Revista Lazos 05 y 06

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PRESENTACIÓN

Revista de la Fundación UNIR Bolivia para promover la información, la negociación, el diálogo y la deliberación con las transversales de interculturalidad, participación y equidad. Año 3, Nos. 5 y 6, febrero - diciembre 2008 Dirección Ana María Romero de Campero Gerencia de Diálogo y Negociación Antonio Aramayo Tejada Gerencia Sociocultural René Zeballos Clavijo Edición Gabriela L. Ugarte Borja Correción de estilo Mauricio Murillo Ilustraciones Juan José Serrano María Isabel Blacutt gordamedia@yahoo.com Diseño

Equidad: La tarea pendiente Pobreza y equidad ¿por dónde empezar? - GREGORIO IRIARTE Equidad y justicia ¿van de la mano? - MARIEL PAZ La equidad, ¿una ilusión? - JAVIER GÓMEZ Descolonización y sociedad comunitaria como política de equidad - FELIX PATZY Reducir las desigualdades: el desafío de un nuevo pacto regional - VERÓNICA PAZ

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Diálogo intercultural Diálogo para construir interculturalidad 34 - MARIA SOLEDAD QUIROGA Los diálogos interculturales: Experiencias desde la adversidad - FHADILA MAMMAR 38 El diálogo posible entre regiones diversas - SUSANA SELEME 43

Métodos pedagógicos de análisis de conyuntura Metodologías para el análisis de coyuntura política GREGORIO LANZA

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Metodologías creativas para el análisis de conflictos enfocados a procesos de reconciliación - VANESSA CASTEDO Herramientas para el análisis político - FERNANDO MAYORGA

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Especial: Encuesta “Diversidad cultural hoy. Una radiografía al país, 2008”

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SALINASÁNCHEZ

salinasanchez@entelnet.bo UNIR Bolivia recibe el respaldo de las cooperaciones de Bélgica, Dinamarca, Holanda, Suecia, Suiza y la Unión Europea.

MANO A MANO

La temperatura de la democracia en América Latina MARTA LAGOS

Fundación UNIR Bolivia Av. 6 de Agosto #2528 entre P. Salazar y L. Gutiérrrez (591-2) 2117069 - 2153021 info@unirbolivia.org www.unirbolivia.org Casilla 135, La Paz - Bolivia ISSN: 1991-9506 Depósito legal: 4-3-88-06 Primera impresión de 5000 ejemplares

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JORGE MERCADO

BIBLIOTECA / Librero UNIR

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WWWs DESTACADOS

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Separata: Cuadernos de educación para la Paz. “(Deconstruir) la imagen del enemigo” ALICIA BARBERO DOMEÑO, CARLES VIDAL NOVELLAS, CÉCILE BARBEITO THONON, IRENE SANTIAGO SANTIAGO (ESCOLA

DE

CULTURA

DE

PAU)


Presentación l cumplir el tercer año de la Revista LAZOS, presentamos los números 5 y 6 como un cierre de un ciclo en el que hemos buscado ofrecer información y reflexión que respalde las temáticas en las que trabaja la Fundación como interculturalidad, medios de comunicación, negociación, diálogo y cultura de paz. Y es precisamente en esta publicación que ofrecemos un tema que fue debatido en varios encuentros pero que no se había plasmado en el papel. Lo hemos llamado “Equidad, la tarea pendiente”. También presentamos un espacio de reflexión de gran actualidad como es el diálogo intercultural. Finalmente, en el sector de artículos en profundidad brindamos tres textos con sello pedagógico elaborados por expertos que nos hablan sobre la forma de encarar adecuadamente un análisis de coyuntura. La equidad introduce un principio ético o de justicia en la igualdad. La equidad nos obliga a reflexionar los objetivos que debemos conseguir para avanzar hacia una sociedad más justa. En este sentido, LAZOS aporta a la discusión con cuatro artículos que, desde diferentes enfoques y disciplinas, proporciona un abanico de información y conocimientos –de acuerdo a su línea editorial – como el firmado por el renombrado autor de textos sociales Gregorio Iriarte, que reflexiona en torno a las tensiones que vive nuestro mundo identificando su origen en el resentimiento que genera una riqueza que se multiplica al lado de la extrema pobreza. Mariel Paz, abogada especialista en derechos humanos, aborda a la equidad a partir de la justicia. El economista Javier Gómez propone analizar la relación entre distribución de la renta y crecimiento para conocer si las políticas de estabilización han tenido efectos redistributivos. El sociólogo Félix Patzi, afirma que la equidad debe enfocarse con enfoque descolonizador apoyado en la igual de oportunidades en todos los campos (laboral, académico, económico y otros) por encima de diferencias raciales, étnicas y físicas. Cerrando este acápite de equidad, la economista Verónica Paz, echa una mirada a las

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La equidad introduce un principio ético o de justicia en la igualdad. La equidad nos obliga a reflexionar los objetivos que debemos conseguir para avanzar hacia una sociedad más justa.


regiones y plantea que la reducción de las desigualdades entre las regiones se ha convertido en un objetivo estratégico para el desarrollo nacional. En la segunda parte de la revista, ofrecemos tres artículos relacionados con diálogo intercultural en el que la socióloga María Soledad Quiroga responde a la pregunta ¿Cuál es el papel del diálogo en este camino de construcción de un país intercultural? Le sigue Fhadila Mammar, filóloga tunecina con residencia en Madrid, que en un texto por demás sensible con el otro propone alentar la realización de diálogos interculturales y ofrecer una clave sobre cómo hacerlo, al plantear que se debe “dialogar sobre la diversidad, aún desde la adversidad”. Al concluir este sector, la politóloga cruceña Susana Seleme analiza las condiciones para establecer un diálogo entre regiones de oriente y occidente. Y aconseja trabajar en las coincidencias antes que en las diferencias: “en aquellas puede estar la clave para reducir las tensiones actuales, cada vez más agudas, en pos de un nuevo pacto social y político en Bolivia y entre bolivianos y bolivianas, en la búsqueda de una nueva relación entre regiones, población y poder. Ese es el único diálogo posible”. Los estudiosos Gregorio Lanza, Vanessa Castedo y Fernando Mayorga aportan con su deliberación en torno a cómo encarar un análisis de coyuntura. Lanza expone sobre la necesidad de contar con la teoría, los instrumentos y las destrezas para un análisis político que permita desentrañar los intereses, posiciones y capacidades de estos grupos para construir nuevas hegemonías, llegar a pactos o mantener conflictos de diverso índole. Castedo propone tres pasos para una metodología de análisis en el caso de Bolivia: la reflexión creativa del conflicto enfocada hacia el reconocimiento de las partes; el manejo alterno de conflictos enfocados a la mediación intercultural para restaurar los daños; y la transformación creativa de conflictos para alcanzar la reconciliación. Mayorga nos indica que para realizar un análisis de situación, es preciso ubicar el proceso político en un contexto de crisis y transición estatal que implica cambios en el patrón de desarrollo, en el modelo de dominación, en la distribución territorial del poder y en las identidades sociales. En el sector de Mano a Mano, tomamos la temperatura de la democracia en América Latina mediante una entrevista que hizo el experto en conflictos Jorge Mercado a la doctora Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, quien hace un diagnóstico de la


democracia en Latinoamérica, resaltando los avances en este tema en varios países. Además, analiza el caso boliviano, pues nuestro país registró una de las alzas más altas de apoyo a la democracia en los últimos tres años. Así como lo hicimos el año 2006 en el número 2 de la Revista, ahora incluimos una síntesis de los resultados de la “Encuesta nacional 2008: Diversidad cultural hoy” que trae muchas novedades. Finalmente, LAZOS presenta el cuadernillo “(Deconstruir) la imagen del enemigo”, un esfuerzo de Escuela de Cultura de Paz, de la Universidad Autónoma de Barcelona, que nos dio su autorización para publicar y compartir este texto vital para entender el contexto de polarización ahora más atenuada- que se vivió a lo largo del año, pues a decir de las y los autores: “cuando hablamos del enemigo, nos estamos refiriendo tanto a la otra parte en un contexto de conflicto armado (nivel macrosocial), como a la relación entre dos personas o grupos diferentes, etc. (nivel microsocial). Todos los ejercicios, por tanto, pueden ser instrumento para hacer reflexionar sobre estos dos niveles: los conflictos entre sociedades o países y los conflictos entre grupos o colectivos de diferentes culturas, valores, etc.”. Desde la Fundación UNIR Bolivia esperamos que todo el material que les presentamos sirva para generar corrientes de conocimiento, opinión y acción en el objetivo común de ayudar a construir una Bolivia más digna, equitativa e intercultural.

Fhadila Mammar en un texto por demás sensible con el otro propone alentar la realización de diálogos interculturales y ofrecer una clave sobre cómo hacerlo, al plantear que se debe “dialogar sobre la diversidad, aún desde la adversidad”.

La Paz, noviembre de 2008



Equidad: La tarea pendiente Equidad e igualdad son dos principios estrechamente relacionados, pero distintos. La equidad introduce un principio ético o de justicia en la igualdad. La equidad nos obliga a plantearnos los objetivos que debemos conseguir para avanzar hacia una sociedad más justa. Una sociedad que aplique la igualdad de manera absoluta será una sociedad injusta, ya que no tiene en cuenta las diferencias existentes entre personas y grupos. Hoy en día, el aumento de las desigualdades en nuestro planeta en el acceso de los países y las personas al uso y disfrute de los recursos y oportunidades, lleva a plantear los objetivos de equidad como sustanciales al desarrollo, de ahí que todavía sea la tarea pendiente.


Pobreza y equidad ¿Por dónde empezar? Las grandes tensiones que vive nuestro mundo tienen, no pocas veces, su origen en el resentimiento que genera una riqueza que crece al lado de la extrema pobreza. Por otro lado, esta riqueza se nutre de esa misma pobreza. P. GREGORIO

Equidad y desarrollo

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artamos de la idea de que un desarrollo sin equidad no es un auténtico desarrollo. A lo sumo lo podríamos catalogar como “mero crecimiento”. El último informe del Banco Mundial (BM) sobre los problemas económicos en el 2006 se titula Equidad y desarrollo; hay, en este importante documento, algo que llama poderosamente la atención: el tema de la desigualdad económica creciente que se da en nuestro mundo. La sorpresa no la constituye el hecho mismo de la falta de equidad en nuestra sociedad, sino el que este gran desafío sea tratado específicamente por el Banco Mundial en su publicación oficial más importante, cosa que hasta el momento no lo había hecho. En primer lugar, en el informe Equidad y desarrollo se constata el creciente aumento de la desigualdad económica en el mundo actual, ya sea a nivel internacional, entre países pobres y países ricos, como a nivel interno de cada país, entre un pequeño sector privilegiado, cada vez más poderoso, y la mayoría de la población. Esta creciente desigualdad impide la superación de la pobreza y distorsiona totalmente la justa y equitativa distribución de los recursos. Otra idea que desarrolla el informe del Banco Mundial es que las causas de la desigualdad económica creciente están, en gran parte, dentro del propio país y, por lo tanto, son los propios gobiernos quienes tienen que elaborar estrategias contra la pobreza y definir políticas adecuadas para una distribución más justa del ingreso. La igualdad tiene un valor intrínseco y no es algo meramente instrumental. La igualdad de oportunidades viene a ser el mejor instrumento para superar la discriminación económica. Por otro lado, la igualdad de oportunidades es garantía de un desarrollo consistente, ya que crea más cohesión social. Esta igualdad de oportunidades en el campo económico debe ser complementada por las correspondientes decisiones en el ámbito político. Hay economistas del sistema que manejan algunos argumentos falaces en contra de la igualdad. Para los neoliberales más duros, por ejemplo, la igualdad no existe, ni puede, ni debe existir. Creen que la igualdad está en contra de un verdadero crecimiento económico. Sin embargo, el Banco Mundial aconseja que la distribución se instaure en el centro de las estrategias de un auténtico desarrollo humano. Para ello, los gobiernos deberán comprometerse

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IRIARTE O.M.I. Sacerdote español de la Congregación de Misioneros Oblatos de María

con metas bien concretas, tendientes siempre a reducir las desigualdades.

La falta de equidad en el ámbito mundial

Inmaculada docente

La falta de equidad es uno de los más graves problemas en el ámbito munteológo. Autor de dial. Es cierto que la acción internacionumerosos nal no puede compensar las malas políestudios de análisis ticas nacionales, pero sí puede y debe de la realidad crear un ambiente favorable para que socioeconómica, los gobiernos de los países pobres pueeclesial y de las dan tener mayor éxito en sus políticas cuestiones redistributivas. mediáticas. Esa falta de equidad en la distribución de los ingresos se está volviendo un problema candente y cada vez más desafiante. Esta es, sin duda, la consecuencia más negativa del modelo neoliberal vigente, ya que dadas ciertas condiciones, este modelo puede generar riqueza, pero siempre esa riqueza va a ser mal distribuida. Puede crear crecimiento económico, pero nunca ese crecimiento va orientado y dinamizado por la justicia social. Las grandes tensiones que vive nuestro mundo tienen, no pocas veces, su origen en el resentimiento que genera una riqueza que crece al lado de la extrema pobreza. Por otro lado, vemos que esa riqueza se nutre de esa misma pobreza. El abismo de la desigualdad sigue aumentando en nuestro mundo con datos realmente escalofriantes. Esas dos súper poderosas “instituciones de desarrollo”, que se llaman Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional (FMI), tendrían que reconocer que han sido, en gran parte, las generadoras de la creciente desigualdad en nuestro mundo. universitadio y

La concentración de la riqueza en pocas manos Para percibir en sus dramáticas proporciones el gran desafío que significa esta concentración de la riqueza en pocas manos extractamos algunos de los datos más impactantes que nos ofrece la organización Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El binomio pobreza-riqueza se agudiza, día a día, con distancias cada vez más abismales. Veamos:


Los 14 latinoamericanos más ricos, según la revista Forbes, acumulan fortunas que superan los 50.000 - 600 personas multimillonarias gozan de un patrimonio individual de más de 1.000 millones de dólares. La riqueza que acumulan esos potentados alcanza, en su conjunto, a la fabulosa cifra de 9.000 billones de dólares. Debemos tener presente que un billón es nada menos que un millón de millones. - El 1% de la población mundial más rica tiene ingresos equivalentes al 57% de la población mundial más pobre. Esto quiere decir que 63 millones de multimillonarios poseen tantos bienes como 2.700 millones de personas. - Las 100 personas más ricas del mundo acumulan riquezas equivalentes a los ingresos de la totalidad de los países pobres del planeta. - Sólo 225 personas poseen tanta riqueza como el 47,8% de la población mundial. - Las 3 personas más ricas del mundo tienen activos mayores al PIB de los 48 países más pobres del mundo. - El ingreso promedio de los 20 países más ricos del mundo es 37 veces mayor al ingreso de los 20 países más pobres. - En América Latina, el 10% más rico de la población se lleva el 60% de la riqueza, mientras el 10% más pobre apenas llega a un 2%. - Los 14 latinoamericanos más ricos, según la revista Forbes, acumulan fortunas que superan los 50.000 millones de dólares cada uno. Esa cifra representa el ingreso anual de 100 millones de personas pobres de la región.

Exigencias humanas de un auténtico desarrollo La sociedad moderna, impulsada por el neoliberalismo globalizador, ha convertido nuestro mundo en una sociedad dual. El ex director de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, afirma que “lo que ha globalizado la globalización es, ante todo, la pobreza”. Alguien ha llegado a afirmar que lo que tenemos en el mundo actual son “islotes de prosperidad en un océano de miseria”. La ciencia económica se ha proyectado desde el siglo XVIII hacia un total alejamiento en relación a la ética y a la pobreza que ella misma genera. Muchos economistas han tratado de descubrir las leyes intrínsecas del desarrollo económico desligándolo totalmente de la moral. Sin embargo, como repitió varias veces el Papa Juan Pablo II: “Si no hay ética, el desarrollo se vuelve salvaje”. Predomina en muchos tecnócratas una idea meramente economicista del desarrollo. Esta idea parte de una visión parcial y deshumanizada del hombre. Se basa en una antropología de tipo reduccionista y, por lo tanto, falsa. Se limita a desarrollar, a lo sumo, al área del tener, desconociendo el área del ser. Es cierto que no podemos caer en una contraposición simplista entre el tener y el ser, ya que poseer bienes materiales ayuda (o puede ayudar) a desarrollar las potencialidades del ser. Sin embargo, un desarrollo que se limite únicamente a promover los parámetros económicos, olvidando la equidad y la progresiva y justa redistribución de los bienes, fuera de estar en contra de una concepción integral del desarrollo, creará, a la postre, una sociedad

millones de dólares cada uno. Esa cifra representa el ingreso anual de 100 millones de personas pobres de la región. cada vez más desintegrada, más resentida y más violenta. El verdadero fundamento de la paz es la justicia, por lo tanto, la paz social se basa en la justicia social.

Transformación productiva con equidad En el año 1990 la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó un importante documento titulado Transformación productiva con equidad. Ese informe influyó mucho para que en nuestra región latinoamericana se promoviera un desarrollo basado no exclusivamente en el crecimiento económico, sino en la justicia redistributiva y en la defensa del medio ambiente. El verdadero desarrollo está en las personas, no en los objetos ni en el dinero. No son las personas para el desarrollo, sino el desarrollo para las personas. La visión economicista enfoca todo el proceso de cambio desde un punto de vista exclusivamente unilateral y tecnológico, reduciendo toda la complejidad y todas las apetencias del ser humano al área de las necesidades materiales. Una economía a escala humana debe estar orientada, fundamentalmente, hacia la satisfacción de las necesidades básicas, tanto en lo personal como en lo social. Enfocar el desarrollo en términos meramente economicistas, y no humanistas, implica un cambio profundo en la racionalidad económica de gran parte de nuestros economistas. Poner lo económico como valor máximo y exclusivo implica una terrible alienación. Fuera de la tergiversación de los valores éticos, ello implica un olvidarse totalmente de la centralidad de la persona humana y, sobre todo, de los derechos fundamentales de nuestros hermanos más pobres y excluidos.

Neoliberalismo, el nuevo nombre del capitalismo El neoliberalismo, vigente en la mayoría de nuestros países, es puro capitalismo revestido de modernidad. En él se forja el crecimiento económico (cuando se logra) sobre una contrapartida de pobreza y de miseria. El neoliberalismo puede crear riqueza, pero siempre es en base a mayor pobreza. Genera pocos ricos y muchos pobres por ser, por naturaleza, económicamente discriminatorio . Los obispos latinoamericanos insisten en la idea de que la injusta desigualdad es algo que contradice abiertamente el valor inalienable de las personas. Dice el Documento de Puebla: “Tendencias contradictorias del modelo de desarrollo que favorece la apropiación por una minoría privilegiada de gran par-

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te de la riqueza; por otro lado, engendra pobreza en la gran mayoría de la población… Surge así un conflicto estructural grave: la creciente riqueza de unos pocos sigue paralela a la creciente miseria de las masas. Vemos a la luz de la fe como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano la creciente brecha entre ricos y pobres. El lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes mayorías. Esto es contrario al plan del Creador. En este conflicto la Iglesia discierne una situación de pecado social de gravedad, tanto mayor, por darse en países que se llaman cristianos” (DP.n.28). El neoliberalismo globalizador supone para nuestros pueblos riesgos y desafíos muy difíciles de enfrentar. En el momento actual esos riesgos se han convertido en verdaderas amenazas y frustraciones. Señalamos las que revisten mayor gravedad: Las amenazas vinculadas a la volatilidad de los capitales financieros y de inversión, afectando directamente a la estabilidad macroeconómica de nuestros países. Los grandes capitales están vinculados y condicionados, más y más, a la confianza en los gobiernos de turno y a la seguridad jurídica. Si el capital transnacionalizado pierde la confianza se aleja del país, sin que haya fuerza alguna que logre retenerlo. Nunca contempla el daño que con su alejamiento intempestivo puede causar al país y a los trabajadores vinculados a esas empresas. En pocos días, y aún en cuestión de horas, los países dependientes pueden perder millones de dólares sin que nada ni nadie lo pueda impedir. Para que huyan, basta con que los gobiernos dicten algunas leyes de tipo social que favorezcan a los trabajadores o se muestren desconfiados y exigentes con los grandes capitales de inversión para que éstos decidan alejarse del país e ir hacia donde haya más seguridad jurídica y donde las ganancias sean mayores. La otra amenaza que se cierne sobre nuestros pueblos como consecuencia del fenómeno globalizador es que su dinero es, básicamente especulativo, ya que no está orientado hacia la creación de fuentes de trabajo. Su objetivo es el lucro, no el

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Todos estos movimientos de base de la sociedad no deben agotar sus proyecciones y sus esfuerzos en sí mismos. Sin perder su propia identidad, deben desarrollarse siempre dentro de una visión política global, que logre percibir las causas profundas de los problemas. No deben limitarse a propuestas de tipo reivindicativo, sino deben definir estrategias de lucha de gran alcance. desarrollo. De ahí que el inmenso crecimiento del gran capital no guarde relación con los índices de desarrollo de lo respectivos países. El capital globalizador busca, únicamente, el crecimiento de sí mismo y para sí mismo. Tanto sus objetivos como los medios para conseguirlo permanecen dentro de su propia identidad. Trata de crecer a un ritmo acelerado sin importarle la economía el país, la estabilidad laboral, el bienestar de la población o la mejora de los servicios básicos como salud, educación, etc. Lo único que le interesa es su propio autodesarrollo, aun a costa de una mayor pobreza para la mayoría de la población. No debemos extrañarnos, por lo tanto, de que la globalización globalice la pobreza. A partir de una visión crítica podemos percibir que, en nuestra sociedad dual, la riqueza y la pobreza son dos caras de la misma medalla: pocos inmensamente ricos y millones de pobres, inmensamente pobres.

Lo que busca el proceso globalizador a corto plazo Resumimos esquemáticamente los objetivos que busca la globalización en el menor tiempo posible: - Acumulación y concentración del capital en pocas manos. - Transnacionalización de la economía con la supresión de las barreras aduaneras y la libre circulación de los productos. - Achicamiento del Estado de tal modo que éste quede reducido a un garante del orden público. - Máxima privatización de los servicios públicos como salud, educación, etc. - Invención y expansión de las nuevas tecnologías. - Supeditación de lo local a lo nacional y de lo nacional a lo global. - Obsesión por la acumulación de recursos sin orientación hacia la satisfacción de las necesidades básicas de toda la población.

¿Hay alternativas? Frente al fenómeno globalizador, que pareciera que todo lo quiere absorber y dominar, va surgiendo, como contraparte, un movimiento de características mundiales, día a día más poderoso, que se lo denomina con el neologismo de glocalización, vocablo compuesto por dos raíces: lo global y lo local. Este es un fenómeno de carácter socio-económico que se manifiesta en todos los lugares y en los más diversos ámbitos de la sociedad, si bien con características e intensidad muy diferenciadas. 1-.Vemos, por ejemplo, cómo surgen, sobre todo en los países más pobres, pequeñas empresas autogestionarias que le hacen la competencia a las grandes empresas y a firmas mundiales de gran prestigio. 2. Se está haciendo una realidad el microcrédito que, según los responsables del sistema bancario, ofrece más garantías de retorno que los créditos entregados a las grandes empresas. De ahí que se hayan hecho realidad los bancos solidarios y las pequeñas agencias de crédito. Surgen por doquier movimientos para una economía solidaria, defensa de precio justo y ONGs que promueven la economía popular. 3. Por otro lado, se está dando en nuestros países una mayor valoración de lo propio, de lo auténtico, de lo natural, frente a tantos productos artificiales de importación. Se está desarrollando un mayor aprecio por el folclore, las costumbres, la música y el arte autónomos. Todo ello unido a una fuerte y generalizada promoción del turismo. 4. Bajo la denominación de sociedad civil van surgiendo nuevos sujetos sociales que desafían al modelo globalizador: movimientos de género frente a una sociedad machista y androcéntrica, organizaciones de derechos humanos, de justicia y paz, grupos ecologistas, movimientos indígenas, campesinos sin tierra, juntas vecinales, etc. 5. Vemos también en lo político que se afianzan las organizaciones populares frente a los grandes partidos tradicionales. Son nuevos actores que quieren convertirse en transformadores y liberadores de los pueblos oprimidos. 6. No obstante, todos estos movimientos de base de la sociedad no deben agotar sus proyecciones y sus esfuerzos en sí mismos. Sin perder su propia identidad, deben desarrollarse siempre dentro de una visión política global, que logre percibir las causas profundas de los problemas. No deben limitarse a propuestas de tipo reivindicativo, sino deben definir estrategias de lucha de gran alcance. Hay que ampliar los horizontes hacia los problemas que afectan a toda la sociedad. A manera de conclusión podríamos decir que debemos tener un compromiso localizado con una visión globalizada que nos lleve a construir una globalización en la solidaridad, de la que nadie quede excluido y donde nadie crezca económicamente a costa de la explotación de sus hermanos.

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Equidad y justicia ¿Van de la mano? Justicia y equidad, conceptos que, si bien distintos, deberían encontrarse íntimamente ligados en las decisiones, reflexiones y jurisprudencia de quienes administran justicia. MARIEL PAZ

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n palabras de Aristóteles, la equidad es la justicia aplicada al caso concreto. Ello significa que el legislador o legisladora debe considerar las particularidades del asunto que está juzgando. Entonces, cuando hablamos de justicia y equidad, nos referimos a conceptos que, si bien distintos, deberían encontrarse íntimamente ligados en las decisiones, reflexiones y jurisprudencia de quienes administran justicia. Hasta ahora, el rostro que la justicia ha mostrado ante la sociedad es el de la neutralidad como su atributo máximo, un rostro de distancia y de falta de compromiso. Es una justicia “ciega”, tal cual la encontramos personificada en la diosa Temis. El objetivo implícito en esta ceguera es el de colocar a la justicia en una posición de distancia, esa lejanía es la que proporciona respetabilidad y credibilidad. La idea de justicia responde a una ideología en cuanto y en tanto está afirmada sobre una visión del mundo que surge de relaciones sociales concretas y contradictorias. Roberto A. R. De Aguiar1 señala que la cuestión de la justicia ha sido siempre reflejada como orden, armonía e igualdad en donde el conflicto es la excepción. El mismo autor plantea que el problema es saber qué es la justicia a partir del presupuesto según el cual la sociedad es, por su naturaleza, dinámica, desequilibrada y, más aún, conflictiva. Sin duda que esta visión dominante de la justicia, que entiende el mundo como equilibrado y armónico, y el ejercicio ciego equidistante y descomprometido de la misma han establecido en la práctica una ausencia casi generalizada del principio de equidad para juzgar sobre una realidad plagada de diversas y profundas dominaciones que se ejercen en todos los ámbitos y espacios de la vida familiar, social, política, económica y cultural. Es ampliamente sabido que varios sectores de la población boliviana desconfían de la justicia. Se mira a la misma como lenta y poco transparente, propensa a la corrupción y deficiente en su distribución de juzgados frente a los requerimientos de la población entre otras consideraciones. Además de todo ello, los hábitos, prácticas y la parafernalia que rodea a los actos judiciales se han encargado de contribuir a ahondar la distancia que existe entre la ciudadanía y la justicia, al punto de haberse edificado en el imaginario colectivo la idea de la justicia, los juzgadores y los tribunales como un escenario extraño, temido, inaccesible e incomprensible para los comunes mortales. A ello se suma la formación de los abogados, jueces y magistrados, que encarna aires de colonialismo, circunspección, frialdad y señorialismo como características formales de la justicia.

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Es abogada con estudios en derechos humanos, género y desarrollo. Actualmente es Representante del Defensor del Pueblo en Tarija.

La experiencia del Defensor del Pueblo en lo que refiere a promover el acceso a la justicia eficiente y oportuna ha identificado diferentes aspectos que hacen de su administración un espacio poco accesible a diferentes sectores de la población.

Los ejemplos paradigmáticos: la justicia para las mujeres

La teoría feminista ha realizado importantes aportes para identificar el carácter sexista imperante en el sistema jurídico. En el contexto de la discriminación de género se aprecia de manera innegable la manera en que el derecho, la justicia y varios de sus administradores están impregnados de la visión patriarcal y androcéntrica del mundo de las relaciones sociales y familiares. Es importante destacar que en la legislación boliviana existen avances enfocados a promover la igualdad entre hombres y mujeres. Estos logros, más que resultado de una reflexión de los colegios de abogados o las asociaciones de magistrados, son el producto de la incesante búsqueda de justicia desde el movimiento boliviano de mujeres. Sin embargo, estos avances en materia legislativa no garantizan que los jueces no sean prejuiciosos. Así, tal como se afirma líneas arriba, el derecho y la justicia son producto de una ideología, en este caso una visión del mundo que privilegia al varón por sobre la mujer y los demás seres humanos que no responden al patrón masculino dominante. Los patrones de discriminación hacia las mujeres en el ámbito de la justicia no son casos aislados, sino expresiones de la poca capacidad del sistema judicial para incorporar a sus prácticas y conocimientos los enfoques y nuevas perspectivas de la realidad desarrolladas desde la ciencia social contemporánea. Este rezago en los conocimientos de los administradores de justicia tiene también una importante parte de responsabilidad en la formación de los profesionales del derecho desde las universidades. En este escenario, las mujeres tienden a confiar poco en los tribunales y temen a la posibilidad de enfrentar un juicio. A menudo se escuchan testimonios de mujeres que esperan tener la fortuna de encontrarse con una magistrada mujer en el supuesto de que las mujeres puedan entender mejor los problemas de su propio género.


Los casos en los que desde la acción del Defensor del Pueblo se detectan de manera concreta los prejuicios de género a la hora de investigar y juzgar son los referidos a delitos de violencia y abuso sexual hacia mujeres jóvenes y adultas. En este tipo de casos es posible identificar el discurso sexista de operadores de la investigación penal, por ejemplo, y, en consecuencia, las subsiguientes resoluciones que se tomen a la hora de decidir si el caso será llevado a juicio.

A menudo se escuchan testimonios de mujeres que esperan tener la fortuna de encontrarse con una magistrada mujer en el supuesto de que las mujeres puedan entender mejor los problemas de su propio género. Ahora bien, cuando hablamos de las prácticas y prejuicios de género en los operadores de justicia, es necesario identificar también a otros órganos que coadyuvan e intervienen de manera directa en las acciones de la justicia, como por ejemplo los funcionarios policiales o las Defensorías de la Niñez y los Servicios Legales Integrales. En estos ámbitos, que pueden parecer de importancia secundaria en el andamiaje de la justicia, también se activan prejuicios, discriminación y enfoques teñidos de un patrón sexista. No es extraño encontrar actas de conciliación en casos de violencia familiar hacia mujeres. Esta práctica fortalece el poder abusivo del varón dándole visos de legalidad y además impide a la mujer que es víctima de maltrato acceder a un juzgado de instrucción de familia.

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Los niños y niñas frente a los estrados judiciales2 Otro de los sectores de la población que sobrelleva los prejuicios de la justicia y sus administradores es la población infantil y adolescente. En este caso se activan prejuicios relacionados a la condición de minoridad pero además un profundo desconocimiento de las características y particularidades que hacen a la niñez y, más aún, a la niñez boliviana, que es pobre en su mayoría. Si la víctima o la acusada es mujer y también es adolescente será doblemente castigada por su condición de género y, además, por ser menor de edad sin importar en muchos casos su verdad. Uno de los ejemplos constatados lo representan las adolescentes que han cometido delitos de hurto para quienes los procedimientos establecidos por la normativa boliviana no siempre son respetados por funcionarios policiales y de la administración de justicia que contravienen plazos de detención. Otro tema que ejemplifica la inequidad en el acceso a la justicia es el referido a la violencia sexual hacia niños y niñas. Una investigación realizada por el Defensor del Pueblo en el departamento de Tarija revela que el resultado de la denuncia en casos de violencia sexual hacia niños, niñas y adolescentes es que apenas en un 7% de los casos se concluye el proceso con sentencia condenatoria para el agresor sexual (Defensor del Pueblo, 2007). El estudio revela además que en los casos en que el agresor sexual es un menor de edad la justicia actúa rápidamente y concluye en sentencia condenatoria.

Si la víctima o la acusada es mujer y también es adolescente será doblemente castigada por su condición de género y, además, por ser menor de edad sin importar en muchos casos su verdad. Aparejada a la ineficiencia de la justicia para dictar sentencia en los casos de violencia sexual infantil se identifican diversas deficiencias, malas prácticas y omisiones en el escenario de la investigación y proceso judicial. A continuación se describen algunos ejemplos de ello. Revictimizacion. Desde el momento en que alguno de los miembros de la familia de la víctima decide denunciar el hecho, se inicia para el niño o la niña un tortuoso camino que en la gran mayoría de los casos afronta sin una adecuada contención familiar ni asistencia profesional. La niña, entonces,

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será obligada a recordar y vivir nuevamente, una y otra vez, ante personas extrañas para ella, en ámbitos inapropiados y ajenos a su vida cotidiana, el dolor, la angustia y la vergüenza del abuso sexual al que fue sometida. La Policía, la Defensoría Municipal de la Niñez y Adolescencia o la Fiscalía son las tres instancias a las que se acude para presentar la denuncia, pero generalmente la Defensoría Municipal de la Niñez y Adolescencia es la institución que primero conoce el hecho. Un funcionario o funcionaria de la Defensoría toma la primera declaración a la víctima. Luego el caso pasa a conocimiento de la Fiscalía, donde, con frecuencia, el o la fiscal asignada al caso cree necesario tomar nuevamente declaraciones a la niña. Al momento del examen médico forense, este profesional también solicita a la víctima información sobre lo sucedido. Una vez que el caso llega al Tribunal de Sentencia, algunos jueces convocan a la víctima en calidad de testigo para comparecer frente a jueces técnicos y ciudadanos. Dilación en las acciones de investigación. Al menos en dos denuncias de abuso sexual presentadas a la Fiscalía de Distrito de Tarija, en las que las victimas identificaron al autor del delito, se constató que el fiscal demoró más de 30 días en expedir el mandamiento de aprehensión para que el juez cautelar defina la situación de libertad o detención del denunciado. Esta demora innecesaria ocasionó que los presuntos autores se dieran a la fuga. Intervenciones negligentes como la descrita tienen como consecuencia no sólo la impunidad del delito, sino la desprotección de la víctima con el consecuente riesgo en el que se coloca al niño o niña respecto de futuros daños. “Resulta paradójico que en el ámbito creado para evitar la impunidad, en muchos casos se generen las condiciones para que se la consagre” (Rozanski, 2003). Estos son algunos de los ejemplos de prácticas inequitativas y deficientes a la hora de juzgar delitos en donde las víctimas son niños, niñas y adolescentes. El problema fundamental que subyace a estas y otras malas prácticas tiene que ver con la ausencia de una intervención protectora en el proceso de investigación y administración de justicia, esta ausencia deviene de la escasa visión de los operadores del sistema respecto al tema de la minoridad. Los profesionales del sistema penal, en su mayoría, tienen escasos conocimientos sobre el efecto de las situaciones traumáticas en la vida de niños y niñas, sobre sicología evolutiva y sobre abusos sexuales. Suelen abocarse a aspectos estrictamente jurídicos, sin considerar los relacionados con el estado emocional de las victimas. Al respecto, el juez argentino Carlos Rozanski apunta que “el objetivo primario de toda intervención en la materia es la protección integral del niño... Este objetivo primario es común a todos los aspectos de la intervención y está dirigido al cese del abuso y a aliviar el dolor de la víctima” (Rozanski, 2003). Para este autor, las consecuencias más relevantes de una intervención desarticulada pueden resumirse en aumento del riesgo, revictimizacion e impunidad.


La intervención judicial poco accesible para las mujeres y la niñez, o la población campesina e indígena, nos muestran la necesidad inaplazable de transformar la imagen y esencia de la justicia para convertirla en equitativa, accesible, inclusiva y más humana Los ejemplos ya citados respecto a la intervención judicial poco accesible para las mujeres y la niñez, entre otros sectores de la población como por ejemplo la población campesina e indígena, nos muestran la necesidad inaplazable de transformar la imagen y esencia de la justicia para convertirla en equitativa, accesible, inclusiva y más humana, de manera tal que sea concebida como una justicia alcanzable a toda la sociedad. Todo ello implica contar con políticas definidas para mejorar el acceso de la ciudadanía a la justicia, pero además para aplicar el principio aristotélico de equidad como justicia aplicada al caso concreto, ello significará aplicar principalmente los enfoques de interculturalidad, de género y el generacional. Mientras se escriben estas páginas los medios de comunicación difunden la noticia de que se ha promulgado la ley que establece la gratuidad de las pruebas de ADN en los procesos penales de delitos de violación, abuso deshonesto, estupro

cuyas víctimas sean niños, niñas y adolescentes y la gratuidad en las pruebas de ADN dentro de los procesos judiciales de declaración judicial de paternidad y maternidad. Estas son buenas noticias en materia de equidad y nos muestran que los pasos para promover una adecuada justicia se van dando. Mientras este camino sea recorrido a pasos más lentos de lo que la sociedad espera se hace imprescindible la tarea de continuar creando espacios de vigilancia ciudadana, foros de discusión y acciones de incidencia política que posibiliten mayores avances. 1 Roberto A. R. De Aguiar, “Qué es Justicia. Un abordaje dialéctico”. Buenos Aires. Asociación Americana de Juristas, CEDyCS, FUBA. 2 Varios aspectos desarrollados en el subtítulo Los niños y niñas frente a los estrados judiciales son extraídos del articulo escrito por la autora de este texto “Violencia sexual hacia niños, niñas y adolescentes: Una tarea pendiente en la defensa de los derechos humanos” publicado en la revista Derechos Humanos y Acción Defensorial. Año 2 – Número 2 – 2007. Defensor del Pueblo.

Bibliografía De Aguiar, Roberto A. R. Qué es Justicia. Un abordaje dialéctico. Buenos Aires. Asociación Americana de Juristas, CEDyCS, FUBA. Defensor del Pueblo. “Violencia sexual hacia niños, niñas y adolescentes: Una tarea pendiente en la defensa de los derechos humanos” en Derechos Humanos y Acción Defensorial. Año 2 – Número 2 – 2007. Defensor del Pueblo. “Detrás de la denuncia: Estudio del registro de denuncias de violencia sexual infantil en el departamento de Tarija”. La Paz, diciembre de 2007. Rozanski, Carlos Alberto. Abuso sexual infantil ¿denunciar o silenciar?. Buenos Aires: Ediciones B., 2003.

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La Equidad, ¿una ilusión? La relación entre distribución de la renta y crecimiento, y su evolución, permiten conocer si las políticas de estabilización, planteadas en su origen como de combate contra la inflación, han tenido efectos redistributivos en la sociedad boliviana. JAVIER GOMEZ

1. La economía y el concepto de equidad

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ablar de conceptos como equidad, justicia, igualdad siempre ha sido un tema escabroso y polémico para los economistas, porque se invaden otros campos del saber, como la ética, la filosofía y la sociología, por mencionar algunos. En cierto sentido, la importancia de la equidad deriva del hecho que puede ser percibida de diferentes formas y, dependiendo de cómo se relacione con los valores sociales de cada comunidad, se podrá ver la importancia y medidas que se sigan en su consecución. La equidad está íntimamente ligada con el concepto de desigualdad. El término desigualdad alude al hecho de que un conjunto de magnitudes económicas, o de cualquier otra índole, son diferentes. El término inequidad, y otros con igual connotación, hace referencia a juicios de valor sobre el perfil de esas magnitudes. Por ello, “la meta de lograr una equidad absoluta no es realista. Más bien los gobiernos deben centrarse en lograr la meta más razonable de ofrecer a todos los miembros de la sociedad un nivel de oportunidades adecuado o aceptable. Usando la terminología de Sen, ello significa suprimir las privaciones absolutas y reducir las relativas” (Tanzi, Vito: 1998). La desigualdad económica es un hecho real, en el sentido de que los ingresos y la riqueza entre las familias, regiones, países o estratos sociales son dispares en todos los países del mundo. Lo justo o injusto de ese hecho atañe a cuestiones valorativas. Vista desde la óptica normativa, los juicios de valor terminan por ser decisivos para la conclusión y la desigualdad deja de ser simplemente un hecho y pasa a ser una situación que interpretamos a partir de preconcepciones de justicia. Dependiendo de cuáles sean esas preconcepciones de justicia se establecerán diferentes medidas de política económica para alcanzar metas de reducción de la desigualdad. Por ejemplo, para los clásicos la igualdad era en sí misma nociva por dos razones: porque tenía como resultado una disminución de los incentivos para la ganancia y el trabajo y un aumento de la población, en base a los principios de Malthus (Stigler: 1997). Para los clásicos y los neoclásicos lo justo era que el individuo recibiera una cantidad de renta correlativa a su producto, es decir de acuerdo a su productividad marginal, de tal suerte que las tareas de asignación de la riqueza en una sociedad, desde esta perspectiva, debería de dejarse en manos del mercado, “la práctica general debe ser laissez-faire; toda desviación de este princi-

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pio, a menos que se precise por algún gran bien, es un mal seguro” (Ibídem). la Universidad Se han desarrollado diversas teorías Nacional de para determinar qué relación existe entre Córdoba, Argentina. crecimiento económico y distribución de Dirige en el Centro la renta, la más conocida es tal vez la de Estudios para el hipótesis de S. Kuznets, que establece Desarrollo Laboral y que “la desigualdad en la distribución de Agrario (CEDLA). la renta o ingreso aumenta en las primeEspecialista en ras etapas del crecimiento económico, temáticas cuando la transición de una sociedad económicas, de preindustrial a una industrial es más derechos humanos rápida; la desigualdad se estabiliza por y de género y un tiempo, y luego disminuye en las últidesarrollo. mas etapas del crecimiento, dando lugar, según Kuznets, a una curva en forma de ‘U’ invertida que expresa la relación entre una medida de desigualdad, como podría ser el índice de Gini, y crecientes niveles de ingreso per cápita” (Boltvinik y Hernández: 1999, 156). Es importante comentar que a pesar de estar construido sobre supuestos muy restrictivos –como la existencia de dos sectores, uno agrícola y otro no agrícola, con porcentajes de población para Bolivia de 60% y 40% respectivamente, así como diferencias de ingreso per cápita de 3 a 1 a favor del sector no agrícola–, el modelo ha confirmado ser un válido referente teórico en los estudios que se han hecho en diferentes países para correlacionar las variables ingreso y crecimiento, aun habiendo relajado estos supuestos1. Es economista por

2. Las mediciones de la desigualdad La relación entre distribución de la renta y crecimiento y su evolución puede permitir conocer si las políticas de estabilización, planteadas en su origen como de combate contra la inflación, han tenido efectos redistributivos. Para lograrlo necesitamos, en un primer momento, dilucidar la manera en que ha evolucionado la distribución del ingreso en este periodo, por esto, requerimos tener a la mano indicadores sobre dicha distribución. Existen, afortunadamente, una amplia gama de recursos estadísticos para medir la desigualdad como expresión de la distribución de la renta entre los distintos estratos de una sociedad. Entre esos, sólo como una primera aproximación veremos el coeficiente de desigualdad de Gini y el coeficiente de dispersión decil.


Coeficiente de desigualdad de Gini. Es el indicador de desigualdad más común. El coeficiente varia entre 0, que refleja una igualdad total, y 1, que indica una desigualdad total (una persona tiene toda la renta o el consumo y las demás no tienen nada). Este coeficiente puede representarse gráficamente mediante el área de la curva de Lorenz y la línea de igualdad. Si cada individuo tuviera la misma renta (igualdad total), la curva de distribución de la renta sería la línea recta del gráfico, es decir, la línea de igualdad total. Una de las críticas que se le hacen a este indicador deriva del hecho de que penaliza cualquier cambio en la concentración, aunque ésta se dé a partir de una transferencia de renta de los estratos superiores hacia los inferiores. Otra desventaja es que no es acumulativo de los grupos, en el sentido de que su valor total no es equivalente a la suma de los coeficientes de Gini de los grupos o subgrupos. Coeficiente de dispersión decil. Este indicador presenta el coeficiente de la renta o consumo medidos del 10% más rico de la población dividido entre la renta media del 10% más desfavorecido. El mismo se puede calcular para otros percentiles, por ejemplo: la división del consumo o ingreso medio del 5% más rico entre el consumo o ingreso medio del 5% más pobre. Con este coeficiente se puede expresar la renta de un estrato determinado como múltiplo de la renta de otro. Son estos instrumentos estadísticos los que utilizamos para medir la desigualdad en la distribución del ingreso de los hogares utilizando la información que el Instituto Nacional de Estadística genera a través de encuestas.

Distribución del ingreso: segunda evidencia Analizando la trayectoria seguida por la distribución del ingreso con base en el índice de Gini, nos damos cuenta de que la concentración del ingreso ha tenido un comportamiento irregular pero creciente, de 0,54 en 1989 a 0,61 en el 2002, de acuerdo a datos de la CEPAL. Para saber en qué sentido se dieron esos cambios es necesario realizar una evaluación de la distribución del ingreso por deciles, combinándolo con el cálculo y revisión de coeficientes de dispersión decil. Los coeficientes de dispersión decil para ver la relación proporcional del menor decil con el mayor por una parte, y de dos deciles más bajos con relación a los dos más altos. Tomando como fuente nuevamente a la CEPAL, entre 1989 y el 2002 se observa que el 40% más pobre ha caído de 12,1% a 9,5% en su participación del ingreso total, mientras que el 10% más rico ha aumentado su participación en el ingreso total de 38,2% al 41% en igual periodo.

Bajo cualquier criterio conservador valorativo –axiológico– se estará de acuerdo en que la distribución del ingreso en Bolivia es altamente desigual.

3. Efectos redistributivos: en busca de evidencias

Desgraciadamente no existen datos más

Comportamiento de salarios y precios: primera evidencia

desglosados para refinar el análisis, pero

Actualmente el salario mínimo sigue siendo un indicador fundamental para conocer la participación de los trabajadores en la distribución del ingreso. La mayoría de las relaciones contractuales entre empleados, obreros y empleadores (entre trabajo y capital) se dan sobre la base del salario mínimo. Al revisar la serie histórica de la tasa de crecimiento del salario mínimo real en el ámbito urbano, se puede observar una caída en sus niveles de crecimiento desde 2003 (0,8%), alcanzando tasas negativas durante 2004 (-4,2%) y 2005 (-5,1%); recién el año 2006 existe una recuperación de 4,5%, que no logra recuperar la pérdida del poder adquisitivo dado en los últimos años (CEPAL, 2007). Es preciso señalar que el nivel de asalariamiento en general ha caído con la aplicación de las políticas de ajuste a menos del 50% de la Población Económicamente Activa, por tanto, esta caída en el salario mínimo real afecta notablemente a esta población. Comparando las tendencias del salario real con la tasa de crecimiento del índice de precios de la canasta básica, se observa una relación directa entre altos niveles de inflación con altos niveles de caída en el salario real.

es muy probable que haya incluso fuertes disparidades en la distribución del ingreso al interior de cada decil, es decir, no solamente hay pobres y ricos, si no pobres en condiciones extremas y “ricos muy ricos”. Las mediciones del coeficiente de Gini y el análisis por deciles de la participación del ingreso de los hogares parecieran arrojar evidencias de una distribución desigual del ingreso aunque no notablemente creciente pero sí constante para este periodo de implementación de programas de estabilización de corte ortodoxo. El cálculo de los coeficientes de dispersión decil, hace más evidentes las dispersiones que se dan entre los estratos más altos de ingreso con relación a los más

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bajos. Un dato adicional que ayuda a entender el origen de estas disparidades en la distribución del ingreso de los hogares y que fortalece las tendencias hasta aquí observadas es el relativo a la distribución de la población ocupada por nivel de ingreso (medido en número de salarios mínimos). Bajo cualquier criterio conservador valorativo –axiológico– se estará de acuerdo en que la distribución del ingreso en Bolivia es altamente desigual. Desgraciadamente no existen datos más desglosados para refinar el análisis, pero es muy probable que haya incluso fuertes disparidades en la distribución del ingreso al interior de cada decil, es decir, no solamente hay pobres y ricos, si no pobres en condiciones extremas y “ricos muy ricos”. Solamente agregaremos unas observaciones más tratando de proyectar los resultados de este apartado hacia la hipótesis que deseamos corroborar. Lo que hemos sostenido hasta este punto es que el coste de la estrategia de ajuste estructural durante los últimos veinte años ha recaído en los estratos de ingresos más bajos representados básicamente por los asalariados. Hemos tratado de demostrar también cómo dichos costes se han reflejado en una caída constante (aunque irregular) del salario mínimo real durante todo el periodo. En el mismo sentido acabamos de constatar que la dispar distribución del ingreso entre los hogares a favor de los niveles de mayor ingreso es otra evidencia de los efectos redistributivos de la mencionada estrategia. En este sentido hemos tratado de constatar lo que aparece en la declaración de estabilización por parte de los hacedores de la política económica al indicar en todos los programas (antes mencionados) que su fundamento es la contracción de la demanda interna agregada por la vía de la contención salarial y reducción del gasto público, las evidencias hasta aquí presentadas apunta a que así ha sido. En consonancia con lo anterior, apuntaremos una evidencia más sobre los efectos mencionados: la evolución de un indicador más rico,

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aunque más complejo, y que está funcionalmente relacionado con la distribución del ingreso y la riqueza, me refiero a los niveles de pobreza registrados en el país en el mismo periodo. El tema de la pobreza siempre ha sido terreno fértil para el debate no solamente del entendimiento y definición del término sino también de su medición. Se acepta en principio que es un concepto multidimensional que rebasa la consideración de la disponibilidad de satisfactores para abarcar aspectos de tipo institucional y de desarrollo humano. Sin expandir demasiado la discusión sobre la definición y medición de la pobreza es justo mencionar algunas de las aportaciones que el profesor Amartya Sen ha hecho al respecto y que ha sido de la mayor influencia y reconocimiento. En un excelente trabajo que publicó en 19782, donde realizó un marco analítico muy pertinente y adecuado para identificar los factores determinantes de la pobreza –aunque fue desarrollado en forma especifica para el análisis del hambre y, en particular, de las hambrunas se refiere a “la habilidad de las personas para comandar alimentos a través de los medios legales disponibles en una sociedad, incluyendo el uso de las posibilidades de producción, comerciales, titularidades vis a vis el Estado y otros métodos” (Ibíd, p. 45). “El conjunto de titularidades posibles de una persona depende de sus parámetros: su dotación inicial y el mapa de titularidades de intercambio con la naturaleza y con otras personas”3 (Ibíd, p.46). Este es un esquema muy útil para entender los determinantes de la pobreza con un enfoque multidisciplinar, por ejemplo el deterioro de los salarios en Bolivia durante los veinte años que aquí analizamos equivale a una perdida de gestión en el mapa de titularidades de intercambio de los asalariados y que se traduce en un aumento de la pobreza.

Se manifiesta un fenómeno de redistribución del ingreso que se traduce en mayores niveles de pobreza, que crecen en forma considerable en el periodo de ajustes recesivos y continuos, aplicados por los gobiernos sucesivos. Sin ahondar más en los debates sobre la definición y medición de la pobreza, aquí analizamos el comportamiento de la llamada “pobreza de ingreso”, que tiene como determinantes la falta de ingresos mínimamente suficientes para poder solventar el costo de satisfacción de las necesidades básicas. Así se habla de líneas de pobreza a partir del establecimiento de “montos mínimos que permiten a un hogar disponer de recur-

sos suficientes para satisfacer las necesidades esenciales de sus miembros” (Verdeja: 2001, 62), en términos de requerimientos nutricionales establecidos por organismos internacionales. A partir de estos criterios se definieron tres grandes grupos poblacionales (Ibíd. p. 68) - Hogares en pobreza extrema: cuando el ingreso total del hogar es menor al valor de la canasta alimentaría, es decir, los ingresos totales del hogar no son suficientes para atender las necesidades alimentarías del grupo familiar. - Hogares intermedios: cuando el ingreso del hogar es superior al valor de la canasta alimentaría, pero inferior a dos veces dicha cantidad. - Hogares con nivel de bienestar superior al intermedio: cuando el ingreso del hogar es mayor a dos veces el valor de la canasta alimentaría. La ventaja de utilizar el método de los ingresos en la estimación de la pobreza es que permite continuar tomando como referencia la información sobre el ingreso y el gasto de los hogares, obtenida en la Encuesta de ingreso y gasto de los hogares. La información nos muestra que el crecimiento de la pobreza ha sido importante a nivel nacional, en el 2004 el 63,9% de la población vivía por debajo de la línea de pobreza, proporción mayor que la mostrada en el 2002 (62,4%), y su distribución a nivel urbano y rural se incrementó de manera similar respecto al periodo anterior: de 52% en el 2002 a 53,8% en el 2004 a nivel urbano, y de 79,2% a 80,6% en el campo. De cualquier forma, y en línea con las evidencias hasta aquí expuestas, se manifiesta un fenómeno de redistribución del ingreso que se traduce en mayores niveles de pobreza, que crecen en forma considerable en el periodo de ajustes recesivos y continuos, aplicados por los gobiernos sucesivos.

Conclusiones Desde nuestra perspectiva, y de acuerdo a las tendencias que se observan en la tasa de crecimiento real de los salarios, la reducción de los mismos en su participación en el PIB, así como la evolución de crecimiento en la concentración y polarización del ingreso, y los también crecientes niveles de pobreza confirman la existencia de efectos redistributivos de la estrategia antiinflacionaria a favor del capital y las ganancias y en detrimento de los asalariados. La línea de análisis establecida nos permitió, en un primer momento, constatar la aplicación de una política contractiva del salario como medida fundamental para lograr una reducción sistemática de la Demanda Interna Agregada, tal y como se establece en la declaratoria de los distintos programas de ajuste implementados a partir de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. Este estudio arroja, sin lugar a dudas, un primer conjunto de evidencias; sin embargo reconocemos que es necesario ampliarlo para integrar al análisis otro tipo de variaciones

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como la evolución del gasto público (que es otro componente importante en la explicación de la demanda interna agregada) que estamos seguros fue fuertemente reducido y tuvo también efectos en la redistribución del ingreso. No fue el objetivo de este trabajo el análisis intersectorial y la integración de variables de género y región entre otras para tener una imagen más profunda y especifica del fenómeno estudiado. De cualquier forma permite inferir varias recomendaciones de política económica que creo es necesario mencionar: 1. Las evidencias muy claras de que el coste del ajuste recayó fundamentalmente en los grupos de asalariados. Ello se reflejó en una pérdida de participación relativa de los salarios en el PIB nacional y en la pérdida de poder adquisitivo de los mismos en los últimos 20 años, en una mayor concentración y polarización de los ingresos y en un crecimiento inusitado de la pobreza y de la extrema pobreza. 2. Queda claro también que los efectos de los programas de ajuste en el bienestar de los grupos más vulnerables sobrepasó el límite de la sobrevivencia de grandes masas poblacionales, ello se reflejó en el crecimiento de la pobreza extrema y de la cantidad de personas que no recibe ingresos. Y aunque no dimos indicadores sobre la economía informal y el desempleo, existen estudios que muestran un crecimiento también sorprendente de este sector, llegando a representar, para el caso mexicano, cerca del 25% del producto interno generado en los últimos años con similar participación en la generación de empleos. 3. Justo es decir que ninguna estrategia de desarrollo puede sostenerse así de manera indefinida si las medidas de contracción del mercado interno no se compensan con mayores montos de inversión pública y privada que garanticen y amplíen el número de empleos. Más tarde que temprano, a la mayor marginación social generada le corresponderá una agudización de los problemas sociales. 4. Los defensores de la estrategia ortodoxa de control de la inflación sostenían que el costo social del ajuste vendría ha ser transitorio y que una vez logrado el crecimiento de la economía, que se daría en consecuencia, permitiría una mayor y más justa repartición de los beneficios. Esto no se ha cumplido, el proceso ha sido largo (cerca de 20 años) y los beneficios reflejados en una recuperación real de salario han sido casi nulos, y, por el contrario, la concentración del ingreso se ha agudizado en los últimos años. 5. Finalmente, los resultados del modelo de apertura, (llamado neoliberal) implementado en Bolivia desde hace más de

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20 años, no parecen ofrecer mejores oportunidades de desarrollo para los grupos más pobres, por el contrario, la pauperización de estos grupos cada vez es mayor. Por esta razón es fundamental la reflexión en torno a qué estrategia de desarrollo puede ofrecer mejores oportunidades de crecimiento para todos, es decir, habría que repensar el modelo desde nuestra perspectiva. El análisis de la información se establece en un periodo relativamente largo y es por eso que no se abarca el último periodo de gobierno, ya que no se cuenta con una información sólida que permita determinar y afirmar cambios sostenibles en el comportamiento de los indicadores sociales vinculados a los salarios y a los ingresos. De todas maneras, el esfuerzo por argumentar el incremento de la desigualdad económica y social en el periodo de ajuste estructural no es desdeñable, ya que puede servir como punto de referencia para un análisis posterior de la orientación y resultados de las actuales políticas públicas. 1 Los trabajos de H. F Lydall, “A Theory of Income Distribution”, Clarendon, Oxford University Press, 1979. Y de I.B. Kravis, “International Difference in the Distribution of Income”, en Review of Economics and Stadistics, Vol. XLII, núm.2, 1960 (Citados por Boltvinik y Hernández: 1999). 2 Amartya Sen. “Poverty and Camines. An Essay on Entitlement and Deprivation”, OII, Clarendon Pres Oxford,1981. (Citado por Boltvinik y Hernández, op.cit. p. 40 y41).

Bibliografía y Hemerografía STIGLER, George J. El economista como predicador y otros ensayos I, Editorial Folio, Barcelona, España 1996. KIIZNER, Israel M. Creatividad, capitalismo y justicia distributiva. CORTÉS, Fernando y RUBALCAVA, Rosa María. Técnicas estadísticas para el estudio de la desigualdad social, El Colegio de México, México 1982. VUSKOVIC, Pedro, Los instrumentos estadísticos del análisis económico, CIDE-IPN, México 1984. BOLTIVINIK, Julio y HERNÁNDEZ LAOS, Enrique, Pobreza y distribución del ingreso en México, Siglo XXI. México 2001. CALVA, José Luís (Coord.), “Problemas Macroeconómicos de México: Diagnóstico y Alternativas I y II”; UNAM-INESER-JP, México 1995. CEPAL. Equidad, desarrollo y ciudadanía, Tomos, I, II y III, CEPALAlfaomega, Colombia 2001. LUSTIG, Nora, “México: Hacia la reconstrucción de una economía”, CMFCE, México 1994. CEPAL. Panorama Social de América Latina, 2007. Anexo Estadístico


Descolonización y sociedad comunitaria como política de equidad La descolonización, desde el punto de vista social, significa otorgar a todos los habitantes del país las oportunidades en todos los campos (laboral, académico, económico y otros) indistintamente de las diferencias raciales, étnicas y físicas. FELIX PATZI

Colonialidad de la estructura social y descolonización

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n Bolivia no se ha superado la estructura colonial, es decir, todas las instituciones de la sociedad continúan organizadas en función de la raza, etnia, cultura y lengua. Ello significa que para cualquier tipo de ascenso social prima aún el color de piel blanca, pertenencia a un apellido o linaje de descendencia española o extranjera. El conocimiento, los méritos, el esfuerzo son secundarizados, son factores que no inciden en nada para el ascenso social; ello quiere decir que la curva de oportunidades va disminuyendo a medida que va oscureciendo el color de piel. En este caso las clases sociales son construidas en Bolivia fundamentalmente a partir de la pertinencia étnica, o sea, los indígenas que constituyen 36 grupos han sido, desde la llegada de los españoles, ubicados en los anillos de jerarquía social más inferiores y condenados a constituirse como clase trabajadora; auque en las últimas décadas, particularmente después de la revolución de 1952, se constituyó en burguesía comercial indígena. Sin embargo, a pesar de su poder económico, no fueron considerados por el Estado y la sociedad como una clase burguesa legítima, de ahí que no recibe los beneficios del Estado al igual que la burguesía criolla y siente la misma discriminación por su condición indígena. Por su parte, los mestizos, que son hijos de madre indígena y de padre español o de cualquier descendencia extranjera, fueron ubicados como burócratas, realizando actividades profesionales en las instituciones del Estado o en otros ámbitos privados. Esta clase social siempre tuvo vergüenza de su descendencia indígena y una admiración hacia los blancos, mentalmente fueron los primeros que optaron por apropiarse de cualquier tipo de paradigma que proviniera del norte u occidente. Esta actitud es una forma de mimetizarse o de escapar de su descendencia indígena. Aunque últimamente los hijos de los indígenas de las ciudades y del campo son profesionales cada vez más en ascenso en términos numéricos, por lo que constituyen la nueva clase media indígena, son ubicados de igual manera, en términos laborales, en puestos inferiores dentro de una institución. Los criollos de descendencia española se constituyeron en la burguesía que se apoderó del poder político, económico y de otros espacios de la sociedad que implican prestigio social. No obstante, el defecto mayor de esta clase es precisamente su mentalidad colonial, ya que piensa en obtener ganancias de manera fácil y está acostumbrada a sobreexplotar la fuerza de

trabajo indígena; heredó de los españoles la lógica rentista, de ahí que permanenteMáster en mente pretende beneficiarse del Estado y Desarrollo Rural y por ello no ha podido constituirse en una es candidato a clase capitalista nacional y competitiva. Doctor en Culturas Su mente no está interesada en el país, esdel CIDES-UMSA. tá permanentemente puesta en el exteFue Director de rior, ya que generalmente tiene vergüenPost Grado de la za de vivir en un país de indios no le imUniversidad porta aprender los valores y prácticas que Nacional Siglo XX tienen las civilizaciones indígenas. y Director del A partir de 1970 la migración campoInstituto de ciudad se incrementó estrepitosamente, Investigaciones incluso hoy el 70% de la población indígeSociológicas de la na está en las ciudades y sólo el 30% se UMSA. En 2006 fue quedan en el área rural. Sin embargo su convocado para condición social no ha cambiado, contiejercer como núa sometida en la pobreza, marginada y Ministro de excluida de todas las oportunidades que Educación y implican sobre todo un estatus o prestigio Culturas. social. De ahí que renació de manera paulatina desde los 90 la reidentificación como indígenas, independientemente de su diversificación como clase u ocupaciones económicas. Entonces la descolonización, desde el punto de vista social, significa otorgar a todos los habitantes del país las oportunidades en todos los campos (laboral, académico, económico y otros) indistintamente de las diferencias raciales, étnicas y físicas. Eso significa poner fin a la clasificación social a partir de la raza, etnia y cultura; también luchar contra todo tipo de racismo y poner en la práctica el principio irrenunciable de que todos somos iguales. En esta filosofía las oportunidades son construidas a partir del conocimiento técnico, la capacidad y el esfuerzo como valores supremos para acceder a cualquier tipo de estatus o privilegio social. Por otro lado, la descolonización quiere decir poner en vigencia a escala nacional todo el conocimiento, sabiduría, tecnología e idiomas de las sociedades indígenas en todos los aspectos y niveles institucionales del quehacer nacional público y privado. Ello pretende que los no indígenas, o también los que se auto identifican como no indígenas, aprendan el idioma, la sabiduría y el conocimiento de las sociedades indígenas existentes en el país. Es sociólogo.

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El capitalismo ha fomentado desde siempre dos tipos de políticas económicas. Una que se sustenta en la economía laissez faire, que significa ausencia de interferencia gubernamental en asuntos económicos, y la otra asentada en el capitalismo de Estado. En términos operativos, por ejemplo en el campo de la educación, significa cambiar toda la estructura curricular donde los estudiantes ya no leerían los textos de la materia de ciencias sociales sólo como historia de los presidentes y de las fechas cívicas, sino que desde primero básico conocerían la historia y las formas de organización de las civilizaciones indígenas, los procesos de conquista y el sometimiento de estos pueblos por los españoles. Eso es develar en la mente de los niños la verdadera historia de Bolivia y América Latina. Ello implica, por supuesto, producir textos a partir de la realidad nacional. Por último, el idioma nativo debería convertirse en una materia de enseñanza y aprendizaje obligatorio para toda la población estudiantil conforme a las regiones, indistintamente de su origen étnico. Ello significa que no sólo los de habla indígena deberían enseñar y aprender dicho idioma, sino también los monolingües castellanos. De esta manera, el idioma nativo de los indígenas se convertiría en un idioma oficial y sería hablado a escala nacional. Por otro lado, la descolonización también es plantear la apertura de la materia de religión hacia otras formas de creencia, o sea, reestructurarla a partir de tres ejes: la religión y/o cosmovisiones indígenas, la religión protestante y la religión católica. Ello significaba ver la religión desde el punto de vista histórico y científico, de ahí que el profesor no pueda imponer ni inducir a sus estudiantes a inclinarse por alguna de las religiones. El cambio más profundo sería la modificación de las instituciones de formación profesional: las universidades, la institución militar y policial y la formación de docentes de educación escolarizada. En cuanto a las universidades se planteó tres políticas de descolonización: a) Desconcentración de las carreras y facultades en áreas rurales de acuerdo a las necesidades y vocaciones productivas de la región. Dicha política permitiría acercar la formación profesional a los sectores excluidos como son los indígenas, por lo tanto, también democratizar las oportunidades de acceso a la educación superior; b) Universalización de la formación técnica. Esto significa que todas las carreras universitarias empezarán con la formación de técnico medio de manera obligatoria para que después los estudiantes puedan continuar sucesivamente para alcanzar el grado de técnico superior, licenciatura y postgrado, para que de esta manera dejar la colonialidad que establece que los indígenas deben hacerse cargo del trabajo técnico y manual, y los no indígenas formarse en licenciatura y postgrado para la

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administración pública y empresarial. En este sentido, los jóvenes formados a nivel técnico en los institutos que no corresponden a las universidades tendrían ahora la oportunidad de continuar con una licenciatura con el simple reconocimiento de su título de técnico medio o superior; c) Transformación curricular en donde se tome en cuenta los saberes, conocimientos y tecnologías indígenas en respuesta a los paradigmas y modelos externos que relegaron y subvaloraron los conocimientos de las civilizaciones indígenas. Referente a la formación militar y policial tendría que plantearse la constitución de una única institución formadora tanto de militares como de policías. O sea, indígenas y no indígenas ingresarían y estudiarían los 2 primeros años con materias comunes sin discriminación alguna; una vez cursado el segundo año se haría una evaluación rigurosa para que los mejores sean promovidos a la estructura de oficiales y los reprobados a la de suboficiales. Esto se hace precisamente para evitar la separación que se hace entre el Colegio Militar –donde se forma a los oficiales y es de exclusividad de los criollos mestizos– y la Escuela de Sargentos, que es para los indígenas. De igual manera ocurre entre la Academia de Policías y la Escuela de Policías.

Colonialidad de la economía y el sistema comunitario como política de equidad El capitalismo ha fomentado desde siempre dos tipos de políticas económicas. Una que se sustenta en la economía laissez faire, que significa ausencia de interferencia gubernamental en asuntos económicos, y la otra asentada en el capitalismo de Estado. Es esta última la que ha primado en América Latina, teóricamente sustentada por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Desde un punto de vista sociológico, uno de los aspectos de ambas políticas y prácticas económicas fue la exclusión del indígena como sujeto económico y también empresarial, de ahí que sólo quienes eran blancos descendientes de europeos podían ser sujetos aptos para la economía. En Bolivia, llevados por este prejuicio, se organizó y estructuró una Confederación de Empresarios Privados conformarda por una casta endogámica, una élite empresarial que vivió desde siempre a costa del Estado. La práctica el empresariado boliviano es hechura del Estado, por lo que decir empresariado en Bolivia es lo mismo que decir Estado. Como se trata de una casta endogámica, el empresariado nació con total desprecio al indio, por tal motivo lo excluyó de la economía empresarial y lo condenó al trabajo manual o a la economía marginal. Los empresarios heredaron el comportamiento señorial de los españoles, un hábitus de clase acostumbrada a vivir de lo fácil y a vivir a costa del indio. Es por esto que no pudieron constituir un verdadero empresariado con un espíritu capitalista, como diría Max Weber, es decir un “ascético competitivo y con una visión de inversión”. En pocas palabras, un capitalista que sepa acumular el capital a escala ampliada y no reducirse simplemente a una escala simple y que en momentos


de crisis siempre va a estirar la mano hacia el Estado como un verdadero limosnero. Con todo, se puede afirmar que este empresario es el tipo de actor económico privilegiado por el Estado ya que ellos también son los actores de éste y por consiguiente son militantes de la derecha y desde la palestra del poder, sea como legislativo o ejecutivo elaboran políticas para continuar y perpetuar el tipo de capitalismo colonial. Así la ganancia es generada en forma capitalista y consumida ostentosamente en forma señorial y precapitalista. Es esta actitud la que nos ha llevado a una colonialidad de la economía y una dependencia económica que será después muy bien diagnosticada por Aníbal Quijano y Pablo González Casanova. Es precisamente la dependencia consecuencia de la colonialidad y por ende del atraso en todos los países de América Latina. Para Quijano el retraso es producto de la mutación del poder, es decir, de la concentración brutal de los recursos económicos de todo el mundo bajo el control del centro o del norte y esto sólo es posible mediante la constitución de categorías como “raza”, “color” o “etnia” y el complejo intersubjetivo “racismo-etnicismo”. Así, estas construcciones son las que no permiten una verdadera democratización básica y la nacionalización de las sociedades en América Latina. En Bolivia, la visión colonial tiene una de sus máximas expresiones en Aramayo, para quien había que pagar bajos precios a los trabajadores ya que el obrero boliviano: a) tiene una educación incipiente y por consiguiente no tiene las necesidades que tienen los otros pueblos más civilizados; y b) el obrero boliviano por su permanente consumo de alcohol y coca no rinde lo que debería rendir. Amparados en estas consideraciones es que se estructura la colonialidad del poder de la mano de los dominantes subalternos, a quienes no les importa la suerte de los dominados que son considerados como la nada de la historia. Es por eso que la colonialidad del poder no sólo se ejerce a partir de las clases sociales sino en términos étnico-raciales, ya que existe una asociación de blanquitud de quienes

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están en los puestos de mando de la administración empresarial. Es por esto que el flujo de recursos hacia y desde América Latina (desde la Independencia) nunca se empleo para beneficio de la sociedad nacional en su conjunto, sino que más bien esos recursos sustentaron una economía de metrópoli, con relaciones sociales desiguales y procesos altamente discriminatorios. Así la economía colonial fue racista y propició la segregación racial, ya que se constituye en el principal pilar de la explotación colonial de los pueblos e influye en toda la configuración del desarrollo y las culturas coloniales. A partir de estos elementos, una de las características de la economía contemporánea es el control del capital y del mercado que producen el carácter dependiente, desigual y combinado del subdesarrollo de América Latina, tal como lo diría Quijano. Por consiguiente, la dependencia contemporánea se presenta en una industrialización, financiera y tecnológica, dependiente además de una división del trabajo colonial que condujo a la constitución de un mundo marginal. La dependencia tiene sus raíces en la explotación de los recursos y de los trabajadores en forma precapital, es decir, sobre el trabajo esclavista o de servidumbre. Pero la dependencia colonialista dio paso a la dependencia imperialista, que se trata de una dominación estructural de las sociedades conformadas de modo desigual y combinada de manera que la exacción del excedente de una región, de una nación o de un conjunto de habitantes que se hallan bajo un dominio imperialista, genere modalidades y niveles de producción desiguales, logrando mayores condiciones de diferenciación de América Latina con el resto del mundo desarrollado capitalista y como resultado del carácter dependiente de su formación histórico-social. La tendencia de este proceso sería justamente la industrialización dependiente como eje de una nueva estructura social. No obstante, la dependencia actual se fundamenta en el control financiero y tecnológico de la burguesía monopolista internacional y supranacional, así se deriva el control de la orientación, de la organización, de los límites del crecimiento de la industria y la emergencia de un mercado de trabajo dependiente cuyos factores decisivos se encuentran fuera de los países latinoamericanos. Es por ello que la industria capitalista surge con el apoyo de un Estado extranjero que coloca el desarrollo del capitalismo nativo en una situación de inferioridad bajo el control de capitales que logran dominar a los gobiernos nativos e incluso desplazarlos totalmente. Esta dependencia industrial llevó a la marginación de la fuerza de trabajo como consecuencia de una matriz productiva caracterizada por el predominio de las actividades agroextractivas, favoreciendo el desarrollo de reducidos sectores articulados a los mercados internacionales y controlados por los países hegemónicos. Por tanto, la industrialización sustitutiva se llevó a cabo en escala limitada y se fue consolidando una industria sin la capacidad de absorber la mano de obra migracional y hacer del empleo algo selectivo conforme a los elementos coloniales o étnico-raciales. De ahí es que la población marginal es precisamente indígena; de ahí es que la colonialidad del poder bloquea la modernidad estructural de la sociedad en América Latina.

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Pero en los años 80 este modelo económico capitalista fue rebasado por los procesos migratorios campo-ciudad. Los migrantes para subsistir se convirtieron en comerciantes informales, creando economías no reguladas, y aparecen como producto de la política neoliberal que implementaron casi la mayoría de los países de América Latina a partir de 1980. En realidad, los informales surgen de la exclusión social, pero esto no significa que el sector informal sólo este conformado por los sectores más desposeídos de la población, sino que dentro de ella existen distintos sectores de desempleo y de ingresos económicos, hasta economías típicamente capitalistas. Sin embargo, la importancia de estos últimos sectores económicos nunca fue tomada en cuenta ni por el Estado ni por la clase dominante. Estos sectores informales están conformados en su mayoría por indígenas, quiénes combinan la ganancia con los valores andinos de la reciprocidad, solidaridad y austeridad, y por ello la acumulación no se traduce en consumo ostentoso sino que el comerciante come, viste y bebe al igual que cualquier otro campesino o indígena. Inculca y pregona el trabajo sacrificado a sus trabajadores que generalmente en el inicio del negocio son sus parientes, paisanos o personas con quiénes en alguna medida tejieron relaciones de confianza.

La falta de excedente económico y el complejo racial legitimado en las estructuras de la sociedad, han hecho que los indígenas fracasen en varios intentos de participación en este microcosmos político y por ende su exclusión de los espacios de decisión y de monopolio de ese campo político. Esta gente está culturalmente acostumbrada a sobrevivir a través de la diversificación de la economía, y es esto lo que hace en su negocio en la ciudad; con la ganancia que obtiene de una pequeña empresa, más que dedicarse a la especialización invierte en otros rubros. Por eso es confeccionista, transportista, rentista de alquiler de casas, etc. Bajo la lógica comunal, al inicio pide colaboración a sus familiares o parientes más cercanos, ya sea en mano de obra, préstamo de capital u otros. Una vez que se consolida, paulatinamente se va desligando de esa dependencia. El capital criollo-mestizo involucra a los familiares y a las personas de confianza no al inicio, sino cuando la empresa ya está consolidada.


La desigualdad estructurada sobre los elementos raciales ha de ser el móvil central de la estructuración Como sostiene Hernando de Soto, los migrantes han demostrado su iniciativa al migrar, rompiendo con el pasado sin vislumbrar un futuro cierto. Saben identificar y satisfacer las necesidades de los otros y tienen más confianza en sus habilidades que temor a la competencia. Pero a esto hay que agregar que también tienen una cultura comunal andina, por lo que fácilmente usan las reglas de reciprocidad a su favor. Por ejemplo, someten a un ahijado, a un compadre o a un paisano a un trabajo muy prolongado y sin remuneración y le hacen ver como si se les estuviera haciendo un favor. Así la prosperidad de la acumulación del capital de la burguesía indígena se debe a la plusvalía absoluta y esto sólo es posible a través de la refuncionalización de los valores ancestrales. Si bien existe esta prosperidad de los indígenas en las ciudades, también se puede ver, en otro extremo, a los migrantes vendedores que ganan apenas para los gastos del día, o los que ganan medianamente, como los propietarios de minibuses. Pero ellos son producto de la exclusión en la participación de la economía moderna, ya que ésta siempre estuvo reservada a un grupo selecto de gente mestiza-blancoide. A esto, por lo tanto, lo denominamos colonialidad de la economía. Por lo tanto, la economía alternativa con equidad es la comunitaria. Entendemos por gestión económica-comunal a la economía donde los medios de trabajo y los recursos naturales son de propiedad comunal y/o colectiva con una distribución privada en calidad de posesión, es decir, los miembros de una comunidad y/o el conjunto de trabajadores, constituidos en asamblea, son los propietarios de los recursos existentes dentro del territorio pero usufructuados y trabajados en forma privada y familiar. En este modelo de sociedad vemos una propiedad colectiva de los recursos y una apropiación del trabajo en forma familiar/individual. Entonces, esta característica es la que distingue este modelo del capitalista, basado en la propiedad privada y el trabajo enajenado Entonces, el sistema comunal es un sistema controlado por la colectividad y/o por el conjunto de trabajadores de una empresa o comunidad y no por una persona o un grupo de élite tal como ocurre en la sociedad capitalista. Sin duda, son modelos que han sabido adaptarse a los cambios históricos, inclusive esta forma de manejo ha trascendido al manejo de otros recursos como es el caso del sistema de riego en los lugares donde las tierras ya son totalmente parceladas. Bajo esta percepción se admite la existencia de cierta diferenciación entre los trabajadores más ágiles y otro menos ágiles; los más y menos necesitados, o sea, unos producen mayor cantidad que otros. Esto nos lleva a reflexionar que en este modelo son admitidas las tipologías entre familias o individuos.

Colonialidad del poder y la democracia comunitaria Cuando hablábamos de la colonialidad de la economía, sosteníamos que los indígenas eran excluidos del proceso económico y

del poder, es decir, de la voluntad de imponer su propia voluntad sobre la conducta ajena. del desarrollo de la modernidad como actores centrales por ser considerados como “la nada de la historia”. Este aspecto también repercutió en la estructuración de la política, es decir, el Estado-nación construido en la modernidad sobre la base de la igualdad jurídica-política propició las desigualdades en la economía, en la sociedad y en la cultura. Es así que la ciudadanía basada en la igualdad de oportunidades, basada en la democracia, ha sido siempre un elemento discursivo para la legitimación del orden de la jerarquía colonial establecida, ya que el acceso a esas oportunidades (políticas, educativas, científicas y de otra índole) fue siempre un monopolio exclusivo de la casta criolla-mestiza-blancoide. Una verdadera casta en toda la extensión de la palabra que estuvo siempre contra la indiada pero que en los hechos siempre se sirve de ella. Al conformarse en casta detentó lodos los privilegios y los derechos para sí, y para no perderlos y no descomponerse se reproduce bajo las reglas de la endogamia, es decir, que se van casando entre ellos y consolidando matrimonios para no perder esos derechos. Así, el resto de la sociedad, y especialmente los indígenas, es excluida de esas oportunidades, fundándose una ciudadanía desigual que es precisamente una de las características que tiene la colonialidad del poder. La desigualdad estructurada sobre los elementos raciales ha de ser el móvil central de la estructuración del poder, es decir, de la voluntad de imponer su propia voluntad sobre la conducta ajena. Con todo esto, el microcosmos político se ha convertido en un campo especializado y exclusivo de los blanco-mestizos hasta el año 2000, y por tal motivo hace que éstos se conviertan en una clase dominante. Por lo que no todas las etnias tienen la misma posibilidad de entrar abierta e indistintamente a los partidos políticos, o sea, éstos no tenían una composición plural. Por el contrario, los partidos políticos estaba compuestos en forma monoétnica y monocultural, de ahí es que la competencia entre partidos se haya reducido a la competencia entre partidos monoculturales criollo-mestizo-blancoides, que tienen los dos factores de éxito político: el excedente económico y el capital cultural. Como los indígenas han sido excluidos del capital económico y cultural, fueron condenados a los anillos de jerarquía colonial más bajos o inferiores, razón por la cual el espacio político se convirtió en un monopolio exclusivo para la gente criolla-mestiza. La falta de excedente económico y el complejo racial legitimado en las estructuras de la sociedad, han hecho que los indígenas fracasen en varios intentos de participación en este microcosmos político y por ende su exclusión de los espacios de decisión y de monopolio de ese campo político. Sin embargo, esta élite, para legitimizarse frente a la sociedad, generalmente hacía participar a los indígenas en las últimas listas para las

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diputaciones o senadurías. No obstante, en las primeras listas figuraban todos los de la élite criolla-mestiza. De esta manera quedaban asegurados sus espacios por dichos agentes. Además de ello, sólo en momentos de crisis o de ascenso de movimiento social indígena se veían obligados a tomar en cuenta a los indígenas en los espacios o cargos de decisión como una forma de legitimación, pero de igual manera terminaban sometidos o subordinados a la clase dominante. En este sentido, la soñada modernización del Estado por la élite dominante no fue posible por el carácter colonial en la estructuración social, ya que para la administración en los diferentes espacios de la burocracia estatal siempre se eligió a personas de confianza o de amistad, o a familiares de la misma etnia mestiza-criolla. Por tanto, la profesionalidad, el honor, el mérito y la competencia como elementos fundacionales de la moderna dominación actuaron sólo como discurso de legitimación en todos los momentos de crisis del Estado. Es así que la administración del poder sobre la base del sistema de compadrazgo o intercambio de favores se ha hecho legítima y sus expresiones más manifiestas son las exenciones de pagos de impuestos o multas de los partidos en coalición o a las personas militantes y en función de gobierno, la complicidad en la corrupción, permisos estatales o municipales sin costos para el funcionamiento de alguna actividad específica, concesiones de tierra en forma gratuita, etc. Entonces, con estas ventajas la idea es aumentar clientes políticos del mismo círculo social y la relación entre la élite política y económica es cada vez más estrecha y deriva en una dependencia mutua, esto debido a que el empresariado es también político y su éxito en la acumulación de capital económico depende de su éxito político. En este contexto, la carrera política es una estrategia de búsqueda de ascenso social. Una nación indígena excluida y marginada de la participación de los espacios de dominación y dominada por una nación minoritaria criolla-mestiza que monopoliza el poder ha hecho que verdaderamente no se constituya un verdadero Estado-nación. La nación indígena no es parte del Estado-nación por su exclusión, y la nación conformada por los descendientes europeos, por más que apele a la subjetividad de los excluidos en la creencia de Estado-nación, no logra constituirla porque no hay democratización de los espacios de poder. Con estos argumentos se tiene que los Estados-naciones son independientes o soberanos en cuanto a su administración del poder, por lo menos en lo que se refiere a la elección de sus autoridades y la administración territorial, pero en su interior tienen una estructuración social colonial. Por lo que la ideología jurídica-política burguesa que reconoce la igualdad fundamental de todas las gentes, la admisión de ciudadanía universal sin discriminaciones raciales y de género, no sólo ha tardado en asumirse como tal sino que sigue siendo la regia ordenadora de la sociedad contemporánea en América Latina. Ahora bien, en esta etapa en la que los Estados-naciones de América Latina incorporan la plurimulticulturalidad como política indigenista, la colonialidad adquiere nuevas característi-

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cas. La primera es el reconocimiento de los sistemas culturales y simbólicos de la población indígena, pero menosprecia el sistema económico y político. La segunda son las posiciones autonomistas que de igual manera no valoran la gestión económica y política como proyectos societales, sino que condena al indígena al hogar público como una práctica ensimismada para sí mismo. De esta manera, también es el menosprecio a la sociedad indígena como una sociedad contemporánea y se presenta a la democracia liberal como única y la mejor forma de organización del poder, además como la forma política en que todos deben seguir el mismo camino, no dando opción a otra forma de organización. Los movimientos sociales han planteado la democracia comunal o comunitaria como alternativa a la democracia representativa. Significa, en primer lugar, que la decisión es ejercida por la comunidad mediante una deliberación colectiva, cualquiera que sean sus formas (asamblea, junta comunal, cabildo, etc.), y se constituye en la máxima autoridad y de poder, que es contraria a la forma elitaria de decisión como ocurre en la forma liberal. Con la conquista española todas las deliberaciones colectivas de las sociedades indígenas han sido reducidas a una pequeña comunidad o a un barrio concreto de la ciudad, ya que antes las unidades deliberantes eran constituidas por 150.000 a 500.000 almas (ver Guamán Poma de Ayala), estas eran los antiguos ayllus que abarcaban extensiones territoriales muy grandes. Hoy, en esta época moderna y como propuesta para Bolivia, dichas unidades de deliberación serían las circunscripciones electorales y se constituirían como máximas instancias de decisión y es en ellas donde radicaría el verdadero poder. El segundo factor de la forma comunal de la política es el hecho de que los representantes no serían elegidos mediante competencia de partidos, sino de manera directa. Cada sociedad indígena tiene sus particulares formas de elección, las autoridades, además, sólo son portadoras o son las que operativizan la decisión de la colectividad. Aquí, con justa razón, las sociedades indígenas en Bolivia reclaman que sus representantes a nivel nacional (diputados), departamental (consejeros) y municipal (concejales) sean elegidos no mediante partidos políticos, agrupaciones ciudadanas o indígenas, sino bajo sus prácticas y formas directas que tienen establecidas históricamente. La propuesta es que esta forma de práctica política comunal sea una norma universal. Significa también su implantación en las ciudades. Ya que en las urbes la población está organizada en zonas o barrios y agrupada políticamente en circunscripciones o distritos municipales, las mismas serían unidades de deliberación y los representantes a cualquiera de las instancias serían elegidos mediante turno y rotación y no mediante partidos políticos. Evidentemente esto significa el fin del liberalismo político o de la democracia representativa y que a la larga se haría una cultura política universal, ya no sólo válida para las sociedades indígenas sino para la humanidad entera. En ese momento la política será de verdad una acción de servicio.


Reducir las desigualdades: el desafío de un nuevo pacto regional Reducir las desigualdades regionales se ha convertido en un problema central de la cuestión social. Estas desigualdades cobran importancia en un escenario político de definición de nuevas atribuciones y responsabilidades de los gobiernos nacional y los departamentales. VERONICA PAZ ARAUCO

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esolver el problema de las desigualdades en las condiciones de vida de la población es uno de los desafíos centrales que enfrentan hoy el Estado y la sociedad. Bolivia no es solamente el país más desigual de la región, sino que incluso supera los niveles de desigualdad registrados en los países más pobres y con menores índices de desarrollo humano del mundo. Naciones como Lesoto y Sierra Leona, con mayores niveles de incidencia y severidad de la pobreza, registran índices de desigualdad que apenas alcanzan a la mitad de los nuestros (PNUD, 2007). La desigualdad en Bolivia no sólo se reduce a la distribución del ingreso, también somos desiguales en medidas no monetarias de bienestar social. Las de hoy son una combinación de históricas y de nuevas desigualdades. Entre las “desigualdades históricas” se identifican las de clase, entre la población indígena y no indígena, entre los residentes de áreas rurales y urbanas, y entre hombres y mujeres (Espinoza, 2008). A éstas se suman hoy “nuevas desigualdades” vinculadas al tipo de inserción económica, a la residencia regional, a la menor o mayor articulación con los mercados externos. Finalmente, desde una perspectiva distinta, pero no menos importante, las nuevas desigualdades emergen como resultado de identidades regionales, laborales, políticas y sociales cambiantes. El reto de desarmar un ciclo de desigualdades persistentes se torna cada vez más complejo. Reducir las desigualdades regionales se ha convertido en un problema central de la cuestión social. Éstas cobran mayor importancia en un escenario político previo a la definición de nuevas atribuciones y responsabilidades del gobierno nacional y de los gobiernos departamentales. La estructura del sistema de transferencias fiscales intergubernamentales pone en riesgo la posibilidad de una convergencia en el desarrollo económico y social entre los nueve departamentos de Bolivia. En un escenario histórico de inequidades regionales crecientes, la discusión política se ha entrampado en un falso debate: la devolución de los recursos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). Más allá de la validez de los argumentos de las regiones que reclaman para sí estos recursos, el debate distrae la atención sobre un problema social de fondo: aún no logramos desarmar un ciclo acelerado y persistente

de desigualdades sociales y económicas entre las regiones del país. estudios avanzados Mientras en Potosí siete de cada diez en economía y personas viven por debajo de la línea de gestión pública. la pobreza, en Santa Cruz este fenómeno Actualmente afecta a una de cada cuatro. La desnutritrabaja como ción crónica afecta a 33 de cada 100 investigadora en la niños menores de tres años en oficina del Informe Chuquisaca, frente a 17 de cada 100 en el sobre Desarrollo departamento de Tarija. El PIB per cápita Humano del de Tarija (Bs. 12.726) es tres veces mayor Programa de las al de Potosí; y el de La Paz (Bs. 5.366) es Naciones Unidas casi la mitad del de Pando (Bs. 9.211) para el Desarrollo (PNUD, 2007a). en Bolivia. A esta asimetría en indicadores sociales y económicos, que retratan un desarrollo humano heterogéneo y divergente a nivel departamental, se suma la creciente desigualdad en los recursos fiscales provenientes de las transferencias del gobierno central; en particular, de los ingresos del IDH. Según la asignación presupuestaria departamental, para el año 2007, los recursos fiscales del departamento de Pando (Bs. 8.482) eran 14 veces mayores a los del departamento de La Paz (Bs. 620). Considerando solamente el IDH, la brecha entre ambos departamentos, aumentaba a 45 veces más (López Valverde, 2007). Es economista con

Repensar la problemática social entorno a desigualdades regionales En las condiciones actuales de crecimiento y distribución, ningún departamento podrá alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) el año 2015 (PNUD, 2007a). Sea cual fuere la orientación del crecimiento departamental: propobre (progresivo en favor de los más pobres), neutral o antipobre (regresivo o a favor de los más ricos), la expansión de las economías no será suficiente para alcanzar las metas departamentales de pobreza. Hasta aquí llega la convergencia regional. ¿Por qué es necesario repensar la problemática social entorno a las desigualdades regionales? Al menos dos lecciones

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En el otro extremo, Santa Cruz ocupa el primer lugar en el Índice de Desarrollo Humano y el último en la incidencia de la pobreza, sin embargo, enfrenta un desafío enorme con relación a la desigualdad. emergen de la regionalización de la problemática social. Primero, los patrones de reducción de pobreza y crecimiento económico, así como la situación actual del desarrollo humano en cada departamento, muestran claras señales de divergencia. Las estimaciones previstas para los departamentos de Potosí y Chuquisaca son las menos alentadoras en escenarios proyectados hacia el año 2015. En ambos departamentos la elasticidad ingreso-pobreza, es decir, la reducción de la pobreza resultante del crecimiento económico, es la más baja, sin importar si el crecimiento es pro-pobre, neutral o anti-pobre. Estos departamentos convergen en pobreza y desigualdad, planteando un reto enorme al nuevo diseño de pacto regional: la responsabilidad social, más allá del artificio de la compensación solidaria. Segundo, no es posible pasar por alto la orientación de los debates sobre un desarrollo equitativo entre regiones; menos posible aún ignorar las implicaciones de los criterios bajo los cuales se deberían asignar los recursos fiscales, ya sea entre regiones o al interior de éstas. Un ejemplo de ello son las implicaciones de política pública que derivan de pronósticos para el departamento de Santa Cruz: el impacto del crecimiento en la

reducción de la pobreza depende, más que en ningún otro departamento, de la orientación del crecimiento. En un escenario anti-pobre un incremento de 1% en el ingreso reduciría la pobreza en 0,25%, mientras que en un escenario pro-pobre un incremento de 1% en el ingreso promedio reduciría la pobreza en 2,6%.1 Por lo tanto, repensar la problemática social implica trascender una visión lineal de la realidad. La complejidad del desarrollo va más allá de las diferencias entre ricos y pobres, entre excluidos e incluidos, entre formales e informales. Para superar los niveles de pobreza, y lograr un desarrollo con más y mejores capacidades y oportunidades para todos los bolivianos, es necesario empezar a debatir sobre los problemas que realmente importan. El gráfico revela la complejidad que esconde la problemática de ser un país pobre y desigual. Esta ilustración es suficiente para desarmar el falso debate sobre qué es más importante: salir de la pobreza o reducir la desigualdad. Lo cierto es que ambas tareas plantean desafíos distintos a los nueve departamentos. En un extremo Potosí, el departamento más pobre del país, enfrenta el mayor desafío nacional en el campo de la desigualdad. No deja de sorprender la situación de los departamentos de Tarija y de Pando que registran los menores índices de pobreza y desigualdad, y que son al mismo tiempo los mayores beneficiarios de la actual ecuación de transferencias fiscales. En el otro extremo, Santa Cruz ocupa el primer lugar en el Índice de Desarrollo Humano y el último en la incidencia de la pobreza, sin embargo, enfrenta un desafío enorme con relación a la desigualdad. En los rankings de desigualdad y pobreza, Santa Cruz se ubica por debajo de la media nacional de pobreza y por encima de la media nacional de desigualdad.

¿Pobreza o desigualdad?

FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA EN BASE A INFORMACIÓN OFICIAL DE UDAPE Y DEL INE PARA EL AÑO 2001.

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El costo de no revertir las asimetrías regionales El costo de no actuar frente a las desigualdades es la mayor divergencia regional en el corto plazo. Hoy que están a punto de definirse las nuevas atribuciones y competencias del gobierno nacional y de los gobiernos departamentales nos interesa, de manera particular, seguir la tendencia de las brechas regionales. La proyección del Índice de Desarrollo Humano hasta el 2015, asumiendo la tendencia inercial observada entre 1992 y 2001, prevé una ampliación de la brecha entre el departamento con mayor desarrollo humano y el departamento con menor desarrollo humano. Lo curioso de la inercia es que revertiría un ciclo de convergencia regional, pronosticando para el año 2015 mayores desigualdades entre departamentos.2 La asignación de los recursos fiscales, provenientes del IDH, debería ayudarnos a alcanzar la convergencia regional. Algunas estimaciones de los costos de no revertir esta tendencia muestran que la brecha en la escolaridad alcanzada entre los valores (departamentales) máximo y mínimo se ampliaría de tres a cinco años. La desigualdad en la esperanza de vida entre departamentos aumentaría de 11 a 14 años, y la distancia prevista en el PIB per cápita en el departamento más rico sería cuatro veces mayor al del departamento más pobre. En posiciones absolutas, Pando pasaría a ocupar el primer lugar, desplazando a Santa Cruz, y Potosí se mantendría en el último puesto del ranking departamental. Un escenario de convergencia podría conducirnos a evitar que cerca de un millón de personas caigan por debajo de la línea de la pobreza antes del año 2015. En términos concretos podríamos evitar 130 mil personas pobres en Chuquisaca, 48 mil en La Paz y 88 mil en Potosí. El costo de la inercia es una mayor divergencia departamental. Las implicaciones de este escenario de desigualdad entre departamentos son aún peores a nivel

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Pando recibe recursos equivalentes a 631 dólares per capita, frente a La Paz que es receptor de un monto equivalente a 50 municipal, y se expresan en un menor desarrollo humano para unos y mayor desarrollo humano para otros.

Nueva ecuación fiscal: la base de un nuevo pacto social entre regiones Alcanzar la convergencia en las condiciones de vida y bienestar entre las regiones requiere de la formulación de una nueva ecuación fiscal que siente las bases para un nuevo pacto social (Paz, 2007). Este objetivo está en riesgo si se mantiene la actual fórmula de distribución de los recursos que reciben los departamentos y los municipios por concepto de transferencias fiscales intergubernamentales. Sin importar el resultado de la disputa –en la cual la mayoría de los bolivianos somos hoy espectadores–, el discurso de la devolución del IDH a las regiones le habrá tendido una trampa al desarrollo. Luego tendremos que enfrentar las implicaciones de un desarrollo divergente entre regiones. Aunque el discurso como instrumento político no deja de ser exitoso, al menos por el impacto mediático me inclino por retornar al problema que considero de fondo: las desigualdades entre departamentos en las transferencias fiscales –ya sea vía prefecturas o municipios– son enormes. Pando recibe recursos equivalentes a 631 dólares per capita, frente a La Paz que es receptor de un monto equivalente a 50 dólares por habitante. La magnitud de estas asimetrías se amplía todavía más por el impacto de los nuevos precios internacionales del gas. Ante esta asimetría desconcertante en la distribución de los recursos fiscales, que se suma a las dificultades de converger entre departamentos en los niveles de desarrollo humano, no podemos perder de vista el horizonte que queremos para Bolivia. Los objetivos últimos –en tanto medios y fines– de

dólares por habitante. La magnitud de estas asimetrías se amplía todavía más por el impacto de los nuevos precios internacionales del gas. desarrollo y equidad no pueden seguir pasando a la historia como enunciados de buenas intenciones. Es un imperativo avanzar más allá de nuevos artículos de la Constitución Política del Estado y de los estatutos autonómicos departamentales. Para ilustrar mejor este argumento observemos la situación de la distribución de los recursos fiscales antes y después del recorte de la Renta Dignidad. Más allá de los cambios que esos recursos representan en términos financieros, las brechas entre los presupuestos departamentales siguen siendo enormes (FAM, 2008). Y aquí llego al que considero el punto clave de este asunto. En un documento publicado hace tres años, Marco Zapata sugería que cada sistema fiscal de transferencias estatales debía ser diseñado en base a diferentes fines. El redistributivo, sugería, debía ser uno de ellos en el caso boliviano. El aporte de Zapata a la discusión sobre las bases para la redefinición de un nuevo pacto fiscal en un escenario preautonómico es fundamental en esta discusión. Coincido con él no sólo porque identifica el debate central, y lo desarma en base a argumentos sociales y económicos, sino porque además plantea una agenda propositiva de múltiples alternativas para transitar de “un sistema de transferencias discrecionales” a un “sistema según logro y resultados” (Zapata, 2005).

Hacia una mayor divergencia regional en desarrollo humano

FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA EN BASE A DATOS OFICIALES DEL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO DEPARTAMENTAL ENTRE 1992 Y 2001.

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Renta dignidad: el falso debate en torno al IDH

FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA EN BASE A DATOS DE LA FAM (2008).

No caben dudas de que una nueva ecuación fiscal tendría efectos re-distributivos mucho mayores que el mayor o más eficiente fondo compensatorio diseñado en base a la actual ecuación fiscal. Ahora bien, el diseño de un sistema de transferencias según logro y resultados requiere una discusión previa con relación a la definición de los criterios de la nueva asignación de los recursos fiscales. Estos criterios deberían superar el carácter discrecional de la actual fórmula de asignación de dichos recursos. El ejercicio resultante de calcular la variación de la estructura de las transferencias gubernamentales actuales del IDH en cuatro escenarios alternativos de distribución regional (pobreza, desarrollo humano, desigualdad y población) conduce en cualquier caso a una mayor convergencia entre departamentos en las transferencias fiscales. No caben dudas de que una nueva ecuación fiscal tendría efectos re-distributivos mucho mayores que el mayor o más eficiente fondo compensatorio diseñado en base a la actual ecuación fiscal. También queda claro que para algunos líderes políticos resulta más cómodo actuar de espectadores que asumir su responsabilidad de encabezar un cambio que conduzca a un mayor desarrollo humano para todos los bolivianos. Ahora bien, aún queda una esperanza, si mañana prosperan

los acuerdos y se les devuelve el IDH a las regiones, ¿estarán los líderes políticos dispuestos a debatir sobre los temas fundamentales para la construcción de un nuevo pacto social/fiscal? 1 Para determinar las combinaciones mencionadas, se calcularon las elasticidades ingreso-pobreza para cada departamento. La elasticidad mencionada es una medida de la sensibilidad de la incidencia de la pobreza ante cambios de 1% en el ingreso. 2 Las proyecciones del IDH y de sus componentes a nivel departamental se realizaron en base a las tendencias observadas en el periodo 19922001. Estos datos corresponden a la información contenida en los informes regionales publicados por el PNUD.

Bibliografía Espinoza, Patricia. The Endurance of Ethnic and Class Cleavages: A social Stratification Study in Bolivia (Tesis de Maestría en Filosofía en desarrollo). Inglaterra. Universidad de Oxford. 2008. FAM. “La Renta Dignidad reduce la brecha de ingresos que causó el IDH” en Boletín informativo n°3. SIAM. Marzo 2008. López Valverde, Alejandro. Equidad en las finanzas públicas. Red de Análisis Fiscal (RAF). 2007. Paz Arauco, Verónica. El desafío urgente: actuar ante la asimetría departamental (Documento de trabajo 4/2008). PNUD. 2007. PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008. La lucha contra el cambio climático: Solidaridad frente a un mundo dividido. 2007. PNUD. Objetivos de desarrollo del milenio. La Paz: Situación actual, evaluación y perspectivas. 2007a. Zapata, Marco. Lineamientos para un nuevo sistema de transferencias intergubernamentales en función a las autonomías departamentales. Red de Análisis Fiscal (RAF). 2005.

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Diálogo intercultural El diálogo intercultural ocupa en la actualidad un lugar central en las prioridades políticas internacionales, lo que explica la importancia de la cultura en la lucha contra las manifestaciones de intolerancia y con formas más extremas, como la guerra o el terrorismo. Una política de diálogo intercultural debe garantizar el respeto de los derechos humanos y la democracia y promover las responsabilidades compartidas de los pueblos. Concienciar a la sociedad sobre la necesidad del respeto mutuo, favoreciendo el conocimiento, la comunicación y el entendimiento. Así, este diálogo en la diversidad puede convertirse en un poderoso factor de prevención de conflictos, de promoción de la paz, de la democracia y de los derechos humanos.


Diálogo para construir interculturalidad ¿Cuál es el papel del diálogo en este camino de construcción de un país intercultural? No avanzaremos hacia una interacción equitativa entre los distintos grupos y sectores si lo que existe entre éstos es una densa valla de prejuicios, estereotipos y desconfianzas. MARIA SOLEDAD

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olivia ha superado el cuarto de siglo de vida democrática, lo que sin duda constituye un logro fundamental. La vigencia del Estado de derecho durante ya más de 25 años ha hecho posible numerosos y significativos avances en distintos ámbitos y ha permitido un cambio sustancial en la sociedad boliviana: los adultos jóvenes de hoy que nacieron y se formaron en una sociedad regida por normas e instituciones democráticas tienen una visión y una práctica distintas de aquellas de las generaciones anteriores, y la mayoría de la población boliviana valora la democracia y respalda su continuidad. Sin embargo y pese a la indudable trascendencia del proceso democrático y a la significativa transformación que operó en el país, un análisis de nuestra situación actual muestra que la sociedad boliviana sigue presentando rasgos que no son propiamente democráticos: es autoritaria, poco respetuosa de la diferencia, poco abierta al diálogo y al debate de ideas. Pareciera que, pese a que las reglas democráticas ordenan nuestra vida desde hace más de dos décadas, nuestros resortes más profundos, los que definen la forma en la que percibimos el mundo, actuamos y nos relacionamos, se han mantenido fijados en una lógica autoritaria que niega los valores democráticos que debieran orientarnos. La discriminación y exclusión de la población indígena, de sectores mestizos y de algunas minorías, como las de opción sexual distinta, son fenómenos persistentes a lo largo de nuestra historia que se han constituido en una traba para una convivencia democrática plena en la que el relacionamiento entre los miembros de la sociedad sea respetuoso de la identidad del otro, de sus ideas y prácticas. La persistencia de estos fenómenos ha sido tal que han acabado naturalizándose, siendo percibidos como parte del orden natural de las cosas, aunque –como prueba de su carácter vergonzoso– se los encubra. Hoy, con toda el agua que ha corrido bajo el puente desde los años en que los sectores excluidos no tenían reconocimiento social ni presencia política en el país, con los procesos de empoderamiento indígena y de otros sectores excluidos que los han convertido en actores políticos centrales, nos enfrentamos a un panorama diferente pero no radicalmente distinto. Si bien esos actores se encuentran en el centro de la escena nacional y no pueden ser ya ignorados, la discriminación y el racismo continúan e incluso se han exacerbado –discriminación y racismo de doble vía, de los sectores tradicionalmente dominantes hacia los ex-

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QUIROGA

cluidos y de éstos hacia sus dominadores– y se ha sumado a éstos la erupción de Estudió Sociología otros monstruos, de todo aquello que hay Literatura. Poeta y bía permanecido oculto o disimulado y narradora. que, como en una pesadilla, una vez Especialista en abiertos los cerrojos de la vigilancia constemas de ciente, emergen con toda su crudeza. interculturalidad, El autoritarismo, la negativa a permitir por la que ha que las personas y los grupos se expresen desempeñado libremente a fin de preservar el interés responsabilidades es otro fenómeno que ha corporativo, en la temática en la subsistido pese a la vigencia democrática. Fundación UNIR Así, bajo el subterfugio de la legitimidad Bolivia. Fué sociales o iniciativas emprede sectores Ministra de la libertad de expresión se coarta sariales Educación. de ideas, posiciones y preferencias y se imponen los intereses corporativos como si éstos representaran el bien común La situación en la que nos encontramos hoy, con todos esos monstruos –el autoritarismo, la falta de respeto al otro, el racismo, la falta de capacidad de diálogo, la violencia– expuestos a la luz del día, es sumamente preocupante. Queda el consuelo de pensar que lo que estamos viviendo podría ser una especie de catarsis colectiva que, una vez superada la necesaria fase dramática, nos conduzca a un otro plano en el que podamos redefinirnos y reencontrarnos en nuevos términos. Pero para que esto ocurra se requiere una conciencia nacional dispuesta a analizar con valentía y honradez el material llevado a la superficie y a reflexionar profundamente sobre lo encontrado, y pareciera que nos encontramos lejos de esa actitud, que no estamos elaborando el proceso como debiéramos. Lo evidencia la existencia de un ánimo y una práctica cada vez más confrontadores y beligerantes, pero revestidos –al menos en ciertos momentos cruciales– de un discurso democrático, como si un lobo se cubriera con piel de cordero para prepararse mejor para el asalto. Las mayorías silenciosas que no están involucradas en la polarización que hoy vivimos demandan desde hace tiempo el diálogo entre los contendientes para encontrar una salida a la crisis. Por su parte, los sectores polarizados han empezado a mencionar también la necesidad de establecer un diálogo, probablemente más como parte de una táctica de encubrimiento de sus verdaderas intenciones que como una vocación cierta. Todos


hablan hoy de diálogo, todos lo reclaman, pero nadie parece en verdad dispuesto a dar el primer paso. Pero, ¿de qué se está hablando cuando se demanda diálogo? Siguiendo nuestra larga tradición de debate –lamentablemente no siempre de ideas y propuestas inspiradas en el interés general, más frecuentemente de intereses– y de negociación en los numerosísimos casos de conflicto existentes en el país, tendemos a entender el diálogo como una forma más de éstos, y probablemente lo visualizamos como una herramienta de negociación que se espera permita resolver los callejones sin salida en los que nos metemos. Pero el diálogo es mucho más y mucho menos que eso. El diálogo es el más simple, el más fundamental impulso y actividad humana, el que consiste en acercarse al otro para conocerlo y darse a conocer, para saber qué piensa, qué siente, cómo vive ese otro que es a un tiempo nuestro igual y alguien distinto. No pretende contraponer ideas, ganar adeptos, resolver asuntos, ni encontrar la verdad. Parte del humilde reconocimiento de que todos tenemos una fracción de razón, una parte del rompecabezas, y que si juntamos todas las piezas podremos armar un escenario, un trayecto, un camino. Pero el diálogo, si es verdaderamente tal, puede constituirse también en un recurso valioso para transformar una situación crítica y dar un salto hacia adelante y, fundamentalmente, permite recuperar una práctica democrática básica. Quizá debiéramos preguntarnos, ¿por qué, si en este momento de nuestra historia no coincidimos casi en nada, hemos coincidido los bolivianos en que requerimos diálogo? ¿Será que hemos agotado la posibilidad de disentir, de enfrentarnos, de ver a los otros como amenazas? ¿Será que tememos llegar al borde –esa orilla ante la que se asegura que nos detenemos siempre– y quizá dar un paso del que ya no haya retorno? ¿Será que por eso estamos ahora dispuestos, finalmente, a reconocer al otro como interlocutor? Aunque la demanda de diálogo, al menos para las partes en conflicto, parece un recurso más para ganar posiciones, aún así, ya es algo. Es bueno que la idea del diálogo se reitere y que incluso se convierta en un lugar común porque de tanto repetirla acabará por instalarse en nuestro imaginario y, ojalá, por movilizar algunos resortes que nos permitan acercarnos a los otros. Pero existe el riesgo de que la reivindicación del diálogo se convierta en mero discurso, en lenguaje políticamente correcto pero vaciado de contenido. Si en verdad buscamos el diálogo no deberíamos pretender que el resultado de éste sea la reafirmación de nuestra posición para obtener la victoria sobre el adversario, sino, más bien, la apertura de perspectivas nuevas que probablemente lleven a modificar las posiciones, las nuestras y las de los otros. Tendríamos que estar dispuestos a desandar camino, a reaprender, a convertirnos en otros. ¿A qué niveles debiera desarrollarse el diálogo? Indudablemente tendría que producirse entre los actores políticos polarizados, pero también sería de enorme utilidad que otros sectores

entablen procesos de diálogo: grupos étnicos distintos, indígenas y no indígenas, sectores urbanos y rurales, sectores de élite y populares, grupos del Oriente y del Occidente del país, con el objetivo de conocerse más allá de los estereotipos y prejuicios y de transformar sus relaciones. Si abordamos estos procesos con seriedad y compromiso pueden ser profundamente renovadores, transformadores de nuestra realidad, fundamentales para la superación de nuestros problemas y la construcción de espacios de encuentro, para la profundización de la democracia y la construcción de interculturalidad. Y aquí nos encontramos con otro tópico porque así como hoy todos sostienen la necesidad de dialogar, también plantean la necesidad de que el país sea intercultural, y lo repetimos constantemente, aunque seguramente en sentidos distintos. Parece necesario preguntarse también por qué esa recurrencia a la interculturalidad. En un país heterogéneo como el nuestro, en el que la diferencia entre pueblos indígenas, sectores sociales y regiones es evidente –y en el que en los últimos años nos hemos ocupado de ahondar aún más las divergencias– es necesario imaginar alternativas de articulación entre esos grupos para evitar que sean algo así como planetas que giran en sus propias órbitas sin puntos comunes de referencia. En ese escenario, la interculturalidad aparece como una posibilidad valiosa de reconfiguración de la sociedad y del Estado en tanto parte del reconocimiento de la diferencia, y no aspira a la homogeneización sino que busca que las relaciones entre esos diferentes grupos sean más equitativas, busca la generación de condiciones de igualdad para todos, más allá de sus diferencias.

En un país heterogéneo como el nuestro, en el que la diferencia entre pueblos indígenas, sectores sociales y regiones es evidente –y en el que en los últimos años nos hemos ocupado de ahondar aún más las divergencias– es necesario imaginar alternativas de articulación entre esos grupos para evitar que sean algo así como planetas que giran en sus propias órbitas sin puntos comunes de referencia. 35


Evidentemente, la construcción de relaciones equitativas entre diferentes no es una tarea sencilla puesto que el relacionamiento entre clases, etnias y regiones no se da en el vacío, sino en el contexto de un sistema de poder que busca la reproducción continua de la relación jerarquizada y de dominación entre éstos, orientando para ello el accionar de las instituciones y el funcionamiento de los mecanismos socioeconómicos y culturales hacia la preservación del sistema de clasificación social y la perpetuación de la dominación colonial. La construcción de condiciones de igualdad para los distintos pueblos y sectores sociales no puede lograrse, entonces, al margen de la transformación del sistema de poder. Por eso el desarrollo de interculturalidad requiere desmontar la estructura colonial del poder. La interculturalidad entendida como la interacción equitativa entre un conjunto de diversas prácticas sociales, económicas, políticas y culturales de sujetos sociales distintos, como la construcción de igualdad efectiva de derechos y obligaciones para sujetos distintos en una nueva configuración del poder, debiera pensarse sin un centro dominante que ocupe el punto de universalidad. Dicho en otras palabras, debiera darse sin que un solo sector, sea el que fuere, se arrogue la representación del conjunto de la sociedad, por tanto, debiera implicar la construcción de un poder compartido. Esta idea es muy distinta del planteamiento de interculturalidad bajo hegemonía indígena o de interculturalidad bajo hegemonía de los sectores criollomestizos tradicionalmente dominantes, ya que estas construcciones generarían, inevitablemente, exclusiones viejas o nuevas, y ninguna tendría viabilidad debido a la magnitud demográfica y sociopolítica de los sectores que quedarían marginados. La interculturalidad comprendida como interacción equitativa entre diferentes que comparten el poder, sin un centro dominante que ocupe el punto de universalidad, es un proyecto que implicaría un profundo cambio del Estado y de la sociedad, y probablemente sería una

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El diálogo y la interculturalidad son procesos conjuntos e indisociables. No puede imaginarse una sociedad intercultural que no dialogue, tampoco puede pensarse en un diálogo que no considere la diferencia; el diálogo entre iguales, entre quienes piensan y hacen lo mismo, no implica ningún desafío y no significa ningún aporte. alternativa para construir un nuevo proyecto de país con viabilidad histórica. Así entendida, es evidente que la interculturalidad no es una realidad existente actualmente en Bolivia, sino un proyecto a construir tanto a nivel del Estado como de la sociedad civil. Se trata de un proyecto sumamente complejo, de una suerte de utopía, no en el sentido de que resulte inalcanzable, sino más bien, como el bien que estando lejos en términos de la dificultad de acceder a él impulsa a caminar, a avanzar con la finalidad de llegar a concretarlo Pero es necesario empezar por preguntarnos en qué situación nos encontramos hoy respecto a la construcción de un proyecto de país intercultural. Haciendo una revisión de los elementos que hacen a la interculturalidad en el plano más básico (lo que podríamos llamar el “grado cero” de la interculturalidad) podemos ver: el conocimiento del otro y el relacionamiento entre diferentes en un marco de tolerancia –comprendida ésta como la no interferencia en los comportamientos ajenos por respeto a la dignidad de los demás–, si encaramos este examen con honestidad y franqueza encontraremos que la ignorancia, intolerancia y discriminación marcan nuestra vida cotidiana. Ignorancia porque los bolivianos conocemos muy poco sobre quiénes somos nosotros mismos; intolerancia creciente con quienes son distintos, viven o piensan de manera diferente, existen numerosos y dolorosos ejemplos recientes de ello; y discriminación, tan antigua y tan transitada que ha llegado a considerarse como un fenómeno natural. Sin embargo, y pese a esta realidad que nos muestra que estamos aún muy lejos de un escenario intercultural mínimo,

es necesario reconocer que Bolivia ha avanzado de manera importante en la construcción de interculturalidad en algunos ámbitos, como lo evidencia la convivencia pacífica entre pueblos y grupos sociales distintos en algunas localidades de tierras bajas, la articulación de la democracia representativa basada en el ciudadano individual con las formas organizativas tradicionales indígenas en ciertos distritos, la vigencia de prácticas del derecho consuetudinario indígena junto a las de derecho positivo, las diversas festividades en las que interactúan grupos socioculturales distintos, el sincretismo religioso, la comida mestiza, etc. Si bien son éstos aspectos valiosos para el desarrollo intercultural, es claro que no son suficientes y que si nos conformáramos con su existencia correríamos el riesgo de folclorizar la interculturalidad, de despojarla de su contenido profundamente transformador. Es necesario, pues, realizar esfuerzos que permitan desarrollar la interculturalidad en el conjunto de los espacios sociales, económicos, políticos y culturales del país. Advertir esta necesidad nos hace avizorar el largo y complejo camino que aún tenemos que recorrer. ¿Cuál es el papel del diálogo en este camino de construcción de un país intercultural? Es indudable que no avanzamos hacia una interacción equitativa entre los distintos grupos y sectores que conforman el país si lo que existe entre éstos es una densa valla de prejuicios, estereotipos y desconfianzas que crece día a día impidiendo toda comunicación y, peor aún, si se perciben unos a otros como enemigos y buscan eliminarse. Es evidente también, aunque parezca ingenuo, que para dar algún paso en la construcción de interculturalidad se requiere voluntad de acercarse al otro despojándose de esa maraña que nubla el entendimiento, para conocerlo, saber qué piensa, qué siente, cómo vive. Se requiere estar dispuesto a valorar al otro como necesario. Y esto puede lograrse a través del diálogo. Por ello, el diálogo y la interculturalidad son procesos conjuntos e indisociables. No puede imaginarse una sociedad intercultural que no dialogue, tampoco puede pensarse en un diálogo que no considere la diferencia; el diálogo entre iguales, entre quienes piensan y hacen lo mismo, no implica ningún desafío y no significa ningún aporte. Ambos nos permitirían reconocernos como lo que en verdad somos, bolivianos distintos con la obligación de construir un solo país equitativo, plural, pacífico. Volviendo al principio, si en Bolivia hoy todos demandan diálogo e interculturalidad, debiéramos ser capaces de asumir la verdadera dimensión de estas reivindicaciones, de traducir el discurso en acción y de aportar, cada uno de nosotros, a que dejen de ser palabras vacías y empiecen a orientar nuestras acciones.


Los diálogos interculturales: Experiencias desde la adversidad El diálogo entre culturas abre espacios de respeto y libertad intraculturales. Nunca fueron homogéneas las culturas, y en un mundo globalizado lo son menos todavía. Nuestra identidad cultural está hecha de múltiples pertenencias, que a su vez conforman otras subculturas. FHADILA

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iempre me resulta paradójico que nos ocupemos más de definir qué son los diálogos interculturales (que por otra parte son numerosos ya los valiosos planteamientos teóricos sobre esta cuestión) que de reflexionar sobre lo que conseguimos con ellos. Por lo tanto lo que sigue es de alguna manera una reflexión y una síntesis de una experiencia de diez años en la ciudad de Madrid, donde un grupo de unas cincuenta personas, formadas en la Universidad en Interculturalidad y Procesos Mediadores, iniciamos diferentes diálogos, en diferentes lugares, con diferentes actores, alrededor de diferentes temas, en un contexto de multiculturalidad dado por las migraciones. Así es que hablo de un contexto adverso donde las relaciones de poder son inevitable y, a menudo, trágicamente asimétricas. A la vez, esta experiencia compartida con un equipo humano de más de veinte orígenes diferentes me permitió, cuando gracias a los azares de la vida pude conocer otras situaciones de diversidad cultural –como la que se vive en Bolivia–, seguir la reflexión y tratar de analizar qué elementos comunes se podían manejar a la hora de iniciar diálogos entre culturas y/o interculturales en Estados pluriétnicos y plurinacionales. Sobre esta base empírica y sin más pretensión que utilizar nuestros aciertos y errores, me propongo encontrar argumentos para alentar a iniciar diálogos interculturales y ofrecer algunas claves sobre cómo hacerlo. Mi convicción profunda es que ya es tiempo de dejar de hablar de ello y empezar resueltamente a hacerlo. Dialogar. Dialogar sobre la diversidad, aún desde la adversidad.

¿Por qué el diálogo? Ciertamente porque el hecho de que se nos imponga un pensamiento único sobre nuestra realidad vivida acaba conformando una realidad que es solamente parte de ésta, ocultándola y sin representarla en su totalidad. Porque en cualquier lugar del mundo somos muchos los que no nos convencimos, al mirar a nuestro alrededor, de que esta forma de pensar, este pensar, esta forma de vivir, este vivir, eran válidos y nos sustrajimos. Al sustraernos, nos aislamos y cuando no nos sentimos víctimas sí nos debilitamos en el individualismo o el comunitarismo.

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MAMMAR

No nos convencimos porque a menudo los jóvenes soportan este modelo civiEs una filóloga lizacional pero se pierden en él, porque tunecina que hace los indígenas lo rechazan, porque mu17 años vive en chas mujeres y muchos hombres de paz España, donde es del mundo lo cuestionan, porque en resuDirectora Técnica men miramos cómo el barco toma agua del Servicio de por todos lados. Vemos cómo nos ahogaMediación Social Mundo por razones difemos en el Primer Intercultural de rentes de las que ahogan al Tercer Mundo, Madrid, un espacio pero nos ahogamos igualmente y siguen interdisciplinario diciéndonos que éste es el modelo. Ante el dedicado a la pensamiento único de nuestra sociedad intervención en el neoliberal, las respuestas y alternativas se ámbito de las tornan en un griterío, una cacofonía enmigraciones, las sordecedora donde todos opinamos sorelaciones bre todo, donde hablamos mucho y doninterétnicas y el de pocas veces callamos para escuchar al desarrollo social otro. Diálogo en fin, indudablemente, porque asesinaron a Gandhi y a Martin Luther King, justamente por ello, porque el diálogo tiene una potencia inagotable.

¿Para qué el diálogo? Para interrogar nuestras propias convicciones. Un proceso dialógico alberga elementos visibles e invisibles. Estos elementos invisibles dentro del proceso se componen, o bien antes de iniciarse o bien en el transcurso del diálogo, de dos fases que me parecen de un gran valor en la era de la autosatisfacción: el monólogo interno y la autocrítica individual, y el monólogo y la autocrítica colectiva del grupo al que pertenecemos o del que nos reconocemos. En efecto, para decidir por ir a la escucha del otro se ha dado la conciencia de que algo en nosotros no está funcionando, y esta conciencia viene de monólogos nacidos de la insatisfacción, de la necesidad o de un interés. Admitir una insatisfacción, una necesidad no cubierta, buscar obtener un interés, es reconocer que solo (solos) no lo estoy (no lo estamos) consiguiendo. Es asumir el hecho, por ejemplo, de que a pesar de tener el poder, de ser mayoría, sin el otro no voy a lograr mis objetivos.


Iniciado el diálogo las idas y vueltas son permanentes. Individualmente y grupalmente. Cada encuentro obliga a estos monólogos y a la revisión de criterios. Independientemente de que vaya bien o mal el proceso, ya hemos introducido una variable diferente y novedosa para con la situación anterior: cuestionar nuestras verdades. Este punto me parece fundamental ya que sólo en el cuestionamiento individual podremos obtener los diálogos intragrupales y por lo tanto acumular aprendizajes para el diálogo con el Otro. Esta cuestión obvia es en mi opinión poco valorada y utilizada a la hora de seguir dialogando y va a atravesar todo el proceso, como lo veremos más adelante. Así que no hay un buen diálogo si no fomentamos buenos monólogos internos a lo largo del proceso dialógico. Para que emerjan las múltiples realidades –a menudo contradictorias– que conforman una misma realidad. Afortunadamente en el seno de un grupo, una comunidad, una sociedad la diversidad y la complejidad son enormes, sea que se reconozcan o no. Pueden ser vividas como una dificultad pero en mi opinión son más oportunidades para el diálogo. En efecto, en esta diversidad del Otro encontramos puntos de anclaje con nuestra propia diversidad. La diversidad del Otro permite ver y admitir la suya propia. Propicia así el autoconocimiento, pues entramos también en conflicto porque no nos conocemos a nosotros mismos. Esta multiplicidad de realidades nos permite así diversificar el abordaje de un diálogo y evitar entrar desde “el núcleo duro” donde quizás, en un primer momento, las posibilidades de entendimiento son más débiles. Para poder construir respeto a partir del diálogo. Es frecuente la opinión de que no puede haber diálogo sin respeto. Sin duda esto es lo deseable, sin embargo, en general esto no se da previamente. El respeto se va construyendo durante el diálogo. Y esto para mi es una razón suficiente para intentarlo. El proceso dialógico es una sucesión de aprendizajes fecundos, siempre merecedores de cuidados aún si es que no fructificara el diálogo.

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La vida no es un río estancado, Para reajustar asimetrías. El diálogo debe interesarnos aún en situaciones de hondo desequilibrio de fuerzas. Con el diálogo creamos probablemente el primer espacio donde la minoría, o la mayoría sin poder, puedan tener ocasión de visibilizarse y expresarse. Aún si no se la escucha, ésta puede escuchar al Otro, medirlo, reflexionar sobre lo que tuvo lugar y revisar sus estrategias para el futuro. Desde un aparente fracaso, en un diálogo surgen empoderamientos que no estaban al inicio. Ejemplo: Cinco mujeres analfabetas acudiendo al colegio de sus hijos, amenazando con retirarlos de las festividades de Navidad. El colegio es público y por ende aconfesional. Ellas son musulmanas. No puede tener lugar la festividad sin sus hijos ya que actúan en la representación y el coro. Sólo cabe dialogar. Los diálogos permiten visibilizar lo que se hace y a veces está silenciado en la otra parte y por ello ayudan a romper (o saltar) las potentes barreras que nuestra ignorancia y nuestros prejuicios sobre el Otro interponen a la hora del acercamiento. De repente vemos que esto que nos preocupa es también preocupación para el Otro y que igualmente busca soluciones para ello. Como los grupos culturales nunca son homogéneos, ver y escuchar permite identificar, o cuando menos vislumbrar, puntos en común, encontrarse en el Otro y dar con soluciones que desde nuestra realidad nunca hubiéramos pensado. Ejemplo: ¿Quién conoce, quién habla del trabajo de los musulmanes demócratas en contra del extremismo fanático? ¿Quién recuerda que son los primeros amenazados y víctimas mortales de este terrorismo? ¿Quién les da voz? ¿Quién les escucha?

¿Cómo iniciar y llevar a cabo un diálogo? Contundentemente: sin condiciones ni reglas previas. El diálogo empieza cuando las partes discuten y establecen sus propias normas. Esto es una parte del proceso, laboriosa y a veces peligrosa, pero constituye la nervadura del proceso. Garantiza la implicación y la apropiación del proceso por las partes. Cuando pienso en diálogo, pienso en una cultura del diálogo. Por lo tanto me parece fundamental diversificar y validar a interlocutores muy diferentes y no sólo a líderes, intelectuales o personas afectadas. Debemos establecer una infinidad de espacios dialógicos a diferentes niveles. A menudo el diálogo es imposible entre líderes porque éstos están enfrascados en una polarización que no permite ningún intercambio. Es entonces cuando debemos aprovechar del potencial que tenemos en la vecindad, la comunidad educativa, las asociaciones informales, las agrupaciones deportivas, de ocio, entre otros, para fomentar los diálogos. Es esencial tejer una red hecha de varios nudos, grandes y pequeños, para que cuando se rompan algunos, la red siga aguantando peso. El devenir de nuestra comunidad, de nuestro país, de nuestro entorno, de nuestras hijas y nuestros hijos nos interesa a todos y

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es un largo río con aguas que fluyen. Propiciar la creación de islas de reposo, a partir de los diálogos o antes de iniciarlos, es otra tarea que no debemos desaprovechar. tenemos que tener en cuenta lo que tienen que decir nuestros mayores, nuestros jóvenes, nuestros compañeros sobre cuestiones que nos afectan directa o indirectamente. Creo que despreciar la capacidad de diálogo de los ciudadanos de a pie para centrarse solamente en un nivel más alto es despilfarrar potenciales y perder la oportunidad de que éstos obliguen a sus líderes a recapacitar. Las personas, por lo común, queremos vivir en paz. Ejemplo: Mientras asistimos impotentes y avergonzados a las idas y vueltas de líderes palestinos e israelíes en el conflicto en Oriente Medio, ciudadanas y ciudadanos palestinos e israelíes, juntos y pacíficamente, impiden el paso a las excavadoras que llegan para derrumbar aldeas palestinas para la construcción del muro de separación.Y lo consiguen. La vida no es un río estancado, es un largo río con aguas que fluyen. Propiciar la creación de islas de reposo, a partir de los diálogos o antes de iniciarlos, es otra tarea que no debemos desaprovechar. En contextos adversos, tenemos que asumir que quizás no es el momento histórico para que surjan acuerdos, pero el diálogo o el camino para entablarlo deben ser motivos para crear experiencias, encuentros placenteros compartidos. Es útil y para nada baladí que compartamos una fiesta, una comida, un encuentro deportivo, una velada y que cuidemos los detalles para crear, en medio de aguas turbulentas y turbias, estas vivencias compartidas placenteras. No es igual a la hora de iniciar o retomar un diálogo echar la vista atrás sobre un sinfín de desencuentros y tensiones que recordar que fuimos capaces, en tiempos hostiles, de crear juntos espacios de paz. Ejemplo: Una plaza donde surgen cada verano conflictos entre jóvenes y mayores ecuatorianos y españoles. Más de diez años de conflictos, intervenciones de la policía en balde, miradas e insultos cruzados entre verano y verano, peleas. Ocupamos la plaza con mesas, sillas y juegos del mundo. Bajan los vecinos y todos se ponen a jugar en medio del silencio de la concentración y las risas por los fallos. Pidieron más, les dimos más. Quieren sentarse y hablar sobre su plaza desde el próximo otoño. Un diálogo no se para. Sólo se interrumpe. Debemos ir al diálogo con la firmeza de esta idea. Tal vez, a pesar de circunstancias que parecían favorables, el diálogo podría no prosperar. Es importante saber interrumpirlo a tiempo antes de gastarlo


y desgastarlo. Tenemos que saber manejar también el “fracaso” para que no sea fracaso. En los procesos no estamos siempre teniendo las mismas vivencias y quizás no sea el momento para acuerdos o soluciones. Debemos saber preservar y cuidar todo lo que aprendimos en el proceso. Interrumpirlo a tiempo para poder mantenerlo en espera. Dejar a las partes el tiempo para madurar y reflexionar no es un tiempo perdido. Vivimos en una sociedad que sólo valida resultados tangibles e inmediatos y esto es una falacia, los procesos humanos tienen andaduras sinuosas, sus tiempos y sus paradas, y debemos aprender a tenerlos en cuenta y respetarlos.

Sólo el ejercicio de la interculturalidad puede evitar que aquellos que fueron menospreciados, esclavizados, atropellados, se tornen hegemónicos y vengativos cuando el reloj de la historia dé la vuelta.

¿Por qué intercultural? ¿Por qué dialogar con el Otro si no me interesa y me basta mi cultura? ¿Por qué dialogar si mi cultura es mayoritaria y los otros tienen que adoptarla? ¿Por qué dialogar con el Otro si rechazo su modelo cultural? Porque ya sabemos que no somos inmunes al contacto con las otras culturas. Tanto para su disfrute como para su agresión. Porque, lo reconozcamos o no, lo sepamos identificar o no, estamos impregnados por las otras culturas. Porque definitivamente nos conformamos como cultura siempre en relación con las otras culturas, bien sea que adoptemos concientemente formas de estas culturas o que las rechacemos. Ignorar o despreciar al Otro cultural es también definirse y definir al Otro. Por acción y reacción. Porque ignorar y pisotear la cultura del Otro siempre nos ha conducido a la conflictividad, a la zozobra. Porque aún la minoría de la minoría puede hacernos la vida imposible. No hay paz social con excluidos. Nunca. Sólo el ejercicio de la interculturalidad puede evitar que aquellos que fueron menospreciados, esclavizados, atropellados, se tornen hegemónicos y vengativos cuando el reloj de la historia dé la vuelta. Porque somos muchos los que desde nuestras diferentes culturas, también sufrimos y cuestionamos un modelo civilizacional deshumanizado, consumista, depredador, moribundo pero virulento y sólo procede pensar juntos y aunar esfuerzos. Porque una cultura que se aísla se debilita, se fragiliza. Porque lo que ocurre fuera le afecta directa o indirectamente, la cuestión medioambiental es el paradigma de esta situación. Porque recorrer el camino hacia el reconocimiento durable del Otro se consigue sólo conociendo al Otro. Y conocer al Otro es acercarse para cuestionar, preguntar y escuchar. El reconocimiento del Otro no necesita de la aprobación de sus valores, pero sí de conocerlos y validarlos como diferentes pero igual de importantes. Dar este paso es lo más significativo del proceso, pues llegar a consensos sobre esta base es una labor más fácil de conducir. Incluso si no llegamos a consensos, reconocer que existen otras cosmovisiones, otras prioridades, otros valores tan legítimos y válidos como los propios es un camino trascendental en

nuestra convivencia. Coexistir con el Otro sólo da lugar a tolerar que esté, y esta forma de tolerancia siempre tiene fecha de caducidad. Reconocer para que me reconozcan y no me soporten. Porque mi cultura está a salvo cuando el Otro se responsabiliza de ella, se interesa, se implica por ella. Los diálogos entre culturas abren las puertas al conocimiento del sistema de valores del Otro, y en este acercamiento se inicia un “formar parte” más beneficioso aún que el “tomar parte”. De repente, que sufra la cultura ajena me tiene que doler, saber que si amputan una cultura amputan mi universo, porque esta cultura forma parte de mi patrimonio. Sólo en el diálogo entenderemos y nos apropiaremos del devenir de las demás culturas y las pensaremos como patrimonio universal de la humanidad. El diálogo entre culturas abre espacios de respeto y libertad intraculturales. Nunca fueron homogéneas las culturas, y en un mundo globalizado lo son menos todavía. Nuestra identidad cultural está hecha de múltiples pertenencias. Pertenencias que a su vez conforman subculturas. La supervivencia de una cultura reside en su capacidad de reconocer esta multiplicidad de pertenencias, darles voz, escucharlas y dialogar con ellas. Mal que nos pese. De otro modo, crearemos exclusiones y asistiremos a la deserción de los nuestros hacia Otros.

Diálogos interculturales más allá de diálogos entre culturas Los seres humanos somos un árbol plantado en la misma tierra, nuestras ramas hacen nuestras diferencias. Dedicamos demasiados esfuerzos a cuidar de nuestras ramas, y para preservarlas de las otras nos enfrentamos. Y así vamos descuidando de la tierra que nos nutre y del tronco que nos sostiene. Hablamos tanto de lo que nos diferencia que olvidamos lo que nos une. ¡Y lo que nos une es tanto! Para empezar, nuestros mayores problemas, en la era global, son comunes. Y no los resolveremos aislados. Muchos de nuestros valores son comunes, son universales, aun si sus expresiones se revisten de atuendos diversos. Nuestros saberes y nuestras experiencias deben unirse para crear otras soluciones, una solución común porque está claro que ninguna cultura podrá resolver sola el cambio climático, el terrorismo, el rumbo tortuoso de un país.

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Diálogo intercultural para reinventar y recrear el espacio compartido como bien común y asegurar así el respeto a nuestras diferencias.

Desde el corazón de América La armonía entre los seres humanos probablemente sea una utopía necesaria para guiarnos y acotarnos en nuestro caminar. Digo utopía, porque donde están los seres humanos no se encuentra la armonía. Nuestro vivir está lleno de conflictos, tenemos conflictos con quien más conocemos y queremos, el conflicto forma parte de nuestra vida diaria. ¡Y todavía cuestionamos la validez del diálogo! Probablemente será que no tenemos la lucidez, el valor, la inteligencia, en fin, de emprender el camino a contra corriente y dejar que nos lleve la inercia.

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Nos toca tomar las riendas de nuestras vidas, como individuos, como ciudadanas y ciudadanos, para orientar a nuestras familias, nuestra comunidad, nuestro país, nuestro mundo hacia el respeto, la justicia y la equidad. Ojalá, cuando nos interpelen nuestras hijas, nuestros hijos sobre lo que hicimos y lo que no hicimos, podamos responderles mirándoles a los ojos con la mirada limpia. Bolivia está inmersa, en este momento histórico, en un proceso doloroso y apasionante. Mi más hondo deseo es que nos dé lecciones. Que del encuentro de quinientos años de atropello, de sabiduría negada, con la Bolivia compleja, diversa, polarizada de hoy, nazca una cultura del diálogo. Que este encuentro deje de ser el desencuentro diario y que desde el corazón de América aprendamos otro estar en el mundo. Madrid, 2008


El diálogo posible entre regiones diversas El único diálogo posible es incidir más en las coincidencias antes que en las diferencias, para reducir las tensiones actuales, cada vez más agudas, en pos de un nuevo pacto social y político en Bolivia. SUSANA

P

arto, metodológica y conceptualmente, de la base de que lo “concreto es concreto, porque es la síntesis de múltiples determinaciones, es decir, unidad de lo diverso” (Marx, 1975: 246), como lo dijo Marx. De ahí que es pertinente hablar de diálogos posibles entre regiones dispersas y heterogéneas, como son los espacios habitados por gente de carne y hueso en Bolivia, sobre la base de la realidad de las sociedades de la periferia capitalista.1 Es en esos escenarios diversos donde se pulsan las tensiones regionales, expresadas por las luchas e intereses de clase y sus fracciones y todas las luchas que interpelan intereses relativos a la distinción social, política, territorial, cultural, étnica, religiosa, de género u otras. Esa mirada desmitificadora, buscando la verdad bajo las apariencias, sin caer en particularismo alguno, es imprescindible para entender, por ejemplo, las emergencias regionales actuales que luchan por las autonomías. Regiones y habitantes que fueron invisibilizados, como lo fueron los pueblos indígenas de occidente y también los indígenas del resto del país. Hacer referencia al pasado, para analizar las formas inferiores no es anclarse en él, sino ir a las raíces que configuran el presente, analizar sus tensiones y empezar a desmontar instancias obsoletas que subsisten por la ley de inercia, que dañan el aparato institucional y que, como dijo Marx en El 18 Brumario de Louis Bonaparte, “taponan los poros de la sociedad”. Y ello para concluir en la riqueza de las coincidencias más que las diferencias. En aquellas puede estar la clave para reducir las tensiones actuales, cada vez más agudas, en pos de un nuevo pacto social y político en Bolivia y entre bolivianos y bolivianas, en la búsqueda de una nueva relación entre regiones, población y poder.2 Ese es el único diálogo posible.

La cuestión regional Creo firmemente que la ausencia de la cuestión regional ha sido un error lamentable en los análisis y debates actuales sobre la coyuntura en aras a entender las autonomías departamentales, catalogadas con total desconocimiento, o aviesas intenciones políticas, como separatistas o divisionistas. Una región, según destacaba el intelectual paceño Ramiro Velasco, “además de sus condiciones implícitas, está sobrecondicionda por los resabios de la dispersión colonial. En Bolivia, las regiones están compartimentadas dentro de un espacio geográfico de diferencias contundentes. El Estado centralista se erige como una superestructura vertical en

SELEME ANTELO

medio de una sociedad nacional cuasi incomunicada. Como los lazos de la Magíster en unidad nacional son débiles, en la perCiencias Políticas sonalidad de las regiones se destaca ní(FLACSO- México), tidamente el sentido de ‘regionalismo’ diplomada en […] La ‘región’ no es sólo la expresión Gobiernos Locales y histórico-cultural de los agregados soMunicipios (Santa ciales, sino el espacio social donde los Cruz-CESU). lazos de la producción y del modo de Investigadora, producir han forjado un sentimiento consultora y local de solidaridad económica”. (Veanalista política lasco, 1985: 86). Las actuales regiones que demandan autonomía frente al poder central, incluso la región paceña, remiten a la idea que tenía Ramiro Velasco del centralismo, quien veía a éste como el “producto de la estrechez política del sistema administrativo estatal, como una visión parcial de los fines de la nación, [...] [como] la impotencia estatal para contener a la nación” (Velasco, 1985: 88) y al ser social diverso que le da vida al país. Para el historiador cruceño Isaac Sandoval Rodríguez “el problema regional conlleva un contenido de lucha de clase, pues así como no puede darse una región desprovista de hombres de carne y hueso, de una población determinada, tampoco puede hablarse de un problema social en abstracto, como la lucha de unos pueblos contra otros” (Sandoval Rodríguez: 148150). En ese sentido, Sandoval afirma que la matriz del proyecto regional se ubica en el conjunto de relaciones estructurales del sistema que “al condicionar un desarrollo desigual entre regiones, conlleva una latente conflictualidad entre grupos sociales dominantes en el centro y la periferia de la formación social nacional [y] se convierten en la razón causal explicativa”. De ahí que las rivalidades regionales no pueden ser analizadas como si fueran luchas regionales en abstracto, sin tomar en cuenta las luchas que han sido y son en el presente luchas de clase y sectores de clase, y hoy, como nunca antes, con explosivos matices étnico-culturales, independiente de la región en que vivan sus protagonistas. El escritor peruano José Carlos Mariátegui, ya en 1928, decía que los regionalismos eran “la expresión de un malestar y de un descontento”. Para Mariátegui “el fin histórico de una descentralización no es secesionista, sino por el contrario unionista. Se descentraliza no para separar y dividir a las regiones, sino para asegurar y perfeccionar su unidad dentro de una convivencia

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más orgánica y menos coercitiva. Regionalismo no quiere decir separatismo”. Me permito agregar que el regionalismo, como demanda autonómica, no divide al país, sino al poder central. Otro autor, Roberto Vila de Prado, señala que los regionalismos aluden a movimientos que buscan la descentralización del poder político o la transferencia de competencias desde un nivel alto a uno más bajo. En ese orden: “Los movimientos regionalistas serán más fuertes si el Estado nacional se caracteriza por fuertes disparidades regionales y existen regulaciones que establecen transferencias financieras desde las regiones más ricas a las menos ricas, y las primeras no son el centro político de la nación” (Villa del Prado, 2002: 29). El mismo autor señala que la ineficacia del Estado para integrar a las regiones en su proyecto político “disminuyen los incentivos que los movimientos regionales pueden tener para seguir formando parte” del mismo. Y como no integra “a las élites regionales en el sistema de élites nacionales”, siempre estará latente “el desafío que suponen a la estructura de poder establecida” la presencia de otras élites que pueden crear “competencias territoriales que no están separadas por fronteras” ( Villa del Prado, 2002: 29). Vila de Prado sostiene que “cuando crece la competencia en unidades territoriales que no están separadas por fronteras, gana credibilidad el argumento de que la autonomía política es necesaria para aumentar la competitividad económica”. Por último, quien empezó a hablar con criterios jurídicos y prácticos de las autonomías en España fue un madrileño que enseñaba metafísica: don José Ortega y Gasset. En 1926, desde las páginas del periódico “El Sol”, decía que imaginaba así la “nueva anatomía de España: la Península organizada en grandes regiones. Cada una gobernada por una Asamblea Regional o Parlamento Local, que nombraría sus magistraturas ejecutivas. La asamblea se compondría de diputados elegidos por sufragio universal directo en los distritos respectivos. A este

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La Autonomía busca esencialmente dos cosas: mayor grado de representación política por parte de las autoridades, lo que significa legitimidad, y mayores niveles de eficiencia. poder local se entregaría la solución de los asuntos localizados en la existencia provincial. En manos del Poder Central y su Parlamento Nacional quedarían muy pocos asuntos. A temas locales, soluciones locales. En vez de un solo gobierno, enorme y abstracto, nueve o diez gobiernos menores que él. Es preciso acercar todo lo posible el lugar de la sentencia al lugar de la delincuencia. La autonomía regional traerá consigo la multiplicación de la capitalidad. Que la provincia sea lo menos provincia y lo más capital posible: esto es lo que importa conseguir”. Según Barbery Anaya, hay que reivindicar la autonomía “como una categoría universal que, efectivamente, rescata una aspiración legítima de todo ser humano, ni importa su origen, no importa el azar necesario y fortuito de haber nacido en alguna parte, toda persona tiene derecho a reivindicar la Autonomía porque esencialmente busca dos cosas: mayor grado de representación política por parte de las autoridades, lo que significa legitimidad, y mayores niveles de eficiencia. Esas son aspiraciones que no conciernen al camba, al colla, al chino o al gringo. Concierne a todos” (Barbery Anaya, 2005: 145-146). En criterio de Carlos Hugo Molina, “cuando se dice NO a la autonomía, no puedo pensar que se está diciendo no a todos los avances democráticos logrados en el país” (Molina, 2006: 5). En la tensión generada por el tema de la ‘capitalidad’ reivindicada por Chuquisaca, puede verse el “malestar regional” del que hablaba Mariátegui, en tanto que el nuevo bloque en el poder político y sus aliados no han comprendido los cambios en la correlación de fuerzas de naturaleza demográfica, económica, cultural, social y política acaecidos en el país entre los últimos veinte y treinta años. Esos cambios de centralidades apuntan a que hay poderes y emergencias regionales que interpelan de manera inédita al poder central. La lucha es por el control del territorio y por el control, acumulación y uso del excedente que ya no está geográficamente en el centro del poder político, es decir en La Paz del ciclo minero, sino en el Sur, en el Oriente y en el centro, merced a la riqueza gasífera y agrícola. Se trata de visiones económicas contradictorias, sujetas a la dialéctica de la política: el uso productivo del excedente frente al uso demagógico y prebendal del mismo.

La construcción de identidades Asumimos la identidad dada por Manuel Castells, en el sentido que “utiliza materiales de la historia, la geografía, la biología, las instituciones productivas y reproductivas, la memoria colectiva y las fantasías, los aparatos de poder, la religión […] La construcción social de la identidad siempre tiene lugar en un contexto y en territorio marcado por las relaciones de poder” (Castells, 1998: 29). La cita de Castells nos parece de una valoración analítica extraordinaria, pues cualesquiera que sean las identidades, su construcción responde y ha respondido a las necesidades de las relaciones de poder, sin que ellas sean necesariamente malvadas. Esa misma valoración en la construcción de la identidad, vale para todas la identidades, independientemente que se trate de la burguesía, de elites dominantes-dirigentes o de sectores populares y sus expresiones orgánicas. En otras palabras, también se aplica a sectores sociales que han ejercido poder sindical, político u otro sobre sus grupos y sociedades, ergo, el sindicalismo cocalero, la llamada nación aymara, el imperio quechua u otro pueblo indígena anterior a la conquista. Todas esas identidades se construyen desde relaciones de poder y tampoco se puede obviar la existencia de múltiples identidades, o identidades cambiantes, dado el carácter no sólo pluri o multi, sino intercultural de nuestra sociedad.

La democracia Tanto la cuestión regional como el cambio de centralidades se remiten a la práctica y la cultura democráticas, cuyos principios son el respeto y el reconocimiento de los propios y de los otros, asumiendo que la democracia individual y la colectiva pueden coexistir, sin que ninguna vulnere los principios de un Estado de derecho social y democrático. Es una verdad de perogrullo que el perfeccionamiento y el progreso de los procedimientos políticos democráticos no han entrañado la promoción de la igualdad social, de la construcción de ciudadanía sin exclusiones, del respeto a los derechos humanos, de la equidad étnica, de género y de todas las expresiones sociales. Ahí estriba el verdadero problema de la desigualdad democrática como una tarea pendiente de la democracia actual, a la que se debe concebir en una múltiple dimensión sin condenarla al antagonismo de los pares opuestos: - La democracia como libertad individual y colectiva. - La democracia como igualdad y libertad política. - La democracia como igualdad social y étnica. - La democracia como oportunidad y libertad económica.

La pobreza Insistiré en que el tema de la exclusión social indígena, vale decir la exclusión económica y la ausencia equitativas de

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oportunidades para todas y todos los bolivianos (tan denigrante como esa exclusión es la pobreza), ha lacerando la conciencia boliviana. Un gran logro del gobierno masista es el empoderamiento de los pueblos indígenas, pero ello no conduce a liberarlos de la agonía de la precariedad, la falta de oportunidades y la pobreza, ni siquiera con autonomías indígenas, como si existiera una varita mágica que borrara las contradicciones sociales y las asimetrías de toda formación social. Luchar contra la pobreza no pasa por discursos más o menos indigenistas, o bonos por doquier, ni por refundar el país cada cambio de bloque en el poder central, sino por garantizar la institucionalidad de los aparatos del Estado y descentralizarlos a niveles regionales para dar soluciones locales a problemas locales. La lucha contra la pobreza pasa por hacer de ella una política estatal a largo plazo, más allá de los cambios coyunturales de gobierno. La lucha efectiva contra esa plaga, requiere incidir en el tema de la educación, ya que según estudios probados la falta de acceso a la educación reproduce generacionalmente el círculo vicioso de la pobreza (CEPAL, 2002). Pero también requiere promoción de inversiones productivas, que generen empleos dignos y estables, salarios éticos vinculados a la dignidad de la reproducción de la fuerza de trabajo y su familia, variables que cada vez se pintan más difíciles. Para luchar contra la pobreza se necesita que ese 70% de la población económicamente activo no esté subocupado en la economía informal-popular, como una estrategia de subsistencia, desocupada o emigrada en el exilio económico. Y no declararle la guerra a los sectores productivos privados, o desecharlos porque se los considera enemigos, merced a disfunciones ideológicas frente a la realidad abigarrada de la formación social boliviana.

Tanto la cuestión regional como el cambio de centralidades se remiten a la práctica y la cultura democráticas, cuyos principios son el respeto y el reconocimiento de los propios y de los otros, asumiendo que la democracia individual y la colectiva pueden coexistir, sin que ninguna vulnere los principios de un Estado de derecho social y democrático. 46

Los senderos que se bifurcan “El camino bajaba y se bifurcaba entre las ya confusas praderas” Jorge Luis Borges Con 67% de legitimidad democrática obtenida en la última votación, más allá de los abrumadores datos de fraude e irregularidades en el Referéndum Revocatorio, Evo Morales Ayma debió haber mostrado la grandeza de un líder nacional, en vez de un líder sindical indigenocentrista. Ofrece diálogo, pero lanza un combo-referenditis para aprobar el proyecto de Constitución Política del Estado (CPE) que rompió y rompe reglas básicas democráticas para dar lugar a su reelección indefinida –hasta 2020, dicen– entre otros temas. ¿Qué fue lo que pasó aquí? ¿Para qué hoy el país está tan tensionado en esta encrucijada en la que parece que se nos va la vida? ¿El pluri y multi Estado abigarrado, fragmentado, con una sociedad no vinculada orgánicamente, en la que coexisten diversas temporalidades o tiempos históricos, con varias relaciones sociales y jurídicas de producción, con diversidad de formas políticas e historias en un mismo territorio, puede transformarse en un Estado Plurinacional, Comunitario, Socialista y sus complejos anexos? ¿Puede ser viable ese proyecto, teniendo seis niveles de gobierno: nacional, municipal, departamental, regional, provincias e indígena? ¿Por qué seguir fomentando la irresponsabilidad de reproducir los particularismos hasta xenófobos, en la dicotomía de pares opuestos como indios versus conquistadores, q’aras versus originarios, Occidente versus Oriente? ¿Por qué la cualidad pluricultural, multiétnica, multilingüe, multieconómica e intercultural, en un territorio compartido, donde existen realidades con entramados étnicos, indígenas, mestizos y regionales distintos, no puede ser un elemento de unión más que de confrontación?

Conclusiones Bolivia es hoy, en cierta forma, un país donde los senderos están más bifurcados que nunca. Le tocaba a este gobierno, y no a otro por las condiciones internas y externas en las que se hizo cargo de la conducción del país en enero de 2006, la responsabilidad histórica de articular la diversidad para construir un destino en el que podamos vivir juntos, no pese a las diferencias, sino gracias a ellas. ¿Se ha perdido definitivamente esa oportunidad histórica? Se la podrá recuperar en la medida en que para el ‘diálogo posible’ se tomen en cuenta muchas de las variables aquí expuestas, sobre todo aquella de que la totalidad es síntesis de múltiples determinaciones, unidad de lo diverso. Ante todo, que las tomen en cuenta el gobierno central, mucho más que las dirigencias regionales, porque el principal responsable de la conducción del país es el gobierno nacional, que se resiste a ver la totalidad de Bolivia como esa síntesis y no como un voluntarismo étnico-indigenista, ideológico y anticapitalista.


El diálogo posible no se resume a que las regiones autonómicas depongan sus actitudes radicales, si mucho más radicales son las acciones del gobierno, cuya palabra produce más dudas que certezas, porque el monopolio del uso de la fuerza está en sus manos. Hoy parece que entramos a una guerra de alta intensidad porque el proyecto masista de poder hegemónico, socialista o no, más o menos indigenista, es antagónico a la descentralización y a las autonomías departamentales. En esos polos de la contradicción afloran las posiciones ideológico-clasistas de manera descarnada, que se expresan en tensiones sociales y políticas por las autonomías frente al proyecto centralista del gobierno como el rasgo dominante. Retomando a Ortega y Gasset: “En vez de un solo gobierno, enorme y abstracto, nueve o diez gobiernos menores que él”. ¿Puede ser la base para un diálogo entre regiones, actores y poblaciones diversas y diferentes, a partir de la realidad pluricultural, multiétnica, multiidentitaria, intercultural y plurilingüe? 1. Lo que existe en la periferia capitalista es la centralización y la dispersión, contradictoriamente, que producen dificultades funcionales y se expresan en Estados donde rige “[…] la yuxtaposición de lo económico y lo político típica de la sociedad burguesa, [que] se expresa en un aparato burocrático y una ‘clase política’, desligados formalmente del intercambio económico, separados de los agentes de producción y dotados de una apariencia de neutralidad”. Lo que caracteriza a estos Estados es la hipertrofia y la heterogeneidad que producen dificultades funcionales. (Everst, 1987: 168). Es decir, sociedades diversas, desiguales, pobres, dependientes, con superposición de distintos modos de producción: de autosubsistencia, precapitalista, capitalista y hoy agregamos con bolsones vinculados a la economía mundial globalizada. Esas desigualdades, asimetrías, superposiciones económicas y su no resolución, describen las sociedades del capitalismo periférico, que es nuestro caso. Abigarradas, como dejo dicho René Zavaleta Mercado. 2. Habría que buscar la no resolución de esos conflictos en la determinante económica: en la ausencia de una burguesía nacional, como clase revolucionaria en momentos específicos del proceso histórico, portadora

de un proyecto de construcción nacional, es decir, de articulación geográfica, económica, social, étnica y cultural. Ya en la república, el modelo de acumulación económico minero exportador fue una economía de enclave que no produjo beneficios ni en el resto de la economía ni en la totalidad de la sociedad boliviana. “Era la ignorancia de la gran burguesía minera la que la inducía a practicar modalidades oligárquicas, a tener, siendo un sector capitalista, una ideología precapitalistas […] Era una burguesía que no era burguesa sino en ciertos aspectos muy específicos de su acumulación, o sea, burguesa en su riqueza pero no en proyecto como alcance nacional, en cambio fundaba su propio poder en la articulación no burguesa de las relaciones existentes en el país […] [que] impedía la realización en pleno de las tareas burguesas” (Zavaleta Mercado: 88 y 100).

Bibliografía Marx, Carlos. Contribución a la crítica de la Economía política. La Habana. Instituto Cubano del Libro. 1975. Zavaleta Mercado, René. “1- América del Sur” en América Latina: Historia de medio siglo. México D. F.. Siglo XXI. Everst, Tilman. El Estado en la periferia capitalista (4ta edición). Siglo XXI. México D. F.. 1987. Velasco, Ramiro. “Comentario sobre ‘El Estado y la región en La Paz” en El poder de las Regiones (2da. Edición). Cochabamba. Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social. Artes Gráficas El Buirte. 1985. Sandoval Rodríguez, Isaac. “La cuestión regional en Santa Cruz” en El poder de las Regiones compilado por Fernando Calderón G. y Roberto Laserna. Ediciones Ceres Clacso. Vila de Prado, Roberto. “Los conflictos étnicos en sociedades divididas por culturas”. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales Vol. 8 juniodiciembre de 2002. Santa Cruz. Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Barbery, Anaya, Roberto. Participación Popular. Descentralización y Autonomías Departamentales en Bolivia. La Paz. PADEM. 2005. Molina, Carlos Hugo. Semanario Número 1. Santa Cruz..14 de Julio 2006. Castells, Manuel. La era de la información. El poder de la identidad (Vol., 2). Madrid. Alianza Editorial. 1998. CEPAL. Estudio de la: EQUIDAD, DESARROLLO Y CIUDADANÍA. Santiago de Chile. 2002.

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Métodos pedagógicos de análisis de coyuntura El cómo encarar una reflexión en torno a la coyuntura es el reto que asumieron especialistas para brindar luces y pautas para desarrollar análisis de la conflictividad: en un momento dado, identificando a los actores, sus intereses, posiciones, fortalezas y debilidades, tanto en el ámbito social como político, ofrecidos por los reconocidos Gregorio Lanza y Fernando Mayorga. Asimismo, bajo un paraguas reflexivo y analítico Vanesa Castedo ofrece además insumos sustentados sobre la importancia de un acercamiento al proceso de transformación a través del análisis, enfocado en el valor de la memoria histórica, “escuchando a las partes y haciendo un proceso de saneamiento personal y transformativo”.

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Metodologías para el análisis de coyuntura política La conjunción de teoría, instrumentos y destrezas para un análisis político permiten desentrañar los intereses, posiciones y capacidades de los grupos para construir nuevas hegemonías, llegar a pactos o mantener conflictos de diverso índole. GREGORIO LANZA

Antecedentes

A

partir del año 2000 una profunda crisis estatal encontró su resolución parcial en las elecciones del 2005. El agotamiento de la llamada democracia pactada junto al deterioro de los partidos tradicionales dio paso a nuevas formas de organización. Nuevas agrupaciones políticas y movimientos sociales o regionales ocuparon el espacio de representación. De esa manera el análisis de las coyunturas políticas y los conflictos se fue complejizando. El rol del movimiento social, regional y las movilizaciones como forma de hacer política y ser escuchados por el Estado fue relevante. De esa manera se amplió la democracia delegativa hacia la democracia participativa o, lo que algunos autores como Dos Santos llaman, “la democracia de alta intensidad”. En Bolivia, los actores sociales como los campesinos, los cocaleros, los pueblos indígenas, las juntas vecinales o los comités cívicos jugaron un rol fundamental para el cambio y la elaboración de una nueva agenda pública.

La crisis del sistema político, la debacle de los partidos y sus liderazgos y la senilidad de los actores generaron un profundo vacío político. En ese contexto las capacidades y destrezas en recursos humanos son fundamentales para que nuevas formas de mediación y representación política se articulen en definitiva para el desarrollo exitoso de la gestión política. 50

Diversas expresiones de los sectores excluidos por el modelo neoliberal sirvieexperto en Políticas ron de base fundamental para alimentar y públicas y potenciar representaciones políticas coconflictividad de la mo el MAS, que conquistó el gobierno en Universidad elecciones democráticas. Asimismo, los Westminster cabildos en regiones como expresiones Londres. corporativas consiguieron el apoyo para ocupar la titularidad –en varios departamentos del país– de las prefecturas, conformando un poderoso movimiento autonomista. La crisis del sistema político, la debacle de los partidos y sus liderazgos y la senilidad de los actores generaron un profundo vacío político. En ese contexto las capacidades y destrezas en recursos humanos son fundamentales para que nuevas formas de mediación y representación política se articulen en definitiva para el desarrollo exitoso de la gestión política. De ahí la necesidad de contar con la teoría, los instrumentos y las destrezas para un análisis político que permita desentrañar los intereses, posiciones y capacidades de estos grupos para construir nuevas hegemonías, llegar a pactos o mantener conflictos de diverso índole. En ese marco y como parte de un programa de formación de dirigentes políticos apoyado por la Fundación UNIR Bolivia y el Instituto de Capacitación Democrática dependiente de la Corte Nacional Electoral, se han elaborado dos módulos acerca de los instrumentos de análisis de coyuntura política. Módulos que se han impartido en Potosí, Sucre y Santa Cruz. En el presente artículo se explica su origen, su propósito pedagógico y el soporte teórico. Es economista,

El propósito pedagógico En el taller, se trata de que los participantes reciban elementos teóricos y desarrollen una metodología para el análisis de coyuntura política que permita comprender los contextos económicos y sociales: los actores en pugna, sus intereses, percepciones y posiciones. Asimismo, que puedan comprender la relación de la política, la gestión pública y el conflicto, para lo que se utiliza la metodología interactiva del método de casos. Estos instrumento ayudan en la enseñanza, facilitación y formación de líderes en los partidos políticos, organizaciones ciudadanas y pueblos indígenas, pues le permite al participante procesar información, reflexionar y comprender que existen diversas alternativas y puntos de


vista para la resolución de los procesos políticos. Por ello se han desarrollado dos módulos con visiones e instrumentos diferentes. El primero tiene su origen en el método de análisis de casos ampliamente desarrollado en la Escuela de Gobierno Jhonn F. Kennedy de la Universidad de Harvard. Método que ha sido introducido en Bolivia por Maestrías para el Desarrollo1 con el soporte técnico de la Universidad de Harvard a partir del año 1995. Posteriormente, para el área política, ha sido modificado y contextualizado por el autor de esta nota. Se trata en realidad de un método de la escuela funcional anglosajona desarrollado y utilizado en diversos ámbitos y latitudes. El segundo módulo recoge los principios generales de la política (Sun Tzu, Maquiavelo, Weber, Marx) y se centra en la escuela neomarxista desarrollada por Bourdieu, que amplia la visión unilateral de la lucha de clases a partir de las formas de producción a las disputas por el capital cultural, social y político. Como instrumento central para el proceso de enseñanza-aprendizaje se utilizan casos que son hechos de la vida real donde a partir de su lectura el estudiante debe discutir y tomar decisiones o hacer el análisis respectivo según el caso. De esa manera, en la reflexión y la deliberación se pueden fijar mejor los propósitos del aprendizaje. En los tres departamentos se han usado casos regionales. En el curso de Potosí se ha utilizado el caso relacionado con la pugna entre los cooperativistas mineros y el gobierno por el Impuesto al Valor Agregado (IVA), que ha desembocado en la virtual toma de la ciudad y la quema de la oficina de Impuestos Internos (Anexo 1). En Sucre se ha escogido el tema de la capitalía. En Santa Cruz, el proceso de los Estatutos Autonómicos. En las tres regiones se utilizó para el análisis político neomarxista el caso del Referéndum Revocatorio (Anexo 2). A modo de complementar la transmisión de instrumentos para el análisis se explican los tres modelos: el racional, el organizacional y el político2 (Anexo 4), para entender los procesos políticos y las conductas gubernamentales y/o de instituciones.

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Esquema básico para el análisis de coyuntura política 1. Definición y justificación del problema

Definir el problema consiste en identificar expresamente aquel tema(s) sobre el cual usted. (miembro de un partido, organización, del gobierno o analista) debe y puede tomar una decisión (o varias) acerca de la existencia de uno o varios obstáculos (económico, social, regional, étnico-cultural, sindical o político) que estén afectando o puedan afectar la marcha exitosa del gobierno, la prefectura, el partido o movimiento que el protagonista dirige.

2. Análisis del contexto

Consiste en identificar aquellos factores externos a la organización y/o actores que pueden tener incidencia (favorable o desfavorable) en las posibilidades de lograr una solución adecuada al problema. Se debe tomar nota de la tendencia estructural, económica o social. Por ejemplo, desde 1985 existía una hegemonía parcial del modelo neoliberal. A partir de las elecciones del 2005 se abre otro periodo que coincide con nuevas tendencias en la economía y política internacionales. Las preguntas que uno debe hacer en esta etapa del análisis son, por ejemplo: ¿Cuáles son los factores externos que facilitarían la solución? ¿Cuáles la dificultan? ¿Qué actores están en juego y qué roles desempeñan? ¿Qué tendencias son importantes en este caso? ¿Qué pronósticos debo tener en cuenta? En ese contexto se inscribe el mapa de actores que ayuda a la comprensión de las fuerzas en disputa. Su posición frente al problema, recursos con los que cuenta, capacidad de movilización y su posición en el tema.

3. Definición de los objetivos y su prioridad

Se deben identificar cuáles deben ser los criterios para la evaluación de las diferentes alternativas de solución del problema. En esto consiste la definición de los objetivos. i) Deben ser metas relevantes para la organización o para el tomador de decisiones, dentro del contexto de la situación descrita en el caso. ii) Deben indicar lo que se quiere lograr y no lo que se va a hacer. iii) Deben tener relación con los objetivos generales de la organización (y en algunos casos pueden ser ellos mismos). Al mismo tiempo es importante priorizar los objetivos para poder tener claridad y mayor precisión en la opción de alternativas que se vayan a escoger o diseñar.

4. Identificación y análisis de alternativas

Este es la parte más importante del análisis, ya que de las alternativas surgirá la solución que se va a ejecutar. En esta etapa es necesario, al inicio, hacer el mayor esfuerzo para identificar un amplio número de opciones tentativas para resolver el problema, las cuales posteriormente se afinarán y ajustarán. i) Deben resolver el problema o los problemas planteados; aunque esto parezca obvio, con frecuencia se define un problema y se resuelve otro. ii) Deben ser factibles desde la perspectiva del tomador de decisiones; esto significa que él debe tener la capacidad para poner en marcha la solución. iii) Deben ser opciones diferentes entre sí con el fin de presentar escogencias significativa. La evaluación de alternativas consiste en examinar cada una respecto a su probable impacto en el logro de los objetivos.

5. Toma de decisiones

En base a la evaluación de las alternativas debe ser relativamente sencillo seleccionar la más conveniente. Esto implica comparar las alternativas entre sí en cuanto al grado de logro de cada objetivo en su orden de prioridad; si el análisis se ha llevado ordenadamente, la decisión saldrá naturalmente de lo discutido en la etapa anterior.

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ANEXO 1 /

Caso: Cooperativistas en Potosí

Los hechos en el país se suceden día a día:bloqueos de vías troncales, marchas por el centro de la ciudad de La Paz, estampidos de dinamita,cercos en Oruro a ENAF,realizado por gente que pide trabajo,bloqueo a Potosí por los cooperativistas mineros,toma de pozos en Santa Rosa,paro del magisterio urbano y rural.Está claro que el país se vuelve cada vez más ingobernable.Posiblemente hay dos explicaciones para la aceleración de los conflictos: por un lado la economía/inflación que genera descontentos y un ambiente propicio para la aparición de activistas cada vez más radicales.Por otro, la cercanía al Referéndum Revocatorio donde tanto la oposición como el oficialismo buscarán debilitar al enemigo. En ese contexto,las movilizaciones de la Federación de Cooperativistas de Potosí ya lleva varios días.En su pliego,una de sus reivindicaciones es que no se incorpore el cobro del IVA en los procesos de facturación de los minerales. Después de varios días de bloqueo de caminos cortando la vinculación de la ciudad de Potosí con el resto del país y,según ellos,en vista de que los ministros no se presentaron para negociar,deciden radicalizar sus medidas.Toman las oficinas de la prefectura del departamento y la Corte Nacional Electoral. Finalmente se toma también la oficina de Impuestos Internos y la quema de algunos documentos termina en un incendio de proporciones. La policía decide replegarse.Ya en el pasado el enfrentamiento con los sectores de cooperativistas, en vista de que estos manejan

dinamita,ha tenido consecuencias lamentables.Autoridades de la Iglesia y el defensor del pueblo llaman a mantener la tranquilidad, sin embargo sus pedidos parecen no tener una influencia significativa. En sus demandas no existe articulación con otros sectores sociales,como ser la Central Obrera Regional (COR) o las federaciones de campesinos,inclusive la Federación Nacional de Cooperativistas Mineros tiene su propia política y en este caso parecería sufrir una desmembración con la federación local. El gobierno central señala que es una medida política pero además culpa a los grandes propietarios, especialmente a los dueños de los ingenios,como los promotores de los conflictos y señala que en el pasado estuvieron vinculados a los gobierno neoliberales.Finalmente,y después de días de zozobra,se declara un cuarto intermedio y se abren negociaciones entre los cooperativistas y el gobierno. Usted debe analizar el conflicto como analista político independiente.Tiene algunas preguntas guía. - ¿Cuál es el problema principal? - ¿En qué contexto se desarrolla este enfrentamiento? - ¿Cuáles son los actores y qué intereses tienen? - ¿Qué posiciones tienen los principales partidos políticos? - ¿Qué objetivos tienen los cooperativistas? - ¿Qué escenarios futuros existen?

Ejemplo de uso del Mapa de actores en el Caso 1 Instituciones o sectores

Interés en el tema

Recursos con los que cuenta

Capacidad de movilización

Posición frente al problema

Son altos o bajos. De coyuntura o estratégicos.

Sumario: Financieros, de información, estatus, legitimidad, coerción.

Cuáles y cuántas fuerzas puede movilizar

-Está de acuerdo, apoya activamente. -Está en contra. -Es neutro.

Cooperativistas

Alto Estratégico

Financieros altos Legitimidad parcial Coercitivo alto, por el uso de explosivos

Importante y organizada

Apoya activamente busca eliminar impuesto

Gobierno

Alto Coyuntural

Todos

Débil frente al tema

Busca aumentar importancia, debilitar cooperativistas.

Comité Cívico

Coyuntural

Pocos

Debilitado por pugna

Neutral

Otros, se analizarán de la misma manera

Importancia del tema para la organización

Recursos definen fortalezas

Según sus capacidades de c/u

Muestra posiciones activas

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La política clásica y el análisis neomarxista 1. Raíces del conflicto

Los conflictos han existido desde que el hombre existe, son parte del desarrollo de la sociedad y ofrecen oportunidades para avanzar como también para los sucesos de violencia y de barbarie. Las raíces se encuentran en: i) la distribución de la riqueza; ii) la pugna entre modelos (ej.: capitalismo vs. socialismo); iii) la disputa entre civilizaciones; iv) las reivindicaciones y demandas sociales.

2. El conflicto tiene dos salidas: política o guerra

El conflicto tiene dos salidas: la política o la guerra, con una serie de matices entre estos dos puntos. Sun Tzu fue un extraordinario filósofo y guerrero chino (435-500 A.C) que ayudó al emperador a unir las diferentes facciones y levantar el imperio chino. En El arte de la guerra señala que el mejor estratega es el que “gana la guerra sin librar una sola batalla”. En ese texto muestra en toda su profundidad la relación entre política y guerra. En definitiva: la política es la opción óptima.

3. El arte de gobernar al servicio del pueblo

La percepción de que la política es gobernar al servicio del pueblo tiene sus raíces en el foro griego, sin embargo Maquiavelo es reconocido como inaugural en la política moderna. Fue un agudo observador de Toscana que escribió un texto ya clásico, El príncipe, donde expone cómo debe gobernar un príncipe al servicio de su pueblo pero al mismo tiempo conservar y reproducir el poder.

3. La estructura económica y el Estado

La idea de que la estructura económica determina las relaciones sociales se la debemos a Marx como desarrollo del debate con los economistas liberales, Smith o Ricardo entre otros. La división en clases y la lucha entre burguesía y proletariado marca un momento en el desarrollo de la sociología y la política. Sin embargo, en el caso boliviano la formación económica y social abigarrada genera una articulación donde los obreros y burgueses, en el sentido estricto, son los pocos, y más bien existen otras formas llamadas de economías rentistas. (Anexo 3).

4. Democracia delegativa y participativa

La democracia se ha identificado con el voto y delega a los elegidos para gobernar y hacer leyes. Se basa en los partidos y tiene en la libertad de prensa su base fundamental. Reivindica el equilibrio de poderes y el estado de derecho. La democracia participativa extiende los derechos y la participación de la sociedad –ya sea individual o corporativa– con el referéndum y la presión en las calles.

5. Ampliando los ámbitos de la disputa

Bourdieu es un cientista francés que desarrolla los ámbitos de la discusión al incorporar a la disputa económica aspectos como: i) la disputa por el capital cultural que permite el acceso a la información y el conocimiento; ii) la disputa por el capital social que son las redes que ayudan y permiten el acceso al poder de determinados miembros de los grupos sociales o étnicos; iii) la disputa por el capital político que es el reconocimiento y la legitimidad que le otorga la ciudadanía a los líderes o a lo político. En ese contexto además se incorpora la disputa por lo simbólico, es decir, por las ideas que se posesionan en la sociedad y ganan las mentes de los individuos y donde los medios de comunicación tienen un poder extraordinario y se han convertido en actores políticos que generan agendas.

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ANEXO 2 /

Caso: ¿Qué viene después del Referéndum Revocatorio?

Después de una profunda crisis y tres gobiernos en cuatro años, en diciembre del 2005 ganó el MAS con el 54% de los votos, el mayor porcentaje que consiguió un candidato a la presidencia en la era democrática en Bolivia. Sin embargo, en seis departamentos fueron electos prefectos contrarios al MAS. El Presidente había recibido la Agenda de Octubre, que planteaba la nacionalización de los hidrocarburos, el reconocimiento de los pueblos indígenas y la realización de la Asamblea Constituyente.Pero al mismo tiempo la demanda de Autonomías era un requerimiento de la sociedad en varios departamentos del país. Efectivamente, el gobierno a los 100 días de su gestión, nacionalizó los hidrocarburos, posteriormente firmó nuevos contratos con las empresas petroleras. Aprobó la Renta Dignidad con un treinta por ciento del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). Dictó un decreto que redistribuye el IDH aumentando los porcentajes a los municipios en desmedro de las prefecturas. En julio del 2006 se realizaron elecciones para constituyentes, pero después de un año no se pudo aprobar la nueva Constitución. La oposición señaló que se habían violado las reglas del juego democrático. Más grave aún que la carta redactada, esto representaba una visión de país con un marcado acento andino céntrico. Al mismo tiempo se realizó el referéndum por las autonomías en cuatro departamentos (llamados después “la media luna”) donde gano el SÍ. En los otros se impuso el NO, sin embargo altos dirigentes del MAS reconocieron que había sido un error estratégico no apoyar dichas autonomías.

Posteriormente se aprobó por los constituyentes del MAS y sus aliados, el Proyecto de Nueva Constitución, en un escenario de violencia donde hubieron tres muertos.A los pocos meses se realizaron referéndums de aprobación de los Estatutos Autonómicos en cuatro departamentos, los que obtuvieron un apoyo mayoritario, con excepción de Pando donde los niveles de abstención fueron altos. Diversas instituciones buscan impulsar el diálogo, entre ellas la Iglesia y la Organización de Estados Americanos (OEA), sin embargo,hasta la fecha,no se ha logrado un consenso.A fines del mes de junio Poder Democrático Social (PODEMOS) aprobó en la Cámara del Senado la Ley para convocar al Referéndum Revocatorio inicialmente enviada desde Palacio,ley que el Ejecutivo sancionó.Así, el 10 de agosto, se realizó ese nuevo acto electoral. La oposición cuestiona la imparcialidad de la Corte Nacional Electoral y el sistema de votación que no señala el cincuenta por ciento más uno –como norma– para revocar a todas las autoridades,sin embargo a los pocos días la CNE aprobó una norma técnica que señalaba que solamente con un 51% por el NO un prefecto podrá ser revocado. En ese contexto, se le pide que realice el análisis de coyuntura. Preguntas guía. - ¿Qué intereses económicos, sociales, culturales se disputan? - ¿Qué grupos o bloques políticos se han construido y cuál es su fortaleza? - ¿Cuáles han sido los principales momentos políticos? - ¿Qué errores políticos han cometido los contendientes? - ¿Qué escenarios o salidas se ven después del Revocatorio?

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ANEXO 3 /

Economía rentista y gobernabilidad4

En Bolivia, la economía basada en recursos naturales, como la plata,el estaño,la coca-cocaína y,actualmente,el gas,ha tenido restricciones por su carácter de enclaves y exportadora de excedentes, y no ha servido para mejorar los índices de crecimiento y menos para conseguir el desarrollo sostenible esperado. Bolivia. Ingresos anuales por minerales, coca-cocaína y gas (1970-1996) Estaño % del PIB % de exportaciones Coca-cocaína* % del PIB % de exportaciones Gas % del PIB % de exportaciones

1970-1980 800 US$ 30 72

1980-1990

1985-1996

600-800 US$ 15-20 30 500US$ 14 12

Fuente: Banco Central de Bolivia. *Propia de las tendencias y estimaciones.

Todos estos indicadores muestran la dependencia de la economía de los recursos naturales y su precariedad para enfrentar los shocks externos,es decir,cuando los precios de las materias primas disminuyen,lo que ha influido en las bajas tasas de crecimiento en los últimos 25 anos,que no ha superado el dos por ciento.Las tasas de pobreza se han mantenido o incluso han aumentado, así como

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los niveles de ingreso per cápita que siguen prácticamente igual que hace 20 anos. Por otro lado, la democracia ha sido restringida por la extrema concentración de los ingresos y las rentas en específicas ramas de la economía,focalizándose,además,en algunas regiones del territorio. Desde el retorno a la democracia, en 1982, y la implementación del modelo neoliberal, en 1985, el sistema político ha sido frágil. A pesar de que se han realizado elecciones cada cuatro años, primero, y cada cinco, después, la democracia liberal, entendida como el balance de poderes entre el Ejecutivo,el Legislativo y el Judicial,solamente ha figurado en la teoría. En las economías rentistas,la riqueza generada por los recursos naturales está concentrada en manos de un grupo relativamente pequeño, una facción que busca preservar sus propios privilegios. Por el contrario, una economía diversificada y un sistema político abierto podrían dispersar su poder y reducir su riqueza.Los “buscadores de renta” comúnmente resisten las reformas económicas y las diversificaciones así como la descentralización, que podría redistribuir las rentas a sus legítimos propietarios,y rechazan la fiscalización y el control social.La corrupción debilita a las instituciones así como debilita al imperio de la ley.Los altos funcionarios del gobierno nacional o departamental aumentan sus ingresos a través del abuso de su poder por el monopolio en la provisión de los servicios públicos o por la distorsión en las leyes en función de sus propios intereses. Los gobiernos al basar sus políticas solamente en extraer la renta tienden a debilitar la gobernabilidad.


Anexo 4 CUADRO COMPARATIVO MODELOS DE ANÁLISIS

MODELO I ACTOR RACIONAL I. UNIDAD DE ANÁLISIS

MODELO II ACTOR ORGANIZACIONAL

MODELO III ACTOR POLITICO

Acción gubernamental o institucional como solución estratégica óptima

Acción gubernamental o institucional como producto organizacional

Acción gubernamental o institucional como resultante de la negociación política

a) Actor

Gobierno como tomador de decisión racional y unitario

Gobierno como conjunto de organizaciones coligadas

Gobierno como una serie de “jugadores” individuales

b) Problema

Un solo problema estratégico

Problemas divididos y repartidos entre organizaciones

Posición, interés y percepción de cada “jugador” político

c) Resultados

Impactados por selección estática

Impactados por localismo organizaciones

Impacto depende del poder de cada jugador

d) Acción

Escogencia racional

Depende de programas y rutinas

Resultante de la negociación política

III. MODELO DE INFERENCIA

Maximizar metas y objetivos

t explicado por t-1. t + 1 estimado por t t= tiempo presente

Negociación entre individuos y grupos

IV. EVIDENCIA

Analizar acción gubernamental desde el punto de vista propio y del gobierno

Examinar acción de acuerdo a programas y rutinas para prever comportamiento del goibierno

Información poco disponible y confusa. Fuente: actores mismos

II.CONCEPTOS ORGANIZATIVOS

1. Julio Sergio Ramírez introdujo el método de análisis de casos, pero además lo complemento con los modelos racional, organizacional y político. 2. Desarrollado por Graham Allison a partir del análisis de la crisis de misiles entre EEUU, la URSS y Cuba. 3. En los países en desarrollo se reconocen tres categorías de renta llamadas renta de los recursos naturales, renta impuesta por un monopolio gubernamental y renta geopolítica, entendida esta última como los recursos que el país consigue de la comunidad internacional a través de alianzas estratégicas o ayuda externa. Esta afecta la gobernabilidad a través de: i) la reducción de los impuestos individuales que son sustituidos por los impuestos o las regalías del petróleo, lo que produce una falta de control por parte de la sociedad en los gastos públicos; ii) la creación de redes faccionales de poder, llamado capital social, pero en este caso basado en el prebendalismo y en la base clientelar que apoya a la facción gobernante; iii) la eliminación de la competencia, hecho que incide en el nivel institucional y en el régimen de derecho. De esa manera, la hipótesis central es que las altas rentas tienden a formar Estados prepolíticos o poco desarrollados, puesto que

corroen los resguardos que permiten un mejor gobierno y el fortalecimiento de la gobernabilidad [Audy 2004:5]. 4. Resumen extraído de Privatisation and decentralisation in Latin America [Lanza, 2006]

Bibliografía Audy, R. M. Patterns of Rent – Extraction and Deployment in Developing Countries Implications for Governance, Economy Policy and performance. Washington D. C.. World Bank. 2004 Bourdieu, Pierre. El campo político. La Paz. Plural editores. 2001. Graham T., Allison. Essence of Decision, Explaining the Cuban Misile Crisis. The Jhon Hopkins University Press. 1975. Hussok, Howard. “The case method”. 2004. http://www.ksg.harvard.edu Marx, Karl. El Capital (Tomo I). Siglo XXI. México. Maquiavelo, Niccolo. El Príncipe. Cochabamba. Editorial educación y cultura. 2001. Sun, Tzu. El arte de la guerra. Buenos Aires. Editorial Tusquets. 1993. Weber, Max. El político y el científico. México. Colofón S.A.. 2001

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Métodos creativos para el análisis de conflictos enfocadas a procesos de reconciliación Tres pasos clave: el análisis creativo del conflicto enfocado hacia el reconocimiento de las partes; su manejo alterno enfocado en la mediación intercultural y la transformación creativa de conflictos para alcanzar la reconciliación. MS. VANESSA

¿Cómo transformamos los conflictos a través del análisis?

E

n el marco del análisis como herramienta para la transformación del conflicto1 tenemos académicos que han trabajado el concepto desde distintas ópticas como Johan Galtung con su propuesta de transformación2 a través del análisis de la violencia como forma de entender el conflicto. En su análisis, Galtung profundiza en la estructura triangular de la violencia3: violencia estructural, cultural y directa, y propone la reconstrucción, reconciliación y resolución como medios para que haya un cambio de percepción de las partes durante el conflicto y se avance hacia una paz cultural, estructural y directa (Galtung, 1998, 2004, 2006). De igual manera, Daniel Nina, con su acercamiento al proceso de transformación a través del análisis, se enfoca en el valor de la memoria histórica, ya que para él “escuchando a las partes y haciendo un proceso de saneamiento personal y transformativo se va a reconocer la diversidad humana”. Es así que utilizando la metodología adecuada para el manejo del conflicto se va a alcanzar transformar el mismo y promover una cultura de integración entre los excluidos y los incluidos (Nina, 2006). Otro abordaje académico importante lo hace Marc Ross cuando habla del análisis del conflicto de naturaleza societal (estado/sociedad), donde afirma que no resolver a tiempo un conflicto humano hace que éste se fosilice en la cultura y de esa forma se vayan consolidando los conflictos irresueltos con un desarrollo ascendente. En este sentido, Marc Ross propone algunos criterios para entender el comportamiento de las sociedades. Inicialmente el análisis a partir de lo subjetivo de las facultades psicoculturales, el análisis de las instituciones de apoyo, de la situación geográfica de la sociedad y la propensión a resolver los conflictos de forma dialogada (Ross, 1995).

Análisis del conflicto en Bolivia En el marco del análisis del conflicto en Bolivia, utilizando como base la búsqueda de la transformación del conflicto, es necesario observar –como reflexionan Johan Galtung (2004), Daniel

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CASTEDO VACA

Nina (2006) y Marc Ross (1995)– las reivindicaciones históricas como bases para la Master en Estudios transformación de los conflictos. En este de Paz, Conflictos y sentido, bajo estas visiones, analizamos la Desarrollo. memoria histórica de Bolivia, basada en Actualmente es su proceso de colonización donde la exInvestigadora clusión y no reconocimiento de la otreDoctoral de la 4 dad boliviana fue un punto importante Cátedra UNESCO que hay que resaltar en este análisis. Luede Filosofía para la go, en los distintos momentos de la histoPaz en la ria del país, las élites sociales han tenido Universidad Jaume un discurso de exclusión, es de esta maI - España. nera que la violencia cultural se vivió desde la colonización hasta nuestros días, generando los conflictos sociales de estas dos últimas décadas. Esta otredad, después de 18 años de movilizaciones (1990 a 2008) –por la tierra, por la dignidad, por el territorio, por el agua, por la coca, por educación y sobre todo por participar en la toma de decisión–, es la que alcanzó en el 2006 el poder, a través de un dirigente sindical, Evo Morales, que busca satisfacer todas las expectativas de sus bases durante su periodo de gobierno. La búsqueda de esta transformación la promueve el gobierno a través de cambios estructurales basados en un programa gubernamental revolucionario y en la conformación de una nueva constitución que reconstruirá el país, reconociendo al otro y


promoviendo su desarrollo. Sin embargo, el no reconocimiento del otro, el resentimiento, la intolerancia y la impaciencia de ambas partes son la base principal para que los cambios no se puedan concretar. Porque cada parte busca imponer la visión del otro. Con esto se iniciaron procesos violentos que están siendo intolerables, generando un estado de violencia y miedo inmanejable. En este sentido, acuñamos la propuesta de Galtung que plantea en su análisis de conflictos enfocado en la violencia, tomando en cuenta los niveles que ha alcanzado el conflicto en Bolivia: La violencia directa5 se da a través de reacciones de parte de algunos sectores que, a partir de su demanda de autonomía (que se presenta en cinco de nueve departamentos bolivianos), dan pie a la intolerancia en el marco de los cambios propuestos. Los cinco departamentos buscan la autonomía para poder manejar sus propios recursos y sobre todo para poder mantener un territorio, unas costumbres y una cultura. Sin embargo, todas las acciones nos llevan a tener una violencia estructural5 basada en la injusticia con el otro y sobre todo con la falta de conciencia y reconocimiento de esta otredad. Finalmente, se puede ver que la violencia cultural6 está afectando a los bolivianos desde distintas percepciones en el conflicto. Para cambiar esta situación es necesario –según Galtung, Nina y Ross– establecer un proceso metodológico que nos lleve a la transformación del conflicto. Entendiendo como lo hace Galtung (el conflicto es el proceso), se propone la siguiente metodología de análisis de conflictos hacia la transformación creativa del mismo. Este modelo de análisis creativo se basa esencialmente en las propuestas que hace Galtung con relación a la transformación de los conflictos en el marco de la reconstrucción, reconciliación y resolución (Galtung, 1998), y en las propuestas de Nina (Nina, 2006), cuando enfatiza en los procesos de reconocimiento de la memoria histórica7 de los colectivos sociales. En este sentido, desde la lógica del conflicto en Bolivia, la propuesta va a estar

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enfocada hacia el reconocimiento de las partes, la restauración de los daños a través de metodologías de abordaje de conflictos y, finalmente, la reconciliación orientada a la transformación creativa del conflicto. Según Nina “se reconcilian las diferencias para armonizarlas y se vive dentro de un discurso de lo que es plural, lo que es múltiple, no se reconcilia para imponerse uno sobre el otro, o una práctica sobre la otra” (Nina, 2006: 340). En este sentido, trabajar sobre las memorias, “haciendo un proceso de saneamiento personal y transformativo para reconocer la diversidad humana” (Nina, 2006: 340) es importante en el proceso que está viviendo Bolivia.

Metodología de análisis en el caso de Bolivia Primer paso: Análisis creativo del conflicto enfocado hacia el reconocimiento de las partes: Inicialmente se deben reconocer8 a los actores, escuchar a ambas partes, generar empatía y establecer un objetivo general. Esto se debe realizar con recursos económicos que representen la neutralidad de la acción y la imparcialidad de los actores con el objetivo de restaurar lo destruido y promover la construcción de un nuevo país. Segundo paso: Metodología de manejo alterno de conflictos enfocada a la mediación intercultural para restaurar los daños:

Proceso de análisis creativo del conflicto

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Esta parte del proceso llevará a los actores a establecer una metodología de manejo del conflicto, por tanto, los actores crearán su espacio de legalidad y legitimidad que promoverá la construcción de confianza entre los mismos. La recomendación en esta parte del proceso es crear condiciones mínimas, con facilitadores multiculturales que deben representar a los tres pueblos y actores del proceso. Los representantes comunitarios van a poder llegar a sus comunidades sin problema, y los otros sectores al conjunto del país. Los procesos alternos son una forma viable que puede promover la participación de todos en el mismo, especialmente si se trabaja a nivel de mediación en procesos multiculturales, donde se busca, a través de la negociación, restaurar los daños y responder a las demandas de los distintos sectores. Tercer paso: Transformación creativa de conflictos para alcanzar la reconciliación: El proceso de reconciliar la historia es una forma de promover el reconocimiento del otro, de reconocer que existen diferencias y similitudes. Por tanto, es importante escuchar las historias de vida, como apunta Nina (2006), promover espacios de diálogo y debate respecto a la forma en que se debe enfocar el futuro de Bolivia. Todo esto teniendo en cuenta lo que apunta Lucía Alonso Ollacarizqueta (Alonso, 2004):

encauzar hacia un nuevo enfoque de un triángulo virtuoso desde el concepto de paz (Galtung, 2004: 23-24). El triángulo de paz directa que se transforma en la cooperación, la amistad y el amor; la paz estructural como una relación simbiótica y equitativa; la paz cultural que a través de la socialización no violenta de las culturas nos permitirá alcanzar la igualdad y la equidad que se necesita para establecer la paz. “La Paz, por su contenido pragmático y normativo, puede ser concepto relevante para el análisis e interpretación de los fenómenos históricos, para estudiar el pasado, reconocer el presente y buscar futuros más justos” (Muñoz, 2004: 29). En este sentido, si valoramos al otro y respetamos el lugar que tiene en la sociedad, sin resentimientos y exclusiones, entonces se va poder alcanzar el nivel social y político que se requiere para restaurar los hechos y reconciliar a las partes a través de un diálogo sincero y transparente. Finalmente, esta metodología nos propone generar confianza, aprovechando la interdependencia de los actores y sobre todo el interés de aprender a convivir en un país que está en la búsqueda de la paz9.

Etapas del proceso de transformación creativa del conflicto:

“La reconciliación es un proceso, en tanto en cuanto supone evolución, o sea el paso de una situación a otra.Y es relacional porque implica trato, esto es relación entre personas; y por extensión entre distintas “partes” de una misma comunidad, o entre comunidades; entendiendo por comunidad una agrupación de personas que comparten un espacio, y en ocasiones un acervo, bajo unas “reglas de convivencia” (organización social) y se sienten vinculadas unas a otras”. De esta manera, en esta etapa, para alcanzar un proceso de reconciliación como se dijo anteriormente, se debe buscar espacios de diálogo y reconocimiento para transformar, esto a través de la diversidad y la pluralidad el triángulo desvirtuoso de violencia directa, estructural y cultural de Galtung ( 2004:10). La transformación del conflicto desde este abordaje teórico se va a El cuadro continúa en la página siguiente

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arte, y las ciencias en sus diferentes manifestaciones, que justifican o legitiman la violencia directa o la estructural. Este tipo de cultura hace que los otros dos tipos de violencia parezcan correctos o al menos no equivocados (Galtung, 2006). 8 Nina toma en cuenta los conceptos de memoria fragmentada porque ésta crea los discursos de los excluidos y los incluidos y de igual manera analiza el concepto de memoria colectiva, como un discurso de transformación del Estado hacia una nueva reinterpretación de la historia (Nina, 2006: 340). Estos conceptos son importantes en el análisis del conflicto y el tercer momento hacia la transformación creativa del conflicto. 9 El reconocimiento supone, por un lado, que las partes toman conciencia de que están en una relación que otorga a cada cual determinados rasgos o signos identitarios. Además, el reconocimiento del otro como parte del conflicto es importante para que se de un coprotagonismo. (Suárez en Giménez, 2001). 10 Para Ross, vivir en paz es vivir en conflictos, la clave es saber administrarlos para que se transformen constantemente (Ross, 1995).

Bibliografía Fuente: Elaboración propia 1 Para Galtung hay un discurso corriente sobre el conflicto en los medios de comunicación, entre los investigadores y la gente en general, donde éstos lo conciben como un organismo con nacimiento, crecimiento hasta un punto de inflexión y después un declive, hasta que al final el conflicto se extingue. 2 El punto de partida de Galtung es que el conflicto es obvio en la sociedad pero no la violencia —la guerra es una de sus manifestaciones— y por

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tanto, el conflicto no necesariamente tiene que finalizar en violencia física y verbal. El fracaso en la transformación del conflicto es lo que conduce a la violencia. La violencia, daña y destruye, pero esos efectos se extienden más allá de los daños visibles como muertes, heridos, refugiados o destrucción material. Para Galtung esta es la fórmula de la violencia: violencia = violencia directa + violencia cultural + violencia estructural (2006). Para Nina el concepto de otredad está entendido en el sentido en que la modernidad nos planteó un proyecto, que como mínimo era emancipador y liberador. Según el autor, a la modernidad hay que verla desde distintos matices, en particular desde la relación entre el mundo central y el mundo de las periferias donde se constituyó la otredad. No obstante esto –la modernidad como discurso y práctica de transformación del orden dominante– no se impuso de forma uniforme alrededor del planeta, ahí radica la gran contradicción del proyecto de modernización de la propia modernidad (Nina, 2008). La violencia directa, según Galtung, es un acontecimiento. La violencia, a diferencia del conflicto, es una conducta y puede observarse más fácilmente; el conflicto es más abstracto (Galtung, 2006). La violencia estructural como la violencia indirecta originada por la injusticia y la desigualdad como consecuencia de la propia estructura social, ya sea dentro de la propia sociedad o entre el conjunto de las sociedades (alianzas, relaciones entre Estados, etc.) (Galtung, 2006). Violencia cultural: para Galtung los aspectos de la cultura se ven materializados por medio de la religión y la ideología, el lenguaje y el

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Alonso Ollacarizqueta, Lucía. “Reconciliación” en López, Mario, Enciclopedia de paz y conflictos, Granada, Instituto de la paz y los conflictos y Universidad de Granada, 2004. Galtung, Johan. Tras la violencia, 3R: Reconstrucción, Reconciliación y Resolución, País Vasco, Gernika Gogoratuz, 1998. Galtung, Johan. Violencia Cultural, País Vasco, Gernika Gogoratuz, 2004. Galtung, Johan. “Trascender los conflictos. La perspectiva de Johan Galtung” en Revista Futuros No 13. 2006 Vol. IV, http://www.revistafuturos.info, septiembre 2008. Giménez, Carlos. “Modelos de mediación y su aplicación en Mediación intercultural” en Revista Migraciones N.10, México, Universidad Pontifica de Comillas, 2001. Muñoz, Francisco. “Pax” en López, Mario, Enciclopedia de paz y conflictos, Granada, Instituto de la paz y los conflictos y Universidad de Granada, 2004. Nina, Daniel. Mediación: Teoría y Práctica, San Juan, SITUM. 2006. Nina, Daniel. (2008): “Urgencias: Desatender al Derecho para reivindicar la justicia social”, ponencia del 6to Coloquio Académico, Ni una vida mas para la toga: Movimientos Sociales, Crisis de Legitimidad y la [Des]Obediencia al Derecho, Mayagüez – Puerto Rico, Facultad María Eugenio de Hostos, http://www.hostos.edu/index.php?option=com_content&task=view&id= 547, 2008. Nina, Daniel. “Cuando el cuerpo del delito dice no participo: Problematizaciones en torno a la justicia retributiva y justicia restaurativa” en la revista de la Facultad María Eugenio de Hostos, Barco de Papel, Vol. II, No 2, http://www.hostos.edu/index.php?option=com_content&task=view&id= 348, Septiembre 2008. Ross, Marc. La cultura del conflicto, Barcelona, Paidos, 1995. Rubio, Alfredo. “22 historias clínicas —progresivas— de realismo existencial”, Edimurtra, 1ª edición, Barcelona, 1981, en http://www.realismoexistencial.org/re_ogenesis.pdf, septiembre 2008.


Herramientas para el análisis político Para realizar un análisis de situación es preciso situar el proceso político en un contexto de crisis y transición estatal que implica cambios en el patrón de desarrollo, en el modelo de dominación, en la distribución territorial del poder y en las identidades sociales. FERNANDO

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ara realizar un análisis de situación en un escenario conflictivo es aconsejable partir considerando que el conflicto es constitutivo del orden social y político. Es decir, el conflicto es inherente a la realidad puesto que es resultado de una tensión irresuelta entre “la sociedad” –sintetizada en el Estado–, que tiende al orden estático y a la homogeneización de las prácticas sociales, y “lo social”, que se expresa en la emergencia continua de nuevas prácticas y comportamientos que exceden los límites impuestos por el orden establecido. También tiene que ver con la existencia de relaciones asimétricas entre los sujetos individuales y colectivos debido a la escasez de bienes o a la distribución desigual de los recursos, sean materiales o simbólicos, en disputa. Lo conflictivo, pues, está en la naturaleza de las cosas y no debe ser considerado algo excepcional. Lo que no es habitual es que el conflicto se manifieste de manera recurrente a través de la violencia o que se extienda y agudice al grado de poner en riesgo las pautas de convivencia de una comunidad. Ese es uno de los cambios más llamativos que está viviendo la sociedad boliviana en los últimos años, el sello peculiar de la época es que los conflictos están motivados por razones, cálculos y disputas políticas. No es, como en otros países, una consecuencia del incremento del crimen que provoca inseguridad ciudadana, ni se trata del accionar terrorista que instala el miedo cotidiano. En los últimos años, en Bolivia se ha modificado la trama de la conflictividad, sus ámbitos de manifestación e inclusive los ritos y la retórica que la acompañan; su exacerbación polarizada y diseminación en la sociedad civil es el dato más preocupante. Una pista explicativa de este fenómeno tiene que ver con el hecho de que, desde principios de la presente década, la sociedad boliviana se encuentra en un proceso de transición estatal que implica una modificación en las relaciones entre Estado, economía, política, cultura y sociedad. Y mientras no concluya este proceso, los desajustes –y, por ende, las situaciones de conflictividad– serán permanentes. Por esto, para realizar un análisis de situación, es preciso situar el proceso político en un contexto de crisis y transición estatal que implica cambios en el patrón de desarrollo, en el modelo de dominación, en la distribución territorial del poder y en las identidades sociales. Aparte de tomar en cuenta el contexto histórico más amplio –lo que se conoce como larga duración–, situando los hechos en fases o ciclos estatales, el análisis político debe superar dos

MAYORGA UGARTE

desafíos para adquirir cierto grado de verosimilitud: el súbito anacronismo y la Sociólogo con inercia normativa. Para soslayar el súbito doctorado en anacronismo es preciso evitar la circunsciencia política. cripción del análisis a la inmediatez de los Actualmente es acontecimientos y al mero recuento desdirector general del criptivo o a la valoración subjetiva de los Centro de Estudios hechos; o sea, debe prestarse atención al Superiores carácter procesual del hecho político, lo Universitarios que implica adoptar una lectura diacróni(CESU) de la ca, no meramente sincrónica ni anecdótiUniversidad Mayor ca, del fenómeno en cuestión para situarde San Simón. lo en una historia (como señaló Roland Barthes: un efecto del “mito” moderno, o de la ideología en general, es la deshistorización de los hechos sociales). Para no caer en la inercia normativa es preciso dejar de lado modelos ideales –del tipo “estado de derecho”, “gobernabilidad democrática” o “revolución democrática y cultural”– y no juzgar los hechos por su lejanía o cercanía respecto a criterios normativos (más errada es la explicación a través de las carencias, al estilo de “no tenemos espíritu cívico, ni conciencia ciudadana”, para explicar el comportamiento de los actores sociales). No está demás decir que una versión perniciosa de ambas tendencias es la preferencia ideológica o la adscripción voluntarista por determinado actor, proyecto o posición. Cuando existe este sesgo es necesario que el investigador realice una mirada introspectiva para tener claridad sobre sus filias –o fobias– respecto a los temas y sujetos involucrados en el conflicto. Con estos recaudos podemos avanzar en el esbozo de algunas herramientas metodológicas para analizar el estado de situación de un escenario conflictivo. Así, es necesario comprender que una situación política cualquiera –y más aún una coyuntura de conflicto– forma parte de (o se dilucida en) un proceso decisional, porque la política es básicamente un proceso de toma de decisiones sobre diversos tópicos o temas, de mayor o menor importancia, involucrando una serie de elementos y factores que esbozamos a continuación. El punto de partida es considerar que en todo conflicto/proceso decisional intervienen actores que se mueven de acuerdo a ciertas reglas y en determinados escenarios desplegando estrategias discursivas y utilizando recursos de poder para alcanzar sus objetivos. Veamos cada uno de estos componentes: actores,

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reglas, escenarios, recursos de poder y estrategias discursivas. La elaboración de un mapa que incluya estos elementos permite encarar el estudio de una coyuntura o situación. Para ilustrar el uso de estos elementos teórico-metodológicos realizamos, a manera de ejemplo, un análisis del conflicto político que vivió el país en septiembre de 2008. 1. En un conflicto entran en juego diversos actores entre los cuales es preciso distinguir a los actores estratégicos, esto es, aquellos sujetos (personales o colectivos) que tienen capacidad para provocar/resolver un conflicto y cuentan con aptitud para encauzar/vetar su solución. Esas capacidades y aptitudes provienen de la disponibilidad de recursos de poder de diversa naturaleza, sean materiales o simbólicos. Los recursos materiales son tangibles (como dinero, fuerza física e infraestructura), los simbólicos son intangibles (como valores, convicción, ideología). Esta disponibilidad varía, obviamente, si se actúa desde el Estado –en cualquiera de sus niveles: nacional, departamental, municipal– o desde la sociedad civil, de acuerdo al grado de consistencia organizativa y capacidad de movilización. En torno a los actores estratégicos se conforman coaliciones cuya composición varía en el transcurso del conflicto de acuerdo a las demandas en juego. Existen demandas de baja agregación –por ejemplo, reivindicaciones sectoriales– que tienen una limitada capacidad de articulación de actores, y existen demandas de alta agregación –por ejemplo, la democracia– que convocan a múltiples sujetos. Es útil esbozar las coaliciones articuladas en torno a los actores estratégicos para evaluar el grado de disponibilidad de recursos de poder porque en el transcurso del conflicto se modifican los lazos entre actores estratégicos y sus aliados, variaciones que dan cuenta del desarrollo cambiante del proceso político. En septiembre de 2008, los actores estratégicos son el gobierno y los prefectos

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opositores, con la figura presidencial con capacidad de veto y poder decisorio para dirigir el curso de las negociaciones. La reducción del número de actores individuales –en este caso, el vicepresidente y el prefecto de Tarija– facilitó la definición de la agenda de negociación. En torno al gobierno y los prefectos se formaron coaliciones “nacionales”; en el primer caso, los prefectos y comités cívicos organizados en el Conalde (Consejo Nacional Democrático); en el lado oficialista, el partido de gobierno y los sectores sociales que apoyan sus acciones pusieron en funcionamiento el Conalcam (Coordinadora Nacional por el Cambio). Estas coaliciones no son monolíticas ni todos sus componentes actúan de manera convergente. Por ejemplo, la Unión Juvenil Cruceñista y los Ponchos Rojos son parte de las coaliciones y su accionar influye en las estrategias de los actores relevantes. En este caso, sobresale la actuación de actores externos los presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) para propiciar el diálogo, empero, su participación en las negociaciones se limita a un rol de “testigos” o “garantes”. 2. Los actores orientan su comportamiento en función de reglas, pautas o normas que incentivan o inhiben las conductas. Ninguna interacción social se despliega al margen de reglas porque éstas proporcionan sentido a las acciones, aunque es preciso distinguir entre reglas formales y pautas informales, y evaluar cuáles tienen más peso a la hora de orientar el comportamiento de los protagonistas. En ambos casos, las reglas forman parte del repertorio o las herramientas que los protagonistas utilizan para desplegar sus acciones, por lo tanto, debe evaluarse su peso específico en cada circunstancia o momento del conflicto y el lugar que ocupan en la estrategia de los actores. En general, las reglas formales tienen carácter jurídico y las reglas informales remiten a la cultura política y no están escritas. Su alcance es disímil puesto que una ley por ejemplo la Constitución Política del Estado– tiene carácter vinculante para toda la sociedad, en cambio, una costumbre o tradición –como el clientelismo o el compadrazgo– se circunscribe a quienes la aceptan como válida. En una situación de conflicto se produce una superposición o una imbricación entre reglas formales y pautas informales que es preciso deslindar para definir su influencia específica en la conducta de los actores estratégicos. En una sociedad donde la institucionalidad política es débil y el grado de racionalización y/o colonización es precario, las reglas informales juegan un papel muy importante, sobre todo en el desarrollo del conflicto. Cuando se utiliza la metáfora local de “la política en las calles” (Fernando Calderón dixit) se está prestando atención a códigos de cultura política que están al margen o exceden los espacios formales e institucionales reglamentados por normas jurídicas. Es decir, en un contexto de precariedad institucional formal, las pautas informales son muy importantes –al estilo de “hasta las últimas consecuencias”–, y más aún si en algunas circunstancias el conflicto se produce en torno a las reglas y su validez.

Finalmente, en la mayoría de los casos, sino en todos, un conflicto se inicia a partir de la impugnación a una regla formal que involucra el rol del Estado –se cuestionan sus consecuencias, se critica su impacto, se evalúan sus resultados– y concluye con una ratificación o una modificación de la norma jurídica. A la conclusión de un conflicto, con o sin negociación, se define la institucionalización de las demandas en juego porque su atención depende de la respuesta del Estado. En septiembre de 2008 se definieron los procedimientos para la negociación y la agenda de temas combinando reglas formales e informales. La toma de instituciones públicas y el estado de sitio fueron los recursos de poder que utilizaron los opositores y el gobierno; en el primer caso, al margen de la ley. El acuerdo sobre procedimientos implicó la devolución de las entidades públicas, pero no el levantamiento de la medida de excepción. Entre los temas sobresale el tratamiento de normas jurídicas: nueva Constitución Política del Estado y estatutos autonómicos, cuya “compatibilización” es la fórmula del acuerdo. Es decir, se trata de un conflicto en torno a normas jurídicas y su alcance, porque las reglas definen, entre otras cosas, el acceso a recursos de poder.

En general, las reglas formales tienen carácter jurídico y las reglas informales remiten a la cultura política y no están escritas. Su alcance es disímil puesto que una ley por ejemplo la Constitución Política del Estado 3. Los conflictos y procesos decisionales tienen un lugar de realización, acontecen en un ámbito determinado, un espacio en el que intervienen los actores relevantes para desplegar sus estrategias. Los escenarios en los cuales se desenvuelve un conflicto o se toman decisiones son fundamentales porque su carácter y complejidad inciden en el desarrollo del conflicto y las posibilidades de su resolución. Existen escenarios institucionales que contienen actores y reglas específicas como es el caso del parlamento y, por ende, el comportamiento de los protagonistas es más previsible que en un escenario no institucionalizado, como “la calle”. Es evidente que un escenario informal es voluble, empero, los escenarios institucionales tampoco son estáticos y su pertinencia para procesar un conflicto o asumir una decisión es variable. Es decir, la importancia de un escenario institucional depende de la relación de fuerzas entre los actores que operan en su seno, por lo tanto, en una análisis de situación es necesario esbozar

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los escenarios y la importancia relativa de los actores en cada uno de ellos. Asimismo, es importante evaluar el papel de cada escenario en los diversos momentos del conflicto o del proceso político. Algunos escenarios políticos son más complejos porque involucran diversos espacios institucionales como el parlamento y el Tribunal Constitucional, o el poder ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia. En otras circunstancias, involucra diversos niveles: locales, regionales y el nacional, poniendo en juego una multiplicidad de instituciones, reglas y actores. En el análisis de situación es conveniente deslindar los escenarios decisivos y los escenarios circunstanciales, así como definir los momentos en los cuales un escenario adquiere mayor importancia. En septiembre de 2008, el conflicto se procesó en un escenario informal: una “mesa de negociación” entre actores estratégicos con la presencia de “testigos” y “garantes”, locales y extranjeros. Una de las razones del conflicto fue el rechazo a la emisión de un decreto presidencial que convocaba, entre otras cosas, a un referéndum para aprobar una nueva Constitución Política del Estado trasladando la continuidad del proceso al escenario electoral. Una vez establecido el acuerdo entre actores estratégicos, las decisiones asumidas en ese espacio informal deben traducirse en decisiones en ámbitos institucionales, por ejemplo, en la Asamblea Constituyente para modificar el proyecto de nueva Constitución Política del Estado, y en el parlamento para convocar al referéndum constitucional. Se pueden incorporar otros escenarios en el análisis –la ciudad de Santa Cruz de la Sierra cercada por sectores sociales afines al gobierno o el más complejo escenario mediático–, pero el punto clave es definir el escenario decisivo, aquel donde operan los actores estratégicos, y delimitar los momentos de variación de su importancia o de desplazamiento hacia otro(s) escenario(s). 4. Cada actor despliega una estrategia discursiva que se asienta en una racionalidad a partir de la cual define sus metas y la utilización de recursos de poder. Es racional porque establece una relación entre medios y fines. Esta estrategia delinea los escenarios de intervención y selecciona las reglas formales e informales. Una estrategia discursiva no es explícita, requiere ser elaborada por el investigador a partir de las emisiones discursivas –coloquiales o convencionales– de los protagonistas porque existen mensajes explícitos e implícitos, es

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decir, es necesario “leer entre líneas” los discursos de los actores estratégicos. También hay que distinguir a qué audiencia está dirigido el mensaje o la declaración (por ejemplo, a los aliados o a los opositores, aunque estén orientados a la “opinión pública”), porque el tipo de interlocutor o destinatario influye en el sentido del mensaje. Además, cada mensaje se sitúa en un entramado porque ningún discurso se entiende sino como parte de un espacio de interdiscursividad, es decir, un ámbito donde se interrelacionan varios discursos. Por ende, el sentido o significado del mensaje no es lineal, sino que depende de su combinación con otros discursos y el receptor puede “interpretar” los diversos sentidos que ofrecen los discursos de los actores del conflicto. Asimismo, es necesario prestar atención a las variaciones en los discursos y, también, a la manera en que los discursos se adaptan a las modificaciones en el conflicto proporcionando determinado significado a los hechos. Por eso hablamos de estrategia discursiva, para dar cuenta de las modificaciones de sentido en los discursos en el transcurso del conflicto. En septiembre de 2008, las estrategias discursivas del gobierno y los prefectos opositores estuvieron orientadas a articular la democracia y la legalidad a sus argumentos. La disputa en el espacio de interdiscursividad fue y es en torno a la articulación de la democracia y a las propuestas del oficialismo y la oposición. Antes de la toma violenta de instituciones en Santa Cruz y la masacre de campesinos en Pando, el discurso del Conalde se sustentaba en la defensa de la legalidad al cuestionar el decreto presidencial que convocaba a referéndum dirimidor y constitucional, así como a la elección de subprefectos y asambleistas departamentales. Este decreto se justificó con el argumento de la victoria electoral de Evo Morales en el referendo revocatorio con 67% de votos. Después de esos sucesos violentos, el gobierno denunció un intento de “golpe civil” y su discurso se sustentó en la defensa de la democracia y la institucionalidad estatal. De esta manera, la delimitación y caracterización de actores, reglas, escenarios, recursos de poder y estrategias discursivas permite evaluar un acontecimiento, una situación y un proceso. Obviamente esto exige disponer de información pertinente y, sobre todo, como aconseja Umberto Eco a propósito de los discursos en general, de una “lectura inteligente” más que de la aplicación mecánica de estas pautas metodológicas.


MANO A MANO

En esta entrevista la chilena Marta Lagos hace un diagnóstico de la democracia en Latinoamérica, donde resalta los avances en este tema en varios países. Además, analiza el caso boliviano, pues nuestro país registró una de las alzas más altas de apoyo a la democracia en los últimos tres años. Nos interesa conocer la percepción sobre la democracia en América Latina ¿hemos mejorado en este sentido? Absolutamente, América Latina avanzó muchísimo. En primer lugar hemos tenido cinco años de crecimiento económico, por primera vez en los últimos 30 años se recupera los niveles de pobreza que se tenían en los años 80, disminuye la pobreza a 200 millones de habitantes, solamente hay 90 millones de indigentes. Es decir, se puede hacer una extensa lista de las cosas buenas que han sucedido en los últimos siete años. Sin embargo, podemos observar en el informe de Latinobarómetro que el apoyo a la democracia baja cuatro puntos en la región desde el 2006, con excepción de cinco países, entre ellos Bolivia, que sube cinco puntos. ¿Qué nos puede comentar al respecto? Cuando se habla del concepto de baja, siempre tiene que hablar del alza. Lo que sucedió es que el año 2006 hubo 11 elecciones -14 elecciones si se consideran las que existieron en diciembre de 2005-. Cuando en 18 países cambian 14 gobernantes inevitablemente se producen “lunas de miel”, entonces el resultado del 2006 es consecuencia de estas “lunas de miel” de las elecciones, la única elección que no se incluye en la medición del 2006 es la del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que se da en octubre. Después de las elecciones hubo este fenómeno de “luna de miel” donde la gente

LA TEMPERATURA DE LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA JORGE MERCADO,

ESPECIALISTA SOCIOPOLÍTICO Y

MARTA LAGOS, DIRECTORA

dijo que el mundo será mejor y el año 2007 se dio cuenta que estos señores no son magos y que la realidad es un poco más ruda de lo que se espera, entonces naturalmente se produce una baja que no cambia la modalidad. En los últimos 12 años el apoyo a la democracia se ha mantenido prácticamente estático, con pequeñas alzas y bajas que no hacen cambiar la tendencia de que alrededor de la mitad de la región la apoya. A pesar de no existir cambios en la tendencia, ¿existen factores que puedan originar modificaciones en el apoyo a la democracia? El crecimiento económico no produce alza, la baja económica no produce baja, significativa ni permanente. Las reformas no han producido mejorías… ¿qué es lo que está produciendo la diferencia? Las revoluciones, los procesos de cambio que están sufriendo países como Bolivia, Ecuador, etc., son los que están originando los cambios hacia la democracia. Bolivia y Ecuador presentan las más altas alzas de apoyo a la democracia en los últimos tres años, precisamente porque

DE

LATINOBARÓMETRO

están en cambios refundacionales, estructurales, no reformas, porque Chile es el campeón de las reformas y en Chile el apoyo a la democracia ha bajado diez puntos en los últimos tres años. No tiene ninguna congruencia, lo lógico es que si las cosas están mejor, la gente está más contenta y brinda más apoyo a la democracia, pero no es así; porque el que nace pobre, el que nace en el lugar equivocado, no está incluido en la sociedad y eso no ha sido cambiado mediante reformas en esta democracia, eso es lo que los bolivianos están tratando de cambiar con esta revolución o como quiera llamarse este proceso. Hoy día los bolivianos creen que todo va a cambiar en el futuro y por ello el apoyo a la democracia se va hasta las nubes, aumenta 20 puntos, y la satisfacción con el gobierno también aumenta, porque mientras en gobiernos anteriores se registraron apoyos muy bajos, en el actual gobierno se genera la expectativa de cambio. Otra cosa son los problemas institucionales del cambio, que no tienen nada que ver con la expectativa…

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LA TEMPERATURA DE LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA

Con referencia a los problemas institucionales, usted habla de instituciones muertas, menciona a Emile Durkheim y su sistema de valores. ¿Qué nos quiere decir con esto? Durkheim dice que las instituciones pueden haber muerto hace muchos años y que uno no las observa sino muchos años después. Es decir, muchas veces los fenómenos sociales se observan muchos años después de que sucedieron, entonces nadie pudo anticipar la caída del Muro de Berlín, pero hoy día somos todos generales después de la batalla. A muchos fenómenos no se les dio la importancia que merecían y por tanto no se pudo anticipar la caída del Muro, actualmente se analizan estos fenómenos, pero cuando estaban sucediendo nadie les daba la importancia que deberían tener. ¿Bolivia está ante un “Muro de Berlín”? Esa es la pregunta, es muy posible que sea así. Es posible que estemos ante un fenómeno que no sabemos de qué dimensión es. Yo he escuchado aquí una cantidad astronómica de conflictos, problemas institucionales, raciales, legales, de legitimidad, etc., la suma de estos problemas te dice que el Estado no está funcionando y que está siendo sustituido. No conozco ningún otro caso similar, y por lo tanto todo lo que les está sucediendo es único y el resultado puede ser único también. ¿Es necesaria la crisis para consolidar la democracia? Pasa lo siguiente: la democracia no se ha consolidado en ningún lado, porque los cambios que se han producido no son los cambios que la gente espera, entonces da la impresión de que es necesaria la crisis para consolidar los cambios y sin crisis parece que no existirá una consolidación. Si hay crisis quiere decir que las cosas se están moviendo, a pesar de que la palabra crisis puede resultar negativa intentemos ver el vaso mitad lleno y no mitad vacío. Si ya existe la crisis hay que enfocarse en cómo salir de ella para que el resultado sea positivo. Bolivia está en un punto de quiebre. La suma de los conflictos existentes es de tal magnitud que uno puede decir que esto

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Marta Lagos es la directora fundadora de la Corporación Latinobarómetro. Encuestadora de profesión, ha realizado encuestas desde 1984 en el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC), donde fue directora desde 1990 hasta 1993. A partir de 1994, forma su propia empresa de estudios de mercado y opinión en sociedad con la multinacional MORI de Gran Bretaña. En el campo académico, es autora del Barómetro de CERC que monitorea la transición chilena desde 1987 hasta hoy día, así como de numerosas publicaciones. Ha anticipado correctamente el resultados de las elecciones presidenciales en Chile desde 1988.

puede resultar un éxito y ser pionero en el mundo, o puede resultar en una guerra, donde toda esta gente que no quiere ponerse de acuerdo termine matándose, como sucedió en Serbia. ¿De qué depende el resultado de este proceso? Están en un punto de quiebre, están las voluntades de cada cual, si aquí no hay voluntad de cada cual para ceder algo, para ponerse de acuerdo, para sentarse a una mesa, para conversar el uno con el otro, no hay solución a la crisis, porque la democracia es un mecanismo de solución de conflictos. Esto no depende del señor Evo Morales, dejó de depender de él, depende de cada uno en este momento, porque el señor Morales no tiene el poder para cambiar las voluntades, es un poder extremadamente limitado, el poder de la sociedad es el que está produciendo esta crisis. ¿Esta gran expectativa puede ser motor de una gran decepción?

Sí, puede ser un globo que se desinfla o que explota y puede ocurrir pasado mañana si no ocurren los hechos que la gente espera que sucedan. El informe de Latinobarómetro muestra que la democracia se valora más en aquellos países en que se están viviendo procesos de cambios profundos.En el caso de Bolivia ¿se puede esperar que los cambios en este país influyan en la región? Sin duda, todo el mundo los está observando, si les va bien luego vendrán a preguntarles cómo lo hicieron y cómo se puede repetir. Eso pasa siempre con el éxito y lo más probable es que ustedes mismos contesten que no saben cómo lo hicieron, así nos pasó en Chile. Su trabajo diferencia claramente a los datos de crecimiento económico de los datos de desarrollo. ¿Bolivia apuesta al progreso sólo a partir del crecimiento o está buscando desarrollo? El crecimiento y el desarrollo son cosas totalmente distintas. Creo que Bolivia, como todas las sociedades, está buscando desarrollo, el problema es que unos no avanzan y otros sí. Considero que en este momento se encuentra en un punto de quiebre, donde puede dar un gran salto al desarrollo si se toman las decisiones correctas o se puede quedar estancada. Es como estar en un match point en Wimbledon y Bolivia es Nadal quitándole el triunfo a Federer. ¿Cómo está percibiendo la democracia el boliviano en nuestro país? Muy bien, mucho mejor que en muchos países, tiene una gran expectativa en la democracia. Para analizar la realidad latinoamericana no se puede aplicar un modelo matemático. ¿Existen aspectos comunes en la problemática y realidad política de la región? Sí, existen los llamados consensos negativos, como la desigualdad, la exclusión, la discriminación, la pobreza, el racismo, etc., que son los fenómenos comunes que unen, más que los positivos, a América Latina. Es un pueblo que se siente discriminado, desigual, donde existe la mayor desigualdad del ingreso en el mundo.


MANO A MANO

cracia donde a la persona que lo hace mejor le va mejor. En Latinoamérica no es así, dependerá de quién eres para definir cómo te irá. El fracaso de lo que podría mal llamarse economía de mercado está haciendo que se opte por fortalecer empresas estatales. ¿Qué opina al respecto? Bueno, Chile nacionalizó su cobre a un precio infinito y se ha demorado 30 años en recuperar el costo de la nacionalización. Todo tiene un costo en la vida, la pregunta es: ¿cuál es el costo para Bolivia de haber hecho lo que hizo? Y esa respuesta la puedo dar en 30 años más. Hoy día Chile ya dejó de ser el país mayor productor de cobre del mundo y la Corporación Nacional del Cobre tendrá que ser vendida a las empresas privadas porque el Estado no va a poder sostenerla, entonces es un ciclo muy corto, donde

evidencia que diga que esto posible? Está la evidencia contraria, pero no la evidencia positiva El informe muestra un traspaso de la restricción a la elección mientras mayor sea la calidad democrática. ¿No es peligroso circunscribir a la democracia sólo en procesos electorales? No, la democracia es una libertad, la libertad material, social, intelectual, política, económica, cultural, es una larga lista de libertades. Constituye un conjunto de elecciones y eso es lo que el ciudadano quiere, pues quiere definirse a sí mismo en un marco regulatorio conocido que tenga legitimidad, que sea confiable, que sea anticipable, que sepa lo que va a sucederle y que tenga oportunidades. Que su vida no dependa de dónde nace o del color de piel que tenga, esa es la democracia.

la gente pobre no recibió ganancias de este proceso y en Bolivia puede pasar lo mismo. En el caso chileno, el dinero proveniente de la explotación de un mineral no ha podido resolver los problemas del país. Es una promesa muy osada decir que los hidrocarburos van a solucionar los problemas de Bolivia. ¿Dónde está la

Para finalizar,como estudiosa de la realidad latinoamericana ¿qué consejo le da al pueblo boliviano en este momento? Lo que el pueblo boliviano necesita es una especie de conclave donde todos estos señores conversen hasta que lleguen a ponerse de acuerdo y, así, salga humo blanco.

FOTOS: WARA VARGAS

Dentro del trabajo de Latinobarómetro ¿cómo se hace para trabajar con las percepciones, sabiendo que pueden ser variantes? Las percepciones son realidades, las percepciones tienen consecuencias en el comportamiento y en el fondo se transforman en realidad por el mismo comportamiento, es un factor extremadamente potente. Si la gente dice que cree que algo está mal, está mal aunque esté bien. En el campo de las percepciones, Latinobarómetro muestra que al latinoamericano le gusta trabajar menos que a personas de otras regiones del mundo. ¿Qué implica esto? ¿Cómo se llega a esta conclusión? Producimos menos, somos menos productivos. En una hora somos capaces de producir menos, porque nuestra cabeza no está al 100%, obviamente hablando en promedio. Nuestra concentración no está 100% en el trabajo, lo que hace que tengamos menos productividad. Esto es grave para el desarrollo, lo que es peor es que los líderes no incentivan el trabajo. En este esquema y en este punto de quiebre, la economía de mercado no ha sabido responder a las necesidades de la población.¿Qué dice Latinobarómetro al respecto? Lo primero que decimos es que aquí no hay una real economía de mercado, lo que hay es monopolios, carteles, controles, aquí no hay una competencia, entonces la gente no ha tenido la oportunidad de interactuar con una economía de mercado que funcione donde hay transparencia de información, competitividad, etc. Todas estas cosas no existen, entonces hay un título que se le pone a una cosa que no es lo que se dice que es y eso es lo que está siendo rechazado. Decir que la economía de mercado está siendo rechazada es algo confuso conceptualmente, porque este tipo de economía está funcionando en los países desarrollados donde hay recompensa por el esfuerzo. Nuestras economías no recompensan el esfuerzo, no existe la meritocracia, aquí lo que existen son los clientelismos, la corrupción, etc., y las economías de mercado están basadas en la merito-

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BIBLIOTECA LIBRERO UNIR

Amartya Sen y Bernardo Kliksberg

PRIMERO LA GENTE Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo globalizado

Susana Lizárraga, Mónica Loayza y Rigel Cuarite

Escuela de Antropología Aplicada/ UPS

BOLIVIA. EQUIDAD Y DERECHOS DE LA NIÑEZ

Memorias del Primer Congreso Latinoamericano de Antropología Aplicada

Índice Municipal de Desarrollo de la Infancia, Niñez y Adolescencia

Ed. Deusto, 2007, 322 p.

Amartya Sen, premio Nobel de Economía de 1998, y Bernando Kliksberg, premio 2005 de la Fundación Empresarial por el Desarrollo Sostenible, reflexionan sobre algunos de los principales problemas del mundo globalizado y examinan algunas de las principales soluciones en torno a éstos. Para hacerlo, aplican la perspectiva de una reciente disciplina que despierta actualmente gran atención: la ética del desarrollo o el desarrollo ético. Esta disciplina pretende recuperar la relación perdida,en opinión de los autores,entre ética y economía.Si éstas se rearticulan, pueden surgir caminos alternativos que signifiquen mejoras en la vida de las personas frente a los altos niveles de exclusión social. El libro consta de dos partes.En la primera Sen escribe sobre los temas más candentes del siglo XXI y la globalización. En la segunda, Kliksberg analiza los desafíos éticos abiertos en América Latina, un continente paradojal. Finalmente, éste autor aporta una reflexión adicional en las últimas páginas de este texto imprescindible para entender el presente y construir el futuro digno y humano.

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Ed. UDAPE y UNICEF, 2005, 200 p.

El Índice Municipal de Desarrollo de la Infancia, Niñez y Adolescencia (IDINA) permite analizar el cumplimiento de los derechos de niños,niñas y adolescentes bolivianos a partir del estudio de indicadores sectoriales relevantes en los temas de salud, educación, habitabilidad y capacidad económica de los hogares. La población objeto del estudio, tal como se aprecia en los diferentes capítulos del texto, enfrenta en los últimos años una situación de riesgo en el cumplimiento de sus derechos debido a la crisis económica y social que vive el país.Las consecuencias inmediatas de esta crisis son la desintegración familiar, el incremento del trabajo infantil y mayores dificultades para el acceso a servicios básicos. A partir de los resultados y las brechas observadas –entre los índices municipales de mayor y menor grado de cumplimiento de los derechos–, los investigadores concluyen que “aunque ha existido mayor orientación de las políticas hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, cuya prioridad es la niñez, Bolivia debe realizar mayores esfuerzos en acelerar el cumplimiento de metas y movilizar mayores recursos para este propósito”.

DIÁLOGO INTERCULTURAL

Ed. Abya-Yala, 2000, 376 p.

Esta publicación recoge las ponencias más importantes que fueron presentadas en este evento regional que buscó reunir y convocar a los estudiantes locales, a aparte de los pertenecientes a las sedes a nivel latinoamericano, y a profesionales de las ciencias sociales para discutir sobre los aportes teóricos y metodológicos de la antropología aplicada. El eje principal fue el de la interculturalidad considerada como “una urgencia actual porque nos enfrenta directamente a las formas en las que los distintos grupos socio-culturales se relacionan con el otro”.Además,es innegable que la realidad homogeneizante e intolerante de nuestro planeta nos obliga a mirar con mayor cuidado esa diversidad con el propósito de establecer puentes que permitan la comunicación, el entendimiento y el respeto mutuo. Así, la interculturalidad va más allá de la pluralidad cultural para establecer interrelaciones, comunicación e intercambio. Este es el debate de fondo que articula las contribuciones de este libro, organizadas en torno a temas tales como la política, la comunicación, la economía, la salud, las políticas culturales y la educación.


Ascensión Barañano, José Luis García, María Cátedra y Marie J. Devillard (coord.)

Centro de Investigación y Promoción del Campesino

Josep Redorta

DICCIONARIO DE RELACIONES INTERCULTURALES DIVERSIDAD Y GLOBALIZACIÓN

INTERCULTURALIDAD… ESPACIOS PARA EL DIÁLOGO

La forma como herramienta

Ed. Universidad Complutense de Madrid, 2007, 424 p.

Por primera vez se publica en lengua española una obra en la que cincuenta autores de diferentes países y disciplinas –entre los que se encuentran estudiosos destacados como Néstor García Canclini, Terence Turner, J. Freidman, James Fernández, J. Jorge Carvalho, Gunther Dietz, entre otros– asumen,junto a los coordinadores del volumen, el desafío de definir de forma clara y coherente, pero plural, los conceptos básicos relativos al emergente campo de problemas de las relaciones interculturales. La globalización de la economía, la política, la cultura, etc., junto con la crisis de las visiones universalistas modernas,plantean nuevas cuestiones y requieren la elaboración de conceptos actualizados que permitan abordar los flujos de personas, bienes o informaciones; la hibridación de culturas e identidades; la generación de nuevas fronteras simbólicas, de figuras de exclusión y de ciudadanía; la normalización y los conflictos lingüísticos; la mediatización del conocimiento, de los imaginarios, de la política, entre otros. Una iniciativa de la Editorial Complutense que proporciona a estudiosos, estudiantes y agentes sociales seducidos por la temática una herramienta imprescindible para la comprensión del campo de la interculturalidad, cuestión clave en nuestra sociedad local y global.

Ed. CIPCA, 2006, 37 p.

La producción de este texto se realizó, a decir de los autores, debido a que “la interculturalidad es un concepto complejo en su definición y mucho más en su práctica cotidiana,(…) mal interpretado e incluso usado inadecuadamente”. Por esto, el documento brinda información clara y sencilla sobre el tema, de modo que se pueda comprender su importancia para interactuar con los semejantes. Se abordan aspectos centrales para comprender la interculturalidad y sus diferentes facetas.Luego se realiza un recorrido histórico para comprender el actual escenario en Bolivia, en el cual se evidencia un resurgimiento de lo indígena, lo étnico y, junto con esto, las tensiones que provoca este fenómeno. El texto menciona algunos aspectos importantes que favorecen el desarrollo de una interculturalidad positiva, con características de horizontalidad, relaciones simétricas y reciprocidad mutua y, por otro lado, también se puntualizan los aspectos que “propician una interculturalidad negativa con características asimétricas, verticales y alienantes”. Finalmente, los autores plantean desafíos y pautas para avanzar hacia la interculturalidad que posibiliten la inclusión de todos los sectores de la sociedad boliviana.

ENTENDER EL CONFLICTO Ed. PAIDOS, 2007, 234 p.

“De la misma manera que la forma de volar de un pájaro nos dice mucho de su espacio o la inclinación de una árbol nos informa respecto a la orientación de los vientos, los conflictos tienen también unas formas determinadas que nos ayudan a identificarlos y gestionarlos mejor”. Redorta, especialista en la temática, propone en la primera parte adentrarse en las formas (comprendiendo la percepción, sus esquemas cognitivos, marcos y subsistemas perceptuales y la intuición; su origen e importancia).En la segunda aborda la forma del conflicto como herramienta, mirando desde la morfología de los conflictos, su análisis y patrones. Finalmente en la tercera parte da orientaciones sobre la intervención en el conflicto. Esta publicación invita a redescubrir la importancia de la forma en la vida y hace hincapié en elementos como la percepción, los prototipos, la manera de razonar y los patrones de conflicto. Mediante la nueva metodología del Conflict Analysis Tipology, de eficacia demostrada en el diagnóstico de conflictos en cualquier contexto no terapéutico, esta obra aborda el análisis de episodios reiterativos de conducta conflictiva. Además, nos da pautas sobre cómo intervenir en la gestión de situaciones de conflicto y ofrece una numerosa cantidad de consejos prácticos a todos aquellos que tienen necesidad de afrontar diariamente situaciones problemáticas.

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WWWs DESTACADAS

www.cinterfor.org.uy CENTRO INTERAMERICANO PARA EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO EN LA FORMACIÓN PROFESIONAL Este sitio propone un espacio de intercambio, reflexión y retroalimentación en torno a la incorporación de la perspectiva de género en la formación y el trabajo a nivel regional.Además de informar sobre actividades y mostrar experiencias, busca constituirse en un portal de construcción colectiva que socializa esfuerzos para incrementar y perfec-

cionar el desarrollo profesional y persona. Asimismo, busca establecer mejores oportunidades de inserción laboral de hombres y mujeres, así, como generar sinergias e impulsar la coordinación y cooperación a nivel regional e internacional entre quienes –perteneciendo a países e instituciones dispares– se hallan comprometidos con la promoción de la igualdad de oportunidades, tanto en el empleo como en la educación y con la construcción de sociedades más integradoras y equitativas.

www.inter-mediacion.com TRANSFORMACIÓN DE CONFLICTOS EN EL MUNDO HISPANO Desde 1996 es uno de los portales más consultados en idioma castellano. Provee una combinación de técnicas de aprendizaje con práctica constante, ofrece herramientas de transformación de conflictos en el ámbito o país en el que el usuario se encuentre. Ofrece capacitación profesional usando los Métodos de Solución de Controversias

(MASCS) como gerente en el campo empresarial, como mediador en el ámbito comunitario, familiar o escolar, o como facilitador en el área social más amplia. Esto basado en Labor Center,de la Florida Internacional University, Miami, Florida, EE.UU. En este sitio se combinan técnicas de aprendizaje con práctica constante,preparadas para que la o el capacitado se convierta en un experto en las herramientas para transformar la confrontación en cooperación.

www.conflictosmineros.net OBSERVATORIO DE CONFLICTOS MINEROS DE AMÉRICA LATINA El Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL) es una articulación de cuarenta organizaciones activas de la región, desde México hasta Argentina y Chile. El objetivo es la defensa de las comunidades y poblaciones que ejerciendo sus actividades locales (agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, turismo, vivienda y cultura) son afectadas por los impactos de la minería en América Latina.

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Su enfoque se basa en la defensa de los derechos de las comunidades afectadas por la minería y sus impactos: agotamiento, disminución y contaminación del agua, destrucción irrecuperable de ecosistemas, efectos nocivos en la salud de los comunarios, desplazamiento forzado,destrucción de suelos,contaminación del aire, cooptación de dirigentes, división de comunidades, militarización de las zonas mineras, despojo de minerales, no pago de impuestos y regalías, debilitamiento de los sistemas democráticos de la normativa vigente, entre otros.


www.equidad.org EQUIDAD, COMPAÑÍA SOCIAL Su misión es promover la equidad social y el desarrollo humano y económico a través de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs). Además, busca implementar programas sociales y educativos para disminuir la brecha digital, utilizando como herramientas la computadora y el Internet. La página promueve la igualdad en el acceso a la educación,la información,el conocimien-

to y las nuevas tecnologías. Brinda mayores oportunidades de capacitación e inserción laboral a personas de bajos recursos, consolida una red de personas para que intercambien conocimiento y mejores prácticas para el desarrollo social a través del uso de las TICs, crea,también,una cultura de reuso y reciclaje de la tecnología con fines educativos y de protección del medio ambiente.

www.amupei.bo ARTICULACIÓN DE MUJERES POR LA EQUIDAD Y LA IGUALDAD El portal de la Articulación de Mujeres por la Equidad y la Igualdad (AMUPEI) tiene como líneas estratégicas la articulación, el fortalecimiento y la visibilización de todas las mujeres, la comunicación, información y difusión tendientes a generar una opinión pública crítica, la incidencia política hacia la sociedad civil y hacia tomadores de decisión, la construcción y/o consolidación de alianzas estratégicas con movimientos sociales desde la perspectiva de género, y el control y vigilancia social.

La AMUPEI es el resultado de un proceso de organización del movimiento de mujeres producto de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer (Beijing-China, 1995), el posterior seguimiento a las recomendaciones de la Plataforma de Acción Mundial (PAM), surgida de la mencionada conferencia (1996-1998), y la realización de los encuentros nacionales denominados “Diálogo Político entre Mujeres” (Cochabamba 1999 y 2000).

www.escolapau.org ESCUELA DE CULTURA DE PAZ La Escuela de Cultura de Paz (Escola de Cultura de Pau) –iniciativa de la Universidad Autónoma de Barcelona- se creó con el propósito de trabajar por la cultura de paz, los derechos humanos,el análisis de conflictos y de los procesos de paz, la educación para la paz, el desarme y la prevención de los conflictos armados.Son presentados productos de investigación para intervenir en sus temáticas, también forma personas para que sean capaces de difundir el mensaje y la práctica de la cultura de paz. En su web se encuentran investigaciones del estado de la conflictividad en el mundo así como informes mensuales. En el sector “Aler-

ta: informe sobre conflictos, derechos humanos y construcción de paz" es un estudio anual que analiza el estado del mundo en materia de conflictos y construcción de paz a partir del análisis de 22 indicadores. Otro espacio destacado es “El Semáforo”, una recopilación quincenal de noticias sobre conflictos y construcción de paz, clasificadas por áreas geográficas: África, América, Asia y Pacífico, Europa y Asia Central, Oriente Medio. También está “El Barómetro”,un informe trimestral (editado en catalán y castellano) con ocho apartados: conflictos armados, tensiones, procesos de paz, rehabilitación posbélica, crisis humanitarias,militarización y desarme,derechos humanos y género.

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