3 minute read
Panorama económico regional: dos décadas de rezago
Ariel Yévenes señaló que existe también un centralismo intrarregional que hay que cambiar, puesto que las inversiones que se desarrollan en la provincia de Concepción son muy distintas a las que se desarrollan en Lebu, Tirúa o Arauco.
El economista de la Corporación Privada de Desarrollo de la Región del Bío Bío analizó los objetivos de la organización sin fines de lucro, los problemas de empleo en la región y cómo las dificultades logísticas afectan la calidad de vida de las personas y a la economía de la región.
Una desordenada reparación de la Avenida Collao se desarrolla afuera de la Universidad del Bío-Bío (UBB), la que ralentiza el tránsito. Entre micros y autos se hace difícil cruzar, sin mencionar el tablón de madera sobre el cual hay que caminar para entrar a esa casa de estudios.
Pero hay que hacerlo. Ahí está la espaciosa oficina de Ariel Adrián Yévenes Subiabre, el entrevistado comprometido para esta edición del EPI. De camino a ella, con premura consume un cigarrillo y lo apaga presuroso no bien llegamos al edificio Centro de Estudios Territoriales e Interdisciplinarios.
Sobre el escritorio lucen lo que parecen ser pruebas sin revisar, una botella de Coca - Cola vacía y otras pertenencias.
Ser profesor de economía en la UBB y además economista de Corbiobío no es fácil, consume tiempo y energía, sin mencionar que esta últi- ma labor la desempeña ad honorem desde hace más de 20 años.
Y cuenta que el empresario de Cementos Bío Bío Claudio Lapostol Marruéjouls, fundador de la Corporación Privada de Desarrollo de la Región del Bío Bío, “tuvo una idea visionaria hace casi 40 años, al observar la fuerte centralización del país y cómo esto se traducía en que la Región del Biobío quedara atrás en su desarrollo”.
Hoy, esta organización sigue comprometida con los mismos principios, pero con una evolución en sus objetivos. El primer tema es la transferencia de atribuciones desde el gobierno a los gobernadores regionales. La idea es que estos últimos puedan liderar mejores procesos de desarrollo regional.
El segundo asunto está relacionado con el financiamiento de los gobiernos regionales. Actualmente, el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (Fndr) es el principal instrumento de financiamiento, pero su distribución es discrecional. Según el analista, es necesario avanzar en la Ley de Rentas Regionales para definir los montos que los gobiernos regionales tendrán, así como también la territorialización de los tributos. El tercer aspecto se refiere a los funcionarios que trabajan en materias regionales pero cuya dependencia está a nivel de ministerio, lo cual “dificulta la coordinación con los gobiernos regionales. Debiera haber un traspaso de atribuciones desde el nivel ministerial a las regiones, pero también dotarlas del personal adecuado”, es decir, personas que realmente pertenezcan a la región del Biobío, dice.
El gran problema del empleo
Corbiobío hace monitoreos permanentes de la actividad económica de la región. Actualmente, las cifras apuntan a una baja en todos los niveles, pero en palabras del académico “este es un proceso que no es solo de los últimos años, llevamos dos décadas de rezago económico regional”.
El profesor puntualiza que en nuestra región existe una “estructura productiva madura”, lo que significa que “hay industrias que producen en niveles muy elevados; es difícil que una empresa de esas características tenga saltos adicionales muy grandes, en términos de producción y de generar más empleo”. También habla sobre el sistema logístico regional que él describe como frágil. Apunta a problemas como el Puente Ferroviario del Biobío que “genera un desastre en la calidad de vida de la población, pero también dificultades logísticas para el traslado de mercancías” desde y hacia los puertos de la región.
Asimismo, puntualiza en el ensanchamiento del eje Colón, a la entrada de Hualpén, cuyos trabajos están en pausa desde octubre del año pasado, debido a la quiebra de la empresa Claro Vicuña Valenzuela, que se adjudicó las tareas por $14 mil 197 millones. Alzando las cejas pregunta, “¿Usted se imagina la Alameda en Santiago cortada por meses, y con una inversión botada? No, verdad ¿y por qué tenemos que imaginarlo y aceptarlo acá?”.
Finalmente, apunta a que “las ganancias en eficiencia que tendría nuestra región para el transporte de mercancías y también para el transporte de pasajeros, con una logística un poco más adecuada, nos llevaría a pegarnos un salto importante”.