EVA, CHEMA y el BOSQUE DE FELPA
En una ciudad como la tuya o como la mía, tan distinta y parecida a cualquier otra, vivían Chema y Ana. Como todas las ciudades, la suya estaba llena de ruido, gente que viene y va, prisas, centros comerciales… Pero un pequeño rincón de su habitación estaba en calma, en silencio…
...EN PAZ.
Hasta aquella extraña mañana de Reyes. Abrieron con ilusión sus regalos y entonces algo llamó su atención: ¡los peluches estaban en...
BLANCO y NEGRO!
Escondidos tras las cortinas, pudieron ver a tres enanos moviéndose muy deprisa de un lado a otro del salón y recogiendo todos los tristes peluches sin color. De pronto, uno de los enanos se dirigió hacia ellos como si no se sorprendiera de encontrarlos allí agachados:
-EH VOSOTROS, RÁPIDO, ¡ECHADNOS UNA MANO CON ESTOS PELUCHES! -.
Sin pensarlo dos veces Chema y Ana corrieron a ayudarles y cuando se quisieron dar cuenta estaban embarcados en un curioso globo aerostático. El enano que los descubrió tras las cortinas, les contó que algo extraño estaba sucediendo con los colores, y por eso tuvieron que recoger todos los peluches que se habían visto afectados.
ยกNADIE ENTIENDE NADA! NUESTRA ROPA, NUESTROS CUERPOSยกTODO ES GRIS!
Eva distinguió desde su castillo formas submarinas. Subieron a la superficie...¡Eran torutugas! La más grande, Caparazón, con una reverencia propuso una solución... SSSSSSSSSSSCCCCCCCHHHHH ¡Dejad de lamentaros y escuchad
momento! –dijo Ana elevando su voz por encima de la de todos los enanos.- Oigo algo en esa dirección parecen... No sé ¿ronquidos?
un
Ana comenzó a caminar despacio, en dirección al corazón de la fábrica, y todos la siguieron. -¡ES MI PADRE! -gritó el Gran Capataz -¡Se ha quedado dormido delante de esa caja llena de gente, de ruido y… de COLOR!
-¡Ya sé lo que pasa! –gritó Chema -Eso es una tele y ¡en el Bosque de Felpa no hay sitio para teles! Si la apagamos devolverá todo el color que os ha robado. ¡Dicho y hecho! Chema apagó la televisión y los enanos, los peluches y el Bosque de Felpa recobraron TODO su color.
¡Maldita caja egoísta robacolores! Los enanos estaban encantados con Chema y con Ana. Les despidieron y se fueron en el globo, cargados de peluches multicolores y con la promesa de volver a repartirlos. La televisión se mecía apagada y nunca más volvería a robar más colores...