a l a o d i n e v n Bie
l a u t r i V d a d i s r e Univ s o t s e u p u s e de Pr e j a z i d n e r p y al A
Boletín N°18
¿Qué sentido tiene
una Universidad? Hace dos décadas, cuando estudié en la Universidad de Cambridge, la respuesta parecía ser clara: era el lugar donde uno iba a clases, escribía ensayos, conocía a tutores y participaba en actividades de mejoramiento tales como deporte, teatro o debates(o fiestas desenfrenadas).Pero ahora mi convicción está comenzando a desmoronarse. El mes pasado, asistí a un debate del Foro Económico Mundial en Davos sobre el futuro de educación por Internet, y fue sorprendente por dos razones. Primero, el salón del debate estaba atiborrado, aún cuando se había realizado en un lugar desfavorable y competía con otros temas que encabezaban los titulares. La élite de Davos considera que este tema es supercontroversial. La segunda sorpresa era ver cuanta emoción suscita este asunto. Porque tras bambalinas, Internet está colocando a las universidades al borde de una alteración dramática y este cambio podría ser igual o mayor que los shocks que la tecnología produjo en las finanzas, la venta minorista y los medios de comunicación. Cuando era estudiante, tenía que estar presente físicamente en las clases, encontrarme con mis tutores y prestarme libros. Los estudiantes de hoy pueden descargar libros electrónicos, hablar con un tutor por Skype y mirar las clases en su Ipad. L. Rafael Reif, rector de Massachusetts Institute of Technology (MIT), dice que su institución comenzó a colocar sus cursos en Internet hace una década mediante el proyecto denominado OpenCourseWare (contenido docente a disposición de todos).
En lugar de venir a clases, muchos de nuestros estudiantes ahora solo ven el material en el programa , dice Reif. Y no solo se benefician los estudiantes del campus universitario, sino que también las personas externas a la universidad se pueden unir al estudio En los Últimos diez años, el OpenCourseWare del MIT ha reunido a 100 millones de estudiantes y esto está creciendo al ritmo de un millón por mes . De cierta forma, esto es una profunda liberación. Sebastian Thrun, un profesor de Stanford, por ejemplo, publico su curso sobre inteligencia artificial en Internet hace un par de años y desde entonces cientos de miles de personas alrededor del mundo lo han completado. De hecho, uno de estos estudiantes por Internet apareció el mes pasado en el debate de Davos: Khadijah Niazi, una niña pakistaní de 12 años, que anunció que se había pasado los últimos dos años estudiando por Internet cursos de ciencias que se dictan en Estados Unidos desde casa en Lahore. Primero estudié sobre inteligencia artificial de este profesor de Stanford pero luego descubrí la física , explico la niña. O como enfatizo el profesor Thrun: No es el número de estudiantes lo que impresiona, sino el tipo de estudiante. Si una niña de 12 años en Lahore puede estudiar mi curso, entonces mi vida vale la pena . Pero hay un lado negativo con respecto a esta revolución: estas tendencias tienen la capacidad de devastar los modelos económicos de las universidades. Si los estudiantes pueden descargarse el curso en su iPad, entonces podrían preguntarse por qué necesitan asistir a una escuela de élite, sobre todo en un país como Estados Unidos donde actualmente la deuda estudiantil pendiente es de casi US$1 trillon y muchos están luchando para encontrar trabajo.
Si los estudiantes pueden descargar el curso en su iPad, se pueden preguntar por qué necesitan ir a una escuela de élite .
Desde 1980, el costo de la educación superior ha subido un 400% el sistema está totalmente quebrantado y necesita ser reinventado , dice Peter Thiel, un emprendedor de Silicon Valley y confundador de PayPal. O como observa el Dr. Reif: Hoy en Estados Unidos, las escuelas típicas cobran US$50.000 por alojamiento y alimentación y US$40.000 por pensión (Pero) una vez que se reemplaza la enseñanza en las aulas, ¿podrán los campus universitarios seguir cobrando US$40.000 por año? No lo creo . Esta es una perspectiva aterradora para los empleados de las universidades.
Algunos profesores insisten en que cualquier revolución será menos dramática que lo que pronostican algunos observadores. Después de todo, añade el Dr. Reif, la universidad no es solamente el trabajo en clase: también ofrece valiosas experiencias en el campus. Además, como les dijo Lawrence Summers, un ex rector de Harvard, a las personas que asistieron a Davos, es difícil predecir el ritmo de cualquier revolución. El aprendizaje a distancia ha existido durante muchos años, pero hasta la fecha no se ha hecho primordial. Cuando el aprendizaje por Internet realmente tome vuelo, dice, tendrá la capacidad de ser inmensamente transformador . De todas formas, estoy cruzando los dedos para que se logren reducir los costos si esta revolución realmente ocurriese, tal como lo ha hecho Internet en tantas otras áreas de la vida que una vez estuvieron protegidas. Mejor aun, esperemos que esto suceda en la próxima década o antes de que mis hijos lleguen a la universidad, con una iPad en la mano.
Fuente : Diario El Comercio Edición : 7 febrero 2013 - Pag. B16