Diversidad cultural y desigualdad

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Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca

Sistema de Innovaci贸n Educativa Apoyado en TIC

Vivencia en Valores Lectura / Documento de Referecia


Vivencia en Valores Lectura de Referencia 7 Título: Diversidad cultural y desigualdad social en américa latina y el caribe: desafíos de la integración global Compiladores: Dana de la Fontaine, Pablo Christian Aparicio Fragmento: Página 6-11 Uso: Actividad Educativa EDICIONES BÖLL Tomado de: http://www.conapred.org.mx/documentos_cedoc/Diversidad_cultural_y_desig ualdad%20libro_1.pdf Recuperado el día 19 de noviembre de 2013.


Globalización + neoliberalismo = ¿Homogeneización o diversificación cultural? En los últimos 20 años la supremacía del modelo neoliberal impulsó reformas estructurales en gran parte de África, Asia y América Latina, que forzaron la alineación y homogeneización del desarrollo económico productivo y de la organización socio-política de estos países. Bajo el supuesto que dicha homogeneización, en términos globales, incrementaría los grados de competitividad económica y productiva de las naciones y al mismo tiempo consolidaría la estabilidad institucional democrática como también la distribución social del bienestar económico. Contrariamente a lo planteado, en la mayoría de los casos, el crecimiento de la pobreza, la desigualdad económica, la exclusión política e institucional, el desempleo y la vulnerabilidad han aumentado con tales reformas. Observamos entonces una fuerte relación entre el crecimiento económico y la perpetuación de la inequidad (Burchardt, 2006). Los elevados niveles de desigualdad política y económica sin duda ya existentes en la estructura social en los países de la región antes de la implementación de las reformas neoliberales se perpetúan y dan origen a instituciones económicas y a una organización social que favorecen sistemáticamente los intereses de los más influyentes, excluyendo a la gran mayoría de la población. Los impactos de la globalización parecen perpetuar aún más las diferencias subyacentes que operan tanto entre los diferentes grupos sociales, como entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo (Aparicio, 2008:7). Pero la exclusión no ha sido sólo económica y política, sino también cultural. En varios estudios se ha podido constatar una fuerte correlación entre la segregación social y la cultural. Es decir, si cierto grupo social ya es víctima de la marginalización social y


política, en la mayoría de los casos también sufre de la exclusión cultural (CEPAL/GTZ, 2004; CEPAL, 2007; UNDP, 2005, 2007). Según autores como García Canclini, Aldo Ferrer, Grimson (2007), Mato/Maldonado (2007), Ortiz (1997) Ottone y Senghaas -para el caso de América Latina-, Bauman, Luhman, Beck, Bourdieu, Chomsky y Giddens -para el caso de Europa-, Tetzlaff, Engel y Jakobeit -para el caso de África-, Bhabha, Mols y Sen -para el casode Asia-, con la globalización de productos de mercado, tecnologías y medios de información se globalizan prácticas culturales, criterios valorativos, dictámenes morales, hábitos, patrones de identificación simbólica y disposiciones del comportamiento humano que condicionan (explícita e implícitamente) el modo en que se elaboran, distribuyen y acumulan socialmente los productos culturales y materiales. En este contexto la UNESCO (2005) constata por ejemplo un rapidísimo crecimiento del mercado global de industrias culturales y creativas originarias de Europa, América del Norte y Asia. Lo que en los años 1980 se definía como "imperialismo cultural" y más recientemente llamado "hegemonía cultural" (Bhabha, 2004) "cosmopolitanismo global" (García Canclini, 1999, 2002), "mundialización de la cultura" (Ortíz) o "mcdonaldización de la sociedad" (Ritzer,2003) quiere indicar justamente esta expansión y dominación de parámetros culturales y de consumo importados desde Europa y EE.UU. Esta tendencia -entendida como amenaza a la identidad local en los países de América Latina, África y Asia-se lograría expandir gracias al sobre-poder económico, tecnológico y mediático de los países del Norte (Haynes, 2003:1041 ff.). En este contexto, el engendramiento de prácticas y dinámicas de distinción, vulnerabilización y exclusión social parecen erigirse como imperativos categóricos, desde donde se definen la sumatoria de espacios, prácticas y parámetros de organización de la vida individual y colectiva. Siguiendo esta lógica, ¿significa que la globalización es como una ola inmensa que arrasa a todas las sociedades con sus peculiaridades culturales, políticas y económicas?


En vista de lo que hoy presenciamos en casi todos los países del mundo, principalmente en América Latina, nos negamos a aceptar esta visión como simplemente dada. Más bien pensamos que es tiempo de echar una buena mirada a los distintos procesos de confrontación entre lo local y lo global, para mejor captar su complejidad. En este sentido quisiéramos plantear una tesis en analogía a lo que Senghaas (2002:6) formulaba para la confrontación entre las economías en vía de desarrollo y las economías del mundo industrializado en tiempos de la globalización. Desde esta perspectiva se pueden identificar tres distintas formas de reacción cultural frente a la globalización: 1) La regresión y con ello la homogeneización de las culturas locales; 2) La resistencia contra la dominación cultural; y 3) La hibridación cultural que define la fusión, mezcla y resignación constante de las culturas locales y globales. Pero ¿cuándo se da y qué tipo de reacción? Como se observará a partir de los ejemplos aportados en el presente libro, en la mayoría de los casos no existe una definición única y clara que pueda resumir las polivalentes reacciones y consecuencias de la impronta de la globalización en las sociedades de América Latina. Nos atrevemos a pensar que los tres tipos de reacción enunciados podrían aparecer incluso simultáneamente. En este sentido, la tipología simplemente sirve como aporte para una mejor comprensión de la complejidad de la dinámica, de los intersticios y las lógicas involucradas en la confrontación cultural con la globalización. Así por ejemplo, las aportaciones brindadas sobre los casos de Brasil, México, Perú, Bolivia, Colombia, Chile y Argentina demuestran que la homogeneización y regresión de las culturas locales –el primer tipo de reacción- encarnan efectivamente una amenaza para muchos grupos sociales, especialmente para las minorías étnicas como las comunidades indígenas y afrodescendientes. Para ellos la globalización significa estar aún más postergados del acceso a bienes y medios elementales para


poder participar plenamente en la vida social y mantener y desarrollar idearios culturales propios. Haciendo hincapié en la segunda forma de reacción –la resistenciahay que mencionar que algunos autores plantean la tesis de una oportunidad histórica de una (re-) valoración de culturas locales en la era de la globalización. Esto se daría a partir del debilitamiento de los Estados en su afán de propagar una "cultura nacional" que rechaza influencias culturales europeas y norteamericanas, tendencia imperante en tiempos del desarrollo nacional y del distanciamiento del mercado mundial en los países periféricos hasta los años 1980 (Brooksbank & Munck, 2000). Con las reformas neoliberales se introduciría la descentralización de la producción cultural, entendida como posibilidad para diversos grupos sociales (marginados) en su lucha por la integración y protección de sus parámetros culturales locales (Álvarez & Dagnino & Escobar 1998, 2004; Sánchez-Ruiz, 2006; Van der Bly, 2007). ¿Pero, lograrían éstos proyectos resistir el constante input cultural globalizador sin un fuerte Estado protector? En el presente libro al menos podemos constatar que la resistencia se manifiesta entre la población de los más jóvenes en las respectivas sociedades, los cuales buscan en el diseño de nuevas alternativas una forma de enfrentar procesos de exclusión socio económica, laboral y cultural. Finalmente también la hibridación cultural -el tercer tipo de reacciónestá fuertemente presente en los actuales procesos de transformación cultural. Se identifica como parte de este proceso el trastocamiento de los acervos culturales; la pugna por la determinación de valores colectivos, fundamentos éticos, morales y religiosos; y la pluralización de las cosmovisiones y las identidades como denominadores comunes observables en todas las sociedades latinoamericanas. Como se demostrará en el presente libro, las hibridaciones culturales adquieren en cada espacio características singulares. Así, el interrogante a responder será sobre la manera posible para la construcción de formas de pensamiento y modelos de acción


política que favorezcan tanto el abordaje crítico de estos procesos, como la superación de los etnocentrismos negativos, las opresiones simbólicas, la reedificación cultural y las imposiciones axiológicas homogeneizantes. Sea como fuere, es innegable que una de las consecuencias más desafiantes para las sociedades latinoamericanas ligadas a la globalización cultural, es la disgregación de los tejidos de integración cultural, que tiende a transformar las normas tradicionales de convivencia y socialización. Ahora, en vista de las tesis mencionadas arriba, quedará por responder, a partir de casos empíricos, qué tipo de reacciones sociales se dan en cada caso, tomando en cuenta la problemática de la inequidad en el marco de la globalización.

La desigualdad socio-cultural en América Latina El grado de inclusión en los circuitos globales donde circulan capitales sociales y culturales es muy variado a causa de la preeminencia de una estructura de oportunidades profundamente heterogénea y desigual, vale decir, derivada de causas económicas, sociales, geográficas, políticas, institucionales y culturales. En América Latina la fuerte articulación sostenida entre la desigualdad socio económica y las posibilidades volátiles de participación social de los grupos más desaventajados en la vida colectiva e institucional, dan cuenta de una tendencia profunda a la perpetuación de la exclusión, el desempleo, la inseguridad, la marginación educativa, la ilegalidad y el riesgo que afecta primordialmente a los grupos que pertenecen a "minorías" étnicoculturales (indígenas y afrolatinos). Estas problemáticas se tornan realmente preocupantes si se considera el gran número de personas excluidas por motivos socioculturales en toda la región. En América Latina y el Caribe existen hasta 40 millones de indígenas distribuidos en más de 400 grupos étnicos. El 90% de la población indígena latinoamericana se concentra en Perú (27%), México (26%), Guatemala (15%), Bolivia


(12%) y Ecuador (8%). Dentro de las respectivas sociedades las poblaciones indígenas constituyen una gran parte de la población: Bolivia (67%), Perú (45%), Guatemala (40%), México (30%) y Ecuador (20%). Por su parte, la población afro-descendiente alcanza aproximadamente a 150 millones de personas, lo que es proporcional al 30% de la población total de la región. Considerando su distribución geográfica, la misma se reparte del siguiente modo: Brasil (50%), Colombia (20%) y Venezuela (10%) entre otros. Dentro de los países, las poblaciones afro-latinas, en relación a la población total, constituyen en Brasil (50% entre pardos y negros), Colombia (15% entre mulatos y negros) y Venezuela (10%). Muchas de las mencionadas comunidades culturales poseen idiomas propios al igual que cosmovisiones y sistemas políticoeconómicos enraizados en las propiedades de su entorno natural y social. Trágicamente, en muy pocos casos, esta variedad cultural ha sido integrada en la concepción de los Estados latinoamericanos; por lo general son omitidas como parte de un pasado vil y antimoderno (Boeckh, 2007). En esta perspectiva cabría preguntarse: ¿Es posible la conservación del acervo cultural propio ante un inminente y sutil avasallamiento exógeno de las identidades locales que se enraíza en la presión ejercida por la cultura oficial, el etnocentrismo exacerbado y las prioridades de los gobiernos de turno? Del mismo modo y en un plano mayor se podría indagar también sobre: ¿Cómo contrarrestar los efectos de la globalización económica y cultural homogeneizantes que pretende anular las diferencias socio-culturales, y propagar la cohesión social -como imperativo categórico sólo a través de la universalización del consumo, la producción de bienes y servicios, y la acumulación económica? o bien, ¿qué posibilidades reales existen para construir y salvaguardar modelos socio económicos y políticos alternativos que ofrezcan vías de integración y participación efectivas frente a la hegemonía de los procesos y mecanismos restrictivos que la globalización propaga consigo?


Finalmente y aquí se resume el espíritu del libro, ¿cómo hacer de las diferencias socio culturales una posibilidad para el encuentro en lugar de una excusa para la perpetuación de la desigualdad y la negación socio-cultural buscando superar los ápices de pobreza, 1. Hay que decir que los porcentajes son relativos y varían según los criterios y métodos usados.

Desmedro y discriminación subyacentes en las sociedades latino americanas? En el presente trabajo, estos interrogantes complejos y dilemáticos obran sin duda como orientaciones fundamentales de la reflexión aportada por las y los diferentes autores que se concentraron en el análisis de determinados enfoques temáticos y que a continuación se resumirán.

Enfoques temáticos Además de reparar en la situación particular que caracteriza a las poblaciones indígenas y afrolatinas, en esta recopilación enfocaremos los mecanismos de exclusión social y cultural arraigados en las sociedades latinoamericanas, tomando en cuenta los retos de la globalización. En primer lugar, Hans-Jürgen Burchardt debate distintos enfoques teóricos acerca de un supuesto cambio paradigmático macroeconómico del neoliberalismo al "Post-Washington Consensus" y las consecuencias sociales asociadas a ello. En este contexto plantea la pregunta sobre si los movimientos indígenas logran lidiar con los condicionantes macroeconómicos en el sentido de mantener y desarrollar conceptos propios y estructuras de economía alternativa. Desde una lectura socio-pedagógica, Heinz Neuser nos invita a pensar sobre la situación de las poblaciones indígenas y su forma de participación política en contextos caracterizados por la desigualdad económica y la injusticia social en la región andina de América Latina. Desde este análisis se consideran los aspectos culturales, identitarios e institucionales que dificultan una integración


genuina y plena de los grupos originarios en la vida social. La falta de ponderación de estos aspectos estructurantes de la cultura, la idiosincrasia e itinerarios biográficos representan una de las posibles causas que explican la poca relevancia que tienen las acciones políticas educativas pensadas, la mayoría de las veces, para los indígenas y sólo en escasas oportunidades pensadas desde y con ellos. Desde una perspectiva jurídica, Michael Klode presenta las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en materia de derechos indígenas. Afirma que en el contexto de la internacionalización de los procesos comunicativos, la exigibilidad judicial de determinados derechos significa una herramienta importante en la defensa de las identidades particulares y su enfrentamiento con el Estado. Describe los elementos jurídicos más relevantes desarrollados por la máxima instancia continental a través de su jurisprudencia más reciente.


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