Boletín del Programa de
Facultad de Ciencias Humanas
Programa profesional de Educación
Educación “Una pasión por lo humano”
Año 5 | Boletín Nº 1 | Julio 2013
Amor y autoridad en la familia El hablar de la autoridad de los padres en la familia, de sus dificultades y posibilidades, de sus límites y controversias, pasa necesariamente por reconocer que nuestra autoridad de padres nace del amor que tenemos por nuestros hijos y, paralelamente, está determinada por el concepto de persona que queremos educar. Vayamos por partes. Podemos, por tanto, afirmar que 1. Nuestro interés por ejercer la autoridad ante nuestros hijos va dirigido a que sean buenas personas. Dado que el origen vital de nuestro derecho y obligación a ejercer nuestra autoridad es el amor que tenemos por ellos, estaremos siempre alertas para promover (y exigir) todo aquello que les ayude a ser mejores personas: el esfuerzo, la voluntad y, en general, las virtudes. No es una labor fácil (y exige mucho empeño) estar siempre alerta a exigir que acabe una tarea, que se
En este número 1. Amor y autoridad en la familia 2. Como en todas las épocas el niño va a la escuela 3. Educamino 2013 4. La matemática y su aprendizaje 5. Café conversatorio: La importancia de la investigación en educación e integración del saber 6. Imposición de Mandiles: el primer paso para los futuros maestros 7. Es un error pedir que los niños terminen la educación inicial sabiendo leer y escribir 8. Crisis del adolescente o malos hábitos
MG. HENRY TAPIA PORTUGAL Director del Programa Profesional de Educación
responsabilice por sus acciones, que cuide su material, que sea puntual, etc. Ahora bien, de la misma manera, estaremos muy atentos a que tenga en cuenta a las otras personas. Empezando por el respeto a cualquier persona, pasando por la atención a las necesidades de los demás, que sepa ayudar y compartir, etc. Nuestra autoridad también va dirigida a estos aspectos, a hacerlos valer y a potenciarlos. 2. Nuestra “metodología” será siempre la firmeza y la energía. No podemos, por ejemplo, pasar por alto un exabrupto irrespetuoso del tipo “¡Tú a mí me dejas, feo!... ¡Tonto!” Estaremos educando hijos tiranos y esto no es amor por ellos. De la misma manera, estaremos atentos a dirigirnos a ellos de forma igualmente respetuosa, clara, concreta y sin expresiones ofensivas. Y, por otra parte, haremos el esfuerzo de valorarles siempre lo bueno que hacen. Sin duda, estaremos ganando en autoridad. 3. Estaremos muy atentos a que nuestros hijos lleven una vida ordenada y, en consecuencia, les exigiremos todo lo que va acorde con ello: sentido del orden, organización personal y familiar, sentido adecuado de la austeridad, etc. Pero, simultáneamente, percibirán en nosotros que estamos dispuestos a “perder” alguna comodidad o momento de tranquilidad por ellos. Por ejemplo, si se sientan a ver televisión en un momento inadecuado, les exigiremos con toda la firmeza posible que se vayan a estudiar, pero de la misma manera estaremos dispuestos a perder nuestra tranquilidad en la salita para que ellos, cuando sea el momento, una vez acabada la tarea, se pongan a ver su programa favorito antes de cenar. 4. Son muchos los padres y madres que manifiestan no tener tiempo para estar con los hijos. Nuestra autoridad va
unida a la atención y al tiempo que les dedicamos. La autoridad se ve favorecida cuando empleamos tiempo en escucharlos, comprenderlos, manifestar interés por sus cosas, exigirles y darles criterios claros en temas importantes. Son, sin duda, manifestaciones del amor que les tenemos y, si faltan, la relación con los hijos se enrarece. En consecuencia, muchos padres y madres, ante el comportamiento inadecuado de sus hijos, puede que adopten dos posturas negativas. Por una parte, hacer valer su autoridad a toda costa, con lo que se crea un mal ambiente entre el hijo y el padre o la madre. Esto provoca que el hijo no sólo no se sienta querido sino que va incorporando como modelo de relación interpersonal (y de persona) uno basado en la ley del más fuerte sin que medie el diálogo o la comunicación (además de sentar las bases para despreciar todo tipo de autoridad). Pero hay otra: la postura permisiva. Sea por tiempo o por otras circunstancias (miedos, comodidad, etc.), hay padres y madres que acaban siendo excesivamente blandos y pierden la capacidad de corregir con la debida exigencia. Los resultados los conocemos. Lo importante es señalar que los hijos perciben que no se les quiere, se sienten abandonados y están recibiendo un modelo difuso de persona en el que vale todo y no se tiene en cuenta a los demás. Finalmente y, como todo en educación, en la autoridad el ejemplo es el mejor método. Si ven que nos escuchamos, que somos solidarios, que compartimos, que sabemos comunicarnos (hablar y escuchar), si tenemos en cuenta las necesidades de los otros, estaremos ganando en recursos para poseer una autoridad justa y correcta.
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Artículo publicado originalmente en el quincenario Encuentro de la Universidad Católica San Pablo.
Comité Editorial
Mg. Jorge Pacheco Tejada
Mg. Henry Tapia Portugal
Psi. Walter Arias Gallegos
Boletín del Programa de Educación
Como en todas las épocas el niño va a la escuela Así comienza la gran medievalista francesa Régine Pernoud, el capítulo sobre la educación medieval: “Por lo general, es la escuela de su parroquia o del monasterio más cercano. En efecto, todas las iglesias tienen una escuela: a ello obliga el Concilio de Letrán de 1179, y en Inglaterra, país más conservador que el nuestro [se refiere a Francia], todavía puede verse la iglesia junto a la escuela y el cementerio.” Más adelante agrega: “…el niño entraba en ellas [en las escuelas] a los siete u ocho años de edad, y la enseñanza que preparaba para los estudios universitarios se extendía a lo largo de una década, lo mismo que hoy, de acuerdo con los datos que proporciona el abad Gilles Le Muisit. Varones y niñas estaban separados; para las niñas había establecimientos particulares, tal vez menos numerosos, pero donde los estudios alcanzaban a veces niveles muy altos. La abadía de Argenteuil, donde se educó Eloísa, proporcionaba el aprendizaje de la Sagrada Escritura, letras, medicina y hasta cirugía, aparte del griego y el hebreo, que introdujo Abelardo. En general, las escuelas daban a sus alumnos nociones de gramática, aritmética, geometría, música y teología, que les permitían acceder a las ciencias que se estudiaban en la Universidad; algunas incluían alguna enseñanza técnica.” Se considera que el fin de la Antigüedad ocurre con la caída de Roma en el siglo V (456 d. C.), en esa época nadie sabía que se estaba ingresando en la “Edad Media”, aunque los católicos prefieren llamarla Cristiandad. En ese siglo, los últimos romanos Boecio y Casiodoro, amigos entre sí, eran sabios conocedores y divulgadores del período clásico greco-romano. Casiodoro “tuvo (NOTA: se abre comillas pero no se cierran. O no deben ir comillas o el autor ha olvidado cerrarlas) la idea de encomendar precisamente a los monjes la tarea de recuperar, conservar y transmitir a las generaciones futuras el inmenso patrimonio cultural de los antiguos para que no se perdiera. Por eso fundó Vivarium, un cenobio en el que todo estaba organizado de manera que se considerara sumamente precioso e irrenunciable el trabajo intelectual de los monjes. Estableció también que los monjes que no tenían una formación intelectual no se dedicaran sólo al trabajo material, a la agricultura, sino también a transcribir manuscritos para contribuir a la transmisión de la gran
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cultura a las futuras generaciones. Y esto sin detrimento alguno del compromiso espiritual monástico y cristiano y de la actividad caritativa en favor de los pobres…” La búsqueda de Dios, orientada a su contemplación, sigue siendo la finalidad permanente de la vida monástica (cf. PL 69, col. 1107). Sin embargo, añade que, con la ayuda de la gracia divina (cf. PL 69, col. 1131.1142), se puede disfrutar mejor de la Palabra revelada utilizando las conquistas científicas y los instrumentos culturales 'profanos' que poseían ya los griegos y los romanos (cf. PL 69, col. 1140).” Gracias a los monjes benedictinos nunca dejó de practicarse la enseñanza a los niños y así fue como, resurgiendo de los siglos de ardua lucha con los invasores bárbaros, Carlomagno, como su padre Pipino el Breve, promovió la educación en su palacio de Aquisgrán, primero en todo el reino, y después en el imperio carolingio. “En esta época los niños de las diferentes clases sociales se educaban juntos, como lo atestigua la conocida anécdota que presenta a Carlomagno irritado contra los hijos de los barones, que eran perezosos, contrariamente a los hijos de los siervos y los pobres. La única distinción que se hacía era la de la retribución, dado que la enseñanza era gratuita para los pobres y de pago para los ricos. Veremos que esa gratuidad podía prolongarse mientras duraran los estudios y también extenderse al acceso al título, puesto que el ya mencionado Concilio de Letrán prohíbe a las personas cuya función era dirigir y controlar las escuelas «que
PROF. NESTOR SEMPÉ MÉNDEZ
exijan a los candidatos al profesorado una remuneración para que se les otorgue el título».” La Dra. Inés F. de Cassagne escribe en un artículo que “la Edad Media en toda Europa va a impregnarse del espíritu de la Regla de San Benito, fundador del monasterio de Monte Casino y de la Orden Benedictina que fue la verdadera cuna de toda la cultura europea. Allí por ejemplo se seguían preceptos pedagógicos como: 'Cada edad y cada inteligencia debe ser tratada de una manera adecuada' (Capítulo 30, 1)”. “Las pequeñas escuelas latinas, urbanas y rurales, se caracterizaban por sistemas institucionales variados. Las más antiguas eran escuelas eclesiásticas que existían desde la Alta Edad Media dependiendo de las catedrales, los monasterios y de ciertas abadías de canónigos regulares…otras… eran… puramente privadas, abiertas con o sin licencia episcopal por maestreescuelas…”. El número de asistentes a escuelas de gramática era muy variada, citando Verger que en la escuela del monasterio de Saint Gilles de Núremberg, en 1469, era de no menos de doscientos treinta alumnos, con precedentes semejantes en escuelas italianas, lo que implicaba el uso de maestros “repetidores” y la costumbre de la “enseñanza mutua”; la calidad dependía del nivel del maestro. La base del currículo enseñado era la gramática, el latín, primero para comprenderlo y dominarlo: se aprendían de memoria el salterio y los libros de cantos litúrgicos y después la gramática en sí, para ello usaban manuales como el Donato y el Doctrinale de Alejandro de Villa-Dei y
textos simples como los Dísticos atribuidos a Catón, las fábulas de Esopo, el Floretus y otros, donde el niño encontraba poemitas, un catecismo elemental y cuentos moralizantes. El tiempo pasado en las escuelas también variaba, si eran dos o tres años, quedaban nociones de latín o de escritura en algunos casos; si la permanencia era de unos diez años, había avances en lógica y los clásicos y en otras disciplinas del trivium y el quadrivium; las artes liberales ya enseñadas en la antigüedad: gramática, dialéctica (lógica) y retórica (el trivium) y aritmética, geometría, astronomía y música, que incluía las otras artes figurativas (el quadrivium). Estas artes no tuvieron exactamente los mismos contenidos a lo largo de los siglos, pero sí su esencia. El concepto de arte liberal, heredado de la Antigüedad clásica, hace referencia a su cultivo por "hombres libres" en oposición a las "artes
serviles". Verger acota que “sería injusto no reconocer en las escuelas de gramática del fin de la Edad Media, un papel doble: dar una vaga tintura literaria a una parcela de la población y preparar a los mejores o más ambiciosos para el ingreso a las universidades”. “Por supuesto que las mujeres no estaban excluidas del proceso educativo, es más, por ejemplo en el año 1206 Santo Domingo funda una escuela especial para niñas y bastaría citar los nombres de Hildegard von Bingen, de Eloísa, Hedewijch de Amberes, mujeres de gran ilustración entre tantas otras”. Ante la crítica ignorante del Renacimiento, por su falta de conocimiento y desprecio de los tiempos medievales, puede citarse a Isidoro de Sevilla (siglos VI-VII), obispo visigodo español, cuya “obra principal las Etimologías, se basa en los significados potenciales de cada
término del lenguaje (fuera de toda preocupación filológica por supuesto)…despliega en la exégesis de la palabra una amplia ciencia de comparaciones, y a veces incluso de juegos de palabras, a través de los cuales se elabora ya toda una síntesis a la vez científica, poética y filosófica”. O como dice la autora en su A la luz de la Edad Media: “…podemos preguntarnos si el pueblo era tan ignorante, en la Edad Media, como se cree en general; él tenía a su alcance, incontestablemente, los medios para instruirse, y la pobreza no era un obstáculo, visto que las aulas podían ser íntegramente gratis, la de la escuela del villorrio, o mejor, de la parroquia, hasta la Universidad. Y él se aprovechaba de eso, pues son numerosos los ejemplos de personas humildes que se volvieron grandes clérigos.”
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Pernoud, Régine, A la luz de la Edad Media, Ed. Juan Granica, Barcelona 1988, pp. 115-118, fragmentos. Benedicto XVI. Audiencia, 12 de marzo de 2008. 4 Pernoud, Régine, loc.cit, p. 115-118, (en diversos párrafos). 5 Verger, Jacques, Homens e Saber na Idade Média, EDUSC, 1999, p. 75, traducido del portugués por el autor y glosado hasta la página 80. 6 Ídem, p 80. Algunos comentarios intermedios se basan en su obra. 7 Artículo de la Dra. Cassagne citado en el n° 4. 8 Pernoud, Régine, Para acabar con la Edad Media, Medievalia, José. J de Olañeta, Editor, 2010, p. 46.
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Educamino 2013
PROF. MÓNICA SÁNCHEZ SANSSONI una de las aulas de los niños de 4 y 5 años, aplicando diversas estrategias innovadoras. Posteriormente, desarrollaron diversos juegos de integración, con ideas muy creativas, llenas de color y música para los niños. Finalmente, las alumnas se convirtieron en unas mágicas ratoncitas para alegrar a los niños, y con canciones y bailes les brindaron un momento de alegría. Jugaron con ellos y entregaron sorpresas y refrigerios a cada uno de los niños asistentes.
Más de treinta alumnas del Programa Profesional de Educación de la Universidad Católica San Pablo visitaron la Institución Educativa Estatal San Juan Apóstol, ubicada en villa Cerrillos, en el Cono Norte de nuestra ciudad. Las estudiantes participaron en el primer EDUCAMINO de este año. Esta actividad se realiza todos los años como un voluntariado social, para llevar momentos de alegría y aprendizaje a
niños de escasos recursos. En esta ocasión compartieron con cien niños del nivel inicial de la institución educativa mencionada. El EDUCAMINO de éste año constó de tres momentos importantes: el pedagógico, juegos de integración y fiesta de despedida. En la primera parte, las futuras docentes desarrollaron actividades de comprensión lectora a través de cuentos, compartidos en cada
También entregaron a la directora de la I.E. Sra. Nathaly Andrade Ponce, a nombre del Programa Profesional de Educación, un set de juegos didácticos para estimular el trabajo con los niños del Nivel Inicial en sus aulas. Las alumnas asistentes son voluntarias de los primeros semestres y alumnas de los cursos Estrategias Educativas II, Práctica Discontinua I, Práctica Discontinua II y Práctica Continua I del 7mo, 8vo y 9no semestre respectivamente. Junto a ellas participaron las docentes: Irene García Calderón, Rosa Romero Amado, Patricia Rubio Correa, Claudia Galdos Torres y Mónica Sánchez Sanssoni.
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Boletín del Programa de Educación
La matemática y su aprendizaje
El rendimiento académico de la matemática en la esfera de la Educación Básica Regular, por decir lo menos, está en entredicho. Los indicadores de los desaciertos en estos niveles son suficientes para refrendar esta afirmación. Para abordar este problema es necesario plantearnos una pregunta: ¿Por qué es importante la matemática en la vida del hombre? La matemática es una ciencia instrumental y como tal aporta a todas las ciencias en la adecuación de nuestro intelecto a la realidad. El formular y resolver los problemas que la realidad impone, tiene que ver con el saber matemático, máxime si las ciencias experimentales cuantifican la realidad y la matemática es la ciencia de la cantidad. Para hablar entonces de la matemática en la escuela, debemos considerar cómo aprende el infante, el niño y el adolescente; la estructura científica de la matemática y la docencia, además de la teleología de la matemática.
Cómo aprende el alumno Desde el punto de vista de la didáctica reconocemos en la matemática tres tipos diferentes de aprendizaje, que demandarán el desarrollo de unas habilidades con recursos didácticos adecuados al objeto que es también diferente. A un primer tipo de aprendizajes le vamos a llamar aprendizajes
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declarativos. Éstos están referidos a enunciados, vale decir, conceptos, definiciones, propiedades, axiomas, teoremas, etc. La adquisición de los mismos se producirá luego de tres fases: Primera fase, entraña la construcción del significado. La construcción del significado de un aprendizaje se produce cuando el aprendiz vincula e integra la información recibida con los conocimientos que ya tiene. El aprendiz, al abordar un nuevo tema se debe preguntar qué ya sabe, qué no sabe y que está aprendiendo, si es durante la sesión de aprendizaje; o qué ha aprendido, al final de la misma. En la segunda fase tiene lugar la organización del conocimiento. Si bien
MG. HUGO CALDERÓN MESTAS
es cierto que las sesiones de aprendizaje deben ser estructuradas en forma gradual, sistemática y progresiva, es importante que cada aprendiz organice gráficamente la información de manera creativa. La importancia de estas representaciones, radica en que cada aprendiz lo hace a su propio estilo de ser y aprender. Del mismo modo, le ayuda a establecer cuál es la idea principal y cómo se van conectando a ésta otras ideas secundarias y a estas segundas se le adjuntan unas terceras, y así sucesivamente. Debemos tener presente que si la información no está organizada, el cerebro, o mejor dicho, la memoria, no la va a poder almacenar adecuadamente.
La tercera fase, de almacenamiento de la información, señala que el entender la información no es suficiente para almacenarla en el bagaje o red de conocimientos. Es necesario usar recursos de almacenamiento. En ese sentido, se sabe que los canales para el aprendizaje son tres (kinestésico, auditivo y visual). El docente ayudará a los alumnos usando recursos para los tres, en los primeros niveles (inicial y primaria), pues en secundaria el adolescente ya debe saber cuál es el canal que más favorece sus aprendizajes. A la utilización de estos canales le vamos a llamar recursos para almacenar. En el canal visual, el profesor utilizará diversos colores, para diferenciar los ítems y vincularlos mediante el color con otros posteriores. Si se invita al alumno para que en sus cuadernos y agendas utilicen formas y colores diferentes, se le estará ayudando considerablemente a ejercitar su memoria. Para aprovechar el canal auditivo, en clase el docente vocalizará y hará las inflexiones de voz, hasta la exageración. Invitará a los alumnos para que en sus apuntes creen frases y oraciones rítmicas o estudien con música instrumental clásica de fondo, si es barroca, mejor. Ayudará si a esas frases rítmicas el alumno le pone música. En el caso de los niños e infantes, el profesor creará canciones. En el tercer canal, el kinestésico o de movimiento, los alumnos deben estar manipulando y actuando. El profesor invitará a los alumnos a imaginar que los diferentes elementos son personajes de una historia. El mismo profesor hará de
su exposición un derroche histriónico. O les pedirá a los kinestésicos que, para la próxima clase, presenten un juguete cómico en el que se articulen los elementos objetos del aprendizaje. El segundo tipo de aprendizaje es el aprendizaje de procesos. En el caso de la matemática, los procesos no son otra cosa que los algoritmos matemáticos. Estos aprendizajes requieren también de tres fases. La primera fase de creación de modelos implica distinguir los modelos matemáticos. Por ejemplo, diferenciar las ecuaciones, vale decir, ecuaciones lineales, ecuaciones simultáneas, ecuaciones cuadráticas, ecuaciones exponenciales, ecuaciones trigonométricas. Todas son ecuaciones, pero cada una tiene un tratamiento diferente. En esta primera fase, pues, conduciremos al alumno a elaborar un bosquejo gráfico de la secuencia de pasos a seguir. La segunda fase de moldeamiento supone la construcción del modelo inicial para adquirir una nueva destreza o proceso. Una vez que el alumno ha comenzado a utilizarlos, lo más probable es que el modelo inicial se vaya simplificando. El alumno descubrirá qué es lo que funciona bien y lo que ya no sirve. Agregará unos pasos y suprimirá otros. Esto es lo que se llama moldeamiento. La tercera fase de internalización tiene por objetivo el poder usar los procesos automáticamente sin intervención del razonamiento consciente. Estamos hablando de una automatización. Para ello no hay otro camino que la práctica. Sin embargo, muchos de estos procesos están siendo desarrollados con
eficiencia por sistemas electrónicos, llámense calculadoras o computadoras. Pero estos sistemas no podrán proceder si no hay alguien que les indique cuál es el proceso adecuado y cómo debe proceder, que son las dos fases previas de este tipo de aprendizaje. De allí su importancia. Un tercer tipo de aprendizaje abarca las estrategias cognoscitivas. Se trata de destrezas de organización interna que estructuran el comportamiento humano ante una situación nueva (problema). Las estrategias cognoscitivas no están cargadas de contenidos sino de actividades u operaciones mentales que demandan habilidades y estimulan el tipo de razonamiento que se utiliza en la profundización y refinamiento de los aprendizajes. Dichas habilidades y actividades se corresponden con las diversas operaciones del pensamiento, y son: comparar (comparación), clasificar (clasificación), inducir (inducción), deducir (deducción), fundamentar (fundamentación), abstraer (abstracción), generalizar (generalización) y crear (creación).
La estructura científica de la matemática y la docencia Aunque a muchos de los profesores de matemática no nos guste, la matemática del matemático puro no es la matemática del docente de matemática, como tampoco la matemática del alumno es la matemática del docente. Las tres son cualitativamente diferentes. En el caso de la docencia, la estructura científica de la matemática sufre una transformación para convertirse en objeto didáctico, a fin de que, vigilado por la epistemología, llegue al aprendiz sin desviación alguna. El objetivo de esta transformación responde a los sujetos del aprendizaje que pueden ser infantes, niños, púberes, adolescentes o jóvenes. Son estos últimos los que harán uso de la matemática (ingenieros), los que aprovecharán de la ciencia para desarrollar habilidades científicas o disciplinares (estudiantes de ciencias sociales) y los que especularán los vericuetos de la ciencia para hacerla cada vez más instrumental (matemáticos puros).
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Marzano, Robert, y otros, “Dimensiones del Aprendizaje. Manual del Profesor”, ASCD, Alexandria Virginia, 1997. Valdivia Tejada, Ana, y otros. “Aprendizaje Experiencial en el Proceso de Enseñanza Aprendizaje”, Consorcio de Centros Educativos Católicos del Perú, Lima, 2004. 11 Cfrt. Marzano, Robert J, y otros, p. 65. 12 Gagne, Robert y Leslie Brigg, “La planificación de la enseñanza”, Trillas, México, 1996. 13 Cfrt. Marzano, Robert J, y otros. 14 Margolinas, Claude, “De l'importance du vrai et de faux dans la clase de mathematiques”, La Pensée Sauvage, Grenoble, 1993. 10
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Boletín del Programa de Educación La teleología de la matemática La didáctica de la matemática se plantea cómo llegar al aprendiz. Históricamente se han dado dos respuestas. Una, describirles y presentarles la realidad (transmisión de conocimientos, procesos y estrategias). Otra, enfrentarlos, sistemáticamente, a la realidad, a fin de que se habiliten para descubrir sus secretos y aprehenderla con sentido y funcionalidad (esto es descubrimiento de conocimientos, selección de las propiedades para generar procesos y formulación de estrategias). “Sistemáticamente” quiere decir previendo las experiencias en forma gradual, progresiva y ajustada a su estructura, sea ésta fenomenológica u ontológica, según sea el caso; y esperando sus reacciones y observando sus estrategias de apronte, para intervenir como guía (in signum ire, insignare, enseñar). Esta segunda se basa en el principio potencial del infante, del niño y del adolescente. Sus capacidades exceden en mucho la estimación que los docentes tenemos de ellas. Hay que ponerlas a prueba constantemente. El docente será un experto en recursos didácticos para gestionar variables didácticas según los casos. Presupone del aprendiz curiosidad, perseverancia,
autocontrol, cualidades que la escuela debe desarrollar en cada alumno desde los primeros niveles de la educación básica. El aprendizaje de la matemática debe apoyarse en la acción, entendida ésta como el enfrentamiento a hechos matemáticos y anticipar la solución. Anticipación que demanda dos requisitos: la predicción y la garantía de validez de la predicción. Para ello el alumno deberá esbozar una estrategia, utilización adecuada y económica de los recursos disponibles hacia un fin. Habrá organizado sus habilidades para adquirir un nuevo aprendizaje: “El conocimiento debe manifestarse como instrumento de decisión anticipada”. La acción, entendida como la manipulación de objetos reales, serviría únicamente como constatación de la predicción. El alumno, al afrontar hechos matemáticos nuevos, pone en juego toda la estructura organizada de sus conocimientos adquiridos. Los nuevos hechos reafirman o ponen en duda dicha estructura (Piaget, equilibrio y desequilibro, teoría de la equilibración) cuya superación, reorganización de sus conocimientos, se integran logrando un proceso de asimilación y acomodación a la realidad. El enfrentamiento de lo nuevo por
conocer con la estructura de conocimientos ya adquiridos desemboca en un enriquecimiento del mismo. Los epistemólogos contemporáneos hablan de destrucción de esa estructura. A manera de ejemplo, sabemos que el todo es mayor que la parte. La mitad de ocho es cuatro, pero la mitad de -8 es -4. Este último valor es mayor que aquél, por tanto el aforismo inicial pierde valor. Personalmente discrepo y digo que se enriquece, pues entra en juego un nuevo criterio, el valor relativo de los números con respecto a cero. Además, dicho concepto prevalece al considerar otro criterio, como sería el valor absoluto. P a r a t e r m i n a r, a b o r d a r e m o s tangencialmente algo sobre los errores. La actitud didáctica de transferir conocimientos, procesos y estrategias considera al error como un fracaso. Quienes han sido mis alumnos —llevo cuarenta y dos años de educador—, me escucharon hasta la saciedad: “No tengan miedo a equivocarse. Saber matemática no es no equivocarse, sino saber encontrar dónde me equivoqué”. Margolinas, en su libro ya citado, pone en el pensamiento de Levy la siguiente afirmación: “Quien practica la ciencia sabe bien que su fuerza no proviene de ninguna infalibilidad intrínseca, sino bien al contrario, de su capacidad de autocorrección incesante”.
Café Conversatorio: Importancia de la investigación en educación e integración del saber PROF. HELENA EMANUEL
El día viernes 26 de abril de 2013, se llevó a cabo el “Café Conversatorio: Importancia de la Investigación en Educación e Integración del Saber” en el ambiente PB10 de la Universidad Católica San Pablo. Se contó con la participación del psicólogo Walter Arias Gallegos, la doctora Ingrid Pastor de Jones y el magíster Alejandro Gutiérrez Osorio, quienes, desde diferentes
puntos de vista, dieron a conocer la importancia de la investigación y la integración del saber dentro de la educación. Los temas tratados llevaron a las siguientes conclusiones: a) La investigación genera el conocimiento esencial del saber y de todas las áreas profesionales. b) La educación se ha convertido en una carrera dependiente de la investigación de otras carreras profesionales como Psicología, Medicina, etc. Por ello, es importante impulsar la investigación en el área educativa y tratar de producir conocimientos propios del ámbito educacional, esto implica conquistar y revalorar la carrera de Educación de manera sistemática y desde las aulas. c) El conocimiento científico es una de las formas de aproximarse al saber, pero no es la única. Debe existir
concordancia entre la verdad científica y la religiosa para que juntas lleguen a conclusiones comunes que permitan el logro de una única verdad. d) El diálogo entre todas las ciencias del saber humano es fundamental para el logro del conocimiento, pero ninguna de ellas debe perder su propia esencia ni identidad. Es decir, que una misma cosa puede ser examinada desde diferentes puntos de vista, esto da lugar a lo que c o n o c e m o s c o m o “multidisciplinariedad”. e) El intercambio de conocimientos entre diferentes ciencias hace posible que surjan nuevas ciencias y nuevos conocimientos, esto gracias a la interdisciplinariedad. Son tres áreas fundamentales las que deben integrarse: la Fe, la Razón y la Ciencia, pues todas ellas nos conducen a la verdad, y esta es, en conclusión, la plena integración del saber.
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Ídem, p 80. Algunos comentarios intermedios se basan en su obra. Brousseau Grace, “Les grandeurs dans lescolarité obligatoire, Cuor pour la XI Ecole d'Eté”, Bordeaux, 2000. Cfrt. Margolinas, Claude, p. 170.
Imposición de Mandiles: el primer paso para los futuros maestros
PROF. ROSA ROMERO AMADO
La Imposición de Mandiles es un acto simbólico de suma importancia para los estudiantes del Programa Profesional de Educación de la Universidad Católica San Pablo. Representa el primer paso en su actividad docente al iniciar sus prácticas pre-profesionales y es un compromiso implícito con su profesión. Diez alumnas de este programa profesional ya empezaron a ejercer su vocación, saliendo de los campus universitarios para contactarse y trabajar con los escolares de inicial y primaria de diversas instituciones educativas de Arequipa. “Ser maestro no es sólo una vocación, es una inmensa responsabilidad. Los maestros deben tener la vocación de vivir con pasión, la ciencia y el arte de esculpir el cuerpo, la mente y el espíritu de los seres humanos, para que sean un todo armónico, hermoso, consciente y bueno”, les expresó el Mg. Henry Tapia Portugal, director del Programa Profesional de Educación UCSP.
La alumna Claudia Salazar ofreció el discurso en representación de las practicantes. “Tienen frente a ustedes a futuros maestros, dispuestos a asumir esta gran responsabilidad, no siendo meros transmisores de conocimiento, sino buscando el aprendizaje de los alumnos en pro de una vida digna, es decir, educarlos para la vida”, señaló.
El Programa Profesional de Educación de la UCSP tiene como objetivo formar profesores con una concepción cristiana de la persona y la sociedad, con un alto nivel académico y técnico para apoyar la formación integral, además de promover el desarrollo social y cultural.
ENTREVISTA A LA PROF. FLOR DE MARÍA PACHECO TEJADA
Es un error pedir que los niños terminen la educación inicial sabiendo leer o escribir
“La meta de la educación inicial no es que el niño culmine este periodo sabiendo leer o escribir, pensar así o buscar esta finalidad es un gran error”, aseveró la docente del Programa Profesional de Educación de la Universidad Católica San Pablo y especialista en Educación Inicial, Flor de María Pacheco Tejada.
La docente precisó que la educación inicial busca darle al niño una formación integral y no sólo conocimientos. Por este motivo se han diseñado siete momentos pedagógicos, a fin de desarrollar sus potencialidades físicas, afectivas, cognitivas y sociales. “En el Jardín no se prepara al niño para que aprenda a leer y escribir, eso se hace en la primaria. Adelantarlo sería contraproducente, al igual que pensar que no necesita de esta etapa escolar, ya que ésta es la base para toda su formación académica. Un niño que no aprende a expresarse o no desarrolla sus habilidades gráficas, difícilmente podrá escribir o leer, esto se enseña en la educación inicial”, indicó. Otro aspecto importante es la relación colegio-familia. El aporte de los padres es clave para reforzar los conocimientos que se brindan en la escuela. En esta etapa el niño aprende a ser autónomo, a
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tomar decisiones, a socializar, las normas de convivencia, entre otros. “Si en la escuela al niño se le enseña a ser más independiente, a tomar decisiones, a reflexionar, y de pronto los padres lo miman, lo tratan como a un bebé, va a restar a este aprendizaje”, refirió. La mayor parte de estos conocimientos se aprenden a través del juego, debido a la naturaleza lúdica de los niños. Además permite socializar, compartir y desarrollar la afectividad, entre otros beneficios. Recomendó a los docentes de inicial y a los estudiantes que se están preparando para serlo, estar en constante aprendizaje y tener siempre en cuenta la importancia de dar una formación integral, que prepare al niño para la vida y desarrolle sus potencialidades, así como fortalecer la relación con sus familias.
Entrevista realizada el 25 de mayo por el día de la Educación Inicial.
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Boletín del Programa de Educación
Crisis del adolescente o malos hábitos
La adolescencia siempre ha sido considerada como una época de crisis y de cambios que trascienden en la vida del adolescente. Erikson, por ejemplo, sugiere que los adolescentes tienen que resolver el conflicto central de identidad y confusión de rol. Ahora bien, no se puede negar que la adolescencia irrumpe, a través de la pubertad, por profundos cambios en el organismo, que en rigor permiten hablar de una crisis fisiológica, pero no representan una razón suficiente para postular por analogía, una revolución en lo psicológico. La creencia de que un adolescente siempre deba mostrar conductas de rebeldía y desenfreno es un estereotipo muy arraigado en nuestra sociedad. La adolescencia debe ser considerada como una etapa más del desarrollo humano, y como tal, es el resultado de experiencias anteriores que moldean los modos de ser y de actuar de las personas desde los primeros años de vida. Así, dentro de esta perspectiva, la adolescencia trasciende a lo biológico y lo
PSI. WALTER ARIAS GALLEGOS
psicológico y se presenta como problema educativo. Antón Makarenko cree que cada manifestación de la estructura social y familiar actúa directamente sobre la configuración de los factores psíquicos, y, a su vez, cada cambio de estos se traduce en nuevas acciones sociales. Por tal motivo, plantea la etapa de la adolescencia como una crisis ilusoria cuyo aspecto central es la formación de hábitos. En nuestro medio, vemos que es común que los padres esperen la adolescencia para recién enfrentar al adolescente con tareas propias de su edad. Sin embargo, las exigencias sociales y su eficaz desempeño no surgen espontáneamente acompañando a la edad, se han ido formando a través del desarrollo y se construyen con la educación de los hábitos. En tal sentido, las actividades que realiza el niño se convierten en eje gravitante para la posterior configuración de su personalidad, lo que será relevante en la inclinación de sus intereses durante la adolescencia.
Desde que el niño adquiere movilidad estable, es decir, desde que puede caminar autónomamente y sus movimientos sean autodirigidos y ejecutados de manera voluntaria (3-4 años aproximadamente), ya se encuentra capacitado para ayudar en las tareas simples del hogar (por ejemplo, limpiar el polvo de las mesas y muebles que estén a su alcance o comprar el pan para el desayuno siempre y cuando no haya peligros, como cruzar la pista, etc.). De esta manera, se fomenta en él no sólo el desarrollo de capacidades que le hagan competente frente a sus demás compañeros, sino que además se constituyen hábitos sólidos que definirán su ulterior desenvolvimiento en la sociedad como un ser productivo y talentoso. Es importante aclarar que, para que los hábitos se formen satisfactoriamente, las actividades que se deleguen al niño deben ser realizadas con constancia (diariamente o cuando corresponda, dependiendo de la tarea), cambiando y aumentando sus dificultades de acuerdo a sus nuevas posibilidades en cada etapa del desarrollo. Otro factor que puede ayudar a la formación de hábitos, es ver que los padres y hermanos también realizan sus deberes correspondientes con ánimo y alegría (de esta manera se forma en el niño un espíritu de solidaridad y de trabajo cooperativo). De este modo, cuando el niño llega a la etapa de la adolescencia y tiene que enfrentar tareas complejas que demanden mayor responsabilidad, las resolverá sin conflictos y sin extrañarse porque desde pequeño fue acostumbrado a ello.
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Erik Erikson, “El ciclo vital completado”, Paidós, México, 2008.
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Antón Makarenko, “Conferencias sobre educación infantil”, México, Grijalbo, 1978.
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