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Fundación UNIR Bolivia Director Ejecutivo ANTONIO ARAMAYO TEJADA Área de Ciudadanía y Comunicación Gerente RENÉ ZEBALLOS CLAVIJO Compilación, sistematización y redacción MARÍA SOLEDAD QUIROGA

Contenido

Coordinación de edición y publicación Equipo de Ciudadanía Intercultural Diseño gráfico SERRANO Design UNIR tiene el respaldo financiero de los gobiernos de Bélgica, Holanda, Suecia y Suiza, así como de la Unión Europea, Cristian Aid y Trócaire Direcciones Fundación UNIR DISTRITAL UNO: La Paz – Beni – Pando Sede: Ciudad de La Paz Av. 6 de Agosto #2528, entre calles P. Salazar y L. Gutiérrez Tel. (+591-2) 2117069 – 2119767 – 2110665 – 2115096 Tel./Fax: (+591-2) 215 3021 Casilla 2787 info@unirbolivia.org DISTRITAL DOS Santa Cruz – Tarija – Chuquisaca Sede: Santa Cruz de la Sierra Av. Alemania, entre tercer y cuarto anillo Calle 10 Oeste Nº 3665 Tel./fax (+ 591-3) 3115072 santacruz@unirbolivia.org DISTRITAL TRES Cochabamba – Potosí – Oruro Sede: Ciudad de Cochabamba Calle Paccieri #772 entre Antezana y 16 de Julio Tel./fax (+591-4) 4110438 cochabamba@unirbolivia.org Imprenta Iniciativa Printers Tel.: 2223694 - 70654170 Tiraje 2.000 ejemplares Septiembre de 2009 Número de depósito legal: 4-1-2078-09 ISBN: 978-99954-727-3-3 www.unirbolivia.org La Paz -Bolivia Esta publicación cuenta con el auspicio de:

Unión Europea

Las identidades y la economía 1. La actividad económica y la construcción de identidades

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2. Las actividades económicas en Bolivia

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La minería

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La actividad hidrocarburífera

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La actividad agropecuaria

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La actividad forestal

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La actividad industrial

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El sector informal

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La economía boliviana en los últimos años

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3. La economía de las regiones

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La economía del Altiplano

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La economía de los Valles

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La economía del Oriente

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La economía amazónica

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La economía chaqueña

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LAS IDENTIDADES Y LA ECONOMÍA

María Soledad Quiroga



1. LA ACTIVIDAD ECONÓMICA Y LA CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDADES Entre los factores que intervienen en los procesos identitarios se encuentran las prácticas de aprovechamiento de los recursos naturales, estas prácticas son fundamentales en la construcción de las identidades y los imaginarios colectivos. Así, las construcciones identitarias difieren entre un agricultor valluno, un colonizador de Alto Beni, un minero de Huanuni, un indígena amazónico, un ganadero altiplánico, un productor de coca del Chapare, etc. La historia de Bolivia –desde antes de su nacimiento a la vida republicana– es la historia de un territorio que siempre dependió de la explotación de sus recursos naturales: la plata, el guano, el salitre, la quina, la goma, el estaño, el petróleo y el gas. Veamos cómo los procesos de aprovechamiento de los recursos naturales han ido estructurando la economía boliviana e influyendo en la construcción de las identidades históricas y actuales del país.

Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

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2. LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS EN BOLIVIA La Minería Durante la Colonia la economía de los Andes funcionaba como una unidad de grandes dimensiones, con un eje central en la minería de Potosí - Huancavelica que subordinaba a los distintos sectores a sus necesidades. La economía de la Real Audiencia

de Charcas, incluyendo la de los territorios peruanos y del norte de Chile y Argentina, giraba en torno a la producción de plata de Potosí. Pero la plata potosina fue exportada sin que estos recursos permitieran el desarrollo de manufacturas e industrias propias; todos los bienes que demandaba la ciudad de Potosí debían ser importados desde otras regiones del Virreinato o incluso desde Europa. La Independencia fragmentó esta unidad y ocasionó que la economía entrara en una profunda recesión que duró hasta mediados del siglo XIX.1

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La minería fue la columna vertebral de la economía colonial y durante buena parte de la vida republicana. En base a la producción minera se definió la organización política administrativa de la Audiencia de Charcas y se organizó la dinámica económica, social y política del Estado nacional, aunque los beneficios reportados por la minería en términos de desarrollo y mejoramiento de las condiciones de vida de la población fueron muy escasos. Durante breves períodos se aprovecharon exitosamente otros recursos naturales; sin embargo, sus ciclos duraron poco y dejaron menos ingresos que los mineros. Entre 1850 y 1870 se explotó la quina; a fines de 1860 la goma que, a inicios del siglo XX, representaba el 49% de las exportaciones del país y en la década siguiente generaba los mayores ingresos después de la minería. Entre fines del siglo XIX e inicios del siglo XX ocurrió la transición entre la minería de la plata y del estaño. Los precios internacionales de la plata se habían desplomado y la minería nacional se encontraba en estado crítico, cuando en 1900 Simón I. Patiño descubrió una riquísima veta de estaño en la mina “La Salvadora”; este hecho cambió radicalmente su situación personal y la del país, transformando profundamente la economía y la historia de Bolivia. 1

Arnold en Calla et al., 2007.


Durante la primera década del siglo XX el estaño desplazó a la plata; la altísima calidad de las vetas no hacía necesarias grandes inversiones ni tecnología sofisticada, y existía una fuerte demanda en los mercados norteamericano y europeo. A fin de asegurar el transporte de estaño de las minas hacia los puertos se construyó y amplió la red ferroviaria en el Occidente del país, en base a un fuerte endeudamiento. Incluso en el Tratado de 1904 firmado con Chile, Bolivia cedió a perpetuidad el Litoral a cambio de la construcción del ferrocarril Arica - La Paz, del libre tránsito de mercaderías y de un monto de trescientas mil libras esterlinas.

En 1946 se produjo una nueva caída de los precios, cuando el país vivía una aguda crisis social y política. Las tensiones entre las empresas mineras y los trabajadores y la sociedad en su conjunto eran constantes; los grandes mineros, que concentraban la riqueza producida por el país, eran vistos como culpables del atraso y pobreza sufridos por la mayor parte de la población y la propia nación. Uno de los objetivos centrales de la revolución de 1952 fue la nacionalización de las tres grandes empresas mineras, que pasaron a dominio del Estado y quedaron bajo la administración de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL). Durante la década del cincuenta, siguiendo las recomendaciones del Plan Bohan, los recursos provenientes de la minería se destinaron a impulsar el desarrollo agropecuario e industrial del país, lo que afectó la estabilidad y las posibilidades de desarrollo de la empresa minera estatal. En las décadas siguientes las actividades de exploración disminuyeron, lo que sumado a la continua 2

Jordán en Campero (Ed.), 1999.

7 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

Durante la Primera Guerra Mundial, en que se incrementó la demanda de estaño y subieron los precios internacionales, Bolivia se constituyó en el segundo productor mundial de este mineral. Sin embargo, las exportaciones mineras no reportaron mayores beneficios para el país porque las minas más importantes se encontraban en manos de tres grandes grupos privados: Patiño, Hochschild y Aramayo, que pagaban impuestos excesivamente bajos: 2,9% del valor de las exportaciones a inicios de siglo, 4,2% entre 1911 y 1919, y 10,2% en los años treinta.2 Después de un período de caída de los precios, la Segunda Guerra Mundial permitió su recuperación y colocó a Bolivia en una situación estratégica como proveedora, ya que Malasia se encontraba bajo poder de Japón. Pese a ello se exportó el estaño a precios muy bajos.


caída de la ley del mineral y de los precios internacionales y al incremento de los costos de producción, convirtió a la minería en una actividad deficitaria. En los años ochenta la crisis de la minería estatal era ya insostenible, COMIBOL no estaba en condiciones de transferir recursos, por el contrario, estaba muy debilitada y requería ser subvencionada. El sector privado creció desmesuradamente, especialmente la llamada “minería mediana”, que para entonces se había convertido en la gran minería; su aporte a la producción minera nacional creció de 24% en 1980 a 55% en 1995, el de la minería chica y las cooperativas de 13% a 39%, mientras que el de COMIBOL disminuyó de 63% a 6%. En los años noventa casi la totalidad de la producción minera nacional (94%) correspondía al sector privado.3 Actualmente la producción minera del país está centrada en el zinc, plata, estaño, cobre, oro, wolfram, antimonio y plomo. Desde hace más de una década, el zinc es el principal mineral de exportación, seguido por el estaño y el plomo. La minería representa el 30% del total de las exportaciones del país.

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Existe un gran número de personas que realizan actividades mineras de carácter informal: los jukus o ladrones de mineral, los relaveros que trabajan en los relaves, los pirquiñeros que operan en vetas abandonadas, las palliris que recolectan y desmenuzan las rocas en los desmontes, y los rescatiris que compran el mineral a estas personas para comercializarlo. Se estima que alrededor de cien mil personas se ocupan en la minería chica y en las cooperativas, en tanto que las empresas grandes no son importantes generadoras de empleo ya que se encuentran altamente mecanizadas. Tanto la “minería chica” como las cooperativas trabajan de manera sumamente precaria, sin asistencia técnica ni financiera, poniendo en serio riesgo la salud de sus trabajadores y ocasionando severos daños ambientales.

La Actividad Hidrocarburífera La actividad petrolera se inició en Bolivia en la década de 1920, primero a cargo de la empresa norteamericana Richmond Levering, y después de la Standard Oil of New Jersey. Esta empresa 3

Quiroga y Salinas, 1996.


exportó petróleo sin generar beneficios para el país y se cree que impulsó la Guerra del Chaco para facilitarse la explotación petrolera en la región. En 1937, el gobierno de Toro nacionalizó el petróleo y expulsó a la Standard Oil, y en 1939 se creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). En 1955 se promulgó el Código del Petróleo, que facilitó la inversión extranjera en el sector y el trabajo asociado con YPFB, incrementando la producción petrolera. En esos años, Santa Cruz, como departamento productor, logró obtener el 11% de las regalías hidrocarburíferas, lo que le aseguró un ingreso de enorme importancia, como lo muestran los presupuestos del período 1974 – 1978, durante el cual sus recursos eran ocho veces superiores a los de Tarija, Beni y Pando, y cuatro y media veces superiores a los de La Paz.4 Pero la producción petrolera fue rápidamente superada por la gasífera, lo que no había previsto el Código del Petróleo, por lo que el Estado no pudo percibir beneficios de su aprovechamiento y llegó incluso a quemar la mayor parte de este recurso.

En los años setenta los precios internacionales de los hidrocarburos se elevaron hasta cifras nunca antes alcanzadas, lo que permitió al país obtener importantes ingresos; en 1975 estos recursos constituían el 65% de los ingresos del Tesoro General de la Nación.5 Sin embargo, esta época de “vacas gordas” no fue adecuadamente aprovechada, bajo el gobierno de Bánzer el país se endeudó a un ritmo acelerado: en 1972 la deuda externa era de 645 millones de dólares, en 1978 llegaba a 2.162 millones de dólares, y en 1982 alcanzó los 3.328 millones de dólares.6 Por otra parte, se hicieron importantes transferencias desde el sector hidrocarburífero que no sirvieron para el fortalecimiento de los sectores productivos, sino para alimentar el consumo suntuario. En la década del ochenta 4

Lavaud, 1998 citado en Peña y Boschetti, 2008. Miranda en Campero (Ed.), 1999. 6 Morales, ibidem. 5

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En la década del sesenta se hizo evidente la necesidad de introducir cambios drásticos en el sector, éstos se hicieron realidad en 1969 cuando se nacionalizó la Gulf Oil Company, que desarrollaba actividades de explotación gasífera en el departamento de Santa Cruz, en condiciones muy lesivas para el Estado. Lamentablemente la historia se repitió y al igual que había ocurrido con la Standard Oil, el gobierno de Bánzer indemnizó a la Gulf Oil Company y aprobó una Ley de Inversiones que concentró nuevamente la producción hidrocarburífera del país en manos de empresas transnacionales.


los precios internacionales de los hidrocarburos empezaron a decaer, esta situación obligó a YPFB a recurrir a créditos externos para continuar sus tareas exploratorias, las que fueron limitándose; consecuentemente, la producción bajó y en 1985 únicamente podía cubrir la demanda interna.7

La Actividad Agropecuaria Desde el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, la producción agrícola nacional se desarrollaba con severas limitaciones. La agricultura reconocida era casi exclusivamente la andina ya que las tierras bajas no eran tomadas en cuenta; por otra parte ésta se desarrollaba en extensiones reducidas, datos de 1907 del Ministerio de Colonización y Agricultura y del primer censo agropecuario nacional muestran que sólo se cultivaba dos millones de hectáreas, de las cuales una parte se encontraba en descanso. 8

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En la región andina, entre 1880 y 1920, se produjo una importante expansión del latifundio a costa de las tierras de comunidades; sin embargo, la comunidad se mantuvo vigente, especialmente en el altiplano. En los valles, la hacienda y la pequeña propiedad eran las figuras principales. Las haciendas funcionaban en base al trabajo no asalariado de peones y colonos, que producían bajo sistemas tradicionales; muy pocas haciendas tenían un carácter empresarial. En las tierras bajas, el sistema de haciendas que provenía de la época colonial se mantuvo hasta mediados del siglo XX. La producción estaba destinada fundamentalmente al autoconsumo, el abastecimiento de los mercados del occidente del país se vio interrumpido con la introducción del ferrocarril que facilitó la importación de productos de los países vecinos. Como resultado de las políticas agrarias que afectaban las tierras de comunidades y habían ocasionado el debilitamiento de la producción agropecuaria del país, en los años 1904, 1905 y 1910 se produjeron crisis agrícolas y escasez de alimentos, por lo que se tuvo que recurrir a la importación de alimentos. Sin embargo, el atraso de la producción agrícola nacional se atribuía a los sistemas productivos de las comunidades, considerados arcaicos, y se postulaba la necesidad de modernizar la agricultura dándole un carácter empresarial.9 7

Miranda, ibidem. Demeure, en Campero (Ed.), 1999. 9 Ibidem. 8


La Guerra del Chaco movilizó a la población rural y condujo al abandono de los cultivos en las comunidades y en las haciendas, agravando la crisis del agro. Esta situación, sumada a la crisis sociopolítica general del país en la posguerra, permitió la expansión de las ideas de reforma del sistema agrario. En los años cuarenta, el Plan Bohan planteó la diversificación de la producción agropecuaria nacional –proponía alentar la producción de azúcar, arroz, carne, algodón y madera–, de manera de lograr el abastecimiento interno, sustituir importaciones y exportar nuevos productos. Estas recomendaciones se aplicaron en la década siguiente, a partir de la Reforma Agraria. La Reforma Agraria ocasionó una profunda transformación del agro, especialmente en la región andina, modificó el régimen de tenencia de la tierra, permitiendo la generalización de la pequeña propiedad, abolió la prestación de trabajo gratuito, e impulsó la sindicalización de los trabajadores campesinos. En cuarenta años, entre 1953 y 1993 se titularon 44 millones de hectáreas, en su mayoría en los departamentos de La Paz, Cochabamba y Potosí.10

En las décadas siguientes, en la región andina la producción agropecuaria se vio severamente limitada por el minifundio que, en algunos sectores, llegó a situaciones extremas de “surcofundio”; el crecimiento de la superficie de los principales cultivos fue de sólo 30% entre 1950 y 1997. En cambio, en el Oriente se desarrolló una agricultura extensiva de alto impacto ambiental y, en ciertas zonas, una agricultura intensiva, ampliándose la superficie cultivada en más de veinte veces en ese período. Entre 1950 y 1982 Santa Cruz recibió 55% de los créditos del Banco Agrícola, especialmente dirigidos a la producción de azúcar y algodón. 12 En 1996, la Ley del Servicio Nacional de Reforma Agraria consolidó la pequeña propiedad campesina eximiéndola del pago 10

Ibídem. Ibídem. 12 Idibem. 11

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En las tierras bajas la Reforma Agraria no afectó a las haciendas, su efecto fundamental fue la liberación de mano de obra que pudo instalarse en tierras disponibles. En esta situación, y siguiendo las recomendaciones del Plan Bohan, se promovió la instalación de procesadoras agroindustriales: el ingenio Guabirá, 35 peladoras de arroz y una desmotadora de algodón en Santa Cruz, y una planta industrializadora de leche en Cochabamba.11


de impuestos, y las tierras comunitarias de origen declarándolas como indivisibles e inalienables. Si bien esta norma protege a los pueblos indígenas y a los pequeños propietarios rurales, ha recibido críticas de parte de quienes consideran que no provee elementos para el desarrollo autónomo indígena y rural, así como de quienes creen que impide la constitución de un mercado de tierras, limita las inversiones y mantiene la postración del mundo rural andino. Actualmente, la producción agrícola nacional se destina al mercado interno aunque el país no ha logrado la seguridad alimentaria– y algunos pocos productos se destinan fundamentalmente a la exportación, como la soya y el girasol, cuyos volúmenes alcanzaron al 23% de las exportaciones en el año 2003, constituyéndose en el segundo rubro en importancia después de los hidrocarburos. También es significativa la producción de castaña del norte amazónico, que ha permitido a Bolivia convertirse en uno de los principales productores del mundo. Por otra parte, la quinua que ha empezado a ser exportada desde hace algunos años, es un producto altamente promisorio.

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En los últimos años se ha iniciado la producción agroecológica en el país; productos como quinua, café, cacao, castaña, amaranto y frijol se exportan a mercados de Estados Unidos y de Europa, y recientemente otros productos se han incorporado dentro de la certificación ecológica: plantas medicinales, mango, trigo, achiote, arroz, maca, arrayán, cedroncillo, muña, papaya, palto, banano, tamarindo, maracuyá, guayaba, chirimoya, penca, sábila, cacao, cebolla, limón, piña, soya y té. Paralelamente se han incorporado productos ecológicos al comercio nacional, es el caso de hortalizas, cañahua, durazno, uva, maíz, cítricos, lácteos (leche, queso y yogurt) y papa. La Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia (AOPEB) tiene 51 organizaciones afiliadas, que representan a más de 30.000 familias de productores campesinos, indígenas y originarios.13

La Actividad Forestal Pese a la imagen de nación andina y minera, casi la mitad del territorio nacional (48%) está cubierta por bosques, especialmente en las tierras bajas. Estos bosques son reservorios de diversos y abundantes recursos, que constituyen un potencial económico de gran importancia. 13

AOPEB, 2007.


Si bien ya en el siglo XIX se había iniciado el aprovechamiento comercial de algunos recursos forestales, como la goma, recién en los años sesenta del siglo pasado se empezó a explotar madera en el departamento de Santa Cruz. En las décadas de 1960 y 1970 las empresas madereras operaban sin una normativa forestal clara ni mecanismos de control adecuados, lo que dio lugar a un aprovechamiento selectivo de dos o tres especies de mayor demanda en el mercado –fundamentalmente mara (Swietenia macrophylla)– de las aproximadamente trescientas existentes, sin tomar ningún recaudo para asegurar su reproducción ni la conservación de los bosques, y evadiendo el pago de impuestos. El resultado de la manera caótica y corrupta en que operaron las empresas madereras fue la extinción comercial de estas especies, la degradación de los bosques y la pérdida de importantes recursos económicos para el Estado. Agotadas las maderas preciosas en Santa Cruz, las empresas se trasladaron al Beni y Pando, norte de La Paz y trópico cochabambino, donde desarrollaron procesos similares con iguales impactos.

En el año 2003, 8,5 millones de hectáreas se encontraban bajo aprovechamiento forestal en el país; 65% como concesiones a empresas privadas, 10,7% a Asociaciones Sociales del Lugar (ASL), 8,4% a cargo de TCOs, 11,4% eran propiedad privada y 6,1% estaban en manos de otros grupos.14 La mayor parte de la producción forestal, cerca del 70%, está vinculada con los mercados internacionales; dentro de las exportaciones de productos no tradicionales, la madera ocupa un lugar preponderante. En los años noventa se inició en el país el proceso de certificación de la producción forestal, al otorgarse un “sello verde” a los emprendimientos que realicen aprovechamiento forestal en bosques manejados. La certificación –que inicialmente había desatado la oposición de las empresas madereras porque la veían como una traba para su desarrollo– ha demostrado ser una herramienta útil para mejorar los negocios ya que existe una demanda creciente del mercado internacional, especialmente de los europeos y norteamericanos, por productos certificados. En 2003, del total de los bosques bajo aprovechamiento, un millón de hectáreas se encontraban certificadas en los departamentos 14

Moreno, 2003.

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La promulgación de la Ley Forestal en 1996 permitió ordenar el sector, incrementar los ingresos para el Estado, asegurando la conservación de las especies y del bosque, y promoviendo la participación de las organizaciones indígenas y campesinas en el aprovechamiento forestal.


de Santa Cruz, Beni y Pando, y algo más de un millón estaban en proceso de certificación.15 El proyecto de aprovechamiento forestal de la TCO chiquitana de Lomerío, en el departamento de Santa Cruz, recibió la primera certificación nacional en 1996; poco después varias empresas privadas recibieron el sello verde. Con estos avances, Bolivia ocupó el primer lugar entre los países tropicales por la extensión de bosques naturales bajo manejo certificado.

La Actividad Industrial La industrialización en el país fue tardía y tuvo grandes problemas para desarrollarse. La producción industrial era muy pequeña y se destinaba exclusivamente al mercado interno, la mayor parte de las necesidades nacionales se satisfacían a través de las importaciones. Si bien ya a mediados del siglo XIX se reconocía la necesidad de impulsar una industria manufacturera alternativa a la producción minera, y las elites cochabambinas y cruceñas lo demandaban16, el Estado no desarrolló políticas que condujeran a este objetivo.

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En la década de 1940, haciéndose eco de las críticas generalizadas al Estado que había postrado la industria nacional y siguiendo las recomendaciones del Plan Bohan, se dieron los primeros pasos para diseñar una política de promoción de la actividad industrial. En los años cincuenta se imprimió un nuevo impulso a esta política con la finalidad de diversificar la economía y crear una burguesía nacional; sin duda el principal beneficiario fue el departamento de Santa Cruz, donde se dirigieron los recursos provenientes de la minería estatal: se dieron grandes facilidades crediticias y cambiarias para el desarrollo de emprendimientos empresariales, se estableció un ingenio azucarero y se habilitó la carretera Cochabamba - Santa Cruz. Pese a estos esfuerzos, la situación de la industria nacional decayó ya que los recursos no fueron invertidos adecuadamente, la inflación afectó al sector y la dinámica sindical creó incertidumbre; como resultado de ello, los establecimientos industriales se redujeron de 1.682 en 1955 a 924 en 1964, y el valor de la producción disminuyó en 64,6%.17 En la década del setenta, con el auge económico debido a los altos precios de los hidrocarburos y las facilidades que la Ley 15

Ibidem. Rodríguez, ibidem. 17 Ibidem. 16


de Inversiones brindaba a la inversión privada, el sector tuvo un importante crecimiento, el valor bruto de la producción industrial llegó al 15,6% del PIB en 1978.18 Tradicionalmente la producción industrial en el país ha estado circunscrita a los alimentos, bebidas y prendas de vestir; posteriormente se incorporaron otros productos como químicos, cueros, maderas, muebles y joyería. La mayor parte de las industrias son microempresas (82%) y pequeñas empresas (12,7%), son escasas las industrias medianas (2,5%) y grandes (1,7%)19 que disponen de un capital importante, tecnología de punta y una amplia planta de trabajadores. En su conjunto, el sector emplea a unas ochenta mil personas.20 En 1999 la producción bruta del sector fue de 1.150 millones de dólares, 39% correspondientes a la industria cruceña, 30% a la paceña y 29% a la cochabambina. Entre 1989 y 1999 el aporte de la producción industrial manufacturera al PIB fluctuó entre 16% y 17%, y se mantiene en ese rango; ello significa que, de cada cien bolivianos generados anualmente en el país, alrededor de diecisiete provienen de la industria manufacturera.

El Sector Informal Un sector económico de importancia fundamental en Bolivia es el informal ya que es el que genera más empleo. Datos de la OIT muestran que en 2004, 66,7% de la población económicamente activa se encontraba en el sector informal; ello convierte al país en el de mayor informalidad de América Latina. 18

Ibidem. Paredes y Aguirre, 2001. 20 Ibidem. 21 www.superempresas.gov.bo. 19

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La mayor parte de la producción industrial se destina al mercado interno; puesto que la mayoría de la población boliviana se encuentra en condiciones de pobreza, el nivel de consumo es más bien bajo, lo cual limita las posibilidades de desarrollo de la industria. En los últimos años se han incrementado las exportaciones del sector, que se dirigen principalmente a los países del MERCOSUR (52%), de la CAN (9%), los Estados Unidos (10%) y la Unión Europea (5%).21 No obstante, subsiste la necesidad de abrir nuevos mercados externos que permitan un crecimiento de la industria nacional.


Este sector contribuye con más del 80% de los empleos22, aunque no son empleos seguros. Se encuentran ubicados en los mercados de trabajo familiar y semiempresarial y, en muchos casos, implican sobreexplotación. El sector está integrado mayoritariamente por hombres (aunque más de 60% de las mujeres que trabajan se encuentran en la informalidad), en su mayoría indígenas y con poca o ninguna calificación23, lo que indica que los sectores de la población más excluidos encuentran en la actividad informal oportunidades para generar ingresos, así sean magros. Estos trabajadores ganan, en promedio, aproximadamente la mitad de los ingresos que perciben los trabajadores formales.24 El Alto es la ciudad con mayor informalidad del país (70%), seguida por Cochabamba (62%), La Paz (51%) y Santa Cruz (50%). El aporte del sector informal al PIB es muy significativo, llegando al 65,6%.

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La Economía Boliviana en los Últimos Años En 1985 la economía nacional dio un importante viraje enmarcándose en las políticas neoliberales que caracterizaban la economía latinoamericana. A través del DS 21060 y de otras medidas, el gobierno de Paz Estenssoro se propuso frenar la hiperinflación –que en los primeros meses de 1985 escaló a 14.000%– y estabilizar la economía. Se liberalizó el mercado para el comercio exterior, se abrió el país a la inversión extranjera, se declaró la libre contratación de los trabajadores y se “relocalizó” a los trabajadores mineros de COMIBOL, eufemismo que hacía referencia al despido (con indemnización) de 21.000 de los 27.000 trabajadores de la empresa estatal.25 Dando continuidad a estas políticas, en la década del noventa se llevaron a cabo importantes reformas al Estado, como la participación popular, la reforma educativa, la descentralización administrativa, la reforma de pensiones y la capitalización. La capitalización convirtió a las empresas estatales en sociedades anónimas, les inyectó importantes montos de 22

www.ideared.org Landa, 2007. 24 www.udape.gov.bo 25 Morales en Campero (Ed.), 1999. 23


inversión extranjera enajenando el patrimonio del Estado en 49%, lo que tuvo resultados desiguales: mientras YPFB obtuvo los recursos necesarios para encarar tareas de exploración que permitieron probar la existencia de importantes reservas gasíferas e iniciar su explotación, el LAB fue conducido rápidamente a la quiebra. Aunque las medidas adoptadas a partir de 1985 lograron frenar la espiral inflacionaria, estabilizar la economía nacional e impulsar el crecimiento económico (en los años noventa la tasa de crecimiento del PIB fue de 4,5%),26 el costo social fue sumamente alto: el desempleo aumentó y grandes sectores de la población se empobrecieron. Para el año 2005, diez años después de la promulgación del emblemático DS 21060, de los casi nueve millones de bolivianos, 5.1 millones se encontraban en situación de pobreza, y más de 3.5 millones eran indigentes27. La economía boliviana –tradicionalmente agraria y minera– hoy está basada en el gas, cuyos ingresos en 2006 constituían el 25% del PIB28, en los servicios, la agroindustria y la industria de productos no tradicionales, como madera, textiles, joyería y cueros, rubros cuyas exportaciones han ido incrementándose.

La diversificación de las actividades económicas no ha modificado la situación general de una economía de “base estrecha”, que no dinamiza la generación de empleo, ni distribuye los recursos para beneficiar a la población en su conjunto. Aunque el PIB per cápita se ha incrementado en los últimos años, de 895 dólares en 2003 a 1.153 dólares americano en 200631, sigue siendo muy bajo y existen grandes asimetrías en los ingresos de la población, la mayor parte aún no logra satisfacer sus necesidades básicas. 26

Ibidem. PNUD, 2005. 28 PNUD, 2007. 29 INE Estadísticas 2008 en www.ine.gov.bo. 30 Banco Central de Bolivia en INE Estadísticas 2008, ibidem. 31 INE Estadísticas 2008, ibidem. 27

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En 2007 las exportaciones alcanzaron a 4.848,60 millones de dólares, mientras que el monto de las importaciones fue de 3.430,40 millones de dólares29, dejando un saldo a favor de más de mil millones de dólares; sin embargo esta ventaja se anula si consideramos la deuda externa, que a diciembre de ese año era de 2.148,50 millones de dólares.30


La incidencia de la pobreza es sumamente alta, como se puede apreciar en el siguiente cuadro:

Cuadro 8: Necesidades Básicas Insatisfechas según Departamento (2001) DEPARTAMENTO NBI Potosí 79% Beni 76% Pando 72% Chuquisaca 70% Oruro 67% La Paz 66% Cochabamba 55% Tarija 50% Santa Cruz Bolivia

38% 58%

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INE Estadísticas 2008.

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Los indicadores sociales muestran con crudeza el impacto de la pobreza: la esperanza de vida al nacer es de 62,9 años; la tasa de mortalidad infantil es de 61 por mil nacidos vivos; entre las principales causa de mortalidad infantil siguen pesando las enfermedades gastrointestinales derivadas de las malas condiciones de higiene y de la falta de agua potable y de alcantarillado sanitario. Aunque se ha avanzado en la cobertura de agua potable, especialmente en las ciudades, hoy 65,1% de los hogares cuentan con agua por cañería (86,4% en el área urbana y 27,9% en el área rural), el déficit de alcantarillado es muy grave: sólo 31,4% de los hogares disponen de este sistema (48,3% en el área urbana y 2,0% en el área rural).32 Por otra parte, la desnutrición afecta a 7,5% de los niños menores de cinco años.33 La tasa de analfabetismo llega a 13,2%, (6,4% en el área urbana y 25,7% en el área rural), el promedio de años de escolaridad de la población mayor de 19 años es aún bajo: 7 años (9 años en el área urbana y 4 en el área rural), y el abandono escolar sigue siendo alto: 39% de los niños de seis años no asiste a la escuela primaria (32% en el área urbana y 47% en el área rural), y 57% de los jóvenes de 17 años –edad en que deberían cursar el tercero o cuarto curso de secundaria– no

32

Encuesta Continua de Hogares 2003 - 2004 INE Estadísticas 2008, ibidem. Encuesta Nacional de Demografía y Salud, ENDSA - 2003 INE Estadísticas 2008, ibidem.

33


asiste a la escuela en el área rural y 33% en el área urbana.34 De acuerdo con datos de la OIT, aproximadamente 370.000 niños entre siete y catorce años trabajan en Bolivia. La tasa de ocupación en Bolivia es de 54,8% y el desempleo abierto llega a 9,1%;35 aunque estas cifras encubren la realidad de la existencia de miles de trabajadores por cuenta propia (que laboran en condiciones muy precarias y sin ningún tipo de seguridad) y de miles de personas que emigran del país en búsqueda de trabajo. Muestra de ello es el incremento en los últimos años del monto de las remesas, que habrían alcanzado durante el año 2006 la cifra de 1.030 millones de dólares (alrededor de 10% del PIB nacional) y se esperaba que en 2007 superen los 1.200 millones.36

34

Ministerio de Educación, 2004. INE Estadísticas 2008 en www.ine.gov.bo 36 Muller & Asociados y BID, 2007. 37 Verdesoto y Suazo, 2006. 35

19 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

Considerando la situación de pobreza general de la población boliviana, resulta interesante conocer las actitudes existentes respecto al valor del trabajo como generador de riqueza. Una indagación realizada recientemente muestra que sólo 21% de la población lo reconoce. Este porcentaje es algo mayor en la región del altiplano (25%), mientras que en los valles es de 23% y en las tierras bajas de 14%. La valoración del trabajo como fuente de riqueza es superior en las áreas rurales (29%) que en las urbanas (21%). Este hallazgo no deja de ser preocupante puesto que estaría mostrando la existencia de una mentalidad “rentista”; es decir que los ciudadanos parecen aspirar a vivir de rentas, y no del resultado de su trabajo y esfuerzo.37


3. LA ECONOMÍA DE LAS REGIONES

La Economía del Altiplano En la región andina, los pueblos prehispánicos desarrollaron un sistema de complementariedad vertical de pisos ecológicos que les aseguraba la autosuficiencia38; practicaban el trueque de productos e incluso mantenían doble resisencia, en las mesetas altiplánicas y en los valles interandinos. Dicho sistema se mantuvo durante la Colonia e incluso en la República. Un modelo prehispánico propiamente altiplánico es el caravanero, basado en la utilización de grandes recuas de llamas para intercambiar productos y articular distintas zonas. Al parecer los caranga, sora y killaka fueron llameros conocidos como “pastores del Inca” debido a que brindaban apoyo para el transporte de productos y para la guerra. Los extensos recorridos que hacían las caravanas de llamas requerían del establecimiento de campamentos de descanso, los cuales con el tiempo fueron transformándose en asentamientos poblacionales.39

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Como los pueblos de altura no producían todos los productos que requerían para su subsistencia debían buscarlos en los valles y Yungas, estableciendo así relaciones socioeconómicas, políticas y culturales con otras sociedades y contribuyendo a ampliar la participación indígena en la economía mercantil. Al trasladarse a los valles y a las minas, los llameros se constituyeron en intermediarios entre el mundo rural agropecuario y el minero, poniendo en contacto las identidades indígenas con las identidades de clase. Funcionaron, pues, como mediadores entre distintas sociedades, identidades y culturas. En la Colonia, los llameros transportaban minerales y azogue en Potosí; posteriormente realizaban el transporte desde los centros mineros de Oruro hasta Arica y otros bienes para el comercio.40 Las actividades de los llameros seguían tanto una lógica de intercambio no monetario, como mercantil. En algunos casos intercambiaban sal que extraían de yacimientos de propiedad comunal; en otros, comercializaban coca, ají, charque, chuño, lana, harina, quinua y textiles; en otras ocasiones compraban 38

Murra, 1975 citado por Arnold en Calla et al., 2007. Medinaceli, 2005 citada por Arnold ibidem. 40 Medinaceli, 2005 citada por Arnold ibidem. 39


mulas en el norte argentino, lo que les abría la posibilidad de transitar hacia la condición mestiza y adquirir mayor estatus. En el siglo XX, el ferrocarril y luego el transporte pesado liquidaron las redes de circulación de los llameros.41 Durante la Colonia la producción agropecuaria de las comunidades era importante y ya se encontraba orientada hacia el mercado, al igual que la de las haciendas42. En los primeros años de la República, la agropecuaria era la unidad productiva dominante ya que la minería de la plata se encontraba en declinación. El tributo indigenal (pago por el derecho a las tierras de las comunidades) permitía financiar los gastos públicos y hacer alguna inversión en la minería; sin embargo, pese a su importancia, el Estado no brindó apoyo para la producción de las comunidades.43 En 1870 las políticas proteccionistas fueron derrotadas y se autorizó la importación de harina chilena, ocasionando la ruina del comercio triguero de los ayllus del norte de Potosí.44

La Reforma Agraria de 1953 parceló las tierras de las haciendas en lugar de restituirlas a las comunidades, con lo que se vieron destruidas sus posibilidades económicas y las de la región en su conjunto. La unidad doméstica campesina adquirió una importancia fundamental, y la ciudadanía comunal se constituyó a partir de la unidad económica de la pareja y el cumplimiento del sistema de cargos.46 La producción de diferentes variedades de papa, oca, papalisa, isaño, quinua, haba y cebada, la ganadería bovina en pequeña escala y la ganadería ovina, se desarrollan en pequeñas parcelas familiares. Con el paso del tiempo estas parcelas se fueron dividiendo y subdividiendo de manera que, en muchos casos, el 41

Arnold ibidem. Klein, 1993 citado por Arnold ibidem. 43 Pérez Stocco, 1995 citado por Arnold ibidem. 44 Platt, 1982 citado por Arnold ibidem. 45 Platt, 1982, Urioste y Pacheco, 2000 citados por Arnold ibidem. 46 Fernández, 2000 citado por Arnold ibidem. 42

21 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

En 1834 se negó personería jurídica a las comunidades; en 1842 los indígenas de comunidades fueron declarados enfiteutas ya que el dominio de las tierras que usufructuaban correspondía al Estado; finalmente, en 1874 la Ley de Exvinculación de tierras negó la existencia jurídica de las comunidades y estableció un mercado de tierras que dio lugar a la formación de grandes propiedades agrícolas, pese a que el tributo indigenal aseguraba su protección y que desde la Colonia existía un mercado de tierras en manos de los kurakas.45


sostenimiento familiar se ha hecho imposible, dando lugar a la migración de las personas en edad de trabajar a las ciudades capitales y también a los países vecinos, donde se emplean como trabajadores agrícolas estacionales o se establecen definitivamente. Algunas zonas del altiplano constituyen áreas agroecológicas y centros productivos con identidad propia, es el caso de la zona ganadera de camélidos de Ulla Ulla y Pacajes, de Killakas y Potosí en el altiplano sur, de las chacras de trigo del norte de Potosí y de Oruro, de la zona productora de cebada en Tarabuco, de la de quinua en Lípez, de las zonas pesqueras de los lagos Titicaca y Poopó, y de la zona productora de coca en los Yungas de La Paz. Las zonas productoras de minerales han desarrollado también una identidad propia, como Yani-Aucapata que produce oro, los valles orientales, el altiplano oriental y Huanuni con el estaño, Tazna con el bismuto, San Vicente con el plomo, la plata y el zinc, Corocoro con el cobre, el Cerro Rico de Potosí, Porco y San Pedro de Lípez con la plata, San Cristóbal con el zinc, oro y plata, el salar de Uyuni con el sodio, cloro y litio, y Kori Kollo con el oro y la plata.47

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Por otra parte, existe un desarrollo significativo de la micro y pequeña empresa en las ciudades de La Paz y El Alto, que si bien concentran casi la tercera parte de estas empresas del país, contribuyen poco al PIB.48 Las microempresas alteñas operan en los rubros de confección en tela, producción de calzados, orfebrería, tejidos en lana natural y en acrílico, carpintería, metalmecánica, fundición, y otros49, comercializando sus productos en los mercados local, nacional y fronterizos. Estas actividades han permitido la constitución de grupos socioeconómicos y clanes familiares que controlan la importación, intermediación y distribución de telas, madera, fierro angular, cuero de res y otros.50 La manufactura es la actividad que muestra mayor crecimiento (14,7% anual) y que ha logrado un notable incremento de los puestos de trabajo (346%); funciona con una organización del trabajo familiar y semiempresarial, en condiciones precarias, con mano de obra que carece de seguridad y de beneficios sociales. Otras actividades económicas importantes en El Alto son el comercio, la construcción, el transporte y la comunicación.51 La situación económica de la población de la región del altiplano es crítica. La mayor parte de los municipios presenta índices de 47

Arnold ibidem. Oporto, 2007 citado por Barragán y Solíz en Calla et al., 2007. 49 Rossell, 2000 citado por Barragán y Solíz, ibidem. 50 Ibidem. 51 Guaygua y Rojas, 2002 citados por Barragán y Solíz, ibidem. 48


necesidades básicas insatisfechas por encima de 90%, con excepción de los municipios de las ciudades capitales (La Paz, Oruro y Potosí), de las ciudades intermedias (El Alto, Uyuni, Tupiza y Villazón), de algunos centros mineros que presentan mejores condiciones de vida y de los municipios de Coroico y Coripata (en la provincia Nor Yungas), Chulumani, Yanacachi e Irupana (en Sud Yungas), donde el porcentaje de la población que no logra satisfacer sus necesidades básicas se encuentra entre 64% y 88%.52

La Economía de los Valles Históricamente los valles interandinos han sido el centro de la producción agropecuaria del país. En la Colonia y a todo lo largo de la República, los valles produjeron maíz, trigo, alfalfa, legumbres y hortalizas, fruta, ganado bovino lechero, ganado ovino, porcino y aves de corral.

Con el tiempo, esta identidad campesina valluna se fue transformando. En la actualidad lo que define a los habitantes rurales cochabambinos es su condición de productores agropecuarios, categoría que implica un nuevo imaginario, distinto del tradicional vinculado con las ferias y festividades que constituían la base de la economía campesina.53 En ciertos sectores, este nuevo imaginario está vinculado con la competitividad y con estrategias orientadas a desarrollarla en el mercado nacional e internacional, como las cadenas productivas.54 La migración del campo a la ciudad ha conducido al establecimiento de los productores agropecuarios en mercados informales, como la Cancha cochabambina, y ha impulsado procesos de reconstrucción de sus identidades y el surgimiento de una suerte de “cultura de la informalidad”. La Cancha es un espacio 52

INE Estadísticas 2008 en www.ine.gov.bo. Larson, 1982, 1990, 1992 citada en Sánchez et al., 2008. 54 Anaya, 1994 y Dandler et. al., 1982 citados ibidem. 53

23 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

Tradicionalmente los productores de los valles estaban ligados al dueño de la hacienda por fuertes lazos que mezclaban la dominación con un cierto paternalismo. Los procesos desencadenados por la Revolución de 1952 modificaron esa situación y dieron lugar a la constitución de identidades campesinas forjadas a partir de su función económica; sin embargo, en algunos casos esa compleja vinculación con el patrón se mantuvo aún después de la Reforma Agraria.


privilegiado de construcción y de pugna entre identidades de campesinos, productores informales y empresarios. A partir de los años ochenta y noventa se empezó a explorar la riqueza cultural campesina, especialmente en Chuquisaca, recuperando la condición étnica que había quedado eclipsada por el perfil productivo, lo que dio lugar a nuevos procesos identitarios. Una actividad económica importante que se desarrolla en los valles tropicales de Cochabamba y en los Yungas de La Paz es la producción de la hoja de coca. La producción de coca tiene varios destinos: el consumo tradicional en el mercado nacional, una incipiente industrialización para la producción de mate de coca, licores y otros, y la exportación a Argentina, en las provincias norteñas el consumo de coca es una práctica tradicional. Es evidente que, además, una parte importante de la producción de la hoja se desvía al narcotráfico. Desde 2006, el gobierno boliviano ha realizado esfuerzos para impulsar la industrialización de la coca y ha intentado abrirle mercados; además, ha iniciado una campaña internacional para lograr la despenalización de su consumo.

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La zona de cultivo tradicional de coca son los Yungas de La Paz, que concentran 83% de los cultivos, pero también se ha expandido al Chapare, donde se encuentra 16% de los cultivos, y a la zona de Apolo, en el norte de La Paz, con 1%. Desde hace varios años se plantea la necesidad de realizar un estudio que permita conocer la superficie de cultivo que se requiere para satisfacer las necesidades del consumo tradicional y de la industrialización de la coca; puesto que aún no se cuenta con esos datos, no se sabe si la producción actual de 28.450 hectáreas55 es suficiente o excedentaria. Los trabajadores de la coca han construido una identidad particular vinculada con su tarea productiva; podría decirse incluso que es una identidad de clase. Tradicionalmente las organizaciones sindicales de los cocaleros han planteado reivindicaciones de tipo económico en relación con la superficie de los cultivos, los mercados y la necesidad de industrializar la coca y en los últimos veinte años han experimentado un intenso proceso de politización. En cuanto a la situación económica general de los valles, puede decirse que, comparativamente con los municipios del altiplano, los vallunos tienen niveles de pobreza menores; sin embargo son muchos los municipios que presentan 55

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porcentajes superiores al 80% de la población con necesidades básicas insatisfechas.56

La Economía del Oriente Durante la Colonia, la Gobernación de Santa Cruz estaba vinculada con los mercados altoperuanos y con las misiones jesuíticas de Moxos y Chiquitos, situación que se modificó a fines del siglo XIX y principios del XX con la construcción del ferrocarril Arica - La Paz, las políticas liberales de comercio exterior y la estrechez del mercado interno, que aislaron económica y políticamente al Oriente.57 Posteriormente, la Guerra del Chaco volvió a posicionar a Santa Cruz como departamento proveedor de materias primas.

En la década del cincuenta, la oligarquía cruceña pasó de una economía terrateniente a una economía de tipo capitalista; la transferencia de recursos del Estado a la actividad privada dio origen a una burguesía agroindustrial y agropecuaria que concentró la propiedad de la tierra y afianzó su situación gracias a la asistencia técnica, créditos, subvenciones y divisas que le facilitaba el Estado. En la década del setenta la dictadura de Bánzer consolidó el proyecto regional de la burguesía agroindustrial cruceña, beneficiándola con abundantes créditos y concesiones de tierras.58 56

INE Estadísticas 2008 en www.ine.gov.bo. Sandoval, 2003 citada en Peña y Boschetti, 2008. 58 Ibidem. 57

25 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

En 1941 una comisión norteamericana realizó un estudio como base para una futura ayuda económica a Bolivia y diseñó un plan de desarrollo, conocido como “Plan Bohan”, orientado a la diversificación de la economía nacional, la sustitución de importaciones y el fomento de las comunicaciones, que consideraba que Santa Cruz tenía potencial para la producción de petróleo, azúcar, arroz, algodón, carne, leche y otros. Aplicando las recomendaciones del Plan, el gobierno de la Revolución nacional desarrolló un nuevo modelo económico dirigido a la creación de un mercado nacional y a la integración territorial del país, que impulsó el intercambio comercial entre el altiplano, los valles y el Oriente a través de la carretera Cochabamba - Santa Cruz, y promovió el desarrollo agroindustrial mediante el establecimiento de plantas procesadoras de aceite, leche y cereales y la instalación del ingenio azucarero Guabirá. Si bien la intensa dinámica agropecuaria de Santa Cruz fue fundamental para el desarrollo económico de la región y del país, el costo ambiental fue alto ya que significó la destrucción de miles de hectáreas de bosque para el establecimiento de cultivos.


La economía cruceña, asentada principalmente en la agroindustria y en la producción de hidrocarburos, ha experimentado un notable crecimiento en las últimas décadas. Su participación en el PIB nacional actualmente alcanza al 30%.59 La producción agroindustrial se desarrolla en la subregión integrada que incluye el área metropolitana y las provincias Sara, Ichilo, Warnes y Obispo Santiesteban, donde se encuentran cultivos extensivos de soya, girasol, azúcar, algodón y trigo, cuyo aporte al PIB agropecuario nacional alcanzaba a 44% en 2004.60 La producción de oleaginosas –uno de los principales rubros de exportación de productos no tradicionales– es controlada por grandes empresas agropecuarias ya que requiere de alta tecnología y grandes inversiones. Los pequeños productores oriundos de la región e inmigrantes tienen una producción agrícola más diversificada y combinada con la ganadería para el autoconsumo y la comercialización en el mercado nacional.61

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La ganadería bovina es extensiva y se desarrolla principalmente en pastizales naturales de la Chiquitania, en el Norte Integrado, en la provincia Cordillera y en las zonas de valle. La ganadería cruceña se orienta a la producción de carne, leche y cuero; con 2,1 millones de cabezas representa el 32% del total nacional y genera empleo para 430 mil personas.62 A diferencia de los grandes empresarios ganaderos que controlan cerca del 70% de la producción, los productores medianos controlan alrededor del 20%, los pequeños productores el 10%, y los que se encuentran en la categoría familiar aportan menos del 1% a la producción departamental.63 En el rubro de hidrocarburos, la participación cruceña en la economía nacional es también significativa: en 2005 produjo 17,7% del petróleo condensado y de la gasolina natural, 18,3% del gas natural, y 38,2% del gas licuado, considerando el total nacional.64 En cuanto al aprovechamiento forestal, inicialmente Santa Cruz satisfacía su demanda interna de madera con la proveniente de los desmontes para el establecimiento de cultivos. En la década de 1960 se conformaron algunas empresas madereras, en los años setenta ya eran alrededor de treinta65 que aprovechaban 59

Plan Departamental de Desarrollo, 2007 citado ibidem. Ibidem. 61 Ibidem. 62 www.fegasacruz.org/index.php 63 Ministerio de Desarrollo Rural, 2007 citado en www.cejis.org 64 Plan Departamental de Desarrollo, 2007 citado en Peña y Boschetti, 2008. 65 Quiroga y Salinas, 1996. 60


la falta de normas forestales adecuadas para incrementar sus utilidades, causando graves daños ambientales y económicos a la región. Actualmente, pese a la pérdida de las especies maderables más finas, la producción maderera del departamento de Santa Cruz sigue siendo la más importante del país; alcanzó casi el 50% del volumen total de madera extraída66 y el 41% del PIB sectorial nacional durante el período 1995 - 2004.67 La incidencia de la pobreza en el Oriente boliviano es notablemente menor que en el resto del país; el porcentaje de población con necesidades básicas insatisfechas en el departamento de Santa Cruz es de 38%. En esta región la pobreza se concentra en trece municipios, que constituyen aproximadamente el 40% del total de los municipios cruceños.68

La Economía Amazónica

El departamento del Beni es un centro de extracción masiva e intensiva de recursos naturales renovables, sin generar valor agregado y sin una diversificación económica que beneficie a la región. El ganado vacuno, la carne y los cueros de vacuno, los cueros de saurio y otras pieles silvestres, la madera y el cacao son comercializados en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.69 La introducción de ganado bovino a los llanos de Moxos se produjo en el siglo XVII, cuando los misioneros jesuitas llevaron algunos ejemplares vacunos que prosperaron tan exitosamente que al momento de la expulsión de los jesuitas se contabilizaban 48.245 cabezas en las misiones.70 66

INE, Estadísticas 2008 en www.ine.gov.bo Plan Departamental de Desarrollo, 2007 citado en Peña y Boschetti, 2008. 68 INE Estadísticas 2008 en www.ine.gov.bo. 69 Caballero, 1978, Carvalho, 1978 y Lijerón, 1999; citados en Molina et al., 2008. 70 Lehm, 1999. 67

27 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

La Amazonia es una región periférica en la economía nacional, con un escaso nivel de industrialización basado en la monoproducción de materia prima de origen ganadero y forestal. Los tres sectores económicos más importantes –por la magnitud del movimiento de capitales y su inserción en mercados internos– son la ganadería, la actividad forestal y la industria castañera. De estos sectores emergen las principales elites económicas, que tienen una fuerte intervención en los gobiernos locales y se constituyen también en elites políticas.


A fines del siglo XIX y principios del XX, la producción de carne y cuero estaba orientada hacia los establecimientos gomeros del Norte; en la década de 1940 se inició el transporte aéreo de la producción ganadera hacia las ciudades del Occidente del país y los centros mineros, lo cual permitió un mayor desarrollo de esta actividad. La Reforma Agraria de 1953 no se aplicó en la región y permitió consolidar la propiedad de las grandes estancias ganaderas.71 Actualmente, la ganadería es extensiva y constituye la principal actividad productiva de los llanos del Beni; se desarrolla en praderas y pastizales naturales de siete de las ocho provincias benianas y se está expandiendo a otras zonas, incluso a las boscosas del Norte amazónico, tradicionales productoras de castaña y madera.72

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La ganadería genera empleo para más de 24.000 familias, lo que significa que 33,6% de la población depende directamente de esta actividad73; asimismo genera empleos indirectos que aún no han sido cuantificados: comercialización de ganado bovino y equino, de carne y de cuero, transformación de productos pecuarios en mataderos, saladeros y curtiembres, transporte terrestre, aéreo y fluvial, y otras actividades en el área de servicios de apoyo a la producción ganadera, como la provisión de insumos agropecuarios y profesionales. De acuerdo al censo de la Federación de Ganaderos del Beni (FEGABENI), en 1999 había 2.772 millones de cabezas de ganado, lo que representa cerca del 50% del total nacional.74 Existen dos modalidades de producción ganadera: la empresarial, monoproductiva, extensiva y comercial, orientada hacia los mercados de consumo y las industrias de carne de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba; y la comunal, diversificada, familiar y de pequeña escala. Pese a que una de las mayores aspiraciones de las comunidades indígenas es la ganadería y a que algunos indígenas y campesinos de la región e inmigrantes andinos poseen ganado, no se sienten parte de la cultura ganadera.75 La actividad ganadera ha generado una de las identidades productivas centrales de la región amazónica, que agrupa a una parte importante de la sociedad regional, integrando a familias tradicionales que por generaciones se han dedicado a esta actividad (generalmente ganaderos medianos), a cruceños y extranjeros que compraron grandes extensiones de tierra para la cría y engorde de ganado bovino (ganaderos grandes), y a quienes 71

Ibidem. Molina et al., 2008. 73 Ibidem. 74 Ibidem. 75 Ibidem. 72


practican una ganadería a escala reducida (pequeños ganaderos). La identidad ganadera está muy ligada con el género masculino; las organizaciones que la representan están conformadas generalmente por hombres, con escasa participación de mujeres. La actividad maderera se inició en la región amazónica a partir de la apertura de las carreteras La Paz - Trinidad y Trinidad - Santa Cruz, y de la desaparición de especies maderables finas en el departamento de Santa Cruz. A fines de la década del setenta algunas empresas privadas generaban una producción maderera interesante en el Beni, la que se incrementó en los años ochenta, a través de la extracción selectiva de maderas finas. La explotación intensiva de la mara en el Beni ocasionó que en 1991 se estimara que esta especie se extinguiría comercialmente en el bosque de Chimanes, uno de los más ricos en mara del país, en los siguientes siete años.76

En la provincia Iturralde del departamento de La Paz, la apertura del camino carretero a Ixiamas dio lugar al inicio de la actividad maderera a cargo de las empresas que operaban en Santa Cruz y el Beni, donde las especies más valiosas habían empezado a agotarse. En los años noventa se produjo un fenómeno similar en Pando, adonde acudieron las empresas en busca de bosques ricos en especies de alto valor comercial. En el trópico cochabambino, el aprovechamiento maderero se inició por el desmonte que realizaban los colonizadores para la instalación de cultivos; en la década del noventa, dicha actividad pasó a manos de empresas privadas.77 La agricultura constituye la base económica de las familias indígenas y campesinas de los llanos de Moxos. Practican la agricultura tradicional de corte y quema en zonas de altura para evitar las inundaciones estacionales, donde instalan cultivos múltiples, migratorios y rotativos. La agricultura tiene carácter de subsistencia, aunque parte del producto se comercializa en los mercados locales y en las estancias ganaderas para adquirir otros productos básicos. Indígenas y campesinos también venden su fuerza de trabajo en las estancias ganaderas, donde realizan labores eventuales, como 76 77

Estimación de asesores de la OIMT en Quiroga y Salinas, 1996. Quiroga y Salinas, 1996.

29 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

Después de la ganadería, el forestal es el sector económico más importante del Beni en términos brutos; aunque su aporte a la creación de empleo y la generación de excedentes de inversión es muy bajo. Actualmente la mayor parte de las empresas madereras sigue produciendo madera aserrada; si bien algunas han incursionado en la fabricación de pisos, puertas, ventanas, varillas, perfiles y muebles.


armado de alambradas, limpieza de campos de pastoreo, construcción de viviendas y potreros, o prestan servicios permanentes. En los últimos años han surgido en el Beni empresarios agrícolas locales y menonitas que han expandido los cultivos de arroz en la zona sur central del departamento, utilizando maquinaria industrial. Las actividades económicas principales del Norte amazónico son la agricultura de autoconsumo y la recoleccción de castaña. En los últimos años la extracción de madera ha ido adquiriendo creciente importancia; mientras que la ganadería vacuna y la extracción de oro tienen aún un papel secundario. La región amazónica es altamente dependiente de la castaña porque la mayor parte de su población está articulada a esta actividad: barraqueros, comunidades campesinas e indígenas, zafreros y empresas beneficiadoras.78

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Entre Riberalta y Cobija operan 22 de las 23 beneficiadoras de castaña del país. Estas empresas hacen el descascarado, selección, empaque y exportación de la castaña. En algunos casos, las beneficiadoras están adquiriendo sus propias barracas, y en otros se orientan hacia nuevos rubros, como la ganadería o la comercialización de madera. Los propietarios de las beneficiadoras constituyen el principal grupo empresarial de la región; sus orígenes son diversos: la empresa “Tahuamanu” está ligada con el empresariado tradicional paceño, “Urkupiña” es cochabambina y el propietario de “Leverens” es pandino. En Riberalta, Guayaramerín y Cobija se han construido identidades vinculadas con la economía de la castaña, como la de los zafreros o recolectores, que son indígenas, campesinos y vecinos de condición urbano - rural que han desarrollado la flexibilidad necesaria para vivir continuamente en los dos mundos. Existen entre siete y diez mil zafreros, que se encuentran en una situación muy precaria por sus bajos ingresos (se estima un ingreso promedio de 520 dólares por tres meses de trabajo); durante el tiempo que permanecen en la ciudad, trabajan por cuenta propia como mototaxistas o están desempleados y muchos de ellos se han incorporado a comunidades de reciente creación para acceder a tierras.79 Los trabajadores de las beneficiadoras de castaña están organizados en sindicatos afiliados a la Federación de Fabriles de Riberalta.

78 79

Molina et al., 2008. Bojanic, 2003 en Calvo, 2005 citado en Molina et al., 2008.


En el Norte amazónico se está desarrollando una economía campesina que combina la producción agrícola en pequeña escala –para el autoconsumo y venta en los mercados locales– con la participación en la recolección de castaña. Así, en algunas zonas campesinas se han establecido sistemas agroforestales en los que se combinan cultivos para el consumo familiar con cultivos orientados al mercado. Los ciclos agrícolas de los campesinos deben adecuarse a los períodos de la zafra de la castaña, en la cual también trabajan. En la economía de estas comunidades campesinas, la extracción de castaña tiene una importancia fundamental. La recolección se realiza dentro de los territorios comunales o en las barracas que pertenecen a las empresas, y el producto es vendido a las beneficiadoras de Cobija y Riberalta.

Gran parte de los municipios de la región amazónica se encuentran inmersos en la pobreza, incluso aquellos de ciudades intermedias. En el departamento de Pando, la situación es especialmente crítica puesto que casi todos sus municipios presentan porcentajes superiores a 90% de la población con necesidades básicas insatisfechas.80

La Economía Chaqueña La ganadería bovina es una actividad económica tradicional del Chaco, que se inició a fines del siglo XVI, a partir de la introducción de ganado criollo desde el río de La Plata. La ganadería de vacunos es extensiva y ha provocado la degradación de los campos de pastoreo, la erosión de los suelos y su mayor desecación, con la consecuente pérdida de la capacidad de carga. La carga animal en el Chaco no supera las dos a tres cabezas por hectárea, mientras que en los llanos benianos es de de tres a cinco cabezas por hectárea. La mayor parte (65%) 80

INE Estadísticas 2008 en www.ine.gov.bo.

31 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

El comercio de productos alimenticios, electrodomésticos y ropa es una actividad económica importante en las ciudades de Cobija, Guayaramerín, Riberalta y Trinidad. Está a cargo de familias principalmente de origen paceño, que operan en mercados y casas comerciales y que están organizadas en asociaciones gremiales. Cobija se constituye en un punto estratégico para el comercio en razón de su contigüidad con ciudades brasileñas, de donde llegan visitantes en busca de ropa y electrodomésticos.


del ganado vacuno pertenece a grandes ganaderos que poseen hatos de más de mil cabezas.81 A fines de los años noventa había cerca de medio millón (443.700) de bovinos de raza criolla; 211.329 porcinos, 200.767 equinos y 92.478 caprinos.82 Si se considera que las tasas de crecimiento de la población pecuaria no exceden el 1% anual, se puede estimar que entre 1999 y 2006 ésta no se incrementó en más de 5%.83 La ganadería caprina es una actividad del pequeño campesino; la ganadería porcina, desarrollada especialmente en Monteagudo, y la avicultura están orientadas a la producción comercial.

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Las tierras cultivadas en el Chaco no superan el 20% de la superficie cultivable, por lo cual la producción es pequeña. El cultivo de maíz cubre 70% del área cultivada; la soya, el maní y el frejol representan 20% de esta superficie.84 Desde inicios de los años noventa muchos años han sido extremadamente secos, lo que ha afectado severamente la actividad agrícola.85 Un diagnóstico realizado en 2004 muestra que las pérdidas en los cultivos de maíz, maní, frejol, zapallo, cumanda, ají, papa y arveja llegan a 85% en los municipios del Chaco cruceño, a 63% en el Chaco chuquisaqueño y a 49% en el tarijeño.86 Los campesinos no indígenas practican una agricultura de subsistencia con pequeños excedentes para el mercado. Algunos productos agrícolas del Chaco, como la soya, se comercializan como productos orgánicos, lo que los diferencia de la producción transgénica de otros países. Actores económicos importantes en la región son los asentamientos menonitas dedicados a la producción agrícola extensiva que ocasiona la continua ampliación de la frontera agrícola a costa del bosque. La agricultura menonita absorbe buena parte de la mano de obra local; si bien esto parece beneficioso para los campesinos (se dice que pagan puntualmente y dan mejor trato que los hacendados criollo mestizos), presenta la desventaja de ocupar grandes extensiones de tierra y desincentivar los esfuerzos económicos propios.87 81

Galindo et al. (doc. no publicado) Manchabol, 1999 citada en Galindo et al. (doc. no publicado) 83 Ibidem. 84 Manchabol, 1999 citada en Galindo et al. (doc. no publicado) 85 Van Dixhoorn, 1996, Manchabol, 1999, Castro 2001 e INE, 2005 citados en Galindo et al., 2009. 86 MACA y Ministerio de Defensa, 2004. 87 Bazoberri, 2004. 82


En el Chaco existen alrededor de 25.700 unidades agropecuarias; de las cuales casi la mitad se encuentra en las zonas de pie de monte, un tercio en el subandino y el resto en la llanura. La inequidad en la tenencia de la tierra es evidente: en 1986, 94% de las tierras de la provincia Cordillera se concentraba en 296 haciendas, mientras que 4.000 pequeñas unidades agropecuarias poseían el restante 6%; en 1989, en la provincia O’Connor 1% de las unidades agropecuarias disponía de 74% de las tierras y en la provincia Gran Chaco 8% de las unidades agropecuarias concentraba 92% de las tierras.88 Esta situación no se ha modificado, y es más grave aún en el Chaco chuquisaqueño donde la hacienda subsumió a las comunidades indígenas, algunas de las cuales quedaron en condiciones de servidumbre. El aporte del sector agropecuario al PIB regional es pequeño (20%), pero su contribución a la generación de empleo es muy importante (90%).89

El reciente auge hidrocarburífero en el Chaco ha generado importantes ingresos para la región, pero ha desatado pugnas por el control de la renta petrolera entre sectores de los departamentos involucrados, especialmente entre las localidades productoras y las capitales departamentales, lo que es más notorio en el caso de Tarija. El sector hidrocarburífero representa 80% del PIB del Chaco, pero no contribuye de manera importante a la generación de empleo (sólo 4%). 88

Bazoberri, 2003. Van Dixhoorn, 1996, Manchabol, 1999, INE, 2005 y Castro, 2001 citados en Galindo et al. (doc. no publicado) 90 Quiroga y Salinas, 1996. 91 Ayala, 2004 y Castro, 2003 citados en Galindo et al. (doc. no publicado) 89

33 Las Identidades en las Grandes Regiones de Bolivia

El aprovechamiento forestal en el Chaco se inició a principios del siglo XX, con la extracción de grandes volúmenes de quebracho colorado (Schinopsis Lorentzii) para la fabricación de durmientes para las vías férreas; también se utilizaba madera para la producción de carbón vegetal destinado al consumo doméstico y a la fundición de minerales. Posteriormente, en los años treinta, se empezó a utilizar el lapacho y la quina para la construcción, así como el cedro y el roble para la fabricación de muebles.90 De acuerdo con registros de aduana, la explotación forestal en el Chaco redituó a la región ingresos de 30 millones de dólares al año, cifra más bien modesta dado el potencial forestal chaqueño.91 Al igual que en otras regiones del país, la explotación maderera chaqueña era selectiva y estaba orientada a aquellas especies más requeridas en el mercado, sin tomar previsiones para su conservación ni la del medio ambiente, lo cual afectó severamente a los bosques.


La actividad industrial en el Chaco es incipiente; existe una pequeña industria alimenticia de carácter más bien artesanal, con productos como el queso y los embutidos. Aunque el potencial de la región para la industria del cuero es importante, sólo existe un par de curtiembres de producción limitada. Actualmente hay alrededor de diez mil microempresas artesanales y comerciales, que se encuentran principalmente en manos de migrantes del Occidente del país y de algunos mestizos chaqueños. Estas empresas hacen un uso intensivo de la mano de obra de carácter familiar, utilizan baja tecnología, tienen dificultades para acceder al crédito, y están poco integradas al mercado internacional.

Cuarto Fascículo

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Yacuiba es uno de los centros comerciales más importantes de la región y con mayor concentración de población procedente del Occidente del país, que se encuentra organizada en gremios. Los comerciantes ofrecen productos bolivianos y peruanos de bajo costo en el norte argentino; también internan productos argentinos, que luego comercializan en la región y en otros puntos del país. Los “bagalleros” o contrabandistas de origen migrante controlan los puestos de venta en los mercados y los puestos de comercio al por menor. Uno de los artículos que se comercializa ilegalmente en Argentina son las garrafas de gas, pues al ser subvencionadas en Bolivia, su comercialización en el exterior resulta rentable. Otra actividad económica importante en el Chaco es el transporte; se tienen registradas al menos doce empresas de transporte terrestre nacional de pasajeros y cuatro de transporte internacional; además existen empresas de transporte que operan en el interior de la región. Los propietarios de estas empresas son generalmente mestizos de Santa Cruz y, en algunos casos, chaqueños y migrantes mestizos del Occidente del país. La región chaqueña enfrenta una serie de dificultades que limitan su desarrollo económico: su ubicación geográfica, los altos costos de transporte hasta los puertos de Rosario (en Argentina), Arica y Matarani (sobre el Océano Pacífico), y la producción concentrada en pocos productos exportables con escaso valor agregado. Alrededor de la mitad de los municipios chaqueños presenta un porcentaje muy alto de su población con necesidades básicas insatisfechas (más de 80%). Los otros municipios muestran una situación mejor, lo que se explica por la existencia de varias ciudades intermedias donde la población tiene condiciones de vida comparativamente mejores que las del área rural.92 92

INE Estadísticas 2008 en www.ine.gov.bo.



www.unirbolivia.org


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