Revista literaria Túnel de letras - Número 3

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Mayo 2014

Revista literaria nĂşmero 3

www.tuneldeletras.com



En esta Edición

Editorial

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Cronología

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Cuando conocí a García Márquez

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Dos más dos son cinco

8

Letra y música

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Para leer

14,30

Por el túnel de letras

20

Como en el cine

24

Reseña

26

Personajes

28

Túnel de tiempo

34

En el arcén del teatro

35

Palabras, palabras, palabras

42

Entrevista a Marta Robles

Por arte de magia Tras la escena del Teatro libre El Regreso de Turandot: La Princesa de Hielo

Cuentos

Yo maté al poeta de la esquina Trama borgiana

Poemas

Sobre la tela de una araña Nerviosa Primavera En tu ciudad Plagiados

36 38 40

16 17 16 30 30 30 31

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Director y editor Ismael Iriarte Ramírez Directora comercial Olga Lucía Iriarte Coordinador editorial Daniel Casas Redactores Mariela Iriarte Ana María Penagos Diana Méndez Parra Traducción Claudia Iriarte Arte y diseño Andrés Quijano Producción y distribución Túnel de letras Editores Corrección Cecilia Lara

ISSN 2344-813X Túnel de letras Bogotá - Colombia, 2014 Contacto www.tuneldeletras.com tuneldeletras@gmail.com https://www.facebook.com/Tuneldeletras https://twitter.com/Tuneldeletras

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Editorial Porque somos los que somos

“Ama el arte. De todas las mentiras es, cuando menos, la menos falaz” Gustave Flaubert

Durante los últimos meses las noticias en los medios de comunicación y la polarización que se advierte en las redes sociales y en general en la opinión pública, han dejado un mal sabor de boca y una sensación de hastío y agotamiento en la mayoría de las personas, sin importar cual sea lugar de origen o inclinación política. En Túnel de letras, aunque no somos ajenos a la realidad que nos rodea, ni indiferentes con aquellos que son víctimas de las injusticias, nos permitimos alejarnos de esta dinámica agobiante y porque somos lo que somos, buscamos refugio en la belleza, derramando en estas páginas palabras dedicadas al arte y en especial, al teatro y la literatura. Porque somos lo que somos hurgamos sin pudor en los archivos de las obras maestras, para repasar aquellas que aún se ajustan con asombrosa precisión a nuestros días, o que después de permanecer dormidas durante décadas, cobran nuevamente vigencia, reafirmando no solo su carácter imperecedero, sino también el comportamiento cíclico de la historia, que una y otra vez nos sume en una placentera sensación de deja vu, propiciado por el afortunado encuentro de un libro que espera pacientemente, con un febril lector, cuya vida cambiará para siempre.

Porque somos lo que somos nos alegramos cada vez que, tal y como le dijo el gran Gullermo de Baskerville a su fiel pupilo Adso: “Los libros hablan de otros libros”. Y entonces perseguimos las historias y los personajes que huyen del papel y se internan en el imaginario colectivo, pasando a formar parte de nuestras vidas e inspirando nuevas obras, que incluso trascienden el plano de la literatura y se convierten en canciones, películas o pinturas, cuya inexplicable fascinación queremos compartir con nuestros lectores. Porque somos lo que somos despedimos a un grande de todos los tiempos, en su partida al Olimpo de los autores inmortales, con un modesto y muy personal homenaje, que dista mucho de la revolución mediática y del despliegue presidencial del que fuimos testigos en Colombia y México. Pero sobre todas las cosas, celebramos su rico legado, que prevalece y se redefine con cada lectura, que como una caja de pandora libera la fuerza incontrolable de la magia y la imaginación. Porque somos lo que somos viajamos treinta años en el tiempo, para descubrir que dos más dos suman cinco y que hay dos lunas en el cielo, pero regresamos justo a tiempo para seguir atreviéndonos a descubrir nuevas voces que no dejan de sorprendemos. Conocimos a una de las escritoras españolas más reconocidas del momento, para luego asistir a un colorido recuento de lo más destacado de la presencia de ilusionismo en los escenarios teatrales. Los invitamos a recorrer una vez más el Túnel de letras, porque tanto ustedes como nosotros… Somos lo que somos. Cuentan que Ulises, harto de prodigios, Lloró de amor al divisar su Ítaca Verde y humilde. El arte es esa Ítaca De verde eternidad, no de prodigios. Jorge Luis Borges

Ismael Iriarte Ramírez Director www.ismaeliriarteramirez.com tuneldeletras@gmail.com 5


CronologĂ­a

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Cuando conocí a García Márquez No recuerdo tan bien, cuándo, como si cómo sucedió, sé que nos encontramos en el aula de un colegio, y digo nos encontramos porque fue la casualidad la que nos puso en frente, él desde la distancia y yo aún más lejos de saber quién era, más que por las noticias que me habían llegado de su obra. Sabía solo que era el dueño de un Nobel, yo lo era de mi sorpresa, porque creía que esos premios eran para los hombres de ciencia, lo que me pareció todavía más extraño y no menos importante por el valor que daban a los logros de un hombre que contando historias se hizo un lugar como gloria universal, más por el éxito alcanzado en tierras extrañas que por la certeza de los colombianos de conocer el mundo que inventó y entenderlo como propio. Trato de recordar y mis aproximaciones a ese momento toman cierta claridad, hace la mitad de mi vida, un profesor de literatura por exigencia curricular, me presentó al fundador de Macondo, el mismo que contó los más íntimos secretos de la dinastía Buendía, el responsable de la creación de un mundo paralelo y el culpable de cien años de soledad de una república independiente cuya existencia supera más que 350 páginas en su constitución. De las profundidades de su tinta emergieron del papel las letras que bien dibujaron el carácter del autor, cuya identidad abrazó toda la historia, su historia y todas las historias del Caribe. Luego de mucho tiempo lo supe, porque mi superficial lectura no reparó en descubrir al escritor y su mundo, el mundo que no inventó, sino que con la magia del lenguaje supo traducir de la realidad. Gabo, como le dicen sus amigos y quienes creen serlo, llegaba a mí por accidente, y apenas lo veía pasar, todo lo que me decía son memorias difusas, que desfilaron por el tiempo para el que no estaba preparado. Me pregunto si ignoré a un genio, o si debería sentirme culpable por asistir a una cita que no elegí para mi agenda, creo que el mismo tiempo me dio las razones para buscarlo y conocerle mejor, sería pretencioso y poco sincero si dijera que cambió mi vida, como sostienen sus adoradores, si bien es cierto que el valor de las personas y las cosas que valen la pena, permanecen y se quedan para siempre. Me devuelvo sobre mis pasos escolares y me hacen ver la importancia fundamental de leer la obra de un Nobel, mi mirada e imaginación distraídas se desentienden del tamaño de la obligación de turno, ahora de regreso,

detrás de estas líneas veo en el premio un elevado reconocimiento a la calidad, pero encuentro también una trampa en el hecho de magnificar un logro, que desnaturaliza el valor que tiene la obra en sí misma. La fama del escritor y su obra fue lo de más para que algunos decidieran entrar en el reino de sus libros, era lo de menos para los habitantes de aquellas páginas que no vivían para contarla; de ello darían noticia otros ajenos al paisaje, que en poco o mucho se atrevieron a ser testigos del pedazo del mundo que amplió sus límites para nunca dejar de existir. Al cabo de un tiempo, me di cuenta de que sabía más pero no lo que debiera saber de “Gabo”, al que me cuesta decirle así porque no fue mi vecino, ni mucho menos mi amigo. De sus libros sé un poco más, pero no tanto, sigo navegando en un conocimiento mediocre del que de a poco voy saliendo a flote. Hace muy poco supe que murió, todo el mundo lo supo, más algunos de sus dolientes que compartieron nacer en la misma patria ni se habían dado por enterados de qué había sido de su suerte en décadas, solo las fotografías y los estrechones de mano daban cuenta de cómo las imágenes iban cobrando valor en el mercado de lágrimas. Hoy siento pesar por la pérdida humana, porque un gran talento dejó de existir, pero me siento aliviado porque tendré tiempo para volver a sus libros mientras viva, ellos no se van a ir y esperan por quien los quiera descubrir. En tanto que descanso porque cesan los homenajes impostados y sobreactuados, donde se leían en público apartes de sus obras y hasta los mandatarios caían en el juego de la erudición poética con frases ridículas y en nada auténticas. Ahora cuando el genio se ha ido, crece el mito de su creación, y con ello la manera de dar tributo a su memoria, unos engalanando el “espectáculo” de la muerte y otros que entienden que el mejor homenaje esta en releer las páginas que dejó no como moda, sino como convicción. Daniel Francisco Casas Vargas Coordinador Editorial tuneldeletras@gmail.com

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Artículo central Dos más dos son cinco Por: Ismael Iriarte Ramírez

“La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro” En 1984 Svetlana Savítskaya se convirtió en la primera mujer en caminar en el espacio, Indira Gandhi fue asesinada por su propio guardaespaldas y el mundo entero conoció la gravedad de la hambruna en Etiopia. El checo Jaroslav Seifert recibió el Premio Nobel de Literatura y Amadeus fue considerada por la Academia como la mejor película del año, mientras que las salas de cine de todo el mundo se llenaban para ver por primera vez a Indiana Jones, Los cazafantasmas, Pesadilla en Elm Street, o Terminator. El ritmo de los zombis de Michel Jackson se convirtió en el paso de baile más famoso en el planeta y la radio repetía hasta el cansancio canciones como Radio Ga Ga de Queen, I just called to say i love you de Stevie Wonder y Forever young de Alphaville. Estados Unidos organizó unos enrarecidos Juegos Olímpicos y Michel Paltini ganó el Balón de Oro. Sin embargo, en el 1984 orweliano, el mundo era bastante diferente: La guerra era la paz, La libertad era la esclavitud y La ignorancia era la fuerza; la división geopolítica del globo se reducía a solo tres grandes naciones y la más importante de ellas: Oceanía, se había aliado con Eurasia para vencer a Asia Oriental, o… ¿Estaba en guerra contra Eurasia y contaba con el apoyo de Asia Oriental? En fin, no era fácil saberlo. Los ministerios de la Paz, de la Justicia y del Amor, se encargaban de todo, la historia, los recuerdos y la verdad, las manifestaciones culturales y el desarrollo científico se fabricaban o modificaban, según las necesidades de turno, las libertades individuales eran una quimera y no había espacio para la razón. Dos más dos eran cinco, y lo más importante, el Gran Hermano siempre estaba vigilando y conocía hasta los más efímeros pensamientos.

“El que controla el pasado, controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado” Y allí en ese año apocalíptico encontramos la historia de Winston Smith, miembro del Partido Exterior

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de Oceanía, lleno de dudas, recuerdos fraccionados y resentimientos, que debe lidiar con fantasmales imágenes de su madre y su hermana y que sin saber muy bien por qué, no puede reprimir su odio y rebeldía hacia el sistema, lo que lo motiva a mantener una relación, que no podría considerarse menos que inapropiada, con Julia, una joven integrante del Partido Interior, con quien se aventura en una breve militancia en la “resistencia”, antes de ser capturados por la Policía del Pensamiento y de ser sometidos a un interminable interrogatorio que más que la búsqueda de la verdad, tenía el propósito del sometimiento absoluto y la sumisión de su voluntad y su espíritu, hasta conseguir que sus sentimientos hacia el Gran Hermano no tuviera lugar más que para el amor y la admiración. Nada de esto quedaría registrado en los anales de la historia del Partido, ni los “crímenes” de Winston, ni su transformación, ni su renovada devoción por líder, tampoco la anunciada bala en su cabeza, todo aquello no constituiría más que un error en un régimen cercano a la perfección, un fallo que pronto ya nadie mencionaría o incluso recordaría. Una imagen difusa cuya fugaz presencia se podría exorcizar brindando con un buen vaso de ginebra de la victoria.


Está visión “distópica” de la sociedad, reiterada a mediados del siglo XX, en la literatura, el cine y otras manifestaciones artísticas, era no solo una crítica a los regímenes totalitarios de la época, sino también un llamado de atención, casi de auxilio, para alertar al mundo sobre la inminencia de un estado de represión más avanzado y perfeccionado, para lo cual, escritores como el mismo Orwell o Aldous Huxley en Un mundo feliz y Ray bradbury en Fahrenheit 451, se valen de la realidad llevada al extremo y unos personajes, sometidos a una aberrante deshumanización, para completar relatos aterradores, pero atrapantes, de esos que no pueden dejar de leerse pese a la crudeza de su narrativa. Tres décadas después del 1984 que todos conocimos y tras 65 años de la publicación del 1984 nacido de la genialidad y la sobre estimulada imaginación de George Orwell, huelga decir — no sin un escalofrío de terror — cuál de las dos realidades se aproxima más a la que vivimos en la actualidad.

“Si quieres imaginarte cómo será el futuro, figúrate una bota aplastando un rostro humano... incesantemente” Entonces más allá de las páginas aún cobra vida la imagen de un Winston o una Julia cualquiera y casi se puede sentir la presencia de la Policía del Pensamiento y la constante vigilancia, la ausencia total de la conciencia de la propia historia, la imposibilidad de hacer prevalecer la voluntad individual y el fervor incondicional hacia el líder invisible, pero omnipresente; y en un determinado momento, como sumidos en una dimensión paralela se hace imposible saber con certeza si lo que se describe es una obra de ficción o nuestra sociedad moderna y globalizada, en la que una falsa sensación libertad hace que las personas acepten irresponsablemente, pero con determinación e incluso con satisfacción, las bases de un nuevo totalitarismo disfrazado de democracia, o en la que gracias a la sobre exposición mediática se tiene acceso ilimitado a toda clase de información, pero no se conoce nada con propiedad y en donde la polarización para defender posiciones irrelevantes e impuestas, distrae la atención de los temas importantes.

Un cielo con dos lunas Es posible que no exista una forma más compleja y a la vez más acertada de explicar la existencia de esta nueva dimensión, que la que se encuentra a lo largo de los tres libros de 1Q84, de Haruki Murakami y que se representa mediante el juego de palabras en el que se remplaza el 9 por la letra Q, por ser de idéntica pronunciación en el idioma japonés. Publicada en 2011, más allá del título, evidentemente alegórico, esta historia guarda alguna relación con la novela de Orwell, que incluye una referencia directa, en la conversación entre uno de los dos protagonistas, Tengo Kawana y el profesor Ebisuno, en la que llaman la atención sobre la similitud entre Vanguardia, la secta religiosa que marca el destino de la mayoría de personajes, y el régimen alienante impuesto por el Gran Hermano. Pero es tal vez la relación más significativa entre las dos obras, la descripción de la escena en la que en una mañana de diciembre, en medio del salón de clases, Aomame toma la mano de Tengo sin pronunciar

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Artículo central palabra alguna, lo que recuerda el encuentro entre Julia y Winston en la Plaza de la Victoria y el contacto de sus manos en medio de la multitud. Sin embargo, al margen de estos detalles, la referencia que mejor aborda el tema que nos ocupa, es la impotencia de los personajes, que lejos de ser dueños de su destino están a merced de un orden superior. Así, tal y como los habitantes de Oceanía, Tengo, el apático profesor de matemáticas y aspirante a escritor y Aomame, la instructora de un gimnasio y asesina al estilo vigilante, se ven envueltos en una infructuosa búsqueda por reencontrarse después veinte años, en la que sus caminos se entrecruzan pero sin advertir que se encuentran en planos diferentes, mientras la trama se complica con la intervención de la indescifrable Fukaeri y los largos tentáculos de Vanguardia, todo orquestado por la Little people y sus crisálidas de aire, siempre bajo las presencia inmutable de un cielo con dos lunas. A lo largo de más de mil páginas, el lector recorre este sendero, que en no pocas ocasiones se torna tortuoso, como movido por un especie de poder hipnótico que ejerce el autor, a través de repeticiones, divagaciones, momentos de éxtasis y otros de marasmo, en una estructura en la que se identifica la hortodoxia de El clave bien temperado de Johann Sebastian Bach, presente a lo largo de la historia, así como la frenética fanfarria de la Sinfonietta de Leoš Janáček, perfecta banda sonora el mejor estilo de Muralami, pero esa… esa es otra historia.

7 datos sobre 1984 de Orwell • La novela fue escrita entre 1947 y 1948 y publicada en junio de 1949. • Hay muchas hipótesis sobre la escogencia del título, la más aceptada es la del cambio de los últimos dígitos de 1948, fecha en la que Orwell terminó de escribirla. • El autor se debatió entre 1984 y El último hombre en Europa, decidiéndose finalmente por la primera opción.

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• La temible habitación 101, hace referencia a la oficina que ocupó Orwell mientras trabajaba para la BBC. • El color negro del uniforme del Partido Interior está inspirado en la indumentaria de la SS alemana, mientras que el azul del Partido Exterior corresponde a la Falenge española. • El nombre del protagonista Winston Smith, hace referencia Winston Churchill, Primer Ministro del reino Unido entre 1940 y 1945. • La V del los cigarrillos y la ginebra de la victoria, recuerda el distintivo utilizado por los Aliados en la Segunda Guerra Mundial.


7 datos sobre el autor

7 acontecimientos de 1984

• Eric Arthur Blair, nació en 1903 Motihari, territorio de la India que en la época se denominaba Raj Británico.

• El 11 de enero, después de más de un siglo, Estados Unidos reinició relaciones diplomáticas con el Vaticano.

• Trabajo como profesor de escuela, cronista y periodista, además de pertenecer a la Policía Imperial India en Birmania.

• El 24 de febrero Brunei se independiza del Imperio Británico.

• En sus obras criticaba abiertamente todas las manifestaciones de totalitarismo en Europa.

• El 30 de agosto la NASA lanza el trasbordador espacial Discovery.

• El término “orwelliano” se usa con frecuencia para describir un sistema totalitarista y autoritario. • El seudónimo George Orwell apareció por primera vez en 1933, inspirado en el Santo patrón de Inglaterra y en el Río Orwell. • George Orwell falleció el 21 de enero de 1950 a la edad de 46 años.

• El 3 de septiembre Pieter Willem Botha se convierte en Presidente de Sudáfrica. • El 31 de octubre es asesinada la Primera Ministra de la India, Indira Gandhi. • El 6 de noviembre Ronald Reagan es reelecto como Presidente de Estados Unidos. • Se publica La insoportable levedad del ser, del autor checo Milan Kundera.

• Su tumba puede visitarse en la localidad inglesa de Sutton Courtenay.

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Letra y música Diamond dogs - David Bowie “Diamond dogs” es el perturbador pero fascinante resultado de la influencia de una aterradora pero magistral novela, en la obra de un extraño pero genial cantautor. Publicado en 1974, “Diamond dogs” se convirtió en el octavo álbum del cantante y compositor originario de Brixton Inglaterra, David Bowie, con el que continúa la onda apocalíptica desatada con “Ziggy Stardust” de 1972, pero ahora con una clara línea temática cimentada en la aplaudida obra 1984, del autor británico George Orwell, aderezada con una estructura experimental y una olvidable incursión en la música disco. El tono general del álbum –que como dato más que anecdótico tuvo como guitarrista líder al mismo David Bowie– representa el espíritu del relato orweliano, marcado por la paranoia y la represión, que moldea las mentes de las personas, desnaturaliza su existencia y condiciona la forma en la que se relacionan, lo que se evidencia en canciones como Diamond dogs. This ain’t rock’n’roll. This is genocide! As they pulled you out of the oxygen tent You asked for the latest party With your silicone hump and your ten inch stump Dressed like a priest you was Tod Browning’s freak you was Crawling down the alley on your hands and knee I’m sure you’re not protected, for it’s plain to see The diamond dogs are poachers and they hide behind trees Hunt you to the ground they will, mannequins with kill appeal

Sin embargo, las alusiones más claras a la novela, se encuentran en el lado B del disco, en dónde encontramos una trilogía de canciones que inicia con We are the dead, frase estrechamente ligada al reclutamiento de Winston y Julia a la etérea resistencia y posteriormente, vinculada con la aceptación de su arresto por parte de la Policía del Pensamiento. Nosotros somos los muertos es una frase lapidaria y sombría pero a la vez cargada de esperanza de sentar las bases de un futuro diferente. We are the dead – David Bowie Something kind of hit me today I looked at you and wondered if you saw things my way People will hold us to blame It hit me today, it hit me today We’re taking it hard all the time

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Why don’t we pass it by? Just reply, you’ve changed your mind We’re fighting with the eyes of the blind Taking it hard, taking it hard Yet now We feel that we are papers, choking on you nightly They tell me “Son, we want you, be elusive, but don’t walk far” For we’re breaking in the new boys, deceive your next of kin For you’re dancing where the dogs decay, defecating ecstasy You’re just an ally of the leecher Locator for the virgin King, but I love you in your fuck-me pumps And your nimble dress that trails Oh, dress yourself, my urchin one, for I hear them on the rails Because of all we’ve seen, because of all we’ve said We are the dead One thing kind of touched me today I looked at you and counted all the times we had laid Pressing our love through the night Knowing it’s right, knowing it’s right Now I’m hoping some one will care Living on the breath of a hope to be shared Trusting on the sons of our love That someone will care, someone will care But now We’re today’s scrambled creatures, locked in tomorrow’s double feature Heaven’s on the pillow, its silence competes with hell It’s a twenty-four hour service, guaranteed to make you tell And the streets are full of press men Bent on getting hung and buried And the legendary curtains are drawn ‘round Baby Bankrupt Who sucks you while you’re sleeping It’s the theater of financiers Count them, fifty ‘round a table White and dressed to kill Oh caress yourself, my juicy For my hands have all but withered Oh dress yourself my urchin one, for I hear them on the stairs Because of all we’ve seen, because of all we’ve said We are the dead We are the dead We are the dead


1984, es también el nombre del noveno track del álbum y la segunda canción de esta trilogía, que representa el encarcelamiento e interrogatorio de winston Smith en un lugar no determinado de la sede del Partido Interior, tal vez el momento más álgido y tormentoso de la historia en el que el lector sufre una transformación similar a la del procesado, pasando de la ira, al miedo, luego al cansancio para firmar con gusto la rendición.

Finalmente encontramos a Big brother, que se presenta como el perfecto colofón para el álbum, recordando también el final de la novela y la interiorización por parte de Winston, del amor hacia el líder todopoderoso, haciendo énfasis en el paradigma del glamur de la figura del dictador y la delgada línea que la une con la banalidad.

1984 – David Bowie Someday they won’t let you, so now you must agree The times they are a-telling, and the changing isn’t free You’ve read it in the tea leaves, and the tracks are on TV Beware the savage jaw Of 1984 They’ll split your pretty cranium, and fill it full of air And tell that you’re eighty, but brother, you won’t care You’ll be shooting up on anything, tomorrow’s neverthere Beware the savage jaw Of 1984 [CHORUS] Come see, come see, remember me? We played out an all night movie role You said it would last, but I guess we enrolled In 1984 (who could ask for more) 1984 (who could ask for mor-or-or-or-ore) (Mor-or-or-or-ore) I’m looking for a vehicle, I’m looking for a ride I’m looking for a party, I’m looking for a side I’m looking for the treason that I knew in ‘65 Beware the savage jaw Of 1984 [CHORUS]

Big Brother - David Bowie Don’t talk of dust and roses Or should we powder our noses? Don’t live for last year’s capers Give me steel, give me steel, give me pulsars unreal He’ll build a glass asylum With just a hint of mayhem He’ll build a better whirlpool We’ll be living from sin, then we can really begin Please saviour, saviour, show us Hear me, I’m graphically yours [CHORUS] Someone to claim us, someone to follow Someone to shame us, some brave Apollo Someone to fool us, someone like you We want you Big Brother, Big Brother I know you think you’re awful square But you made everyone and you’ve been every where Lord, I’d take an overdose if you knew what’s going down [CHORUS (3 times)] We want you Big Brother http://www.youtube.com/watch?v=UWc1xxs5-e0

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Para leer El chico sobre la caja de madera Leon Leyson V&R Editoras El chico sobre la caja de madera. Memorias del sobreviviente más joven de la lista de Schindler describe la vida de un niño judío antes y durante el Holocausto. Y también algo que nadie había relatado muy bien hasta ahora: los años posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial.

Para salvarlo y poder llevarlo a trabajar a su fábrica, Oskar Schindler dijo que el pequeño Leon era indispensable, ya que era el único que, por su tamaño, podía accionar una palanca que ponía en marcha una máquina en particular. Para ello, el niño se paraba arriba de una caja de madera y desde allí accionaba la palanca. Leon Leyson tenía apenas 10 años en 1939. Recién a los 19 pudo rehacer su vida: le habían robado su adolescencia completa. Aún así, nunca se rindió.

El chico sobre la caja de madera es un relato de supervivencia, de gran valor histórico y humano, que vale la pena conocer y difundir.

Novedades

Después de Anna Frank, es el mejor testimonio de un niño que atravesó la Segunda Guerra Mundial.

Antología universal del relato fantástico Edición y Prólogo Jacobo Siruela Atalanta

E. T. A. Hoffmann, Honoré de Balzac, Alexander Pushkin, Edgar Allan Poe, Nathaniel Hawthorne, Théophile Gautier, Villiers de L’Isle-Adam, Wilkie Collins, Bulwer-Lytton, Fitz James O’Brien, Charles Dickens, Iván Turguéniev, Sheridan Le Fanu, Vernon Lee, Guy de Maupassant, O. Henry, H. P. Lovecraft, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, entre muchos otros. La totalidad de estos cuentos demuestra sobradamente que la literatura fantástica es mucho más que un mero género literario. Su vasto abanico de temas, complejidad narrativa y continuidad en el tiempo, y el hecho de que tal vez los mejores relatos de los dos últimos siglos ya transcurridos sean fantásticos –pensemos en Poe, Maupassant o Henry James en el XIX, y en Borges o Kafka en el XX–, es ya una prueba cabal de que constituyen una categoría literaria universal de primer orden e inagotable potencia.

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Novedades

Esta antología recoge 55 de los mejores relatos fantásticos de los siglos XIX y XX de los más destacados autores de tres continentes, entre los que se desatacana


Hotel Paradiso Ramón Pernas Planeta

Puesto en la tarea de liberarse y de liberar a sus compañeros de esta condena, el ingeniero se verá sorprendido por la llegada al pueblo de un colorido circo, cuya atracción principal es la elefanta Zara, con la que él comparte una historia que se remonta a su juventud. En Hotel Paradiso, novela ganadora del Premio Azorin 2014, Ramón Pernas se vale de una narración a dos voces, la del anciano, a veces poco confiable; y la de la nieta joven y llena de ilusiones, para darle vida a una historia que refleja la soledad de la vejez, matizada por la magia del circo y con una enorme carga emotiva.

Novedades

Víctima de su propio invento el ingeniero J. I., tras el abandono de sus hijos, se ve condenado a pasar sus últimos días recluido en la residencia para ancianos Paradiso, la misma que él había construido muchos años atrás.

Margot tiene treinta y ocho años, un gato, un novio apodado Tormento y una situación precaria en el periódico en el que trabaja. No era así como Margot había imaginado su vida: el trabajo la devora, su jefa le hace encargos cada vez más surrealistas, Tormento parece ser aún peor que su apodo, e incluso el gato, que se ha convertido en el único que le da cariño, no atraviesa su mejor momento. Un día, Margot cruza el umbral de una pequeña administración de lotería gestionada por una octogenaria muy especial: Caterina. Cuando su pequeño local es atacado, Margot se convierte en el mejor apoyo de su nueva amiga y en detective improvisada para tratar de averiguar quién tiene interés en arruinar la vida de Caterina… Porque Margot sabe que arriesgarlo todo a veces es el único modo de ganar.

Buena suerte es la primera novela de la escritora Barbara Fiorio traducida al español.

Novedades

Buena suerte Barbara Fiorio Suma de letras

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Poema Sobre la tela de una araña La cordura ha comenzado a destejer los hilos que sostienen a la muerte. El silencio resquebrajando las paredes, marcando líneas imprecisas por donde se asoma la memoria de los días sin recuerdos. La huella del relámpago en la grieta; el vacío que extiende su erosión mientras la vida se adelgaza entre sus quiebres. El hilo que se anuda en las esquinas, en los rincones donde la voz no llega y la hormiga se detiene. También nosotros nos detenemos a pensar creyendo que todavía hay un espacio para sostener la última telaraña que nos queda. Justo ahí, en la que caen presos Los zancudos, el polvo, la vida. Junior Adilson Palmirano. Licenciado en Literatura (Universidad del Valle). Docente. Poeta (en proceso).

Cuento Yo maté al poeta de la esquina Si, fui yo, yo lo maté. Fue anoche mientras se fumaba el machacado de hojas secas que apilaba celosamente en su odiosa pipa de madera, y se acomodaba por enésima vez, ese sombrerito carcomido de intelectual que según él, le regalo el maricon de Neruda un verano torcido en Nueva York. Sí, yo lo mate. ¿Qué si estoy arrepentida? No o no lo sé, mejor dicho aun no lo estoy. Solo sé que esta mañana mi cabeza era un delicioso caos mental, un desbarajuste de emociones encontradas con exquisito sabor a sangre, con el olor a pólvora quemada aun en mis dedos. Tengo la sensación de haber tenido un orgasmo, un orgasmo placentero producto de la psicosis satisfecha que me ha producido destaponarle la cabeza a ese idiota de ideas bonitas. ¡Qué bonito es lo bonito! Me decía todos los días, si, todos los santos días desde que mi coronel me asignó su protección. Él, el ex-poeta, todavía lo recuerdo, me recitaba poemas, me entonaba sonetos melancólicos y me hacia suspirar con la vista trastornada cada vez que salían de su boca las locas creaciones de su mente. Me tenia harta, hasta la coronilla. Nadie me vio, fue una misión perfecta o por lo menos eso creo. Él tampoco lo vio venir, incluso a pesar de haber sido un asesinato de frente, fue un acto cobarde, pues él confiaba en mí ¿O estaba enamorado? Como sea, no me importa, lo he matado con mis propias manos, con mi propia arma de dotación ¿Mi propia arma? Ahora que lo pienso, he cometido un grave error, ya me imagino la cara de la forense cuando escudriñando en el cerebro soñador del poeta se le tropiecen los dedos con mi bala, mi estupenda bala, descubriéndole su seriado, ese sellito inamovible que develara hasta mi alma, estoy segura que se le iluminara toda la cara con las luces de la sorpresa. No tardaran en caerme encima ese manojo de marionetas uniformadas gritando como hombres sobreactuados ¡go-go! y apuntándome sin piedad. ¿Pero por qué? Si yo soy una heroína. Yo personalmente he librado al mundo del tedio al que lo tenía sometido ese triste poeta, lo he librado de sus versos libidinosos, de sus letrillas tontas, de sus trovas irregulares y de sus rimas lujuriosas. ¡Poesía eres tú!... me decía con sus labios sedientos de sexo, mirándome a la cara, depurándome hasta los huesos. Pues sí, poesía soy, y esta es una mañana en la que el destino no me ganara de nuevo la partida. C.J. Torres Autor cartagenero. Nominado en 2012 a escritor del año. Escribe para varias revistas y diarios. Su página web es: www.cj-torres.com Autor de Los Bautizos de Mariana e Ethan Wess y la caída de la corona de Henrietta Stanley.

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Cuento Trama borgiana Llegué tarde. El tiempo transcurre muy lentamente ahora. Me senté como un fantasma confundido y sediento y no pude beber más que agua tibia. ¿Había llegado antes, ya se había ido, no vendría, vendría luego...nos habíamos confundido de lugar...de hora...de tiempo? Solo había un par de personas discutiendo, distraídos, en un par de mesas laterales. El día era soleado, pero no tanto como para convertirme en El Extranjero...debía escribir un par de cartas atrasadas, represadas (casi) desde la última glaciación o mudanza. Hoy no avanzaba bien el día, me sentía como el último neanderthal que le aulló a la luna o como el primer hombre en Marte; hablar de las distancias ilimitadas que se tocan en algún punto, como una convergencia (casi) casual, era la única fe con que contaba en los días grises. Era una fuerza secreta, ajena (casi digo un Milagro secreto). Mientras esperaba, trataba de leer un viejo cuaderno de ucronías más o menos impersonales y miraba de reojo un reloj de arena que usaba una pareja para jugar ajedrez. Podían llevar toda la vida en eso. Esa escena me trajo un par de nombres disueltos por el tiempo-enron y se me quitaron de un golpe las ganas de seguir leyendo. “Your move...your move...” escuchaba inconscientemente. La partida ya estaba avanzada, pero aun no podía entreverse un ganador. La mujer parecía más concentrada, pero cada quien tiene su táctica para presionar al otro jugador. Cada movimiento lleva implícito una trama invisible, no solo para los jugadores. Es lo aprendí jugando con mi abuelo, mucho antes de leer a Borges. El hombre jugaba con guantes, un detalle que no puede ser menor. A su lado tenía un perro lazarillo y entonces me di cuenta que ambos eran ciegos. Miré al perro fijamente y me pregunté en qué momento los dos habíamos olvidado la luna. Pensé también –era inevitable- en Laika. Soledades perrunas. Tanto pasado y tanto futuro juntos me marearon. De repente la pareja dejó de jugar, pero siguieron dándole vuelta al reloj, como si estuvieran encallados en la arena, enquistados en el vacío del próximo movimiento. Ay, si fuera budista, todo hubiera sido más claro, pero un día cambié al Buda por un dragón en un bazar. El perro al parecer tampoco era budista, pero no necesitaba escribir para vivir. La pareja seguía jugando con el reloj, se turnaban para darle vuelta, comunicándose sin hablar y olvidando el tablero y el perro. ¿Sentirían mi presencia? ¿Sabrían que estaban ahora conmigo en estas páginas dispersas? Sentía que podían escucharme en voz baja, siguiendo el sonido de cada una de mis letras, palpitando el eco de lo que se m escapaba y se perdía en el silencio hasta llegar al grito del hombre que ya aguardaba en Marte. El perro, Aquiles lo llamaban, podría ser mucho más que yo el eslabón perdido en-

tre el neanderthal y el de Marte. ¿En donde estaba yo entonces? El perro me miraba como un sabio que está a punto de moler a palos a su improvisado Discípulo. Al rato se quedó dormido. ¿Soñaría con caballos a los que les ladraría como a la vieja luna? Cuando Aquiles se durmió, los jugadores retomaron la partida. Jugó ella. Blancas al ataque: peón toma caballo (el perro no se despertó). Vuelta al reloj. Más arena movediza, disuelta, innombrable. No se hablaban, no se hablaban, hay jugadores así, hay parejas así...¿serían pareja? Si el perro soñara con caballos, se despertaría. Mueven las negras (Ping diría Beckett): caballo toma alfil: jaque. Más arena. El hombre se quita los guantes, son negros, de cuero, con una marquilla de metal. Sus manos son de músico. Se ven unas iniciales: A.C. La mujer acaricia suavemente al perro y le susurra algo al oído...No hay contraataque de las blancas, retroceso, casi retirada. Reina protege rey “postrero”. Más y más arena perdida. (¿Y si el perro soñara con torres?). Alguien llega. Apurada. Se sienta dándome la espalda, me ignora. Negras: caballo al rey: jaque, morirá la reina. Empieza a llover, primero tenue, luego febrilmente. El Extranjero se habría salvado. Los jugadores se olvidan del reloj. El final es inminente. El perro se despierta, se rasca, se lame y... aúlla. Ahora es de noche. La lluvia arrecia. Un par de jugadas más y llega el jaque mate. Miro a la mujer, que se ha volteado para ver al perro. Me sonríe. No es ella, pero puede serlo. No espera a nadie en particular. Yo puedo ser otro. Ella es otra. Sí, Los parasoles ahora son paraguas de mal agüero que nos protegen de la intemperie pero no del amor. La arena no se mueve. Nos van dejando solos. Los jugadores se mueven y solo el perro se despide, moviendo un poco la cola. Nos quedamos solos y comenzamos una nueva partida. Aquiles Cuervo Universidad Nacional de Colombia-Universidad París 8... Litchis de Madagascar...A tientas...Todas las tardes al sol...Buscando puentes sobre los abismos...(mais) En-Paz: http://bogotaucronica.blogspot.com/

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Por el túnel de letras Marta Robles

Por: Ismael Iriarte Ramírez

Pocas personan combinan en la actualidad el ejercicio periodístico y la creación literaria, con tanto acierto como Marta Robles, y es que esta dualidad tan común en otras épocas se le da muy bien a la autora que además de dejar impreso su particular estilo en varios de los medios de comunicación más importantes de España y haber publicado varios títulos de no ficción, nos ha sorprendido con cuatro libros de ficción entre los que se destaca la celebrada novela Lucía y los espejos, galardonada en 2013 con el Premio de Novela Fernando Lara. Los invitamos entonces a transitar por el Túnel de letras en compañía de Marta Robles.

¿Cómo ha contribuido su carrera como periodista al desarrollo de su obra como escritora? Supongo que de una manera definitiva, aunque no sea del todo consciente de ello. En realidad mi vocación literaria es muy anterior a la periodística. Yo quería ser escritora desde niña, probablemente porque siempre me fascino leer; pero es cierto que cuando empecé la carrera de Periodismo me volví una auténtica adicta. El Periodismo es un veneno que si entra en la sangre se queda para siempre. Y más que matar da la vida. Por lo menos a mí. Y como cuando uno es periodista, necesariamente tiene que cumplir ciertas reglas como las de documentarse, contrastar la información o ser muy riguroso, todo eso se convierte en un hábito a la hora de contar cualquier historia. Diría que tiene de bueno que contribuye a que la ficción que escribimos sea bastante verosímil y de malo que podemos llenarla de datos de más, por esa necesidad de asegurarnos de que todo quede perfectamente explicado. Cuando veo que voy por ese segundo camino pienso en aquello que decía Borges de “ante todo no seas obvio”. ¿Y en qué medida influye la vocación

literaria en su trabajo periodístico?

En la manera de escribir, sin duda. Para mí es imprescindible que los textos estén bien escritos, bien 18

Foto: Gabriela Tarascón

puntuados y que transmitan la emoción debida. Sobre todo los de opinión. Cada artículo lo construyo como una pequeña novela, con su introducción, nudo y desenlace.

¿Es posible que algún día la escritora desplace por completo a la periodista? No me gustaría tener que elegir; pero es cierto que, según van pasando los años, la escritura cada vez ocupa más espacio en mi vida.

¿Qué significa Madrid para su obra y para su vida? Madrid es mi ciudad. El lugar donde he nacido, he crecido, he vivido, he llorado y he reído. Supongo que soy una madrileña típica. Y eso significa que no me siento de ninguna parte y me encuentro bien en todas. Pero creo que mis personajes de ficción necesariamente han de pasearse en algún momento por Madrid, aunque a veces ni lo mencione. Quizás


muchos de ellos son también muy madrileños y, por tanto, de ninguna parte y de todas como yo.

¿Cómo afrontó el reto de escribir una novela con contenido eminentemente histórico como Luisa y los espejos y la responsabilidad de recrear un fragmento de la vida de una persona de carne y hueso? Afronto cualquier novela con una enorme responsabilidad. No se trata de juntar páginas, sino de conseguir contar una historia que provoque emoción. La emoción diferencia una buena novela de una mala. Y ni el mejor de los personajes reales o ficticios consigue emocionar en una historia mal contada. En esta novela hay una parte histórica, pero total y absolutamente invadida por mi imaginación. Pretendía descubrir a los lectores a Luisa Casati, sí…., pero a mi Luisa Casati. Era imprescindible que los datos que rodeaban a todas las conversaciones, situaciones y encuentros sexuales ficticios que planteo fueran exactos; pero la marquesa que habla y siente en mi novela es la que yo he imaginado. Si ella fue ,en realidad, tal y como yo la pinto, incluso si su relación con d’Annunzio estuvo tan llena de complicidad y de pasión como yo cuento en mi relato, es discutible. Y lo es, porque los artistas e intelectuales que convivieron con ella y escribieron sobre ella, tuvieron percepciones diversas. Y yo he construido el personaje y su historia mezclando las percepciones de todos ellos y las mías. No se si todos los que la conocieron estarían de acuerdo con la imagen que ofrezco de ella, pero estoy casi segura de que ella misma sí se vería reflejada en las páginas de Luisa y los espejos Creo que a ella le hubiera gustado la novela.

un libro colectivo sobre el mito de Don Juan, junto a otras cinco escritoras y un ilustrador, y a mí se me ocurrió revolver los vientos y los tiempos y juntar a los máximos creadores del mito de Don Juan, de distintas épocas, en el café Florian de Venecia. Se suponía que Tirso de Molina, Zorrilla, Mozart y Molière debían acudir allí atendiendo a la llamada de Lord Byron –que vivió en Venecia-, que les reunía para ver quién de todos ellos era capaz de conquistar a la mujer más excepcional de todos los tiempos. Tenía el argumento del relato, los protagonistas masculinos, el escenario…, pero me faltaba la mujer excepcional. Me empeñé en que la mujer que yo buscaba debía tener algo que ver con Venecia y, concretamente, no se decir por qué, con el Palazzo non finito, que ahora alberga el museo de Peggy

Cuéntenos acerca del afortunado encuentro con Luisa Casati, ese encantador personaje histórico, aparentemente frívolo, pero lleno de matices y simbolismos. Fue casi como una aparición en mi vida. Un fantasma que se coló en mi propia historia, como le sucede, de alguna manera, a la otra Luisa de mi novela. Mi amigo Fernando Marías me propuso participar en 19


Por el túnel de letras jos son la mayor de nuestras obras y trascendemos gracias a ellos. Por lo demás, no se exactamente si siento la necesidad de “dejar huella en este mundo”. Lo que sí se es que siento la necesidad de contar y que me gustaría que alguno de mis pensamientos se quedara prendido en el recuerdo de quien lo lee. Quisiera, por ejemplo, que esta novela, más allá de descubrir a Luisa Casati, ayudara a quien la lee a reflexionar sobre su propia vida, a colocarse delante del espejo y a tomar las decisiones oportunas para acercarse a la felicidad. Cada cual a la suya, claro, porque lo que nos hace felices a unos u otros es muy diferente.

Tomando las palabras de la Luisa Casati de la novela: “El aburrimiento solo se da en almas vacías, Bice. Y mi alma siempre está llena de arte…”. Es claro que la suya no es un alma con espacio para el aburrimiento, pero ¿De qué está llena? Foto: Alberto Roldán

Guggemheim. Descarté a la propia Peggy porque nunca me había resultado simpática y, buscando, buscando, de pronto, vestida de blancas transparencias, con la piel maquillada también de blanco, casi como un cadáver, los ojos ahumados, el pelo y los labios rojos y acompañada por sus dos guepardos con collares de diamantes y turquesas, apareció Luisa Casati. Le pregunté a Fernando si sabía quién era y, al describírsela, me dijo: “No puede ser real. Te la has inventado.” A partir de ahí supe que Luisa Casati tenía que ser la protagonista de aquel relato (“Cinco hombres y Luisa”) y de mi siguiente novela.

Las luisas de la novela comparten entre muchas otras cosas la necesidad de trascender y “dejar huella en este mundo” ¿Siente usted esta misma necesidad? ¿Es esa una de sus motivaciones para escribir? Sinceramente creo que todos tenemos esa necesidad en mayor o menor medida. De hecho, los hi20

Bueno, esas son palabras mías que yo le adjudiqué a mi Luisa Casati, porque creí que ella podría haberlas pronunciado. Si el alma de mi Luisa Casati estaba llena de arte y de magia, la mía está llena de curiosidad y de capacidad para amar. Lo que más me fascina en la vida, más que la inteligencia o la belleza es la bondad. Y antes que cualquier otra cosa, me interesan las personas. Todas. Independientemente de su estrato social, de sus glorias o de sus fracasos. Creo que todas las personas tienen algo que contar. Y a mí me gusta escucharlo.

En Las once caras de María Lisboa, Diario de una cuarentona embarazada y Luisa y los espejos, los lectores pueden descubrir diversas historias y situaciones, a través de la maravillosa mirada de mujeres muy diferentes, pero todas cargadas con fuerte componente feminista y emocional, casi como un sello distintivo de su obra, pero ¿Qué es exactamente lo que esa mirada le ofrece? Supongo que esa es mi mirada y no puedo evitar que se quede en lo que escribo. Es verdad que to-


das mis mujeres, hasta las que más sufren en Las once caras de María Lisboa, son mujeres feministas y reivindicativas; pero no siempre consiguen estar en el sitio que les corresponde, para que a su alrededor todo se construya sobre ese sueño de equiparación de derechos, porque viven en un mundo en el que todavía no se ha logrado. Creo que lo más importante de mis mujeres es que están dispuestas a intentarlo todo por amor, por vivir, o por lo que consideran que de verdad merece la pena. Tal vez como yo.

fuera el mismo que el de la de Luisa Aldazábal. Y yo creo que, si el inicio de la novela es de Luisa Casati, el final es de Luisa Aldazábal y la emoción que destila su correspondencia con Gabriel Quiroga no tiene nada que envidiar a la de la marquesa con d’Annunzio. El mayor golpe de emoción de la novela, se produce al final, y es solo de Luisa Aldazábal. Espero que en mi próxima novela los personajes también se disputen la emoción entre si.

¿Qué sigue para Marta Robles después del listón tan alto que ha dejado su última novela?

Un autor: Albert Camus

Pues otra novela. En ella estoy. No es una novela histórica, ni hay vidas paralelas, pero creo que hay mucha emoción. Y eso es lo que, como te decía antes, me parece más importante. De hecho en “Luisa y los espejos” mi verdadero reto era que el grado de emoción que provoca la historia de Luisa Casati

Un personaje: Calígula.

Y para terminar…

Un libro: Calígula de Albert Camus.

Podría citar muchos libros, muchos autores y muchos personajes, pero este de Camus cambió mi vida cuando lo leí, gracias al modo en el que autor retrato al personaje de Calígula.

Foto: Alberto Roldán

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Como en el cine Rain man Desde que la industria cinematográfica tomó el impulso definitivo que la instaló en el corazón de la cultura popular en la primera mitad del siglo XX, ha encontrado su fuente primaria de inspiración en la literatura, por lo que durante décadas hemos visto cómo las historias y personajes que vieron la luz bajo la pluma de un escritor y se presentaron ante nosotros en las páginas de algún libro, cobraron vida en la pantalla gigante con mayor o menor suceso, algunas con críticas implacables por minar la grandeza de una obra maestra y otras merecedoras de aplausos al arrebatar un título ignoto de las garras del anonimato; e incluso en muchas ocasiones contando con la participación de los autores originales para garantizar la fidelidad de la adaptación. En contraposición encontramos el camino menos exitoso y si se quiere menos glamuroso que representa la creación de piezas literarias a partir de una película, ejercicio tradicionalmente empleado para potenciar el éxito de algún filme, en general taquillero, pero lejos de trascender en el tiempo. Y es en este sendero menos transitado en el que han encontrado su lugar en el mundo autores como Leonore Fleischer, periodista estadounidense del Washington Post y el New York Magazine, entre otros medios, reconocida por sus meritorios intentos de llevar al papel, recordados títulos cinematográficos como Ha nacido una estrella, Funny Lady, El cielo puede esperar, Fama, Agnes de Dios y por supuesto, Rain man, a la que van dedicadas estas líneas. En 1988 cientos de miles de personas en todo el mundo conocieron al hombre la lluvia, dirigida por Barry Levinson y protagonizada por Tom Cruise en el papel de Charlie Babbitt, pero sin dudas potenciada por la magistral actuación de Dustin Hoffman, quien interpretó al hermano mayor autista, personaje inspirado en Kim Peek, considerado como el savant más famoso de la época. La película que narra la historia de Charlie Babbitt, un joven ambicioso e inescrupuloso, que descubre que al morir, su padre le ha dejado toda su fortuna a su hermano, cuya existencia y condición especial desconocía. Con el propósito de recuperar lo que según él le pertenecía, Charlie rapta a Raymond del hospital psiquiátrico en el que había permanecido la mayor parte de su vida y lo lleva en una trepidante aventura de carretera, en la que reviven los lazos del pasado y se encuentran como verdaderos hermanos. Charlie fracasará en su intento por obtener el dinero, pero ganará un hermano mayor y aprenderá algunas lecciones que cambiarán

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su vida, mientras que antes de regresar a la “seguridad” de su reclusión, Raymond, vivirá aventuras inimaginables, contará cartas en Las Vegas, recibirá su primer beso, bailará con una hermosa mujer, conducirá el auto de su padre, e incluso jugará un partido de béisbol real.

He visto la tumba de papá. Y he jugado a cartas. Y he ganado a Charlie Babbitt. Y he conducido el coche... Rain man recibió cuatro premios Oscar en las categorías más importantes, mejor película, Mejor director, Mejor actor principal y Mejor guión, mientras que más allá de algunas críticas por lo que fueron consideradas como imprecisiones en la descripción de la condición de savant, en el imaginario colectivo quedó grabada la impetuosa presencia de un jovencísimo Tom Cruise, la belleza y exuberancia de Valeria Goino y como es apenas lógico la memorable actuación de Dustin Hoffman. En 1989, solo un año más tarde, llegó a las librerías el volumen del mismo nombre, escrito por Leonore Fleischer, que generó como reacción instintiva una gran expectativa, en especial entre aquellos que esperaban la continuidad de las aventuras de los hermanos Babbitt y que pronto descubrieron que tendrían que conformarse con una reproducción bastante fiel de la película, que además debía lidiar irremediablemente con la imagen y la personalidad del laureado reparto original.


En formato de novela corta y con una vocación si no de continuidad, por lo menos sí de oficialismo frente a la película, el libro presenta algunas características interesantes, en virtud de misma naturaleza, de esta forma, se destinan varias páginas a describir con mayor minuciosidad aspectos como el diagnóstico de Raymond y su entorno en el hospital, así como de su afición al béisbol y la fascinación que comparten los hermanos por el Buick del padre, lo que se complementa con un estilo que en general puede considerarse correcto, con detalles bien cuidados, aunque sin mayor osadía literaria. Sin embargo, en la opinión de quien escribe, la novela sucumbe en el intento de reproducir la fuerte carga emocional de la película, con situaciones como las de las anotaciones en las libretas de Raymond, en especial la destinada a los sucesos graves, así como sus inevitables reacciones en búsqueda del anhelado estado de “no miedo”, entre las que sobresalen sus repentinas apariciones en el imaginario montículo del lanzador, sus divagaciones, la necesidad de ver su programa favorito a la hora señalada, o la extrema alternativa de morderse la mano. Tampoco nos impactan de la misma forma que en el filme, la desesperación de Charlie, su relación con Susana, ni escenas como la de la bañera, cuando afloran los recuerdos de su pasado juntos, la del baile en el ascensor, o la va-

loración final del Dr. Bruner, que certifica la inexorable separación de los hermanos. Pero sin lugar a dudas lo que más distancia al libro de la película, es la inigualable actuación de Dustin Hoffman, que lleva el hilo de la trama y marca el ritmo de la interacción entre los personajes y que es en mayor parte el responsable de que hoy, 26 años después, la historia permanezca vigente, por lo menos entre toda una generación y de que en medio de cualquier conversación surja de manera casi inconsciente una referencia al hombre de la lluvia. Al final del día la balanza se inclina por mucho hacía el lado de la versión original, lo que no significa que debamos desconocer los aspectos positivos del libro, siendo tal vez el principal mérito de la autora, la posibilidad de ensanchar el marco de influencia de la obra y de llevarla a nuevos públicos, estimulando nuevos sentidos y contribuyendo al engrandecimiento de la leyenda.

¡Escuchen! —gruñó Charlie levantándose—. No queremos dinero del doctor ni tampoco su consejo paternal ¡Abran los ojos! Ray y yo estamos muy bien juntos.

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Reseña Los Pasos Perdidos de Alejo Carpentier, la Gran Novela de América “Un día, los hombres descubrirán un alfabeto en los ojos de las calcedonias, en los pardos terciopelos de la falena, y entonces se sabrá con asombro que cada caracol manchado era, desde siempre, un poema.” Los pasos perdidos es, sin duda alguna, la gran novela de los orígenes de América si se la observa desde una perspectiva social, política e histórica. A través de ella notamos el sentimiento del hombre americano enfrentado a su imprecisa identidad y a una clara diversidad cultural que lo conduce a experimentar cierta incapacidad de comprender aquellas vivencias remotas e inefables que constituyeron el origen del continente y sus costumbres milenarias o ancestrales. En la novela se nos presenta un narrador innominado que conduce el relato de manera lineal y constantemente expresa sus más subjetivos sentimientos. Será este hombre, cuyos rasgos intelectuales (músico y etnomusicólogo, hablante de varias lenguas, perteneciente a la Academia y ciudadano de la Urbe) nos hacen relacionarlo con el sector letrado e intelectual de Latinoamérica, quien hallará en el mundo primitivo de la selva americana todo el conocimiento y la armonía que requería para encontrarse realmente con su pasado indígena. En ese sentido, podría perfectamente adoptarse el concepto ambivalente Ciudad real/ Ciudad letrada de Ángel Rama para dar cuenta de dos mundos dicotómicos que provinieron de un mismo principio pero que terminaron por diluirse en medio de la importación de taxonomías y culturas cada vez más alejadas de nuestra verdadera realidad. De esta manera, el relato nos conduce a través del viaje que realiza el narrador a un milenario mundo selvático donde confluyen sueño y vigilia, realidad - ficción, pasado - presente, civilización - barbarie, y donde además, se muestra un evidente choque de culturas, pues el personaje realiza esta aventura junto a Mouche, su amante, quien parece no poder desligarse de sus prejuicios o concepciones erradas del indio y la selva, contraponiéndose a Rosario, mujer de rasgos indígenas, de cuerpo febril, de pensamientos cosmogónicos y con un 26

Foto: Revista “Pájaro de Fuego”

alto grado de sensualidad, mítica y salvajismo tan arraigados a la cultura americana. A medida que va avanzando la historia, se comprende que el narrador, más que un simple relator de los hechos, es un cronista. De esta manera, al estilo de Garcilaso o Cortés, este nos va contando cómo se van desarrollando los sucesos a partir de su punto de vista. En un principio, notamos que resulta muy complejo para él, como hombre cosmopolita, comprender el imaginario de aquellas criaturas primitivas semejantes a una pintura de Paul Gauguin, y con costumbres inconcebibles o lejanas. Sin embargo, pronto se inserta de manera total en aquel mundo antiguo y logra convertirse en ese hombre nuevo que no necesita de conocimientos académicos para percibir el arte, la naturaleza y el espíritu ancestral que lo conmueve pero, de igual forma, lo define como sujeto americano. Así, dicho narrador presta su voz para hacer comprender que la humanidad arcaica por más que no posea los mismos conocimientos científicos, tecnológicos y técnicos que conocieron las ciudades gracias a la influencia europea, tiene cierta capacidad de curación, además de innumerables métodos y ritos que posibilitan el bienestar mental y físico. Esto podría indicar que el autor pretende también reivindicar la cultura aborigen e intentar abolir el imaginario colectivo del americano del último Siglo que rechaza lo indígena subordinándolo a lo europeo, y


por qué no decirlo, a lo capitalista. Es importante esta última referencia porque no se puede desconocer que Alejo Carpentier fue un escritor políticamente comprometido que sostenía que el novelista latinoamericano debía tomar como modelo la convulsión social, cultural y política del continente y hacerla materia prima dentro de la obra literaria, sin desatender al elemento estético que la compone. Evidentemente los autores de este periodo (segunda mitad de S XX) se mostrarán comprometidos oponiéndose por medio de su obra a los modelos que pudiesen opacar o imposibilitar el desarrollo de nuestra cultura indígena y nuestra identidad americana, de manera que el eurocentrismo y el capitalismo mundial resultaban, para ellos, modelos opresores de los pueblos de América Latina. De este modo, se muestra en la novela una especie de nueva búsqueda donde El Dorado parece reaparecer para desestabilizar los sentidos de ese narrador febril que ya no está interesado en continuar su vida en la ciudad y desea establecerse en el mundo mítico y remoto de las selvas americanas que aguardan a otros viajeros como Fray Pedro, quien intentará imponer la religión cristiana y morirá a manos de los indios remitiéndonos a Augusto Monterroso y El Eclipse para recordarnos que el indígena resiste porque sabe que no es inferior y que no podrán desligarlo de sus conocimientos porque no hay Jesucristo ni Aristóteles que logre eliminar sus saberes. También, la historia en la selva da paso a personajes como “El Acostumbrador”, el cual funda una ciudad en lo más remoto de la selva, renombrando las cosas y dándole origen a un nuevo orden, pero al estilo de José Arcadio Buendía y Macondo, defendiendo una utopía que a través de leyes que orienten una organización social clara no permitan el paso de imposiciones o males que desestabilicen la armonía casi fantástica del pueblo.

individuo o ese lado blanco, eurocéntrico, burgués, letrado, cristiano y “civilizado” que conquistó nuestro territorio y se perpetuó en nuestra raza, Rosario representando esa parte oscura, mítica, mágica, cosmogónica, y al mismo tiempo real, propia, arraigada al origen, y de costumbre aborigen, pero erradamente concebida a través de mecanismos o teorías que avasallan lo indígena y lo consideran inferior, pasado y falso; y finalmente, el narrador cuyo nombre no nos es rebelado pero cuyas intenciones son constantemente presentadas, ese ser subjetivo que se encuentra entre dos mundos porque debido a la multiplicidad cultural que vivimos en América no ha logrado encontrar su verdadera identidad, pero que finalmente opta por volver al origen escapando de su vida de allá para adherirse al mundo bárbaro que dio vida a lo que hoy llamamos América. María del Pilar García. Literata colombiana. Correctora de estilo y profesora de lengua castellana.

Cabe resaltar entonces que Los pasos perdidos es una novela que reivindica y muestra otra voz: la del nativo americano, porque busca eliminar la posición teleológica que considera lo indígena como lo pasado y por el contrario lo inserta en un plano presente que incluso continuará su desarrollo si no permite que el hombre “civilizado” lo invada. De esa forma, hallaremos en los personajes de la novela una fuerte conexión con el hombre de América. Mouche recordándonos ese 27


Personajes El capitán Alatriste No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios viejos en las guerras de Flandes. Con estas palabras se inicia el relato del primero de los libros publicados hasta el momento por el español Arturo Pérez-Reverte, sobre las aventuras del Capitán Alatriste, quien deambulaba por las callejuelas y recovecos del Madrid de la primera mitad del siglo XVII y a pesar de ser conocido de esa forma por sus amigos, enemigos y empleadores, jamás gozó de ese rango, ni de ninguno de los beneficios económicos y sociales propios del mismo. No, Diego Alatriste fue simplemente un soldado que jamás pudo librarse de su condición y que ni siquiera cuando apartado de la milicia alquilaba la pericia de su espada para malvivir, por lo general en misiones suicidas, traicionó su incomprensible sentido del deber. Descrito por su protegido Íñigo Balboa, como un hombre delgado, fuerte, de mirada impasible y fría, que infundía respeto en todos los terrenos y plagado de cicatrices que permanecían como el mejor testimonio de sus innumerables batallas. Siendo tal vez los rasgos más destacados del Capitán, su mostacho y la forma como su capa, pero sobre todo la espada toledana y la daga vizcaína, se habían convertido en una extensiones de su cuerpo, pocas veces complementadas con el impacto de un pistoletazo, lo que terminaba por configurar la andadura de un personaje recordado por su estricta economía de las palabras, que jamás hizo alarde de sus victorias o renegó de sus derrotas, ni mucho menos se permitió el exceso de expresar sus sentimientos. Toda su lealtad estaba dedicada a sus amigos, como el poeta Francisco de Quevedo, o el Conde de Guadalmedina, por quienes sin dudarlo se jugó la vida blandiendo toledana y vizcaína y cuyo oportuno pago a su deuda de gratitud, le sacó las castañas del fuego en más de una ocasión. También podían dar fe de la rectitud de sus palabras y sus acciones, sus antiguos compañeros de tercio, como Lope de Balboa, o el reconvertido en teniente de alguaciles, Martín Saldaña e incluso sus enemigos, siendo los más notorios Luis de Álquezar y sus sicario, el espadachín italiano Gualterio Malatesta, con quien después de trabarse en innumerables combates, desarrolló una especie de retorcida camaradería militar.

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“… todo ese esfuerzo y ese coraje debíamos haberlo dedicado los españoles a construir un lugar decente, en vez de malgastarlo en guerras absurdas, picaresca, corrupción, quimeras y agua bendita” Capítulo aparte merece su relación con Íñigo Balboa, narrador de la historia, que tras la muerte de su padre, en las guerras de Flandes, fue enviado como paje a casa de Diego Alatriste, quien a pesar de tratarlo siempre con firmeza, lo acogió como a un hijo, que con el tiempo supo ganarse su respeto y convertirse en un amigo y compañero de armas, con acciones como las de aquel pistoletazo salvador, en medio de la emboscada que Alquezar le había tendido al Capitán; la forma en la que valientemente soportó su arresto y condena por parte la Inquisición; o sus recordados lances con Angélica de Alquézar su gran amor y tormento, cuya relación en no pocas ocasiones estuvo a punto de costarle la vida.


Memorable fue también la relación de Altriste con la actriz María de Castro, con quien sostuvo un romance hasta la muerte de su esposo y quien ante la negativa del Capitán de formalizar su vínculo, terminó convirtiéndose en amante del rey. No podemos dejar de mencionar en este apartado a la generosa Caridad la Lebrijana, Tabernera y amiga de nuestro personaje, que en no pocas ocasiones le concedió sus favores.

“En aquella España turbulenta, arruinada y orgullosa en verdad era el orgullo lo único que nos iba quedando en el bolsillo” Las aventuras del Capitán Alatriste, no solo cuentan la historia de un hombre anacrónico y con una manera de ser en vías de extinción, incluso para la época, sino que también relatan los últimos años de supremacía española en el mundo, con una alta dosis de nostalgia y un constante tono de reproche frente al rumbo tomado por la patria, contando siempre con la aparición incidental de personajes históricos que van desde el rey Felipe IV, a quien a pesar de considerar muy inferior a su antecesor, Felipe III, Diego Alatriste servía con determinación; pasando por el conde-duque de Olivares, Pedro Calderón de la Barca, Luis de Góngora, Ambrosio de Espínola y Lope de Vega, entre otros.

Folletín El Capitán Alatriste refleja la estrecha relación entre su autor, Arturo Pérez Reverte y el folletín, común y menospreciado en el siglo XIX por considerarse de escaso valor literario, pero que ha sobrevivido bastante bien al paso de los años. Y es a partir de Los tres mosqueteros de Alexandre Dumas, probablemente la obra más representativa de este género, que Pérez-Reverte, crea su propio universo “folletinesco”, con personajes que a las primeras de cambio logran ganarse el afecto del lector y que junto con su propia decadencia describen el ocaso de su patria.

Los libros Desde 1996 a la fecha los seguidores de esta zaga han disfrutado de las aventuras del Capitán, a lo largo de siete libros:

El capitán Alatriste (1996) – Con la coautoría de Carlota Pérez-Reverte Limpieza de sangre (1997) El sol de Breda (1998) El oro del rey (2000) El caballero del jubón amarillo (2003) Corsarios de Levante (2006) El puente de los asesinos (2011) El autor ha proyectado completar la serie, con los títulos: La venganza de Alquézar y Misión en París.

La película y otras versiones En el año 2006 se estrenó la película Alatriste, dirigida por Agustín Díaz Yanes y protagonizada por Viggo Mortensen, que tuvo un considerable éxito en España y en la que se hace un acertado recuento de las aventuras del capitán, con ritmo que en ocasiones se vuelve frenético. El héroe español ha cobrado vida en múltiples formatos, como las ilustraciones de Joan Mundet, el juego de rol creado por Ricard Ibáñez, o los cómics con guión de Carlos Giménez. Llegando irremediablemente a la misma conclusión: “No queda sino batirnos”.

En favor del autor español, frente a la obra decimonónica, podemos decir que a pesar de guardar gran parecido y de tomar prestados personajes emblemáticos como Buckingham, ha conseguido imponer su propio estilo y sobre todo que ha dotado de mayor complejidad psicológica a los personajes, razón por la cual nos fue posible conocer a un Diego Altriste cargado de matices.

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Para leer De cómo les creció el cuello a las jirafas Emilio Restrepo Uranito

Esta es la una historia algo delirante de ficción, que trata de burlarse de la biología convencional, proponiendo teorías alocadas y muy divertidas de los fenómenos animales, como por ejemplo: ¿Cómo le creció la trompa a los elefantes?, ¿Cómo se les formó el caparazón a las tortugas? Es un divertimento que pone a volar la mente y la imaginación con conceptos algo absurdos y forman parte de mi colección Zoologia delirante La intención del libro, dice su autor, es “poner a prueba la imaginación de los niños, hacerles ver que en mundo mágico de las ideas y las palabras todo es posible, que el lenguaje y la mente pueden con todo. Pretende estimular la lectura a través de la diversión y el humor, enganchando a los pequeños lectores con las maravillosas ilustraciones de Nancy Brajer”.

Infantil

En un pasado remoto, en un lugar que algunos creen se llamaba Jirafal, vivían los tatarabuelos de los animales que hoy conocemos como jirafas. Estos antepasados eran un poco diferentes: por un lado, no tenían el característico cuello largo y, por otro, poseían el don del habla.

Un mundo feliz como muchas obras similares de las décadas de los treintas, cuarentas y cincuentas, es considerada como un libro visionario, en este caso, no solo de aspectos científicos como la clonación, la manipulación genética para modificar la especie humana y mantener así un retorcido concepto del equilibrio, sino que también nos advierte sobre el inminente retroceso político y social y la falsa sensación bienestar y libertad, que no son más que la esclavitud velada y representada en la dependencia de una cultura del consumo y unos barrotes invisibles constituidos por la industria del entrenamiento que distrae a la sociedad de los asuntos importantes y que constituye el escenario idóneo para lo que podría considerarse como la dictadura perfecta. Publicada en 1932 Un mundo feliz, del autor inglés Aldous Huxley es una lectura imprescindible para los aficionados al género de ciencia ficción.

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Ciencia ficción

Un mundo feliz Aldous Huxley


La piel del tambor Arturo Pérez-Reverte Alfaguara

Quart, considerado como el verdugo del IOE, los herederos del Santo oficio, encara sus pesquisas con el rigor acostumbrado, pero en su búsqueda se verá enredado con una hermosa mujer de la alta sociedad sevillana, un ex marido celoso, un anciano párroco disidente, una banda de delincuentes de poca monta y una inescrupulosa puja por el poder del Banco cartujano, que desviarán su camino. El resultado de la misión del sacerdote recuerda la estéril búsqueda de Gullermo de Basckerville en el Nombre de la rosa, en la que resolución del misterio tampoco trajo la satisfacción esperada y a cambio de eso, en el caso de Lorenzo Quart, representará incluso el final de su carrera.

Para recordar

Publicada en 1995, La piel del tambor cuenta la historia de Lorenzo Quart, sacerdote del Instituto para las Obras Exteriores, (IOE) del Vaticano que llega a Sevilla para adelantar una investigación sobre las extrañas muertes que se han presentado en una pequeña iglesia de esa ciudad, que fueron denunciadas por un hacker que se abrió paso hasta el ordenador personal del Santo Padre.

La adaptación en 2001 como novela gráfica, de la exitosa obra del escritor estadounidense de origen afgano Khaled Hosseini, publicada en el año 2003, conserva toda la magia y el colorido de la historia original de Amir, un niño que enfrenta con gran determinación el reto de ganar el concurso de cometas, aunque esto ponga en peligro la relación con su mejor amigo, Hassan, sirviente hazara de su padre. Con el Kabul de 1975 como telón de fondo y un gran respeto hacia las tradiciones ancestrales afganas, Cometas en el cielo lleva al lector a vivir la conmovedora relación de dos padres y dos hijos que pondrán a prueba su amistad y lealtad.

Novela gráfica

Cometas en el cielo Khaled Hosseini Salamandra

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Poema Nerviosa

En tu ciudad

Burbuja blanca vacila al viento. Inquieto el viento, turbuloso el viento blanco. ¡Bravo bravo! Vitorean las berenjenas, las biborejas, las burbuviejas.

Dos palomas conversan sobre un cable de luz. Hablan sobre el crecimiento de la ciudad. Tres mujeres caminan abrazadas frente a las palomas. La más joven lleva negros y alegres el cabello y la falda. La más adulta, pantalones ceñidos y una blusa escotada. Entre las dos, el cabello blanco de una mujer anciana resalta.

Bestia blue brutal y buena. Atónito el viento. Inquieto. Vacila tu lengua como trabada con hostia de Dios.

Tres mujeres caminan bajo un cable de luz. Hablan sobre el crecimiento de su ciudad y las palomas. ¿Pueden las palomas continuar viviendo sobre sus cabezas? La más adulta opina que no mientras limpia su cabello de rarezas. La de falda corta, fresca, sublima la escena con rostro de asco. Entre las dos, la mujer anciana mira hacia el cielo y sólo sonríe. Tres mujeres y dos palomas paradas en una esquina de la avenida Larco. ¿Existe futuro para esta ciudad en crecimiento perpetúo? se preguntan. Es tarde, son las cinco, tres mujeres y dos palomas juegan a pensar, en tu ciudad. Paola Zulema Quiroz Rojas (Lima, 1982). Comunicadora, activista social y literaria. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es madre del IntiNawuel.

Primavera El árbol muerto de pie con sus hojas pobladas de nieve comienza a vibrar por dentro. Le corre sangre, le corre savia. Anuncia, en silencio, la llegada del sol. Natalia Massaferro “Wannas” Joven poeta argentina, nacida en 1987 en la ciudad de Gualeguaychú. Autora de Durante el tiempo. Poesías para ilustrar. http://riodecaracoles.blogspot.com.ar/

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Poema Plagiados Lo encontré una tarde lluviosa, tirado a la orilla de una carretera poco transitada. Tan pronto lo vi, supe que no pertenecía a nuestra realidad, que había sido arrojado en este mundo inhóspito y desconocido para él, cuando aún le quedaba mucho tiempo por vivir. Aún en el lamentable estado en que se encontraba, era un hombre hermoso. Reunía, para mí, todas las perfecciones masculinas posibles. Como pude, lo auxilié. Lo subí a mi auto y lo conduje rápidamente al primer hospital que hallé en el camino. Luego, como no tuviere a dónde ir, lo llevé a mi casa y me encargué de cuidarlo. Una vez se sintió mejor, me relató su historia: era un personaje arrojado de la forma más vil fuera del mundo en el que había sido creado. Su autora, una escritora mediocre de novelas rosa, no hallando argumentos suficientes para que continuara con vida, había preferido inventarle un burdo accidente de tránsito y sacarlo de escena. También me confirmó lo que yo ya sospechaba: si se quedaba en este mundo ajeno, viviría muy poco. Le era forzoso volver a su realidad. Sin pérdida de tiempo, compré la obra de la cual había sido sacado. La leí varias veces y comencé mi trabajo. Mi idea era cambiar el argumento y darle cabida al personaje rescatado. Trabajé en ello toda una noche, reescribiendo mi historia ajena, y a la madrugada, lo había logrado: el bello intérprete renacía en las páginas de la nueva versión que escribí. Cuando me retiré a descansar y quise comprobar si aún dormía, tuve que conformarme con el delicioso olor a sándalo con que dejó impregnada la cama. Al día siguiente, fui a la oficina de mi editor y le entregué aquellas páginas recién concebidas, frescas de tinta y emoción.

Ella a su vez argumentaba que si bien había decidido que lo mejor en ese momento era que él muriera, al quedar con vida le seguía perteneciendo. Que lo más ético de mi parte habría sido buscarla y devolverle a su hombre y no apropiármelo, como había hecho. La suerte no estuvo de mi parte. Pasé 2 largos años en prisión, tiempo suficiente para fraguar mi revancha. Leí toda la obra de la señora X, informándome además sobre su vida y hábitos. Cuando finalmente salí del penal, me dirigí de inmediato donde mi antiguo editor. Le llevaba el producto de 2 años de trabajo. Accedió a publicarme, no sin reticencias, al cabo de algunos días. En síntesis, mi nueva novela versaba sobre una mediocre escritora de novelas rosa que un buen día, sin tener ya nada más qué decir, comienza a plagiar la obra de una colega, robándole sus personajes. La escritora afectada, decide demandarla y ésta, finalmente es llevada a la cárcel. La crítica fue benévola y las ventas se movieron de manera aceptable, así que decidí marcharme por un tiempo y tomar las vacaciones tantas veces aplazadas. Cuando regresé, quise saber de la señora X y lo hice visitándola directamente en el penal. Ahora ella era mi personaje. Cuando cumpla 2 años recluida, veré que giro darle a la historia (si es que ella no está escribiendo ya sobre mí, si es que ella no es quien me dicta lo que ahora escribo.) Soledad Cadenal

Pudo haber terminado allí. Pudo haberse tratado sólo de una anécdota fantástica. Pero al cabo de un par de meses, apareció ella, la autora original, la señora X. Mi editor me llamó un tanto contrariado, diciéndome que aunque no me creía capaz de cometer plagio, había recibido ésa misma mañana la visita de la señora X, reconocida escritora quien, muy enojada, había expuesto sus argumentos para asegurar que mi última novela no era más que un plagio descarado de la suya y que por ello, había instaurado una demanda en mi contra. Tuve entonces que acudir a los tribunales. Traté por todos los medios de explicarles que, en efecto, se trataba de un caso atípico, pero que la señora X ya le había dado muerte a su personaje cuando yo lo hallé en la carretera.

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Por el túnel del tiempo 6 de mayo de 1940. El escritor estadounidense John Steinbeck recibe el Premio Pulitzer por su novela Las uvas de la ira. 20 de mayo de 1799. Nace el novelista francés Honoré de Balzac, autor de obras como Papá Goriot, La misa del ateo y Esplendor y miseria de las cortesanas. 21 de mayo de 1266. Nace el poeta italiano Dante Alighieri, autor de la Divina Comedia 22 de mayo de 1859. Nace el escritor británico Sir Ar-

thur Conan Doyle,

creador del famoso personaje literario Sherlock Holmes.

5 de junio de 1898. Nace el poeta español Federico García Lorca, autor de obras como Romancero gitano, Oda a Salvador Dalí,

Poeta en Nueva York y Sonetos del amor oscuro. 6 de junio de 1875. Nace el escritor alemán Thomas Mann, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1929. Y autor de obras como Los Buddenbrock, Tristán, La caída, La montaña mágica y Doctor Faustus. 2 de julio de 1877. Nace el escritor alemán Hermann Hesse, autor de obras como Tres monentos de una vida, Bajo las ruedas, Viaje al oriente, Infancia del mago y Edmund. 10 de julio de 1931. Nace la escritora canadiense Alice Munro, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2013 y autora de obras como Las vidas de las mujeres, Las lunas de Júpiter, Secretos a voces y Mi vida querida. 16 de julio de 2005. La editorial británica

Bloomsbury Publishing plc y la empresa editorial de libros estadounidense Scholastic pusieron a la venta el original inglés Harry Potter and the Half-Blood Prince (Harry Potter y el misterio del príncipe). 6 de agosto de 1872. Se funda en Bogotá

la Academia Colombiana de la Len-

gua, la más antigua de las correspondientes de la Real Academia Española.

21 de agosto de 1862. Nace el escritor italiano Emilio Salgari, autor de obras como Los tigres de la Malasaia, Sandokán, el tigre de la Malasia, La hija del corsario negro y El rey del aire. 26 de agosto de 1914. Nace el escritor argentino Julio Cortázar, autor de obras como Historias de cronopios y de famas, Bestiario, Octaedro, La vuelta al día en ochenta mundos y El último round.

15 de septiembre de 1914. Nace el escritor argentino Adolfo Bioy Casares, Autor de obras como La invención de Morel, Dormir al sol, De un mundo a otro, La otra aventura, Prólogo y De las cosas maravillosas. 26 de septiembre de 1888. Nace el poeta y dramaturgo anglo-estadounidense T. S. Eliot, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1948, autor de obras como La tierra baldía, Cuatro cuartetos, Coriolano, Asesinato en la catedral y Miércoles de ceniza.



En el arcén del teatro Por Arte de Magia

“El mundo quiere ser engañado engañémosle pues” Petronius.

Por: Daniel Casas Vargas Toda una colección de leyendas la dibujan como algo fascinante por el halo de misterio que le rodea, todo escenario donde se presenta despierta el deseo por descubrir cuál es su ciencia, toda realidad que encuentre a su paso no escapa a sus juegos y todo mundo que inventa se convierte en el reino donde toda fantasía puede ser posible. A esa trampa, que con arte la imaginación quiere poner a la razón se conoce como Magia, una acción que cobra vida por la ingenuidad del hombre para encontrar explicación a las tinieblas de su entendimiento, y que por cuenta del tiempo revela a la luz de la inteligencia las causas de lo que sucede ante sus ojos, hasta llegar a transformar la percepción de lo que ocurre, para el público que paga para ser engañado por el ingenio del mago en escena. “La magia comienza donde la ciencia termina” es una precisión de tanta poesía como de certeza, la frase que tal vez mejor encierra los límites entre dos territorios que cruzan de lo comprobable a la fábula, que conducen de la verdad a la belleza donde soluciones hay muchas, pero no menos cuestiones por resolver y donde ya no es la mente la que pide explicaciones sino el espíritu el que busca satisfacer su necesidad de creer en lo increíble. Richard Sarmiento, mago colombiano profesional, Director de la Escuela de Artes Mágicas, con más de 40 años enseñando magia profesional y toda una vida al servicio de un arte tan noble como antiguo, pone de manifiesto en la máxima por donde empieza este párrafo, la ruta para comprender los alcances de la magia y su desarrollo por las distintas épocas que el hombre la ha creído necesaria para justificar la acción de su entorno, primero como explicación del mundo y luego como instrumento de uso social, que deja el mito para poner en marcha el arte que valiéndose de la técnica con el auxilio de la física y las matemáticas, hacen del truco la piedra angular de la actuación del mago, quien tiene a su cargo un guion como cualquier actor de teatro. Cuando se hablaba de magos, asociaban en la historia pasada el término y el oficio con el de brujos y hechiceros, en los que no había nada de arte, más que el propósito de tener el poder para hacer el bien y

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también el mal. Eran estos seres dotados de poderes sobrenaturales, algunos hechos a semejanza de los humanos, pero que no lo eran, y gobernaban incluso la voluntad de los mortales, jugando con su destino y cumpliendo promesas que salían de pactos con el demonio. Estos magos aparecían de los bosques, y podían convertirse en animales o en otras personas, tal como lo reseñan los historiadores de la Alta Edad Media, al punto que hicieron creer como cierto, dando un lugar en la historia al Mago Merlín, de origen celta y cuyo poder decidió sobre los destinos del reino de Britania. Cuenta su leyenda, que Merlín obró para que Artorious o Arturo fuera rey de Camelot, de hecho, él se encargó a través de su poder de protegerlo de los enemigos de turno; para esa época y mucho tiempo después el mago de la tradición galesa del que daban noticia existía y existió, de modo que la gente creyó en él de generación en generación, hasta que la ciencia desmitificó sus hazañas y su existencia real, nadie que tuviera esos dones podía ser real, en cierto modo la magia fundaba una dimensión creíble que pudo sostenerse mientras duró el encanto al que se atribuían las causas de la naturaleza. Para cuando la razón irrumpe, encontrando en la ciencia lo quería esconderle la magia, la mente quiere ser dueña del conocimiento, en tanto que el espíritu va a querer alimentarse del arte, en este nuevo capítulo de la novela humana se propone desenmascarar el engaño, lográndose con relativo éxito, al descubrir el reino de las verdades exactas, esas que son, han sido y serán necesarias; pero que no cubren por completo la satisfacción humana, que necesita de buscar las fantasías y las utopías que habitan en su imaginario, esas que emanan del alma y se manifiestan decididamente para no renunciar a creer en lo imposible.


La ambición del hombre por el conocimiento y tener la razón es ilimitada, pero es por arte de la magia, en la que su elección quiere creer que existen los Quijotes, los Robbin Hood, los Guillermo Tell, y los Merlines, en una decidida acción por querer ser engañados y dejar abierta la posibilidad que exista en esa ficción, la esperanza de tener un mundo ideal, mágico por definición, dónde la felicidad y el amor se realizan de la forma soñada. Decía el pensador latino Petronius, acentuando aquella condición de la naturaleza humana: “Mundus vult decipi ergo decipiatur”, “El mundo quiere ser engañado engañémosle pues” y es por ello que existe el espectáculo en todas sus formas, y no en vano estaría la magia en primer renglón, con el teatro y el cine. ¿Pero cuándo los magos pueden ser vistos como personas, reales, de carne y hueso como nosotros, solo que con un especial talento y habilidad para crear ilusiones? En 1845, hace más de 200 años, el francés Robert Houdin lleva su genio para la prestidigitación, de la calle a los grandes teatros de la época, donde logra captar la atención de la alta sociedad parisina, con un show de destreza única que conjugaba el uso de autómatas y magia, de ahí que se hicieran famosos con su firma: el truco del naranjo, autómatas en la pastelería real, el trapecista, la suspensión etérea y la doble vista. La magia entonces se tomaba los grandes teatros, y los magos se convertían en estrellas, a los que también acusaban de brujos, sino revelaban el secreto de sus trucos, así como le sucedió a Erik Weisz o Erich Weiss, más conocido como Harry Houdini, mago húngaro de origen judío, que se hizo famoso en América por ser el maestro del escapismo. Houdini toma su nombre del padre de la magia moderna, al que ya hemos reseñado, Jean Eugene Robert-Houdin. Hoy el legado de la magia es tan amplio en su repertorio, que puede llegar a tener hasta 17 categorías, son algunas de estas: la magia de cerca que recurre a la manipulación de pequeños objetos como monedas y cigarrillos, y que exige ser un buen prestidigitador, lo que no es otra cosa que tener gran habilidad con los dedos; la cartomagia, que necesita de la prestidigitación pero que se especializa en cartas; la magia de salón que anima una reunión social, que se involucra con el público, hace uso de los recursos que tenga a mano, y hace reír a la familia; el mentalismo que consiste en leer, mediante técnicas y no con trucos, el pensamiento; la magia femenina; la magia para niños, que exige de más esfuerzo y empleo de la técnica por

parte del mago para convencer a su público; la magia de grandes ilusiones, que consiste en hacer aparecer y desparecer personas y cosas, muy practicada por los maestros Gustavo Lorgia y David Coperfield; el Escapismo, técnica que hizo famoso a Houdini, quien lograba salir del encierro de urnas y la prisión de candados, con camisas de fuerza de cuero, aún debajo del agua y bajo las condiciones más adversas. Por arte de magia, ella misma sigue teniendo vida propia, pero también la magia resulta de la perfección por la que trabajan todos los días para ella sus magos, que la presentan y hacen que valga la pena seguir llevándola a los escenarios. La magia de tener los secretos para divertir, sorprender y hacernos reír a través de la dimensión del mundo donde nos transportan, esa misma que nos ayudó a descifrar Richard Sarmiento, el culpable de tantos engaños que la gente no quiere dejar de ver y que él, con método ha enseñado y enseñará para que sean otros quienes lleven los hilos de un poder, por el que el público reclama ser atrapado. Los interesados en conocer más información sobre este tema, pueden ingresar a: http://www.elmagorichard.com/

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En el arcén del teatro Tras la escena del Teatro Libre Por: Daniel Casas Vargas Sobreviviente a lo que empezó con un movimiento que de a poco se fue diluyendo o enfrentó las transformaciones propias de los cambios sociales y los implacables del tiempo, viva demostración de la evolución de las ideas y los conceptos que han perfeccionado el arte escénico, resultado vigente de la tarea por profesionalizar un oficio y tarea para con la sociedad de ayer y de hoy, apuesta exitosa por la promoción de un estilo de entender y hacer entender el espectáculo de las tablas, y por supuesto criterio e intuición de su fundador y director Ricardo Camacho para engranar el gusto con el rigor en la dramaturgia y con la filosofía del teatro. La receta de cocinar adecuadamente y en su justa medida los procesos creativos, deriva en una producción que sigue tentando al público y que lleva por firma, Teatro Libre. El Teatro Libre, cuyo nombre respondió más a una necesidad de identificar al grupo, que al significado que tiene en sí mismo, se funda con un criterio independiente, que buscaba básicamente encaminar sus esfuerzos a la realización de un teatro popular, que sirviera como herramienta en la lucha por la transformación de la sociedad, un teatro completamente inmerso en el activismo político, y que tuviera en las masas trabajadoras a los destinarios de su mensaje. Era este un grupo que trabajaba por la dramaturgia nacional alterando su quehacer con obras del repertorio internacional, pero sin perder el sello propuesto de llevar la etiqueta de popular, no por ello es casualidad que uno de sus primeros montajes fuera una obra del alemán Bertolt Brecht, que llevara por título, La Madre, adaptación de la novela de Gorki. Tuvo también dentro de sus objetivos el Teatro Libre, el que plantearon sus integrantes de formarse a sí mismos como actores y gente de teatro, en una dinámica reacción hacia su definición que se va produciendo por unos lineamientos enmarcados dentro de una posición crítica, que por ejemplo hacia la creación colectiva significaron su distancia como opción estética, dado que querían sostener el peso de su producción en el teatro de autor, como hecho atribuible a la formación de sus fundadores estudiando los clásicos y la literatura universal. Para ese entonces el teatro que aglutinó al mundo fue el de los rusos con esos espectáculos de masas que

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no tenían nombre, creados al calor de los acontecimientos de la revolución de octubre, hechos también en Alemania con ocasión de la emergencia social. Las representaciones que se hacían correspondían a figuras externas, superficiales, y estereotípicas, que nada tenían que ver con personajes con un mundo interior propio, carentes de la verdadera estructura de una obra, que sin duda está sujeta a la capacidad de un dramaturgo, a un acto de creación personal que no es compatible con la creación colectiva, el lenguaje de una obra cuando se concibe colectivamente en ese caso se nivela por consenso, y se convierte entonces en un problema de acuerdos, pero la creación no puede ser un problema de acuerdos, porque al producto final no se puede llegar por convenios, y alguien debe ensamblar todas las piezas de la obra para llegar a un gran acuerdo. Cuando comenzó el teatro contemporáneo en Colombia, es decir cuando se superó el Costumbrismo a finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, se hacían obras del repertorio internacional: Shakespeare, Lope de Vega y Brecht, obras del llamado teatro del absurdo. Pero luego a finales de la década de los sesenta, el teatro se radicalizó políticamente dejando relegado al teatro de repertorio, y con ello se presentaba un problema de gran magnitud, ya que el actor debía y debe formarse en el repertorio, alguien que quiere ser actor integral y que no haya trabajado sobre Shakespeare, sobre Chejov, sobre los griegos, no puede esperar que de la nada invente fórmulas nuevas para llevar a un montaje el exigente arte de la actuación teatral. Tal vez uno de los proyectos con que el grupo del Teatro Libre, emprendió y asumió con mayor ambición artística, su carrera hacia el teatro de autor fue La madre, porque de ahí fue tomada toda la herencia de Brecht, llevando el montaje original del Berliner Ensemble, tras un largo y complicado trabajo de mesa de la revolución rusa, ahondando en el teatro de Brecht, Gorki y sobre el distanciamiento, con una intención artística clara. El reto y su acertada dirección, consistió en hacer un montaje propio y no una copia del alemán, de manera que Brecht marcó un momento clave para ir avanzando sobre la identidad del Teatro Libre, en la medida que iba enfrentando a los grandes autores, siendo éste uno de los primeros en la larga lista, cuyo resultado arrojó que ganara en profundidad la dramaturgia y en peso la escritura. Hoy fiel a su estilo, el Teatro Libre, retoma nuevamente


los grandes clásicos como eje temático cuan largos son conceptualmente como anchos estéticamente, utilizando como fondo la poesía y como telón el cabaret. Se trata de sus más recientes montajes próximos a estrenarse y presentarse en esta temporada del segundo semestre de 2014.

De las flores del mal y otras hierbas El poeta francés Paul Verlaine publicó en 1884 un libro de ensayos en el que bautizaba a sus pares contemporáneos con el apelativo de “poetas malditos”; ese nombre definió con certeza la naturaleza del movimiento literario que inauguraba la mirada crítica y desencantada de los artistas frente a la nueva realidad pragmática, utilitarista de finales del siglo XIX, a la par con la ruptura radical entre el mundo del poder y el ámbito de los pintores impresionistas y los “poetas malditos”, que entronizaron una nueva legalidad, la de la autonomía del arte. El espectáculo de cabaret del Teatro Libre reúne, en esta ocasión, las voces de los relegados poetas franceses, desde las baladas de François Villon (14311463) hasta la expresión plena de la poesía de Baudelaire (1821-1867), de Rimbaud (1854-1891), del mismo Verlaine (1844-1896) e, incluso, del dramaturgo Jean Genet (1910-1986).

El pobre Bertolt Brecht Tal vez la faceta menos conocida de la obra de Bertolt Brecht sea su prolífica y penetrante producción poética, a la que le dedicó toda su vida, pues desde su juventud solía acompañarse de su guitarra para cantar sus propias composiciones en los más diversos lugares. A partir de entonces, la música y las canciones formaron parte fundamental del trabajo teatral de Brecht; dentro de esta línea, colaboró de manera muy estrecha con músicos como Hans Eisler, Paul Dessau y Kurt Weill, con quien llegó a escribir hasta seis piezas musicales en las que el espectáculo renovaba la tradición del cabaret, con su sentido crítico, irónico y penetrante, el mismo espíritu de los espectáculos políticos del convulso Múnich de los años veinte. En El pobre Bertolt Brecht el Teatro Libre presenta algunos de sus poemas musicalizados por el maestro Víctor Hernández, poemas que revelan al ser humano complejo que enfrentó con tanta lucidez tal vez los momentos más difíciles y cruciales del siglo XX y que, por eso mismo, nos sigue interrogando sobre el devenir de nuestra realidad inmediata. Esperamos que el cabaret consiga producir en el público el interés y la grata alegría que se derivan de descubrir la multiplicidad de aristas —algunas incluso paradójicas o contradictorias— que brotan de este universo poético. Informes www.teatrolibre.com

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En el arcén del teatro El Regreso de Turandot: La Princesa de Hielo Por: Daniel Casas Vargas Vuelve Turandot, la legendaria ópera que tuviera por origen el poema épico de la tradición persa, basado en la obra de Nezami, Las siete bellezas o las siete princesas, de las que se dice pertenecían a lugares distintos del reino. Turandot, es hija del territorio de Turán, región de Asia central, de ahí que la princesa de origen ruso lleve ese nombre; cuenta su historia que no encontraba ningún hombre que fuera digno de ella, por cuanto huyó a una fortaleza inexpugnable, donde solo entregaría su amor a aquel que fuese capaz de encontrarle y resolver los enigmas, por los que ponía a prueba al intrépido que de no de descifrarlos pagaría con su decapitación. Sin embargo la historia original fue culturalmente transpuesta a la de una princesa china fría y cruel, que hizo famosa Giacomo Puccini, a través de su ópera Turandot, estrenada en el teatro La Scala de Milán, el 25 de abril de 1926, bajo la dirección de Arturo Toscanini. La obra cuyo argumento se compone de tres actos, es una de las más importantes no solo de su autor, sino de las que se haya tenido noticia hasta hoy, siendo de las más populares e interpretadas en la escena internacional por las sopranos y tenores de todo el mundo, que han encontrado en ella, el salto de calidad de su trayectoria, como Rosa Raisa, en el papel principal de Turandot, y que le siguieron a su turno en distintas épocas: Eva Turner, Maria Callas, Birgit Nilsson; en el protagónico de Calaf, primero a Miguel Fleta, y luego a: Franco Corelli, Giacomo Lauri-Volpi, Placido Domingo y Luciano Pavarotti; y en el no menos importante papel de Liú, a Magda Olivero, Monserrat Caballé, Renata Scotto, entre otras. El argumento de Turandot se edifica a partir de un primer cuadro, que corresponde al primer acto, donde en la primera escena el pueblo de Pekín se reúne en torno a un mensaje que hace público uno de los mandarines de su majestad, el Emperador, a través del cual hace saber que la princesa se casará con el príncipe que resuelva los acertijos propuestos por ella; se comunica también al pueblo que el príncipe de Persia ha 40

fallado en su intento, por lo tanto deberá morir para cuando salga la luna. En tanto que sucede tal espectáculo, que aglutina en masa a los espectadores, aparece entre la multitud, un anciano ciego, acompañado por una mujer, quien lo guía, éste ha caído al suelo y en su auxilio se presenta un joven desconocido, que le reconoce en el acto como su padre, Timur, rey tártaro que tras la derrota ha sido exiliado junto con su esclava Liú, para que mendigue por él. El príncipe tártaro pregunta a la esclava el porqué de su gesto para con su padre, a lo que ella responde que su compasión se atribuye a la sonrisa que el joven le propinó alguna vez en palacio. De entre el alboroto de la ejecución pública, irrumpe el


verdugo Pu-Tin-Pao, para dar cumplimiento a la pena que terminará con la vida del príncipe de Persia, cuando eso sucede, el pueblo pide compasión y piedad que serán negadas de tajo por la bella y cruel princesa Turandot, quien ordena continuar con sus decretos; al tiempo como testigo horrorizado de los acontecimientos de turno, por la crueldad de ella, quedará todavía más impactado con su belleza, el hijo de Timur. Al punto que decide concursar para conquistar el corazón de la princesa, no obstante los tres ministros del Emperador intentarán convencerlo de que no se arriesgue; Liú y su padre también le pedirán que no lo haga. Esta le ruega que desista, cantando el aria “Signore ascolta”, en un momento de elevado drama, donde el responderá cantando “Non piangere Liú”, que ya es tarde y que lo hará de todas formas. En el segundo acto luego que el joven ignoto decide enfrentar la prueba, se presenta para cumplirla, en un primer cuadro los ministros Ping, Pang y Pong, dan cuenta de la lista de príncipes extranjeros decapitados por la ley de Turandot, y esperan finalmente el casamiento de ella, para que cese el derramamiento de sangre desde que hizo su promesa. De ahí se produce la transición a un segundo cuadro, en el palacio del Emperador, donde él mismo trata de persuadir al joven que no lo haga, haciéndole leer al mandarín la ley impuesta al perdedor, pero no surte ningún efecto, pues el príncipe se niega a declinar en su propósito. A continuación Turandot hace saber las razones del castigo a los príncipes extranjeros que busquen conquistar su amor, como una venganza que atribuye al daño que un príncipe de tierras extrañas hizo a su abuela, a la que deshonrara y que ella quiere cobrar. Luego Turandot formula los acertijos, a los que con acierto llega a resolver el príncipe, ella se resiste a creerlo y se niega al casamiento y le pide a su padre permiso para desistir, a lo que el Emperador se niega reparando en el valor de la palabra empeñada, sin embargo el príncipe le manifiesta que no la quiere por la fuerza sino por obra del amor de ella hacia él, entonces le propone que adivine antes del alba su nombre, de lograrlo él muere sino sellan su unión.

cuadro él cantará el aria Nessum dorma, siendo la pieza más importante de la obra, al tiempo que ella llegará hasta Timur y Liú para que le confiesen el nombre, Liú es torturada, pero prefiere suicidarse antes de revelar el nombre de su señor, en una acto de amor hacia él. Cuando el tiempo para cumplir la apuesta se ha agotado, el príncipe recrimina a Turandot por derramar sangre inocente, creyendo que su hielo es una mentira, luego la besa y por último le revela su nombre: Calaf, hijo de Timur, aparece entonces el sol derritiendo el hielo de su corazón para transformarse en amor. Este año el Teatro Municipal Jorge Eliecer Gaitán, trae de regreso, para la temporada de ópera en Colombia, Tundarot, la mágica y grandilocuente obra de Giacomo Puccini, como una gran producción que se hará posible con un gran elenco internacional que contará con la presencia de una de las figuras más importantes de la lírica mundial, se trata del tenor italiano Fabio Armiliato, quien ha sido cantante habitual de los más prestigiosos teatros de ópera, La Scala de Milán, la Ópera de Paris, Ópera de Viena, Teatro Colón de Buenos Aires, el Liceo de Barcelona, entre otros. Estarán también en escena, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, dirigida por el maestro Marco Boemi, el Coro de la Ópera de Colombia, y los mejores solistas patrios: Valeriano Lanchas, Alejandro Escobar, Andrés Felipe Orozco y el debut de la nueva promesa del canto lírico colombiano, Betty Garcés, en el papel de Liú. Tundarot, Colombia, 2014, es una soberbia producción que tendrá más de 150 personas en escena, gran despliegue de escenografía y vestuario; y podrán asistir a ella quienes sean amantes de los grandes espectáculos, los días 25 y 27 de septiembre, y 2 y 4 de octubre del presente año. Informes: http://vive.tuboleta.com/

Para el tercer y último acto Turandot ordena entonces que nadie duerma en Pekin hasta tanto no sepa el nombre del misterioso príncipe, en ese 41


Palabras, palabras, palabras

“Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa”. Simone de Beauvoir

“El arte de escribir historias está en saber sacar de lo poco que se ha comprendido de la vida todo lo demás; pero acabada la página se reanuda la vida y uno se da cuenta de que lo que sabía es muy poco”. Ítalo Calvino

“La originalidad es un plagio no detectado”. W.R. Ince

“Los libros no se hacen como los niños, si no como las pirámides, con un diseño premeditado, y añadiendo grandes bloques, uno sobre otro, a fuerza de riñones, tiempo y sudor”. Gustave Flaubert

“¿Qué es poesía? Dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Que es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... Eres tú”. Gustavo Adolfo Bécquer

“Quien sabe de dolor, todo lo sabe”. Dante Alighieri

“No lean, como hacen los niños, para divertirse o, como los ambiciosos, para instruirse. No, lean para vivir”. Gustave Flaubert

“¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”. Vincent Van Gogh

“Toda la gente cruel se describe a sí misma como el parangón de la franqueza”.

Tennessee Williams

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