Editorial Levanten la mano por favor los que... Pocas
veces la democracia colombiana ha consultado al pueblo asuntos trascendentes. Recientemente, y casi sesenta años después de la última cita de este tipo, nuevamente un Sí o un No eran la única alternativa para responder sobre un asunto de significativo cuidado para el devenir de una nación. El arqueo de los comicios dejó a un país prácticamente dividido en dos partes iguales; pero, como pasa en la democracia, solo bastó con una ínfima diferencia para decretar una respuesta irrefutable que representaría la globalidad de los anhelos de quienes se levantaron, caminaron y se expresaron. Quien osa responder una pregunta de este calibre, es un patriota, así de simple; incluso sin importar cuál sea su opinión, pues se espera que sean su convicción y suficiente ilustración las que medien a la hora de marcar la hoja con la respuesta, lo que quiere decir que no hay una correcta y otra errada. Sí o No es la contestación posible a una pregunta cerrada, sin posibilidad para los matices ni para la argumentación típica que habitualmente pide, luego de la pregunta, “Si responde no, argumente; si responde sí, diga por qué”. Ahora bien, en la cultura política del pueblo parece estar la respuesta a la siguiente pregunta que se deriva de los resultados: ¿por qué esta consulta dividió, casi a la perfección, al país? Muchas han sido las conjeturas sobre la situación, las que claramente son necesarias para seguir adelante con el tema, pues no se trata de algo que se pueda dejar así no más. Aquí tendríamos que adentrarnos en decir que somos muchas Colombias en un solo territorio, incluso después de un siglo que claramente man-
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Juan Osorno. Estudio de mano {Fig 95}. Lápiz sobre papel. 21 x 15 cm. 2016
tuvo dividido al país en dos colores que simbolizaban dos ideologías políticas, las mismas que suscitaron el primer plebiscito en 1957. Pero bueno, aquí la cosa es más compleja, pues se trata de entender y procesar las opiniones del pueblo sobre la guerra y la paz; es decir, sobre la noción de conflicto y, en este caso en particular, sobre la noción misma de “pacto, o, contrato social” que aflora con una fuerza inusitada. No es un secreto que nuestra democracia, aun siendo una de las más antiguas de la vida mo2016 | Noviembre
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derna en el orbe, no ha alcanzado una instancia de madurez para lograr el reconocimiento integral de la gravedad que esto implica, y que debería comenzar por entender de qué se trata ser nación, para luego ser patria, asunto que necesariamente inicia por concebirnos a nosotros mismos como una comunidad humana diversa en ideologías, en etnias y razas y, claro está, en oportunidades, algo que lograron las revolucioy pero que, nes burguesas de los siglos lamentablemente, Colombia no vio surgir; en cambio, se optó por desconocer la desigualdad social y dilatar los problemas del campo frente a las crecientes masas urbanas que hoy se han visto desbordadas. Aquí, la producción simbólica colectiva, mediada por los rituales y las creencias, además de la aceptación de la diferencia, son nodales para llegar a potenciar las capacidades del universo complejo que es Colombia. Y en esta tarea, a propósito, podríamos encontrar la respuesta a la pregunta recurrente sobre la función del arte frente a los retos que deja la crisis social arrastrada por un conflicto. No es gratuito que los artistas colombianos, en su inmensa mayoría, usen como insumo primario la realidad y la actualidad del país. Las artes, producidas bajo anormalidad social, develan las causas y efectos de la misma. Los pueblos que han alcanzado “pactos o contratos sociales” sólidos dejan a sus artistas y creadores emprender nuevos caminos, con la libertad propia de una soberanía jamás cedida a un tercero. La fenomenología, la tecnología y, hasta la psicología, en la creación, se toman la escena de las galerías, teatros, conciertos y, claro está, la de la literatura. Recientemente, Doris Salcedo, la más conocida de las artistas contemporáneas colombianas cubrió con telas blancas, de dimensiones antropométricas, la Plaza de Bolívar en Bogotá. Fueron casi dos mil piezas las que se necesitaron para convertir la superficie en una sábana luminosa impoluta. Igual número de nombres de víctimas fueron grabados con ceniza sobre
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las telas para posteriormente ser unidas delicadamente con hilo, hasta lograr el cobertor completo del espacio del pueblo. “Sumando ausencias” es el oxímoron con el que la artista combró a esta acción colectiva que buscaba hacer un llamado agónico sobre el momento actual que atraviesa nuestro país. Las críticas no demoraron en aparecer, pues claramente la propuesta, además de hermosa, elaborada sincrónicamente con el asunto plebiscitario, dejó un sinsabor que no permite aún entender si fue oportuna u oportunista. Bueno, a lo mejor faltan tiempo y respuestas más claras a la pregunta sobre la cultura política de este cuento de casi dos siglos llamado Colombia. En suma, hay preguntas que quizá se deban hacer mirando al otro a los ojos y pidiéndole que si está de acuerdo, simplemente levante la mano. *** Esta edición de la Agenda Cultural Alma Máter, que ha sido dedicada al momento actual que estamos viviendo, cuenta con las reflexiones de José Olimpo Suárez Molano, Gabriel Ignacio Gómez, Judith Nieto y Ernst Jünger, la narración de César Alzate Vargas y la compañía del artista plástico Juan Osorno en las obras gráficas, una compañía guiada por la pregunta por el papel de la cultura en momentos de cambio. El trabajo de Osorno cuestiona la relación que coexiste entre el conocimiento y la representación, alcanzando niveles de metaforización que retan la lógica unívoca, al parecer aun reinante en muchos estrados académicos, incluso cien años después de haber sido derrotado el positivismo como estrategia de búsqueda de la verdad. Aquí tenemos retratos que permiten claramente la sorpresa y alcanzan a postular múltiples preguntas sobre la forma como nos relacionamos con lo que creemos real. Oscar Roldán-Alzate
Acuerdo de paz Santos - FARC: ¿proyecto de nación o repartición del poder? José Olimpo Suarez Molano
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n vano se buscará, en el preámbulo y en la introducción del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, firmado entre el presidente Santos y los jefes máximos de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia); en vano se buscará, digo, un enfoque moral del futuro, una concepción plural de la vida social y, menos, una reflexión sobre la idea de justicia para la nación colombiana. A lo sumo, nos toparemos con enunciados de una amplia generalidad que, como las tautologías, no nos dicen mucho sobre el futuro real de la patria: “el fin del conflicto supondrá la apertura de un nuevo capítulo de nuestra historia”. Pretenciosa y nada humilde esta declaración que coloca a un grupo terrorista en el corazón mismo de la historia de una nación.
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Intentaré argumentar, en lo que sigue, apoyado en breves referencias históricas, que mientras estos principios sociológicos, en particular la sacralidad de la vida humana, no hagan parte de Juan Osorno. Eclipses. Lápiz sobre papel. 14,8 x 21 cm. 2016 un acuerdo de nación, estaremos abocados a repetir nuestro doloroso pasado sumido en la lógica del terror que no ha propio de esos momentos, pero no hemos popermitido el florecimiento de la auténtica vida dido superar el conflicto, a pesar de ello. Repolítica de la nación colombiana. cordemos que los tres momentos en que se han ofrecido propuestas para escribir “un nuevo Desde mi perspectiva, cada vez que hemos tecapítulo de nuestra historia” reciente han sido: nido oportunidad de superar el conflicto político en Colombia, hemos intentado colocarnos 1) un futuro de paz basado en la repartición en el horizonte de un modo de ser civilista, del poder político entre el partido liberal y 2016 | Noviembre
mados, incluyendo al M-19, el PLA (Comando Pero León Arboleda) y el EPL (Ejército Popular de Liberación). Un pecado particularmente grave lo cometió el M-19 cuando, a través de un espectáculo grotesco, secuestró y asesinó al dirigente sindical José Raquel Mercado en 1976. Violencia y terror a nombre de la justicia y de un futuro democrático para todos;
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Juan Osorno. Sin título. Lápiz sobre papel. 21 x 15 cm. 2016
el partido conservador. Este fue el comienzo del Frente Nacional (1958) con el que se logró pasar del horror de la violencia partidista a la violencia ideológica de izquierda. Recordemos que, justamente, aquel periodo de la historia comenzó con un plebiscito que repartió el poder estatal milimétricamente entre los dos partidos tradicionales pero que, al excluir a otras fuerzas políticas, generó un nuevo periodo de violencia política en cuyo marco temporal nacieron las FARC; 2) una segunda propuesta de futuro de paz se dio en las consideraciones ofrecidas por la Comisión de Estudios sobre la Violencia, creada bajo el gobierno del presidente Virgilio Barco (1987), que postuló una nación basada en la democracia y la solidaridad. Inútil esta propuesta que se diluyó en medio de la violencia de grupos ideológicos sanguinarios y desalNoviembre | 2016
3) y, en tercer lugar, la propuesta venida de la Comisión sobre la Violencia que estudió el fenómeno bajo el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez (2007). La propuesta de un país decente se basaba en el equilibrio ente justicia y verdad para evaluar a los actores de la violencia, y en el deber de la memoria como condición de dignificación de las víctimas. Este enfoque de superación de la guerra no desembocó en mayores logros políticos, pero sí introdujo las nociones de verdad y memoria en el proceso político. Es decir, nos enfrentamos a la idea de la Justicia Transicional. Naturalmente, cada una de estas propuestas aportó algo a la cultura política del pueblo colombiano, pero no alcanzó a tocar el alma nacional para que lograra la convivencia civilista. Ahora asistimos a una cuarta posibilidad de superación de la guerra, encarnada, supuestamente, en los Acuerdos Santos - FARC. ¿Qué es lo que se propone superar este acuerdo político? El terror. El terror venido de la ideología de las FARC que reprodujo ideológicamente la barbarie nacida de la violencia partidista. Violencia ahora arropada por un absoluto ideológico: nuestra violencia, nuestra degradación moral tiene justificación histórica. A la par con este modelo de absolutismo ideológico se funda la actitud empobrecedora de colocar a todos los colombianos como amigos o enemigos, en una dicotomía simplificadora que obnubila el juicio moral. El terrorismo de las FARC ha logrado crear un ambiente de perversión sistemática de las conciencias en el que convivimos con el sentido degradado de la vida humana puesta al servicio de una ideología autoritaria
y desalmada. Que lo digan los secuestrados y los miles de familias sometidas a las más humillantes formas de degradación. En el arco temporal que va del horror de la violencia política bipartidista (1948) a los Diálogos de la Paz en La Habana (2016), la nación colombiana avista normalizar el terror político dando una muy baja respuesta moral y política a este fenómeno. Aceptamos como habitual el asesinato, el secuestro, la mutilación, etc.; e, incluso, el desconocimiento por parte de las FARC del Derecho Internacional Humanitario (DIH). ¿Qué resta entonces para salir de esta triste condición? Ofrecer amnistía, “la más amplia y extensa posible”, a los actores del terror. Esto solo lo podemos alcanzar a través de la implementación de una forma de justicia política contemporánea denominada Justicia Transicional. Justicia de guerreros en igualdad de condiciones, que deja abierta, tal como se puede leer en el Acuerdo Santos - FARC, la superación del conflicto armado, pero no las condiciones ideológicas que han originado y nutrido el terror. En efecto, no encontramos en el texto en cuestión una propuesta seria de la defensa de una fe democrática que supere los absolutos ideológicos y las reductoras dicotomías morales de las FARC. Para ponerlo en términos del cristianismo, no avanzamos, en absoluto, hacia el reconocimiento de la “sacralización de la vida humana”; o, para decirlo con los filósofos pragmatistas norteamericanos, no hemos podido reconocer la condición humana basada en la contingencia de las creencias y en las falibilidades de nuestro conocimiento político. Para los cristianos, la dignidad del ser humano se infiere de su aceptación de la creación divina del hombre: desde esta petición de principio se sigue el reconocimiento del valor sagrado de la vida de todos los seres humanos. Dotados de este principio moral, podríamos enfrentar el terror desde dos perspectivas: en primer lugar, levantando la voz para condenar
las atrocidades de la violencia indiscriminada y, en segundo lugar, proponiendo la sacralidad de la vida como un criterio para edificar una sociedad decente. Con enfoque similar al del cristianismo, las Naciones Unidas, en su Declaración sobre el Terrorismo del 18 de diciembre de 1972 señalaba y condenaba la violencia terrorista capaz de sacrificar la vida humana en aras de supuestos objetivos justicieros de un grupo cualquiera. Y, a su vez, los filósofos norteamericanos argumentan en el sentido de explicar el mal político como una consecuencia directa de la tergiversación racional de la ideología fundamentalista, de derecha o de izquierda, que busca imponer a la fuerza criterios no aceptados por una comunidad política determinada. En consecuencia, leídos los Acuerdos Santos FARC, desde estas perspectivas, la conclusión resulta descorazonadora: no aparece, en absoluto, un proyecto de nación civilista, solo un reparto de funciones, atribuciones y normas para que un grupo se blinde contra cualquier reclamo legal, nacional o internacional. Este déficit de proyecto de nación no impide, a su vez, comprender que superar la guerra y sus desastres sea en sí mismo un logro importante para todos. Lo que sigue en la política: juegos de interés y de astucias de todos los que se creen con derecho a ejercer el poder. El déficit básico radica en que los acuerdos no hacen otra cosa que recurrir a una razón estratégica que se funda en el cálculo de ganancias próximas o lejanas. No se basan, desgraciadamente, en criterios morales, en el reconocimiento de la democracia como un valor fuerte y, mucho menos, en el proyecto de una nación plural y civilizada.
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José Olimpo Suarez Molano (PhD) es coordinador de la Maestría en Estudios Políticos de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Escribió este texto para la Agenda Cultural Alma Máter.
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¿Cómo construir cultura de paz desde la Universidad? Una reflexión después del plebiscito Gabriel Ignacio Gómez
La semana que siguió al plebiscito del 2 de
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octubre será difícil de olvidar. En un tiempo muy breve, una cantidad de acontecimientos y sentimientos encontrados se desataron, uno tras otro, sin posibilidad de reflexión ni reposo. Primero, vino la noticia sobre el triunfo del No que, a pesar de ser apretada, implicó un rechazo a la posibilidad de aplicar el Acuerdo Final entre el Gobierno Nacional y las FARC. El desconcierto y la frustración no solamente afectaban a los partidarios del Sí, sino que también dejaba a la comunidad internacional consternada por esa extraña tendencia de la sociedad colombiana a continuar atrapada en sus expresiones de violencia. Posteriormente, vinieron las reuniones entre el gobierno nacional y los promotores del No y, con ello, la sensación terrible de que un grupo de élites conservadoras se estuviera tomando las posibilidades de reconducir el futuro de este país. Sin embargo, algo quedaba claro: el resultado del plebiscito era tan sorpresivo, que ni siquiera los opositores del proceso de paz tenían una idea clara de qué iban a proponer, ni tampoco estaban dispuestos a aceptar las responsabilidades derivadas de sus decisiones. Mientras tanto, los estudiantes de todo el país convocaron a marchas que inundaron las ciudades y comenzaron a dar un mensaje de esperanza por la paz. Sin mucho tiempo para poder digerir lo que ocurría, el gerente de la campaña por el No, Juan Carlos Vélez Uribe, de manera triunfalista, contó cómo se había diseñado la estrategia de mercadeo político para ganarle al Sí. Según él, se trataba, en lugar de promover las discusiones informadas sobre los acuerdos, de hacer que la gente votara “con verraque-
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ra”.1 La sanción no se hizo esperar: su error, en términos de realismo político, consistió en decir la verdad sobre lo que se había hecho, y en desobedecer la disciplina interna del partido. Destaco este último hecho con el fin de llamar la atención sobre la construcción política del miedo y del odio como estrategia política. Las declaraciones de Vélez Uribe dejaron ver que, más que promover un debate público, se asumió una actitud manipuladora que se basó en el propósito de despertar emociones negativas, mensajes fáciles y, sobre todo, en la elaboración y el reforzamiento de imaginarios sobre escenarios apocalípticos en el caso de que el Acuerdo Final era aprobado. Si bien la estrategia política de “meter miedo” fue relativamente exitosa para los opositores al proceso de paz en el corto plazo, también es un síntoma de una faceta de la cultura política colombiana consistente en promover el miedo frente al otro diferente y en construir enemigos que deben destruirse por vías violentas.2 Ante tal escenario, es pertinente reflexionar sobre dos aspectos fundamentales: en primer lugar, la relación entre cultura y política y, en segundo lugar, la posibilidad de construir una cultura política de paz en Colombia. Con respecto al primer aspecto, desde la primera mitad del siglo las ciencias sociales y las humanidades han permitido reflexionar sobra la relación ineludible que existe entre las expresiones de poder en una sociedad y las prácticas culturales. Desde hace varias décadas, el giro cultural en ciencias sociales ha implicado una revisión de las concepciones mismas sobre el poder y la cultura. Desde entonces, la
concepción elitista del poder; es decir, la concepción del poder centralizado e institucional fue cuestionado por perspectivas más amplias que veían el poder como una práctica difusa.3 De manera similar, las visiones funcionalistas sobre la cultura, que la entendían como un objeto estático, fueron cuestionadas por orientaciones posestructuralistas y constructivistas. En tal sentido, se comenzó a hablar de cultura como representaciones, prácticas y construcciones discursivas. En resumen, así parezca obvio para algunos, hay que insistir en las relaciones ineludibles que hay entre la cultura y la política. Las relaciones de poder se expresan, recrean y difunden a través de construcciones discursivas que, a su vez, se constituyen en múltiples formas de leer y clasificar la sociedad, de comprender al otro y de guiar nuestras acciones en la vida cotidiana. Así, estas relaciones de poder se pueden reproducir o subvertir a través de múltiples expresiones, como el conocimiento académico, la literatura, el cine, la música, los medios de comunicación masiva y las redes sociales, entre muchas otras. Esta breve reflexión nos lleva a un segundo interrogante: ¿cómo construir culturas de paz en Colombia? Esta pregunta no es fácil de responder; en primer lugar, porque la construcción del miedo y del odio ha estado muy arraigada en la cultura política colombiana; en segundo lugar, por la diversidad de enfoques desde los cuales se pueden construir posibles reflexiones; y, en tercer lugar, por la multiplicidad de experiencias desde las cuales se pueden tejer posibles alternativas. Así, de manera muy preliminar, haría las siguientes reflexiones con el fin de proponer un debate público que tendremos que asumir en la Universidad: Una primera línea de reflexión tendría que ver con la construcción de paz desde las instituciones educativas. En tal sentido, quizás sea necesario retomar las ideas de la filósofa nor-
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Juan Osorno. Sobre la flotación y otras situaciones (Fig 85). Lápiz sobre papel. 21 x 15 cm. 2016
teamericana Martha Nussbaum, quien, recientemente, recibió su doctorado Honoris Causa en la Universidad de Antioquia. De acuerdo con Nussbaum, es necesario que los procesos educativos promuevan las humanidades con el fin de que los estudiantes desarrollen sentimientos morales de empatía hacia los demás. Igualmente, las humanidades permiten cultivar el pensamiento crítico, las actitudes de respeto hacia la diversidad y las capacidades orientadas a la construcción de una sociedad democrática.4 Una segunda línea de reflexión y acción tendría que ver con replantear la relación entre la academia y la sociedad a través de actividades misionales como la extensión y la investigación. Esto implicaría revisar el esquema Universidad-Empresa-Estado, y promover un 2016 | Noviembre
cionales y políticas en la vida cotidiana. Ello no significa que tengamos que renunciar a la crítica; por el contrario. Nuestro deber como Universidad, y como academia, será continuar en el empeño de promover el pensamiento crítico y un conocimiento pertinente socialmente. Quizás así, como sociedad, podamos resistir las prácticas de construcción política del miedo y plantear horizontes de mayor esperanza para la construcción de una sociedad más justa y pacífica. Quisiera terminar recordando las palabras del maestro Carlos Gaviria Díaz, quien, en su última conferencia, sostuvo: “La tarea de la universidad entre nosotros no es la de formar profesionales, la tarea de la universidad es formar buenos ciudadanos, formar personas para la convivencia, y formar personas para la convivencia es formar personas para la democracia”.5
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Juan Osorno. Estudios internos. Lápiz sobre papel. 21 x 15 cm. 2015
esquema más amplio, quizás uno que se plantee en términos de Universidad-Sociedad, con el fin de establecer relaciones más horizontales y colaborativas con las organizaciones sociales, las regiones y los territorios. Será necesario que asumamos el reto de reflexionar colectivamente, desde las regiones y los territorios, sobre la sociedad que vamos a construir. En tal sentido, la Universidad y la academia, en general, tendrán que repensar muchas de sus formas de acción e interrelación con la sociedad. Finalmente, desde la academia tendremos que asumir una postura autocrítica sobre nuestras responsabilidades en la producción y reproducción de violencias epistémicas, políticas, institucionales y culturales. Tendremos que estar dispuestos a revisar muchos de nuestros relatos e imaginarios sobre la configuración de “los otros”, así como de las prácticas instituNoviembre | 2016
1 Véase, entrevista de Juan Carlos Vélez a La República. Disponible en: http://www.larepublica.co/el-noha-sido-la-campa%C3%B1a-m%C3%A1s-barata-ym%C3%A1s-efectiva-de-la-historia_427891 2 Un análisis más detallado se puede encontrar en, Gómez, Gabriel Ignacio (2016). “La construcción política del miedo y del odio”, en: revista Debates, Medellín, Universidad de Antioquia. 3 Ver, por ejemplo, Foucault, M. (1992). Microfísica del poder, Madrid, La Piqueta. Así mismo, Lukes, S. (2005). Power, a Radical View, Nueva York, Palgrave. 4 Nussbaum, M. (2010). Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades, Buenos Aires, Katz. 5 Gaviria, C. Conferencia “Cómo educar para la democracia”, disponible en: https://www.youtube.com/ results?search_query=carlos+gaviria+educacion+y+ democracia
Gabriel Ignacio Gómez es profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia. Escribió este texto para la Agenda Cultural Alma Máter.
Historia de una rabia César Alzate Vargas
Una semana antes, cuando sonó el himno
nacional, pensé en mi abuelo y durante unos segundos contuve las ganas de llorar. Pensé algo más o menos como esto: “Abuelo, firmaron. Hay que perdonar”. Y no lloré. Estaba a solas viendo por televisión la ceremonia de firma del acuerdo, con mi pensamiento cabalgando entre los muchos jefes de Estado, secretario de la ONU incluido, que acudieron a la firma en calidad de testigos, y la historia de mi familia. Muchas emociones me tenían en vilo esa tarde de septiembre. La más importante de ellas, la que me causaba el hecho de estar presenciando la firma de un acuerdo de paz en este país, mi país, que tantas guerras ha librado contra sí mismo (perdiéndolas todas). Sentía, sobre todas las cosas del mundo, que había llegado el momento de perdonar. Cerré los ojos y le pedí al abuelo permiso para, en nombre suyo, perdonar a los que lo asesinaron y dar comienzo a una historia nueva para sus descendientes. Podría uno decir que “todo empezó…” en tal fecha, pero la verdad es que no hay una fecha de inicio. ¿A qué hito corresponde ese “todo empezó”? Digamos, para centrarnos en el tema, que todo empezó cuando las FARC se dieron a copar las montañas del suroriente de Antioquia, norte y oriente de Caldas. Esto ocurrió en algún momento de los años noventa. Hasta entonces, Pueblo Nuevo, la aldea donde todo empezó para mí, era un lugar feliz. Hablar de un lugar feliz en Colombia —o en cualquier nación de los hombres— puede parecer una ingenuidad o un acto de cinismo, pero en amplia medida de Pueblo Nuevo podía decirse que lo era. Un caserío ubicado en una playa del cañón del río Samaná, que
sirve de frontera a los dos departamentos, con agua en abundancia y tierras fértiles en muchos pisos térmicos. Sus pocos habitantes han sido pobres toda la vida, pero el abandono del Estado y las carencias de la economía siempre fueron compensados por la solidaridad de unos con otros. Mis abuelos llegaron allí en algún momento de los sesenta y con los años se convirtieron en patriarcas de una región de ensueño. El patriarcado del abuelo era menos un título o una condición social que una disposición suya para el servicio. A lo largo de varias décadas no hubo nadie en Pueblo Nuevo que de alguna manera no tuviera algún motivo para darle las gracias.
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Tengo una frase para lo que ocurrió después: “Entonces llegaron ellos”. En torno a ella me ha vibrado en la cabeza, durante años, un proyecto de novela para cuya escritura definitiva, creo, me falta aún una cierta perspectiva de tiempo. En torno a esta frase he escrito, además, un par de posts en que intento reflexionar sobre lo que ocurrió en Pueblo Nuevo. Cada vez que, en un papel, en un computador, o en mi cerebro, escribo: “Entonces llegaron ellos”, un borbotón de ideas me arrastra el espíritu. En todas ellas están mezclados el destino trágico de la región y del país. “Ellos”, para efectos de mi historia particular, son los guerrilleros. Ellos, los de las FARC. Soy consciente de que, desde otras perspectivas, “ellos” han sido diversos agentes en diferentes momentos de la historia y en diferentes lugares de la geografía: las fuerzas del Estado, los paramilitares, los terratenientes, los mercaderes nacionales y extranjeros, los colonizadores… Tiene demasiadas caras la tragedia de Colombia. 2016 | Noviembre
Cuando las FARC llegaron a Pueblo Nuevo, a mediados de los años noventa, literalmente tiñeron de sangre el paraíso. Se me perdonará la figura tan cursi, pero eso fue lo que ocurrió. Los guerrilleros no se comportaron nunca como el ejército del pueblo que proclamaban ser, sino como una fuerza de ocupación cuya política era el arrasamiento de todo lo que se les opusiera. ¿Qué hizo el Estado para enfrentarlos? Huir. Unos pocos agentes de la Policía Nacional que acantonaban en la inspección local fueron trasladados a municipios sin presencia guerrillera y el Ejército de vez en cuando se daba una pasada por la región, pero no para proteger a los habitantes sino para protegerse a sí mismo. Todos tenían miedo y el miedo volvió poderosos a los invasores. Muchos campesinos fueron asesinados, muchos otros se vieron forzados al destierro.
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Don Jesús Vargas, mi abuelo, era ya septuagenario cuando se produjo la invasión del frente comandado por la sanguinaria Karina. Desde el principio fue claro con ellos: no estaba de acuerdo con su dominio violento sobre la región y no estaba de acuerdo con sus ideas (las que, en realidad, si es que las tenían nunca expusieron). Por entonces, yo todavía pensaba en las FARC unidas a un concepto que hoy me causa gran incomodidad al relacionarlo con semejante grupo, pues lo siento mancillada: revolución. Consideraba que la revolución estaba unida a valores como el respeto al contrario, el honor y la defensa de los más débiles. Por eso no me contagiaba de la preocupación que empezó a agobiar a mi mamá y a mis tíos por el abuelo. Me parecía absurda la simple posibilidad de que un hombre anciano, solo, desarmado y capaz de oponérseles con la palabra, pudiera correr peligro con los luchadores de cualquier revolución. El 19 de febrero de 1999, sin embargo, dos verdugos de las FARC asesinaron por la espalda al abuelo. Muchas cosas nobles murieron en mí esa madrugada y nació una rabia que solo
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vino a alivianarse diecisiete años más tarde, cuando las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos avanzaron con seriedad en la negociación que derivaría en el acto del 26 de septiembre en Cartagena. Ingenuidades aparte, me parecía no solo que el país merecía, sino que de verdad podía darse la oportunidad de terminar el conflicto armado. Pensaba que por fin iba a ser posible que en Colombia no asesinaran a mi abuelo. Creo que los hombres tenemos el deber de influir en la historia para que esta vaya dejando de avanzar a los trancazos y llegue a ser alguna vez el espacio en que nuestras vidas se desarrollen sin otros sobresaltos que los indispensables para habitar el mundo. Cada quien a la medida de su espíritu está una que otra vez a lo largo de su existencia en la obligación de prestarse al cultivo de nobles causas. Esta es la razón por la que, deponiendo mi rabia personal, llegué al 2 de octubre con la convicción de que era necesario participar en el Plebiscito que el Gobierno convocó a fin de darle base popular a lo pactado con la guerrilla y votar Sí al apoyo del “acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera”. Ocurrió lo impensable: las mayorías se abstuvieron de participar en la decisión sometida a su consideración más importante en nuestros dos siglos de independencia y entre quienes votaron se impuso, aunque por estrecho margen, la opción del No. Increíblemente, un país que a lo largo de su existencia ha padecido todas las formas de la guerra se acercó como nunca a la posibilidad de la paz y en el instante decisivo la rechazó. Han transcurrido unas pocas semanas y el desconcierto no cede. ¿Qué pasó? En parte, claro, está la campaña tramposa de la que con sorprendentes cinismo e ingenuidad alardeó en aquella entrevista el gerente de la campaña del No (La República, 6 de octubre), Juan Carlos Vélez Uribe, (¡un sujeto que estuvo a punto de ser alcalde de Medellín!): a punta de argumentos falsos le hicieron creer a la masa ignorante co-
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Juan Osorno. Portal. Lรกpiz sobre papel. 21 x 14,8 cm. 2015
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tan ofensiva, que no es preciso hacer un gran esfuerzo para comprender a quienes se obstinan en decirles que “No: así No es, Timochenko y sus secuaces. Al pueblo se le respeta”.
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Juan Osorno. El hombre vacío. Lápiz sobre papel. 21 x 15 cm. 2016
sas como que el acuerdo contemplaba que a los jubilados se les sacara el siete por ciento de su mensualidad para destinarlo a los guerrilleros desmovilizados o que promovía ideologías tendientes a la “homosexualización” de la gente. Claro, no todos los electores negativos son ignorantes o tienen malas intenciones. En los primeros días sentí mucho enojo con mis familiares y amigos que votaron No, pero en todo momento fui consciente de que yo mismo estaba muy cerca de esa opción. Nunca en sus 52 años de lucha armada hicieron las FARC algo que no fuera repudiable. Recuerdo en primerísimo lugar la historia de mi abuelo, porque es mi dolor personal, pero la lista de los crímenes abominables de la guerrilla es tan abultada, su soberbia Noviembre | 2016
Muchas cosas nos hemos dicho entre nosotros y nos han dicho a los colombianos a lo largo de los cuatro años que duró la negociación. Nos han enrostrado, con una simpleza que casi lo hace comprensible, aquel llamamiento del filósofo Jacques Derrida a perdonar lo imperdonable. Desde otra orilla de la filosofía, la estadounidense Martha Nussbaum nos escribió una carta, respetuosa y bonita, en la que nos invitaba al perdón y la reconciliación… Y, así, infinidad de voces claman por el cese de la guerra. Es necesario perdonar, digo yo, porque la guerra solo produce dolor y necesidad de venganza, y la venganza se perpetúa y lacera el espíritu de todos. Es necesario, sobre todas las cosas del mundo, dejar atrás nuestros doscientos años de país belicoso y explorar de esta manera las posibilidades del progreso. Para mí es claro el mensaje que entrega el personaje de la película The Railway Man (Jonathan Teplitzky, 2013): “Algún día el odio tiene que terminar”. También en Colombia.
César Alzate Vargas es periodista y escritor. Ha publicado las novelas La ciudad de todos los adioses, Mártires del deseo y La familia perfecta; el volumen de cuentos Medellinenses; la compilación de crónica periodística y crítica cinematográfica Para agradar a las amigas de mamá y la investigación Encuentros del cine y la literatura en Colombia. Profesor de Periodismo en la Universidad de Antioquia y director del periódico De la Urbe, escribió este texto para la Agenda Cultural Alma Máter.
La memoria como deber Judith Nieto
Para la historia de un hombre, un pueblo o una nación, no puede haber un acontecimiento tan conmovedor como la pérdida de la memoria; o en su defecto, la incapacidad para retener aquello que ha sido motivo de la razón de ser de su existencia. Por esto, mantener vigente la memoria es estar frente a una batalla con el tiempo, tantas veces guardián del pasado, y tantas otras, responsable único de ocultar lo que ha acontecido. Con lo anterior, reitero que reflexionar acerca de un problema como el de la memoria y el olvido, en un escenario para nada exento del conflicto y de sus efectos, ha sido el motivo orientador de estas páginas, aunque no puede excluirse la mirada de perplejidad a la que nos han abocado algunas situaciones propias del panorama político nacional, en cuanto nos convierten en asistentes de una realidad extraña y con un común denominador: vernos cercanos a procesos de paz que siempre se abortan; y lo peor, que siempre, siempre, se olvidan. Así, la desmemoria tiene la propiedad de obrar como castigo fatal, máxime cuando es colectiva, pues es admitido que algunos olviden, pero es imperdonable que la mayoría lo haga; y que en medio de tal situación pretendan continuar la historia. Ahora bien, merece destacarse que en la revisión de fuentes llama la atención cómo el común de los autores, en particular los del sial referirse a la memoria y al asociarla glo con aquello que deja huellas, se remiten casi en exclusivo a Auschwitz, al laboratorio del mal, como lo califica Manuel-Reyes Mate, una de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Auschwitz fue un experimento que dejó
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Juan Osorno. Sobre la ramificación. Lápiz sobre papel. 21 x 14,8 cm. 2015
en evidencia —como expresan las víctimas de esta práctica de muerte selectiva— algunas leyes del funcionamiento de la historia, presentes en confrontaciones de diferentes geografías. Se trata, en primer lugar y siguiendo a Reyes Mate, de “la ley de la doble muerte en el mismo crimen: muerte física y hermenéutica. El nazismo, lo sabemos, reducía a polvo o cenizas los cuerpos de los judíos, para no dejar huella, pero también se afanaba en no darle importancia. Es el momento del discurso invisibilizador” (2012-2013, p. 6). 2016 | Noviembre
dos invocan la memoria como deber; de ahí el “nunca más”. Esta súplica ocurre en cuanto se ha sido atormentado con lo impensable, lo injusto, con eso que imperativamente da qué pensar, según paráfrasis del mismo autor. Entonces, la barbarie se evita en términos de la no repetición, si se tiene presente lo acontecido. Es donde descansa el deber de la memoria, en mantener presente aquello que deja huellas. De ahí que, si se insiste en esta ley, en la del deber de la memoria, se entiende que, además de una dimensión de tiempo y una de orden hermenéutico, se trata de rescatar el pasado, y de ir en pos de lo oculto, así como de lo invisibilizado por el presente. Así, aclara Reyes Mate:
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Juan Osorno. Estudios internos. Lápiz sobre papel. 21 x 14,8 cm. 2015
Este debate ha continuado desde entonces (desde el periodo 1933-1945, en el que se llevó a cabo el genocidio nazi contra la población judía europea) hasta hoy. Para ello, basta hacer presente una de las características de los crímenes cometidos en Colombia por las FARC-EP que, en casos considerables, trata de desaparecer toda huella del hecho cometido, todo rastro del curso de los cadáveres; en lo posible, al destinarlos al lecho oscuro de los ríos, por ejemplo. La ley de la doble muerte también está presente y prospera en la guerra civil colombiana. No es algo exclusivo del pasado nazi. En segundo lugar, está “la ley del deber de la memoria” que, en palabras de Reyes Mate, se manifiesta cuando las víctimas son liberadas y gritan “nunca más”. Lo vivido ocupa el lugar de lo irrepetible y, para evitarlo, los lesionaNoviembre | 2016
La tarea de la memoria no es solo histórica —traer el pasado al presente—, sino también interpretativa; esto es, amerita una pregunta por el sentido moral y político que ese pasado tiene para el presente. Todo ese territorio es competencia del deber de la memoria. En todos esos momentos estamos obligados a pensar teniendo como punto de partida la experiencia de la negación, llámese barbarie, holocausto, Hiroshima, injusticia o sufrimiento. (2012-2013, p. 7) Hoy podemos nombrar ejemplos similares y próximos en el tiempo, como los casos de Afganistán, Libia, Somalia, Pakistán, Yemen, Irán y Siria, además del conflicto árabe e israelí que se mantiene, mundos divididos y desde los que surgen voces para denunciar los efectos materializados en exclusión, desplazamiento y guerra, unos y otra, encendidos por el fundamentalismo o por el silencio impuesto, por la palabra perseguida de una época terrible. Experiencias que, traídas a geografías de este lado del océano, pueden nombrarse como desaparición forzada, secuestro, masacre, descuartizamiento y, por supuesto, muerte. Una muerte que nos obliga a volver pensativos a los versos de Antígona, de Sófocles: “Han muerto, y los que están vivos son culpables de la muerte” (Antígona, v. 1173).
Entonces, luego de las dos leyes expuestas, desarrolladas por Reyes Mate, ese gran pensador del conflicto global y sus siniestros efectos humanos y sociales exacerbados por una de estas leyes terribles (de la doble muerte), concluimos que el deber de la memoria es con las víctimas —la sociedad también es víctima—. Se hace memoria para recuperarlas y para devolverles el “ser ciudadano” que les fue arrebatado al sumirlas en la condición de ofendidas y de agredidas. Una forma de hacer justicia y hacerlo para la víctima, expresa el autor, es “Reconocerle su pleno derecho de ciudadanía” (2012-2013, p. 8), el que se espera sea concedido una vez la racionalidad y la sensatez ocupen el lugar correspondiente en los esfuerzos de paz que permanecen en la población colombiana, pese a los desconcertantes resultados del plebiscito celebrado el pasado 2 de octubre.
Juan Osorno. Sobre el crecimiento vertical (fig 50). Lápiz sobre papel. 21 x 15 cm. 2016
Todas estas son estrategias invisibilizadoras y propagadas en el presente en algunas ciudades y regiones colombianas, en particular en Barrancabermeja —quizá la ciudad santandereana más golpeada con la violencia ejercida por diversos actores—, Buenaventura, Bojayá, Mapiripán, El Salado, El Catatumbo, por nombrar solo contados escenarios donde lo siniestro ha ocupado el primer lugar. Aquí, como en Auschwitz, Hiroshima o Teherán, la experiencia de la negación, del acrecentamiento de los “ausentes” exprimidos por la guerra es palpable. Es una dolorosa vivencia de injusticia prolongada y, por ende, de sufrimiento. El horror humano al que ha llegado la confrontación de todos los tiempos y, en particular, la guerra civil vivida y prolongada por más de medio siglo en el país, parece desconocer los límites.
De ahí la importancia de tener presente que —como reza el comienzo de esta breve meditación— mantener vigente la memoria es estar frente a una batalla con el tiempo, tantas veces guardián del pasado y, tantas otras, responsable único de ocultar lo que ha acontecido.
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Referencias Mate, M-R. (2012-2013), “De la memoria a la reconciliación, una elipse incómoda”, en: Pasajes. Revista de Pensamiento Contemporáneo, Valencia, Universidad de Valencia. Sófocles (2000). “Antígona”, en: Tragedias, Madrid, Gredos.
Judith Nieto López es Doctora en Ciencias Humanas, mención: Literatura y Lingüística. Actualmente se desempeña como profesora en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. Ha publicado, entre otros, los libros: De literatura e historia: Manuela Sáenz entre el discurso del amor y el discurso del otro, Pluma derrotada y Todo enfermo es un hombre. Escribió este texto para la Agenda Cultural Universidad de Antioquia.
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La emboscadura (fragmento) Ernst Jünger
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I
“ rse al bosque”, “emboscarse”, lo que se esconde detrás de esas expresiones no es una actividad idílica. Antes, al contrario, el lector de este escrito habrá de disponerse a emprender una excursión que da qué pensar; una caminata que conducirá no sólo más allá de los senderos trillados, sino también más allá de los límites de este libro.
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La cuestión que aquí se trata es una cuestión medular de nuestro tiempo; es decir, una cuestión que en todo caso entraña peligros amenazadores. Al igual que lo hicieron en su momento nuestros padres y nuestros abuelos, también nosotros hablamos mucho de ¡cuestiones”. De entonces hasta ahora, eso que se denomina en este sentido una “cuestión” ha sufrido ciertamente cambios significativos. ¿Hemos llegado a cobrar conciencia de esto en grado suficiente? No quedan tan lejos de nosotros los tiempos en que tales cuestiones eran vistas como grandes enigmas — como el “enigma del mundo”, por ejemplo — y abordadas con optimismo; con un optimismo que se creía capaz de hallarles solución. Las otras cuestiones, diferentes de estas, eran consideradas más bien como problemas prácticos; así, la cuestión femenina o la cuestión social en general. También de estos problemas se pensaba que eran solucionables, aunque la solución no se esperaba tanto de la investigación como de la evolución de la sociedad hacia unos órdenes nuevos. Entretanto, la cuestión social ha quedado resuelta en vastas zonas de nuestro planeta. La
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sociedad sin clases ha hecho evolucionar de tal manera esa cuestión, que ésta ha pasado a convertirse más bien en una parte de la política exterior. Esto no quiere decir, naturalmente, que estén desapareciendo sin más las cuestiones, como se creyó en los primeros momentos de euforia — por el contrario, afloran a la superficie otras cuestiones; unas cuestiones distintas de las anteriores y más candentes que ellas. De una de estas cuestiones vamos a ocuparnos aquí.
2 El lector habrá hecho ya en sí mismo la experiencia de que la esencia de las “cuestiones” ha sufrido cambios. Vivimos en unos tiempos en que continuamente están acercándose a nosotros poderes que vienen a hacernos preguntas; a plantearnos cuestiones. Y esos poderes no están llenos únicamente de un afán ideal de saber. Al aproximarse a nosotros con sus cuestiones, lo que de nosotros esperan no es que aportemos una contribución a la verdad objetiva; más aún: ni siquiera esperan que contribuyamos a la solución de los problemas. A lo que esos poderes conceden valor no es a nuestra solución, sino a nuestra respuesta a las preguntas que nos hacen. Esta diferencia es importante. Aproxima la cuestión al cuestionario, el interrogante al interrogatorio. Eso puede estudiarse bien en la evolución que nos lleva de la papeleta del voto al folio del cuestionario. La papeleta de voto tiene como objetivo verificar unas relaciones numéricas y evaluarlas. Pretende averiguar qué es lo que el votante quiere, y
el proceso electoral se orienta a que esa voluntad del votante pueda expresarse con limpieza, sin sujeción a influencias ajenas. De ahí que la votación vaya acompañada también de un sentimiento de seguridad y aun de un sentimiento de poder, tal como corresponde a un acto libre de la voluntad ejecutado en el ámbito del derecho. El hombre de nuestros días que se ve precisado a responder a un cuestionario está muy lejos de sentir tal seguridad. Las respuestas que da se hallan cargadas de graves consecuencias; de las contestaciones que ese hombre dé, depende a menudo su propia suerte. Vemos cómo el ser humano está llegando a una situación en la cual se le exige que él mismo genere unos documentos que están calculados para provocar su ruina. Y son a menudo cosas tan irrelevantes las que hoy en día provocan la ruina... Es evidente que lo que empieza a manifestarse en este cambio del modo de hacer preguntas es un orden de cosas enteramente diferente del que encontrábamos a comienzos de este siglo. En este nuevo orden no existe ya la antigua seguridad, y nuestro pensamiento se ve forzado a acomodarse a ello. Las preguntas arremeten contra nosotros con un rigor y una urgencia cada vez mayores, y nuestro modo de contestar adquiere un significado cada vez más grave. Aquí es preciso tener en cuenta que también el callar es una respuesta. Nos preguntarán entonces por qué hemos callado en tal momento y en tal lugar y nos pasarán la factura. Tales son las disyuntivas de nuestro tiempo, a las que nadie escapa. Es notable el modo en que, estando así las cosas, todo se convierte en una respuesta, tal como aquí la entendemos, con lo cual todo se convierte también en materia de responsabilidad. Tal vez no se vea todavía con claridad suficiente, ni siquiera hoy, en qué medida la papeleta de voto, por poner un ejemplo, se ha transformado en folio de cuestionario. Pero eso
Juan Osorno. Protuberancias 2. Lápiz sobre papel. 21 x 15 cm. 2016
lo tiene desde luego bien claro, en la medida en que actúa, todo ser humano que no posea realmente la suerte de vivir en un parque natural protegido. Son nuestras actuaciones, más que las teorías que hacemos, las que hacen que estemos a tono con los peligros que nos amenazan. Ahora bien, no adquiriremos una seguridad nueva si no recapacitamos sobre esto. El votante en que aquí estamos pensando se acercará, pues, a la urna con unos sentimientos enteramente distintos de aquellos que experimentaban su padre o su abuelo. Desde luego que hubiera preferido, con mucho, mantenerse alejado de la urna. Ahora bien, en ese alejamiento se hubiera expresado una respuesta inequívoca. Pero también aparece peligrosa la participación, puesto que no debe olvidarse que existe la dactiloscopia, la ciencia de las huellas digitales, y también unos métodos estadísticos muy sutiles.
¿Por qué, pues, votar, es decir, elegir, en una situación en la que ya no queda elección? La respuesta que a esta pregunta se da es que, al ofrecerle a nuestro votante la papeleta de voto, se le ofrece la ocasión de participar en un acto de aclamación. No a todo el mundo se lo considera digno de semejante ventaja; así, en las listas faltarán, sin ningún género de duda, los nombres de los innumerables desconocidos de los que se reclutan los nuevos ejércitos de esclavos. De ahí que el votante acostumbre a saber qué es lo que de él se aguarda. Hasta aquí las cosas están claras. A medida que van desarrollándose las dictaduras, se van reemplazando también las elecciones libres por plebiscitos. Pero el ámbito abarcado por estos es mayor que el que, con anterioridad a ellos, ocupaban las elecciones. Lo que ocurre es, más bien, que la elección misma se convierte ahora en una de las modalidades del plebiscito. Este puede tener un carácter público, lo cual ocurre en los sitios donde se exponen a la vista los caudillos o los símbolos del Estado. El espectáculo de grandes masas movidas por las pasiones es uno de los más importantes signos indicativos de que hemos entrado en una edad nueva. En los sitios donde se ejerce tal fascinación, domina, si no la unidad de ánimo, sí la unidad de voces, pues si aquí se alzase una voz diferente se formarían a su alrededor remolinos que aniquilarían a quien la profiriese. De ahí que la persona singular que quiere hacerse notar de esa manera pueda también decidirse en el acto a cometer un atentado: en sus consecuencias aboca a lo mismo. Pero en los sitios donde el plebiscito se disfraza con la modalidad de las elecciones libres se concederá valor a mantener secreto su carácter de plebiscito. La dictadura pretende de ese modo aducir una demostración no solamente de que se apoya en la mayoría, sino que el aplauso de esta tiene al mismo tiempo sus raí-
ces en la libre voluntad de cada cual. El arte del caudillaje no consiste sólo en plantear bien la pregunta, sino, a la vez, en escenificarla bien —en su puesta en escena— y esta es un monopolio. La puesta en escena tiene la misión de presentar el proceso como un coro avasallador que mueve a terror y admiración. Hasta aquí las cosas parecen clarísimas, aunque a un espectador de determinada edad le resultan desde luego novedosas. El votante se ve confrontado a una pregunta tal, que resulta recomendable contestarla en el sentido deseado por quien la hizo, y ello por motivos aplastantes. Pero la verdadera dificultad está en que al mismo tiempo debe conservarse la ilusión de la libertad. Con ello la cuestión desemboca en la estadística, como que en ella desembocan todos los procesos morales que se dan en estos ámbitos. Vamos a ocuparnos en sus detalles con cierto detenimiento. Serán los que nos conduzcan a nuestro tema.
3 Unas votaciones en las cuales el cien por cien de los votos concuerde con lo deseado es una cosa que casi no plantea ninguna dificultad desde el punto de vista técnico. Ya ha habido casos en que se ha alcanzado esa cifra; incluso se han dado casos en que se la ha sobrepasado. Al aparecer hubo en algunos distritos electorales un número de votos mayor que de votantes. Lo que tales incidentes ponen de manifiesto son fallos en la dirección escénica, fallos que no todas las poblaciones están dispuestas a consentir. En los sitios en que operan propagandistas más sagaces, las cosas se presentan más o menos de la manera siguiente: el cien por cien; una cifra ideal y, como todos los ideales, algo que nunca puede alcanzarse. Pero es posible acercarse a esa cifra, de modo muy similar a como en los deportes cabe acercarse en fracciones de segundo o de metro a ciertos records que también son inalcanzables. Una enorme cantidad de cálcu-
lado, ese dos por ciento otorga curso legal al restante noventa y ocho por ciento de los votos, pues testifica que cada uno de los que votaron de este último modo podría haber votado en el mismo sentido en que lo hizo aquel dos por ciento. Con ello adquieren valor los “síes”. Se convierten en algo auténtico y que tiene completa validez. Para las dictaduras es importante demostrar que en ellas no está extinguida la libertad de decir “no”. Este es uno de los máximos cumplidos que cabe rendir a la libertad.
Juan Osorno. Fenómenos oculares 2 ( fig. 323). Lápiz e hilo rojo sobre papel. 21 x 15 cm. 2016
los complicados es lo que a su vez determina en qué grado cabe acercarse al ideal. En aquellos sitios donde las dictaduras están ya firmemente asentadas, un noventa por ciento de “síes” sería algo que se apartaría demasiado del ideal. No cabe confiar en que a las masas se les ocurrirá la idea de que en todo diez por ciento se oculta un enemigo secreto. En cambio, una cifra de votos nulos y de “noes” que se moviese en torno al dos por ciento sería no sólo soportable, sino también favorable. Pero nosotros no vamos a considerar ese dos por ciento como algo residual ni a dejarlo, por tanto, de lado. Ese dos por ciento merece que le dediquemos un estudio detallado. Precisamente en los residuos es donde hoy en día se encuentran las cosas insospechadas. El provecho que de ese dos por ciento saca el organizador de las elecciones es doble: por un
La segunda ventaja de ese dos por ciento que estamos estudiando consiste en que mantiene el movimiento continuo del cual no pueden prescindir las dictaduras. Ese es el motivo por el que estas suelen presentarse siempre como un “partido”, cuando en realidad eso es absurdo. Si se alcanzase el cien por cien de los votos, se alcanzaría el ideal. Pero esto traería consigo los peligros que siempre van anexos al cumplimiento pleno de algo. También es posible dormirse en los laureles de la guerra civil. En presencia de toda gran fraternización es preciso preguntarse: pero el enemigo ¿dónde está? Tales inclusiones son al mismo tiempo exclusiones, exclusiones de un tercero, de un tercero al que se odia, pero del que no es posible prescindir. La propaganda ha de recurrir a una situación en la cual, ciertamente, al enemigo del Estado, al enemigo de la clase, al enemigo del pueblo, se le han propinado recios golpes en la cabeza y aun se lo ha convertido casi en una cosa ridícula, pero que, a pesar de ello, todavía no se ha extinguido del todo. Las dictaduras no pueden vivir de la adhesión pura, si al mismo tiempo el odio, y con él el terror, no procuran los contrapesos. Ahora bien, el terror se tornaría absurdo si los votos fueran buenos en un cien por cien. En ese caso el terror golpearía únicamente a hombres justos. Este es el segundo significado que posee el aludido dos por ciento. Él es la demostración de que los buenos son, sí, una inmensa mayoría, pero no se hallan enteramente libres de peligros. En cambio, cabe suponer que, en presencia de una unidad tan
convencida, solamente una contumacia muy especial puede negarse con su comportamiento a participar de ella. Quienes así actúan son saboteadores que utilizan la papeleta de voto; ¿y qué hay más sencillo que pensar que tales individuos pasarán a otras formas de sabotaje, si se les presenta la ocasión? Este es el punto en que la papeleta de voto se transforma en folio de cuestionario. Aquí no es necesario suponer que vayan a exigirse responsabilidades individuales por la respuesta dada, pero de lo que sí se puede estar seguro es de que existen relaciones numéricas. Se puede estar seguro de que ese dos por ciento aparecerá también, de acuerdo con las reglas de la contabilidad por partida doble, en unos registros diferentes de los de la estadística electoral. Aparecerá, por ejemplo, en las listas de nombres de los presidios y de los campos de trabajo, o en aquellos lugares donde es Dios el único que cuenta las víctimas. Tal es la segunda función que esa diminuta minoría desempeña en relación con la inmensa mayoría. La primera función consistía, como hemos visto, en ser la minoría que otorgaba valor —más aún: realidad— a la mayoría del noventa y ocho por ciento. Más importante que esto es, empero, lo siguiente: nadie desea que lo cuenten entre ese dos por ciento. Ese dos por ciento pone a la vista un insidioso tabú. Al contrario, cada cual otorgará importancia a que se difunda bien difundido que el voto emitido por él ha sido un voto bueno. Y si acaso el individuo en cuestión formase parte del mencionado dos por ciento, ocultará eso aun a sus mejores amigos. Otra ventaja del aludido tabú consiste en que está dirigido también contra la clase de los que no votan, contra los que se abstienen. La actitud consistente en no participar en las elecciones es una de las que llenan de inquietud a Leviatán; pero quien es ajeno al asunto tiende a sobreestimar la posibilidad de la abstención. En vista de los peligros que la amenazan, esa
actitud se esfuma con rapidez. Siempre podrá contarse, pues, con una participación casi total en las elecciones, y no será mucho menor el número de los votos emitidos en el sentido deseado por quien hizo la pregunta. El votante dará importancia a que lo vean emitiendo su voto. Si desea proceder con total seguridad, también mostrará a algunos de sus conocidos la papeleta antes de introducirla en la urna. Lo mejor es hacer eso recíprocamente; así se podrá luego testificar que la cruz estaba puesta en el lugar debido. En esto hay un gran número de instructivas variantes. El buen europeo que no ha podido estudiar tales situaciones no puede hacerse idea de ellas ni aun en sueños. Así, un personaje que siempre se repite es el buen señor que entrega su papeleta al tiempo que dice, más o menos, esta frase: —Pues también cabría depositarla abierta. A lo que el funcionario electoral responde, con una sonrisa benévola y sibilina: —Desde luego, desde luego... Pero no debe hacerse. Realizar una visita a tales lugares es algo que agudiza la vista para estudiar los problemas del poder. Uno se aproxima aquí a uno de sus centros vitales. Pero nos llevaría demasiado lejos el ocuparnos en los pormenores del montaje. Vamos a contentarnos con el estudio de un personaje singular, el del hombre que entra en uno de esos locales con el firme propósito de votar “no”.
4 Tal vez no sea tan singular el propósito de nuestro hombre. Es posible que muchos otros compartan esa misma intención; probablemente su número represente una cantidad significativamente mayor que el mencionado dos por ciento del cuerpo electoral. La puesta en escena de las elecciones se propone hacer
creer a nuestro hombre, por el contrario, que se encuentra muy solo; y no sólo eso, la mayoría debe resultar imponente no sólo por su número, sino también por los signos de una superioridad moral. Cabe suponer que nuestro votante ha sabido resistir, gracias a su capacidad de discernimiento, a la propaganda, a una propaganda prolongada e inequívoca, que con gran habilidad ha ido intensificándose hasta el día mismo de las elecciones. No ha sido fácil la tarea de resistir. A lo anterior se añade que la adhesión que de él se demanda se ha revestido con la modalidad de unas preguntas sumamente respetables; se le invita a participar en unas votaciones en favor de la libertad o en pro de la paz. Ahora bien, ¿quién no ama la paz y la libertad? Habría que ser un monstruo para no amarlas. Esta mera circunstancia confiere un carácter criminal al “no”. El votante que emite un voto malo se asemeja al criminal que se aproxima sigilosamente al lugar del delito.
Juan Osorno. Intersecciones. Lápiz sobre papel. 21 x 15 cm. 2016
En cambio, el votante que emite un voto bueno, ¡de qué modo tan diferente se siente reconfortado por el día de las elecciones! Ya mientras estaba desayunando recibió a través de la radio la última incitación, las últimas instrucciones. Sale luego a la calle, donde reina un ambiente de jornada festiva. En todas las casas, en todas las ventanas hay banderas colgadas. En el patio del local donde se vota lo recibe una pequeña banda que está interpretando marchas militares. Los músicos van vestidos de uniforme; tampoco en la sala donde se vota faltan los uniformes. Como se halla entusiasmado, al elector bueno se le escapará, en cambio, que apenas puede decirse que exista una cabina cerrada donde rellenar la papeleta.
papeletas se rellenan sobre una mesa que tal vez se halle cubierta por los restos de un paño verde. No cabe duda de que el montaje está muy bien pensado. No es probable que pueda verse la casilla que el votante va a marcar con una cruz. ¿Pero está enteramente excluido lo contrario? La víspera ha oído susurrar que las papeletas han sido numeradas con unas máquinas de escribir carentes de cinta. Al mismo tiempo ha de asegurarse de que el hombre que se encuentra a sus espaldas no está mirando por encima de su hombro lo que escribe. Desde la parte alta de la pared lo contempla, con una sonrisa helada, un retrato gigantesco del jefe del Estado, vestido asimismo de uniforme.
Es en ese detalle en lo que ante todo se fija, claro está, la atención del elector malo. Con el bolígrafo en la mano, se ve enfrentado a un colegio electoral que va vestido de uniforme; su proximidad le produce desconcierto. Las
La papeleta de voto, a la que ahora vuelve su atención nuestro hombre, irradia asimismo una fuerza sugestiva. Esa papeleta es el resultado de unos cálculos cuidadosos. Debajo de la frase “Elecciones en favor de la libertad” se ve
Tenemos la impresión de que nuestro hombre ha ido a caer en una trampa. Esto no hace menos admirable su comportamiento. Es cierto que su “no” constituye un mero gesto ejecutado en una posición perdida; pero, a pesar de todo, causará efecto. Esto no se notará, desde luego, en aquellos sitios donde el viejo mundo continúa bañándose en los rayos del sol poniente; no se notará en las hermosas colinas, en las islas, en suma, allí donde reinan climas más templados. En cambio, el otro noventa y ocho por ciento de los votos emitidos sí que causa en los citados sitios una impresión enorme y, como hace ya mucho tiempo que viene celebrándose de una manera cada vez más irreflexiva el culto de la mayoría, se pasa por alto el mencionado dos por ciento. El papel de este consiste en hacer visible, en forma aplastante, a la mayoría, pues esta dejaría de serlo si se hubiera alcanzado el cien por cien de los votos.
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Juan Osorno. Anomalías oculares. Lápiz sobre papel. 21 x 15 cm. 2016
un gran círculo: “Aquí es donde debes poner tu ‘sí’”. Junto a él casi desaparece un segundo círculo, un círculo pequeño, destinado al “no”. Ha llegado el gran momento: el votante se dispone a poner una marca en su papeleta. Coloquémonos mentalmente a su lado; efectivamente, ha votado “no”. Es cierto que ese acto constituye una encrucijada de ficciones, que ya investigaremos: las elecciones, los electores, los carteles electorales, todas esas cosas son etiquetas que aluden a realidades y procesos enteramente distintos. Son un espejismo. Mientras se hallan en proceso de ascenso, las dictaduras viven en gran parte del hecho de que aún no haya sido posible descifrar sus jeroglíficos. Hasta más tarde no encuentran su Champollion, el cual, ciertamente, no restituye la antigua libertad. Pero sí enseña a dar una respuesta correcta. Noviembre | 2016
Por tanto, en los países donde aún se conocen las elecciones auténticas, un éxito tan grande como ese, la obtención de un noventa y ocho por ciento de los votos, provocará primero asombro y respeto, y luego envidia. Si el efecto de semejante éxito se deja sentir también en la política exterior, entonces esos sentimientos pueden trocarse de repente en odio y desprecio. Pero también en este caso se pasará por alto a los dos justos, al contrario de lo que hizo Dios en Sodoma. Se oirá decir que en aquel país se han conjurado todos con el mal y que se hallan maduros para una ruina bien merecida. […]
Ernst Jünger (Heidelberg, Alemania, 1895 – Riedlingen, Alemania 1998) publicó, entre otros, los libros: Juegos africanos, Tempestades de acero, El corazón aventurero, El trabajador, Sobre los acantilados de mármol y La emboscadura (Barcelona, Tusquets, 2002, 174 p.), de donde extractamos el fragmento aquí publicado con fines reflexivos y académicos.
Prográmate CON BIENESTAR UNIVERSITARIO Lugar: salvo que se suministre información diferente, las actividades se llevan a cabo en el bloque 22, aula 302 y el requisito de participación es ser estudiante activo de la Universidad de Antioquia y presentar la TIP Mayor información: teléfonos: 219 54 30, 219 54 40 • Organiza: Bienestar Universitario * Para participar en la actividad de apoyo social Recambio de anticonceptivos son requisitos: asistir una vez al año al taller de sexualidad responsable, contar con resultados de citología y examen de mama, tener fórmula médica del anticonceptivo utilizado, presentar el carné de recambio y una o dos cajas vacías del medicamento utilizado (dependiendo del laboratorio)
Martes 1 Espacio formativo semanal Orientación vocacional A cargo: Julia Beatriz López Hora: 10:00 a. m.-12:00 p. m.
Actividad de apoyo social Recambio de anticonceptivos
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A cargo: Adriana Mazo Chavarría Lugar: bloque 16, primer piso Hora: 10:00 a. m.-12:00 p. m. Con requisitos* Asesoría grupal “Leo, releo y no comprendo.” A cargo: Juan Guillermo Hernández Hora: 4:00 p. m. a 6:00 p. m.
A cargo: Carla Flórez Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m.
Taller libre de baile A cargo: Walter Gómez Palacio Lugar: Coliseo Universitario Hora: 12:00 a 1:00 p. m.
Taller Grupo de reflexión sobre adicciones A cargo: Jaime Alonso Mejía Hora: 2:00 a 3:00 p. m.
Viernes 4 Taller de Danza Árabe
Miércoles 2
Coordina: Gloria Pérez Lugar: Coliseo Universitario, salón de danzas 2 Hora: 2:00-4:00 p. m. Dirigido a: comunidad universitaria
Actividad formativa Sexualidad responsable
Muestra de danza árabe
A cargo: Adriana Mazo Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m.
Actividad de apoyo social Recambio de anticonceptivos A cargo: Adriana Mazo Chavarría Lugar: bloque 22, aula 310, consultorio médico oficina Prosa. Hora: 2:00 a 4:00 p. m. Con requisitos*
Jueves 3 Orientación y asistencia Conversaciones sobre duelos amorosos Noviembre | 2016
A cargo: Academia Ashala Danzas Coordina: Gloria Pérez Lugar: hall Bloque 9. Hora: 4:30 p. m. Dirigido a: comunidad universitaria
Martes 8 Espacio formativo semanal Orientación vocacional A cargo: Julia Beatriz López Hora: 10:00 a. m.-12:00 p. m.
Actividad de apoyo social Recambio de anticonceptivos
A cargo: Adriana Mazo Chavarría Lugar: Seccional Oriente Hora: 10:00 a. m.-3:00 p. m. Con requisitos*
Asesoría grupal “Leo, releo y no comprendo.” A cargo: Juan Guillermo Hernández Hora: 4:00 a 6:00 p. m.
Miércoles 9 Actividad formativa ¿Enamoramiento, amor, dependencia, apego…? A cargo: Carla Flórez. Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m.
Actividad de apoyo social Recambio de anticonceptivos A cargo: Adriana Mazo Chavarría Lugar: bloque 22, aula 310, consultorio médico oficina Prosa. Hora: 2:00 a 4:00 p. m. Con requisitos*
Jueves 10 Taller libre de baile A cargo: Walter Gómez Palacio Lugar: Coliseo Universitario Hora: 12:00 a 1:00 p. m.
Grupo de reflexión Sobre adicciones
Miércoles 16 Actividad formativa Infecciones de transmisión sexual A cargo: Adriana Mazo Chavarría Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m.
Actividad de apoyo social Recambio de anticonceptivos A cargo: Adriana Mazo Chavarría Lugar: bloque 22, aula 310, consultorio médico oficina Prosa. Hora: 2:00-4:00 p. m. Con requisitos*
Jueves 17 Conversaciones sobre duelos amorosos A cargo: Carla Flórez Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m.
Taller libre de baile A cargo: Walter Gómez Palacio Lugar: Coliseo Universitario Hora: 12:00 a 1:00 p. m.
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Grupo de reflexión Sobre adicciones A cargo: Jaime Alonso Mejía Hora: 2:00 a 3:00 p. m.
Viernes 18
A cargo: Jaime Alonso Mejía Hora: 2:00 a 3:00 p. m.
Espacio formativo semanal Acompañamiento en hábitos y técnicas de estudio
Viernes 11
A cargo: Alexander González y Liana Mejía Hora: 2:00 a 4:00 p. m.
Espacio formativo semanal Acompañamiento en hábitos y técnicas de estudio
Domingo 20
A cargo: Alexander González y Liana Mejía Hora: 2:00 a 4:00 p. m.
Concierto Presentación Estudiantina Universitaria
Martes 15
A cargo: Leonel Molina Lugar: Parque Explora. Hora: 7:30 p. m.
Espacio formativo semanal Orientación vocacional
Lunes 21
A cargo: Julia Beatriz López Hora: 10:00 a. m.-12:00 p. m.
Actividad Formativa Bienestar en tu dependencia
Asesoría grupal “Leo, releo y no comprendo” A cargo: Juan Guillermo Hernández Hora: 4:00 a 6:00 p. m.
Fechas: 21 al 25 de noviembre de 2016 A cargo: Carolina Roldán Lugar: Escuela de Microbiología Hora: 8:00 a. m. a 4:00 p. m. Requisito: presentar la TIP 2016 | Noviembre
Asesoría grupal Ansiedad en pruebas académicas A cargo: María José Sandstede Hora: 3:00 a 5:00 p. m.
A cargo: Jaime Alonso Mejía Hora: 2:00 a 3:00 p. m.
Martes 22
Viernes 25
Actividad de apoyo social Recambio de anticonceptivos
Espacio formativo semanal Acompañamiento en hábitos y técnicas de estudio
A cargo: Adriana Mazo Chavarría Lugar: Facultad de Enfermería, primer piso Hora: 10:00 a 11:30 a. m. Con requisitos*
Lunes 28
Espacio formativo semanal Orientación vocacional A cargo: Julia Beatriz López Hora: 10:00 a. m.-12:00 p. m.
Asesoría grupal “Leo, releo y no comprendo” A cargo: Juan Guillermo Hernández Hora: 4:00 p. m. a 6:00 p. m.
26
Grupo de reflexión Sobre adicciones
Miércoles 23 Actividad formativa Sexualidad responsable A cargo: Adriana Mazo Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m.
Actividad de apoyo social Recambio de anticonceptivos
A cargo: Alexander González y Liana Mejía Hora: 2:00 a 4:00 p. m.
Espacio formativo Claves para hablar en público A cargo: María José Sandstede Hora: 3:00 a 5:00 p. m.
Martes 29 Actividad de apoyo social Recambio de anticonceptivos A cargo: Adriana Mazo Chavarría Lugar: Ciudadela Robledo Hora: 10:00 a 11:30 a. m. Con requisitos*
Espacio formativo semanal Orientación vocacional A cargo: Julia Beatriz López Hora: 10:00 a. m.-12:00 p. m.
A cargo: Adriana Mazo Chavarría Lugar: bloque 22, aula 310, consultorio médico oficina Prosa. Hora: 2:00-4:00 p. m. Con requisitos*
Asesoría grupal “Leo, releo y no comprendo”
Jueves 24
Miércoles 30
Conversaciones sobre duelos amorosos
Ciclo de cine: Diversidades sexuales
A cargo: Carla Flórez Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m.
Taller libre de baile A cargo: Walter Gómez Palacio Lugar: Coliseo Universitario, Salón de Danzas 2, tercer piso Hora: 12:00 a 1:00 p. m. Requisito: vinculación como empleado, docente o estudiante de pregrado de la UdeA. No requiere inscripción Noviembre | 2016
A cargo: Juan Guillermo Hernández Hora: 4:00 a 6:00 p. m.
“Transamérica”, Duncan Tucker, Estados Unidos, 2005, 103’ Coordina: Carla Flórez. Lugar: bloque 22-302 Hora: 10:00 a. m. a 12:00 p. m.
Actividad de apoyo social Recambio de anticonceptivos A cargo: Adriana Mazo Chavarría Lugar: bloque 22, aula 310 consultorio médico oficina Prosa. Hora: 2:00-4:00 p. m. Con requisitos*
Prográmate CON EL MUSEO UNIVERSITARIO Visita el Museo Universidad de Antioquia ¡Vive el Museo! Nuestro horario: Lunes a jueves: 8:00 a. m. a 5:45 p. m. Viernes: 8:00 a. m. a 3:45 p. m. Sábado: 9:00 a. m. a 12:45 p. m. #ViveelMuseo #MuseoUdeA #LaMagiaenelMuseo #TachuelaenColombia Si no tienes vínculos con la Universidad de Antioquia y deseas visitar el MUUA, puedes solicitar el permiso de ingreso con 24 horas de anticipación marcando al número de teléfono: 2198186 http://museo.udea.edu.co. Mayor información: proyectoseducacionmuseo@udea.edu.co / 2195185
SERVICIOS PERMANENTES: Visitas guiadas, Cursos y talleres y Maletas viajeras Información sobre condiciones, requisitos y costos comunicarse con: coordinacioneducacionmuseo@ udea.edu.co / teléfono: 2198185
TALLERNAUTAS Sábados de noviembre (5, 12, 19 y 26) Ciclo: Las “vacas” de fin de año Hora: 10:20 a. m. Lugar: hall entrada al MUUA Costo: $ 4.000
TÍTERES EN ESCENA Dirigido a: grupos familiares con niños y niñas entre los 0 a 12 años Hora: 11:30 a. m. Lugar: auditorio principal MUUA Entrada libre • 12 de noviembre: Azul, ya bañate • 26 de noviembre: Hablando con los animales • 3 de diciembre: ¡¡¡Amaaaá!!!: ¿dónde están los buñuelos?
CAFÉ EN EL MUSEO Café en el Museo, es un espacio de encuentro informal con los visitantes del MUUA para de una manera espontánea recorrer los espacios del Museo y dialogar sobre las exposiciones. Se realiza todos los miércoles a la 1:00 p. m. Mayores informes: artesmuseo@udea.edu.co / 2198184
EXPOSICIONES PERMANENTES • Exposición larga duración Colección de Antropología: constituida en 1943, conserva
alrededor de 35.000 objetos del patrimonio cultural de Colombia • Exposición larga duración Colección de Ciencias: compuesta por una serie de montajes permanentes, temporales y murales enfatiza en especies nativas de animales colombianos
EXPOSICIONES TEMPORALES • Convocatoria de Creación para Auxiliares Administrativos del Museo Universitario y para Guías Culturales del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Antioquia 2016 • 43° Salón Nacional de Artes Visuales Universidad de Antioquia: Kaiuaido (vocablo minika que identifica el territorio como vínculo con la memoria, la historia y el patrimonio de los pueblos) • (((Eat rain)): muestra nacional de Arte Sonoro (((Eat rain))), una exposición que da cuenta de esa manifestación intermedia que hay entre el ruido y la música
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Cursos Voluntariado Cultural Más de 20 cursos de manualidades, artes y oficios Matriculas abiertas del 28 de noviembre al 5 de diciembre de 2016 Inicio de clases: 6 de febrero de 2017 Duración de los cursos: 32 horas Costo por curso: $40.000 Consulta la oferta de cursos y fechas de matrícula en http://museo.udea.edu.co Mayores Informes: educacionmuseo@udea.edu.co / 2198186 2016 | Noviembre
Curso Tu Alma a mano alzada dirigido por Frank Peña Rivas Fechas: lunes, miércoles, viernes, del 2 al 25 de noviembre de 2016. Hora: 12:30 a 2:00 p. m. Taller de dibujo y de intervenciones plásticas itinerantes por la Ciudad Universitaria. El punto de encuentro para el taller será la recepción del primer piso del Museo Universitario donde se hará la entrega de un kit básico para el dibujo. Durante cada sesión se realizarán por lo menos tres bocetos o intervenciones plásticas sobre diversos temas como paisajes interior y exterior, retrato, arquitectura y detalles de la vida universitaria, en general. No se requieren conocimientos previos en dibujo.
PROGRAMA RADIAL Punto de Encuentro Emisora Cultural Universidad de Antioquia Lunes 7, 14, 21 y 28 de noviembre Hora: 8:30 a. m. Sintonícelo en: Valle de Aburra 1.410 AM Urabá: 102.3 FM Bajo Cauca: 96.3 FM Oriente 101.3 FM Suroeste: 100.9 FM Occidente 93.9 Magdalena Medio 94.3
Prográmate CON EL SISTEMA DE BIBLIOTECAS Organiza: Sistema de Bibliotecas
28 Ciclo de cine “Ver y leer”
Auditorio de la planta baja, Biblioteca Carlos Gaviria Díaz Viernes, 4:00 p. m. Organiza: Sistema de Bibliotecas • 4 de noviembre: “Las alas de la paloma”, Iain Softtley, Reino Unido, 1997, 102’, basada en la novela homónima de Henry James (Estados Unidos) • 11 de noviembre: “La colmena”, Mario Camus, España, 1982, 112’, basada en la novela del mismo nombre de Camilo José Cela (España) • 18 de noviembre: “El ruido y la furia”, Martin Ritt, Estados Unidos, 1959, 117’, basada en la novela del mismo nombre de William Faulkner (Estados Unidos) • 25 de noviembre: “El curioso caso de Benjamín Button”, David Fincher, Estados Unidos, 2008, 166’, basado en el relato del mismo nombre de Francis Scott Fitzgerald (Estados Unidos)
EN CASA DE LAS PALABRAS Día y hora: lunes (excepto los festivos), 9 p. m. por la Emisora Cultural FM Lee: Braulio Uribe
Noviembre | 2016
• 21 de noviembre: Cuentos de Óscar López (Colombia) • 28 de noviembre: Poemas de Vicente Quirarte (México) Organizan: Sistema de Bibliotecas y Emisora Cultural Universidad de Antioquia
EXPOSICIONES • Pinturas del taller del profesor Elkin Úsuga, cursos de Extensión de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia. Lugar: Sala de Exposiciones de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz. Fecha: al 20 de noviembre • “Tejiendo hilos de la memoria”. Textos y fotografías sobre la conformación de algunos barrios de Medellín. Lugar: Hall de la Facultad de Salud Pública. Fecha: al 26 de noviembre Organizan: Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Instituto de Estudios Políticos y Sistema de Bibliotecas de la Universidad de Antioquia
DÍA DEL INVESTIGADOR Vienes 25 de noviembre: Francisco José Molina Pérez, Ingeniero Sanitario, Coordinador del
Grupo de Investigación en Gestión y Modelación ambiental, GAIA. Profesor de la Universidad de Antioquia Hora: 11:00 a. m. Lugar: Auditorio de la planta baja de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz Organiza: Sistema de Bibliotecas
CICLO DE CONFERENCIAS “ARTISTAS MALDITOS: LA ASUNCIÓN DE UN MITO” por Fernando Díaz Ruiz (España), profesor de la Université Libre de Bruselas • Martes 1 de noviembre: “Subversión y malditismo en la obra de Fernando Vallejo” • Martes 8 de noviembre: “Actualizaciones del mito del artista maldito: ‘Goya en Burdeos’ de Carlos Saura”
Lugar: Auditorio de la planta baja de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz, a las 4 p. m.
CATEDRA TOMÁS CARRASQUILLA A CARGO DE PABLO MONTOYA CAMPUZANO • 2 de noviembre: “Alejo Carpentier y los orígenes de la música” • 9 de noviembre: “Octavio Paz y el Oriente” • 16 de noviembre: “García Márquez y el mundo andino” • 23 de noviembre: “Roberto Bolaño y el mal” Organizan: Facultad de Comunicaciones y el Sistema de Bibliotecas de la Universidad de Antioquia. Lugar: Auditorio de la planta baja de la biblioteca Carlos Gaviria Díaz
Prográmate CON LA RED DE CINECLUBES
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Organizan Departamento de Extensión Cultural y Red de Cineclubes
Martes 1 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: ¡Qué vivan los clásicos! “Arsénico por compasión”, Frank Capra, Estados Unidos, 1944, 118’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Miércoles 2 CINEÍSMO CINECLUB Ciclo: A la carta “Tampopo”, Juzo Itami, 1985, Japón, 114’ Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 12:00 p. m. Organiza: CINEÍSMO —Semillero de investigación Audiovisual UdeA—
CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: Óscar 2015
“Birdman” (La inesperada virtud de la ignorancia), Alejandro González Iñárritu, Estados Unidos, 2014, 118’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 4:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Jueves 3 CINECLUB CINOCIO Ciclo: Dejad a los niños “El club”, Pablo Larraín, Chile, 2015, 98’ Lugar: Ciudadela Robledo, aula 47-215 Hora: 6:00 p. m. Organiza: Cineclub Cinocio
CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: ¡Qué vivan los clásicos! “Con faldas y a lo loco”, Billy Wilder, Estados Unidos, 1959,120’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo)
2016 | Noviembre
Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Viernes 4 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: Óscar 2015 “Whiplash”, Damien Chazelle, Estados Unidos, 2014, 103’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 2:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
CINECLUB CEN Ciclo: Cine cubano y colombiano “Lista de espera”, Juan Carlos Tabío, Cuba, 2000, 107’ Lugar: aula 4-212 Hora: 4:00 p. m. Organiza: Cineclub Ciencias Exactas y Naturales
CINECLUB CINE MAESTRO Ciclo: La comedia y sus transgresiones
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“Man of the Moon”, Milos Forman, Estados Unidos, 1999, 118’ Lugar: Auditorio 10-206 Hora: 4:00 p. m. Organiza: Centro de Documentación de Educación —CEDED—
Martes 8 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: ¡Qué vivan los clásicos! “Desayuno con diamantes”, Blake Edwards, Estados Unidos, 1961, 115’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
CINECLUB VOCES Ciclo: Comunidades aborígenes y resistencia “Yawar Mallku” (La sangre del cóndor), Jorge Sanjinés, Bolivia, 1969, 70’ Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217 Hora: 6:00 p. m. Organiza: Semillero de Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas
Noviembre | 2016
Miércoles 9 CINEÍSMO CINECLUB Ciclo: A la carta “Vatel”, Roland Joffé, 2000, Francia / Reino Unido / Bélgica, 103’ Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217 Hora: 12:00 p. m. Organiza: CINEÍSMO —Semillero de investigación Audiovisual UdeA—
CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: Óscar 2015 “Mommy”, Xavier Dolan, Canadá, 2014, 139’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 4:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Jueves 10 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: ¡Qué vivan los clásicos! “Sunset Boulevard” (El ocaso de los dioses), Billy Wilder, Estados Unidos, 1950, 110’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
CINE FORO: EN CONSTRUCCIÓN Ciclo: Paradojas espacio-temporales “Predestination”, Michael Spierig-Peter Spierig, Australia, 2014, 97’ Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez (10-217) Hora: 6:00 p. m Organiza: Instituto de Filosofía
Viernes 11 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: Óscar 2015 “El gran Hotel Budapest”, Wes Anderson, Estados Unidos, 2014, 99’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 2:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
CINECLUB CEN Ciclo: Cine cubano y colombiano
“La estrategia del caracol”, Sergio Cabrera, Colombia, 1993, 116’ Lugar: aula 4-212. Hora: 4:00 p. m. Organiza: Cineclub Ciencias Exactas y Naturales
CINECLUB CINE MAESTRO Ciclo: La comedia y sus transgresiones “Días de vinilo”, Gabriel Nesci, Argentina, 2012, 93’ Lugar: Auditorio 10-206. Hora: 4:00 p. m. Organiza: Centro de Documentación de Educación –CEDED-
Martes 15 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: ¡Qué vivan los clásicos! “Con la muerte en los talones”, Alfred Hitchcock, Estados Unidos, 1959, 136’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Miércoles 16 CINEÍSMO CINECLUB Ciclo: A la carta “Fast Food Nation”, Richard Linklater, 2006, Estados Unidos / Reino Unido, 114’ Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217. Hora: 12:00 p. m. Organiza: Cineísmo - Semillero de investigación Audiovisual UdeA
CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: Óscar 2015 “La teoría del todo”, James Marsh, Reino Unido, 2014, 123’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 4:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Jueves 17 CINECLUB CINOCIO Ciclo: Dejad a los niños “Spotlight” (Primera plana), Tom McCarthy, Estados Unidos, 2015, 128’ Lugar: Ciudadela Robledo, aula 47-215 Hora: 6:00 p. m. Organiza: Cineclub Cinocio
CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: ¡Qué vivan los clásicos! “Cantando bajo la lluvia”, Stanley Donen, Gene Kelly, Estados Unidos, 1952, 102’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Viernes 18 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: Óscar 2015 “The Imitation Game” (Descifrando el enigma)”, Morten Tyldum, Reino Unido, 2014, 114’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 2:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
CINECLUB CEN Ciclo: Cine cubano y colombiano “Fresa y chocolate”, Tomas Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, Cuba, 1994, 108’ Lugar: aula 4-212. Hora: 4:00 p. m. Organiza: Cineclub Ciencias Exactas y Naturales
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CINECLUB CINE MAESTRO Ciclo: La comedia y sus transgresiones “Dos hermanos”, Daniel Burman, Argentina, }2010, 105’ Lugar: Auditorio 10-206 Hora: 4:00 p. m. Organiza: Centro de Documentación de Educación —CEDED—
Martes 22 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: ¡Qué vivan los clásicos! “Johnny Guitar”, Nicholas Ray, Estados Unidos, 1954, 110’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
CINECLUB VOCES Ciclo: Comunidades aborígenes y resistencia “Los descendientes del jaguar”, Eriberto Gualinga, Ecuador, 2012, 30’ 2016 | Noviembre
Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217 Hora: 6:00 p. m. Organiza: Semillero de Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas
Miércoles 23 CINEÍSMO CINECLUB Ciclo: A la carta “Toast”, S. J. Clarkson, 2010, Reino Unido, 96’ Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217 Hora: 12:00 p. m. Organiza: Cineísmo —Semillero de investigación Audiovisual UdeA—
CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: Óscar 2015 “Foxcatcher”, Bennet Miller, Estados Unidos, 2014, 130’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 4:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
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Jueves 24 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: ¡Qué vivan los clásicos! “Ciudadano Kane”, Orson Welles, Estados Unidos, 1941, 119’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
CINE FORO: EN CONSTRUCCIÓN Ciclo: Paradojas espacio-temporales “Looper”, Rian Johnson, Estados Unidos, 2012, 118’ Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez (10-217) Hora: 6:00 p. m. Organiza: Instituto de Filosofía
Viernes 25 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: Óscar 2015 “Boyhood” (Momentos de una vida)”, Richard Linklater, Estados Unidos, 2014, 159’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo)
Noviembre | 2016
Hora: 2:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
CINECLUB CEN Ciclo: Cine cubano y colombiano “Carne de tu carne”, Carlos Mayolo, Colombia, 1983, 94’ Lugar: aula 4-212 Hora: 4:00 p. m. Organiza: Cineclub Ciencias Exactas y Naturales
CINECLUB CINE MAESTRO Ciclo: La comedia y sus transgresiones “Días de fútbol”, David Serrano, España, 2003, 118’ Lugar: Auditorio 10-206 Hora: 4:00 p. m. Organiza: Centro de Documentación de Educación —CEDED—
Martes 29 CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: ¡Qué vivan los clásicos! “Eva al desnudo”, Joseph L. Mankiewicz, Estados Unidos, 1950, 138’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 6:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio
Miércoles 30 CINEÍSMO CINECLUB Ciclo: A la carta “Amor a la carta” Ritesh Vatra , 2013, India, Francia, Alemania, 114’ Lugar: Sala de Cine Luis Alberto Álvarez, aula 10-217 Hora: 12:00 p. m. Organiza: Cineísmo —Semillero de investigación Audiovisual UdeA—
CINECLUB TARDES DE CINE EN EL PARANINFO Ciclo: Óscar 2015 “El francotirador”, Clint Eastwood, Estados Unidos, 2014, 132’ Lugar: Sala de Cine Edificio San Ignacio (Paraninfo) Hora: 4:00 p. m. Organiza: Administración Edificio San Ignacio