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1er Fascículo


Fundación UNIR Bolivia Director Ejecutivo ANTONIO ARAMAYO TEJADA Área de Ciudadanía y Comunicación Gerente RENÉ ZEBALLOS CLAVIJO Compilación, sistematización y redacción MARÍA SOLEDAD QUIROGA

Contenido

Coordinación de edición y publicación Equipo de Ciudadanía Intercultural Diseño gráfico SERRANO Design UNIR tiene el respaldo financiero de los gobiernos de Bélgica, Holanda, Suecia y Suiza, así como de la Unión Europea, Cristian Aid y Trócaire Direcciones Fundación UNIR DISTRITAL UNO: La Paz – Beni – Pando Sede: Ciudad de La Paz Av. 6 de Agosto #2528, entre calles P. Salazar y L. Gutiérrez Tel. (+591-2) 2117069 – 2119767 – 2110665 – 2115096 Tel./Fax: (+591-2) 215 3021 Casilla 2787 info@unirbolivia.org DISTRITAL DOS Santa Cruz – Tarija – Chuquisaca Sede: Santa Cruz de la Sierra Av. Alemania, entre tercer y cuarto anillo Calle 10 Oeste Nº 3665 Tel./fax (+ 591-3) 3115072 santacruz@unirbolivia.org DISTRITAL TRES Cochabamba – Potosí – Oruro Sede: Ciudad de Cochabamba Calle Paccieri #772 entre Antezana y 16 de Julio Tel./fax (+591-4) 4110438 cochabamba@unirbolivia.org Imprenta Iniciativa Printers Tel.: 2223694 - 70654170

Presentación

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1. Concepto de identidad

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2. Concepto de región

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3. Las grandes regiones del país

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La región del Altiplano

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La región de los Valles

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La región amazónica

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La región del Oriente

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La región del Chaco

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4. Las grandes regiones del país y el proceso histórico de su ocupación

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El poblamiento del Altiplano

18

El poblamiento de los Valles

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El poblamiento de la Amazonia

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El poblamiento del Oriente

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El poblamiento del Chaco

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5. Identidad y territorio

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Organización territorial en el Altiplano

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Organización territorial en los Valles

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Número de depósito legal: 4-1-2078-09 ISBN: 978-99954-727-3-3

Organización territorial en la Amazonia

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Organización territorial en el Oriente

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www.unirbolivia.org La Paz -Bolivia

Organización territorial en el Chaco

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Organización étnica del territorio

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Tiraje 2.000 ejemplares Septiembre de 2009

Esta publicación cuenta con el auspicio de:

6. La identidad en el imaginario regional

Unión Europea

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MarĂ­a Soledad Quiroga



PRESENTACIÓN El tema de las identidades es muy debatido hoy en las ciencias sociales, desde donde se ha irradiado a la sociedad boliviana en vinculación con el auge de las luchas indígenas y de los sectores excluidos. En una coyuntura en la que las reivindicaciones étnico culturales y regionales han adquirido gran relevancia, en que los pueblos y grupos sociales buscan reconocerse a sí mismos y posicionarse enfatizando los rasgos comunes a sus miembros y las diferencias frente a otros pueblos y grupos, las luchas identitarias han ocupado el centro de la agenda política reproduciendo o subvirtiendo las relaciones de poder.

Recogiendo y sistematizando los resultados de esas cinco investigaciones y a través de un trabajo de recopilación de otra información existente en el país, se elaboró el texto Las identidades en Bolivia, que pretende ofrecer una aproximación a la problemática de la identidad en Bolivia. El texto busca dar a conocer qué es la identidad, cómo ha cambiado a lo largo de la historia, quiénes son actualmente los bolivianos y cómo se ven a sí mismos y a los otros. Para ello aborda el tema de la identidad desde el proceso histórico de la ocupación territorial del país, considerando las identidades étnicas, mestizas y de élite, las identidades urbanas, el impacto de la migración en la construcción identitaria, la influencia de la actividad económica, de la religión, las expresiones culturales, se incluyen también las identidades políticas, así como la visión de las regiones y del país desde las identidades. Con la publicación de la versión resumida de Las identidades en Bolivia, la Fundación UNIR Bolivia aspira a ofrecer a un público amplio de estudiantes, profesores y personas interesadas en conocer mejor la historia y situación actual del país y sus regiones a través de los procesos identitarios, un material de consulta que resulte útil y accesible.

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Calla et al., 2007. ¿Indígenas u obreros? La construcción política de identidades en el altiplano boliviano, texto publicado con modificaciones en 2009 por Arnold et al. bajo el título Procesos en la construcción de las identidades políticas actuales en la región altiplano de Bolivia; Molina et al., 2008. Culturas e identidades en la región amazónica de Bolivia; Peña y Boschetti, 2008. Desafiando el mito camba – colla. Interculturalidad, poder y resistencia en el Oriente boliviano; Sánchez et al., 2008. Narrativas y políticas de la identidad en los valles de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija; Galindo et al. El Chaco: génesis de identidades múltiples (doc. no publicado).

5 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

En este contexto parece necesario indagar sobre las identidades actuales en Bolivia: ¿cuáles son esas identidades, de dónde provienen, cuáles son sus especificidades, sus diferencias y denominadores comunes? Para ello la Fundación UNIR Bolivia organizó procesos de investigación que se desarrollaron entre los años 2006 y 2007 a nivel de las cinco grandes regiones del país: altiplano, valles, Oriente, Amazonia y Chaco, a cargo de equipos de investigadores de alto nivel y con reconocida experiencia de trabajo en las ciencias sociales, a quienes la Fundación UNIR expresa su agradecimiento. Los resultados de estas investigaciones, que constituyen un aporte académico significativo para el país, han sido recientemente publicados1.


1. CONCEPTO DE IDENTIDAD ¿Quiénes somos los bolivianos hoy, cómo llegamos a ser lo que actualmente somos? Estas preguntas llevan, necesariamente a cuestionarnos por la identidad, ¿qué es la identidad, cómo se construye? Responder a estas interrogantes nos permitirá acercarnos a la configuración actual de nuestra sociedad, a entender cómo nos vemos a nosotros mismos, cómo vemos a los otros y nos diferenciamos de ellos, cómo vemos al país y sus regiones. Actualmente existen distintas posiciones dentro de las ciencias sociales2 que intentan explicar la problemática de las identidades, entendida la identidad como una categoría de análisis: La primera plantea que la identidad es producto de una construcción social y base de la acción social y política, que puede estar influenciada por la posición que los individuos o grupos ocupan en la estructura social: en los modos de producción, en el mercado y en la estructura ocupacional, o por el lugar que ocupan en un espacio multidimensional definido por la raza, la etnicidad, el género y la orientación sexual. La segunda entiende la identidad como un fenómeno colectivo que se da a partir de atributos comunes a los miembros de un grupo, dando lugar a una conciencia compartida, a solidaridad y a acciones colectivas.

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La tercera denominada esencialista concibe la identidad como algo natural, dado por nacimiento, con atributos que hacen a la esencia misma de las personas y grupos sociales. Según esta posición la identidad sería inmodificable. La cuarta llamada constructivista concibe la identidad como una construcción social que cambia de acuerdo al contexto social e histórico específico en el que se encuentran los individuos y grupos sociales. Asume la identidad como un producto de la acción social y política que es cambiante y que puede ser, incluso, manipulable. Finalmente, la quinta posición denominada postmodernista comprende la identidad como el producto de múltiples discursos en competencia, como el resultado de luchas por los sentidos en una sociedad históricamente concreta.

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Brubaker y Cooper citados en Sánchez et al., 2008.


Podemos resumir estas distintas posiciones en dos visiones contrapuestas: por una parte la esencialista que plantea que la identidad es algo dado por nacimiento y que los límites que separan a unas identidades de otras son fijos e inmodificables; y por otra la constructivista y postmodernista para las cuales estos límites son móviles y cambiantes ya que la identidad no es algo dado que las personas o los grupos sociales poseen, sino juegos interpretativos que recurren a múltiples escenificaciones y teatralizaciones3. Estas últimas dos posiciones son las que mayor aceptación tienen y las que permiten una aproximación más apropiada a los procesos sociales. Podemos plantear entonces que la identidad es un conjunto de repertorios culturales interiorizados (representaciones, valores, símbolos) a través de los cuales los actores (individuales y colectivos) demarcan sus fronteras y se distinguen de los demás actores en una situación determinada, todo ello dentro de un espacio históricamente específico y socialmente estructurado4. Así, la identidad es un fenómeno histórico, relacional, contextual, procesual y cambiante, por lo tanto podemos concluir que:

Las personas y los grupos sociales poseen múltiples identidades que pueden cambiar según los contextos de interacción e interrelación, pueden tener una identidad étnica y a la vez de género, profesional, generacional, territorial u otra, que se expresan en distintos contextos relacionales. Las identidades son resultado de la confluencia de un conjunto de factores y elementos distintos: El género determina una serie de características que diferencian a quienes se identifican como mujeres o como hombres. La edad determina identidades particulares de los diferentes grupos etéreos: niños, jóvenes, adultos y adultos mayores o personas de la tercera edad. La posición en la estructura económica de la sociedad contribuye a la construcción identitaria: si se trabaja en el área 3 4

Richard, N. 1997 citada en Molina et al., 2008. Jiménez, G., 2005 citado en Calla et al., 2009.

7 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

Los grupos identitarios que hoy existen en Bolivia probablemente no puedan ser reconocidos en el pasado y pueden no permanecer mañana.


productiva o de servicios, si es empresario u obrero, si se es minero o agricultor, comerciante o empleado doméstico, etc. La pertenencia territorial, la identificación como miembro de un país, de un departamento, de una provincia, de un municipio, de una ciudad, de un pueblo. La condición étnica define también la identidad, entendiéndola como el conjunto de atributos que un grupo invoca con el propósito de crear un grupo solidario: lazos familiares basados en la ascendencia común, raza, similitud cultural, de lengua y religión5. La religión, no es la misma la identidad de un católico que la de un protestante, de una persona que practica la religiosidad indígena, de un musulmán, etc. La opción sexual, las agrupaciones de homosexuales desarrollan construcciones identitarias propias que los distinguen de los heterosexuales. El fenómeno de la migración coloca a las personas en contacto con visiones y prácticas distintas a las propias, las que las influyen modificando sus identidades originales o construyendo nuevas identidades.

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El fenómeno de la globalización –caracterizado por la economía transnacionalizada y la cultura globalizada– pone en circulación símbolos y contenidos culturales que son consumidos en todo el mundo y que tienen una fuerte influencia sobre las identidades, modificándolas o creando nuevas identidades. Si bien la identidad es cambiante tiene la capacidad de hacer que las personas y los grupos permanezcan iguales a sí mismos, lo que genera una coherencia con el pasado –real o mítico– y da lugar a sentimientos y sentidos de pertenencia con la historia y con el devenir. Las identidades individuales se complementan con las identidades colectivas. Existen distintos tipos de identidades colectivas: políticas, culturales, clasistas, etc., que se construyen a través de procesos que están cruzados por relaciones de poder. La identidad de una persona o de un grupo no es unívoca, son varias las identidades que se encuentran en cada uno de ellos: por ejemplo, un productor de coca puede asumir una identidad 5

Nelson, 1989 en Pérez Argote citado en Molina et al., 2008.


cocalera determinada por la actividad que realiza, como también por la región donde vive (Chapare), pero al mismo tiempo puede identificarse como productor campesino por el hecho de trabajar la tierra, adicionalmente puede identificarse como evangelista diferenciándose de los otros cocaleros y campesinos que no profesan su misma fe, puede reconocerse también como cochabambino, distinguiéndose de los productores de coca de Yungas y de los otros campesinos, y a la vez puede sentirse “ciudadano del mundo” porque accede al teléfono celular y a Internet para comunicarse con sus parientes en el exterior y porque recibe remesas provenientes de otros países.. El siguiente testimonio permite comprender mejor la naturaleza de la identidad:

Siendo la identidad relacional constantemente está en proceso de ser construida, reconstruida y deconstruida, y puede ser manipulada, negociada y modificada, lo que la hace fundamentalmente inestable. Los sujetos individuales y colectivos despliegan sus identidades dependiendo del contexto y del momento en que se encuentran, las manipulan y transforman como estrategias de poder. Para Castells7 la identidad se da a partir del discurso, desde esta óptica propone la siguiente clasificación de las identidades: Identidad legitimadora, configurada y difundida por los actores dominantes de la sociedad para extender y racionalizar su dominación: identidad nacional.

6 7

Entrevista a Victor Hugo Calisaya, intelectual quechua en Sánchez et al., 2008. Castells, 1998.

9 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

“Ahora soy ‘colcapirhueño’ más que cochabambino, soy de Piñami. Aunque cuando me reúno con amigos de infancia hablamos de nosotros, los verdaderos ‘quillacolleños’, pues no te olvides que a Quillacollo llegaron, como yo, muchos migrantes de las minas. Ahora, en otros períodos de mi vida, soy cochabambino. Es decir mi identidad territorial cambia según los períodos de mi vida. Otro matiz en mí, por ejemplo, es la presencia de mi identidad potosina o minera, no te olvides que en Cochabamba hay cerca de ciento cincuenta barrios de migrantes mineros. Es decir, depende del contexto en que estoy mi identidad cambia, de acuerdo a momentos, circunstancias etc. También en las fiestas: dependiendo de qué tipo de fiesta en la que estoy, con quiénes estoy, asumo un tipo de identidad. En realidad juego con eso, soy conciente de que hay un abanico de identidades”6.


Identidad de resistencia, generada por los actores en condiciones subalternas, sobre la base de principios opuestos a los que imperan en las instituciones políticas de la sociedad. Identidad proyecto, los actores sociales pugnan por institucionalizar una nueva identidad redefiniendo su posición en la sociedad y buscando la transformación de la estructura social. La identidad se expresa a través de las narrativas de los individuos y grupos, la narrativa es la que construye la identidad de los sujetos y de los colectivos, no al contrario 8. Estas narrativas pueden ser discursos lingüísticos, escritos y orales, y no lingüísticos: organización social, sistemas productivos, construcción del territorio, uso del espacio, religión, vestimenta, códigos y símbolos, ritos, festividades, arquitectura, etc.

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Vila, 1995 citado en Sánchez et al., 2008.


2. CONCEPTO DE REGIÓN El concepto de región es impreciso ya que puede hacer referencia a distintas realidades: una delimitación administrativa específica, un espacio geográfico particular (la región natural), entidades poco definidas entre lo nacional y lo local (la región de Alto Beni), un aspecto local (dinámica regional) o internacional (integración regional). Las siguientes son aproximaciones al concepto de región: “…el término región comparte dos significados fundamentales: el primero hace referencia a la noción abstracta de un ámbito en cuyo interior se cumplen ciertos requisitos de semejanza u homogeneidad, el segundo refiere a ámbitos concretos de la realidad física y sus elementos, porciones determinadas de la superficie terrestre, definidas a partir de criterios específicos y objetivos preconcebidos y diferenciadas en función de factores naturales o geográficos, o con arreglo a determinaciones sociales: una región tiene sentido y existencia sólo cuando en ella se asienta un conglomerado humano, que es el que le otorga forma y extensión”9.

Existen otros elementos que, en el caso boliviano, contribuyen a perfilar el concepto de región, la constitución étnica de los territorios (los ayllus del Norte de Potosí, el territorio moxeño, etc.); la construcción histórica de los territorios (la región andina bajo dominio del Incanato, las misiones jesuíticas); los territorios lingüísticos (de habla aymara, quechua, guaraní, castellana, etc.); los aspectos culturales y las situaciones geográficas en las que las culturas se han desarrollado; el impacto de centros culturales (Tiwanaku en el pasado; Sucre, La Paz, Santa Cruz en el pasado reciente y en la actualidad); los pisos ecológicos (puna, valles, costa); el carácter productivo de las regiones (minero, hidrocarburífero, agropecuario, forestal); las regiones incipientes (el “altiplano marítimo”: sur del Perú, norte de Chile y parte de La Paz); las regiones “inteligentes” (considerando las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación)11. 9

Palacios, 1993 citado por Arnold en Calla et al., 2007. Ramírez, 2004 citado por Arnold en Calla et al., 2007. 11 Arnold en Calla et al., 2007. 10

11 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

“…espacio que generalmente tiene identidad perdurable, en donde sus pobladores establecen relaciones de interacción determinadas o condicionadas por factores de tipo geográfico, económico, social y cultural.”10


3. LAS GRANDES REGIONES DEL PAÍS Con fines prácticos, sin desmerecer otro tipo de ordenamientos o clasificaciones, se puede identificar la existencia de cinco grandes regiones en Bolivia: Altiplano, en los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí. Valles, en los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija. Oriente, en el departamento de Santa Cruz. Amazonia, en los departamentos de Beni, Pando, Norte de La Paz y de Cochabamba. Chaco, en los departamentos de Chuquisaca, Santa Cruz y Tarija. La delimitación de cada una de estas cinco macro regiones no es nítida ya que los límites político administrativos no están vinculados con los límites de las ecoregiones.

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12 La Región del Altiplano El Altiplano andino es parte de una región mayor que abarca el Altiplano central y meridional de Bolivia, el sur de Perú (sur de Arequipa, Moquegua y Tacna), el noroeste de Chile (Tarapacá y noreste de Antofagasta, Atacama y Coquimbo), y el noroeste de Argentina (Jujuy a noroeste de San Juan). El altiplano boliviano es una meseta no del todo plana, ubicada entre las cordilleras Oriental y Occidental, a una altura media de 3.700 msnm, y con una superficie de 130.000 km2. Se extiende por el suroeste del departamento de La Paz (provincias Pacajes y sur de J. M. Pando), Oruro (todo el departamento, excepto su extremo oriental) y Potosí (todo el departamento excepto la parte este; desde el pie de monte occidental de la Cordillera Oriental por el Este, hasta la frontera con Chile y Argentina por el Oeste).12 La cuenca endorreica del altiplano, llamada así porque no tiene desagüe hacia el mar, comprende cinco subcuencas: la del lago 12

Ibidem.


Titicaca –compartido con el Perú–, la del lago Poopó, la del salar de Coipasa, la de Lípez, y la del salar de Uyuni. En términos generales en el altiplano se pueden diferenciar tres subregiones: El altiplano norte en las proximidades del lago Titicaca, de clima semihúmedo, donde el período húmedo puede durar hasta ocho meses. En esta subregión se desarrolla una vegetación de pradera de gramíneas y arbustos, como la tola (Baccharis spp.) y el ichu (Stipa ichu), también crecen algunos árboles aislados de keñua o kewiña (Polylepis spp.) y kiswara (Buddleja coriacea), ambas especies nativas, y eucaliptos introducidos13. El altiplano central incluye el sur del departamento de La Paz, la mayor parte del departamento de Oruro y la parte occidental del departamento de Potosí. En esta subregión se encuentra una vegetación de matorrales de tola (Baccharis spp.) e ichu (Stipa ichu), chiji (Distichlis humilis) y gramíneas (Festuca y Calamagrostis).

Entre las plantas cultivadas propias de la región altiplánica se encuentran la papa (Solanum batatas), la oca (Oxalis tuberosa), la papalisa (Ullucus tuberosus), el maíz (Zea mays), la quinua (Chenopodium quinoa), el amaranto (Amaranthus caudatus) y la cañahua (Chenopodium pallidicaule). Dentro de esta región se encuentra el departamento de Oruro y buena parte de los territorios de los departamentos de La Paz y Potosí. La Paz tiene una superficie de 133.985 km2., una población para 2003 de 2.350.466 habitantes, con una tasa anual de crecimiento de 1.53, y una proyección poblacional para 2007 de 2.715.016 habitantes15. Oruro posee una superficie de 53.588 km2., una po13

Morales, 1990. Ibidem. 15 www.ine.gov.bo Indicadores demográficos, enero 2008. 14

13 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

El altiplano sur, que abarca la zona de Potosí fronteriza con Chile, al Oeste y sur de los salares, tiene clima seco, el período húmedo no llega ni a un mes. Presenta grandes extensiones de suelos salinos, y un césped bajo de gramíneas, chiji (Distichlis humilis) yaretilla (Junellia minima), arbustos pequeños de kauchi (Suaeda fruticosa), tola de varias especies (Baccharis incarum, B. boliviensis, Fabiana densa, Parastrephia lepidophylla) y lampaya (lampaya castellani), especie que fija la arena14.


blación para 2003 de 391.870 habitantes, con una tasa anual de crecimiento de 0.78, y una proyección poblacional para 2007 de 440.65716. Potosí tiene una superficie de 118.218 km2., una población para 2003 de 709.013 habitantes, con una tasa anual de crecimiento de 0.52, y una proyección poblacional para 2007 de 776.568 habitantes17.

La Región de los Valles Los valles constituyen una franja de pequeñas porciones de territorio, con una altura que media entre 1.800 y 2.800 msnm, ubicadas como encajonadas entre las Cordilleras Occidental y Oriental que corren de Norte a Sur, haciendo un codo en el centro del país, y dividiendo las tierras altas (Altiplano) de las tierras bajas (Amazonia y Chaco).

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Aunque los valles interandinos se encuentran en La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Potosí y Tarija, los departamentos considerados como propiamente vallunos debido a que sus ciudades capitales están ubicadas en esta región son Cochabamba, Chuquisaca y Tarija. En estos departamentos los valles ocupan porciones menores de territorio, a excepción de Chuquisaca. En Cochabamba, la mayor parte del territorio corresponde a yungas y llanos amazónicos, y en Tarija una importante fracción es chaqueña. Los valles se caracterizan por su gran diversidad climática y de sistemas de paisaje, producto de los diferentes relieves de la cordillera. Se denominan valles mesotérmicos porque durante la primavera, verano y otoño las temperaturas medias sobrepasan los 15o, la humedad varía dependiendo de la orientación y del régimen de vientos, y el promedio de precipitaciones es de 400 a 800 mm. El bosque natural ha sido casi totalmente destruido, quedando escasa vegetación arbórea y arbustiva, con especies como el molle (Schinus molle), algarrobo (Prosopis alba), churqui (Prosopis ferox), acacias (Acacia macracantha y A. laevigata), chacatea (Dodonaea viscosa), y tola (Baccharis dracunculifolia y Eupatorium buniifolium)18. Las especies cultivadas propias de los valles son el maíz (Zea mays), la papa (Solanum batatas), el tomate (Lycopersicum pe16

Ibidem. Ibidem. 18 Brockmann, 1986; Morales, 1990. 17


ruvianum), el ají (Capsicum annum frutescens), el locoto (Capsicum pubescens), la palta (Persea americana), la chirimoya (Annona cherimolia), el tumbo (Passiflora mollisima), la lúcuma (Lucuma obovata) y otras. El departamento de Cochabamba posee una superficie de 55.631 km2., una población en 2003 de 1.455.711 habitantes, una tasa anual de crecimiento de 2.15, y una proyección poblacional para 2007 de 1.747.906 habitantes19. Chuquisaca tiene una superficie de 51.524 km2, una población que en 2003 era de 531.522 habitantes, una tasa anual de crecimiento de 1.56, y una proyección poblacional para 2007 de 621.38320. Tarija posee una superficie de 37.623 km2., una población en 2003 de 391.226 habitantes, una alta tasa anual de crecimiento, 2.59, y una proyección poblacional para 2007 de 484.249 habitantes21.

La Región Amazónica

La definición del territorio amazónico en Bolivia no es precisa. Por una parte se considera que comprende los departamentos de Pando y Beni y el norte de los departamentos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, con una superficie aproximada de 280.120 km2 (30% del territorio nacional)22; por otra parte se define como amazónico únicamente el territorio de Pando y el norte del Beni (provincia Vaca Díez), que tienen condiciones agroecológicas y socioeconómicas similares e historia común, y abarcan un área de entre 85.000 km2 y 105.000 km2 23. Generalmente se reconoce como Amazonia el Norte, denominado también como región castañera, en Pando y el Norte de La Paz y del Beni (provincias Iturralde y Vaca Díez, respectivamente). Las tierras amazónicas son bajas, su altitud oscila entre los 300 y 500 msnm, el clima es tropical, con temperaturas medias por encima de los 25o y lluvias muy abundantes (1.300 a 2.300 mm) que ocasionan el desborde estacional de los ríos. 19

www.ine.gov.bo Indicadores demográficos, enero 2008. Ibidem 21 Ibidem. 22 PNUD, 2003 citado por Molina et al., 2008. 23 DHV, 1993; PROMAB, 2002; Beekma, Zonta, Keijzer, 1996 citados en Molina et al., 2008. 20

15 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

La Amazonia es uno de los grandes biomas del planeta, abarca una extensión de seis millones de km², en territorios de Bolivia, Perú, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Surinam y Venezuela.


La Amazonia está dividida en tres formaciones boscosas: bosque amazónico, bosque húmedo de llanura (pampa de Moxos) y bosque húmedo del Escudo Precámbrico. En estos ambientes se desarrollan numerosas especies arbóreas, como ambaibo (Cecropia ficifolia), sangre de toro (Virola sp.), palo maría (Calophyllum brasiliense), goma (Hevea brasiliensis), castaña (Bertholettia excelsa), verdolago (Terminalia amazónica), mara (Swietenia macrophylla), ochoo (Hura crepitans), chonta (Astrocaryum chonta), motacú (Scheelea princeps), sumuqué (Syagrus sancona), etc. En las sabanas crecen pastos de buena calidad para el ganado, como el arrocillo (Leersia hexandra) y la cañuela (Hymenachne y Luziola) y otras gramíneas de escaso valor forrajero como la cola de ciervo (Andropogon bicornis)24. Las plantas cultivadas propias de la Amazonia son la yuca (Manihot utiissima), el maní (Arachis hyupogaea), el plátano (Musa paradisiaca), la piña (Ananas comosus), la lúcuma (Lucuma bifera), la coca (Erithroxylon coca), etc.

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Beni tiene una extensión territorial de 213.564 km2 y una población en 2003 de 362.521 habitantes, la mayor parte de los cuales (74%) se encuentran concentrados en las provincias Vaca Diez (116.421 habitantes), Cercado (82.653 habitantes) y Ballivián (68.174 habitantes), su tasa anual de crecimiento es de 1.80, y la proyección de población para 2007 es de 422.434 habitantes25. Pando tiene una superficie de 63.827 km2, su población en 2003 era de 52.525 habitantes, con una muy alta tasa anual de crecimiento, 4.01, y una proyección poblacional para 2007 de 72.42726. Cobija es la única ciudad con más de 30.000 habitantes (70% del total departamental), los municipios pandinos aglutinan a más de 320 comunidades, con localidades menores a los dos mil habitantes. La mayor parte de la población del Norte amazónico (69%) vive en la provincia Vaca Diez y 31% en el departamento de Pando27.

La Región del Oriente El Oriente boliviano comprende el departamento de Santa Cruz de la Sierra, con una superficie de 370.621 kms2, la tercera parte 24

Brockmann, 1986; Morales, 1990. www.ine.gov.bo Indicadores demográficos, enero 2008. 26 Ibidem. 27 PNUD, 2003 citado en Molina et al., 2008. 25


del territorio nacional, con tierras de pradera y bosque semihúmedo bajo y montañoso, a una altitud de 470 msnm en la llanura y de 1.500 msm en los valles y montañas. En el Oriente se encuentran extensas zonas de bosque húmedo, semihúmedo y subhúmedo, con especies arbóreas como palo santo (Virola surinamensis), cuchi (Astronium urundeuva), ajo ajo (Gallesia integrifolia), laurel (Nectandra sp.), tajibo (Tabebuia impetiginosa), mara (Swietenia macrophylla), roble (Amburana cearensis), cedro (Cedrela odorata), morado (Machaerium scleroxylon), paquió (Himaenea courbaril), serebó (Schizolobium parahyba) y palmeras de cusi (Orbignya phalerata); leguminosas como Acacia sp., Centrosema sp. y Machaerium sp. y gramíneas de importancia para el pastoreo, como Hemartrhria sp. Leersia hexandra y Paspalum densum28.

El Plan Departamental de Desarrollo Económico y Social 2006 – 202029 identifica las siguientes subregiones, diferenciadas por el promedio de precipitaciones pluviales, la temperatura media anual y la humedad relativa: La subregión central está ubicada en la provincia Andrés Ibáñez, y abarca toda el área metropolitana compuesta por los municipios de Santa Cruz de la Sierra, Warnes, La Guardia, El Torno, Cotoca y Porongo. La subregión integrada o Norte Integrado está conformada por las provincias Warnes, Ichilo, Sara, y Santiesteban, comprende las áreas de producción, transformación y transporte de la agroindustria cruceña, y funciona como el hinterland de la región metropolitana. La subregión chiquitana está formada por la Mancomunidad de Municipios de la Gran Chiquitania y comprende las provincias Velasco (municipios San Ignacio, San Miguel y San 28

Brockmann, 1986; Morales, 1990. Plan Departamental de Desarrollo Económico y Social 2006 – 2020 citado en Peña y Boschetti, 2008.

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17 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

Los cultivos tradicionales más importantes de la región son el trigo (Triticum vulgare), la yuca (Monihot utilissima), el arroz (Oryza sativa), hortalizas varias, y el algodón (Gossypium herbaceum). Desde hace algunas décadas se han intensificado los cultivos industriales, como la caña de azúcar (Saccharum officinarum) especie introducida originaria de la India, la soya (Glycine max) originaria de China y Japón, y el girasol (Eliantus annu).


Rafael), Ñuflo de Chávez (municipios Concepción, San Javier, San Ramón, San Antonio de Lomerío), Chiquitos (San José de Chiquitos y Roboré), Ángel Sandóval (San Matías), Germán Busch (municipios Puerto Suárez y Puerto Quijarro) y Guarayos (municipios Urubichá y El Puente). Incluye los corredores de transporte situados en las provincias Chiquitos y Germán Busch por donde pasan la carretera y la línea férrea que unen Santa Cruz con el Brasil. El departamento de Santa Cruz contaba en 2003 con 2.029.471 habitantes y de acuerdo a la proyección para 2007 habría alcanzado los 2.546.88130, casi la cuarta parte del total de la población nacional. La ciudad de Santa Cruz de la Sierra es la que concentra la mayor población y el mayor flujo económico de la región.

La Región del Chaco

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El Chaco es otro de los grandes biomas del planeta, con una superficie estimada en más de un millón de km2. Está ubicado en el centro de Sudamérica, en territorio argentino (59%), paraguayo (23%), boliviano (13%) y brasileño (5%). El Chaco boliviano se extiende por el sureste del territorio nacional, ocupando una superficie de 127.755 o 153.000 km2 (11.6% del territorio nacional) en los departamentos de Chuquisaca, Santa Cruz y Tarija, y con límites con el Brasil y Paraguay al Este y con la Argentina al Sur. La región chaqueña presenta una topografía casi plana, interrumpida por dunas y depresiones conocidas como bañados, con una altura entre 450 y 270 msnm. Las temperaturas son extremas, pudiendo llegar a 50º C en el verano y descender bajo cero en invierno. En el Chaco subhúmedo, en las proximidades del río Pilcomayo, las precipitaciones van de 1.200 a 700 mm, en el Chaco semiárido oscilan entre 750 y 500 mm, y en el Chaco árido, en el extremo occidental, varían entre 500 y 300 mm al año. En gran parte de la llanura domina un bosque xerofítico ralo formando los característicos quebrachales y matorrales. Entre las principales especies se encuentran el soto (Schinopsis haenkeana), quebracho blanco (Aspidosperma), quebracho colorado (Schinopsis lorentzii), toborochi (Chorisia insignis) y 30

www.ine.gov.bo Indicadores demográficos, enero 2008.


algarrobo (Prosopis). También se desarrollan gramíneas como Aristida sp., Erogrostis orcutiana y Chloris sp. y leguminosas como Cassia chloroclada31. Las plantas cultivadas propias de la región chaqueña son el ají (Capsicum annum frutescens), el frejol ( ), el maní (Arachis hyupogaea), maíz (Zea mays), y diversas frutas. Más recientemente se han introducido cultivos como la soya (Glycine max) y el girasol (Eliantus annu). De acuerdo a datos del Censo de 2001 la población chaqueña era de 294.378 habitantes, y se estimó que para 2006 alcanzaría los 341,622, lo que constituye el 3.55% de la población total del país. La mayor parte de la población chaqueña se encuentra en los municipios de Yacuiba con 83.518 habitantes (28.37%), Camiri con 30.897 (10.49%), Monteagudo con 26.504 (9%), Charagua con 24.427 (8.3%), y Villamontes con 23.765 (8%), representando en conjunto 64.2% de la población chaqueña. Las cuatro ciudades más importantes de la región son Yacuiba, Camiri, Villamontes y Monteagudo, que concentran 49% de la población total32

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31 32

Brockmann, 1986; Morales, 1990. Galindo et al. (doc. no publicado)


4. LAS GRANDES REGIONES DEL PAÍS Y EL PROCESO HISTÓRICO DE SU OCUPACIÓN Durante la época prehispánica el territorio de lo que actualmente es Bolivia estuvo poblado por una diversidad de pueblos, algunos de los cuales se han prolongado hasta el presente, otros terminaron unificándose con otras etnias y perdiendo su especificidad y otros, finalmente, desaparecieron.

El Poblamiento del Altiplano Alrededor del año 2.500 a.C. la región del altiplano estaba poblada por grupos de cazadores recolectores. Mil años después se establecieron los primeros asentamientos de agricultores, pastores, pescadores y cazadores de aves en las orillas del lago Titicaca33. El sitio de Chiripa es un centro ceremonial de lo que al parecer fue una unidad de diversos grupos alrededor del 800 aC.34.

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En 1.400 a.C. surgieron la cultura Wankarani, en el territorio del actual departamento de Oruro, y la cultura Lípez, en el altiplano sur. Eran pueblos cazadores y recolectores que intercambiaban productos con la región de Cochabamba, con la costa pacífica y el norte argentino, a través de caravanas de llamas35. Entre 600 y 1.000 d.C. surgió el Imperio de Tiwanaku (centro ceremonial) y Wari (centro administrativo y militar). Era un Imperio teocrático pluriétnico, con habitantes de lengua uru, pukina y aymara, que mantenía colonias estratégicas y productivas en sitios lejanos, como la costa y los valles orientales36. Al desarticularse el Imperio diferentes grupos étnicos se asentaron en la región como reinos independientes: los lupaqa en el margen sur del lago Titicaca, los colla en las cuencas de los ríos Pucara, Ranis y Coata, y los urus. A orillas de lago Titicaca se conformaron unidades político-administrativas aymaras mayores, hacia el norte, los lupaqa y pacaxa, con sus capitales en Chucuito y Hatuncolla, respectivamente; al Oeste los colonos lupaqa, pacaxa y karanka; al Noreste el curacazgo kallawaya dividido en dos mitades: la mitad superior formó parte de la provincia de Hatun Carabaya y la mitad inferior tenía cabecera en Charazani37. 33

Arnold en Calla et al., 2007. Barnadas, 2002. 35 Ibidem. 36 Ibidem. 37 Molina, 2006 citado en Calla et al., 2007. 34


El Imperio Incaico o Tawantinsuyu surgió alrededor de 1.200 d.C. en la zona del Cuzco, desde donde fue desarrollándose y consolidando su poder sobre una vasta región. En el siglo XV Pachacutec inició la expansión del Imperio con la conquista del Collasuyo, en el actual territorio boliviano, y posteriormente Tupac Yupanqui consolidó este proceso que permitió que los incas ocuparan los territorios del sur de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, y el norte de Argentina y de Chile, sometiendo a una diversidad de pueblos: huanca, tarmas, cajamarcas, cañaris y chachapoyas en el actual Ecuador; chancas, chimúes y otros en el territorio del actual Perú; collas (aymaras) y lupacas en la meseta del Altiplano; omaguacas, atacamas, huarpes y diaguitas en el norte de las actuales Argentina y Chile.

En los inicios de la Colonia se fundaron las primeras ciudades. Potosí se desarrolló sobre la base de un campamento minero establecido en la jurisdicción de La Plata a raíz del descubrimiento en 1545 de los yacimientos del Cerro Rico. En 1561 obtuvo su autonomía y se convirtió en la Villa Imperial. Desde sus inicios la ocupación espacial de la ciudad estuvo claramente diferenciada: los españoles se ubicaron al Norte del río La Ribera y los indígenas al Sur. Alrededor de 1590 la población de 38

El término mitmaqkuna o mitimae proviene del quechua mitmac que significa esparcir. El Imperio Incaico inició la política de trasladar familias separadas de sus comunidades hacia zonas conquistadas o a la inversa, con el fin de dividir a las poblaciones que constituían una amenaza para el Imperio. Los mitmaqkuna cumplían funciones productivas y de defensa. 39 Molina, 2006 citado en Calla et al., 2007. 40 Ibidem. 41 Ibidem.

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Los incas trasladaron miles de mitmaqkuna38 o colonizadores de los pueblos cana, cancha, colla, etc. reducidos conjuntamente con otros grupos llamados yunga a la región de los valles, a Moco-Moco, Ambaná, Chuma, Ayata e Italaque. En los valles de Larecaja (Sorata, Quiabaya, Combaya e Hilabaya) se asentaron grupos de mitmaqkuna provenientes del norte de Perú y charka. En los valles cerca de La Paz se encontraban los quinua, que eran intermediarios de la coca39. En el altiplano al sur de Pacaxa estaban los karanka, que tenían mitmaqkuna en la costa del Pacífico, en Cochabamba, Chuquisaca y en Tomina40. Al noreste de los karanka, entre Challacollo y Toledo, se hallaban los grupos: sura, kasaya y uru. La confederación killaka-asanaqi mantenía tierras en los valles de Cochabamba, Chayanta, Chuquisaca y en la costa del Pacífico. Al suroeste se encontraban los atakama y lipi, también estaban los chichas41. En 1532 el inca Atahuallpa fue ejecutado, marcando con ello el fin del Imperio Incaico y el inicio de la conquista española.


Potosí era de 120.000 habitantes, la misma de Londres y mayor que la de Sevilla o París, y en 1650 alcanzó a 160.000 habitantes. Con la declinación de la producción de plata la población fue disminuyendo, en 1779 no llegaban a 25.000 habitantes y en el momento de la Independencia eran aún menos42. El trabajo en las minas estaba a cargo de los indígenas bajo la figura de la mita43, que había sido recuperada por los españoles del sistema incaico y transformada en la obligación comunal de enviar una cierta cantidad de hombres para trabajar en la mina. Bajo la mita, las provincias andinas (Quispicanche, Canas, Tintacanches, Cabana y Cabanilla, Azángaro y Asilo, Paucarcolla, Chuchito, Pacajes, Omasuyos, Sica Sica, Paria, Carangas, Cochabamba, Chayanta y Porco) mandaban anualmente una séptima parte de su población masculina entre los 18 y 50 años a trabajar en Potosí una de cada tres semanas durante un año44 45.

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La ciudad de La Paz se fundó en 1548 en la localidad de Laja, poco después fue trasladada al sitio denominado Chukiyapu (chacra de oro) debido a la extracción aurífera que se realizaba en el río de este nombre. A la llegada de los españoles en el valle de Chukiyapu había una población de quinientos habitantes que seguían, unos al cacique Quirquincha, y otros al cacique Otorongo46. La mayor parte de lo que fue corregimiento de La Paz pertenecía al señorío Pacaxa, cuyo territorio estaba dividido en dos secciones: Urucusuyo y Umasuyu, las que incluían la actual hoyada de La Paz y Achocalla. La nueva ciudad fue concebida como un punto de enlace entre Potosí y la sede del Virreinato del Perú. Potosí se constituyó en el principal mercado para los productos paceños, entre los cuales el más importante era la coca producida en las haciendas de Yungas. Tal es así que al final de la etapa colonial, 95% de todo el consumo de la Villa Imperial provenía de La Paz47. La Paz estaba completamente rodeada de poblaciones indígenas, los españoles se concentraba alrededor de la plaza y la catedral, y los indígenas se distribuían en las parroquias de indios, espacios semiurbanizados que dependían de las autoridades eclesiásticas y 42

Barnadas, 2002. La mita colonial era una institución por la cual los indígenas estaban obligados a trabajar durante ciertos períodos en las haciendas, en las minas y en los obrajes a cambio de un salario. 44 Barnadas, 2002. 45 Abecia, 1988. 46 Soux,, 2007. 47 Barnadas, 2002. 43


del cabildo: San Pedro y Santiago, San Sebastián y Santa Bárbara. Alrededor de la parroquia de San Sebastián se encontraban ayllus, comunidades indígenas, descendientes de mitmaqkuna incaicos y grupos mestizos. En el siglo XVIII esta parroquia se convirtió en el centro artesanal de todo el valle, donde se producían textiles, sombreros, platería y otros48. A fines del siglo XIX la ciudad aún mantenía la diferenciación colonial en el uso del espacio, la zona de “intra puentes” ubicada alrededor de la plaza y de la catedral era el espacio del poder político y comercial, y la zona “fuera de puentes” era la de las antiguas parroquias de indios49. A solicitud de los mineros de la plata que deseaban valorizar sus bienes se fundó la ciudad de Oruro en 1606, con el nombre de Villa de San Felipe de Austria. Al año siguiente, cuando declinaba la minería potosina, ya había 76 vetas de plata en explotación en los cerros cercanos y la ciudad había alcanzado los 30 mil habitantes, de los cuales la mayoría eran indígenas y mestizos, sólo mil eran españoles. En 1680, en el momento de mayor auge de la producción minera, la población alcanzó los 60 mil habitantes, posteriormente fue mermando hasta que en 1825 sólo quedaban cinco mil.

Antes de la llegada de los incas, los valles interandinos fueron escenario de una gran diversidad cultural y humana. Los valles cochabambinos estaban poblados por grupos agropastoriles quta, qawi, chuy y una parcialidad de la jefatura sura. En los valles chuquisaqueños se encontraban los yampara, ch’urumata, charka, qhara-qhara, cuy y muyu - muyu. En los valles de Tarija y Cinti había grupos tomata y churumata. Posteriormente, hacia la época de la conquista española, grupos guaraní ocuparon la parte Este del valle central, la zona de la serranía del Cóndor, extendiéndose hacia las estribaciones más bajas y el Chaco. Al parecer en los valles se produjeron desarrollos locales distintos a los del altiplano, siendo la diversidad y horizontalidad de las interacciones entre los diferentes grupos la característica50. El Incario modificó drásticamente la estructura poblacional de los valles a través de su política de colonización con mitimaqkuna de las tierras altas, y desplazamiento de los grupos locales chuy, quta, 48

Arze, 1994 citada por Soux, 2007. Barragán en Calla et al., 2007. 50 Janusek et al. ,1995 citado en Sánchez et al., 2008. 49

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El Poblamiento de los Valles


churumata, yampara, chicha, qhawi y otros por todo el territorio valluno. A fines del siglo XV, bajo Thupa Yupanki y Wayna Cápac, los valles cochabambinos fueron convertidos en un enorme granero estatal. Con este fin llevaron a los valles bajo, central y de Pocona, miles de mitmaqkuna altiplánicos51, que eran vigilados por la población local. Los quta fueron trasladados a Pocona y Mizque, donde se había asentado otros mitmaqkuna provenientes de los señoríos karanka, sora, colla, chincha y charka52. De igual manera, los valles de Chuquisaca sufrieron un profundo proceso de reestructuración poblacional por la llegada de grandes contingentes de mitmaqkuna que fueron instalados en Guata, Copavilque, Paccha y en la zona fronteriza entre Tarabuco y Presto53. También se establecieron grupos de mitmaqkuna en la parte occidental de los valles tarijeños, hacia la cordillera de Sama. Esta política poblacional marcó hondamente las identidades locales, generando procesos de etnogénesis que, posteriormente con la Colonia, se hicieron más complejos.

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En 1559 se estableció la Real Audiencia de Charcas, dependiente del Virreinato del Perú, como centro político y administrativo del actual territorio boliviano, del Norte de la Argentina y de Chile. La sede de la Real Audiencia era la ciudad de La Plata (actual Sucre), que fue fundada anteriormente –en 1538, 1539 o 154054– en territorio del antiguo señorío yampara. La población de la Real Audiencia en 1570 era de 737.000 habitantes, de los cuales 1.350 eran vecinos, 7.000 blancos, 30.000 negros, mestizos y mulatos reunidos en una sola categoría, y 700.000 indios55, La Plata fue la única ciudad colonial donde se admitía a los indios en la plaza. Entre 1571 y1574 se fundó la ciudad de Cochabamba bajo el nombre de Villa de Oropesa, como parte de la infraestructura de apoyo y servicios a Potosí, a través de la producción de maíz y trigo y de manufacturas (tocuyo, textiles, calzado, pólvora y vidrio)56. La Villa de San Bernardo de la Frontera, actual Tarija, se fundó en 1574 en territorio de los tomata, como punto de conexión con el río de la Plata. Los guaraní fueron desplazados fuera del valle central de Tarija, definiendo una zona de frontera que coincide con la transición entre los valles interandinos y los subandinos. Esta dinámica de frontera del valle tarijeño se con51

Wachtel, 1981; Schramm, 1991, 1995 citados en Sánchez et al., 2008. Molina, 2006 citado por Arnold y Spedding en Calla et al., 2007. 53 Ibidem. 54 No hay acuerdo sobre la fecha de fundación de La Plata. 55 Crespo, 1977. 56 Barbadas, J., 2002. 52


solidó durante la Colonia, estableciendo un espacio español en torno al valle central, y un espacio indígena hacia el Chaco57. Durante la Colonia los valles recibieron grupos altiplánicos llegados a las haciendas como “forasteros sin tierras”, éstos se sumaron a la población indígena y europea, dando como resultado una composición poblacional diversa y compleja. En la época republicana los valles continuaron siendo una región receptora de inmigrantes, así como expulsora –hacia las minas, las salitreras del Pacífico y a la zafra argentina–, consolidándose así la imagen de trashumancia del valluno.

Por otra parte, se sabe que gente de la banda oriental del Lago Titicaca y de los valles adyacentes acudían estacionalmente a Yungas a trabajar en los cocales y transportaban la hoja en recuas de llamas hasta el altiplano60. Durante la Colonia los Yungas estaban divididos en dos microregiones: una al oeste del río Tamampaya, el actual sector de Coripata que fue denominada Peri Yungas (por la pequeña cuenca del río Peri), que sólo tenía una comunidad originaria; y otra en la parte correspondiente a Coroico, llamada Are Yungas, que estaba muy poco poblada, carecía de comunidades originarias y se encontraba expuesta a ataques externos. En general todo Yungas fue ocupado por haciendas de españoles y criollos dedicados al comercio de coca61. Guante la Colonia y probablemente también en los primeros años de la República se introdujo población negra a los Yungas, la que se mantiene hasta la actualidad en algunas localidades de la zona. 57

Sánchez et al., 2008. Spedding en Calla et al., 2007. 59 Saignes, 1985 citado por Spedding en Calla et al., 2007. 60 Murra, 1991 citado por Spedding en Calla et al., 2007. 61 Klein, 1993 citado por Spedding en Calla et al., 2007. 58

25 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

La zona subtropical de Yungas fue ocupada por población de origen andino antes de la llegada de los incas. Durante el Incario, Chapi Yunkas era la microregión comprendida entre los ríos La Paz y Tamampaya que constituían una barrera natural contra las incursiones de los chunchos o grupos selváticos del Norte. Existen diversas huellas de la presencia incaica en esta zona: fortificaciones por encima de la banda occidental del Tamampaya, sitio tiwanacota e incaico de Pasto Grande por encima de la banda occidental del río La Paz58, los sitios de Incapucara, Incachaca e Incalacaya, la comunidad llamada Mitma (por los mitmaqkuna lupaqa establecidos en Chicaloma)59.


El Poblamiento de la Amazonia En la etapa prehispánica el norte amazónico estaba poblado por grupos araona, esse ejja, moré, chacobo, tacana, pacahuara, cavineño, yaminahua, machineri y toromona dedicados a la caza, pesca y recolección. El centro y sur del Beni y las zonas aledañas se encontraban habitadas por los sirionó (que llegaron desde el Brasil y Paraguay antes de 1470), chimane, mosetene, baure, itonama, movima, canichana, cayubaba, yuracaré y otros dedicados a la caza, pesca y recolección y algunos, como los distintos grupos moxeño, también a la agricultura. Durante la Colonia, entre 1682 y 1744, se establecieron 26 misiones jesuíticas en los llanos de Moxos, la primera fue la de Loreto, Trinidad en 1686 o 1687, San Ignacio en 1689, San Javier en 1691 y San José en 1691, aprovechando las lomas artificiales prehispánicas que al ser sitios elevados las protegían de las inundaciones estacionales62.

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Al norte de La Paz, en la zona de Apolobamba, a partir de 1680 se establecieron las misiones franciscanas de Tumupasa, Ixiamas y San José de Uchupiamonas que dieron origen a las actuales sociedades locales. Las misiones modificaron profundamente la forma de vida de los pueblos indígenas, antes dispersos y en permanente movilidad territorial, al concentrarlos, sedentarizarlos, generalizar el idioma moxo como lengua franca, introducir la cultura hispana, la religión católica y la cría de ganado bovino. Las misiones fueron exitosas ya que generaban beneficios tanto para los jesuitas como para los indígenas; los primeros con el trabajo y la evangelización de los indígenas, y éstos con las herramientas y otros bienes de los que carecían, y con la protección de los sacerdotes frente a los abusos de los españoles. En los inicios de la República grupos criollo mestizos y algunos extranjeros se asentaron en Apolo, Atén, Santa Cruz del Valle Ameno, Ixiamas y Tumupasa atraídos por la explotación de la quina. La producción gomera incentivó también la ocupación de estos territorios, con lo que creció notablemente el número de haciendas agrícolas y ganaderas, que fueron desplazando a los pueblos indígenas de sus tierras, con la aquiescencia del Estado que tenía interés en incentivar la colonización y consolidar su presencia en la región63.

62 63

Lehm, 2004. Salinas, 2007.


En los primeros años republicanos, algunas familias provenientes de Santa Cruz se asentaron en los antiguos centros misionales de Yacuma, San Joaquín e Itonamas, desarrollando la ganadería lo que fue configurando sociedades locales conformadas por un centro urbano, en base al ex centro reduccional, y comunidades indígenas compuestas por familias evadidas de los centros misionales64.

Los territorios de los actuales departamentos de Beni y Pando conformaban la provincia colonial de Mojos, cuya autoridad política se ejercía desde la ciudad de Santa Cruz67. Durante el siglo XIX, la República desarrolló una serie de acciones que ampliaron la presencia estatal en la región, como la creación del departamento del Beni en 1848, de las Delegaciones Nacionales en los ríos Purús y Madre de Dios en 1890, del Territorio de Colonias del Noroeste en 1900, el establecimiento de autoridades estatales, oficinas administrativas y presupuesto para mantener la burocracia local, la exploración fluvial y la publicación de la cartografía nacional y departamental68. Si bien hubo presencia estatal en la región, ésta no se orientó a generar desarrollo y a integrarla físicamente, sino a captar los recursos provenientes de la explotación de la goma69. En 1938, luego de disputas entre políticos trinitarios y riberalteños respecto a la formación de un nuevo departamento, se 64

Lehm, 1996 y Molina, 2003 citados en Molina et al., 2008. Gamarra, 2006 citada en Molina et al., 2008. 66 Lehm, 1999. 67 Roca, 2003 citado en Molina et al., 2008. 68 Roca, 2003 y Cortéz, 2006 citados en Molina et al., 2008. 69 Roca, 2003 citado en Molina et al., 2008. 65

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La ocupación territorial del norte amazónico se produjo a partir de la colonización privada para la producción de quina y goma. Las ciudades de Villa Bella, Cachuela Esperanza, Riberalta y Cobija fueron fundadas sobre la base de antiguas barracas de propiedad de casas comerciales “habilitadoras” nacionales y extranjeras. Durante el auge de la producción gomera de fines del siglo XIX y principios del XX, cerca de 80.000 personas procedentes de Santa Cruz, de los antiguos centros misionales, de las zonas de Larecaja y Apolobamba, así como de las minas, colonizaron la región. Los pueblos moxeño, tacana, cayubaba, apolista y otros fueron reclutados y trasladados hacia el norte para la extracción de goma, por lo que entraron en contacto con los Esse Ejja, Araona y otros grupos étnicos locales65. Cuando la producción de goma declinó, la población criollo mestiza se trasladó hacia el centro y sur del Beni66.


definió la creación del departamento de Pando, manteniendo la pertenencia de Riberalta al Beni, como parte de la provincia Vaca Díez70.

El Poblamiento del Oriente En la época prehispánica el territorio del Oriente boliviano estaba poblado por los pueblos Chané, varios grupos antecesores de los actuales Chiquitanos, como los Pinocas y Penoquiquias, y los Guaraní recién llegados y divididos en más de cuarenta subgrupos.

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La conquista del Oriente fue tardía y se llevó a cabo desde el Virreinato del Río de la Plata, precedida por varias expediciones en busca de El Dorado y del Gran Paitití. En 1559 se fundó la Nueva Asunción en las llanuras del Grigotá, y en 1561 Santa Cruz la Vieja a orillas del Sutó, en territorio chiquitano71. En 1590 se fundó San Lorenzo de la Frontera a orillas del río Grande o Guapay, al año siguiente se trasladó a Cotoca, en la otra margen del río, y en 1595 a la margen derecha del río Piraí. Finalmente, en 1621 la población de Santa Cruz se trasladó hacia la punta de San Bartolomé y se unificó con la de San Lorenzo bajo el nombre de Santa Cruz de la Sierra72. La región del Oriente no tenía mayor interés económico para la Corona española debido a la ausencia de oro y plata, por lo que se le asignó la función de contención de los bandeirantes portugueses. La colonización quedó en manos de los jesuitas, quienes a fines del siglo XVII establecieron las reducciones de Chiquitos. La primera misión fue San Javier fundada en 1692 con grupos Pinocas y Penoquiquias, San Rafael en 1696, San José de Chiquitos en 1698, San Juan Bautista en 1699, Concepción en 1709, San Miguel en 1721 y San Ignacio de Chiquitos en 1748. Los distintos grupos étnicos concentrados en las misiones perdieron sus lenguas originarias y sus culturas, adquirieron la religión católica y aprendieron una serie de oficios. Las misiones producían azúcar y sus derivados, melaza, cera, hilados de algodón y cuero para el consumo interno y los mercados del Alto Perú y del Río de la Plata73. Con la expulsión de los jesuitas en 1767, las misiones fueron saqueadas y se destruyó su organización social, el ganado vacuno fue conducido a las estancias de mestizos, y la población indígena fue esclavizada. 70

Ibidem. Ibidem. 72 Ibidem. 73 Sandoval, 2003 citado en Peña y Boschetti, 2008. 71


Durante la Colonia, el Oriente estaba poblado por mestizos, indígenas y un número reducido de españoles y negros, siendo la sociedad cruceña fundamentalmente mestiza74. En 1825 Santa Cruz era una provincia formada por los partidos de Cercado (actuales provincias Ibáñez, Sara, Warnes, Ichilo y Santiesteban), Vallegrande, Cordillera, Mojos y Chiquitos75. A mediados del siglo XX, con la idea de que las tierras bajas del país eran territorios “vacíos”, se aplicaron políticas y planes de colonización nacional (desde la región andina) y extranjera (japonesa y menonita), lo que se denominó como “marcha hacia el Oriente”. Este fenómeno migratorio que continuó desarrollándose en las décadas siguientes introdujo nuevos elementos que fueron cambiando la conformación de la población cruceña.

El Poblamiento del Chaco

Entre los siglos XVI y XVIII el Chaco era una región vasta y de límites imprecisos, que se extendía entre las gobernaciones de Buenos Aires, Tucumán, Santa Cruz de la Sierra y Paraguay, hasta los ríos Paraguay, Paraná, Salado y Parapetí. Durante la primera mitad del siglo XVI se iniciaron las expediciones españolas en busca de una “montaña de plata”, la conquista del Chaco fue realizada desde las ciudades de La Plata y Asunción. En 1559 se fundó Santo Domingo de la Nueva Rioja sobre la orilla del río Parapetí, con la finalidad de contener los ataques guaraní, que en 1564 la asaltaron77. En 1571 el Virrey Toledo encabezó una expedición armada contra los guaraní que aislaban a Santa Cruz y Tarija de La Plata y Potosí, dificultando su abastecimiento y destruyendo los caminos78. Desde Chuquisaca, Tarija, y Santa Cruz se conformó un “frente pionero mestizo” y la región del Chaco se convirtió, durante trescientos años, en un 74

Peña, 2003 citada en Peña y Boschetti, 2008. Ibidem. 76 Combès, 2005 citada en Galindo et al. (doc. no publicado) 77 Ibidem. 78 Pinckert, 1978 citado en Galindo et al. (doc. no publicado) 75

29 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

Durante el siglo XVI se asentaron distintos grupos étnicos en el territorio del Chaco, como los Payzuno, Chané, Payaguá y Guaraní, que constituyen el origen de los pueblos indígenas que actualmente se encuentran en la región76.


campo de batalla entre mestizos e indígenas por el control del territorio79. Los sectores mestizos no pudieron consolidar una presencia estable en la región, limitándose a rodearla con puntos de avanzada: Santa Cruz la Vieja y San Lorenzo al Noroeste, Tomina, La Laguna y Sauces al Oeste y Suroeste, y Tarija al Sur80 Durante el siglo XVIII se establecieron alianzas y coaliciones entre las capitanías guaraní contra los españoles81; sin embargo, en momentos de paz, comerciaban con los asentamientos mestizos, acogían a los misioneros, hacían trabajo temporal en la zafra de caña y algodón de las haciendas, realizaban viajes a La Plata e incluso hasta Potosí para intercambiar productos como tabaco, miel, loros y otros por vestidos, utensilios metálicos, caballos, y armas82. En 1787 se construyó el fuerte de San Carlos de Saipurú cerca de Charagua, que junto con el de San Miguel de Membray en las proximidades de Camiri, fueron puntos clave en la lucha contra los guaraní. Los fuertes demandaron alimentos y servicios, lo que determinó el establecimiento de población civil y de estancias ganaderas con alguna producción agrícola83.

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Durante el siglo XVIII se instalaron 22 misiones franciscanas, dominicas, agustinas, mercedarias y diocesanas. En 1775 los franciscanos fundaron en Tarija el Colegio de Propaganda Fide, Avopó en 1771, Piray y Cabezas en 1772, La Florida en 1781, Takurú en 1786, Yamirí en 1787, Saipurú en 1788, Masavi en 1788, Yvyrapukuti en 1798, Takuarembó en 1791, Pirití en 1792, Ovay en 1793, Gran Parapeto en 1795 y Tapyta en 179584. Las misiones franciscanas tuvieron éxito en tanto brindaban protección a los indígenas ante la penetración ganadera desde Santa Cruz. En la zona Sur del Pilcomayo las misiones tuvieron muchas dificultades, la única que logró consolidarse fue la de Rosario del Valle de Salinas. Las misiones franciscanas continuaron funcionando en el Chaco hasta su secularización en 191985. Con la creación de la República se incrementó el despojo de tierras indígenas y el establecimiento de latifundios privados. A quienes se destacaron en la Guerra de la Independencia se les 79

Lema, 1998 citada en Galindo et al. (doc. no publicado) Combès, 2005 citada en Galindo et al. (doc. no publicado) 81 Ibidem. 82 Saignes, 1990 citado en Galindo et al. (doc. no publicado) 83 Roca, 2001 citado en Galindo et al. (doc. no publicado) 84 Galindo et al. (doc. no publicado) 85 Pifarré, 1989; Saignes, 1990 citados en Galindo et al. (doc. no publicado) 80


concedió grandes extensiones de tierra, posteriormente Belzu repartió “tierras baldías” a privados en Ipapandi, incluyendo Ipati, Kapiatindi, Yapiroa y otros86. A fines de los años cincuenta y principios de los sesenta se produjo un auge de la producción petrolera en el Chaco cruceño (Camiri), lo que convirtió a la región en atractiva para la inmigración, aunque ésta fue más bien de carácter temporal87.

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86 87

Combès, 2005 citada en Galindo et al. (doc. no publicado) CORDECRUZ, 1978 citado en Galindo et al. (doc. no publicado)


5. IDENTIDAD Y TERRITORIO Para realizar un análisis del territorio es necesario tomar en cuenta diversos elementos que podrían resumirse de la siguiente manera: Recursos naturales: suelo, subsuelo, recursos no renovables, recursos hídricos, atmosféricos, vegetación y fauna. Población: originaria del lugar, la que se ha ido asentando en éste y la que emigra, las características demográficas. Organización social: instituciones y formas de administración local, las reglas del juego político, la “gobernación” del territorio. Actividades económicas: los mercados, las redes de intercambio, etc. Conocimientos técnicos y competencias: acceso y control de tecnologías, y capacidad de investigación y desarrollo. Cultura e identidad territorial: valores compartidos, intereses, formas de reconocimiento, patrimonio histórico.

32 Primer Fascículo

Infraestructura física y equipamiento, patrimonio arquitectónico. Imagen y percepción del territorio, tanto interna como externa. Las relaciones entre identidad y territorio son múltiples y complejas, ya que las colectividades humanas están marcadas por las características de su territorio y, a su vez, dejan profundas huellas en el territorio que habitan, a través del uso de los recursos que éstos les brindan. Las prácticas de uso de los recursos locales contribuyen a configurar identidades88. En Bolivia la idea de territorio tiene distintas acepciones; en la región andina, por ejemplo, implica el “control vertical de pisos ecológicos”, estrategia que permite acceder a distintos espacios con capacidades productivas diferentes y obtener una diversidad de productos propios de las tierras altas, de los valles y de las “tierras calientes”. Esto convierte al territorio en un espacio amplio, dinámico y flexible. En la Amazonia existe una concepción diferenciada sobre el territorio entre el Norte 88

Escobar, 1995 citado por Arnold en Calla et al., 2007.


amazónico y el centro y sur del Beni o llanos de Moxos. En el Norte no existe una identidad local, sino más bien departamental, lo que se explica porque su formación fue tardía, a partir de la disgregación de las antiguas barracas gomeras; sin embargo, existen localidades semiurbanas o comunidades con una identidad referida a su propio lugar. En la llanura moxeña el territorio está conformado por una serie de pequeñas localidades que conservan como referente de identidad su pasado misional e indígena. Un hito fundamental en los procesos de construcción y fortalecimiento territorial de los últimos años es la municipalización impulsada por la Ley No. 1551 de Participación Popular de 1994, que ha permitido profundizar la democratización de los municipios, convirtiéndolos en instancias fundamentales de la planificación del desarrollo, otorgando niveles de autonomía a los municipios urbanos y rurales, incrementando considerablemente los recursos financieros de que disponen, y reconociendo legalmente a las organizaciones locales de base y su participación en la planificación del desarrollo.

En los últimos años el proceso de organización territorial se ha complementado con la figura de la mancomunidad, cuya base de conformación es un territorio amplio con un sistema propio de relaciones económicas, ecológicas y sociales. La mancomunidad permite articular municipios en torno a objetivos comunes, evitando el excesivo localismo. Actualmente en Bolivia existen 327 municipios y más de 70 mancomunidades o asociaciones de municipios con objetivos comunes.

89

Pereira, 2000; Dory y Manzano, 2000; Oporto, 1999 citados en Sánchez et al., 2008.

33 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

La municipalización ha contribuido a superar el centralismo asfixiante de las elites capitalinas, lo que es especialmente notorio en la Amazonia y el Chaco. Si antes la provincia era el territorio que generaba sentido de pertenencia y una identidad territorial, con la municipalización el municipio se convirtió en el principal referente de las demandas de desarrollo. Por otra parte, este proceso ha dado como resultado el desarrollo de una mayor conciencia sobre el territorio y probablemente ha contribuido al fortalecimiento de identidades locales89.


Organización Territorial en el Altiplano Los municipios de la región altiplánica alcanzan el centenar distribuidos entre los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí. Cuadro 1: Municipios de la Región Altiplánica según Subregión y Departamento Subregiones

Departamento

Altiplano norte

La Paz

Achacachi Ancoraimes Puerto Acosta Puerto Carabuco Viacha Guaqui Tiahuanacu Desaguadero

Pucarani Laja Batallas Puerto Pérez Copacabana San Pedro de Tiquina Tito Yupanqui

Altiplano central

La Paz

El Alto Coro Coro Caquiaviri Calacoto Comanche Charaña Waldo Ballivián Nazacara de Pacajes Santiago de Callapa Malla Cairoma Colquiri

Sica Sica Umala Ayo Ayo Calamarca Patacamaya Colquencha Collana San Pedro de Curahuara Papel Pampa Chacarilla Santiago de Machaca Catacora

Oruro

Oruro Caracollo El Choro Paria Challapata Santiago de Quillazas Corque Choque Cota Curahuara de Carangas Turco Huachacalla Escara Cruz de Machacamarca Yunguyo de Litoral Esmeralda Poopó Pazña

Antequera Huanuni Machacamarca Pampa Aullagas Sabaya Chipaya Toledo Eucaliptos Santiago de Andamarca Belén de Andamarca Totora Santiago de Huari La Rivera Todos Santos Carangas Huayllamarca

Potosí

Potosí Tinguipaya Yocalla Urmiri Uncía Chayanta Llallagua

Colquechaca Pocoata Ocurrí Caripuyo Porco Puna Caiza “D”

Cochabamba

Arque Tacopaya Bolívar

34 Primer Fascículo

Municipios


Altiplano sur

Oruro

Salinas de Garci Mendoza

Coipasa

Potosí

Colcha K San Pedro de Quemes San Pablo de Lípez Mojinete San Antonio de Esmoruco Uyuni Llica

Tahua San Agustín

Fuente: Elaboración propia en base a MAGDR en Calla et al., 2007.

Organización Territorial en los Valles En la región de los valles actualmente existe un total de 73 municipios, 42 se encuentran en el departamento de Cochabamba, 24 en Chuquisaca y 7 en Tarija. Cuadro Nº 2 Municipios de la Región de los Valles según Departamento Cochabamba

Municipios Cochabamba

Sipe Sipe

Quillacollo

Tiquipaya

Aiquile

Vinto

Pasorapa

Colcapirhua

Omereque

Sacaba

Ayopaya

Colomi

Morochata

Tapacarí

Tarata

Totora

Anzaldo

Pojo

Arbieto

Pocona

Sacabamba

Entre Ríos

Arani

Mizque

Vacas

Vila Vila

Arque

Alalay

Tacopaya

Punata

Capinota

Villa Rivero

Santivañez

San Benito

Sicaya

Tacachi

Cliza

Cuchumuela

Toko

Bolívar

Tolata

Tiraque

35 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

Departamentos


Chuquisaca

Tarija

Sucre

Villa Alcalá

Yotala

El Villar

Poroma

Tarabuco

Azurduy

Yamparáez

Tarvita

Camargo

Zudañez

San Lucas

Presto

Incahuasi

Mojocoya

Villa Serrano

ICLA

Camataqui

Padilla

Culpina

Tomina

Las Carreras

Sopachuy

Villa Vaca Guzmán

Tarija

San Lorenzo

Padcaya

El Puente

Uriondo

Entre Ríos

Yunchará Fuente: Elaboración propia en base a datos del Atlas estadístico de municipios, 2005.

Primer Fascículo

36

Organización Territorial en la Amazonía Actualmente en la Amazonia existen 42 municipios, 19 en el Beni, 15 en Pando, 5 en La Paz y 3 en Cochabamba, que se pueden clasificar en tres grupos: Municipios con población desde la época de las misiones jesuíticas, y cuya actividad principal es la ganadería: Trinidad, San Javier, Loreto, San Ignacio, San Ramón, San Joaquín, Magdalena, Santa Ana, Baures, Reyes y San Borja. Municipios resultado de la ocupación extractiva de las selvas amazónicas: Riberalta y Guayaramerín en el Beni, Cobija y los otros municipios de Pando. Municipios creados a partir de la intervención directa del Estado: San Andrés, Puerto Siles, Rurrenabaque, Santa Rosa, Exaltación y Huacaraje, en el Beni, los dos últimos surgieron como resultado de la Participación Popular cuando se crean nuevas secciones en las provincias Yacuma e Iténez90.

90

Molina et al., 2008.


Cuadro Nº 3 Municipios de la Región Amazónica según Departamento Departamentos Beni

Municipios Trinidad

San Borja

San Javier

Riberalta

Loreto

Guayaramerín

San Ignacio

San Andrés

San Ramón

Puerto Siles

San Joaquín

Rurrenabaque

Magdalena

Santa Rosa

Santa Ana

Exaltación

Baures

Huacaraje

Reyes Pando

Cobija

Exaltación

Campo Ana (Porvenir)

Bolivar (Sena)

Mukden (BOLPEBRA)

Nacebe

Costa Rica (Bella Flor)

Ingavi

Victoria (Puerto Rico)

Nuevo Manoa

San Pablo

Villa Nueva

Arroyo Grande (Filadelfia)

Eureka

Agua Dulce (Gonzalo Moreno) Apolo

Ixiamas

Tipuani

Caranavi

San Buenaventura Cochabamba

Puerto Villarroel Puerto Tunari

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Atlas estadístico de municipios, 2005.

Actualmente existen cinco mancomunidades en el departamento del Beni, una de éstas involucra a municipios de la provincia Vaca Diez y a algunos municipios pandinos vecinos de Riberalta. En el departamento de Pando se han conformado tres mancomunidades: Filadelfia, BOLPEBRA y Norte Amazónico, ésta última conformada por Riberalta y Guayaramerín del Beni y por Gonzalo Moreno, Puerto Rico y el Sena de Pando, que constituye un caso interesante ya que configura un sistema de relaciones económicas que dan cuenta de la presencia de una lógica de región.

Chimoré

37 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

La Paz


Organización Territorial en el Oriente El departamento de Santa Cruz está dividido en 15 provincias y 56 municipios, de los cuales 50 se encuentran en la región del Oriente boliviano, los restantes corresponden al Chaco. Cuadro Nº 4 Municipios de la Región Oriente Municipios

Primer Fascículo

38

Santa Cruz

Santa Rosa del Sara

Concepción

Cotoca

Colpa Bélgica

San Javier

Ayacucho

Cabezas

San Ramón

La Guardia

Valle Grande

San Julián

El Torno

Trigal

San Antonio de Lomerío

Warnes

Moro Moro

Cuatro Cañadas

Okinawa Uno

Postrer Valle

San Matías

San Ignacio

Pucara

Comarapa

San Miguel

Samaipata

Saipina

San Rafael

Pampa Grande

Puerto Suárez

Buena Vista

Mairana

Puerto Quijarro

San Carlos

Quirusillas

C. Rivero Torrez

Yapacaní

Montero

Ascensión de Guarayos

San Juan

Gral. Saavedra

Urubichá

San José

Mineros

El Puente

Pailón

Fernández Alonso

Roboré

San Pedro

Portachuelo Fuente: Elaboración propia en base a datos del Atlas estadístico de municipios, 2005.

Una de las más importantes mancomunidades municipales es la de la Gran Chiquitanía que articula 14 municipios: San Ignacio, San Miguel, San Rafael, Concepción, San Javier, San Ramón, San Antonio de Lomerío, San José de Chiquitos, Roboré, San Matías, Puerto Suárez, Puerto Quijarro, Urubichá y El Puente de seis provincias: Velasco, Ñuflo de Chávez, Chiquitos, Ángel Sandoval, Germán Busch y Guarayos. La mancomunidad comprende los corredores de transporte por donde pasan la carretera y la línea férrea que une Santa Cruz con el Brasil.


Organización Territorial en el Chaco Actualmente en el Chaco boliviano existen 16 municipios, 7 en Santa Cruz, 5 en Chuquisaca y 4 en Tarija: Cuadro Nº 5 Municipios de la Región Chaqueña según Departamento Departamentos Santa Cruz

Municipios Lagunillas

Gutiérrez

Charagua

Camiri

Cabezas

Boyuibe

Cuevo Chuquisaca

Villa Vaca Guzmán

Monteagudo

Machareti

Huacareta

Huacaya Tarija

Yacuiba

Caraparí

Villa Montes

Entre Ríos

Fuente: Elaboración propia en base a Atlas estadístico de municipios, 2005.

Organización Étnica del Territorio A partir de los procesos de municipalización surgió una nueva forma organizativa del territorio, los distritos municipales indígenas, con el propósito de impulsar el desarrollo local a partir de las visiones y prácticas propias de los pueblos indígenas, revirtiendo así la tendencia a privilegiar a los centros urbanos. Son requisitos para la creación de un distrito municipal indígena una comunidad cultural, una forma común de uso de los recursos naturales y una sola organización que integre y represente a las comunidades. Desde 1996, la base territorial indígena en Bolivia son las Tierras Comunitarias de Origen (TCO) establecidas a través de la Ley No. 1715 del Servicio Nacional de Reforma Agraria, que otorga títulos colectivos de las tierras que no pueden ser reverti-

39 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

La mancomunidad del Chaco Boliviano (MANCHABOL), constituida en 2000 con base en quince municipios, es una de las mancomunidades emblemáticas de Bolivia. Junto a las provincias argentinas Chaco y Corrientes y a la paraguaya Chaco realiza esfuerzos para el desarrollo del Chaco sudamericano, como la interconexión caminera y el riego.


das, enajenadas, gravadas, embargadas, ni adquiridas por prescripción, y que reconoce el derecho de sus titulares a participar del uso y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales renovables existentes en éstas. El concepto de TCO comprende el de territorio indígena, entendido como la tierra, los recursos naturales, los sitios sagrados reconocidos como tales por la tradición de los pueblos, los lugares donde están enterrados sus antepasados y las normas de convivencia. En algunos casos las TCO constituyen distritos municipales indígenas, como unidades de planificación del desarrollo municipal. Actualmente existen en Bolivia alrededor de 60 TCOs que se encuentran en distintas etapas del proceso de saneamiento y titulación, y que representan una extensión aproximada de 30% del territorio nacional.

Cuadro Nº 6 Tierras Comunitarias de Origen según Región y Departamento Región

Primer Fascículo

40

Andina (Altiplano y valles)

Departamento

TCO*

La Paz

Marka Qamata Jacha Suyu Pakajaqui

Oruro

Jacha Carangas Marca Salinas de Garci Mendoza Saucarí

Potosí

Nor Lípez Jatun Ayllu Yura Ayllu Andamarca

Chuquisaca

Yucas Jatun Ayllu San Juan de Orkas Ayllu Valle Quillacas Marka Pojpo Marka Valle Tinquipaya de Poroma

Cochabamba

Ayopaya Raqaqpampa


Amazónica

La Paz

Lecos de Apolo Lecos de Larecaja Tacana I Tacana II Araona

La Paz – Cochabamba

Mosetén

La Paz - Beni

Pilón Lajas

Pando

Yaminahua Machineri Multiétnico II

Beni

Chimán Multiétnico Baure Itonama Joaquiniano Sirionó Tacana Cavineño Cayubaba Moré

Beni - Cochabamba

Isiboro Sécure

Cochabamba

Yuqui Yuracaré

Oriente

Santa Cruz

Yuracaré Moxeño Ichilo Bajo Paraguá Guarayo Monteverde Lomerío Zapocó

41 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

Chacobo Pacahuara


Chaqueña

Charagua Norte

Santa Cruz

Charagua Sur Isoso Santa Teresita Guaye Rincón del Tigre Takovo Kaaguasú Guaraní Kaami Lupaguasú Itikaraparirenda Katipipendi Karovaicho Tobité II Cirpas Avatiri Huacareta

Chuquisaca

Avatiri Ingre Guaraní Tentayapi Macharetí Carandaití Ñancaroirza Itikaguasú

Tarija

Weenhayek Tapieté Samaihuate Guaraní Yacuiba

Primer Fascículo

42

* TCOs en distintas etapas del proceso de titulación y saneamiento. Fuente: Elaboración propia en base a datos del Instituto Nacional de Reforma Agraria, 2007.

El reconocimiento de las OTBs ha generado mecanismos estatales para la promoción de las identidades indígenas con respecto al territorio con resultados diversos y, a veces, sin mayores resultados debido a la ineficiencia de las instituciones públicas. Se señala como una crítica a esta nueva forma organizativa del territorio que si bien busca reconocer las formas colectivas indígenas, en los hechos las deja fuera del ámbito de la producción y del mercado porque no facilita infraestructura productiva ni otros recursos, aunque las poblaciones que conformaban las OTB son las productoras del país. También se señala que la disputa por los recursos municipales llevó en muchos casos, como en el norte de Potosí y Oruro, a una reinvención instrumental de identidades étnicas locales o provinciales, en términos de unidades menores91. Junto con el surgimiento de una identidad municipal, ha surgido en el país una identidad ciudadana vecinal a partir de las Juntas Vecinales y otro tipo de identidad a partir de las Organizaciones Territoriales de Base (OTB’s), que desarrollan su accionar en el marco de un Estado en claro proceso de descentralización92. 91 92

Arnold en Calla et al., 2007. Moreno, 2003 citado en Sánchez et al., 2008.


6. LA IDENTIDAD EN EL IMAGINARIO REGIONAL En Bolivia las identidades regionales han sido construidas por los grupos de poder, a través de procesos de elaboración de representaciones, valores, normas y códigos dirigidos a perfilar una homogeneidad que encubre las diferencias, discontinuidades y contradicciones internas. En la región del altiplano la identidad está vinculada a la idea de lo indígena ya que, a diferencia de otras regiones del país, no es posible disimular ni obviar su presencia. Pero este imaginario no recupera al indígena real, sino que se encuentra a caballo entre la idea del “buen indígena”, trabajador sumiso, y la del indígena sublevado y que se constituye en una amenaza, es por tanto, un imaginario ambivalente y conflictivo que no permite un reconocimiento del verdadero carácter de la región.

Aunque en el altiplano el sentido de pertenencia territorial no parece estar claramente orientado hacia un espacio preponderante, la pertenencia a la provincia y a la comunidad aparece como la más sólida: 35% de la población de La Paz y Oruro dice pertenecer a la provincia, 27% a la comunidad, 22% al cantón, 11% al municipio, 3% a la marka y 1% al ayllu, no se expresó sentido de pertenencia alguno hacia el departamento93. En los valles cochabambinos la identidad presenta emblemas rurales, como la chicha y la chichería, la comida, el idioma –que es una mezcla de castellano con quechua, de lo urbano y 93

FES- ILDIS, 2007. Encuesta en el área rural de La Paz y Oruro.

43 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

Es importante advertir la existencia de diferencias entre la identidad paceña y las de los otros departamentos de la región. En la identidad de los paceños la idea de ser el centro político del país y el motor del desarrollo nacional (aunque esto último está empezando a debilitarse frente al empuje económico de Santa Cruz) es sólida y ofrece cierta seguridad y jerarquía frente a los otros, pero tiene la desventaja de darle a La Paz la condición de “tierra de nadie”, en la que la preocupación es más bien nacional y no regional. A diferencia de ello, en las identidades orureña y potosina pesa fuertemente el sentimiento de pobreza y abandono, más aún cuando se contrasta el glorioso pasado minero y el fundamental aporte de estos departamentos a la economía colonial y republicana con su situación actual de postergación, habrá que ver qué consecuencias tiene sobre esta percepción el resurgimiento minero de Potosí en los últimos años.


lo rural– y las festividades, junto a elementos de la modernidad en una coexistencia complementaria entre lo rural y lo urbano. Estos emblemas identitarios vallunos de carácter mestizo se distinguen de los propios de las zonas altas (ayllus de Tapacarí, Arque y Bolívar en la sierra Sur y Oeste del departamento) y del Chapare (yuracaré y yuqui, principalmente), habiéndolos eclipsado, aunque los valles son una porción mínima del territorio de Cochabamba frente a las zonas andinas y amazónicas94. Los elementos constitutivos de las identidades mestizas cochabambinas, como la competitividad, la ritualidad vinculada a la comida y la bebida, la sociabilidad, la trashumancia, la fluidez cultural, son cuestionados. Así la competitividad es rotulada como “envidia”, la ritualidad a través de la comida –vinculada a la seguridad alimentaria– se define como “viven para comer y no comen para vivir”95. Las élites regionales plantean el “cochabambinismo” como una categoría que designa la actitud de indolencia e indiferencia de la población frente a la situación general de atraso y depresión económica de la región. Este “cochabambinismo” está vinculado a la inexistencia de un grupo social orgánico y coherente, capaz de formular un proyecto histórico regional96.

Primer Fascículo

44

La identidad territorial chuquisaqueña, y especialmente sucrense, está profundamente marcada por la idea del otro, el otro interno: el indígena, y el otro externo: la ciudad de La Paz causante de la pérdida de la capitalidad. Se conservan en la memoria dos fechas que reaniman el temor: el asedio de los indios a la ciudad de La Plata en 1871 y la derrota de los jóvenes chuquisaqueños en Ayo Ayo durante la guerra civil de 189897. Los sucesos recientes de Sucre en torno a la demanda de capitalidad plena en un contexto de alta polarización política muestran cuánta actualidad tiene en el imaginario regional la amenaza del otro interno y externo. Un otro elemento importante del imaginario sucrense que conforma su identidad es el de la “culta Charcas”, que conduce a valorar la cultura oficial y a despreciar las culturas de las zonas peri urbanas ocupadas por migrantes rurales. La “culta Charcas” y la “ciudad blanca” hacen alusión no sólo a las actividades culturales y a la política cultural, sino a una población que se piensa a sí misma hispana y castellano hablante, opuesta a la masa indígena98. 94

Sánchez et al., 2008. Ibidem. 96 Laserna, 1996 citado en Sánchez et al., 2008. 97 Rossells, 1997 citada en Sánchez et al., 2008. 98 Betanzos, 1999; Flores, 2006 citados en Sánchez et al., 2008. 95


Un tema central en el imaginario tarijeño es su origen español. La región se define como “Andalucía boliviana”, lo que hace referencia a su identidad cultural y la diferencia de las otras regiones del país. De acuerdo a esta visión, los campesinos chapacos, aunque son descendientes de los tomata conquistados, serían culturalmente hispanos. Otro elemento que conforma la identidad tarijeña es la crítica al centralismo del Estado que habría excluido y relegado a Tarija99. Esta crítica que parte de las élites locales ha permeado a la población tarijeña en su conjunto, fijando en la memoria histórica el momento en que concluida la Guerra de la Independencia, el pueblo tarijeño decidió pertenecer a Bolivia y no a la Argentina, por lo que habría una condición cuasi asociativa del departamento al Estado boliviano. En el imaginario del norte amazónico la identidad está vinculada con la naturaleza, se resalta la relación con los bosques y la cultura del extractivismo forestal. Pando es visto como una tierra promisoria que acoge a migrantes de diversos orígenes que dan a la región un carácter multicultural. Por lo tanto, la identidad pandina está basada en una mezcla de las costumbres y tradiciones de las culturas locales, la fuerte influencia de los pueblos andinos y de los inmigrantes brasileños100.

Al igual que en otras regiones del país, en la Amazonia existe la percepción de que el Estado boliviano ha subestimado a la región y sus potencialidades, le ha otorgado una condición de periferia y la ha olvidado. En el Oriente la identidad regional camba es construida por los grupos dominantes, a través del encubrimiento de las diferen99

Gaite, 2002; Oliva, 2005; Ávila, 2005; Vacaflor, 2005; Ruiz, 2002; Valdez 2006 citados en Sánchez et al., 2008. 100 Rojas, 2005 citado en Molina et al., 2008. 101 Soria, 2006 citado en Molina et al., 2008.

45 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

En los llanos del Beni la identidad se vincula con las ideas de pampa, río, misiones jesuíticas, macheteros y ganadería, que son los elementos más recurrentes en los discursos regionales. Un símbolo de esta visión se encuentra en el escudo del Beni que muestra el batelón navegando por el río, árboles de goma y el “gavirú”, vaca de raza criolla, en una síntesis histórica que articula la región amazónica con la sabana101. Además del pasado misional que dio unidad espiritual, cultural, civil y moral al departamento del Beni, su articulación política, geográfica y socioeconómica con el Norte amazónico conformó definitivamente su identidad.


cias internas y del establecimiento de fronteras que permiten a los habitantes del Oriente reconocerse como un “nosotros” frente al “otro” indio, colla, occidental, etc.102. Esta identidad cruceña que se habría iniciado con la fundación de la ciudad de Santa Cruz y sería producto de la unión de las culturas española y nativa busca unificar la diversidad existente, partiendo de la idea de que la región habría vivido a lo largo de su historia una realidad de aislamiento, marginación y avasallamiento por el “centralismo altoperuano”, y que habría sufrido una invasión colla por la presencia de migrantes andinos103. El discurso enfatiza ciertos valores atribuidos a los cruceños y que los diferenciaría de los collas: espíritu emprendedor, capacidad empresarial, pragmatismo, audacia, hospitalidad, extroversión, alegría. Así, en el discurso ideológico cruceño, los cambas representarían una homogeneidad sin conflictos. La identidad chaqueña, especialmente indígena, está vinculada a la idea de la “tierra sin mal”, que se remonta a Kaa Poti, la capitana guaraní del siglo XV, y los tumpas, hombres dioses que llevan al pueblo guaraní hacia un futuro de bien y libertad. La tapie té, hombres libres, expresa esta idea de una existencia sin dueños, ni opresores104.

Primer Fascículo

46

En el imaginario de los bolivianos, el Chaco está vinculado a la riqueza del petróleo que puede contribuir a sacar al país de su atraso y pobreza, a la ganadería vacuna extensiva, y a la cruenta guerra del Chaco que hizo posible el reconocimiento de los bolivianos en su pluralidad, pero significó la pérdida territorial con el Paraguay105. Desde una perspectiva internacional, el extenso territorio del Chaco constituye un puente de integración entre Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay, sobre la base de las prácticas comunes de sus habitantes mestizos, los “vaqueros” de las llanuras. En este sentido, el Chaco es una de las macroregiones más importantes para la integración sudamericana106.

102

Peña y Boschetti, 2008. Peña, 2003; Bergholdt, 1999 citados en Peña y Boschetti, 2008. 104 Galindo et al. (doc. no publicado) 105 Ibidem. 106 Ibidem. 103



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