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1. INTRODUCCIÓN

1. INTRODUCCIÓN

La delincuencia se ha convertido en la actualidad en uno de los problemas sociales más

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degradantes de la sociedad civil (Ruiz, 2007). Las conductas antisociales como el hurto,

homicidios, amenazas, extorsión, secuestro, lesiones personales, abuso sexual, etc.,

contextualizan y fundamentan la sensación de inseguridad de la ciudadanía (Redondo,

2001). Si bien es cierto que el fenómeno delincuencial ha sido parte de la dinámica de toda

sociedad desde tiempos remotos (Navarro, 2005), la conducta delictiva adquiere formas de

expresión diferenciada, sin modificar la dinámica de la vida en sociedad. Sin embargo,

cuando se degradan las condiciones de bienestar social y las instituciones no implementan

acciones eficaces que ofrezcan un nivel de contención, surge la incertidumbre y es

inevitable que se pierda la credibilidad y confianza, apareciendo el miedo frente a la

inseguridad.

El análisis del fenómeno delictivo es el objeto de la criminología tradicional, la cual busca

identificar los actores (víctima y victimario) y el control social del delito (Pablos, 2006), omitiendo la importancia del donde y cuando se presentan los sucesos (espacio y tiempo).

La criminología ambiental se convierte entonces, en una disciplina con perspectiva espacio-

temporal, que enmarca la influencia decisiva del ambiente en el comportamiento humano

(Hikal, 2009; San Juan, Bermejo y Ocaríz, 2007), información útil para predecir, controlar e

incluso prevenir los eventos delictivos.

Este análisis se centra principalmente en valorar el vínculo entre la condición de vida

urbana y la delincuencia (Fernández, Vázquez, Planells-struse y Belmonte, 2014), utilizando

información criminal de sucesos registrados en el municipio de Fonseca, La Guajira, por la

Policía Nacional de Colombia (PONAL), Fiscalía, Ministerio de Defensa y las Fuerzas

Militares de Colombia durante el año 2017. La dinámica del crimen posee características

geográficas innatas que delimitan un patrón dada la densidad de los delitos, definiendo así,

zonas de miedo o peligrosas que serán definidas utilizando Sistemas de Información

Geográfica (SIG).

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