USFX - Editorial I - La bella durmiente - Barrancos Rivero Iris

La Bella Durmiente

Trina Schart Hyman

Trina Schart Hyman

Sleeping Beauty La Bella Durmiente

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Este libro no debe ser reproducida en ninguna forma ya sea fisica o virtual, sin permiso por escrito de la editorial, con excepciones en reseñas donde se puede mencionar un pequeño pasaje del libro ibreria del Congreso Catalogado en “Publication Data” Hyman,Trina Schart La Bella Durmiente PZ8.G882Sn25 398.2´2´0943 ISBN 0-316-38702-9 hc ISBN 0-316-38708-8 pb HC: 10 09 PB: 10 MON-SP D.L.TO:486-2000 Impreso en España

Little, Brown and Co. Boston, New York, Londres

En Memoria de Annie Wagner

Había una vez un rey y una reina que no tenían hijos. Cada día ellos deseaban “Si tan solo tuviera un hijo” pero los días pasaron y ellos permanecían sin hijos.

Pero fue hasta un día en el que la Reina tomaba un baño en un estanque aislado y un pequeño sapo verde salió del agua y le dijo “Tu deseo más querido será muy pronto cumplido. Antes que el año termine traerás al mundo a una niña”.

La reina fue rápidamente a casa y le dijo a su esposo lo que paso, y ciertamente las palabras del sapo verde se volvieron realidad

La reina dio a luz a una hermosa niña, tan hermosa que el rey no podía contener su alegría, así que el decidió preparar una gran celebración en su nombre.

Invito a todos sus amigos, familiares y miembros de la corte, también decidió invitar a las hadas que habitaban el reino, para que ellas pudieran darle algún regalo a su hermosa hija. Desafortunadamente existían trece hadas en el reino, pero el rey solamente tenía doce platos de oro y se sentía avergonzado de ofrecerle a un hada un plato de plata.

Pero entonces se enteró que el decimotercera hada era un hada muy vieja a la que no se había visto en más de cincuenta años, El rey aliviado decidió no invitar al hada vieja, quitándose un a preocupación de encima

La celebración fue llevada a cabo con gran esplendor y lujo, cuando las celebraciones estaban por finalizar, cada una de las hadas prosiguió a darle a la bebé un regalo.

Una le dio virtud, otra gracia, una tercera belleza, y así las hadas fueron obsequiándole a la niña todo lo que podría desear.

Cuando once hadas ya habían dado sus regalos, la puerta del castillo se abrió de par en par y un hada apareció. dejando un silencio profundo por donde caminaba.

Su viejo corazón estaba lleno de rabia y enojo y su único deseo era vengarse por no haber sido invitada a aquella fiesta.

Ella no saludo a nadie, fue directamente hacia los reyes a los cuales se dirigió en voz alta “Mi deseo para la princesa! Cuando ella cumpla dieciséis años se pinchará el dedo con la aguja de un hilar y caerá muerta” y sin decir otra palabra, se volteo y salió de ahí

Todos en la fiesta quedaron petrificados, pero entonces el hada número doce, el hada más joven dijo “Por la descortesía que tuviste con un hada hermana, no puedo romper el hechizo” le dijo al rey “pero puedo alivianarlo un poco, tu hija no morirá pero si caerá en un profundo sueño que durara cien años”

A la mañana siguiente de la fiesta, los escuderos del rey llevaron decretos a los rincones más lejanos de su tierra. Ordenando que cada huso sea destruido inmediatamente.

Dieciséis años pasaron y todos los regalos de las hadas se cumplieron, Aurora se convirtió en una doncella de gran belleza, tan gentil, amable e inteligente que todos los que la encontraron no pudieron evitar enamorarse de ella.

El día de su decimosexto cumpleaños, el Rey y la Reina habían salido a buscar un regalo muy especial y la princesa se quedó en el castillo, libre de hacer lo que quisiera. Ella miró a su alrededor en cada curioso lugar, explorando como ella pudiera elegir.Finalmente, llegó a la entrada de una vieja torre. En la parte superior del sinuoso de la torre escalera, se topó con una puerta que de repente se abrió por sí sola. Ahí estaba sentada una anciana, hilando lino.

“Buen día, buena mujer”dijo Aurora cortésmente.“¿Qué estás haciendo aquí?”parece algo muy divertido ¿Puedo intentarlo yo también?”

“Por supuesto, querida”dijo la anciana “Pero cuidado con el huso”, agregó astutamente, “Porque tiene poderes muy especiales”. De hecho, en el momento en que la rueda comenzó a girar, el eje arrojó una lluvia de luces brillantes en todas direcciones. “¡Qué hermoso!” Aurora exclamó y no pudo resistirse a examinar el eje giratorio. Pero en el instante en que lo tocó, la punta afilada le pinchó el dedo. La vieja hada, sonrió, deleitándose con su acto, luego desapareció sin dejar rastro.

La princesa se derrumbó en el suelo y el hechizo se apoderó de ella inmediato.

Una vez dormida, el sueño se apoderó de todo el palacio y un silencio inquietante se apoderó de todos. En los establos el establo los caballos se arrodillaban y dormían, las palomas en los aleros dejaban de arrullar, y hasta las libélulas sobre el foso dejaron de moverse. El fuego de la chimenea se apagó. El viento se detuvo y ni la más minúscula telaraña se agitó tanto como la anchura de un cabello.

Una vez más, las Majestades fueron consoladas por el hada buena. Entonces, mientras se despidió de ellos, Tocó a la pareja afligida con su varita, y ellos, como todos los demás, cayeron rápidamente dormido. Una zarza de espinas repentinamente brotó de la tierra y creció alrededor del castillo. Cada momento la zarza, llena de espinas, se hizo más alta y más ancha hasta que sólo la punta de la torre donde yacía Aurora permanecía visible para dar alguna pista de lo que había dentro.

Pronto se extendió por toda la tierra la leyenda de la princesa dormida. Aunque muchos jóvenes príncipes valientes,entraron por la mata de zarza, nunca se volvió a ver a nadie. Después de muchos años, cuando ya nadie se molestó en desafiar las zarzas, un joven Príncipe de una tierra lejana encontró su camino hacia el reino.

El muchacho mantuvo un halcón como compañero. Cuando lo soltó,este voló inmediatamente por encima de la zarza.

En el momento en que los ojos del Príncipe cayeron sobre la torre tenía que saber qué había dentro. Así que decidió entrar, el Príncipe se preparó como para una gran batalla, pero cuando se lanzó sobre la primera espinosa rama, para su asombro sólo cayó inofensivamente ante él. Una amplia apertura apareció. Mientras caminaba hacia él, la zarza se cerró inmediatamente detrás para que su séquito se le prohibió seguir. Aún así, el Príncipe continuó sin el menor temor.

Cuando entro a su alrededor, yacían los cuerpos de hombres, mujeres y animales.

Un silencio espantoso se cernía.Sus platos, todavía cargados de comida a medio comer, reveló que el sueño se los había llevado mientras cenaban. A medida que avanzaba, encontró cortesano y sirviente igualmente profundamente dormidos, y en la sala de arriba el Rey y la Reina descansaban justo cuando se habían derrumbado.

El silencio fue tan grande que el Príncipe pudo escuchar los latidos de su propio corazón cuando llegó a la torre donde dormía Aurora. Cuando por fin llegó a la puerta de su habitación, la puerta de esta se abrió por voluntad propia, y allí se reveló la princesa dormida. Como si contemplara un ángel dormido, el Príncipe no podía apartar la mirada. El poder de su belleza era tal que inmediatamente se inclinó y besó sus delicados labios. Cien años después de pincharse el dedo, la princesa abrió sus ojos y su encantamiento se rompió.

La princesa lo miró con ojos asombrados y dijo:“¿Eres tú, mi príncipe? Te he esperado mucho “.

Hablaron hora tras hora. Mientras tanto, todos en el palacio fue despertando.Los caballeros siguieron saludando a las damas. Las damas continuaron con su bordado. Los mozos siguieron curando los caballos.Esa misma noche, el príncipe y la princesa se casaron. Al día siguiente, el príncipe llevó a su esposa al palacio de su padre, y allí vivieron felices para siempre.

A la fiesta por el nacimiento de una princesa fueron invitadas las hadas del reino para ofrecerle sus dones, excepto una, que en venganza por no haber sido invitada, hechizo a la joven princesa