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Reacciones esperables

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• Cambios conductuales: aislamiento, hiperactividad e irritabilidad.

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• Comunicación difícil: los pre-adolescentes se comunican poco y mal con los adultos, tras un incidente, este patrón se refuerza, la comuncación importante es con el grupo de iguales.

• Irritabilidad e impulsividad: mal humor como expresión de tristeza, agresividad, posibles conductas de riesgo.

• Problemas en la adaptación escolar: dificultades de concentración y de rendimiento, conductas disruptivas, absentismo.

• Cambios en las conductas basales: trastornos del sueño (insomnio o hipersomnia), cambios en los hábitos alimentarios, trastornos de la alimentación.

¿Qué hacer?

Contener:

• Tratar de que las emociones no se desborden.

• Lograr un equilibrio entre la ventilación emocional y el control racional.

• Dejar cierto espacio para que puedan estar solos (a esta edad suelen comenzar a avergonzarse de las emociones), pero no excesivo.

• Calmar:

• Hablar en voz pausada y serena.

• Ofrecer motivos y razones que le ayuden a tranquilizarse.

• Recordar alguna situación previa, en la que pudo controlar sus miedos.

• Permitirle distraerse viendo la televisión, jugando con amigos, etc.

¿Qué hacer?

Informar:

• Usar un lenguaje adulto, pero sencillo.

• Responder con claridad y sin evasivas a sus preguntas.

• No dar más información de la que se nos pide, pero invitar a fomular más preguntas.

• Si no quiere saber nada, estará evitando el dolor, es importante retomar el tema al día siguiente.

• Si el incidente ha comportado la muerte de alguien, abordar el tema de forma directa, sin rodeos.

¿Qué hacer?

Normalizar:

• Animar al preadolescente a expresarse, pero sin forzarle a ello.

• No obligarle a hablar: posiblemente prefiera estar con amigos.

• Explicarle que hay muchas formas de estar triste y de “llorar sin lágrimas” y que a veces el mal humor es una de ellas.

• Explicarle que no es necesario estar triste todo el tiempo, si ha habido una muerte en la familia.

Consolar:

• Permitirle participar en los rituales de despedida.

• Animarle a explorar qué actividades les ayudan a estar mejor y a realizarlas.

• Permitirle volver a la escuela y a las actividades habituales.

• Fomentar el contacto y el tiempo con su grupo de iguales.

• Cuando las respuestas esperables no se presentan y no son adaptativas.

• Cuando los síntomas no disminuyen gradualmente (6-10 semanas).

• Antes de acudir al especialista se debe comentar con el pre adolescente.

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