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La UCA conmemora las Cortes
universidad de los bicentenarios
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Introducci贸n
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Las Cortes, conformadas diferentes ideologías y es ron una auténtica revolu Antiguo Régimen e impla soberanía nacional, igua
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0 1 8 1. INTRODUCCIÓN
¿Qué conmemoramos?
Hace 200 años, el 24 de septiembre de 1810, tuvo lugar la primera sesión de las Cortes Generales y Extraordinarias de la Villa de la Real Isla de León, constituidas en el actual Real Teatro de Las Cortes de San Fernando. Con este gran acontecimiento comenzaría la Historia del Parlamentarismo español; la realidad española y americana empezaría a transformarse. Ese histórico día, 200 años atrás, los Diputados iniciarían una espectacular labor legislativa, publicándose decretos y medidas de alcance universal, que sentarían las bases de las revoluciones liberales del siglo XIX. Las Cortes, conformadas por diputados de diferentes ideologías y estamentos, acometieron una auténtica revolución para poner fin al Antiguo Régimen e implantar los principios de soberanía nacional, igualdad y libertad. Un hecho histórico que marcaría el principio de la libertad y los derechos del ser humano tal y como hoy los conocemos, y que desembocaría en la proclamación de la Constitución de 1812 en Cádiz.
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La Isla de León se convirtió entonces en capital de España y, como consecuencia, en capital de la esperanza y de la libertad. Así se ha querido manifestar a través de todas las acciones conmemorativas que la Universidad de Cádiz ha llevado a cabo en este histórico lugar.
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La UCA, Universidad de los Bicentenarios La conmemoración de los 200 años de la reunión de las primeras Cortes en la Real Villa de la Isla de León ha sido motivo e hilo conductor de la celebración de los actos institucionales de la Universidad de Cádiz, en los que se han dado cita universidades españoles y extranjeras. Un gesto con el que la Universidad de Cádiz ha expresado su voluntad de unirse a la ciudadanía en tan relevante efeméride y homenajear a la ciudad en que nació el parlamentarismo español, que supo hacer frente al ejército invasor francés y, a su vez, asumió la responsabilidad de acoger a aquellos representantes de la soberanía nacional y defensores de los nuevos principios del derecho político. El Real Teatro de las Cortes de San Fernando, donde los diputados iniciaron el camino hacia la democracia, se convirtió así en esta ocasión en paraninfo universitario para ser escenario en el que se dieron encuentro las universidades españolas con motivo del Acto Inaugural del Curso Académico, que estuvo presidido por Sus Majestades los Reyes, y de la Junta de Accionistas de Universia España. De este modo, la Universidad de Cádiz fue la anfitriona de ambos eventos, una oportunidad que sirvió además para propiciar el acercamiento entre las universidades cubanas y rusas y para situar a la UCA como puente entre Europa e Iberoamérica.
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Precisamente la UCA se ha marcado como reto y compromiso recoger la oportunidad que brinda la celebración de los Bicentenarios de las Cortes de la Isla de León, la Constitución de Cádiz y los movimientos de Independencia Iberoamericanos, para tender puentes y fomentar las relaciones interuniversitarias. Los Bicentenarios de las Cortes y la Constitución de Cádiz son un evento histórico y cultural único cuya trascendencia merece todos los esfuerzos para lograr su difusión y conocimiento en el mundo. La UCA es partícipe de este objetivo mediante la generación de una diversa y extensa programación universitaria. Con el fin de seguir potenciando esta vertiente la institución gaditana acaba de aprobar el Plan Director ‘UCA, Universidad de los Bicentenarios’. Para la UCA todas estas actividades se traducen en el avance del conocimiento y desarrollo del pensamiento crítico y repercuten, por tanto, en el desarrollo de la sociedad y en la difusión de los valores del constitucionalismo democrático. Además favorecen que Cádiz se convierta en verdadero referente como ciudad cultural y universitaria.
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Presentaci贸n Rector del
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2. PRESENTACIÓN DEL RECTOR Amigas y amigos, La convocatoria de Cortes en 1810 y la promulgación de la Constitución de 1812 convierten a Cádiz en un referente de la modernidad, con los antecedentes de las revoluciones americanas y francesa que iniciaron el camino hacia los valores de igualdad, libertad y ciudadanía como fundamentos de nuestra convivencia actual.
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La convocatoria de Corte s en 1810 y la promulgación de la Constitu ción de 1812 convierten a Cádiz en un refere nte de la modernidad, con los antecedentes de las revoluciones americanas y francesa que inic iaron el camino”
En estos días, nuestra comunidad universitaria ha sido anfitriona de grandes eventos nacionales e internacionales en el mundo académico, vinculados a la cooperación y el enriquecimiento individual y colectivo, que han querido sumarse a la conmemoración de estas efemérides. Para la Universidad de Cádiz es un verdadero honor que se haya escogido nuestra institución para celebrar la apertura del curso académico español 2010/2011, bajo la presidencia de SS.MM. los Reyes. Gracias a la inestimable hospitalidad de la ciudad de San Fernando, lo hemos llevado a cabo en el Real Teatro de Las Cortes, donde hace 200 años se reunieron los diputados doceañistas para aprobar los decretos de la soberanía nacional, separación de poderes y libertad de imprenta que darían lugar a la primera Constitución Española en 1812. Asimismo, la Universidad de Cádiz, con el firme apoyo de Banco Santander, ha propiciado que también hayamos podido desarrollar el encuentro de rectores rusos y cubanos, para el desarrollo de una red de proyectos conjuntos de formación e investigación. En el mismo escenario emblemático, se ha celebrado la Junta de Accionistas de España de Universia, de la que la UCA es socio desde sus comienzos.
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Universia es la red universitaria más importante en Iberoamérica, con casi 1.200 universidades asociadas, junto al Banco Santander, y defiende la educación, el conocimiento y la cultura como instrumentos básicos para el progreso de nuestras sociedades. En paralelo, además, hemos acogido diversas reuniones como la de la Red Emprendia, el Consejo Asesor Internacional de Universia, o la Comisión Permanente ampliada de la Conferencia de Rectores Universitarios Españoles, sin olvidar el workshop sobre Cambio Climático en el que han participado investigadores de universidades rusas y españolas y del Instituto Max Planck de Alemania. También hemos podido disfrutar en plena calle Real de San Fernando de la exposición del concurso Fototalentos, entregándose los premios correspondientes así como los galardones de los concursos OpenCourseWare y Univproyecta de Universia, se ha puesto en marcha la Revista Iberoamericana de Derechos y Libertades Civiles dedicada al decreto de libertad de imprenta, y se ha presentado por parte del banco de Santander el magnífico libro La Universidad. Una historia ilustrada. Nos sentimos orgullosos de vivir este momento para reflexionar sobre la importancia, los retos y las responsabilidades del mundo del conocimiento, de la cooperación universidad-empresa, de la innovación y transferencia, de la calidad acreditada de nuestros grados y másteres en el Espacio Europeo de Educación Superior y del objetivo común para ser una red en Iberoamérica y en
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otros referentes para nosotros como el Mediterráneo, el Norte de África y Rusia. La Universidad de Cádiz realiza este número especial del ya conocido ‘Dossier vivo del Bicentenario’ para reivindicar la relevancia de todos y cada uno de los encuentros que hemos celebrado en esta semana y para que la comunidad universitaria y la sociedad en general conozcan sus contenidos e imágenes. El trabajo en la conmemoración de los Bicentenarios constitucionales y de los Bicentenarios de las independencias de los países hermanos continuará sin pausa y con la misma ilusión que hemos puesto hasta ahora con el objeto de que estas celebraciones no se queden en meras festividades sino que sirvan para difundir la herencia de la Constitución de Cádiz entre las nuevas generaciones. También para que propicien una nueva corriente de conexión entre las naciones implicadas que permita que éstas tengan el conocimiento, la cultura, la lengua y el pensamiento crítico como aliados, y contribuyan al avance de la cohesión social, del constitucionalismo democrático y del desarrollo armónico de nuestros pueblos iberoamericanos. Como colofón a esta concentración de eventos y emociones, me gustaría resaltar que el pasado 27 de octubre de 2010 el Consejo de Gobierno de la UCA aprobó el Plan Director de los Bicentenarios, una muestra más de que los contenidos del Doce son estratégicos para esta Universidad. Gracias y espero que este camino de los Bicentenarios sea fructífero para todos.
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Acto Inaugural del Curso AcadĂŠmico
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3. ACTO INAUGURAL DEL CURSO ACADÉMICO
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San Fernando fue el escenario en que se dieron encuentro las universidades españolas con motivo del acto inaugural del curso académico, que estuvo presidido por Sus Majestades los Reyes en el Real Teatro de las Cortes. Por primera vez un acto solemne de apertura de curso se desarrolló en un espacio no universitario, en el Real Teatro de las Cortes. Un gesto con el que se quiso rendir homenaje a aquellos diputados que se reunieron en 1810 como representantes de la soberanía de la Nación en la Real Villa de la Isla de León.
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El Bicentenario cita a las Universidades Españolas
La Universidad de Cádiz ha acogido por primera vez en su historia el acto solemne de Apertura de Curso Académico de las Universidades Españolas. Presidido por don Juan Carlos y doña Sofía, se celebró en el Real Teatro de las Cortes de San Fernando con la participación de 41 rectores de universidades españolas y varios rectores de universidades iberoamericanas y rusas.
La celebración este año 2010 del Bicentenario de las Cortes de la Isla de León, fue el motivo por el que el acto de apertura del curso universitario se desarrolló en el Teatro de las Cortes. Su Majestad resaltó la relevancia de la efeméride que, dijo, “exalta un afán de progreso colectivo que todos deseamos ilumine asimismo la apertura de este curso universitario”.
Sus Majestades estuvieron acompañados en la inauguración del curso académico por el rector de la Universidad de Cádiz, Diego Sales, el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, y la secretaria general de la UCA, Ana María Rodríguez, que dio lectura a una reseña sobre la memoria anual de la Universidad gaditana del pasado curso 2009-2010. El rey Juan Carlos resaltó durante su intervención en el acto el papel de la Universidad como motor de progreso. Una apuesta por la educación que señaló como necesaria para el futuro de la nación. Recalcó así que “no basta con estar entre los buenos, tenemos que estar entre los mejores”.
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Don Juan Carlos reseñó los logros de la Universidad española y recordó el “punto de inflexión” que el nuevo curso supone en el proceso de adaptación de las enseñanzas universitarias a los criterios de convergencia europea, en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior. Un proceso por el que “debemos felicitarnos”, declaró, pero insistió en que no hay que olvidar “la necesidad de seguir mejorando, juntos y día a día, nuestra educación universitaria, para situarla en la cima de las del entorno europeo en el que se inscribe”. De esa mejora, reiteró, “depende, ni más ni menos, que el futuro de España, nuestro bienestar colectivo, la promoción personal de cada uno de nuestros ciudadanos, así como la igualdad de oportunidades y la cohesión social”. *El discurso completo puede consultarse en la página 80 del Anexo
El rector de la Universidad de Cádiz también abrió su intervención recordando la relevancia de los acontecimientos que se desarrollaron en San Fernando hace 200 años. Rememoró así que en el mismo sitio, en el hoy Real Teatro de las Cortes, hace dos siglos “los diputados, ilustrados, diplomáticos españoles e iberoamericanos, en presencia de la ciudadanía en general que asistió como público en sus palcos, prepararon el camino de la libertad y de la modernidad de España e Iberoamérica”. En el lugar que fue teatro cómico, prosiguió, “levantamos el telón de un nuevo curso académico, marcado en lo histórico, cultural y jurídico por los acontecimientos sucedidos en este territorio de la Bahía de Cádiz hace 200 años. Levantamos el telón como en 1810, donde dio comienzo el parlamentarismo español y se fraguó la que sería modelo de modelos de constituciones: La Pepa”.
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Durante su discurso Diego Sales continuó haciendo alusión a 1810 y 1812 como momentos en los que se sentaron las bases de una sociedad libre, y también, de la propia educación universitaria. Asimismo, Sales reafirmó el compromiso de la UCA con el Bicentenario, conmemoración que la institución académica gaditana quiere convertir en una oportunidad para ser puente en la creación del Espacio Euro-Iberoamericano del Conocimiento. A continuación el rector realizó un balance del desarrollo y actividad de la UCA y planteó los retos del futuro. *El discurso completo puede consultarse en la página 83 del Anexo
El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, se refirió a los beneficios del proceso de incorporación al Espacio Europeo de Educación Superior. “Una realidad plena pero por desarrollar”, declaró. “Ilusión”, “alegría”, “eficacia”, “trabajo” o “eficiencia” fueron algu-
nos de los calificativos con los que el ministro tildó este proceso de integración, en el que ya hay 2.338 grados, 2.429 másteres y 1.624 doctorados. Antes Ángel Gabilondo también tuvo unas palabras de homenaje a las Cortes y al legado que éstas dejaron. *El discurso completo puede consultarse en la página 88 del Anexo
Por su parte el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, inició su discurso haciendo también referencia al Bicentenario de las Cortes de la Isla de León y la Constitución Española. “Cádiz y San Fernando”, declaró “fueron epicentro de una revolución que nos condujo a la libertad y la democracia”. Incidió asimismo en la necesidad de sustentar el desarrollo y el cambio social en el conocimiento y la educación. *El discurso completo puede consultarse en la página 92 del Anexo
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El Bicentenario cita a las Universidades
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4. EL BICENTENARIO CITA A LAS UNIVERSIDADES
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Además del acto inaugural del curso universitario español y la junta de accionistas de Universia, el programa institucional de la UCA se completó con otros actos y eventos celebrados bajo el marco y la bandera del Bicentenario. La Universidad de Cádiz, haciendo gala de su lema ‘UCA. Universidad de los Bicentenarios’, contó con la presencia para tal ocasión de otras universidades extranjeras invitadas.
Encuentro de Rectores de Rusia y Cuba
La Universidad de Cádiz se ha marcado como reto y compromiso recoger la oportunidad que brinda la celebración de los Bicentenarios de las Cortes de la Isla de León, la Constitución de Cádiz y los movimientos de Independencia Iberoamericanos, para tender puentes y fomentar las relaciones interuniversitarias, y así, pretende ser cauce de cooperación y debate entre Europa, Iberoamérica y el mundo ruso.
Persiguiendo este objetivo y aprovechando la ocasión que brindó la agenda conmemorativa del Bicentenario de la UCA, rectores de universidades de Cuba y Rusia participaron como invitados en el programa de actos y se dieron cita en un encuentro propiciado por la UCA con el fin de facilitar la recuperación “de las excelentes relaciones que existían entre las universidades cubanas y las de la extinta Unión Soviética”, como señaló el rector Diego Sales. El Encuentro de Rectores de Cuba y Rusia fue todo un éxito y dio como fruto la creación de una red que pretende crear un marco estable de cooperación ruso-iberoamericana con el soporte de las Aulas Universitarias Hispano-Rusa e Iberoamericana de la UCA y aprovechando la intensa colaboración que la Universidad de Cádiz mantiene con universidades cubanas y rusas. La red de cooperación que ha nacido en Cádiz recibió también el apoyo de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) y de Universia.
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La Universidad de Cádiz desempeña actualmente un papel protagonista en las relaciones universitarias con Rusia y Cuba. Es la universidad iberoamericana con mayor número de socios y proyectos en marcha con Rusia y líder por número de lectores de español en ese país. La estadística oficial de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo apunta asimismo que la UCA lleva años liderando en España por número de Proyectos de Cooperación Interuniversitaria con Cuba.
Red tención de convertir las actuales relaciones bilaterales en consorcios de universidades aprovechando los mecanismos existentes que vinculan España, Rusia y América Latina. Convenios de colaboración Como fruto de la participación de los rectores además se firmaron dos nuevos convenios con la UCA. La Universidad Federal del Sur refrendó un acuerdo de movilidad de alumnos con la universidad gaditana. Además, se firmó un nuevo convenio específico de colaboración entre la Facultad de Ciencias de la Educación de la UCA y el Centro de Estudios de Innovación y Desarrollo de la Educación Superior (CEIDES) de la Universidad de la Isla de La Juventud Jesús Montané Oropesa, de Cuba, para impulsar la cooperación académica y científica. En concreto, este convenio pretende promover acciones que garanticen el intercambio de profesores, estudiantes e investigadores para el desarrollo, por ejemplo, de proyectos conjuntos de investigación, programas de estancias de formación, eventos científicos organizados por ambas universidades o la co-dirección de tesis doctorales.
En el Encuentro de Rectores se abordaron temas como la potenciación del estudio del Español y el Ruso, la preparación de programas máster conjuntos, la puesta en marcha de becas de intercambio para alumnos de grado y posgrado o la creación de mecanismos semejantes al Erasmus pero aplicado al espacio iberoamericano y Rusia. Asimismo, se fijó el objetivo de potenciar el intercambio de profesores e investigadores y hacer posible la realización de tesis doctorales y proyectos de fin de carrera con doble director científico. Para todo ello, también se abordó la in-
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II Seminario Internacional ‘Medioambiente y Cambio Climático’ La Universidad de Cádiz acogió también la celebración del II Seminario Internacional de Medioambiente y Cambio Climático en el que participaron las universidades españolas de Cádiz, Barcelona y Santiago de Compostela, la Universidad de Agricultura de Nitra (Eslovaquia) y dos universidades rusas, la Universidad Estatal de Hidrometeorología y la Universidad Federal de Siberia.
Emprendia De esta última partió la iniciativa para la creación de una Red Internacional de Cátedras de Medioambiente, objetivo final de la celebración del mencionado seminario que se desarrolló en la UCA y que tuvo su precedente en 2009 en Krasnoyarsk, donde tiene su sede la Universidad Federal de Siberia.
cambio climático a escala regional y global. En el seminario se acordó asimismo la puesta en marcha de programas de intercambio de alumnos de corta y media estancia y se ha expresado el interés de crear titulaciones dobles de grado y posgrado, entre otros resultados.
Este proyecto ha contado desde el principio con la participación de la UCA, que es socio fundador de esta Red que hasta el momento cuenta también con la participación de otras universidades de España, Rusia, Alemania, China y Eslovaquia, así como, con el apoyo del Banco Santander.
Reunión de la RedEmprendia
De hecho, el seminario tuvo como resultado la directa puesta en marcha de una serie de compromisos y acciones concretas. De este modo las universidades han acordado la creación de Escuelas Internacionales de Verano que abordarán la realidad del
Otra de las reuniones que se llevaron a cabo en el marco de actividades que se desarrollaron en torno a la semana de Conmemoración del Bicentenario de las Cortes de la Isla de León fue la reunión de la RedEmprendia (www.redemprendia.es), de la cual son patrocinadores el Banco Santander y Universia, y que tiene como objetivo la transferencia de conocimiento, la innovación, la creación de cultura emprendedora y el apoyo a los emprendedores universitarios y a sus proyectos de empresa. El rector de la Universidad de Cádiz, Diego Sales, recibió en el rectorado de la UCA al presidente de la RedEmprendia, Senén Barro, y al director adjunto de Banco Santander, José Antonio Villasante, así como a la junta directiva de Emprendia, quienes abordaron durante el encuentro su programa de actividades y el presupuesto para el año 2011. Entre los proyectos a llevar a cabo en el programa está el ‘Hospedaje para empresas y profesionales RedEmprendia’, que facilitará la internacionalización de empresas creadas en el seno de las Universidades de la Red, formada actualmente por una quincena de las más prestigiosas universidades del espacio iberoamericano, junto con el Banco Santander y Universia.
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on mo de la celebraciones llevadas a cabo en la Unive yuntamtivo ad de Cádiz por la apertura nacion to de Cádiz ofreció un acto de bienvenida tanto rsid a niversia,iencom los tores de las 70 universidades representación de las Universidades Rusas y rec s. La alcaldoesaa una C ubanas que esos días también se Cádiz, Teófila Martínez, en su intervención destac Real Isla de de o el esfuerzo realizado Leó del Bicentenario de la Constitución deó tod e en esta ciudad vio n,la junluzto laal pr 18 12 . “Es nuestra responsa imera Constitución Liberal”, declaró. n el acto también intervinieron el director general y respo anco Santander es, sin duda, su vinculación con las Universidnsable de la Red Santander España, á preparando para los próximos tres años y que seguirá ap ades, Jaume Pagés, consejero delegado ortando valor a las universidades. El pre Esp , Federico Gutiérrez-Solana, resaltó que al igual que ertad aña ce 200 años, los universitarios “esta posterior, donde es el conocimiento el que nos hará tenha er un mejor futuro”. lmente el acto se cerró con la intervención del rector de en estos momentos delicados debe ser una prioridad pala UCA, Diego Sales, que hizo un llam ra avanzar y construir una sociedad más ju Durante la reunión de RedEmprendia también se presentó el libro Emprender con éxito desde las universidades: algunos instrumentos y buenas prácticas, en el que ha colaborado la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, FECYT. Esta obra recoge algunas de las iniciativas más exitosas en el ámbito del emprendimiento llevadas a cabo por las Universidades de la Red, y que pueden resultar de especial interés para otras instituciones académicas y otros organismos públicos y privados comprometidos con la innovación y el emprendimiento. Para lograr estos ambiciosos objetivos, RedEmprendia ha elaborado un documento, ‘Horizonte 2015’, en el que se enmarca su ambiciosa apuesta de objetivos estratégicos y metas para los próximos años, así como las principales acciones para lograrlos.
Sección Sectorial TIC- AUPA La reunión de los miembros de la Sectorial TIC-AUPA (Universidades Públicas de Andalucía Sectorial de Tecnologías de la Información y Comunicación), tuvo lugar en la Universidad de Cádiz (Aulario La Bomba), bajo la presidencia del rector de la Universidad de Huelva, Francisco José Martínez López, y con los miembros Eduar-
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do Blanco Ollero (UCA), Juan Antonio Caballero Molina (UCO), Francisco Roca Rodríguez (UJA), María Valpuesta Fernández (UMA), Llanos Mora (UNIA), Andrés Garzón Villa (UPO), Carlos León de Mora (US), José Luis Verdegay (UGR), Manuel Berenguel Soria (UAL), José Ignacio Aguaded Gómez (UHU) (Secretario), Francisco José Martínez López (UHU) (Presidente). Como invitados; Juan Almorza y Beatriz Barros de la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía. El primer punto a tratar fue el despliegue de la Red-Iris Nova, de la cual aportó el grueso de informaciones Juan Almorza, y que permitirá tener una red singular, fuera de la corporativa y dedicada exclusivamente a investigación y enseñanza superior. Por otro lado, los cursos on-line de Oracle en las Universidades y el repositorio de objetos digitales (ROD), temas que desarrolló Beatriz Barros. Además, se abordó el ‘Proyecto Confía: Federación Identidades’, expuesto por María Valpuesta de la UMA, que consiste en un sistema que hace que diversas organizaciones compartan la identidad electrónica de los usuarios, permitiendo a los alumnos de cualquiera de las diez universidades andaluzas matricularse en su universidad de origen en las asignaturas de las otras nueve que se impartan sobre la infraestructura del CAV.
nal del Curso Académico, la Corporación Municipal de Esp beroamericanas pertenecientes a la Redl e reunieañoronlas ene I la UCA para trabajar en proyectos comupara la celebrac l Bicentenario de las Cortes de abilidad y la deióntodde os los ciud adanos de Cádiz mostrar , Enrique García, que explicó que lo que diferencia al de Universia, que habló sobre el plan estratégico que se esidente de la Confederación de Rectores Universitarios amos en esa misma dinámica de la razón y el estado de mamiento por la Educación, en especial la universitaria, ya usta, equitativa y solidaria. Asimismo, el Campus Andaluz Virtual, portal del que Francisco Roca de la UJA informó que en este curso se ha hecho una redefinición completa desde el punto de vista temático y estético, mejorando el acceso desde Confía, creando enlaces desde redes sociales, Google Analitics, opción idiomas, etc. Señaló también que es el momento de plantear el futuro del CAV, ya que la libre configuración está ya en proceso de extinción. Por último, Andrés Garzón de la UPO desarrolló el Sistema de Información del Ministerio/ Data Warehouse (DW)/ SICA II.
Recepción en el Ayuntamiento Con motivo de las celebraciones llevadas a cabo en la Universidad de Cádiz por la apertura nacional del Curso Académico, la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Cádiz ofreció un acto de bienvenida tanto a los rectores de las 70 universidades Españolas e Iberoamericanas pertenecientes a la Red Universia, como a una representación de las universidades rusas y cubanas que esos días también se reunieron en la Universidad de Cádiz para trabajar en proyectos comunes. La alcaldesa de Cádiz,Teófila Martínez, en su intervención destacó todo el esfuerzo realizado para la celebración del Bicentenario de las Cortes de la Real Isla
de León, junto al del Bicentenario de la Constitución de 1812. “Es nuestra responsabilidad y la de todos los ciudadanos de Cádiz mostrar que en esta ciudad vio la luz la primera Constitución liberal”, declaró. En el acto también intervino el director general y responsable de la Red Santander España, Enrique García, que explicó que lo que diferencia al Banco Santander es, sin duda, su vinculación con las Universidades. Por su parte, Jaume Pagés, consejero delegado de Universia, habló sobre el plan estratégico que se está preparando para los próximos tres años y que seguirá aportando valor a las universidades. El presidente de la Confederación de Rectores Universitarios de España, Federico Gutiérrez-Solana, resaltó que al igual que hace 200 años, los universitarios “estamos en esa misma dinámica de la razón y el estado de libertad posterior, donde es el conocimiento el que nos hará tener un mejor futuro”. Finalmente el acto se cerró con la intervención del rector de la UCA, Diego Sales, que hizo un llamamiento por la Educación, en especial la universitaria, ya que en estos momentos delicados debe ser una prioridad para avanzar y construir una sociedad más justa, equitativa y solidaria.
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La Red Universia, en la UCA
Universia ha cumplido 10 años, tiempo en el que se ha consol la mayor red universitaria del mundo que engloba a 1.169 univer 23 países. La red ha querido sumarse este año también al Bice las Cortes de la Isla celebrando en San Fernando la junta d de Universia España. Un acto al que se sumó también la presen libro, de una revista y la entrega de tres premios.. Universia, la mayor red de universidades de habla hispana y p lebró su X Junta General de Accionistas en el Real Teatro d 30
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5. LA RED UNIVERSIA, EN LA UCA
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Universia ha cumplido 10 años, tiempo en el que se ha consolidado como la mayor red universitaria del mundo que engloba a 1.169 universidades de 23 países. La red ha querido sumarse este año también al Bicentenario de las Cortes de la Isla celebrando en San Fernando la Junta de Accionistas de Universia España. Un acto al que se sumó también la presentación de un libro, de una revista y la entrega de tres premios.
lidado como rsidades de entenario de de accionistas ntación de un
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X Junta de Accionistas de Universia España Universia, la mayor red de universidades de habla hispana y portuguesa, celebró su X Junta General de Accionistas en el Real Teatro de las Cortes de San Fernando, siendo así la anfitriona la Universidad de Cádiz. En la asamblea, que contó con la asistencia de la totalidad de los accionistas de Universia en España (79 universidades españolas e instituciones de educación superior), se repasó la actividad desarrollada por la red en 2009 -176.985 universitarios consiguieron su primer empleo a través de Universia y se gestionaron 10.100 prácticas profesionales en empresas- y se establecieron las líneas de actuación de su plan estratégico 2011-2013. Dicho plan estratégico quedó vertebrado en torno a ejes de actuación fundamentales: el empleo universitario y la transferencia de conocimiento desde la universidad a la sociedad en diálogo con la empresa.
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El rector de la UCA destacó el papel de Universia y recordó que la Universidad de Cádiz es socia de dicha red desde su creación, siendo la segunda institución académica después de Cantabria en adherirse a ella. “Sin lugar a dudas, creemos firmemente en este proyecto, que representa el mejor escenario para reforzar la proyección pública y el protagonismo social de las universidades”, confirmó Sales. Durante su intervención Sales recordó la efeméride que San Fernando celebra este año y repasó la evolución de la UCA y su realidad actual para terminar apostando por la cooperación entre universidades, tal y como fomenta Universia: “el Espacio Europeo de Educación Superior y el Iberoamericano del Conocimiento nos plantean la arquitectura universitaria como una casa grande del saber y la investigación, donde construimos mejores oportunidades para la historia moderna del mundo que nos ha tocado vivir”. El acto estuvo presidido por Emilio Botín, presidente de Universia y de Banco Santander, Diego Sales, rector de la Universidad de Cádiz, Federico Gutiérrez-Solana, presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), José Antonio Villasante Cerro, director general de la División Global Santander Universidades, y Jaume Pagés, consejero delegado de Universia. Emilio Botín señaló en su intervención que Universia, al organizar su junta de accionistas en la Universidad de Cádiz, ha querido unirse a la celebración del Bicentenario de la redacción de la Constitución de Cádiz de 1812, y destacó, que esta Carta Magna, que pretendía la modernización de su sociedad, expresaba la importancia de la educación como principal factor de progreso al dedicarle expresamente uno de sus títulos, el noveno. Por otra parte, durante su discurso hizo referencia a los retos que se le platean a las universidades española y reafirmó el compromiso de Banco Santander con la formación superior. *El discurso completo puede consultarse en la página 95 del Anexo
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*El discurso completo puede consultarse en la página 101 del Anexo
Por su parte el presidente de la CRUE y vicepresidente de Universia destacó que celebrar la Junta de Accionistas en San Fernando “no es algo casual” pues, expresó, “las Universidades son descendientes de la Ilustración”. Prosiguió diciendo que “de nuevo 200 años después trabajamos comprometidos por el desarrollo de la sociedad española e iberoamericana, gracias a Universia”. Unas palabras en las que se centró también en el objetivo de la internacionalización como reto de las universidades.
Reunión del Consejo Asesor Internacional de Universia (CAI) El Consejo Asesor Internacional (CAI) es el máximo órgano consultor de Universia. En sus reuniones se analizan servicios que puede desarrollar Universia para aportar valor añadido a las universidades socias en su conjunto.
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El Consejo Asesor Internacional está integrado por rectores de 10 países iberoamericanos: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, España Perú, Portugal, Puerto Rico y Venezuela. En esta ocasión también asistió como invitado Diego Sales, rector de la Universidad de Cádiz, por ser el anfitrión de la Junta. Jaume Pagés, consejero delegado de Universia, realizó un balance de las actividades desarrolladas por Universia en este año, entre las que destaca el II Encuentro Internacional de Rectores Universia, que tuvo lugar los días 31 de mayo y 1 de junio en Guadalajara (México), y en el que participaron las más de mil instituciones académicas que forman Universia, así como, casas de estudios de otros países que no forman parte de esta red universitaria, pero que cuentan con la colaboración de Santander Universidades para el desarrollo de sus proyectos. El encuentro, cuyo lema fue ‘Por un espacio iberoamericano del conocimiento socialmente responsable’, centró su debate en la Universidad, sus retos y su futuro. Pagès repasó asimismo los proyectos más destacados en Universia relacionados con el primer empleo, las redes sociales, la formación y las actividades que Universia desempeña como observatorio del futuro.
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El equipo de la División Global Santander Universidades de Banco Santander describió los avances en la colaboración que mantiene la entidad bancaria con más de 800 universidades de cuatro continentes.
Presentación del libro ‘La Universidad. Una historia ilustrada’ El libro La Universidad. Una historia ilustrada, editado por el Banco Santander, fue presentado en el Centro de Exposiciones y Congreso de La Isla por Fernando Tejerina, su coordinador, ex rector de la Universidad de Valladolid (1984 a 1994) y ex secretario de Estado de Universidades (1996 y 1997). Escrita por 34 profesores e investigadores de 16 nacionalidades, e ilustrada con más de 230 imágenes de prestigiosos autores como Christopher Anderson, Candida Höfer, Richard Kalvar o Bruno Barbey, la obra recoge por primera vez en un solo volumen los
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principales acontecimientos, lugares, instituciones y personas que han contribuido a la construcción de esta dilatada historia. La Universidad. Una historia ilustrada, narra cómo en Occidente la Universidad encuentra sus raíces en los espacios de la polis griega y, siglos más tarde, en los monasterios, las madrazas y las escuelas de traductores. En Oriente, existen ejemplos milenarios como la Universidad Imperial de China o las escuelas de juristas de Constantinopla o Beirut. La Universidad como institución nace con la fundación de la Universidad de Bolonia (1088), que hoy da nombre al proceso de convergencia del Espacio Europeo de Educación Superior. Tras Bolonia vinieron Oxford (1167), la Sorbona (1170) o la Universidad de Salamanca (1218). Un libro que cuenta la historia de la universidad como un espacio de utopía y creación, de innovación y progreso, que ha albergado acontecimientos decisivos: desde la teoría de la relatividad a la creación de Google por dos alumnos de la Universidad de Stanford; de los movimientos estudiantiles del Mayo francés a la Revolución de Terciopelo de 1989; de la creación de nuevas disciplinas para la incorporación de profesionales al mercado de trabajo, durante las primeras décadas del siglo XX, a la creación de la universidad empresarial de estos últimos años.
Presentación de la Revista Iberoamericana de Derechos y Libertades Civiles Como se ha mencionado anteriormente, muchos de los actos celebrados durante esta semana de conmemoración se han enmarcado dentro del objetivo de la UCA de aprovechar la oportunidad que genera la celebración de los Bicentenarios para ser puente y cauce de cooperación y debate entre Europa e Iberoamérica. De este modo el número 0 de la Revista Iberoamericana de Derechos y Libertades Civiles veía el momento idóneo de lanzarse al público en general.
A la presentación de la revista, en el Ayuntamiento de Cádiz, asistieron la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, el consejero delegado de Universia, Jaume Pagés, el rector de la Universidad de Cádiz, Diego Sales, José Manuel Gómez Bravo, vicepresidente de la Fundación Instituto del Cultura del Sur (ICS) y Alberto Ramos Santana, director académico de la publicación y catedrático de Historia de la UCA. La estructura de la revista integra una recopilación de artículos de prestigiosos autores, con el objetivo de fomentar la implantación de sistemas jurídicos y políticos que respeten y promuevan los derechos humanos. Todo esto hace de esta revista una utopía cercana. El número 0 de esta publicación cuenta con la introducción de Ángel Gabilondo, ministro de Educación del Gobierno de España, Julio María Sanguinetti, presidente de la República de Uruguay (1985-1990/1995-2000) y Federico Gutiérrez-Solana Salcedo, presidente de la Conferencia de Rectores de la Universidades Españolas y rector de la Universidad de Cantabria.Todos ellos resaltan la libertad de expresión, la libertad de imprenta y la libertad de prensa como los tres grandes hitos para el avance social. Según palabras del ministro de Educación, es necesario que los jóvenes sean conscientes de lo mucho que costó en el pasado asentar ese derecho, los derechos humanos en su conjunto.
ocupará sin duda, un espacio importante en una de las construcciones de la filosofía liberal”, según palabras de Julio María Sanguinetti.
La revista responde a una iniciativa conjunta que nace de la mano de de la Fundación Instituto Cultura del Sur, la UCA, el Observatorio Europeo de los Derechos Humanos y Universia.
La entrega de premios comenzó con la III Edición del Premio Ministerio de Educación-Universia a la iniciativa OCW. Estos reconocen la mejor asignatura del año publicada en el portal OpenCourseWare-Universia (ocw.universia.net/es), siendo su objetivo principal promover la difusión en abierto, a través de Internet, de
“La Revista Iberoamericana de Derechos y Libertades Civiles
Entrega de Premios OpenCourseWare y Uniproyecta Otra de las actividades que albergó el Real Teatro de las Cortes fue la entrega de los premios Open Course Ware y Uniproyecta que contaron con Diego Sales, rector de la Universidad de Cádiz, como invitado de honor.
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Cárceles de la Universidad de Murcia, por la asignatura Enseñanza del Piragüismo.
las propuestas docentes, estructuradas por asignaturas, que utilizan los profesores de las universidades españolas en el desarrollo de su actividad docente reglada de las titulaciones universitarias oficiales. Siendo los criterios de valoración de las candidaturas el valor didáctico de la propuesta docente y la calidad y actualidad de sus elementos, el fallo del jurado en esta tercera edición fue: primer accésit en el área de conocimiento de Arte y Humanidades a José Luis Ramírez Sábada de la Universidad de Cantabria, por la asignatura Mitología Greco Romana; segundo accésit en el área de Ciencias a Leonardo Fernández Jambrina de la Universidad Politécnica de Madrid, por la asignatura Curvas y Superficies en el Diseño Geométrico Asistido por Ordenador; tercer accésit en el área de Ciencias a Nicolás Ubero Pascal; cuarto accésit en el área de Arquitectura e Ingeniería a César Otero González y Cristina Manchado del Val de la Universidad de Cantabria, por la asignatura CAD- 3D5; quedando como ganador de la III Edición del Premio ME-UNIVERSIA a la iniciativa OCW, Fernando Alacid
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El reconocimiento de proyectos emprendedores universitarios de excelencia sería el siguiente plato en esta entrega de premios. Uniproyecta, creado por la Red Universitaria de Asuntos Estudiantiles (RUNAE), a través del Grupo de Trabajo de Empleo, y Universia (www.uniproyecta.com), tiene el propósito de fomentar el espíritu emprendedor en la comunidad universitaria para así contribuir al desarrollo económico y social y a la consolidación del tejido empresarial relacionado con la explotación del conocimiento y la innovación tecnológica. La iniciativa se dirige a proyectos empresariales en los que participen, de forma individual o en grupo, estudiantes y titulados universitarios. En su selección del proyecto ganador, el jurado tuvo en cuenta, en especial, el carácter innovador del proyecto, la tecnología usada y su viabilidad empresarial. Quedaron seleccionados los siguientes trabajos: mención especial a Phynox Distrito Informático, presentado por la Universidad de Castilla-La Mancha y representado por Félix González García; ganador del Premio Portal Universia Pyro Fire Extinction, presentado por la Universitat Politècnica de Valencia y representado por José Luis Liz Graña; ganador del Premio Confederación de Empresarios de Andalucía AGCI, presentado por la Universidad de Málaga y representado por Salvador León Gil; y ganador del Premio Fundación Universia a Mnemosine, presentado por la Universidad de las Palmas de Gran Canaria y representado por Leidia Martel Monagas.
Entrega de premios y exposición Fototalentos La ciudad de San Fernando fue también el lugar elegido para la presentación de los ganadores del concurso Fototalentos’10 (www.fototalentos.com), coincidiendo con la Junta de Accionistas de Universia. El acto de entrega de premios contó con la participación del consejero director general de la División América del Banco Santander y vicepresidente de Universia, Francisco Luzón, con el director de la Fundación Banco Santander, Borja Baselga y con Diego Sales, rector de la UCA. En su intervención, el director de la Fundación Banco Santander destacó la alta participación registrada en el concurso, que este año ha contado con más de 21.000 fotografías de más de 10.000 universitarios, procedentes de 16 países iberoamericanos. Clara Costa, estudiante de la Escuela Universitaria de Diseño ELISAVA, fue la ganadora del primer premio del concurso con su fotografía Invierno en la playa. Mientras que los tres accésit correspondieron a Irene Cruz, de la Universidad Complutense de Madrid, con su fotografía Crisis en el suelo; a Carlos María Flores, de la Universidad Iberoamericana León (México), con su fotografía De la serie dreaming alone: paisaje 03; y a Francisco Pérez, profesor de la Universitat de Valéncia, con su fotografía Invisible. El jurado de Fototalentos´10 ha estado formado por Raúl Cancio, fotógrafo y redactor jefe de fotografía del diario El País,Víctor del Río, profesor de Teorías Artísticas de la modernidad y Teoría del Arte Contemporáneo en la Universidad de Salamanca, Juan Curto, propietario y director de la galería de arte Cámara oscura, por la ganadora de la segunda edición de Fototalentos, Cristina Escobar, por Pedro Aranzadi, director general de Universia España, y por Borja Baselga, director de la Fundación Banco Santander. De todas las fotografías presentadas a concurso, el jurado seleccionó las 24 finalistas que se mostraron en la Plaza de la Iglesia de San Fernando hasta el 19 de octubre.
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6. INVESTIDURA EN LAS CORTES ración de las Cortes de 1810, donde se aprobó la soberanía nacional y la separación de poderes; el alumbramiento de la primera Constitución democrática, la Constitución de Cádiz en 1812”. Los padrinos de sendos doctorandos fueron los catedráticos de Historia Moderna, Contemporánea, de América y del Arte, Alberto Ramos, y de Derecho Internacional Público, Penal y Procesal y vicerrector de Relaciones Internacionales y Cooperación, Alejandro del Valle. El claustro universitario junto a las autoridades civiles y militares provinciales acompañaron a los doctores en esta emotiva y especial ceremonia.
Doctores ‘Honoris Causa’ El rector de la Universidad de Cádiz, Diego Sales, acompañado por el secretario general de Universidades de la Junta de Andalucía, Francisco Triguero, los vicerrectores del Campus Bahía de Algeciras, Francisco Trujillo, de Extensión Universitaria, Marieta Cantos, y la secretaria general de la UCA, Ana María Rodríguez, presidieron el solemne acto de investidura de los Doctores Honoris Causa, Clara Eugenia Lida y Gil Carlos Rodríguez, en el Real Teatro de las Cortes de San Fernando. Volvió a ser así el Bicentenario el escenario de este importante acto. Durante su intervención en el acto de investidura el rector declaró “un honor” para la UCA haber celebrado este curso “sus actos institucionales en este edificio, participando así directamente de su significado constitucional: el de la conmemo-
El rector Diego Sales destacó la trayectoria de los dos académicos, cuyos méritos gozan de unánime reconocimiento en Europa y América, y señaló que ambos están ligados a la conmemoración de esta efeméride; la primera, por su rica e inestimable aportación sobre la historia cultural y social de Latinoamérica en los siglos XIX y XX, y el segundo, por su defensa y protección de los derechos humanos y la integración de los ciudadanos y ciudadanas en Europa. *El discurso completo puede consultarse en la página 107 del Anexo
Clara Eugenia Lida pronunció un discurso de investidura en el que habló sobre la solidaridad mexicana ante la Guerra Civil y el exilio republicano en España. Por su parte Gil Carlos Rodríguez presentó algunas consideraciones sobre la evolución del régimen de protección jurisdiccional de los derechos fundamentales en la UE. *Los discursos pueden consultarse en la página 112 (Clara Eugenia Lida) y 121 (Gil Carlos Rodríguez) del Anexo
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Clara Eugenia Lida
: historiadora, investigadora y directora de la Cátedra México España
“Los Bicentenarios deben servir para lograr un acercamiento efectivo entre España e Iberoamérica”
Los movimientos sociales y revolucionarios en América Latina y Europa, especialmente en España y Andalucía, han sido temas centrales de la intensa carrera investigadora de Clara Eugenia Lida. Con sus trabajos sobre la inmigración y el exilio español en México o sobre el movimiento obrero y el anarquismo gaditano, con la obra La Mano Negra, la historiadora y profesora ha aportado nuevos y pioneros puntos de vista. Nacida en Argentina y residente en México, donde ha ejercido su magisterio desde la década de los 80. En los últimos años ha puesto su empeño en la consolidación de un centro de estudios para el análisis comparado de la historia reciente de España e Iberoamérica. De tal proyecto han nacido, en El Colegio de México, el Seminario Permanente México-España (2002) y la Cátedra México-España (2006). Su quehacer profesional le ha valido importantes reconocimientos -fue condecorada en 2006 con la Encomienda de la Orden del Mérito Civil del Estado Español y en 2007 el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal creó un premio con su nombre- a los que acaba de sumarse la investidura como doctora honoris causa por la Universidad de Cádiz. Una distinción que recibió agradecida y emocionada en un acto que este año se ha celebrado en el Teatro de las Cortes de San Fernando como homenaje al Bicentenario del nacimiento del parlamentarismo.
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d e ac og e defensores de los rnuaevoaqsuepllriosncirp En su discurso de incorporación como honoris causa se centró en el exilio español en México y “la extensa e intensa solidaridad brindada” por el país hermano. Tuvo palabras también para reconocer los Bicentenarios de las Cortes y la Constitución como hechos históricos que, no sólo pusieron las bases de la soberanía y de la igualdad de derechos para americanos y españoles, sino que fueron un “punto de Inflexión sin retorno” que en los años siguientes desembocó en la independencia de las republicas americanas. Su conocimiento de las relaciones de España con Iberoamérica y de su historia común y comparada, la convierten en una voz más que autorizada a la que solicitar reflexión y palabra sobre la realidad de ese interés mutuo. Una cooperación e interrelación que hoy cobra sentido histórico con la celebración de los Bicentenarios, llamados a ser oportunidad y puente para estrechar lazos entre los dos lados del Atlántico. Recién investida como doctora honoris causa por la Universidad de Cádiz, ¿qué significa para usted este reconocimiento? Para empezar estar aquí es un gusto pues conozco Cádiz desde hace muchos años ya que empecé a investigar en temas andaluces y gaditanos en 1967. Lo considero, no sólo un honor para mí, sino que se debe también a las buenas relaciones y a la deferencia de Cádiz hacia América ahora que estamos celebrando los Bicentenarios de las Cortes, la Constitución y la emancipación de las repúblicas desde Río de la Plata hasta México.
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Los exiliados españoles no fueron a hacer la América, fueron recibidos por ella para que pudieran sobrevivir mejor lejos de la contienda y la represión. Cambia la percepción del español gracias al exilio”
¿Qué caracterizó el exilio de españoles en México? ¿Cuál ha sido la aportación de este periodo histórico a la relación entre ambos países? El exilio fue muy importante para que dejara de pensarse desde México en los españoles como esos antiguos inmigrantes que iban a hacer la América. Los exiliados españoles no fueron a hacer la América, fueron recibidos por ella para que pudieran
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m ió la re repiopsredseenl tadnteeres ch deo lapolsoítbico.eranía n sobrevivir mejor lejos de la contienda y la represión. Cambia la percepción del español gracias al exilio.
¿En qué nos beneficia conocernos mejor? ¿Cuál es el mensaje que hay que enviar?
¿Cuál es el objetivo que se ha marcado la Cátedra MéxicoEspaña?
Creo que los acercamientos culturales, los conocimientos mutuos, son las mejores maneras para que la comprensión y las relaciones entre países y pueblos se estrechen. No puede haber respeto mutuo si no hay conocimiento mutuo; la ignorancia de unos sobre otros, los prejuicios, a lo único que llevan es a los distanciamientos. Si realmente tenemos la ambición de pertenecer a una cultura iberoamericana y global me parece que el acercamiento y la apertura son imprescindibles.Todo lo contrario lleva a xenofobias a encerrarse ante el otro y a no abrirse a la expansión de horizontes.
El acercamiento y el intercambio de alto nivel académico de las dos orillas, no sólo de México. Que ese intercambio permita desarrollar conocimientos, preocupación por nuevos campos de investigación y un mayor diálogo entre colegas y especialidades. Pese a todo lo que se publica en América, no hay idas y vueltas. Hoy se ve la cultura más como comercio que como beneficio intangible, pero efectivo, en el conocimiento mutuo. ¿Se conocen hoy México y España? Yo diría que México y España se desconocen tanto como España y Argentina o España y Venezuela. Se conocen poco, aunque se ha ganado algo: una mayor estima por España a partir de la democracia. Tanto el régimen franquista como las crisis políticas y terribles dictaduras en América, cuando España estaba entrando ya en la democracia, produjeron alejamiento. Pero en los últimos 20 o 25 años lo que más se ha notado es la sensación de acercamiento y simpatía. También más españoles viajan a América y más americanos viajamos a España, y eso permite acercarse. Más estudiantes vienen a universidades españolas; menos españoles van a universidades mexicanas, aunque sí muchos doctores que no consiguen trabajo en universidades españolas van a buscar trabajo en universidades mexicanas.
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¿Cómo puede, o debe, contribuir la celebración del Bicentenario a mejorar esas relaciones? Creo que es importante que estas efemérides estén presentes y se conmemoren, pero deben servir para algo más que para actos de relumbrón. Sería importante que sirvan para lograr un acercamiento mucho más efectivo en múltiples niveles entre España y América. Mi impresión como americana es que en estos momentos América interesa más como lugar para
Si tenemos la ambición de pertenecer a una cu ltura iberoamericana y glo bal, el acercamiento y la apertura son impresc indibles. Todo lo contrario lleva a xenofobias a en cerrarse ante el otro y a no abrirse a la expansió n de horizontes”
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Que lo americano no quede en América y lo español en España. Todo esto también con una idea de comparación, y en una comparación hay contrastes y diferencias, pero también paralelismo”
La Universidad de Cádiz se ha marcado como objetivo y responsabilidad aprovechar la oportunidad que brinda el Bicentenario para ser puente con Iberoamérica. ¿Cómo cree que pueden contribuir las universidades a lograr ese objetivo de encuentro?
inversiones, como mercado, que como países con los que tener un trato de reciprocidad en distintos niveles. Debe ser una relación de ida y vuelta, una relación que a veces se siente un poco omisa desde el lado americano. ¿Cómo debe articularse ese acercamiento? Un acercamiento cultural, de conocimiento y estudio de unos sobre otros. El acercamiento del mundo académico obviamente es fundamental. La Universidad de Cádiz tiene por ejemplo, en el departamento de Historia, el campo de América, pero no hay muchas universidades españolas que estudien América. Me parece que es una falta, una ausencia en la compresión del otro lado del mundo Atlántico, para un país y una sociedad cuya historia fue una historia imperial y que se ha olvidado de volver a entender de otra manera a esas antiguas posesiones ahora independientes.
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Yo puedo emplear el ejemplo de lo que hemos estado tratando de hacer desde El Colegio de México y desde la Cátedra México-España: fomentar el intercambio de catedráticos españoles y mexicanos para que los temas españoles se debatan en México y mexicanos debatan con españoles sobre temas americanos. Que lo americano no quede en América y lo español en España. Todo esto también con una idea de comparación, y en una comparación hay contrastes y diferencias, pero también paralelismo. Es un mecanismo que hemos desarrollado para ir integrando más el diálogo entre las dos orillas. Es un intento que ha fructificado pero debería haber más cátedras de intercambio. Me gustaría ver alguna situación similar desde España. Cádiz sería un lugar ideal para poder tener este tipo de proyectos de intercambio. ¿Ve cómo una realidad posible la creación del denominado Espacio Iberoamericano del Conocimiento? Lo veo como una realidad posible a futuro, pero no como una realidad realizada hasta ahora. Se producen actos en sí mismo importantes, hitos, pero sin una continuidad de ejercicio para contribuir a una permanencia de esos mecanismos; ¿qué pasa en medio?
Desde el punto de vista histórico, ¿cuál fue la aportación más importante de la Constitución de Cádiz para el continente americano? Lo que se recupera en estos momentos del Bicentenario gaditano es Cádiz como punto de arranque de una idea de igualdad en el mundo iberoamericano, el reconocimiento de igualdad de derechos entre americanos y españoles. Eso también da pie para que en América, desde ese punto de partida, se pueda seguir adelante: para los patriotas americanos no sólo se trata de reconocer igualdades, sino de reconocer autonomías e incluso independencias. Es el salto cualitativo que permite gestar la idea de nación y de nación independiente. Parte del principio de soberanía de la nación que reside en el pueblo, y esa noción es sin duda producto del impacto de Cádiz en América. ¿Qué queda hoy del legado gaditano?
para ciertos sectores étnicos era más restringido. La lucha por mayores igualdades de derechos es algo que cada país ha hecho por su cuenta. No han pasado en vano 200 años y aún podemos seguir hablando de lo que implica la etnicidad y tener un mayor sentido de la igualdad de derechos. Valores que deben estar continuamente en el candelero: no son sólo algo plasmado en un texto constitucional histórico, es algo que debe estar ejecutándose y ejerciéndose cotidianamente. Yo como ciudadana del continente americano no dejo de llamarme a sorpresa y tristeza viendo que va creciendo la xenofobia y las posturas fuertemente sectarias y segregacionistas en Europa. Me preocupa que eso que parecía que estábamos yendo camino de dejar atrás, lo volvamos a ver tan fuertemente en el mundo europeo, que de alguna manera debería estar dándonos más ejemplos de democracia igualitaria. España en esto no es tan radicalmente negativa, pero es un peligro que sigue en ciernes en cualquier lado y debemos estar atentos.
Las historias nos han alejado de ese origen común, pero con un recuerdo y sensación de rescate de ese punto crítico que Cádiz marca como hito fundamental del constitucionalismo iberoamericano. Desde ese punto de vista Cádiz sigue teniendo ese valor simbólico para toda América. Es una referencia simbólica a la que se alude una y otra vez sobre todo ahora con los Bicentenarios. En 1810 y 1812 se pusieron en Cádiz las bases de los valores de igualdad y democracia que aún hoy no son una realidad plena en muchos rincones del mundo… Son valores que ya son universales de los principios constitucionales y democráticos y es fundamental que se sigan garantizando y constituyendo como valores básicos de todo Estado. Ha habido otras cosas que se han incorporado que aún en Cádiz no estaban formuladas o estaban formuladas negativamente, por ejemplo el concepto de ciudadanía
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Indice ´
1. introducción 2. presentación del Rector 3. acto inaugural del curso académico 2010-2011 4. el Bicentenario cita a las universidades 5. la Red Universia, en la UCA 6. investidura en las Cortes 7. álbum de fotos 8. clip de prensa 9. índice anexo
Anexo
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Acto Apertura Curso 2010-11
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Alberto Ramos Santana
Lección Inaugural
: Catedrático de Historia de la Universidad de Cádiz
I 1810: opinión pública y soberanía nacional
Tal día como hoy, hace doscientos años, las Cortes Generales y Extraordinarias reunidas en este teatro de la Real Isla de León, después de resolver brevemente varios asuntos de trámite, recibieron al Consejo de Regencia que acudió al Salón para cumplimentar a las Cortes con motivo del cumpleaños del rey Fernando VII en ese día 14 de octubre. Tras los discursos de los presidentes de la Regencia y las Cortes, cumplido el protocolo, los regentes abandonaron el salón, y los diputados continuaron reunidos, anunciándose que se iba a proceder a la primera lectura del proyecto de ley sobre la libertad de imprenta. A pesar de la oposición de algunos diputados, se procedió a la lectura de dicho proyecto, y “en seguida tomó la palabra” Agustín de Argüelles para defender la libertad de imprenta, extendiéndose en las ventajas que esa libertad política, bien entendida, depararía a la nación1. El proyecto había comenzado a gestarse en las Cortes poco más de dos semanas antes, siendo una muestra más de la diligencia con que las Cortes, reunidas el 24 de septiembre, acometieron las reformas políticas para las que se habían convocado. En este sentido cuando el 24 de septiembre de 1810 comenzaron las sesiones de la Cortes, después de elegidos el presidente y del secretario, Ramón Lázaro de Dou y Evaristo Pérez de Cas-
tro, respectivamente, y, tras darse por enteradas las Cortes del escrito que dejó la Regencia antes de retirarse sobre la posible elección por el congreso de un nuevo gobierno, tomó la palabra Diego Muñoz Torrero para pedir que se decretara “que las Cortes generales y extraordinarias estaban legítimamente instaladas; que en ellas reside la soberanía”, indicando que un diputado, Manuel Luján, traía una propuesta al respecto. Dicha propuesta es el origen del primer decreto de la Cortes proclamando solemnemente el principio de la soberanía nacional2: Los diputados que componen este Congreso, y que representan la Nación española, se declaran legítimamente constituidos en Cortes generales y extraordinarias, y que reside en ellas la soberanía nacional2.
La falta de taquígrafos en esas fechas no nos permite conocer cómo fueron los discursos de Muñoz Torrero y Luján, aunque cabe pensar que la memoria leída por el segundo quedó reflejada en el primer decreto. Es sabido que el acta de la primera sesión, recogida en el Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias, se escribió posteriormente, sin embargo la crónica que sobre ella publicó El Conciso del 26 de septiembre de 1810 coincide en su descripción con lo relatado en dicha acta. Efectivamente, quizás con menos detalle de nombres3, el perió-
Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias, Sesión de 14 de octubre de 1810. A partir de ahora, DSCGE, 14/10/1810. DSCGE, 24/9/1810. El Conciso no dice que la proposición del primer decreto la hizo Muñoz Torrero, ni menciona a Luján. También el Diario Mercantil de Cádiz, del día 26 de septiembre de 1810, se hizo eco de la declaración de que la soberanía residía en el Congreso.
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dico recoge tal declaración de la soberanía e incluso, antes de describir lo ocurrido en la sesión parlamentaria, al aludir al escrito dejado por la Regencia para su lectura en las Cortes, afirmaba con cierta vehemencia:
que quedaba patente que el poder supremo residía en la Nación soberana, es decir en la “reunión de todos los españoles”, y el ejecutivo y el judicial, eran órganos constituidos a los que transfería el ejercicio del poder4.
¡Pueblo español! ya está dignamente representada tu soberanía en los diputados que tu elección y la suerte propicia han conducido al santuario de la patria.
Tres días más tarde se empezó a fraguar el decreto de la libertad política de la imprenta. El 27 de septiembre de 1810 Mexía Lequerica propuso que, mientras se comenzara a pensar sobre tal medida, convendría establecer que las Cortes, a través de los Secretarios, recibiesen todos los escritos que se presentasen, debidamente firmados por sus autores, que recibirían un certificado de su entrega. Inmediatamente tomó la palabra Argüelles para defender dicha libertad y planteó la necesidad de crear una comisión que preparase la deliberación de las Cortes5. El interés de El Conciso en este asunto le llevó a recoger, en la edición del 30 de septiembre en su sección de Cortes, la intervención de Argüelles, quien propuso a que
El texto constitucional ratificaría definitivamente la soberanía nacional, representada por los diputados reunidos en Cortes, cuando declaraba en el artículo 3º que “La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales”, y en el artículo 27º que “Las Cortes son la reunión de todos los diputados que representan la Nación, nombrados por los ciudadanos en la forma que se dirá”. Iniciar las sesiones de las Cortes con la declaración de que la soberanía residía en las mismas, y que los diputados reunidos para su constitución representaban a la Nación española era esencial, pues fijaba, desde el primer instante, el carácter rupturista de las Cortes y justificaba así que la Nación reasumía la soberanía que había depositado en un monarca que no podía ejercer por estar preso. Y, al mismo tiempo, suponía la confirmación del rechazo pleno a la renuncia “forzada” de Fernando VII en Bayona y a la legitimación de José I que había recibido la corona española por cesión del monarca español. Que la Nación, representada por unas Cortes legítimas, en tanto que los diputados eran delegados de un pueblo soberano para dotarse de sus propias leyes, recobrara la soberanía, posibilitaba la segunda gran medida adoptada el 24 de septiembre de 1810, la división de poderes, división que primaba al legislativo de manera 4 5
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sin ánimo de empeñarlas en discusión, no podía menos de llamar la atención del Congreso hacia un objeto de la mayor importancia, tal que le miraba como preliminar necesario para la salvación de la patria; la libertad política de la imprenta: dijo que no pretendía que desde luego se deliberase acerca de un punto tan arduo y de tanta consecuencia; pero que si la propuesta era de la aprobación del congreso se podía pasar la votación sobre si se había de nombrar una comisión que con presencia de lo que se ha escrito sobre este particular examinara el asunto, y propusiera a las Cortes el resultado de su trabajo, sus reflexiones, y el modo con que se podría fijar la libertad política de la imprenta. La libertad de la que hablaba Argüelles -y que apoyaron los diputados Zorraquín y Pérez de Castro- se refería fundamentalmente a los temas políticos. A pesar de ello, narra el cronista de
En esa primera sesión de Cortes también se acordó que las personas de los diputados eran inviolables, en tanto que representantes de la nación. DSCGE, 27/9/1810.
El Conciso “habiendo manifestado alguna oposición un diputado eclesiástico”, salió a la tribuna el también eclesiástico Muñoz Torrero que, “lleno de fervor peroró sobre los males que nos ha traído la falta de libertad de imprenta y sobre los bienes que eran consecuencia de su libertad política”, al insistir nuevamente en este punto, consideró que había que seguir “un rumbo opuesto al de la Junta Central, sustituyendo a su criminal silencio y misteriosa conducta la publicidad de las sesiones y la libertad de escribir sobre asuntos políticos, cuya prohibición desde los primeros días había desacreditado a la Central”, para añadir que “era preciso consultar la opinión pública cuyo eco era la imprenta”6 . En solo cuatro días, entre el 24 y el 27 de septiembre, las Cortes de la Real Isla de León habían adoptado medidas verdaderamente revolucionarias. En ocasiones se ha planteado cómo fue posible que en la primera sesión de las Cortes, en una jornada que duró más de quince horas, se adoptaran, casi sin discusión, por aclamación, medidas tan revolucionarias; y que apenas veinte días después ya discutieran el borrador del decreto de la libertad de imprenta. Pero el asunto es más fácil de entender si recordamos que durante algo más de dos años muchos españoles asumieron que la soberanía había vuelto a sus manos, puesto que el proceso que conduce a la recuperación de la soberanía por las Cortes, ratificado en la Constitución de 1812, comenzó, prácticamente, con la revuelta de Aranjuez iniciada la noche del 17 de marzo de 1808, la disputa dinástica por el trono entre Carlos IV y Fernando VII, las renuncias de Bayona, que propiciaron que la corona española pasara a José Bonaparte y la sublevación generalizada contra el ejército francés en los últimos días del mes de mayo. Efectivamente, coincidiendo con ese proceso, España conoció una etapa de alegalidad que propició la aparición de cientos de papeles públicos, que no se sometieron al control de la censura impuesta a la imprenta desde siglos atrás.
Tras el dos de mayo madrileño, y sin olvidar las manifestaciones de hostilidad contra los franceses que se produjeron en Oviedo el día 9, la insurrección comenzó a generalizarse a partir del 22 de mayo prácticamente por toda la geografía de la España peninsular. Pero, si la sublevación tuvo éxito en diferentes puntos de España, fue porque los papeles públicos presentaban la intromisión francesa en los asuntos del país como una usurpación de la dinastía y, sobre todo, como un ataque a valores tradicionales asumidos por el pueblo español, como una agresión a principios ideológicos como la religión, la monarquía tradicional española y la independencia. Y, por otra parte, cabe recordar que la ausencia de los reyes provocó una situación de vacío de poder que, ante la falta de autoridad de la Junta de Gobierno, y la nula reacción del Consejo de Castilla, sólo pudo cubrirse con la formación de unos poderes nuevos, sustitutivos, emanados de la “voluntad popular”: las Juntas locales y provinciales, que asumieron la soberanía en nombre del pueblo y la nación. Es evidente que existió cierta disparidad en los planteamientos ideológicos de las Juntas7, así como que el sustrato ideológico de las mismas no era popular y que, tras los tumultos callejeros, fueran llamados a dirigir los nuevos organismos hombres relacionados con el poder en la etapa precedente8, pero también está claro que con la formación de las Juntas sus protagonistas eran conscientes de que el pacto entra la Nación y el monarca para la cesión de la soberanía había quedado anulado y que la Nación asumía de nuevo la soberanía. La Nación soberana fue el fundamento ideológico de las Juntas para declarar la guerra a Napoleón en defensa de la independencia de la patria. Precisamente, en la constitución de la Junta de Gobierno de la Real Isla de León, efectuada el 2 de Junio de 1808, y en la pro-
El Conciso, 30 de septiembre de 1810. Al respecto, Antonio Moliner: “La peculiaridad de la revolución española de 1808”. Hispania, nº 166, 1987, págs. 629 a 678. 8 Manuel Pérez Ledesma: “Las Cortes de Cádiz y la sociedad española”. Ayer, nº 1, 1991, pág. 171.
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clama que publicó ese mismo día, tenemos ejemplo de ambos aspectos. Por una parte la Junta estaba integrada por personajes relacionados con el poder en la etapa inmediata anterior -el Alcalde Mayor, el Cura Rector de la iglesia parroquial, un representante de la nobleza, otro de la Real Armada, el Comisario de Marina, el Regidor decano del municipio, un abogado de los Reales Consejos por el pueblo y un secretario- y, por otra, al asumir la soberanía en nombre de la Nación insurrecta, tenía derecho a pactar de nuevo su realidad social y política. La proclama decía: Españoles, nobles fieles habitantes de la Real Isla de León: La ambición del tirano de Francia ha llegado a nuestro territorio. El que pudo con la fuerza y con la astucia erigirse monarca de su nación misma, ha sabido con el engaño invadir el suelo español y destronar la Familia Real, usurpando la Corona al poseedor. Fernando VII es nuestro Rey por la abdicación solemne del 19 de Marzo9, sin que lo impida ni una protesta inválida ni una renuncia forzada hecha entre las armas francesas en aquel país extranjero. Cuando estuviésemos por la separación de los derechos al Trono (que no estamos), aun entonces no habría de constituirse éste en Napoleón, por pertenecer a la Nación el dominio de la Corona. Sí, españoles: un Rey erigido sin potestad no es Rey, y la España está en el caso de ser suya la soberanía por la ausencia de Fernando, su legítimo poseedor10.
comprobar ya cuando tras la insurrección en Oviedo el 24 de mayo, se publicó11 una “Proclama de la Junta General del Principado” redactada por el Procurador General, Álvaro Flórez Estrada, en la que, tras anunciar que el Principado de Asturias le había declarado formalmente la guerra a Francia, los “representantes” del pueblo llaman a las armas a los asturianos para defender al Rey, recordando que ya Asturias, en alusión a Covadonga, había restaurado la Monarquía12.
Aunque otras proclamas y manifiestos de las mismas fechas no expresan con tanta nitidez la noción de soberanía de la nación, no cabe duda de que cuando se habla por ejemplo de la representación del pueblo, o de la restauración de la monarquía a través de la lucha patriótica, se está aludiendo a ella. Se puede
Si la proclama cartagenera expresaba que los representantes electos eran portavoces de la opinión pública, la publicada en Sevilla el 29 de mayo de 1808 no deja lugar a dudas sobre la asunción de la soberanía por la Junta sevillana y que los elegidos representaban la voluntad y opinión de los españoles. Ya el pro-
Una línea similar sigue la proclama dada en Cartagena el mismo día 24 de mayo, suscrita por Vicente de Obando y Obando, marqués de Camarena la Real y Coronel del Regimiento de Valencia, que había sido elegido para presidir el gobierno de la ciudad, y que se dirige a la población para recordarles que “a vuestro gusto y elección han sido [elegidos] los vocales” de la Junta, por lo que recomendaba calma y alistamientos “con método”, para terminar reconociendo a los vocales como verdaderos representantes de la voluntad popular y portavoces de su opinión: La obediencia y confianza os encargamos; y esperad en Dios y en la justa causa en que todos interesamos, y lograréis vuestros apreciables fines, ratificando la elección de vuestros representantes, y por ellos, sin conmoción sabremos vuestros espíritus y vosotros el nuestro13.
Se refiere a la abdicación de Carlos IV, el 19 de marzo de 1808, a favor de Fernando, como consecuencia de los sucesos de Aranjuez. Demostración de la lealtad española; colección de proclamas, bandos, órdenes, discursos, estados del Ejército y relaciones de batallas publicadas por las Juntas de Gobierno o por algunos particulares en estas circunstancias. Madrid, 1808, t. I, págs. 31 a 33. Todas las negritas de los textos originales son nuestras. También, Adolfo de Castro: Cortes de Cádiz Complementos de las sesiones verificadas en la Isla de León y en Cádiz. Extractos de discusiones, datos, noticias, documentos y discursos publicados en periódicos y folletos de la época. Madrid, 1913, t. I, págs. 18 y 19. 11 Con toda probabilidad el mismo día 24 de mayo de 1808. 12 Sabino Delgado: Guerra de la Independencia: proclamas, bandos y combatientes. Editora Nacional, Madrid, 1979, págs. 20 y 21. 13 Demostración de la lealtad española, págs. 7 y 8. 9
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pio título, “Grito general de la Nación”, manifiesta que los autores quieren dar a conocer un estado de opinión, una queja popular, y, más allá, la proclama manifiesta con claridad que la soberanía reside en la Nación, que ni siquiera la propia monarquía es propiedad del rey que la representa, sino de la nación, que es el pueblo quien cede la soberanía al rey y que en mayo de 1808, preso el Rey, el pueblo la recuperaba para cederla temporalmente a una nueva forma de gobierno, la propia Junta, a la que se reviste de todos los poderes: El pueblo pues de Sevilla se juntó el 27 de mayo, y por medio de todos los magistrados y autoridades reunidas y por las personas mas respetables de todas las clases creó esta Junta Suprema de Gobierno, la revistió de todos sus poderes, y le mandó defendiese la religión, la patria, las leyes y el Rey. Aceptamos encargo tan heroico, juramos desempeñarlo, y contamos con los esfuerzos de toda la Nación. Precedió antes proclamar y jurar de nuevo por nuestro rey al Sr. D. Femando VII y morir en su defensa y este fue el grito de la alegría y el de la unión, y lo será para toda la España (…). Menos podía detenernos el acto de renuncia de la monarquía en un príncipe extranjero, ilegal y nulo con suma evidencia por la falta de poder en quien lo hizo, pues la monarquía no era suya, ni la España se componía de animales al arbitrio absoluto del que nos gobernaba, y había entrado a su señorío por el derecho de la sangre como él mismo lo confiesa, y por las leyes fundamentales de la monarquía, que reglan invariablemente la sucesión hereditaria14. Como hemos visto en los ejemplos citados y en otros muchos en los que no nos detenemos ahora15, siempre se alude a que, en la formación de las Juntas, había participación popular, una
iniciativa del pueblo que, en el caso de la Junta de Cádiz de 1808, podemos constatar documentalmente. Como es conocido, la insurrección contra los franceses en Cádiz se vio dificultada por la presencia de los restos de la flota francesa que, tras la derrota de Trafalgar y comandada por el almirante Rossilly, estaba en la bahía, mientras que una flota inglesa bloqueaba el puerto de la ciudad desde 1805. Las precauciones de Francisco de Solano, marqués del Socorro, terminaron costándole la vida como consecuencia del tumulto callejero que se organizó exigiendo la declaración de guerra contra Francia. Tras la muerte del marqués del Socorro, su sucesor, Tomás de Morla, no pudo evitar que el tumulto continuara por las calles de Cádiz, pese a que ordenó publicar una proclama anunciando que se enfrentaría a los franceses, y reclamando calma y confianza en los que ostentaban el mando militar y político en la ciudad16. Sin embargo la tranquilidad se logró en la ciudad gracias a la acción de algunas personas que no formaban parte de los grupos dirigentes. El día 31 de mayo, y en un un cabildo municipal extraordinario, se presentó ante los regidores Antonio Fernández “uno de los individuos que contribuían a la pacificación y tranquilidad de este vecindario en las actuales inquietudes que fermentan sus ánimos”, y en nombre del “pueblo gaditano”, exigió se “verificase la Real Proclamación y Jura” de Fernando VII17. La intervención de Antonio Fernández se realiza en nombre del pueblo gaditano, convirtiéndose, por tanto, en portavoz de la opinión popular que provoca la jura del rey, toda una demostración de la voluntad de un pueblo que obligó a las autoridades locales a juramentar a Fernando VII y condujo también a la declaración formal de guerra a Francia, pues esa misma tarde, a las 18 horas, en un nuevo cabildo extraordinario se proclamó y juró a Fernando VII como Rey de España e Indias18. El juramento era la consumación del acto de
Demostración de la lealtad española, págs. 15 a 19. En los tomos de Demostración de la lealtad española se pueden leer muchos más ejemplos de lo que venimos comentando. 16 Diario Mercantil de Cádiz, 31 de mayo de 1808. Desde ahora DMC, 31-5-1808. 17 Archivo Histórico Municipal de Cádiz, Actas capitulares, cabildo 17, de 31 de mayo de 1808. Desde ahora A.H.M.C., Ac.cap., cab. 17, 31-5-1808 18 A.H.M.C., Ac.cap., cab. 18, 31-5-1808. 14 15
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desobediencia al francés, y tras realizarlo, Tomás de Morla pidió a la Junta de Sevilla autorización para atacar a la escuadra francesa, que, tras cinco días de enfrentamientos, se rindió y fue apresada el 14 de junio de 180819. Mientras, en lo que se conocía como la América española, es decir, las posesiones españolas en América, las noticias sobre las renuncias de Bayona, y la formación de Juntas en la península, tuvieron eco y se produjeron, por una parte, manifestaciones de adhesión, y por otra, se dejó sentir que un movimiento insurreccional corría paralelo a dichas manifestaciones. Y es que, si casi nunca faltaron demostraciones a favor de Fernando VII, tampoco faltaron declaraciones de la asunción de la soberanía por antiguos o nuevos poderes constituidos, manifestaciones y propuestas políticas que provocaron recelos entre los españoles europeos y las autoridades peninsulares recién establecidas. Por ejemplo, en ciudad de México, al conocerse las renuncias de Bayona y la proclamación como rey de José I, en medio del desconcierto, el 19 de julio de 1808 el ayuntamiento de la ciudad puso en manos del Virrey José Iturriagaray una representación en la que, tras jurar fidelidad a Fernando VII y no reconocer a Napoleón ni a ningún otro miembro de su familia, afirmaba que, por la prisión del rey, el derecho de soberanía había recaído de nuevo en el pueblo a quien representaba el propio ayuntamiento y que, por tanto, la ciudad de México se erigía en sostén de los derechos de la casa reinante y pedía al Virrey que continuase provisionalmente encargado del gobierno y la defensa del virreinato. Pese a que Iturriagaray se opuso a las pretensiones del ayuntamiento,
los acontecimientos posteriores, que condujeron a la formación de juntas, respaldaron las pretensiones del ayuntamiento de México, de las que algunos peninsulares residentes en la ciudad ya habían sospechado intenciones independentistas20. Algo similar ocurrió en Caracas, donde tras ratificar a Fernando VII el 17 de julio, diez días más tarde, y tras los intentos del Capitán General de reconocer a la Junta de Sevilla, el cabildo municipal argumentó que la Junta sevillana no podía adjudicarse la autoridad soberana; y en noviembre se reabrió el debate argumentando que, ausente el rey, “la soberanía regresaba a la nación”21. Pese a que el movimiento fue reprimido, es evidente que la semilla quedó sembrada. En la España peninsular, a partir del 25 de septiembre de 1808 los poderes locales y provinciales confluyeron en un poder unificado con la formación de la Junta Central22. Conviene recordar que, comenzada la revuelta contra el ejército napoleónico y la formación de las Juntas en distintos lugares de España a finales de mayo de 1808, pronto se formó opinión sobre la conveniencia de que las Juntas se reunieran formando un poder fuerte y unificado, tanto para la dirección de la guerra, como para la gobernación del país23. Ya el Manifiesto de la Junta de Murcia de 22 de junio de 1808 planteaba la elección de sendos Consejos, civil y militar, para gobernar la monarquía en ausencia de Fernando VII. En la misma línea, mientras que las Juntas de Galicia, León, y Asturias, votaron por una Junta Central con dos representantes de las “supremas”, la de Sevilla lo consideró oportuno, pero para nombrar un Regente o convocar Cortes, y por su parte la Junta de Valencia, el 16 de julio, en un interesante manifiesto, tras recordar que
Más información sobre este asunto y los acontecimientos ocurridos en Cádiz entre mayo y junio de 1808 en: Alberto Ramos Santana: “La formación de la Junta de Cádiz y el apresamiento de la escuadra de rosilla. Mayo y junio de 1808”. Trocadero, nº 20, 2008, págs. 59 a 70. 20 Véase al respecto Lucas Alamán: Historia de Méjico desde los primeros movimientos que prepararon su independencia en el año de 1808 hasta la época presente. Méjico, 1849, t.1, págs. 168 y ss. El texto de la representación en José Guerra: Historia de la revolución de Nueva España. Londres, 1813, págs. 2 a 10. 21 Inés Quintero: “Lealtad, soberanía y representatividad en hispanoamérica (1808-1811)”. En. Manuel Chust (coord.): Doceañismos, constituciones e independencias. Fundación MAPFRE, Madrid, 2006, págs. 124 y 125. 22 Manuel Pérez Ledesma ha recordado, siguiendo a Quintana, que la formación de la Junta Central respondía a ciertos principios federativos comunes a una dinámica revolucionaria. Art. cit., pág. 171. 23 Miguel Artola: “Estudio preliminar”, en Miguel Artola y Rafael Flaquer Montequi: La Constitución de 1812. Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno y Iustel, Madrid, 2008, págs. 19 y ss. 19
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“toda la Nación está sobre las armas para defender los derechos de su Soberano”, y que “tantas provincias diversas en genio, en carácter y aún en intereses” habían adoptado medidas similares “estableciendo una misma forma de gobierno”, advertía que, aun siendo medidas convenientes “para el gobierno particular de cada provincia”, no bastaban para la unión de todas por lo que consideraba indispensable, para formar una sola nación, una autoridad suprema que en nombre del Soberano reúna la dirección de todos los ramos de la administración pública. En una palabra, es preciso juntar las Cortes o formar un cuerpo supremo, compuesto de los diputados de las provincias, en quien resida la regencia del Reino, la autoridad suprema gubernativa y la representación nacional. El acuerdo mayoritario en esta corriente de opinión, que insistía en la formación de una Junta como poder central, condujo a la formación, el 25 de septiembre de 1808, de la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino, decidiendo que su lugar de residencia sería el Real Sitio de Aranjuez, y siendo elegido su Presidente el conde de Floridablanca. Tras rechazar de nuevo las reticencias y el informe del Consejo de Castilla del 8 de octubre, que negaba la legalidad de la Junta Central y se mostraba claramente partidario de constituir una Regencia por ser más acorde a la tradición y a la legislación española, la Junta comenzó a gobernar el país y a dirigir la guerra, organizando los ejércitos puestos bajo su mando e iniciando la búsqueda de recursos regularizados. La llegada de Napoleón a España, en noviembre de 1808, y la toma de Madrid por el ejército francés, obligó al traslado de la
Junta Central Suprema Gubernativa del Reino a Sevilla, donde se instaló el 16 de diciembre de 1808. Ya en Sevilla cerró y firmó el tratado de alianza con Inglaterra, y planteó una ampliación de la propia Junta con una convocatoria, el 22 de enero de 1809, para que se integraran en ella representantes de los “españoles americanos”, elección en los reinos de Indias, en cuanto “parte esencial e integrante de la monarquía española” para tener “representación nacional” por medio de sus diputados en dicha Junta o gobierno. En su convocatoria, la Junta decía que esos “vastos y preciosos dominios” no eran colonias o factorías “como los de las otras naciones”. Como indicó Sajid Alfredo Herrera24 convencidos o no de esa declaración, los miembros de la Junta querían a toda costa capitalizar la adhesión americana. Y es que, en plena guerra contra el francés, el gobierno español trató por todos los medios de asegurar la fidelidad de los americanos hacia Fernando VII, o lo que era lo mismo, el apoyo al levantamiento contra el ejército napoleónico. Por otra parte, el desarrollo de los acontecimientos bélicos en el primer trimestre de 1809 provocó que la imagen de la Junta Central fuera deteriorándose y provocando pérdida de confianza en su gestión, lo que contribuyó a que se reforzara la idea de convocar Cortes para que regularan y garantizaran el proceso reformista y elaborar una nueva Constitución. A mediados de abril se retoma con insistencia la necesidad de la convocatoria, y se reiteran las propuestas de realizar una consulta a la opinión pública, dictamen cuya solicitud se anunciaba en el decreto del 22 de Mayo25, y que se concreta en la circular de 24 de Junio de 1809. La “consulta al país” -que planteaba cuestiones tan básicas como si las Cortes debían seguir el modelo estamental, o reunirse con-
Sajid Alfredo Herrera Mena: La herencia gaditana. Bases tardío-coloniales de las municipalidades salvadoreñas. 1808-1823. Tesis Doctoral inédita, leída en la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, 2005, pág. 67. 25 “Para reunir las luces necesarias a tan importantes discusiones, la Junta consultará a los Consejos, Juntas superiores de las provincias, Tribunales, Ayuntamientos, cabildos, Obispos y Universidades, y oirá a los sabios y personas ilustradas”. Decreto de la Junta Central de 22 de Mayo de 1808. Cfr. Adolfo de Castro: Cortes de Cádiz. Complementos de las sesiones verificadas en la Isla de León y en Cádiz. Extractos de discusiones, datos, noticias, documentos y discursos publicados en periódicos y folletos de la época. Madrid, 1913, pág. 67. 24
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forme a la población de España, o si deberían existir una o dos cámaras-, se convirtió en una consulta a algunos notables y “hombres sabios”, confirmando, una vez más, el alejamiento de todo el proceso ideológico del pueblo, aunque se hiciera en beneficio del pueblo. En general son conocidos los informes que se emitieron para responder a la consulta al país. Recordemos aquí tan sólo la opinión emitida por el Ayuntamiento de Cádiz y por el abogado gaditano José Manuel de Vadillo. Los regidores gaditanos nombraron una comisión compuesta por el Regidor perpetuo, un Regidor electivo, un diputado del común, el procurador mayor y un comerciante26. En su informe, los comisionados gaditanos realizaban un erudito y profundo estudio de la historia de las Cortes en España, para concluir que la institución había servido siempre como freno a las ambiciones de los monarcas, y defensa de los derechos de los españoles, y tras argumentar ideas como que “las Cortes no solamente tienen poder para hablar, sino para obrar más de lo que ordinariamente se piensa, y tanto, cuanto la Monarquía necesita para su arreglo”, pedían el voto en Cortes para la ciudad de Cádiz recurriendo a la teoría del pacto entre los ciudadanos y el rey: Para consolidar el Gobierno, es necesario restablecer los pactos sociales entre el Soberano y los ciudadanos, conforme a la antigua Constitución de la Monarquía. Este es el voto unánime de la Nación y el objeto lisonjero, como justo, que
V.M. le tiene anunciado27. Por su parte, José Manuel de Vadillo, sostenía que la soberanía era básicamente la facultad de pactar y que la soberanía de la nación se desarrollaba mediante la facultad legislativa, de modo que, en su opinión, resolver el asunto relativo a la conveniencia de convocatoria de Cortes era muy fácil: ...encárguese el establecimiento y custodia de estas leyes a quienes sean interesados en su subsistencia, y como lo es forzosamente la masa general de la Nación, dedúcese de aquí que a toda ella deberá confiarse el cuidado del establecimiento, permanencia, corrección o anulación de dichas leyes, según juzgase más conveniente al bien común; y siendo imposible que la nación entera concurra individual y simultáneamente a este ejercicio de sus derechos, por eso es indispensable la legítima representación nacional28. Las respuestas a la consulta nacional fueron llegando a la Junta Central a finales del verano, y se empezó a trabajar con ellas en el mes de Octubre. Pero nuevamente los avatares de la guerra aceleraron los pasos. Tras la derrota de Ocaña (19 de Noviembre de 1809), la Junta Central quedó nuevamente en entredicho y sin un amplio consenso en su autoridad. Por otra parte el avance francés obligó a los miembros de la Junta a abandonar Sevilla para retirarse hacia la Isla de León, donde creían que estarían más resguarda-
Integraban la comisión José Serrano Sánchez, Regidor perpetuo, José López del Diestro, Regidor electivo, Manuel Derqui y Fassara, diputado del común, Joaquín Antonio Gutiérrez de la Huerta, procurador mayor y José Mollá. Ibídem. 27 Ibídem, págs. 71 y 72. 28 Escritos presentados al gobierno español el año de 1809, Cádiz, 1809. Cfr. Adolfo de Castro: Cortes de Cádiz, pág. 61. Meses más tarde, en noviembre de 1810, reunidas ya las Cortes en la Real Isla de León, José Manuel de Vadilllo, en respuesta a unas opiniones vertidas por Juan Sánchez de la Madrid en el suplemento a El Conciso nº 37, escribía que, al discutir sobre la soberanía lo que convenía es separar los conceptos de soberanía y monarca, que a veces, erróneamente se confunden, y aclarar que la soberanía no pertenece al rey, citando como ejemplo, entre otros, el de monarquía visigoda, en la que la corona era electiva. Vadillo define la soberanía como: “la facultad de pactar, manifestar y alcanzar la observancia de los pactos acerca del modo y condiciones de su unión”; posteriormente insiste en que la soberanía de la nación “es la facultad legislativa para prescribirse los estatutos a que deben ajustarse todos y cada cual de sus individuos”. Reafirma Vadillo que la soberanía no pertenece a los príncipes, ni por la fuerza, o por razón de conquista, ni por ser imágenes de Dios -lo es Adán y toda su descendencia- y tras realizar otras consideraciones históricas, concluye que un pueblo no puede renunciar a su soberanía, y que por tanto, el poder supremo legislativo reside en la nación. Cfr. D.M.C., 19 y 20/11/1810. 26
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dos. Pero su falta de respaldo popular y de control del orden aconsejaba su renuncia, lo que hizo la Junta Central en favor de un Consejo de Regencia, en el famoso Decreto de 29 de Enero de 1810. El Consejo de Regencia, que quedó constituido en los primeros días de Febrero de 1810, estuvo formado por Pedro Quevedo y Quintana, obispo de Orense, como Presidente29, el capitán general Francisco Javier Castaños, el teniente general de marina Antonio Escaño, Francisco Saavedra, miembro de la primitiva Junta de Sevilla y Miguel de Lardizábal y Uribe en representación de las provincias de ultramar30, y siguiendo el parecer de la extinta Junta Central, confirmó la convocatoria de Cortes. *** Es evidente que con las renuncias de Bayona, el vacío de poder consecuente, la formación de Juntas locales y provinciales que como poderes nuevos reasumían la soberanía, la formación de la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino y la convocatoria de Cortes, se estaba conformando una corriente de opinión que se volvió imprescindible desde mediados de 1808. Debemos tener presente que los acontecimientos bélicos que tuvieron lugar con la invasión napoleónica propiciaron un marco, quizás no deseado, pero en todo caso propicio para desarrollar los ideales ilustrados y de libertad. El inicio de la Guerra de la Independencia, incluso los acontecimientos que se precipitaron tras los sucesos de Aranjuez, acrecentaron la necesidad de contar con una opinión pública a la que formar, adoctrinar y seducir para propagar el mensaje patriótico contra el enemigo francés ––o
contra la resistencia española. Lo cierto es que en estos años del conflicto bélico, tanto la literatura más popular, la que se difundía a través del cordel en los puestos callejeros o vendida por ciegos y buhoneros, como la literatura creada por los sectores dirigentes o por los nuevos escritores se vuelve esencialmente política. En este sentido, los intelectuales más comprometidos con la idea del cambio político y social, los que mayoritariamente derivaron en doceañistas, aprovecharon el resquicio de alegalidad que se abre con la retención de los reyes en Bayona para tratar de socavar los cimientos del régimen absoluto. Se necesitaba ir formando una opinión pública recurriendo, para ello, a una literatura que trata de hacer reflexionar al lector, optando por la exposición y la argumentación en prosa, por una prensa periódica que se hará cada vez más ágil y más demandada como puede verse en la evolución que sigue uno de estos primeros periódicos, el Semanario Patriótico de Manuel José Quintana31. Y junto a esa literatura que bebe en las fuentes ilustradas, toda una suerte de papeles públicos, de impresos con proclamas, llamamientos a la guerra, manifestaciones de fervor patriótico, de manera que el impreso se convirtió en un arma importante en la batalla ideológica y política del momento, y en una manifestación de la opinión pública, de la voz de la nación. Así lo entendió el impresor que tomó la iniciativa de publicar Demostración de la lealtad española, en cuyos tomos se pueden leer muchos ejemplos de este tipo de papeles públicos, que fueron recopilados y publicados porque, según las palabras introductorias que escribió el impresor para justificar su iniciativa, en ellos se manifiesta la voz de la nación:
29 Desde Febrero hasta Agosto, presidió el Consejo de Regencia Castaños, y el 1 de Agosto, le sustituyó en la presidencia el obispo de Orense, que se había incorporado a la Regencia a fines de Mayo. Cfr. Rafael Flaquer Montequi: “El Ejecutivo en la revolución liberal”. Ayer, 1, 1991, pág. 44 30 Lardizábal sustituyó a Esteban Fernández de León, quien, elegido en primera instancia, renunció por problemas de salud. Adolfo de Castro: Historia de Cádiz, págs. 688 y 689. 31 Sobre Quintana y el Semanario Patriótico, y en general sobre la opinión pública en España en el período 1808-1810, el sugerente trabajo de Fernando Durán, “La construcción de la opinión pública en España, 1808-1810”. En: Roberto Breña (ed.): En el umbral de las revoluciones hispánicas: el bienio 1808-1810. El Colegio de México y Centro de Estudios políticos y Constitucionales, México, 2010, págs. 67 a 94.
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He creído pues que haría un servicio a la presente y a las futuras generaciones, reuniendo en un cuerpo todos los papeles que con este motivo se han publicado, porque considero en ellos la voz pública de la nación. Aquí es donde aparece toda la majestad de pueblo español, su energía y carácter heroico en los magnánimos afectos que expresa y manifiesta, dignos a la verdad de ser coronados con los más gloriosos triunfos32. Efectivamente, desde julio de 1808 el número de impresos y papeles públicos, que salían de las imprentas sin licencia previa, fue en considerable aumento, y en septiembre de ese mismo año el Consejo de Castilla intentó prohibir la impresión de papeles sin la previa licencia del Juez de Imprentas o del propio Consejo, advirtiendo de sanciones a quienes incumpliesen lo estipulado. Fue inútil, la libertad de impresión era un hecho y su uso siguió en constante aumento con el beneplácito de las nuevas autoridades constituidas tras las insurrecciones contra la invasión napoleónica33. Pero cuando, junto al discurso patriótico, comenzaron a publicarse opiniones críticas en contra de la recién formada Junta Central Suprema Gubernativa del Reino, el debate sobre la bondad o el abuso de la libertad de imprenta recobró intensidad. Es conocido cómo el propio Presidente, Floridablanca, se había manifestado en contra al considerar que la libertad podía socavar la autoridad, y que el Juez de Imprentas, Colón y Larrátegui, pidió que se controlara la excesiva libertad de imprenta que se estaba produciendo desde la invasión francesa, al tiempo que, matizando su informe, y reconociendo que muchos de esos papeles patrióticos había que dejarlos que se conocieran, manifestaba que la liber-
tad de imprimir debía conciliarse con el respeto a la leyes y las autoridades. En esta situación de dudas y tensión ante la libertad de imprenta se produjo el traslado de la Junta Central a Sevilla a fines de 1808. Y en mayo de 1809 se produjo una verdadera crisis cuando, tras publicar un artículo de Calvo de Rozas crítico con la dirección de la guerra, se ordenó la suspensión del Correo Político y Literario de Sevilla, y se anunciaron algunas suspensiones más. Aunque finalmente se autorizó la publicación, nombrando censores que no coartasen la libertad de imprenta, y pese a los intentos, a principios de septiembre, del Consejo de España e Indias, ahora presidido por Colón y Larrátegui, de aplicar el Reglamento redactado por el antiguo Juez de Imprentas, que chocó con las reticencias de la Junta a utilizarlo, la crisis demostró la necesidad de regularla. Tras el rechazo implícito al Reglamento de Colón, la Junta había recibido una “Proposición” de Lorenzo Calvo de Rozas, fechada el 12 de septiembre, en favor de la libertad de imprenta, y la había remitido al Consejo, que, en su informe, se mostró partidario de la censura previa. Ante la premura de tiempo, por estar pendiente, según la Junta, la convocatoria de Cortes, la Comisión encargada de preparar dicha convocatoria pidió un dictamen a la Junta de Instrucción Pública, que, reunida, debatió sobre diversas memorias recibidas, entre las que destacaban la de Álvaro Flórez Estrada34 y la del vocal José Isidoro Morales35; finalmente la Junta, siguiendo la opinión de Morales, votó mayoritariamente a favor de la libertad de imprenta, acordando enviar la Memoria de José
Demostración de la lealtad: colección de proclamas, bandos, órdenes, discursos, estados de exército, y relaciones de batallas publicadas por las juntas de gobierno, o por algunos particulares en las actuales circunstancias. En la imprenta de Repullés, Madrid, 1808, t. I. 33 En este contexto conviene recordar que la Constitución de Bayona, en su artículo 145, establecía la libertad de imprenta, pero posponiéndola a dos años después de la aplicación completa de la propia constitución: “Dos años después de haberse ejecutado enteramente esta Constitución, se establecerá la libertad de imprenta. Para organizarla se publicará una ley hecha en Cortes”. 34 Reflexiones sobre la libertad de imprenta. En: Obras de Álvaro Flórez Estrada, BAE, Madrid, 1958, t. II. 35 Memoria sobre la libertad política de la imprenta, leída en la Junta de Intrucción Pública por uno de sus vocales D. J. I. M. y aprobada por la misma Junta. En Sevilla, por don Manuel Muñoz Álvarez, año de 1809. Manejamos la edición facsímil editada por la Universidad de Huelva, con introducción de Manuel Peña Díaz: “José Isidoro Morales y la libertad de imprenta (1808-1810), Huelva, 2008. 32
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Isidoro Morales a la Comisión de Cortes, y proponiendo que el debate se pospusiera a los de las próximas Cortes, puesto que dicha libertad “solo puede existir y ser compatible con una buena constitución”36. Mientras en los órganos de poder y de gobierno se debatía sobre la libertad de imprenta, los sectores liberales partidarios de propiciar y fortalecer la opinión pública, desataron una intensa campaña a favor de la libertad. Desde 1810 los folletos e impresos argumentando en su favor se multiplicaron, y con la nueva Regencia continuó la situación de alegalidad y, por tanto, la libertad de hecho de imprimir todo tipo de papeles públicos. En esta campaña intervinieron los periódicos liberales gaditanos, y de forma muy decisiva, desde su nacimiento el 24 de agosto de 1810, El Conciso que, como antes lo había hecho el Semanario Patriótico, desarrolló una contundente campaña a favor de la necesaria libertad de imprenta como medio de encauzar la opinión pública37. Y todo ello en un contexto de confusión política, incluso de enfrentamientos entre órganos de poder residentes en la Real Isla de León y Cádiz. Como es conocido, los inicios de la labor de gobierno de la Regencia no estuvieron exentos de dificultades, principalmente por la oposición que encontraron en Cádiz. La precipitada salida de la Junta Central de Sevilla, camino de la Isla de León en enero de 1810, provocó una situación de desgobierno que llegó a poner en peligro la integridad de algunos de sus miembros, y pese a que la Junta, antes de ceder el poder a la Regencia, anunció oficialmente su reinstalación tras su llegada a la Isla el 27 de enero, en Cádiz se exigió la formación de una nueva Junta en la ciudad que tuviese facultades soberanas.
La propuesta partió del Síndico del Ayuntamiento Tomás de Istúriz quien, en la noche del día 27 de enero de 1810, afirmó que la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino había dejado de existir ––pese a que dicha Junta había enviado oficio a Cádiz comunicando su reinstalación––, por lo que planteó la necesidad de formar una nueva Junta Superior Gubernativa de Cádiz que sustituyera a la formada en junio de 1808, y que se encargara de organizar la defensa y gobierno de Cádiz, que por otra parte era ya, junto con la Real Isla de León, prácticamente el único territorio peninsular no controlado por los franceses. Para su formación, propuso que, mediante bando, se pidiera a cada varón cabeza de familia que al día siguiente entregase una papeleta con los nombres de tres personas para la elección de los compromisarios que deberían formar la nueva Junta. El 28 de enero, tras el escrutinio de los votos emitidos por los “jefes de casa”, se nombraron 54 electores que votaron a los 18 individuos que formaron la Junta gaditana38. El proceso se debería repetir cada cuatro meses, y así ocurrió de nuevo el 28 de mayo. La creación de la nueva Junta gaditana causó un grave problema de autoridad y credibilidad a la Central, y sin dudas influyó en su renuncia y cesión del poder al Consejo de Regencia el 29 de enero. La nueva situación provocó unos días de incertidumbre y confusión, según testimonio de la propia Junta Gubernativa de Cádiz. Cuando Tomás de Istúriz realizó su propuesta argumentando que la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino había dejado de existir, estaba apuntando a una situación de acefalia parecida a la
36 Gaspar de Jovellanos: A sus compatriotas. Memoria en que se rebaten las calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central. Coruña, 1811, págs. 94 a 97; la cita en la página 97. 37 En el prospecto manuscrito, localizado en la Biblioteca Provincial de Cádiz, con el que los editores presentaron El Conciso, se puede leer: “Nunca ha sido más conveniente que en esta época actual el propagar cuantas ideas y noticias puedan ser útiles a la nación. Nadie es más charlatán ni escribe más que los franceses; nadie es más modesto ni escribe menos que los españoles; esta ventaja que tienen aquellos para alucinar y seducir los incautos, sólo puede contrarrestarse multiplicando por nuestra parte diversos papeles y escritos para su confusión, y para ilustración de los ciudadanos”. Utilizamos la transcripción de Beatriz Sánchez Hita en su libro Los periódicos del Cádiz de la Guerra de la Independencia (1808-1814).Catálogo comentado. Colección Bicentenario, Diputación de Cádiz, Cádiz, 2008, págs. 91 y 92. Las negritas son nuestras. 38 A.H.M.C., A.C., 26/1/1810.
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vivida en 1808 con la salida de la Casa Real de España hacia Bayona y la cesión de la Corona a Bonaparte. La huida de Sevilla de la Junta Central, además de acusaciones de traición, provocó el surgimiento de nuevas Juntas, como ocurrió en la propia Sevilla, donde se formó una nueva Junta que, con la llegada de los franceses, terminó huyendo a Ayamonte39, y como ocurrió en Cádiz con la nueva Junta Superior Gubernativa que se convirtió en la más fuerte, capaz de ignorar la reinstalación de la Central y de rechazar la cesión del poder a la Regencia. Lo que la Junta de Cádiz estaba planteando es que la Junta Central, que había asumido la soberanía en nombre de los españoles, por cesión de estos, al cesar en sus funciones no podía ceder la soberanía a una Regencia, sino que la soberanía debía retornar a los españoles quienes deberían proceder a escoger un nuevo ejecutivo, una nueva Junta Superior Gubernativa, y estando toda España ocupada por el ejército invasor era la gaditana la que debía asumir las facultades soberanas. La Junta de Cádiz destacaba como un poder surgido de la voluntad popular, como un poder representativo, frente a la Regencia que asumía un poder cedido ilegalmente.
car y justificar a continuación el propio origen de la nueva Junta Superior Gubernativa de Cádiz
Los argumentos de la Junta Gubernativa de Cádiz quedaron claramente expresados en su manifiesto La Junta superior de Cádiz a la América Española, fechada el 28 de febrero de 1810, en el que solicitaba a los “pueblos de América” su adhesión a la causa de la “salvación de la patria”, colaborando con la propia Junta y con la Regencia a la que ya había reconocido40.
disueltos al parecer los lazos políticos que unen los diferentes miembros de la república, cada provincia, cada ciudad, cada villa tenía que tomar partido por sí sola, y atender por sí sola su policía, conservación y defensa. Cádiz desde este instante debió considerarse en una situación particular y distinta de todas las demás ciudades de España. (…) El rumbo que ella siguiese, los sentimientos que manifestase debían ser principios de conducta y sendero de confianza para otros pueblos. (…) Más para que el gobierno de Cádiz tuviese toda la representación legal y la confianza de los ciudadanos, cuyos destinos más preciosos se le confían, se procedió a petición del pueblo y protesta de su síndico a formar una Junta de Gobierno que nombrada solemne y legalmente por la totalidad del vecindario, reuniese sus votos, representase sus voluntades, y cuidase de sus intereses.Verificose así y sin convulsión, sin agitación, sin tumulto, con el decoro y concierto que conviene a hombres libres y fuertes, han sido elegidos por todos los vecinos, escogidos de entre todos y destinados al bien de todos, los individuos que componen hoy la Junta Superior de Cádiz: Junta cuya formación deberá servir de modelo en adelante a los pueblos que quieran elegirse un gobierno representativo digno de su confianza.
Tras admitir implícitamente ese reconocimiento41, resumía los acontecimientos ocurridos desde la batalla de Ocaña, la pérdida de confianza en la Junta Central y la crisis de autoridad y pérdida de prestigio como consecuencia de la huida de Sevilla, para expli-
Continuaba el texto haciendo una lectura positiva del traslado de la soberanía desde la Junta Central a un Consejo de Regencia, indicando, incluso, que le parecía la Regencia “un gobierno más consiguiente a nuestras leyes”, que la elección de Lardizábal
Adolfo de Castro: Historia de Cádiz, pág. 684. No entraremos en detalle sobre cómo finalmente la Junta de Cádiz aceptó reconocer la autoridad soberana de la Regencia, con la intervención, en nombre de Gran Bretaña, del marqués de Wellesley insistiendo en la necesidad de contar con un gobierno fuerte y centralizado, y, sobre todo, que la Regencia cedió a la Junta Superior de Cádiz el control de la Hacienda el mismo 28 de enero de 1810, lo que se confirmó por contrato firmado el 31 de marzo y se mantuvo hasta octubre de ese mismo año, ya constituidas las Cortes. 41 “(…) la autoridad soberana depositada en la Junta Central lo está ahora en un Consejo de Regencia, y que nuestros esfuerzos deben comenzar de nuevo a organizar la máquina de la resistencia contra el enemigo”. 39 40
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reforzaba los lazos con América, que ya estaban igualados en derechos los españoles de América y la península, que se habían convocado Cortes con representación americana, e insistía, finalmente, en la necesidad de seguir unidos los españoles de la península y los de América. El manifiesto de la Junta de Cádiz tuvo influencia en América, pero no en la amplitud y en la intención última que contenía. Visto desde América -también para muchos peninsulares- la entrada de los franceses en Andalucía en 1810 hizo que pareciera inminente el control absoluto de España por Bonaparte, imagen a lo que contribuyó la disolución de la Junta Central en Cádiz y la creación del Consejo de Regencia del que incluso se pensó que quedaba encargado de negociar la rendición. La sensación de inseguridad y de vacío de poder provocó una nueva oleada de formación de Juntas en muchas ciudades entre abril y septiembre de ese mismo año, entra las que destacaron Caracas, Cartagena, Buenos Aires, Santa Fe de Bogotá, Quito o Santiago de Chile42. Y hay constancia de que entre los argumentos utilizados para reivindicar su soberanía y la formación de un gobierno representativo, se mencionó el manifiesto de la Junta de Cádiz. Así ocurrió, por ejemplo, en Buenos Aires donde la Junta dispuso la publicación del manifiesto gaditano, y aludió, tal como hizo la Junta de Cádiz, a la doctrina de la asunción de la soberanía por considerar ilegal la cesión del poder a la Regencia, en el comunicado del 28 de mayo de 1810 en el que daba noticia de su instalación al virrey del Perú, entre otras personalidades e instituciones.También en Cartagena de Indias donde llegaron con el manifiesto, procedentes de Caracas, Montúfar y Villavicencio en ese mismo mes de mayo. Como ocurrió en el Cabildo abierto
de Santiago de Chile del 18 de septiembre en el que se recurrió al manifiesto gaditano como modelo de formación de un gobierno representativo43. En definitiva, hubo Juntas de América que en 1810 no reconocieron al Consejo de Regencia siguiendo el precedente de Cádiz y su llamamiento a la reconstitución de la soberanía ante una cesión que se consideró ilegal. *** Reunidas las Cortes en la Real Isla de León el 24 de septiembre de 1810, aprobaron el primer decreto proclamando solemnemente el principio de la soberanía nacional que residía en las Cortes, y en el mismo decreto se insistió en ello al atribuir el poder ejecutivo a la Regencia que, para que no hubiera dudas sobre quiénes representaban la soberanía de la nación, debía prestar juramento ante las Cortes con la fórmula publicada en el mismo decreto: ¿Reconocéis la soberanía de la nación representada por los diputados de estas Cortes generales y extraordinarias? ¿Juráis obedecer sus decretos, leyes y constitución que se establezca según los santos fines para que se han reunido, y mandar observarlos y hacerlos ejecutar?44 La idea quedó ratificada en el artículo tercero del texto constitucional: “La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales”. Esta declaración, que fue debatida intensamente en las Cortes45, se convertiría en emblema y ejemplo en muchos territorios de Europa y América incluso tras la anulación de la Constitución de 1812. Como dijimos anteriormente, la separación de poderes y la declaración de la inviolabili-
42 Jaime E. Rodríguez O.: La independencia de la América española. Fondo de Cultura Económica, México, 2005, pág. 148. Sergio Guerra Vilaboy: El dilema de la independencia. Las luchas sociales en la emancipación latinoamericana (1790-1826). Fundación Universidad Central, Santa Fé de Bogotá, 2000, págs. 89 y ss. 43 Demetrio Castro: “La obra de agitación reformista de la Central en su segunda época (1809-1810) y su efecto en América”. En: Emancipación y nacionalidades americanas. Historia General de España y América, t. XIII, Madrid, 1992, pág. 130. 44 Sobre este asunto, Rafael Flaquer Montequi: “El ejecutivo en la revolución liberal”. En Miguel Artola (ed.): Las Cortes de Cádiz, Ayer, n1, 1991, pág. 47. 45 No entraremos en los debates, ni tampoco a glosar la justificación historicista que se incluyó en el Discurso preliminar.
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dad de los diputados eran consecuencia práctica y ratificación de la asunción de la soberanía por las Cortes.
doy porque no había opinión pública ni medio para establecerla libremente”.
Y el 10 de noviembre de 1810, se publicó el Decreto de la Libertad Política de la Imprenta. El breve preámbulo que abre el Decreto nº 9 de las Cortes Generales y Extraordinarias reunidas en la Real Isla de León es, además de una declaración de intenciones de los diputados que lo aprobaron, una explicación concisa y precisa de la finalidad del decreto:
Por eso la libertad de imprenta fue ratificada en la Constitución de 1812 que, al asegurar el derecho instrumental (la libertad de imprenta), garantizaba el derecho a la libre expresión del pensamiento46 y la creación de una opinión pública. Conviene recordar, en este sentido, que los diputados doceañistas entendieron la libertad política de imprenta como una forma de ilustración, como una medida necesaria para la educación de los ciudadanos, que ilustrados, podían opinar libremente. Sin duda por eso la Constitución consagra la libertad de imprenta en el Título IX, “De la Instrucción Pública”, que en el artículo 371 dice:
Atendiendo las Cortes generales y extraordinarias a que la facultad individual de los ciudadanos de publicar sus pensamientos e ideas políticas es, no solo un freno de la arbitrariedad de los que gobiernan, sino también un medio de ilustrar a la Nación en general, y el único camino para llevar al conocimiento de la verdadera opinión pública, han venido en decretar lo siguiente… En poco más de medio centenar de palabras los diputados recogían tres ideas esenciales que representaban muy bien el cambio político y social que las Cortes recién inauguradas anunciaban. Por una parte, el derecho a la libertad individual de pensamiento y expresión, como el mejor freno a la arbitrariedad y el despotismo; por otra el afán por mejorar la ilustración de la nación, entendida ésta como el conjunto de los ciudadanos; y en tercer lugar, pero no menos importante, la necesidad de forjar y conocer la opinión pública. Los liberales eran conscientes de que la libertad de imprenta era necesaria y había que regularla, pues como dijo Muñoz Torrero, y recogió El Conciso del 4 de octubre cuando volviera Fernando VII “tendrá mas fuerza que el poder ejecutivo, y entonces si no hay opinión pública y los medios de restablecerla libremente, arruinará cuando quiera las Cortes y la nación como lo hizo Go-
Todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior a la publicación bajo las restricciones y responsabilidad que establezcan las leyes. Y también conscientes de la importancia de la defensa de la libertad de imprenta, los diputados encomendaron a las propias Cortes, es decir, a la primacía del poder legislativo, su tutela, de manera que el artículo 131, que trata “de las facultades de las Cortes”, en el punto 24, le encomienda al legislativo “Proteger la libertad política de la imprenta”. Pese a que las Cortes habían regulado, con los artículos trece y siguientes del propio decreto de 10 de noviembre de 1810, una Junta de Censura y, pese a que el derecho de libertad de imprenta, en tanto que era también de libertad de expresión y pensamiento, quedó incompleto al cercenar el derecho a la libertad de religión, el “Decreto nº 9, de la Libertad Política de la Imprenta” propició la proliferación no sólo de nuevos periódicos, sino también de múltiples folletos, manifiestos y hojas sueltas
46 José Luis García Ruiz: “Los derechos fundamentales en la Constitución de Cádiz”. En: La Constitución de Cádiz de 1812. Hacia los orígenes del constitucionalismo iberoamericano y latino. Universidad católica Andrés Bello, Unión Latina, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Fundación Histórica Tavera, Fundación Centro de Estudios Constitucionales 1812, Caracas, 2004, pág. 413.
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dedicados a la defensa de la libertad y la Constitución, aunque también, en uso de una libertad que negaban, los enemigos de la Constitución pudieron arreciar en sus ataques. Como es ampliamente conocido, la Constitución gaditana tuvo apenas seis años de vigencia en España, y en tres breves etapas, y pese a ello su texto sirvió de modelo para el desarrollo constitucional de muchos países iberoamericanos y europeos, contribuyendo a forjar caminos de libertad.
en 1823, todo el proceso español constituyente español ––engrandecido por la lucha de una nación en armas por su independencia––, se convirtió en modelo destacado para movimientos insurrecciónales y que apostaban por la libertad nacional en Europa y América, a lo que hay que añadir la influencia teórica e ideológica en el contexto de los movimientos liberales europeos y americanos. Desde Finlandia a Portugal, desde Estados Unidos al cono sur, el texto gaditano fue objeto de estudio, reflexión y debate en casi todos los círculos intelectuales, ideológicos y políticos, constatándose así su vigencia como emblema de libertad.
El principal valor que se reconoció en la Constitución de 1812, y por ello se convirtió en modelo, es la concepción de la propia Constitución como ley suprema producto de la soberanía popular, y en tanto que emanación de la soberanía, la Constitución como norma superior que organiza el estado-nación47, que limita el poder, y contiene una declaración de los valores fundamentales, los derechos y garantías de la sociedad y los ciudadanos.Y ese fue el ejemplo que Cádiz ofreció a Europa y América. *** La crisis dinástica de marzo de 1808, seguida de las renuncias de Bayona y la cesión de la corona a Bonaparte, el comienzo de la Guerra de la Independencia y la formación de las Juntas, propició la reconstitución de la soberanía en la nación, un proceso que, desde el primer año del período analizado, se dio también en la América española. La formación de un poder unificado en la Junta Central, la convocatoria de Cortes, la crisis de la propia Junta central, y su renuncia al poder a favor de la Regencia, reafirmaron los principios sobre la reversión de la soberanía al pueblo, como demostró el conflicto generado por la Junta de Cádiz de 1810, que se siguió en América. Por fin la Constitución de 1812 consagró el principio de la soberanía residente en la nación, y, anulada la Constitución en 1814, repuesta en 1820, y anulada de nuevo Como ha señalado Miguel Artola, la Constitución de Cádiz fue la primera en identificar la nación y en dar una descripción del estado-nación. Cfr. Miguel Artola: Constitucionalismo en la historia. Crítica, Barcelona, 2005, pág. 85.
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Acto Apertura Curso 2010-11
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Juan Carlos I
: Su Majestad Rey de España
Discurso
Antes de iniciar mis palabras, no puedo dejar de expresar nuestra gran alegría por el feliz rescate de todos los mineros atrapados en la mina San José de Atacama en Chile, a quienes dirigimos nuestro afecto. Felicito en nombre propio, de mi familia y de toda España, al Señor Presidente, al Gobierno y al pueblo de Chile, por el ejemplo de espíritu de superación y de trabajo en equipo que nos han dado a todos, contando con la entereza y capacidad de sacrificio de los rescatados. Muchas gracias por vuestro recibimiento y amables palabras. En el transcurso de pocas semanas tenemos la alegría de volver a estas muy queridas tierras gaditanas, al mismo lugar donde, hace doscientos años, se reunieron las Cortes para proclamar la soberanía de la Nación española y redactar nuestra primera Constitución. Una efeméride que exalta un afán de progreso colectivo que todos deseamos ilumine asimismo la apertura de este Curso Universitario. Hoy la Universidad de Cádiz -en representación de toda la comunidad universitaria española- nos acoge en este Real Teatro de San Fernando para proceder a la Apertura del Curso 2010-2011. Enhorabuena a sus profesores y alumnos, así como a sus autoridades, por esta elección que realza la trayectoria de servicio a la sociedad y de excelencia académica que esta institución se propuso desde su fundación.
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Éste es un día para que todos celebremos el papel esencial que la Universidad ocupa en el desarrollo y el progreso de toda Nación moderna. Un papel esencial como principal fuente de investigación y de conocimiento, y como institución a la que corresponde formar los mejores profesionales en todos los ámbitos del saber. De este modo, la Universidad busca aportar a la sociedad hombres y mujeres competentes, capaces de impulsar con su labor el desarrollo científico y cultural, el crecimiento económico y el bienestar social. Pero junto a ello, la Universidad contribuye asimismo a estimular en los estudiantes principios y valores básicos ligados al esfuerzo, la ética, la responsabilidad y la convivencia democrática. Al cumplir sus funciones, la institución universitaria se convierte en portadora de nuestros mejores afanes de superación y de nuestros mayores anhelos para luchar a favor de un mundo cada vez más libre, más justo y más próspero. Por todo ello, hoy más que nunca la Universidad española, que cuenta con una larga trayectoria de prestigio y solera, asume la preciosa y decisiva tarea de volcar sus mejores energías en la más alta preparación de nuestra juventud para construir una España cada vez mejor. Señoras y Señores, El Curso que hoy comienza supone un muy importante punto
de inflexión en el proceso de adaptación de las enseñanzas universitarias a los criterios de convergencia europea, en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior. Ha sido un proceso realizado con los esfuerzos coordinados de la comunidad universitaria, fuerzas políticas y agentes sociales y económicos. Sin duda debemos felicitarnos por ello, pero sin olvidar la necesidad de seguir mejorando, juntos y día a día, nuestra educación universitaria, para situarla en la cima de las del entorno europeo en el que se inscribe. Recordemos que la búsqueda de la excelencia es consustancial al espíritu universitario. Dicho de otra forma, no basta con estar entre los buenos, tenemos que estar entre los mejores. Todos somos responsables de promover con rigor sus mejores virtudes, pero sobre todo de seguir paliando deficiencias y redoblando esfuerzos para elevar aún más su calidad. Se trata de una tarea sin duda difícil y especialmente compleja en tiempos de crisis, pero que a todos nos incumbe, pues a todos nos afecta. El informe que acaba de hacer público la Fundación COTEC España -de la que soy Presidente Honorario-sobre la cultura de la innovación de los jóvenes españoles en el marco europeo, aporta precisamente datos reveladores sobre la necesidad de seguir mejorando nuestro sistema educativo en general. De ello depende, ni más ni menos, que el futuro de España, nuestro bienestar colectivo, la promoción personal de cada uno de nuestros ciudadanos, así como la igualdad de oportunidades y la cohesión social. Señoras y Señores, Esta renovada apuesta por la educación se basa en el convencimiento de que el crecimiento de nuestros países, las posibilida-
des de empleo y el bienestar de nuestros ciudadanos, dependerá cada vez más de su nivel de formación. En el mundo complejo y globalizado en el que vivimos, nuestros ciudadanos tienen que estar cada día mejor preparados para afrontar con éxito múltiples retos, así como una creciente e imparable competitividad en todos los ámbitos y niveles. Una formación que no puede descuidar por ello, como he dicho en otras ocasiones, el mayor conocimiento de otras culturas y el dominio de lenguas extranjeras. Se trata de favorecer el desarrollo de una sociedad con una sólida preparación cultural y científica que, al mismo tiempo, promueva el reconocimiento del talento y de la creatividad, así como el fomento del espíritu emprendedor, fundado en el saber y en el rigor. En este marco, las Universidades están llamadas a desempeñar un papel muy relevante para avanzar hacia un nuevo modelo económico basado en el conocimiento. Por su labor de investigación, de formación y de transferencia del saber, deben convertirse en polos innovadores a nivel nacional e internacional. Como dije recientemente, el proceso innovador necesita de más científicos que creen conocimiento, de más emprendedores que lo apliquen, y de ciudadanos bien formados que aprecien los resultados de la innovación y que -con ello- la estimulen. A tal fin la Universidad debe perseguir la comunicación permanente con el resto de las instituciones, con la iniciativa privada y con los ciudadanos, de modo que el conocimiento que genere sea aprovechado de la forma más rápida y eficaz posible. Al proyectar su sabiduría, la Universidad cumple un papel impulsor de los mejores valores sobre el conjunto de la sociedad. Señoras y Señores, Hace doscientos años se producía un hecho que marcaría en todo el mundo una nueva concepción de la Universidad. En 1810 Wilhelm von Humboldt constituía la nueva Universidad
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de Berlín aplicando propuestas de su pensamiento, entre ellas el concepto dual de enseñanza e investigación, o la oferta de una educación tanto humanística como científica. También en 2010 celebramos un siglo del libre acceso de la mujer a la Universidad española. Un aniversario que nos llena de alegría, pues fue la simiente de un proceso que nos llevaría a la feliz realidad de la importante presencia actual de las mujeres en la Universidad. Quiero por último reiterar el más firme y amplio compromiso de la Corona con toda la comunidad universitaria española, y subrayar mi apoyo y estímulo a sus responsabilidades y nuevas metas. A las autoridades educativas y al profesorado dedico mi mayor reconocimiento por su trabajo constante y riguroso al servicio de la mejor formación superior de nuestros hombres y mujeres. A los estudiantes les deseo de corazón que aprovechen con todas sus fuerzas e inteligencia estos años preciosos de sus vidas, claves para su porvenir profesional. Y a las entidades que colaboran con la Universidad, -fundaciones y empresas-, gracias de verdad por contribuir a hacer más sólido un pilar fundamental para el progreso de España y de los españoles. Con los mejores deseos de éxito para todos, declaro inaugurado el Curso Académico Universitario 2010-2011. Muchas gracias.
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Acto Apertura Curso 2010-11
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Diego Sales Márquez
: Rector de la Universidad de Cádiz
Discurso
Majestades, Sr. Presidente de la Junta de Andalucía, Sr. Ministro de Educación, Señoras y Señores Rectores Magníficos de las Universidades Españolas, Presidente de Universia, Rectores Magníficos de las Universidades hermanas, de la Autónoma de Méjico, de San Luis de Potosí y de Puebla (Méjico), de Coimbra (Portugal), de Sao Paulo (Brasil), de Los Andes (Perú), Rectora y Rectores Magníficos de las Universidades rusas: Lingüística de Moscú, Hidrometereológica de San Petersburgo, Federal de Siberia, de Agricultura en Nitra, de Vías de Comunicación de San Petersburgo, Sr. Alcalde de la ciudad de San Fernando, Sra. Alcaldesa de Cádiz, Sra. Alcaldesa de Jerez, Sr. Alcalde de Puerto Real, Sr. Presidente de la Diputación Provincial de Cádiz, Sr. Presidente del Consejo Social de la Universidad, Sr. Secretario de Estado de Ciencia e Innovación, Sr. Consejero de Economía, Ciencia e Innovación de la Junta de Andalucía, ilustres autoridades, distinguidos invitados, Claustro Universitario, señoras y señores: Sr. Ministro: recuerdo que el año pasado, en la apertura de curso en la Universidad de Salamanca, comenzó usted su discurso con la siguiente frase: “Dicen que los edificios tienen aroma; el aroma no está formado por el olfato del lugar sino por el conjunto de las palabras dichas”. Este solemne escenario está impregnado de los ecos del antiguo Teatro Cómico, donde se reunieron Las Cortes Generales y Extraordinarias en 1810, donde se engendró la primera Consti-
tución Democrática de 1812. Lugar emblemático; donde los diputados, ilustrados, diplomáticos españoles e iberoamericanos, en presencia de la ciudadanía en general, que asistió como público en sus palcos, prepararon el camino de la libertad y de la modernidad de España e Iberoamérica. Aquí, levantamos el telón de un nuevo curso académico, marcado en lo histórico, cultural y jurídico por los acontecimientos sucedidos en este territorio de la Bahía de Cádiz hace 200 años. Levantamos el telón como en 1810, donde dio comienzo el parlamentarismo español, y se fraguó la que sería modelo de modelos de constituciones: La Pepa. Es la primera vez que un acto solemne de apertura de curso académico se desarrolla en un espacio no universitario. Pero la firme voluntad de esta institución de unirse a la ciudadanía en tan relevante efeméride requería una conmemoración aquí, en el mismo lugar donde nuestros antepasados comenzaron el camino hacia la Democracia. El Real teatro de las Cortes se convierte hoy en paraninfo universitario, y la propia ciudad de San Fernando (que nos acoge para ello con tanta amabilidad y cortesía: gracias, Alcalde) nos sirve de ejemplo al rememorar su papel en aquellos tiempos. La Villa de la Real Isla de León, que supo, a la vez, hacer frente a los franceses para reconquistar la libertad robada, y asumir la responsabilidad de acoger a los defensores de los nuevos principios del derecho político nacidos en la Ilustración. Majestad: permítame ahora abandonar el símil teatral –la refe-
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rencia al escenario- y acogerme al marítimo, en el que personalmente, como gaditano, nado con cierta holgura y al que sé que usted guarda el máximo apego. Muchas instituciones se hayan implicadas en estos fastos. La nuestra, ha desplegado su mástil de proa, la vela de trinquete, para recoger todos los vientos de Europa y América que puedan unir nuestros continentes a través de nuestro mar. Empujan nuestra nave los alisios de las diferentes nacionalidades, de las singularidades e identidades, de las culturas que se han convertido en proceso inexorable de progreso… la libertad, la emancipación, el conocimiento que reúne todo el espacio euro-americano. Nuestra Universidad en éste, como en todos los grandes acontecimientos de los que forma y toma parte, adopta la actitud realista y científica promulgada en el XIX por el líder del movimiento Oxford, William Ward: “ajustar las velas, frente al pesimista que se queja del viento o al optimista que sólo espera que cambie”. En tales días como hoy, hace dos siglos, tal y como nos ha relatado nuestro catedrático, el Profesor Alberto Ramos, se trataron en las Cortes principios esenciales para nuestro vivir académico diario: la libertad de imprenta, la trascendencia de la educación como el único motor de progreso individual y de progreso del conjunto de la sociedad, o la protección de la invención de los descubrimientos. Se pusieron, pues, allí y entonces, las bases que hoy preservan la innovación científica y técnica, las que fundamentan la libertad de cátedra, o las que nutren nuestro deber pedagógico. Majestades, Sr. Ministro, Sr. Presidente de la CRUE, llegados a este punto, no quiero demorarme en agradecer, en nombre de la Universidad de Cádiz, la deferencia que supone nuestra designación como sede de la solemne apertura del curso universitario en España. Nuestra Institución cuenta con brillantes antecedentes universitarios, y acaba de celebrar 260 años de estudios superiores vin-
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culados a la creación del Real Colegio de Cirugía de la Armada. Su historia como Universidad autónoma, no obstante, arranca en 1979, momento en que se crean junto con las de Alicante y León, las primeras universidades nacidas al amparo de la Democracia. Este trayecto de tres décadas -verdad queridos rectores coetáneos de Alicante y León- puede ser buena muestra de la evolución de las universidades españolas. Sus casi 7.000 estudiantes iniciales se multiplican ahora por tres. Su personal y sus infraestructuras han dado un salto espectacular, y lo mismo puede decirse de sus resultados de investigación y de transferencia, y de sus colaboraciones y proyectos conjuntos con otras instituciones y empresas. La comparación con las universidades de los países más avanzados no es ya una quimera. En cualquier caso, el camino ha sido apasionante y, por momentos, verdaderamente difícil. La compleja arquitectura de la Universidad de Cádiz radica en su ubicación geográfica y humana: una provincia diversa comarcal y culturalmente que nos ha llevado a tener presencia en cuatro campus muy distintos, y en definitiva en un territorio marcado históricamente como cruce de caminos entre tres mundos: Europa, África y América. De alguna forma, la UCA se asemeja a nuestras ciudades antiguas, Baelo Claudia o Carteia, ciudades asomadas a bahías atlánticas y mediterráneas, bahías a las que llega Europa, desde las que se divisa África, desde las que se intuye América. Esa situación estratégica nos ha llenado la aventura de rutas peligrosas, pero también nos ha hecho especialmente permeables al entorno social y humano, y especialmente sensibles al esencial deber universitario de trasladar a la sociedad los mensajes y las reflexiones que basculan entre la memoria, la actualidad y la definición de retos inmediatos y desafíos de futuro. En este curso que comienza se completa la adaptación de todos los títulos oficiales a la nueva ordenación de enseñanzas universitarias en España. Formamos ya parte de una comunidad que
rompe fronteras, engloba a toda Europa, y tiene proyección en todo el mundo. Podría afirmarse, pues, que desde este curso estamos ante una universidad nueva, en la que se refuerza el compromiso con los estudiantes y con la sociedad mediante la implantación de sistemas de garantías de calidad en cada titulación, y a través de la puesta en marcha de mecanismos de seguimiento y mejora continua de los títulos. Pero hay muchos otros retos sobre la mesa. ¿Cómo dar respuesta adecuada al aumento inesperado de la demanda de educación superior? ¿Cómo renovar los procesos administrativos y de gestión para garantizar su calidad y mejorar la eficiencia? Ahora llega lo realmente complejo: ¿Cómo alcanzar la excelencia? Y atendiendo a la situación que nos está tocando vivir: ¿Cómo identificar las aportaciones que puede realizar la universidad para contribuir a salir de la situación de crisis? ¿Cómo garantizar la equidad en el acceso al estudio? ¿Cómo hacer frente a las dificultades e incertidumbres económicas y a los problemas de financiación que ya asfixian a algunas universidades y amenazan a las demás? Y lo que es todo un desafío: ¿Cómo hacer valer ante la sociedad el papel de las universidades en la construcción del futuro? Hay quien queriendo encontrar buen destino para los filos de la tijera de recortar apunta a las universidades. A ellos quisiera dedicarles una pequeña reflexión. Sin entrar a valorar intenciones me apoyaré en algunos datos del Informe OCDE 2010 sobre el panorama de la educación, hecho público el pasado mes de septiembre, para señalar que –bajo nuestro punto de vista- la postura es equivocada. Las tasas de acceso a la educación superior universitaria en España siguen por debajo de los valores medios de la OCDE, mientras que las tasas de abandono de los estudios universitarios se sitúan por debajo de la media, lo que acredita una mayor eficiencia del Sistema Universitario Español.
Desafortunadamente, las tasas de desempleo se han incrementado en España con la crisis económica muy por encima de la media europea, pero el incremento del desempleo es la mitad para los titulados superiores frente al crecimiento del desempleo para las personas con otros niveles educativos. En la encuesta realizada por el INE a 6000 doctores y publicada el pasado 4 de octubre, el 96% de los doctores españoles estaba empleado y, de ellos, el 60% desempeñando actividades de I+D. En cuanto al nivel de satisfacción manifestado, el 90% estaban satisfechos con el trabajo que realizaban, el 80% con su nivel de estabilidad en el mismo y, más del 75%, con su salario. La inversión para la formación de cada estudiante de educación superior en España sigue situándose claramente por debajo de la media de la OCDE, si bien se advierte un crecimiento significativo en los últimos años. El porcentaje del PIB destinado a educación superior se sitúa en torno al 1,2 %, del que 1 punto es financiación pública, aún lejos de la media OCDE. Por supuesto, hay excepciones en algunas comunidades autónomas, como la andaluza. Gracias, presidente Griñán por la confianza que depositas en las universidades andaluzas. Por tanto: las divergencias entre España y los países de la OCDE no están en que nuestro país tenga un sistema universitario sobredimensionado ni dotado de más recursos de los necesarios. Habría que buscarla, más bien, en un desarrollo insuficiente del sector productivo y de servicios avanzados, elementos que caracterizan a las economías más desarrolladas. La solución no debiera ser, por tanto, introducir recortes en formación superior y en investigación, sino impulsar con toda convicción -con la convicción que en ocasiones ha faltado- una nueva Economía, basada en criterios de sostenibilidad y necesaria e ineludiblemente, basada en el conocimiento. Cierto es que las universidades deben profundizar en su reflexión: “A diferencia de los poetas, de los escritores, de los músicos, las Universidades no pueden permitirse el juego de la irrea-
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lidad, no pueden vivir en un mundo de fantasía”, acertó a decir recientemente Vargas Llosa, flamante Premio Nóbel. Cuestión en la que ahondó también el propio Ministro, cuando siendo Rector y Presidente de la CRUE expresó que “el profesor universitario no puede hacer referencia a la Sociedad a la vez que señala con su mano a la ventana del aula”. De hecho, somos amplia mayoría las universidades que hacemos explícito nuestro compromiso social y lo ponemos en práctica con nuestras políticas y colaboraciones con los agentes sociales y económicos. La última memoria presentada por la Universidad de Cádiz detalla el compromiso mantenido con la formación de los alumnos, con planes de actuación y líneas claras de mejora de los recursos, con la consecuente mejoría en los resultados de rendimiento. Insistimos en ser una Universidad cada día más transparente, que realiza esfuerzos por mostrar lo que hace y lo que puede hacer colaborando con otros agentes sociales. Este año, ese compromiso de la Universidad de Cádiz se ha fortalecido al auditar externamente los contenidos de la memoria, y al aproximar su formato a los estándares internacionales de la organización, “Global Reporting Initiative”, cumpliendo así el requerimiento que la Junta de Andalucía solicita a las universidades. Majestades, autoridades, y todos los presentes en esta sala: Ése es el compromiso de las Universidades. Y tengo que manifestar públicamente que es ahí adonde las universidades dirigen sus esfuerzos. Porque el estudio es nuestro oficio, pensar es nuestro método, el conocimiento es nuestra esencia, enseñar a pensar es nuestro afán para lograr una sociedad más culta y por tanto más solidaria, más justa y equilibrada, más sostenible. Por ello tenemos que entender que, más allá de determinadas reflexiones sobre los defectos que la universidad tiene que corregir, este es, sin ninguna duda, el momento de las universidades. Y es un momento que cobra fuerza y recobra significados si lo enmarcamos en el contexto doceañista, y reflexionamos sobre
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el papel de las universidades, de nuestra Universidad, en los Bicentenarios. La Universidad comparte con aquellos ilustrados del Doce, abanderados de la libertad, el mismo fin: trabajar por el bienestar social y garantizar la formación de ciudadanos. Como el espíritu de la Ilustración contempla, apoyándonos en nuestra historia y nuestra cultura común, debemos fomentar el patrimonio que compartimos, respetando las diferencias, pero rehuyendo cualquier relativismo que nos obligue a renunciar a nuestro destino colectivo. Ahora es el momento de reivindicar los valores que los líderes de las independencias de América Latina y el Caribe vieron en aquel proceso innovador de la Constitución de 1812, el reconocimiento de que la soberanía reside en la nación, la libertad de expresar cualquier idea, la separación de poderes… El fundamento de nuestras democracias y, por ende, los principios básicos del funcionamiento de las Universidades. Por todo ello, resulta evidente, que la lengua y la cultura común, y la ineludible apuesta por la educación habían establecido las bases para que existiera, hace ya 200 años, un mismo espacio para la formación, la igualdad, la cooperación, y la paz. Ésta es la mejor oportunidad para actualizar aquellas lecciones y renovar aquellos ideales. Como proponían Enrique Iglesias y Álvaro Marchesi en su documento “Los Bicentenarios: Una oportunidad para la Educación Iberoamericana”: La conmemoración de los bicentenarios puede ser el hilo conductor a lo largo de la próxima década que impulse el deseo de lograr una nueva generación de ciudadanos cultos y libres, que transforme las formas de vivir y las relaciones sociales y que abra nuevas perspectivas para la igualdad de todas las personas y para el reconocimiento de su diversidad.
Nosotros, en Cádiz, en la Universidad de Cádiz, nos sentimos especialmente responsables de actualizar esa memoria comprometida que tuvieron los hombres del Doce. La Universidad de Cádiz, prosiguiendo en su objetivo fundamental de ofrecer una formación integral y humanista, y ratificándose en su vocación de institución entregada a la sociedad -de la que surge y a la que se debe- va a emprender esta nueva singladura con el aliento de contribuir de manera determinante en estas celebraciones del Bicentenario.
para el pueblo es escribir para el hombre de nuestra raza, de nuestra tierra, de nuestra habla, tres cosas inagotables que no acabamos nunca de conocer. Escribir para el pueblo es llamarse Cervantes, en España; Shakespeare, en Inglaterra; Tolstoi, en Rusia. Es el milagro de los genios de la palabra. Por eso yo no he pasado de folklorista, aprendiz, a mi modo, de saber popular. Siempre que advirtáis un tono seguro en mis palabras, pensad que os estoy enseñando algo que creo haber aprendido del pueblo.” Majestad, Ciudadanos:
En la mirada constitucionalista que hoy nos convoca en Cádiz resulta decisiva la atención al Espacio Iberoamericano del Conocimiento, en el que venimos trabajando especialmente en los últimos años. Crear ese espacio, vivirlo, proyectarlo como escenario del futuro, tiene que ver con los pilares de nuestra memoria histórica. Desde Cádiz y hasta América viajaron durante siglos lo que Irving Leonard acertó en llamar “los libros del conquistador”: ficciones picarescas y de caballería, Cervantes y Lope, canciones de la vieja España para recreo de la “nueva”… Y también en algún momento ejemplares impresos de la nueva Constitución, que hasta allí hubo de viajar para que se comenzara a hablar de democracias en América.
Muchas gracias por su atención.
En resumen, con este ánimo de racionalidad y pragmatismo, pero motivados por la emoción y la dignidad moral de aquellos padres de nuestro constitucionalismo, nos ponemos manos a la obra, como disciplinados hombres y mujeres que saben cada cual su ejercicio, nos disponemos un año más a hacer la tarea. Y permítanme un último ejercicio académico a través de las palabras de uno de los grandes educadores del siglo XX: Juan de Mairena, que así de humilde y clarividentemente acertó a expresar el deber de todo ciudadano con la educación: “Deseoso de escribir para el pueblo, aprendí de él cuanto pude, mucho menos, claro está, de lo que él sabe. Escribir
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Acto Apertura Curso 2010-11
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Ángel Gabilondo Pujol
Discurso
Majestades Sr. Presidente de la Junta de Andalucía Sr. Rector Magnífico de la Universidad de Cádiz Sr. Presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas Magníficos Sras. y Sres. Rectoras/es de las Universidades Españolas Sres. Rectores de las Universidades de Iberoamericanas y Rusa Sr. Presidente del Consejo Social, Parlamentarios, Diputados Autoridades, Alcalde de San Fernando y Alcaldesa de Cádiz Miembros de la Comunidad Universitaria Señoras y señores, Gracias Majestades por honrarnos una vez más con su presidencia en este acto solemne de apertura del curso académico. Su presencia es una muestra más del apoyo que la Universidad recibe de la Corona, y refleja su compromiso personal con esta institución y con todo lo que representa. Muchas gracias por su aliento y afecto que tanto nos estimula. Agradezco también la cálida bienvenida al Rector de la Universidad de Cádiz, y a todos sus profesores, personal de administración y servicios y estudiantes. Esta Universidad es una universidad joven, pero con ilustres antecedentes desde hace varios siglos, y que, como tal ha sabido rentabilizar y promover el espacio intelectual único que ofrece esta querida ciudad de Cádiz, ciudad abierta al mundo desde una historia milenaria y extraordinaria. Y efectivamente. Los edificios tienen aromas. Las personas tienen
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: Ministro de Educación
memoria, que no es solo recuerdo. Y rememoración, que es un relato comprometido con lo que decimos y hacemos. La libertad nunca es ya un resultado clausurado. La libertad es siempre un objetivo del pensamiento. La libertad es siempre un objetivo universitario. Comenzamos un nuevo curso académico fecundo en coincidencias y conmemoraciones, en un momento y en un entorno especialmente sugestivo, con la evocación de fondo del inicio de la ciudadanía y de la política ciudadana en España. Conmemoramos el bicentenario de las Cortes Generales y Extraordinarias reunidas hace 200 años en la Villa de la Real Isla de León. En este lugar de San Fernando, concebido inicialmente como teatro para pasar a ser Asamblea Legislativa, sede de las Cortes hasta 1812, antes de trasladarse a Cádiz, nos encontramos en el corazón de la sociedad y aquí resuenan palabras y aromas que hoy reconocemos en el espíritu universitario. El gran legado de estas Cortes fue nuestra primera Constitución, la Constitución de Cádiz de 1812, que estableció la soberanía popular y la división de poderes, la libertad de expresión y la libertad de imprenta. Se crea así una sociedad de libertades y progreso, donde la libre palabra ya no está enclaustrada y donde la razón crítica sustituye a la confrontación. De este modo se señala un principio universitario y ciudadano irrenunciable, seña de nuestra identidad, la libertad de pensamiento, libertad de impresión que es más que la libertad de imprenta, que es libertad de expresión y la capacidad de propiciar una opinión pública soberana.
El caldo de cultivo en el que se gestó el sustrato intelectual que superó el Antiguo Régimen, que fusionó la modernidad europea con lo mejor de nuestra tradición, fueron nuestras universidades, y en especial, la Universidad de Salamanca, que en unos años cumplirá su octavo centenario, y con ella, todo el sistema universitario español. Un buen gaditano, Rafael Alberti, nos recuerda que “La libertad no la tienen los que no tienen su sed” y España y la Universidad han dado en su historia sobrados ejemplos de sed y de amor a la libertad.Y, no lo olvidemos, también a la igualdad.Y la Universidad se encuentra plenamente implicada en el logro de estos valores. Por eso, es oportuno recordar que en este curso se cumplen 100 años de la Real Orden que permitió el acceso de las mujeres a las aulas universitarias en condiciones de igualdad. Hoy son mayoría, el 54,1%, llegando al 57,2% entre los estudiantes de Grado. Este curso universitario también paradójicamente comenzamos con la culminación de un largo proceso, al implantarse, como en toda Europa una organización y un concepto de las estudios universitarios según el Espacio Europeo de Educación Superior. No se trata de informar sino de establecer sistemas que sean comparables, equiparables, compatibles. Expertos en escuchar y en corresponder. Gracias Rectores, Rectores por lo que hacéis, por lo que decís. Celebramos este año el décimo aniversario de la declaración de Bolonia donde los países de la Unión nos propusimos crear para este curso un Espacio, al que se han sumado 47 países. Hoy, este Espacio de Educación Superior es una realidad plena y por desarrollar (nueva paradoja). Así se puso de manifiesto en la reunión extraordinaria de Consejo de Ministros europeos de Educación celebrada en Budapest-Viena, el último marzo. Europa es la Europa de la cultura de la Ciencia, Europa es, y sólo así será, la Europa de las ciudades, la Europa de las Universidades. Y lo decimos en Cádiz, en la Universidad de Cádiz.
Este nuevo Espacio Europeo potencia la apertura de conocimientos, la movilidad entre estudiantes y egresados pero, sobretodo, la apertura de las sociedades y supone un enorme paso en la configuración de una Europa más unida, coherente y abierta al exterior. El Sistema Universitario Español ha abordado esta transformación con gran ilusión, energía y eficacia. Y con mucho trabajo. Y lo ha hecho, en una situación no fácil, con eficiencia. Paralelamente, con ocasión de este proceso ha impulsado acciones de modernización en las universidades en todas sus misiones, pero especialmente en las metodologías docentes en los procesos de gestión y de transformación. El gran logro de esta configuración os lo debemos a las universidades, que, en el marco de vuestra autonomía, habéis diseñado las titulaciones que, una vez evaluadas, verificadas y autorizadas por las distintas instituciones y administraciones, van a poderse cursarse en todas las Universidades un total de 2.338 grados, 2.429 Másteres y 1.624 Doctorados. Ha sido un trabajo ejemplar de colaboración conjunta entre las Administraciones y las Universidades. A todos quienes lo habéis hecho posible, nuestro agradecimiento más sincero. Tenemos ahora que velar por una correcta evaluación de las nuevas titulaciones, y por implantar plenamente los cambios implícitos en el nuevo sistema, enfatizando el proceso de aprendizaje del propio estudiante y la adquisición de, además de los conocimientos básicos necesarios, competencias específicas y transversales. Y analizar resultados de iniciativas universitarias de otro alcance: las Pruebas de Acceso, o el Master para Profesores de Secundaria. Evaluar para mejorar. Comenzamos un nuevo curso con la responsabilidad de tener más jóvenes apostando por la educación universitaria, (un 11,3% más de estudiantes, 385.000 nuevos estudiantes) lo que alcanzar
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1,6 millones de estudiantes matriculados en el sistema universitario superando los máximos niveles que se habían alcanzado a finales de los años noventa. Vivimos en momentos de dificultades económicas y la universidad es consciente del papel decisivo que tiene que jugar en los desafíos que tenemos como sociedad. La universidad ha estado muy singularmente en las últimas décadas en la vanguardia de los procesos de progreso y bienestar social. Luchar contra la crisis y cambiar nuestro modelo económico exige situar el conocimiento, la innovación y la transferencia a la sociedad en el centro de las políticas económicas y sociales. No se trata sólo de cumplir con los grandes objetivos de la Estrategia Europa 2020, se trata de trabajar con el resto de agentes sociales, políticos y económicos en las transformaciones sociales y económicas que nuestro país necesita. Se trata de atender nuevas demandas sociales en los ámbitos de la formación permanente, la empleabilidad, y la exigencia de mayor movilidad. También es importante resaltar aquí la nueva política de becas y ayudas al estudio, apoyada por un incremento presupuestario, qu e busca renovar el actual marco social a la nueva estructura adaptada al EEES y estará caracterizada por la previsión de alcanzar sus objetivos en el horizonte 2015. El nuevo modelo de becas y ayudas, adaptado para grado y máster, propondrá mejoras del actual sistema con una nueva estructura de becas, más simple y compacta que potencie de forma clara el concepto de beca salario. Además, este nuevo curso se pondrá en marcha el Observatorio de becas, que aprobamos en el Consejo de Ministros de 1 de octubre. Comenzamos un curso difundiendo a la sociedad la contribución socioeconómica de las universidades españolas en sus territorios de influencia. Debemos generar y merecer esa confianza. Y los datos lo corroboran. Avanzaremos hacia la agregación, la especialización, la internacionalización, la calidad, la excelencia y la racionalización de la oferta; avanzaremos en la construcción
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de un eje universidad-ciudad-territorio, principalmente gracias al programa de Campus de Excelencia Internacional. El objetivo debe ser el diseño de una nueva arquitectura del conocimiento que sea más eficiente y adecuada al nuevo marco global y que se adecue al Plan de austeridad de las administraciones públicas. En este sentido hemos de reconocer y de valorar asimismo el esfuerzo realizado: personal y colectivamente. La internacionalización de nuestro sistema universitario, con un número creciente de estudiantes extranjeros, que puede superar los 80.000 estudiantes, resulta decisiva. El porcentaje de extranjeros entre los estudiantes de másteres alcanza el 18,4 por ciento y entre los de doctorado, el 23,3 por ciento. Sólo de estudiantes Erasmus, habrá cerca de 30.000 en nuestras aulas, mientras que unos 32.000 estudiantes españoles podrán desarrollar parte de sus estudios en universidades europeas. Pero tenemos que avanzar también en la modernización desde dentro, a través de la Estrategia Universidad 2015, combinando adecuadamente la necesaria autonomía universitaria, la mejora e incentivación de su personal docente, investigador y de administración y servicios, el aumento de su competitividad e internacionalización y de su liderazgo académico, y el desarrollo de un modelo de financiación, eficiencia y eficacia en su gestión, y la exigencia de rendir cuentas sobre el desarrollo de sus misiones. La Universidad nos aporta mucho, como personas y como sociedad, y debemos mantener nuestra confianza en su progreso y en el esfuerzo estratégico que está realizando para llegar en el horizonte 2015 a los objetivos de excelencia e internacionalización, siempre manteniendo una avanzada “dimensión social” y contribuyendo a la equidad. Os habéis ganado y merecéis la confianza de la sociedad en la generación y circulación del conocimiento para procurar bienestar. Hacemos bien en subrayar nuestros valores. Los comparto y agradezco el compromiso. Gracias y felicidades a todos los estudiantes que han depositado
también su confianza en la Universidad española. A los estudiantes de nuevo ingreso en la Universidad, les doy la bienvenida y les animo a vivir plenamente este curso académico que hoy se inicia. La Universidad empieza a ser su lugar de vida; en ella deseo que inicien una formación que dure toda su vida, que se prepararen bien profesionalmente y también como ciudadanos y que participen activamente de la vida y de la organización universitaria. Es lo que busca el Estatuto del Estudiante. Una bienvenida especial a los numerosos estudiantes que, procedentes de otros países, han elegido una universidad española para seguir o completar sus estudios y a aquéllos otros que, desde su experiencia, incrementan nuestra sabiduría y se han inscrito en las actividades de la formación a lo largo de la vida. Todos confirman conjuntamente que este espacio es un espacio de educación privilegiado para promover la ciudadanía activa y libre. La Universidad se incorpora así en Cádiz a esta fiesta de la ciudadanía. Gracias Majestad por impulsar y promover estos valores que siendo profundamente europeos responden a lo mejor de nuestro país y son la garantía de un éxito colectivo. Con su estímulo la tarea resultará más atractiva y plena pues así se subraya su alcance y sentido: responder a las demandas y requerimientos de la sociedad. Muchas gracias.
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Acto Apertura Curso 2010-11
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José Antonio Griñán
: Presidente de la Junta de Andalucía
Discurso
Hoy celebramos la apertura solemne del curso universitario 2010-2011. Y lo hacemos en un escenario emblemático de la historia de España. San Fernando y Cádiz fueron entre 1810 y 1812 el epicentro de una revolución cultural, ideológica y política que nos condujo a los españoles a la libertad y la democracia. Una revolución que se libró con la fuerza de la palabra. El arma más persuasiva. Los diputados diseñaron en las sesiones de Cortes una patria común para todos. Trazaron unos valores de los que nos sentimos herederos. La instrucción pública ocupó una parte esencial de sus debates. Porque sin educación, los primeros liberales ya lo vieron claro, no hay ciudadanos. Por eso la Constitución de 1812 convirtió la educación pública en el eje central para la formación cívica de la población, la que capacita para la participación en la vida pública. Así era y así sigue siendo. En una disertación sobre Democracia y universidad, el premio Nobel recién desaparecido, José Saramago, señala la importancia de la Universidad para el aprendizaje de la ciudadanía.
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bio”. Para mejorar nuestro sistema político, social y económico. Coincido con él. La sociedad necesita del pensamiento crítico, en clave cosmopolita, que sale de la universidad. Lo necesita hoy para resistir al neoliberalismo, a una filosofía individualista y excluyente, que rechaza las políticas sociales y que impregna a toda la sociedad. Frente a éste, hay que seguir apostando por un amplio contrato político y social que reivindique la educación como bien público. El proyecto de universidad pública tiene que implicar a las fuerzas sociales y a los ciudadanos para buscar soluciones a los problemas inmediatos y reforzar nuestra posición en contextos globales de producción y distribución de conocimiento. La universidad pública no se entiende sin la preocupación por el ser humano, la lucha contra la exclusión social y la degradación del medio ambiente, el compromiso social y la defensa de la diversidad cultural.
“La universidad –dice– además de buenos profesionales debería lanzar buenos ciudadanos”. Gente que piense y vea con lucidez el futuro.
Y a eso hay que sumar la prestación de servicios que tienen como destinatarios a la sociedad en general: incubación de la innovación, promoción de la cultura científica y tecnológica, actividades culturales en el campo de las artes y la literatura. Y el desarrollo de proyectos de interés público.
Y va más allá cuando reconoce a los profesores, gente que ha hecho del pensar oficio, como “los últimos baluartes para el cam-
Desde los años 90, el sistema universitario español ha crecido de un modo incesante. Un cambio muy intenso fruto de la univer-
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salización de la educación primaria y secundaria, el gran logro de la transición democrática. En 1980 sólo había en Andalucía cinco universidades y 80.000 alumnos. Hoy contamos con 10 universidades y más del triple de alumnos que en aquella fecha. A la universalización del acceso hay que unir el peso específico en la sociedad andaluza de los 18.200 docentes, una cifra cuatro veces superior a la de hace tres décadas. A lo que hay que añadir la incorporación de la mujer a las aulas. La universidad ha dejado de ser, por tanto, el último escalón del sistema educativo para incorporarse de lleno al sistema de formación a lo largo de la vida. A ella acude tanto quien busca el reciclaje o la ampliación de conocimientos, como quien quiere crecer personal o profesionalmente. En definitiva, un largo e intenso proceso de cambios que nos ha llevado a la convergencia con los países de nuestro entorno. Un camino que este curso se completa con la plena implantación del Espacio Europeo de Educación Superior. Con él las universidades andaluzas se abren a sectores estratégicos emergentes, con nuevas titulaciones, y se garantiza la igualdad de oportunidades. El desarrollo científico, la investigación, tienen que ir parejas al mundo de la empresa y al tejido social y productivo andaluz. El objetivo es sumar conocimiento y producción.
Y que ese conocimiento se abra a la sociedad, entre en diálogo con otras propuestas, para que los ciudadanos puedan sugerir, aportar, en definitiva, participar en la producción y evaluar sus aportaciones. Porque a medida que la ciencia se inserte más en la sociedad, ésta se insertará más en la ciencia. Esta convivencia es ya posible gracias a las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento. Las TIC flexibilizan la dinámica relacional y pulverizan el fuerte componente territorial que ha tenido la universidad durante siglos para crear un campus virtual donde todos caben. Un pensamiento en red, un conocimiento científico cada vez más interactivo. En Andalucía empezamos a crear una red de universidades públicas para fomentar las alianzas y la colaboración con la industria, con la sociedad. Una cultura nueva que nos va a permitir compartir recursos y equipamientos, buscar sinergias y estimular la movilidad de docentes y estudiantes. Crecer y ser más funcionales. Este modelo cooperativo empieza a cobrar forma en los proyectos que Andalucía presenta a la convocatoria de Campus de Excelencia Internacional. Una red que hay que abrir a otros ámbitos de la sociedad.
Estamos en un tiempo decisivo. Las nuevas tecnologías nos van marcando el paso de la era analógica a la digital. Un tiempo nuevo sobre el que caben más incertidumbres que certezas.
La sociedad española es consciente de la rentabilidad social de la inversión en educación superior. Y sabrá comprometerse con una formación de excelencia para afrontar con garantías el futuro.
Pensar en el largo plazo quizás sea la seña de identidad más característica de la universidad. Por eso le corresponde un reto esencial: identificar y potenciar las emergencias donde se anuncia ya el largo plazo.
La educación es nuestro principal motor para avanzar y ha de ser también el mejor camino para cambiar las relaciones sociales, políticas y económicas. Para construir una España más humana, más estable y más sostenible.
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Universia 94
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Junta de Accionistas de Universia
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Emilio Botín
: Presidente de Universia
Discurso
Sras. y Sres. Rectores de Universidades accionistas de Universia España: Este año celebramos el bicentenario del inicio de la redacción de la Constitución de Cádiz de 1812. Nuestra primera gran Carta Magna quiso transformar la sociedad española, modernizándola con la separación de poderes, la incorporación de valores democráticos y nuevos derechos civiles. Fue precursora de las modernas constituciones de España y Latinoamérica, que recogieron estos principios de convivencia universal y que abanderaron la libertad y la democracia.
“Se arreglará y creará el número competente de Universidades y de otros establecimientos de instrucción que se juzguen convenientes para la enseñanza de todas las ciencias, literatura y bellas artes”. Desde entonces hasta hoy, la universidad española ha recorrido un largo camino no exento de dificultades pero, en las últimas tres décadas, la evolución de la Universidad española, ha sido espectacular.
Estos valores son claves para el progreso económico y social de las naciones.
Este gran salto no se hubiera producido sin el apoyo, el empuje y la voluntad de la sociedad española por elevar sus niveles de formación, y sin la inversión de importantes recursos públicos en la educación universitaria, la investigación, el desarrollo y la innovación.
El bienestar que han alcanzado países como España, Brasil, México o Chile no hubiera sido posible sin los principios democráticos que se establecieron en esta ciudad hace doscientos años y que están recogidos en sus constituciones.
Pero, sobre todo, ha sido posible por el esfuerzo, la dedicación, la entrega y el entusiasmo de miles de profesores e investigadores, liderados por la visión de futuro y la capacidad de gestión de los equipos de gobierno, especialmente, de sus rectores.
Con esa aspiración de cambio social de las Cortes de Cádiz, no es casualidad que redactaran la única constitución española que ha dedicado un Título, el noveno, exclusivamente a la educación y que emana del principio de que la educación es el principal factor de progreso de una sociedad.
Por ello, como universitario y como empresario, no me cansaré de decir que estoy orgulloso de nuestra Universidad, y considero muy merecido agradecer públicamente a vosotros los rectores y a vuestros predecesores, la labor realizada y el compromiso con el futuro, que es el compromiso que tenéis con la sociedad.
El artículo 367 establecía que
Me referiré a continuación a los retos del futuro para nuestra
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Universidad, a la Agenda de Guadalajara y, por último, a Universia en el horizonte de 2013. Los retos del futuro para nuestra Universidad Bolonia El 19 de junio de 1999 todos los gobiernos de la Unión Europea, firmaron en la ciudad de Bolonia, el documento denominado Declaración de Bolonia, comprometiéndose a establecer un Espacio Europeo de la Educación Superior, que debía estar implantado en el año 2010.
“una economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible, con más y mejores empleos y con mayor cohesión social”. La estrategia de Lisboa supone potenciar el triángulo que configuran • la educación, • la investigación • y la innovación,
El proceso de integración en este Espacio ha requerido realizar una tarea importante en el seno de las universidades y una dedicación especial de los equipos de gobierno y de las comisiones nombradas al efecto.
….triángulo en el que la universidad debe ser protagonista de excepción en todos los vértices.
En la práctica totalidad de las universidades que he visitado en los últimos años, los rectores habéis resaltado la importancia
Los países son cada vez más conscientes de la necesidad de impulsar las universidades hacia la excelencia y reforzar su papel en la investigación y la innovación, y la cooperación entre universidades, empresas y administraciones es cada vez más necesaria.
• de nuestra incorporación a ese espacio europeo universitario común, y…. • del cambio de cultura universitaria que exige a profesores, estudiantes, gestores y a la propia institución universitaria. Ha llegado la fecha señalada en la Declaración de Bolonia y se puede afirmar que las universidades españolas han hecho los deberes, pues la práctica totalidad de las titulaciones que ofrecen han iniciado el curso en el marco de Bolonia. Lisboa Al cambio fundamental que supone Bolonia para la Universidad se une la agenda de Lisboa. Los países miembros del Consejo Europeo, en la reunión cele-
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brada en Lisboa en marzo del año 2000, definieron una estrategia para conseguir al final de la década,
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Precisamente por ello no debemos bajar la guardia. En la sociedad actual, cuyo recurso básico es el conocimiento, no basta con estar haciendo las cosas mejor que antes. Nuestra responsabilidad es mayor, puesto que debemos trabajar para responder a los retos del presente y estar en condiciones de afrontar con éxito los desafíos futuros. Esto lo dicen muchos rectores y me lo han comentado, al hablar de las asignaturas pendientes que existen para que nuestra universidad y nuestra ciencia ocupen el puesto que les corresponde a nivel internacional. El conocimiento y aceptación de esta realidad debe representar un estímulo y un reto.
Me refiero fundamentalmente a la necesidad de: • mejorar la calidad de nuestra producción científica, de acuerdo con los indicadores aceptados internacionalmente. • aumentar el porcentaje de estudiantes universitarios extranjeros que cursan estudios en nuestras universidades así como la movilidad internacional de nuestros estudiantes. • mejorar la posición de nuestras universidades en los ranking de universidades más reconocidos y aceptados, lo cual implica establecer políticas universitarias que contemplen los criterios utilizados para elaborar esas clasificaciones, • disponer de un sistema de financiación adecuado capaz de aportar financiación suficiente y aumentar la financiación externa. • contar con un sistema de gobierno y de toma de decisiones más acordes con las exigencias de una sociedad compleja, competitiva y global. • y participar activamente en el sistema nacional de innovación a través de una transferencia del conocimiento más intensa y eficiente. Dije el año pasado, y quiero reiterarlo de nuevo, que es ahora más que nunca cuando hay que apostar por invertir con eficiencia en educación e investigación. Considero que nuestro sistema universitario ganaría mucho en eficiencia si la oferta de títulos se adecuara mejor a las necesidades del mercado de trabajo. Tenemos que ir avanzando en la racionalización de títulos. Con las altas tasas de paro de nuestra economía, que afectan especialmente a los jóvenes, no podemos permitirnos que algunas licenciaturas no encuentren salida en el mundo laboral mientras tenemos que importar profesionales en otras ramas de conocimiento. Los países que han seguido este camino han logrado incorporar
con mayor éxito a los jóvenes profesionales, evitando la fuga de talento y la frustración social. Estoy convencido de que, entre todos, gobiernos, agentes sociales y económicos, y universidades seremos capaces de superar estas debilidades estructurales. Sería un error no hacer un esfuerzo para incrementar las inversiones en la educación universitaria, la investigación y la innovación. El segundo punto del que quería hablar hoy es sobre la Agenda de Guadalajara. El Encuentro de Rectores de Universia que celebramos el pasado junio en Guadalajara promovió un debate abierto del que se obtuvieron conclusiones que permiten definir un nuevo escenario para la universidad iberoamericana. El apoyo institucional al Encuentro que dieron los gobiernos mexicano y español confirma el papel clave que juega la universidad para dar respuesta a los desafíos de nuestra sociedad. Me gustaría destacar del Encuentro: 1) La respuesta a la convocatoria, pues nunca antes se ha celebrado una reunión con la asistencia de 1000 rectores y la representación de 1100 universidades e instituciones de educación superior de los cinco continentes, 2) El interés, rigor y calidad de las ponencias presentadas y de los debates que siguieron a su exposición, 3) La innovación metodológica, ya que el encuentro tuvo dos fases, una virtual a través de Internet aprovechando las posibilidades que ofrecen las tecnologías 2.0 y las redes sociales, y otra fase presencial, 4) La importante repercusión en los medios de comunicación nacionales e internacionales. 5) Y, por supuesto, la ambición y potencial de sus conclu-
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siones y el espíritu de compromiso que se recoge en la Agenda de Guadalajara 2010.
realidad iberoamericana y promover su progreso social, cultural y económico.
Como todos sabéis, la Agenda está vertebrada en torno a cinco grandes ejes:
Pero al mismo tiempo, expresa el compromiso firme de poner en práctica políticas activas y fortalecer la cohesión social y la igualdad.
1) una universidad socialmente comprometida, 2) una universidad sin fronteras e internacionalizada, 3) una universidad formadora, desde la calidad y la renovación de sus enseñanzas, 4) una universidad creativa, innovadora y emprendedora, a partir de una actividad investigadora sólida, una transferencia del conocimiento intensa y un compromiso con el emprendimiento, 5) una universidad eficiente que cuente con recursos suficientes, incorpore las nuevas tecnologías y opere con una organización optimizada, Este encuentro ha servido para poner en valor y exponer al resto del mundo… • la entidad, capacidad de diálogo, de comunicación y de colaboración del sistema universitario iberoamericano, • y permitir que académicos de otros sistemas universitarios (inglés, ruso, chino o americano) conozcan y valoren el potencial, interés y fortalezas del sistema universitario iberoamericano.
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La Agenda de Guadalajara representa, en definitiva, una oportunidad y un desafío para la universidad española. • Una oportunidad por su función potencial como puente entre Europa y América Latina. • Y el desafío de participar en la construcción del espacio iberoamericano del conocimiento. Iniciativas de Banco Santander con respecto al Espacio Iberoamericano del Conocimiento. Como sabéis, compartiendo la voluntad de dar pasos concretos en la construcción del espacio iberoamericano del conocimiento, anuncié allí mismo, en el acto de clausura, el lanzamiento de sendos programas iberoamericanos de movilidad de estudiantes de grado y de jóvenes investigadores. Es un programa concreto que se enmarca dentro de nuestro compromiso de dedicar 600 MM de euros en los próximos 5 Años a la Universidad, como continuación y refuerzo a los 375 millones de euros que hemos invertido en los últimos 5 años.
El rector de la Universidad de Bristol y Vicepresidente de la Conferencia de Rectores ingleses, a su regreso de Guadalajara y sorprendido por el interés, desarrollo y vitalidad del encuentro, ha indicado a los rectores ingleses que: “hay que viajar más a Iberoamérica, aprender español y estrechar lazos con la universidad iberoamericana”.
Concretamente, para este nuevo programa de movilidad iberoamericana de estudiantes y jóvenes investigadores, adicional a lo que ya venimos haciendo en cuanto a becas de estudio, dedicaremos 60 millones de euros, incluidos en los 600 MM ya mencionados.
La Agenda de Guadalajara recoge la convicción de que la universidad es el instrumento más potente y eficaz para articular la
Esperamos informaros de las bases de estas becas en los próximos días, para que iniciéis los procesos internos de su convoca-
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toria y selección y establezcáis los acuerdos de reconocimiento y reciprocidad con las universidades iberoamericanas que correspondan. Esto va a suponer que en total, y a lo largo de los próximos 5 años, • 4.000 estudiantes españoles de grado habrán cursado un cuatrimestre de sus estudios en una universidad iberoamericana en el marco del programa de becas Santander. • Y que además, 1.000 jóvenes investigadores españoles habrán podido realizar una parte de su proyecto de investigación en otras universidades iberoamericanas. Para la construcción del espacio Iberoamericano del Conocimiento es necesario contar con la voluntad política de los jefes de Estado, quienes han expresado su compromiso con el proyecto en diversos foros e instancias internacionales. Es nuestro deseo que las propuestas contenidas en la Agenda de Guadalajara sean útiles para la próxima cumbre iberoamericana. Así lo expresó el rector Narro en su intervención en el acto de clausura del encuentro y solicitó a Enrique Iglesias estudiar la posibilidad de presentarlas en la próxima cumbre que se celebrará en Argentina.
promotor inicial de 31 universidades españolas, la CRUE, el CSIC y el Santander. Este desarrollo tan extraordinario ha sido posible gracias al compromiso de todos vosotros y de vuestras comunidades, porque sois vosotros los que le dais sentido y razón de ser a Universia. En estos 10 años también ha cambiado profundamente la realidad social y universitaria, así como el mundo internet. La universidad se enfrenta a un escenario de cambios importantes, como consecuencia de la imparable evolución tecnológica y de la cultura digital asumida de forma masiva por personas y sociedades. Considero que Universia está preparada para colaborar con las universidades y enfrentarse a los nuevos desafíos. Pero para ello, es imprescindible la colaboración de las propias universidades y, en su caso, de empresas tecnológicas de vanguardia. Universia y empleo Quiero destacar especialmente la labor de Universia en el ámbito del empleo universitario. Creo sinceramente que es una labor de todos nosotros, empresas, universidades, instituciones y sociedad civil, el aunar esfuerzos para crear empleo y promover el acceso de los jóvenes al mercado laboral.
Universia en el horizonte 2013 Dedicaré la última parte de mi intervención a Universia en el horizonte del 2013, que será el periodo que contemple su nuevo plan estratégico, como ha informado el Consejero delegado hace unos minutos. Este año Universia cumple el décimo aniversario de su presentación en Madrid como un portal en Internet con un núcleo
La plataforma “trabajando.com”, con origen en Chile, que Universia está implantando en otros países, se está revelando como una herramienta acertada y muy eficaz para cumplir este objetivo. Solamente en los primeros 8 meses de este año 2010, Universia ha ayudado a que 129.226 estudiantes hayan conseguido su primer empleo, un 24% más que en el mismo periodo del año pasado.
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Desde que iniciamos esta actividad en el año 2006, han sido 584.363 estudiantes universitarios los que han accedido a su primera experiencia en el mercado laboral gracias a Universia.
La sociedad española se enfrenta a desafíos importantes, algunos propios, otros globales, cuyo desenlace condicionará el futuro de las nuevas generaciones.
Estas cifras ratifican claramente al empleo como un eje fundamental de actuación estratégica de cara al futuro.
La Universidad, vuestra Universidad, tiene la responsabilidad de liderar este cambio.
Universia y la empresa
No podemos dejar pasar esta oportunidad.
En cuanto a Universia y la empresa, estamos dando importantes pasos a través de “innoversia.com” que en los primeros 9 meses del año ha contado con la colaboración directa de 360 empresas, lo que pone de manifiesto el potencial de esta iniciativa y de otras análogas que deben convertirse en una de sus señas de identidad.
Para ello, sabéis que podéis contar con Universia y con Banco Santander como socios en este importante proyecto nacional e Iberoamericano de futuro.
Pero tenemos que avanzar mucho más en el papel de Universia como lugar de encuentro y de diálogo entre • los protagonistas de la generación de conocimiento nuevo, es decir, los investigadores y tecnólogos, • y los agentes que aplican el conocimiento para la innovación, es decir, las empresas, • y como puente para la transferencia de conocimiento. Señoras y Señores rectores El año 1810, cuyo bicentenario celebramos, marcó para España y para toda Iberoamérica el inicio de una época de importantísimos cambios. Doscientos años más tarde, estamos también viviendo un periodo de cambio fundamental en varios ámbitos: • Tecnológicos • Sociales • Económicos y • Educativos, entre otros
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Muchas gracias.
Junta de Accionistas de Universia
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Diego Sales Márquez
: Rector de la Universidad de Cádiz
Discurso
Señor presidente de Universia y del Grupo Santander, Señor presidente de la CRUE, Señores y señoras rectores de las Universidades Españolas accionistas de Universia, Señoras y señores rectores del Consejo Asesor Internacional de Universia, Señor director general de la División Global Santander Universidades, Señor consejero delegado de Universia, Señores directivos de Universia, y del Grupo Santander, Distinguidos invitados y representantes empresariales, Consejo de Dirección de la Universidad de Cádiz, Amigos y amigas,
camino hacia la modernidad, con la aprobación de la soberanía nacional y la separación de poderes. En preparación de la que sería la primera constitución democrática española: la Constitución de 1812, que se promulgó en el oratorio de San Felipe Neri de Cádiz, dos años después. Los ilustrados doceñistas reconocieron la igualdad de los españoles de uno y otro lado del Atlántico, lo que suponía tener los mismos derechos y la misma capacidad para decidir por sí mismos sin la tutela de la metrópolis. Pensaron en los compatriotas de América Latina y del Caribe, en su condición de otredad, de seres humanos sujetos a los mismos principios de convivencia universal.
En nombre de la Universidad de Cádiz, les expreso todo nuestro calor y cariño para darles la bienvenida a estas jornadas de Universia, en especial a la Junta de Accionistas de España que hoy nos reúne en este histórico recinto.
La Universidad comparte con nuestros antepasados, que se sentaron donde ustedes están ahora mismo, el mismo fin: trabajar en pro del bienestar social y garantizar la formación de la ciudadanía.
Como habrán comprobado no nos encontramos en suelo universitario, ya que con motivo de la celebración del bicentenario de las Cortes Generales y Extraordinarias de la Isla de León (hoy San Fernando) el pasado 24 de septiembre, hemos considerado que el lugar más adecuado para reunirnos era este edificio constitucional.
En la Constitución de 1812, modelo normativo a seguir por los movimientos reivindicadores de libertad en muchos pueblos del viejo y nuevo continente, se confía en la educación como el único motor de progreso individual y del conjunto de la sociedad. También legisla por primera vez los derechos de autor y la protección de la invención de los descubrimientos.
El antiguo teatro Cómico, donde en 1810 diputados e ilustrados españoles y de la circunscripción centroamericana, iniciaron el
Estamos hablando del conocimiento, de innovación científica y técnica; y de la transferencia mediante patentes de sus resultados, que
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son las bases principales para avanzar en nuestra sociedad actual. Una configuración nueva del mundo hispanoamericano, bajo un mismo cielo, en una tierra grande, diversa y unida, que hoy llamamos el Espacio Euro Iberoamericano del Conocimiento. Las reuniones del Consejo Asesor Internacional y de la Red Empredia se celebraron ayer en las instalaciones de la Universidad de Cádiz, concretamente en los edificios del Rectorado y en el aulario La Bomba, donde sus integrantes han tenido ocasión de conocer parte de nuestro patrimonio. Desde aquí me gustaría felicitar a Emprendia por su programa para el 2011, especialmente por su proyecto “Hospedaje para empresas y profesionales RedEmprendia”, que facilitará la internacionalización de empresas creadas en el seno de las Universidades de la Red. Comenzamos a andar de manera autónoma en 1979, ya que antes dependía administrativamente de Sevilla. Hace 32 años, fuimos la primera universidad de la democracia creada por los Reyes de España junto a la de León, Alicante y la Politécnica de Las Palmas.
vocatoria, han sido las presentaciones en primer lugar, del libro “Historia de Universidades”, por el que quiero felicitar a su autor y al Banco Santander por su apoyo a la transmisión de nuestros valores, en el Centro de Congresos de San Fernando, y en segundo lugar, de la revista 0 sobre “Derechos y Libertades Civiles”, impulsada de manera conjunta desde UNIVERSIA y la UCA, celebrada anoche en el consistorio gaditano. Los III Premios Opencourseware y Uniproyecta, se entregarán aquí ahora, en el teatro de las Cortes, tras la Junta. En este curso que comienza se completa la adaptación de todos los títulos oficiales a la nueva ordenación de enseñanzas universitarias en España. Formamos ya parte de una comunidad universitaria que rompe fronteras, engloba a toda Europa, y tiene proyección en todo el mundo. Se alcanza de este modo un objetivo tan valioso como complejo: armonizar sistemas educativos muy distintos, respetando estrictamente las competencias y capacidad normativa de cada gobierno, pero a la vez, identificando los elementos y procedimientos comunes imprescindibles para facilitar la movilidad y el reconocimiento de estudios.
No obstante, nuestra tradición de estudios superiores se remontan al siglo XVIII, con la creación del Real Colegio de Cirugía de la Armada. Padre de la facultad de Medicina, germen de la actual UCA; aunque ya en el siglo XV funcionaba en Cádiz, el Colegio de Pilotos de los Mares de Levante y Poniente, que gozó de gran prestigio por sus estudios de cosmografía y matemáticas. Por tanto, nuestros antecedentes tienen un recorrido de más de 260 años.
Podría afirmarse que estamos ante una universidad nueva, en la que además de revisar el enfoque y contenidos de los Planes de Estudios, se refuerza el compromiso con los estudiantes y con la sociedad, mediante la implantación de sistemas de garantías de calidad en cada titulación, y a través de la puesta en marcha de mecanismos de seguimiento y mejora continua de los títulos.
La Universidad de Cádiz es socia de la red Universia desde su creación, fue la segunda institución académica después de Cantabria en adherirse a ella. Sin lugar a dudas, creemos firmemente en este proyecto, que representa el mejor escenario para reforzar la proyección pública y el protagonismo social de las universidades. Los demás actos planificados por UNIVERSIA para esta con-
Sin embargo, como comenté en la apertura del curso académico, la formación no debe ser nuestra única preocupación. La transferencia de conocimiento, la cooperación con el mundo empresarial y la aportación de resultados a la sociedad para contribuir a la fortaleza de nuestro tejido productivo tienen que acompañar a la docencia en esta nueva etapa.
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La Universidad es el primer paso en la incorporación al mercado de trabajo, por lo tanto la formación que se ofrece debe estar enfocada a la práctica profesional. Y para ello, es clave que las instituciones académicas trabajemos con los agentes sociales, políticos y económicos de nuestro entorno. El alumnado tiene que aprender, además de las disciplinas propias de cada grado, otras materias que le ayudarán a crecer como persona y también para poder desenvolverse en el ámbito laboral como son la planificación y organización, el espíritu crítico, la comunicación de conceptos, a crear sin miedo, el manejo de los idiomas o el uso de las nuevas tecnologías… El Espacio Europeo de Educación Superior y el Iberoamericano del Conocimiento nos plantean la arquitectura universitaria como una casa grande del saber y la investigación, donde construimos mejores oportunidades para la historia moderna del mundo que nos ha tocado vivir. Un hogar de puertas abiertas, en el que estudiantes, docentes e investigadores puedan moverse por sus diferentes instituciones y donde siempre se impulsen y cuiden las relaciones con los empresarios y otras instituciones colaboradoras, con los que desarrollar nuevos proyectos emprendedores para poner en valor lo que sabemos y descubrimos. Hay que buscar sinergias, optimizar esfuerzos, incorporar la universidad a la realidad. La excelencia y la competitividad anheladas vienen seguro, de la mano de la cooperación dentro y fuera de nuestros centros. Y por supuesto, siempre teniendo como objetivo principal a las nuevas generaciones. Nuestros protagonistas son los alumnos y alumnas, a los que tenemos que facilitar todo lo necesario para que crezcan y sean ciudadanos de bien. Deseo expresar nuestro leal agradecimiento a Universia y sus
socios, por trabajar en conseguir ese espacio solidario, de intercambio informativo y formativo. Me gustaría tener presente también en estas palabras, a las administraciones para que promuevan unas políticas públicas para hacer frente a los nuevos retos y cambios que la Universidad necesita para impulsar la investigación, la innovación, el emprendimiento y el aprendizaje continuo. Todos los que formamos parte de la universidad, sus integrantes y sus patrocinadores, sin los que sería muy complicado lograrlo (gracias Sr. Botín porque su implicación ha sido, es y será una excelente compañera) hemos aportado nuestro granito de arena para que poco a poco vayamos equiparándonos a los países más avanzados en la firme estrategia de invertir en el conocimiento. Ya en los últimos años, hemos podido comprobar como la I+D+i y las empresas de base tecnológica, financieras y creativas se han hecho fuertes en la cultura española, siendo algunas referentes mundiales en avances energéticos, biosanitarios, aeronáuticos, … Recordemos los nuevos retos con los que nos enfrentamos en el presente y futuro inmediato, atendiendo a la realidad del día a día, algo que no podemos olvidar: ¿Cómo hacer frente a las dificultades e incertidumbres económicas? La universidad es la clave, les voy a resumir los datos más relevantes de nuestra institución en el presente: La Universidad de Cádiz, en tres décadas, ha crecido paulatinamente en cantidad y calidad. Hemos triplicado el número de estudiantes, llegando a los 20.000. Concretamente, como pueden consultar en la memoria anual de la UCA, tenemos en la actualidad 15 centros entre facultades y escuelas, que ofrecen 35 titulaciones de Grados y 12 de segundos ciclos, y 31 másteres oficiales, 2 de ellos Erasmus Mundus y 17 con mención de calidad nacional. Ayer precisamente finalizó el último plazo de matrícula, tenemos previsto que a este curso vengan alrededor de 4.700 estudiantes
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nuevos, un 10 % más con respecto al 2009/2010.Y de los que más de 1.000 serán extranjeros, por tercer año consecutivo. En el curso 2009-2010 la UCA recibió un 40% más de estudiantes foráneos con respecto al curso anterior, alcanzando los 1.659 alumnos. Estudiantes gaditanos que nos ha dado una gran satisfacción porque en las pruebas de acceso en junio se obtuvieron los mejores resultados andaluces, con el 96,08 % de aprobados (4.090). Y en septiembre, se logró el mejor resultado -de los últimos cinco años- con un 80,48%; aprobaron 1002. La elección de Universidad y de estudios es un momento muy importante para el futuro personal y profesional de los estudiantes. Pensando en dar respuesta a las expectativas con las que llegan a la universidad, mantenemos desde hace años un esfuerzo por mejorar su calidad docente y por lograr que los alumnos tengan mejores oportunidades para su formación integral. En 2010, la UCA cuenta con 1192 profesores y profesoras funcionarios, y otros tantos colaboradores, y con 719 personas que trabajan en Administración y Servicios. Las oportunidades de movilidad europea y las prácticas de empresa son ya parte de la normalidad en nuestra institución, y están plenamente incorporadas en los nuevos Grados. La formación superior es una garantía de futuro para la juventud. En España, los números nos lo demuestran: de esta forma, la tasa de empleo entre los que tienen estudios superiores es 10 puntos más alta que para los que cuentan con estudios medios, y 25 puntos mayor que la de los que tienen otros estudios. Desafortunadamente, las tasas de desempleo se han incrementado en España con la crisis económica muy por encima de la media europea, y esta provincia es una prueba de ello, pero el incremento del paro representa la mitad para los titulados superiores frente al crecimiento en las personas con otros niveles educativos.
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La construcción del futuro que necesita nuestro país pasa por las Universidades, y por el refuerzo de su papel en la sociedad. La Universidad tiene un compromiso mantenido con la formación de los alumnos, con planes de actuación y líneas claras de mejora de los recursos, que han conducido a su vez a mejoras evidentes en los resultados de rendimiento. Una formación integral, que considera como elementos destacables las prácticas externas, la orientación al alumno, los programas de movilidad internacional, y la oferta de actividades culturales, sociales y deportivas. Y el cuidado de su entorno para hacerlo más sostenible, sin olvidar que se preocupa por los otros, es solidaria. La Universidad de Cádiz es por cuarto año consecutivo la Universidad Española líder en número de Proyectos de Cooperación Internacional con 45 en el curso 2009/10, financiados por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo con más de un millón de euros. Y por sexto año consecutivo, la Universidad Española con un mayor número de Proyectos AECID con Marruecos. Una universidad más transparente, que realiza esfuerzos por mostrar lo que hace y lo que puede hacer colaborando con otros agentes sociales. Este año, como ejemplo, la Universidad de Cádiz se ha fortalecido al auditar externamente los contenidos de su memoria anual, y al aproximar su formato a los estándares internacionales de la organización, Global Reporting Initiative, cumpliendo así el requerimiento que la Junta de Andalucía nos solicita mediante los Contratos Programa, y que contemplan la elaboración cada año de una memoria con este enfoque. En definitiva: esto es lo que las universidades pueden hacer y están haciendo. Tendremos que seguir esforzándonos por hacerlo mejor.
Universia es la llave de acceso al reconocimiento entre universidades del espacio iberoamericano, promotora de las relaciones entre ellas y con otras regiones del planeta. Y es ya un modelo a seguir de ese consorcio entre conocimiento y empresa, de la mano de Banco Santander. Hace 200 años, el día 15 de octubre de 1810, las Cortes Generales y Extraordinarias, reunidas en este honorable edificio, aprobaron el decreto V titulado: “la igualdad de derechos entre los españoles europeos y ultramarinos: olvido de lo ocurrido en las provincias de América que reconozcan la autoridad de las Cortes”. Las Cortes confirman que hay una misma y sola “democracia”, “nación” y “familia” y que todos sus ciudadanos tienen los mismos derechos con independencia de que vivan en uno u otro continente. Asimismo, incluía una orden para aquellos países donde se hubiera producido alguna revuelta o alteración, que si reconocían la autoridad soberana de la “madre patria”, se olvidarían los sucesos realizados “indebidamente”, excepto el derecho a terceros.
sidad, antes que conquistadora, tendría que considerarse conquistada –seducida si se me permite la expresión- por cualquier ámbito social, humano, cultural, científico y técnico del que podamos aprender. El espíritu que desde Universia predicamos coincide plenamente con estas palabras, olvidemos lo que nos separa y promovamos lo que nos une. El reconocimiento del otro en su diferencia, la aspiración a la universalidad como dice el filósofo Todorov. Les deseo una buen estancia en nuestra provincia, que esta jornada sea fructífera para todos y les reitero la bienvenida a la UCA, su universidad que les recibirá siempre con los brazos y el corazón abiertos. Me despido con una frase en recuerdo del universal escritor luso, José Saramago: “Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran” (Ensayo sobre la ceguera:1995). ¡Universitarios, miremos a nuestro alrededor!, aquí está lo verdaderamente importante.
Una normativa que cambió radicalmente el concepto que hasta entonces existía de los colonos y los americanos o mejor dicho “ultramarinos”. (Una palabra muy bonita, aunque entonces se utilizara para marcar diferencia, ligada a nuestra tradición marina y comercial, y que aún se conserva para referirnos a todo lo que viene del otro lado del mar). En la mirada constitucionalista que hoy nos convoca en Cádiz resulta decisiva la atención al Espacio Iberoamericano del Conocimiento, en el que venimos trabajando especialmente en los últimos años. Crear ese espacio, vivirlo, proyectarlo como escenario del futuro, tiene que ver con los pilares de nuestra memoria histórica. Nuestro Espacio Euro Iberoamericano del Conocimiento tiene rutas de ida y vuelta, que naturalmente se han ido trazando con el tiempo, y que es nuestro deber multiplicar porque la Univer-
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Honoris Causa
Investidura de Doctores Honoris Causa
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Diego Sales Márquez
: Rector de la Universidad de Cádiz
Discurso
Sr. Secretario General de UIT de la JA, ilustrísimas autoridades, alcalde de San Fernando, distinguidos invitados, claustro universitario, señoras y señores: Nuevamente, queridos claustrales, nos volvemos a reunir en el Real Teatro de las Cortes de San Fernando, ya que nuestra Universidad ha considerado un honor celebrar este curso sus actos institucionales en este edificio, participando así directamente de su significado constitucional: el de la conmemoración de las Cortes de 1810, donde se aprobó la soberanía nacional y la separación de poderes, el alumbramiento de la primera constitución democrática, la Constitución de Cádiz en 1812. Nos congregamos hoy aquí para protagonizar un hecho que, por muchas razones, constituye una ocasión singular para nuestra Universidad: otorgar el título de Doctor Honoris Causa a dos brillantes universitarios, cuyos méritos gozan de unánime reconocimiento en Europa y América. Dos ilustres académicos que están estrechamente ligados a la conmemoración de estas efemérides. La primera, por su rica e inestimable aportación sobre la historia cultural y social de Latinoamérica en los siglos XIX y XX, y el segundo, por su defensa y protección de los derechos humanos y la integración de los ciudadanos y ciudadanas en Europa. Clara Eugenia Lida -investigadora Nacional Emérita del Sistema Nacional de Investigadores y miembro regular de la Academia
Mexicana de Ciencias- es promotora de la Cátedra Historia España-México y colaboradora en el Consejo Editorial de la UCA de la revista Recoletos. A ella resulta obligado agradecer sus investigaciones sobre aspectos sociales e históricos que tienden puentes entre uno lado y otro del Atlántico: su trabajo en los archivos de nuestra provincia desde hace más de treinta años, su promoción del Seminario Permanente México-España en el Colegio de México, o la fundación de la ‘Cátedra México-España’, inaugurada en el curso académico 2006-2007. Esfuerzos e investigaciones, como digo, orientados todos a la creación de un espacio plural, y a promover la cooperación, el intercambio académico, el diálogo, entre estudiosos del amplio mundo iberoamericano. A mi modo de ver, la figura de Clara Lida nos sitúa con precisión y emoción en un momento crítico de nuestra memoria histórica, y nos retrata en lo que somos hoy como consecuencia de lo que fuimos en el último siglo. Me refiero al exilio español del 39, al desarraigo cultural que nuestros padres intelectuales vivieron durante décadas, y sobre todo a la solidaridad extrema que encontraron en países como México o Argentina. Sólo el amparo que nuestros exiliados tuvieron en América fue haciendo posible, con el tiempo, el regreso de nuestro patrimonio cultural, produciéndose así un nuevo viaje de ida y vuelta, una nueva aproximación entre esos dos mundos que Colón empezó a sentir tan cerca aquella noche en la que, próximo a la costa, escribió en su diario de a bordo “Toda la noche se oyeron pasar pájaros”. Frase, por cierto, que emigraría hasta el siglo XX para titular una novela de
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nuestro también Doctor Honoris Causa, el escritor José Manuel Caballero Bonald. Permítame, Profesora Lida, agradecerle su labor con unos versos de Concha Méndez, nuestra poeta exiliada en México, quien, acogida allí por ustedes, desafió a los demonios del destierro: Para que yo me sienta desterrada desterrada de mí debo sentirme, y fuera de mi ser y aniquilada, si alma y sin amor de que servirme. Pero me siento viva, estoy intacta, mi paisaje interior me pertenece, ninguna de mis fuentes echo en falta. Todo en mí se mantiene y reverdece.
Gobiernos de los Estados Miembros de la Unión Europea lo eligieron, como dispone el Tratado, entre “personalidades que ofrezcan absolutas garantías de independencia y que reúnan las condiciones requeridas para el ejercicio, en sus respectivos países, de las más altas funciones jurisdiccionales o que sean jurisconsultos de reconocida competencia”. A usted, Doctor Rodríguez Iglesias, quisiera agradecerle en nombre de la Universidad de Cádiz que forme parte de nuestro claustro con palabras del primer europeista, Víctor Hugo, a quien la candidez romántica de su discurso no restó la necesaria utopía con la que personas como usted han trabajado para la construcción de Europa.
Como especialista en Derecho Europeo, ha publicado multitud de trabajos, entre los que cabe destacar sus estudios dedicados a los monopolios de Estado y al régimen jurídico del sector público, a cuestiones de aplicación judicial del Derecho comunitario europeo, a la problemática constitucional de la Unión Europea y a la protección de los derechos fundamentales.
Un día vendrá en el que las armas se os caigan de los brazos, a vosotros también! Un día vendrá en el que la guerra parecerá también absurda y será también imposible entre París y Londres, entre San Petersburgo y Berlín, entre Viena y Turín… Un día vendrá en el que vosotros, Francia, Rusia, Italia, Inglaterra, Alemania, todas vosotras, naciones del continente, sin perder vuestras cualidades distintivas y vuestra gloria individual, os fundiréis estrechamente en una unidad superior, y constituiréis la fraternidad europea. Un día vendrá en el que no habrá más campos de batalla que los mercados que se abran al comercio y los espíritus que se abran a las ideas. Un día vendrá en el que las balas y las bombas serán remplazadas por los votos, por el sufragio universal de los pueblos, por el venerable arbitraje de un gran senado soberano que será en Europa lo que el Parlamento en Inglaterra, lo que la dieta en Alemania, lo que la Asamblea legislativa en Francia!. Un día vendrá en el que se mostrará un cañón en los museos como ahora se muestra un instrumento de tortura, ¡asombrándonos de que eso haya existido!
El Profesor Rodríguez Iglesias, con una trayectoria profesional única en el mundo jurídico español, ha compaginado la docencia y la investigación como Catedrático, y la función judicial en las más altas responsabilidades jurisdiccionales europeas. Los
Doctora Lida, doctor Gil: vuestro discurso y reflexiones muestran la valiosa experiencia y sabiduría que aportáis a nuestro Claustro. La Universidad de Cádiz se enorgullece de teneros en su seno.
Nuestro nuevo Doctor Honoris Causa Gil Carlos Rodríguez Iglesias, catedrático de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales, es, por su parte, brillante representación de la otra naturaleza cultural de la que estamos hechos: la de Europa. Durante casi dos décadas, fue el primer juez español que presidió el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Éste será su sexto doctorado Honoris Causa, el segundo que le conceden en España después de Oviedo.
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Ambos son igualmente ejemplos vivos de la herencia de los doceañistas, aquellos diputados que abrieron el camino a los derechos de las clases populares, que en el siglo XIX como explica nuestra doctora honoris causa: “abarcan a un abanico amplio de hombres y mujeres pertenecientes al pequeño mundo del trabajo y de la producción y a nuevos sectores letrados, que comparten la lucha por los derechos ciudadanos, por el libre acceso a los espacios políticos, por definir la propiedad a partir de los productores y por la creación de mecanismos de sociabilidad y de organización, a la vez que forjan un nuevo discurso sobre la cultura, la asociación, la movilización colectiva y crean un imaginario y un lenguaje común”1 . Su valor máximo radica en que depositan su confianza en el pueblo como nación, al igual que ocurre en la actualidad europea como recuerda nuestro doctor Rodríguez Iglesias, quien afirma que “…la legitimidad política de la Unión Europea procede de los Estados y de los pueblos constituidos en Estados…”2. Los redactores de la Pepa declararon su fe en la educación básica común para todos, la conveniencia de la gratuidad total de la instrucción elemental y la necesidad de un plan general de la instrucción pública. Son principios plenamente vigentes para nuestra Universidad. E igualmente lo son los conceptos de equidad e igualdad del otro, el afán de conocimiento, el respeto y el cuidado de la cultura, la capacidad de transmisión e intercambio de contenidos y recursos y el deseo de prosperar de la mano de la innovación y la cooperación. En el Espacio Euro Iberoamericano del Conocimiento, que nos hemos marcado como referencia de trabajo en esta década, la educación, el conocimiento y la cultura serán los instrumentos básicos para el progreso de nuestras sociedades. Y las univer-
sidades jugamos un papel estratégico para contribuir a la mejora de la sociedad, y para ello trabajaremos con un programa de movilidad estudiantil y docente, y una red de investigación y transferencia de resultados, con un proceso de reconocimientos de estudios bajo un sistema de calidad acreditado en común. Nos sentimos orgullosos de vivir este momento para reflexionar sobre nuestro pasado histórico, que nos sitúa en la importancia, los retos y las responsabilidades de nuestro Sistema Universitario. Me gustaría ahora tener unas palabras de reconocimiento para todos y todas los que formamos esta familia universitaria. La Universidad de Cádiz ha trabajado intensamente a lo largo del último curso académico, elaborando todas las memorias correspondientes a los futuros títulos de Grado. Este proceso ha exigido un gran esfuerzo y una ardua dedicación por parte de las personas de nuestra Universidad. Llevar a cabo una restructuración casi completa de nuestra Universidad no es, para nada, una tarea sencilla y, evidentemente, no ha estado exenta de importantes dificultades e incomprensiones. Sin embargo, gracias al esfuerzo de toda la comunidad universitaria, hemos conseguido solventar los problemas inherentes al proceso de renovación, de una manera muy satisfactoria. Soy consciente de que, en una institución tan variada y plural como es la universidad, algunos miembros de la Comunidad Universitaria continúan teniendo ciertas reservas sobre el alcance de la reforma que estamos acometiendo, pero, es importante destacar que el nivel de consenso alcanzado ha sido, y es, muy elevado y que los resultados han de ser calificados inequívocamente como muy positivos. La comunidad universitaria ha sabido
LIDA, C. E. (1997): ¿Qué son las clases populares? Los modelos europeos frente al caso español en el siglo XIX. Consultado en http://dialnet.unirioja.es/servlet/ articulo?codigo=121280 [online 19/10/2010]. 2 RODRÍGUEZ, G. (2000). La función del Derecho y del Juez en la Unión Europea. Arbor, 167:657: pag. 74 http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/1150/1156 [online 19/10/2010]. 1
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responder al reto y ha obtenido una buena nota pese a la dificultad de la tarea que debíamos abordar. Quiero en este solemne acto expresar el agradecimiento de la institución a todas las personas implicadas en este proceso, que ha tenido una feliz recompensa al ser la universidad con más títulos de grado aprobados (diez en total) por el Gobierno Andaluz. Sin duda, una de las señas de identidad de la institución universitaria es la de estar permanentemente obligada a conjugar la búsqueda de la innovación, de la renovación de sus puntos de vista, de sus estructuras, de los fundamentos de su trabajo docente e investigador; de vislumbrar caminos de futuro, de abrirse a los nuevos impulsos que nos va trayendo el tiempo. En definitiva, de abrir caminos nuevos para ayudar al nacimiento de los tiempos nuevos, y todo ello, sin dejar de valorar, de conservar y de transmitir las viejas formas, el ritual de sus usos y costumbres, sus tradiciones, toda esa suma de huellas de unas liturgias propias que se fueron gestando, al compás de la Historia, en las Aulas Magnas de las grandes Universidades de la Vieja Europa, de España y al otro lado del Atlántico. En nuestra Universidad, ambas cosas se han de conjugar de un modo que, para nosotros, debería resultar casi natural, como una mera consecuencia de nuestra identidad: hemos sido una Universidad joven que, sin embargo, se asentó desde el principio en las raíces del Real Colegio de Cirugía, alma mater de nuestra Facultad de Medicina, institución inspirada en la ciencia y el saber de la Ilustración. Somos, pues, una Universidad que, por esa concreta razón, gozaba ya de una tradición esplendorosa desde el momento mismo de su nacimiento. De ahí que hayamos sido, desde siempre, sabedores de la necesidad de ganar ese reto: avanzar, modernizarse, desarrollar nuestras ofertas, ampliar nuestra capacidad de servicio, intensificar nuestra capacidad investigadora, etc., sin ignorar nunca la responsabilidad de sabernos continuadores de una de las grandes tradiciones científicas españolas y europeas.
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Por otro lado, Sras. y Sres. Claustrales, nuestra Universidad, -como la Universidad en general-, debe también saber responder a la realidad de su tiempo, guardar el equilibrio entre el deber de enseñar las tradicionales doctrinas aplicando la rigurosa investigación científica, y el deber de no ignorar o menospreciar las demandas del entorno les y las nuevas materias que se avecinan. En este orden de cosas, quiero recordar ahora que tras la incorporación a nuestro Claustro de Gil Carlos Rodríguez Iglesias y Clara Eugenia Lida, la Universidad de Cádiz crece en conocimiento, proyección internacional en el viejo y nuevo continente. Permítanme que me detenga en los juramentos que esta tarde habéis tenido el honor de presenciar. En primer lugar, nuestra doctora Honoris Causa, Clara Eugenia Lida, ha comprometido su labor “siempre al servicio de las Letras y de la Historia”, y el doctor Honoris Causa, Gil Carlos Rodríguez, juró su dedicación “siempre al servicio del Derecho y la Justicia”. Dos nobles y hermosos propósitos, que fortalecerán aún más si cabe vuestra ejemplar relación con esta Universidad. Distinguidos Doctores Honoris Causa, Dres. Lida y Rodríguez. Vuestro ingreso en el Claustro de Doctores de la Universidad de Cádiz contribuye a enriquecer el prestigio de nuestra Universidad, al uniros al elenco que constituyen una veintena de Honoris Causa de nuestra todavía joven Institución, elenco formado por personalidades de todos los ámbitos del saber. Desde las Humanidades y las Ciencias Sociales y Jurídicas os unís a bioquímicos como Margarita Salas, mejor biocientífica española premiada por la UNESCO y discípula predilecta del Premio Nobel Severo Ochoa; médicos como el cirujano de la Universidad de Yale William W.L. Glenn o como el oftalmólogo José Ignacio Barraquer; catedráticos de Derecho, como Manuel Clavero Arévalo que fue Rector de la Hispalense y Ministro de Cultura en la primera legislatura constitucional; economistas como Andrés Fernández; historiadores como Miguel Ángel Ladero Quesada;
filósofos como el también algecireño Adolfo Sanchez Vázquez; escritores y poetas, como el portuense Rafael Alberti, el jerezano Caballero Bonald o el chiclanero Fernando Quiñones; y artistas clásicos como el concertista de guitarra Andrés Segovia y contemporáneos como el gran Paco de Lucía, y nuestros últimos ingresados, los portavoces más brillantes en política sindical internacional, Nicolás Redondo y Marcelino Camacho, sin olvidar al premio Estocolmo delAgua, Takashi Asano o al primer eurodiputado gitano Sánchez Heredia. Gracias, respetados Clara Eugenia y Gil Carlos, por aceptar el nombramiento que, como Doctores Honoris Causa, os hizo el Claustro de la Universidad de Cádiz, y que hoy hemos materializado en esta solemne ceremonia. Os damos las gracias por contribuir a que la Universidad de Cádiz aspire a ser reconocida como la Universidad de los Bicentenarios, una casa grande y abierta donde alimentar nuestro conocimiento profesional y personal, puente de unión entre Europa, África y América.
El Conciso, en Cádiz, el 19 de marzo de 1812 (número 19 – página 4), que dice así: “Seguid, seguid en vuestras tareas, desplegad vuestro talento, vuestro genio: perfeccionad, inventad, ya no hay trabas, porque hay Constitución”. Que la fuerza e ilusión contenidas en estas palabras nos conduzcan en este nuevo camino e inspiren a los jóvenes, tanto de edad como de espíritu, todos somos protagonistas de nuestra realidad actual y activistas del mañana. He dicho.
La Universidad de Cádiz se siente en sintonía con estos preceptos. Esta ceremonia es entonces, a un mismo tiempo, un homenaje al talento, la entrega y a la tolerancia, a la perseverancia y a los sueños. Es un homenaje al futuro. Un homenaje a quien apuesta por la esencia y la dignidad, al ser humano que el siglo XXI necesita formar para construir un futuro más justo y fructífero. En definitiva, como Rector de la Universidad de Cádiz, reitero la gran satisfacción que este acto nos produce y al mismo tiempo, os hago partícipes de un llamamiento por nuestra institución, es decir, para apostar por las generaciones futuras. Quisiera apelar a las autoridades aquí presentes, que nos honran acompañándonos en este acto. Hay que ser valientes y tienen que proporcionarnos hoy aquello que nuestra universidad va a necesitar próximamente. El futuro se construye hoy, con las decisiones que tomemos en el presente. Para finalizar, tomo prestado un fragmento publicado en el diario
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Investidura de Doctores Honoris Causa
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Clara Eugenia Lida
Discurso
I
: Doctora Honoris Causa por la Universidad de Cádiz
La solidaridad mexicana ante la guerra civil y el exilio republicano
Excelentísimo y Magnífico Rector de la Universidad de Cádiz Ilustrísimas Autoridades Distinguidos colegas, alumnos y amigos En este acto solemne, la Universidad de Cádiz ha desplegado gran generosidad al concederme su grado más honorífico que acepto más que como homenaje a mi persona, como reconocimiento al afecto y cercanía que unen a Cádiz e Hispanoamérica, particularmente en fechas simbólicamente tan significativas para ambas orillas atlánticas en sus Bicentenarios. Mi agradecimiento se dirige muy especialmente a mi padrino, por su amistad colegial al promover una iniciativa que la Universidad y el claustro respaldan, y quien ha vertido sobre mi persona palabras en extremo generosas. A los colegas y amigos que me acompañan en esta ceremonia solemne, mil gracias. No puedo ocultar la emoción que siento al estar en este histórico recinto desde donde se alumbró en el mundo hispánico la supremacía de la nación y del pueblo como bases legítimas del cuerpo político y se inició el camino hacia el reconocimiento de la igualdad de derechos para los americanos y los españoles. Cádiz, además, ocupa un lugar central, aunque no siempre señalado, en la emancipación americana, pues existía aquí de manera secreta la Sociedad de Caballeros Racionales, vinculada con la Gran Reunión Americana que fundara en Londres el caraqueño Francisco Miranda; en dicha Sociedad participaron y compartieron las ideas y el deseo de independencia republicana patriotas
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americanos como los rioplatenses, Carlos María de Alvear y José de San Martín, el chileno José Miguel Carrera, así como el novohispano Servando Teresa de Mier, entre otros, y a partir de esta chispa inicial se expandieron por tierras americanas muchos de los movimientos emancipadores. Todos sabemos que el camino recorrido fue, por decir lo menos, arduo y doloroso, difícil y contradictorio. Pero para América, éste fue un punto de inflexión sin retorno, que en los años siguientes desembocó en la independencia de quince repúblicas soberanas. Es cierto que las Antillas tardarían en acompañar al continente, y alguna, como Puerto Rico, no lo logró, aunque no por ello sea menor su orgullo nacional, pero a nadie cabe duda que si hoy, al cabo de dos siglos la gran mayoría de las naciones americanas son repúblicas orgullosamente independientes, en ese largo recorrido Cádiz fue un hito insoslayable. Poco más de un siglo después, Cádiz y América se volverían a encontrar, pero esta vez para conjuntarse en la Constitución de la República Española de 1931. Don Luis Jiménez de Asúa, como Presidente de la Comisión Jurídica de la Cortes Constituyentes, al explicar en su discurso del 27 de agosto de ese año el Proyecto de Constitución, del cual fue arquitecto mayor, no solo mencionaría una y otra vez la Constitución de Cádiz, sino también, entre otras, la influencia de la Constitución mexicana de 1917, que presenta “una teoría de derechos y ansias populares que ha ensanchado el campo de nuevos derechos humanos -o
mejor, deberes del Estado-, en los campos familiar, económico y social”. Y más allá de la Constitución, también señalaría como ejemplo esencial para las garantías constitucionales españolas el ordenamiento jurídico mexicano del Juicio de Amparo, destinado a proteger las garantías individuales. Es precisamente a partir de este reconocimiento a las garantías constitucionales e individuales que guiaban el espíritu de la República Española de 1931 y del México constitucional surgido de la Revolución de 1910, lo que en las siguientes páginas me llevará al tema de este discurso de incorporación: mostrar los lazos forjados entre España y México desde el comienzo de la Segunda República, que seguirán pese a su derrota en la Guerra Civil, hasta los duros años del exilio. Estos lazos continuaron hasta 1977 con el gobierno republicano que se constituyó en 1945, y solo cesaron cuando éste se autodisolvió y México reanudó con el Estado español las relaciones interrumpidas en 1939 debido a la llegada al poder de un régimen considerado usurpador e ilegítimo por haber surgido de la fuerza y no de la libre voluntad ciudadana. Si nos remontamos a los inicios del México contemporáneo, a partir del primer centenario de la consumación de la Independencia mexicana, en 1921, las relaciones con España se fueron recomponiendo tras los fuertes desencuentros del periodo revolucionario que llegaron hasta la ruptura diplomática. En este contexto, los vínculos entre políticos e intelectuales mexicanos y españoles se estrecharon. Las visitas a México de figuras como Ramón del Valle Inclán, Luis Araquistáin, Marcelino Domingo o Fernando de los Ríos, y la estancia en España de escritores y pensadores como un Alfonso Reyes, un Martín Luis Guzmán, un Enrique González Martínez fueron forjando relaciones de amistad y de cercanía intelectual y política. Estos vínculos se vieron reforzados a partir de abril de 1931, cuando un México largamente republicano dio la enhorabuena oficial al gobierno emanado de las elecciones españolas y se pactó que las representaciones diplomáticas se elevaran al rango de
embajadas, como reconocimiento a la legitimidad del cambio de régimen en la Península. A raíz de esto se produjo el primer intercambio de embajadores: Julio Álvarez del Vayo, jurista, periodista y diplomático español fue designado por la República Española, en tanto que México quiso privilegiar a la par que las relaciones diplomáticas, las financieras, sin duda consciente de la necesidad de negociar los diferendos que existían por las reclamaciones de los españoles afectados durante la Revolución en sus bienes o en las vidas de sus allegados. Por ello primero nombró a Alberto J. Pani, quien en el decenio de 1920 había sido Secretario de Relaciones Exteriores y Secretario de Hacienda; cuando poco después, Pani fue nuevamente nombrado en la cartera de Hacienda, México designó al prestigioso jurista y diplomático Genaro Estrada, quien como Secretario de Relaciones Exteriores en 1930 había elaborado la Doctrina que lleva su nombre. Valga recordar que esta llamada Doctrina Estrada reconoce el libre derecho a la autodeterminación de los pueblos, condena la injerencia de países extranjeros en asuntos internos de otros, rechaza reconocer gobiernos surgidos de golpes de estado y afirma el derecho de México a retirar su misión diplomática y suspender relaciones, todo lo cual, como veremos, incidirá en la postura diplomática adoptada por México al estallar en España la Guerra Civil. En este marco de cordialidad diplomática transcurrieron los primeros años de las relaciones de México con la Segunda República. Es cierto que los altibajos políticos del bienio 1934 a 1936, con la represión en España, en 1934 a la Revolución de octubre, así como con la llegada ese mismo año a la presidencia de México de Lázaro Cárdenas, quien defendía un proyecto nacional, social y revolucionario, entibiaron temporalmente las relaciones diplomáticas entre ambos países. Sin embargo, con el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 se recompuso la cordialidad, que se vio impulsada con la llegada a México del activo Embajador de la Republica, Félix Gordón Ordás, quien ya había estado en México la década anterior y trabado buenas amistades con personalidades
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mexicanas, y que tenía en su haber amplia experiencia como diputado a Cortes por el Partido Radical Socialista y Ministro de Agricultura primero, y de Industria y Comercio después. Entre marzo y julio de 1936 Gordón Ordás desempeñó con diligencia sus funciones y generó estrechas relaciones con el propio presidente Cárdenas y sus Secretarios de Estado, así como con figuras prominentes del mundo intelectual, artístico, sindical y político mexicanos. Al estallar el alzamiento militar contra la República, ésta se encontró con un Embajador más que dispuesto a enfrentar con energía y habilidad los problemas creados por la rebelión y obtener los mayores apoyos del gobierno mexicano y de sus allegados. Con activismo incansable -por medio de artículos periodísticos, conferencias y discursos, y hábiles maniobras diplomáticas y políticas-, Gordón pudo enfrentar con resolución los ataques provenientes de los sectores conservadores, tanto mexicanos cuanto los conformados por antiguos inmigrantes españoles, e incluso de algunos miembros de la propia Embajada dispuestos a reconocer a los insurrectos. El diplomático español logró obtener el respaldo incondicional para la República de sindicatos, agrupaciones profesionales y, sobre todo, del propio presidente Cárdenas y sus colaboradores.
menos en tres frentes de acción. El primero se manifestó en la lucha diplomática a favor del gobierno legítimo español llevada a cabo por México en los foros internacionales de la época, en particular, aunque no exclusivamente, en la Sociedad de Naciones, a la que había ingresado en 1931 con el apoyo, a su vez, de la República española -Estado miembro de dicha Sociedad. El segundo comenzó a partir de los meses que siguieron al alzamiento rebelde de julio del 36, y se tradujo en ayuda material de México al Estado español. El tercer frente de apoyo se expresó a través de la excepcional política de ayuda humanitaria e institucional a los refugiados, víctimas de la guerra. En las páginas siguientes esbozaré rápidamente los dos primeros aspectos, para ocuparme más adelante, con el detenimiento que permita el tiempo disponible, del cobijo que México ofreció a hombres, mujeres, niños y ancianos que se acogieron al asilo en ese país, primero paulatinamente y desde 1939 en números tales que en una década sobrepasaron las 20 000 personas, ocupando el segundo lugar internacional en la recepción de españoles refugiados, solo después de la fronteriza Francia y muy por delante del resto de los países receptores.
En este contexto general, quiero destacar la extensa e intensa solidaridad brindada por México. No se podría entender la generosa mano tendida por ese país a quienes en 1939 se vieron obligados a huir de España en un largo y doloroso exilio, de no ser por la cercanía previa de México con la Segunda República, en especial con sus sectores progresistas derrotados al finalizar la contienda. No intentaré aquí una historia pormenorizada de este proceso, pero sí quiero centrarme, en algunos aspectos de esta política, particularmente durante la presidencia de Lázaro Cárdenas, que concluyó a finales de 1940, pero que fue continuada, aunque con variantes, por su sucesor Manuel Ávila Camacho, y consolidada en adelante por quienes los sucedieron en la Presidencia.
No cabe duda que la amplia ayuda diplomática, material y humana que México prestó en estos años fue excepcional en la época. Tampoco cabe duda de que si este apoyo fue posible, dado el fuerte presidencialismo mexicano, se debió directamente a la voluntad política del presidente mexicano, quien en 1936 dictó las primeras medidas para marcar el derrotero que tomaría su país respecto de España. En efecto, con el respaldo amplio y vigoroso de un grupo de políticos, juristas, científicos e intelectuales mexicanos, Lázaro Cárdenas inició uno de los esfuerzos nacionales de solidaridad internacional más ejemplares del siglo pasado.
A partir de mediados de 1936, el apoyo mexicano se expresó al
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A partir de 1936, dos destacados juristas representantes sucesivos de México ante la Sociedad de Naciones, en Ginebra, Narciso Bassols e Isidro Fabela, fueron los encargados de cumplir estricta y puntualmente con los pactos internacionales de esta Liga, y con los
puntos de la política internacional dictados por el propio presidente de México. Nuevamente, tres años después, el propio Bassols trabajó activamente para apoyar a quienes a comienzos de 1939 cruzaban los Pirineos en busca de refugio fuera de España. Cabe destacar cuáles fueron los postulados principales del presidente Cárdenas en materia de política exterior. En primer término, la idea central no sólo era cumplir “estricta y puntualmente” el “pacto de la Liga” sino, dentro de éste, apegarse estrictamente “al inalienable principio de no intervención” marcado por la Doctrina Estrada, antes mencionada. Como consecuencia de lo anterior, la postura de México fue defender en todo momento a todo estado jurídicamente constituido que sufriera la violación de su soberanía por parte de cualquier potencia extranjera. Más específicamente, en el caso de España, en vista de la intervención de Alemania e Italia en favor de las fuerzas anticonstitucionales, México expresó claramente el “derecho a la protección moral, política y diplomática, y a la ayuda material (...) de acuerdo con las disposiciones expresas y terminantes del Pacto de la Liga”. Por este motivo el gobierno mexicano se negaba a reconocer otro gobierno legítimo y legal de España que no fuera el propio gobierno republicano. Cárdenas invocaba como antecedente inmediato de esta postura respecto de la República española la defensa que en 1935 la delegación de México en la Sociedad de Naciones había hecho de Etiopía, en contra de la invasión colonialista de Italia. Por ello postulaba que México “ha sido y debe seguir siendo un país de principios” y que en materia internacional, México “deberá ser intransigente en el cumplimiento de los pactos suscritos, en el respecto a la moral y al derecho internacional, y específicamente en el puntual cumplimiento del Pacto de la Sociedad de las Naciones”. Más adelante, mantendría con firmeza esta misma actitud ante la invasión alemana a Austria, a Checoslovaquia y a Polonia. En octubre de 1936, Narciso Bassols inició ante la Sociedad de Naciones la batalla de México por la defensa legítima del gobier-
no español súbitamente atacado en su propio suelo no sólo por fuerzas levantiscas internas, sino por elementos internacionales que afectaban los principios de la independencia de los estados jurídicamente constituidos. Siguiendo las directivas del presidente Cárdenas y de los principios y acuerdos de política exterior que regían la conducta de México, Bassols defendió la noción de que las normas internacionales deben ser escrupulosamente observadas y vigiladas por los organismos establecidos para dichos fines. Por ello señalaba el peligro que existe cuando los países deciden “olvidar el abismo jurídico que separa a un gobierno de un grupo rebelde”, y en vez de ejercer “la contención universal, derivada de principios indiscutibles”, convierten lo que “debe ser una obligación precisa de abstención para con los facciosos en un simple resultado de ajustes, convenios inertes, elásticos y tardíos”. Estas consideraciones llevaron al delegado mexicano a subrayar una y otra vez la necesidad de evitar “una verdadera regresión” y enfrentar semejantes contingencias políticas por medio del Derecho Internacional. Para explicar que España era ejemplo transparente de un país crudamente agredido por otros más fuertes, Bassols acudió a la propia experiencia de México, que, “ha sufrido en el curso de su historia el azote de cuartelazos antisociales”. Y concluía que con base en ello, “el Gobierno de México ha definido su política de cooperación material para con el gobierno legítimo de España. Desde comienzos de 1937, a medida que la situación española se deterioraba y la intervención de las potencias totalitarias crecía, una de las mayores preocupaciones del gobierno mexicano era precisar el alcance verdadero de la noción de “no intervención”, de acuerdo con la Carta de la Sociedad de Naciones y en contraste con la postura del Comité de No Intervención creado por Inglaterra y Francia, y apoyado por los Estados Unidos, que en gran medida resultaba en una política de aparente neutralidad que sin embargo permitía la participación en el conflicto español de las potencias nazi-fascistas: Italia y Alemania. En contra del parecer de las potencias occidentales, el gobierno mexicano invocó
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una y otra vez la noción de que la postura del Comité anglofrancés era contraria al principio de la Carta de la Sociedad de Naciones, puesto que ésta señalaba explícitamente el derecho de los países miembros a ayudar a los gobiernos legítimos, amenazados por la intervención directa o indirecta de otras potencias. En este sentido, para México la “No Intervención” invocada por Inglaterra y Francia era, según una aguda y certera apreciación del propio Cárdenas, “uno de los modos más cautelosos de intervenir”. En carta a su delegado en Ginebra, el presidente de México precisaba que la ausencia de colaboración con los gobiernos constitucionales de países amigos en la práctica resultaban en una ayuda indirecta, pero no por ello menos efectiva, para los rebeldes, y ponía en peligro el régimen legal de un gobierno cuya autoridad era legítima. En esta misma carta, Lázaro Cárdenas explica que, en relación con la situación española y el concepto de neutralidad internacional, México no sólo tuvo en cuenta el Pacto Constitutivo de la Sociedad de Naciones, firmado en 1931, sino que también actuaba de acuerdo a los principios emanados de la Convención de Derechos y Deberes de los Estados que había suscrito en la Sexta Conferencia Panamericana, reunida en La Habana en 1928, y a los principios de la Conferencia de la Consolidación de la Paz, celebrada en Buenos Aires en 1936. Según Cárdenas, con base en el derecho internacional, México se adhería a la noción de que en el caso de los estados agredidos era indispensable todo el apoyo moral y material para éstos y, por el contrario, al tratarse de los estados agresores, se imponía fijar un régimen de sanciones económicas, financieras, políticas, etcétera. En el caso de España, donde los militares facciosos resultaban visiblemente apoyados por gobiernos extranjeros, México pedía una estricta y correcta interpretación de la doctrina de “No Intervención” y una observación escrupulosa del principio de sanciones explícitas contra los países agresores de acuerdo al principio “de moral internacional”.
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En este contexto, México reconocía la gravedad de los conflictos que se desarrollaban ya en Asia, en Europa central y en el Mediterráneo y anticipaba los temores de que se desencadenara una nueva guerra internacional. Por ello mismo también insistía en utilizar la Liga de las Naciones como un foro central para hacer pública la defensa de la paz. Esto lo sintetizaba Cárdenas al expresar el principio de que la “supremacía de la voluntad popular, la democracia auténtica, el respecto a la integridad de cada país y el propósito sincero de pacificación constituyen la esencia de la doctrina social e internacional de México”. Después de dejar la presidencia de la república, Lázaro Cárdenas escribía en 1941 en sus Apuntes privados una extensa reflexión sobre la actitud que su gobierno había asumido ante el caso de la República Española. En esos párrafos no sólo recapitula los puntos específicos del apoyo mexicano al régimen vencido, sino que se explaya sobre la actitud adoptada por su gobierno al no reconocer el de Francisco Franco dada la “inoportunidad de establecer comunicación diplomática con un gobierno cuyo apresurado reconocimiento podría causar graves entorpecimientos a la posición democrática de México”. Debo agregar que en términos diplomáticos aún hubo más. Entre agosto de 1936 y marzo de 1937, la Embajada de México en Madrid y sus legaciones en la península ibérica ejercieron sin restricciones y sin discriminación el derecho de asilo a españoles de ambos bandos, ayudando a salir de las zonas de peligro a aquellos que así lo desearan1. Por su parte, los representantes en Francia se afanaban por rescatar a los refugiados de los campos de internamiento así como impedir las deportaciones a España, y también a Alemania una vez iniciada la ocupación a partir de 1940. No deseo extenderme en este tema, pero sí señalar que este episodio de solidaridad diplomática y humana de México terminó de la manera más paradójica. Al romperse las relacio-
Véase un importante testimonio personal de la esposa del Ministro Consejero de la Embajada de México en Madrid, Juan F. Urquidi, en BINGHAM DE URQUIDI, 1975.
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nes diplomáticas con el gobierno de Pétain, el encargado de la legación mexicana, Gilberto Bosques, y todos sus colaboradores y familiares fueron, a su vez, apresados por los soldados nazis de ocupación e internados en una prisión militar cerca de Munich, de la que sólo salieron al cabo de un año, al ser canjeados por prisioneros alemanes. Un año después Bosques reinició el apoyo mexicano desde la Embajada en Portugal2.
en los hechos por la solidaridad material. Para la República, por su parte, este gesto significó un espaldarazo solidario en medio de la indiferencia que manifestaban ya las democracias occidentales. Lázaro Cárdenas amplía el punto aun más al escribir en sus diarios que “México está obligado moral y políticamente a dar su apoyo al gobierno republicano de España, constituido legalmente (...) México proporciona elementos de guerra a un gobierno institucional, con el que mantiene relaciones”.
*** Si, como acabamos de ver, el gobierno de Lázaro Cárdenas libró una intensa e infatigable batalla en el frente de la diplomacia internacional, en relación con el apoyo material a la causa republicana también se debe señalar la disposición para ayudar al gobierno español con armas, municiones y pertrechos de guerra después de firmado el Pacto de No Intervención, a comienzos de agosto de 1936. Aunque no era mucho lo que podía aportar un país pobre, con escasos recursos financieros como era el México posrevolucionario, sí se alentó y dispuso todo el apoyo posible, tanto oficial y colectivo, como privado e individual. Así, en sus Apuntes del día 10 de agosto de 1936, el presidente anotaba que a petición del Embajador español, Félix Gordón Ordás, se autorizaba a la Secretaría de Guerra y Marina para que pusiera a disposición del Embajador 20 mil fusiles y 20 millones de cartuchos de fabricación nacional vendidos al gobierno de España3. Comparado la precariedad del armamento ligero entonces disponible para la República, el cargamento mexicano fue especialmente bienvenido y sirvió para armar soldados en el frente de Madrid, en el norte e, incluso, en el frente de Aragón, como recordaría George Orwell en su Homenaje a Cataluña. Pero estos pertrechos, más allá de su valor bélico, desempeñaron un papel simbólico doble: desde el punto de vista de México, que no poseía una industria militar significativa, quedaba claro que la solidaridad diplomática no era un mero ejercicio retórico, sino que debía ser respaldada
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Por otra parte, no tiene nada de raro que, de paso, México también contemplara con estos actos enderezar la balanza de pagos que hasta entonces había estado inclinada a favor de España. Por ello también aumento la exportación de garbanzo, frijoles o habichuelas, café e, incluso, azúcar, así como materiales médicos y farmacéuticos. El gobierno se ocupó de dar amplia noticia de estas ventas, también para acallar la crítica de los sectores más conservadores que no se podrían oponer a que el país hiciera negocios ventajosos para productores y exportadores. Naturalmente, la reacción internacional al apoyo mexicano no se hizo esperar. El valor simbólico y material de esta ayuda era indudable y constituía un reto abierto a las políticas de No Intervención. No fue inesperado, pues, que México fuera acusado de intervenir ilegalmente en la guerra de España, de servir de conducto para la distribución de pertrechos, alimentos y materiales médicos, y de suministrar ilícitamente al gobierno de la República artefactos bélicos propios u originados en otros países, ni que el gobierno mexicano se viera más de una vez a confrontado con la censura de los partidarios del Comité de No Intervención y con las agresiones patrocinadas a través de la prensa y la diplomacia internacional por los gobiernos de Hitler y Mussolini. En este contexto, en junio de 1937, Cárdenas anotaba en su diario que el día 17 se había dirigido al presidente de los Estados Unidos,
Véase el recuerdo de uno de los principales protagonistas, en BOSQUES, 1988, pp. 39 89. Para un minucioso análisis de los apoyos a la República y de las reacciones en México véase MATESANZ, 1999.
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Franklin Delano Roosevelt, para que apoyara por todos los medios a su alcance la intervención en favor del gobierno legítimo de España. La misiva al presidente norteamericano insiste en la necesidad de que ejerza “su influencia moral ante las potencias de Europa para hacer cesar la intervención de contingentes extranjeros en la lucha interna que sostiene el pueblo español”. En sus Apuntes, el presidente de México reflexionaba pesaroso: “si Estados Unidos se hubiera decidido a intervenir por medio de gestiones, es seguro que la contienda en España no se hubiera prolongado tanto”, y advertía con clarividencia que “si Estados Unidos se duerme en los laureles que le ha brindado su privilegiada situación económica y cree defenderse de toda agresión asumiendo una actitud pasiva y desperdicia la ocasión de hacer una positiva alianza con los pueblos del Continente, no estará lejano el día en que la escuela de Hitler y de Mussolini dé sus frutos, pretendiendo una agresión a los pueblos de América”. Hoy, a la distancia, podemos apreciar la lucidez histórica con que Cárdenas percibió en los años de la Guerra Civil española los peligros que aquejaban al mundo y que se verían definitivamente confirmados al iniciarse la Segunda Guerra Mundial. *** Si bien México destacó entre todos los países occidentales en el campo de la diplomacia internacional y, en la medida de sus fuerzas y medios, en la ayuda material a la Segunda República, sin duda fue en relación con la ayuda humanitaria a los refugiados de la guerra en lo que México no tuvo parangón. En mayo de 1937 México organizó la evacuación de unos 460 niños embarcados en Valencia y Barcelona, que fueron acogidos como “hijos adoptivos del gobierno de México en la figura de su presidente Lázaro Cárdenas”4. Estos pequeños fueron conocidos luego como los “niños de Morelia”, por haber sido alojados en una casa-escuela en esa ciudad michoacana.
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A partir de 1937 se organizó también el asilo a intelectuales españoles desplazados por la guerra, incapaces de seguir en España ante el peligro físico que los amenazaba. Bajo el estímulo de dos figuras destacadas de la cultura mexicana Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas, el presidente Cárdenas decretó en 1938 la fundación de La Casa en España en México como “Centro de reunión y de trabajo”. En la ciudad capital, La Casa -que, por cierto, ni recinto propio tenía- desarrolló con entusiasmo actividades culturales y académicas sin par en instituciones tan diversas como la Universidad Nacional, el Instituto Politécnico, el de Bellas Artes, la Escuela Nacional de Antropología, el Hospital General, el Instituto del Cáncer, el de Enfermedades Tropicales. Gracias a la nueva institución, histólogos, químicos, neurólogos y entomólogos de primerísima fila trabajaron junto a musicólogos y poetas, críticos de arte y filósofos, pintores, juristas, historiadores y sociólogos. Durante su corta existencia, antes de transformarse en El Colegio de México en 1940, la institución recibió a una treintena de los talentos más distinguidos de la España desterrada, lo cual le permitió desde el comienzo destacarse como un pequeño pero excepcional núcleo receptor, creador y emisor de alta cultura. Además contribuyó a llevar a otros hacia universidades de provincia, como lo atestiguaron en su momento la filósofa María Zambrano, el químico Juan Xirau y el biólogo Fernando de Buen, en Morelia; Cándido Bolívar, entomólogo, en Chiapas; el doctor en medicina, Aurelio Romero Lozano, en Monterrey, y el también médico Urbano Barnés, en Guadalajara. Por otro lado, La Casa también funcionó con humanidad y generosidad inigualables, como un centro de selección y de irradiación para ayudar a quienes no tuvieran cabida en ella a insertarse laboralmente en diversas esferas de la vida profesional mexicana y facilitarles a los recién llegados sus primeros pasos en el Nuevo Mundo. Sin embargo, sería un grave error creer que el perfil de los españoles refugiados en México fue sobre todo académico y ar-
Véase un importante testimonio personal de la esposa del Ministro Consejero de la Embajada de México en Madrid, Juan F. Urquidi, en BINGHAM DE URQUIDI, 1975.
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tístico, especialmente a partir del gran aluvión emigratorio que comenzó con la caída de Cataluña en el invierno de 1939. En efecto, en febrero de 1939, ya derrotado el ejército republicano en Cataluña, el representante ante la Sociedad de Naciones, Isidro Fabela se trasladó de Ginebra a los Pirineos franceses, para apreciar de cerca el problema de gran número de los casi 450 000 exiliados que se habían visto obligados a buscar asilo en Francia en el transcurso de la Guerra Civil. La enorme magnitud de este éxodo se puede medir con sólo pensar que de los 24 millones de españoles que poblaban España, cerca del 2% huyó de su país por causas eminentemente políticas a raíz de esa Guerra. Isidro Fabela se trasladó de Ginebra a Francia e inició entonces una intensa campaña para apresurar la emigración de los republicanos a México, apremiado por la amenaza inminente de que Francia reconociera al gobierno de Franco y decidiera repatriar a los refugiados. Con el apoyo de otros diplomáticos, de organizaciones generadas por el propio gobierno republicano ya exiliado y de varios organismos internacionales solidarios, como, por ejemplo, los cuáqueros y diversos comités de apoyo, se comenzó a seleccionar a los refugiados que quisieran trasladarse a México, a tramitar su salida con las autoridades francesas e, incluso, a financiar los viajes y primeros pasos en el país de acogida. Varios de estos organismos contribuyeron, ya en México, a financiar proyectos culturales, crearon fuentes de trabajo y fundaron escuelas para los niños y adolescentes. Hoy ya sabemos bien que entre quienes lograron trasladarse a México no sólo había unos doscientos profesores universitarios y cerca de dos mil maestros, sino también de otros profesionales: médicos, ingenieros, abogados, etcétera. Pero quienes predominaron abrumadoramente fueron asalariados en actividades industriales, técnicas, mecánicas y en los servicios, como las comunicaciones, los transportes, la electricidad y el comercio. Esto explicaría por qué, aparte de las simpatías y coincidencias políticas y la natural solidaridad con los vencidos, México considerara traer al país a los refugiados que poseían un alto grado de cualificación laboral y profesional, lo cual le significaría un impor-
tante capital humano. Hay que tener en cuenta que en esos años, después de los sacudimientos revolucionarios de las dos décadas previas, México iniciaba una expansión en los ámbitos económicos y culturales. Para ello, requería de mano de obra capacitada y de conocimientos profesionales y técnicos modernos y sólidos. La gran mayoría de los españoles adultos que se asilaron en este país tenían una educación más elevada que el promedio de sus compatriotas y de los mexicanos de su época, y en general conformaban los cuadros técnicos, profesionales, científicos y artísticos más destacados de España. Hay que recordar también que los exiliados llegaban de una España que algunas décadas atrás había iniciado su desarrollo industrial y de los servicios, a la par que había dado un fuerte impulso a la ciencia y a la cultura. Desde comienzos del siglo XX, España había ingresado en un proceso de modernización de la industria y las manufacturas, de los transportes y las comunicaciones, de la producción eléctrica, de la educación en todos sus niveles, todo lo cual significaba el fomento y desarrollo de nuevos cuadros profesionales, científicos y técnicos. Con la Guerra Civil la población más afectada fue precisamente aquella que por su alto grado de educación y nivel de preparación laboral apoyó a la República liberal y democrática en su afán modernizador. Así, el perfil ocupacional de este exilio tuvo un predominio de los sectores terciario (43.30%) y secundario (18.75%) sobre el primario (sólo el 6.84%) —sin contar un 8% de estudiantes y hombres y, sobre todo, mujeres que se dedicaban a otras actividades no asalariadas fuera y dentro del hogar. En este sentido, el asilo otorgado a los españoles republicanos por el gobierno mexicano se entendió no solo como un gesto humanitario, sino también como un refuerzo altamente calificado para las diversas ramas productivas del país de acogida, por lo cual el exilio español, con sus pluralidades sociales, regionales, ocupacionales y demográficas, se insertó sin mayores dificultades en condiciones laborales favorables y contribuyó a ese desarrollo modernizador, especialmente en los sectores técnicos y de servicios, particularmente en la producción eléctrica, en la industria y las manufacturas, los transportes y las comunicaciones,
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y en la educación en todos sus niveles. Lo anterior nos permite comprender mejor por qué su incorporación al mundo laboral mexicano fue, dentro de lo dramático del exilio, relativamente rápida, fluida y, sin duda, exitosa y ascendente. El propio presidente Cárdenas, en su penúltimo informe de gobierno del 1º de septiembre 1939, señalaba su esperanza de que incluso sus enemigos políticos reconocieran y “llegaran a estimar en todo el país los beneficios que recibe México con la aportación de esas energías humanas que vienen a contribuir con su capacidad y esfuerzo al desarrollo y progreso de la nación”. Pero aún hubo más: a partir de 1940 por disposición del gobierno de Lázaro Cárdenas, se extendió la ciudadanía mexicana a los asilados que la desearan, o por razones legales, la necesitarán para cumplir con las posibles restricciones que la legislación laboral y de población señalaba para los extranjeros. En todo caso, se calcula que a partir de entonces y durante las siguientes décadas, cerca del 80% la eligió. México también reconoció como documentos de identidad válidos los expedidos por el gobierno de la República, lo cual contribuyó los exiliados españoles no quedaron como una población apátrida al negarse a reconocer al gobierno de Franco, sino como la única española considerada legítima. Con esta medida, México evitó el problema que planteaba el caso de los judíos de Europa, privados de su nacionalidad por el nazismo, ya que la legislación mexicana no contemplaba la figura del apátrida y, por lo tanto, negaba el reconocimiento otorgado a los ciudadanos de un estado soberano. La excepcional voluntad y firmeza de México en apoyar a la República española y de no aceptar un régimen de fuerza frente al gobierno legítimo implicaba una constancia inigualable en la historia internacional en vísperas de la Segunda Guerra mundial. El por qué de esta perseverancia lo anota lacónicamente desde el comienzo el propio presidente Lázaro Cárdenas en sus Apuntes privados: “¿El motivo por el que ayuda México a España? Solidaridad [...]”. Pocos días antes, Cárdenas había registrado ya una explicación complementaria: “México no pide nada por este acto;
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únicamente establece un precedente de lo que debe hacerse con los pueblos hermanos cuando atraviesan por situaciones difíciles como acontece hoy a España”.
Investidura de Doctores Honoris Causa
“
Gil Carlos Rodríguez
: Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz
Discurso
Excelentísimo y Magnífico Señor Rector Señoras y Señores Claustrales Señoras, Señores, queridos compañeros y amigos:
de menos hoy, cuando precisamente se cumple un año desde su fallecimiento: el Profesor Manuel Díez de Velasco, mi inolvidable maestro y amigo.
Me siento muy honrado por ser recibido como Doctor honoris causa en el claustro de la Universidad de Cádiz y quiero expresar mi agradecimiento a la Universidad y a su Facultad de Derecho, personalizando este agradecimiento en el Rector, Diego Sales Márquez, y en la Profesora Rocío Domínguez Bartolomé, Decana de la Facultad de Derecho de Jerez, que me consta tuvo la iniciativa de este Doctorado honoris causa.
Finalmente quiero decir que me siento muy honrado al compartir este acto de investidura como Doctor honoris causa con la Profesora Clara Eugenia Lida, a la que felicito muy cordialmente.
También quiero expresar mi agradecimiento al Profesor Alejandro del Valle Gálvez, Catedrático de esta Universidad, gran jurista y gran amigo, como ha puesto de relieve en las palabras sumamente afectuosas de su “laudatio”. Muchas gracias, querido Alejandro, por haber asumido la tarea de presentarme y de apadrinarme.Y muchas gracias por tantos años de colaboración y de amistad Permitidme que manifieste asimismo mi gratitud a todos los compañeros y amigos, muy buenos amigos, que han venido a acompañarme en este acto.Y también a mis hijas y a mi mujer,Teresa, cuya presencia y apoyo son para mí esenciales hoy como siempre. No puedo dejar de expresar públicamente mi recuerdo afectuoso y mi reconocimiento a una persona excepcional a quien echo
*** Mi intervención estará dedicada a presentar algunas consideraciones sobre la evolución del régimen de protección jurisdiccional de los derechos fundamentales en la Unión Europea. La elección de este tema está condicionada por mi trayectoria personal y profesional, decisivamente marcada por la integración europea. Yo soy un entusiasta de la integración europea desde hace muchos años, desde aquella época ya lejana en la que la situación política de España excluía la posibilidad de nuestra participación en las Comunidades europeas. Para mí como para muchos españoles de mi generación la participación de España en el proceso de integración europea estaba indisolublemente vinculada a los ideales de la democracia y el Estado de Derecho. Y a mí estos ideales me llevaron a interesarme por el Derecho comunitario europeo, interés que resultó
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determinante en mi vida profesional, caracterizada por mi especial dedicación al Derecho comunitario europeo como profesor y como investigador y por mis 18 años de actividad judicial en el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, hoy de la UE. El Derecho comunitario europeo constituye un fenómeno jurídico bastante original, de naturaleza muy controvertida. La calificación que encuentra un mayor grado de aceptación es la de un ordenamiento jurídico “sui generis” y el propio Tribunal de Justicia lo ha caracterizado en la famosa sentencia van Gend en Loos como un ordenamiento jurídico nuevo de Derecho internacional. Mi posición personal, que he puesto de manifiesto en distintas ocasiones, puede sintetizarse afirmando que la calificación jurídica apropiada del Derecho comunitario europeo es la de un sistema de Derecho internacional particular, si bien las características esenciales de este ordenamiento jurídico no vienen determinadas por esta calificación, sino por el contenido de los Tratados que constituyen el Derecho primario, así como por la evolución ulterior del fenómeno jurídico comunitario, que no puede ser disociada de su comprensión teórica. Los aspectos más destacables del sistema son, de un lado, el ambicioso programa de integración enunciado en los Tratados y, de otro lado, la dimensión institucional de las Comunidades europeas y de la Unión Europea, que incluye como elemento esencial la existencia de una institución judicial encargada de asegurar el respeto del Derecho y dotado de las competencias necesarias para cumplir esta misión de modo efectivo. Así el Tribunal de Justicia ha podido desempeñar una función determinante en la evolución del fenómeno jurídico comunitario en cuanto elemento esencial del proceso de interacción dialéctica entre la teoría jurídica y la aplicación del Derecho. El instrumento fundamental del desarrollo jurisprudencial del Derecho está constituido por la identificación y desarrollo de principios generales.
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Los tratados han previsto expresamente que la responsabilidad extracontractual de las Comunidades europeas –ahora de la Unión Europea- estará regida por los principios generales comunes a los sistemas jurídicos de los Estados miembros. Sin embargo, más allá de este supuesto expresamente previsto, la aplicación de principios generales ha sido consagrada por la jurisprudencia como fuente de validez general para colmar las lagunas del sistema. Es así como la jurisprudencia del Tribunal de Justicia ha podido modelar los elementos considerados desde hace tiempo característicos del Derecho comunitario que son los principios relativos a las relaciones entre este ordenamiento y los Derechos internos de los Estados miembros. Del mismo modo los principios generales han sido el cauce normativo de incorporación de la protección de los derechos fundamentales. Ahora bien, la gran significación que tiene el desarrollo jurisprudencial del Derecho no debe hacer olvidar que la fuente primaria que constituye el fundamento del ordenamiento jurídico comunitario en su conjunto son los tratados constitutivos, que han sido objeto de importantes modificaciones, sobre todo a partir de 1986, año en que con la firma del Acta Única se inicia un período de continuas reformas, no exento de dificultades, que continúa con los tratados de Maastricht, Ámsterdam y Niza, con el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, finalmente frustrado por los referenda de Francia y de los Países Bajos, y con el Tratado de Lisboa, entrado en vigor el 1 de Diciembre de 2009, que parece poner fin a esta suerte de proceso constituyente permanente que hemos vivido durante más de 20 años. En este contexto la jurisprudencia y las disposiciones de Derecho primario introducidas por diferentes tratados han ido configurando el régimen de protección jurisdiccional de los derechos fundamentales actualmente vigente. ***
El respeto de los derechos fundamentales ha tenido y tiene carácter esencial en la Comunidad y en la Unión Europea en cuanto elemento básico del patrimonio común en el que descansan sus propios fundamentos y en cuanto presupuesto indispensable para la admisión de nuevos Estados miembros. Sin embargo, hasta el 1 de Diciembre de 2009, fecha de entrada en vigor del Tratado de Lisboa, no ha existido un catálogo de derechos fundamentales establecido mediante un instrumento jurídico vinculante. Esta situación paradójica ha determinado desde un principio las peculiaridades del régimen de protección de los derechos fundamentales. En efecto, en ausencia de disposiciones escritas, correspondió a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia incorporar la protección de los derechos fundamentales reconociendo a éstos como parte integrante de los principios generales del Derecho comunitario. Los principios generales relevantes en este ámbito son identificados por el Tribunal de Justicia sobre la base de los sistemas jurídicos internos de los Estados miembros, del Derecho internacional y también de los propios tratados constitutivos, que consagran en particular algunas manifestaciones del principio de no discriminación. En lo que se refiere al Derecho interno de los Estados miembros, el Tribunal ha puesto especial énfasis en las tradiciones constitucionales comunes, subrayando en distintas sentencias que el ordenamiento comunitario no puede admitir medidas que sean incompatibles con las constituciones de los Estados miembros. Ha dejado no obstante claro que las violaciónes de derechos fundamentales por las instituciones europeas sólo pueden ser juzgadas a la luz del propio derecho comunitario, porque la introducción de criterios especiales basados en la legislación o en el Derecho constitucional de un determinado Estado miembro afectaría a la unidad sustantiva y a la eficacia del Derecho común.
Estas afirmaciones jurisprudenciales, que aparecen conjuntamente en distintas sentencias, pueden parecer contradictorias. Sin embargo, lo que ponen de manifiesto es que el Derecho constitucional de cada Estado miembro no puede considerarse decisivo para definir la protección de determinados derechos fundamentales en el ámbito de la Unión Europea, pero que, en cambio, el conjunto de los sistemas jurídicos de los Estados miembros y, en particular, sus normas constitucionales, tienen que ser tomados en consideración para identificar los derechos fundamentales del Derecho comunitario y para definir el estándar de su protección común. Resulta difícil resumir en fórmulas abstractas el método de determinación del parámetro común de protección de los derechos fundamentales sobre la base de las tradiciones constitucionales comunes seguido por el Tribunal de Justicia, entre otras razones como consecuencia del carácter frecuentemente poco explícito del discurso jurisprudencial. Sin embargo es claro que dicho parámetro no se construye mediante una verificación de los distintos sistemas jurídicos nacionales en orden a determinar un “estándar mínimo común”, sino que se realiza sobre la base de una comparación crítica y valorativa de los distintos sistemas que culmina con una opción jurisprudencial en la que no está necesariamente ausente un elemento de creatividad del propio Tribunal de Justicia. En otras palabras, el estándar que se aplica sobre la base de las tradiciones constitucionales comunes no es un mero “resultado” de la comparación de los sistemas nacionales, sino que expresa una opción del Tribunal entre distintas soluciones posibles sobre la base de dicha comparación. En lo que se refiere al Derecho internacional, la jurisprudencia toma en consideración los tratados y otros instrumentos internacionales relativos a los derechos humanos que vinculan a los Estados miembros o en los que éstos han participado, y atribuye
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expresamente una especial relevancia al Convenio Europeo de Derechos Humanos.
les y el Estado de Derecho, principios que son comunes a los Estados miembros”.
Al igual que ocurre con el Derecho interno las normas internacionales no son formalmente aplicadas en cuanto tales, sino que son tomadas en consideración como fuente de identificación de principios generales comunes.
Así mismo hay que destacar, sin perjuicio de sus limitaciones iniciales, la adopción de la Carta de los Derechos Fundamentales y su proclamación solemne, paralela a la firma del Tratado de Niza.
El desarrollo jurisprudencial del derecho por la vía de los principios generales en materia de derechos humanos fue “codificado” en el Tratado de Maastricht. En efecto, el nuevo Tratado de la Unión Europea incluía en su artículo F (posteriormente artículo 6) la prescripción del respeto por la Unión de “los derechos fundamentales tal y como se garantizan en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales…y tal y como resultan de las tradiciones constitucionales comunes a los Estados miembros como principios generales del Derecho comunitario.”
Por otra parte el Tribunal de Justicia continúa desarrollando su jurisprudencia, en la que se refleja la incidencia de la ciudadanía de la Unión -establecida por el Tratado de Maastricht- sobre el contenido y alcance de determinados derechos fundamentales.
Esta incorporación al Derecho primario del régimen de protección de los derechos fundamentales desarrollado por la jurisprudencia marca un hito y constituye además uno de los supuestos más importantes (aunque no el único) de legitimación por el poder constituyente -es decir por los Estados- de una jurisprudencia particularmente activista del Tribunal de Justicia. En los años posteriores a la reforma de Maastricht la normativa relativa a los derechos fundamentales se ha reforzado. Debe destacarse a este respecto el establecimiento, por el Tratado de Ámsterdam, de un procedimiento preventivo de violaciones graves de los derechos fundamentales por parte de un Estado miembro y de un procedimiento sancionador en caso de constatación de esa violación, regulados en el artículo 7 del Tratado de la Unión Europea. También la introducción, en el artículo 6, por el Tratado de Niza, de un nuevo apartado conforme al cual “la Unión se basa en los principios de libertad, democracia, respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamenta-
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Son, sin embargo, el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, finalmente frustrado, y luego el Tratado de Lisboa los instrumentos en los que aparece un nuevo enfoque del régimen de protección de los derechos fundamentales, que se manifiesta sobretodo en dos grandes innovaciones: el status de la Carta de los Derechos Fundamentales y el mandato de adhesión de la Unión Europea al Convenio Europeo de Derechos Humanos. Recordemos que el proceso de elaboración de la Carta fue inaugurado por el Consejo Europeo de Colonia de 3 y 4 de Junio de 1999. Fue redactada por una Convención reunida al efecto, compuesta por 62 miembros, entre los cuales se incluían, además de los representantes de los Jefes de Estado o de gobierno de los entonces 15 Estados miembros, un representante de la Comisión, 16 diputados del Parlamento Europeo y 30 de los Parlamentos nacionales. Adoptada en Niza el 7 de Diciembre de 2000 y firmada por los presidentes del Parlamento Europeo, del Consejo y de la Comisión –pero no por los representantes de los Estados miembros-, fue dejada deliberadamente en una suerte de limbo jurídico en la medida en que no se determinó su valor jurídico. Esta cuestión fue abordada por la nueva Convención que preparó el proyecto de Tratado por el que se establece una Constitución para Europa.
Uno de los aspectos más destacados de este Tratado era precisamente la incorporación de la Carta en la Constitución europea. Esta incorporación tenía una doble importancia: desde el punto de vista jurídico, adquiría manifiestamente valor constitucional, convirtiéndose por consiguiente en el texto básico de referencia en materia de derechos fundamentales en el ámbito de la UE. Desde el punto de vista político, la Carta, integrada en la Constitución, estaba llamada a convertirse en un instrumento privilegiado de legitimación de la Unión Europea a través de la proclamación de valores compartidos de rango constitucional, de visibilidad de los derechos fundamentales y de identificación de los ciudadanos con sus derechos y con su Constitución. Frustrado el proceso constitucional, la exclusión de la incorporación del texto de la Carta ha sido uno de los aspectos más representativos de la “desconstitucionalización” llevada a cabo en el Tratado de Lisboa. Sin embargo la Carta, que con algunas adaptaciones ha sido proclamada de nuevo solemnemente en Diciembre de 2007 y publicada en el Diario Oficial, ha adquirido un status expresamente reconocido en el artículo 6, apartado 1, primer párrafo, del Tratado de la Unión Europea modificado por el Tratado de Lisboa, a cuyo tenor “La Unión reconoce los derechos, libertades y principios enunciados en la Carta de los Derechos fundamentales de 7 de Diciembre de 2000, tal como fue adaptada el 12 de Diciembre de 2007 en Estrasburgo, la cual tendrá el mismo valor jurídico de los Tratados”. Esta disposición clara e inequívoca confiere a la Carta valor de Tratado, es decir rango “constitucional”. Jurídicamente, el resultado es el mismo que el que se habría obtenido mediante la incorporación de la Carta al propio texto del Tratado, tal y como se efectuaba en el Tratado Constitucional. Desgraciadamente el Tratado de Lisboa también incluye un Protocolo sobre la aplicación de la Carta de los Derechos fundamen-
tales de la Unión Europea a Polonia y al Reino Unido, que tiene por objeto excluir la competencia del Tribunal de Justicia y de los órganos jurisdiccionales del Reino Unido y Polonia para apreciar la incompatibilidad de normas, disposiciones o prácticas de estos Estados con los derechos, libertades y principios fundamentales proclamados en la Carta. Además, en los considerandos del Protocolo se incluye una afirmación sorprendente: “…la Carta reafirma los derechos, libertades y principios reconocidos en la Unión y hace que dichos derechos sean más visibles, pero no crea nuevos derechos ni principios”. Esta afirmación parece incongruente con la atribución de valor jurídico de Tratado a la Carta y, por otra parte, con la necesidad sentida por los dos Estados a los que el Protocolo se refiere de eludir sus efectos obligatorios. Ahora bien, en el propio Protocolo se deja claro que el mismo no afecta a la aplicación de la Carta a los demás Estados miembros, por lo que hemos de concluir que las disposiciones del Protocolo no son relevantes para la interpretación de la Carta sino en relación con Polonia y el Reino Unido, con respecto a los cuales el Protocolo opera como una reserva que excluye la ampliación de las obligaciones de estos Estados sobre la base de las disposiciones de la Carta (aunque no -conviene recordarlosobre la base de principios generales que se reflejan en esas disposiciones). Si la comparación entre el Tratado constitucional y el Tratado de Lisboa pone de manifiesto un retroceso limitado en lo que se refiere al valor jurídico de la Carta, el valor político de la misma queda, en cambio, mucho más erosionado. En primer lugar, en ausencia de constitución formal, el valor jurídico de la Carta como Tratado solo es “valor constitucional” para los expertos en Derecho que conocen la utilización analógica
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del concepto de Constitución por la doctrina y la jurisprudencia, pero no para la generalidad de los ciudadanos. Además, al quedar el texto fuera del Tratado, pierde en gran medida su visibilidad, su fuerza simbólica y su capacidad de contribuir a la identificación de los ciudadanos con la Unión Europea a través de sus derechos. Y, por supuesto, la desigualdad de derechos que resulta del Protocolo sobre la aplicación de la Carta a Polonia y al Reino Unido no puede sino agravar esas consecuencias. Ahora bien, la valoración del nuevo status de la Carta no debe tomar como referencia comparativa el frustrado Tratado Constitucional, sino el Derecho vigente antes de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Desde esta perspectiva se trata de un cambio de indudable importancia que refuerza considerablemente el régimen de protección de los derechos fundamentales en la UE.
De un lado, el artículo 52 de la Carta prevé que, en la medida en que ésta contenga derechos que correspondan a esas otras fuentes, su interpretación se hará en armonía con ellas. De otro lado, el artículo 53 establece que ninguna disposición de la Carta podrá interpretarse en el sentido de que reduce el nivel de protección resultante del propio Derecho de la Unión, del Derecho internacional y los convenios internacionales de los que son parte la Unión o todos los Estados miembros, y en particular del Convenio Europeo de Derechos Humanos, así como de las constituciones nacionales. La otra gran innovación del Tratado de Lisboa en materia de derechos fundamentales -innovación “heredada” del Tratado Constitucional- se refiere a la adhesión de la Unión al Convenio Europeo de Derechos Humanos.
En su versión resultante del Tratado de Lisboa, el articulo 6, apartado 3 del Tratado de la Unión Europea confirma que “los derechos fundamentales que garantiza el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales y los que son fruto de las tradiciones constitucionales comunes a los Estados miembros formarán parte del derecho de la Unión como principios generales”.
La especial significación de este Convenio a efectos de la identificación y configuración de los principios generales en materia de derechos fundamentales ya fue reconocida por el Tribunal de Justicia en la sentencia Rutili, de 28 de Octubre de 1975. Desde entonces el Convenio ha tenido un peso cada vez mayor en la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, que, a partir de 1989 (año de la sentencia Hoechst) se refiere cada vez con más frecuencia a la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, referencia que desde hace años es de rigor cada vez que se trata de interpretar una disposición del Convenio. Además el Tribunal de Justicia ha puesto de manifiesto en la sentencia Roquette, de 22 de Octubre de 2002, su disposición a reconsiderar su propia jurisprudencia en la materia a fin de adaptarla a la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, reconociendo así a éste la máxima autoridad de interpretación del Convenio.
Por otra parte la propia Carta contiene disposiciones generales dirigidas a asegurar su convivencia con el Convenio Europeo de Derechos Humanos y con las tradiciones constitucionales comunes a los Estados miembros.
En suma, el examen de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia pone de manifiesto que, desde hace muchos años, el Convenio Europeo de Derechos Humanos es aplicado de hecho como si fuera parte integrante del Derecho de la Comunidad y de
La posición central de la Carta en la normativa de la Unión Europea relativa a los derechos humanos no desplaza al régimen de protección desarrollado por vía jurisprudencial y codificado en los tratados constitutivos a partir del Tratado de Maastricht, sino que convive con él.
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la Unión Europea. Sin embargo no es considerado como una norma jurídica vinculante para la Unión, sino como un instrumento privilegiado de referencia a efectos de identificación de los principios generales comunes en materia de derechos fundamentales. Desde los años 70 comenzó a plantearse la necesidad de un catálogo de derechos fundamentales vinculante para la Comunidad y, en este contexto, se planteó la posibilidad de una adhesión de la Comunidad al Convenio Europeo de Derechos Humanos que fue defendida por la Comisión y sumamente controvertida. La cuestión volvió a plantearse en los años 90 y en 1994 se solicitó al Tribunal de Justicia un Dictamen sobre la compatibilidad de la adhesión con los tratados constitutivos. El Tribunal, en su Dictamen 2/94, declaró que no existía en el Tratado base jurídica que confiriese a la Comunidad explícita ni implícitamente competencia para la adhesión y que la llamada “cláusula de flexibilidad” –que autoriza en determinadas condiciones a tomar medidas para alcanzar objetivos del Tratado cuando no se han previsto los poderes necesarios- tampoco era una base jurídica suficiente para una modificación de envergadura constitucional que exigiría una modificación del Tratado. Pues bien, en el Tratado constitucional, primero, y, luego, en los mismos términos, en el Tratado de Lisboa, no sólo se ha creado la base jurídica necesaria para la adhesión de la Unión, sino que además se ha redactado en términos imperativos: A tenor del artículo 6, apartado 2, del Tratado de la Unión Europea, “La Unión se adherirá al Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales…”. Ciertamente la adhesión no es automática, sino que requiere un acuerdo que ha de ser cuidadosamente negociado. La Unión necesita que se adopten algunas disposiciones que tomen en consideración su peculiaridad y que garanticen el respeto de las competencias de la Unión y de las especiales características de su ordenamiento jurídico.
Las modalidades pertinentes habrán de ser aceptadas por todas las partes en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Además la decisión del Consejo de la Unión Europea de concluir el acuerdo, tomada por unanimidad, habrá de ser aprobada por todos los Estados miembros de acuerdo con sus respectivas exigencias constitucionales. Hay por tanto dificultades que algunos tratarán de erigir en obstáculos insalvables. Personalmente espero y deseo que estas dificultades sean superadas. Frente a la opinión de quienes han considerado y consideran que el catálogo de derechos propio de la Unión Europea, plasmado en la Carta de los Derechos Fundamentales, y la adhesión al Convenio Europeo de Derechos Humanos representan opciones alternativas y no acumulables, estoy convencido de que la orientación que ha prevalecido en el Tratado de Lisboa, es decir la complementariedad de ambas vías, es la acertada. La Unión y sus Estados miembros deben estar en la misma situación en relación con el Convenio de Roma. No me parece razonable que el disfrute de las garantías del Convenio dependan de que las personas se encuentren en el ámbito de la jurisdicción exclusiva del Estado o en el ámbito de aplicación del Derecho de la Unión Europea, ámbitos cuya delimitación en materia de derechos humanos es, por cierto, más compleja de lo que sería deseable. Tengo además la convicción de que la adhesión de la Unión Europea fortalecerá al sistema del Convenio Europeo de Derechos Humanos, en tanto que la evolución hacia un sistema propio y separado de la Unión debilitaría al sistema de Estrasburgo, que a mi juicio constituye un gran progreso en materia de protección de los derechos humanos que merece respeto y apoyo. ***
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Concluyo con unas breves observaciones La entrada en vigor del Tratado de Lisboa inicia una nueva etapa y trae consigo un importante progreso cualitativo del régimen de protección de los derechos fundamentales en la Unión Europea Por primera vez existe un catálogo de derechos fundamentales propio de la Unión Europea que tiene el máximo rango normativo: La Carta de los Derechos Fundamentales, cuyas disposiciones tienen valor jurídico de Tratado. El mandato de adhesión al Convenio Europeo de Derechos Humanos propicia la extensión a la Unión Europea de las garantías del sistema de control judicial internacional más avanzado que hasta ahora se ha creado. Finalmente, se ha tenido el acierto de conservar expresamente el sistema de identificación jurisprudencial de los derechos fundamentales que ha constituido hasta ahora la base de la protección de esos derechos en la Comunidad y en la Unión Europea, permitiendo así que siga abierto el proceso de desarrollo judicial del Derecho que tan fructífero ha resultado hasta ahora.
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