Investigación en la libertad La Universidad y sus orígenes “Nacida del corazón de la Iglesia, la Universidad Católica se inserta en el curso de la tradición que se remonta al origen mismo de la Universidad como Institución, y se ha revelado siempre como un centro incomparable de creatividad y de irradiación del saber para el bien de la humanidad. Por su vocación, la “Universitas magistrorum et scholarium” se consagra a la investigación, a la enseñanza y a la formación de los estudiantes, libremente reunidos con sus maestros, animados todos por el mismo amor del saber”. Juan Pablo II “Constitución Apostólica para las Universidades Católicas” Roma, 15 de agosto de 1990
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El siglo de la Libertad E
uropa se cubre de un manto blanco de iglesias [...] como si el mundo mismo, sacudiéndose, quisiera despojarse de su vejez. Esta imagen célebre de Rodolfo el Glabro describe la situación de renovación general que embiste todos los ámbitos de la vida del siglo XI. El increíble “florecer” que caracteriza el siglo XI es la realización de una libertad poderosa que quiere entender la realidad en cada aspecto y que encuentra en el clima cultural de aquel periodo su alimento. No es por tanto una casualidad que la Universidad, la más grande institución de investigación y transmisión del saber, comience a formarse ya en la Europa (Italia) de final de siglo XI. Sus lejanos orígenes determinan al siglo XI y a su renovación intelectual, en el cual se manifestó no sólo un interés envuelto en la formación profesional, sino sobretodo en la exigencia de conocer la verdad, el deseo de una ciencia capaz de introducir a la conciencia crítica y sistemática de todos los aspectos de la vida.
La Universidad medieval no era por tanto la institución escolástica de orden superior y del nivel especializado como la entendemos hoy, con Universitas se indicaba la colectividad, organizada en asociaciones, los estudiantes que frecuentaban el Estudio o la escuela y disfrutaban, en cuanto tal, de especiales privilegios. Los estudiantes, auténticos bohemios de la edad media, llevan una vida ferviente y alegre, libre, a veces reñida. Constituyen una población pintoresca que anima a la vida de la ciudad que, junto a las aulas de la universidad, son el lugar de un saber vivaz y dinámico.
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La Gran Decisión P
rotagonista directo de estas vicisitudes es el joven estudiante al cual se le presenta el gran dilema de intentar o no la aventura universitaria. ¿Pero cómo decidir? Los tradicionalistas ponen en guardia los peligros conectados con los largos viajes y sobretodo de los grandes peligros morales que el joven seguramente encontraría en la ciudad universitaria. Giacom di Vitry (+1240) describe de esta manera la ciudad universitaria de París (pero podría ser también Bolonia): “como una cabra sarnosa y como una tierna oveja corrompía con el ejemplo arruinando mucho de los huéspedes que provenían de todas partes. La simple fornicación no se consideraba por nada un pecado. De donde sea, públicamente, vecino a los lupanares las prostitutas atraían casi con la violencia a los estudiantes que pasaban por las calles y por la plaza de la ciudad. Y si refutaban de entrar, ellas les llamaban en voz alta sodomitas”. Muy pronto entre las siete dotes requeridos para aspirar al ingreso universitario figurará la obligación de ir a estudiar fuera de la ciudad ya que el escolar que decidiese estudiar en su propia casa no alcanzará nunca el objetivo a causa de los fastidios y tareas que le darán los parientes. Los padres comienzan a preocuparse de juntar la gruesa suma de dinero a entregar al hijo en el momento de su partida. Mientras que el estudiante empieza a buscar información ya que la primera forma de enseñanza universitaria es la relación entre estudiantes y profesores que se funda en la libre elección, de parte de los alumnos, hacia un docente de confianza. Generalmente el estudiante escribe al profesor para manifestarle el interés de seguir sus lecciones y para tomar los primeros acuerdos, como se lee en el ejemplo del pedido del estudiante a un maestro para ser su alumno relatado por Boncompagno da Signa: “Le destinamos esta tosca carta nacida de pobres ignorantes con toda humildad de pasar por alto sobre nuestro pequeño ingenio y mirar con ojos benévolos el pedido que le presentamos. Es de hecho nuestro supremo deseo el alcanzar con los míseros cántaros de que disponemos vuestra fuente para bañar nuestros toscos ingenios, para poder así también nosotros reverdecer, florecer y dar fruto a tiempo oportuno. Por esto suplicamos humildemente la excelencia suya de venir en ayuda de nuestra pequeñez, expresando su consenso a la presencia de los nobles señores que le hemos enviado. Le aseguramos con sincera lealtad y pura devoción que en cuanto a los gastos, regalos y a las oportunas provisiones proveeremos según su gusto y voluntad”.
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El Príncipe de los Estudiantes A lrededor de 1182, surge en Bolonia el Univeritas scholarium, una organización en grado de negociar con la Comuna y con los maestros. Son de hecho los estudiantes quienes definen el programa de los estudios, los días de vacación, los horarios y los sueldos de los maestros, la cantidad de las multas si éstos llegan tarde a la lección o se ausentan sin autorización.
Como jefe de la Universitas se encuentra el rector, electo anualmente escogiéndolo por turno de entre las distintas Naciones.
Este debe ser estudiante y matriculado, estimado y de buena familia, clérigo, célibe y no tener menos de 25 años. La posición del rector es prestigiosa y comprometedora: coadyuvado por un consejo estudiantil ejercita distintas funciones de control, no sólo sobre los estudiantes y profesores, sino también sobre bedeles, libreros y posaderos; estableciendo la modalidad de pago de los profesores, distribuye las lecturas y las disputas. Llamado “muy digno” y más tarde “magnífico”, no paga tasas en los exámenes ni en el doctorado, y disfruta el derecho de proponer el doctorado para un estudiante pobre.
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La relación entre estudiantes y profesores
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obre la base de qué criterios el estudiante escogía entre las numerosas escuelas privadas abiertas, es decir a título personal de un maestro que, por paga, instruía discípulos atraídos solamente por su reputación? La Epistula de regimine et modo studendi de Martino de Fano dibuja un cuadro del maestro ideal: “Se necesita que enseñe las cosas necesarias de enseñar, que no se haga rogar para responder a las preguntas de los alumnos, que se exprese fácilmente, agudo en elegir las objeciones, paciente al escuchar las contradicciones, razonable en sus lemas, sentencioso en sus palabras, elegante al leer, fácil en el enseñar, eficaz en el pronunciar, fiel en las citaciones y útil sobre todo en cualquier razonamiento o lectura que haga”. Cada estudiante se compromete a pagar anualmente al profesor una cifra (colecta) y el profesor en desarrollar regularmente las lecciones. Sobre el estudiante caen también los gastos del aula de lección (pro bancis), por la limpieza y otros servicios relacionados con el bedel (pro bedello). Los profesores no obligan a los estudiantes a seguir las lecciones: es el interés mismo del discípulo, que paga cifras considerables para estudiar, que le hace asiduo frecuentador de la escuela. Entre cada profesor y los propios estudiantes se desarrollan relaciones de familiaridad: así forman una comitiva (dicha también familia) y comparten los varios momentos de la jornada, las lecciones, las ceremonias, las actividades del tiempo libre, que generalmente estudiantes y maestros pasan juntos sin menospreciar tabernas y juegos de azar. No es raro que el profesor hospede a los estudiantes en su propia casa. Llamado por los alumnos dominus o meus dominus, los maestros parecen amar un oficio que consigue su fama, prestigio, grandes ganancias y unánime respeto. La comitiva es una ocasión constante de discusión, y es el momento más exaltante del proceso de aprendizaje, porque es un momento de confrontación y verificación, y el espíritu de emulación es fuerte en aquellos reducidos círculos de instruidos y de aspirantes tales: es el momento de aquellas disputationes a las que el medioevo da gran importancia entre los medios de su pedagogía.
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“Desafío a la razón” E
n las universidades medievales, la enseñanza no es distinta de la investigación, transmite el estado de la investigación y crea reacciones hacia ella: cada idea nueva enseguida es objeto de estudio, de crítica, de discusión que la transforma y hace florecer gérmenes nuevos. El profesor más que hablar, “lee”. Lectura significa, de hecho enseñanza y estudio: durante todo el siglo XIII los libros siendo una mercadería muy costosa eran poco difundidos, por eso la primitiva disposición del aula de clase tenía éste criterio: el maestro está con su escritorio en el centro y los alumnos sentados sobre bancos a los lados del mismo. Leer un texto significa, entonces estudiarlo y comentarlo públicamente como se puede deducir del siguiente escrito del maestro Odofredo: “Seguiré en la enseñanza el mismo orden que ha sido observado por los profesores antiguos y modernos, especialmente por mi maestro. Antes de llegar a la exégesis del texto de la ley os resumiré el contenido de un título. Después, bien y en modo ordenado y dentro de mis posibilidades pondré los casos de cada ley. Leeré entonces el texto para sacar algunas anotaciones. Repetiré todavía los casos con breves palabras. Desataré después las "contrariedades", agregaré las reglas generales, las distinciones y las cuestiones sutiles y útiles con las relativas soluciones y si hay alguna ley que por su forma y su dificultad es digna de una repetitio (profundización) la guardaré para una repetitio de la tarde”. Otro elemento fundamental de las ejercitaciones escolásticas es la disputa, es decir, la discusión, un enfrentamiento abierto entre maestros y alumnos respecto a los contenidos y los temas más importantes de la lección.
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El currículum de los estudios
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l estudiante medieval podía elegir entre cuatro “facultades”: Derecho, dividido en Derecho Civil y Derecho Canónico; Medicina; Teología y Filosofía; Artes. En las primeras universidades no existía la obligación de la frecuencia ni había una duración precisa de los estudios. Las lecciones comenzaban normalmente en la primera mitad de octubre y terminaban al final de agosto. El estudio de cada disciplina se articulaba entre lecturas ordinarias y extraordinarias según se examinen los textos fundamentales o los textos secundarios. Las lecciones se reparten en el arco del día sobre las horas marcadas por la campana de la catedral (en Bolonia la de San Pedro, por eso llamada “la Scolara”). Comienzan a primera (cerca de las 6 de la mañana), para continuar a tercera; en la hora sexta se reposa y se retoma a novena. Las horas de la víspera están reservadas para las repetitiones.
El año académico es muy largo, todavía hay muchas vacaciones intra semanales (desde tres hasta seis días por mes, además de los domingos), en ocasión de festividades religiosas; vacaciones especiales caen en Navidad, Carnaval y Pascua.
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El estudiante J
óvenes y ... menos jóvenes
No es fácil decir cual era la edad promedio de los estudiantes universitarios, sabemos sin embargo que para algunas responsabilidades necesitan una edad mínima, por ejemplo 20 años para el “procurator” de la nación germánica y 25 años para ser “rector de la universidad”. Notamos, sin embargo que sobre las placas funerarias de los profesores de derecho han tallado rostros de estudiantes bastante maduros; es importante tener presente que el Studium puede durar también 8 - 10 años. Para inscribirse no necesitan particulares títulos de estudio, sino que tiene que haber cumplido los estudios medios, teniendo presente que la instrucción procede por grados: superada una dificultad (aprender a leer y escribir) se pasa a la sucesiva (saber contar y los primeros informes de la gramática latina). De seguido el alumno estudia todos los años que necesita para aprender las disciplinas del “trivium” (gramática, dialéctica y retórica) y del “quatrivium” (aritmética, geometría, astronomía y música) cosa que para un estudiante inteligente necesita 7 u 8 años. Admitiendo que haya comenzado a estudiar a los 6 o 7 años, ya a los 14 o 15 años está listo para inscribirse en la universidad. Todo indica que para el estudiante de Bolonia la edad promedio era 25 a 30 años.
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Los talentos dan frutos E
n la edad media los estudiantes tenían más o menos la misma característica que tienen hoy, encontramos así estudiantes ejemplares y los que no los son, como cuenta Boncompagno da Signa: “El estudiante modelo (...) no tiene iguales en ingenio natural, tenacidad en el estudio, facilidad de memoria. Anima a los novatos, hace preguntas a los maestros, crea óptimas construcciones gramaticales, lee y comprende, expone y discute, presenta cuestiones y responde, compone poesía y ritmos, escribe en prosa y es tan guapo que muchos llegan hasta a pensar que piden ayuda a los espíritus infernales”. “El estudiante duro de cerviz (...) estudia de día y de noche, suspira, pasa la noche sin dormir, está angustiado, pero cualquier cosa que haga, las letras le quedan pegadas como los garbanzos al mármol y como la comida a un muerto. En una cierta manera no se le puede retar en nada: nadie de hecho puede lograr a la fuerza lo que la naturaleza misma no le ha dado. Una cosa es cierta, cuando falta la natural predisposición al estudio el agotamiento físico es índice de fatiga y molestia”.
Muy numerosos son los documentos que prodigan consejos e indican cual debiera ser la justa postura que uno tendría que tener en el estudio. Pero también el estudio, si es excesivo, puede tener efectos nocivos, como recuerda Boncompagno: “Me dicen que, prescindiendo de la costumbre, te levantas antes del sonido de la campana para estudiar, que eres el primero en entrar a la escuela y el último en salir. Y después, regresado a casa, repites por todo el día eso que has aprendido en la lección. Piensas continuamente, también mientras comes, y también en el sueño (...) sueñas disputas y repites lecciones, moviendo la lengua también mientras duermes (...). Además te haces crecer la barba, la melena y las uñas, no llevas vestidos limpios, no haces visita a los compañeros, no saludas a los amigos, no interrumpes con cualquier distracción las fatigas, motivo por el cual eres juzgado por más personas como un chico malo. Pero deberías también considerar que cada cosa que está demasiado llena está próxima a explotar y que necesitas saber discernir entre lo demasiado y lo demasiado poco. La naturaleza condena a ambos y pretende moderación. Muchos de hecho, por exceso de estudio, incurren en enfermedades incurables, por lo que algunos mueren y otros se consumen día tras día, lo que es también peor. Otros pues se vuelven locos y transcurren sus vidas en la risa o el llanto. Otros se descomponen el nervio óptico y se vuelven ciegos. Te suplico entonces hijo encuentres el justo medio en el estudio”.
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La conclusión de los estudios y la vuelta a la patria
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anta a Dios un cántico nuevo, suene la cítara y el órgano, has fiesta con címbalos sonantes, porque su veneradísimo hijo ha solemnemente celebrado el conventum en el cual ha tomado parte una muchedumbre de maestros y estudiantes. Ha de hecho respondido sin alguna indecisión las preguntas y cuestiones, y ninguno ha estado en grado de concluir en contra de él, sino que ha estado él mismo a concluir cada demostración, confutando las objeciones ajenas, tanto que ninguno pudo apremiarlo con nuevas argumentaciones. Por otro lado ha ofrecido un suntuoso banquete, en el cual los pobres y ricos han sido honrados mejor de lo que nunca han estado. Así mismo, ha iniciado con gran solemnidad a tener lecciones muy animadas, consiguiendo vaciar las aulas de los maestros” (Boncompagno da Signa) Aquello que enfáticamente describe este maestro es la ideal conclusión de la fatiga de un estudiante medieval: discusión pública de la tesis y orgullosa ostentación de los propios medios. Los exámenes finales se dividen en tres momentos distintos: el tentamen, la licentia docendi y el conventum.
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El tentamen, la licentia docendi y el conventum
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l doctorando elige un profesor (al cual está más ligado) para hacerse presentar delante de la comisión de doctores del Colegio de los Civilistas o de los Canónicos. Privadamente tiene luego un primer examen, el tentamen, en el cual el profesor pone rigurosamente a prueba la preparación del estudiante. Si el resultado es positivo es admitido al examen final (privado o público). Después de jurar el haber frecuentado los años de estudio previstos, de haber sostenido todas las pruebas didácticas, de no haber intentado corromper doctores, alumnos o bedeles, el doctorando puede presentarse a la comisión que en Bolonia es presidida por el arquidiácono de la catedral, como establece la bula del papa Onorio III del 1219. Fijado el día del examen el estudiante puede pomposamente anunciar al mundo universitario los próximos festejos. El día del examen privado el estudiante se presenta a buena hora a la comisión y recibe los puncta o sea los argumentos sobre los cuales debe preparar su disertación, recabada de la “apertura de un libro” (página al azar de un libro de texto), que contenga al menos una ley Digesto y una del Código. Por lo tanto el doctorando se retira y, aconsejado por su profesor, se prepara para discutir los puncta en la misma tarde, solo, delante de la comisión. El examen según el mismo estatuto redactado por los estudiantes debe ser tremendo y riguroso: concluida la prueba los doctores escriben su nota aprobado o reprobado. Si la mayoría aprueba al estudiante se le asigna la licentia docendi. Para la obtención del título de doctor, el alumno tiene que aprobar un examen básicamente formal, en la Catedral, delante de todo el mundo universitario, que se despliega con un ritual preciso y solemne y concluye con el banquete ofrecido a los doctores, según la posibilidad económica del estudiante, y con la mayor cantidad de gente posible.
Los gastos de la graduación son realmente altos y pueden costar al estudiante el equivalente a 4 o 5 años de vida universitaria. Por esto están los que prefieren después de la licentia, graduarse en una ciudad menos costosa. La mayor parte de los estudiantes en todo caso se contenta con la licentia docendi, no solo por los gastos de la graduación pública, sino también por el elevado costo de vida para mantener el status de doctor.
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Graduados y ...no A
ún en el medioevo la mortalidad universitaria es muy elevada y es causada sobretodo por el agotamiento de las finanzas, por los problemas familiares, etc. Boncompagno nos refiere a un simpático episodio de reclamo a los estudiantes por parte de sus padres: “Hemos decidido que abandones tus estudios en el cual te has detenido mucho y más de lo debido, aduciendo como motivación la felicidad que el estudio te procura. Pero son ya veintiocho años que te dedicas al estudio[…] por lo cual estamos firmemente convencidos que permaneces más por placer que para aprender. ¿No te avergüenza mostrarte delante de los jóvenes que por escarnio y desgastado por la vejez, te llaman padre? [...] Asimismo muchos nos dicen y por tanto es casi de público dominio que Venere se divierte burlándose de tu edad, motivo por el cual hemos decidido que hasta que un poco de energía te sobre en los renos, no debes frenarte”. (Boncompagno da Signa). Sin llegar al extremo de este episodio, el estudiante se decide a dejar la dulce ciudad del estudio de la cual parte con un indiscutible prestigio, quizás también con un título doctoral, con una competencia profesional que le expandirá la carrera. Pero también parte con una experiencia práctica ciudadana de un sabor casi único: internacional y fuertemente municipalista, facciosa y democrática, gozosa y febrilmente empeñada. Vuelve a la patria proveído de unos códigos más o menos preciosos, difundiendo así aquella mentalidad nueva que va desarrollándose en este siglo.
15 Universidad Autónoma de Santo Domingo SANTO DOMINGO - REPÚBLICA DOMINICANA
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l 28 de octubre de 1538 tuvo lugar en la isla de Santo Domingo un acontecimiento de gran trascendencia histórica, cultural y científica. Al Colegio “Santo Tomás de Aquino” se le otorgó la categoría de Universidad mediante la Bula “In Apostolatus Culmine” emitida por su Santidad el Papa Paulo III, convirtiéndose así esta institución dirigida por los padres Dominicos en el primer Centro de Enseñanza Superior del Continente Americano. Esta bula había sido solicitada por la orden de los Predicadores dedicados a la enseñanza desde el 1510, donde mantenían el “Estudio General” en el Convento de los Dominicos. La Universidad inició sus enseñanzas organizadas en cuatro Facultades: Teología; Medicina; Derecho Civil y Canónico; y Artes: las siete artes literales. Los estudios eran conformes a las normas establecidas en la época para las instituciones similares a las de Metrópolis. Las artes incluían dos modalidades: Trivium y Cuadrivium. El Trivium incluía: gramática, retórica y lógica; y el Cuadrivium: aritmética, geometría, astronomía y música. DESCRIPCIÓN DEL ESCUDO El escudo de la Universidad de Santo Tomás de Aquino, fundada bajo el reinado de Carlos I de España y V de Alemania. Nos presenta que el cuarto superior izquierdo simboliza el águila imperial bicéfala de la familia Habsburgo. En el cuarto superior derecho se encuentra la Cátedra de Santo Tomás de Aquino, discípulo de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los Dominicos. En los dos cuartos inferiores aparece un galgo sosteniendo una tea entre sus dientes que incendia el globo terráqueo, con lo que simboliza la fogosa oratoria de la Orden de Los Predicadores. Señala la tradición, que cuando la madre de Santo Domingo de Guzmán lo llevaba en sus entrañas, tuvo una visión en la que apareció un perro incendiando la tierra. Es por ello, que cuando las herejías de los albicenses, se le llamó a sus miembros “Dominicanis”, que quiere decir “Perro del
Señor”. Sobre el galgo hay dos ramos de laurel y de palma entrelazados que representan el triunfo de la Orden de los Predicadores: Sobre éstos, una estrella simbolizando una marca de nacimiento que tenía Santo Domingo en la frente. Todos estos símbolos están enmarcados por la inscripción: “Academia de Santo Tomás de Aquino en el Imperial Convento de la Isla Hispaniola”.
16 Universidad Nacional Mayor de San Marcos Lima - Perú
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penas asentada la conquista del país de los Incas, uno de los hombres que había luchado denonadadamente por la paz, no con las armas sino con la fuerza del espíritu, tuvo la iniciativa más fecundada de aquella hora. Hablamos del Provincial de los Dominicos del Perú, y encargado del Estudio General, Fray Tomás de San Martín, que en el capítulo provincial de su Orden, reunido en el Cusco en Julio de 1548, acordó abrir en el convento de Lima un centro de estudios pertinentes para la preparación intelectual de sus jóvenes religiosos, destinados a la predicación y al apostolado entre los numerosos indígenas que tenían a su cargo y tales estudios se centrarían en Teología, Sagrada Escritura, Gramática y Lengua General, que abarcaba el Castellano y el Quechua, el mismo, que fue enseñado en San Marcos hasta la rebelión de Túpac Amaru”. Cabe señalar, que el Primer Estudio General en el Perú, fue un centro de estudios superiores; en éste se estimaban como las principales disciplinas a las Ciencias Sagradas y a la Filosofía. Para la cátedra de Escritura se nombró al experimentado maestro Fray Domingo de Santo Tomás, que tenía también el cargo de Prior del convento del Rosario, célebre autor de la primera Gramática Quechua. Como Regente de los estudios se puede apreciar cómo el propio Provincial, fue el encargado de poner la obra en ejecución.
Constan de esta manera, los acontecimientos históricamente conocidos sobre la petición de creación de la Primera Universidad en el Perú. El primer paso habría de ser, oficializar el Estudio General de los dominicos. En diciembre de 1548 fueron elegidos procuradores de la cuidad ante el Emperador Carlos V, el mismo Provincial Dominico y el capitán Jerónimo de Aliaga, con el encargo de negociar favores, como la petición de que el Estudio General del Convento del Rosario fuese reconocido con los mismos privilegios de la Universidad de Salamanca.
17 Universidad Nacional Mayor de San Marcos Lima - Perú
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ntes de que pasaran 20 años de la fundación de Lima, la capital del virreinato del Perú contaba con la primera Universidad de esta parte del continente y el estudio general de la ciudad de Los Reyes, establecido merced a la real cédula del 12 de mayo de 1551, a cargo de la orden de Santo Domingo. En 1571 el virrey Francisco de Toledo secularizó la Universidad, en un proceso de subordinación de las instituciones educativas a los intereses del Estado monárquico español. Las constituciones universitarias de 1571, las primeras que se conocen para la universidad de San Marcos, se inspiraron en las de la Universidad de Salamanca. Durante el siglo XVII la Universidad de San Marcos logró una estabilidad y un prestigio innegables, convirtiéndose en el principal centro educativo de América del Sur y un modelo a imitar, con una educación dirigida a la formación de futuros funcionarios para el Estado y la iglesia, a través de las carreras de Teología, Canones y Leyes. El curso de la Universidad Peruana, tiene la experiencia que narra por ejemplo, un rector de 1648, Diego de León Pinelo, en su obra titulada “Alegato apologético en defensa de la Universidad de Lima”, en un párrafo del capítulo “ Pompa triunfal del doctorado”, se lee: “Rayando el día... El laureado sube al teatro... para tomar el birrete que es a manera de corona... Toma la libertad... con lo que se indica que los escolásticos han pasado de la servidumbre de la disciplina a la libertad del doctorado o del magisterio, por lo cual es necesario (el laureado) sea doblemente recto, es decir, en el obrar y el enseñar”. El siglo XVIII trajo consigo, en un proceso común a las demás universidades hispanoamericanas, la decadencia de la Universidad de San Marcos, hasta el reinado de Carlos III (1759-88), quien luego de la expulsión en 1767 de los Jesuitas de España y sus dominios, puso en marcha un proceso de reforma de la educación superior (colegios y universidades) que tuvo repercusión en el territorio peruano. La Universidad fue cerrada durante el proceso de emancipación, y reabrió nuevamente sus aulas en 1861.
18 Universidad Nacional de Córdoba
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Córdoba - Argentina
nte la necesidad de los habitantes de Córdoba de poseer un mayor nivel de instrucción, los Jesuitas establecieron en 1610 el Colegio Máximo. El mismo fue trasladado posteriormente a Chile, para volver a Córdoba allá por el 1613. El 19 de junio de ese año, Fray Fernando de Trejo y Sanabria donó los bienes necesarios para que se iniciaran en Córdoba los estudios de latín, artes y teología.
Patio de la Universidad
Fueron los Jesuitas quienes le dieron un vigoroso impulso a la Universidad, que ya en 1614 contaba con unos 60 estudiantes.
Fray Fernando de Trejo y Sanabria
El 8 de agosto de 1621 el Papa Gregorio XV, otorgó al Colegio Máximo la facultad de conferir grados académicos; y lo confirma el monarca Felipe IV por Real Cédula el 2 de febrero de 1622, quedando inaugurada como Universidad, a mediados de abril de ese año. Esta Universidad corresponde a la más antigua de la República Argentina y una de las primeras de América. Almohadilla con el escudo universitario bordado; la leyenda reza “Ut ported nomen meum coram gentibus” que significa “Y llevad mi nombre ante las gentes” (Salón de Grados de la Universidad Nacional de Córdoba).
A partir de 1623 se instituyeron los primeros grados de bachilleres en artes, naciendo desde entonces uno de los apelativos característicos de la ciudad, el de Córdoba la docta. En sus inicios imponía exclusivamente instrucción teológica, latín y arte, pero no tardó en transformarse en una de las más importantes en América del Sur y en el mayor centro cultural de la orden Jesuítica en esta latitudes.
19 Universidad Nacional de Córdoba Córdoba - Argentina
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asta 1767 la Universidad estuvo a cargo de los Jesuitas y debido a su expulsión pasó a manos de los franciscanos. En ese periodo la Universidad tuvo un perfil exclusivamente teológico-filosófico. Poco antes de terminar el siglo, la sociedad recibía de la universidad los primeros graduados en Leyes.
La Real Cédula se ejecuta en 1808 con el nombramiento como Rector, del Deán Dr. Gregorio Funes, el clero secular desplazó a los franciscanos de la conducción de la Universidad logrando el doble Título de Real y Pontificia, similar a las Universidades Mayores de España.
Plano de la Uniiversidad
En 1856 la Universidad es nacionalizada quedando bajo la dependencia y dirección del gobierno nacional. Actualmente, está integrada por las facultades de Arquitectura y Urbanismo, Agricultura, Economía, Ciencias Naturales, Físicas y Exactas, Medicina, Químicas, Derecho, Filosofía y Humanidades, Matemáticas y Odontología. SALÓN DE GRADOS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA: La prolongada ceremonia de entrega de grados, llamada ignaciana, constituía un solemne acontecimiento durante el cual el alumno debía responder a 12 conclusiones teológicas. La ignaciana acaparaba la atención de una buena parte de los vecinos de Córdoba, y era costumbre que a su finalización se iniciaran alegres festejos.
20 Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” Asunción - Paraguay
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El clero nacional de postguerra junto al Obispo del Paraguay, Juan Sinforiano Bogarín, detrás del Seminario Conciliar, hoy Museo de Arte Sacro ()Archivo del Arzobispado de Asunción)
olo en 1870, una vez terminada la guerra contra la Triple Alianza, en un ambiente de apertura del Paraguay a los principios republicanos del poder político, compartido por la institución legislativa, judicial y ejecutiva, el pluralismo partidario y el fomento de la agricultura, la industria y el comercio, se ve la necesidad de crear una universidad capaz de formar a la cúpula intelectual y política de la nueva nación que surgía de la hecatombe fraticida. José Segundo Decoud, de la bancada de la Asociación Nacional Republicana, pronunció “en el Senado” el 13 de Julio de 1889, el discurso de presentación del proyecto de fundación de la Universidad Nacional de Asunción. La necesidad de la Universidad se fundamenta en la creación de un lugar “donde los jóvenes puedan ser habilitados para el ejercicio de las profesiones científicas” y evitar la emigración de jóvenes a universidades en países extranjeros donde, finalmente, fijan residencia permanente.
Solo 71 años después, el 22 de marzo de 1960 nace la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”, en el viejo edificio junto a la Catedral Metropolitana, local que hasta hoy día alberga a las facultades de Filosofía y Ciencias Humanas y Ciencias Jurídicas y Diplomáticas. Copia de un plano de la manzana ocupada por la UCA. Se trazó en 1934 luego del traslado del Seminario Conciliar de la calle Olimpo (Kubitschek) (Archivo del Arzobispado de Asunción)
Primer salón de actos de la Universidad Católica, ubicado sobre la calle Comuneros (Archivo de la UC)
21 Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” Asunción - Paraguay
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ETAPAS DE LA HISTORIA DEL EDIFICIO
unto a la barranca del río Paraguay, hacia el año 1604, Hernandarias manda construir una catedral que perdura en ese sitio hasta 1689, año de la bendición de una nueva en el lugar que ocupa hoy y que fuera construida en tiempos de Carlos Antonio López. Posteriormente, a fines del siglo XVIII el arcediaEdificio del Seminario conciliar construido en la década de 1890 no Martín de Sotomayor construye allí su casa que en 1798 la vende al demarcador de límites Ignacio de Pazos; quien, a su vez, al regresar de España la vende al comandante Luis Caballero, padre del capitán Pedro Juan Caballero, quien finalmente la habita con su madre y hermanos tras el fallecimiento de su padre en 1810. Sin embargo, él tampoco habría de quedarse con esta construcción, puesto que en 1821, poco antes de caer en prisión por orden de Rodríguez de Francia, la vende a Andrés Gómez Rospigliosi. Cabe mencionar, que más tarde Gómez también fue a prisión y fusilado en 1935, mientras que sus bienes pasaron a manos del fisco. En el año 1858 el Estado la convierte en Escuela de Dibujo y de Latinidad. El edificio donde hoy funciona el Museo de Arte Sacro perteneció a la familia de los Yegros, y que fuera confiscado por Francia luego de la prisión de Fulgencio Yegros y otros parientes de éste. También existe una tradición oral que señala que allí estuvo preso Pedro Juan Caballero y que la habitación que ocupó durante cuarenta años el Rector del Seminario Julio Montagne fue la misma donde aquel se quitó la vida antes de caer en manos del Dictador Francia. Por su parte, Carlos Antonio López, lo reedifica para convertirlo en Seminario Conciliar en 1859. No obstante, se sabe que mientras se construía una nueva cárcel pública al costado del Seminario (actual patio del Colegio La Providencia), el sitio volvió a usarse como “calabozo”, según consta en documentos obrantes en el Archivo Nacional de Asunción. Los presos la desocuparon cuando estaba próxima la reapertura del Seminario, inaugurado en 1880.
Galería este del Seminario Conciliar, hoy Sede de la UCA
Cuando el Seminario se trasladó a la calle Olimpo (actual Kubitchek) en 1931, la casa se restauró para hospedaje de los seminaristas que del Metropolitano venían a la Catedral para ayudar en los oficios religiosos. Posteriormente, tuvo varios destinos, incluso se sabe que mientras fue dependencia policial, aquellas antiguas aulas del Seminario volvieron a usarse como prisión, esta vez de presos políticos. En el predio de la UC Central, aproximadamente donde hoy se encuentra la cafetería estaba ubicada la única piscina pública de Asunción, alimentada con las aguas del “Ykuá La Asunción”, cuyo sitio corresponde hoy a la vereda de la UC sobre la calle Comuneros. De este mismo Ykuá se abastecía de agua el vecindario hasta la mitad del siglo XX. Estractos de la investigación realizada por la Historiadora Margarita Durán Estragó