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Divas
DIVAS
La siguiente de estas conversaciones desde las prácticas artísticas con la comunidad fue el ya emblemático espacio The Gallery At Divas. Una experiencia que nuevamente se propuso poner a dialogar a la zona, desde sus peculiaridades y complejidades sociales, con el resto de la ciudad. Divas originalmente fue un bar administrado por el colombo-americano Miguel Gallardo, a quien se unieron Zapata, Ruiz y Rivera, en un proyecto expositivo, cultural y transgresor que durante más de 4 años puso en el centro de sus acciones y reflexiones el cuerpo, el erotismo y el territorio. Zapata, como gestor de esta plataforma, nuevamente provocó ese ir y venir del arte a la vida, del centro a las periferias, de los estigmatizados a las instituciones. Y viceversa.
Arriba, de izquierda a derecha: Jorge Zapata, Jesús Narváez y Omar Ruiz. Abajo, de izquierda a derecha: Teresita Rivera, Miguel Gallardo y Sandra Contreras. Talleres de dibujo en Divas
“Divas se constituye no sólo como un espacio cultural, sino como el umbral que reconstruye imaginarios, que abre fronteras, que cambia la estigmatización, la prevención de los ciudadanos, que reconfigura ciudadanías y territorio, que crea una nueva percepción del centro y de los otros. Es cruce de discursos, conversaciones, para la creación de un nuevo pacto social y de construcción de futuro. Es un ejercicio de gestión cultural que se convierte en un espacio para dar voz y representación a una comunidad en territorio y a la comunidad de la diversidad sexual y de género”. Ómar Ruiz, curador de Divas.
Exposición “Resquicios del deseo” en Divas, 2018
“The Gallery at Divas ha sido una excusa, una razón, para llevar a los ciudadanos de Medellín y a los visitantes a un territorio que de otra manera probablemente nunca hubieran conocido. Nuestra propuesta es resignificar todas las historias, unir esta zona al resto de la ciudad y no dar la espalda a las cosas, y menos a las personas. Durante 4 años se realizaron 32 exposiciones, 3 sesiones de poesía erótica, 6 monólogos, 3 karaokes y 7 acciones performativas y al menos 15 conversatorios sobre temas de género y diversidad”. Teresita Rivera, gestora cultural de Divas.
Maja desnudo, 2006, acrílico sobre lona, 100 x 70 cm. Colección Museo de Antioquia
MAJA DE LA DISCORDIA
Esta (e) maja que nos mira impávida (o), con sus ojos azules de cartel publicitario, sus senos dirigiéndose hacia arriba y hacia abajo, la mano gigante, el coqueto corazoncito tatuado en la ingle y su pene al aire ha venido a remover todas nuestras estructuras morales, estéticas e incluso epistemológicas. Encandila como un sol salvaje. Y en pleno tercer milenio todavía hace cerrar los ojos. Su autor, aquel pintor incipiente de Barbacoas, fue el primero en sorprenderse de los estragos que provocaría esta(e) plácida reina desde su modesta y limpia habitación. Desde su desnudez.
La había pintado sin segundas intenciones. Un habitante de Barbacoas, que conocía al “pintor”, insistió en venderle un lienzo rescatado de la basura que tenía ya el boceto de una figura. En un principio, Zapata se negó a comprarlo, pero finalmente lo hizo por unos pocos pesos. Solo después de un tiempo intervino la figura previa en la que podía adivinarse la silueta de la famosa Maja desnuda de Goya. Para este momento (2006), el artista ya llevaba algunos años en Barbacoas y se había sensibilizado con otros cuerpos y otras estéticas. Y así, fue surgiendo esta desnudez radical, no solo de vestidos sino de prejuicios.
La imaginó en un cuartico de hotel, inspirado en los que hay en la zona, y se entretuvo en sus elementos mínimos: la cama de sábanas blancas, la mesita con un florero y un bolsito, un pantalón y una camisa colgados de un perchero, el televisor donde un sacerdote consagra la eucaristía, la ventana que dejaba ver un cielo muy azul. Y un hombre “propiamente dicho”, que le daba la espalda a su ambigua maja. Acabó de construir esta historia con un osito de peluche, un esmalte, unos tacones rojos. Objetos cotidianos de una puesta en escena de la feminidad en un espacio igualmente cotidiano. Cosas simples y cálidas que hacían que sus personajes abandonaran la condición monstruosa a la que se les había relegado. Eran apenas una pareja cualquiera, leyendo la prensa después del amor.
Ya vendrían otras miradas. Cuando terminó la pintura y la llevo a su casa, su tía se la hizo descolgar. La sacó entonces de allí y la llevó a la taberna gay Ceres, donde ya había expuesto anteriormente. Sin embargo, a los cinco minutos, los clientes molestos le pidieron al dueño que la quitara. La llevó entonces adonde un amigo coleccionista de arte, pero su empleada la escondió debajo de una silla.
16. Molinier, P. y Viveros, M. (2009). ¿Y el amor, cómo va? Bogotá, catálogo de la exposición, p 26.
Maja desnudo “La Consentida: Andrógino”, Museo de Antioquia, Medellín, 2021 Maja desnudo en la sala de larga duración “La persistencia del dogma”, sección “El Infierno”, Museo de Antioquia, 2019 Maja desnudo en Divas, presentación de la investigación “Malestar de género”, 2018
Maja desnudo en la exposición Barbacoa Tropical, Hotel Tropical, 2016 Zapata no dejó de creer en su trabajo y comenzó a concursar con él en diversas convocatorias. En la Bienal de Artes Plásticas COMFENALCO 2007, por fin obtuvo su primer reconocimiento. Sin embargo, las escaramuzas no habían terminado: uno de los jurados le contaría que le había gustado su maja pero que no se había atrevido a votar por ella. Y cuando un periodista de una cadena de televisión local lo iba a entrevistar, el camarógrafo se negó a hacerle tomas a la obra y se marchó.
La maja es finamente seleccionada en 2008 para la exposición internacional “Y el amor, ¿cómo va?”, realizada por la Gerencia de Artes Plásticas y visuales de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, la Embajada de Francia en Bogotá y la Universidad Nacional. Aunque ocupa el puesto más destacado de la muestra, cuando los distintos medios cubren el evento, ninguno se atreve a publicar la foto de la (el) Maja. Las jurados Mara Viveros y Pascale Molinier ponen el dedo en la llaga cuando dicen en su texto curatorial: “Maja desnudo construye un relato que visibiliza y vuelve aceptable la posición subjetiva de unos hombres que no han figurado en nuestra historia patria. Tal vez por eso molesta y perturba tanto, porque altera la coherencia que se supone habitual entre el sexo y el género y porque somete a examen a una cultura heterosexual que producimos y reproducimos continuamente sin tener conciencia de hacerlo” 16 .
Después de esta historia de censuras veladas y no tan veladas, en 2013, Maja ocupa las páginas centrales del periódico Universo Centro y en 2016 se muestra en la exposición “Barbacoa Tropical” sobre la cama de un motel. Al siguiente año, la obra ingresaría a la Colección del Museo de Antioquia. Y desde 2019 hace parte de su muestra permanente “La persistencia del dogma”, en la sección “El Infierno”, donde precisamente se reflexiona sobre los temas excluidos de nuestra historia del arte canónica.
Es que esta (e) Maja Desnudo es una absoluta subversión gramatical, moral, corporal, pero también iconográfica. Representa a seres en los márgenes del género, pero también de los estéticos. Nuestra historia de las imágenes los había expulsado de sus dominios, decretando su invisibilidad como la de todas las corporalidades que no encajaban en sus moldes ejemplares. Zapata, en cambio, aludiendo al objeto sexual femenino por excelencia en Occidente que es la Maja Desnuda de Goya, pinta a esta (e) desobediente maja en toda su ambigua plenitud. Así, provoca con ella cataclismos no sólo visuales, sino lógicos, pues interroga además de las categorías sexuales a las del pensamiento binario. Es de las primeras obras en Colombia en hacerlo con tanta contundencia.
El cuerpo contradictorio de su maja habla, además, de las maneras como Zapata se ha comunicado con el igualmente contradictorio territorio que es Barbacoas. Visibiliza sus diálogos con la calle, su respeto al personaje marginal que le vendió el lienzo, a aquella mano desconocida que inició la pintura y, sobre todo, su atención a las personas que habitan las periferias urbanas, morales y estéticas. Habla de su reciclaje no solo de objetos, sino también de historias, de su apertura a lo que hay, de su capacidad de observar, jugar, transformar. De su decisión de ser puente entre mundos opuestos buscando siempre “que la gente pueda aceptar y entender las realidades de las otras personas”.
Mercado popular en la calle, 2020, acrílico sobre lona, 100 x 165 cm
LA CALLE DE LOS SUEÑOS ROTOS
Esta “residencia en la tierra” (retomando el verso de Neruda), éste permanecer en el no lugar de los descastados, es lo que le ha permitido a Zapata conectarse plenamente con lo que allí sucede. Durante los mismos años cuando muchos reporteros gráficos cubrieron el conflicto armado del país, Zapata, en cambio, decidió concentrarse en las pequeñas, pero no menos crueles, violentas y heroicas batallas de la vida civil urbana. Sus imágenes-narraciones, con las que inicialmente quería contar las historias que había visto y no podía relatar con palabras, se apegan entonces a los acontecimientos, en un despliegue decidido de realismo no mágico.
Su obra pareciera una “crónica pictórica” 17 , donde la cámara con la que fotografiaba las escenas del crimen en su época de funcionario del CTI, ha sido reemplazada por un lápiz atento. Nada se queda por fuera de su ojo fulminante y la poesía sentimental no viene a dulcificar lo que ve. Sus personajes no vuelan como Remedios La Bella ni las bacinillas son de oro… Lo suyo es la ruda calle, con sus hampones, tránsfugas, personajes de penes bajo las faldas, con sus fluidos y excrementos… con sus sueños rotos, como lo cantaba Joaquín Sabina en su conocida canción. También con su irrebatible olor a vida.
17. Molinier, P. y Viveros, M. (2009). ¿Y el amor, cómo va? Bogotá, catálogo de la exposición, p 21.
Favor no orinarse aquí, 2006, acrílico sobre papel artesanal, 25 x 35 cm. Mención categoría Autodidactas 2006 Salón Departamental de Artes Visuales – Gobernación de Antioquia.
Sin tetas no hay paraíso o pare de sufrir, 2006, acrílico sobre papel artesanal, 35 x 25 cm. Mención categoría Autodidactas 2006 Salón Departamental de Artes Visuales – Gobernación de Antioquia
“El rigor de la calle es vertical calcina como el rayo exhuma como la vida. No podés pensar, se obra o se muere. Es como cuando una flecha sale del arco y se devuelve”. Jorge Alberto Restrepo Gómez, “El Gallero”
Los errantes (tríptico), 2006, acrílico sobre madera, 60 x 90 cm.
Allí no hay segundas oportunidades. Sólo se tiene el más radical aquí y ahora, la posibilidad o no de sobrevivir, vendiendo chatarra o bazuco, esquivando la cuchillada, llevando a alguien al motel para poder almorzar. Zapata está ahí, como todos, en esta jungla de cazadores que en cualquier momento pueden, a su vez, ser cazados.
En esta calle, que también es tiempo, él tiene tan poco como los demás. Hace bocetos de su presa visual o se le va. A veces alcanza a desenfundar el lápiz, otras apenas a abrir los ojos y memorizar lo que vio. Estas condiciones urgentes han influido en su tratamiento esquemático de las figuras, que algunos comparan con las caricaturas. No hay tiempo para refinar los gestos faciales, no tanto por impericia técnica, sino para lograr responder con la velocidad que el tema exige. La expresividad, más bien, reposa sobre la dinámica línea de los cuerpos y sus movimientos.
En contraste con estos rostros genéricos, Zapata tiene una obsesión maniática por los detalles de la ropa, la moda, los objetos, sin duda proveniente del ojo de un estudioso del diseño industrial que conoce perfectamente el peso y la potencia de la cultura material. Las personas son ellas y sus cosas. Y si en su juventud se apasionó por la alta costura de Yves Saint Laurent, hoy se ha convertido en el más agudo cronista de la vibrante moda callejera de Medellín.
No falta en sus composiciones cierta dosis de ficción. El color, por ejemplo, es usado con toda libertad (“Al principio –dice– pintaba las historias en tonos de grises, pero el resultado era muy oscuro y agresivo. Por eso empecé a mostrar las escenas de una forma más colorida y vistosa, para acercar al espectador” 18). Con este color sin veladuras, puro, intenso, que a nadie le niega, le da a sus retratados el estatuto de personas. Y le ofrece un momento de atención a cada hecho, por insignificante o sórdido que parezca. Los márgenes más salvajes así pueden ser observados sin el rechazo que provocaría su registro escueto, como sucede a veces con la fotografía de prensa.
18. Entrevista a Jorge Zapata realizada por Sol Astrid Giraldo (2021).
Zapata más que replicar la realidad documentalmente, indaga por sus leyes profundas. Por eso puede añadir, improvisar, acomodar, sin renunciar a la verdad. Como le dijo el curador Juan Alberto Gaviria, cuando lo vio pintar una multitud abigarrada sin modelo: “te sabes de memoria el centro”. Y no solo la disposición de las calles y los edificios, pues conoce a fondo sus mecanismos, los resortes de la acción, la esencia de los personajes, la utilería.
Nada de lo humano le es ajeno. Y en esto hay otra paradoja. Si todo tiene valor, nada termina siendo especialmente notable. ¿Cómo escoge entonces sus temas? A veces es un recuerdo (el linchamiento de su abuelo liberal en un pueblo de godos, el padre velando a su hijo asesinado en una noche oscura y lluviosa de La Sierra, acompañado apenas por un perro). En otras, la motivación es la gracia de una tanga saliendo de un pantalón descaderado. O la observación de alguna historia nimia: el Hare Krishna que les habla a unas chicas borrachas, la pareja de novios separada por una requisa de la Policía... Más que de varios temas, se podría mejor hablar de uno solo que se continúa de obra en obra, como un gran rompecabezas que se completaría juntándolas a todas. Un único “allegro perpetuo”, en palabras de Saúl Álvarez 19 .
Zapata pone a veces el foco sobre los personajes de la calle. Los conoce, sabe su nombre, su historia. Inmortaliza entonces a los invisibles dentro de un marco anacrónicamente barroco, con sus objetos más característicos: un osito de peluche, un llavero, un bareto de marihuana, una navaja. O, simplemente, los representa haciendo sus pequeños oficios: barrer la calle, limpiar el taxi, pintar con los dedos de los pies.
19. Álvarez, S. (2016). “Una segunda oportunidad”, texto curatorial exposición Museo MAJA, Jericó (Antioquia).
“Al principio pintaba las historias en tonos de grises, pero el resultado era muy oscuro y agresivo. Por eso empecé a mostrar las escenas de una forma más colorida y vistosa, para acercar al espectador a ciertos temas difíciles”.
Fisgones, 2006, técnica mixta sobre cartón, 25 x 35 cm.
Pelea callejera, 2007, acrílico sobre cartón, 32 x 29 cm.
En otras obras, sin embargo, se decide por una perspectiva épica para mostrar todo y al tiempo. Con su conocimiento profundo de la calle y su mirada entrenada, es capaz de actuar como un narrador omnisciente del siglo XIX que hubiera tenido acceso a la tecnología del cine y de la imagen contemporánea. Puede usar entonces varios lentes a la vez: además del macro, el micro, el zoom, el gran angular, y así dar cuenta, sin desenfoques, de múltiples planos realizados cada uno con un despliegue exhaustivo de detalles.
Paseémonos, por ejemplo, por su Mercado popular en la calle (pag 32). , donde representa una multitud abigarrada que, paradójicamente, pintó durante la pandemia, cuando las calles se habían vaciado por la cuarentena universal. Un vendedor de chuzos le habla a una mujer que pasa y ésta le responde con una mirada coqueta… Este pequeño gesto se convierte en la chispa adecuada para que explote un universo. Se cuela entonces otra pareja que se toma una selfie, un hombre que le da tetero a un bebé, una chica que se come un perro caliente, una niña que chupa un helado. Atrás, una calle se bifurca. Los moteles abren ventanas y puertas, permitiendo fisgonear varias escenas eróticas entre parejas que despliegan variadas combinatorias. En el balcón de la derecha, en cambio, una familia, entre matas y cortinas, cuelga plácidamente su ropa al sol. De un muro roído surge una flor. Frente a una cafetería se extiende una pintura hecha por un presidiario. Más allá, se eleva el cartel publicitario de donde se escapa una mujer gigante. Los carros pasan, los hombres bajan cajas, las chicas trans conversan mientras se exhiben. Los avisos de los negocios compiten en estridencia.
La escala de los cuerpos no se respeta. No hay un eje espacial definido, no hay una perspectiva ortodoxa. Todo se yuxtapone en un caos que termina siendo tremendamente armónico, gracias precisamente al color salvaje que pone todo en su lugar. No ha habido aquí ninguna disección de la escena. Todo es como es y al tiempo. Su mirada ha recogido la calle completa, con todas sus aristas, ruidos, fiestas, desgracias, deformidades y victorias. No es la ventana del Renacimiento. No es el marco ortodoxo del paisaje. No es la fotografía documental. No es la viñeta compartimentada del cómic. No es el efímero fotograma cinematográfico. Aunque, finalmente Zapata les hace guiños a todos estos códigos, solo que los ha quebrado y mezclado, para hablar de esa inenarrable calle, quebrada y mezclada. Los críticos de su obra lo han catalogado como un artista “popular”, “autodidacta”. El mismo insiste en concursar en los salones BAT de arte popular donde desde el inicio de su carrera ha sido premiado. Sin embargo, todas estas operaciones, solo las puede hacer un artista extremadamente complejo, con una gran cultura visual y consciente de sus fines y de su técnica. Más que ingenuidad o impericia, se trata de una decisión: la de ser de la manera menos invasiva el pintor invisible de los invisibles. Hay que reconocerlo: lo ha logrado como pocos artistas en Colombia.
El Oso, 2005, acrílico sobre cartón, 35 x 25 cm
El Oso
“Se dedicaba en esa calle a robar y a cambalachear todo. A veces se iba a recoger café y después volvía. Estaba dedicado al vicio. Era un personaje muy violento y agresivo. Le hicieron muchos atentados: disparos, heridas de puñal. La última vez que lo vi, tenía un brazo inmóvil. En esa calle, todo el mundo tenía que ver con él. Fue quien me llevó a La Perla. No supe más de él”.
El Gallero, 2006, acrílico sobre cartón, 25 x 35 cm
La taberna de Amparo, 2010, acrílico sobre cartón, 35 x 25 cm
Amparo
“Era la esposa de Albeiro, un jíbaro que tenía una plaza en esa calle. Él me contrató para que le pintara una taberna que también tenía con mis diseños. Al tiempo lo mataron. Cuando Amparo quedó viuda, montó otra taberna en el barrio Enciso y me pidió que le hiciera un aviso con unos labios, porque así quería llamar a su negocio. Ella tampoco existe ya, murió de un tumor en el cerebro”.
El Gallero
“Lo conocí haciendo mandados. Todo el mundo lo respetaba. Muy señor él. Le decían así porque su papá tenía galleras. Había estudiado veterinaria y fue profesor de la Universidad de Antioquia. Cuando se separó de su mujer, la tristeza lo hizo entrar en las drogas. Entonces se perdió en Barbacoas. Se echó como a morir. No le dejaban ver a sus hijos. Después del tiempo, ellos aparecieron, lo ayudaron a recuperarse y le consiguieron una casa en otra parte de la ciudad”.
La Cole, 2011, acrílico sobre cartón, 32 x 28 cm
La Cole
“A la Cole le gustaba mucho la moda y diseñaba ropa. Un día me llegó una invitación a una exposición de Ágatha Ruiz de la Prada en el Museo de Antioquia. Le pedí a ella que me acompañara. Llevamos una cámara vieja y lenta, para que se pudiera tomar una foto con Agatha y le creyeran que había estado allí. Después del tiempo, terminó estudiando diseño de moda”.
Nuevos Horizontes II, 2015, acrílico sobre aviso publicitario en lona y madera, 98 x 137 cm.
Las violencias campesinas de los años cincuenta se mezclan con las contemporáneas y urbanas que presenció como fotógrafo forense del CTI. A veces son recuerdos, a veces alegorías. Y como bajo continuo, la Guerra en mayúscula de Colombia.
Linchamiento de mi abuelo, 2009, acrílico sobre cartón, 29 x 31 cm. Matanza campesina, 2006, acrílico sobre cartón, 44 x 66 cm.
AL ESTE DEL EDÉN
Además de su radiografía de la calle, Zapata ha mirado los quiebres y contradicciones de la sociedad colombiana y sus roces permanentes entre la vida y la muerte. Ha explorado tanto las micro-violencias urbanas como las brutales de la guerra política con mayúscula que también lo ha rodeado. Como otra cara de la moneda, su mirada se detiene insistentemente en la pulsión erótica y su potencia subversiva, en los cuerpos desobedientes, en las relaciones bajo sospecha. Eros y Tánatos en la tierra de los personajes periféricos, invisibles, insignificantes. Sobrevivientes.
Desamparados de Dios, 2010, acrílico sobre lona, Mención IX Salón de Artistas Consagrados
Conflicto en la comuna, 2005, acrílico sobre cartón, 23 x 33 cm
La Sierra, 2006, acrílico sobre cartón, 23 x 33 cm
Divertimento para cafres a pesar de víctimas inocentes, 2009, técnica mixta sobre MDF, 80 x 110 cm
En el motel, 2005, acrílico sobre cartón, 35 x 25 cm Pareja coqueta, 2010, acrílico sobre cartón, 35 x 25 cm
En el campo, 2008, acrílico sobre cartón, 35 x 25 cm
La requisa, 2013, acrílico sobre cartón, 35 x 25 cm
Nosotros, 2014, acrílico sobre madera, 12 x 12 cm El amor desobediente, sin reglas, sin marcos. El amor redentor.
Hotel Nutibara, 2005, acrílico sobre cartón, 25 x 35 cm Restaurante, 2011, 34.5 x 26 cm
Vendedor de empanadas, 2012, acrílico sobre papel fotográfico, 24 x 19 cm
ÉRASE UN DÍA EN MEDELLÍN
El gran observador que es Zapata, ha hecho un pacto de vida con la tumultuosa calle Barbacoas y su ritmo trepidante. Sin embargo, también ha tenido ojos para la vida cotidiana, para el tiempo lento, las filas exacerbantes, el limbo de los cuerpos en el sistema de salud. Testigo de la ciudad, de sus pequeños trabajos y sus anónimos días.
Bodegón paisa 1, 2005, acrílico sobre papel artesanal, 31 x 46 cm Tarde de té, 2013, acrílico sobre papel fotográfico, 20 x 26 cm
Nohemí sale de la clínica, 2012, acrílico sobre cartón, 35 x 27 cm
Espera interminable (políptico), 2011, acrílico sobre tela, dimensiones variables. Mención V Salón Nacional de Arte Popular Fundación BAT Colombia, Ministerio de Cultura.
Dos en Uno – Crónicas Urbanas, 2007, acrílico sobre lámina metálica de aviso publicitario, dimensiones variables
1er Puesto categoría Autodidactas 2007 Salón Departamental de Artes Visuales – Gobernación de Antioquia
PROHIBIDO BOTAR BASURA
“Recojo muchas cosas de la basura que encuentro en el centro para hacer obras y cosas, a mi manera. Busco reinterpretar esos objetos y darles vida, nuevas oportunidades. Me da mucha alegría que un objeto que ha sido despreciado por otras personas, que esté relegado a la muerte absoluta, ahora con otra connotación, con otro color, tenga la posibilidad de estar en otros espacios, con otras miradas de otros personajes que nunca hubieran ido a ese sector y a esta calle”.
Los negociantes, 2018, acrílico sobre pantalla de computador, dimensiones variables
Venga al sabor (tríptico), 2013, radiografías esgrafiadas, 62 x 179 cm.
Serie Radiografías urbanas (tríptico), 2016, radiografías esgrafiadas
“En esta serie de dibujos sobre radiografías imagino a la ciudad como un sistema enfermo, donde el espectador, al igual que un radiólogo, puede revisar sus síntomas”.
Horizontes, 2006, acrílico sobre cartón, 70 X 50 cm.
Nuevos Horizontes II, 2015, técnica mixta sobre aviso publicitario en lona y madera, 98 x 137 cm. Nuevos Horizontes, 2014, acrílico sobre madera, 140 x 200 cm
LOS HORIZONTES DE JORGE ZAPATA
“En sus Nuevos Horizontes (2006), versión de la canónica pintura del siglo pasado de Francisco Cano, el futuro se achata. Ahora solo existe el presente, insistiendo en la afirmación del aquí y el ahora de toda la obra de Zapata. Ya no hay utopías, solo realidades. Los hijos de la matrona primordial se han reproducido y lo llenan todo. Sus personajes son los desplazados del campo. Sin embargo, aunque éste desapareció, lo siguen llevando incrustado en sus cuerpos. En su nuevo hábitat urbano ya no usan el hacha mítica, sino las herramientas prosaicas de la supervivencia. No tumban montes porque su épica ahora es sobrevivir con lo mínimo. La tragedia le ha dado el paso a la resiliencia. La familia ha explotado, también las adscripciones de género, los roles, las estructuras sociales y laborales: las mujeres trabajan duramente, los hombres se cuelgan carteras, los niños no descansan en un vientre protector, sino que esquivan los carros. El espacio no se sueña detrás de una montaña idílica, sino que, inexistente, se logra y se pierde en cada instante. Frente a la Historia y sus períodos heroicos, solo queda el instante, el espacio fragmentado. Muerte festiva de la utopía”. Giraldo, S. A. (noviembre de 2017). “Jorge Alonso Zapata. Cuerpos al Este del Edén”. Revista Universidad de Antioquia, (329).
“Francisco Antonio Cano pintó Horizontes en 1913, una pintura que mostraba las formas cómo se veía el futuro, quizás con esperanza, quizás con ilusión. Reinterpretamos la pintura Nuevos Horizontes del artista Jorge Alonso Zapata, que a su vez es una interpretación de la pintura de Cano, en las calles de El Poblado [...] Nos disputamos el futuro en la calle, dejamos nuestra huella de pintura en las paredes. Los murales son preguntas abiertas. Esperamos que la respuesta esté de nuestro lado. Seguiremos pintando hasta que nos escuchen”. Fuerza & Graffiti y Pictopía Medellín (https://www.facebook.com/ pictopiamedellin2016/community/)
Mural urbano realizado por los colectivos Pictopía Medellín y Fuerza & Graffiti en El Poblado en mayo de 2021 a partir de cuatro obras de Zapata, entre ellas Nuevos Horizontes II.
Borracha, 2005, acrílico sobre cartón, 35 x 25 cm
LOS MARCOS
En la tradición, el marco ha sido el elemento que establece lo que es arte o no. Lo que queda adentro de él, se inviste de valor, se separa de lo cotidiano y se señala como algo importante y digno de reverenciar. Zapata en su cruzada iconoclasta también se ha ocupado de ellos. Así, a sus personajes anónimos y poco ejemplares, a las escenas anodinas, dolorosas o sospechosas, los ha revestido con la contradicción de marcos dorados, barrocos, ceremoniales, que entran en absoluta tensión con sus contenidos prosaicos.
Esta práctica que ha realizado desde los inicios de su carrera, se potenció recientemente al adquirir los marcos de una tradicional marquetería de la zona de Barbacoas. Para darles una segunda oportunidad, los intervino con su estilo y particular sentido del color. Al reutilizarlos, por un lado, les da a sus temas el valor que otros no le han reconocido. Y por el otro, visibiliza la historia de los marcos que han circulado en la ciudad desde hace más de medio siglo, reconociéndolos también como pequeñas y anónimas obras de arte. Al igual que sus personajes.
Fotografías de El Bronx realizadas por Jorge Zapata
EL BRONX POR LA PAZ
“Tengo mi taller en el “Bronx”, en la calle Cúcuta con la Paz, desde 2017, en un edificio que antes era una litografía. Necesito estar en un lugar popular, donde haya gente y pueda interactuar con la ciudad. Y esta calle está llena de escenas, algunas sórdidas, duras, pero también hay otras bonitas, poéticas, que a veces me hacen llorar. Puede ser un hecho o, en otras ocasiones, un conjunto de situaciones, de historias que suceden paralelamente. Escenas que me tocan de una u otra manera y me hacen decir: ´Tengo que hacer un cuadro con esto”. 20
20. Entrevista a Jorge Zapata realizada por Sol Astrid Giraldo (2021). Diáspora urbana (díptico), 2013, acrílico sobre lona, 153 x 43 cm
Mención IX Salón de Artistas Consagrados Bienal Internacional de Arte Suba - 2014
CRONOLOGÍA
1965
Nace en San Vicente, en la vereda Las Frías (Antioquia). Es el menor de siete hermanos. Tiene una niñez apacible entre el pueblo y el campo, en la finca familiar.
1966
Muere su madre. Estudia en San Vicente hasta el primer grado de primaria.
1971
Su tía lo lleva a vivir a Medellín.
1978
Regresa a San Vicente, donde estudia hasta cuarto grado de bachillerato. Toma un curso de dibujo por correspondencia.
1980
Viaja a Santa Marta, donde vive con sus hermanos mayores y se gradúa de bachillerato. Trabaja en distintos negocios familiares. Frecuenta la Casa de la Cultura donde toma clases de pintura y de historia del arte. Conoce a artistas y músicos. Visita los eventos culturales del Banco de la República y del Museo Bolivariano. Asiste a exposiciones de Botero y a la muestra “Tauromaquia” de Picasso. Se aficiona por el diseño de moda y de objetos, especialmente de aviones y carros.
1987
Regresa a Medellín. Trabaja en distintos negocios. Instala un bar cerca a la Universidad Bolivariana. Se entera de que allí existe una facultad de diseño industrial.
1988
Se matricula en esa facultad. En esta formación prima la funcionalidad antes que el estudio de las técnicas tradicionales. En su biblioteca accede a una gran variedad de revistas internacionales de diseño. Después de un semestre, se retira.
Se presenta al I Salón juvenil de Dibujo de la Sociedad de Mejoras Públicas de San Vicente (Antioquia) donde ocupa el primer puesto.
1989
Estudia diseño gráfico en Bellas Artes y recibe una formación más tradicional en anatomía, figura humana y diferentes técnicas. Frecuenta las galerías del centro donde conoce el trabajo de Rodrigo Arenas Betancourt, Antonio Samudio y Saturnino Ramírez. Antes de graduarse, comienza trabajar en el CTI. Se retira de Bellas Artes.
1990
Recibe cursos de criminalística en el CTI. Hace retratos hablados y fotografía forense, practicando los conocimientos adquiridos en Bellas Artes. Es una época de gran violencia en la ciudad, especialmente en La Sierra y en la comuna 13. Lo trasladan a Urabá. Acompaña el levantamiento de cadáveres. Su unidad es amenazada y deben confinarse. En los ratos de ocio, comienza a dibujar para entretenerse: “Lo primero que hice fue una mujer acostada en una cama”.
1991
Renuncia a este trabajo y regresa a Medellín: “En esos días, me invitaron a un matrimonio, dibujé un desnudo, lo enmarqué y lo di de regalo”. Comienza trabajar en diseño gráfico y editorial. Hace logos para empresas como la panadería Santa Clara, diseña carrozas para la Feria de Flores de Medellín y la de Manizales, y se dedica a diversas tareas litográficas. Aficionado al cine, recorre los teatros del centro. En sus visitas al Teatro México, conoce la calle Barbacoas. “La primera imagen que tengo de esta zona, que era muy elegante, es de los botones de hoteles como el Veracruz esperando a que llegaran los clientes. También había laboratorios dentales”.
1998
Asiste a tertulias en el restaurante Acuarimántima del Paraninfo de la Universidad de Antioquia, donde en hojas comienza a dibujar carros, aviones, relojes, diseños de vestidos y edificios. “Lo primero que hice en serio fueron unos paisajes fantásticos”.
2002
Se reúne con artistas y escritores en el café Versalles e Junín, donde leen la prensa del mundo. Interviene los muros de la plaza de vicio La Perla durante cuatro meses.
2003
Los murales de La Perla salen en la primera página del periódico El Colombiano (“Los antros de Barbacoas ya no tienen dueño”, junio 19 de 2003.
2005
Zapata empieza a salir a la calle Barbacoas y a dibujar sobre octavos de cartón sus historias y personajes. Instala su estudio en la Casa Collage de Abraxas Aguilar. Se quedaría en este lugar hasta 2016. 2006
Se presenta al Salón Departamental de Artes Visuales de Antioquia con las obras Sin Tetas no hay Paraíso o Pare de Sufrir y No Orinarse Obtiene mención por cada una de las obras en la categoría Autodidactas.
“Jorge Zapata propone obras con una gran frescura formal evidente en el uso de representaciones arriesgadas, poco pretenciosas que, junto con el empleo de paletas cromáticas atrevidas, son signos de un pathos particular de un país que se autodesprecia en el marco de un contexto urbano problemático”. Diego Arango, Armando Montoya, Conrado Uribe, curadores Salón Departamental de Artes Visuales de Antioquia.
Se presenta en Salón Nacional de Arte Popular (Fundación BAT Colombia – Ministerio de Cultura) con la obra La Borracha.
“Arte con sabor local enlaces factibles”, Galería Casa Cuadrada, V Salón Nacional de Arte Diversidad, Bogotá.
En el periódico El Mundo se publica un reportaje sobre los murales: “Este mural sin fecha, sin autor, permanece enmarcado por una rutina de trasteos, traqueteos y requisas, y cambia con el tiempo”. Diego Agudelo, “Murales de la intemperie”, periódico El Mundo, 11 de febrero de 2006. Pinta la Maja desnudo.
En la Navidad, una mujer de Barbacoas que maneja una plaza de vicio, le pide que represente el pesebre en una fachada. Zapata retrata en esta escena religiosa a los habitantes de esta calle.
2007
Primer Puesto en la categoría Autodidactas del Salón Departamental de Artes Visuales de Antioquia con la obra Dos en uno - Crónicas urbanas.
Primera exposición individual “Urbanos” en Ceres Bar, una taberna de Barbacoas, y en la Fundación Forjar.
Bienal de Artes Plásticas COMFENALCO.
VI Salón Nacional de Arte Diversidad “15 minutos de fama”, Galería Casa Cuadrada, Bogotá.
2008
“Fractura social contemporánea o la asimilación intempestiva del espacio”, Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe, Medellín.
“El artista plantea su obra como una función teatral: ‘seres erráticos que dialogan con su entorno’”. “La cotidianeidad se expone”, Periódico El Mundo, 8 de febrero de 2008. “Paisajes”, Café Literario El Taller, Medellín.
La Perla es demolida después de un proceso de extinción de dominio.
“Arte a prueba de idiotas”, Sala de Arte Universidad de Medellín.
Su obra Maja desnudo es seleccionada para participar en la exposición “Y el amor, ¿cómo va?”, realizada por la Gerencia la Fundación Gilberto Alzate Avendaño de Bogotá, la Embajada de Francia y la Universidad Nacional En esta muestra, donde ocupa un lugar destacado, la obra se visibiliza después de una historia de censuras y ocultamientos.
“Su trabajo alude al mismo tiempo a la realidad objetiva y a la fantasía. No es fotografía, sino crónica pictórica”. Mara Viveros, Pascale Molinier y Liliana Angulo, texto curatorial. Salón de Arte Bicentenario (Fundación BAT – Ministerio de Cultura), Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá.
II Bienal de Artes Plásticas COMFENALCO, Medellín.
2010
“About Change”, Banco Mundial. Exposición e itinerancia, Washington DC y París.
“Zapata es bien conocido en Medellín por su estilo inusual con el que documenta un estilo de vida que la globalización ha dejado a merced de factores externos volátiles, incluyendo la economía, que es un factor importante de transformación social”. Félix Ángel, Centro Cultural Banco Interamericano de Desarrollo, The Change in Latin American and the Caribbean, Art Program World Bank, texto curatorial.
“La tierra prometida y sus cavernas”, Sala de arte COMFENALCO, Medellín.
“Su pintura es clara, sin veladuras, potenciada por la riqueza cromática, sus múltiples planos, los minuciosos detalles, sus pequeñas historias”. Ómar Ruiz, texto curatorial.
2011
Salón Departamental de Artes Visuales, Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe. III Bienal de Arte COMFENALCO, Medellín.
“Falos y Vaginas”, Museo Universidad de Antioquia (MUUA), Medellín.
Su obra La Frutera ingresa a la colección del Banco Mundial.
2013
“Ciudad Micro/ Ciudad Macro”, Fundación EPM, Medellín.
“El Triángulo - Arte Nómada”. Bogotá, México y Cuba.
“Snack Medellín”, Medellín.
“Arte Erótico”, Biblioteca COMFENALCO La Playa, Medellín.
IV Salón Nacional de Arte Popular, Fundación BAT Colombia. “Crónicas Urbanas”, Café Credenza, Centro Colombo Americano.
“Sus pinturas no denuncian, no toman partido. Hay calma en sus trazos, no hay desespero, la vida es así”. Juan Alberto Gaviria, texto curatorial.
2014
“Jorge Zapata en exposición”, Corporación Centro Plazarte, Medellín. “Paisajes urbanos e imaginarios”, Restaurante Café Bar El Acontista, Medellín.
Bienal Internacional de Suba, Biblioteca Julio Mario Santodomingo, Bogotá.
“Pensar, Habitar, Construir”, Fundación EPM, Medellín.
Seleccionado Imagen Regional 8, Banco de la República.
2015
“Arte por la paz”, Galería La Escalera, Bogotá.
“Homenaje a Gabriel García Márquez”, Centro Cultural García Márquez, Bogotá.
Artista invitado MDE15, Encuentro Internacional de Medellín, “Historias locales / Prácticas Globales”, Museo de Antioquia, Medellín.
“Zapata no entra en discursos políticos, simplemente registra lo que ve diariamente en la calle, en los bares y hoteles para mostrar a seres humanos que habitan la ciudad: podemos ver lo que no queremos ver por un lente compasivo”. Texto curatorial MDE15. 2016
“La Consentida: Horizontes”, Museo de Antioquia, Medellín.
“Una segunda oportunidad”, Museo MAJA, Jericó (Antioquia).
“La pintura de Jorge Zapata es un solo movimiento, en música quizás lo llamen un allegro perpetuo, separado por cartones, papeles, marcos que, en su intensidad y forma, narran una sola historia: la de unos personajes, la de una ciudad”. Saúl Álvarez, texto curatorial.
Instala su taller en el Hotel Tropical, donde junto al curador Ómar Ruiz, realizan la exposición colectiva “Barbacoa Tropical”.
“Cosas que mostrar”, Sala Eladio Vélez Fundación Universitaria Bellas Artes, Medellín.
“En su obra aparecen sujetos y escenarios de la vida diaria que no serían ideales en los términos de la modernidad inicial, incluso se tomarían por obscenos, indecentes o perversos, en cuanto tal paradigma se basa en un orden excluyente que invisibiliza lo no conforme a sus normas”. Juan Camilo Londoño, texto curatorial.
2017
Colectiva “La Consentida: Teatro Junín”, Museo de Antioquia, Medellín.
“Cartografías del campo a la ciudad”, Bibliotequé Du Grand Parc – Bourdeaux, Francia.
“Crónicas de ciudad”, Paraninfo Universidad de Antioquia, Medellín.
“Los actores de sus poemas dibujados son él mismo que muta de policía a mendigo, luego a puta para llegar a niño y malevo después, y vuelve como travesti y drogadicto en un sinfín de roles, como quien salta matojos. Todos sus personajes son él”. Óscar Roldán, “Crónica Centro”, Agenda Cultural de la Universidad de Antioquia, julio de 2017.
“Levantamientos”, La Silueta Casa, Bogotá.
“Por esa habilidad de capturar pequeños momentos que narran una historia más grande, La Silueta lo eligió para empezar la serie de exposiciones Cronistas”. Ana Gutiérrez, “Levantamientos: retratos de vicio y cotidianidad en Medellín”, Revista Semana, 27 de julio de 2017.
Traslada su estudio a la antigua sede de una litografía en Cúcuta con La Paz.
2018
“Al Este del Edén”, Centro Cultural San Marcos, Ayuntamiento de Toledo (España).
“Cronista compulsivo, enfrenta sin maquillajes la caída de las utopías en los márgenes de la urbe desdeñosa”. Sol Astrid Giraldo, texto curatorial
“Al Este del Edén”, Claustro de Pedro I, Ayuntamiento de Torrijos (España).
“Quien, ante las crónicas urgentes de Zapata, consiga sacudirse la pereza y ´el malestar de la cultura´, supera la apariencia de ingenuidad, para asumir la incisiva realidad que le circunda”. Orlando Aguilera, productor de la exposición “Al Este del Edén”, catálogo.
“Huellas de ciudad”, Tal Cual Arte, Medellín.
“Vida sin fronteras”, Semana Latinoamericana en Praga, Ministerio de Relaciones Exteriores y Cámara de Comercio de República Checa, Alianza del Pacífico (Cesta), Praga.
“HEARTIST”, Colombo Americano, Medellín.
VII Subasta Casa Tres Patios, Medellín.
Reencuentro en el centro – 925 Art, Medellín.
Exposición Itinerante V Salón Nacional de Arte Popular (SalónBAT – Ministerio de Colombia).
Inauguración del Bar Divas en Barbacoas.
“Resquicios del deseo”, The Gallery at Divas, Medellín.
“Ahí fue donde Jorge Zapata colgó sus cuadros de la calle Barbacoas y transformó por primera vez la modesta habitación en una galería con “Resquicios del deseo”. Un año después, las habitaciones desaparecieron para dar lugar a The Gallery At Divas, la primera galería de Medellín en torno al cuerpo y al género”. María Isabel Naranjo, Centro de Medellín, https://www. universocentro.com/NUMERO98/ Divas.aspx
Colectiva “La Consentida: La Procesión”, Museo de Antioquia, Medellín.
Artista invitado REGARDS D´ICI ET D´AILLEURS, Clermont Ferrand, Francia.
Paseo de las Américas, Banco Interamericano de Desarrollo. Itinerancia desde la Patagonia hasta Washington.
“Cuerpos al borde”, Museo de Arte de Caldas, Manizales “Estas imágenes retadoras de la tiranía de la belleza, la juventud, el género, tienen el poder de desarmar concepciones”. Sol Astrid Giraldo, texto curatorial.
“Transacción - Gray Cube Proyect”, Espacio Van Staseghem, Bogotá. Entran 35 obras suyas a la colección del Museo de Antioquia.
2019
“Timebag” Hotel Nutibara, artista Invitado del Museo de Antioquia, Medellín.
“Se arkilan piezas”, Tienda de Arte Mil Nueve 32, Medellín.
“Largo x ancho x alto, ciudad sin dimensión”, Fundación EPM, Medellín.
“HEARTIST - Artistas del Corazón”, Colombo Americano, Medellín. Itinerancia Salón BAT en museos de todo el país.
2020
“Artistas en pandemia”, recibe Mención, Fundación BAT.. Subasta Casa Tres Patios, Medellín.
“Anteanoche”, Fundación EPM, Medellín.
Bienal Internacional de Arte “Desde Aquí”, Bogotá. “De anónimas a manifiestas”, Museo de Antioquia, Medellín.
“Testigo de excepción”, Alianza Francesa, Medellín.
“Jorge Alonso Zapata ha testimoniado por décadas lo que ocurre por los rincones del centro de Medellín, a través de una observación cercana y empática con la vida de los otros”. Nidya Gutiérrez, texto curatorial. El Museo Universitario (MUUA) adquiere la Serie “Un día por la paz” (30 obras). 2021
Ingresan 16 obras suyas a la colección del Museo MAJA de Jericó (Antioquia).
Ingresan ocho obras suyas a la colección etnográfica del Museo Nacional de Colombia.
“Sus obras dan testimonio de la cotidianidad oculta de Medellín y ofrecen la posibilidad de hablar de poblaciones históricamente invisibilizadas”. Rayiv Torres, Sala etnográfica del Museo Nacional de Colombia.
Colectiva “La Consentida: Andrógino”, Museo de Antioquia, Medellín.
Los colectivos Pictopía y Fuerza & Graffiti realizan un mural urbano reinterpretando cuatro obras suyas, entre ellas Nuevos Horizontes II
Exposición “Las Cosas que no se dicen”, en el Pequeño Teatro.
Recibe la Medalla Orden de los Fundadores 2021, otorgada por el centro de Historia de San Vicente. Exposición retrospectiva “Jorge Zapata en la calle de los sueños rotos”, Centro de Artes Universidad EAFIT, Medellín.