando en lo que íbamos a hacer una vez más. Esto deja en claro que, a pesar de los momentos malos que hemos tenido, sólo son pruebas que nos ponen para ver si en verdad somos los mejores amigos.
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segunda parte
POR LA CIUDAD
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Divirtiéndonos
Chistoper Andrés Rayas Gutiérrez Primero salimos todo el grupo a tomar la oruga en el boulevard Torres Landa. Nos subimos a una un poco sola y avanzamos todo el boulevard, observando carros, locales y muchas personas a su alrededor. Luego tomamos el boulevard Camelia, después el López Mateos y así llegamos a la base de San Jerónimo. En el transcurso de la oruga llegó un muchacho de rehabilitación pidiendo una moneda;
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luego llegó un señor que venía de Honduras y el profesor Babún le compró una paleta junto a más compañeros. Luego mi compañero Daniel le preguntó al chófer cómo se llamaba y si le gustaba su trabajo, el contesto con toda sinceridad. Llegamos a la zona centro y había dentro de la oruga alrededor de 40 pasajeros. La neta el calor era horrible, supongo que a unos 28°C. Cuando venía de regreso empezamos a jugar todo el grupo, hasta el mismo profe Babún, a “qué probabilidad hay”. Estuvo divertido el regreso pues todos hacíamos retos y los teníamos que cumplir sí o sí. En conclusión, este viaje me gustó mucho porque vivimos nuevas experiencias como grupo y cada uno de nosotros en lo personal también.
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El tour en la oruga Daniela Estrada Gutiérrez
Salgo de la escuela y voy consumiendo mi comida. Llego a la base y en menos de 5 minutos empezó mi viaje. Todo era súper divertido. Empezó con risas y carcajadas estúpidas, ya que Chuy empezó con sus tonterías, pero de ser lógico nos callaron a todos. Al continuar mis compañeros siendo tan caballeros, tomaron asiento en lugar de ofrecerlo. Seguimos observando todo y a mi amiga la golpearon en la cabeza (fue muy gracioso), al mismo tiempo una señora se sentó junto a mi amigo Chuy haciendo expresiones faciales muy
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graciosas, mientras que Cholo se recargaba en la puerta observando toda la ciudad. Pasando unos minutos, Sami y yo decidimos sentarnos, en ese momento a ella se le pegó un chicle, y sí, fue asqueroso pero a la vez gracioso. Enseguida llegó un chico que repartía volantes para drogadictos y/o alcohólicos, el folleto sólo se lo dio a mi amiga y en chiste le comente: “te vieron cara de alcohólica”; su expresión fue la más graciosa que jamás allá visto. Al continuar, bajó un chico que no era nada feo sino todo lo contrario. Mi compañera le preguntó “disimuladamente” cómo se encontraba en redes sociales y con una muy linda sonrisa nos lo dijo. En ese momento mi amiga me dijo: “tienes que buscarlo”. Ya después de esto comenzó a sentirse calor. Dana, Paola y yo no lo soportábamos, pasaron minutos, y subió un bebé con un juguete el cual tenía un ruido estresante y perturbador. Pasando unos metros, subió un hombre humilde vendiendo, dulces algo muy lindo. Dos minutos después llegamos a la base de San Jerónimo, continúa mí recorrido a Delta. Entramos corriendo a la oruga (para poder tomar asientos), pasan unos metros y de nuevo encontramos al señor de los dulces. Mis amigos tuvieron la maravillosa idea de jugar para no aburrirnos durante el camino, así que comenzamos con “que probabilidad hay…”, y claro, el profesor Babún comenzó igual con nosotros hasta llegar a nuestro destino.
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tercera parte
LOBOS Y CAMPESINOS
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Se hace de noche
Francisco Uriel Ramírez Núñez Me gustó cuando jugamos a lobos y a campesinos. Estábamos imaginando que estábamos en un pueblo hace mucho tiempo y, de repente,
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se hacía de noche y se escuchaban lobos. Los campesinos fueron a checar, a ver qué estaba pasando, y de pronto salió un lobo de la casa de un campesino y pues se refugiaron más. De pronto llegó una bruja y curó a los campesinos que mató el lobo. Cuando se hizo de noche apareció una niña que veía todo. Al ocurrir algo llora la bebé y pues así se dan cuenta que hay lobos. Pasaron tres días y ya no había movimiento en el pueblo. De repente se hizo de noche y se escucharon ruidos, pues se comieron a la bebé y los campesinos no sabían que hacer.
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Dead Forest
Omar Michel Santamaría Padilla Y ahí estábamos, mis amigos y yo, acampando como cada fin de semana. Todo estaba normal y tranquilo, asando salchichas. De pronto, mi amiga Myriam escuchó un extraño ruido proveniente de los árboles de alrededor. Fue a investigar, pero no volvió, así que fuimos a revisar lo que había pasado y cuando la encontramos estaba en mal estado, con rasguños en la cara y en el abdomen. Entonces ella habló de un lobo, pero no era cualquiera: era un lobo con colmillos grandes, de un color muy negro y con ojos brillantes amarillos. Entonces fuimos a investigar a una pequeña aldea que hay cerca, que curiosamente estaba abandonada, o bueno, eso creíamos, hasta que encontramos cadáveres de personas con muchos rasguños y mordidas así que ellos ya habían sido atacados por los lobos. Paulina, una amiga de nuestro grupo, empezó a ver que una jauría de lobos se acercaba a nosotros, así que nos escondimos en una cabaña de la misma aldea, nos quedamos adentro, pero alguien tenía que revisar si seguían afuera. Babo salió, pero nunca regresó. Los lobos ya lo habían capturado, pero
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curiosamente no había rastros de sangre, así que salimos de la aldea para buscar al muy imbécil. En nuestra búsqueda sentimos un ambiente muy pesado y oscuro. De repente mucha neblina brotó y en eso se nos apareció una bruja. Nos asustamos mucho porque sabíamos de lo que era capaz de hacernos, pero yo bien inteligente (genio yo, genio) hice un trato con ella: si nos ayudaba a rescatar a nuestro amigo nosotros le ayudábamos a exterminar a los lobos. Ella nos contó que los lobos hacían mucho desastre en el bosque, y que son de otro mundo, un mundo
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desconocido que el humano no podría ni imaginarse. Para que estos dos mundos se conecten es necesario un portal y para invocarlo es necesario un humano sacrificado. También nos comentó de más criaturas que a veces habitan aquí, pero dijo que unas de esas criaturas son inteligentes, mucho más que la raza humana y que planean abrir ese portal para traer destrucción y total oscuridad a la Tierra. Después de todo lo que la bruja nos dijo sentimos la responsabilidad de evitar tal destrucción y rescatar a nuestro amigo del sacrificio. Fuimos en busca de Babo, soportando fríos despiadados e infernales desiertos; escalamos hasta la última parte del bosque (referencia time) para encontrarnos con una especie nueva, que eran de un tono entre morado y negro. Para nada se veían amigables, así que en cuanto nos vieron empezaron a perseguirnos para asesinarnos, pero la bruja no huyó, se quedó a enfrentarlos con mucha furia y enseguida fuimos a ayudarla. Con trabajo en equipo pudimos acabarlos, pero una horda de ellos se acercaban rápidamente y tuvimos que escapar lo más rápido posible para encontrar a Babo. Después de caminar mucho y toparnos con más enemigos llegamos al ritual de sacrificio. Vimos a Babo en medio de una gran mesa y atado, con lobos y un hombre espejo llevando a cabo el ritual. Entonces nos ideamos un plan para poder acabar con esto de una vez por todas: la bruja iría contra el hombre espejo, Paulina y Myriam irían contra los lobos y yo desataría
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a Babo y lo sacaría de ahí. Fui rápidamente a sacarlo y cuando estaba terminando de desatarlo el hombre espejo me aventó; la bruja quiso atacarlo, pero también la golpeo, entonces me levanté del suelo, herido y cojeando, pero no era impedimento para seguir peleando. Agarre una gran piedra y llamé la atención del hombre y, en cuanto se acercó, se la avente en su rostro, dejándolo quebrado y a su misma vez muerto. Ya sólo faltaba cerrar el portal, así que la bruja hizo un hechizo para frenarlo y cerrarlo completamente. Ya con nuestro amigo a salvo, al igual que nosotros nos despedimos de la bruja, pero esta nos dijo ellos son vengativos y que en cualquier momento pueden regresar y más fuertes, así que le dijimos que puede contar con nuestra ayuda si eso pasa. Ya en el camino de regreso Myriam me preguntó que si yo creía que esto era todo. Le respondí que sólo era el comienzo…
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Sin memoria
José de Jesús Luna Torres Amanecí en medio de un bosque, desnudo, sin nada. Con un frío hasta las venas, sentí miedo porque no traía ropa. El bosque estaba muy solo. Parecía que habían bajado las nubes del cielo. Con gran temor me recosté en un tronco para tratar de recordar lo que había pasado, quién soy, dónde me encuentro. Sólo había troncos que mi imaginación veía como personas mirándome fijamente. Sentía que me caminaban pequeñas hormigas, pero era el frío que ya estaba calando más de lo normal. Me recosté para pensar en lo que había pasado. Solo en medio de la nada, recostado pensando, me vino una ilusión o no sé si era realidad. Me sentía confundido porque a metros de dónde estaba veía rojo de gente con sangre. Estaba ahí mi ropa, no creía lo que estaba viendo. Me asusté y empecé a correr de la nada para encontrar un refugio. Me sentía perseguido por los árboles que creía me miraban. Parecía que escuchaba voces, pero sólo era mi mente o mi autoestima que estaba trabajando dentro de mí con un gran dolor de cabeza.
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Estaba en medio del bosque, corriendo hacia un lugar desconocido. Quería llegar deprisa hacia el pueblo que según yo recordaba. Corriendo sin parar me encontré a una niña que me decía “ven, sígueme, te ayudo a encontrar mi pueblo”. Decía que era yo como conocido, como si algunos días hubiera estado ahí, con ella. Me veía con temor. Me quedé con cara de asombro por lo que dijo, pues yo no recordaba nada. Absolutamente nada pasaba por mi mente, sólo gritos de desesperación. Después de 15 minutos llegamos a un pueblo donde las personas eran muy calladas, un pueblo muy silencioso que parecía embrujado, habitado por campesinos con casas de madera y ladrillos mal acomodados. Recorrimos las calles llenas de escombros y basura, como si hubiera pasado una bestia, una catástrofe. Al poco tiempo me di cuenta que los aldeanos me veían con miedo, angustiados, como si yo hubiera causado daño a sus familiares. No entendía por qué me veían con esas caras. Al anochecer me recosté en un pajal, lugar que encontré para quedarme a dormir y poder descansar. Después de una tarde tan preocupante de miradas escasas, de labios apretados y miradas bajas me acosté en la paja para dormir. Sin razón alguna soñé que yo era el lobo. Las caras que había visto en la mañana aparecieron en mi sueño. Yo fui el causante de las muertes y las catástrofes sucedidas en la aldea. Yo fui el culpable, pero no sé por qué me comporté de esa forma, como un animal.
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En el bosque
Chistoper Andrés Rayas Gutiérrez Un día, un hombre joven de 26 años manejaba su coche en una carretera larga con un denso bosque a su lado. No podía ver el final del camino, sólo lo que las luces del coche alcanzaban a alumbrar. Casi dormido el hombre seguía su camino. Después de unos minutos, casi con los ojos cerrados por completo, le sorprendió una luz tenue frente a él que cada vez se hacía más grande y brillante. De repente se escuchó un sonido fuerte y sin poder reaccionar chocó de frente contra un camión. Despertó en la cabaña de un pueblo pequeño, a la mitad del bosque que pensaba que estaba a un costado de la carretera. Desconcertado, salió en busca de respuestas. Vio que era un pueblo en el que aún se usaban candiles antiguos para iluminar las calles y las casas. Investigando en busca de respuestas se encontró con un hombre fuerte que estaba alistando algunas armas. Aún más intrigado, le preguntó en dónde se encontraba, a lo que este otro hombre le respondió que en un lugar maldito. Siguió con el cuestionario, preguntándole por qué había dicho eso, a lo
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que el hombre contestó que en la noche pasaban cosas malas. Preocupado, quiso saber sí para eso preparaba las armas, a lo que el hombre contestó que era un cazador y que buscaba acabar con dos hombres lobo que habían atacado a su pueblo por años, cada noche. “Tengo que salir de aquí”, pensó el joven, así que recorrió el lugar y volvió a preguntarle al cazador cómo irse de ahí, a lo que el hombre respondió “hoy no lo harás, como puedes ver esta anocheciendo y no seguro. Lo mejor es que te vayas mañana al amanecer”. Después de pensarlo por unos minutos accedió a la propuesta de cazador. Quiso saber dónde podía pasar esa noche, a lo que el cazador le contestó que podía hacerlo en la cabaña en la que despertó. “Es un rato, nadie vive ahí”, le dijo. El hombre se iba agradecido a la cabaña, cuando el cazador le dijo una última cosa: “pase lo que pase, no abras la puerta, no importa lo que escuches, no te asomes por las ventanas”. El joven apresuró su camino a la cabaña. La noche era callada, pero por la incertidumbre no podía dormir. A pesar de las advertencias el cazador abrió la puerta para ver qué pasaba, cuando de la nada y de una forma rápida fue atacado por un lobo.
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Sólo es un sueño
Myriam Yosselyn Rodríguez Zúñiga 11:30 pm. La casa en silencio, mi habitación fría y mis pensamientos paralizados. Mi mente completamente en blanco. No hay nada aquí, sólo yo y mi eterna compañía, la soledad. Frente a mí un espejo por el cual veo mi reflejo: el cabello hecho un desastre, la mirada perdida y los ojos con ojeras muy moradas debajo. Tengo frío, sólo llevo puesta una playera blanca y un pantalón. Mis pies no tienen calcetines y mis manos están heladas. Por un momento pensé en la monótona vida que llevaba, pero... ¿qué se supone que haga una chica de 16 años a esta hora? ¿O a cualquier hora? ¿Qué se supone que haga yo? ¿Qué hago? Siento que mi mente va a mil por hora y que en cualquier momento mis ojos se desprenderán de mi cabeza. Siento una pequeña presión en mi pecho que no me deja respirar y que ni siquiera con mi inhalador se quita. Me quiero ir de este lugar, quiero correr y correr hasta más no poder y sólo gritar y encontrar una explicación de por qué estoy viva… Quiero ya llenar este vacío que siento y sólo estar en paz.
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Me recuesto un poco y dejó de pensar en todo y en nada a la vez. Pongo mi canción favorita y empiezo a cantar para olvidar la pequeña crisis existencial que tuve y en el intento de relajarme. Me quedo dormida, despierto y veo mi teléfono. Sólo son las 11:36. “¡Demonios sólo dormí 3 minutos, sentí que fueron horas!” Me levanto, me quito los audífonos y me asomo por la ventana, veo cabañas y fogatas encendidas. “¿Qué demonios está sucediendo?” Abro la puerta de mi cuarto y me sorprende que un grande bosque obscuro, tenebroso y frío tomó el lugar de mi sala. Salgo lentamente para averiguar en dónde estoy y siento un escalofrío que sube por mis piernas hasta llegar a mis cachetes, los bellos de mis brazos se erizan, siento mis labios resecos y mis manos heladas de nuevo. Respiro y veo que mi aliento sale en forma de humo espeso. Me doy la vuelta para volver a entrar a mi cuarto ya que ese lugar parecía no ser muy agradable y ya no estaba, mi cuarto ya no estaba ahí. “¡Que carajos!” No sé qué hacer, estoy asustada, todo parece un sueño o más bien una pesadilla. “Exacto, sólo es un sueño.” Pllizco mi brazo izquierdo para despertar, pero mi intento fue fallido. “Definitivamente no es un sueño, pero ¿qué es este lugar?” Me marcho de ahí porque tengo frío y mucha hambre; mientras más me adentro en aquel bosque oscuro más me parece intrigante... camino y camino y camino, hasta que “crack”, escucho el sonido de rama rompiéndose. Volteo asustada
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hacia mi derecha y veo a un tipo alto, delgado y muy atractivo para mis ojos, vistiendo un pantalón negro y sudadera gris un poco rasgada. Al parecer… sí, era sangre lo que había en su rostro. - Oye, ¿estas bien? -digo preocupada. - Si lo estoy, pero si no te escondes rápido la que va a estar mal serás tú, - contesta aquel joven. - Espera, ¿de qué hablas, -le pregunto. - No eres de aquí, ¿cierto? Jamás te había visto por estos rumbos, -sostiene. - Así es, no soy de aquí y más vale que me expliques lo que está pasando, ¡no entiendo nada! - Wow, wow, tranquila, no te desesperes… por cierto, eres un poco mandona, ¿no crees? - ¿Quién? ¿Yo? Para nada, sólo que... estoy asustada. - Sí, deberías de estarlo, es un verdadero caos por aquí. - No me estas ayudando mucho diciéndome esto –le reclamo. - Lo siento, sólo trato de decirte cómo está la cosa por aquí, pero primero dime tu nombre. - Y ¿en que ayudará que te diga mi nombre? - Tú sólo dímelo. - Mi nombre es Emma, ahora tendrás que decirme el tuyo. - Bien, Emma, mi nombre es Miguel. - Oh, qué lindo nombre, te diré Mickey. Platico un rato más con Miguel y me explica: cada Luna llena se hace una matanza en la cual
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los lobos de un hechicero de magia negra matan a gente del lugar, con el único motivo de rendir adoración al dios de las tinieblas, el santo de la noche, el señor del infierno, ¡Satanás! Escalofriante, ¿no? Los lobos tienen forma de humanos y se camuflan entre nosotros para poder ver quién es simple mortal y quién no lo es, y esto sólo es posible en Luna llena porque su luz recarga la magia del hechicero, el cual es su dueño y les da el poder de tener más fuerza y estar entre nosotros. También hay un brujo bueno, que tiene el poder de ver y distinguir a los lobos para cuidarnos y cazarlos antes de que ellos nos maten primero. En realidad, pienso que es una broma todo este cuento de los lobos y Satanás, pues siempre he sido muy escéptica. Me cuesta demasiado creer en lo que me cuenta Mickey. También me comenta que él fue víctima de los lobos, pero el brujo bueno alcanzó a salvarlo. “En este momento yo estaría muerto, de no ser por el brujo”, Dice el chico demasiado asustado. “Fue horrible, desgarraron mi ropa y mi cara.” La verdad sí se ve muy mal, así que por las dudas le pregunto cómo puedo salir de aquí, a lo que contesta que esto sólo es un sueño y que yo tengoel poder de despertar cuando yo quiera. ¡Pero no puedo, ya lo he intentado de muchas maneras y todo es en vano! Luego de tener esta charla con él, le pido que me lleve a un lugar seguro y él con gusto acepta. Ahhh, es tan lindo. Caminamos y caminamos hasta llegar a una cabaña muy grande y rústica donde se encuentra
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mucha gente, entre la cual se encuentran mis amigos ¿Qué se supone que hacen aquí ellos? No lo sé en realidad, pero bueno, así son los sueños, supongo... estando en ese cálido lugar se acerca Laila a mí, con el pelo rubio y vestiendo pans y una camisa negra. - Hola Laila, -digo muy feliz porque por fin logro ver un rostro conocido. - Hola Emma, que bueno que llegas, sólo tú nos podrás salvar, - me dice con cara de emoción. - ¿Salvar? ¿Cómo podría yo salvarlos?
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- ¿No lo sabes? Tú estás aquí para salvar al pueblo de la malvada magia del hechicero negro. - Jajaja, sí, claro, a duras penas me sé lavar los dientes y quieres que salve a todo un pueblo de la magia del hechicero de Satanás… yo creo que no, ¡me voy! - No, espera Emma, por favor, eres nuestra única salvación, La verdad no estoy muy convencida de ayudar a esta gente, pero, qué más da, al final sólo es un sueño. - Tienes que ir con el brujo para que te expliqué tu destino, - dice Mickey. - ¿Mi destino? - Respondo con cara de asustada. - Sí, tu destino, tú sólo ve y ya. - ¿Y cómo saber en dónde se encuentra? - Créeme, sólo lo sabrás. - Bien. Camino hacia la cabaña del brujo y me encuentro a Jorge usando una playera de rayas, pantalón negro y tenis blancos, el cual es mi amigo en la vida real. - ¡Jorgeeeeee, que emoción que estés aquí! La verdad estoy demasiado feliz de verlo. - Hola Emma, vengo a ayudarte con lo de tu futuro. - ¿Tú vas a decirme en donde está el brujo? - Aún mejor, yo voy a decirte tu futuro. - ¿Como por…? - ¿No lo entiendes? Yo soy el brujo, mensita. - Ohhhh, jajaja.
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Jorge me menciona que tiene la misma magia que el hechicero, pero que la suya funciona con la luz del Sol no de la luna, por lo cual se le llama magia blanca. Me siento cada vez más confundida. - Tendrás que ser un lobo por esta noche Emma, así podrás advertirnos de los peligros y podremos salvarnos, - dice Jorge. - ¿Yo, un lobo? ¿Pero qué no se supone que los lobos son malos? - Sí lo son, pero tú no tienes que ser mala, solamente vas te convertirás para que nos digas quiénes son y poder matarlos antes que ellos nos aniquilen. - Pero escuche que tú tienes el poder de ver quiénes son. - Lo tenía, pero al utilizar por demasiado tiempo mi poder se fue desgastando y ni el Sol puede recargar mi magia. - Oh, entiendo. - Bien, ahora acompáñame... El brujo me lleva a su cabaña, donde me da el poder de ser un lobo. En este momento mi visión se vuelve blanco y negro, mi olfato se vuelve espléndido y me rasco con los pies. Es muy extraño, pero a la vez fascinante. Me gustaría más ser un león, pero pues es lo que hay. Platicando con el brujo me dice que sólo durante la noche de Luna llena seré en un lobo, y por el día tendré el mismo aspecto de la Emma de siempre.
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- ¿Y qué pasa si mis instintos me llevan a matar a alguien? – pregunto demasiado preocupada. - ¡No Emma! No debes permitirlo, de lo contrario estaremos perdidos, - responde tajante. La verdad, el brujo suena muy creíble. Es de noche, voy camino a mi casa y encuentro a mi mejor amigo de la vida real, Óscar. “¡Hey Óscar, holaaa!”, le grito con todas mis fuerzas. Él se acerca corriendo y me abraza. “Hola Emma, qué bueno que te encuentro, te extrañaba mucho”, me dice muy contento. Al platicar con él lo veo un poco nervioso y ansioso, por lo que le pregunto qué tiene y sólo me dice “me tengo que ir antes de media noche, lo siento.” No pienso decirle nada de lo que había pasado con el brujo, porque por más que le tengo confianza nadie debe saber mi secreto. Pero qué demonios, él es lobo, olvidé por completo que yo podía ver si era humano o lobo, qué torpe... Pero ahora cómo haré para matarlo, tendré que escoger entre él o Laila. Es una difícil situación. Llego a las cabañas y me quedo impactada por que hay mucha gente que yo conozco y ahora veo que son lobos. Nadie más se da cuenta de ello más que yo. Por fin el momento ha llegado, ya es hora de empezar a cazar lobos... Volteo a ver mis pies y ahora son patas de perro, bueno de lobo, pero me parecen de un perro. “¡Oh cielos, ya soy un lobo!, ¿ahora, que?” Siento la enorme necesidad de saborear carne de humano, tomarme su sangre como si fuera agua y que
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en mi boca escurra líquido rojo para después sacar mi lengua, chupar mi rostro y disfrutar de su sabor. ¿Pero que me está pasando? Así es amigos, me estoy volviendo salvaje. Cierro los ojos por un segundo. Los abro y veo estoy en una rueda con un montón de lobos que son gente que conozco en la vida real. Todos hablan de cómo quieren matar a sus presas. “Quiero arrancarle cada dedo, uno por uno, y después sacarle los ojos y hacer que se los trague, abrirle la panza, sacarle los intestinos y tragarme su corazón y ver cómo se desangra lentamente,” dice Óscar sin escrúpulos. La verdad no me parece tan mala la idea... Poco a poco voy notando como mis instintos me guían a hacer cosas que yo en realidad no quiero, ¿o sí…? Poniéndonos de acuerdo entre todos llegamos a la conclusión de que habrá que matar primero a Rubén, el cual también es mi amigo. ¡Demonios! ¿Qué hago? Bueno, por él no podré hacer nada ya que si les digo que no lo matemos sospecharán de mí. Al estar frente a Rubén y teniéndolo acorralado veo su rostro pálido, su mirada se nota perdida y creo que ya sabe que su fin se acerca evidentemente. No sé qué hacer, sólo me quedo parada viendo cómo todos se acercan a él como si fueran buitres y desprenden cada parte de su piel hasta dejarlo en los puros huesos. Debo admitir que mi olfato percibe el olor a sangre de manera agradable. Salgo rigurosa para cazar mi primera presa y ahí está Daniela, viéndome de manera desesperada esperando a que yo le tenga piedad, pero
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no siento ya ni la más mínima consideración hacia ella, así que me lanzo y le caigo encima, cortádole con una de mis garras su garganta lentamente y empiezo a lamer su cuello. El sabor es exquisito. Ella grita “¡auxilio, por favor, alguien ayúdame!” y yo en tono de burla le digo “JAJAJAJAJA, puedes gritar todo lo que quieras, nadie te escuchara.” Tengo que admitir que escuchar a Daniela gritar y pedir por su vida me hace querer asesinarla con más crueldad. Agarro una cuerda y le entierro espinas. Después, con esa misma enredo a mi presa para que vaya muriéndose en el camino a mi cabaña. Llego, pongo una fogata con dos palos a las orillas y ahí pongo a Daniela. Sólo la veo girar y girar como pollo rostizado, suplicando porque ya no quiere que la queme viva. Me la como y regreso por la siguiente presa. Qué rica sabía. Estando todos poniéndonos de acuerdo para ir por la siguiente víctima, dicen que irán por Laila y obviamente yo me opongo, aunque eso me cuesta la desconfianza de todos. Al final no puedo salvarla y veo cómo se comen a mi prima, pedazo por pedazo. Es desgarrador, pero qué más da, sólo es un sueño. Ya no sé qué hacer, me siento culpable, pero a la vez no. ¿Y si esto es lo que soy? ¿Y si mi destino es ser mala y no buena? No está mal ser la mala del cuento, creo... en fin. Termo matando a todo el pueblo y traicionando a mis amigos… bueno, comiéndome a mis amigos. Y por eso nunca cenen pozole antes de dormir, si no quieren soñar pendejadas como está.
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Huellas rojas Luis Adrían León Guerrero Capítulo I Enero 17 del 2015-23:29 hr. En la península de Kenai, al sur de Alaska, son reunidos nueve amigos para su escapada anual de invierno. Richard Evans se adentra en el bosque nevado con tan sólo una linterna en mano, su vieja chamarra desgastada de color verde y su gorro azul cubriendo su cabello de tono marrón rojizo. Detrás de él estaba su mejor amigo, Víctor Harrison, un chico moreno y delgado que vestía una sudadera gris con la frase “KARMA” escrita en rojo y una bufanda de color vino, lo cual era lo único que le cubría del frío del exterior. Detrás de ellos se encontraban Luna Wells y Noah Takahashi parados dentro de la grande cabaña, de la cual su amigo Takeshi Morí era propietario. Mientras Luna cerraba la puerta Noah se dio la vuelta y se dirigió al sofá que se encontraba junto a las escaleras, en él estaba sentada con su celular en la mano Anna Scott quien traía puesto un suéter de cuello de tortuga de color morado y un gorro negro del cual solo
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dejaba ver unos mechones de su cabello blanco griseo, esto se debía a la enfermedad que padecía llamada albinismo Noah se detuvo frente a ella colocando la mano sobre su teléfono para llamar su atención. - ¿Dónde está Álex? - Amm... No lo sé, creo que está en la habitación de Arthur, seguro haciendo alguna estupidez como siempre, ¿Para qué lo buscas? - Es Emma -se refería a Emma Miller, hermana gemela de Álex Miller- no la hemos visto desde la comida y no sabemos dónde está, Richard y Víctor salieron a buscarla en el bosque, así que quería preguntarle si sabía a dónde podría haber ido. - ¿Qué? ¿Qué no se supone que Takeshi fue tras ella? - Lo mismo pensaba yo, pero Takeshi está bastante ebrio en la cocina lo suficiente como para mantenerse despierto, bueno iré a preguntarle a Álex si sabe algo. Justo después de que Noah subiera las escaleras para buscar a Álex, Anna se levanta y se dirige a la cocina dónde se supone se encontraba Luna, después de pasar a lado de las escaleras y el comedor con prisa llega a la cocina y ve a Luna buscando algo entre los cajones. - Ayúdame-dice Luna mientras cerraba un cajón y abría el siguiente. - ¿Qué estás buscando? - Una linterna. -Ahí no vas a encontrar nada.
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- Estoy segura de que por aquí había una en alguna parte. - Y estás en lo correcto, pero no está en los cajones, recuerdo que Takeshi las guardo junto a los artículos de limpieza. - Espero que sí -Luna cerró el cajón en el que se encontraba y se dirigió a las puertas que se encontraban bajo el lavabo. Al agacharse el saco negro que llevaba puesto rosaba el suelo, abrió una puertilla y tomó la linterna, junto a ella se encontraba un mechero y varios artículos de limpieza. Decidió sacar el mechero para dejarlo sobre la barra que divide el comedor de la cocina, y ahí mismo se encontraba Takeshi Morí, inconsciente, recostado sobre la barra con una botella de lo que parecía ser vino, ya que no parecía buena idea dejar el mechero donde estaba, pues era posible con lo necesitarán para encender la chimenea más tarde. - Vienes? – preguntó Luna dando a entender que iría a buscar a Emma. - Claro, es mejor si vamos juntas. Salieron de la cabaña sin adentrarse en el bosque todavía y prefirieron caminar alrededor de la casa para ver si encontraban algo que les pudiera servir de ayuda. Mientras caminaban las dos en total silencio, Luna observó la puerta del cobertizo que estaba a unos cuantos metros frente a la puerta trasera de la casa. En el costado tenía varios arañazos de 3 centímetros de grosor cada uno.
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-Oh mierda -mencionó Anna en voz baja para ella misma- esto no me gusta. Luna, como si no la hubiera escuchado, siguió caminando hacia el cobertizo. Llegó hasta las marcas que iban desde su cintura hasta unos quince centímetros por arriba de su cabeza y a pesar de que ella era una persona un tanto baja con tan solo un metro cincuenta y nueve aquellos rasguños no pudieron hacerlo un animal pequeño o mediano ni tampoco los alces que habitaban cerca de la zona donde se encontraban. Ambas chicas se detuvieron en la entrada, la cual estaba cerrada con una cadena y un candado. - Tengo una idea -mencionó Luna- puedes volver a entrar a la casa a traer las llaves y pregúntale a uno de los chicos si tienen desodorante y también trae el mechero. - ¿De qué estás hablando? - Hay que abrirlo, podría haber algo de utilidad. - Pero ¿para qué el desodorante? - En spray, necesitamos descongelar primero el candado. - Ah, entiendo, de acuerdo. Anna volvió a entrar en la casa y Luna se quedó para ver si no había otra forma de entrar. Revisó al costado las ventanillas que desafortunadamente se encontraban cerradas. Fue por detrás de la estructura que daba con el bosque para revisar si había otra ventanilla más y así era, pero igual que las demás se encontraba cerrada.
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En ese momento se escuchó un crujir proveniente del bosque. Capítulo II Enero 17 del 2015 23:46 - Aquí tienes Anna –mencionó Arthur dándole un desodorante de spray en su mano. - ¿Segura que no quieren que les ayude? - Gracias, pero no, siempre he querido intentarlo y no dejaré que arruines mi oportunidad. - De acuerdo -mencionó con tono burlesco, levantando las manos y dando un paso hacia atrás. - Una cosa más, ¿sabes si Takeshi tiene las llaves o si las dejo en algún lugar? - Creo que las tiene Noah, deja le pregunto. - Claro. Arthur se da la vuelta y abre la puerta de su habitación que estaba a su espalda. Al abrirla, Anna observa a Noah discutiendo con Alex por el control del DVD. - Falta poco para que se termine, después te puedo ayudar a buscar a la cuatro ojos de mi hermana - dice Álex, en un intento por convencer a Noah para que pueda seguir viendo la película de Armagedón. - Tengo una mejor idea - Noah toma a Álex del chaleco y de un tirón lo levanta de su asiento sin soltarlo- nos ayudas a buscar a Emma y después haces lo que quieras, ¿te gusta esa idea? - Está bien - responde Álex a regañadientes y se quita las manos de Noah de encima
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empujándolo casi golpeándole, haciéndolo para atrás. - Oigan chicos, tranquilos - dijo Arthur con la esperanza de calmar la situación- Oye, Noah, Anna pregunta si tienes las llaves del cobertizo. - Claro – tomó las llaves del bolsillo interior de su chaqueta de cuero y las arrojó a las manos de Anna - No las piedras, son las únicas que hay. - ¡Gracias! - Responde Anna bajando las escaleras, yéndose antes de que Noah terminara de hablar. Arthur saca dos linternas de una pequeña maleta de color negro. -Vamos Álex - Arthur le muestra las dos linternas dando a entender que eligiera una de ellas. Molesto, Álex camina hacia la puerta dándole la espalda a Noah y tomando una linterna de la mano de Arthur sin detenerse. - Mierda - Noah, después de unos segundos de que salieran Arthur y Álex, permanecía en la habitación, suspiro y se dijo para sí mismo ¿Dónde carajos estás? - Refiriéndose a Emma. En el momento en el que se tranquilizó lo suficiente para pensar con claridad salió de la habitación y baja por las escaleras dirigiéndose a la cocina. Una vez ahí, hace otro intento por despertar a Takeshi puesto que la primera vez que lo intento con Víctor no dio resultado y, aunque sabía que no resultaría, lo volvió a intentar, pero tal como había supuesto no funcionó. En ese momento se abre la puerta y se oye gente entrar. Noah se asoma por arriba de la
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barra casi subiéndose a ella para ver quién era, en eso se escucha una persona gritar. - ¡Chicos!, ¡Ayuda...! ¿Hay alguien aquí? era la voz de Víctor casi irreconocible, pidiendo ayuda, y otra voz que parecía ser de Richard, pero solo se escuchaban quejidos y gritos desesperados por su parte. Noah rápidamente salta la barra y se dirige a la puerta. - ¿Que sucedió? - pregunto al ver la razón por la que Richard hacía tanto escándalo. Este tenía su camisa azul desgarrada casi por completo, con algo de sangre en la parte de la espalda que se extendía por el hombro izquierdo y terminaba en el pecho y ya no tenía ni su chamarra ni su gorro. Víctor tampoco tenía su sudadera puesto que se la había puesto a Richard por encima de su espalda y ya se encontraba manchada de sangre. - Un maldito perro nos... - Lobo - susurro casi sin fuerza Richard. - ¿Qué? - pregunto Noah, cerrando la puerta y ayudando a Víctor a cargar a Richard para dejarlo sobre la mesa del comedor. -Un lobo, de los que muerden - contesto intentando ser sarcástico, pero termino causándole más dolor. - ¿Hay algún botiquín o algo en este maldito lugar? - pregunto Víctor desesperado por ayudar a su mejor amigo - Este... El único que sabe es Takeshi, pero debe haber algo en la cocina que nos pueda servir para limpiar la herida.
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-Okey. Víctor corre a la cocina sin pensarlo dos veces mientras Noah intentaba tranquilizar a Richard, quien no paraba de llorar y de maldecir su suerte. - ¡Tienes que calmarte! - ¿Si?, dime qué sucedió exactamente? Capítulo III Enero 18 del 2015 00:08 - Hace bastante frío. Maldito Noah, “busquen a Emma”- Menciona esto último imitando la voz de Noah- Siempre intentando darme órdenes, imbécil. - Ya entendí, estás molesto, pero no has parado de hablar desde que salimos de la cabaña. Podrías dejar de quejarte por un momento, ¿sabes? - dijo Arthur intentando hacer que Álex cambiará de tema. - ¿En serio?,¿Tú también? - ¿Qué? - Intentas decirme que hacer. - Yo sólo digo que deberíamos concentrarnos en tu hermana. - No sé por qué se preocupan tanto por ella, seguramente está bien. - ¿Cómo podrías saberlo? - No lo sé... Sólo digo que no es la primera vez que desaparece de esa manera. Recuerdo una vez que se fue dos días sin decirnos absolutamente nada, ni a mis padres ni a mí sobre a dónde había ido, hasta que nos enteramos que
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se había quedado en la casa de una de sus amigas. ¿Quién? No sé, pero al parecer se la había pasado de fiesta en fiesta. - Bueno, estamos a kilómetros de cualquier fiesta y de cualquier otra persona que no seamos nosotros, entonces podemos descartar que está en una fiesta con sus amigas- Dice con una sonrisa e intentando sonar gracioso, lo cual funcionó, puesto que Álex se echó a reír, pero sólo por un breve momento. - Bueno, eso es seguro - menciona, siguiéndole el juego antes de terminar de reír. Álex y Arthur siguieron caminando entre la nieve, roca y ramas por un sendero bastante estrecho que si no fuera por las linternas que cargaban ya se hubieran perdido en la oscuridad puesto que las ramas de los árboles tapaban casi por completo la luz de la luna creciente y de las estrellas - Deberíamos regresar ya, ¿no crees? -Menciona Álex bastante cansado y fastidiado de caminar. - Sólo unos minutos más, tenemos que estar seguros de que... - ¡Espera!, ¿Qué es eso? - ¿Qué es qué? - Eso - Álex apunta con la linterna hacia los árboles, acto seguido Arthur hace lo mismo a la misma dirección. - No veo nada. - Te juro que vi algo moverse por allá- lleno de curiosidad Álex se sale del sendero para averiguar qué era exactamente lo que había visto.
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- Álex, ¡Álex!, No creo que sea... Deberíamos quedarnos en el camino. - Descuida miedoso, ni que me fuera a perder. - Conociéndote, creo que de hecho sí te perderás - Ha, ha, ha. - Ah, mierda- Arthur empieza a seguirlo con miedo y algo de curiosidad por lo que pudo haber visto Álex. Después de unos cuantos metros dejó de ser visible el sendero que dejaron atrás. Luego de caminar apresuradamente en línea recta por 20 segundos se encontraron con unas manchas de color rojo intenso, que conforme avanzaba se hacían pequeños charcos hasta terminar en un camino que siguieron, con el miedo de lo que podrían encontrar. - Crees que sea... - No, es demasiada sangre para alguien de su altura- dice Álex interrumpiendo a Arthur para que no terminara de decir la oración con la esperanza de que tuviera razón y no fuese su hermana. - ¿Enserio tienes que mencionar su estatura en una situación como esta? - Lo siento, fue lo primero que se me ocurrió. El camino de sangre los llevo al cuerpo de lo que parecía ser de un alce, o de lo quedaba del puesto que le faltaba de las patas traseras la izquierda y tenía un gran agujero al costado derecho de las costillas del cual aún salía sangre, lo que les dio a entender que eso había pasado
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hace apenas unos cuantos minutos atrás. Al borde de la gran herida tenía grandes rasguños bastantes profundos que se extendían por el cuello, el lomo y el trasero del animal, de los cuales había escurrido la sangre hasta la nieve pintando la de color rojo, formando un gran charco al rededor del alce, también tenía la cara completamente deformada a arañazos. - Pero, ¿qué carajo pudo haber hecho esto? - dice Álex casi inaudible y sin poder creerse lo que estaba viendo. - Creo que es mejor que regresemos a la cabaña. En ese momento se escucha unos pasos sobre la nieve y el crujir de una pequeña rama al romperse detrás de ellos, instantáneamente los chicos se dieron la vuelta de un salto. - Oigan, oigan, oigan, soy yo, ¿podrían por favor quitarme la luz de la cara? - ¿Emma? - dice Arthur aliviado de haberla encontrado. - Así es chicos. ¿Quién más podría ser? - ¡Qué mierda te pasa!, ¡casi nos das un infarto! Vez, te dije que estaba bien, bueno, ahora que sabemos que estás bien, regresemos inmediatamente a la cabaña, ¿Alguien viene conmigo?, o ¿Se quieren quedar en el tenebroso bosque toda la noche? - menciona Álex dando entender que regresaría a la cabaña con o sin ellos -Te acompañamos- dice Arthur. Emma, Alex y Arthur se dispusieron a regresar al sendero para evitar perderse con tantos
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arboles a su alrededor, antes de poder llegar al camino que los llevaría a la cabaña se oye el gruñido de un animal y de la nieve siendo comprimida, como cuando uno pasa sobre ella, de entre los árboles y la oscuridad salta un lobo de color café frente a ellos, con ojos amarillos que pasaban de ver a Alex a Emma y después a Víctor, tenía aproximadamente un metro de altura. - ¿En serio esto nos está pasando? - Pregunta en pánico Arthur. El lobo comienza a dar vueltas a los tres amigos, cuando este decide atacar y se abalanza sobre ellos, pero antes de que pudiera hacerles daño, otro lobo mucho más grande de color blanco sale de entre la oscuridad atrapando al más pequeño entre su hocico. Este tenía sangre fresca en el hocico, pecho y en las patas delanteras, y el más pequeño no dejaba de llorar hasta que el lobo blanco lo aplastó entre sus colmillos, produciendo un crujido con el cual dejo de moverse. Segundos después empezó a escurrir la sangre entre los colmillos del más grande, pasando por la mandíbula hacia el pecho del gran animal de uno cincuenta metros de altura y casi dos y medio de largo. Este se da vuelta quedando con el cuerpo de perfil hacia los tres amigos, mientras que los ojos azules de tal monstruo se quedaban viendo fijamente a Víctor, y casi como no le diera importancia este vuelve a desaparecer entre los árboles, dejando atrás solamente un rastro de sangre del cadáver.
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cuarta parte
CATACUMBAS
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Bonito día para morir Cinthia Paola Lozano Montiel
Estoy a punto de hacer la locura de mi vida, parada justo en frente de una de las ideas más locas que he tenido. Mi mente dice avanza, sin embargo, mi cuerpo está paralizado, no logro conectar mi cerebro con mi cuerpo, estoy realmente asustada además comienzo a sudar de una manera increíble. Tengo que mentalizarme que todo saldrá bien pues ya estoy aquí. Después de un rato parada me decido a entrar, doy el primer paso y mi corazón ya está como loco, mi ritmo cardiaco se acelera de manera descontrolada y siento que en cualquier momento mí corazón será desprendido de mí, los pies me tiemblan y estoy segura que mi cuerpo no tiene la suficiente fuerza para sostenerme y me deje caer. Todo está muy obscuro, las paredes son angostas y el techo está a tan sólo 5 cm de mi cabeza, el olor es terriblemente fuerte creo que lo que lo genera es la humedad y desperdicios que seguramente llevan mucho tiempo aquí, Con cada paso que doy siento como las paredes se cierran cada vez más con el objetivo de encerrarme, no soy claustrofóbica pero en estos
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momentos la idea de quedarme aquí encerrada entre paredes llenas de dibujos para nada agradables me aterra mucho, no logro ver más allá de lo que apunta mi linterna. A donde sea que mire, lo único que veo son caminos, uno tras otro el problema es que no sé cuál debo escoger, la decisión que tome perjudica o beneficia el trayecto que he recorrido. Volteo hacia arriba y puedo notar que las paredes están llenas de un moco verde demasiado asqueroso, también hay gotas de agua que cuando caen al piso estas generan un sonido grave y que debido al eco resuena entra las paredes. Ya han pasado 3 malditas horas y el miedo no se ha ido, sigo aterrada y siento que nunca voy a salir de este horrible lugar, la desesperación se hace presente y comienza a dominarme, ya no puedo pensar con sensatez, lo único que quiero es salir de aquí, mi respiración se acelera a un grado que ya no puedo controlarla de alguna forma ya no puedo controlar los movimientos que genera mi cuerpo. Mi corazón se acelera de nuevo, siento como el sudor recorre mi rostro y mis manos tiemblan terriblemente. Debido a este acto la linterna se resbala de entre mis manos y cae al suelo, la luz desaparece y me asusto aún más. Mi vista está en total obscuridad y mi desesperación incrementa. Busco la linterna, sin embargo, mis manos no logran localizarla. Toco por todos lados, pero no tengo éxito. Una gota roda por mi mejilla y en este momento siento que es el fin, me dejo caer al suelo bruscamente, en definitiva, es el fin.
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Saco todo lo que llevo dentro por medio de lágrimas, las cuales no dejan de salir, el tener los ojos cerrados o abiertos no hace ninguna diferencia y justo cuando intento ponerme de nuevo en pie mi mano izquierda siente la linterna. La tomo y me pongo de pie. Todavía no hay luz pues aún no la enciendo, pero estoy a punto de hacerlo y justo entonces siento la respiración de alguien al lado. Los vellos de mis brazos se ponen de punta y siento que me falta la respiración. Hay alguien aquí conmigo y de eso estoy segura. Enciendo mi linterna y no hay nadie. Ahora sí siento que me voy a desmallar, un escalofrío recorre todo mi cuerpo, estoy perpleja y no sé qué demonios acaba de pasar, pero sí estoy segura que alguien estaba respirando en mi oreja. Ya no quiero seguir, ya no puedo de verdad. Sigo parada sin poder moverme, sé que tengo que seguir si quero salir, pero me cuesta tanto mover mis piernas, es como si ya no las sintiera. Camino a paso cortado, el miedo ya es dominante en mí, ya es parte de mí, miro a mi alrededor con la esperanza de encontrar aquella persona que estaba presente conmigo hace rato, sin embargo, no hay nadie ya no sé si estoy más cerca o más lejos de la salida. Estos pasillos me están volviendo loca, pero sigo caminado.
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Llego a un lugar donde lo que hay es agua, los pasillos están inundados y tengo que atravesarlos así. El agua está muy fría, tanto que llega a enfriar todo mi cuerpo. Mis pies son tapados debido al agua. Me pregunto cómo llegó aquí y por qué en los otros pasillos no hay. Me parece algo extraño, lo único que escucho es el ruido que generan mis pies al moverse por el agua, este ruido de alguna forma me está tranquilizando un poco…y de pronto siento como una mano rodea mi tobillo, lo aprieta con tal fuerza impidiendo que pueda dar el paso. Me asusto y suelto un gran grito. Apunto con mi linterna al suelo y claramente hay un mando tocando mi pie. La sangre baja hasta mis pies ¡NO OTRA VEZ! La sensación de tranquilidad se desvanece, apunto hacia adelante no veo nada. Parece
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no haber nadie, pero entonces ¿quién sostiene mi pie? Lo dejo pasar y sigo caminado. Ahora, con cada paso que doy es como si no avanzara, siento que estoy estancada, es en serio que ya no puedo seguir, pero mi voluntad de salir viva de este lugar es cada vez más grande. Sin embargo, estoy muriendo a paso lento. Después de pasar por todos aquellos pasillos con agua, empiezo a escuchar voces por todas partes. Al parecer son personas que están entablando una conversación normal. Sin embargo, no sé si sea cierto o no, ya no estoy consciente de la realidad y la fantasía. De pronto, sin darme cuenta, acelero el pasa. Cada vez más estoy harta de este lugar y necesito salir YA. De pronto las voces ya no se escuchan y es cuando empiezo a preocuparme. Poco después escucho gritos ensordecedores como si estuvieran asesinando a alguna persona. Los gritos me están atontando por completo, cada vez los escucho más cerca y no sé si seguir caminado o retroceder. Aunque retroceder no es una idea muy viable, comienzo a correr, ya no me detengo para ver qué camino tomar, sólo tomo el que esté en frente de mí. Siento a alguien que corre justo detrás de mí y esto hace que acelere más el paso. Ya no tengo una vista clara de nada, justo ahora siento que estoy a punto de morir, presiento mi muerte, pero no quiero morir de esta forma. Por lo regular llegan a mi cabeza ideas recurrentes de cómo debería desaparecer de este mundo, tal vez sólo dormir y ya no despertar o de un infarto instantáneo, algo que no implique tanto
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dolor, pero jamás imaginé morir así, no quiero que en mi lapida aparezca algo patético sobre mi muerte. ¡MURIÓ POR ENTRAR A UNAS CATACUMBAS EN FRANCIA! Es realmente estúpido. Para mi buena suerte veo a una persona que va caminando por uno de los pasillos. Me acerco a él y le pregunto que si sabe cómo salir de aquí; me responde que sí y decido ir junto con él. Los gritos siguen presentes, pero el estar con alguien estos parecen estar más lejos. No estoy tranquila para nada, pero tal vez tengo mi vida asegurada gracias al sujeto. Él parece ser un hombre de pocas palabras, pero creo que sabe por dónde camina. Seis horas han trascurrido desde que entré y se han sentido eternas, pera ya no estoy sola, ambos nos hacemos compañía y los minutos pasan más rápido. Ahora que lo pienso, este sujeto es bastante raro pues ni siquiera lleva consigo una mochila, lo único que trae es una sudadera con capucha y sus manos están dentro de las bolsas de esta. No me ha dicho su nombre, pues la única que habla aquí soy yo. Después de unos cuantos minutos en total silencio, parece que se digna a soltar algunas palabras y lo único que sale de su boca es ¡BONITO DIA PARA MORIR! Después de eso ya no recuerdo más nada, ahora lo que hago es deambular por estos pasillos… ja, nunca pude despedirme de mis padres apropiadamente, ahora puedo ver que los pasillos están repletos de personas que nunca pudieron salir de aquí.
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Después del miedo
Danna Fernanda Rodríguez Galván Tengo mucho miedo… suspiro y me decido entrar. Prendo mi cámara y una lámpara que para mi sorpresa ilumina bastante bien este oscuro lugar. Doy el primer paso y el ambiente se siente muy tenso. Mientras camino sólo puedo escuchar mis pasos y las gotas caer, y sólo puedo ver como la lámpara me muestra los distintos pasillos llenos de grafitis y demás rastros que dejan las personas. Estoy empezando a escuchar cosas, pero supongo que es sólo mi mente jugando conmigo... Soy muy miedoso, realmente no sé cómo me anime a hacer esto… “Será genial”, me decían antes de venir, pero ya estando aquí me arrepiento, estaría mejor en mi casa, envuelta en mi cobija y viendo mejor cómo lo hacen personas más valientes en internet. Llevo horas aquí, aún no puedo salir y me encuentro en un problema: necesito decidir si tomar el camino de la izquierda o derecha. Tomo una moneda y hago un volado. La suerte me dice que es a la izquierda, entonces no me queda más, tomo el camino de la izquierda.
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Llevo unos minutos caminando, pero el agua que pisaban mis pies ya no era como antes, tomó un color carmesí… alzo la mirada… siento que me voy a desmayar, las cosas que antes escuchaba tomaron forma, son gritos y lamentos. Había tres personas que al parecer se suicidaron, uno esta colgado, otro tiene un cuchillo clavado en su cuello y el ultimo al parecer se disparó. Estoy temblando y de repente escucho un susurro que me dice “corre” y no lo dudo, empiezo a correr. Miro detrás de mí y me doy cuenta que los cuerpos se levantaron y me empezaron a perseguir. Pude distinguir antes de voltear y seguir corriendo que sangre brotaba de sus ojos y boca. Corro, corro y corro y puedo ver a lo lejos la salida, ya falta poco pero aún me persiguen. Cuando llego a la salida uno de ellos me alcanza y me toma del brazo, por suerte me logro zafar y en cuanto salgo los cuerpos desaparecen. Después de unas horas y con todo el miedo que tengo llego a mi casa, prendo la tele para relajarme un poco y veo en las noticias “cuatro chicos muertos se encontraron en las catacumbas”. Veo la hora y el día y me sorprendo al ver que pasaron tres días. Muestran en la tele las fotos de las personas que se encontraron y ahí estoy yo…
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¿Estás lista? María Sofía Garay Macías
Me encontraba en París con mis compañeros de generación. Sacaron un plan de turismo y el primero era ir a visitar las catacumbas. Me ponía nerviosa, pero me intrigaba lo que podía pasar ahí adentro, lo que nos podíamos encontrar. Yo acepté ir, pues era por la diversión que iba a pasar con mis compañeros de viaje. Entramos y no podíamos ver nada, estaba demasiado oscuro, prendieron linternas, nunca había visto que alumbrará tanto una pequeña luz. Al ir recorriendo estos estrechos caminos, empezaba a acostumbrarme al olor de la humedad. Sentía calor y frío, calor por lo pequeño que es, pero frío por las gotas cayendo desde las paredes. Era un aire caliente muy desesperante. Al pasar dos horas comencé a sentir frustración, porque cada que nos íbamos adentrando más a un túnel, yo creía que solo caminábamos en círculos. Al pasar por las catacumbas me imaginé lo que pudo haber pasado ahí hace años, me imaginé cuántas personas pasaron por dónde yo estoy poniendo mis pies. En qué situación pudieron estar para que se encontrarán aquí.
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Llegamos a un pasillo repleto de agua, al pasar por ahí, me dio mucho asco, sentía traspasar el agua por mis tenis, e iba sintiendo como empezaban a mojarse mis calcetas rosas. El agua me llegó hasta la pantorrilla. Gracias a eso comenzó a ponerse frío mi cuerpo, mis bellos empezaron a ponerse de punta, y toda mi piel se puso chinita, recorrimos ese pasillo máximo quince minutos, quince minutos eternos, porque yo no dejaba de pensar en que si esta agua aparte de tener desechos humanos, también podía tener algún cuerpo descompuesto. Empecé a sentir claustrofobia, algo que a pesar de mis 27 años nunca había sentido, estaba mareada, mis ojos comenzaban a moverse muy rápido y mi mirada comenzaba a ponerse negra. Me desmayé y cuando desperté estaba en mi habitación de hotel. ¿Cómo había llegado? ¿Cuánto tiempo estuve desmayada? ¿Quién me trajo? ¿Mis compañeros están bien? Me estaba cuestionando, mientras me sentaba en mi cama. Llegó Lucía mi mejor amiga y me dijo emocionada ¿Estás lista para ir a explorar catacumbas?
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Mi destino final
Daniel Martínez Caballero Era un día 5 de abril, me acuerdo muy bien porque era dos días antes de mi cumpleaños, cuando me quisieron robar y yo corrí tan fuerte que no me fijé que había un hoyo y me caí. Los rateros me siguieron y después de un rato no los escuche. Yo encontraba muchas cosas, la mayoría basura como latas, desechos de comida y muchas cosas asquerosas más. En ese lugar se veía como que alguien transitaba muy seguido por ahí. En ese lugar había muchos grafitis mientras el ambiente se tornaba frío y oscuro, después se escucharon unos gritos de desesperación y mortificación como si sufrieran por algo muy tenebroso. Sentía la necesidad de llorar cada vez, sentía que me faltaba el aire, necesitaba tener contacto con alguien que me hablara, que me dijera “tranquilo, estoy contigo” y de pronto pensé en mi mama y en los momentos más felices y tristes que hemos pasado.
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Estaba cayendo en la locura total, cuando me encontré con un armario de metal negro, lleno de basura y un tipo de líquido que había en todas partes, con un olor tan desagradable que estuve a punto de vomitar. Había ratas, restos de muertos y pedazos de carne, el agua era un color como de anticongelante reutilizado en 5 carros, simplemente era asqueroso, me llegaba casi a las rodillas. Minutos después empecé a tener mucha claustrofobia, empecé a llorar por mi familia, por las personas que más quiero, por mí. Cuando de repente vi a alguien caminar y me sombré, pensé que era mi cabeza que estaba delirando, pero afortunadamente no, era real. Nos dijimos unas cuantas palabras y nada más. Después de un rato vi un destello de luz, sabía que ese era mi destino final.
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Entre catacumbas
Carlo Fabián Samperio García Yo llegué a un lugar como de skaters, pero me llamó la atención que había como unas entradas o pasillos y decidí pasar, pero cuando olía a Caño muy feo. Después estaba avanzado hacia más pasillos, pero se los juro que ya no sabía ni donde estaba, porque era muy confuso ya que las paredes estaban llenas de grafitis.
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Lo raro fue que encontré agua en unas partes, y me quedé pensando de dónde caía, porque no había nada de drenaje ni llaves ahí, y pensé que entonces que estaba abajo de un lago, pero no podía ser y el agua olía súper feo. Estaba muy espesa. Cuando pasaba sobre el agua me pesaba caminar, sentía como cuando en los sueños están asaltando y tú no puedes correr, se los juro que me sentía como en un sueño. Después seguí y seguí caminando, y me asusté mucho porque empecé a escuchar otros pasos, por el eco que ahí abajo, y después me encontré con un señor barbón. Y después me dijo que por qué estaba en ese lugar, pero en serio yo me quedé pensando que fue un fantasma que quería que me fuera de ahí. Y después me fui. Y así termina mi aventura.
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quinta parte
VIAJES SIN RUMBO PRECISO
Revista literaria // Generación 2018-2021
Nuestro destino es estar juntos Samantha García Suárez
Mi nombre es Isabel Lara y tengo 17 años. Vivo con mis padres, pero ellos nunca están en casa por cuestiones de trabajo, por lo cual casi todo el tiempo me la paso sola. Como no me gusta pasar tanto tiempo en mi casa, todos los días al salir de la escuela voy a un parque cerca de ahí; es un lugar muy tranquilo y hermoso para escuchar música, caminar o leer un libro. Una tarde pasando por ese lugar a lo lejos vi algo que brillaba. Me entró mucha curiosidad y decidí acercarme para ver lo que era. Cuando llegue sólo vi una bolsa de papas vacía, la tomé y fui a buscar un bote para tirarla, pero al momento de agarrarla sentí que había algo dentro. Al principio pensé que eran sobras, pero vaya sorpresa, ¡era un viaje de una semana a Cancún! No podía creerlo porque tantas personas que pasaban por este lugar no lograron verlo. ¿Por qué yo? No encontraba explicación alguna, sólo sabía que no podría desperdiciar ese viaje el cual era dentro de una semana. Para fortuna
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mía, en esa semana mis padres no estarían en la casa por trabajo. Llegó el día del viaje y ya tenía mis maletas preparadas, pero mis padres aún no se iban ¿Cómo me iba a salir de la casa con una maleta en lugar de la mochila para la ‘escuela’? El vuelo salía en unas horas, pero ya tendría que haber llegado al aeropuerto. Pasaron unos 10 minutos y por fin ellos se fueron. Salí corriendo hacia el aeropuerto; tenía miedo, pero estaba decidida a viajar. Al llegar a la sala de espera estaba un chico muy lindo y al verlo sentí una conexión especial con él. Me parecía curioso que al voltear chocáramos miradas. Decidí acercarme y establecer la típica conversación del retraso vuelo, cuando en ese momento anunciaron en la sala de espera la salida de nuestro avión. Pasaron 2 horas de viaje y por fin llegue al aeropuerto de Cancún. Afuera ya estaba el camión que me llevaría a mi hotel y curiosamente también iba el chico lindo viajando solo que se hospedaría en el mismo sitio. Llegamos a nuestro destino y al bajar el chico lindo y yo coincidimos. Al tomar las maletas me pareció tan gracioso que sintonizáramos en todo, por lo que decidí esperarlo para entrar juntos, tal vez el conocer a alguien pudiera hacer mejor este viaje. Al caminar hacia el hotel él sólo me sonrió y yo me sonrojé. Nos sentamos para esperar a que nos dieran nuestras habitaciones, hasta que me atreví a preguntarle su nombre y él sonriendo me contesto “soy Emiliano, tengo 18 años”. Pero en ese momento
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su mirada se dirigió hacia otra chica, él simplemente corrió y la abrazo, no sabía ni quién era, me tuve que ir cuando me llamaron para recibir la llave de mi habitación. Al día siguiente volví a ver a Emiliano, al parecer estaba esperando a la chica de ayer pero aun así me acerqué y establecí conversación. Le pregunté por ella y me dijo que era su novia, pero al parecer no iba a llegar. Me dijo que irían a comer a algún lugar fuera del hotel, entonces pensé que era mi oportunidad y le dije “pues yo estoy disponible, puedes invitarme a ir”. Me miró y me contestó “claro, vamos”. Llegando al lugar le pregunté dónde vivía, a lo que me contestó que era de Monterrey, pero vino aquí a reunirse con su novia pues últimamente no estaban bien. Al escuchar eso tuve una sensación de tristeza e incomodidad, pero me mantuve serena. Intenté preguntar disimuladamente desde cuándo eran pareja, a lo que me miró de una forma extraña… Sólo sentía incomodidad y pensaba por dentro “¿por qué me siento atraída hacia este chico si lo acabo de conocer?” Pero sentía que ya lo conocía desde antes. Después le dije que lo sentía, tal vez incomodé las
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cosas, estaba dispuesta a irme para no enfadar más, cuando me tomó del brazo cuidadosamente y me detuvo. Un poco nerviosa volví a tomar asiento con él. No quise involucrarme mucho a tal grado de no molestarlo, pero quise preguntarle cuáles eran los problemas que tenía con ella. No sabía si tenía la confianza de contármelo, después de todo nos acabábamos de conocer. Sin embargo, para sorpresa mía me contestó tranquilamente y me dijo que habían tenido unos malentendidos y por esa razón ayer él la abrazo, ya que ella
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se había comportado muy mal con él; la había querido dejar, pero a la vez ella ha tenido problemas familiares muy graves. Me siguió contando de ella y dónde la conoció, pues él nació en Monterrey, pero a los 10 años se tuvo que ir a E.U. por un tiempo y ahí la conoció, pero hace unas semanas se regresó a Monterrey. Esa historia me parecía muy familiar, pues yo tenía un amigo que se tuvo que ir, pero nunca supe a qué lugar y no me pude despedir de él: una historia de amor de niños soñando con recorrer el mundo juntos. No le pude contar mi historia a Emiliano porque se tenía que ir con su novia. Pasó muy rápida la semana, ya era nuestro último día en Cancún y mi conexión con Emiliano era cada vez más fuerte. Estaba en recepción esperando la llave de la habitación y llegó él por detrás y me dijo “hola, ¿ya de regreso a casa?”. Me sorprendí al verlo y le pregunté por su novia, a lo que me contestó que ya no estaban juntos, que la noche anterior decidieron tomar caminos separados, lo cual era algo que ya se veía venir. Yo no supe qué decir en ese momento, me despedí y le dije “mucho gusto, pero es momento de regresar a casa…” Él, sonriendo, me contestó “yo también y creo que, para tu desgracia, viajaremos en el mismo avión”. Emiliano me miró y me dijo “no te acuerdas de mí, ¿verdad Isabel? Lo que pasa es que antes estaba gordito, pero aún recuerdo la promesa de amor que hicimos cuando éramos
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niños.” Lo miré con lágrimas en mis ojos y le dije “¿Emiliano, eres tú?” Lo abracé y nos reímos. Caminamos juntos hacia el camión y él me tomó de la mano y me dijo “No sé Isabel, tal vez el destino nos unió, tal vez nuestro destino es estar juntos… el tiempo lo dirá”.
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Yo no les contaré mi historia Karime Navarro Ibarra
Me llamo Julieta, como la chica de los cuentos de amor. Tengo 18 años y hace poco me diagnosticaron leucemia demasiado avanzada, tanto que intentar hacer un tratamiento me mataría más rápido. Me gustan mucho los colores claros y pasteles, siento que son muy limpios y lindos, además que siempre combinan con mis zapatos blancos. Tengo pecas por toda la cara, lo cual odio demasiado, aunque siempre digan que combinan con mi cabello rubio. Creo que no soy alérgica a nada y por último tengo una perrita llamada Gruñeta; le puse así porque vive para gruñir. Pero bueno, yo sólo quería que me conocieran. Yo no soy la que va a contarles la historia. * Me llamo Allan; sólo Allan sin apellidos. Aunque los tenga no los voy a decir. Tengo 19 años, voy a resumir y decir que me gusta el negro más que otra cosa en la vida. También el alcohol y todo tipo de vicios que mi papá pueda
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patrocinar. Ni mi cabello ni mis otros gustos importan. Mi bar favorito es el “Carta Roja” y mi whisky preferido es “Ephifany”. Mi padre es uno de los empresarios más importantes y ricos del continente y no puedo mentirles al decirles que mi vida se basa en vicios patrocinados por él. Lo que mejor sabe es gastar su dinero a lo estúpido, sólo para intentar que yo tome cariño hacia él, cosa que no va a pasar. De mi madre no sé mucho, aunque mis padres no estén separados, vive en su teléfono y en las noches no la veo porque se va con sus amigas. Basta de hablar de mí. Creo sería bueno empezar a contarles cómo me rompieron el corazón. Estoy en el Carta Roja con Evan y otros amigos, no puedo dejar de ver a la prima de Edgar. Estoy tan celoso de que esté bailando con otro, así que después de un rato trato de acercarme a ella. El lugar estaba lleno, mucha gente bailando, luces que te mareaban y yo no podía acercarme a ella. Hacía tanto calor, quería quitarme el chaleco, pero perdería mi estilo. De pronto sentí mojada la espalda, una niña me había tirado la bebida encima. Ni siquiera creo que tuviera edad de estar ahí. Tenía un vestido verde militar que era demasiado corto, tenía pecas en toda la cara y era demasiado graciosa. Intenté no tomarle importancia y me fui. Al final de la noche terminé con la prima de Edgar en mi motel favorito, muy bonita y todo, pero en la cama era un tronco.
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* Hoy voy a salir con mis amigas a un lugar llamado Carta Roja. Todo mundo dice que es muy bueno. Descubrí que no tengo vestidos y ya que es tarde para ir a comprar uno, por más que busqué sólo tengo un vestido verde militar que me queda abajo del trasero. Mi mamá va a matarme, se me olvida que ella piensa que iré a dormir a casa de Lenna. Tomé mis cosas y me fui primero a casa de mi amiga, para luego ir al bar. Llegando al lugar, todo estaba obscuro y la fila era peor que la de las tortillas a las 2 pm un lunes. Debo admitir que tenía miedo, tengo 17 años, por lo que no tengo identificación para poder entrar al lugar.
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Conforme nos íbamos acercando al cadenero podía ver mejor el lugar. Estaba lleno de luces y espectaculares color neón; había una alfombra roja, me sentía muy importante. Al lado mío estaba Lenna, con un vestido rojo pasión que le llegaba un poco arriba de las rodillas. Por fin entramos y había demasiada gente, pero por suerte nos dieron una mesa y nos regalaron unos tragos. Estaba tan ebria que mientras bailaba tiré mi bebida en un chico de camisa y chaleco color negro, típico mirrey. No pensé en disculparme. * [un año después] Iba caminando hacia una farmacia a comprar condones. Había quedado con una chica que conocí hace unos días en Carta Roja. No sé por qué me hago idiota, sólo quiero algo nada serio con ella. Siempre he odiado las farmacias, huelen a vacunas y a doctores y es demasiado claro y muy limpio, no hay nada de negro ahí. Me acerqué al mostrador para poder pedir unos condones Red y nos cigarros. Una señora me vió con ojos de pistola y yo sólo la ignoré. Ya iba a la salida cuando una chica se cruzó en mi camino. Inmediatamente me escondí los condones y dejé los cigarros a la vista, pero tropecé con alguien y los condones cayeron al piso. La chica, soltó una y simplemente se alejó. Con un ataque de ira volteé y busqué la razón de mi tropiezo: encontré a una chica demasiado chica, media alrededor de 1.60 m con una cara
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de disgusto y viéndome como si supiera todo de mi. Grité sin pensarlo y sin miedo a ofenderla. - ¡Fíjate, hay más espacio! –le grité sin esperar alguna respuesta de ella, la cual recibí. - ¡Hay mucho espacio, idiota! -Salió corriendo, supongo que muriendo de pena. Después de ver a esa chica no podía sacarla de mi cabeza. Era tan linda y tierna, irradiaba luz. Por alguna razón me gustaba. De pronto la recordé: ¡era la chica del Carta Roja, la que tiró mi bebida! ¡Era ella! Días después regresé a la farmacia por otros condones. La prima de Edgar me había dicho que si podía verme y hombre preparado vale al doble. Cuando iba a pagarlos encontré a la chica comprando chocolates. Traté de acercarme a ella sutilmente. Cuando iba a pagar acerqué un billete y pagué su cuenta. Confundida me miró, pero no dijo nada, sólo agarro sus chocolates y se fue. No pude resistirme y la seguí en el coche. Tenía una sonrisa de confundida. Pude alcanzarla en un rojo y le pedí su número. Cada que se enojaba arrugaba la nariz. Por fin logré hacer que bajara en una esquina. Era tan linda y sencilla. Traté de usar mis encantos con ella, pero no funcionó, pues ella sólo se reía de mí. Traté de acercármele, pero empezó
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a estornudar como loca. ME acercaba a ella un poco de nuevo y volvía a estornudar. Por fin pude conseguir su número. * Allan era como todos los otros hombres en este planeta: mujeriego, vicioso y muy seguramente odia a su papá. No me interesaba nada tener algo con él. [continuará]
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Mis raíces… ¿Quién soy? Camila Calderón Zaballa
Una respuesta que no encuentro nunca, busco entre mis recuerdos, lo que es vivido, aprendido y soñado, pero sólo encuentro memorias… Desde cuando veía Peter Pan con mi madre sentada en el frio suelo de mi habitación con aquel peluche de conejo entre mis manos, con el corazón acelerado y diciendo en voz alta “si creo en las hadas”, hasta cuando mi madre enfermó e incluso cuando lloré por un concierto. Mi madre me dice siempre: “eres fuerte, inteligente, creativa, eres muchas cosas, no uses etiquetas” y quizá tenga razón, pero no confío mucho en eso, aunque cuando me mira con ese hermoso brillo de sus ojos verde agua, es tanta su emoción que no puedo decirle “Es que esa es tu hija… pero no sé quién es Camila”. Desde que tengo memoria, siempre me ha costado trabajo definir quién soy, porque siempre estoy en busca de más, gracias al trabajo de mi padre he sido así, nunca me quedo en un lugar fijo para vivir y bueno, mi mente es igual, nunca está fija, intento buscar dentro de mí la respuesta, es como cuando me preguntan “¿qué es amor?” La
misma situación pasa, me congeló y sólo puedo responder patéticamente “no lo sé”. ¿Soy una niña? No, ya has tomado un papel más haya de ser una niña. ¿Soy líder? No, colapsas muy fácil. ¿Soy simplemente una adolescente? No, piensas mucho más que las personas de tu edad. Esas son preguntas con la misma respuesta siempre, he sido madre (mientras mi madre estaba en el hospital) he sido amiga, la psicóloga de ella también, el bote de basura en donde puedes contarme tu mierda, líder y una muy mala, pareja
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la más insegura de todas, pintora… me cortaron las alas. He sido de todo, regresamos al mismo punto en donde nunca tengo nada fijo… parece una respuesta. Soy alguien que nunca se queda quieta… Eso ha sido siempre ¡sí! Es una respuesta, es una parte de mi… Quizá nunca sepa la totalidad de mis raíces, de dónde vengo o a donde voy, cuando empieza mi vida o cuando acaba, pero seguiré caminando, no en línea recta, porque esos caminos son aburridos. Prefiero perderme y sentir la satisfacción de encontrarme. Sólo soy Camila, quien siempre usa calcetines diferentes, sí, la chica de pelo azul, la que nunca deja de comentar en clase, la que nunca confía del todo, también la que piensa que amar y odiar es la misma cosa sólo de una manera subjetiva, la que no cuenta todos sus problemas, la que se preocupa por sus amigas y familia, la que llora por todo, soy yo… aún no totalmente, pero soy yo.
revista literaria de la generación 2018-2021 Prepa Sigma Se terminó de editar en León, Guanajuato, en el mes de junio (mismo en que se nos fueron escritores como Franz Kafka, Charles Dickens, Jorge Luis Borges y José Saramágo, pero que llegaron otros como Aleksandr Pushkin, Federico García Lorca, Ernesto Sábato y Antoine Saint-Exupéry) del año 2019.