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CULTURA
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Las palabras de la pandemia David Gallego Barbeyto Redactor Fundeu BBVA La COVID nos ha confinado en nuestras casas, nos ha obligado a conciliar teletrabajo y teledeberes escolares, ha sustituido los besos de saludo por asépticos roces de codo. Ha sido tal@coralfotosconalma su magnitud que esta pandemia —de tintes distópicos— ha tenido lógicamente su reflejo en el lenguaje. Primero fue la incertidumbre: ¿a qué clase de enfermedad nos enfrentábamos?, ¿no mata también la gripe?, ¿de verdad nos cierran los colegios? No podíamos creernos que nos hubieran metido a empujones en nuestros hogares. A falta de capacidad de actuación, ¿qué nos quedaba sino leer para familiarizarnos con la situación, hablar para disipar la ansiedad y construir con palabras el puente que nos ayudase a sortear la riada de muertes que iba subiendo sin remedio? Así que empezamos a preguntarnos si eso de quedarse en casa era un confinamiento o una reclusión y, aunque ambos sustantivos eran válidos, las connotaciones carcelarias de reclusión probablemente contribuyeron a que se impusiera confinamiento. Eso y el espaldarazo definitivo del FMI, que acuñó la expresión Gran Confinamiento para referirse de forma antonomástica al periodo de crisis provocado por la covid... ¿o es el covid? El COVID-19 o la COVID-19 Porque esa es otra: al principio no sabíamos ni cómo llamar a esto que se había colado en las residencias de ancianos y había vaciado las calles. Oíamos COVID-19 y SARS-CoV-2, pero quién no se liaba con las siglas. Sin advertir que la D de COVID se desarrolla disease, que significa enfermedad y es por tanto un sustantivo femenino, el primer impulso fue optar por el covid. Luego se propuso respetar el femenino, que favorece la distinción entre la enfermedad y el virus, y al final ambos géneros conviven.
clandestino. Los que no eran dueños de mascotas envidiaban esa libertad con correa y únicamente abandonaban la seguridad del hogar para ir a la farmacia o al mercado. Se hacía necesario, esto sí, respetar una distancia que por ser de dos metros es más preciso denominar distancia física que distancia social. Metáforas para ilustrar una nueva realidad No ha hecho falta estudiar: la realidad ha sido tan novedosa que la registrábamos como registra un niño un sabor nuevo. Y así como los más pequeños necesitan dibujos en sus primeras lecturas, también nuestro conocimiento de este mundo pandémico era escaso y hemos necesitado imágenes, metáforas que ilustraran esta nueva realidad: doblar la curva, hemos dicho; salida de la crisis en L o en V, arcas de Noé para contagiados asintomáticos, aunque habría sido más exacto rescatar el término lazareto... La luz al final del túnel llegó con la desescalada. Y del mismo modo que este sustantivo se había empleado en relación con desescaladas de precios, desescaladas armamentísticas o desescaladas de tensión política, ¿por qué no iba a emplearse en este contexto? Esa luz ha sido a un tiempo fin de oscuridad y aviso de curvas, alerta de presten atención durante la nueva normalidad, expresión adecuada, pues lo que ayer fue excepción de asmáticos hoy es hábito de cubrirnos con mascarillas. Todo sea por precaución, por evitar rebrotes que obliguen a confinamientos selectivos, mejor que quirúrgicos. Nadie nos quitará el duelo de los seres queridos que se nos han muerto, pero no se me ocurre mejor homenaje que preservar su memoria y devolver la vida a nuestras propias vidas.
¿He dicho convivir? Convivir con la soledad algunos y acuñar el neologismo cuarempena, con eme antes de pe, para aludir a la tristeza de verse atrapados durante la cuarentena (la cual, por cierto, no ha de ser necesariamente de cuarenta días). Y convivir con los familiares veinticuatro horas al día quienes tenían pareja, hijos, perros con salvoconducto para dar un paseo con sabor Lucía Rivas, Ayuntamiento de Granada
nº 186 g julio-agosto 2020
Profesiones g 55