DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ
1436. Óleo sobre tabla. 220 cm × 262 cm. Museo del Prado de Madrid. El tema nos muestra el momento en que Jesucristo es bajado de la cruz, ya muerto, cosa que podemos apreciar por la herida que muestra en el costado su figura que ocupa la parte central de la composición. Justo a Él aparecen una serie de personajes que estarían presentes en la muerte de Jesús acompañándole en ese momento. Entre ellos dos ancianos, Nicodemo y José de Arimatea, que sería el dueño del sepulcro donde se deposita el cuerpo de Jesús. El personaje más joven es Juan Evangelista, al cual reconocemos porque todavía no tiene barba debido a su juventud. La Virgen María se ha desmayado, rota por el dolor al contemplar la muerte de su hijo se encuentra en la misma posición que Jesucristo está representado en el cuadro. De las tres mujeres restantes la más fácil de identificar es María Magdalena que se encuentra a la derecha ataviada con un cinturón que representa la virginidad y la pureza. Destacamos la riqueza de los vestidos y ropajes que llevan cada uno de los personajes que llenan la obra. No podemos dejar de señalar la expresión de dolor que presentan cada una de las figuras de la obra, sus rostros desencajados y llenos de lágrimas que muestran por ejemplo las dos mujeres de los extremos y que son una de las características principales de la obra. El cráneo y hueso tradicionalmente representan los huesos de Adán, el primer hombre que con el peso de la cruz de cristo emerge de debajo de tierra y simboliza el fin de la vieja alianza y el comienzo de la nueva.
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ROGIER VAN DER WEYDEN
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Tournai 1399/1400-Bruselas, Bélgica 1464).
tunaceramica@gmail.com
Durante dos años fui administrador del Begijnhof, la institución religiosa y económica más importante de Bruselas, destinada al socorro de los pobres.
Hola, me llamo Rogier de la Pasture aunque todos me conocen como Rogier van der Weyden, nombrado pintor de la ciudad de Bruselas a los 35 años y muy bien conocido por mi sorprendente minuciosidad y detallismo. Nací en Tournai hacia 1399, ciudad francesa en tierras de los duques de Borgoña, mi padre fue un próspero cuchillero, Henri de la Pasture, y mi madre Agnès de Watrelos, de una clase social posiblemente más elevada que la de mi padre. Con 35 años fui nombrado pintor oficial de la ciudad de Bruselas. Disfruté de prestigio y riquezas en mi tiempo. A finales de 1425, mi padre muere y se pone en venta la vivienda familiar. En 1427 o poco antes me caso con Elisabeth Goffaert, hija de un zapatero de Bruselas y unos cinco años menor, con quien tuve al menos cuatro hijos: Cornelis, Margaretha, Pieter y Jan, nacidos entre 1437 y 1450. A mis 28 años entré como aprendiz en el taller de Robert Campin y cuando lo dejé ya era «Maistre Rogier» a mis 33 años... ¿cómo un hombre ya casado y al que ha nacido quizás el primer hijo, puede entrar de aprendiz a los veintiocho años en un taller de pintura? En 1423 entre los oficios se había establecido la norma de que cualquiera que quisiera obtener su maestría franca en una ciudad debía pasar por un aprendizaje de cuatro años junto a un maestro (Châtelet).
Destaqué como dibujante y pintor de extraordinaria competencia, aptitudes que creo haber desarrollado desde mi infancia. Además de unos retablos sobre la Justicia para el Ayuntamiento de Bruselas, que se perdieron, hice innumerables obras de temática religiosa como el Tríptico de la Virgen o el Tríptico Miraflores y retratos. He sido el pintor flamenco que más me ocupo del dolor y el dramatismo. dando mucha importancia a la composición y mis figuras son de canon muy esbelto. También presté mucha atención al volumen y el dibujo.
Fui capaz de crear apariencia de vida gracias a la extraordinaria minuciosidad con que abordaba los detalles menudos, como las lágrimas que escurren por las mejillas, los bordados de un tejido o la sombra de las barbas mal afeitadas, Es por ello que se dice que rompí en mi pintura con los límites entre lo real y lo esculpido al situar a mis figuras en espacios con frecuencia inverosímiles o irreales, con escalas contrarias a la lógica y, sin embargo, intensamente emotivas y de gran fuerza estética por la armonía de mis composiciones. Fallecí en Bruselas el 18 de junio de 1464 y fue enterrado, como un notable burgués, en la capilla de Santa Catalina de la iglesia de Santa Gúdula. Fuí sin duda un renovador del mundo artístico flamenco,