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David Trueba: "La gente tiene miedo a ser castigada por sus ideas" El cineasta y escritor David Trueba publica Tierra de campos, una novela sobre las paradojas y las perplejidades que rodean nuestra existencia. JAVIER YUSTE | 06/04/2017

El cineasta y escritor David Trueba (Madrid, 1969) vuelve a la novela con Tierra de campos (Anagrama), tras el buen sabor de boca que dejaron Saber perder, mejor novela de 2008 para los críticos de El Cultural, y Blitz (2015). En este nuevo libro el director de Vivir es fácil con los ojos cerrados (2013) narra la historia de Dani Mosca, un músico que va a enterrar a su padre al pueblo donde nació y pasa revista a una vida llena de altibajos, alegrías y tristezas, triunfos y fracasos. Desde cierta amargura, pero sin perder el sentido del humor, el protagonista repasa su infancia, sus raíces rurales, el choque generacional en el contexto de la transición, sus experiencias en el amor, en la amistad, en la paternidad… Trueba apunta alto para ofrecer un fresco de la sociedad española en los últimos 40 años y en esta entrevista nos habla de su método de trabajo, de sus orígenes, de la polémica que ha rodeado a su hermano Fernando y de la experiencia de verse como personaje de ficción en la última novela de Javier Cercas, El monarca de las sombras. P.-Tierra de Campos es la zona de la que procede su familia. ¿Qué significa para usted? R.- Para mí Tierra de Campos representa una especie de dureza, ya desde el paisaje sin árboles. Para chicos urbanitas era una imagen potente. Mucha gente del pueblo no había salido de allí nunca, otros nunca se habían bañado más allá de lavarse la cara en el pozo… Con este libro me he dado cuenta de que mucha gente no sabe qué es o dónde está Tierra de Campos. ¿Cómo habremos conseguido que sea un lugar tan desconocido? Me aconsejaron que cambiara el título del libro porque pensaban que no era comercial, que sonaba a Delibes o a Machado.


P.- ¿Quería reivindicar sus raíces? R.- Quería encontrar el punto exacto donde el agricultor que rotura su pequeño campo y el tipo que hace canciones de rock o pop son lo mismo: personas sembrando para ver si crece un fruto que se pueda vender. El terreno de Tierra de Campos está dividido en cuadrículas y cada familia se ocupa de la suya para sobrevivir y es curioso como en el mundo digital, que parecía el epítome de la libertad, han llegado unos cuantos latifundistas que se han quedado el campo entero. En ese sentido deberíamos reivindicar que nos dejen cultivar nuestro campo y que el fruto de lo que hacemos sea para nosotros. P.- ¿Los hijos de aquellos que salieron del pueblo para no volver, su generación, tuvieron una adolescencia muy diferente a la de sus padres? R.- La generación de mis padres venía casi de la Edad Media. No había mucha diferencia entre lo que pasaba en el siglo XVI y cómo vivían ellos. Sin embargo, el mundo es completamente distinto cuando se mueren: la comunicación, la vida familiar, las costumbres, la libertad sexual e ideológica… Ellos percibieron que sus valores estaban siendo vapuleados cuando sus hijos se hicieron adolescentes durante la transición y se enfrentaron a una juventud que no entendían. Pero tarde o temprano te tienes que reconciliar, y el libro trata sobre eso. P.- Pese al peso que tiene la figura paterna en Tierra de campos, el libro está dedicado a su hermano Fernando… R.- No hay ningún motivo concreto para la dedicatoria. La novela está protagonizada por un hijo único, pero yo no podía olvidar que soy lo que soy por lo que han hecho mis hermanos mayores. Fernando además ha sido una persona muy importante en mi desarrollo mental. P.- ¿Qué opinión tiene sobre la polémica en la que se vio envuelto Fernando tras el discurso en la entrega del Premio Nacional de Cinematografía y el posterior boicot a La reina de España? R.- Pensábamos que ya no había tabúes en la sociedad, pero él se dio de lleno con el gran tabú. Ahora resulta que ser patriota español es muy bueno pero que ser patriota catalán, marroquí, portugués o francés es muy malo. Igual lo que está mal es el concepto… Más allá de la polémica, lo que me interesa de Fernando es que nunca se acomoda. En cuanto gana algo de prestigio o algún premio lo pone todo en cuestión con una comedia o una película popular. Siempre he apreciado a las personas que se bajan de su torre de marfil y vuelve al mismo territorio que un joven de 20 años. P.- ¿Su padre también decía que en Estrecho no nacen artistas, como el padre de Dani Mosca? R.- Absolutamente. La parecía una vida muy inestable. También nos decían que no opinásemos de política, pero nosotros intentábamos hacerles ver que la discusión hace a la sociedad más libre. En ese sentido creo que estamos yendo hacia atrás. La gente de


mi generación y más joven tiene ahora mucho miedo de ser castigado por sus ideas, por tener personalidad. Es como volver a los años 40 o 50, con la gente callada bajo la bota del poder. Ahora los métodos son más tecnológicos, pero la gente tiene miedo a significarse y a no ser popular. Es una perversión de la sociedad libre, no hay ninguna necesidad de ser la persona más popular. P.- ¿Cuál ha sido el periodo de mayor libertad en España? R.- Desde la transición hasta la llegada del dinero a finales de los 80 y principios de los 90. En la transición las personas que representaban a la autoridad seguían siendo más o menos las mismas, pero a lo que más miedo le tenían era a que les llamaran franquistas. Esto generaba grandes espacios de libertad porque nadie quería ser el que coartara. A veces era un caos, pero era mucho mejor que esta especie de fascismo de la popularidad.

La ambición y la música P.- Es una novela ambiciosa… ¿El proceso de escritura ha variado con respecto a los libros anteriores? R.- Con respecto a Blitz, sí. Blitz de hecho irrumpió como un relámpago durante la escritura de esta novela cuando seguramente andaba en un callejón sin salida. Empecé Tierra de Campos justo después de Saber perder y quise que fuera un paso más allá en cuanto a complejidad estructural. Abarca 45 años de una vida y quería usar el tiempo en toda su explosión novelística: adelantar un suceso, volver atrás, luego contarlo… Hacer pequeños spoilers continuamente. Hubo momentos en los que la complejidad de la estructura me dificultaba encontrar el libro. P.- ¿Le gusta plantearse retos cuando escribe? R.- El reto era conseguir el libro que quería. Desde que tienes la idea del libro que quieres hasta que lo acabas cada palabra que escribes rebaja el ideal. Por eso necesitas elevar las palabras, la estructura, los personajes…Es una batalla apasionante. No hay nada que me divierta más que dedicarme a esto y volcar ahí mi ambición. P.- Dani Mosca es músico, pero no es capaz de explicar a qué se dedica… R.- La sociedad no cree que eso sea un oficio y en realidad sí lo es. Serrat o Sabina son trabajadores de la canción. Están ahí intentando fabricar un disco nuevo del que vivir y quería saber cuál es el impulso de todo esto. Los músicos están obligados a tener toda su carrera una actitud casi de veinteañero, fíjate en los Rolling Stones. Esto es muy atractivo desde el punto de vista de un escritor. P.- ¿Hay mucha diferencia entre escribir canciones, libros o películas? R.- Son profesiones muy comunicativas que provocan dudas acerca de si uno debe hacer lo que quiere o debe hacer aquello que ellos parecen decir que quieren. En unificar ambas cosas está la sabiduría.


P.- El libro está plagado de versos de canciones… R.- Sí, y fue difícil porque constituían un elemento de credibilidad del libro. No podían sonar al verso de un escritor elevado. Entre Szymborska o Walcott y una canción pop hay diferencias abismales. Yo quería estar cerca de la canción sin que hubiera dudas. P.- Hace poco rodó un documental con el músico Francisco Nixon, Salir de casa ¿Estaba relacionado con la escritura del libro? R.- Tanto ese documental como la dirección del programa Un lugar llamado mundo fueron una manera egoísta de documentarme. Me infiltro en mundos que no son los míos, ya lo hice en el fútbol para escribir Saber perder. Hace años traté mucho a los hermanos de Ariadna (Gil, su ex mujer), que tenían un grupo que se llamaba Brighton 64. También tengo amigos del instituto o de la facultad que se han dedicado a la música y en el cine también he conocido a músicos. Todos ellos han sido importantes a la hora de construir esta novela. Además, no quería contar la historia de alguien con mucho éxito porque sus problemas son otros. Bruce Springteen cuenta en su biografía que su empeño era ser normal. Al final lo que he percibido entre mis amigos músicos es que sus motivaciones son muy similares a las mías: alcanzar un estatus en el que moverte sin tener que traicionarte. http://www.elcultural.com/noticias/letras/David-Trueba-La-gente-tiene-miedo-a-sercastigada-por-sus-ideas/10648


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