La Gruta
Julio de 2013
nº
439
BOLETÍN del SANTUARIO NACIONAL de La Gruta de Lourdes Avda. de las Instrucciones 2223. MONTEVIDEO - Uruguay. Tel.: 2222 3532
Iglesia comunidad: el pueblo de Dios, los obispos... ...
Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse. Hechos 2,42-47 La Gruta n.439
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Actualidad
El Papa en Brasil Pino Puglisi: mártir de la mafia Del 22 al 28 de julio se desarrollará en Río de Janeiro la Jornada Mundial de la Juventud con la presencia del Papa. Los actos se llevarán a cabo en dos áreas distintas: la playa de Copacabana y la zona de Guaratiba a 15 kilómetros de la ciudad.
Los peregrinos serán alojados en casas de familia, parroquias, escuelas, centros comunitarios, polideportivos y serán distribuidos por regiones lingüísticas. El perfil de la Jornada será misionero, en la huella de la Asamblea de Aparecida. El lema será: “Vayan y anuncien el Evangelio a todos los pueblos” (Mc 16,15). El 24 de julio desde Río el Papa volará al santuario de Aparecida, cerca de San Pablo, para celebrar una Misa en honor de la Virgen patrona de Brasil. Por la misma tarde visitará en Río al hospital San Francisco de Asís, donde se recuperan cientos de alcohólicos y drogadictos. El 25 de julio sobre el mediodía el Papa visitará la favela de Varginha, un asentamiento con 50 mil habitantes. No hace mucho la villa era llamada “franja de Gaza” por los constantes enfrentamientos entre narcos y policías. El Papa bendecirá el nuevo altar de una capilla y hablará con la gente. Para la actual circunstancia ya el gobierno ha hecho desagües y asfaltado la calle principal. Por la misma tarde el Papa estará en la rambla de Copacabana donde recibirá a los jóvenes católicos provenientes de todo el mundo (en especial de Brasil y América Latina) y oficialmente inaugurará la Jornada. El viernes 26 Francisco tendrá un encuentro con jóvenes de la cárcel de menores como para decirles que no serán olvidados y a mediodía almorzará con 12 jóvenes de distintos continentes. Por la tarde tendrá lugar el famoso Vía Crucis de los Jóvenes en el paseo marítimo de Copacabana donde en cada una de las 14 estaciones, distintos jóvenes 2
(misioneros, ex drogadictos, novios, seminaristas, religiosas, discapacitados, ex presos, enfermos terminales etc.) darán su testimonio personal. Habrá durante el día una Feria Vocacional con 150 stands de congregaciones religiosas, movimientos y nuevas comunidades. Habrá 273 lugares de catequesis, en 20 idiomas. Habrá 2.400 voluntarios que prestarán sus servicios, acompañados por la Cruz Roja y un equipo de médicos y enfermeros. El gobierno aseguró 12 mil policías en la calle. El sábado 27 por la tarde se realizará la Vigilia de Oración, siempre con la presencia del Papa, en Guaratiba. Es un descampado (ahora se llama “Campo de la Fe”) de tres millones y medio de metros cuadrados. Los jóvenes, que se calculan aproximadamente en dos millones, serán divididos en 24 áreas de 80 mil personas cada una. En la Vigilia, que durará toda la noche con cantos y música, habrá 24 enormes carpas para la Adoración Eucarística, con 16 mil sacerdotes que atenderán las confesiones. Los santos invocados como patronos de las Jornadas son Teresa de Lisieux, Federico Ozanam, Pier Giorgio Frassati, Chiara Luce Badano, Teresa de los Andes, Laura Vicuña, la hermana Dulce, José de Anchieta, Nhá Chica. El domingo 28 el Papa presidirá la solemne Misa de Clausura, con la celebración del Envío Misionero para una cantidad de jóvenes que se han comprometido a hacer realidad el mensaje de Aparecida en sus ambientes de estudio y de trabajo. Es la segunda vez, después de Buenos Aires, que se celebran esta Jornada en nuestro continente, pero es la primera vez que recibimos entre nosotros a un Papa latinoamericano.
Concilio Vaticano II: vivir la fe en diálogo con el mundo
Iglesia comunidad: el pueblo de Dios, los obispos Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse. Hechos 2,42-47
Todo el mensaje conciliar es una reflexión * sobre la Iglesia: la Iglesia que se renueva en si misma, tratando de ser más coherente con el Evangelio de Jesús, y la iglesia la convive con la historia humana y sus desafíos, compartiendo la vida y las esperanzas también de quien no cree. Es la Iglesia que celebró el Concilio: el * acontecimiento mismo, el encontrarse todos los obispos del mundo, hizo experimentar lo que la Iglesia es; los obispos se dieron cuenta que era posible vivir lo que dice el texto de los Hechos de los apóstoles (2,42-47). La Gruta n.439
Preguntas ¿Nos sentimos parte de la renovación de la Iglesia? ¿Sabemos que la única verdad defendible es la que nos une a los demás, comunión que buscó Jesús al incluir a los marginados? ¿Es la Eucaristía signo de unión? La Iglesia ¿es signo de comunión? 3
Concilio Vaticano II: vivir la fe en diálogo con el mundo
Los apóstoles esta* ban unidos en la escucha de la Palabra de Dios, en la fracción del pan, en las oraciones: en fin una vida según el Espíritu. Eso mismo que los Obispos reunidos en Roma vivieron, quisieron que se viviera en las diócesis, en las parroquias, en las pequeñas comunidades: lo que dice el texto de los Hechos no es una utopía, es la realidad que vivía la Iglesia y que puede vivir cada comunidad.
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Para que se realice es necesario darse * prioridades, estar de acuerdo que hay cosas
más importantes que otras: en el Concilio, para llegar a conclusiones comunes (no siempre unánimes) los Padres conciliares tuvieron que ponerse de acuerdo, negociar, renunciar a los detalles para apostar a lo más importante. Y lo más importante de la vida cristiana es la comunión. A esta comunión nos * invita la Palabra de Dios; para celebrar y ver esta comunión celebramos la eucaristía; para llegar a esta misma comunión los primeros cristianos ponían en común sus bienes… no por decreto, no por miedo, sino porque habían aprendido de Jesús que lo primero es el amor.
Salmo 133 ¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía! Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción que se derramó sobre la cabeza de Aarón, que corrió por su barba hasta llegar al borde de su túnica. La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón que cae sobre las montañas de Sión. Y allí el Señor ha pronunciado su bendición, incluso la vida eterna. 4
El miércoles 17 de julio, a las 17:30 hs. nos encontramos en el despacho parroquial para preparar esta página del boletín, para el mes que viene.
Concilio Vaticano II: vivir la fe en diálogo con el mundo
La Iglesia como comunidad LUMEN GENTIUM (=LUZ DE LOS PUEBLOS) Este fue el tercer documento aprobado por el Concilio y el más importante. Tema fundamental del Concilio fue la Iglesia, vista hacia adentro y hacia afuera. El título del documento, que habla de la Iglesia, se refiere a Cristo, luz de los pueblos; la Iglesia es tan solo el reflejo de la luz de Cristo para los pueblos. Esta se autodefine como comunidad o comunión entre los cristianos, como Pueblo de Dios, como signo o sacramento de salvación y de unidad del género humano. Antes de hablar de la jerarquía eclesiástica (muchos todavía confunden la Iglesia con el Papa y los obispos), el documento conciliar habla del “Pueblo de Dios” (todos los bautizados) que conforman la Iglesia de Cristo. La Iglesia (palabra que viene del griego y significa “asamblea”) no es el templo o la capilla; somos nosotros. Los pastores (o la jerarquía) están al servicio del Pueblo de Dios y también forman parte del mismo. El Concilio rechaza toda reducción de la Iglesia a lo espiritual como también a lo puramente visible como si fuera una simple institución humana; la Iglesia es “misterio” por ser el Cuerpo místico de Jesús. Si la Iglesia celebra la Eucaristía, en realidad es la Eucaristía (Cristo Resucitado) que hace y reúne a la Iglesia. La Iglesia es humana y limitada en su funcionamiento, pero también santa por transparentar el Evangelio y ser animada por el Espíritu con miles de santos, mártires y vírgenes consagradas al Reino. EL REINO DE DIOS La Iglesia no es el Reino, pero está a su servicio. Igual que Jesús, la Iglesia ha de anunciar y trabajar para extender el Reino de Dios, del cual ella es “germen y principio” (n.5). El La Gruta n.439
Reino de Dios es un mundo donde Dios es rey, donde se practica la justicia, la paz y el amor. Al Reino pertenecen también muchos que no son católicos, pero son cristianos porque bautizados en el nombre del Señor y siguen sus enseñanzas. También pertenecen al Reino los no cristianos que por no conocer sin su culpa a Jesús y al Evangelio siguen su religión o “buscan en sombras e imágenes al Dios desconocido” (n.16); siguen su conciencia y practican el bien (Mt 25,34-40). Sin embargo la Iglesia tiene la misión de hacer conocer a Jesucristo y a su Evangelio y bautizar a la gente para que se incorpore a la Iglesia (Mt 28,19-20) a través de los sacramentos. Cristo fundó una única Iglesia y por los pecados de los hombres a lo largo de la historia se fragmentó, pero queda la obligación de buscar la reconciliación y la unidad. En la Iglesia estamos llamados a la santidad de vida “en los diversos estados en que nos encontramos y según los múltiples géneros de vida y ocupaciones” (n.41). La Iglesia de Jesús es católica (abierta a todos los hombres, no atada a ninguna civilización o pueblo, buscando adaptarse a todas las culturas) y apostólica como rezamos en el Creo, porque la heredamos de los Apóstoles. UNA IGLESIA FAMILIA Con el Concilio se superó la visión de una Iglesia piramidal dividida en categorías en la que primero están el Papa, los obispos, los sacerdotes y religiosos y por último los fieles. En los evangelios se dice que Jesús quiso constituir una nueva Familia donde todos 5
Concilio Vaticano II: vivir la fe en diálogo con el mundo somos hermanos. Todos somos iguales en dignidad por el mismo bautismo que recibimos como hijos de Dios y todos tenemos un rol activo, aunque distinto, en la Iglesia. Todos tenemos un ministerio sacerdotal que ejercer con la ofrenda de nuestra vida, intercediendo por los demás y participando de los sacramentos. La Iglesia tampoco es una elite o una casta de puros y privilegiados; está abierta a todos porque todos somos pecadores perdonados. Es una comunidad o familia que trata de poner en práctica el mandamiento del amor fraterno: “en esto los reconocerán como discípulos míos”, dijo Jesús. Nadie se salva solo. Dentro de la Iglesia están los pastores que han recibido el sacramento del Orden Sagrado (Papa, obispos, sacerdotes, diáconos) y están los consagrados/as (o religiosos) que se consagran de una manera especial a Dios y al Pueblo de Dios viviendo en comunidad y profesando los votos de pobreza, castidad y obediencia. Están los seglares (o laicos) cuya misión es ser signos y dar testimonio del Amor de Dios en el matrimonio, en la familia y en la sociedad. ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA El Concilio habla de una “constitución jerárquica de la Iglesia” (n.18), no en el sentido de que unos tengan poder sobre otros, sino de una Iglesia organizada donde unos ministros, por voluntad de Dios, ejercen la autoridad al servicio de los hermanos. Los obispos (y también el Papa es obispo de Roma) son miembros de un “colegio” episcopal que sucede al colegio de los Doce instituido por Jesús, y su cabeza es el obispo de Roma (porque allí murió Pedro, el primer Papa). Los obispos reciben en su consagración por parte de Cristo la triple autoridad de santificar, enseñar y guiar a la Iglesia Local (o Particular), siempre en comunión con el Papa y demás obispos. Los sacerdotes (o presbíteros) y los diáconos son sus colabo6
radores. Los Diáconos (permanentes) pueden ser hombres casados, no celebran Misa ni confiesan pero en todo lo demás pueden regir comunidades cristianas. El obispo no es un vicario del Papa, ni su diócesis una sucursal de Roma; su actuación es autónoma. Tampoco debe actuar en forma autoritaria en su diócesis, sino en comunión con sus sacerdotes y fieles para una pastoral de conjunto. El Papa es sucesor de Pedro y los obispos sucesores de los Apóstoles. La misión del obispo de Roma es salvaguardar y promover la unidad de todo el Pueblo de Dios en el mundo dentro de una legítima diversidad y con el asesoramiento de los demás obispos. EJERCICIO DE LA COLEGIALIDAD El Papa no es un monarca y menos el obispo. La colegialidad episcopal encuentra su máxima expresión en los Concilios Ecuménicos cuando se reúnen todos los obispos del mundo junto con el Papa para orientar a la Iglesia en distintos momentos históricos. Con el Concilio Vaticano II surgió una nueva institución al servicio de la colegialidad episcopal: el Sínodo de Obispos en el cual se reúnen con el Papa los obispos delegados de todos los países. Fue instituido por Pablo VI, tiene un carácter consultivo y se celebra periódicamente sobre temas distintos. A nivel de cada país existen las Conferencias Episcopales para que por el intercambio de opiniones y experiencias entre todos los obispos se puedan lograr objetivos comunes. A nivel de cada diócesis están los Consejos Presbiterales y Pastorales y en cada parroquia los Consejos Parroquiales. La parroquia se ha ido transformando en comunidad de comunidades, dando lugar a pequeñas comunidades más periféricas o de base, pero vinculadas entre ellas. La Iglesia Pueblo de Dios y la Iglesia Comunión han significado una revalorización de lo comunitario, de la Iglesia local y del laicado en la evangelización.
Parábolas de HO Y “P HOY “Po aljibe,, o o... ...” ozo, aljibe ... ”
El pozo no es un aljibe. El aljibe no produce,
conserva, a lo sumo devuelve. Ningún ser humano se parece a un aljibe. Dios nos hizo a su Imagen. Somos imagen del Creador, del Padre. Si recibimos es para dar. Aún el pobre más pobre no es un aljibe. Tiene su propia vertiente: espíritu y libertad. Darle sin pedirle es una ofensa, un desprecio. El pozo crea, busca, se abastece y dona siempre mejor agua… Dios nos hizo pozos y vertientes para dar. Creo en Dios y creo en el hombre. Por eso le exijo que se haga cargo de sus dones, de sus talentos y que agregue a la vida y al prójimo ese valor agregado que brota de su interioridad, de ese soplo que Dios puso en su corazón de esa vertiente profunda que lo hace trascendente, imagen del Dios creador generoso. El mandamiento “¡No codiciar los bienes ajenos!” Vale para los ricos y para los pobres. Nuestra existencia no debe ser un fenómeno parasitario. ¿El enfermo? Es un don y una provocación a nuestra capacidad de amar con cualidades de especialistas y de genios. El otro día me llamó la atención la oración de uno de los niños de la Catequesis. Decía: “Te pedimos Seños por todos los niños de la Teletón”. Entendí. “Por los niños con problemas, con capacidades diferentes”. Ellos son capaces de fabricar padres, hermanos, comunidades con capacidades especiales y geniales. Han fabricado tantos santos en la Iglesia y en el mundo. Así, como Miguel Ángel Buonarotti supo esculpir el mármol, Beethoven armonizó los sonidos, Madre Teresa cuidó a los abandonados de Calcuta, así estamos llamados a modelar el amor a nuestros hermanos enfermos. El más discapacitado puede provocar una investigación y un movimiento de cerebros, instituciones y fondos más preciosos que cualquier máquina. La pobreza, aún la más grave, si hay honestidad, encuentra soluciones. La comunidad debe descubrir en sus problemas, saludables desafíos para llegar a los adecuados recursos. Albert La Gruta n.439
(parte (par te 2)
Einstein decía que de las crisis más hondas, surgieron fuertes impulsos para los crecimientos. Así como dice el refrán popular: “!Cada niño nace con su pan debajo del brazo!”. Los problemas que nacen de nuestra ceguera en cambio exigirán nuestro arrepentimiento y remedio. Hay barrios que surgen para generar problemas… Hay pobrezas programadas. Las grandes metrópolis adonde ya los inmigrantes no llegan de afuera, los tienen que fabricar, para los trabajos más duros o peligrosos. Al tiempo, la revancha se hace sentir, las consecuencias caen con sus tristes manifestaciones de violencia e inseguridad. Ejemplo: construir viviendas sin espacio suficiente, crear trabajos insalubres sin previsión, abandonar los niños, facilitar el divorcio, el aborto, el hacinamiento, va a generar tiempos difíciles. Por otro lado hacerle todo al pobre, como si fuera un aljibe agrietado, es facilitarle más grietas y parálisis a él y pobrezas y egoísmos a la sociedad. Para comenzar, sin embargo se precisa enseñarle a dar, porque cuanto más dé, tanto más recibirá. Cada organismo tiene en sí mismo la capacidad de generar su sangre, su sabia, su veta acuífera. Aquel que se obstina a negar su agua, termina estéril. La violencia es un producto de la sociedad que no acertó su vocación y su misión y desacertó su escala de valores y deformó sus prioridades. ¿No estaremos atrofiando los pozos, agrietando los aljibes, utilizando aguas estancadas construyendo viviendas asesinas, barrios agresivos, espacios invivibles? ¡Pozos de aguas que se guiaron por criterios mezquinos y nos dieron agua insalubre! Una vivienda debe ser pensada por la familia. La primera reforma debe ser repensar las viviendas, los barrios, los asentamientos para que en un Uruguay con poca población haya viviendas espaciosas, para que cada uno pueda inventar pequeños emprendimientos que le permitan crecer desde lo doméstico, tener “su propio pozo”. P. Rodolfo Bonci 7
Oración a los pies de La Gruta
Recuerdo de Eufrasio Miércoles 17 de julio, 17:30 hs en el despacho parroquial. Reflexión sobre el texto evangélico del boletín de agosto. Viernes 9 de agosto, a las 18 hs. en el despacho parroquial, reunión de información de los voluntarios del día 11.
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Después de largos meses de sufrimiento, 68 años de vida, 48 de profesión religiosa, 40 de sacerdocio dedicados por completo a Argentina y Uruguay, el dehoniano p. Eufrasio Clerici dejó de existir en Milán (Italia) el 9 de junio pasado. Fue un hombre sabio, buen consejero, de un gran sentido de responsabilidad, sacerdote enamorado del Corazón de Jesús y de la Palabra de Dios. Murió con la sensación de que todavía le esperaban tareas para cumplir, pero terminó pronunciando su “Aquí estoy Señor”. Había recibido la ordenación sacerdotal en Argentina el 14 de abril de 1973, unos dos años y medio después de haber llegado de Italia, para prepararse mejor al ministerio en el lugar mismo de la misión. Fue párroco en distintos lugares de Argentina, formador de seminaristas, rector del santuario de la Gruta de
Lourdes en Montevideo y apoyó con ahínco la revista “Umbrales”. La enfermedad lo devolvió a Italia el año pasado y la comunidad dehoniana de Milán lo cuidó con cariño a lo largo de más de diez meses. Dos días antes de su muerte, en la fiesta del Sagrado Corazón, renovó sus votos religiosos en la presencia del personal médico, parientes y cohermanos. Dejó dicho a un amigo, casi como testamento: “Una cosa que siempre me reconfortó como sacerdote ha sido el ministerio de la Reconciliación, sintiéndome instrumento del perdón de Dios; ¡qué grandioso! Sé misericordioso, es parte de nuestra vocación como Sacerdotes del Corazón de Jesús”.
El Santuario de La Gruta, por decreto del Obispo, es lugar para recibir la Indulgencia plenaria en todo el Año de la fe. Este año de la fe es un momento de gracia para todos los creyentes; la indulgencia es un don de gracia especial que Jesús resucitado nos otorga, para nosotros, nuestra salvación y la de nuestros hermanos vivos y difuntos; como signo que queremos entrar en este don de gracias, la Iglesia pide que: nos confesemos, comulguemos, rezemos el Rosario aquí en la Gruta y hagamos un gesto de caridad hacia nuestros hermanos.