Editorial Que ochenta años no son nada...
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© Juan Fernando Vélez. De la serie Recordatorios de Gardel: obiturarios. Collage digital. 2015
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disputa vehemente han mantenido, a través de los tiempos, las ciudades de Buenos Aires, en Argentina, y Montevideo, en Uru-
guay, sobre el natalicio del Cantor del Pueblo, Carlos Gardel. Las dos, a orillas del Río de la Plata, se han mirado y reclamado por este 2015 | Junio
hombre que más pareciera una novela que una vida. Toulouse, Francia, se suma a la querella sobre el derecho de llamar hijo suyo al Rey del tango. Pese a todo, sus documentos de identidad decían que era argentino. El día once de cada diciembre celebró Carlitos, como era llamado por su círculo cercano de amigos y familiares, la fecha de su nacimiento, aunque aún hoy no se sabe a ciencia cierta si cuando llegaba el día estaba cumpliendo pocos o muchos, pues su arribo a este mundo se dio entre 1883 y 1887. En fin, cosas como estas son las que hacen de este hombre un mito, un ser de otra parte, una persona con estrella, una estrella. Su vida, además de mágica y ejemplar, está cubierta de incertidumbres que amplían significativamente la brecha entre una persona del común y alguien singular.
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Sin saberlo, El Mudo, como sarcásticamente, y gracias a su prodigiosa voz fue también llamado este personaje fundamental para la cultura latinoamericana, logró, al mitificar su existencia, dejar un gran mensaje desde una clara condición latina, encarnada en el poder de la mixtura, la trashumancia y el ímpetu del colono enraizado en la sabiduría de los primigenios de estas tierras. Él, cantor apasionado, libre y de eco trascendente, es insigne mensajero de los sueños de muchos: habló fuerte desde la cultura de los pueblos latinos a todas las latitudes del globo y desde su tiempo a todos los tiempos que lo reclaman y enarbolan como un creador de identidad. Porque decir tango es decir América, como también lo es cuando se dice bolero, cumbia o son; músicas que se definieron al fundar la ciudad del sur, la ciudad de los habitantes de la América latina. Estos sonidos hicieron precisamente la transición entre la vida rural y la urbana. Géneros que recrearon la forma de ritualizar la vida social y entender los fenómenos de la ciudades modernas de esta parte del orbe.
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Enfrentada a la tríada de la disputa del natalicio se encuentra Medellín, la ciudad donde fue decretada su muerte un 24 de junio de 1935, hecho con el que parece haber definido El Morocho del Abasto su destino como colombiano, porque hay quienes dicen que uno es, tanto o más, de donde muere que de donde nace. Gardel murió en Colombia, al menos eso dice la historia. En el caso de Gardel, y como ha pasado a lo largo del tiempo con quienes parten jóvenes, su vida se ha convertido en objeto de ficción. Cuentan los viejos que en la calle Junín del centro de Medellín se vendía la sonrisa del Zorzal Criollo. Corrían los últimos meses de 1935 cuando malevos iban ofreciendo piezas de la perfecta dentadura del cantor. Piezas dentales, supuestamente rescatadas de aquel fatídico accidente que terminó con la mortal existencia de quien dijera: “Adiós muchachos, compañeros de mi vida...”. Cientos de dientes fueron vendidos cual reliquias. La mortaja o la reliquia son necesarias para la consagración mundana o divina de cualquier ser; en el caso de Gardel, incluso se dijo que el avión Ford trimotor de la empresa Servicio Aéreo Colombiano —Saco—, en el que se disponía a viajar para cumplir con compromisos de gira en la ciudad de Cali, el 24 de junio del 35, no fue su destino final, que se le veía caminando por Manrique, un populoso sector de la ciudad de Medellín tiempo después de haber sido decretada su muerte. Manrique hoy es un lugar conocido porque el bandoneón, la guitarra y la dulce voz del tanguero acompasan los movimientos de los amantes que, en medio de la danza, recuerdan que ochenta “años no es nada”..., que es “febril la mirada” y que la presencia suya sigue y seguirá. Las leyendas son necesarias para explicar el misterio de la vida, son precisas para exponer logros y hazañas o la marca misma del tiempo en una sociedad, territorio o pueblo. Algunas
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de estas leyendas logran trasmutar su naturaleza y convertirse en mitos. En este número de la Agenda Cultural Alma Máter nos acompañan en la narración de este mito, llamado Gardel, Juan Fernando Vélez, con obras gráficas y pictóricas de fuerte carácter urbano; Absalón Palma, Asdrúbal Valencia, Jaime Jaramillo Panesso, Jairo Alarcón, Vannesa Márquez y La Gardelita con la crónica, el artículo, la estampa y la entrevista,
respectivamente, con los que nos vuelven a presentar a quien ya acogemos como un amigo de siempre y para siempre, ochenta después. Junio será, a propósito, el mes en que el tango de Gardel visite nuestra Alma Máter: la programación cultural ha sido diseñada para que disfrutemos de la vitalidad y lírica de su memoria. Oscar Roldán-Alzate
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Gardel no sólo cantó tangos Asdrúbal Valencia
Carlos Gardel es el Rey del Tango, de eso no
cabe duda, fue el inventor del tango canción y lo interpretó y encarnó como nadie; pero es necesario puntualizar que, además de este, interpretó los que se conocen como ritmos afines al tango —vale decir, la habanera, el candombe, la milonga urbana y el vals porteño—, con excepción del candombe. A más de ello, Carlos Gardel supo transitar por todo tipo de géneros musicales nacionales e internacionales: zamba, tonada, chacarera, ranchera, estilo, pasodoble, media cifra, canción, canción campera, cifra, vidalita, bambuco, cueca, gato, estilo, fado, foxtrot, shimmy, cameltrot, jota aragonesa, pasillo colombiano, rumba, vals peruano y canzonetta.1
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Debe recordarse que las primeras grabaciones que Gardel hizo fueron en 1912 —tenía poco más de veinte años— y ya debía ser bien conocido, puesto que el empresario José Tagini, representante de la casa Columbia, le ofreció la oportunidad para que grabara siete discos dobles con repertorio que el artista debía seleccionar. Estos primeros discos fueron: T594: La mañanita, estilo / Me dejaste, estilo T595: Mi madre, estilo / Es en vano, canción T637: Pobre flor, estilo / La mariposa, estilo T638: El almohadón, vals / Brisas de la tarde, canción • T728: Sos mi tirador plateado, estilo / Yo sé hacer, cifra • T729: Mi china cabrera, estilo / A mi madre, estilo • T730: El sueño, estilo / A Mitre, vals. 2 • • • •
Como se ve, en sus inicios Gardel era un cantor nativista, todos son ritmos nacionales y su Junio | 2015
estilo estaba más cerca al de los payadores que al de los cultores de tango que, por entonces, ya tenían cierta trayectoria. Luego, a principios de 1914, apareció en público el dueto de Carlos Gardel y José Razzano, formado en 1913. En los doce años que estuvieron juntos, el dúo registró 74 obras. Razzano solista, 6 y Gardel solista, 224, de las cuales 165 son tangos. Sin embargo, estos datos deben matizarse; el primer tema que grabó el dúo fue “Cantar eterno”, canción, en 1917, y el último “El triunfo”, danza, en 1925. Pero también en 1917, Gardel grabó como solista “Mi noche triste” y de ahí en adelante el público solicitaba más a Carlos que al dueto. Lo que se quiere hacer notar es que, mientras interpretaba canciones nacionales con Razzano, Gardel solo también grababa tangos y otros ritmos. En septiembre de 1925, luego de doce años de cantar juntos y debido a una lesión de laringe de Razzano, el dúo se separó y empezó el andar real de Gardel como solista. Desde su separación de Razzano, en 1925 hasta su muerte en 1935, Gardel fue cada vez más internacional, pero ese acercamiento a la música de otros países había empezado desde antes. Primero, hay que señalar que Gardel fue el más grande cantor nacional, es decir, que además de tangos, milongas, habaneras y valses cantaba la música folclórica del Río de La Plata —zamba, tonada, chacarera, ranchera, estilo, media cifra, canción, canción campera, cifra, vidalita, cueca, gato, estilo— y los lla-
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mados tangos camperos, es decir, hechos por tangueros urbanos, pero con temas del campo. En cuanto al repertorio de otros países (acá no se incluye a Uruguay, aunque hasta se dice que Gardel es de allí), se puede empezar con España y mencionar canciones de españoles, como la habanera “Por un cariño”, de Demon y Gerardo Alcázar, de Fernando Catalán grabó el pasodoble “Las flores de tu balcón”, de Luis
Padilla el pasodoble “Valencia”. Además, hizo pasodobles como “Trianera” del argentinoespañol Ginés Miralles, “Sevilla” del argentino Enrique Delfino y “Puñadito de sal” del italiano Nicolás Verona. En fin, no se puede olvidar la jota “Los ojos de mi moza” que Gardel hizo con Alfredo Lepera.3 Del fado portugués Gardel dejó grabados cuatro, claro que de autores que no eran lusitanos; 2015 | Junio
ellos son: “Caprichosa” del uruguayo Froilán Aguilar; “De mi tierra”, de Pedro Numa Córdoba, Francisco Lozano y E. Manella; “Mi bien querido” de José Ricardo; y “Mi china”, con música de Juan Rodríguez y letra de Luis Roldán, grabado en 1920 por Gardel y Razzano. Cabe señalar, que la canción campera “La criolla” es del Brasil, pues, con nueva letra, Gardel y Razzano la convirtieron a partir del folklore brasileño.4 Gardel dejó en el surco dos obras procedentes del Perú: el vals “Angustias”, de autor anónimo que grabó a dúo con Razzano, y también como solista, pero como tango, y “¡Ay, Aurora!”, que es un poema del peruano Federico Barreto Bustíos publicado en 1903, musicalizado con algunas reformas en tierras peruanas.
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De Colombia, Gardel grabó cuatro bambucos: con Razzano, hizo “Mis perros”, anónimo; “El vagabundo”, anónimo; y “Rumores”, con letra de Francisco Restrepo Gómez y música de Alejandro Wills, que Gardel repitió como solista, y “Asómate a la ventana”, de Alejandro Flórez, aunque en el disco aparece como serenata de José Ricardo, quien también se apropió del pasillo “Mis flores negras”, de Julio Flórez, que fue registrado dos veces, en 1922 y en 1933. Es importante anotar que, con letra de Gardel y Razzano, el bambuco “Rumores” fue grabado en 1926 como tango. También Gardel y Razzano convirtieron “Mis perros” en tango, con el título de “Mi alhaja” o “Mon bijou”; en 1933, con letra de Mario Batistella, fue rebautizado “Medallita de la suerte”. De México, El Mago dejó en los discos Cielito lindo, de Quirino Mendoza y Cortés, la canción convertida en tango por Osvaldo y Emilio Fresedo, con el título “Cielito mío”, y la habanera “La casita”, de José Manuel OthónFelipe Llera, pero no directamente sino en partes de los tangos “Sacate la caretita” y “Compadrón”.5 Junio | 2015
De Cuba, Gardel grabó la rumba-habanera “Por tus ojos negros”, del cubano Don Aspiazu, con letra de Alfredo Le Pera y Carlos César Lenzi, y la rumba “Sol tropical”, de Gardel, Terig Tucci, y Le Pera. De Chile es la cueca “La yegüecita”, que en los discos aparece como de Gardel y Razzano. De origen estadounidense, Gardel incluyó 19 grabaciones de temas catalogados como shimmies y foxtrots, con autores de distintas partes. En 1922 grabó su primer shimmy, antecesor inmediato del foxtrot: “Yo no puedo vivir sin amor”, de Charles Gastón Gabaroche, músico y compositor francés, que lo hizo en colaboración con su compatriota Fred Pearly. Este tema fue traducido al español por Antonio M. Viérgol, en 1922. Al año siguiente, Gardel registró, en ritmo de shimmy, “La danza de las libélulas” de Franz Lear; “Nerón”, shimmy de J. Cancio Millán, Emilio Iribarne y Mario Valdez En 1924 grabó “Tutankamon”, foxtrot de José Bohr y C. Millán. “Pero hay una melena”, otro foxtrot que tiene letra y música de José Bohr y “Oh París” de José Bohr y Juan Caruso. También grabó el shimmy de Frank Silver e Irving Conn “Yes, We Have not Bananas” (“Sí, nosotros no tenemos bananas”), que en versión castellana de Pedro Numa Córdoba fue retitulado “Poupée de Estambul”, y el shimmy de Francisco Canaro y Juan Andrés Caruso “La sulamita”. En 1925, Gardel registró “Reyes del aire”, un shimmy de José Bohr, que tiene letra de Amadeo Canale; “Honolulu”, shimmy con música de Nathaniel Golstein y letra de Juan Caruso; “La canción del ukelele”, foxtrot de Con Conrad con versión en español de Rodolfo Avilés, “Hola señorita”, shimmy de Arturo de Bassi y letra de Alberto Weisbach y Raúl Doblas; “Gran Buda”, foxtrot de Juan de Dios Filiberto y Juan Andrés Bruno. Ese año también grabó “Circe”, shimmy de María Isolina Goddard y Juan Andrés Caruso. En 1926, registró “Qué lindo es el shimmy”, de Guillermo Barbieri y
Eugenio Cárdenas, y en 1927, El Mago grabó el shimmy “Sonrisas”, de Esteban González y Eugenio Cárdenas. Ya en 1928, grabó “Manos brujas”, foxtrot que tiene letra y música de José María Aguilar y “La hija de japonesita”, de Ramón Montes con versos de Vicente De la Vega y Enrique Pedro Maroni. Herb Brown fue un compositor estadounidense (1896-1964). De las muchas versiones en castellano que tienen sus populares obras, Gardel grabó en 1930 el foxtrot “Yo nací para ti, tú serás para mí” y el vals “Amor pagano”. En 1931, Gardel registró el foxtrot “Je te dirai” de Gregor Kalikian y letra de Michel Emer, con la orquesta del compositor. © Juan Fernando Vélez. De la serie Recordatorios de Gardel. Collage, transfer, laca y tinta. 25 x 25 cm. 2008-2009 La última canción que Gardel grabó con este ritmo fue “Rubias de Nueva York”, que hizo con Alfredo Lepera.6 También en francés, Gardel, registró la canción “Folie”, de A. Wilson y Alfred Fischer, Pasando al otro lado del océano, de Italia la canción de Kalikián Grégor “Madame, c’est Gardel grabó en 1924, “Il piccolo navío”, un vous”, el vals de Jean Lenoir y Elie Aivaz tango de Luis Riccardi y Juan Andrés Caruso, “Dejà”, el foxtrot del mismo Grégor y Michel que tenía la melodía de la canzonetta napoEmer “Je te dirai” y la canción del citado Lelitana de igual título y autor anónimo. Otra noir “Parlez moi d’amour”. canzonetta fue “Cómo se canta en Nápoles” (“Comme se canta a Napule”) del napolitano “Sonia” es una balada rusa, compuesta en Ermete A. Mario, la cual cantó en el dialecto Alemania por Eugen Partos y Beda Fritz Loehoriginal. ner, que Gardel grabó en versión castellana de Carlos Cappenberg. Del compositor alemán Originarias de Francia, el cantor grabó cinco Ralph Erwin, con letra de Fritz Rotter, es la canciones en francés y otras en castellano. De famosa canción “Ich küsse ihre Hand, MadaMichel Emer hizo “Je te dirai”, en francés; en me”, que fue traducida por Luis Rubinstein 1922, registró “Las campanas”, vals de Jean como “Yo beso vuestra mano señora”, y así la Robert Julien Planquette, en castellano. Tiemgrabó Gardel.7 po después, con Razzano, le adaptó una nueva letra, y lo dejó en disco como “Tú y yo”. Ya se Un caso especial es George Byron, Lord Byron, mencionó otra canción francesa que grabó es el enorme poeta inglés, de quien el poeta mexiel foxtrot-shimmy “La danza de las libélulas”, cano Manuel María Flores tradujo las poesías de Franz Lehár, húngaro residente en París. “El arpa” y “To Jeny”; esta última fue grabada 2015 | Junio
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por Gardel con el título de “Hay una virgen”, firmada por Gardel y Razzano. En fin, se puede recordar a la compositora estadounidense Mabel Wayne, universalmente famosa. De ella las versiones castellanas de “En un pueblito español”, por Rogelio Ferreyra y de “Ramona”, por Enrique Cadícamo, fueron grabadas por Gardel.8 Esta es apenas una muestra, no exhaustiva, del amplio repertorio de El Zorzal Criollo, lo que invita a escucharlo y apreciarlo en todas sus dimensiones, a los ochenta años de su muerte en esta ciudad...
Referencias
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1. Segovia, J. A. (1990). “Gardel por el mundo”, en: Carlos Gardel. Su obra integral. Buenos Aires. El Bandoneón, Vol. 10, EBCD, 20. 2. Puga, B. “Discografía de Carlos Gardel”. Disponible en línea: http://gardel.unsl.edu.ar/boris_puga.htm. 3. Valencia, A. (En prensa). “El tango y el pasodoble”, en: El universo del tango. Medellín. Academia Colombiana del Tango. Vol. 19, p. 234.
4. ______. (En prensa). “Tango y fado”, en: El universo del tango. Medellín. Academia Colombiana del Tango. Vol. 15, p. 119. 5. Selles, Roberto, “Gardel y su repertorio internacional”, en: La Porteña Tango. Disponible en línea: http://www. lptango.com.ar/carlos-gardel/294-gardel-y-su-repertoriointernacional.html. 6. Valencia, A. (En prensa). “Los tangueros y el foxtrot”, en: El universo del tango. Medellín. Academia Colombiana del Tango. Vol. 20, p. 26. 7. Greco, Orlando del. (2008). “Autores extranjeros a los que Gardel les cantó temas”, en: Tango Repórter, N.° 145, junio. Disponible en línea: http://www.tangoreporter. com/nota-autores.html. 8. Rico Salazar, J. Biografía sonora. Carlos Gardel. Medellín. Club Internacional de Coleccionistas de Discos. 2012.
Asdrúbal Valencia es ingeniero metalúrgico de la Universidad de Antioquia y Master of Science in Metallurgical Engineering, de la Universidad de Wisconsin. Profesor jubilado del Alma Máter, ha publicado, entre otros, los libros: Metalúrgica física, Historia de la Facultad de Ingeniería. Origen y evolución históricos, La sucinta crónica de Juancito Giraldo y nueve volúmenes de su obra El universo del tango. Escribió este artículo para la Agenda Cultural Alma Máter.
El “Pardo” Luis —Crónica— Absalón Palma
Es una calmosa tarde de un sábado de junio;
en la barra de un bar está Absalón, solo, ensimismado, conversando con los recuerdos. La constancia del calor y el mutismo y aislamiento de los pocos clientes le dan al lugar la sensación de letargo, modorra, lentitud. Con su mano derecha juguetea con un vaso de cerveza, mientras en la izquierda sostiene un cigarrillo rubio que golpea con su índice de forma mecánica, suave y continua en dirección al cenicero.
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De cuando en cuando se lo lleva a los labios con los dedos encorvados, aspira profundo, como absorbiendo un cacho de vida, sostiene la respiración por unos segundos, mientras se estremece por la sensación de la nicotina, y exhala siempre por la nariz. En la parte alta de la fachada del establecimiento aparece el letrero: “Taberna Adiós muchachos. Sólo tango”. El sitio tiene las ca-
racterísticas de un bar de principios de los ochenta. Sus paredes están enchapadas en madera desde el piso hasta la mitad del muro, y el resto está forrado con espejos en forma de listones. Se impone en el lugar una gran barra fabricada también en madera que se explaya desde la puerta hasta el fondo del local; esta es una modificación de la original, según su dueño, Camilo, al estilo de los bares de los gringos allá en el norte. En su contorno se ordenan butacas altas para los clientes. Parte de la decoración es un cuadro gigante del Che Guevara, de rostro tranquilo, mirada altiva y un habano sostenido en la mano izquierda; una pintura de Jesús con un estilo típico de la iglesia mormona y un televisor de veintinueve pulgadas, ubicado en la parte alta del fondo, de dedicación exclusiva para partidos de fútbol. El resto es similar a cualquier otro bar de tango: cuadros con las fotografías de los cantores y músicos de la canción porteña, entre los que sobresale la pinta de Carlos Gardel. —Poneme “Mis amigos de ayer”, por Floreal Ruiz, y “Barra querida” de Jorge Vidal, y me traes otra cerveza fría —le dice Absalón a Julián, empleado del lugar que se alterna entre disc jockey, despachador y cajero. Entre las volutas de humo que ascienden del cigarrillo se desliza lenta una melodía. El cantor, con una lágrima en la garganta, entona con melancólica cadencia: Esta noche tengo ganas de aturdirme de recuerdos / con el frío denso y lerdo de las cosas del lugar... Tango de evocación, de nostalgia en la que está imbuido Absalón desde hace rato, rememorando los tiempos pasados en los que departía en ese lugar con su barra querida. En ese entonces el local era menos iluminado; la barra, más corta, permitía que en el fondo hubiera una mayor intimidad; las luces
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mortecinas le daban al bar un aire de tristeza. Nada más apropiado para un refugio de tango, del que se dice que es “una música triste que se baila”. Las pocas lámparas de neón derramaban su lánguido fluido sobre la barra, mientras las mesas del rincón permanecían casi a oscuras. Tal vez por eso, después de la seis y media de la tarde se deslizaban hasta allí, con sigilo, algunas parejas clandestinas. Pero, mientras en las mesas, con la complicidad de las sombras, las parejas se dedicaban a las caricias, los besos y los susurros al oído, en la barra, una peña de tangueros se dedicaba al deleite y a las disquisiciones sobre el tango. La conformaba una selección de cultos sobre la materia, de la ciudad y sus alrededores, entre los que se destacaba un trío de personajes: “El Pardo” Luis Villa, Lucho; el 2015 | Junio
doctor Duque, médico de la clínica León XIII, y el profesor Henao, historiador de la Universidad de Antioquia. Lucho era un moreno alto, fornido, de brazos y manos gruesas, frente amplia, ojos pequeños y sonrisa burlona, pelo negro y lacio, por lo que lo llamaban “Pardo”, nombre que se le da en Argentina al mestizo para diferenciarlo del negro con rasgos africanos.
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El tema principal de conversación era el tango, que se alternaba con el fútbol, la política, el arte y la literatura. Cada contertulio trataba de aportar lo mejor de sí con total entusiasmo. En cuestión de tango se discutía sobre orquestas, cantores, músicos y anécdotas alrededor de ellos. Lucho era de los más versados sobre el asunto; su pasión por la canción ciudadana lo llevó a una formación autodidacta que era de admirar. Si bien no tenía estudios universitarios como otros, pues era albañil, en su oficio era maestro de obra y en el tango estaba a la altura de los máximos de la peña, como el doctor Duque o el profesor Henao. ¿Dónde están mis amigos / mis amigos de ayer?/ Si me vieran llegar / como un duende y llorar... / y llorar al volver. La melodía está llegando a su clímax. La voz de tenor dramático se desangra y hace volver a Absalón de sus recuerdos. En ese momento entra Camilo. —¿Qué más hombre? —le dice Camilo emotivamente, mientras le extiende la mano. —Pues bien. ¿Y vos qué? —le dice Absalón estrechándole la mano—. ¿Cómo están las cosas por aquí?
—El único que ha venido por aquí es Augusto; estuvo hace como un mes y se fue todo prendo. Ahí estuvo escuchando sus tangos favoritos. Vos sabés que él es de muy buen gusto —responde Camilo, como rindiendo un informe. Luego se dirige a saludar a otros clientes que lo están esperando. El gusto de la peña por la música era muy delimitado: se circunscribía a la música de los cuarenta y a la vanguardia, que complacía de forma satisfactoria Rodolfo, el cantinero de cabecera y hermano de Camilo, que se sabía de memoria el repertorio preferido de los integrantes de la barra y tenía un gran conocimiento de la colección de música del bar. Solo se seleccionaban composiciones de las orquestas y cantores que se consideraban de alta calidad, las cuales ya estaban bien referenciadas. Los tangos populares que se escuchaban en las cantinas de los barrios eran menospreciados, aunque se sabía que, antaño, a los integrantes de la barra les habían gustado y que por ellos habían llegado al tango que ahora disfrutaban. Si algún lego sobre la música porteña solicitaba alguno de estos temas, las quejas de la barra no se hacían esperar. —No no no no no, qué cosa tan mala —decía Absalón. —Después de un Di Sarli, oír una panela de estas, es para atrofiarse el oído, es como mojarse acalorado —comentaba el poeta Augusto con su voz de barítono.
—Pues bien, hermano, no falta el camello —contesta Camilo. Las redes de Vulcano.
Lucho desaprobaba, haciendo una mueca con la boca rasgada, seguida de su sonrisa burlona. Rodolfo se encogía de hombros. ¿Qué podía hacer? Era obvio que debía atender las peticiones de todos los clientes. Y Camilo aseguraba:
—¿Y la gente de la gallada? —indaga Absalón, refiriéndose a sus antiguos compañeros de barra.
—Hay que darles gusto a todos; ¡no ve que ellos también están comprando!
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Ese principio de democracia no era tal, pues todos sabían que el monopolio de la música lo ejercía la peña tanguera, ya que la cantidad de litros de aguardiente que consumía en un fin de semana no era comparable a lo que gastaban los otros clientes, así estuvieran todas las mesas ocupadas. Los nuevos integrantes de la peña eran admitidos por estos criterios musicales: cuando Absalón, durante una borrachera, cantó con gran pasión los tangos predilectos de ellos, Lucho y el médico se miraron y dijeron: “este sí sabe”. Y desde ese día fue acogido en su seno. De otro modo, era poco probable que lo hubieran aceptado en su círculo. Como lo comentaba Absalón con Lucho:
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—Lo que pasa Lucho es que los círculos son cerrados, es una lógica de la geometría que se lleva a lo social. —Sí, señor —respondió Lucho—. A veces, los círculos sociales se vuelven impenetrables, así sean de músicos, pintores, escritores, psicoanalistas o rockeros; inclusive se crean rivalidades de un círculo a otro, dentro del mismo género. —Y dentro del género del tango sí que las hay —continuó Absalón—. A los que les gusta la vieja guardia no soportan el tango de Piazzolla y mucho menos el de ahora. Y a los que les gusta Piazzolla no les gusta el tango viejo, de principios del siglo .
—Y eso sin contar a los gardelianos, que creen que después de Gardel no hay otro cantante —respondió Lucho. —El problema es que cada grupo de estos cree tener la verdad, los que no comulgan con ellos son unos ignorantes o unos tercos —dijo Absalón. Por distinto camino / me perdí yo también... / si me vieran llegar / como un duende y llorar / mis amigos de ayer. El tango llega a su culmen. El cantor, con una emoción intensa, mantiene un sostenido con vibrato moderado en las notas más altas de la melodía. Una especie de embriaguez invade a Absalón, que permanece extasiado por un momento; luego, apaga la colilla del cigarrillo en el cenicero, toma un
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sorbo grande de cerveza, emite un pequeño eructo y pide otra fría. Como es propio de él, consume la cerveza con avidez, pide más tangos y se sumerge de nuevo en sus recuerdos. Con el transcurrir de la horas la alta tarde va tomando un tono opaco, una brisa fresca acaricia los rostros y los pechos de los transeúntes. De cuando en cuando, vuelve a la realidad para observar plácido la pasarela de muchachas que sin prisa pasan por la acera del bar. La visita asidua de “El Pardo” Luis al bar se vio interrumpida por un accidente que tuvo en su moto. Se fracturó un pie y estuvo tres meses incapacitado. Cuando pudo volver a caminar pasó otro tiempo igual, cojeando. Su altura y corpulencia le daban un peso extra, poco favorable para su recuperación.
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Ante este hecho, la peña de tangueros estuvo de acuerdo con la misma opinión: “Las motos son muy peligrosas. Son un chasís con llantas, tanque de gasolina y un sillín donde los ocupantes son la carrocería”. Sin embargo, Lucho seguía utilizando este medio de transporte; lo necesitaba para llegar al trabajo que, en ocasiones, quedaba bastante alejado. Por la tarde, de regreso, iba primero al bar y luego se dirigía a su casa en Santo Domingo Savio. Pero era un hombre precavido; cuando se embriagaba, la moto era guardada en el bar o en un parqueadero, como en la ocasión en que un vecino de “Adiós muchachos”, al salir de su negocio, a las tres de la madrugada, encontró la moto sola frente a la entrada del bar, que ya había cerrado. Con mucha solidaridad, pues conocía a Lucho, la trasladó al parqueadero más cercano mientras les comentaba a los vigilantes: —Y así dicen que en el centro hay mucho ladrón. Otros dijeron que esa moto se cuidaba sola. Y Absalón fue más cruel en su opinión: Junio | 2015
—Esa moto quién se la va a robar. Por otro lado, Lucho manejaba con sumo cuidado, ya no tenía dieciocho años para conducir a altas velocidades. —Pilas que el 26 de noviembre cumplo años —le dijo a la barra en octubre del 2001. —¿Y cuántos, si se puede saber? —preguntó Camilo tratando de descubrirle alguna intención de ocultar sus años. —Cincuenta, nací en 1951 —dijo Lucho con orgullo—. En ese año ocurrieron tres calamidades para el tango: murieron Homero Manzi y Enrique Santos Discépolo, y nací yo. —Oigan a este, yo no creo que pensés que tu nacimiento fue una calamidad, más bien estás chicaneando porque naciste en un año memorable para el tango —le dijo Absalón mientras reía, contagiando a los demás. Pero en esta fecha no hubo celebración para el cumpleaños de Lucho como sí había ocurrido con otros compañeros de la peña tanguera; y es que la barra se estaba viniendo a menos. Lugo y Pacho Urrego se habían tenido que ir de la ciudad por problemas económicos; el profesor Henao ya se había jubilado y se había ausentado del sector del centro; el médico y Camilo habían tenido un fuerte altercado en una noche de embriaguez. Desde ese día el médico no había regresado al bar; y Augusto, el poeta, había perdido el empleo con sus consabidas secuelas económicas. Por todo esto, la peña tanguera se vio menguada considerablemente. De las hasta quince personas que se reunían los fines de semana, el número disminuyó a cuatro: Lucho; Gildardo, un veterinario de Metrosalud; Caliche, el cantautor de la barra, y Absalón. En diciembre asistieron a “Adiós muchachos” prácticamente dos personas, porque Absalón se fue de vacaciones fuera
de la ciudad, y Gildardo estaba muy ocupado con las fiestas familiares decembrinas. Lucho y Caliche permanecieron muy unidos en ese diciembre. Cuando nos estamos quedando solos nos aferramos con más ahínco al compañero que nos queda. Fue el tiempo para saborear mejor la música, para discutir largo rato sobre un tema sin interrupciones. Cuando se comparte en grandes grupos es difícil centrarse en un asunto solamente. Por lo regular se habla de muchas cuestiones y no se profundiza en ninguna en particular. Pero las festividades pasaron pronto, hasta para esta suerte de tangueros que no las compartían. En enero ya todos estaban volviendo a sus labores normales. Absalón pasó su último fin de semana de vacaciones en Santa Elena. Cuando bajó a la ciudad, el domingo 13, estaba muy cansado como para ir al bar y se fue directamente a su casa. A su llegada le informaron que los amigos de la barra lo habían telefoneado. Lucho había sufrido un accidente fatal en la moto, el sábado a las ocho de la noche. Ya está oscureciendo. Las cervezas han empezado a hacer efecto en el cerebro de Absalón. Trata de imaginarse a Lucho subiendo en su moto por las estrechas faldas de Santo Domingo. En una ocasión lo acompañó a su casa para buscar una música y recuerda bien ese camino. También trata de imaginar cómo la buseta se queda sin frenos y arrolla a Lucho. Cuando le avisaron de su muerte no lo podía creer. Se veía tan vital, inclusive cuando estuvo cojeando después del primer accidente. En su mente trata de buscar alternativas para evitar el accidente y encuentra infinidades. ¿Cómo es que no ocurrió alguna de ellas? Tal vez fue el sino del que tanto habla el tango. La parca Átropos, que es inexorable. Vamos total que importa / la muerte corta el hilo de cristal. Cuando murió Enrique Santos Discépolo nació “El Pardo” Luis y los dos murieron a los
cincuenta años de edad. ¿Será que por haber nacido en el mismo año de la muerte de Discépolo y tener tanta afición al tango, inclusive por admirar tanto al poeta, estaba predestinado Lucho a morir a la misma edad que él? Puede ser coincidencia o un pretexto para los adictos a las cábalas como Absalón. La peña tanguera, que tuvo tanto apogeo en “Adiós muchachos”, ya se había reducido bastante con la ausencia de pilares fundamentales como el doctor Duque y el profesor Henao. Después de la muerte de Lucho, que era su último pilar, solo fue cuestión de tiempo para que se extinguiera por completo. De vez en cuando alguno de sus integrantes va a rememorar tiempos pasados, como el poeta Augusto y como Absalón. Es una ley natural de la vida que todo lo que nazca muera, sobre todo lo que se vive con tanta intensidad. Los espacios también mueren o sus habitantes se desplazan a otros lugares. Ha caído la noche y van llegando los nuevos habitués de la barra. Un moreno con aspecto de aborigen americano y acento venezolano entona en voz alta un tango pedido por Absalón: Yo quise tanto, pero tanto / que es un llanto recordar / qué triste es recordar. También va ocupando su lugar el arquitecto Antonio, de la Universidad Nacional, especialista en tangos de los treinta, y Piedrahita, agente de policía que heredó de su padre música porteña de los veinte de la que es buen conocedor y aficionado. Nuevos personajes van ocupando los lugares que los anteriores dejaron. Absalón pide la cuenta y se despide, también a él lo están esperando en otro lugar. Absalón Palma es Bibliotecólogo de la Universidad de Antioquia y Especialista de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia —sede Medellín—. Se desempeña como coordinador de la biblioteca de la Escuela de Idiomas del Alma Máter. Publicó en 2013 el libro de cuentos Las redes de Vulcano. E-mail: rapa.palmaarango@gmail.com.
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Gardel, un muerto serio Jaime Jaramillo Panesso No importa que los gardelianos del sur sigan dándose pescozones literarios cuando se trata de señalar su suelo de nacimiento: que fue en Toulouse, Francia, y arribó de niño al puerto de Buenos Aires. Que su real origen está en Tacuarembó, un municipio de la Provincia Oriental del Uruguay, hijo extramatrimonial de un coronel. Lo único cierto de todas las certezas es su muerte en la capital de Antioquia. Y por supuesto, sus canciones que están en la memoria y en el corazón de la gente.
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Gardel llegó a Medellín con sus compañeros de labores artísticas y comer© Juan Fernando Vélez. De la serie Recordatorios de Gardel. Collage, transfer, laca y tinta. ciales, pues uno de sus ob25 x 25 cm. 2008-2009 jetivos era promocionar las películas donde actuaba y cantaba. Como actor de cine lo hacía menos udo irse a morir en Buenos Aires, donde lo que regular. El centro de gravedad se localiesperaba su madre Berta Gardes, o en París, zaba en sus temas musicales que resultaban donde triunfó antes que los argentinos lo aclade la evidente empatía con Alfredo Le Pera. maran, o en Nueva York, donde filmaron sus De ahí los tangos que le sobreviven: “Volúltimas películas. Quiso el destino que viniera ver”, “Soledad”, “Cuestabajo”, “Sus ojos se a morir en Medellín, un pueblito interandino cerraron”, “Por una cabeza” y los demás que que tenía arzobispo y gobernador. Porque si lo caracterizaron, la canción “El día que me murió para los médicos forenses, nació para quieras”, tan conocida que casi supera a “La sus admiradores en forma de mito que en juCumparsita”. Le Pera comprendió que el uso nio del 2015 cumplirá 80 años de haberse quedel lunfardo aislaba al tango de la gran masa dado su canto y su imagen de señor serio, con de oyentes, por lo tanto utilizó el castellano garganta de pájaro zorzal como lo conocieron con mayor énfasis para calar en el público los escuchas hasta ese día 24 de junio de 1935 a hispano-parlante. las tres y cinco minutos de la tarde.
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Gardel encontró para la difusión de su obra un momento estelar de los medios acústicos: el cine sonoro, la radio que apenas nacía y el disco de acetato en 78 rpm. La victrola, en algunas familias pudientes, es la encargada de darle voz al artista. Y el radio de tubos en las entrañas uniría a las familias a su alrededor. Pero Don Carlos iba mucho más allá: dueño de su propia empresa corporal, exhibía una pinta de gran caballero admirado y deseado por miles de mujeres. Cabello liso engominado, dentadura de promotor de dentífricos, soltero de profesión, bacán generoso con los humildes y playboy con las damas aristocráticas en París. Todo un entorno exitoso lo acompañaba. El poeta Horacio Ferrer lo describe con su estilo surrealista y cromático así: “La corbata es de claveles encendidos, para abrigar los cascabeles de su voz. Y dos zapatos, muy de peregrino, que no son zapatos, sino que son caminos” (“Fábula para Gardel”). En Medellín, el sitio para presentar su música y sus películas fue el Circo España, un local espacioso donde alternaban distintos espectáculos de entretenimiento: compañías musicales y teatrales, cine, corridas de toros, situado en lo que hoy es la carrera Girardot entre las calles Caracas y Bolivia. Se hospedó Gardel en el Hotel Europa, al lado del Teatro Junín, lugar que ocupa el edificio Coltejer (Junín al cruce de la avenida La Playa), hoy ambos edificios desaparecidos. Durante tres días, 11, 12 y 13 de junio, Gardel se presentó en el Circo España. Luego viajó a Bogotá a repetir su función musical. La cita en su agenda señalaba a la ciudad de Cali como parte de su itinerario a continuar, después de Bogotá. Por asuntos técnicos y comerciales la empresa de aviación que transportaba a Gardel debía hacer escala nuevamente en Medellín, aeropuerto Las Playas, denominado luego aeropuerto Olaya Herrera. Competían entre sí dos compañías aéreas: Saco y Scadta. De ese forcejeo por el mercado de pasajeros se desprende una de las
hipótesis del accidente en el cual muere Gardel, sus compañeros y un grupo de colombianos que ocupaban un avión diferente al que transportaba a Gardel. El féretro del Tanguero Mayor (también lo apodaban El Zorzal Criollo, El Mudo, El Rey del Tango) fue guardado en una tumba del Cementerio de San Pedro. Transcurrieron seis meses, cuando apareció Armando Defino, con poderes otorgados por la presunta madre de Carlos Gardel. Reclama los restos mortales que viajarán por tierra hasta el puerto de Buenaventura, utilizando vehículos automotores y ferrocarril. A su paso por algunos pueblos recibirá Gardel honrosas manifestaciones de simpatía y de dolor. El cadáver de Carlos Gardel sale del puerto colombiano rumbo a Nueva York y de allí partirá hasta llegar a Montevideo y finalmente a Buenos Aires ocho meses después del accidente que truncó su vida, para ser depositado en la tumba definitiva en el cementerio de La Chacarita, el 6 de febrero de 1936. Dicen los vigilantes nocturnos del Olaya Herrera, que en las noches del mes de junio se escuchan las notas de cuerdas guitarreras compañeras de Gardel y la voz poderosa y tierna de un hombre que hizo universal al tango. Carlitos quedó atrapado en la cabina del F31, carbón hecho canción, apagado y silencioso “como un pájaro sin luz”, según reza el verso de Homero Expósito, mientras sus adeptos opinan que cada día canta mejor. Jaime Jaramillo Panesso es abogado de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín, escritor, político, columnista y melómano. Ha publicado, entre otros, los libros: Corazón de ciudad; Vení leeme, cuentos y crónicas; Ojeras de zaguán; Medellín: ciudad y diagnóstico; Manos en el fuego y Verdad amarga y otros escritos. Escribió este texto para la Agenda Cultural Alma Máter.
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La Gardelita Vanessa Márquez Mena
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© Juan Fernando Vélez. De la serie Recordatorios de Gardel. Collage, transfer, laca y tinta. 25 x 25 cm. 2008-2009
La niña de catorce años sentada frente al te-
levisor observa al hombre que toma un disco viejo, sube la aguja y pone a sonar el tocadiscos; inmediatamente suena la canción “Adiós muchachos” de Carlos Gardel. Esa voz enaJunio | 2015
moró a Gloria Acevedo quien nunca imaginó que en ese momento nacía La Gardelita. El comercial promocionaba un documental sobre la vida del icono del tango, y Gloria, quien
se había dejado atrapar por el encanto de la voz que sonaba en los parlantes del televisor, no dudó en aprenderse la canción, por eso todos los días, sin falta, buscaba el canal para encontrar ese comercial y memorizar el pedacito de la canción que allí sonaba. Empezó por interpretar con la guitarra las notas de la canción; luego, siguió rigurosamente cada capítulo del documental, buscó más música de Gardel, se aprendió cada una de las letras, y cuando llegó el momento de cantar, se sorprendió aun más porque no sabía que de su garganta podían salir tan hermosas melodías. Un día, su abuelo, quien era músico y un enamorado del tango, la escuchó mientras ella, en la intimidad de su cuarto, ensayaba una de las canciones. El abuelo tocó la puerta de la habitación: — ¿Qué pasó?, le dijo Gloria. — ¿Usted es la que está cantando eso? — ¡Sí!, exclamó ella dudando un poco de su talento. — ¡Ay, Dios mío! — ¿Y usted es la que está tocando esa guitarra? — Sí. — ¡Ay Dios mío! A eso hay que sacarle provecho. Y así fue. El abuelo la lanzó al ruedo en las reuniones familiares y después en un concurso que buscaba a la nueva voz del tango en Medellín. ¿Cuáles fueron sus inicios musicales? Desde que nací o desde que tengo uso de conciencia he tenido que ver con la música. Los primeros recuerdos de mi vida fueron tocando un tambor, percutiendo algún instrumento. En mi familia me estimularon mucho, mi abuelo materno me enseñó piano. Yo he sido muy autodidacta y, posteriormente, cuando me di cuenta que sí que me gustaba la música,
empecé a meterme en todo y resulté tocando batería a los once años en una parroquia de acá de Medellín. Después recibí clases de batería con Diego Galé. Toda la vida pensé que me iba a quedar siendo percusionista; nada que ver con el canto porque, aparte, sufría de pánico escénico. Unos años después, con amigos del barrio, formamos una banda de rock y me dediqué a tocar otros instrumentos, la guitarra, el bajo, etc. ¿Y cómo pasó de hacer rock a cantar tango? En el momento en que llegó ese comercial fue como si lo que estuviera escuchando fuera lo que yo hubiera querido hacer desde que nací. Yo me dije: “quiero hacer eso que suena ahí”, y por inercia cogí la guitarra y empecé. El documental me llamó mucho la atención porque mostraba facetas de Gardel que no eran muy comunes: empecé a conocer a este personaje por lo más desconocido. Yo sabía que él era un cantor de tangos, pero ni siquiera me imaginaba cómo sonaba. Empecé a grabar los programas y casi que le perdí el interés a ese proyecto de rock. El tango y Gardel llegaron a mi vida en el momento y en la edad que yo menos me esperaba. Mi mamá me decía que me estaba enloqueciendo, porque claro, era ver a una persona de catorce años en sus vacaciones de junio, en casa, y escuchando seriamente a este hombre cantar. Cuando mi abuelo se da cuenta me pone a cantar en cada reunión familiar y luego me inscribe en el concurso de canto que organizaba la Asociación Gardeliana de Colombia. El concurso lo hicieron en Homero Manzi: yo llegué con el uniforme del colegio, me senté en una mesa y Javier Ocampo, el dueño del lugar, me empezó a hacer la inscripción. —Bueno, ¿usted cuántos años tiene? — Dieciséis, —respondí. — ¡Ay, Dios mío es que este concurso es a partir de los 18 años! 2015 | Junio
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— ¿Y no se puede hacer nada? — Vos me das buena espina. Y me puso dieciocho años. Una mentira piadosa que tengo que agradecerle toda la vida. Empiezo yo en el concurso a competir con gente que era mucho mayor y más entrenada. Yo me presenté con tangos muy raros de Gardel; eso llamó mucho la atención. Llegué a la final, no sé cómo porque yo cerraba los ojos para poder cantar, pero terminaba y la gente se paraba a aplaudirme. ¿Cómo llega Gloria a convertirse en La Gardelita?
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Yo terminé el colegio y empecé a estudiar Medicina, pero al fin la Medicina no fue lo mío por muchas razones. Pero en la Facultad conocí uno de los músicos que empezó a tocar con nosotros, Camilo Suarez. Así estuvimos unos tres años tocando en todas partes, alternando con cualquier cantidad de personas acá en Medellín. Nosotros no la creíamos: tan niños, haciendo tango de una manera muy primitiva, casi que escuchábamos a Gardel y montábamos de ahí muchas cosas, entonces no teníamos de pronto la experiencia que hay que tener para ser más bueno, mejor. Empezaron a llegar otros cantantes como Julio Sosa y Roberto Goyeneche que me abrieron el panorama, y en el 2008 Asdrúbal Valencia, uno de los grandes maestros que ha tenido la Universidad de Antioquia, que además es un tanguero extraordinario y un escritor muy consensuado, me vio cantar y me dijo: “es que vos sos La Gardelita”, de una manera muy espontánea, sin pensarlo, solo se le vino a la cabeza. Como yo estaba tan niña entonces, de ahí el diminutivo y empezaron todos: ¡sí!, ¡Gardelita, Gardelita, Garde, Garde! Cuando menos pensé, ya todo el mundo me decía así, y creo que fue la mejor chapa que me pudieron haber puesto, porque una de mis grandes tareas es reconocer y recuperar a Gardel, por eso durante mucho tiempo Junio | 2015
© Juan Fernando Vélez. De la serie Recordatorios de Gardel. Collage, transfer, laca y tinta. 25 x 25 cm. 2008-2009
trabajé el repertorio que no es conocido de él, y lo hice conocido, de alguna manera, en el medio de los que les gusta el tango. ¿Qué significa Gardel para usted? Él es mi papá. Yo no puedo decir otra cosa, porque con él, en el tema del tango hubo un nacimiento, hay un crecimiento, como un mejoramiento de cosas; entonces él es como el maestro de todo. Fue el motivo por el cual decidí llegar, que de otra forma tal vez no hubiera llegado, fue la herramienta que me atrapó. Creo que su vida, su música y su arte me han llevado de la mano y han sido un ejemplo para mí. Vanessa Márquez Mena es periodista de la Universidad de Antioquia; actualmente se desempeña como coordinadora de comunicaciones del Departamento de Extensión Cultural de la misma institución. Realizó esta entrevista con Gloria Acevedo —La Gardelita— para la Agenda Cultural Alma Máter.
Presencia de Carlos Gardel Jairo Alarcón
Con sutil hermetismo, el Diccionario
Larousse afirma: “Charles Romuald Gardes, llamado Carlos, Toulouse 1895-Medellín 1935, cantante, compositor y actor argentino. Es el cantante de tangos por antonomasia. Famoso tras sus actuaciones en el teatro Esmeralda de Buenos Aires en 1917, cantó en Europa y América. Compuso e interpretó tangos muy celebrados (“Mano a mano”, 1929; “Volver”, 1934; “El día que me quieras”, 1935) y protagonizó varias películas (Luces de Buenos Aires, 1931; Cuesta abajo ,1934; El día que me quieras, 1935). Murió en accidente de aviación”. El texto es lacónico, y la sobria referencia está ilustrada con una imagen de tres gauchos, Gardel toca la guitarra. El libro, de casi dos mil páginas tiene ese nicho en un lugar preciso, para esa forma de olvido, frío e impersonal, así como yo imagino la muerte. Cerremos ese libro. No me importan esos datos, tampoco la discusión de su origen. (Un filósofo dijo que todo origen es oscuro). Abramos “El libro de la vida”, sí, con esa expresión: ¡Signo de la libertad y la modernidad! Carlos Gardel fue un modelo, un arquetipo y sus canciones repetidas por seres de diferentes condiciones sociales y culturales afianzaron ese intento supremo de todos los humanos, que es la educación sentimental. Quiero decir que su prodigioso arte nos enseñó a darle un nombre, una palabra bella a la soledad, al desarraigo y a la melancolía. De pronto, como un gran antiburgués, Gardel emprendió una valiente y lírica interpretación del fracaso.
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© Juan Fernando Vélez. De la serie Recordatorios de Gardel. Collage, transfer, laca y tinta.25 x 25 cm. 2008-2009
Mil novecientos treinta y cinco: en un accidente de aviación fallece este gran artista. Otra vez corroboro que el mito es un útil del hombre, un instrumento para que la realidad no nos aniquile, quizá para adaptarla un poco a nuestro deseo. Muchas personas contaron después que habían presenciado el teatro de la inmolación del gran artista, sin importar la concordancia de las edades: la muerte de Gardel era una muerte sagrada que ya pertenecía al mundo de la imaginación popular. Ahora veo a Gardel con los ojos de mi adolescencia; pinturas de tinta china en las paredes de humildes cafés, de humildes barberías, como una especie de santo de las clases populares, un santo que tenía la virtud del gran arte, de 2015 | Junio
la belleza que bendecía el amor y el desengaño de aquellos que pocas esperanzas abrigaban. Año de mil novecientos noventa. Dos niños juegan. Son Felipe y Manuela. A veces ríen o discuten frente a una pantalla. Sus papás oyen con apasionado esmero la voz de un cantante. La voz de Carlos Gardel. Comparan versiones; la tertulia se había iniciado con un amigable debate sobre la gran canción “Cuando tú no estás”, precisamente de Le Pera-Battistella y Gardel. También este diálogo se refería a las versiones que emularon Gardel e Ignacio Corsini; entonces, se llenó la sala con las frases románticas de “Marioneta”, dibujando el gran paisaje de los barrios pobres y la fuerza vivificante del arte.
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Dos mil quince. Han pasado muchos años y mucho se ha transformado la sociedad latinoamericana; Colombia es hoy una nación urbana, y por ende ha recibido nuevas influencias espirituales y artísticas. Pero nosotros, los seres humanos continuamos movidos por las pasiones. El rito es fundamental en la existencia humana, y la canción es parte del mismo, y Gardel enseñó que su existencia era un mensaje que llegaba hasta la intimidad del sujeto:
por ello, su manera de cantar, sus letras románticas y modernistas constituyen un patrimonio sentimental de la humanidad; su canto se queda adherido al arte mundial. Estas torpes líneas no pueden terminar sin mencionar “Mis flores negras”, de autor colombiano, que Gardel transformó en su interpretación, dotando a este soneto de magia arrebatadora, tal vez, como un recóndito testamento en beneficio de la tierra que lo vio morir. Estoy seguro de que la juventud busca y buscará argumentos y motivos para expresar el ansia de amar y ser amado. Carlos Gardel cantó “El día que me quieras”, canción de una magia irrepetible. Dicha canción está firmada por Le Pera y Gardel. Imagino que en un lugar del Infinito hay una tertulia, y es sobre la letra de “El día que me quieras”. El otro contertulio es el poeta latinoamericano Amado Nervo. Mencioné antes dos niños. Dos seres amados. Uno ya no puede leer estas líneas, pero a ellos van dedicadas. José Jairo Alarcón es magíster en Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia donde se desempeña como profesor del Instituto de Filosofía. Escribió este texto para la Agenda Cultural Alma Máter.
Carlitos Gardel, el mito Mario Escobar Velásquez
El aeropuerto Olaya Herrera de la ciudad de
Medellín se inauguró en l932, y, contra los vaticinios funestos de los opositores de la obra, operaba con mucha regularidad un tráfico aéreo denso, sin accidentes. Se había esgrimido contra su construcción que Medellín estaba en el fondo de un tazón, y que para aterrizar en
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su aeropuerto habría que volar sobre la ciudad. Pero en setenta años de operación el aeropuerto sólo ha registrado cuatro accidentes con víctimas humanas. Del uno tratamos acá, atañedero a Carlos Gardel. (Pero hubo otros: un avión bimotor, pequeño, del Instituto Agustín Codazzi, que a poco de despegar del Olaya Herrera tuvo
“desbocado” a uno de sus motores, que aullaba como una sirena potentísima, y que acabó estrellándose en las cercanías del almacén Éxito de la calle Colombia, y justamente a veinte metros de donde estaba sentado quien esto escribe. Y el otro, anterior, cuando un Beaver de Aerotaxi, también por problemas del motor, se estrelló en el césped de la fábrica de Galletas Noel. Y uno sufrido por un carguero de Tampa. Los cuatro accidentes se debieron a fallas mecánicas, no del aeropuerto). Realmente el récord de seguridad es muy sólido para él. Para junio de l935 ocurrió en él el único accidente mortal para muchos pasajeros que haya ocurrido en sus pistas. Un avión pilotado por el aviador Ernesto Samper Mendoza, un aparato Ford trimotor de propiedad de la empresa de la cual era dueño o codueño, denominada Saco, sirviendo una línea que tenía asignada entre Bogotá y Cali, con escala en Medellín, al despegar se precipitó, quizá por un viento cruzado, quizá por algún defecto en los mandos, sobre otro avión de la empresa Scadta, también un Ford trimotor, gemelo del de la Saco, que esperaba el turno para despegar. Al fragor de las vigas de los aparatos y de las láminas que se retorcían, se unió casi al instante el de las llamas que consumían la gasolina de que los tanques de ambos aparatos iban repletos. De entre sus restos, cuando se logró apagar la llamarada magna, se extrajo a los cuerpos soasados de los pasajeros fenecidos. Algunos pasajeros escaparon ilesos, inexplicablemente. Uno de los muertos lo fue un cantante argentino de nombre Carlos Gardel, aunque el mito posterior le ha dado otros apellidos y nacionalidades. Actor de cine de buena apariencia, no muy destacado como actor, estaba sacando al tango, una melodía de arrabal no muy bien vista en las mejores clases sociales de la austral Buenos Aires, de sus ropajes pobretones y sus estigmas de gentes de vivir con caries en los dientes y en otras partes, y de las barriadas del
sur, y lo introducía en cines, clubes, residencias, viniéndolo a más muy merecidamente, porque algunas de las letras de esos tangos tienen clase poética de muy elevadas condiciones. Los había cantado en París, y, al par que al tango, él mismo se estaba erigiendo como el profeta de una musicalidad nueva. Gardel venía en el avión de la Saco, desde Bogotá. El avión, pilotado por un norteamericano, cambiaba acá de mano y de él se hacía cargo Ernesto Samper. Gardel había triunfado plenamente en Bogotá, con salas repletas. Se recordaba que de entre el chubasco de las guitarras surgía la voz suya y decía de tristezas. La radio empezaba a emitir sus grabaciones, y a hacerlo conocido. Multitudes de cinco mil personas lo habían vitoreado en Bogotá, y él había expresado para la ciudad un cariño sin par, de los de para siempre. Le esperaban en Cali, en donde también se habían vendido cinco mil localidades, y en donde esperaba conquistar corazones y bolsillos y entusiasmos. Gardel tenía razones de poder para llegar a Medellín completamente satisfecho, y lograr acá los mismos éxitos de estruendo que tuvo en Bogotá y que le esperaban en la Sultana del Valle. Pero su presentación fue apenas una de tantas, no multitudinaria, no aclamada estruendosamente por los aletazos del aplauso. Para la época de su muerte entre llamaradas no es que fuera un cantante popular en su tierra. Mientras que Ignacio Corsini, otro cantante con ascendencia italiana, lograba llenar estadios para sus presentaciones, Gardel apenas si lograba mediar teatros. Tal vez no tenía el carisma de la voz que otros sí. Tal vez tampoco una voz de muchas tonalidades, mucha potencia, muchas flexibilidades. A la voz, es cierto, le ayudaba mucho la figura apuesta del cantante. Pero, en cambio, más que los otros, muchísimo más, Carlos Gardel tenía una voluntad de ascender, hecha de hormigón armado, y se empeñaba en trepar las alturas de la fama y de la riqueza que suele acompañarla. Como lo hemos dicho, lo estaba logrando fuera de su tierra. 2015 | Junio
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Por eso las giras. Los discos de acetato, rudos, llenos de surcos bien visibles, por donde trajinaba desgastando la afilada aguja de acero, dura, pesada, para alimentar a los defectuosos sensores de más arriba, estaban llegando a los mercados mundiales para alimentar a las victrolas. Ese mercado se estaba demostrando de mucha importancia y de ganancias deseables, y Gardel se promocionaba y promocionaba a sus acetatos.
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Hubiera sido de suponer que su muerte soasada terminara su carrera de cantante, como suele suceder para muchas de las famas de muchos, que sólo duran mientras la vida del que las usa. Pero ocurrió lo sorpresivo: de entre los humos de la quemazón surgió el ídolo que él deseaba ser, el más renombrado y el más vendido. Exactamente como el Ave Fénix, resurgió de entre sus cenizas, pero crecido en desmesuras inimaginables. Las gentes suelen heroízar a muchos a quienes la muerte cercenó temprano. Esa muerte entre llamaradas de gasolina y tufos de metal recalentado le edificó con mucha rapidez una especie de santidad de arrabal, que tiene unturas de gentes de muchas clases sociales. Esa muerte le erigió una eternidad del canto, en donde nunca le ocurre la sorpresa de una canción nueva. Sus temas están congelados para su voz, que se oye mejorada con el apilarse de los años. Los fieles de esa santidad, adoratrices de discos, dicen convencidos que “Carlitos canta mejor en cada día que pasa”, lo cual es rigurosamente cierto, porque la magia de la ciencia electrónica rescata de entre los surcos cansados de los acetatos ancianos a la voz pura, y la libera de las gangosidades de las agujas de acero, de las raspaduras, de los contactos entre los sensores imperfectos de hace tantos años, sesenta o más. La rescata a la voz íntegra, liberada de imperfecciones que le eran ajenas. La libera del chubasco de las guitarras, que a veces dominaba a su voz no muy potente, y la deja sola, pura, empinándose sobre sí misma como un solo de violín. Por eso suena mejor en cada vez. Y eso, lo de la técnica, que ignoran las genJunio | 2015
tecitas sencillas, las maravilla irrestrictamente, y toman a la mejoría del canto como cosa del cantante, adictas como le son en todo a Gardel. Lo suponen, ni más ni menos, capaz del milagro de mejorar la voz quemada desde hace ya sesenta y pico de años. Le suponen más: el aliento poético magno de las letras de los tangos. Parece inevitable: del noventa y nueve por ciento de las canciones que los cantantes cantan, el público ignora al autor de las letras, y de la música, y endilga la autoría al cantante. A la diosificación de Gardel ese motivo ha contribuido enormemente: los tangos, en su mayoría, son de una exquisitez poética muy acentuada, al igual que su melliza la milonga, y los oyentes suelen identificarse con las penas y las lamentaciones de esas canciones. Se les agradece a esas letras la expresión que el oyente no es capaz de enunciar, y al cantante, en derechura, la autoría de ellas. No es justo para con los autores de la música y las letras, pero es así como ocurre. Carlitos apañó con glorias ajenas, que le están en la aureola y en la leyenda. “San Carlitos”, le decía un borracho en alguna vez a la estatua. Al que esto escribe eso le pareció de maravilla grande y majestuosa. Antes de que el viejo edificio del aeropuerto fuera demolido para construir otros mejormente adecuados a la edad del jet, era posible ver invadidas las paredes suyas por ejércitos de placas recordatorias, que pululaban de palabras quejosas y amorosas. Cuanto cantante argentino desembarcaba en el aeropuerto Olaya Herrera traía su placa. Cuanto argentino de nota. Cuanto aficionado al tango que pudiera pagársela. Se colocaban en donde ya las otras ocultaban la cal. Porque Gardel se había vuelto algo así como el centro de una especie de religión musical, que nunca se buscó. En el nuevo edificio se colocó a toda la ristra, pero ya fuera de la vista del grueso público. Se las ve cuando se entra al edificio, viniendo de la pista. No todos los pasajeros las ven, y menos los internacionales, que ahora entran por
otro aeropuerto. Son muchas. Tal vez con eso de ocultarlas un poco, se quiso, maliciosamente, que la proliferación no continuara. Tal vez en ninguna otra parte del mundo haya ocurrido el fenómeno del endiosamiento del cantante con mayor virulencia que en Medellín, la ciudad en donde ÉL ardió. Acá creció el culto con violencias de marejada. Y, dentro de Medellín, en ninguna otra parte como en el barrio Manrique, en la parte alta-media. A la avenida 45, que empieza en la calle 60 y se pierde mucho más allá de la calle ciento, la nombraron avenida Carlos Gardel. Es SU avenida. En ella pululan los cafetines, los talleres de mecánica, las ventas de pollos asados con el nombre de Gardel: es el homenaje, untado de tosquedad, al mito. A la altura de la calle 73 se hizo un recodo, y en él se colocó una estatua del cantante, pequeña, de finos rasgos. Alrededor de ella hormiguean numerosas placas recordatorias que fieles de otros lugares del mundo han incrustado en las paredes de cemento, y que dicen de dolor y de amor perdurables tanto como la muerte misma. Como las del aeropuerto. Más arriba, sólo un poco, está la Casa Gardeliana. Es un museo, en donde por muchas partes campea la sonrisa del ahumado de grandes dientes admirables, y se muestran recuerdos suyos. Tiene penumbras de capilla. Con ciclos ininterrumpidos, mensuales, a la avenida Carlos Gardel la bloquean con inmensos tablados y sobre ellos equipos de sonidos de esos capaces de hacerse oír desde las antípodas, y, entera la noche, grupos de cantantes cantan tangos gardelianos, o pasan canciones sureñas. Se le dice “Tango Vía”, y fue instituida oficialmente. En los tablados, a veces, bailarines profesionales alardean de los complicados pasos del tango. A veces la bailarina se dobla como un tallo generoso y su cabeza se abaja mientras que el galán se dobla también hacia esa boca que rehúye, y entonces se ve a las piernas, largas como caminos, juntarse en el empeine inquietante, en donde un calzonci-
© Juan Fernando Vélez. De la serie Recordatorios de Gardel. Collage, transfer, laca y tinta. 25 x 25 cm. 2008-2009
to breve, de esos de mostrarse para la admiración, enciende codicias rijosas en las miradas. Después, sobre el asfalto de amanecida, otros bailan entusiasmados, afición sin mucha maestría. Nada como ver bailar el tango a unos profesionales para entender que el tango es triste, hasta bailado. Úno repasa las letras de los que conoce, y halla a la tristeza, al abandono, a la derrota, a la violencia, a la añoranza. Halla al odio que fue amor, malamente convertido. Halla al frío “calando los huesos”. A la traición que duele como mil puñaladas. A las que se fueron, sin regreso, así la voz angustiada las llame. A una soledad que vino, inmensa como todo el universo, soledad agrandada en donde úno no cabe, pero que trata de chupárselo para ocuparla entera. Halla a casas solas, a caballos carablancas que no tienen por qué llegar con su carga de hombre solo. A los vientos que empujan al solo por calles en las cuales la luz de los focos barniza al asfalto con “luz mortecina”. Halla a la hermosa que fue la amada infinita de antes convertida en un saco de huesos y con “tres cuartas de cogote”, y eso duele tanto como su abandono de antes, o más. Halla a 2015 | Junio
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callejones oscuros y tristes, en donde “ladran los fantasmas de la canción”. Halla a cosas así, como ésas. Tal vez haya tangos esperanzados, felices, agradecidos, sin maldiciones: tal vez. Pero úno es incapaz de recordarlos. Tal vez existan, pero no circulan. El tango es una queja, siempre. Es una llaga. El tango es una lágrima inmensa y salada como el mismo mar. El tango tiene salada a la voz, como saliendo del abismo más profundo de las aguas y las sales.
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Al día siguiente del Tango Vía la avenida “Carlos Gardel” aparece recubierta de infinitud de desechos de esos que suelen dejar las muchedumbres, tales como botellas rotas, servilletas servidas, restos de comida, etc. La noche fue de Fiesta del Tango Majestuoso. Entera. Son fiestas oficiales. Al día siguiente un “ejército” de poco más de tres barrenderos oficiales despeja las alcantarillas, y barre desechos por arrobas. Los después de todo algo suelen ser basurientos. La estatua, aunque resguardada por varillones de hierro, tiene acceso fácil por la parte superior. Basta alzar la pierna y trasponer una alambrada no muy crecida. Por allí descienden, alta la noche con su vuelo de cuervo, con el rumor lejano de buses que trafican la oscuridad, algunos que llegan a conversarle a Gardel. Le cuentan cosas de intimidad, que pudieran ser el alma de algún tango. Casi siempre asuntos de ingratitudes de alguna a la que se ama y odia alternadamente. A veces a la estatua le acomodan de algún modo en la mano la sangre bermeja de alguna flor, traída con esmeros enamorados, o todo un ramo de amores profusos. O bien un poncho sobre los hombros, y un carriel atravesándole con la reata el pecho. Como para antioqueñizarlo, como si necesitara ser más, siendo ya todo lo antioqueño que es. Esas cosas postizas no le duran. Después algún ortodoxo se mete igual alzando la pierna y lo libera, dejándolo con la frialdad escueta del bronce. Los de las flores se están horas enteras sobre la Junio | 2015
grama, empinada y fría, besando a una botella en el pico duro. Esas confidencias al bronce requieren del licor inundando el alma. Sobre la cabeza del cantante hay una terna de banderitas de lata, cruzadas, mal hechas. Son las de los países que lo vieron nacer y morir, adicionadas de la bandera antioqueña. Una aureola extraña, ésa, de ángulos rectos, para un santo que cantó asuntos profanos. Abajo de las banderas se atraviesa, igual de latas, una guitarra. En cada aniversario de su muerte se le ven coronas. Algunas muy bien hechas, de hojas que pudieran ser de roble, costosas sin duda. Duran más que las coronas de flores, y denotan que los admiradores dolidos no son únicamente los pobretones usuales. Carlos Gardel, sin duda ninguna, es un amigo para muchas gentes, y los amigos son la mayor necesidad de todos. Amigo es ÉL para los que no tienen amigos. ¡Las cosas que habrá oído ése su oído mineral! Más arriba, ¡todavía!, en la parte alta de Manrique, hay otra estatua SUYA, de mayor tamaño que la situada en la avenida que lleva su nombre, y que en una vez fue dinamitada, nunca se supo por qué loco ni por qué locas razones. La carga fue, empero, insuficiente para acabar con la estatua. Colocada la carga en uno de los pies, apenas si la inclinó como para hacerle una reverencia a la ciudad de más abajo, correspondiéndole en algo a la devoción que la ciudad le tiene. No tardaron los devotos en recomponerla. Quien esto escribe pudo darse cuenta de la veneración que Gardel suscita, y que a él no le alcanza, cuando uno de los pontífices del tango que la ciudad tiene, uno que toma a su oficio gardeliano con la misma virtud fervorosa del pontífice de cualquier religión, le mostró, con respeto, uno de los pedazos de bronce que la dinamita aventó de la estatua vulnerada, y que
él tenía entre las manos como teniendo una reliquia, algo así como el Santo Grial para un católico. Lo que para el que esto escribe era un pedazo de bronce con bordes amellados, para el otro era casi un objeto de culto. Así es como son las cosas de las afecciones del corazón y de la mente. Porque si úno osa, muy temerariamente, decirle al pontífice del cuento que le gustan más Corsini, o Magaldi, o que Susana Rinaldi también es de su gusto, se siente de inmediato corregido por la ortodoxia gardeliana que predica que la Rinaldi no canta tango, y se le considere ateo de la religión de Gardel. Un poco que se exceda y lo excomulgan del tango, lo anatematizan. Es un asunto de cuidado. Porque a más del papa grande del tango, en la ciudad hay tres o cuatro papitas de segundo orden, o cardenales, y numerosos acólitos. Todos ellos devotísimos. El que esto escribe cree que eso no ocurre en ninguna otra ciudad del mundo. Como para Ripley, si todavía se publicaran esos cuadros suyos. O como para el libro de récords que una marca de cerveza patrocina, promocionándose. Con el pasaporte de bordes quemados que se rescató del bolsillo de la chaqueta de Carlos Gardel, cuando se apagó la pira de gasolina y cuerpos, apareció un puñal, de tallada empuñadura y prolijo estuche. Con quince o más centímetros de largo, el acero, brillante y delgado, guardaba en su punta de aguja a la muerte. Mal intencionado, como todas las armas, potenciaba a una muerte de entrevero de los usuales en las barriadas del sur de Buenos Aires y que, ciertamente, prueba que el cantor tenía alma de compadrito, y arrestos de tal. Lejos de su tierra, en donde era casi imposible que tuviera enemigos, se cuidaba, como un gato o como un tigre, ese gato-tigre desconfiado. Y es que la desconfianza viaja con úno, como la sombra, imposible de desprendimientos, como es sabido por todo desconfiado. Guitarra y faca son el binomio tanguero. A cada una de esas partes se la canta en los tangos. Son familiares como la queja, en ellos.
A veces pasa úno por las lindes de la estatua y ve a un grupo de “chés” que por allí se hace notar por el idioma y la vestimenta. Hablan apresuradamente, pero como si estuvieran en una catedral: casi pasito, lo cual es de extrañar en ellos. Tal vez hayan traído otra placa que harán colocar de algún albañil y que dice de amores prolijos. Invariablemente hay uno o dos con estruendosas cámaras de tomar fotografías, y los varios se agrupan. Como para dejar constancia de haber estado aquí. Para una vista frontal el fotógrafo tiene que arriesgar la estructura contra los buses. Luego se cambia con alguno de los del grupo para él también estar, autenticada su visita. De los almacenes del frente, y de la calle, vienen miradas y sonrisitas. A ver que no se vayan a llevar a la estatua. Cuando úno oye decir a alguno que acá, en Medellín, en l935, murió Carlos Gardel, quiere enmendarlo y decirle la verdad: Gardel nació acá, en ese año dicho. Como la mítica Ave Fénix, que renacía de sus cenizas, él salió de las suyas, no chamuscado, sino engrandecido. Nació en el trazo de la pista del aeropuerto Olaya Herrera, ÉL, el verdadero más que el del mito, entre llamaradas de gasolina y gritos de muerte calcinadora. ÉL, que en cada día canta mejor aunque jamás haya renovado el arsenal de sus canciones. ÉL, que con su muerte se promocionó mucho más y mucho mejor que en quinientas presentaciones exitosas. ÉL, que lleva trazas de vivir eternamente, quedado acá, caray. Mario Escobar Velásquez (Támesis, Antioquia, 1928-Medellín, Antioquia, 2007). Novelista, cuentista, ensayista y cronista, dirigió por mucho tiempo el taller literario del Alma Máter. Algunas de sus obras publicadas más conocidas son: Cuando pase el ánima sola, Marimonda, Toda esa gente, En las lindes del monte, Historias del bosque hondo y Muy Caribe está. El texto que aquí publicamos, sin modificaciones y con autorización de los propietarios de los derechos, hace parte del libro Itinerario de afinidades. Perfiles (Medellín, Sílaba Editores, 2015).
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Prográmate CON BIENESTAR UNIVERSITARIO Lugar: salvo que se suministre información diferente, las actividades se llevan a cabo en el bloque 22, aula 302. Información: teléfonos: 219 54 30, 219 54 40. Organiza: Bienestar Universitario
Todo el mes Atención individual Hábitos de estudio, orientación vocacional, ansiedad en pruebas académicas, evaluación neuropsicológica (atención, memoria y funciones ejecutivas) A cargo: psicoorientadores. Lugar: bloque 22, piso 4. Horarios: 7:00 a. m a 12:00 p. m. y 1:00 a 6:00 p. m
Lunes 1 Asesoría Grupal. Claves para hablar en público
Taller. Conozca sus derechos y deberes en el sistema de seguridad social en salud A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Hora: 8:00 a 10:00 a. m. Requisito para acceder al Plan de Salud Estudiantil de la Universidad
Actividad formativa. Sexualidad con sentido A cargo: Adriana Mazo. Hora: 10: 00 a. m. a 12:00 p. m.
Actividad de Apoyo social. Recambio de Anticonceptivos*
A cargo: María José Sandstede. Hora: 2:00 a 4:00 p. m
A cargo: Adriana Mazo Chavarría. Lugar: bloque 22, aula 310. Hora: 1:00 a 4:00 p. m.
Conozca sus derechos y deberes en el sistema de seguridad social en salud
Jueves 4
A cargo: María José Sandstede. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación. Hora: 1:00-2:00 p. m.
Ciclo: Habilidades para la vida A cargo: Hosman Arcila. Hora: 10:00 a. m-12:00 p. m.
Martes 2
A cargo: Jaime Alonso Mejía. Hora: 2:00-3:00 p. m.
Taller. Uso responsable de los servicios de salud
Taller. Uso responsable de los servicios de salud
A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Hora: 8:009:00 a. m. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Espacio formativo semanal. Orientación vocacional A cargo: Julia Beatriz López. Hora: 10:00 a. m12:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
Grupo reflexivo. Manejo de la ansiedad A cargo: Alexander González. Hora: 1:00 a 2:00 p. m. Requisito: ninguno
Miércoles 3 Conferencia. Ejercicio y sistema inmune A cargo: psicóloga, nutricionista y educador físico Lugar: bloque 22, aula 310, oficina de Prosa. Hora: 8:00 a 9:00 a. m.
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Grupo de reflexión. Sobre adicciones
A cargo: María José Sandstede. Hora: 3:00 p. m.4:00 p. m. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Viernes 5 Taller salud oral. Conoce tu boca A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Lugar: bloque 22, aula 310. Hora: 8:00 a 9:00 a. m.
Actividad formativa. Duelos amorosos A cargo: Adriana Mazo. Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m. Requisitos: dirigido a estudiantes, presentar TIP
Espacio formativo semanal. Acompañamiento en hábitos y técnicas de estudio A cargo: Alexander González. Hora: 2:00-4:00 p. m. Requisito: presentar la TIP 2015 | Junio
Domingo 7 Caminata recreativa. Donmatías, Romazón, Iborra Duración: 4.5 horas, grado de dificultad: 3, distancia: 9 km. Lugar salida: Portería Ferrocarril Universidad de Antioquia. Horario: 7:00 a. m. a 6:00 p. m.
Lunes 8 Taller. Conozca sus derechos y deberes en el sistema de seguridad social en salud A cargo: María José Sandstede. Hora: 1:00-2:00 p. m. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Martes 9 Actividad de apoyo social. Recambio de anticonceptivos* A cargo: Adriana Mazo Chavarría. Lugar: Seccional Oriente. Hora: 9:00 a. m.-2:30 p. m.
Actividad formativa. Bienestar en tu Dependencia
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Fechas: 9 al 12 de junio de 2015. A cargo: Carolina Roldán. Lugar: Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Horarios: 9:00 a. m. a 5:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
Conversatorio. Triste, aburrido o deprimido, ¿Qué tengo? A cargo: Juan Guillermo Hernández Gil. Hora: 1:00-2:00 p. m. Dirigido a: estudiantes
Actividad formativa. ¿Enamoramiento, amor, dependencia, apego...? A cargo: Carla Flórez. Hora: 10: 00 a. m. 12:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
Jueves 11 Ciclo: Habilidades para la vida A cargo: Hosman Arcila. Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m. Requisitos: dirigido a estudiantes, presentar TIP
Grupo de reflexión. Sobre adicciones A cargo: Jaime Alonso Mejía. Hora: 2:00-3:00 p. m.
Taller. Uso responsable de los servicios de salud A cargo: María José Sandstede. Hora: 3:00-4:00 p. m. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Viernes 12 Taller de salud oral. Besos que queman A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Lugar: bloque 22, aula 310. Hora: 8:00 a 9:00 a. m.
Actividad de apoyo social. Recambio de anticonceptivos* A cargo: Adriana Mazo Chavarría. Lugar: Ciudadela Robledo. Hora: 9:30-11:30 a. m.
Taller. Actividad formativa. Duelos amorosos
Taller. Uso responsable de los servicios de salud
A cargo: Adriana Mazo. Hora: 10: 00 a. m. 12:00 p. m.
A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Hora: 8:009:00 a. m. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Espacio formativo semanal. Acompañamiento en hábitos y técnicas de estudio
Espacio formativo semanal. Orientación vocacional
A cargo: Alexander González. Hora: 2:00-4:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
A cargo: Julia Beatriz López. Hora: 10:00 a. m.12:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
Lunes 15
Miércoles 10 Actividad de apoyo social. Recambio de anticonceptivos* A cargo: Adriana Mazo Chavarría. Lugar: bloque 22, aula 310, oficina Prosa. Hora: 1:00-4:00 p. m.
Taller. Conozca sus derechos y deberes en el sistema de seguridad social en salud A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Hora: 8:00 -10:00 a.m. Requisito para acceder al Plan de Salud Estudiantil de la Universidad Junio | 2015
Taller. Conozca sus derechos y deberes en el sistema de seguridad social en salud A cargo: María José Sandstede. Hora: 1:00-2:00 p. m. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Martes 16 Actividad formativa. Bienestar en tu Dependencia Fechas: 16 al 19 de junio de 2015. A cargo: Carolina Roldán. Lugar: Facultad de Ingeniería. Horarios: 9:00 a. m. a 5:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
Grupo reflexivo. Manejo de la ansiedad
Grupo de reflexión. Sobre adicciones
A cargo: Alexander González. Hora: 1:00-2:00 p. m.
A cargo: Jaime Alonso Mejía. Hora: 2:00-3:00 p. m.
Taller. Uso responsable de los servicios de salud
Viernes 19
A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Hora: 8:009:00 a. m. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Espacio formativo semanal. Orientación vocacional A cargo: Julia Beatriz López. Hora: 10:00 a. m.12:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
Actividad de apoyo social. Recambio de anticonceptivos* A cargo: Adriana Mazo Chavarría. Lugar: Coordinación de Bienestar Facultad Nacional de Salud Pública. Hora: 10:00-11:30 a. m.
Miércoles 17 Taller. Conferencia Actividad física en la menopausia. A cargo: psicóloga, nutricionista y educador físico. Lugar: bloque 22, aula 310, oficina Prosa Hora: 8:00-9:00 a. m.
Taller. Actividad formativa. Duelos amorosos A cargo: Adriana Mazo. Hora: 10: 00 a. m. 12:00 p. m.
Taller salud oral. ¿Qué hacer con mis cordales? A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Lugar: bloque 22, aula 310. Hora: 8:00-9:00 a. m. Dirigido a: estudiantes que han tenido más de dos tratamientos
Espacio formativo semanal. Acompañamiento en hábitos y técnicas de estudio A cargo: Alexander González. Hora: 2:00-4:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
Lunes 22 Taller. Conozca sus derechos y deberes en el sistema de seguridad social en salud A cargo: Maria José Sandstede. Hora: 1:00-2:00 p. m. Requisito: incumplido cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Conozca sus derechos y deberes en el sistema de seguridad social en salud
Asesoría grupal. Ansiedad en pruebas académicas
A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Hora: 8:0010:00 a.m. Requisito para acceder al Plan de Salud Estudiantil de la Universidad
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Actividad formativa. Infecciones de transmisión sexual A cargo: Adriana Mazo. Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m.
Actividad de apoyo social. Recambio de anticonceptivos* A cargo: Adriana Mazo Chavarría. Lugar: bloque 22, aula 310, oficina Prosa. Hora: 1:00-4:00 p. m.
Jueves 18 Uso responsable de los servicios de salud A cargo: Maria José Sandstede. 3:00-4:00 p. m. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Ciclo: Habilidades para la vida A cargo: Hosman Arcila. Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m. Requisitos: dirigido a estudiantes, presentar TIP
A cargo: Eliana Hernández. Hora: 2:00-4:00 p. m.
Taller. Uso responsable de los servicios de salud A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Hora: 8:009:00 a. m. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Espacio formativo semanal. Orientación vocacional A cargo. Julia Beatriz López. Hora: 10:00 a. m.12:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
Conversatorio. Triste, aburrido o deprimido, ¿qué tengo? A cargo: Juan Guillermo Hernández Gil. Hora: 1:00-2:00 p. m. Dirigido a: estudiantes
Miércoles 24 Taller. Conozca sus derechos y deberes en el sistema de seguridad social en salud A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Hora: 8:0010:00 a. m. Requisito para acceder al Plan de Salud Estudiantil de la Universidad 2015 | Junio
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Jueves 25 Grupo de reflexión. Sobre adicciones
Espacio formativo semanal. Acompañamiento en hábitos y técnicas de estudio
A cargo: Jaime Alonso Mejía. Hora: 2:00-3:00 p. m.
A cargo: Alexander González. Hora: 2:00-4:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
Taller. Uso responsable de los servicios de salud
Excursión recreativa al departamento de Huila
A cargo: María José Sandstede. Hora: 3:00-4:00 p. m. Requisito: incumplimiento de cita en el Servicio de Salud o Psicoorientación
Viernes 26 Taller salud oral. Conoce tu boca A cargo: Carlos Mario Cano Restrepo. Lugar: bloque 22, aula 310. Hora: 8:00-9:00 a. m.
Fechas: 26 de junio al 1 de julio de 2015. A cargo: Gildardo Díaz. Salida Portería Ferrocarril Universidad de Antioquia. Hora: 4:00 p. m.
Martes 30 Espacio formativo semanal. Orientación vocacional A cargo. Julia Beatriz López. Hora: 10:00 a. m.12:00 p. m. Requisito: presentar la TIP
* Requisitos: carné de recambio, una, dos otres cajas vacías del anticonceptivo (dependiendo del laboratorio, los tres últimos recibos de compra), fórmula médica del anticonceptivo, resultados de citología y examen de mama
Prográmate CON LA ESCUELA DE MICROBIOLOGÍA 30 Organiza: Escuela de Microbiología. Informes: 219 54 82
Martes 9 de junio Conferencias Actualicémonos en… Ciclo: Microbiología Industrial y Ambiental. Tema: Microbiología de Medicamentos • “Evaluación de la calidad microbiológica de los productos farmacéuticos”. Expositora: Nancy Johanna Pino Rodríguez • “Las formas farmacéuticas y el control microbiológico”. Expositora: Ana Liliana Giraldo Aguirre Lugar: Edificio de Extensión, auditorio 2, piso 2. Hora: 5:00 a 8:00 p. m. Requisitos: inscripciones en http://reune.udea.edu.co. Patrocinado por Productos Roche S.A.
Martes 16 de junio Cine Cineclub Biofilm Ciclo: Sobreviviendo a las epidemias 2015 “La amenaza de Andrómeda” (miniserie), caps. 3 y 4, Mikael Salomon, Estados Unidos, 2008, 180’. Lugar: Biblioteca Central Universidad de Antioquia, auditorio planta baja. Hora: 10:00 a. m. Inscripciones: http://reune.udea.edu.co
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Prográmate CON EL SISTEMA DE BIBLIOTECAS Todos los viernes a las 4:00 p. m. en el auditorio de la planta baja de la Biblioteca Central Organiza: Sistema de Bibliotecas Universidad de Antioquia Ciclo de cine “Ver y leer” Viernes 5: El mundo de Sofía, Erik Gustavson, Noruega, 1999, 107’, basada en la novela homónima de Jostein Gaarden (Noruega) Viernes 12: Atrapado sin salida, Milos Forman, Estados Unidos, 1975, 134’, basada en la novela Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey (Estados Unidos) Viernes 19: Los descendientes, Alexánder Paine, Estados Unidos, 2011, 110’, basada en la novela homónima de Kaui Hart Hemings (Hawai) Viernes 26: La red social, David Fincher, Estados Unidos, 2010, 122’, basada en la historia Multimillonarios por accidente: el nacimiento de Facebook de Ben Mezrich (Estados Unidos)
Prográmate CON EL MUSEO UNIVERSITARIO
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Visita el Museo Universidad de Antioquia ¡Vive el Museo! Nuestro horario Lunes a jueves: 8:00 a. m. a 5:45 p. m. Viernes: 8:00 a. m. a 3:45 p. m. Sábado: 9:00 a. m. a 12:45 p. m.
Visitas guiadas Recorridos por las salas temporales y permanentes del Muua Duración: dos horas Cupo máximo: 40 personas por recorrido Costo: gratuito Informes: coordinacioneducacionmuseo@udea.edu. co / 2198185
Exposiciones temporales Exposición temporal “La razón del silencio” del Maestro Tachuela Fechas: del 2 de junio al 3 de agosto Apertura: 4 de junio de 2015 a las 4:00 p. m. Lugar: Edificio de Extensión, segundo piso. Dirección: Calle 70 N.° 52-72
Exposición temporal “Aulladores de Suramérica” Fechas: a julio 13 de 2015 “Esta exposición que es una recreación del espacio que habitan estos monos, centra su atención en los monos aulladores rojos que se diferencian de las demás especies de monos aulladores por ser el más grande y por su pelaje color pardo rojizo, su cola es prensil y en estado de reposo la enrolla alrededor de su cuerpo. Son animales sociales que forman grupos familiares de un macho dominante y varias hembras con sus hijos. Universidad de Antioquia 1803-1901 Fechas: hasta el 13 de julio de 2015 “Son alrededor de 5000 piezas que muestran al público la trayectoria de una de las universidades más importantes del municipio y del país, dando al 2015 | Junio
público la oportunidad de conocer, entre otras cosas, los diferentes nombres y rectores que ha tenido la Alma Máter durante su funcionamiento”.
Exposiciones permanentes Exposición larga duración Colección de Antropología: constituida en 1943, la Colección de Antropología conserva alrededor de 35.000 objetos del patrimonio cultural de Colombia, ubicándose en la primera colección con el mayor número de piezas arqueológicas del país. Exposición larga duración Colección de Ciencias: esta Exposición está compuesta por una serie de montajes permanentes, temporales y murales. El énfasis se basa en especies nativas de animales colombianos los cuales están exhibidos en dioramas que representan diferentes hábitats del país, abarcando una variedad de grupos según su clasificación.
Títeres en escena Sábados a las 11:30 a. m. Presentaciones gratuitas para grupos familiares con niños y niñas entre los 2 y los 8 años. Informes: proyectoseducacionmuseo@udea.edu.co / 2198186. • Sábado 13 de junio. Arte y fantasía en la vida de Canito • Sábado 20 de junio. Colorín colorado ¿quién te ha creado?
Tallernautas Sábados a las 10:20 a. m. Costo: $4.000 por persona
Cursos y talleres en el MUUA Talleres teórico prácticos sobre las colecciones Duración: dos horas; cupo máximo: 25 personas por taller Costo: Instituciones públicas: $3.000 por persona Instituciones privadas: $6.000 por persona. Informes: coordinacioneducacionmuseo@udea.edu.co / 2198185.
Maletas viajeras Maleta didáctica con contenidos específicos y representativos de las colecciones del Museo. Duración de préstamos: entre 15 días y 1 mes. Costo: Instituciones públicas gratuito. Instituciones privadas $60.000. Informes: coordinacioneducacionmuseo@udea.edu.co / 2198185.
Inscripciones Programa Voluntariado Cultural y Helios Más de 30 cursos de manualidades, artes y oficios. Matriculas abiertas del 9 al 19 de junio Inicio de clases: 10 de agosto Duración de los cursos: 32 horas Costo por curso: $35.000 La oferta de cursos y fechas de matrícula se puede consultar en http://museo.udea.edu.co. Informes: coordinacioneducacionmuseo@udea.edu.co / 2198186
Programa radial Punto de Encuentro Emisora Cultural Universidad de Antioquia Miércoles 3, 10, 17 y 24 de junio.
Mes de los juegos callejeros, aprendamos jugando
Hora: 8:30 a. m. Sintonícelo en:
Talleres manuales y divertidos para grupos familiares con niños y niñas entre los 4 y los 14 años. Informes: proyectoseducacionmuseo@udea.edu.co / 2198186
Valle de aburra 1.410 AM
• Sábado 6 de junio. Acciones por mi planeta, utilizo y reutilizo: Mi pista de bolos • Sábado 13 de junio. Día del Padre: Un llavero muy apuesto
Urabá: 102.3 FM Bajo Cauca: 96.3 FM Oriente 101.3 FM Suroeste: 100.9 FM Occidente 93.9 Magdalena medio 94.3
Prográmate CON LA RED DE CINECLUBES Martes 2
Viernes 5
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo
Alucine Cineclub
Ciclo: Sir Alfred Hitchcock. “Vértigo. De entre los muertos”, Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 1958, 120’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Ciclo: Ganadoras de Oscar en 2015. “The Imitation Game”, Morten Tyldum, Estados Unidos, 2014, 113’. Lugar: Auditorio Horacio Montoya Gil, aula 10-222. Hora: 12:00 p. m. Organiza: Alucine con el Cine
Miércoles 3
Ciclo: Quentin Tarantino. “Kill Bill, vol. 1”, Quentin Tarantino, Estados Unidos, 2003, 110’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 2.00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Cineísmo Cine Club Ciclo: Juventud pendenciera. “Somos lo mejor”, Lukas Moodysson, Suecia, 2001, 102’. Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 12:00 p. m. Organiza: Cineísmo: Semillero de Investigación Audiovisual
Cineclub Cinestereotipos Ciclo: Bizarro. “Seven”, David Fincher, Estados Unidos, 1995, 127’. Lugar: Sala de cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 2:00 p. m. Organiza: Cineclub Cinestereotipos
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Quentin Tarantino. “Jackie Brown”, Quentin Tarantino, Estados Unidos, 1997, 154’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 4.00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Jueves 4 Cineclub Cinema Beat Ciclo: Stoner Cycle. “Lock & Stock”, Guy Ritchie, Reino Unido, 1998, 106’. Lugar: Sala de cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 2:00 p. m. Organiza: Cinema Beat
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Sir Alfred Hitchcock. “Atrapa a un ladrón”, Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 195, 97’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo
Cineclub Cine Maestro Ciclo: Entre el amor que soñamos y el amor que vivimos. “Corazón de león”, Marcos Carnevale, Argentina, 2013, 110’. Lugar: Auditorio 10-206. Hora: 4:00 p. m. Organiza: CEDED: Centro de Documentación Facultad de Educación
Cineclub Cinema Pensamiento Ciclo: Michael Haneke: cronologías del derrumbamiento. “Funny Games”, Michael Haneke, Austria, 1997, 108’. Lugar: Sala de cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 4:30 p. m. Organiza: Cineclub Cinema Pensamiento
Martes 9 Cineclub Otras Miradas Ciclo: Discapacidad y relaciones interpersonales “Amigos (Intouchables)”, Oliver Nakache y Érik Toledano, Francia, 2011, 113’. Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 4:00 p. m. Organiza: Programa Guía Cultural. Comisión Otras Miradas
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Sir Alfred Hitchcock. “La ventana indiscreta”, Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 1954, 110’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio.
2015 | Junio
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Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 2:00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Miércoles 10
Cineclub Cine Maestro
Cineísmo Cine Club Ciclo: Juventud pendenciera. “La ley de la calle”, Francis Ford Coppola, Estados Unidos, 1983, 94’. Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10217. Hora: 12:00 p. m. Organiza: Cineísmo: Semillero de Investigación Audiovisual
Cineclub Cinestereotipos Ciclo: Bizarro. “Bastardos sin gloria”, Quentin Tarantino, Estados Unidos / Alemania, 2009, 153’. Lugar: Sala de cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 2:00 p. m. Organiza: Cineclub Cinestereotipos
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Quentin Tarantino. “Kill Bill, vol. 2”, Quentin Tarantino, Estados Unidos, 2004, 137’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 4.00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
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Jueves 11 Cineclub Cinema Beat Ciclo: Stoner Cycle. “Entrar al vacío”, Gaspar Noé, Francia, 2009, 161’. Lugar: Sala de cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 2:00 p. m. Organiza: Cinema Beat
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Sir Alfred Hitchcock. “Los pájaros”, Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 1963, 115’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Viernes 12 Alucine Cineclub Ciclo: Ganadoras de Oscar en 2015. “Still Alice”, Wash Westmorel y Richard Glatzer, Estados Unidos, 2014, 101’. Lugar: Auditorio Horacio Montoya Gil, aula 10-222. Hora: 12:00 p. m. Organiza: Alucine con el Cine
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Quentin Tarantino. “Perros de reserva”, Quentin Tarantino, Estados Unidos, 1992, 99’. Lugar: Sala Junio | 2015
Ciclo: Entre el amor que soñamos y el amor que vivimos. “Chungking Express”, Wong Kar-Wai, Hong Kong, 1994, 103’. Lugar: Auditorio 10-206 Hora: 4:00 p. m. Organiza: Centro de Documentación Facultad de Educación CEDED
Cineclub Cinema Pensamiento Ciclo: Michael Haneke: cronologías del derrumbamiento. “Código desconocido”, Michael Haneke, Francia, 2000, 117’. Lugar: Sala de cine Luis Alberto Álvarez (10-217). Hora: 4:30 p. m. Organiza: Cineclub Cinema Pensamiento
Martes 16 Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Sir Alfred Hitchcock. “La soga”, Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 1984, 80’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Miércoles 17 Cineísmo Cine Club Ciclo: Juventud pendenciera. “Viviendo al límite”, Harmony Korine, Estados Unidos, 2013, 92’. Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 12:00 p. m. Organiza: Cineísmo: Semillero de Investigación Audiovisual
Cineclub Cinestereotipos Ciclo: Bizarro. “Doce monos”, Terry Gilliam, Estados Unidos, 1995, 129’. Lugar: Sala de cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 2:00 p. m. Organiza: Cineclub Cinestereotipos
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Quentin Tarantino. “Pulp Fiction”, Quentin Tarantino, Estados Unidos, 1994, 153’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 4.00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Jueves 18 Cineclub Cinema Beat Ciclo: Stoner Cycle. “Miedo y asco en Las Vegas”, Terry Gilliam, Estados Unidos, 1998, 14’. Lugar:
Sala de cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 2:00 p. m. Organiza: Cinema Beat
de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo
Viernes 26
Ciclo: Sir Alfred Hitchcock. “Extraños en un tren”, Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 1951, 101’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 6.00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Viernes 19 Alucine Cineclub Ciclo: Ganadoras de Oscar en 2015. “American Sniper”, Clint Eastwood, Estados Unidos, 2014, 132’. Lugar: Auditorio Horacio Montoya Gil, aula 10-222. Hora: 12:00 p. m. Organiza: Alucine con el Cine
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Quentin Tarantino. “Bastardos sin gloria”, Quentin Tarantino, Estados Unidos, 2009, 153’. Lugar: Sala de cine Edifico San Ignacio. Hora: 2:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Quentin Tarantino. “A prueba de muerte”, Quentin Tarantino, Estados Unidos, 2007, 114’. Lugar: Sala de cine Edifico San Ignacio. Hora: 2:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Martes 30 Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Sir Alfred Hitchcock. “La sombra de una duda”, Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 1942, 108’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 6.00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Cineclub Cine Maestro
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Ciclo: Entre el amor que soñamos y el amor que vivimos. “Paradise: Love”, Ulrich Seidl, Austria, 2012, 121´. Lugar: Auditorio 10-206. Hora: 4:00 p. m. Organiza: Centro de Documentación Facultad de Educación CEDED
Martes 23 Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Sir Alfred Hitchcock. “Marnie, la ladrona”, Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 1964, 129’. Lugar: Sala de cine Edificio de San Ignacio. Hora: 6.00 p. m. Organiza: Administración Edificio de San Ignacio
Miércoles 24 Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Quentin Tarantino. “Django desencadenado”, Quentin Tarantino, Estados Unidos, 2012, 165’. Lugar: Sala de cine Edifico San Ignacio. Hora: 4:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Jueves 25 Cineclub Tardes de cine en el Paraninfo Ciclo: Sir Alfred Hitchcock. “Frenesí”, Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 1972, 116’. Lugar: Sala 2015 | Junio