Erupci贸n: la Tierra de adentro hacia fuera En el encuentro 驴Por qu茅 cambia el planeta Tierra?, estudiamos, junto al profesor Geovany Bedoya, los factores internos y externos que influyen en la transformaci贸n del planeta. En este documento nos concentraremos en uno de ellos: los volcanes.
En el interior El planeta que habitamos está conformado por tres capas: el núcleo, el manto y la corteza. El núcleo es sólido en su interior, y líquido en su exterior y está compuesto por metales pesados, Algunos de los elementos que lo conforman son altamente radiactivos y esto hace que en él se produzca mucho calor.
Núcleo
Manto
Este calor mantiene en estado casi líquido a la segunda capa, el manto, que está compuesta de minerales. Las partículas que se Corteza encuentran más cerca del núcleo, se calientan y al calentarse se hacen menos pesadas y buscan subir a la superficie. Al mismo tiempo, las partículas que están cerca de la corteza, se enfrían, se hacen más pesadas y caen hacia el núcleo. Así se generan corrientes circulares que empujan la corteza. La corteza, que es la capa más superficial y en la que nos encontramos todos los seres vivos, está dividida en placas tectónicas, algo así como las fichas de un rompecabezas. Al moverse, el manto empuja estas placas en diferentes direcciones haciendo que se choquen entre sí, se separen o se rocen. En los lugares en que las placas se chocan o se separan, aparecen, generalmente, los volcanes. Existen también algunos volcanes que se han formado en el medio de una placa, pero las causas de aparición de estos volcanes son aun discutidas, así que nos enfocaremos en aquellos que surgen en el límite entre dos placas.
¿Qué es un volcán? Cuando pensamos en un volcán, la primera imagen que viene a nuestra mente es la de una montaña alta, en forma de cono y con un cráter redondo que expulsa lava y humo. Pero existen muchos tipos de volcanes, incluso algunos que no podemos ver porque se encuentran en el fondo del océano. La palabra volcán viene de Vulcano, el dios romano del fuego, y actualmente se refiere a cualquier grieta en la superficie de la Tierra, que permita la salida de material desde su interior. Este material incluye roca fundida, gases y vapor de agua.
Placas que se juntan Hay lugares en los que una placa oceánica (que está cubierta de agua) y una continental (la que sobresale del agua) se encuentran y se empujan entre sí. A estas placas se les llama convergentes. Esto sucede, por ejemplo, en el límite entre Suramérica y el océano Pacífico. Allí, la placa pacífica se va metiendo por debajo de la placa suramericana, haciendo que esta se levante y se forme la cordillera de los Andes.
Placa continental Placa oceánica Magma
Lava
Esta zona de encuentro hace parte de lo que se conoce como el cinturón de fuego del Pacífico, que llega hasta Australia, y en el que se encuentran gran parte de los volcanes de la Tierra. Al hundirse, los minerales que conforman la placa oceánica se calientan y se funden, convirtiéndose en magma. En la mayoría de los casos, este magma es muy viscoso, se enfría y no sale a la superficie. En el caso contrario se generan los volcanes. En Colombia existen muchos volcanes que se han formado de esta manera, la mayoría se ubican en las cordilleras central y occidental. Uno de los más estudiados es el volcán nevado del Ruiz.
Placas que se separan Existen otros lugares, la mayoría ubicados en el fondo del océano, donde dos placas se separan entre sí, generando una grieta por la que escapa el magma caliente. Como esto sucede bajo el mar, el peso del agua evita que se generen grandes explosiones, y el magma, que se enfría, se va acumulando a los lados de la grieta, formando una cordillera submarina.
Placa oceánica
Placa oceánica
Cuando esta cordillera alcanza la superficie del agua, se forman islas volcánicas como Islandia o Hawai.
Entonces, ¿qué es una erupción? Cuando el magma alcanza altas temperaturas, busca subir a la superficie, igual que el agua al hervir, y si encuentra alguna fisura, es decir, un volcán, entonces lo logra. Esta salida de magma es lo que llamamos una erupción. Si el magma tiene atrapados muchos gases, la erupción puede ser violenta: pueden producirse explosiones que expulsen el magma (o lava, que es el nombre que recibe el magma al salir a la superficie) lejos del cráter del volcán. Pero si no hay muchos gases, la erupción puede ser más tranquila y la lava puede deslizarse por la pendiente del volcán sin que ocurran explosiones. Dependiendo de lo viscosa que sea la lava, está puede llegar lejos o no.
El lado positivo de los volcanes Como dijimos, los volcanes permiten a los científicos estudiar el interior de la Tierra: su composición, su temperatura, la forma como se comporta. Por otro lado su erupción aporta nutrientes al suelo y es una fuente de energía que los científicos piensan que podría llegar a utilizarse. Además permiten la formación de islas volcánicas en las que actualmente habitan muchas personas.
El lado negativo de los volcanes La lava que surge de una erupción, se encuentra a altas temperaturas y puede destruir los alrededores. Un volcán puede también ocasionar incendios y si es nevado, como el del Ruiz, la nieve acumulada en su cima puede derretirse con la erupción, llevando a que se formen lodos y avalanchas que corren montaña abajo, junto con la lava. Los gases y las cenizas (roca pulverizada) presentes en una erupción, forman nubes que no dejan pasar los rayos del sol, haciendo que la superficie se oscurezca y se enfríe. Si esta situación se prolonga, puede afectar los cultivos y generar escasez de los alimentos. Además estas nubes contienen gases que pueden generar lluvias ácidas.
Amigos o enemigos Los volcanes han sido protagonistas en la historia de la humanidad. Se les ha otorgado un carácter mágico y religioso y su erupción ha llegado a considerarse como una expresión de la ira de los dioses. Lo cierto es que estas formaciones que a la vez nos atraen y nos asustan, han sido responsables de la aparición y desaparición de poblaciones enteras. Los volcanes tienen mucho que ofrecernos si los estudiamos de cerca, pero con la prudencia necesaria, pues no importa cuánto haya avanzado el conocimiento humano en los últimos siglos, la naturaleza aun no deja de tomarnos por sorpresa.