Dibujo I.

Page 1

A N T O L O G Í A DE LA MATERIA

DIBUJO I



Antología de la materia de Dibujo I Retículas ¿para qué?

Para apreciar cómo evolucionan las retículas y sus finalidades, usted debe volver la vista atrás hasta los días en que la imprenta daba sus primeros pasos. Antes que Gutenberg, precursor de la imprenta, introdujera los caracteres móviles, los manuscritos se realizaban con cariño a la vez que de forma concienzuda. Y ello a pesar de que, por lo que se sabe, había una conciencia clara de composición y diseño. Estas obras de arte representaban sobre una retícula cuidadosamente proporcionada; cada uno de los caracteres se dibujaba a una medida estándar concreta, y los márgenes en torno al texto se proporcionaban de manera uniforme. Para deshacer la monotonía visual de los caracteres de tamaño regular, se aplicaban interesantes recursos de diseño. Ciertos caracteres se ensanchaban para romper el margen y crear una forma ilustrativa alrededor de la cual giraba el texto. A veces se aplicaba a las letras el color rojo. Eso tenía dos fines: el primero, como recurso de diseño para resaltar visualmente la letra; el segundo, como señal que denotaba una frase, palabra o nombre de particular importancia. En efecto, nuestro lenguaje se ha visto enriquecido por el uso de letras rojas para denotar santos días de fiesta en los calendarios, que han llegado incluso a llamarse “días rojos”. Otro recurso era la aplicación de metales preciosos, como el oro, a las ilustraciones de los caracteres. Esas letras, que transmitían la ilusión de brillo, al reflejar una fuente de luz, llegaron a ser conocidas como letras “iluminadas”. Las prácticas de los primitivos maestros de los monasterios fueron substituidas por procesos mecánicos de impresión. A su vez, los mejores impresores llegaron a ser maestros, pues intentaron manifestar siempre en su trabajo las mejores cualidades del pasado. Siguieron las disposiciones compositivas de los antiguos manuscritos, colocando los tipos en líneas regulares de igual longitud, espaciados de una forma que recordaba el pasado. Sin embargo, a diferencia del trabajo de los amanuenses en los monasterios, los tipos de imprenta se recortaban, como caracteres individuales, de bloques de madera y se disponían en filas para formar palabras. Estas filas eran sostenidas en unas reglas con reborde longitudinal, llamadas componedores, y las líneas de texto completos se colocaban en un marco mayor, creando columnas iguales de caracteres. Este proceso de impresión fue utilizado hasta tiempos recientes, aunque las letras de madera habían sido ya reemplazadas por las de metal. Para permitir al impresor colocar los tipos en el área de impresión se crearon estructuras y mecanismos de medida. Estos mecanismos podían transferirse a una página en forma de líneas guía, creando así un sencillo pero preciso método de cálculo del área de cada tipo, y más tarde, también de los elementos ilustrativos. En pocas palabras: las retículas han evolucionado conforme a las necesidades.


Dado que el tipo se ha ido desarrollando a través de la era de la tecnología, estas rígidas y restrictivas retículas se han convertido en desusadas. Sin embargo, la flexibilidad del tamaño de los caracteres y su facilidad de manipulación han dado mayores posibilidades creativas al diseñador en la composición del espacio de diseño mediante retículas que, hoy en día, se han convertido en una herramienta esencial de la práctica del diseño. El diseñador puede dictar sus propios requerimientos a los implicados en el proceso técnico de terminación de bocetos, mediante croquis de retículas de distintas formas y tamaños, pasando así a ocupar el lugar que tenían los impresores en la antigüedad. En aquella época, el impresor controlaba la producción de la imagen visual; hoy en día este control lo ejerce el diseñador.

El descubrimiento de las retículas. Subyacente bajo el tema visual de casi todas las obras impresas –desde el envasado y etiquetado de productos, hasta los periódicos de cada día, con los que tan familiarizados estamos- existe una fórmula o estructura a desentrañar. Para descubrir cómo ha abordado el diseñador la tarea de componer los elementos del diseño, usted deberá establecer por sí mismo el punto de vista del diseñador. Este proceso es simple en el caso de diseños con gran predominio de texto, ya que por lo general están compuestos dentro de una retícula con estructura bastante obvia. La mayoría de estos diseños tendrá márgenes en torno a los elementos, que se alinearán para crear una unidad geométrica, aunque eso último no siempre sea tan evidente. Sin embargo, en la composición pueden incluirse títulos con letras de mayor tamaño, fotografías, ilustraciones y otros recursos gráficos, que pueden no conformar con el modelo obvio que el marco global del diseño parece haber creado. Para este aspecto he tomado algunos diseños populares y he superpuesto las retículas estructurales que subyacen bajo los mismos. Estas obras abarcan, desde simples y formales estructuras tipográficas, hasta ilustraciones más complejas y libres. Sin embargo, en todos los ejemplos puede apreciarse que su aspecto no se ha obtenido accidentalmente. La primera fase de cualquier trabajo de diseño es la creación de una retícula, o pauta, de guía para la composición de los elementos. Éste es el punto de partida común a todas las tareas de diseño que se exploran en este libro.

Creación de una retícula simple de una columna. Para empezar, usted debe considerar la estructura y divisiones del espacio de diseño de que dispone. La primera forma de dividir cualquier espacio, y la más sencilla, es colocar un margen perimetral en blanco, creando una zona central para los elementos de su diseño. Este margen puede trazarse con cualquier anchura o longitud, según se pretenda incrementar o disminuir la zona del dibujo en cuestión. Esta acción implica aportar automáticamente un sentido de diseño al trabajo que se realiza. Interesaría que, en adelante, considerara el diseño de la retícula o pauta como generador de la estructura compositiva del trabajo que realice. Cuando se haya familiarizado con su uso, esta disciplina de partida le aportará una gran libertad de diseño, aunque a primera vista puede parecer restrictiva.


En estas páginas puede apreciarse que un área puede dividirse para dar énfasis diferentes al espacio global. Por ejemplo, en el diseño simple de una sola columna, la información debe aparecer en la zona sombreada (para subrayar esto, he utilizado una trama). La columna simple es, desde luego, la opción más simple. Llamo “columna” a esta área, porque el espacio destinado a disponer la información tipográfica en líneas, una por debajo de la otra, es similar en aspecto y proporciones a las grandes columnas de los edificios públicos en las antiguas Grecia o Roma, sobre las que se exponía la información pública. Como ejemplos de estas páginas puede observarse que hay muchas fórmulas de división del espacio que pueden ser apropiadas para cada proyecto en cuestión.

Tamaños y formas de papel. Antes de abordar las formas de las retículas hay que hacer algunas consideraciones sobre en papel en el que se va a imprimir el diseño. Es esencial el uso económico del papel, sobre todo en el caso de tiradas largas, y es responsabilidad del diseñador tenerlo siempre en cuenta. Su cliente no querrá pagar el papel que se arroje a la papelera. Existen dos tamaños básicos: el métrico (europeo) y el imperial (anglosajón); usted deberá averiguar las medidas que admite la máquina donde se imprimirá. Hay varios sistemas de división del papel de medidas estándar en las formas en que usted quiera trabajar. El impresor utiliza tamaños medianos en la producción de las impresiones corrientes de todos los días, siendo el A4 el formato europeo más frecuente en la producción de proyectos y prospectos; el equivalente imperial sería el formato folio. Existen equivalentes de tamaños similares en ambos formatos. Tomando el tamaño de papel como base, pliéguelo o córtelo hasta que la forma obtenida tenga la cualidad distintiva que precise para el diseño en cuestión. Una vez decididos tamaño y forma de papel, ya puede empezar a pensar en el proceso de desarrollo de una composición de retícula para el formato elegido, con el fin de determinar la idoneidad de la composición para el concepto concreto de diseño. Para simplificar este proceso de toma de decisiones, puede serle de utilidad dibujar varios formatos de retícula sobre papel transparente y presentarlos sobre el área de diseño. Así podrá hacerse cargo de cual es el idóneo para el trabajo a realizar.

Colocación de un título en una retícula simple. Dibujada una gama de retículas de una sola columna, le será posible apreciar cómo se relacionan los elementos del diseño con esta estructura. En este momento estimo que sería útil que usted empezara a usar una pluma de tinta azul claro, o un lápiz azul, para dibujar las retículas. Le sugiero esto, porque en las últimas fases del proceso de diseño, cuando la retícula esté debajo de los elementos de diseño preparados para la lámina acabada, se fotografiará el conjunto y se transferirá a las planchas de imprenta.


Naturalmente, no creo que usted quiera que las líneas de la retícula aparezcan en la impresión final. Se utiliza el azul para dibujar la retícula, porque este color no es recogido por la cámara del impresor. Eso no significa, por supuesto, que no sea posible imprimir en azul, sino que para este fin se utiliza una película especial. Recuerde que la mayoría de los bocetos terminados se fotografían en blanco y negro, para transformarlos en color mediante las tintas empleadas en el proceso de impresión. Gracias a la indicación de un título encuadrado en la retícula y a la experimentación con sus posibles proporciones y posiciones, usted podrá empezar a establecer las formas de control del impacto que aquél deba tener. También podrá empezar a ver cómo la composición de la retícula formula una imagen dentro del espacio de diseño.

Títulos y texto. El elemento de diseño que lógicamente sigue a un título es el texto. Tal vez sea también el elemento más convencional. EL texto empleará la retícula para crear una uniformidad de composición mediante la forma en que se disponga. Como es natural, no sobresaldrá de las líneas guía de color azul, pero se dispondrá dentro de esta armazón según diversos tipos, tamaños, grosores y formas. La misión del diseñador será crear modelos interesantes con el texto, para realzar y dar significado al diseño. El tamaño de los caracteres –que se miden con el tradicional sistema de puntos, o más frecuentemente hoy en día, en milímetros, midiendo la altura de la letra x- lo determina el diseño. En estos primeros bocetos usted sólo precisará conseguir un equilibrio visual agradable entre la posición, forma y peso del título y el aire general del texto insinuado. Es importante experimentar con estos elementos para apreciar sus diferencias visuales.

Subtítulos. Entre las fuerzas dinámicas de los títulos y el texto seguramente encontrará la necesidad de incluir otro elemento. Por lo general, esto se crea con la inclusión natural de los subtítulos, cuyo peso suele estar comprendido entre el título y el del texto. Puede utilizarse para alegrar el diseño y para dar más variedad al conjunto. Hay que estudiar con cuidado el peso de estos elementos y probarlos en diferentes posiciones dentro de la retícula compositiva.

Títulos, texto e imágenes. El diseño de una composición suele incluir el uso de algún tipo de imagen, que añade una dimensión completamente nueva al trabajo. En estas primeras páginas, en que sólo se usan retículas de una o dos columnas, podrá ver la forma de manipular esos elementos de muchas maneras diferentes. El entendimiento básico de las posibles variaciones de diseño en esta limitada escala le preparará para intentar otras ideas más aventuradas.


La dinámica de estos nuevos elementos –las imágenes- le abren campo para romper las restricciones formales creadas por los elementos tipográficos. Las imágenes pueden usarse de una forma más flexible y estimulante que la que se ha permitido hasta ahora. Pueden atravesar las columnas y saltarse los márgenes, sin tener el cuenta los confines de la composición de la página. Ciertas imágenes pueden representarse como siluetas, y el texto puede disponerse contorneándolas, para formar una figura a su alrededor. Valore la imagen en sí misma y su interés intrínseco, usando sus conocimientos creativos y gráficos para decidir el alcance y la fuerza de su presencia dentro de la composición general. Cree composiciones alternativas con imágenes de distinto tamaño, para descubrir cómo se relacionan las proporciones de los elementos entre sí y en el seno de la retícula. Pueden usarse títulos y subtítulos para contrarrestar el efecto visual de peso, y el texto puede considerarse como un contraste tonal en el diseño. Las imágenes pueden utilizarse como tonos de blanco y negro o, si es posible emplear el color, para obtener interesantes variaciones visuales o creativas; pero en esta fase del trabajo debe buscarse sobre todo, aunque sea en términos abstractos, el contraste entre las características de los elementos del diseño. Reduciendo o ampliando la imagen o imágenes, e incluso confrontando formatos de diferente forma con distintos tamaños de texto, se consiguen soluciones alternativas de diseño sin gran dificultad.

Este texto fue tomado del libro Cómo diseñar retículas, de Alan Swann, editado por Gustavo Gili, capítulo 1, págs. 8 a 28.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.