Un día trabajando sin edad para ello recibí en la boca, por decir una verdad, un fuerte golpe con un algodón retorcido y prensado trenzado por mi misma en plena faena aquel golpe traería más silencio pero más impulso y movimiento por seguir y nada me importaba si era llevado al mercado cuanto valía o cuando se vendería se transformó en la pieza de explotación que sacaba no solo la fuerza sino el alma en alguna medida Sin embargo en mi interior guardaba más que el drama una llama silenciosamente hablada para entregar a mis semillas…