entonces...
¿Usted dibuja?
disertaciones sobre diseño Facultad de Arquitectura y Bellas Artes Diseño Gráfico
Autores D.G. Ana Milena Castro Fernández D.G. Margarita Gaviria Nieto D.G. Nancy Quiroga Arq. Yulieth Guerrero Nieto Arq. Luis Fernando Robles D.G. Dairo Salamanca Pub. Nancy Patricia García Pacheco Lic. William Arciniegas Mtra. Deisy Wilchez Mtro. Oscar Ayala
Coordinación Editorial D.G. Ana Milena Castro Fernández Revisión de Contenidos y Estilo Programa de Comunicación Social Diseño de Carátula D.G Ana Milena Castro Fernández Diseño y Diagramación Caren Xiomara Carvajal Pérez
Contenido
Pág.. INTRODUCCIÓN
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CAPITULO I DISERTACIONES La beldad de ata D.G. Ana Milena Castro Calco no dibujo Mtra. Deisy Wilchez Dibujo un viaje al interior D.G. Nancy Quiroga Todo dibujo comienza por una idea Pub. Nancy Patricia García Pacheco Blanco sobre Blanco Arq. Luis Fernando Robles El dibujo o el arte de trazar con belleza Arq. Yulieth Guerrero Nieto Boceto de dibujante Mtro.Oscar Ayala
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Contenido
CAPITULO II TUTORIALES Rostro y figura femenina D.G Dairo Salamanca Trazo que trazo, dibujo y por encima del papel el pato estaba D.G Margarita Gaviria Nieto Caricatura Antonio Caballero Lic. William Aricniegas Dibujar la arquitectura Arq. Luis Fernando Robles MartĂnez
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Dedicado a: Quienes desde la punta de un lápiz han gobernado el mundo de la imaginación. Citamos los que a la memoria llegan, e invitamos a que usted mismo construya su propio listado
Jean Giraud, Moebius Joaquín Salvador Lavado, “Quino” Akira Toriyama Will Eisner Alex Ross ToddMcfarlane James O’Barr Jack Kirby Carlos Loiseau “Caloi” MasashiKishimoto ArinaTanemura David finch Ethan Van Sciver Jim Lee Tim Bradstreet Doug Mahnke Jim Aparo Michael Turner Brian Bolland José Luis García López Alejandro Jodorowski
Edgar Clement Humberto Ramos Ariel Olivetti Francis Portela Carlos Pacheco Edgar Delgado Francisco Ibáñez talavera René Ríos, “Pepo” José María Espinosa Prieto Luis Caballero Santiago Cárdenas Gustav Doré Albert durero Leonardo Da Vinci Miguel ÁngelBuonarrotti “Magnos” Felipe Bedoya Luis Royo Loish Celia Calle Serge Birault Frank Miller
Frank Frazetta HR Giger Esao Otto Schmidt Jean Giraud Moebius Alex Ross Aaron Jasinski Janaschi Feng Zhu Barbara Canepa Pascal Blanché Casimir Lee Ethan Van Sciver Jim Lee Todd Mcfarlane Milo Manara Will Eisner Horacio Altuna Aaron Jasinski Yuko Shimizu Gueuzav Akira Toriyama
Introducción
Introducción
Nada en la profesión del Diseñador puede estar tan cercano a la inspiración como el dibujo y nada puede animar con tanta eficacia el acto del creativo visual. Igualmente, nada en el dibujo puede distar de la preparación y la calidad, aunque mucho de la naturaleza del mismo parezca estar en la información genética de cada quien. Desde la primera escuela, el acercamiento a lo visual suele estar desplazado a un plano inferior donde la formación orientada a tal manifestación de la inteligencia, no ocupa un espacio tan relevante como el dedicado a la formación en otros saberes. Como en una caricatura, el paso de los años y el nuestro por la escuela, consiguen que paulatinamente el ser humano se convierta en alguien cuya capacidad intelectual parece estar concentrada en la cabeza, poco de ello en el resto de su anatomía. En esta publicación el dibujo es el motor de funcionamiento. En un momento donde las posibilidades de la tecnología hacen posible lo impensable, recurrimos como comunidad académica al mismo básico recurso. Es el dibujo el común denominador de estas disertaciones, donde reflexiones de los docentes del programa y la experiencia de los interesados en hacer del dibujo su forma de vida, confluyen en este compilado que invita a leer,
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a pensar y ante todo a tomar el siempre dispuesto lápiz, para que en un acto de rebeldía contra nuestra propia formación, reneguemos de la inteligencia concentrada en el piso de arriba. Se reconoce a través de estas páginas el valor de la «inspiración»; además se hacen acuerdos sobre los motivos y se diverge sobre las condiciones en las que surge. Pero se llega a la más puntual de las conclusiones, aquel lugar común para todos: el dibujo acompaña nuestro pensamiento y da cuerpo visible a ese interior difuso y ambiguo que pocos se atreven a explorar. Que se convierte en el grito silencioso de quienes prefieren los colores, la línea y el borrador, en lugar de la piedra o la agresión. Finalmente, se proponen métodos, porque a juicio de los autores, hasta «lo bello» se verifica a partir de un orden, que aunque bien se adapta a cada dibujante, surge de un conocimiento claro de lo que se quiere comunicar, del cómo hacerlo y a que recursos apelar. Estilos, tendencias, modos diferentes de hacer, fundamentan el logro de la tan anhelada como esquiva ejecución perfecta, que permita orientar el talento hacia la consecución de logros específicos. Dadas cada una de las posibilidades expuestas en adelante, solo queda preguntar: ENTONCES … USTED DIBUJA?
D.G. Ana Milena Castro
CAPÍTULO I DISERTACIONES 11
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La Beldad Me Ata Ana Milena Castro Fernández Diseñadora Gráfica Universidad Nacional de Colombia. Directora del programa de Diseño Gráfico de la Universidad de Boyacá.
La Beldad Me Ata. “Espíritu delicioso, en el que se espera creer por dentro, como aparece en el rostro por fuera, amor, piedad, merced, cosas tan raras que nunca con tanta fe se unieron en belleza. Me cautiva el amor y la beldad me ata”. [Miguel Ángel]
l dibujo, que ha acompañado no pocas de mis horas; ha determinado ahora que lo reflexiono, mis pensamientos y actitudes, mi manera de proceder y hasta mis deseos. Ante la pregunta, “¿usted dibuja?”, no puedo menos que referir el poema de amor que precede esta intervención, escrito por Miguel Ángel, indiscutible modelo del pensar del Renacimiento, y de quien se conocen tan fijos ideales platónicos. El mismo que concluye con la frase que encierra a mi modesto parecer, la incontenible pasión por la belleza, como razón principal de aquellos que en algún momento hemos dedicado al dibujo algún tipo de esfuerzo “Me cautiva el amor y la beldad me ata”. Mi respuesta sería: “por supuesto que sí, dibujo porque amo; amo las formas, amo lo bello y definitivamente amo lo que llena el espacio que me ro-
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dea”, y extiendo la idea al explicar que en lo personal, considero al dibujo como un recorrido, donde la cualidad esencial del mismo coincide con el avasallante acto de la caricia a la forma amada, sublimando en ella lo bello y olvidando por un instante las limitantes de la imperfección de la materia. Un dibujo, encierra entonces la posibilidad de recorrer lo bello de la forma en medio del encanto de un proceso para el cual no fuimos entrenados; en espera de hacer tangible lo perfecto, situación para lo que por el contrario estamos todos predispuestos. Para todo dibujante sin importar el nivel que se encuentre (vale mencionar que jamás será lo suficientemente alto), la primera etapa de un dibujo está compuesta de diversas fases, consientes algunas e inconscientes las otras como resultado de aquello que los tradicionales modelos educativos negaron al común de los hombres. Desde nuestra inconsciencia, el primer paso del dibujar incluye la posibilidad de permitirse la fascinación y el caminar con la punta del lápiz por los contornos de los objetos de nuestros deseos; fluctuando estos, entre las sencillas formas de una flor, hasta aquellas magníficas que enmarcan la anatomía humana, por dentro y por fuera. Así mismo, y de forma consiente nos educaron para sumar, restar, multiplicar o dividir; nos formaron para el idioma y nos entrenaron en todo aquello que se reconoce como las bases de los grandes saberes del hombre; sometiendo la innata capacidad de dibujar al nunca bien ponderado talento. Pero en este punto es importante reconocer que de talento, se alimentaron las pretensiones de muchos profesionales, pero fue la disciplina la cuna de donde seguramente surgieron los mejores. Es pues esta segun-
da etapa, la que hace consiente al dibujo, la que nos empuja a trabajar en él sin cansancio, entrenando al ojo y a la mano para responder sin demora a lo que el cerebro solicita. Sin saber exactamente donde reside esta capacidad para representar el mundo tangente a nuestra percepción, cabe explorar diversas moradas para tan magnífico don. Parece que la mano es una buena primera respuesta. En la mano, que sostiene la sencilla herramienta con la que se construye el mundo de mis anhelos, en la mano que humilde alberga las callosidades generadas por el exceso de contacto entre el lápiz y el dedo del corazón; en la mano, que si bien corresponde a los ojos de algunos, no existe en otros. Esta verdad sugiere la necesidad de otra respuesta, que bien puede ser el ojo, que según lo que se teoriza en las aulas, captura las imágenes y les da la vuelta. El ojo que bien entrenado jamás se equivoca. El mismo que sin ninguna responsabilidad se autoriza a sí mismo para descartar lo bello de lo que no lo es. El ojo, bendito órgano de mis sentidos que domina mis gustos y ordena el mundo a mi antojo. Pero quizás, hace falta ir un tanto más allá. Llegar al cerebro, el de mayores argumentos, el que entiende la forma, y la traduce; el que se da la poética licencia de eliminar una de las tres dimensiones, de razonar con las luces o de ceder ante las sombras, de mandar a mis ojos a mirar hacia otro lado, o a mis manos a limitarse a obedecer juiciosamente ante lo que desde sus profundidades se ha desarrollado para cumplir con el intrincado plan de recorrido por la forma, aunque reconocida desde hace mucho es siempre
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nueva en el momento de ser dibujada. En definitiva, el encargado de generar la transición entre lo real, lo percibido y lo creado, que es el objeto de todo dibujo sin importar su naturaleza. De esta forma retorno a la idea de la castración que sufren las mentes de quienes se han negado sistemáticamente a la incalculable potencia formativa del dibujo. Potencia para formar, para proyectar soluciones más acertadas y novedosas. Potencias que están en el cerebro de todos pero que al carecer del mencionado talento, no se exploran y por el contrario se niegan, tristemente se anulan. Intentarlo sería sencillo, tomar un lápiz y un papel. Concentrarse en eso que ocupa la mente desde hace tiempo, intuir su contorno, deleitarse con sus volúmenes, simplemente rayar sin temor. Explorar el resultado, y calificar la propia capacidad no de dibujar, sino de acariciar; la propia condición para resaltar los detalles; para establecer diferencias, para medir, para comparar amablemente. Todas estas condiciones, que más parecen parte de un recetario para construir una sociedad más tolerante, son sólo parte de los procesos que un cerebro ejecuta cuando tiene el permiso de dibujar. ¿El resultado? que importa el resultado cuando el producto es coherente con el mundo que me llena. Para quien es importante verificar el logro obtenido, si es parte del siempre bello universo de su interior. Es este el pensamiento que alimentado en nuestra mentalidad infantil; nos hubiera liberado del prejuicio e invitado a desarrollar una habilidad que por la negación constante y la incesante crítica, convirtió todos los sueños en rayones sin sentido y al mejor estilo de “El Principito” transformó nuestros elefantes maravillosos, en simples sombreros.
Ahora, imaginarnos amando la forma, parece más un escape, una niñería, una manera de evitar el aburrimiento y no un acto serio y maduro como corresponde a nuestra edad… Pero, ¿quién se envuelve entre sus recuerdos con precisión casi fotográfica o detalla tanto lo que le rodea como para dibujarlo, no es tal vez más consiente del instante? ¿No es una persona con una afortunada destreza, además de alguien sumamente confiable al no temer poner en el papel parte de los pensamientos en los que ocupa la mente y que otros con habilidad esconden? ¿No sería interesante considerar al dibujante con determinado rango de habilidad, un ser humano con el poder de referir, crear o inventar sin límites? El dibujo entonces, seguirá siendo para mí, un acto de amor por todo lo bello que si no existe sencillamente lo creo. Así, si pretendo allegar con este escrito las razones que validan mi respuesta a una pregunta ante la cual solo pude contestar: sí. Aunque como para otras tantas cosas, aun soy nada más que una principiante, pero infinitamente satisfecha de cada raya con las que mi cerebro devanea siempre que requiero reafirmar el amor que es necesario para seguir adelante. Para evidenciar mi fascinación por todo lo que me rodea, así esté en mi universo desde siempre. Para no perder la capacidad de sorprenderme, para no olvidarme de lo bello. Para alcanzar lo que parece inalcanzable. Simplemente, dibujo porque hacerlo renueva el encanto de la belleza en sus formas todas.
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Calco No Dibujo Deisy Wilchez Maestra en Artes Plรกsticas de la Academia Superior de Artes de Bogotรก ASAB. Docente Catedrรกtico Universidad de Boyacรก.
Calco No Dibujo ara todos los implicados ya sean docentes, estudiantes o egresados en profesiones afines al diseño, la arquitectura o el arte; el dibujo marca un desarrollo importante en el aula como herramienta de comprensión y expresión del mundo que nos rodea, a través de un sinfín de ejercicios que se desarrollan a lo largo de la carrera y de la vida, buscando afianzar la manera de ver y representar la realidad. El hecho de impartir y buscar que el estudiante aplique a sus dibujos aspectos técnicos como proporción, volumen, perspectiva y por supuesto la pulcritud en la línea, garantizaría un óptimo desempeño en cuanto a la ejecución “correcta” del dibujo, pero no todos tienden a desarrollar la misma habilidad para dibujar, no todos cumplen con el estándar de la estética del dibujo, una estética difundida por los mismos artistas a lo largo de la historia, los medios de comunicación y la opinión popular; propagándose una idea social del dibujo. Dibujar entonces, es tener la capacidad para representar tal cual, un objeto, una persona, un animal o un espacio en el papel, convirtiéndose en el estándar que mide si se sabe dibujar o no. De igual manera, existe la creencia que el dibujo esta directamente ligado a un don, a una capacidad extraordinaria o un talento divino, que no se puede desarrollar o aprehender y por tanto nunca se podrá tener acceso a tan exclusivo beneficio. Es
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por eso que ante la acción de dibujar aparecen una serie de miedos, inseguridades y condicionantes que terminan por afianzar la afirmación: “yo no sé dibujar”. Sin embargo, se puede ver que a lo largo de la historia innumerables máquinas, herramientas e instrumentos que han permitido y aún hoy, permiten alcanzar y cumplir con esa idea estética del dibujo “bien hecho”, convirtiéndolo en una acción asequible, en una manera de asegurar un buen resultado; facilitan la ejecución y el desarrollo de la línea a lo largo del soporte o papel, y orientan la mano del dibujante, le guían para que concrete la imagen, como si supiera dibujar, persuadiéndolo de la tarea convencional, como cita Lino Cabezas: “Desde un punto de vista más inmediato, la proliferación y difusión de las máquinas hicieron posible que muchos individuos pudiesen dibujar sin el esfuerzo y el tiempo dedicado al adiestramiento requerido en el aprendizaje tradicional”1
Así, la representación a través del dibujo, se convierte paulatinamente en la recopilación de esquemas copiados cronológicamente, a partir de la mediación de herramientas, instrumentos, máquinas e imágenes generadas por otras personas; que van definiendo socialmente la imagen del dibujo “correcto”, o mejor la idea que se tiene socialmente de la imagen representada. De los primeros instrumentos que se conocen como herramientas para dibujar o copiar la realidad están: el perspectógrafo, la cuadricula portátil, el hialógrafo, el optígrafo, la escuadra de Cigoli, máquinas sencillas que a mediados del 1500-1700, permitieron calcar y reconocer aspectos de
encuadre, observación, medida y perspectiva de espacios o paisajes reales. Más adelante con el pantógrafo, el cymógrafo, el espectógrafo y el hemerógrafo entre otros, se van perfeccionando sucesivamente los mecanismos para copiar y trasladar paisajes, dibujos e imágenes en general, con posibilidades de ampliación y reducción, permitiendo hacer un delineado de los contornos de la imagen más preciso y eficaz. Paralelo a ello y a partir de la observación de fenómenos físicos y ópticos, también se encuentra como referente la cámara oscura, que alrededor de 1510, por medio de un pequeño orificio, dejaba entrar luz permitiendo obtener una proyección plana e invertida (de cabeza) de una imagen real externa sobre la zona interior de una habitación, dejando la imagen latente por algún tiempo, para ser calcada o reproducida a través del dibujo. Posteriormente y basado en este principio se crearía la cámara estenopeica, invento que daría paso a múltiples versiones y tamaños, para ser cada vez más portable y compacta. De igual manera, entre las mejoras del invento se encuentra que los espejos y lentes se volvieron un mecanismo recurrente para la captura más clara de la imagen y para lograr que el reflejo se proyectara positivamente (tal cual lo vemos), convirtiéndose en una herramienta de gran ayuda para los artistas de la época, quienes buscaban reproducir y entender la naturaleza de manera más fidedigna posible; así se generaron estudios de perspectiva, planos, distancias, medida, proporción etc., dando paso a la denominada pintura fotográfica2, de la que muy pocos artistas asumieron haberse valido para generar sus trabajos, porque de ser así hubiesen perdido su prestigio.
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Entre las máquinas construidas años posteriores, bajo el mismo principio, aparecen: la cámara con objetivo extensible (muy similar a la mesa de dibujo que conocemos hoy en día), la cámara lúcida o clara, el telescopio gráfico, la linterna mágica antecedente de los proyectores de opacos, de diapositivas y del actual video beam, instrumentos que han facilitado de algún modo calcar la realidad y las imágenes en general, partiendo del reflejo ya sea artificial o natural, para dar vida a la representación de las formas por medio de la línea del dibujo. En tanto calcar, copiar, reproducir o como quiera que se le denomine, no es un acto alejado o ajeno al dibujo, no solamente es un recurso usado por personas que consideran no saber dibujar y que se ven obligadas a calcar para resarcir su falencia, sino que también ha sido un recurso constante en la historia de la representación, a la hora de entender y plasmar el entorno. “En este caldo de cultivo, donde la exactitud era el objetivo por alcanzar, parece lógico pensar que las herramientas utilizadas en la capturación y transcripción del mundo estuvieran destinadas a recrearlo de una manera más verosímil y creíble que los sistemas de representación anteriores” 3; Quizá, esta sea la razón primordial para el empleo y la cons-
tante renovación de máquinas y herramientas como complemento para el dibujo: alcanzar y capturar el ideal de perfección, de representación. Actualmente instrumentos como el papel mantequilla, pergamino, carbón, transfer o recursos caseros como calcar contra un vidrio iluminado o frotar con grafito la parte posterior del papel para luego ser repujado, aún son utilizados para reproducir dibujos de un original, así mismo las nuevas tecnologías de representación y los software de programas vectoriales dan
un nuevo orden a los procesos de elaboración, materialidad y tiempo del dibujo, en tanto que facilitan el calco y se convierten en herramientas útiles, hasta para los que “no saben dibujar”. Máquinas e instrumentos que facilitan entrar en el detalle, resaltar las cualidades y no dan cabida al error, porque expanden la posibilidad de la línea, del trazo y dejan devolver el tiempo, una, dos tres acciones atrás, convirtiéndose en “la representación final de la interpretación manual”4.
De igual forma, el calco como recurso de creación o base para la expresión, genera un espacio de duda, porque pone en tela de juicio la capacidad y el talento, que se desarrolla formalmente mediante la experiencia y el conocimiento, pero que a la larga, lo único que a hecho es alivianar la responsabilidad del dibujante, brindándole apoyo para perfeccionar la representación, eso no quiere decir, que ayudarse un poco a la hora de “dibujar” sea falsear la capacidad, sinoque es una manera de aprovechar los medios o recursos disponibles, de entender el dibujo como lo que es: UN MEDIO, una manera para comunicar y expresarse, sin importar su proceso de elaboración. Cabe aclarar, que el calco solo brinda la posibilidad de capturar la silueta, la creación de volúmenes, de luces, sombras y por supuesto la intensidad y cambio en el trazo, será generada en la mayoría de los casos, por no decir que en todos, por la destreza del “dibujante”, quién marca la diferencia al imponerle su estilo. En pocas palabras, “dibujar corresponde a pensar”5, no obstante calcar también es dibujar, pues como hemos visto requiere todo un proceso de pensa-
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miento, en donde se debe seleccionar aquello que se va a reproducir para plantear una idea o concepto, igualmente requiere de aprendizaje, precisión y observación para obtener un buen resultado, corresponde a la adopción de un significado dado por la representación de quien lo generó, pero reinterpretado y resignificando por quien lo vuelve a traer a partir del dibujo calcado. Así, el acto de calco para dibujar no debería ser una práctica censurada, pues da lugar a un sinfín de maneras de representar, de construir imaginarios y proponer. Lo que no implica que se ejerza con los parámetros técnicos empleados en la elaboración del dibujo tradicional, pero funciona para agilizar el desarrollo creativo del mismo, actuando como excusa para desarrollar y transformar la idea popular del dibujo hiperrealista en beneficio de la huella, el gesto, el collage, el palincesto y brindándole otras perspectivas… Otras posibilidades. Notas al Pie
1 Cabezas, Lino. Libro Coordinado por: Gómez Molina Juan José (2002) Maquinas y herramientas de dibujo, Ediciones Cátedra, Capitulo II, 247. 2 Termino empleado por Lino Cabezas al hacer la comparación entre algunas pinturas e imágenes obtenidas a través de la cámara oscura y la fotografía en general, Ibíd, 293. 3 Gómez Isla, José. Libro Coordinado por: Gómez Molina Juan José (2002) Máquinas y herramientas de dibujo, Ediciones Cátedra, Capítulo IV, 379. 4 Ibíd. 381. 5 Definición hecha por Bruce Nauman y citada a su vez por Gómez Molina, Juan José, en el libro: (2003) Las lecciones del dibujo, Ediciones Cátedra, 44.
Dibujo un viaje al interior Nancy Quiroga Diseñadora Gráfica, Universidad Jorge Tadeo Lozano. Especialista en Gerencia de Diseño. Docente Investigadora Tiempo completo de la Universidad de Boyacá. 25
Dibujar es como hacer un gesto expresivo con la ventaja de la permanencia
Henri Matisse
Dibujo un viaje al interior 26
usto después que se formuló la pregunta ¿Y entonces usted dibuja? En mi mente se empezaron a trazar diversas líneas en busca de armar figuras que me permitieran dar respuesta a esa pregunta. Pasados unos minutos donde la mayor parte de ese tiempo esbocé la respuesta, reitere que sí, que dibujo y que en mi mente se entretejen diversas formas que me permiten plasmar de forma gráfica lo que veo, siento y pienso. Tal vez no son dibujos estructurados, perfectos e idealizados, son trazos simples que forman un infinito mundo de ideas a través de estas sencillas pero concisas líneas. Veo en el dibujo la oportunidad de acceder a un viaje al interior, donde busco un vínculo entre aquello que percibo y lo que logro expresar a través de la forma, su valor en el espacio y el vacío. El dibujo me permite conocer y comprender el mundo que me rodea. Antes que escribir: dibujo, actividad que he realizado por años; planteando valiosas historias narradas con dibujos que se alojan sobre un soporte o sobre cualquier superficie, esperando ser interpretadas por la mirada de otros.
Dibujar: un viaje al interior, busca rescatar lo que silenciosamente guardamos en nuestro ser; se convierte en una herramienta absolutamente necesaria a través de la cual se profundiza en el conocimiento, como también abre caminos que nunca habría sido posible conocer si no me hubiese cuestionado desde el dibujo. Cuando se habla de dibujo, automáticamente se referencia al lápiz sobre papel, medios utilizados de manera directa sobre el soporte a través de la famosa “mano alzada”, donde el dibujante busca fijar la inmediatez y la fugacidad de su imaginación; implica poner en escena una relación dialéctica entre la mano y el ojo, ambos constituyen el equipo que hace posible la interpretación de aquello que observamos o pensamos. Este registro subjetivo y condicionado por una imaginación y plasmado por unas manos en particular, es la marca sobre el papel, lo que muestra la imagen y lo que oculta, lo que nos confunde y lo que algunas veces reconocemos. La acción de dibujar revela elementos del yo, de la autoestima y de la relación con el mundo. Este acto implica muchas instancias psíquicas y de comportamiento hacia nosotros mismos y hacia nuestra relación con la mirada del otro. “El dibujo es un acto de pensamiento que se traduce en forma de lenguaje; la relación entre pensamiento y trazo no es un hecho, es un proceso, como bien han demostrado los lingüistas refiriéndose al habla. El pensamiento, al convertirse en dibujo, sufre muchos cambios, no es una mera representación de lo que se contempla; en el dibujo encuentra su realidad y su forma; el buen dibujo va más allá de la escueta informa-
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ción; la interacción que el trazo tiene entre el pensamiento y el propio acto de dibujar hace posible que la imagen nos permita participar de todo su significado”1.
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Aparte de ser un medio de expresión, cuando se dibuja se realiza un ejercicio sensitivo que busca provocar la reflexión, donde el espacio toma movimiento, textura y valor, y permite comprender lo que significa este acto como proceso de desarrollo intelectual y humano a partir del entendimiento del contexto y sus elementos. Es en este sentido, un momento de grandeza donde la experiencia de dibujar y sus componentes visuales se convierten en estructuras de relaciones, en revelación e intimidad. Aquí la singularidad del trazo puede llegar a emanar pluralidad de significados. El dibujo ha sido clave en la historia de la humanidad, a través de ellos hemos podido conocer los hechos más importantes que han inquietado nuestros antepasados y su profunda reflexión como forma concreta de expresión y de representación de la realidad. A través de estos trazos hemos conocido su historia y con las líneas que habitualmente plasmamos contaremos la nuestra, estas quedaran moldeadas en formas inquietantes y cuestionables de lo que queremos transmitir. Con el dibujo se boceta la vida, se instala como aquel momento en el cual se combina obsesión, realidad, fantasía, experiencia y significación; se proyecta para asignarle un contenido que invita al observador a que descubra su transformación, lo incierto, la necesidad de registro, de captación de reflexiones interiores frente a una vista fugaz. Inicia con trazos mínimos como apuntes y algunas veces permite el error,
entre simetrías, manchas y espacios blancos, llegamos a entender su riqueza, la intensidad del trazo, su intimidad silenciosa y elocuente a la vez. Así el dibujo se convierte en clave del proceso creador y medio de comunicación de las distintas mentes proactivas, es una posibilidad de extender y ampliar el imaginario del diseñador, de avanzar en las propuestas conceptuales. Es una forma de ordenar el primer bosquejo de una idea como un gesto lineal continuo, que propicia la interacción como vía de conexión con lo absoluto.
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Notas al pie
1 ANTONIO FERNÁNDEZ ALBA: Velada memoria: De las intenciones del enigma en arte y la arquitectura, COA, Madrid, 1990; p. 28
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Todo Dibujo Comienza por una Idea Nancy Patricia García Pacheco Profesional en Publicidad y Mercadeo Fundación Universitaria San Martín, Bogotá. Especialista en Gerencia de Proyectos Universidad de Boyacá. Docente Investigadora de tiempo completo de la Universidad de Boyacá.
Todo Dibujo Comienza por una Idea i nos detuviéramos a pensar por un instante en dibujar… Nos daríamos cuenta que todo diseño o dibujo parte de una idea, pero ¿Qué es una idea?. De acuerdo con Jack Foster autor del libro Cómo generar ideas, una idea no es ni más ni menos que una nueva combinación de viejos elementos. En los diccionarios se encuentran definiciones como “Aquello que existe en la mente, como producto de la actividad mental, tal como el pensamiento o el conocimiento, esquema mental de alguna cosa” o como lo define Juan Carlos Ortiz presidente de la Agencia DDB para América Latina “ Una idea es mostrar las cosas de una forma como nunca a nadie se le había ocurrido”, por lo tanto se puede concluir que una idea va de la mano con la creatividad, con el ingenio , la inventiva de las personas y el corazón es decir la sensibilidad de las personas. La gente común y corriente a diario está inventando y descubriendo cosas, la lista puede ser interminable, se puede decir que todos de alguna manera somos capaces de traducir ideas geniales en dibujos sensacionales, lo más importante que hay que resolver es por qué se piensa que se nos ocurren muy pocas ideas, si para todo problema existen cientos de soluciones, cientos de respuestas, miles de ideas y pensamientos , será un aspecto cultural que enseña que los demás si pueden modificar y transformar el mundo
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con originalidad y que ese “don” lo tienen solo unos cuantos. Valdría la pena reflexionar al respecto. El dibujo o el mejor diseño no es el objeto creado en si , sino el proceso mental a través del cual se llega a él, cuando se trata de delinear un objeto, se da un proceso de invención por medio del cual el diseñador traduce una idea, un fin, un propósito en una forma especial. Estas formas pueden tener su origen en la observación de la naturaleza, de los colores de la madre tierra, de las formas de los minerales, de los dibujos ancestrales, de los diseños tribales, de la cultura religiosa, de las líneas y figuras animales y humanas que dan inspiración a la producción de estilos y tendencias novedosas. De la percepción del hombre, nacen también las formas que denominamos abstractas, es decir el arte que no pretende representar cosas concretas, que prescinde de la representación de la realidad, el arte abstracto es un estilo artístico, que destaca algunos aspectos estructurales y cromáticos, utiliza un lenguaje visual que busca crear una composición con forma, color y línea independiente de las narraciones visuales. El diseño es importante a la hora de construir una imagen de marca, ya que el dibujo que se realiza desde cualquiera de las técnicas que existen para plasmarlo puede lograr un buen mensaje y anuncio gráfico, porque logra embellecer la percepción del mismo, dándole un sentido que permite persuadir a un sujeto como propósito comunicativo para lograr una reacción, respuesta o comportamiento.
El Diseñador Gráfico es un creador de comunicaciones, construye mensajes a través de medios visuales (grafismos). Logra hacer perceptible la mentalidad de una empresa, la calidad de una buena pieza de diseño es de gran significación dentro del mercado visual donde se desenvuelve una institución, ya que deberá tener atributos diferenciadores, resaltando las mejores características de la misma. El campo de acción del Diseño es muy amplio ya que se puede brindar una solución para cada necesidad, en el entorno social existen muchas oportunidades, para dar forma visual a las comunicaciones que se plantean. El dibujo como creación gráfica juega un papel importante en la elaboración de contenidos educativos como libros, cartillas, ambientes virtuales de aprendizaje, los desarrollos de secuencias didácticas y todos estos estilos de instrucción, deben incorporar diferentes colores y formas para poder adaptarse a las edades de los estudiantes y sus necesidades concretas marcadas por el tipo de contenido y área a la cual corresponden. En general todos los productos necesitan de un diseño para comercializarse, de hecho dentro de un diseño hay inmerso un dibujo, una forma con un sentido especial. Algunos investigadores sostienen que cuando un diseño lleva una forma de un ser vivo, animal o planta tiene mayor recordación por parte del consumidor ya que nuestro cerebro logra conectarse con dicha imagen y recordarla más fácilmente por la relación que tiene con algo conocido, lo anterior tiene que ver con los estudios realizados de la percepción de la imagen que han realizado varios investigadores de este campo como el sociólogo Francés Abraham Moles.
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El dibujo es una expresión que hace parte de un lenguaje universal, utilizado para hacer representaciones de nuestros pensamientos, hace parte de la historia más antigua de la comunicación humana. La primera de las manifestaciones artísticas del hombre fue sin duda el dibujo, de hecho las marcas dejadas en las paredes de las cuevas tienen siempre un carácter gráfico, así como las primeras manifestaciones de los monumentos. La armonía y la proporción hacen de un dibujo, una figura que se puede relacionar fácilmente con la realidad. Entonces cuando se pregunte cómo dibujar?, tenga claro que es tan sencillo como coger un lápiz, un papel y comenzar a hacerlo, dejando aflorar todas las ideas que vienen de nuestra sensibilidad, de nuestra mente y de nuestro corazón.
Blanco Sobre Blanco Luis Fernando Robles Arquitecto Universidad Javieriana. Artista de la Academia Superior de Artes de Bogotรก ASAB. Docente Catedrรกtico de la Universidad de Boyacรก. 35
Blanco Sobre Blanco
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l inicio de estas palabras había un espacio en blanco, lugar que primeramente se convierte en un reto, en un salto a lo desconocido, y luego es la base para que los pensamientos y las emociones vayan tomando forma. Es tanto así para las palabras como para el dibujo y para cualquier herramienta que intente que las ideas tomen un lugar en la realidad ya sea como objetos o como transmisores de imágenes o conceptos. Uno de los grandes aportes que tiene el dibujo es todo lo que sucede antes de que aparezca siquiera un punto sobre el espacio. Me refiero a todos los procesos mentales y físicos que se operan tanto en la mente como en el cuerpo. Desde que surge ya sea una idea o una emoción que tiene implícita algo de su forma, comienzan a establecerse muchas interrelaciones de todo tipo. Primeramente la idea que no tiene forma física sino forma mental, se va construyendo en todos los sentidos, se establece su tamaño, proporción, color, peso, densidad, se ve desde todos los ángulos y posibilidades, va soltándose de sus referencias externas y va recibiendo el patrón de un lenguaje personal que se está auto descubriendo. Luego de varias decisiones y silencios, viene la observación del espacio
o la superficie que va servir de escenario para el evento. Aquí se definen aspectos importantes de técnica y composición. La primera línea rompe el velo. Instantáneamente la imagen mental se transforma y se ve un poco desvanecida, pues la imagen frente a los ojos de esa primera línea se superpone fuertemente a la idea original. Por lo general el sentido de la vista tiraniza a la realidad pues se convierte en una prueba irrefutable de que las cosas son así. Es aquí cuando comienza gran parte del trabajo, el constante diálogo entre la línea que realizo a voluntad , que a la vez tiene vida propia, carácter y conciencia, y el diseño preliminar que espera ser parte de su propio reflejo. Y hablo de diálogo pues muchas veces se convierte en lucha, en un esfuerzo que logre obligar al dibujo a parecerse a la imagen. Este es un lugar para muchas discusiones y puntos de vista ya que me refiero a una visión próxima al panteísmo en el sentido de que pareciera que no soy dueño ni tengo absoluto control sobre el curso y sentido de las fuerzas creativas. Esta visión dentro de la cual a veces ronda mi pensamiento, ve una unidad esencial entre todas las cosas, los seres, la naturaleza, los objetos y la acción creativa de la vida. Una primera línea es una manifestación maravillosa, y ser dibujante es participar de eventos que surgen y se alimentan de nosotros, es una acción-contemplación en el hecho de que al momento de ir apareciendo el dibujo, se va presentando la observación de un lenguaje nuevo, que nos invita a leer de una manera distinta y nos detiene en el silencio en el que es posible el aprendizaje desde el goce estético. Cuando ese diálogo se hace íntimo, constante y respetuoso, se crea un
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espacio natural de confianza, el cuerpo y la mano van aprendiendo movimientos sutiles y precisos, van acumulando una memoria visual, lumínica, táctil, sonora y cromática, recuerdan el sonido y la textura, la velocidad y el peso, todas las características que hacen ese evento único y particular. Dibujar así mismo, es uno de los momentos en que comienza a hacerse posible la realización de todo lo que ha estado esperando en el universo de las ideas. Es la oportunidad de hacer más amplio nuestro lenguaje personal, de hablar de cosas jamás antes vistas, de mostrar nuevas formas aún dentro de los acuerdos y códigos que hemos establecido para entendernos. Y observar lo dibujado nos coloca en un lugar en el que no solo es posible el placer de lo observado, sino que también nos cuestiona por el hecho de estar frente a algo que nos pide la suficiente atención que no siempre estamos dispuestos a dar. Así como nos tomamos todo el tiempo necesario para dibujar, nos deberíamos dar ese tiempo para detenernos y tan solo observar en silencio. A medida que he estado escribiendo esto, la imagen de lo que sentía por el dibujo ha ido creciendo y tomando matices que antes no había hecho conscientes. Los procesos conscientes e inconscientes a los que aludo, suceden en un espacio-tiempo no mensurable y en circunstancias completamente particulares. Y es en ese espacio natural de confianza al cual me refería antes, en el que se da la particularidad, es decir, el proceso se hace propio, indivisible de la persona, fluyen allí la luz y los tonos que hacen visible una emoción similar a la que originó el impulso inicial.
El Dibujo o el Arte de Trazar con Belleza…. Yulieth Guerrero Nieto Maestra en Artes Plásticas Universidad Nacional de Colombia, Arquitecta Universidad Santo Tomás. Docente Investigadora de tiempo completo de la Universidad de Boyacá. 39
El Dibujo o el Arte de Trazar con Belleza…. Caligrafía: (del griego καλλιγραφία) f. es el arte de escribir empleando bellos signos.
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l dibujo es una especie de caligrafía, es decir el dibujo tiene para mi cualidades más de escritura que de representación, puesto que el dibujo es una “otra” manera de hablar; parafraseando el concepto estricto de caligrafía, el dibujo será entonces entendido como el arte de trazar con belleza, y la idea de belleza será entendida en términos de la observación, la estructura y la comunicación. Ese carácter de ‘habla’ del dibujo viene acompañado de otras calidades o características, es decir provee o permite diferentes experiencias, que se exponen a continuación: 1. Calidad de evocación: El dibujo permite el encuentro de sentidos, evoca, trae a este tiempo otros tiempos (vividos, pasados, paralelos, etc.), el dibujo habla del estilo, de la época, del momento histórico, de la sociedad, pues desde que existe el hombre existe el dibujo como manera de representación y de expresión. Se puede evocar tanto cuando se ve un dibujo…o como cuando se hace un dibujo, si Alberto Durero Madre (1514) http://verdadesymentirasdiarias.blogspot. com/2008/11/educandome.html)
Yulieth Guerrero Dibujo
se ve, es un puente a un momento específico relatado por otro, si se hace es un puente al propio ser, a lo interno que se manifiesta, es una camino a uno mismo. 2. Calidad de evasión: Tiene el dibujo la capacidad especial de permitirnos la evasión, de fugarnos de un tiempo y lugar precisos, de hacernos dejar de oír lo que no vale la pena, de escapar, es un aliado amañado de quienes lo usamos, nos permite la desconexión productiva, aquel que traza con algún sentido, entonces se evade, el acto del trazo otorga una cualidad al ser, si bien algunas personas argumentan que todos en teoría pueden dibujar, la realidad es que no todos lo hacen ...entonces…aquellos que nos valemos de la línea seremos extraños; sí, seremos diferentes y sí, podremos escapar….siempre. 3. Calidad de expresión: Solo el dibujo nos permite en términos estrictamente técnicos decir lo que necesitamos decir, es uno de los mecanismos mediante los que el ser humano separa la idea de la función a realizar de los medios para realizarla, y separa de los medios de expresión la idea o concepto a expresar, esto es lo que llama Panofsky* la relación de construcción y la relación de significación, de las cuales solo somos capaces los * En el significado de las Artes Visuales, en el capitulo: La historia del arte como disciplina humanística
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seres humanos y que son además las que permiten que los hombres dejemos signos en el mundo. En últimas estas dos relaciones hacen además que esos signos adquieran sentido o significado. En términos artísticos el dibujo más que un medio es un fin en sí mismo, se torna necesariamente expresivo. En la arquitectura la expresión tiene que ver con la claridad y la eficiencia misma, la arquitectura en últimas empieza en un dibujo y puede que en él se quede, y sin embargo sigue siendo arquitectura. En general en el diseño (gráfico, industrial, etc.) el dibujo es una herramienta que permite y proyecta el siguiente paso, es también usualmente el inicio, el origen, el nacimiento.
http://www.latinamericanart.com/es/obras-de arte/ luis-caballero-untitled.html)
Sant’ Elia Proyecto para Luis Caballero Sin título, Litografía 1977 8 la ciudad ideal
ideal http://asterion.almadark.com/2007/12/10/ el-manifiesto-de-antonio-santelia/
Luis Caballero Sin título, Litografía 1977 8
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4. Calidad de comunicación: Más allá del carácter esencial del dibujo como comunicación en el campo artístico, del diseño, y la arquitectura, el dibu-
jo facilita la comunicación cotidiana, aquella frase de ¿le hago un dibujo? (para hacer entender algo, dar una instrucción, indicar, etc.) es clara; de muchas maneras el dibujo permite comunicarse, a veces con más claridad que el lenguaje. Joan Costa argumenta que el lenguaje verbal es abstracto, y que por el contrario el lenguaje visual (en este caso específico, el dibujo) es directo, y por tanto permite más que una reflexión una acción reflejo. 44
Perspectiva Arq. Luis Hair Dueñas Fuente: Exposición El dibujo del Arquitecto
5. Calidad de apropiación: El dibujo permite que nos apropiemos del mundo, le robamos las tres dimensiones al espacio y abusivamente el dibujo nos permite bidimensionarlo, además permite desmenuzarlo y rehacerlo, recrearlo e inventarlo. Por ejemplo, desde que el hombre inventó la perspectiva se le permitió la magia de la captura (en este caso sin intermediario como en la fotografía), una captura directa, que es capaz de desentrañar la estructura que define el espacio; pero la apropiación también permite la imaginación, es decir, el dibujo tiene el poder de decir lo irreal, lo imposible, lo no estricto, de fugar el espacio en muchos puntos de vista, incluso más que la imaginación, tiene el poder de la invención.
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EM.C Escher Relatividad (http://www.pedroalhambra.net/?attachment_id=1366
6. Calidad de calidez: En el dibujo siempre hay dos, o se espera que haya por lo menos dos, el que dibuja y el que ve el dibujo, es la esperanza del otro que ha de estar al otro lado de la línea. De nuevo, si se ve un dibujo inmediatamente se hace contacto con otro, con su intensión y su deseo, si se es quien dibuja, existe la secreta ilusión de que sea visto por otro y que comparta con él algo del que dibuja; si se es quien ve, aparece el espejo de Alicia, que permite entrar por un rincón al mundo del otro.
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http://www.1001libros.com/tag/infantil-y-juvenil/ page/2/
Corolario La línea me trae una verdad, me deja decir otra, se rompe, se fragmenta, es mi testimonio, me permite, me deja ir y me devuelve, es el hilo que lleva a Teseo por el laberinto, se enreda, se rompe, algo más maravilloso? …acaso el dibujo…
Boceto de dibujante Oscar Ayala Maestro en Artes Plรกsticas. Docente Catedrรกtico de la Universidad de Boyacรก. 47
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oy profesor de dibujo, de dibujo artístico en específico. Ante la pregunta: “Entonces…¿Usted dibuja?” Tengo que contestar obligatoriamente que sí, sí dibujo. “¡Ah! ¿Sí?, entonces muestre qué dibuja”; la respuesta es para los ojos y su justificación para la mente y conocimiento de dibujo de quien interroga. Sin embargo la pregunta puede llevar implícitos otros cuestionamientos. Dibujo desde niño y puedo recordar tanto el placer que esta labor ha significado desde entonces, como las frustraciones que algunas veces conllevan el no lograr el resultado esperado. Personalmente, veo el acto de dibujar en sí mismo como un fin, como objetivo: tomar un lápiz y cualquiera de las libretas de bocetos para olvidar por unos momentos la realidad circundante… El tiempo se detiene y empieza a llenarse el interior de una dulce embriaguez muy particular: es la embriaguez del demiurgo ante la experiencia de la creación. Generalmente en estos momentos el hecho de saber o no saber dibujar no importa, simplemente el lápiz fluye como extensión de la mano sobre el papel: van y vienen las líneas, se proyectan casi autónomamente; sin importar formas ni proporciones, que poco a poco van conformando un fugaz recorrido visual, hecho explícitamente para el momento. Es este el “dibujo de inspiración”; ese estado de conciencia de leve alteración está asociado a la labor artística y cualquier persona en diferentes momentos, lo puede experimentar cuando su ser se entrega completamente a una labor. Este tipo de dibujo “primordial” se puede asociar a la fase del garabateo, cuando en la temprana infancia (la etapa va del año y medio a los cuatro
años) no dejábamos papeles, paredes y libros de nuestra casa sin nuestra inconfundible marca. El desfogue de esta capacidad expresiva, este desahogo muy instintivo y algo visceral, a mi parecer, debe anteceder cualquier desarrollo del dibujo, de la misma manera como la sensación de espacio es anterior a la línea en la percepción. En la manera en que dibujo y como “enseño” a dibujar, verifico siempre la importancia de comprender ese nivel “preformal” del dibujo. Todo proceso gráfico comienza en el momento del boceto aleatorio, cuando el dibujo se constituye como un “recolector de emociones e ideas”, pues el boceto y el garabato siempre estructuran perfectamente sin ningún método, amplían las posibilidades experimentales, diseñan lo que no existe porque siempre define: en él no está la posibilidad de borrar. Dentro de las experiencias “académicas” de no muy grata recordación en mi camino del dibujo hay una indeleble. Tenía yo seis años y me encontraba en clase de Ciencias Naturales grado 2° de primaria, con la profesora Nelly; el tema era la planta y sus partes. Satisfecho después de haber terminado mi dibujo de la raíz, corrí feliz a su escritorio para mostrarle el trabajo. Creo que mi posible trayectoria en la ilustración científica se destruyó en aquel momento, cuando la profesora sin decir palabra, con ademán enfático tomó un rotulador de generosa tinta y sobre mi muy expresiva raíz, trazó otra con todas las de la ley según la iconografía de raíces para profesores de primaria. Aunque la intención de un profesor nunca es frustrar a un estudiante, considero que este tipo de experiencias suceden más a menudo de lo que
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se imagina, especialmente con el dibujo. Está claro que la gran mayoría de los adultos no progresan en las habilidades artísticas más allá del nivel del desarrollo alcanzado a los 8 años, también socialmente se ha creado una frontera muy clara entre quien “sabe” dibujar y quien no. Betty Edwards, autora del libro “Aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro”, propone señalar con una etiqueta a la incapacidad de dibujar, así como se ha etiquetado la dificultad para leer como dislexia para el dibujo sería: disgrafía o disartística. Bajo la luz de mi experiencia hoy me pregunto: ¿De dónde salen estos juicios de valor?¿Cuál es el límite específico entre el saber y el no saber dibujar? En el campo de las artes visuales y el diseño las destrezas en el dibujo son fundamentales. Dentro de las clases de dibujo las actividades de observar y dibujar rigurosamente buscan una experiencia directa entre el estudiante y los objetos del entorno con el objetivo de lograr una especial capacidad de percepción visual. El dibujo tiene que ser la evidencia de esa capacidad, el lograr una imagen referencial claramente demarcada. La potencial ampliación de la percepción del entorno a partir del logro de esa capacidad de dibujar es otra de las intenciones de estas clases de dibujo: “aprender a ver”, según los antiguos pintores chinos “las diez mil cosas que nos rodean”. Es aquí donde dibujar comienza a ser sinónimo de ver: saber dibujar es saber ver bien, el dibujo es el testimonio de esa especial capacidad de ver. Sin ánimo de entrar en el lugar común de afirmar que los pintores y dibujantes tienen un don especial, hay que señalar que el esfuerzo y la práctica continua son la única garantía de obtener esa “mágica” manera de
ver, lo que se puede traducir en lograr desde la necesaria y elemental aptitud de poder encuadrar bien los elementos de la composición en el formato, hasta lograr representaciones fotográficas de un elemento natural. Ante una mirada de su íntimo proceso creativo, frente a la revisión, el dibujante suele llenarse de una fuerte carga de pudor. No importa cual sea la experiencia del dibujante, su autoestima va en relación directa con el ego, el cual se alimenta de halagos y notas por encima de 4.3. El juicio crítico, sea de uno mismo o de otra persona nos lleva a darle medida a nuestros garabatos. La gran mayoría de los estudiantes de dibujo “primíparos” sienten una gran vergüenza al mostrar sus primeros dibujos. Considero que el primer paso que hay que dar para realmente comenzar el camino del dibujo es superar ese miedo, que básicamente, no es el miedo a mostrar o a la burla, se trata simplemente de reconocer esa semilla primigenia del trazo propio y afrontar el camino que se abre al desarrollar todas las posibilidades implícitas en él. Esto tiene que suceder naturalmente y tenerse en cuenta por encima de las directrices generalizantes del docente. El segundo paso, y lo digo por experiencia, es que después de haber aprendido y haber obtenido un 4.4. es arriesgarse y hacer “malos” dibujos, volver a la raíz.
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CAPITULO II TUTORIALES 53
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Rostro y figura femenina Dairo Salamanca Diseñador Gráfico Universidad de Boyacá. Docente Catedrático Universidad de Boyacá.
La figura humana se divide en tres partes de gran importancia: la cabeza, el tronco y las extremidades.
Paso 1 Trazar el eje central de la figura. Paso 2 Luego realizar la figura por medio de triángulos, círculos y óvalos definiendo cada parte del cuerpo. Paso 3 Cuando se haya definido la figura completar su forma. Paso 4 Cuando tenemos la figura humana completa, recién comenzaremos a agregarle los detalles (vestimenta, rasgos faciales, etc). . Además es recomendable estudiar un poco de anatomía para guiarse mejor.
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Construcción de cabeza femenina
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Paso1 Trazar un círculo y una forma de V para el mentón, definimos con tres ejes la ubicación de los ojos, la nariz y la boca. Paso 2 Se define la forma de ojos, nariz y boca dando un volumen apropiado teniendo en cuenta la expresión que queramos darle al personaje al igual con la forma del cabello o peinado. Paso 3 Cuando hayamos definido las formas repasaremos detalles como esa pequeña sombra debajo de la nariz para darle mayor realidad por ,último se entinta dando sombras y brillos.
Trazo que trazo, dibujo y por encima del papel el pato estaba. Margarita Gaviria Nieto Diseñadora Gráfica UJTL. Especialista en Pedagogía UPN, Docente Tiempo Completo Universidad de Boyacá. 57
1 paso Esquema inicial de la ilustración. Bosquejo de la composición y manejo del espacio. 58
2 paso Estructura central de la composición. Definición del elemento básico de la ilustración que es el pato.
3 paso Finalización de la propuesta ilustrativa. Construcción de los detalles como flores y elementos gráficos.
4 paso Entintada con ecolines en la técnica húmedo sobre seco.
5 pasó Avance de entintada en la ilustración. Técnica húmedo sobre seco.
6 paso Finalización de la ilustración. Técnicas utilizadas húmedo sobre seco, pigmentación con prismacolor negro y pincel seco.
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Caricatura Antonio Caballero William Arciniegas Licenciado en Bellas Artes UPTC. Caricaturista. Docente tiempo completo Universidad de Boyacรก.
Dibujar caricaturas de personaje es muy fácil. Basta con ‘entrenar’ el cerebro para que capture los rasgos más característicos de la persona a representar, buscando una síntesis que permita su reconocimiento.
Paso 1 Una de las formas más sencillas de lograr esto es empleando formas geométricas que semejen la forma -en este caso de la cabeza- de nuestro modelo.
Paso 2 Luego, poco a poco, agregamos detalles prestando especial atención a la forma de ojos, nariz y boca, o a cualquier rasgo prominente que le identifique como las orejas, anteojos, el cabello, si todavía le queda… etc.
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Paso 3 Una vez definidos los detalles, limpiamos la imagen eliminando las líneas de construcción que ya no necesitamos, mientras seguimos trabajando en los detalles. 62
Paso 4 Cuando estemos satisfechos con la forma general del dibujo, pasamos a la fase de entintado, en donde los detalles, las sombras y la valoración de línea finalizan la tarea. Es importante añadir elementos (objetos, posturas, gestos) que nos permitan saber un poco más sobre nuestro personaje. Para este ejercicio tomé como modelo a Antonio Caballero, quien no solamente es periodista, novelista, crítico taurino, fumador empedernido y caricaturista genial, sino una de las plumas más críticas y respetadas del país, además de mi caricaturista favorito.
Dibujar la arquitectura Luis Fernando Robles Martínez Arquitecto.Docente Catedrático Universidad de Boyacá 63
Paso 1 Primeras líneas básicas que captan la ubicación de los contornos principales y su proporción. 64
Paso 2 Se definen detalles generales y se ajustan proporciones y grosores de volúmenes.
Paso 3 Se establecen zonas de color básicos con acuarela.
Paso 4 Se realizan mas detalles con lápiz, texturas y una segunda capa de acuarela para las zonas en penumbra y medios tonos.
Paso 5 Se aplican las capas del color del cielo y reflejos de este sobre los volúmenes, además de las sombras proyectadas. 65
Paso 6 Capas finales de acuarela enfatizando detalles y claroscuros de nuevo con lápiz.
Este libro fue terminado el 4 de junio de 2012 en el programa de Diseño Gráfico de la Universidad de Boyacá.