Discurso rector Honoris Causa

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ACTO DE INVESTIDURA DE GIL CARLOS RODRÍGUEZ IGLESIAS Y CLARA EUGENIA LIDA COMO DOCTORES HONORIS CAUSA ___________________________ Discurso del Excelentísimo Señor Rector Magnífico de la Universidad de Cádiz



DISCURSO DEL RECTOR_______________________________________________________INVESTIDURA DE GIL CARLOS RODRÍGUEZ IGLESIAS Y CLARA EUGENIA LIDA COMO DOCTORES HONORIS CAUSA

Sr. Secretario General de UIT de la JA, ilustrísimas autoridades, alcalde de San Fernando, distinguidos invitados, claustro universitario, señoras y señores:

Nuevamente, queridos claustrales, nos volvemos a reunir en el Real Teatro de las Cortes de San Fernando, ya que nuestra Universidad ha considerado un honor celebrar este curso sus actos institucionales en este edificio, participando así directamente de su significado constitucional: el de la conmemoración de las Cortes de 1810, donde se aprobó la soberanía nacional y la separación de poderes, el alumbramiento de la primera constitución democrática, la Constitución de Cádiz en 1812. Nos congregamos hoy aquí para protagonizar un hecho que, por muchas razones, constituye una ocasión singular para nuestra Universidad: otorgar el título de Doctor Honoris Causa a dos brillantes universitarios, cuyos méritos gozan de unánime reconocimiento en Europa y América. Dos ilustres académicos que están estrechamente ligados a la conmemoración de estas efemérides. La primera, por su rica e inestimable aportación sobre la historia cultural y social de Latinoamérica en los siglos XIX y XX, y el segundo, por su defensa y protección de los derechos humanos y la integración de los ciudadanos y ciudadanas en Europa Clara Eugenia Lida -investigadora Nacional Emérita del Sistema Nacional de Investigadores y miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias- es promotora de la Cátedra Historia España-México y colaboradora en el Consejo Editorial de la UCA de la revista Recoletos. A ella resulta obligado agradecer sus investigaciones sobre aspectos sociales e históricos que tienden puentes entre uno lado y otro del Atlántico: su trabajo en los archivos de nuestra provincia desde hace más de treinta años, su promoción del Seminario Permanente México-España en el Colegio de México, o la fundación de la «Cátedra México-España», inaugurada en el curso académico 2006-2007.

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Esfuerzos e investigaciones, como digo, orientados todos a la creación de un espacio plural, y a promover la cooperación, el intercambio académico, el diálogo, entre estudiosos del amplio mundo iberoamericano. A mi modo de ver, la figura de Clara Lida nos sitúa con precisión y emoción en un momento crítico de nuestra memoria histórica, y nos retrata en lo que somos hoy como consecuencia de lo que fuimos en el último siglo. Me refiero al exilio español del 39, al desarraigo cultural que nuestros padres intelectuales vivieron durante décadas, y sobre todo a la solidaridad extrema que encontraron en países como México o Argentina. Sólo el amparo que nuestros exiliados tuvieron en América fue haciendo posible, con el tiempo, el regreso de nuestro patrimonio cultural, produciéndose así un nuevo viaje de ida y vuelta, una nueva aproximación entre esos dos mundos que Colón empezó a sentir tan cerca aquella noche en la que, próximo a la costa, escribió en su diario de a bordo “Toda la noche se oyeron pasar pájaros”. Frase, por cierto, que emigraría hasta el siglo XX para titular una novela de nuestro también Doctor Honoris Causa, el escritor José Manuel Caballero Bonald. Permítame, Profesora Lida, agradecerle su labor con unos versos de Concha Méndez, nuestra poeta exiliada en México, quien, acogida allí por ustedes, desafió a los demonios del destierro: Para que yo me sienta desterrada desterrada de mí debo sentirme, y fuera de mi ser y aniquilada, si alma y sin amor de que servirme. Pero me siento viva, estoy intacta, mi paisaje interior me pertenece, ninguna de mis fuentes echo en falta. Todo en mí se mantiene y reverdece. Nuestro nuevo Doctor Honoris Causa Gil Carlos Rodríguez Iglesias, catedrático de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales, es, por su parte, brillante representación de la otra naturaleza cultural de la que estamos hechos: la de Europa. Durante casi dos décadas, fue el primer juez español que presidió el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Éste será su sexto doctorado Honoris Causa, el segundo que le conceden en España después de Oviedo. ___________________________________________________________________

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Como especialista en Derecho Europeo, ha publicado multitud de trabajos, entre los que cabe destacar sus estudios dedicados a los monopolios de Estado y al régimen jurídico del sector público, a cuestiones de aplicación judicial del Derecho comunitario europeo, a la problemática constitucional de la Unión Europea y a la protección de los derechos fundamentales. El Profesor Rodríguez Iglesias, con una trayectoria profesional única en el mundo jurídico español, ha compaginado la docencia y la investigación como Catedrático, y la función judicial en las más altas responsabilidades jurisdiccionales europeas. Los Gobiernos de los Estados Miembros de la Unión Europea lo eligieron, como dispone el Tratado, entre "personalidades que ofrezcan absolutas garantías de independencia y que reúnan las condiciones requeridas para el ejercicio, en sus respectivos países, de las más altas funciones jurisdiccionales o que sean jurisconsultos de reconocida competencia". A usted, Doctor Rodríguez Iglesias, quisiera agradecerle en nombre de la Universidad de Cádiz que forme parte de nuestro claustro con palabras del primer europeista, Víctor Hugo, a quien la candidez romántica de su discurso no restó la necesaria utopía con la que personas como usted han trabajado para la construcción de Europa. Un día vendrá en el que las armas se os caigan de los brazos, a vosotros también! Un día vendrá en el que la guerra parecerá también absurda y será también imposible entre París y Londres, entre San Petersburgo y Berlín, entre Viena y Turín… Un día vendrá en el que vosotros, Francia, Rusia, Italia, Inglaterra, Alemania, todas vosotras, naciones del continente, sin perder vuestras cualidades distintivas y vuestra gloria individual, os fundiréis estrechamente en una unidad superior, y constituiréis la fraternidad europea. Un día vendrá en el que no habrá más campos de batalla que los mercados que se abran al comercio y los espíritus que se abran a las ideas. Un día vendrá en el que las balas y las bombas serán remplazadas por los votos, por el sufragio universal de los pueblos, por el venerable arbitraje de un gran senado soberano que será en Europa lo que el Parlamento en Inglaterra, lo que la dieta en Alemania, lo que la Asamblea legislativa en Francia!. Un día vendrá en el que se mostrará un cañón en los museos como ahora se muestra un instrumento de tortura, ¡asombrándonos de que eso haya existido!.

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Doctora Lida, doctor Gil: vuestro discurso y reflexiones muestran la valiosa experiencia y sabiduría que aportáis a nuestro Claustro. La Universidad de Cádiz se enorgullece de teneros en su seno. Ambos son igualmente ejemplos vivos de la herencia de los doceañistas, aquellos diputados que abrieron el camino a los derechos de las clases populares, que en el siglo XIX como explica nuestra doctora honoris causa: “abarcan a un abanico amplio de hombres y mujeres pertenecientes al pequeño mundo del trabajo y de la producción y a nuevos sectores letrados, que comparten la lucha por los derechos ciudadanos, por el libre acceso a los espacios políticos, por definir la propiedad a partir de los productores y por la creación de mecanismos de sociabilidad y de organización, a la vez que forjan un nuevo discurso sobre la cultura, la asociación, la movilización colectiva y crean un imaginario y un lenguaje común”1. Su valor máximo radica en que depositan su confianza en el pueblo como nación, al igual que ocurre en la actualidad europea como recuerda nuestro doctor Rodríguez Iglesias, quien afirma que “…la legitimidad política de la Unión Europea procede de los Estados y de los pueblos constituidos en Estados…”2. Los redactores de la Pepa declararon su fe en la educación básica común para todos, la conveniencia de la gratuidad total de la instrucción elemental y la necesidad de un plan general de la instrucción pública. Son principios plenamente vigentes para nuestra Universidad. E igualmente lo son los conceptos de equidad e igualdad del otro, el afán de conocimiento, el respeto y el cuidado de la cultura, la capacidad de transmisión e intercambio de contenidos y recursos y el deseo de prosperar de la mano de la innovación y la cooperación. En el Espacio Euro Iberoamericano del Conocimiento, que nos hemos marcado como referencia de trabajo en esta década, la educación, el conocimiento y la cultura serán los instrumentos básicos para el progreso de nuestras sociedades. Y las universidades jugamos un papel estratégico para contribuir a la mejora de la sociedad, y para ello trabajaremos con un programa de movilidad estudiantil y docente, y una red de investigación y transferencia de resultados, con un proceso de reconocimientos de estudios bajo un sistema de calidad acreditado en común. ___________________________________________________________________

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Nos sentimos orgullosos de vivir este momento para reflexionar sobre nuestro pasado histórico, que nos sitúa en la importancia, los retos y las responsabilidades de nuestro Sistema Universitario. Me gustaría ahora tener unas palabras de reconocimiento para todos y todas los que formamos esta familia universitaria. La Universidad de Cádiz ha trabajado intensamente a lo largo del último curso académico, elaborando todas las memorias correspondientes a los futuros títulos de Grado. Este proceso ha exigido un gran esfuerzo y una ardua dedicación por parte de las personas de nuestra Universidad. Llevar a cabo una restructuración casi completa de nuestra Universidad no es, para nada, una tarea sencilla y, evidentemente, no ha estado exenta de importantes dificultades e incomprensiones. Sin embargo, gracias al esfuerzo de toda la comunidad universitaria, hemos conseguido solventar los problemas inherentes al proceso de renovación, de una manera muy satisfactoria. Soy consciente de que, en una institución tan variada y plural como es la universidad, algunos miembros de la Comunidad Universitaria continúan teniendo ciertas reservas sobre el alcance de la reforma que estamos acometiendo, pero, es importante destacar que el nivel de consenso alcanzado ha sido, y es, muy elevado y que los resultados han de ser calificados inequívocamente como muy positivos. La comunidad universitaria ha sabido responder al reto y ha obtenido una buena nota pese a la dificultad de la tarea que debíamos abordar. Quiero en este solemne acto expresar el agradecimiento de la institución a todas las personas implicadas en este proceso, que ha tenido una feliz recompensa al ser la universidad con más títulos de grado aprobados (diez en total) por el Gobierno Andaluz. Sin duda, una de las señas de identidad de la institución universitaria es la de estar permanentemente obligada a conjugar la búsqueda de la innovación, de la renovación de sus puntos de vista, de sus estructuras, de los fundamentos de su trabajo docente e investigador; de vislumbrar caminos de futuro, de abrirse a los nuevos impulsos que nos va trayendo el tiempo.

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En definitiva, de abrir caminos nuevos para ayudar al nacimiento de los tiempos nuevos, y todo ello, sin dejar de valorar, de conservar y de transmitir las viejas formas, el ritual de sus usos y costumbres, sus tradiciones, toda esa suma de huellas de unas liturgias propias que se fueron gestando, al compás de la Historia, en las Aulas Magnas de las grandes Universidades de la Vieja Europa, de España y al otro lado del Atlántico. En nuestra Universidad, ambas cosas se han de conjugar de un modo que, para nosotros, debería resultar casi natural, como una mera consecuencia de nuestra identidad: hemos sido una Universidad joven que, sin embargo, se asentó desde el principio en las raíces del Real Colegio de Cirugía, alma mater de nuestra Facultad de Medicina, institución inspirada en la ciencia y el saber de la Ilustración. Somos, pues, una Universidad que, por esa concreta razón, gozaba ya de una tradición esplendorosa desde el momento mismo de su nacimiento. De ahí que hayamos sido, desde siempre, sabedores de la necesidad de ganar ese reto: avanzar, modernizarse, desarrollar nuestras ofertas, ampliar nuestra capacidad de servicio, intensificar nuestra capacidad investigadora, etc., sin ignorar nunca la responsabilidad de sabernos continuadores de una de las grandes tradiciones científicas españolas y europeas. Por otro lado, Sras. y Sres. Claustrales, nuestra Universidad, -como la Universidad en general-, debe también saber responder a la realidad de su tiempo, guardar el equilibrio entre el deber de enseñar las tradicionales doctrinas aplicando la rigurosa investigación científica, y el deber de no ignorar o menospreciar las demandas del entorno les y las nuevas materias que se avecinan. En este orden de cosas, quiero recordar ahora que tras la incorporación a nuestro Claustro de Gil Carlos Rodríguez Iglesias y Clara Eugenia Lida, la Universidad de Cádiz crece en conocimiento, proyección internacional en el viejo y nuevo continente. Permítanme que me detenga en los juramentos que esta tarde habéis tenido el honor de presenciar. En primer lugar, nuestra doctora Honoris Causa, Clara Eugenia Lida, ha comprometido su labor “siempre al servicio de las Letras y de la Historia”, y el doctor Honoris Causa, Gil Carlos Rodríguez, juró su dedicación “siempre al servicio del Derecho y la Justicia”. Dos nobles y hermosos propósitos, que fortalecerán aún más si cabe vuestra ejemplar relación con esta Universidad. ___________________________________________________________________

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Distinguidos Doctores Honoris Causa, Dres. Lida y Rodríguez. Vuestro ingreso en el Claustro de Doctores de la Universidad de Cádiz contribuye a enriquecer el prestigio de nuestra Universidad, al uniros al elenco que constituyen una veintena de Honoris Causa de nuestra todavía joven Institución, elenco formado por personalidades de todos los ámbitos del saber. Desde las Humanidades y las Ciencias Sociales y Jurídicas os unís a bioquímicos como Margarita Salas, mejor biocientífica española premiada por la UNESCO y discípula predilecta del Premio Nobel Severo Ochoa; médicos como el cirujano de la Universidad de Yale William W.L. Glenn o como el oftalmólogo José Ignacio Barraquer; catedráticos de Derecho, como Manuel Clavero Arévalo que fue Rector de la Hispalense y Ministro de Cultura en la primera legislatura constitucional; economistas como Andrés Fernández; historiadores como Miguel Ángel Ladero Quesada; filósofos como el también algecireño Adolfo Sanchez Vázquez; escritores y poetas, como el portuense Rafael Alberti, el jerezano Caballero Bonald o el chiclanero Fernando Quiñones; y artistas clásicos como el concertista de guitarra Andrés Segovia y contemporáneos como el gran Paco de Lucía, y nuestros últimos ingresados, los portavoces más brillantes en política sindical internacional, Nicolás Redondo y Marcelino Camacho, sin olvidar al premio Estocolmo delAgua, Takashi Asano o al primer eurodiputado gitano Sánchez Heredia. Gracias, respetados Clara Eugenia y Gil Carlos, por aceptar el nombramiento que, como Doctores Honoris Causa, os hizo el Claustro de la Universidad de Cádiz, y que hoy hemos materializado en esta solemne ceremonia. Os damos las gracias por contribuir a que la Universidad de Cádiz aspire a ser reconocida como la Universidad de los Bicentenarios, una casa grande y abierta donde alimentar nuestro conocimiento profesional y personal, puente de unión entre Europa, África y América. La Universidad de Cádiz se siente en sintonía con estos preceptos. Esta ceremonia es entonces, a un mismo tiempo, un homenaje al talento, la entrega y a la tolerancia, a la perseverancia y a los sueños. Es un homenaje al futuro. Un homenaje a quien apuesta por la esencia y la dignidad, al ser humano que el siglo XXI necesita formar para construir un futuro más justo y fructífero.

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En definitiva, como Rector de la Universidad de Cádiz, reitero la gran satisfacción que este acto nos produce y al mismo tiempo, os hago partícipes de un llamamiento por nuestra institución, es decir, para apostar por las generaciones futuras. Quisiera apelar a las autoridades aquí presentes, que nos honran acompañándonos en este acto. Hay que ser valientes y tienen que proporcionarnos hoy aquello que nuestra universidad va a necesitar próximamente. El futuro se construye hoy, con las decisiones que tomemos en el presente. Para finalizar, tomo prestado un fragmento publicado en el diario “El Conciso”, en Cádiz, el 19 de marzo de 1812 (número 19 – página 4), que dice así: “Seguid, seguid en vuestras tareas, desplegad vuestro talento, vuestro genio: perfeccionad, inventad, ya no hay trabas, porque hay Constitución”. Que la fuerza e ilusión contenidas en estas palabras nos conduzcan en este nuevo camino e inspiren a los jóvenes, tanto de edad como de espíritu, todos somos protagonistas de nuestra realidad actual y activistas del mañana. He dicho.

1. LIDA, C. E. (1997): ¿Qué son las clases populares? Los modelos europeos frente al caso español en el siglo XIX. Consultado en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=121280 [online 19/10/2010] 2. RODRÍGUEZ, G. (2000). La función del Derecho y del Juez en la Unión Europea. Arbor, 167:657: pag. 74 http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/1150/1156 [online 19/10/2010]

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