Revista
Cuadernos Hispanoamericanos de
Psicología Volumen 14 Número 1 Enero - junio de 2014 pp. 1-76
Cuad.hispanoam.psicol. ISSN 1657-3412 (Impresa) ISSN 2346-0253 (En línea)
Revista
Cuadernos Hispanoamericanos de
Psicología
Volumen 14 Número 1 Enero - Junio de 2014 pp. 1-76 ISSN 1657-3412 (Impresa) ISSN 2346-0253 (En línea)
Misión La revista Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología es una publicación seriada cuyo primer número apareció en el año 2001 y es editada por la Facultad de Psicología de la Universidad El Bosque, con sede en la ciudad de Bogotá, Colombia. Es una revista arbitrada e indexada en la categoría C del Índice Bibliográfico Nacional – Publindex e incluida en Latindex, el Directory of Open Access Journals – DOAJ y en la plataforma Open Access de Revistas Científicas Electrónicas Españolas y Latinoamericanas e-Revistas. La revista existe para difundir la producción científica del campo de la psicología y tiene como marco referencial una perspectiva multidimensional en términos del denominado, modelo bio-psico-social. Es decir, que su fundamentación, coherencia y significación está contextualizada dentro del marco de la teoría de la co-evolución biológica, socio-cultural y deóntica de nuestra especie. En consonancia con el marco epistemológico planteado en la misión, la visión de las publicaciones de la Facultad de Psicología de la Universidad El Bosque se orienta a mostrar el estado actual de la Psicología desde la siguiente perspectiva: a) como un campo interdisciplinario más allá de las “escuelas tradicionales” y de los “ismos” reduccionistas ideologizados; b) dar cuenta de una manera crítica sobre los avances del conocimiento basado en la investigación, a lo largo de sus diversas modalidades y procesos; c) en cooperación interdisciplinaria con redes de investigadores, docentes y practicantes de Hispanoamérica y de otros países.
©Editorial Universidad El Bosque ©Revista Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología ISSN 1657-3412 (Impresa) ISSN 2346-0253 (En línea) Volumen 14 Número 1 Enero - Junio de 2014 Editor Eduardo Ponce de León Díaz
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Contenido Identidad sociopolítica delictiva en México Cruz García Lirios, Javier Carreón Guillén, Jorge Hernández Valdés, Silvia Mejía Rubio, Erle García Estrada, José Francisco Rosas Ferrusca.................................................................................................................... 5 Percepción de cuerpo e imagen corporal masculina: una revisión narrativa Giovane Mendieta Izquierdo................................................................................................................................... 17 Relación entre procrastinación académica y ansiedad-rasgo en estudiantes de psicología Diana Pardo Bolívar, Luisa Perilla Ballesteros, Cristhian Salinas Ramírez....................................................... 31 Taller gestáltico para desarrollar el potencial humano en estudiantes en formación docente Israel Alberto Cisneros Concha, Nora Verónica Druet Domínguez, Gladis Ivette Chan Chi............................. 45 Trabajo en casa y calidad de vida: una aproximación conceptual Yolanda Sierra Castellanos, Sergio Escobar Sánchez, Alba Merlo Santana........................................................ 57 Los artículos publicados en esta revista son responsabilidad del editor y los autores, la universidad no se responsabiliza por el contenido del material aquí publicado. Se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos citando la fuente y el autor.
Contents Socio-political Identity Criminal in Mexico Cruz García Lirios, Javier Carreón Guillén, Jorge Hernández Valdés, Silvia Mejía Rubio, Erle García Estrada , José Francisco Rosas Ferrusca................................................................................................................... 5 Perception of Male Body and Body Image: a Narrative Review Giovane Mendieta Izquierdo................................................................................................................................... 17 Relation Between Academic Procrastination and Trait-Anxiety in Psychology Students Diana Pardo Bolívar, Luisa Perilla Ballesteros, Cristhian Salinas Ramírez....................................................... 31 Gestalt Workshop to Develop Human Potential in Teacher Training Students Israel Alberto Cisneros Concha, Nora Verónica Druet Domínguez, Gladis Ivette Chan Chi............................. 45 Home office and Quality of Life: a Conceptual Approach? Yolanda Sierra Castellanos, Sergio Escobar Sánchez, Alba Merlo Santana........................................................ 57
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Identidad sociopolítica delictiva en México Resumen La relación entre sociedad y Estado ha sido estudiada desde una lógica del poder jurídico-político en el que la rectoría de los gobernantes y el control delictivo son indispensables para explicar la seguridad pública ciudadana, pero si este fenómeno se observa desde una lógica de la influencia social en la que al interior de la ciudadanía se gestan percepciones de inseguridad y riesgo que explican la formación de emociones y opiniones desfavorables al accionar gubernamental, entonces el concepto de identidad sociopolítica permite esclarecer el proceso por medio del cual la ciudadanía atribuye a la corrupción, negligencia, nepotismo u opacidad del Estado el problema central. Precisamente, el objetivo del presente escrito es documentar la influencia social a partir del concepto de identidad sociopolítica. Para tal propósito, se llevó a cabo una selección no probabilística de fuentes informativas considerando su difusión en tres buscadores emblemáticos de información científica social para América Latina. El contraste del enfoque del poder con respecto a la aproximación de la influencia advierte que existen diferencias, pero complementarias ya que la rectoría del Estado explica la seguridad y su pérdida la inseguridad, pero el proceso de conversión es explicada desde la óptica de la influencia social.
Cruz García-Lirios1, Javier Carreón-Guillén2, Jorge Hernández-Valdés3, Silvia Mejía-Rubio4, Erle García-Estrada5, José Francisco Rosas-Ferrusca6 Universidad Autónoma del Estado de México Universidad Nacional Autónoma de México México, D. F.
Palabras clave: Poder, Influencia, Seguridad, Percepción, Identidad
Abstract The relationship between society and state has been studied from the logic of legal and political power from which the leaders ruling and the criminal control are essential to explain citizen public safety. But, if this phenomenon is observed from the logic of social influence from which risk and insecurity perceptions are developed by the citizens –which explain the construction of unfavorable emotions and opinions to the government action-, then the concept of sociopolitical identity allows to clarify the process by which corruption, negligence, nepotism or opacity by the state are qualified as the main problems according to the citizens. Precisely, the purpose of this article is to document the social influence based on the concept of socio-political identity. For doing so, a nonrandom selection of information sources was carried out taking into account three important scientific data bases in Latin America. The power approach with respect to the influence viewpoint suggests there are differences. Anyway, these are complementary because the state’s ruling explains security while its failure explains insecurity. However, the conversion process is explained from the perspective of social influence. Keywords: Power, Influence, Security, Perception, Identity
Recibido: 11 de Junio de 2014 Aceptado: 12 de Agosto de 2014
1. Doctorante en Psicología Social y Ambiental, Profesor de Asignatura, UAEM-UAPH. garcialirios@yahoo.com 2. Doctor en Administración, profesor titular “C” de tiempo completo, ENTS, UNAM. javierg@unam.mx 3. Maestro en Educación, Profesor titular “A” ENTS, UNAM. jorheval@unam.mx 4. Dra. En Geografia, profesora de asignatura, UAEM UAP Chimalhuacán, briveravarela@ yahoo.com.mx 5. Mtra. en Educación, Profesora de Tiempo Completo, UAEM-UAP Huehuetoca egarciae@uaemex.mx 6. Dr. en Administración Pública, Profesor de Tiempo Completo, UAEM-UAP Huehuetoca jfrosasf@uaemex.mx
Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología l Enero-Junio 2014, Vol. 14 No. 1, pp 5-16 ISSN 1657-3412 (Impresa) l ISSN 2346-0253 (En línea)
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Identidad sociopolítica delictiva en México
Introducción La identidad sociopolítica, entendida como creencias, percepciones, actitudes, decisiones y acciones relativas a la evaluación de políticas públicas y programas emanados del Estado, es un constructo que explica la relación entre ciudadanía y gobierno. ¿Cuáles son las dimensiones de la identidad sociopolítica delictiva que se observan en regímenes de gobierno y formas de Estado con vocación confrontativa más que preventiva? De acuerdo con la identidad social, la delincuencia atribuida a funcionarios, gobernantes o políticos estriba en la formación de grupos desvinculados de las necesidades colectivas y la paz pública. Es decir, ciudadanía y Estado conforman dos esferas desde las que se construyen atribuciones de poder e influencia. Desde la sociedad civil, se asume que el gobierno es el eje rector desde el cual el poder político se disemina en la sociedad. Desde el Estado, se considera que la ciudadanía es capaz de desarrollar nuevas formas de Estado y regímenes de gobierno ya no a partir de la seguridad pública, sino de la seguridad ciudadana y privada. Esto es así porque a medida que los casos de corrupción, negligencia, nepotismo u opacidad se gestan, la esfera civil desarrolla percepciones de riesgo, inseguridad e incertidumbre. El Estado es reducido a un grupo de individuos que perciben impunidad en el sistema jurídico y político. En este sentido, el poder político se disgrega en influencia civil, ya que las decisiones dejan de ser significativas y se traslapan en discursos persuasivos para sectores vulnerables, marginados o excluidos de la seguridad pública. De este modo, la percepción de seguridad ciudadana, que también es considerada percepción de inseguridad, seguridad privada o inseguridad pública, justifica la desregulación del Estado, o bien, la exacerbación del control político sobre la sociedad. Aunada a la representación del gobierno como una entidad corrupta, en paralelo, se desarrollan percepciones de gobierno con “mano dura” que ejerzan el poder y ejecuten las decisiones para reducir, al menos, la percepción de inseguridad. Por ello, la identidad sociopolítica está diseminada en diferentes latitudes, regiones y territorios según la disponibilidad de recursos y las oportunidades que el sistema político y jurídico les otorgan. En efecto, si la identidad sociopolítica es un parámetro de la opinión ciudadana respecto a la seguridad pública atribuida al Estado y transformada en percepciones de inseguridad, entonces es posible
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advertir que existen variaciones de representaciones según los espacios de poder y control social. Sin embargo, a pesar de que los delincuentes sociopolíticos, sean gobernantes o gobernados, comparten creencias, percepciones, actitudes, intenciones y comportamientos que podríamos asumir como sociopolíticos, es decir, derivados de la ausencia de un Estado rector, la dimensión sociopolítica del delito varía en cada político y civil ya que puede ser negativa (frustración-violencia-agresión) o positiva (creatividad-paz-ayuda). De este modo, el estudio de la identidad sociopolítica, en materia delictiva, permitirá anticipar escenarios de conflicto y cambios entre delincuentes y víctimas. Esto es así porque ambos grupos construyen relaciones asimétricas que exacerban sus diferencias a medida que intensifican los sesgos de pertenencia a uno u otro grupo. Los delitos del fuero local y los delitos del fuero federal están concentrados en la capital del país, pero la densidad poblacional no sólo explica el aumento de los casos, sino la formación de grupos, la emergencia de conflictos y el afloramiento de cambios sociales. Es decir, la identidad sociopolítica se caracterizaría, de acuerdo con los datos de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2010), como un emprendedurismo de seguridad que los ciudadanos desarrollaron a partir de la impericia del Estado. Los síntomas de la identidad sociopolítica estarían relacionados con los niveles delictivos reportados por la institución, pero sobre todo, el miedo, enojo, indignación o zozobra son indicadores de una identidad ciudadana que la separa de la clase política. En este sentido, es menester considerar a la identidad sociopolítica como una respuesta psicosocial de la ciudadanía ante el exacerbamiento de la delincuencia, violencia y riesgo propiciados por la desregulación del Estado. En efecto, la identidad sociopolítica se asume como una indefensión experimentada de la ciudadanía ante la ola de violencia y delincuencia; sus síntomas serían las atribuciones que la sociedad le otorga a la acción gubernamental, al sistema de justicia penal, ministerios públicos y fuerzas del orden. Precisamente, el objetivo del presente trabajo es describir y contrastar los ejes teóricos, conceptuales y empíricos en torno a la identidad sociopolítica relativa a la delincuencia, violencia, corrupción, negligencia, opacidad o nepotismo de los gobernantes con respecto a sus gobernados. Lo anterior con el fin de poder anticipar escenarios de conflicto y cambio social mediante el ejercicio del poder jurídicopolítico, o bien, la diseminación de la influencia social al
Cruz García-Lirios, Javier Carreón-Guillén, Jorge Hernández-Valdés, Silvia Mejía-Rubio, Erle García-Estrada y José Francisco Rosas-Ferrusca
interior de la ciudadanía con respecto a sus autoridades y los hechos delictivos.
desconocimiento o la despersonalización de otros individuos o grupos (González, Hernández y Garza, 2010).
El análisis de los datos, teorías, conceptos y hallazgos se realizó a partir de una investigación documental que tuvo lugar entre julio de 2010 y noviembre de 2013. Se seleccionaron las bases de datos DIALNET, LATINDEX y REDALYC, las cuales son consideradas líderes en América Latina. La búsqueda de información se llevó a cabo a partir de las combinaciones de palabras claves tales como: Estado, ciudadanía, violencia, delincuencia, seguridad, percepción y riesgo. Se seleccionaron aquellos artículos con resultados empíricos preferentemente de la región y localidad. Posteriormente, la información fue sistematizada siguiendo la técnica de síntomas para el desarrollo de modelos.
Por su parte, la innovación es la producción de conocimientos más que de afectos. Consiste en propuestas e iniciativas de negociación entre grupos e individuos. A diferencia de la creatividad, que es más afectiva, la innovación es el resultado de razonamientos y planificaciones sistemáticas de grupos que se materializan en estilos de vida.
Teoría de la identidad sociopolítica La identidad social es un constructo complejo porque incluye una diversidad de procesos psicosociales desde los que se puede explicar el incremento de delitos (véanse figuras 1 a 5). Creatividad. Son ideas y discursos en tomo al grupo de pertenencia o referencia
Innovación. Son palabras inmédiatas y relativas al conflicto y cambio social que se materializan en estilos de vida
Movilidad. Son percepciones y comportamientos de accesibilidad, facilidad, flexibilidad o permeabilidad en tomo a un grupo
Figura 1. Fundamentos de la Identidad Social
La identidad social consiste en tres fundamentos que orientan su sentido negativo, pero también la encaminan hacia su sentido positivo (véase figura 1). Se trata de la creatividad, la innovación y la movilidad, las cuales explican la escalada delictiva, aunque también anticipan un escenario virtuoso de compromiso, confianza y satisfacción de vida (Carreón, 2013). De este modo, la creatividad es un instrumento de diferenciación de un grupo respecto a otros; es un proceso de simbolización, significación y emociones que enmarcan situaciones de conflicto para su resolución, o bien, enmarcan situaciones de conformidad para la dominación mediante el
A medida que estos estilos de vida se intensifican, repercuten en las decisiones y acciones de grupos mayoritarios. En este sentido, la consolidación de minorías es su sistematicidad, pero también estos estilos sistemáticos son una defensa a la influencia de mayorías u otras minorías. Por ello, la empatía, la confianza y la fiabilidad son sustanciales en estos procesos de influencia minoritaria con respecto a grupos mayoritarios, empero la movilidad es producto de la iniciativa personal y; por ende, está vinculada con el emprendimiento. En el caso de los delitos expuestos, la creatividad explica el escalamiento de la violencia, la innovación permite entender la globalización del narcotráfico y la movilidad explica la presencia de grupos delictivos en latitudes, regiones, territorios o gobiernos distantes. Sin embargo, la identidad delictiva, en su sentido más simple, es producto de la frustración cuando la agresión hacia algún actor económico, político o social se intensifica. Sin embargo, esta agresividad es heredada y aprendida por víctimas que reproducirán con mayor impacto estos comportamientos hostiles (véase figura 2). Conflicto. Las diferencias entre grupos es suficiente para la aparición de agreciones mutuas que determinarán relaciones asimétricas Frustración. El acceso restringido a libertades, oportunidades, justicia y poder genera comportamientos agresivos
Categorización. Explica la formación de una identidad a partir de dos grupos diametralmente opuestos entre sí
Aprendizaje. El comportamiento agresivo surge al relacionarse con individuos o grupos excluidos, marginados o vulnerables
Figura 2. Fundamentos negativos de la identidad social
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Identidad sociopolítica delictiva en México
Por consiguiente, los conflictos son la acumulación de frustraciones que, al ser heredadas o aprendidas, determinan la ubicación de los individuos respecto a un grupo (Navarro, Climent y Fernández, 2012). Entonces, los delitos provienen de la frustración de sus líderes, pero quienes están a su alrededor aprenden conductas agresivas que los vinculan con conflictos y estereotipos violentos. En contraste, cuando la identidad social es construida a partir de la movilidad, la comparación, la creatividad o la competencia, genera redes empáticas, cooperativas, innovadoras y emprendedoras. Se trata de grupos delictivos que han logrado trascender la dimensión local para internacionalizar sus estilos de violencia (véase figura 3). Creatividad. Refiere a innovaciones o estilos de vida que hacen visibles a los grupos e individuos
Movilidad. Estriba en percepciones de facilidad, permeabilidad y flexibilidad que suponen el traslado de un grupo a otro
Copetencia. se trata de una abierta confrontación orientada al cambio social, económico o político
Comparación. Consiste en diferenciaciones que favorecen al grupo de pertenencia en contraste con otro grupo de referencia
Figura 3. Fundamentos positivos de la identidad social
No obstante, los liderazgos y sus iniciativas por sí solos son insuficientes para trascender las fronteras locales; se requiere de competidores por las plazas y el control del tráfico y demás negocios ilícitos para desarrollar un emporio de la delincuencia con carácter trasnacional o multinacional. Aunado a la movilidad y la competencia, la creatividad es otro elemento fundamental que permite explicar la diversificación de los negocios ilícitos y, al mismo tiempo, el lavado de dinero. Se requiere una visión global de los delitos para poder arribar al mercado global. De este modo, la competencia por los recursos es sustituida por la competencia por las plazas y nodos centrales de las redes de narcotráfico. En suma, la Teoría de la Identidad Social explica las relaciones entre individuos y grupos con respecto a delitos del fuero local y federal que son observados desde el conflicto
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y el cambio social. A medida que las diferencias entre los grupos se exacerban, las identidades se radicalizan y se construyen desde sentidos negativos que explican la emergencia y sustitución de liderazgos, pero también desarrollan sentidos positivos que explican la globalización de los grupos delictivos. En este contexto, los delitos son síntomas de las diferencias entre grupos delictivos con respecto a la rectoría del Estado y la participación ciudadana en materia de prevención y combate a la delincuencia.
Estado del conocimiento El estado del conocimiento en torno al autoconcepto sociopolítico –percepción ciudadana de riesgo– plantea ocho dimensiones; corrupción, opacidad, negligencia, discrecionalidad, indefensión, miedo, indignación y zozobra (véase figura 4). Se trata de ocho dimensiones desde las que se infiere la emergencia de liderazgos delictivos globales. Carreón, 2011
Corrupción
Carreón, 2012
Opacidad
Carreón, 2013
Autoconcepto Sociopolítico Delictivo
Negligencia
Carreón, 2014
Discrecionalidad
García, 2011
Indefensión
García, 2012
Miedo
García, 2013 García, 2014
Indignación Zozobra
Figura 4. Estado del conocimiento
Los conceptos de seguridad e identidad son temas centrales en la agenda global, regional, política, democrática, social, pública, urbana, ciudadana (Carcelén, Esteba y Peyró, 2013). Son una pieza clave en el ajedrez de la geopolítica y los tratados bilaterales de corresponsabilidad, las estrategias de beligerancia y los movimientos de reivindicación, las políticas territoriales y la apropiación del espacio, la contienda política y la participación electoral, los programas de combate a la delincuencia y la acción colectiva de grupos
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vulnerables (Guardiola, Espinar y Hernández, 2010). En este sentido, la relación entre seguridad e identidad es bidireccional ya que la construcción de una agenda, en materia de seguridad, implica el consenso de identidades. Y la formación de una ciudadanía requiere de programas de seguridad que garanticen los derechos humanos. Por ello, la acción y decisión gubernamental están ligadas a la participación social (Izquierdo, 2012). Sin embargo, el concepto de seguridad es multidimensional. En principio, la seguridad democrática parece ser una primera aproximación desde la cual el Estado reduce sus acciones y decisiones para incentivar la emergencia de la esfera civil en materia de políticas de seguridad pública. En tal sentido, los programas de asistencia pública para la superación de la pobreza también intensifican la organización ciudadana en una esfera civil. Se trata de un escenario en el que los desencuentros, conflictos y discrepancias entre autoridades públicas y sociedad civil dirimen sus diferencias para construir acuerdos favorables a la reivindicación de grupos estigmatizados, la paz pública y el tejido social. En el marco de los tratados internacionales, los Estados construyen acuerdos para hacer más eficiente la corresponsabilidad en materia de seguridad. Respecto al rubro de seguridad regional, ésta es entendida como un instrumento de cooperación técnica entre países que comparten un bloque económico-territorial. De este modo, la seguridad democrática y regional son instrumentos de poder que suponen el fortalecimiento de una esfera civil internacional desde la cual se vigila la acción gubernamental, se complementan las decisiones públicas y se enriquecen los programa de atención a víctimas. Es posible observar que la emergencia de una esfera civil internacional requiere del acuerdo entre países, pero supone la expansión de principios rectores de la ciudadanía frente a los fenómenos de inseguridad que atentan contra la estabilidad y el equilibrio de poder entre el Estado y la ciudadanía ( Wasike, 2013). A pesar de que las fronteras cada vez son más tenues entre las naciones, los estados al mismo tiempo que facilitan las libertades ciudadanas que le permiten manifestar sus ideas en otras latitudes, incentivan una identidad nacional a partir de políticas consolidadas en cuanto a limitación de inmigrantes, restricción de inversiones en telecomunicaciones o selección de prospectos laborales. Se trata de un programa de construcción o reconstrucción, según la historia de cada país, de una identidad nacional. Desde este enfoque, la seguridad nacional alude a principios vigía que orientan las decisiones políticas y encaminan
las acciones ciudadanas a la búsqueda de la defensa de lo propio y la exacerbación de lo extraño, ya no como un riesgo, sino como un grupo de referencia para la competitividad, el crecimiento o el desarrollo. A pesar de ello, los grupos radicales de la sociedad, lejos de participar en la construcción de una esfera civil, intensifican sus acciones de riesgo y ponen en peligro la democracia, la región o la nación misma. Por ello, se propone la seguridad social, cuyo fundamento principal es el pacto civil (Zaffaroni, 2011). Las discrepancias entre los sectores sociales con respecto a las acciones gubernamentales denotan conflictos de naturaleza instintiva que sólo pueden ser superados a partir de un gran acuerdo en el que todos los sectores estén representados, tengan voz y voto para dirimir sus diferencias. De este modo, la seguridad social, más que un instrumento de acuerdo, es una apreciación emergente que devela las vicisitudes de la diversidad humana, pero reconoce la posibilidad de consenso si de garantizar la vida misma se trata. En el marco de las discrepancias y los acuerdos, la seguridad urbana se presenta como una alternativa para distribuir los espacios públicos para la manifestación de las ideas, el debate social y la inclusión de temas en la agenda pública. Si se considera que en las urbes han emergido, al mismo instante que se han cultivado, los movimientos sociales de más diversa índole, entonces es menester plantear a la ciudad, y sobre todo a los espacios urbanos, como escenarios de contienda y debate público local con alcances globales. La apropiación simbólica del espacio supone una identidad urbana desde la cual la ciudadanía construye no sólo una agenda que discuta sus necesidades, sino también sus expectativas. Precisamente, es en torno al tema de las expectativas que la ciudadanía tiene su mayor obstáculo ya que lejos de construir una esfera civil que la proteja de la inseguridad, delimita su espacio personal e interpersonal para asegurar su bienestar y la de los grupos en los que está inserta. Es así como la seguridad privada explica el proceso mediante el cual la ciudadanía adquiere armas, se apropia de espacios, lucha por el territorio y delimita su área de influencia para garantizar la defensa de sus bienes. En síntesis, la seguridad democrática, regional, nacional, social, urbana y privada, son elementos que facilitan o inhiben la construcción de una esfera civil. En este sentido, los sistemas gubernamentales y la acción ciudadana parecen incrementar sus ámbitos de conflicto, pero es en la seguridad pública y la seguridad ciudadana donde se dirimen las discrepancias.
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El concepto de seguridad pública supone el establecimiento de la paz pública a partir de la emergencia de la prevención del delito y la administración punitiva. También, denota un orden social a partir de su restablecimiento por sistematización de diagnósticos y procesos que reduzcan los efectos del crimen organizado. Alude a un proceso quirúrgico en el que la defensa del territorio se traduzca en confianza hacia la autoridades (Añez, Rujano y Párraga, 2011). En otro sentido espacial, implica la creación de los escenarios que propicien asambleas comunitarias, así como el marco de discusión y acción a seguir ante las problemáticas que afectan la paz pública (Salas, 2011). Todos los enfoques, social, espacial y simbólico, apuntan a una situación deseable o externa en referencia a un proceso indeseable o interno (Calderón, 2012). Por ello, el concepto de seguridad pública está anclado al pasado en referencia al futuro. Se trata de percepciones de aversión y propensión en clara alusión a un antes y después de la confianza o desconfianza por parte de la ciudadanía hacia el Estado (Ulloa, 2012). En dicho proceso, la institución pretoriana es protagonista ya que la recuperación de la confianza ciudadana o el descrédito hacia la misma está centrada en las fuerzas del orden (Zúñiga, 2012). Si la seguridad pública es el principal obstáculo para la construcción de una esfera civil protectora, la seguridad ciudadana es el instrumento por excelencia para facilitar la creación de instituciones civiles que protejan a la ciudadanía de la delincuencia y la negligencia u opacidad del Estado. La seguridad ciudadana ha sido planteada como esfera civil protectora de la sociedad con la omnipresencia del Estado o la acción delictiva. Sin embargo, también supone la obtención de derechos y libertades auto-atribuibles que le permiten a la ciudadanía desarrollar sistemas locales que la defiendan del accionar delictivo o gubernamental. En este sentido, la ciudadanía está articulada con normas jurídicas que le garantizan la protección de su integridad psíquica, física y patrimonial en detrimento del ajuste de la agenda ciudadana a la agenda jurídica. Es decir, la ciudadanía puede construir una agenda lo suficientemente robusta que cubra sus necesidades y expectativas en materia de seguridad, pero la intervención de las instituciones jurídicas y políticas legislativas determinan, en última instancia, los temas centrales de la agenda pública. Por ello, uno de sus objetivos centrales no es la reducción de la inseguridad en sí, sino la superación de barreras institucionales. Una vez superados los obstáculos gubernamentales, tendrá como objetivo específico la construcción de una confianza social
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indispensable para el acabado de la esfera civil. Si bien la esfera civil busca proteger a la ciudadanía de la inseguridad delictiva y gubernamental, es en esencia un monopolio de discusión, decisión y acción. Si se toma en cuenta que el Estado ha reducido su función hasta un punto tal que ya ni siquiera garantiza la seguridad, cualquiera que ésta sea, entonces la ciudadanía, en contubernio con las instituciones, deberá asumir compromisos más allá del simple orden civil y delinear un sistema de colaboración que les permita competir con otros sistemas de seguridad. Tal proceso supone una serie de controversias ya que la ciudadanía es diversa y los sistemas tienden a encasillarla. Es preciso, entonces, explorar tal diversidad ciudadana a partir de sus identidades. En síntesis, la seguridad se ha diversificado a causa de la heterogeneidad de la ciudadanía, la inseguridad, las instituciones y los sistemas que buscan resguardar la integridad de las mismas. A medida que la seguridad se ha intensificado en sectores claves de la población, la emergencia de nuevas problemáticas hace relevante a la esfera civil. La construcción de una identidad colectiva podría ser el preámbulo de la restauración del orden social y la paz pública administrados por la esfera civil. Sin embargo, queda pendiente el proceso relativo a la construcción de la esfera civil, sin menospreciar la superación de los obstáculos que inhiben su creación. En torno a la explicación de la estructura social que permita incentivar la acción individual y orientarla a la discusión de los temas de inseguridad, el término identidad cobra mayor relevancia. Definida como imperativo territorial, económico, político, social, institucional y grupal, la identidad es un factor explicativo de las decisiones y acciones del individuo que se inmiscuye en los asuntos públicos, discute los temas de la agenda social, interpreta el marco jurídico regulatorio y organiza manifestaciones colectivas o virtuales (Borghello y Temperi, 2012). La identidad explica, en parte, el proceso mediante el cual las personas ajustan sus decisiones y acciones a un sistema de seguridad, principalmente público y ciudadano. Si cada una de las dimensiones de la identidad, según el estado del arte, se relaciona con las dimensiones de la seguridad pública y ciudadana, entonces tenemos una matriz que va de la exploración de instituciones al compromiso con las mismas. En un extremo, la ciudadanía desconfía de sí misma y de las agencias gubernamentales. En el otro extremo, la confianza en las instituciones es el indicador de la discusión y acción social. En medio, el uso de tecnologías
Cruz García-Lirios, Javier Carreón-Guillén, Jorge Hernández-Valdés, Silvia Mejía-Rubio, Erle García-Estrada y José Francisco Rosas-Ferrusca
de información y comunicación permite el debate virtual de la agenda ciudadana, pero la hace invisible, incluso la transmuta en roles volátiles y efímeros. A medida que la exploración se intensifica, los roles se diversifican y el compromiso social se hace difuso. En este escenario, la construcción de la esfera civil se ha estancado, aunque se reactiva cuando la inseguridad es percibida como lejana o cercana. En el primer caso, la ciudadanía transita de lo privado a lo público, y en el segundo, materializa la información circundante en acciones concretas de protección civil. Tal proceso supone el encuadre de los medios de comunicación (García, 2012). Es decir, la información relativa a la seguridad es seleccionada de acuerdo con el perfil de las audiencias. La intensificación de los mensajes, editoriales, reportajes o columnas de la televisión, radio y prensa, influyen en la opinión pública para infiltrar temas en la agenda pública (Mao, Richter, Burns y Chaw, 2012). El abatimiento del encuadre periodístico sólo sería posible con la construcción de una opinión pública por parte de la esfera civil, pero ésta también es influida por los comunicadores. En efecto, la construcción de una esfera civil protectora de la inseguridad y la negligencia u opacidad del Estado se gesta desde los medios de comunicación. Si se considera que la violencia es generada desde los medios de comunicación y no son éstos los testigos de la violencia, entonces estamos ante un planteamiento que alude al estado y a la ciudadanía como intermediarios de la seguridad más que como generadores o beneficiarios. La seguridad parece estar dirigida desde la mercadocracia más que desde las instituciones o las iniciativas ciudadanas. No obstante, un análisis minucioso del concepto violencia parece mostrar que ésta no sólo es un indicador de inseguridad, sino también de identidad. El concepto violencia atraviesa ambos términos ya que puede ser producto de la ausencia de reconocimiento social, la omnipotencia del Estado, la exclusión social y las asimetrías entre la clase política y demás clases sociales (Acosta, 2010). Es decir, la violencia alude a entornos públicos y privados en los que el conflicto es generado por ausencia de acuerdos, pero también por valores inherentes a la naturaleza humana. La cuestión aquí es fundamental: la seguridad y la identidad son partes fundamentales de la construcción de una esfera civil ya que la inseguridad y la violencia, principales amenazas de su gestación, están presentes en las dimensiones públicas y privadas, macro y micro social (Rodríguez, 2010). Sólo resta analizar una consecuencia de la ausencia de esfera civil: la privacidad. Establecida como un conjunto de
derechos y obligaciones, ésta alude a facultades, libertades (García, 2010), garantías, singularidad, autonomía y capacidades frente a sistemas informativos espías que atentan contra la invisibilidad voluntaria de un usuario de tecnologías de información y comunicación. La sofisticación de dispositivos tecnológicos se ha convertido en un tema central de la agenda personal, ciudadana, política y pública en referencia a los sistemas de seguridad e identidad, así como a la construcción de una esfera civil. La privacidad es un tema esencial para explicar las barreras que impiden la construcción de un escenario de manifestación, discusión, consenso y acción local desde la ciudadanía hasta la esfera de poder político. En este sentido, las tecnologías de información y comunicación son materia de debate puesto que la identidad, en estos escenarios, es sinónimo de exploración más que de compromiso. Tal requerimiento es indispensable para la reflexión pública en torno a la inseguridad o la violencia. Las sociedades, según el estado del arte conceptual, parecen avanzar hacia escenarios de información y comunicación que trastocan su poder de elección y decisión en acciones exploratorias de espacios, inseguridad, violencia o privacidad, pero dependiente de los avances y las innovaciones tecnológicas, la ciudadanía trata de construir una esfera civil que la pueda proteger del crimen y la delincuencia (Latorre, 2011). En tal panorama, el Estado se asume como un actor más en el ajedrez de las iniciativas, vetos y leyes que regulan la incidencia del mismo en la privacidad, aunque la moderación de la identidad está ajustada a la percepción de inseguridad. Por ello, es menester revisar los hallazgos relativos a las relaciones empíricas entre seguridad e identidad. Entre los hechos de privacidad, inseguridad, violencia y exclusión, los medios de comunicación regulan la información relativa a la seguridad y la identidad hasta un punto tal que hacen parecer como prioritarios temas tales como migración, escasez y desabastecimiento de recursos en diferentes escalas. A nivel organizacional, seguridad e identidad son considerados instrumentos de relaciones de poder entre empleados que se distribuyen asimétricamente las funciones para reducir los conflictos. En el ámbito educativo, identidad y seguridad son factores de estabilidad y compromiso conforme la edad se incrementa. Principalmente, el género es factor determinante de la percepción de inseguridad y el ejercicio de la violencia. Sin embargo, los medios de comunicación resultan ser interventores directos y colaterales de las percepciones de
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inseguridad pública al momento de evaluar las estrategias gubernamentales y la acción policiaca contra la delincuencia (García, 2011). Los estudios con respecto a la relación seguridad-identidad parecen mostrar que la construcción de una esfera civil reductora de la inseguridad, violencia y exclusión, está influida por los medios de comunicación. Incluso, la televisión y la prensa se erigen como factores intervinientes del proceso de seguridad ciudadana como privada, en referencia al sistema de seguridad pública. A medida que la ciudadanía busca salvaguardar su integridad, bienes y espacios, los medios de comunicación parecen acotar sus temas de información, debate, deliberación y acción. La identidad ciudadana parece estar influida por mensajes en torno al impacto de las estrategias gubernamentales y sus recursos financieros, humanos y tecnológicos sobre la prevención del delito, la captura de malhechores, la rapidez de los juicios y la ejecución de penas a los delincuentes. En tal escenario, la política de seguridad pública se intercepta con las iniciativas ciudadanas y, como resultado de tal encuentro, la esfera civil es pospuesta hasta que alguna coyuntura amerita su emergencia. En efecto, mientras las políticas de seguridad se consolidan, las iniciativas ciudadanas parecen perder su historicidad temporal y espacial de las que alguna vez subyacieron, pero ahora son transmutadas en spots, mensajes, columnas, editoriales o reportajes sobre la inseguridad. La naturaleza está mediatizada por diversos contextos significativamente diferentes. La naturaleza puede ser representada como contextos de salud o turismo, ciencia, academia, política, agricultura, derecho, industria o comercio, concienciación, gestión o contaminación, desastres, radioactividad, socio-economíay enfermedad, nacionalismo, naturalismo, expansionismo, catastrofismo, sostenibilismo, territorialismo, economismo y legalismo, nacionalismo, regionalismo, localismo, antrópismo, abiótismo, biotismo, clima, energía y agua (González, Pombo, Méndez, Espejel y Leyva, 2011). Los contextos incluyen actores tales como: comunidades, funcionarios, ecologistas o expertos. Los contextos y los actores están relacionados directa y significativamente. Comunidad con desarrollo y bienestar. Funcionarios con desarrollo, sustentabilidad, libertad y solidaridad. Ecologistas con sustentabilidad y libertad. Expertos con desarrollo y solidaridad. Incluso, los contextos determinan las acciones de los actores. Las situaciones del acuífero, las tarifas, el abasto y la restauración inciden en las manifestaciones de demanda.
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La naturaleza está mediatizada por una heterogeneidad de encuadres. Plan hídrico, energía nuclear, fiebre aftosa, radiaciones y vacas locas, perceptibilidad, racionalidad, moralidad y prescriptividad, deshidratación, riesgos, muertes, tarifas, cortes y cobros indebidos, protesta ambiental. Si los estudios del efecto agenda se avocan a explicar las relaciones existentes entre los contenidos de los medios de comunicación, los temas de opinión pública y los rubros de las políticas públicas, los estudios del efecto encuadre advierten que el estilo de encuadre y penetración mediática incide directamente en la socialización de la ciudadanía (Gu y Goldfarb, 2010). Se trata de un círculo vicioso o virtuoso en el que la difusión de los hechos es un indicador de ingobernabilidad o democracia que retroalimenta los temas de discusión de la agenda ciudadana. Con referencia a la amplitud de los medios de comunicación, los regímenes autoritarios parecen construir relaciones de desconfianza y las democracias parecen construir relaciones de confianza entre los ciudadanos, los medios y la Res política (Orozco y Franco, 2012). Groshek (2011) encontró relaciones positivas y significativas entre tres medios de comunicación (televisión, radio y prensa) con respecto a la situación sociopolítica de 122 países. A medida que el encuadre y penetración de los medios se intensificaba, contribuía con el aumento de prácticas democráticas. Las diferencias existentes entre la televisión, radio y prensa corroboraron el supuesto en torno al cual los medios de comunicación contribuyen en la construcción de una democracia participativa. En el caso de la prensa, su reducido encuadre se diferenciaba respecto a los niveles de expectación correspondientes a los otros dos medios de comunicación. La amplitud del encuadre y penetración mediática parece ser el factor que más incide en la construcción de una democracia participativa. Sin embargo, Wirth et al. (2010) llevaron a cabo un estudio en el que correlacionaron la prominencia de los argumentos mediáticos, públicos y políticos. Establecieron asociaciones positivas entre los argumentos públicos y políticos con los argumentos mediáticos en tres niveles de amplitud: baja, mediana y alta. Al comparar los discursos mediáticos de alta y baja influencia, los autores encontraron que las asociaciones fueron significativas en un solo nivel de amplitud intermedio, ni muy alto ni muy bajo. Es decir, la influencia de los medios en la opinión pública y las campañas políticas sólo se torna significativa en un nivel de encuadre intermedio. Aquellos medios de comunicación
Cruz García-Lirios, Javier Carreón-Guillén, Jorge Hernández-Valdés, Silvia Mejía-Rubio, Erle García-Estrada y José Francisco Rosas-Ferrusca
con una amplia difusión o baja amplitud no influyeron significativamente en los discursos públicos y políticos. Tales hallazgos son relevantes para el presente estudio ya que en el caso de los medios impresos, aquellos de circulación nacional o circulación local podrían no influir en la opinión pública de una demarcación. A diferencia de los estudios del efecto agenda, los estudios del efecto encuadre observan que el estilo de comunicación incide más que la amplitud del medio. A partir del supuesto según el cual el establecimiento de la agenda estaría indicado por efectos de encuadre más que por la correlación entre los contenidos mediáticos y los temas de opinión pública, García (2014) llevó a cabo un trabajo de sistematización de los encuadres noticiosos y encontró una relación positiva con los temas de opinión pública. La intensificación de editoriales y notas alusivas a un conflicto bélico en tres periódicos de circulación nacional correspondió con el aumento de las actitudes hacia la guerra. Es decir, los medios impresos encerraban sus noticias con frases críticas a la actuación del gobierno español frente al conflicto EU-Irak. Ello pareció incidir en las actitudes hacia la política bélica de EU, así como en una relación positiva entre el número de encuadres y las actitudes hacia Saddam Hussein. Sólo en el caso del periódico ABC la relación fue negativa ya que la ausencia de editoriales y notas incrementó la actitud hacia el líder de Irak. El efecto encuadre parece tener una relación estrecha con el manejo de la información circundante del tema en cuestión, la formación de actitudes y la toma de decisiones. En el trabajo de Bizer, Larsen yPetty (2010) el efecto de encuadre tuvo una relación indirecta con la intención. A través de la certeza de la fuente, los estilos de encuadre y difusión incidieron sobre las decisiones de los individuos. Al comparar la relación directa con la indirecta, el efecto de encuadre parece haber sido incrementado por la mediación de la credibilidad de la fuente. Es posible suponer que el estilo de información y comunicación de la fuente parece haber influido sobre las decisiones de llevar a cabo un comportamiento vinculado con el objeto de encuadre. En el caso de la inseguridad, el estilo del comunicador podría influir en las intenciones precautorias de las audiencias. En el caso de los medios impresos, los editoriales y columnas de opinión de una fuente confiable podrían incidir medidas de precaución por parte de algunos lectores. En síntesis, los estudios del efecto encuadre parecen ser un puente entre el efecto agenda y el efecto intensidad. A diferencia de estos, los estudios del efecto encuadre
se circunscriben a explicar el efecto de la política de los medios de comunicación sobre la cognición individual. Se trata de un proceso complejo en el que la cantidad de mensajes y expresiones de opinión pública se relacionaríancon los estilos de comunicación y expresión. Incluso, el poder persuasivo de los encuadres parece incrementarse con los estilos implicados en la difusión de un mensaje. Sin embargo, la explicación en torno a la incidencia directa y significativa entre las estrategias de difusión y los comentarios de la opinión pública parece estar afectada por factores diversos. Los estudios del efecto intensidad han establecido relaciones positivas entre la ideología política, el nivel de estudios, el tiempo de residencia y el sexo con respecto al consumo de noticias. También han diagnosticado las percepciones de la ciudadanía con respecto a los contenidos de los medios de comunicación. El efecto de intensidad explica la relación entre los rasgos de difusión y las percepciones, creencias, actitudes, conocimientos, motivos, decisiones y acciones de los individuos. Mientras que las frases de los medios de comunicación respecto a un tema tienen un propósito persuasivo o disuasivo según la fuente y el tipo de receptor, la formación de actitudes obedecería a dos procesos deliberados y espontáneos que ocurren en la cognición personal. Los medios de comunicación pueden difundir mensajes con un contenido ideológico de izquierda o derecha; esta información competiría con otros mensajes que el receptor bien podría internalizar. En el caso de los medios impresos, los lectores tendrían que decodificar frases y mensajes que se ajusten a sus creencias y, llegado el su caso, procesar información contraria a sus expectativas. Tal proceso implicaría una estrategia deliberada, planificada y sistemática, alejada de los lectores pasivos. Considerando que la población lee un libro y medio al año, el procesamiento automático parece explicar el efecto de intensidad. Ahora bien, la percepción ciudadana en torno a los contenidos de la prensa parece estar más próxima a la desconfianza. Flores y Mendieta (2012) encontraron mayores porcentajes en la percepción negativa de la prensa. En su mayoría, los lectores consideran que los contenidos incitan a la violencia. En este estudio, la activación de emociones tales como enojo, tristeza, desagrado e inseguridad, podrían estar relacionados con acontecimientos difundidos por otros medios de comunicación que, al ser asociados con las notas de prensa, complementarían un ciclo de persuasión en el que los medios de comunicación masiva estarían avocados a mostrar escenarios disuasivos de la paz pública.
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El trabajo de Campillo (2012) muestra que la difusión de la seguridad pública es proporcionalmente neutra y supera el sesgo a favor o en contra en la muestra revisada de 1995 a 2007. No obstante, el encuadre de la prensa es considerado como fortuito por la ciudadanía respecto al tema de la inseguridad. Tal hallazgo corrobora la hipótesis según la cual la incidencia de los medios impresos parece ser explicada por un procesamiento automático de la información más que por un proceso deliberado, planificado y sistemático. Es decir, los lectores de la prensa, local o nacional, serían persuadidos por contenidos que incluyen imágenes y frases que activarían experiencias previas de inseguridad, decisiones y acciones improvisadas de prevención. A partir de que la ciudadanía percibe a los medios de comunicación como emisores de contenidos nocivos para la democracia, la equidad y la paz pública, los estudios del efecto intensidad se han avocado a establecer la relación existente entre los mensajes y los receptores. Nisbet, Stoycheff y Pearce (2012) establecieron el efecto directo del uso de internet (género, escolaridad y residencia) sobre la demanda ciudadana de democracia. A medida que los hombres tienen un mayor nivel académico y han permanecido en la localidad, incrementan sus demandas de información relacionada con la democracia. Por su parte, Humanes y Moreno (2012) encontraron que el sexo repercutía en el consumo de noticias relativas a la inmigración, mientras que la ideología repercutía en las noticias alusivas al terrorismo. Tales hallazgos, para los propósitos del presente estudio, podrían ser extendidos a la noción de seguridad pública. A medida que los hombres profesionales y con mayor arraigo son testigos de los hechos de violencia, buscarían información alusiva la delincuencia a partir de las notas informativas de la prensa nacional, regional o local. La activación automática y deliberada de sus decisiones y acciones precautorias podría deberse a la incidencia de acontecimientos sesgados por la prensa. Tal hipótesis podría enriquecerse si se contrastan los contenidos de la prensa local con los periódicos de circulación nacional. En síntesis, los estudios del efecto intensidad parecen demostrar que los contenidos periodísticos, al estar focalizados en las problemáticas locales, activarían emociones que corresponderían con decisiones y acciones imprevistas en sus lectores. El sesgo de los rotativos en su encuadre de los hechos y las diferencias entre los diarios locales, parecen evidenciar un entramado de noticias sin restricción que, a pesar de su sistemática difusión, tendrían efectos diferenciados en los receptores.
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En resumen, el estado del conocimiento ha diversificado el estudio de la delincuencia y su relación con el Estado y la ciudadanía. Se advierte una tendencia al análisis de los factores que explican el auto-concepto sociopolítico delictivo como emblema de narcotraficantes homicidas, secuestradores, violadores, hampones, estafadores, corruptos o genocidas, pero estos estudios han soslayado la dimensión emprendedora de la delincuencia.
Discusión El presente escrito ha propuesto ocho dimensiones para el debate de la delincuencia con tintes sociopolíticos en el marco del cuestionamiento del Estado y sus funciones rectoras y gendarmes. Debido a que en otros trabajos realizados por Carreón (2014) y García (2013), los medios de comunicación son los propulsores de la delincuencia como producto de las fallas del sistema sociopolítico y la ineficacia de funcionarios encargados de velar por la paz pública, en el presente trabajo, los medios de comunicación son actores fundamentales para explicar la construcción de una identidad sociopolítica en la que la inseguridad y violencia son temas desde los que se cuestiona al estado como rector de la vida nacional. Sin embargo, existen procesos o sentidos positivos desde los que se construye una identidad sociopolítica delictiva que está siendo sustituida por un auto-concepto emprendedor del crimen; éste ya es visto como parte de la vida nacional y, cual si fuera un negocio lícito, se infiltra en la relación entre sociedad y Estado. Hoy en día, las organizaciones delictivas han trastocado no sólo las instituciones, sino las organizaciones no públicas desde las que financian sus proyectos de diversificación de negocios, a tal grado que la ciudadanía ya no los estigmatiza, ni los rechaza o evita, sino que los enaltece como una alternativa de desarrollo frente a la impredecibilidad de los mercados. Ahora bien, en referencia a la Teoría de la Política Criminológica (TPC), en la que se estipula el control delictivo por parte del Estado y cuyo impacto en la ciudadanía es la percepción de seguridad (Fondevilla y Quintana, 2013), en el presente trabajo hemos establecido que la identidad sociopolítica es, más bien, el resultado de la influencia de los discursos, ya no presidenciales o institucionales como lo advierte la TPC, sino desde los discursos de la sociedad en referencia al accionar de sus gobernantes y fuerzas del orden público.
Cruz García-Lirios, Javier Carreón-Guillén, Jorge Hernández-Valdés, Silvia Mejía-Rubio, Erle García-Estrada y José Francisco Rosas-Ferrusca
Si el poder discursivo de las élites políticas e institucionales explica el control delictivo, y con ello la conformidad social ante el régimen de gobierno o la forma de Estado, la influencia ciudadana explica la polarización de la sociedad ante un hecho delictivo que afecta a sus sectores y estratos. En la medida en que la opinión ciudadana está divida en cuanto a la condena o el apoyo a las instituciones encargadas de la seguridad, la identidad sociopolítica se disemina en estos grupos, animada por los medios de comunicación, pero sobre todo por los discursos que la ciudadanía construye para entender el incremento de la delincuencia, el aumento de sus percepciones de inseguridad y el sentimiento de indignación que conlleva los casos de impunidad, negligencia, corrupción, nepotismo u opacidad por parte del Estado. En efecto, la TPC explica la diseminación del poder jurídico político, mientras que la Teoría de Identidad Sociopolítica explicita los discursos que reducen o enaltecen las figuras políticas, agentes institucionales y actores políticos ante una creciente percepción de inseguridad.
capturar, procesar y enjuiciar a delincuentes según criterios de seguridad privada y defensa del patrimonio más que de rehabilitación social, o bien, escenarios en los que las instituciones de seguridad son administradas por la iniciativa privada bajo el imperativo de la minimización de costos y la maximización de ganancias. En cualquiera de estos escenarios, la identidad sociopolítica estaría fragmentada en intereses particulares o grupales que no sólo procuran la defensa del patrimonio o la integridad personal, sino el cumplimiento de convicciones o prejuicios que fragmentarían la paz pública. La identidad sociopolítica, a diferencia de la rectoría del Estado, está llamada a explicar los escenarios posibles de seguridad e inseguridad, pero sobre todo a ser un tema central en la agenda pública. En este sentido, el papel de los medios de comunicación es fundamental ya que su encuadre no sólo construye una opinión ciudadana, sino que podría incidir en sus acciones de seguridad privada o en las evaluaciones de la seguridad desregulada del Estado y administrada por actores privados.
Conclusión
Referencias
El aporte del presente escrito consiste en documentar y contrastar la información con respecto a la identidad sociopolítica como un fenómeno resultante de las asimetrías entre sociedad y Estado. La identidad sociopolítica, en el contexto de la seguridad pública, supone un conjunto de representaciones que legitiman la rectoría del Estado en materia de control delictivo. Sin embargo, una vez que la ciudadanía percibe que la corrupción, negligencia, nepotismo u opacidad de sus autoridades están vinculados con la delincuencia organizada, desarrolla percepciones de inseguridad en las que el poder político se difumina y la influencia social se disemina para reproducir la dominación, el control, la indefensión y el conformismo social.
Acosta, J. (2010). Violencia política y derechos humanos. Universitaria, 11, 1-13
En este panorama de poder jurídico-político e influencia sociopolítica, la relación entre gobernantes y gobernados se torna difusa, ya que la sociedad parece estar en la disyuntiva de legitimar la rectoría del gobierno, que incluiría medidas de combate a la delincuencia, frente a la seguridad privada, que supone la inversión de grupos radicales en servicios de video vigilancia. Es decir, los escenarios que se avizoran parecen orientarse desde la reducción de la participación institucional y el exacerbamiento de grupos civiles que tendrían facultades para vigilar, denunciar,
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Percepción de cuerpo e imagen corporal masculina: una revisión narrativa Resumen El tema del cuerpo y la imagen corporal es poco analizado en investigaciones empíricas; éste cuenta con mayor aceptación desde la reflexión filosófica y las ciencias sociales. El objetivo de la presente revisión narrativa es conocer el estado de investigación en torno a la percepción masculina de cuerpo e imagen corporal masculina. Se hizo una revisión narrativa, que incluyó catorce estudios empíricos sobre la percepción masculina de cuerpo e imagen corporal. La búsqueda se realizó en 2009, y se hizo en idioma español, inglés y portugués. El procedimiento se desarrolló en cuatro etapas: búsqueda bibliográfica, sistematización de datos, elección del artículo, análisis y evaluación final. Cabe señalar que no se excluyeron estudios por la calidad de su metodología. Se revisaron 14 estudios empíricos de 10 países y se emplearon técnicas que van desde entrevistas cualitativas a pruebas psicométricas. La revisión incluyó estudios desde los años 1976 a 2009. La percepción masculina de cuerpo e imagen corporal gira en torno a un cuerpo delgado y magro; los hombres se perciben satisfechos con su cuerpo y consideran la masculinidad como un componente propio de la percepción, además de considerarla como un atractivo. Se concluye que la percepción masculina de cuerpo e imagen corporal gira en torno a la masculinidad, características, atractivo físico, factores e ideales, comportamientos, satisfacción e insatisfacción con diferentes partes del cuerpo. Palabras clave: percepción, cuerpo masculino, imagen corporal masculina.
Giovane Mendieta-Izquierdo 1 Fundación Universitaria del Área Andina Bogotá, D. C., Colombia
Abstract The issue of body and body image is rarely analyzed from empirical research. However, it has been more accepted from philosophical reflection and social sciences. The objective of this study was to know the status of research on the perception of male body and male body image. For doing so, a narrative review that included 14 empirical studies on male body perception and body image was done. The search was carried out in 2009. It was done in Spanish, English and Portuguese. The procedure was developed in four steps: literature search, data systematization, items selection, analysis and final assessment. It must be stated that methodological quality was not an exclusion criterion. 14 empirical studies from 10 countries were reviewed - the review included studies from the years 1976 to 2009-. These studies employed techniques ranging from qualitative interviews to psychometric testing. It was found that male body perception and body image revolve around a thin, lean body. Men perceived themselves as satisfied with their bodies. Besides, masculinity is not only considered as a component of perception itself, but as an attractive. It is concluded that male body perception and body image are focused on masculinity, features, physical attractiveness, factors and ideals, behaviors, satisfaction and dissatisfaction with various parts of the body. Keywords: Perception, Male body, Male body image.
Recibido: 24 de Febrero de 2014 Aceptado: 19 de Mayo de 2014
1. Doctor en Ciencias de la Salud Pública Universidad de Guadalajara. Magister en Educación Pontificia Universidad Javeriana. Especialista en Gerencia en servicios de Salud Universidad Cooperativa de Colombia. Terapeuta Respiratorio y Especialista en Auditoria en Salud Fundación Universitaria del Área Andina. Estudios en Filosofía y Letras Universidad de la Salle. Director Maestría en Salud Pública y Desarrollo Social Fundación Universitaria del Área Andina.
Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología l Enero-Junio 2014, Vol. 14 No. 1, pp 17-30 ISSN 1657-3412 (Impresa) l ISSN 2346-0253 (En línea)
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Percepción de cuerpo e imagen corporal masculina: una revisión narrativa
Introducción No hay que decir que nuestro cuerpo está en el espacio, ni tampoco que está en el tiempo; habita el espacio y el tiempo. Le Breton (2002), en su texto La dimensión social y cultural del cuerpo, describe que la existencia del hombre es corporal; el análisis social y cultural del que es objeto, las imágenes que hablan sobre él y los valores que lo distinguen, nos hablan también de las personas y de las variaciones que su definición y sus modos de existencia tienen en diferentes estructuras sociales. Por estar en el centro de la acción individual y colectiva, en el centro del simbolismo social, el cuerpo es un elemento de gran alcance para un análisis que pretende una mejor aprehensión del presente. La percepción masculina es poco analizada desde investigaciones empíricas, en particular, el tema del cuerpo y la imagen corporal son aspectos que tienen mayor aceptación por parte de las ciencias sociales para su análisis y reflexión. Una vez se describa en la presente revisión narrativa la percepción sobre cuerpo en los hombres, se conocerán los campos de trabajo en torno al tema. Se hace evidente el poco interés de realizar estudios que analicen la forma como los hombres perciben su cuerpo, elementos positivos y/o negativos relacionados con la salud desde y la socialización, el reconocimiento del y con el otro; es así como la percepción masculina en torno al cuerpo parece ser un fenómeno poco visible. Se presentan dos apartados: (a) la presentación de la problemática, objetivo de la revisión y metodología; y (b) consolidación de los resultados y conclusiones. El primer apartado desarrolla la problemática de la percepción masculina del cuerpo, reducida a la dimensión de imagen corporal e ideal del cuerpo. Además, en la metodología se describen los elementos propios de la revisión narrativa. En el segundo apartado, se presenta el análisis de estudios empíricos sobre la percepción de cuerpo e imagen corporal masculina, se analizan aspectos relacionados con las características de cuerpo: atractivos físicos de cuerpo, ideales, comportamientos, satisfacción e insatisfacción, aspectos que se desarrollan en la sección de resultados con más detalle. En la percepción masculina de cuerpo, tanto hombres como mujeres están con frecuencia insatisfechos con su figura corporal (Conner-Greene, 1988; Cohn y Adler, 1992). Si bien el estudio del cuerpo masculino no es un fenómeno nuevo, las investigaciones recientes sobre el tema se enfocan
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Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología
en la insatisfacción corporal y en cuestiones respecto a la imagen corporal, aspecto que es de gran importancia para el género masculino (Furnham y Calman, 1998). Así mismo, tanto hombres como mujeres con frecuencia no están satisfechos con las percepciones actuales del tamaño y forma de su cuerpo (Oakes, Slotterback, Carole y Mecca, 2003). Los hombres también pueden experimentar insatisfacción con su físico (Cohane y Pope, 2001; McCreary y Sasse, 2000) es posible que existan otras facetas de la imagen corporal que sean importantes para los hombres (Schooler y Ward, 2006). La literatura reporta menos aspectos sobre la imagen corporal en los hombres, tendencias culturales e ideales de los hombres (Leit, Pope y Gray, 2001). Se ha demostrado que los hombres que son menos masculinos sufren afecciones en la salud mental, pues presentan mayor grado de depresión y ansiedad, en comparación con aquellos que tienen una imagen más masculina (O›Heron y Orlofsky, 1990). Al parecer, la satisfacción con el cuerpo es determinada por aspectos marcados por la cultura y se manifiesta a través de la imagen corporal (Ricciardelli y Mc Cabe, 2001; Cusimano y Thompson, 1997). Las investigaciones demuestran que existen dos grupos de hombres: los que desean un cuerpo más delgado y los que desean un cuerpo más grueso, aspectos que orientan una percepción hacia la insatisfacción (Cohn y Adler, 1992; Tantleff-Dunn y Thompson, 1995), temas que también se han mencionado en publicaciones previas (Mendieta-Izquierdo, 2012). Otro elemento es la experiencia de un yo auténtico en las relaciones con los otros a través del cuerpo (Gillen y Lefkowitz. 2006); es decir, pensar el cuerpo-alma como un todo integrador. La revisión narrativa se toma como herramienta metodológica para el desarrollo de este artículo. Las frases de Merleau –Ponty (1975) y Le Breton (2002) motivan la pregunta: ¿Cuál es la percepción masculina de cuerpo e imagen corporal masculina? Esto sugiere conocer la percepción de cuerpo desde la perspectiva de los hombres para comprender el fenómeno y la realidad en esta población. El propósito de esta revisión se centra en conocer el estado investigativo sobre la percepción masculina de cuerpo e imagen corporal masculina a partir de referencias empíricas, para proporcionar una visión sobre el tema y aportar una herramienta para futuros investigadores. Este trabajo permitió y facilitó un acercamiento al problema del trabajo de tesis doctoral, formulado a partir de la pregunta inicial: ¿Cuál es la percepción de cuerpo de los hombres en ejercicio del sexo comercial en la Zona Metropolitana de Guadalajara, México? Este tema se ha tratado en publicaciones ante-
Giovane Mendieta-Izquierdo
riores (Mendieta-Izquierdo, 2012), pero se hace necesario la búsqueda de más elementos que brinden herramientas empíricas para la mejor comprensión del problema.
Método Tipo de investigación Análisis bibliométrico en que se identificaron publicaciones desde el año 1976 hasta el 2008. Se encontraron tres artículos del año 2001, dos del 2008 y uno de cada uno de los años restantes.
Procedimiento La presente revisión narrativa se desarrolló con el objetivo de conocer el estado de investigación sobre la percepción masculina de cuerpo e imagen corporal a partir de referencias empíricas. El fin es determinar el estado de la investigación, su metodología y temas estudiados. Se desarrolló un procedimiento con etapas definidas así: (a) búsqueda bibliográfica, (b) sistematización de datos, (c) elección del artículo y análisis primario, (d) evaluación y análisis final de los artículos. En la primera etapa se obtiene una lista de artículos candidatos para la revisión. Se llevó a cabo una búsqueda en los índices internacionales MEDLINE e ISI Web of Knowledge. Con ayuda de MeSH Database, se estableció para la búsqueda las palabras clave en inglés: body image (imagen corporal), men perception (percepción masculina), male body (cuerpo masculino), male body image (imagen corporal masculina), belief (creencia). También se realizó una búsqueda con palabras en español: percepción, cuerpo, imagen corporal masculina; y portugués: imagem corporal (imagen corporal), homens percepção (percepción masculina), corpo masculino (cuerpo masculino), imagen (imagen), imagen corporal (imagen corporal), corpo do sexo masculino (cuerpo de sexo masculino), de crença (creencia) y percepção (percepción). Se consultó en las bases de datos electrónicas EBSCO, SciELO y REDALYC. Para la búsqueda se utilizaron los siguientes límites: (a) temporales: publicaciones hasta 2009; (b) idiomas: español, inglés, portugués; (c) tipo de diseño: estudios empíricos sin límite de diseño; y (d) tipo de personas analizadas en el estudio: hombres adultos (hombres jóvenes y adolescentes). Esta primera búsqueda arrojó un listado de 106 referencias. La selección inicial se realizó con la lectura de los títulos
de las publicaciones, se seleccionaron aquellos en los que se hiciera explícito el tema de percepción corporal e imagen del cuerpo masculino. En los artículos donde se presentaba duda respecto al tema de percepción masculina de cuerpo e imagen corporal, se realizó lectura completa de los resúmenes. Se hizo una lista de los estudios potencialmente relevantes, los cuales se identificaron y seleccionaron, para finalmente conformar un listado de 66 títulos. Se incluyeron los estudios empíricos donde se buscó identificar la percepción de cuerpo e imagen corporal masculina. Se excluyeron los estudios cuyo objetivo era valorar la percepción espacial del cuerpo, así como los trabajos aplicados a mujeres y relacionados con percepción de peso y nutrición. Bajo estos criterios se excluyeron: (a) 40 estudios (25 no tenían ninguna relación con percepción e imagen corporal masculina y 15 no se recuperaron en texto completo), y (b) 46 estudios (30 no contemplaban el tema de percepción masculina y 16 no presentaban los resultados de percepción masculina de forma independiente, además de que su análisis incluía población femenina). Ahora bien, las estrategias utilizadas para la recuperación de los textos completos fueron las bases de datos (n=12) y las revistas (n=8), sin solicitud alguna de sobretiro al autor. Se recuperaron 20 estudios. Al revisarlos, seis fueron excluidos por no cumplir con los criterios de inclusión, pues incluían niños en la muestra. Entonces, la lista final estuvo conformada por 14 estudios. Cabe mencionar que el proceso de selección se presenta en la figura 1, diagrama de flujo diseñado de acuerdo con lo sugerido por Van de Voorde (2007). Una vez finalizada la búsqueda, se pasó a la etapa de sistematización de la información recolectada, como lo propone Popay (2006). Se diseñaron matrices con diferentes propósitos. Tras examinar los artículos, se recolectaron los datos de las intervenciones para su posterior análisis. La primera estuvo destinada al análisis bibliométrico para conocer geográficamente la publicación de los trabajos, idioma, año y tipo de revista, para identificar la(s) disciplina(s) desde la(s) cual(es) se aborda el tema de interés. Así mismo, se diseñó una matriz de análisis metodológico para conocer los diseños más utilizados, procedimiento de selección de la muestra, población, variables, instrumentos de medición y tratamiento estadístico de los datos. Además, se diseñó una tercera matriz con el fin de conocer los temas analizados de acuerdo con el objetivo, la población, la duración del estudio, si éste fue o no piloteado, el contexto en
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Percepción de cuerpo e imagen corporal masculina: una revisión narrativa
el que se aplicó, el tema, quién lo expide y los criterios de inclusión y exclusión que se tomaron en cuenta en la selección de los participantes. Finalmente, se diseñaron varias matrices para conocer los temas y subtemas analizados de acuerdo a los objetivos. Estudios potencialmente relevantes identificados y seleccionados para la recuperación (n=106) Estudios excluidos (n=40) No tienen relación con percepción e imagen corporal masculina (n=25). No se recuperaron en texto completo (n=15)
Estudios recuperados para analizar (n=66) Estudios excluidos no desarrollaron el tema (n=46) Asociados a peso y nutrición (n=30). Presentan en sus resultados datos con mujeres (n=16)
Estudios recuperados para analizar (n=20) Estudios excluidos por incluir niños en la muestra (n=6)
Estudios recuperados incluidos en la revisión (n=14)
Figura 1. Diagrama de flujo del estudio. Proceso de selección de los estudios.
En la fase de análisis de datos se realizó: 1. Análisis bibliométrico, donde se incluyeron los 14 artículos de interés con el propósito de brindar un panorama general y un conteo según el lugar de publicación, idioma y tipo de revista. 2. Análisis temático que permitió identificar el estado de las investigaciones sobre la percepción masculina del cuerpo e imagen corporal masculina, hallazgos que reconocen aspectos trabajados sobre el tema en particular. Se agrupan los resultados en siete características centrales de trabajo de acuerdo con los puntos relevantes encontrados en la revisión: • Características de cuerpo masculino: forma de vestir, movimientos corporales al caminar (gestualidad), delgado y musculoso, actividad física y características corporales.
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Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología
• Atractivos físicos de cuerpo: aseo y pulcritud, peso adecuado, contextura delgada, talla alta, masa muscular, cabello, menos pelo en la espalda y pene más grande. • Ideales de cuerpo: alto, musculoso, magro, peso más ligero y vello corporal. • Factores que influyen en ideales de cuerpo: mujeres, medios de comunicación, normas sociales, pareja y compañeros potenciales e imagen. • Comportamientos en torno al cuerpo: actividad física, alimentación regulada, cuidado de la salud y dieta. • Satisfacción con partes del cuerpo: piernas, cara, peso, alto, torso, pelo, delgado, musculoso, IMC adecuado, menos pelo en espalda. • Insatisfacción con partes del cuerpo: más delgado, pecho, abdomen, más alto, más masa muscular, poco cabello, pelo en espalda y tamaño del pene.
Resultados Análisis bibliométrico Se identificaron publicaciones desde el año 1976 hasta el 2008. Se encontraron tres artículos del año 2001, dos del 2008 y uno de cada uno de los años restantes (tabla 1). El rango de autores por publicación es de uno a nueve, con un promedio de 2.9 autores por publicación. Se identificaron 21 autores de género masculino y 20 de género femenino, por lo que no hay diferencia significativa de género en los investigadores que abordan el tema. Lugar de publicación. Se identificaron 18 autores de Estados Unidos, siete de Japón y un menor número en los siguientes países: Australia, Vietnam, Canadá, México, Irlanda, Italia y España (tabla 2). Se identificaron 41 instituciones y universidades a las que están adscritos los investigadores; también, se tiene en cuenta el trabajo interinstitucional (tabla 3). Dos trabajos cuentan con colaboración internacional: la investigación de Austin et al. (2009), desarrollada entre Estados Unidos y Canadá, y el estudio de Sánchez-Villegas et al. (2005), realizado con colaboración de España, México e Irlanda. Por otra parte, 12 de los 14 artículos cuentan con coautoría y tan solo dos se identificaron con único autor: el trabajo de O’Dea (1999) de la Universidad de Sídney, Australia; y el trabajo de Lippa (1983) de la Universidad de California.
Giovane Mendieta-Izquierdo
Tabla 1 Número de estudios por año que fueron incluidos en la revisión.
Tabla 2 Países representados y número de autores.
Año
Artículo
País
Número de autores
1976
1
Australia
3
1983
1
1987
1
Japón
7
1992
1
Estados Unidos
18
1996
1
Vietnam
1
2001
3
Canadá
2
2003
1
México
1
2004
1
2005
1
Irlanda
2
2006
1
Italia
3
2008
2
España
2
Total
14
Total
39
Tabla 3 Instituciones representadas y número de autores. Institución
# Autor
Institución
# Autor
Flinders University, South Australia.
3
University of Parma. Italy
2
University of Shizuoka Japón.
1
University of Scranton
2
University of Tukoshima Japón.
1
Old Dominion University
2
National Institute of Health, Phoenix. EEUU
1
Submarine Base King s Bay.
1
Nutrition Center of Ho Chi Minh. Vietnam.
1
University of South Australia
2
Junior College of Kagawa Nutrition University. Japón.
1
Dpto.de Epidemiología y Salud Publica
1
The edaction Board of Toyama Prefecture. Japón.
1
2
The edaction Board of Tochigi Prefecture. Japón.
1
Dpto. Fisiología y Nutrición de la Universidad de Navarra. Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán.
1
International Nutrition Ochanumizu University. Japón.
1
University of Ottawa. Canadá
2
Institute of European Food Studies, Trinity College, Dublín. Triniti College, Irlanda.
1
Coastal Carolina University
1
University of California, San Francisco
1
University of South Carolina
1
American Psychological Association.
3
Clemson University.
1
University State of California.
1
El Paso Texas University
1
Western Washington State College
2
Escuela Nacional de Antropología e historia
1
Total de Autores por institución
39
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Percepción de cuerpo e imagen corporal masculina: una revisión narrativa
Idioma. La mayor parte de los artículos están publicados en idioma inglés (n=13, 92%) y el resto, en español (n=1, 7%). 11 artículos fueron publicados en su idioma oficial, inglés, (9 son de Estados Unidos, uno de Australia y Canadá) y uno en español (Publicado en México). Los dos artículos restantes son publicados en inglés, aunque el idioma oficial del país donde se llevó a cabo la intervención es otro: el japonés y el español, este último con colaboración internacional de Irlanda. No se encontraron estudios en portugués. Tipo de revista y factor de impacto. La publicación de los artículos por tipo de revista es diversa. Se identificaron siete publicaciones en revistas de Psicología, dos aparecen en revistas multidisciplinares, y cinco en revistas disciplinares (dos de nutrición y tres de medicina y salud sexual). Se identificaron cuatro revistas con factor de impacto, de las cuales tres son del área de Psicología ( Journal of Health Psycology, Current Psychology y Journal of Social Psychology), y una es especializada en salud masculina (International Journal of Men’s Health). Las revistas restantes no cuentan con factor de impacto. Indicadores de desempeño. Se identificó el trabajo de dos mujeres, Cohn y Adler (1992) de la Universidad de El
Paso Texas y la Universidad de California, respectivamente, con 72 citas identificadas en ISSI, seguidas por Thompson et al. (1996), con 54 citas, Sánchez-Villegas et al. (2001), con 15 citas, y Tiggeman et al. (2008) y Sano et al. (2008), con cinco citas respectivamente. El resto de autores no son reconocidos en la base de ISSI.
Metodología y temas centrales de los estudios incluidos en la revisión Los 14 estudios incluidos en la revisión variaron en lo que respecta a los temas abordados; sin embargo, los métodos y técnicas utilizados se mantienen constantes. 11 artículos son de tipo cuantitativo y tres de tipo cualitativo. Las técnicas utilizadas en los estudios cuantitativos, diseño, muestra, población y análisis de resultados se describen en la tabla 4. Cabe señalar que cuatro estudios no describen el análisis estadístico y tres no aluden a los criterios de selección de la muestra. La metodología utilizada en los tres estudios cualitativos incluidos en la revisión se describe en la tabla 5, se incluye una investigación con diseño fenomenológico y otra que utiliza técnicas propias de la antropología. La entrevista es la técnica utilizada en estos estudios.
Tabla 4 Metodología utilizada en los estudios cuantitativos encontrados.
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Diseño
Instrumento
Brown & Noles. 2001
Descriptivo
Cuestionario
Aleatoria
Estudiantes. EEUU Participantes del estudio realizado por Noles Cash, y Winstead
Regresión correlación de Parsons
Cohn & Adler. 1992
Transversal
Cuestionario
Intencional a conveniencia
Estudiantes de primer año de la clase de artes Midwestern College EEUU
No se describe
Jackson, Sullivan & Rostker. 1987
Descriptivo
Cuestionario
No se describe
Estudiantes que hayan participado en estudios de percepción. EEUU
Multivariado
Mahoney & Finch. 1976
Descriptivo
Cuestionario
No se describe
Estudiantes de manera voluntaria. EEUU
No se describe
Pruneti, Fontana & Bicchieri 2004
Descriptivo
Cuestionario
No se describe
Estudiantes de secundaria provenientes de Livorno, Lucca, Parma y Siena. Italia
No se describe
Lippa, R. 1983
Descriptivo
Cuestionarios
Aleatorio
Estudiantes de curso introductorio a psicología. EEUU
Regresión
Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología
Muestra
Población fuente y País
Análisis estadístico
Autor, año
Giovane Mendieta-Izquierdo
Autor, año
Diseño
Instrumento
Oakes, Slotterback, Carole & Mecca. 2003
Descriptivo
Sánchez-Villegas, et al. 2001
observacional, Cuestionario transversal
Encuesta
Muestra
Población fuente y País
Análisis estadístico
No se describe
Estudiantes del curso Fundamentos de Psicología
No describe
Aleatoria
Adulto Joven. (una encuesta paneuropea sobre el Consejo de Peso y actividad física) Unión Europea.
regresión logística, multivariado
Sano, et al. 2008 Comparativo
Cuestionario
Aleatorizado estratificado
Adolescentes Lugar del estudio: Japón y Vietnam
T student, chi Cuadrado
Tiggemann, Martins & Churchett. 2008
Cuestionario
Aleatorio intencional y voluntario por convocatoria.
Adulto Joven del sur de Australia
No se documenta
Cuestionario
Aleatorio estratificado
Estudiante hombres adolescentes de la clase de educación física. EEUU
Método de Bonferroni para comparaciones múltiples.
Thompson, & Sargent. 1996
Descriptivo
Descriptivo
Tabla 5 Metodología utilizada en los estudios cualitativos. Autor, año
Diseño
Bottamini, No se G., & Ste- describe Marie, D. M. 2006
Córdova Plaza, R. 2005
Perspectiva del sujeto analizada • Influencias percibidas. • Comportamientos • Métodos para ganar tamaño. • Motivaciones • Componentes psicológicos. • Percepción de las consecuencias psicosociales
Antropo- • Cuerpo como espectáculo lógico • Características masculinas. • Cuidado de la imagen • Masculinidad • Cuerpo como frontera
Philips, J., Fenome- Cuerpo e imagen, satisfacción con & Drum- nológico el cuerpo, lectura del estilo de vida mond, M. actual, percepción de talla ideal, J. N. 2001 dieta y comportamiento, niveles de actividad física, y razones para hacer ejercicio, uso de esteroides y noción personal de masculinidad, aspectos relacionados con la interacción con los clientes y asesoramiento profesional
Rasgos de los sujetos
Instrumento Nombrado
Descrito
Análisis nombrado
Hombres de 18 a 25 años, convocados mediante cartel
Entrevista semiestructurada en dos momentos
3 fotografías de figura masculina y un cuestionario demográfico
Hombres de 21 a 28 años en ejercicio del sexo comercial
Entrevista a profundidad abierta y semidirigida
Se realizan varias No se describe entrevistas a los individuos en sus sitios de desempeño de actividades
Hombres de 27 -42 años. De 1 a 8 años de experiencia en sus empleos de tiempo completo menos 1, con cargos de gestión de personal.
Grupo focal y entrevista semi-estructurada
Si
Inductivo en unidades descriptivas el análisis fue examinado por tres investigadores.
Transcripcionescodificadas para el análisis manualmente y de forma independiente, y analizadas por cada autor
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Percepción de cuerpo e imagen corporal masculina: una revisión narrativa
Temas centrales Percepción de las características del cuerpo masculino. Seis estudios analizan este aspecto, aunque los investigadores se aproximan desde diferentes ángulos. Autores como Lippa (1983) describen que 86% de los hombres consideran que la masculinidad está dada por el cuerpo. En Estados Unidos, Jackson y Rostker (1987) encontraron que los hombres perciben favorablemente la actividad física; así mismo, predomina la actividad en los hombres más masculinos, así como el aumento de la fuerza, aspecto que tiene gran importancia en la percepción de los hombres. Philips y Drummond (2001) coinciden con estos hallazgos, pues encuentran que la composición corporal, el equilibrio entre la masa muscular y la grasa corporal, tiene una fuerte relación con el mantenimiento de un cuerpo delgado y musculoso; es decir, se estableció que la musculatura y la delgadez son los aspectos más importantes de un físico que refleja masculinidad. Este elemento también es reconocido en el estudio de Córdova Plaza (2005), realizado en sexo servidores mexicanos. Allí se describe que las características muy masculinas giran en torno a la juventud, la belleza física y la exhibición de musculatura como aspectos importantes para ingresar a la prostitución. Lippa (1983) describe que los hombres cubren una amplia gama de percepción sobre la masculinidad; esto se refleja en el ancho de la espalda (94% de los individuos identificaron el cuerpo masculino con el ancho de la espalda). En este estudio, los efectos de la masculinidad parten de la percepción de los órganos externos del cuerpo, en particular la cintura y la espalda. Por otra parte, la investigación de Philips y Drummond (2001) establece que la percepción de satisfacción y buena autoestima del cuerpo en los hombres se da en relación con un cuerpo delgado, musculoso y con actividad física; en este estudio, los hombres habían alcanzado un alto nivel de meso morfía, dando la impresión de co-correspondencia en la percepción con respecto a sus cuerpos; estos hombres perciben que su cuerpo es perfecto para la labor que desempeñan. Los hombres que participaron en este estudio le dieron gran importancia a la estética física y la delgadez; en esencia, deseaban tener un bajo nivel de grasa corporal. Para ellos, la estética es muy importante, pues la relacionan con una filosofía y un estilo de vida saludable. En el estudio de Córdova Plaza (2005), se identifican aspectos sobre el estilo de vida en relación con el auto cuidado. Los participantes del estudio reconocen que deben cuidar la imagen de súper-macho, en relación con: músculos, salud, cuerpo y
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Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología
tratar de dar una imagen bonita. Este aspecto coincide con el estudio de Brown y Noles (2001), quienes describen las percepciones de los hombres en torno al aseo y el estilo de la ropa que son reconocidas como atractivas para ellos. Los atractivos corporales relativamente significativos están relacionados con la pulcritud y el vestuario (ropa limpia). Percepción de atractivos en torno al cuerpo. Siete estudios exploran los aspectos relacionados con este tema. Brown y Noles (2001) identifican la masculinidad como un atractivo percibido en los hombres. El estudio de Córdova Plaza (2005) refiere la exacerbación de la masculinidad en términos de discurso, apariencia y gestualidad, aspectos reflejados a través del cuerpo. El estudio de Brown y Noles (2001) también identifican elementos de masculinidad percibidos por los hombres reflejados en: ropa suelta, apretada y una torpeza natural del movimiento del cuerpo, con una varianza significativa por encima del 60%, aspectos que son percibidos como predictores significativos de masculinidad. Estos tres estudios coinciden en que el atractivo en los hombres se percibe por ser más masculinos. Otro aspecto relevante en torno a la masculinidad se relaciona con lo descrito por Cohn y Adler (1992), quienes describen la correlación de fuerza con masa corporal como atractivo físico, así como una tendencia exagerada de forma atractiva, dada por una figura larga, peso por debajo del esperado y cambios en la imagen corporal. Estos resultados coinciden con el estudio de Philips y Drummond (2001), donde se reporta que los hombres experimentan una presión insistente para ser delgados y atractivos. Se destaca la percepción de que la grasa es mala y la preocupación implícita de que el buen estado de salud del individuo se traduce en poca grasa corporal. Esta situación también es descrita en el estudio de Sano et al. (2008), donde 65% de los japoneses y vietnamitas perciben su peso como adecuado. En cuanto a la percepción de índice de masa corporal, 14% la considera baja; 70%, adecuada; y 15%, alta. Se identificó una oposición entre el peso actual y el tamaño. Aquí, 19% considera que su peso actual es bajo; 64%, que es adecuado; y 14% se percibe con sobrepeso. Oakes, Slotterback, Carole y Mecca (2003) también reportaron aspectos relacionados con el peso. Según esta investigación, algunos hombres se perciben como demasiado delgados, con sobrepeso y con peso mucho más ligero; esto indicaría que la percepción de delgadez es excesiva para los hombres. Este aspecto también se reconoce en el estudio realizado en adolescentes por Pruneti, Fontana y Bicchieri (2004). Estos autores reportan que el 48% de los hombres está satisfecho
Giovane Mendieta-Izquierdo
con su peso, el 24% desea ser más delgado, el 10% hace dieta, el 19% ha hecho alguna dieta y el 38% estaba en dieta en el momento en que se realizó el estudio. En estas investigaciones, se destaca que los hombres desean tener un peso menor que el actual. Finalmente, el estudio de Tiggemann, Martins y Churchett (2008) refiere que el tamaño del cuerpo, la masa muscular, la cabeza llena de cabello, la menor cantidad de pelo en la espalda y las nalgas, la estatura y el tamaño del pene, son considerados al menos como moderadamente importantes en la auto-percepción del atractivo físico. No obstante, las comparaciones de seguimiento por pares en el mismo estudio indicaron que el peso corporal y la musculatura se consideran significativamente más importantes que otros aspectos corporales. Después del peso y la musculatura, los siguientes aspectos importantes fueron: cantidad de pelo en la cabeza, estatura, tamaño del pene y vello corporal. Percepción de un ideal de cuerpo. Dentro de los estudios incluidos en la revisión, se identifican siete que analizan el tema con diversidad de aspectos. El estudio de Bottamini y Ste-Marie (2006) reporta que la percepción ideal se relaciona con un cuerpo alto, musculoso y magro. Sin embargo, se puso de manifiesto por parte de los participantes que el deseo de ganar músculo no se debe confundir con la percepción de una imagen hipermusculosa. En general, los autores reportaron que los hombres desean una forma de cuerpo que no coincide con su constitución actual. Otro elemento que se reconoce es el descrito por Cohn y Adler (1992), quienes expresan que los hombres desean ser mucho más delgados en un 38%, situación que se asocia con la percepción de peso. Este aspecto también fue descrito por Sano et al. (2008), cuyo estudio arrojó que el 21% de los hombres considera que es delgado; el 49%, que su peso es normal; y el 23%, que sufre de sobrepeso. Por otra parte, Philips y Drummond (2001) reportan que los hombres perciben que alguien con sobrepeso no debe trabajar como líder o dirigiendo personal; así mismo, establecen que es ideal tener buen estado físico, así como niveles altos de forma y fuerza para realizar movimientos vigorosos. En el estudio de Tiggemann, Martins y Churchett (2008), se reporta inicialmente que los hombres querían ser más altos y delgados, con más masa muscular, más cabello y un pene más grande, pero querían tener menos pelo en la espalda y las nalgas; la comparación es estadísticamente significativa. Los autores también describen los contrastes al comparar el ideal del mismo hombre con lo que pensaban los demás
hombres y con lo que ellos perciben que quieren las mujeres y encuentran más atractivo. Por la primera comparación, los hombres creen que los demás hombres tienen un ideal de hombre menos delgado, con más fuerza muscular y más vello corporal, así como con mayor estatura y un pene de mayor tamaño. No se encontró diferencia significativa entre el ideal de hombre que se espera y el que se percibe por parte de las mujeres, excepto en lo que respecta a la estatura. Los hombres pensaban que a las mujeres se les atrae al ser más altos. Estos resultados son similares a los descritos por Thompson y Sargent (1996), donde se reconocen las normas sociales dadas por los amigos para el tamaño ideal de hombre para sus amigas. Los autores reportan diferencias significativas: los sujetos de raza negra perciben que sus amigas desean un tamaño más grande de cuerpo masculino, con respecto a los sujetos de raza blanca. Se describen las normas sociales de los amigos hombres para el tamaño ideal del cuerpo del hombre y el tamaño del cuerpo de sus amigos varones al que más desea parecerse; sólo en la raza negra se encontró que ellos perciben significativamente que sus amigos hombres desearían un amigo hombre de mayor tamaño, respecto al tamaño de ellos. Por el contrario, en lo que atañe al peso, en el estudio de Oakes, Slotterback, Carole y Mecca (2003), se encontró que los hombres perciben que el hombre blanco tendría que pesar 215 libras, lo que es considerado como sobrepeso pues está 50 libras por encima del punto de corte del índice de masa corporal para exceso de peso. Este aspecto también se reconoce en el estudio de Sánchez-Villegas et al. (2001), en donde se reporta que los hombres subestiman su peso. Percepción de los factores asociados que influyen en los ideales corporales. Cuatro autores analizan este aspecto. En el estudio de Bottamini y Ste-Marie (2006), se describen las influencias percibidas por los hombres. Tres factores influyen en la percepción de un cuerpo ideal: los medios de comunicación, compañeros potenciales, y compañeros o amigos. Otro elemento sobre la percepción de motivaciones en torno al cuerpo en este estudio es ser aceptado por otros, dar una buena impresión y ser competitivo con otros hombres, aspecto que también es reconocido en el estudio de Thompson y Sargent (1996). En esta investigación se describen las normas sociales de los amigos, respecto al tamaño del cuerpo. No obstante, en el estudio de Bottamini y Ste-Marie (2006), los autores afirman que muchos hombres reconocen que si bien tener buen cuerpo se correlaciona con una mayor posibilidad de
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Percepción de cuerpo e imagen corporal masculina: una revisión narrativa
atraer a una potencial pareja, tal factor no es determinante para establecer una relación. Por otra parte, los compañeros son una fuente notable de influencia corporal, y la burla, bien en torno al sobrepeso o al bajo peso, ejerce presión, principalmente en los jóvenes. En otro estudio cualitativo se identifica este aspecto, reflejado en los sentimientos positivos de la pena corporal, autoestima, construcción social y autosatisfacción. Sin embargo, tres hombres perciben que por lo menos parcialmente están impulsados por la necesidad profesional para proyectar una determinada imagen (Philips & Drummond, 2001). Este factor también es reconocido por Bottamini y Ste-Marie (2006), en lo que respecta a las dimensiones sociales y los aspectos relacionados con la profesión. Estos elementos constituyen las motivaciones para realizar actividad física y/o asumir conductas alimentarias para ganar tamaño y/o para bajar de peso y para el mantenimiento, situaciones que favorecen aspectos de salud física y psicológica. El estudio de Córdova Plaza (2005) describe el cuerpo como espectáculo dentro del trabajo del sexo servidor. Aquí, el cuerpo es foco de atención, se relaciona el baile masculino como espectáculo y se reconoce el cuerpo como frontera, espacio simbólico de lo que se es, pero también de aquello que pretende diferenciarse del otro. Comportamientos percibidos en torno al cuerpo. Son cinco los estudios que abordan este aspecto. Diferentes elementos se perciben como comportamientos realizados por los hombres en torno al cuerpo, comportamientos que son asociados con la salud. En el estudio de Oakes et al. (2003), los autores identifican que el 18% de los hombres reportó haber hecho dieta en algún momento de la vida, tanto para ganar como para perder peso. Cabe mencionar que el estudio de Bottamini y Ste-Marie (2006) toma en consideración aspectos relacionados con la alimentación. Esta investigación hace alusión al empleo de conductas para generar efectos en cuanto a ganancia muscular, pérdida de peso, o mantenimiento del peso actual. Aunque la actividad física y los comportamientos relacionados con la alimentación se encuentran entre las principales estrategias que vale la pena señalar, la elusión y conductas relacionadas con la apariencia también fueron relevantes para algunos de los participantes. El estudio de Sánchez-Villegas et al. (2001) encontró que un mayor número de horas dedicadas al ejercicio estaba inversamente relacionado con la probabilidad de una percepción correcta de la imagen corporal. Aquí, los investigadores analizaron la relación entre la percepción y la actividad física. Se identificó que los sujetos que realizan
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actividad física tienden a tener más precisión para elegir su imagen real. Los hombres que realizaban actividad moderada (1 ± 4 semanas h) fueron quienes mejor percibieron su imagen corporal e índice de masa corporal. Otro de los comportamientos que describe el estudio de Bottamini y Ste-Marie (2006) hace referencia a los métodos para ganar musculatura y tamaño corporal. El ejercicio y la ingesta de proteína en forma de polvo y en bebidas e hidratos de carbono es lo que predomina. Los autores también encontraron que para bajar de peso, los hombres consumen más verduras y medicamentos que queman grasa. Otro de los componentes en torno a la percepción de cuerpo ideal, es el psicológico. Los hombres reconocen que un cuerpo ideal les permite una reducción general del estrés, brinda más tiempo para la reflexión y aumenta la confianza. En torno a la salud, se reconoce la creencia en modelos, motivaciones para involucrarse en conductas que son alimentadas por las medidas de salud preventiva. El cuerpo también está relacionado con la competitividad, asociada con el desarrollo muscular y signo evidente de la masculinidad, ya que permite reconocer la percepción de las consecuencias psicosociales (Bottamini & Ste-Marie 2006). Lo anterior coincide con lo encontrado en el estudio de Córdova Plaza (2005), donde se halló que para los hombres es importante cuidar la imagen de súper-macho, los músculos, el cuerpo, cuidarse, cuidar su salud, el cuerpo y tratar de dar una imagen bonita. Por otra parte, Jackson et al. (1987) destacan en su estudio que los hombres con rasgos femeninos están menos interesados en desarrollar actividad física, respecto a otros grupos de hombres. También, encontraron que los hombres indistintamente tienen calificativos de valoración y un comportamiento dominante de acuerdo al estado físico frente a otros hombres. Percepción de satisfacción con diferentes partes del cuerpo. Son siete los estudios que analizan el tema. Se ha encontrado que los hombres se perciben satisfechos con las partes de su cuerpo. Trabajos como el de Bottamini y SteMarie (2006) mencionan que muchos de los participantes expresan un nivel favorable de aceptación de la forma de su cuerpo. Así mismo, Pruneti, Fontana y Bicchieri (2004) reportan que, en lo que respecta a la percepción de cuerpo, 75% de los hombres se percibe como satisfecho; 5%, como muy feliz; 25%, como muy satisfecho; y 45%, como satisfecho. Además, en relación con el peso, 48% se considera satisfecho.
Giovane Mendieta-Izquierdo
En este estudio, los autores encontraron 82% de respuestas positivas; se evidencia que 46% de los hombres se percibe con una estética satisfactoria. 31% se considera guapo y 5%, muy guapo. En la investigación de Philips y Drummond (2001), también se reporta que la percepción de satisfacción y autoestima es buena, en relación con la delgadez y la musculatura. Estos autores también reconocen que los hombres declararon estar felices o muy contentos con su cuerpo. Este aspecto también fue identificado en el estudio de Sano et al. (2008), donde se reporta la satisfacción de los hombres con su peso actual. Finalmente, el estudio de Sánchez-Villegas et al., (2001) también demuestra que los hombres perciben su imagen corporal como satisfactoria. En relación con las partes del cuerpo, Mahoney y Finch (1976) identifican seis factores sobre la percepción de satisfacción con las diferentes partes del cuerpo. Aquí, los hombres perciben satisfacción con varios aspectos corporales. En general, se encuentran satisfechos con las piernas, la cara, el peso, la estatura –talla- y el torso, elementos que se observan en el cuadro (6). En este punto, un aspecto que no se reconoce en ninguno de los estudios anteriores es el descrito por Tiggemann y Churchett (2008), en donde se identificó que la parte del cuerpo con la que la mayoría de los hombres están satisfechos es con el cabello. Tabla 6 Factores sobre la percepción de satisfacción de las partes del cuerpo. Factor
Percepción de satisfacción Partes del cuerpo
Piernas
Muslos 87%
Forma de la pierna 84%
Rodillas 63%
Cara
Características faciales 79%
Ojos 73%
Nariz 73%
Peso
Cintura 90%
Peso 80%
Cadera 53%
Altura - Talla-
Baja 85%
Alta 58%
Torso Cabello y tono de voz
Ancho de la Tamaño del espalda79% cuello 76% Color 9%
Tono de voz 65%
Dientes 61%
Circunfe- Tamaño rencia del del pie pecho 52% 56%
Otros aspectos que se asocian con el cuerpo y que se describen como satisfactorios en cuanto a la percepción que se tiene de ellos son los que mencionan Sánchez-Villegas et al. (2001). En este estudio, los hombres se perciben mejor a sí mismos si tuvieran más edad de la actual y no tuvieran hijos. La autopercepción de la imagen corporal de estos hombres fue afectada por las actitudes y las variables relacionadas con el estilo de vida. Así como los hombres ex fumadores tienden a percibirse mejor que los fumadores actuales o los no fumadores, en este estudio se reconoce que quienes mejor perciben su cuerpo se encuentran en el nivel más bajo de escolarización, elemento que no se describe en ninguno de los estudios incluidos en la revisión. Percepción de insatisfacción con partes del cuerpo. Se encuentran seis trabajos que reportan elementos de percepción de insatisfacción. En el estudio de Pruneti, Fontana y Bicchieri (2004), los autores identificaron la percepción estética masculina como insatisfactoria en el 18% de los casos. El 14% de los hombres se percibe como feo y el 4%, como horrible. En el estudio de Mahoney y Finch (1976), se describe que los hombres no están satisfechos en lo que respecta a la percepción de su imagen corporal, así: el 16% con las características faciales, el 15% con las piernas, el 11% con el peso, el 9% con el torso y el cabello, y el 8% con la estatura. Estos aspectos coinciden con lo descrito en el trabajo de Philips y Drummond (2001), en donde los autores detallan que los hombres sólo sentían un ligero grado de insatisfacción con alguna parte del cuerpo. No obstante, los resultados del estudio coinciden con el anterior cuando se mencionan aspectos en torno a la insatisfacción corporal, en particular en lo que atañe al pecho, el abdomen, la estatura y el deseo de tener las piernas más grandes. Las preocupaciones de los hombres en este estudio son la composición corporal, el equilibrio de los músculos, la grasa corporal y el mantenimiento de un cuerpo delgado y musculoso. Esto también es descrito por Tiggemann y Churchett (2008), quienes encontraron que los hombres querían ser más delgados y altos, tener más cabello y más masa muscular, un pene más grande y menos vello en la espalda y las nalgas. En este estudio, se reportó que el 83% de los hombres desea ser más musculoso, el 68% quiere un pene más grande y el 62% prefiere tener menos vello corporal. Además, el 50% quería ser más delgado y el 48% deseaba ser más alto. En relación con lo reportado en estos estudios, los hombres desean ser más musculosos. En la investigación de Bottamini y Ste-Marie (2006), los autores describen que los hombres expresan un cierto nivel de culpabilidad por perder alguna rutina de ejercicio, aunque esta culpa no parecía particularmente inquietante para ellos. No
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obstante, algunos hombres han experimentado por lo menos una vez la preocupación por no hacer su rutina. Así mismo, otros han sentido inquietud al tratar de alcanzar la forma corporal deseada y, a su vez, han presentado cierto grado de insatisfacción cuando no esto no se cumple. En lo que respecta al peso, el trabajo de Pruneti, Fontana y Bicchieri (2004) pone de manifiesto que el 30% de los hombres alguna vez consideró que tenía sobrepeso y el 19%, que estaba demasiado delgado. Este elemento también es descrito por Sano et al. (2008), donde se encontró que el 53,1% de los hombres se considera insatisfecho con su peso (28% desea cambiar de peso, 36% quiere perder peso y 29%, ganar). En este estudio, los autores reportan la experiencia de pérdida de peso en el 17% de los hombres. Finalmente, la investigación de Tiggemann y Churchett (2008) también reconoce este elemento dentro de sus hallazgos. La mayor preocupación de insatisfacción se generaba respecto al peso, mientras que la musculatura, el cabello, el vello corporal y la estatura causan menos preocupación.
Conclusiones Se reconocen estudios con diseños y contextos de aplicación diversos, de predominio cuantitativo. El estado investigativo de la percepción masculina gira en torno a los siguientes aspectos: Para los hombres, la percepción de las características de un cuerpo masculino hace parte de elementos propios de la masculinidad. Aspectos como el aumento de la fuerza y la musculatura, y la actividad física en relación con el cuidado de la salud, hacen parte de la percepción de masculinidad en los hombres. La masculinidad también es percibida como un atractivo que se expresa a través de la apariencia, el discurso y la gestualidad. La percepción de atractivos sobre el cuerpo está dada por la masa corporal y la delgadez. Los hombres se preocupan por ser delgados y tener menos grasa, así como por mantener un peso adecuado; además, muchos de ellos desean tener un peso por debajo del actual. En general, los hombres perciben que el peso corporal y la musculatura se consideran significativamente más importantes que otros aspectos relacionados con el cuerpo. La percepción ideal de cuerpo es de un hombre alto, musculoso, delgado y vigoroso. Estos tipos de ideales de percepción de hombre están permeados por los amigos y lo que se percibe que esperan las mujeres. Otro aspecto relevante es que la mayoría de los hombres subestima su peso.
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Los factores asociados con la percepción ideal de cuerpo en los hombres está dada por normas sociales, a saber: aceptación por parte de los otros, causar una buena impresión e imagen, ser competitivos con otros hombres, posibilidad de atraer una potencial pareja, construcción social, autoestima, necesidad de proyectar una buena imagen laboral y profesional. Estos aspectos motivan a los hombres a asumir conductas alimentarias para ganar, bajar y/o mantener su peso y estado corporal, aspectos que pueden redundar en una buena salud física y mental. Los comportamientos percibidos por los hombres en torno al cuerpo están vinculados con la salud: dichos comportamientos están relacionados con nutrición y dieta para ganar, perder o mantener el peso, así como para ganar tamaño corporal y músculo. Así mismo, se tienen en cuenta comportamientos relacionados con la actividad física y el ejercicio; este aspecto es el principal elemento para percibir la imagen correcta del cuerpo. En general, los comportamientos percibidos por los hombres en torno al cuerpo se enmarcan en el modelo de salud preventiva, cuidado de la salud para el mantenimiento del cuerpo, estado físico e imagen corporal. Los hombres cuentan con una percepción de satisfacción con su cuerpo en relación con el peso, la delgadez y la musculatura, así como con las diferentes partes del cuerpo. Dicha satisfacción está asociada con las actitudes, los comportamientos y los estilos de vida; es así como los hombres no fumadores se perciben mejor que los fumadores. Con respecto al nivel de escolaridad, los hombres con menor escolaridad tienen una mejor percepción de sí mismos. No obstante, tales comportamientos y estilos de vida deben ser objeto de más investigaciones en relación con la percepción del cuerpo masculino, ya que sólo un estudio refleja estos aspectos. La percepción de insatisfacción con el cuerpo se percibe en menor proporción entre los hombres. Ésta se presenta en torno a características faciales, expresión estética e imagen corporal, piernas y torso (pecho-abdomen), así como con el deseo de querer ser más delgados, con más masa muscular y menos peso; éste último es el elemento que genera mayor insatisfacción en los hombres. En ninguno de los estudios incluidos en la revisión se encontraron diferencias entre los hombres en cuanto a su nivel socioeconómico. De este modo, se describen estudios sobre el cuerpo ideal, pero se muestran pocos aspectos en relación con la percepción del mismo. La evidencia empírica en torno al tema es poca, y la información existente se ha desarrollado bajo predominio
Giovane Mendieta-Izquierdo
del positivismo; así mismo, las investigaciones con las que se cuenta se enmarcan primordialmente en los métodos cuantitativos. Tan sólo tres referencias se basan en metodologías cualitativas, por lo que se hace evidente el poco uso de estos métodos. El interés de la academia se centra en la población joven, no se reconocen estudios en población adulta; la percepción se centra en ideales de cuerpo, situación que es permeada por aspectos socioculturales. Los amigos y los medios de comunicación son elementos que orientan la percepción. No obstante, cabe señalar que el desarrollo del tema ha tenido una consolidación grande desde lo conceptual y lo teórico. Lo anterior invita a generar un mayor interés por parte de la academia en lo que respecta al desarrollo de estudios empíricos. Este trabajo fue presentado en modalidad de ponencia en el VII Congreso Internacional de investigación cualitativa, de la Universidad de Illinois (Mendieta-Izquierdo, 2011).
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Relación entre procrastinación académica y ansiedad-rasgo en estudiantes de psicología Resumen El objetivo de la presente investigación fue describir la relación entre las variables psicológicas; procrastinación académica y ansiedad rasgo y la influencia de algunas variables sociodemográficas en relación con la postergación de actividades académicas. Para lo cual se aplicaron dos instrumentos: la escala de procrastinación académica (EPA) adaptada por Óscar Álvarez (2010) y el inventario auto descriptivo de ansiedad estado rasgo (IDARE). La muestra estuvo conformada por estudiantes de psicología de la ciudad de Bogotá-Colombia; 73 mujeres y 27 hombres, con edades comprendidas entre 18 y 37 años. En el análisis de resultados en general se encontró que las variables ansiedad-rasgo y procrastinación académica presentaban una correlación positiva, no obstante, las variables sociodemográficas con relación a la procrastinación académica no presentaron diferencias estadísticamente significativas.
Diana Pardo Bolívar1, Luisa Perilla Ballesteros2, Cristhian Salinas Ramírez3 Corporación Universitaria Minuto de Dios Bogotá, Colombia
Palabras clave: Procrastinación, Procrastinación Académica, Ansiedad-rasgo
Abstract The aim of this investigation was to describe the relationship between two psychological variables; academic procrastination and trait anxiety and the influence of socio-demographic variables relating to the postergation of academic activities. For this purpose two assessment scales were applied: the Academic Procrastination Scale (EPA) adapted by Oscar Alvarez (2010) and the self-descriptive inventory of state trait anxiety (STAI): The sample included psychology students at Bogotá, Colombia; 73 women and 27 men, between 18 and 37 years old. In general, results show that trait anxiety and academic procrastination variables exhibited a positive correlation. However, the sociodemographic variables in relation to academic procrastination did not show a statistically significant differences. Keywords: Procrastination, Academic Procrastination, Trait-Anxiety
Recibido: 29 de junio de 2014 Aceptado: 08 de agosto de 2014
1. Docente UNIMINUTO. Psicóloga egresada de la Universidad Nacional de Colombia. Especialista en trastornos afectivos de la Universidad Konrad Lorenz: dianacristina. pardo@gmail.com 2. Universidad Minuto de Dios. Investigación elaborada en el marco de un proyecto de grado para la obtención del título de psicóloga. lperill2@uniminuto.edu.co 3. Universidad Minuto de Dios. Investigación elaborada en el marco de un proyecto de grado para la obtención del título de psicólogo andres.salinas.ramirez@gmail. com, csalina2@uniminuto.edu.co
Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología l Enero-Junio 2014, Vol. 14 No. 1, pp 31-44 ISSN 1657-3412 (Impresa) l ISSN 2346-0253 (En línea)
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Relación entre procrastinación académica y ansiedad-rasgo en estudiantes de psicología
Introducción La postergación de actividades es un comportamiento que se puede asociar con: cambios, incomodidades, exigencias ambientales y/o aversión al cumplimiento, bien sean en el ámbito académico, familiar, laboral, entre otros, como consecuencias causales o probabilísticas. De acuerdo con Burka y Yuen, 1983 (como se citó en Clariana, Cladellas; Badía y Gotzen, 2011) la postergación de actividades generará tensión debido a un sentimiento de culpa, emoción relacionada desde hace tiempo como desencadenante de niveles altos de ansiedad. Lo anterior genera nuestro el interés de comprender cómo el comportamiento dilatorio se asocia con una variable emocional (ansiedad rasgo) ya que, a partir de este y otros subsiguientes estudios se podrán implementar estrategias preventivas e interventivas. Cabe señalar que, pese a que se han realizado varios estudios acerca de este tema, en Colombia no existe una caracterización, ni un estudio epidemiológico sobre el comportamiento de procrastinación (Quant y Sánchez, 2012). Dentro de la literatura encontramos autores que han realizado una revisión histórica de las variables, han establecido relaciones causales con el comportamiento de procrastinación, también se han estudiado las implicaciones y consecuencias de la evitación de tareas. Sin embargo, este campo es naciente y aún falta establecer relaciones con estados emocionales o trastornos como la depresión y la ansiedad.
Procrastinación Antes de que se definiera el concepto de procrastinación, se hablaba de la pérdida o evitación voluntaria e innecesaria de tiempo y cumplimiento de tareas, este comportamiento se entendía como una característica negativa del ser humano. De acuerdo con Ferrari y Tice (2007) y Quant y Sánchez (2012), el concepto de procrastinación hace referencia a la postergación voluntaria de tareas que deben ser entregadas en un tiempo determinado. Este concepto también es conocido como morosidad académica según Aguilar y Valencia (1994), dilación o postergación de actividades y responsabilidades. Antecedentes históricos de la procrastinación. Inicialmente el término procrastinación fue entendido por los griegos como evitación innecesaria del trabajo, lo que implicaba una disminución de esfuerzo y responsabilidad,
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constituyéndose en un hábito peligroso. Adicionalmente, la dilación desde la perspectiva religiosa fue catalogada como un comportamiento pecaminoso ya que se generaba el deseo de la no realización de actividades y obligaciones. En el reino de Babilonia, para el año 1790 Hamurabi estableció una ley para el cumplimiento de tareas en tiempos determinados, con el fin de contrarrestar el comportamiento de postergación de actividades, Akkaya, 2007 (como se citó en Angarita ,2012). El poeta Hesíodo por su parte, en el año 800 antes de cristo asociaba el procrastinar con la ruina, dado que lo concebía como la evitación del cumplimiento de tareas. Para el año 400 antes de Cristo, Tucídides resaltó la preocupación acerca de la procrastinación de los soldados, tildando estas conductas como reprochables ya que para la época un soldado no podía ser caracterizado con estos comportamientos (Steel 2007, como se citó en Angarita, 2012). Cicerón alrededor del año 44 antes de Cristo afirmó que las características comportamentales más despreciables en los ciudadanos se encontraban en la postergación de actividades. Ahora bien, Walker en siglo XVII (como se citó en Angarita, 2012) señala que la persona que procrastina es merecedora de repudio por ello la doctrina religiosa generaba estrategias para luchar en contra de este pecado. Tice y Baumeister (como se citó en Angarita, 2012) refieren que existen estudios empíricos y teóricos que asocian el comportamiento de postergación de actividades con el estrés y la enfermedad orgánica y psicológica, pues la presión ejercida por el tiempo, la omisión de actividades como dormir y comer para realizar la tarea por cumplir generará malestar físico predisponiendo a las personas a la enfermedad. Steel (como se citó en Carranza y Ramírez, 2013) afirma que el primer análisis histórico sobre el concepto de procrastinación fue escrito por Miligram en 1992, donde se manifiesta que las personas adquieren una serie de compromisos que deben ser cumplidos a corto plazo y el no realizarlos conlleva a la postergación de actividades. Takás (como se citó en Angarita, 2012) clasifica a las personas que procrastinan en siete tipos; inicialmente refiere el perfeccionista quien concibe las responsabilidades o tareas como aplazables debido a que no abarcan sus estándares personales. El segundo tipo es el soñador quien se caracteriza por ser divagador y poco realista. El siguiente tipo hace referencia a aquel sujeto que se percibe afectado en los momentos que siente que las cosas están fuera de su control este lo categoriza como el preocupado. El cuarto
Diana Pardo Bolívar, Luisa Perilla Ballesteros y Cristhian Salinas Ramírez
tipo de procrastinador es el generador de crisis, este por su parte disfruta de interacciones asociadas con el aplazamiento. El desafiante es el quinto tipo de procrastinador, este utiliza la agresión como excusa de posible control por parte de terceros. El sexto tipo es el ocupado quien realiza varias actividades al tiempo sin embargo, no culmina ninguna; y por último, el relajado el autor lo describe como el tipo de personas que evita situaciones y actividades que le generan algún tipo de estrés y compromiso. De igual manera Hsin y Nam (como se citó en Quant y Sánchez, 2012) afirman que existen tipos de procrastinadores, sin embargo señalan que en vez de siete tipos se pueden agrupar en dos: pasivos y activos. Los pasivos se caracterizan por no llevar a cabo por completo una tarea, mientras que los activos, actúan mejor bajo presión para cumplir la tarea encomendada, tomando decisiones de forma deliberada. No obstante, Chun y Choi (como se citó Angarita, 2012) señalan que los comportamientos de dilación en los procrastinadores activos son similares a los comportamientos de procrastinadores pasivos, la diferencia radica en el uso deliberado del tiempo, el control de este, la percepción de autoeficacia, los estilos de afrontamiento y los consecuencias finales del rendimiento académico. Según estos autores la procrastinación no siempre se relacionaría con situaciones o efectos nocivos o negativos, sino que esto dependerá de las actitudes e intensidad de las conductas de los individuos. Howell y Watson (como se citó en Angarita, 2012) afirman que los comportamientos de dilación no sólo obedecen a factores intrínsecos sino también se relacionan con variables ambientales externas tales como el ruido, sobre carga de tareas académicas o laborales. Steel (como se citó en Quant y Sánchez, 2012) afirma que la procrastinación se presenta en varios escenarios, como el académico, laboral, político y bancario, donde la finalidad es la misma; evitar de forma voluntaria la consecución o elaboración de una tarea u obligación. Según Timothy (2014) la razón de aplazar actividades se debe a una respuesta emocional negativa en el momento que se enfrenta alguna tarea, siendo esta una reacción pasajera, a la cual el procrastinador se enfrenta con una respuesta de afrontamiento evitativa. La postergación de actividades puede obedecer como lo señala Steel (como se citó en Sánchez, 2012) a cuatro factores motivacionales:
• Expectativa: este factor hace referencia a la perspectiva que se tiene acerca de la tarea a realizar. Si la persona hubiese tenido éxito a la hora de desarrollar una tarea y posteriormente debe realizarla nuevamente se producirá un estado de comodidad, generando en la persona una mayor expectativa. No obstante, si la tarea no ha sido trabajaba con anterioridad o al ser desarrollada sin éxito se producirá un estado de estrés e incertidumbre por consiguiente su expectativa de éxito será menor. Ahora bien, Sánchez (2012) afirma que las personas con exceso de confianza, son más proclives a postergar las actividades, pues tienen la creencia de control, donde el individuo piensa que podrá desarrollar la tarea u obligación sin ningún problema. Con respecto a las personas que tienen menos confianza en sí mismos, tienden a procrastinar más para evitar futuros fracasos. • Valoración: Algunas tareas resultan más placenteras y llamativas que otras, así el sujeto asigna una valoración a cada tarea por cumplir, a partir de la evaluación de una serie de factores (tiempo y herramientas) a la hora de realizar una actividad, de manera que para estas personas, el valor mayor se sitúa en la obtención de un “premio” a corto plazo. • Impulsividad: este factor describe que la persona se ve poco atraída por la realización de la actividad debido a una posible falta de motivación, en consecuencia se tiene una mayor probabilidad de procrastinar, teniendo como resultado un trabajo de mala calidad. • Demora de la satisfacción: Este factor motivacional se asocia con el tiempo de respuesta y los beneficios que puede llegar a generar la consecución de una actividad, donde resulta más gratificante obtener un resultado de forma inmediata que de forma demorada o a largo plazo, aun cuando este pueda ser más reforzante. Steel (2007, citado por Quant y Sánchez, 2012) teniendo en cuenta los factores motivacionales mencionados proponen la siguiente ecuación para inferir un grado de motivación: Motivación = (Expectativa x Valoración) / (Impulsividad x Demora de la satisfacción)
Tipos de procrastinación • Procrastinación familiar: En el área familiar las conductas de procrastinación se pueden entender como la demora voluntaria a llevar acabo deberes
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Relación entre procrastinación académica y ansiedad-rasgo en estudiantes de psicología
del hogar, es decir, la persona posee una obligación y aunque puede tener la intención de realizarla en un tiempo determinado no se encuentra motivado debido a la aversión que le genera el hecho de realizar esta actividad. Klassen, Krawch, Lynch y Rajan (como se citó en Angarita, 2012). • Procrastinación emocional: La procrastinación es un comportamiento cargado de emociones, refiere Ferrari y Emmons (1995, citado por Angarita, 2012) debido a ello, en las personas se encuentran especiales emociones a la hora de procrastinar debido al exceso de energía que evidencian. El hecho de buscar información, organizarla y darla por finalizada y además ser entregada en el tiempo establecido genera en el sujeto una sensación de placer y de motivación. Adicionalmente, Ferrari y Díaz Morales (Como se citó en Naranjo y Gonzales, 2012) refieren que las personas que procrastinan tienden a tener niveles bajos de autoconcepto y autoestima. • Procrastinación académica: Según Ferrari (como se citó en Carranza y Ramírez, 2013) la procrastinación académica se refiere a la evitación voluntaria de responsabilidades y actividades, causada porque los estudiantes realizan las tareas dentro de un tiempo determinado pero no poseen motivación a la hora de ejecutarlas, por percibir estas obligaciones como aversivas. Álvarez (2010) afirma que al menos el 25% de estudiantes presentan procrastinación académica y esta se relaciona con resultados académicos desfavorables, es decir, bajo rendimiento académico, aplazamiento de materias y abandono de cursos. Chan (2011) refiere que la procrastinación en los jóvenes implica un grado de afectación en la toma de decisiones y en la resolución de conflictos, en el momento de decidir si culminar los deberes académicos o satisfacer los requerimientos que su ambiente. Adicionalmente afirma que si en la etapa de adolescencia se mantienen conductas de procrastinación, esto no solamente influirá en su ambiente académico sino que a largo plazo se verá reflejado en actividades familiares, sociales, laborales, entre otras. Sin embargo, no sólo los estudiantes presentan conductas procrastinadoras afirma Dilmac (como se citó en Angarita, 2012) en los docentes también se han evidenciado este tipo de conductas de dilación. Investigaciones sobre procrastinación. La vida académica puede resultar fascinante, porque permite
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conocer el mundo, generar un pensamiento crítico, aportar para el desarrollo social y cultural. Sin embargo, esto implica realizar una serie de actividades como trabajos, escritos, exposiciones y presentación de exámenes con el fin de la obtención de un reforzamiento a largo plazo. No obstante, algunos estudiantes optan por postergar las responsabilidades debido a no percibir un reforzador inmediato. La procrastinación es un comportamiento común que se presenta en gran medida en la vida universitaria, este puede afectar a la persona en sus relaciones sociales debido a los pensamientos de desamparo e ineficacia, pues no le permiten la consecución y el desarrollo de la actividad académica. Posibles factores que preceden a este comportamiento son el sentimiento de baja responsabilidad o poca concentración, ansiedad y miedo a no tener éxito por las percepciones negativas y factores de la personalidad que influyen en la dilación académica Balkis y Duru (2009). Ahora bien, se llevará a cabo una revisión acerca de las investigaciones realizadas sobre el comportamiento de procrastinación asociados con diferentes variables: Balkis y Duru (2009) analizan la prevalencia del comportamiento de procrastinación académica y variables demográficas en futuros docentes de la Universidad de Pamukkale de Turquía. Trabajaron con 580 participantes, 329 mujeres y 251 hombres con edades entre 18 y 28 años, siendo 22 años la edad media. Utilizaron el inventario de Aitken, el cual evalúa procrastinación académica, a través de una escala Likert y está comprendido por 19 ítems. En la evaluación se anexó un espacio para que los participantes refirieran en qué momento del día preferían estudiar (mañana, tarde, noche) y con cuánta anticipación estudiaban para la presentación de un examen. Los resultados que obtuvieron indican que el 23% de la población evaluada presenta una procrastinación alta, el 27% presenta una procrastinación moderada. Con respecto al género se pudo evidenciar que existe una diferencia significativa (p< 0,01), siendo los hombres quienes procrastinan más. Ahora bien, con respecto a la entrega de trabajos, la mayoría de los participantes afirmaban que estudiaban un día antes examen, la minoría afirmó que estudiaba dos semanas antes para la entrega de trabajos. El estudio también evidencia que hay una correlación negativa entre la edad y el comportamiento de procrastinación académica, puesto que a mayor edad se procrastina menos, la tasa más
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alta de procrastinación se halló entre participantes que oscilaban entre los 13 y 18 años, edad en la que la mayoría de la población desarrolla sus estudios en pregrado. En un estudio de Zeenath y Orcullo (2012) exponen desde una perspectiva cualitativa la procrastinación académica, los autores la definen como “un problema universal, donde se genera una tendencia irracional de retrasar los trabajos”. Como predictores de este comportamiento mencionan la ansiedad, la falta de afirmación, la baja autoestima, la depresión y la falta de autoeficacia. Los autores también analizan dentro de su trabajo si el estado de ánimo influye sobre el comportamiento de postergar actividades. Para la elaboración de la investigación utilizaron una entrevista semi-estructurada y el instrumento que evalúa la dilación en general (GP) que consta de 20 ítems tipo Likert y fue desarrollada por Lay (1986). Esto fue aplicado a 8 estudiantes de psicología con unas edades comprendidas entre 18 y 25 años. Los resultados identificaron una serie de características en los universitarios entre ellas se encuentran: El aburrimiento donde a partir de las narraciones se reflejaba una dificultad externa en la priorización de las actividades, la falta de interés o falta de estimulación. Otra categoría que surgió a través del estudio fue la de prioridad, esta categoría emergió puesto que en la mayoría de las universidades los estudiantes están vinculados a otro tipo de actividades, como el gimnasio, el equipo de futbol, rugbi o ultímate, los participantes afirmaban que preferían participar en este tipo de actividades, porque les permitía tener un vínculo social más fuerte. Se encontró además que a los participantes se les dificultaba equilibrar la vida social con la académica, dando mayor valor a las actividades sociales. Otra categoría es la dificultad para administrar el tiempo, los participantes refieren que, para la elaboración de sus trabajos y actividades es de mucha importancia tener un ente “regulador” bien sea maestro o tutor para la elaboración y entrega de trabajos, trasversalmente, esta categoría obedece a la forma en que los maestros desarrollan sus clases, viéndose los participantes más o menos motivados para el desarrollo de las mismas en la vida universitaria. Finalmente, surgen dos categorías, la influencia de los compañeros y la nocividad en la salud, la primera claramente expresa la forma positiva o negativa en que puede llegar a contribuir el acompañamiento de un compañero en el proceso académico, la segunda se refiere a como
postergar actividades académicas puede ser nocivo para la salud, puesto que las afirmaciones de los participantes indican que durante la última semana de entrega de trabajos y de exámenes no comen bien, no tienen una higiene de sueño apropiado, el nivel de estrés reportado es alto generando dificultades a largo plazo en su estado de salud. Forlán, Heredia y Piemontesi (2012) realizaron un análisis factorial de la escala de procrastinación de Tuckman de 1990, la cual consta de 72 ítems. Los autores tuvieron verificaron las propiedades psicométricas de la escala, para ello, abordaron algunas definiciones de este constructo para evaluarlo afirmando que la procrastinación se asocia a bajo rendimiento académico, depresión, dificultad para seguir instrucciones, baja autoeficacia, débil autoestima y falta de autorregulación y esto se debía a razón de una dificultad en la concentración, bajo nivel de responsabilidad, perfeccionismo y ansiedad y miedo al fracaso. Los autores estudiaron varios instrumentos como el PASS el cual constaba de 44 ítems donde media la frecuencia y antecedentes cognitivos- conductuales de la procrastinación. La TPQ que evalúa algo similar pero cuenta con 10 ítems. La APSI evalúa procrastinación académica con tres escalas (a. Postergación académica b. miedo al fracaso c. Falta de motivación) esta prueba cuenta 23 ítems y finalmente estudiaron el inventario de Tuckman. Para realizar el análisis factorial los autores utilizaron una población de 246 estudiantes (180 mujeres y 65 hombres) con una edad promedio de 24 años. Se les aplicó el inventario de Tuckman con los 72 ítems paulatinamente fueron descartando ítems por incomprensión, por falta de consistencia interna del objetivo a evaluar por pregunta. Asimismo, solicitaron el consentimiento del autor de la prueba para continuar con el trabajo llegando a un resultado de reducción de 16 ítems los cuales evalúa el constructo de postergación de actividades académicas y cuenta con un α de 0.87 aumentando inclusive la original que cuenta con un α de 0.82 facilitando entonces su calificación y evaluación, sin extenuar a los participantes y evaluando el comportamiento de dilación académica. La investigación realizada por Clariana, Cladellas, Badía y Gotzens (2011) se centró en analizar la posible relación entre la procrastinación académica y la inteligencia emocional además de identificar la influencia que podría existir en estas variables con el género y la edad. En este estudio participaron 192 estudiantes de psicología de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de las Islas Baleares.
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La procrastinación académica se evaluó por medio de la escala D (Clariana y Martín, 2008) y la inteligencia emocional y sus subescalas cómo son Inteligencia intrapersonal, Inteligencia interpersonal, Manejo del estrés, Adaptabilidad y Estado de ánimo con la escala el EQ–i Alumno (BAR–ON, 2006) finalmente se tuvieron en cuenta datos demográficos (edad y género). Como resultados se halló que al menos cinco variables de la personalidad: la falta de amabilidad, la baja consciencia, la inestabilidad emocional, la procrastinación y una baja inteligencia emocional, son causa de bajo rendimiento académico. El estudio pudo evidenciar que las diferencias entre género para esta población esta condicionadas por la edad; por otro lado indica que el género femenino puntúa más alto en inteligencia intrapersonal e interpersonal, mientras que los hombres obtienen mejores resultados en manejo del estrés y estado de ánimo. En conclusión, las mujeres evidencian mayor inteligencia emocional a pesar de ser significativamente más jóvenes que los hombres. Chan en el año 2011 llevó a cabo una investigación con el fin de determinar si la procrastinación académica durante la formación del estudiante de educación superior se relaciona con su respectivo rendimiento académico. Para la elaboración de este estudio tuvo en cuenta los aspectos familiares, sociales, personales, logros, fracasos, escolaridad, edad, lugar de nacimiento de cada uno de los participantes con el fin de analizar la posible relación que pudiera existir; utilizando un diseño descriptivo y correlacional. Esta investigación se realizó con 200 estudiantes de la Universidad de Lima con edades comprendidas entre 19 y 23; la muestra fue seleccionada intencionalmente. Se aplicó una encuesta la cual tenía como fin identificar las características de los participantes como también la escala de procrastinación académica (Busko, 1998; Álvarez, 2010). Los resultados indican diferencias significativas entre calificaciones de educación escolar y superior, hallando también que el 51,5 % de los participantes ha tenido dificultades en diversos cursos a nivel superior. Con respecto a las conductas procrastinadoras se encontró que los hombres tienden a procrastinar más que las mujeres; sin embargo las diferencias no son significativas. Finalmente, los resultados muestran que los comportamientos de procrastinación se presentan tanto en alumnos con notas superiores como en aquellos con bajo rendimiento
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académico (notas 00 a 10); y el 61,5 % de participantes que procrastina han desaprobado entre uno y seis cursos o materias durante el proceso de formación académica. Por su parte, Carranza y Ramírez (2013) realizaron un estudio acerca de la prevalencia de procrastinación en los estudiantes universitarios de la Universidad Peruana Unión sede Tarapoto. La muestra de esta investigación fueron 302 estudiantes tanto género femenino como masculino, con edades comprendidas entre 16 y 25 años. El instrumento que se aplicó para evaluar esta conducta fue el Cuestionario de la Procrastinación creado por Ramírez, Tello y Vásquez (2013) el cual contiene 30 ítems. Los autores validan en su investigación que la procrastinación va en aumento como lo refirieron Onwuegbuzie (2004), Tice y Baumeister (1997) y Landry (2003), quienes afirman que aproximadamente el 20% de la población universitaria de Norte América presenta procrastinación crónica, y el 50% de ella lo percibe así. También se pudo hallar que las mujeres presentan más conductas procrastinadoras con un 65.8% en comparación con los hombres; los estudiantes de la Facultad de ingeniería y arquitectura son los que evidencian más conductas procrastinadoras según este estudio con un 15.9%. Ferrari y Díaz (2007) llevaron a cabo una investigación acerca de los estilos de personalidad asociados a la procrastinación académica, teniendo en cuenta dos aspectos teóricos, lo cognitivo y lo conductual, se centraron en variables tales como auto-concepto y auto-presentación. La auto presentación la define como una estrategia para manejar el público y su finalidad consiste en proteger la autoestima. Tuvieron en cuenta dos muestras, en la primera de estas participaron 134 mujeres y 75 hombres; en la segunda muestra participaron 150 mujeres y 83 hombres. Los instrumentos utilizados para este estudio fueron: Adult Inventory of Procrastination (AIP) realizado por McCown, Johnson y Petzel (1989) examina la dilación motivada por la temor al fracaso, el segundo instrumento utilizado fue Six-Factor Self-Concept Scale (SFSCS; Stake, 1994) este evalúa el autoconcepto a través de seis ámbitos: realización de tareas, la moral, vulnerabilidad, energía, capacidad y talentos y simpatía; por último se aplicó Self-Presentational Tactics Scale (SPT; Lee, Quigley,Nesler, Corbett y Tedeschi, 1999) este tiene como fin evaluar distintas estrategias de impresión. Como resultados se halló que la procrastinación se relacionó significativamente con autoconcepto. Por otra parte,
Diana Pardo Bolívar, Luisa Perilla Ballesteros y Cristhian Salinas Ramírez
se evidenció altas puntuaciones asociadas a presiones externas con la postergación de actividades, y por último, se encontró que la auto presentación, la justificación, la súplica y estilos de agrado se asocian con procrastinadores crónicos. Una investigación similar de Ferrari, Driscoll y Díaz (2007) examinó el cumplimiento de actividades y la procrastinación académica, centrándose en variables como auto concepto, auto presentación y autodominio. Para ello participaron 68 personas, 42 mujeres y 26 estudiantes de primer o segundo año que asistían al curso de introducción de psicología de una Universidad privada de Estados Unidos. Aplicaron el instrumento Adult Inventory of Procrastination (AIP) realizado por McCown, Johnson y Petzel (1989) con el fin de evaluar la tendencia de una persona para evitar la realización de una tarea. Para los resultados se clasificaron los participantes en dos, los morosos y los no morosos; encontrando una diferencia significativa entre estos dos en la forma en que perciben sus características autoconcepto y tácticas de auto-presentación. González-Brignardello y Sánchez-Elvira-Paniagua (2013) se interesaron por explorar la relación entre la postergación de actividades y el compromiso académico. Adicional a esto pretendían comprender si podría producirse un efecto de amortiguación de los efectos nocivos de la Procrastinación Académica en los estudiantes procrastinadores con niveles de compromiso medio-altos. Se aplicaron cuestionarios de autoinformes a población universitaria con modalidad en línea. Los cuestionarios aplicados fueron: • El instrumento Procrastinación Académica de GonzálezBrignardello y Sánchez-Elvira-Paniagua, siendo un cuestionario experimental que tiene como fin evaluar las conductas de procrastinación en el ámbito académico. • Engagement de Salanova et al. (2000), adaptado para población estudiantil, este cuestionario evalúa tres dimensiones: Vigor, dedicación y absorción. • Batería de estrategias de aprendizaje autorregulado y hábitos de estudio de Sánchez-Elvira-Paniagua, Fernández y Amor (2006), esta evalúa 7 escalas: manejo ineficaz del tiempo, ansiedad, persistencia, procesamiento profundo, procesamiento superficial de la información, evitación de dificultades y pautas fijas de estudio. • Batería experimental: percepción de preparación, atribuciones y estados durante la fase previa a los exámenes
del primer semestre realizada por Sánchez-ElviraPaniagua y González-Brignardello, los ítems que se tuvieron en cuenta para este estudio fueron estados de ánimo más frecuentes, tipo de interferencias sufridas, dificultades encontradas durante el proceso de estudio, y grado percibido de preparación para los exámenes. Inicialmente 9290 estudiantes realizaron de manera voluntaria las primeras fases de los cuestionarios, sin embargo quienes cumplieron a cabalidad las aplicaciones fueron 377 estudiantes, 173 hombres y 204 mujeres quienes pertenecían a nueve Facultades y dos Escuelas Superiores de Ingenieros de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Como resultados se pudieron hallar que las conductas de procrastinación académica y Compromiso se relacionan de manera inversa y moderada. También se confirmó la asociación de la Procrastinación Académica con variables que obstaculizan el proceso de estudio, como son la Autorregulación Deficiente, las dificultades atribuidas a falta de tiempo para el estudio y la relación inversa con la Percepción de una buena preparación para el examen.
Ansiedad y procrastinación Un factor que la literatura ha asociado a la procrastinación es la ansiedad, puesto que es un catalizador o síntoma de estas conductas evitativas Ferrari y Emmons (como se citó en Carranza y Ramírez, 2013). Johnson y Melamed (como se citó en Sierra, 2003) refieren que la ansiedad es una respuesta adaptativa que busca la supervivencia, además es un mecanismo biológico de protección y preservación ante posibles daños. Las respuestas de ansiedad se manifiestan mediante pensamientos de peligro, sensación de aprensión, reacciones fisiológicas y respuestas motoras (Cambell y Thier, como se citó en Sierra, 2003). Por otra parte, Lang (como se citó en Sierra, 2003) resaltan tres categorías sintomatológicas: la respuesta emocional hace referencia a características subjetivas, desagradables en el sujeto: tensión, inseguridad, aprensión, pensamientos de inferioridad, sentimientos de incapacidad, sensación general de pérdida de control. Los aspectos corporales se caracterizan por una activación del sistema autónomo y somático: palpitaciones, agitación cardiaca, presión torácica, ahogo, sudoración, temblor. Aspectos observables implican comportamientos disfuncionales:
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paralización motora, hiperactividad, tartamudez, dificultad de verbalización, conductas de evitación y escape. Algunas investigaciones asocian el comportamiento de procrastinación académica con la ansiedad; Vahedi, Farrokhi y Gahramani (2012) se interesaron por comprender la relación entre la dilación, estrategias de aprendizaje y la ansiedad en estudiantes universitarios de Irán, afirmaban que la ansiedad tiene efectos negativos en el funcionamiento cognitivo, en el aprendizaje y en el rendimiento académico, argumentando que los estudiantes tienden a presentar más altos niveles de ansiedad cuando se enfrentan a situaciones evaluativas e instructivas. Para validar sus hipótesis llevaron a cabo una investigación con 246 mujeres estudiantes de pregrado de diferentes disciplinas de ciencias sociales, los instrumentos aplicados fueron, el EARP (medida estadística de ansiedad) que consta de 43 ítems evaluando cinco subescalas: la ansiedad, el rendimiento y la actitud hacia la clase, la actitud hacia las matemáticas y comportamiento temeroso. El instrumento PASS (Escala de valoración de procrastinación en estudiantes) que permite evaluar el comportamiento de postergar actividades académicas en tres áreas: preparación de la tarea, preparación de la prueba y preparación de la finalización de la tarea. Por último, se aplicó el instrumento MLSQ este cuestionario evalúa la motivación y las estrategias de aprendizaje. Como resultados se pudo demostrar que los estudiantes que presentaron más altos niveles de ansiedad puntuaban con procrastinación académica alta, además los autores pudieron concluir que la dilación y la autorregulación serian factores predictores para la ansiedad. Por otro lado, Senécal, Koestner y Vallerand (1995) llevaron a cabo una investigación la cual tenía como objetivo determinar si la autorregulación es un predictor del comportamiento de procrastinación académica. Para ello aplicaron los instrumentos: Escala de motivación académica, Escala de procrastinación académica y además tuvieron en cuenta otras medidas como ansiedad, autoestima y depresión, pues según estos autores se relacionan con miedo al fracaso. Los resultados indican que las medidas de depresión, autoestima y ansiedad representan el 14 % de la varianza en la procrastinación académica y la autorregulación evidenció el 25 %; según los autores esto indica que el comportamiento de dilación no solo implica habilidades de gestión de tiempo o pereza sino un problema motivacional.
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Onwuegbuzie (2004) realizó una investigación con 135 estudiantes de postgrado de diferentes disciplinas de educación de la Universidad del sur de Florida, con el fin de examinar la prevalencia de procrastinación académica e investigar la relación entre la procrastinación académica y las dimensiones de la ansiedad. Para ello utilizaron los siguientes instrumentos: Statistical Anxiety Rating Scale (STARS), prueba de 51 ítems tipo Likert, evalúa escalas de ansiedad en diversas situaciones académicas y tiene seis subescalas y la Escala de valoración de procrastinación en estudiantes (PASS). Los resultados obtenidos de la investigación mostraron que del 40 al 60% de la población casi siempre o siempre posponen actividades como estudiar para los exámenes, y leer; el 41.7% posterga casi siempre las actividades de escritura. Con respecto a la ansiedad, se evidenciaron correlaciones directas entre al temor al fracaso y el autoconcepto; aversión a la tarea y ansiedad. Furlan (2013) evaluó la efectividad de un programa para disminuir la ansiedad ante los exámenes, la procrastinación académica e incrementar autoeficacia regulatoria (creencias para autorregular su proceso de aprendizaje) en 19 estudiantes universitarios de Argentina. El programa consta de tres módulos, el primero de ellos impulsa la autorregulación del aprendizaje; el segundo módulo incluye psicoeducación a los estudiantes sobre los procesos que se dan antes de presentar un examen o trabajo; el tercer módulo promueve las competencias para anticipar, mediante estrategias que faciliten la optimización de los tiempos para resolver un trabajo y/o examen. Como hipótesis plantearon que se daría una disminución en la procrastinación académica, disminución en la ansiedad frente a los exámenes y un incremento en la autoeficacia regulatoria. Se aplicó a los participantes cinco instrumentos: el ATPS (escala abreviada de Tuckman); GTAI-A adaptado por Heredia, (2008), autoinforme que evalúa los niveles de ansiedad ante los exámenes; la adaptación del SELF-A, un autoinforme que evalúa la autoeficacia para la regulación del aprendizaje; Datos socio académicos y clínicos y finalmente un cuestionario de evolución. Los resultados que obtuvo el programa de intervención fue la disminución de la procrastinación (p<0.5); 12 de los 19 participantes disminuyeron en el postest, cinco los aumentaron y dos los mantuvieron igual; con respecto a la ansiedad se produjeron disminuciones estadísticamente significativas (p <0.5).
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Método Tipo de investigación La presente investigación consistió en un estudio transeccional de tipo descriptivo correlacional entre las variables de procrastinación académica y ansiedadrasgo con el propósito de dar respuesta a las siguientes preguntas: Existe relación entre la procrastinación académica y la ansiedad rasgo en estudiantes de psicología de la ciudad de Bogotá? ¿Cómo pueden influir características sociodemográficos en la procrastinación académica?
Instrumentos Para el desarrollo de la investigación se utilizaron dos Instrumentos: Escala de procrastinación académica (EPA). Fue desarrollada por Busko (1998) y adaptada por Álvarez (2010), que consta de 16 ítems cerrados, permitiendo evaluar la tendencia hacia la procrastinación académica. Todos los ítems son tipo Likert (1.Siempre- me ocurre siempre, 2.Casi siempre- me ocurre alguna vez, 3. A veces- me ocurre alguna vez 4. Pocas veces- me ocurre pocas veces o casi nunca, 5.Nunca- no me ocurre nunca). Puede ser aplicada de forma individual o grupal, el tiempo promedio de contestar el cuestionario es de 8 y 12 minutos. Para determinar la confiablidad del instrumento se llevó a cabo la aplicación de la EPA a 200 estudiantes de educación superior del área de letras en Lima, según Busko (como se citó en Álvarez, 2010) por medio del coeficiente de consistencia interna Alfa de Cronbach indicó que asciende a 0.80, por lo que se puede concluir que presenta una confiablidad adecuada. IDARE (inventario Auto descriptivo de Ansiedad Estado Rasgo). Elaborado por Spielberger y Díaz-Guerrero (1975), que consta dos escalas (ansiedad-estado y ansiedad rasgo) la escala de ansiedad Estado- estado consta de 20 ítems en las que se le pide al participante describir cómo se siente ahora mismo- en este momento, mientras que la escala Estad-rasgo, consta de 20 ítems en las que se le pide al participante describir cómo se siente generalmente. Todas las afirmaciones son tipo Likert (1. Casi nunca, 2.Algunas veces, 3. Frecuentemente, 4. Casi siempre). El tiempo que tarda la resolución del inventario oscila entre 8 y 10 minutos. La confiabilidad del IDARE se determinó a partir de la formula K-R 20 con la modificación introdu-
cida por el Alfa de Cronbach que varió de .83 a .92 para Ansiedad- Estado y para Ansiedad- Rasgo .86 a .92, evidenciando una alta confiabilidad. Proporciona medidas objetivas de autoevaluación de ansiedad-astado y ansiedad- rasgo (Spielberger y DíazGuerrero, 1975)
Participantes Participaron del presente estudio 100 estudiantes de psicología de seis universidades de Bogotá- Colombia, que cursaban a la fecha de aplicación tercero (12%), cuarto (44%) y quinto semestre (44%). La muestra del estudio se obtuvo por un procedimiento probabilístico a conveniencia, por invitación a participar, las edades oscilaron entre 18 y 37 años, con una edad media de 21.6 años. Dentro de la muestra participaron 27 hombres y 73 mujeres. El 45% de la muestra manifestó estar cursando su carrera en la jornada diurna, el 15% en la tarde y el otro 40% en la noche. Respecto al horario de trabajo, el 25% de los participantes reportó que labora medio tiempo (4 horas), mientras que el 32% trabaja tiempo completo (ocho o más horas). En cuanto al estrato socioeconómico, se destaca la participación de estudiantes de estrato tres en un 47%, del estrato 2 con un 39%, del estrato 1 con un 4% y el estrato 5 con 1%. Con respecto al estado civil, el 96% de la población refirió encontrarse soltero(a), mientras que el 4% casado(a), el 5% de los participantes refirió tener un hijo, mientras que el 2% afirmó tener dos hijos, ninguno reportó tener más de dos hijos.
Procedimiento Para la realización de la investigación se contó con el apoyo de docentes, programas y facultades de psicología de seis universidades de Bogotá- Colombia. Se les informó a los participantes acerca del propósito del estudio, explicándoles que la participación era voluntaria y que sus datos serían confidenciales y anónimos. La aplicación de los instrumentos se llevó a cabo en aulas de clase y en presencia del docente encargado (población cautiva). Se llevó a cabo una explicación acerca de los conceptos relevantes de la investigación, todo esto mediante un guion (ver apéndice A) que se replicó en las diferentes grupos de cada universidad, con el fin de tener un control en las diversas aplicaciones, de tal forma que no existiera algún tipo de sesgo por cada aplicación. Luego de contar con el consentimiento de los estudiantes, se entregó el formato que contenía los dos
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instrumentos, se leyó en voz alta la parte introductoria del guion para la posterior aplicación.
unificar criterios en los rangos (bajo, medio, alto) de la población y obtener puntuaciones estándar.
Tras finalizar la aplicación se explicaron a través de la lectura del guion las variables de la investigación. Finalmente, se leía la parte de agradecimiento a los estudiantes y docente, todo esto en un tiempo de 15 a 20 minutos.
Para el análisis estadístico de los datos se utilizó el software Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) 20 haciendo uso de los estadísticos de Correlación de Pearson y Chi cuadrado (tablas de contingencia) para realizar el análisis descriptivo e inferencial.
El análisis de datos se llevó a cabo mediante el software de libre licencia SPSS en su versión 20
Resultados
Análisis de resultados La muestra inicial estuvo conformada por 100 participantes, a quienes se les aplicaron las dos pruebas (IDARE- EPA), no obstante se tuvieron en cuenta 89 participantes para la muestra final, puesto que se evidenciaron patrones de respuesta en 11 pruebas. Entendiendo un patrón de respuesta, como una secuencia de cuatro o más ítems continuos como forma de respuesta, esto se puede atribuir al agotamiento, al desinterés por participar o por una indebida instrucción del evaluador. Ahora bien, un patrón de respuesta afecta la normalidad estadística de la muestra y la confiabilidad; por lo que se redujo la muestra inicial excluyendo tales patrones. Se llevó a cabo una conversión de puntajes brutos a puntaje Z, esto hace referencia a la dirección y grado en que un valor individual obtenido se aleja de la media, en una escala de unidades de desviación estándar. Los puntajes Z se convirtieron en Puntajes T, estos expresan la posición del sujeto en término de desviaciones típicas por encima o por debajo del grupo normativo. Tras la obtención de los puntajes Z y T de los dos instrumentos, se realizó la baremación de estos, con el fin de
Teniendo en cuenta el objetivo de la investigación que consistía en establecer una correlación entre las dos variables, se debía partir de una normalidad en las dos pruebas, por ello se aplicó la prueba de normalidad de Kolmogorov, los resultados de esa prueba permitieron concluir que los puntajes de la prueba de procrastinación académica como la prueba de ansiedad- rasgo presentan una normalidad estadística. Por consiguiente, se pudo dar inicio a un análisis paramétrico con las variables. A través de una diferenciación de medias, se pudo determinar que la distribución de la muestra es homogénea en las dos variables dado que la media es de 50 y la desviación estándar es de 10. Además se pudo evidenciar un dato atípico en la variable procrastinación académica, esto indica que puntuó un dato distante de la media del grupo. Se utilizaron tablas de contingencia a través del estadístico descriptivo Chi cuadrado para los datos sociodemográficos (ver tabla 1) tales como: sexo, edad, semestre, horario académico y horario laboral; relacionándolos con los rangos de procrastinación académica (alto, medio y bajo).
Tabla 1 Variables Sociodemográficas Variables Sociodemográficas Pruebas de chi-cuadrado Sig. asintótica (bilateral)
Sexo
Edad
Semestre
Horario Académica
Horario Laboral
Chi-cuadrado de Pearson
,629*
,562*
,768*
,877*
,441*
*P> 0,05
Los datos obtenidos por medio del estadístico indican que no hay diferencias estadísticamente significativas, por lo que se puede concluir que los indicadores socio-
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demográficos no son un predictor en la presentación de comportamientos de postergación de actividades en el ámbito académico.
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Con respecto a las variables número de materias perdidas, número de materias aplazadas y ansiedad-rasgo relacionadas con procrastinación académica se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson. A partir de la comparación entre el número de materias perdidas y procrastinación académica (ver tabla 2) se pudo evidenciar que no existe relación, por lo que el perder materias no se puede atribuir a procrastinar con una mayor o menor frecuencia. Tabla 2 Procrastinación Académica y Número de Materias Perdidas
En cuanto al promedio académico (ver tabla 4), se pudo evidenciar que tampoco presenta relación con la variable procrastinación, por consiguiente, el rendimiento académico de la muestra, no es un factor concluyente que permita hacer la discriminación en el grado de dilación académica. Tabla 4 Procrastinación Académica y Promedio Académico General Correlación Procrastinación Académica y Promedio Académico Procrastinación Promedio Académica Académico
Correlación Procrastinación Académica y número de materias perdidas No. Materias Perdidas Correlación de Pearson Procrastinación Sig. Académica (bilateral) N
,064
Procrastinación Académica 1
89
89
Tabla 3 Procrastinación Académica y Número de Materias Aplazadas Correlación Procrastinación Académica y Número de Materias Aplazadas Procrastinación No. Materias Académica Aplazadas 1
*P>0,05
89
-0,118
,271*
89
89
*P>0,05
Finalmente, la relación entre procrastinación académica y ansiedad-rasgo (ver tabla 5) demostró una que si existe relación significativa entre las dos variables, con una dirección directamente proporcional, lo cual implica que a mayor postergación de actividades, mayor respuesta emocional de ansiedad. Tabla5 Procrastinación Académica y Ansiedad Rasgo Correlación Procrastinación Académica y Ansiedad Rasgo Procrastinación Ansiedad Académica Rasgo
,038 ,721*
(bilateral)
1
Sig. (bilateral) N
Se puede observar en la tabla 3, que no existe relación entre el número de materias aplazadas con la procrastinación académica.
N
Procrastinación Académica
,551*
*P> 0,05
Correlación Procrastinación de Pearson Académica Sig.
Correlación de Pearson
Procrastinación Académica
89
Correlación de Pearson
1
Sig. (bilateral) N
0,239 ,024**
89
89
**P < 0,05
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Relación entre procrastinación académica y ansiedad-rasgo en estudiantes de psicología
En síntesis, según los datos analizados, se plantea que en esta muestra existe una relación significativa entre procrastinación académica y ansiedad- rasgo.
Discusión La procrastinación académica se entiende como un comportamiento de evitación de una labor académica y se encuentra asociada con las consecuencias ambientales y las esperadas por el individuo, quien concibe que llevar a cabo una tarea es un estresor que no genera placer; por ello decide posponerlo. Esta conducta de aplazar, resulta funcional en dos sentidos; inicialmente como un reforzador negativo ya que el sujeto reemplaza la actividad poco agradable por una que disminuya la percepción de malestar y como un obstáculo para avanzar en el cumplimiento de una tarea, disminuyendo la motivación para llevarla a cabo, de tal manera el sujeto percibe la tarea como poco atractiva y la recompensa como alcanzable pero en un largo plazo, en consecuencia, evita cumplirla Pittman (como se citó en Sánchez, 2010). Esta investigación tuvo como propósito establecer la relación entre procrastinación académica y ansiedad rasgo. Además, explorar el impacto de variables sociodemográficas sobre el comportamiento de procrastinación académica. Con respecto a la variable sexo, Chan (2011) afirma en su investigación que existen diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al comportamiento de dilación académica, sin embargo, las diferencias no son distantes, pues los hombres tienen a procrastinar más y las mujeres estarían potencialmente en camino a la procrastinación. Así mismo, las investigaciones de Balkis y Duru (2009) y Carranza y Ramírez (2013) señalan que hay diferencias significativas entre sexo y comportamientos de procrastinación, pero no existe un común acuerdo en cuanto a qué sexo procrastina más, pues Balkis y Duru (2009) afirman que procrastinan más los hombres que las mujeres, mientras que Carranza y Ramírez (2013) hallaron lo opuesto. Esta investigación, a diferencia de las anteriores no mostró diferencias significativas entre hombres y mujeres (P >0,629), esto indica que para este estudio, tanto hombres como mujeres tienen un grado homogéneo de comportamientos de procrastinación. Estos resultados se pueden comprender ya que, la significancia estadística depende de la magnitud de la diferencia entre las variables y el tamaño de la muestra, es por ello que el número de parti-
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cipantes influye en la diferencia significativa (Manterola y Pineda, 2008). Igualmente, en lo que refiere a la variable edad, se pudo observar que no existen diferencias significativas, contrario a los datos aportados por otra investigación (Balkis y Duru ,2009) quienes indican que existe una relación inversa y significativa con respecto a la procrastinación, es decir, que a mayor edad, menor comportamiento de procrastinación y a menor edad, mayor comportamiento de procrastinación. En cuanto a las variables promedio académico, número de materias perdidas y aplazadas no se encontraron diferencias significativas. Estos resultados se pueden respaldar por la investigación de Chan (2011), pues concluyó que el comportamiento de procrastinación académica se presenta en estudiantes con alto y bajo desempeño académico ya que, que tanto los sujetos con un rango alto, medio o bajo de procrastinación académica deben cumplir la tarea en un tiempo determinado, no viéndose afectado el rendimiento académica pues aunque se evite o se postergue la tarea, el sujeto la lleva a cabo. Sin embargo, los estados emocionales se pueden relacionar con la postergación de actividades académicas afectando posiblemente el rendimiento académico pues como señala Senécal, Koestner y Vallerand (1995) el comportamiento de dilación no solo implica habilidades de gestión de tiempo o pereza sino un problema motivacional. Podría pensarse que las variables horario laboral y académico tendrían una correlación directa con procrastinación académica debido a que el sujeto posiblemente dedique más tiempo a sus actividades laborales y además influiría el agotamiento. Sin embargo, las variables horario laboral y académico, – contrario a lo esperado – no mostraron diferencias significativas. Adicionalmente, no se encuentra evidencias teóricas que se asocien con las variables de dilación académica con las variables mencionadas anteriormente. Por último, los comportamientos de procrastinación académica se correlacionan de forma significativa con la ansiedad-rasgo, en sentido directo, es decir, a mayor presencia de rasgos de personalidad ansiosa, mayor riesgo de presentar conductas de postergación de actividades y viceversa, es decir, a mayor presencia de conductas de dilación académica mayor presencia de rasgos de personalidad ansiosa. Estos resultados coinciden con los hallazgos
Diana Pardo Bolívar, Luisa Perilla Ballesteros y Cristhian Salinas Ramírez
de Vahedi, Farrokhi y Gahramani (2012) y Onwuegbuzie (2004), quienes mostraron correlaciones significativas entre ansiedad y procrastinación. Otro estudio como el de Sánchez (2010) coincide con los resultados de esta investigación, ya que afirman que la ansiedad y la procrastinación académica se correlacionan de forma significativa, subrayando que el comportamiento de procrastinación académica no sólo se comprendía como una falta de competencia en cuanto a la gestión del tiempo de estudio y al culminar la labor de forma eficaz, sino que, la ansiedad se consideraría como otra causa relevante. Sumado a la percepción de un estresor, como una exigencia académica, generando en los sujetos respuestas emocionales que se caracterizan por un malestar. Por lo tanto, existe una tendencia a evitar la realización de las actividades académicas como por ejemplo: la realización de un ensayo, la preparación de un examen y de una presentación oral, entre otras. El comportamiento de procrastinación académica se puede entender ya que el cambio de actividad, reduce los niveles de malestar y ansiedad debido a que hay una menor exigencia, generando un mantenimiento de las conductas de dilación. Este comportamiento se comprende por medio de un reforzamiento negativo, es decir, el sujeto evita realizar la tarea que le genera ansiedad cambiándola por una actividad que reduzca el estado emocional aversivo. Los comportamientos de procrastinación se mantienen a través de la evitación pues el sujeto experimenta una reducción inmediata del malestar percibido de la tarea. Lo que se puede concluir a partir de esta investigación es que los factores sociodemográficos no son indicadores de riesgo para predecir la presentación de conductas de procrastinación. No obstante, la ansiedad rasgo, es un predictor para la presentación de procrastinación académica. Se sugiere para próximas investigaciones realizar una comparación de grupos, ya que en el presente estudio participaron jóvenes con una media de 21.6 años, en el cual se tuvo en cuenta solo un grupo, no comparación de grupos. Por otro lado, se debe tener en cuenta la distribución homogénea del sexo, puesto que en esta investigación la mayoría de participantes fueron mujeres y probablemente pudo ser un factor que influyó en los resultados. A partir de estos hallazgos, se demuestra la relevancia para la intervención clínica en la ansiedad y la prevención en el ámbito educativo en la presentación de procrastinación académica. Desde el ámbito clínico, implementando estrategias y herramientas que favorezcan y mantengan niveles
de ansiedad adecuados ante los exámenes, presentación de trabajos, presentaciones orales, entre otras. Esto se verá reflejado en la disminución de postergación de actividades académicas y en la disminución de malestar subjetivo. En cuanto al ámbito educativo, desarrollando estrategias pedagógicas que modifiquen las conductas de postergación de actividades académicas, resaltando la importancia que tiene la culminación de la tarea encomendada. También implementando estrategias de manejo del tiempo que generen una sensación de control y predicción que disminuya la ansiedad. Las limitaciones de este estudio se pueden explicar a partir de que la muestra de la investigación no fue representativa, como consecuencia de ello no puede ser generalizado para un contexto Colombiano. Por otra parte, es posible que el contexto donde se realizaron las investigaciones no sea similar, ya que los niveles de aceptación y de castigo ante el comportamiento de postergar pueden variar con base en las demandas ambientales. Estos resultados sugieren la necesidad de realizar nuevos estudios que conduzcan al desarrollo de un modelo explicativo del comportamiento de procrastinación académica con relación a las variables sociodemográficas para el contexto Colombiano, debido a que actualmente hay poca evidencia teórica e investigativa que dé cuenta de una caracterización del comportamiento de dilación en la población colombiana . Además existen otras variables, tales como depresión y estados emocionales que según Zeenath y Orcullo (2012), serían relevantes asociar con el comportamiento de procrastinación para la elaboración de próximas investigaciones, puesto que probablemente darían cuenta de indicadores en la presentación de dicho comportamiento.
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Taller gestáltico para desarrollar el potencial humano en estudiantes en formación docente Resumen La presente investigación tuvo como objetivo facilitar el desarrollo del potencial humano en estudiantes universitarios mediante un taller con enfoque Gestalt. El diseño de investigación fue pre-experimental pre-test-post-test con un solo grupo. Se empleó el test de psicodiagnóstico gestalt de Salama y se trabajó con doce estudiantes universitarios en formación docente. El taller tuvo una duración de cuarenta horas. Los resultados mostraron que los participantes ampliaron su conciencia corporal, emocional y de las habilidades de contacto, así como la disolución de sus introyectos y proyecciones. Asimismo, se responsabilizaron de sus emociones y conductas y de la forma en que las expresan y comunican a otros, reconociendo sus recursos personales y estableciendo metas y compromisos.
Israel Alberto Cisneros-Concha1, Nora Verónica Druet-Domínguez2, Gladis Ivette Chan-Chi3 Universidad Autónoma de Yucatán México, D. F.
Palabras claves: Gestalt, estudiantes universitarios, potencial humano, intervención, formación docente.
Abstract This research was aimed to facilitate the development of the human potential of undergraduate students by means of a workshop with a Gestalt approach. The design was pre-experimental, pretest-postest, one group. The Psicodiagnosis Gestalt Test of Salama was used and the group consisted of twelve students of a teachers training program.The workshop lasted forty hours. Results showed that the participants widen their corporal and emotional consciousness, as well as their contact skills, and the dissolution of their introjects and projections. They also took responsibility of their emotions and behaviors, and also of the way they communicate and express themselves to others, taking recognition of their personal resources, and establishing goals and commitments.
Recibido: 14 de Marzo de 2014 Aceptado: 16 de Mayo de 2014
Key word: Gestalt, College students, human potential, intervention, teachers program. 1. Maestro en Psicoterapia Humanista. Docente de la Facultad de Educación, Universidad Autónoma de Yucatán. Correo electrónico: alberto.cisneros@uady.mx 2. Doctora en Educación Humanista. Docente de la Facultad de Educación, Universidad Autónoma de Yucatán. Correo electrónico: ddoming@uady.mx 3. Maestra en Innovación Educativa. Docente de la Facultad de Educación, Universidad Autónoma de Yucatán. Correo electrónico: ivette.chan@uady.mx
Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología l Enero-Junio 2014, Vol. 14 No. 1, pp 45-56 ISSN 1657-3412 (Impresa) l ISSN 2346-0253 (En línea)
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Taller gestáltico para desarrollar el potencial humano en estudiantes en formación docente
Introducción El contexto social se caracteriza por la premura con que se originan los cambios en todo el mundo, lo que conlleva a un efecto de restructuración continua de la sociedad. Esta situación tiene repercusiones en el sistema educativo, al ser el encargado de responder a las demandas sociales (Gómez, 2008). Asimismo, tiene el encargo de formar a sus profesores; sin embargo, muchas veces no se implementan esas medidas o lo hacen de manera inadecuada, no cumpliéndose los efectos esperados (Mercado, como se citó en López, 2009). Ante esto, una hipótesis del fracaso de las reformas educativas se debe al desconocimiento de las expectativas, preocupaciones, entornos y contextos de los profesores (Torres, como se citó en López, 2009). Además, dichas reformas han dejado de lado el aspecto humano del profesor, ya que la formación de los estudiantes se limita a la acumulación de conocimientos teóricos o a la práctica de habilidades, ignorando que también son seres humanos (López, 2009); se enfoca la formación inicial del profesorado en enseñar conocimientos y procesos específicos, dejando a un lado las competencias básicas personales e interpersonales (Palomera, Fernández-Berrocal y Brackett, 2008). Lo anterior concuerda con lo que señala Perls (como se citó en Stevens, 1990) en que la sociedad exige conformidad a través de la educación; enfatiza y recompensa el desarrollo intelectual del individuo. No hay que olvidar que la finalidad de la educación es favorecer el desarrollo de la personalidad integral del estudiante (Bisquerra, 2002). Por ello, en la formación de los futuros profesores, se debe considerar el desarrollo personal, tomando en cuenta sus intereses, aptitudes, características, creencias, emociones, valores y necesidades, ya que estos tienen influencia en su desempeño académico actual y posterior desarrollo profesional. En educación, cuando se pretende excluir lo emocional y lo afectivo del aprendizaje, dejando solamente lo intelectual, se puede lograr cierto éxito; es decir, un estudiante puede aprobar cursos y exámenes, asimilando lo indispensable para ello. Esto significará que los recursos con los que cuenta para entender lo que ocurre en su entorno, así como para resolver los problemas a los que se enfrenta son limitados, pues no integra dichos conocimientos a él mismo; y no se debe olvidar que el aprendizaje significativo involucra la totalidad de la persona que aprende (Delgado, 2008).
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Al respecto, la postura humanista se enfoca en trabajar con los aspectos emocionales y afectivos de la persona debido a la influencia que estos pueden tener en su desarrollo y que, muchas veces, pueden ser un elemento clave para que ésta obtenga resultados exitosos a nivel personal y académico (Madera, 2009). Por eso, la psicoterapia humanista, en particular la terapia Gestalt, resulta idónea para atender esta problemática, pues facilita el desarrollo del potencial de las personas: “a través del darse cuenta y del autodescubrimiento de sus posibilidades para la satisfacción de sus necesidades, al tomar contacto consigo mismo y con los elementos del ambiente, identificando aquellos que le sean tóxicos y los que pueda asimilar” (Druet, 2004, p.2). Por tal razón, es necesario que las instituciones educativas hagan énfasis en trabajar el aspecto personal de sus estudiantes, pues se propician las condiciones para que estos desarrollen sus potencialidades. Con esto, se generará que los futuros docentes sean personas sensibles, atentas, empáticas y comprometidas con su profesión. Esto no sólo beneficiará al futuro docente, sino también a las propias instituciones de formación docente y a la sociedad, pues se podrá contar con profesionales más interesados en las personas y en la resolución adecuada de sus demandas. Hay que tener en cuenta que si la formación docente se centra únicamente en generar conocimientos y no considera las necesidades de sus estudiantes, se formarían personas con muchas competencias intelectuales, pero con poco sentido humano. De igual forma, otro beneficio de incluir el aspecto emocional y afectivo de las personas en su formación, es que les permite adquirir aprendizajes más significativos, lo que redundará en su desempeño académico.
Planteamiento del problema El presente estudio se realizó en una Licenciatura en Enseñanza del Idioma Inglés, la cual tiene como objetivo formar profesionales competentes e innovadores para la enseñanza efectiva del idioma inglés, en instituciones educativas, públicas y privadas, así como en empresas y organizaciones de los sectores público y privado. En este programa educativo, a través de la implementación del Inventario de Orientación Profesional (POI) y diversos instrumentos psicoeducativos, se encontró que, en la cohorte 2007, el 56.5% de la población presenta un puntaje bajo en el área de auto-aceptación. En contraste, se obtuvieron puntuaciones promedio en las áreas capacidad para contactar (69.6%), autoconcepto (52.2%), espontaneidad
Israel Alberto Cisneros Concha, Nora Verónica Druet Domínguez, y Gladis Ivette Chan Chi
(69.6%), reactividad emotiva (73.9%), autosoporte (68.2%) y competencia en el tiempo (52.2%). Este instrumento mide los valores y conductas de la persona auto-actualizada, analizando las siguientes áreas: competencia en el tiempo, autosoporte, valores de autorrealización, existencial, reactividad emotiva, espontaneidad, autoconcepto, autoaceptación, naturaleza del hombre, sinergia, aceptación de la agresión y capacidad para contactar. Cabe mencionar que se espera que los alumnos de nuevo ingreso obtengan puntuaciones promedio en las áreas más importantes para el perfil del Licenciado en Enseñanza del Idioma Inglés, las cuales son: tiempo, autosoporte, reactividad emotiva, espontaneidad, autoconcepto, autoaceptación y capacidad para contactar. En la cohorte 2008, mediante aplicación del mismo instrumento, se obtuvieron puntajes bajos en las áreas correspondientes al tiempo (64 %) y autoaceptación (76%). En contraste, las áreas fortalecidas a nivel promedio son autosoporte (72%), capacidad para contactar (76%), reactividad emotiva (68%), espontaneidad (80%) y autoconcepto (80%). A esa misma cohorte, se les administró el Test de Propósito de vida (P.I.L.), que tiene la finalidad de identificar el nivel de sentido de vida en las personas. Se encontró que un 27% de los estudiantes no tiene claro un significado ni un propósito en la vida, un 3% manifiesta una falta de sentido de vida y un 70% señala tener propósitos claros y un significado establecido de la vida. En lo que respecta a la cohorte en el 2009, se administró el Cuestionario de Tamizaje de Problemas en Adolescentes (P.O.S.I.T.), que tiene como propósito detectar problemas presentes o potenciales en las diferentes áreas de la vida del estudiante, con lo que se identifican alumnos en riesgo. Cabe destacar que este instrumento es exploratorio, por lo que no profundiza en lo referente a los riesgos, sean latentes o presentes. Por tal razón, se recomienda que los resultados sean comparados y complementados con instrumentos más específicos y entrevistas, en especial si se han detectado áreas de alerta. De los resultados obtenidos, sobresale que la mayoría de los estudiantes cuentan con diversas áreas de riesgo, especialmente en el uso/abuso de sustancias (63%), salud mental (59.3%), relaciones familiares (100%), relaciones con amigos (100%) y nivel educativo (100%). Al ser administrado a la cohorte en el 2011, ese mismo instrumento arrojó que el 21.4% de los estudiantes presenta ausencia o carencia de un significado y propósitos claros en la vida; el 28.6% reporta cierta indefinición de un sentido y
propósito en la vida; y el 50% presenta propósitos claros y un significado definido de la vida. Aunado a esto, se tuvo una tasa de retención del 65% y el 77% en las cohortes 2008 y 2009, respectivamente. Asimismo, de la generación 2006 a la del 2010, se han detectado 32 estudiantes en riesgo a partir de los resultados obtenidos en la trayectoria escolar realizada por el Centro de Orientación de dicha Facultad, las cuales se han atendido en su momento. De igual modo, en comparación con los estudiantes de los demás programas de la Facultad de Educación, entre los alumnos de la Licenciatura en Enseñanza del Idioma Inglés se han presentado casos de adicción a las drogas, incumplimiento de normas institucionales, dificultades con los profesores, problemas en la integración del grupo y conflictos intergrupales. Sumado a esto, el plan de estudios actual de la Licenciatura en Enseñanza del Idioma Inglés oferta asignaturas enfocadas preponderantemente en el desarrollo de conocimientos y habilidades propias para el dominio y enseñanza de dicho idioma, descuidando el aspecto personal del futuro profesional; cabe señalar que en el semestre eneromayo de 2012, se ofrece por primera vez una asignatura centrada en el desarrollo humano del estudiante. Dado lo anterior, se puede observar que los estudiantes de la Licenciatura en Enseñanza del Idioma Inglés presentan diversos factores de riesgo que pueden afectar su permanencia en la escuela. Entonces, es claro que las instituciones educativas tienen el compromiso de formar no solamente el aspecto intelectual del estudiante, sino también abarcar el área personal a fin de minimizar dichos riesgos. Se espera que las instituciones formadoras de profesores promuevan una verdadera formación integral en el futuro docente y no se limiten a proporcionar el aspecto teórico (Anzaldúa, como se citó en Gómez, 2008). Si bien este proyecto está enfocado en estudiantes que se forman como futuros docentes de idiomas, las problemáticas que se han detectado no son exclusivas de este programa educativo, razón por la cual la importancia de esta temática se extiende a todos los niveles educativos y sectores de la población. En ocasiones, los programas educativos tienen estudiantes que presentan características particulares de elección vocacional inadecuada, conflictos, adicciones, falta de asertividad, conductas alarmantes, entre otras, que ponen en riesgo su permanencia en la carrera y pueden
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afectar su bienestar emocional, por lo que resulta indispensable trabajar el potencial humano en los estudiantes. Aunque se han desarrollado diversas estrategias para atender dichas situaciones, es necesario seguir trabajando en este sentido, pues se reconoce la importancia del trabajo del desarrollo humano en los estudiantes como un complemento idóneo a la formación intelectual que reciben. En este sentido, se debe promover la responsabilidad y la toma de conciencia en sus conductas, pensamientos, acciones y creencias, lo que les permitirá enfrentar con mejores herramientas las diversas circunstancias en las que se encuentren y tomar decisiones más acertadas en su vida académica y personal. Ante lo anteriormente expuesto, se plantea la siguiente pregunta de investigación ¿Se podrá desarrollar el potencial humano en estudiantes universitarios en formación docente a través de un taller con enfoque Gestalt?
Justificación La educación constituye una parte importante en el desarrollo del ser humano, porque la persona adquiere conocimientos intelectuales y se desarrolla en los aspectos físico, social, afectivo, moral y espiritual. Sin embargo, la educación impartida actualmente por las instituciones escolares no toma en cuenta o no profundiza en estos aspectos; por el contrario, se enfoca en lo cognitivo, al punto de convertirse en una transmisión y memorización de la información (Delgado, 2008). Ante esto, una verdadera formación integral debe atender las habilidades intelectuales y el desarrollo de valores, sentimientos positivos, manejo de emociones y relaciones interpersonales (Latapí, como se citó en Gómez, 2008). Al respecto, la Asociación Nacional de Universidades (como se citó en Universidad Autónoma de Yucatán, 2012) en uno de los lineamientos para el desarrollo de la educación superior plantea lo siguiente: Promover el desarrollo integral del estudiante mediante la incorporación de nuevos métodos que fomenten la formación permanente, el aprender a aprender, a emprender y a ser; el fomento de la creatividad y el espíritu de iniciativa; el desarrollo integral de las capacidades cognoscitivas y afectivas; el fomento del espíritu crítico y sentido de responsabilidad social (p. 13).
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A su vez, Latapí (como se citó en Gómez, 2008) señala que los sistemas de formación profesional en el mundo han establecido cuatro componentes para el perfil de sus egresados: (a) una formación humana integral; (b) una sólida preparación en las disciplinas que van a enseñar con apertura a la investigación permanente; (c) conocimientos y habilidades relacionados con el desarrollo del aprendizaje: didáctica general y especializada, métodos y herramientas, incluyendo técnicas de evaluación; y (d) una introducción a la práctica de la enseñanza bajo la guía de un maestro experimentado (p. 10). La Universidad Autónoma de Yucatán en su Modelo Educativo para la Formación Integral (Universidad Autónoma de Yucatán, 2012), que tiene como finalidad desarrollar la formación integral de sus estudiantes, plantea en el eje de Educación Centrada en el Aprendizaje (ECA) el fomento de aprender a aprender; aprender a hacer, que involucra el desarrollo de capacidades; el aprender a ser en función de las cinco dimensiones del ser humano (físico, emocional, cognitivo, social y valoral-actitudinal); aprender a convivir, para el trabajo en grupos e integración en diversos ambientes; y aprender a emprender para que el estudiante potencie su capacidad para encarar desafíos, generar bienes y servicios, y tomar decisiones. En estos organismos de diversos niveles, se plantea la necesidad de incorporar en el currículo de los programas educativos el desarrollo personal del estudiante; sin embargo, en muchas ocasiones, la realidad dista de estas intenciones, pues los esfuerzos realizados por las instituciones educativas resultan ser insuficientes. Por ello, la educación integral requiere que se incluyan los aspectos cognitivo, social y emocional, entre otros, así como la participación de diversos actores (Álvarez, 2011). Esto favorecerá la formación en diversas áreas, además de que promoverá el aprendizaje y la colaboración, de acuerdo con el potencial de cada persona. Gracias a esto, se puede establecer un vínculo entre los aprendizajes académico y socio-afectivo, lo que redundará en un mejor desempeño de las personas en los distintos roles sociales y tareas vitales, así como en el desarrollo de fortalezas ante los desafíos que enfrenten (Arguedas y Jiménez, como se citó en López, 2009). Aquí, cabe mencionar que hay un punto en común entre la psicoterapia humanista y la educación, pues ambas tienen el objetivo de desarrollar el potencial de la persona y el
Israel Alberto Cisneros Concha, Nora Verónica Druet Domínguez, y Gladis Ivette Chan Chi
crecimiento personal (Castanedo, como se citó en Madera, 2009), ofreciendo un espacio para desarrollarse diariamente como persona y como estudiante (Gómez, 2008). Por lo tanto, este enfoque psicoterapéutico, particularmente la psicoterapia Gestalt, se convierte en una herramienta útil que puede abordar la educación integral de los estudiantes de una mejor manera. Lo anterior, ya que se centra en la persona como un todo, tomando en cuenta sus creencias, sentimientos, emociones, fortalezas, intereses, valores, características y necesidades, que le dirijan mediante la toma de conciencia y la responsabilización de sí mismos al desarrollo de sus potencialidades. Este proyecto contribuirá a que los estudiantes de una Licenciatura desarrollen un mayor compromiso en la escuela, sean más responsables de sus acciones, tomen decisiones más acertadas a partir de su autoconocimiento, sean más empáticos con los demás, se interesen en las personas y se involucren en actividades que les beneficien personal y profesionalmente. Asimismo, disminuirá los índices de reprobación, rezago y deserción escolar. Por ello, es importante que las instituciones educativas aborden estrategias para complementar la educación centrada en lo cognitivo y se incluyan medidas que favorezcan el desarrollo del potencial humano de sus estudiantes, en especial en aquellos programas educativos que presentan alumnos con diversos factores de riesgo que puedan afectar de manera sobresaliente su trayectoria escolar y permanencia en la institución educativa. Como se ha expuesto en el presente proyecto, tomar medidas al respecto trae consigo beneficios en los estudiantes, en las escuelas y en la sociedad, en general.
Objetivo general Facilitar el desarrollo del potencial humano en estudiantes de una Licenciatura mediante un taller con enfoque Gestalt.
Objetivos específicos Identificar los principales bloqueos dentro del ciclo de la experiencia de los estudiantes de una Licenciatura. Incrementar la responsabilidad de las emociones, sentimientos y conductas de los estudiantes de una Licenciatura a través del taller con enfoque Gestalt. Evaluar el efecto del taller con enfoque Gestalt en los estudiantes de una Licenciatura.
Método Tipo y diseño de investigación El diseño de la investigación fue pre-experimental, pretest-post-test con un solo grupo y se utilizó un tipo de estudio descriptivo, el cual consistió en describir los efectos de un taller con enfoque Gestalt.
Instrumentos Se utilizó el test de psicodiagnóstico gestalt (TPG), diseñado por Héctor Salama. El objetivo del test en cuestión es identificar las actitudes que las personas presentan con respecto a temas específicos de su vida actual. Asimismo, sirve para detectar los niveles de bloqueos que la persona esté presentando según el tema bajo el cual lo conteste. Se reporta que todos los reactivos tienen la suficiente validez. El TPG cuenta con una sensibilidad del 78.7%, una especifidad del 91%, una confiabilidad del 93%, una validez interna del 92% y una exactitud del 93% (Salama, 2007). Este instrumento consta de 40 reactivos que se contestan con “sí” o “no” según considera la persona que sea más acorde a su situación y a un área específica de su momento presente. En la presente intervención, los participantes contestaron acerca de su vida, en general. De los 40 reactivos, 32 son distribuidos aleatoriamente en cada uno de los ocho bloqueos correspondientes al ciclo de la experiencia; dichos bloqueos son retención, desensibilización, proyección, introyección, retroflexión, deflexión, confluencia y fijación. Los ocho reactivos restantes son considerados nulos; es decir, los números 5, 10, 15, 20, 25, 30, 35, 40. Una vez contestado el instrumento, se vacían los resultados en una plantilla de calificación, la cual se divide en ocho subgrupos relacionados con los bloqueos. Por cada subgrupo se encuentran cuatro reactivos que representan cada fase bloqueada, y según la respuesta, tiene un puntaje de 0 o 2. La interpretación de cada fase de acuerdo al puntaje de los bloqueos es: desbloqueada (0 puntos): se refiere a que la fase se encuentra sin bloqueo, por lo que la energía fluye hacia la satisfacción de la necesidad; funcional (2 puntos): significa que tiene un bloqueo parcial, pero la energía aún se encuentra disponible; ambivalencia (4 puntos): implica que la energía se encuentra atrapada entre dos fuerzas opuestas
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y de igual intensidad; disfuncional (6 puntos): manifiesta que la continuidad del flujo de la energía es mínimo; y bloqueada (8 puntos): es cuando la energía se detiene y el cambio es inexistente.
Participantes Se trabajó con un grupo de doce estudiantes, conformado por seis hombres y seis mujeres entre 18 y 26 años que adelantaban séptimo semestre de la licenciatura en enseñanza del idioma inglés de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Yucatán. La muestra en la que se implementó el taller se seleccionó por conveniencia, o también llamada no probabilística, puesto que la elección de los participantes no dependió de la probabilidad, sino que obedeció a ciertos criterios relacionados con las características de la intervención o de quien realiza la muestra (Bisquerra, 2004). Cabe señalar que se seleccionó a los 12 estudiantes que se inscribieron en una asignatura correspondiente a la licenciatura en enseñanza del idioma inglés.
Procedimiento La intervención realizada en esta investigación consistió en la implementación de un taller con enfoque Gestalt que tuvo una duración de 40 horas, distribuidas en 20 sesiones de dos horas cada una. El taller se realizó con base en el enfoque Gestalt, el cual es un “método de psicoterapia y de desarrollo personal que permite alcanzar una interrelación auténtica entre el mundo exterior (medio ambiente) y el organismo (mundo intra-psíquico de la persona), situados ambos en el espacio temporal del aquí y el ahora. Asimismo, incrementa la toma de conciencia del cómo en lugar del porqué y enfatiza que la persona asuma la responsabilidad de sus conductas y haga frente a sus necesidades existenciales” (Castanedo, en Peniche, 2010, p.9). La intervención grupal se centró en una metodología vivencial que permitió centrar a los participantes en la experiencia; asimismo, se incluyeron ejercicios, dibujos y el empleo de técnicas gestálticas que favorecieron llevar a los participantes a la toma de conciencia mediante la integración de sus recursos, actitudes, conductas y potencialidades. Dentro de las sesiones se trabajaron tópicos relacionados con aspectos de sí mismo, enfocándose en
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el sí mismo corporal, el sí mismo emocional, el sí mismo mental y el sí mismo social. Cabe señalar que a partir de las necesidades detectadas en los estudiantes y contemplando que cada temática se desarrollara en un tiempo pertinente para el proceso terapéutico de cada participante, se fueron adaptando las temáticas, así como los ejercicios. Estos fueron organizados de la siguiente manera: conciencia corporal, conciencia emocional, expresión emocional, creencias limitantes (introyectos), proyecciones y conciencia de las habilidades de contacto. De este modo, se pretendió brindar a los participantes un espacio donde pudieran tener la oportunidad de vivenciar experiencias propias que les permitieran obtener un mayor autoconocimiento de ellos mismos, a fin de facilitar el desarrollo de su potencial humano. Durante el taller se emplearon diversas técnicas y estrategias acordes con la psicoterapia Gestalt; entre éstas, se destacan las técnicas supresivas, que buscan restringir las interrupciones a expresiones de sentimientos intensos; asimismo, se utilizaron las técnicas expresivas, las cuales pretenden remarcar una expresión, intensificándola; y finalmente, se emplearon las técnicas de integración, que permiten llevar a la toma de conciencia. De este modo, se realizaron ejercicios vivenciales para la identificación de la conciencia corporal en sí mismo y hacia el exterior; caracterización y expresión de emociones, identificación de proyecciones, disolución de introyectos y creencias limitantes; y concientización de las habilidades de contacto, ejercicios proyectivos, fantasías guiadas y visualizaciones.
Resultados Con la finalidad de evaluar los cambios cuantitativos en los participantes, se administró el Test de Psicodiagnóstico Gestalt de Salama antes y después de la intervención. A partir de los datos cuantitativos obtenidos en las dos administraciones del TPG de Salama, se encontró que, en la fase 8, se movilizó la energía en un 75%; en las fases 1, 5 y 6, en un 66.66%; en las fases 4 y 7, en un 41.6%; y en las fases 2 y 3, en un 24.99%. A continuación, se presentan los resultados obtenidos en cada una de las aplicaciones.
Israel Alberto Cisneros Concha, Nora Verónica Druet Domínguez, y Gladis Ivette Chan Chi
Análisis del TPG Grupal en el pretest En la tabla 1, se muestran los resultados obtenidos en la primera administración del instrumento, la cual incluye a los 13 participantes que iniciaron el taller. En la tabla anterior, correspondiente a la primera administración, se puede observar que las fases que mostraban bloqueos significativos son la 1 (de reposo), la 5 (de acción) y la 6 (de pre-contacto). Las fases 4, 7 y 8 presentaban algún bloqueo disfuncional o total en menor cantidad que las fases descritas anteriormente. Por último, las fases 2 y 3 se encontraban desbloqueadas o con bloqueos funcionales y ambivalentes. Las fases donde se obtuvieron bloqueos significativos se describen a continuación. En la fase 1, la mayoría de los participantes presentaba bloqueo disfuncional y uno total de retención; esto quiere decir que se impide la continuidad natural del momento, con lo que se imposibilita el proceso de asimilación-alienación de la experiencia, así como del reposo. Lo anterior se
evidenció cuando los participantes no contactaban consigo mismos; al momento de expresarse, se presentaba falta de confianza, y al estar involucrados en diversas actividades, esto se traducía en reposo. En la fase 5, se encontró que los participantes tenían bloqueo disfuncional en retroflexión, en la cual la persona se hace a sí misma lo que le gustaría hacer a los demás referente a la energía agresiva. En las sesiones, los participantes expresaron sus comentarios referentes a estos aspectos, como el tener diversas somatizaciones en el cuerpo; ejemplos de ello son dolor de espalda, de estómago, inflamación de colon o migraña constante, entre otros. En la fase 6, los participantes presentaban bloqueos disfuncionales y totales en deflexión, por lo que la persona evita enfrentar al objeto causante, dirigiendo su energía a objetos alternos no significativos. Este bloqueo se pudo observar cuando los participantes manifestaban falta de tiempo para acudir al médico o tener mayor cuidado de la salud pese a tener dolencias físicas, o al postergar tareas, actividades y aspectos importantes, así como al no contactar en totalidad consigo mismos.
Tabla 1 Resultados del grupo. Pretest del Test de Psicodiagnóstico Gestalt de Salama. Fase 1
Fase 2
Fase 3
Fase 4
Fase 5
Fase 6
Fase 7
Fase 8
Benjamín
6
0
2
8
6
6
8
4
Leo
6
0
2
2
6
6
2
0
Paula
8
2
4
2
4
4
0
4
Fernanda
2
0
0
4
2
2
0
4
Nicolás
6
0
0
2
0
2
0
4
Gina
6
0
4
0
4
8
2
4
Vanessa
2
2
0
4
0
2
0
4
Rina
6
0
0
0
0
4
0
6
Ulises
4
0
0
6
2
0
4
6
Yaneth
0
0
0
4
6
8
6
4
Horacio
6
0
0
2
2
2
0
4
Elliot
4
4
2
2
2
2
0
2
Xavier
6
0
2
2
0
2
2
2
Participante
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Análisis del TPG Grupal de Salama en el postest En la tabla 2, se pueden observar los puntajes obtenidos en la segunda administración del Test de Psicodiagnóstico Gestalt de Salama. Esta aplicación se hizo de manera grupal y tuvo lugar quince días después de que la intervención finalizara. Cabe señalar que uno de los participantes no concluyó el taller. En la segunda administración del TPG, se pudo observar que los participantes refirieron cambios con relación a la fase uno de reposo, logrando disminuir algunos de los bloqueos totales y disfuncionales que tenían a ambivalentes, funcionales o sin bloqueos; esto se evidenció en las sesiones al ser más expresivos en sus emociones, presentaron mayor fluidez en el contacto con el otro y se permitieron tener espacios de descanso y relajación. De igual forma, en la fase cinco de acción se presentaron variaciones en las puntuaciones; algunos bloqueos cesaron o pasaron a ser funcionales, a pesar de que, en las sesiones, los participantes expresaron que se comprometían a realizar acciones conducentes a mejorar el cuidado del cuerpo y la salud, valorarse más, cambiar conductas, expresar en mayor medida sus emociones asertivamente y trabajar en el desarrollo de sus habilidades intra e interpersonales.
En la fase seis, de pre-contacto, se observó una disminución de los bloqueos; estos pasaron a ser ambivalentes, funcionales, o sin bloqueo. Aun así, los participantes describieron que emprendieron acciones para resolver cuestiones de salud, realizaron mayor contacto consigo mismos, lo que se demostró en las aportaciones y comentarios que emitían. Además, aclararon intereses y establecieron metas y compromisos, tanto profesionales como personales; y también, externalizaron mayor conciencia y apertura a trabajar en los cambios necesarios para su desarrollo personal en las diferentes temáticas abordadas en el taller.
Discusión A partir de los datos cuantitativos obtenidos en las dos administraciones del Test de Psicodiagnóstico Gestalt de Salama, no se encontraron diferencias significativas con relación a los bloqueos que presentan los participantes. Sin embargo, a lo largo del taller se pudo observar, a través de sus reflexiones, que hubo un incremento en la toma de conciencia referente a los contenidos abordados en el mismo, así como en el establecimiento de compromisos y metas. Estos son elementos clave para el desarrollo del potencial humano en las personas, puesto que permiten cambios significativos en favor del desarrollo personal y profesional.
Tabla 2 Resultados del grupo. Postest del Test de Psicodiagnóstico Gestalt de Salama. Participante
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Fase 1
Fase 2
Fase 3
Fase 4
Fase 5
Fase 6
Fase 7
Fase 8
Benjamín
6
0
2
8
8
4
6
0
Leo
2
0
2
2
8
6
0
4
Paula
6
0
2
2
2
2
2
6
Fernanda
0
0
0
2
4
6
0
6
Nicolás
4
0
4
0
2
0
4
2
Gina
6
0
4
4
4
8
6
4
Vanessa
6
0
0
4
0
0
0
2
Rina
6
0
0
2
2
6
0
2
Ulises
0
0
0
4
0
0
4
4
Yaneth
2
0
0
4
6
8
6
4
Horacio
6
0
0
2
8
4
0
2
Elliot
6
8
0
2
2
0
0
2
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Israel Alberto Cisneros Concha, Nora Verónica Druet Domínguez, y Gladis Ivette Chan Chi
De esta manera, la intervención desarrollada favoreció en los participantes la toma de conciencia de las situaciones vivenciales y aprendieron a reconocerlas y a plantear alternativas y acciones de solución. También aprendieron a conocer su cuerpo, identificando las partes que les son agradables y las zonas de tensión; y a partir de esto, supieron cómo realizar acciones asertivas para desestresarse. Entonces, escucharon su cuerpo y cómo éste se ve afectado, y fueron conscientes de las necesidades que expresaba para contactar con él. Además, permitieron atenderse de una manera más consciente, flexible y saludable, logrando identificar las somatizaciones para buscar el origen emocional de éstas y enfocarse en emprender acciones que las resuelvan. Asimismo, fueron capaces de percibir sus sentidos y centrarse en ellos, ampliándolos y abriéndose más a la percepción de sí mismos y de su entorno; descubrieron los beneficios de estos, pues se concientizaron del hecho de que los sentidos les permiten disfrutar de sensaciones positivas y placenteras. También, se permitieron fluir y sentir sus sensaciones y emociones, lo que los llevó a facilitar la expresión de las mismas de una manera más “inteligente” y asertiva, tomando conciencia de las diversas maneras en que se puede hacer. Del mismo modo, se plantearon acciones más saludables y asertivas para cuidarse, como fueron la importancia de realizar ejercicio, comer sanamente, organizar su tiempo, descansar y disfrutar de la vida. De igual forma, los participantes lograron distinguir, disfrutar y aceptar las diversas emociones positivas y negativas que pueden llegar a experimentar en diferentes situaciones. Además, aprendieron a identificarse corporal y emocionalmente, así como a revalorarse positivamente. Así mismo, pudieron identificar los diversos aspectos, factores y actitudes que influyen en su persona en el momento de aprender y enseñar, y cómo estos pueden determinar muchos de sus comportamientos como futuros docentes, identificando formas para aprovecharlos positivamente. En el mismo sentido, reflexionaron acerca del modo en que su formación personal y formas de actuar influyen sobre su desarrollo profesional y su interacción con sus futuros alumnos, con lo que tuvieron la oportunidad de tener mayor claridad del estilo docente que les gustaría tener. Además, identificaron sus cualidades, virtudes y defectos, ampliando el autoconocimiento y estableciendo un compromiso consigo mismos acerca de lo que querían modificar, así como las diferentes formas para realizar el cambio. Apren-
dieron a aceptarse, cuidarse y quererse, revalorando sus cualidades y talentos y, a su vez, aumentaron la seguridad en sí mismos; de esta manera, aprendieron a aceptar y respetar a los demás. Del mismo modo, lograron conocimiento y reflexión acerca de sus proyecciones y cómo éstas pueden influir negativamente en sus relaciones interpersonales. Eso los llevó a expresiones y sentimientos más flexibles y libres, así como a crear conciencia y reflexionar acerca de los momentos en que emplean la proyección en posteriores interacciones con los otros para incrementar su autoconocimiento y modificar sus actitudes y conductas al respecto. Asimismo, aprendieron a identificar sus introyectos, así como su origen; y reflexionaron acerca de lo que acostumbraban a hacer como “deberías” y “tengo”, así como sobre las implicaciones que esto tenía en su vida; también, aprendieron a romper los introyectos a través de la reflexión y elección sobre “quiero sí” y “quiero no”, conociendo que es un método para aplicar en sus futuras elecciones. Pudieron relacionar sus formas de pensamiento y creencias con conductas y explicarse el origen de sus acciones. Por otro lado, desarrollaron y establecieron la empatía con las personas con las que se relacionan tanto a nivel familiar, educativo, de pareja y social; gracias a esto, identificaron y valoraron las características y apoyo de sus padres, familiares y amigos y, al mismo tiempo, tomaron conciencia de lo importante que es para ellos recibir este afecto. Por otra parte, aclararon las habilidades de contacto sobre las que debían trabajar para lograr una mejor relación con los demás; además, desarrollaron la comunicación intrapersonal e interpersonal de manera positiva, pues identificaron actitudes relacionadas en su interacción con los otros. Al mismo tiempo, se favorecieron otras habilidades y actitudes positivas como escuchar a los demás, respetar las ideas ajenas, reflexionar antes de actuar, tener mayor autenticidad en sus relaciones, incrementar la valoración de lo que tienen y de lo que se encuentra a su alrededor, y atender y cuidar sus emociones y las de los otros. Por todo lo anterior, se puede establecer que los participantes expresaron cambios positivos en sus diversas relaciones interpersonales. Además, identificaron y definieron objetivos y metas, tanto personales como profesionales, como son concluir los estudios de licenciatura, dedicar mayor tiempo a estar consigo mismo, aprender de sí mismo, tener mayor trabajo personal, expresar sus emociones, atender la salud, cambiar características personales y conductas negativas, tener una familia, acercarse emocionalmente a los otros, realizar estu-
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dios de posgrado, actualizarse en la formación profesional y emplear las habilidades de contacto en sus relaciones, además de plantearse acciones que posibiliten sus logros. Al ampliar su autoconocimiento, expresaron que se sentían motivados para realizar cambios internos y externos conducentes a ser mejores personas y; en consecuencia, mejores docentes. También, señalaron que les motivaba evitar la postergación de las acciones, lo que supone un gran beneficio para su crecimiento personal. Así mismo, aprendieron a construir un espacio de apoyo y confianza. Esto permitió que pudieran expresarse libremente, de forma auténtica y con mayor seguridad, lo cual propició el mutuo conocimiento y la convivencia armónica. Por lo anteriormente mencionado, se puede observar que esta experiencia grupal ayudó a que los participantes reflexionaran acerca de las fuentes de su motivación para ejercer la docencia. Otro beneficio fue el logro de un mayor autoconocimiento profesional, que servirá de base para inspirar la práctica educativa. Asimismo, pudieron darse cuenta de su potencial humano, sus fuerzas, valores y talentos, trabajando principalmente con su self. Esto les proporcionó un apoyo para enfrentar sus temores, obstáculos y alegrías inherentes a la práctica docente. A este respecto, Korthagen (2006) señala que es importante que los futuros maestros se den cuenta de sus puntos fuertes, valores personales e ideales y de cómo los materializan en el salón de clases, y también cómo enfrentan los obstáculos usando sus potencialidades. Este mismo autor menciona que es indispensable ayudar a los estudiantes a la actualización de su potencial humano en términos de la conducta, y que ésta tenga influencia en el medio ambiente. Considera que es necesario que los estudiantes en formación no solamente tomen conciencia a un nivel cognitivo, sino que es crucial que toquen las emociones que acompañan esa cualidad y tomen una decisión consciente que los movilice a realizarla.
Conclusiones Los participantes del taller lograron sentirse libres y más dispuestos a responsabilizarse de sus propias decisiones como futuros docentes, en lugar de imitar modelos impuestos por la escuela o por la sociedad. De esta manera, lograron fortalecer su potencial humano, libre de introyectos (creencias limitantes) relacionados con la educación. Los alumnos en formación docente incrementaron su darse cuenta al ser conscientes de los principios, creencias y cualidades que rigen su vida, de modo que estarán en
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mejores condiciones para dirigir a sus alumnos y hacer uso de sus propias cualidades. La intervención favoreció la flexibilidad de los alumnos para aplicar principios a su propia existencia, dándoles la oportunidad de reflexionar y elegir en qué clase de maestro quieren convertirse, favoreciendo el desarrollo de su potencial humano. Los participantes manifestaron sentirse más libres de ser ellos mismos. También dijeron ser más capaces de mostrarse tal cual son, de focalizar sus energías hacia lo que les interesa y de expresar sus emociones. Esto ayudará a que los futuros maestros establezcan verdaderos encuentros con sus alumnos, padres de familia y colegas. El taller también fortaleció el autoconcepto y la autoaceptación; es decir, les ayudó a conocerse a sí mismos como personas, a responsabilizarse de sus pensamientos, emociones y conductas, y a aceptar sus debilidades, fortalezas, complejidades y posibilidades, tanto personales como profesionales. Por lo tanto, se puede afirmar que la intervención sirvió para fortalecer a los estudiantes en lo que respecta al afrontamiento de los obstáculos inherentes a la enseñanza, tanto a corto plazo como en sus prácticas profesionales. Así mismo, y no menos importante, este tipo de taller facilita la transición de condición de estudiante a profesor en ejercicio.
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Peniche, S. (2010). Consejo grupal en madres adolescentes [Tesis de maestría]. México: Universidad Autónoma de Yucatán.
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Trabajo en casa y calidad de vida: una aproximación conceptual Resumen El “teletrabajo”, o “trabajo en casa”, no es una modalidad de trabajo nueva; en Colombia, ésta se encuentra en proceso de normatización. Ante la posibilidad de que cada día sean más las organizaciones que se sientan seducidas por su implementación, se requiere determinar su impacto en la salud y calidad de vida de las personas involucradas. Para iniciar, se establece la relación existente entre salud y trabajo, se amplía el concepto, los tipos y las características del teletrabajo; además, se presentan algunos estudios que dan cuenta de sus ventajas y desventajas. Posteriormente, se realiza un análisis de los factores de riesgo psicosocial que podrían afrontarse con esta modalidad de trabajo a la luz de la Resolución 2646 de 2008 (Ministerio de la Protección Social, hoy Ministerio del Trabajo). Por último, se presenta una propuesta para su manejo integral.
Yolanda Sierra Castellanos1, Sergio Escobar Sánchez, Alba Merlo Santana2 Universidad El Bosque, Bogotá, D. C., Colombia
Palabras clave: trabajo en casa, salud, trabajo, calidad de vida, factores de riesgo psicosocial
Abstract Teleworking means working at home. This type of work is not new and it is under rulemaking process in Colombia. As it is a widespread work modality, its impact on health and quality of life must be determined. So, through this literature review, it is established the link between teleworking and health. Besides, the concept, types and characteristics of teleworking are presented as well as some benefits and limitations related to this work modality. Then, taking as a point of departure Resolution 2646 of the Department of Labor, it is carried out an analysis of psychosocial risk factors which could emerge regarding teleworking. Finally, a proposal intended to manage it integrally is presented. Key words: teleworking, work, health, quality of life, psychosocial risk factors
Recibido: 13 de Octubre de 2013 Aceptado: 12 de Agosto de 2014 1. Psicóloga con Especialización en Ciencia de recursos Humanos y candidata a MGO. Directora de la Especialización en Psicología Ocupacional y Organizacional de la Universidad El Bosque. Profesora Asociada e Investigadora de la Facultad de Psicología. Catedrática de varias universidades, asesora y consultora empresarial. E-mail: sierrayolanda@unbosque.edu.co 2. Auxiliares de investigación de la Especialización de Psicología Ocupacional y Organizacional
Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología l Enero-Junio 2014, Vol. 14 No. 1, pp 57-72 ISSN 1657-3412 (Impresa) l ISSN 2346-0253 (En línea)
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Trabajo en casa y calidad de vida: una aproximación conceptual
Introducción Dentro de las tendencias actuales de reestructuración organizacional, surge el concepto de flexibilización laboral, el cual ha provocado importantes transformaciones tanto a nivel social, como jurídico y económico, ya que involucra formas diversas de vinculación laboral, extensión o disminución de jornadas de trabajo y nuevas modalidades para la ejecución del trabajo, entre otros. Mediante la flexibilización laboral, se busca la forma de brindar nuevas oportunidades laborales, reducir costos, disminuir tiempos de desplazamiento y, por supuesto, aumentar la productividad en las organizaciones. Una de estas modalidades, la cual cada vez cuenta con más adeptos, es la relacionada con lo que ha sido denominado “teletrabajo” o “trabajo en casa”. Esta modalidad, que no es nueva en el mundo, tuvo sus inicios a mediados de los años 70´s, producto de la crisis energética sufrida en Norteamérica, y ha tenido un incremento importante en su implementación a partir de la década de los años 80´s y 90´s debido al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación - TIC, especialmente en Estados Unidos, Europa y algunos países de Latinoamérica (Alonso y Cifre, 2002). El teletrabajo se ha ramificado en varias modalidades, como se verá más adelante, y ha encontrado su fundamento en el desarrollo de las tecnologías de la información. Sin embargo, son escasas las investigaciones sobre esta modalidad de trabajo; pocos países la han estudiado a fondo, además de que son pocos los estudios contextuales que permitan conocer su impacto, tanto positivo como negativo. Por ende, es muy poco lo que se sabe acerca de la influencia que puede tener esta modalidad laboral en la calidad de vida de la población trabajadora. En el ámbito mundial, se asume que el teletrabajo es una oportunidad para generar empleo, incluso para la población vulnerable (Rodríguez, 2007). Por otra parte, en Latinoamérica, son pocos los países que lo han reglamentado, y en Colombia, específicamente, se han adelantado algunas iniciativas que buscan normatizarlo; es decir, enmarcarlo como una modalidad más de trabajo, donde se apliquen los mismos derechos y deberes que establece el Código Sustantivo del Trabajo, tanto por parte del empleador, como del empleado. Ante la posibilidad de que esta modalidad cobre mayor fuerza y cada día sean más las organizaciones que se sientan seducidas por su implementación, se hace necesario realizar estudios de corte investigativo que permitan
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Cuadernos Hispanoamericanos de Psicología
determinar su impacto en la salud y calidad de vida de las personas involucradas. Esta tarea debe partir de un abordaje conceptual de esta modalidad laboral, incluyendo una revisión de estudios que permita identificar los posibles efectos en la calidad de vida de los trabajadores. Para poder entender estas implicaciones, en primer lugar, se considera importante establecer la relación existente entre salud y trabajo, toda vez que el trabajo ha sido considerado como un área de ajuste importante para el desarrollo del individuo; una vez realizado lo anterior, se ampliará el concepto de teletrabajo, se explicarán los tipos de teletrabajo existentes y sus características, cómo ha sido abordado en Latinoamérica y cuál ha sido su evolución en cuanto a normatividad y regulación. Con el fin de poder determinar los avances sobre el estudio de su impacto en la calidad de vida de la población trabajadora, se presentarán, en primera instancia, algunos estudios que dan cuenta de sus ventajas y desventajas. Luego, se realizará un análisis que dará cuenta de los factores de riesgo psicosocial que podrían afrontarse con esta modalidad de trabajo, enmarcada en los aspectos intra y extralaboral propuestos desde la misma Resolución 2646 del Ministerio de la Protección Social (2008), en la actualidad Ministerio del Trabajo. Para concluir, se realizará una propuesta a partir del diseño de un modelo integral de recursos humanos, para el manejo de esta modalidad de trabajo. A partir de tal propuesta, se pretende controlar los posibles factores de riesgo psicosocial, así como los efectos de esta modalidad laboral en la calidad de vida del trabajador.
Salud y trabajo El concepto de salud es bastante amplio; algunos autores han pretendido definirlo de tal modo que abarque la mayor cantidad de variables posibles. La Organización Mundial de la Salud (OMS, 1948), lo ha definido como un estado de bienestar físico, mental y social y no únicamente como la ausencia de enfermedad; así mismo, este concepto se ha relacionado con el ámbito sociocultural, en cuanto a la disponibilidad o efectos que se producen en las personas con respecto a los recursos que ofrece la sociedad (Núñez et al., 2010). En este sentido, vale la pena mencionar a García, Benavides y Ruiz (1997), quienes indican que las diferencias
Yolanda Sierra Castellanos, Sergio Escobar Sánchez y Alba Merlo Santana
en los estratos sociales determinan en gran medida los estados de salud de las personas; dependiendo del nivel educativo, los trabajadores están expuestos a diferentes factores de riesgo, además de que los ingresos económicos les permiten o; por el contrario, les impiden acceder a diferentes servicios de salud. De igual forma, Berlinger (como se citó en Núñez et al., 2010) enmarca el concepto de salud en el acceso que pueden tener las personas a atención médica, las condiciones en que realizan su trabajo, la adecuada nutrición y las condiciones de su vivienda. Todos estos aspectos hacen parte de la condición social y; por ende, se relacionan con el factor económico. Lo anterior se relaciona con lo expuesto por autores como García, Benavides y Ruiz (1997); Alonso y Cifre (2002), quienes reportan cómo las condiciones socioeconómicas de los individuos determinan los hábitos de alimentación, el lugar donde viven y los hábitos de autocuidado, como hacer ejercicio, entre otros. Ahora bien, la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 1999) define el trabajo como una fuente de dignidad personal, estabilidad familiar, crecimiento económico y desarrollo de las personas. Esta definición se complementa con la expuesta por Chavarro y Cadena (2011), quienes asocian el trabajo con aspectos como actividad física o mental encaminada a elaborar o transformar conocimientos, bienes y/o servicios, orientados a satisfacer determinadas necesidades de la sociedad. Por otro lado, autores como García et al. (1997) concluyen que el trabajo puede llegar a representar un factor positivo en la salud de las personas, pues al ser retribuido económicamente, pueden lograr su autorrealización. Así, el trabajo no sólo contribuye al desarrollo individual, sino al de la comunidad y, a la vez, permite establecer vínculos personales y redes de apoyo social. Lo anterior, según estos mismos autores, implicaría que las personas que tienen una vida laboral activa, presentan mejores condiciones de salud. Estos mismos planteamientos ya habían sido expuestos por Peiro y Prieto (1996), quienes concluyeron que el trabajo, más allá de garantizarle al individuo una fuente económica para su supervivencia, comodidad y control, le facilita su realización personal y es en sí mismo una fuente de identidad. Además, le brinda al individuo la oportunidad de adquirir nuevos conocimientos y desarrollar habilidades y destrezas. Así mismo, desde el punto de vista social, los autores mencionados concluyen que el trabajo le transmite al individuo normas, creencias y expectativas sociales, le
proporciona estatus, prestigio, poder y control, así como la posibilidad de establecer relaciones sociales, entre otros. Sin embargo, si el trabajo representa un área de ajuste importante para el individuo ya que le permite tener acceso a mejores condiciones de salud, vale la pena preguntarse: ¿En qué momento se rompe la relación positiva que debería darse entre estos dos conceptos? ¿Por qué el trabajo puede llegar a convertirse en un factor de riesgo? ¿Por qué la exposición al trabajo aumenta las probabilidades de que el individuo sufra un evento de condiciones negativas? Es a partir de los planteamientos anteriores en donde la salud ocupacional, denominada en la actualidad “Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo – SG-SST” (Ley 1562, 2012), empieza a jugar un papel fundamental en la creación de condiciones de trabajo adecuadas para el trabajador. De acuerdo con lo expuesto por la OIT (1948), el objetivo de la salud ocupacional es velar por el mayor estado de bienestar físico, mental y social de la población trabajadora. De hecho, a través de actividades de promoción y prevención, que deben incluirse también en el teletrabajo, se logran disminuir los efectos negativos que podría llegar a tener el trabajo en la salud del trabajador. Ahora bien, si se parte del concepto expuesto por Sierra (2009), en cuanto a que uno de los aspectos más determinantes en la prevención de los factores de riesgo, la promoción de la salud y la intervención, depende de la capacidad de la organización para alinear los procesos de gestión de la seguridad en el trabajo con los de gestión humana, es indispensable que las áreas encargadas de la misma esquematicen modelos integrales para lograr que su gestión incluya a las personas que laboran en la modalidad de “teletrabajo”. Estos conceptos, también planteados por Fernández-García (2007), representan uno de los retos más importantes para los psicólogos, pues al contar con procesos debidamente diseñados para este fin, el teletrabajo tendrá un impacto directo en la salud y en la calidad de vida de los colaboradores.
Teletrabajo o trabajo en casa Como ya se indicó, el teletrabajo surgió en la década de los años 70´s debido a la crisis petrolera que se dio en los Estados Unidos. Esta modalidad laboral se vio como una oportunidad para disminuir los costos de producción, ya que al ubicar a los trabajadores en centros de trabajo cercanos a
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sus casas, se disminuían los desplazamientos y; por lo tanto, el consumo de combustible (Alonso y Cifre, 2002). La OIT (1990) ofreció una definición inicial de teletrabajo, también conocido como “telehomeworking”, indicando que éste era “una forma de trabajo caracterizada por los siguientes aspectos: 1. Se realiza en una ubicación alejada de una oficina central o instalaciones de producción, separando así al trabajador del contacto personal con colegas de trabajo que estén en esa oficina. 2. La nueva tecnología hace posible esta separación, pues facilita la comunicación”. Posteriormente, autores como Alonso y Cifre (2002) se refirieron a éste como la oportunidad de trabajar cuando se quiera y desde cualquier lugar, haciendo énfasis en cómo éste era una estrategia de las compañías para hacerse más flexibles frente a los cambios que suscitan los modelos económicos actuales. Gareca y Verdugo (2007), por su parte, han definido el teletrabajo como una modalidad laboral mediante la cual el trabajador realiza sus actividades laborales en un lugar diferente al proporcionado por el empleador, apoyándose en las diferentes herramientas ofrecidas por las tecnologías de la información. Estos autores comparten un concepto similar al de Rodríguez (2007), quien afirma que el teletrabajo “se caracteriza precisamente porque es realizado por un trabajador en su casa, a través de un computador, siguiendo las órdenes de su jefe mediante Internet. Luego, el trabajador le enviará este trabajo por esta misma vía a su jefe y recibirá una remuneración; en otras palabras, es un trabajo cuya ejecución se realiza en el computador y cuyos resultados llegan al jefe mediante Internet; es decir, la realización del trabajo no implica desplazamiento del trabajador al sitio de trabajo porque éste trabaja en su hogar” (p. 32.). En Colombia, el Ministerio de Trabajo indicó que el teletrabajo (2012) indicó “es una forma de organización laboral, que se da en el marco de un contrato de trabajo o de una relación laboral dependiente, que consiste en el desempeño de actividades remuneradas, utilizando como soporte las tecnologías de la información y la comunicación –TICs- para el contacto entre el trabajador y empleador sin requerirse la presencia fisca del trabajador en un sitio específico de trabajo”. Esta definición es similar a las anteriormente mencionadas y tiene características en común entre los autores
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referidos, tales como que las tecnologías de la información van de la mano con el teletrabajo, así como que las actividades encomendadas por el empleador se realizan en un lugar diferente a las instalaciones ofrecidas por él. Por lo anterior, ésta constituye la definición sobre la cual se abordará el tema objeto del presente artículo.
Tipos de teletrabajo De acuerdo con la OIT (1990), el teletrabajo se da en varias modalidades, a saber: • Telecentros comunitarios, donde se agrupa un número determinado de personas, facilitándoles el acceso a la tecnología, con el fin de trabajar en red. • Oficinas satélites, que funcionan como sedes de las compañías que se encuentran distantes a nivel geográfico, pero permanecen conectadas, bien sea por internet o intranet. Estas oficinas se encuentran enlazadas entre sí por determinados aplicativos desarrollados por las mismas organizaciones, conocido como el “trabajo en casa” (in house), o por proveedores externos. • Los denominados “Call Center”, que se caracterizan por contar con operadores telefónicos que prestan servicios de venta de productos, o brindan asesoría a los usuarios o clientes de compañías en diferentes sectores económicos y desde diferentes partes del mundo. En algunos casos, desde países como Colombia, se puede brindar soporte a los usuarios de algún producto o servicio que estén en España. En este punto, cabe mencionar que según Di Martino (2004), algunas de estas formas de teletrabajo están más diseminadas que otras debido a “su potencial contribución al desarrollo regional”. Por otro lado, Alonso y Cifre (2002) clasifican los tipos de teletrabajo en: (a) trabajo desde casa, bien sea tiempo parcial o tiempo completo; (b) teletrabajo combinado, en el cual la persona asiste al lugar de trabajo del empleador determinados días a la semana; (c) teletrabajo móvil, en el cual la persona puede trabajar desde cualquier lugar, con el requisito que esté en permanente contacto con el empleador; y (d) centros de trabajo, los cuales representan una oficina satélite. Al revisar las clasificaciones anteriores, si bien es cierto que se mantiene como una constante el uso de tecnologías e informática para la realización del trabajo, se observan dos tendencias. La primera se relaciona con los denominados “call centers”, en donde predomina principalmente el uso
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de tecnologías con las personas agrupadas en centros de trabajo especialmente diseñados para ello y se conocen como “teleoperadores”. Por otra parte, la segunda, más acorde con el tema de esta revisión, da cuando las personas realizan su trabajo desde su casa, la cual se convierte en su sitio de trabajo, sin que tengan que desplazarse parcial o totalmente a su oficina. En cuanto a la primera, existe suficiente evidencia empírica que demuestra cómo la salud mental, física y social de los teleoperadores se ve afectada por el tipo de tarea que se desarrolla, la cantidad de información que se maneja y el esfuerzo a nivel sensoperceptual que se realiza. Todo esto produce estrés laboral, altos niveles de fatiga y de afectación a nivel emocional (Gadea, 2008). Sin embargo, considerando que el objeto de este artículo va dirigido a las personas que trabajan desde sus casas, como se verá más adelante, la revisión se ampliará hacia esta modalidad de trabajo.
Trabajo en casa en Latino América A pesar de tener caracterizados los mercados laborales y haber segmentado, de igual forma, el acceso al uso de las TIC, aún persiste la falta de datos que permitan relacionar cómo las tecnologías de la información impactan las dinámicas laborales. Además, otro aspecto que ha dificultado la medición del trabajo en casa mediante el uso de las TIC tiene que ver con la falta de consenso sobre el concepto. Sin embargo, Sánchez (2012), en su artículo “Un acercamiento a la medición del teletrabajo”, refiere datos de interés que permiten hacerse una idea del trabajo en casa en Latinoamérica. Por ejemplo, señala que, en Argentina, de un total de 13.724.727 personas encuestadas, 587.806 trabajan desde su hogar, o sea un 4.2% de los datos reportados por la Dirección General de Estudios y Estadísticas Laborales en el año 2009. No obstante, el autor en cuestión indica que estos datos no son del todo confiables para ser configurados como teletrabajo desde el hogar, ya que no se tiene total certeza de que ese 4,2% corresponda a personas que hacen uso de las TIC para desempeñar su trabajo, condición que antes se mencionó como indispensable para catalogar una labor como teletrabajo. Por otra parte, según lo reportado en 2005 por IBGE – Pesquisa Nacional de Amostra de Domicilios, en Brasil, de 32.109.939 encuestados, 16´064.673 reportan trabajar desde sus casas, lo cual constituye el 50% de la población
(Sánchez, 2012). En este sentido, es importante mencionar que Brasil ha sido uno de los países con mayor penetración de internet en Suramérica (Di Martino, 2004). En Colombia, por su parte, se cuenta con los datos reportados por la “Gran Encuesta Integrada de Hogares GEIH”. Allí, se indica que más del 10% de la población consultada señala que trabaja desde su hogar; sin embargo, para la medición, se presentan los mismos inconvenientes que en Argentina, ya que no se tiene certeza de si la población encuestada hace uso o no de las tecnologías de la Información para el desarrollo de sus responsabilidades laborales (Sánchez, 2012). A pesar de la escasez de datos con respecto al tema, estos estudios constituyen una primera aproximación para medir la cobertura del teletrabajo desde el hogar en América Latina.
Evolución de la normatividad legal del teletrabajo Los primeros esfuerzos referentes al teletrabajo en términos normativos surgen en Estados Unidos en el Estado de California en 1988, año en el que se crea el programa piloto de teletrabajo. Posteriormente, en Europa, en los años 90´s, la Comisión Europea aprueba el proyecto “Modelo de Relaciones Industriales en la Innovación del Teletrabajo”, cuyo objetivo principal fue investigar contratos y reglamentos referentes a esta modalidad de trabajo. En el contexto latinoamericano, vale la pena mencionar que Argentina es un país que ha avanzado en su legislación, pues creó la Comisión del Teletrabajo en el año 2003 (Balanta 2009; Rodríguez, 2007). En Colombia, el marco legal del teletrabajo está regido por la Ley 1221 de 2008, cuyo objetivo es promover y regular esta modalidad de trabajo y constituirlo como una herramienta para la generación de empleo a través de las tecnologías de la información. Sin embargo, a pesar de que existe una ley cuyo objetivo fue el de normativizar esta modalidad de trabajo, sólo hasta el pasado 1º de mayo el presidente Juan Manuel Santos firmó un decreto que reglamenta esta modalidad de trabajo en Colombia. Vale la pena anotar que la firma de decreto ratifica que el teletrabajo es una modalidad formal más de trabajo y; por ende, al teletrabajador le cobijan las mismas condiciones de un trabajador convencional. Esto quiere decir que tienen el mismo derecho de acceso a seguridad social y los aspectos dispuestos en el artículo 39 del Código Sustantivo del Trabajo y el Artículo 6º de la Ley 1221 de 2008.
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Ventajas y desventajas del trabajo en casa Retomando los aspectos planteados por Peiro y Prieto (1996), vale la pena resaltar la importancia que dan estos dos autores al papel que juega el trabajo a nivel social, pues le transmite al individuo normas, creencias y expectativas sociales, le proporciona estatus, prestigio y poder, así como la posibilidad de establecer relaciones sociales. De estos planteamientos, surge el cuestionamiento de qué tanto impacto puede tener a nivel social el hecho de que la persona no cuente con un punto de referencia para lograr lo mencionado por estos dos autores. Este aspecto es especialmente importante si se tiene en cuenta que desde la misma definición de la organización (grupo social por naturaleza), la dinámica que se establece al interior de la misma le brinda al trabajador una fuente de identidad y sentido de pertenencia, ya que le permite interactuar con otras personas con quienes comparte creencias, valores, ideologías, entre otras, propias de su sistema socio-técnico y sociológico (Krieger, 2001). Pese a lo anterior, la mayor parte de los autores que han abordado el tema del teletrabajo o trabajo en casa, parecen no haber tenido en cuenta lo anterior, privilegiando sus postulados hacia los beneficios que esta modalidad de trabajo tiene tanto para el trabajador como para las empresas. Muestra de lo anterior se ve reflejado en los planteamientos realizados por autores como López, Fondevila y Sainz (2009); García y Guevara (2008); Fernández y García (2010); Alonso y Cifre (2002); Gálvez y Pérez (2008) y Pérez, Martínez, Abella y Vela (2007). Todos ellos señalan que esta modalidad de trabajo le ayuda al individuo a conciliar su vida laboral con la personal, debido principalmente a la flexibilización de los horarios de trabajo y la reducción en los tiempos de desplazamiento, con la consecuente reducción a la exposición de este tipo de estresores. Esto, a su vez, aumenta la posibilidad de dedicarle más tiempo a sus seres queridos. Sin embargo, pese a estas supuestas ventajas, de acuerdo con lo planteado por López, Fondevilla y Sainz (2009), es muy poco lo que se conoce sobre los efectos de esta modalidad de trabajo en la vida personal y familiar del trabajador. Por otro lado, esta modalidad de trabajo también representa beneficios para las empresas. Algunos de ellos son la reducción en los gastos de operación a nivel de infraestructura (López, Fondevila y Sainz, 2009) y una mejor
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optimización del espacio físico (Madero, Zambada, 2009). En Colombia, de acuerdo con lo establecido por parte del Ministerio de Trabajo (2008), se incentiva la utilización de esta modalidad en las empresas; aquellas que se adhieran a la misma recibirán incentivos por parte del gobierno nacional. A nivel social, algunos beneficios adicionales del teletrabajo se han relacionado con la reducción en la contaminación, derivada de la disminución de los desplazamientos de las personas a su lugar de trabajo, la inclusión a la vida laboral de personas con discapacidades y el fortalecimiento del desarrollo tecnológico, herramienta fundamental del teletrabajo (Castillo, 2010). A pesar de lo anterior, vale la pena mencionar que también se han identificado algunas desventajas de esta modalidad de trabajo, las cuales se han asociado con la capacidad o posibilidad que tengan las personas para delimitar las jornadas de trabajo, ya que podría darse el hecho de que se trabaje tanto entre semana como los fines de semana, en promedio 12 horas al día (Lenguita, 2005). Lo anterior, según lo manifestado por Gálvez y Pérez (2004), explicaría por qué los teletrabajadores refieren sobrecarga de actividades durante el día y la noche, situación derivada de un mal uso de la autonomía en cuanto al manejo del tiempo. En coherencia con lo anterior, Metger y Cleach (como se citó en Gálvez y Pérez, 2008), plantean que las personas que trabajan desde sus hogares tienden a alargar sus jornadas de trabajo entre un 10% y 20%. Según estos autores, tal situación se da por un “sentimiento de culpa” por trabajar en mejores condiciones que los demás compañeros de trabajo, al evitarse tiempo de desplazamiento hacia la oficina. El aislamiento social es otro factor que se ha considerado como una desventaja del teletrabajo, ya que según Pérez, Martínez, Abella y Vela (2007), algunas personas refieren una sensación de aislamiento en el desarrollo de sus actividades por la ausencia del contacto con otros compañeros de trabajo. Otros aspectos desfavorables son los referidos por Alonso y Cifre (2002) en cuanto al riesgo de estancamiento profesional, el desajuste en el desempeño laboral y las jornadas prolongadas. Estos autores también mencionan como otra posible desventaja, que incluso puede tener implicaciones en la salud de los trabajadores, la dificultad para determinar los factores de riesgo a los cuales están expuestos. Entre estos, se han mencionado los de tipo ergonómico y los desórdenes en los horarios de trabajo, ya que al no estar
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controlados, pueden traer como consecuencia alteraciones del sueño, malos hábitos en la ingesta de alimentos y el sedentarismo, entre otros. Por otro lado, existen factores en los que no hay consenso en cuanto a si se pueden considerar como ventaja o desventaja, tales como la percepción de “soledad”. Sin embargo, este aspecto tendría más que ver con el perfil de personalidad del teletrabajador ya que; por lo general, el aislamiento social está implícito en esta modalidad de trabajo. Entonces, el individuo debería contar con ciertas características de personalidad y recursos emocionales adecuados, para que el aislamiento y el poco contacto social no le afecten de manera significativa (Alonso y Cifrel, 2002). En este mismo orden de ideas, autores como García y Guevara (2008) indican que el teletrabajo no necesariamente implica desintegración social, sino que representa una forma diferente de relacionarse con otras personas a través de las diferentes tecnologías de la información (TIC), las cuales les permiten reunirse a través de teleconferencias. Por lo anterior, si bien el teletrabajo ha sido considerado como una modalidad que tiene importantes efectos positivos en la vida de las personas, no se pueden desconocer los riesgos emergentes derivados del mismo. Así, es posible que los riesgos ocupacionales se estén trasladando, o que no sean los mismos que se pueden encontrar en los lugares de trabajo tradicionales, lo cual constituye un reto fundamental para la salud ocupacional. Igualmente, esto representa un reto importante para la psicología ocupacional en Colombia, ya que por ser tan reciente la reglamentación y puesta en marcha de esta medida, son muy pocos los datos con que se cuenta para poder sacar conclusiones al respecto.
Teletrabajo y calidad de vida Una vez ampliado el concepto sobre el teletrabajo o trabajo en casa, los tipos existentes y sus posibles ventajas y desventajas, en lo que sí parece haber consenso entre los diferentes autores es que esta modalidad de trabajo tiene un impacto directo sobre la calidad de vida de las personas. Tal efecto puede ser positivo o negativo, razón por la cual se hace importante revisar qué avances hay en este sentido. Para iniciar el abordaje de la temática, lo primero que hay que tener claro es que el concepto de “calidad de vida”
ha sido entendido como un constructo multidimensional por diversas disciplinas como la economía, las ciencias de la salud, la sociología y la psicología, entre otras. En este sentido, vale la pena mencionar cómo desde un enfoque económico, previo a la Segunda Guerra Mundial, la calidad de vida se abordaba como el poder adquisitivo o ingreso por capital de las personas; sin embargo, posteriormente, las Naciones Unidas agregaron al concepto factores de salud, empleo y vivienda (Cardona, Agudelo y Bryon, 2005). A lo largo de las últimas décadas, el concepto como tal ha venido evolucionando, incluyendo elementos objetivos y subjetivos, mediados por los individuos y el contexto sociocultural en donde estos se desenvuelven. Desde lo objetivo; es decir, lo que se podría medir o determinar con mayor facilidad, está lo relacionado con (a) bienestar material, (b) disponibilidad de tiempo, y (c) acceso al espacio físico en el hogar, entre otros (Cummins y Cahill, 2000; OIT, 2002;). Por otro lado, los factores subjetivos se refieren a la sensación de bienestar físico, psicológico y social. En este sentido, Andrews y Robinson (como se citó en Cummins y Cahill (2000), mencionan que el bienestar subjetivo en las personas está mediado por la evaluación cognitiva que hacen los individuos acerca de las situaciones que experimentan. Dentro de los aspectos subjetivos, se puede citar el tiempo que se le dedica a la familia ya que éste es un factor determinante en la calidad de vida de las personas (Chiang y Krausse, 2009). De hecho, la tensión derivada del tiempo que el individuo le dedica realmente a la familia y el que ésta le demanda, tanto en cantidad como en calidad, puede generar en el individuo una sensación de malestar e insatisfacción. De acuerdo con Barros (2008), éste es un elemento que se debe abordar. Si bien es cierto que puede aumentar la presencialidad en el hogar, la calidad del tiempo dedicado se puede ver afectada, ya que la persona podría llegar a estar más involucrada en sus actividades laborales que familiares, haciendo que se aumente la tensión y los conflictos familiares. Para confirmar lo anterior, este autor cita los estudios realizados por Beatty (1999); Frone et al. (1992), quienes indican que las tensiones producidas por el balance de los roles familia-trabajo disminuyen el bienestar físico y psicológico, e incluso pueden llegar a causar depresión. En este orden de ideas, Barros (2008) menciona que otra de las causas que acrecientan y agravan el balance de éstas dos áreas de ajuste del individuo puede relacionarse con las largas jornadas de trabajo. Sin embargo, la flexibi-
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lidad de estas jornadas y la autonomía con que cuenta el trabajador, con el adecuado entrenamiento en la persona, podrían ayudar a disminuir la tensión derivada del conflicto familia-trabajo. En este sentido, vale la pena anotar que, de acuerdo con Pérez, Martínez, Abella y Vela (2007), muchos teletrabajadores refieren que la flexibilidad de los horarios repercute directamente en su calidad de vida. Afirman que la reducción de desplazamientos les ahorra tiempo y que trabajar desde su casa les permite elegir con mayor libertad el lugar donde quieren vivir. El contacto con la familia también se ha relacionado con un incremento en la calidad de vida, especialmente cuando el teletrabajador es del género femenino, ya que le puede dedicar más tiempo a los hijos. Lo anterior pone de manifiesto la importancia de realizar más investigaciones que permitan estudiar este tipo de dinámicas, pues de acuerdo con lo expuesto anteriormente, se podría presentar una paradoja: si bien es cierto que el teletrabajo podría implicar largas jornadas que resulten negativas para la calidad de vida del trabajador, también aumenta su presencia en el hogar, lo cual puede ser positivo para la calidad de vida. En este sentido, Chiang y Krausse (2009) afirman que la calidad de vida en el trabajo normalmente se encuentra asociada con políticas de talento humano, ya que éstas deben estar dirigidas a generar acciones que les permitan a las personas crear un balance adecuado en la relación trabajo-familia a través de la implementación de jornadas laborales flexibles y seguridad en el trabajo, entre otras.
Aproximaciones al estudio del impacto del teletrabajo en la calidad de vida del trabajador Las investigaciones disponibles sobre el tema abordado en el presente artículo son escasas. Sin embargo, en la literatura se encuentran datos cualitativos y cuantitativos que permiten aproximarse de manera conceptual a los efectos en la calidad de vida de los individuos que trabajan desde su hogar; es posible que esta situación se deba, en parte, a la falta de consenso en las definiciones conceptuales y a la poca normatividad al respecto, a pesar de que en algunos países de Europa, en Estados Unidos, Argentina, Brasil y Chile, el tema ha venido cobrando gran importancia. Uno de los temas más estudiados es el relacionado con los efectos de la flexibilidad de las jornadas de trabajo. En
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una investigación adelantada por Pinilla (2010) en España, a través de una encuesta sobre el uso de las TIC y comercio electrónico en 2008, se encontró que de 30.000 empresas, el 14.7% reportaba tener teletrabajadores que hacían uso de las TIC como medio laboral; y de ellos, el 80,7% trabajaba desde el hogar. Con respecto a los efectos de las jornadas laborales, se encontró que los individuos referían tener mayor autonomía para manejar su horario de trabajo, pero el hecho de estar conectados permanentemente con sus empresas mediante las TIC, les implicaba niveles de intromisión elevados en sus tiempos de descanso por parte de sus jefes y compañeros de trabajo; de hecho, el porcentaje de intromisiones semanales fluctuaba entre un 18% y un 25%. Este mismo estudio encontró que las personas que desempeñan labores desde su domicilio trabajaban más de 10 horas diarias, e incluso el 37% también laboraba los domingos. De otro lado, el estudio identificó que las tareas asignadas a los teletrabajadores en España suponen una alta carga mental y emocional; esto llevó a que las personas reportaran desórdenes de salud: cefaleas en un 49,4% de los casos, problemas de visión en un 34.6%, problemas estomacales en un 18,6%, cansancio general en un 54.9%, dolor muscular en un 56,1%, insomnio en 32,9%, y altos niveles de irritabilidad en el 34,6% de los casos. De los resultados del estudio mencionado se infiere que el impacto en la salud y bienestar de los trabajadores podría llegar a ser negativo, pues una proporción importante de la población participante en el mismo, reportó cansancio, cefaleas, problemas estomacales, insomnio y altos niveles de irritabilidad. Sin embargo, cabe mencionar que en este estudio no se menciona el sexo de los participantes, lo que podría incidir en los resultados del mismo, pues los efectos podrían no ser los mismos para hombres y mujeres, pues el rol que se asume en el hogar, varía por razones sociológicas y culturales. En lo que concierne a los aspectos objetivos del concepto de calidad de vida, se encuentra la investigación adelantada por Sánchez, Pérez, Carnicer y Vela (2003), cuyo objetivo fue medir el impacto del teletrabajo en el medio ambiente urbano. Los datos fueron recolectados en la ciudad de Zaragoza (España), y a partir de los resultados obtenidos, se dedujo que el teletrabajo contribuye a la reducción de contaminantes en el medio ambiente. Tal estimación se realizó mediante algoritmos matemáticos a través de los cuales se logró establecer un ahorro anual dentro del rango entre 13,8 a 82,8 millones de Euros.
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De acuerdo con los autores del estudio, estos datos benefician a la comunidad, no sólo en lo que atañe al ahorro a nivel económico, sino por sus efectos en la salud de las personas, ya que se disminuyen las tensiones generadas por los trancones y la fatiga derivada del traslado casa-trabajo-casa. Sin embargo, en esta misma investigación, los autores advierten sobre un posible efecto de “rebote” en la estimación de los datos, ya que las personas que trabajan desde sus casas pueden desplazarse en sus vehículos durante el día a otros lugares diferentes a la oficina en horas de baja congestión vehicular. Otra investigación relacionada con los beneficios derivados de la disminución de los traslados casa-trabajocasa, fue la adelantada por Andrés (2009) en San José de Costa Rica, denominada “El efecto del Teletrabajo sobre el rendimiento profesional, la motivación, el ambiente y la economía”. Dicha investigación se adelantó en la Universidad Estatal a Distancia (UNED) en el año 2009. Aquí, se entrevistaron 11 docentes y se clasificaron las actividades reportadas por ellos como realizables o no realizables desde sus hogares, con el fin de comparar los costos derivados de ambas modalidades de trabajo. La mayoría de las personas consultadas refirió que trabajar desde el hogar les representaba una mejora en la vida; sin embargo, el autor encontró que trabajar desde el hogar generaba distractores, derivados de las obligaciones de la casa. Sin embargo, el tema de las distracciones parece no ser exclusivo del trabajo realizado en casa. De acuerdo con los datos reportados con respecto al rendimiento del trabajo, se encontró una diferencia estadísticamente significativa entre el desarrollo de las responsabilidades desde la casa, en comparación con aquellas realizadas en la oficina. Se establece que a los individuos les rinde más el trabajo cuando lo hacen desde el hogar. Al respecto, Andrés (2009) indica que ello se puede deber, en parte, a los distractores en la oficina, como reuniones y atención de solicitudes del cliente interno, entre otros. Respecto a las distracciones que se dan cuando la persona realiza su trabajo en la casa, se confirma la importancia del perfil del teletrabajador, el cual debe incluir la capacidad de autocontrol y autorregulación, con el fin de que el desempeño no se vea afectado. Esto se ve reflejado en la propuesta de perfil presentada por Franco Jaramillo y Restrepo Bustamante (2011), en cuanto a la capacidad requerida para establecer prioridades y manejar bien el tiempo.
Como en el caso del estudio anterior, vale la pena mencionar que en esta investigación tampoco se reporta el género de los participantes, variable que resulta importante desde la perspectiva del rol asumido culturalmente por el hombre y la mujer en lo relacionado con sus responsabilidades familiares. Lo anterior se ve plasmado en la afirmación de Habib y Conford (2002), citados por De Luis, Martínez, Pérez y Vela (s.f.), quienes afirman que es posible encontrar comportamientos diferentes entre hombres y mujeres cuando se habla de teletrabajo o trabajo en casa. No obstante, con respecto a lo anterior, no se pueden perder de vista los factores culturales, especialmente cuando el teletrabajo se da en países europeos o en países latinoamericanos, donde está más marcada la diferencia de género en los roles asumidos en el hogar. Otro de los factores que predice de forma positiva el deseo de utilizar el teletrabajo como herramienta es el relacionado con la flexibilidad de la jornada. Este planteamiento fue estudiado por Madero y Flórez (2009), en la ciudad de México. Estos autores realizaron un estudio orientado a la identificación de los beneficios de las jornadas flexibles y sus efectos en la calidad de vida. Se contó con 107 participantes, de los cuales el 53.7% pertenecían a la modalidad de teletrabajo. El objetivo del estudio fue analizar si la calidad de vida, el compromiso organizacional y el desarrollo profesional, eran buenos predictores del deseo de utilizar el teletrabajo como herramienta para el desarrollo del trabajo. Los resultados indicaron que las personas identifican el teletrabajo como una buena herramienta que les permite administrar mejor aspectos relacionados como el horario (flexibilidad de la jornada laboral) y la posibilidad de compartir más tiempo con sus familias. Así mismo, Madero y Flórez (2009) indican que un factor determinante en los individuos para adoptar el teletrabajo consiste en haber ocupado varios trabajos en su trayectoria laboral, lo cual les permite estar mejor preparados para el cambio; así mismo, a mayor nivel jerárquico en las estructuras organizacionales, mayor es la aceptación del teletrabajo como modalidad de empleo. Si bien es cierto estos dos estudios concluyen que la flexibilidad que ofrece esta modalidad de trabajo es un buen predictor frente a la selección o no de la misma, ninguno de los dos reporta cómo estuvieron conformadas las muestras, ni indican si se controlaron variables de tipo sociodemográfico como la edad, el sexo, el estado civil, el número de hijos y las edades de los mismos, lo cual puede influir en dicha preferencia. 65
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Estos aspectos son importantes ya que se pueden constituir en factores demográficos moderadores. Estos, según Villalobos (2007), no sólo influyen en la preferencia hacia esta modalidad de trabajo, sino que también representan condiciones individuales que actúan como factores predisponentes o protectores frente a las posibles condiciones de riesgo del trabajador, las cuales también están presentes en esta modalidad de trabajo. Otro de los factores del trabajo en casa y la calidad de vida de los trabajadores que ha sido estudiado es el relacionado con el tiempo del cual disponen las personas para compartir con sus familias. Esto fue revisado en el estudio realizado por Sánchez y Gálvez (2008), denominado “Teletrabajo y Vida Cotidiana”. Allí, se analizó el discurso de 73 mujeres teletrabajadoras con familia a cargo, en su mayoría hijos e hijas, con el objetivo de determinar si el teletrabajo constituía una estrategia de conciliación entre familia y trabajo. Los resultados de este estudio indican que los discursos de las personas consultadas no es homogéneo; incluso, estos son paradójicos y contradictorios entre sí, pues aunque en la mayoría de los casos el teletrabajo constituía una oportunidad para conciliar tiempo dedicado al trabajo y tiempo dedicado a la familia, la jornada laboral se incrementaba entre un 10% y un 20%. De igual forma, aunque las personas consultadas refirieron que se sentían aisladas socialmente, la mayoría de ellas calificaron esta modalidad como positiva, en la medida en que les permitía coordinar varias actividades, tanto personales como laborales. Al respecto, los autores del estudio, Sánchez y Gálvez (2008), concluyen que “los riesgos y los posibles efectos perniciosos del teletrabajo no pueden ensombrecer ni su potencial laboral ni los beneficios que comporta de cara a conciliar la vida laboral y familiar” (p. 57). Aunque los autores de este estudio desestiman los posibles efectos del teletrabajo en la calidad de vida de las personas, los resultados no se pueden aceptar como concluyentes. Lo anterior porque, al igual que en el estudio anterior, aquí tampoco se reporta el control de las variables individuales de tipo sociodemográfico, denominadas “moderadores”, lo que probablemente explica las contradicciones que se hallaron en los resultados. Por otro lado, el estudio realizado por Pérez (2010), cuyo objetivo principal consistió en analizar el impacto del teletrabajo en la vida cotidiana a través del reporte suministrado por 18 personas entrevistadas a profundidad, concluyó que la mayoría de ellas se sentían privilegiadas al
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desarrollar sus actividades laborales desde la casa y poder organizar su tiempo. Además, señalaron que trabajar desde la casa era mejor valorado que un aumento de sueldo o una promoción al interior de las compañías. De igual forma, el estudio concluyó que si bien el teletrabajo es una herramienta que le ayuda a las personas a reorganizar el tiempo y espacio destinados tanto para la familia como para el trabajo, no se puede desconocer que al tener que estar siempre disponibles para atender estos dos ámbitos, se puede incurrir en mayores riesgos para los teletrabajadores. Como en los casos anteriores, el no controlar las variables individuales o moderadores sociodemográficos dificulta la generalización de los resultados. Otros autores como García, Guevara y Mella (2008) aportan más datos empíricos al análisis de la calidad de vida en población teletrabajadora en su investigación “Calidad de vida laboral de teletrabajadores en entornos de trabajo que utilizan las tecnologías de la información y la comunicación en la República Dominicana”, realizada en 2007. Para este estudio, los autores construyeron un instrumento, tomando como referencia el Quality of Worklife (QWL, 2002), el cual fue aplicado online en la página web del Icontec. Los resultados del estudio mencionado indican que los individuos perciben un equilibrio entre la vida familiar y el trabajo. Por otro lado, los componentes del instrumento que resultaron por debajo del promedio fueron: integración social, condiciones de seguridad y bienestar, desarrollo de capacidades humanas, trabajo en equipo y ergonomía. Como parte de las conclusiones, los autores del estudio recomiendan que las áreas de talento humano deben evaluar de forma periódica el clima laboral en las empresas donde hay teletrabajadores, con el fin de identificar y minimizar los riesgos ocupacionales a los cuales está expuesto este tipo de población.
Riesgos psicosociales del trabajo en casa Una vez realizado un acercamiento a la forma en que ha sido conceptualizado el trabajo en casa, en donde ésta se convierte en el escenario donde el individuo realiza su trabajo y en donde podrían emerger los riesgos a los que está expuesto, vale la pena hacer un recorrido por los denominados “factores de riesgo psicosocial”. Para ello, se tomará como referente lo establecido en la Resolución
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2646 del Ministerio de la Protección Social – en la actualidad Ministerio del Trabajo, haciendo un análisis de las circunstancias en las cuales dichas condiciones de trabajo se podrían convertir en factores de riesgo psicosocial. Esto cobra especial relevancia si se tiene en cuenta la normatividad existente en el país, toda vez que al reglamentar en Colombia la normatividad para el reconocimiento del trabajo en casa como una modalidad de trabajo a la que le aplica todo lo establecido para la protección del trabajador, no se puede subvalorar la importancia de hacer un adecuado control sobre dichas condiciones. Igualmente, vale la pena resaltar que el Decreto 2566 emitido por el Ministerio de la Protección Social (2009), por el cual se adopta la “Tabla de Enfermedades Profesionales”, establece las derivadas del estrés laboral, toda vez se pueda determinar que las mismas son originadas por trabajos con sobrecarga cuantitativa, demasiado trabajo en relación con el tiempo para ejecutarlo, trabajo repetitivo combinado con sobrecarga de trabajo, trabajos con técnicas de producción en masa, repetitiva o monótona o combinada con ritmo o control impuesto por la máquina, trabajos por turnos, nocturno y trabajos con estresantes físicos con efectos psicosociales, que produzcan estados de ansiedad y depresión, infarto del miocardio y otras urgencias cardiovasculares, hipertensión arterial, enfermedad acidopéptica severa o colon irritable. Para iniciar este recorrido; en primer lugar, se debe definir qué son los riesgos psicosociales. Según el informe presentado por el Comité Mixto OIT y OMS (1984), estos “consisten; por un lado, en las interacciones entre el trabajo, medio ambiente, la satisfacción en el trabajo y las condiciones de la organización, y; por otro, con las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo, todo lo cual, a través de percepciones y experiencias, pueden influir en la salud y en el rendimiento y la satisfacción en el trabajo”. Al revisar esta definición, se encuentra que de ella se tomaron los elementos básicos por parte del Ministerio de la Protección Social (2008), en la Resolución 2646, la cual establece que dichos factores “comprenden los aspectos intralaborales, extralaborales e individuales”. Esto se puede complementar con lo expuesto por Rodríguez (2009), pues cuando las percepciones del trabajador con respecto a estas condiciones son negativas, la salud física y mental de la persona se verá afectada, generando estrés. Por consiguiente, se pueden presentar enfermedades como
ansiedad, depresión, diversos trastornos cardiovasculares, ulcera estomacal, entre otros, a causa de la exposición a los riesgos psicosociales en el trabajo. En cuanto a los factores de riesgo psicosocial establecidos como tal en la Resolución 2646 (2008), uno de los aspectos que cobra gran importancia es el relacionado con la “gestión organizacional”, especialmente en lo referente a los estilos de mando y dirección. Este aspecto forma parte activa de la cultura de la organización y si bien es cierto está asociado con las características del trabajador, puede tener implicaciones en la salud y bienestar del trabajador. (Cooper y Smith, 1998). Sin embargo, más allá de lo anterior, también es importante reconocer que un inadecuado estilo de dirección y manejo de grupo se asocia con la falta de planeación y asignación de funciones. Esto, para una persona que labora desde su casa, se puede convertir en un factor de riesgo con un nivel de afectación alto, pues al estar lejos del sitio de trabajo, esta situación se hace aun más compleja y de difícil control. Dentro de la gestión de la organización, también es importante revisar aspectos como la capacitación e inducción que debe recibir el trabajador; sin estos, se podrían enfrentar problemas asociados con falta de claridad en el rol, lo que aumentaría la percepción de falta de control por la falta de definición y comunicación acerca de lo que se espera de él con respecto a su desempeño y logro de objetivos. Esta situación se hace extensiva a la falta oportuna de retroalimentación de su desempeño, lo que a su vez aumenta la percepción de incertidumbre, con la consecuente falta de control sobre su trabajo. Así mismo, la falta de posibilidades de participar en el cambio se podría llegar a convertir en un factor de riesgo psicosocial; el hecho de no estar presente cotidianamente en la organización ni formar parte activa de la dinámica de la misma hace que el trabajador se sienta relegado, además de que aumenta la probabilidad de que éste no sea informado de los cambios que se dan al interior de la organización. En cuanto a las “características de la tarea”, no se pueden perder de vista aspectos relacionados con la demanda misma de la tarea. Ésta se refiere a factores como las condiciones físicas en que el trabajador desarrolla su labor, la cantidad de tareas que debe realizar con relación al tiempo con que cuenta, la responsabilidad que éstas implican, la consistencia del rol, las demandas de la carga mental y la jornada de
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trabajo, y las implicaciones que los aspectos anteriormente expuestos puedan tener sobre su entorno extralaboral. (Ministerio de la Protección Social, 2010) Dentro de los aspectos anteriores, vale la pena mencionar especialmente la carga mental de la tarea. Ésta se refiere al conjunto de tensiones inducidas en una persona por las exigencias del trabajo mental que realiza (procesamiento de información del entorno a partir de los conocimientos previos, actividad de rememoración, de razonamiento y búsqueda de soluciones, etc.). De acuerdo con la NPT-534, esta carga implica procesos cognitivos, procesamiento de información y aspectos afectivos, así como intensidad y duración del esfuerzo mental de la persona en términos de concentración, atención, memoria, coordinación de ideas, toma de decisiones, etc. y autocontrol emocional, necesarios para el buen desempeño del trabajo (Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, 1999). Sin embargo, cuando la tarea exige un esfuerzo de memoria, atención o concentración sobre estímulos o información detallada, o que puede provenir de diversas fuentes que sobrepasan las posibilidades o los recursos técnicos con que cuenta, o la información es excesiva, compleja o detallada para realizar el trabajo, dicha tarea se convierte en un factor de riesgo que puede ubicar al trabajador en una condición de riesgo (Ministerio de la Protección Social, 2010). Todos los aspectos mencionados anteriormente se deben revisar cuidadosamente cuando el trabajador labora desde la casa. Si a la exigencia de procesos mentales elevados que requieren procesos cognitivos avanzados se suma el no contar con un espacio adecuado y confortable, así como las interrupciones constantes y las largas jornadas laborales, éste aspecto se puede convertir en un factor de riesgo de dimensiones importantes, que podría llegar a tener influencia negativa en el entorno familiar y social del trabajador. Por otra parte, también se debe considerar el tema del clima laboral y el de las relaciones. Los estudios han arrojado que trabajar en unas condiciones inadecuadas en cuanto al clima de las relaciones, en donde prevalezca la falta de apoyo y colaboración por parte de los compañeros de trabajo, es nocivo para la salud del trabajador; igualmente, se ha hallado que también resulta perjudicial el que no se tenga la posibilidad de establecer contactos positivos con las personas que le rodean Alcover de la Hera et al. (2004). Esta situación es igualmente importante cuando se trata de personas que trabajan desde el hogar. Como se
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mencionó anteriormente, a la sensación de aislamiento se pueden estar sumando aspectos como la falta de posibilidades de interactuar con otras personas y de sentirse parte de un grupo. Ahora bien, si se parte de la definición de estrés, en donde prevalecen los planteamientos realizados desde el modelo de demanda control y las diferencias individuales juegan un papel fundamental, es indispensable revisar lo relacionado con las denominadas “variables moderadoras” propuestas por Ivancevich y Matteson (1989). Éstas involucran percepciones, resultados y consecuencias, y se pueden constituir en factores predisponentes o protectores frente a una situación de riesgo. Dentro de este grupo de variables moderadoras, el autor menciona las cognitivo afectivas, relacionadas con la motivación y la satisfacción, las habilidades y aptitudes con que cuenta el individuo y el nivel de formación y educación, entre otras. Así mismo, menciona los moderadores demográficos, relacionados con la edad, el género y el estado civil, entre otros. Tal como se mencionó anteriormente, estos son elementos claves que, unidos a las características de personalidad, las estrategias de afrontamiento y los repertorios conductuales con que cuente una persona, deben tenerse en cuenta en el perfil del trabajador en casa. Es claro que de tales moderadores dependerá, en gran medida, la capacidad del trabajador para afrontar de manera adecuada los posibles factores de riesgo psicosocial a los cuales podría estar expuesto. Lo anteriormente esbozado ratifica la importancia de que las organizaciones que decidan implementar un programa de “trabajo en casa” o “teletrabajo” incluyan dentro de su programa de vigilancia epidemiológica los aspectos ya mencionados; estos, desde luego, deben estar orientados a partir de un programa de gestión integral del riesgo, basado en un modelo de promoción, prevención e intervención, como el propuesto por Cartwright y Cooper (1999). Retomando lo expuesto por Sierra (2012) en cuanto a los programas de manejo y control de riesgos psicosociales, estos deben estar enmarcados en modelos integrales que involucren al trabajador en casa, desde la misma proclamación de la política de prevención de riesgos psicolaborales, la identificación de los factores de riesgo psicosocial y la determinación de factores de riesgo y de protección a nivel organizacional en aspectos como: cultura y prácticas administrativas y el diseño de programas de gestión humana.
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Para poder lograr lo anterior, es indispensable hacer énfasis en la importancia del análisis ocupacional de los cargos que desempeñarán las personas que prestan sus servicios en la modalidad de trabajo en casa. Retomando a Dolan, Valle Cabrera, Jackson y Schuler (2003), éste es un proceso consistente que permite describir y registrar la naturaleza de un puesto de trabajo, sus funciones y responsabilidades, esfuerzos y condiciones bajo las cuales se realiza. En concordancia con lo anterior, Sierra (2012) señala que el análisis ocupacional de los cargos es una fuente valiosa de información al momento de realizar los perfiles ocupacionales, así como para diseñar las estrategias para la inducción al puesto como tal, los programas de capacitación y los estándares para la evaluación del desempeño, entre otros. Ahora bien, para asegurar las actividades de promoción, el programa de gestión integral del riesgo psicosocial deberá incluir la formación y entrenamiento de conductas de autocuidado para ampliar los repertorios conductuales de sus colaboradores en aspectos como: habilidades sociales, manejo efectivo de la comunicación, resolución de conflictos, trabajo en equipo, autocontrol y manejo emocional, estilos de liderazgo participativos y manejo efectivo del tiempo, entre otros. Considerando la probabilidad de que la condición de trabajo en casa pueda llegar a afectar la salud y calidad de vida de los trabajadores, desde el Área de Bienestar Social, se deben fomentar los estilos de trabajo y vida saludables. Esto se puede realizar a través de programas que incluyan la formación en cantidad y calidad del tiempo dedicado a la familia, proyecto de vida, calidad en las relaciones que se establecen, así como la promoción de actividades de tipo cultural, recreativo y deportivo, hábitos alimenticios, manejo indiscriminado del computador y el celular y hábitos de consumo de café, tabaco, alcohol, bebidas energizantes, tranquilizantes, entre otros. A nivel individual, igualmente desde el Área de Bienestar Psicosocial, se deben fomentar acciones dirigidas al desarrollo del individuo para que cuente con estrategias de afrontamiento frente a su cotidianidad y repertorios conductuales adecuados para el manejo del estrés. Lo anterior puede ser complementado con acciones de formación orientadas a: aumentar la percepción de riesgo para fomentar las conductas de trabajo y vida saludables, identificar y fortalecer repertorios conductuales como: planeación y organización del tiempo, entrenamiento en
habilidades sociales, asertividad, comunicación efectiva con la familia, comunicación con los colegas, estrategias de control emocional y, especialmente, fortalecer la capacidad de reconocer cuándo se requiere apoyo profesional.
Conclusiones A pesar de ser una modalidad de trabajo que se ha venido implementando por más de tres décadas, el teletrabajo se encuentra aún en desarrollo en lo referente a aspectos normativos; es un tema poco investigado a pesar de los avances en tecnología, sobre los cuales fundamenta gran parte de sus actividades mediante el uso de las TIC. La mayoría de los autores coinciden en que trabajar desde la casa les permite a los individuos disponer de horarios flexibles; esto, a su vez, les puede llevar a organizar el tiempo y a compartir más con la familia. También, se ha señalado que el teletrabajo tiene un impacto positivo para las empresas por la disminución de los costos de operación; así mismo, esta modalidad laboral puede beneficiar al medio ambiente por la reducción de las emisiones de gas carbónico, entre otros elementos. En cuanto a los efectos para la salud, se reporta que el teletrabajo puede llegar a tener efectos positivos por las reducciones de factores estresantes como dificultades de movilidad derivadas del flujo vehicular, largos traslados a los lugares de trabajo, aspectos que repercuten en la calidad de vida de las personas; sin embargo, algunos estudios como el de Pérez-Sánchez (2003), han encontrado que por sobrecarga se producen efectos en la salud, que han sido asociados con sintomatología derivada del estrés. Algunos estudios refieren que el teletrabajo evidencia paradojas: algunas personas reportan un estado de bienestar pues pueden manejar sus propios horarios de trabajo, pero esto se puede relacionar con un alto costo debido a las largas jornadas de trabajo por la alternancia de las responsabilidades, tanto de las tareas del hogar, como aquellas derivadas del empleo. La falta de un consenso sobre el concepto de teletrabajo también dificulta su abordaje y explica, en parte, la falta de investigaciones empíricas que den cuenta de sus efectos sobre las personas; sin embargo, algunos investigadores han asumido el reto de utilizar la mayor cantidad de información disponible para medir dichos efectos y sugerir investigaciones posteriores.
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De otro lado, las investigaciones también sugieren que la carga mental de este tipo de trabajo puede llegar a ser elevada, dado que las personas deben cumplir sus responsabilidades utilizando como herramienta principal las tecnologías de la información que están cambiando constantemente. Uno de los factores críticos que se debe tener en cuenta en lo referente al teletrabajo tiene que ver con el perfil psicológico de los individuos, ya que si bien esta modalidad laboral ha sido vista como una oportunidad para la población vulnerable, no todas las personas son aptas para desempeñarse en este tipo de trabajo. De hecho, diferencias individuales como las características de personalidad, la formación y entrenamiento en el manejo de herramientas tecnológicas, la capacidad de autorregulación y los hábitos de salud y trabajo con que cuenten los trabajadores, juegan un papel muy importante, ya que determinan la aptitud de las personas para lograr buenos niveles de desempeño, sin que esto afecte su calidad de vida a nivel familiar. En este sentido, autores como Alonso y Cifre (2002), indican que para que un individuo trabaje desde su hogar haciendo uso de las TIC, se requiere que sea disciplinado, constante y contar con alta capacidad de adaptación; así mismo, debe poder trabajar aislado de otros individuos y tolerar el poco contacto social, además de tener un nivel alto de autocontrol y capacidad de planeación y organización. En concordancia con lo anterior, Di Martino (2004) refiere algunas características que se deben tener en cuenta para el perfil del teletrabajador. Entre éstas, menciona las siguientes: (a) disciplina; (b) auto motivación; (c) capacidad de organizarse con bajo nivel de supervisión; (d) capacidad para equilibrar el trabajo con otras actividades; (e) capacidad para tomar decisiones; (f ) contar con conocimientos en informática y tecnología (TIC), (g) habilidades para la planificación; (h) auto-Confianza; (i) resolución de problemas; y (j) iniciativa. Así mismo, Jaramillo y Bustamante (2011) indican que algunos de los aspectos fundamentales para que un individuo se pueda desempeñar de manera adecuada como teletrabajador, están relacionados con que éste esté orientado al logro, lo cual le facilitará lograr las metas trazadas. Estos mismos autores argumentan que las habilidades de comunicación en términos de redacción, al parecer, también juegan un papel importante, por la cantidad y calidad de la información escrita que debe utilizar. De lo anterior, se infiere que las empresas que instauren esta modalidad de trabajo deberán prestarle especial aten-
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ción a este tema no sólo para asegurar el buen desempeño del trabajador, sino para brindar las condiciones adecuadas y no poner en riesgo la salud de su personal. Así mismo, la situación actual de teletrabajo representa un reto para las áreas de talento humano, las áreas de seguridad y salud ocupacional y los psicólogos, ya que pueden existir riesgos emergentes que no han sido identificados y que pueden ser nocivos para la salud y la calidad de vida de las personas. De igual manera, se sugiere realizar estudios sistemáticos, preferiblemente de orden longitudinal, que permitan contar con evidencia real sobre los efectos del teletrabajo en la calidad de vida de las personas. Además, es relevante indicar que existen oportunidades de investigación respecto al teletrabajo y el balance familia-trabajo. También, con respecto a los riesgos ocupacionales derivados de esta actividad, es fundamental indagar con mayor profundidad qué tipo de personalidades se ajustan mejor a este tipo de roles, los efectos por aislamiento social, o qué tipo de población puede utilizar el teletrabajo para mejorar su calidad de vida. Al respecto, cabe anotar que, en Colombia, el Gobierno Nacional ha dirigido sus esfuerzos a vincular población vulnerable al teletrabajo, con el fin de disminuir las tasas de desempleo; de hecho, se pretende incluir población en situación de desplazamiento, madres cabeza de hogar y mujeres en licencia de maternidad. Finalmente, las áreas de talento humano de organizaciones que asuman el reto de tener teletrabajadores en su nómina, están invitadas a rediseñar sus procesos para la vinculación de personal, realizar evaluaciones de desempeño, entrenamiento, capacitación, desarrollo de carrera y bienestar social, entre otros. Por último, la aplicación de los planteamientos que se hacen desde la Resolución 2646 (2008) en la organizaciones es fundamental, ya que ésta permite describir aspectos sociodemográficos relevantes, con el fin de medir los riesgos a los cuales está expuesto este tipo de población. Dichos aspectos también pueden constituir información importante para el análisis de los riesgos emergentes del teletrabajo, lo cual permitiría avanzar en las falencias de investigación al respecto. Todo lo anterior conduce a que las organizaciones que decidan involucrar esta modalidad de trabajo deben tener una perspectiva integral, desde la misma estructura de sus programas. Además, deben partir de un adecuado análisis ocupacional, con acciones específicas que les permitan tener
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un control apropiado de los factores de riesgo psicosocial a los que puede ser más vulnerable este tipo de población.
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Para la publicación de artículos de investigación científica y tecnológica, artículos de reflexión y artículos de revisión se solicita enviar el escrito en medio electrónico (en formato Word) a la dirección de correo electrónico cuadernoshispanoamericanos@unbosque.edu.co. Se aceptan trabajos de tipo teórico o aplicado que representen avances significativos en las diferentes áreas de dominio de la psicología científica y en correspondencia con las políticas de esta revista, el cual debe estar redactado en letra Times New Roman, tamaño número 12 a espacio simple, sin espacios libres entre párrafos y con sangría de primera línea en cada párrafo. En cuanto a la organización y formato, deben seguirse las normas de publicación estipuladas por la APA (American Psychological Association). Para estos efectos, encontrará a continuación una breve descripción de dichas normas. • Título de la investigación: debe sintetizar la idea principal del escrito de una manera sencilla, con un estilo adecuado y suficiente por sí solo. El título principal deberá estar en mayúscula inicial, centrado, sin negrilla, a espacio sencillo y tamaño de letra 20. • Nombre del autor y afiliación institucional: utilice el nombre y apellido o apellidos; si va a identificarse con sus dos apellidos, recuerde unirlos con un guion [-]. Ejemplo: Fernando Martínez-García. Omita títulos y grados académicos. Incluya debajo el nombre de la institución principal a la cual está vinculado o que contribuyó a la investigación y el país que corresponde a la adscripción de cada autor. • Nota del autor: en este apartado se incluyen los reconocimientos, la institución a la cual está afiliado, se declaran exenciones de responsabilidad o conflictos de intereses percibidos y le ofrece al lector alguna dirección en la cual pueda ser contactado. La nota debe organizarse por párrafos, así: 1er párrafo, afiliación institucional; 2do, cambios de afiliación; 3ro, agradecimientos y 4to, correo electrónico. • Según la APA (2010), el resumen (español) y el abstract (inglés) se ubican en la misma página del título principal (primera página) y debe ser: (a) preciso, es decir, que refleje claramente el objetivo de la inves-
tigación; (b) no evaluativo, esto es, sin hacer juicios de valor sobre el artículo que publica; (c) en un estilo coherente, breve, formalmente correcto, no repetitivo y que comunique lo que debe comunicar (el resumen no debe exceder de 120 palabras para las investigaciones empíricas, y de 75 para las teóricas o de reseña). • Encabezamientos: la organización del documento científico requiere la utilización de encabezamientos y subencabezamientos, que cumplan la función de destacar la jerarquización de la información. Existen cinco niveles de encabezamiento que se caracterizan por: (a) nivel 1: estar centrado, en negrilla y sólo con mayúscula inicial; (b) nivel 2: alineado a la izquierda, en negrilla y sólo con mayúscula inicial; (c) nivel 3: mostrar un encabezamiento en el mismo renglón, con sangría de 0,7 cm, negrilla, mayúscula inicial y punto final; (d) nivel 4: ser un encabezado en el mismo renglón, con sangría de 0,7 cm, en cursiva, con negrilla, mayúscula inicial y punto final; y (e)nivel 5: encabezamiento en el mismo renglón, con sangría de 0,7 cm, cursiva, mayúscula inicial y punto final. • Citas y referencias: Recuerde que la información proveniente de otras fuentes debe estar citada y referenciada de acuerdo con la normatividad APA. Si la información citada tiene tres a cinco autores cítelos a todos por primera vez, y a partir de la segunda vez indique el primer apellido seguido de las iniciales et al; si son más de seis autores, a partir de la primera vez se indica el apellido del primer autor, seguido de las iniciales et al. Dependiendo de la fuente de la informa-
ción, el modelo de referencia va a cambiar. Según las normas APA (2010) existen 96 modelos de referencias (ver http://www.apastyle.org/) • Tablas y figuras: se deben presentar en el cuerpo del texto e incluirse al final en un anexo. Las figuras deben estar en formato de imagen o estar agrupados todos sus elementos (para evitar desconfiguración o la desorganización de la información). Deben ser claras y con alta resolución. Si tiene alguna duda respecto a las norma de publicación, consulte la siguiente obra: American Psychological Association (2010). Manual de publicaciones. México: Manual Moderno El artículo debe traer adjunto una carta en que se declare que el escrito es original e inédito y no ha sido enviado ni será enviado a otras publicaciones. Así mismo, debe manifestar allí cualquier tipo de conflicto de intereses percibido que pueda estar relacionado con la investigación. Esta carta estará firmada por todos los autores. Si tiene alguna duda respecto a las norma de publicación, consulte la siguiente obra: American Psychological Association (2010). Manual de publicaciones. México: Manual Moderno Cualquier información adicional será suministrada por el Comité Editorial a través del correo electrónico cuadernoshispanoamericanos@unbosque.edu.co Comité de Publicaciones
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Años
FORMACIÓN AVANZADA Especialización en Psicología Médica y de la Salud
Especialización en Investigación de Mercados y del Consumo
Objetivo General
Objetivo General
Formación de profesionales de la salud, con un enfoque teórico e investigativo que les permita identificar y aportar en los factores que intervienen en el proceso salud-enfermedad, desde el modelo biopsicosocial, cultural y axio-ético.
Desarrollar competencias para identificar, plantear y resolver problemas relevantes en el área de mercados y consumo; desarrollar competencias para la formulación de proyectos de investigación que contribuyan al entendimiento de los asuntos del mercado y el consumo mediante la aplicación de herramientas de análisis científico; desarrollar habilidades de comunicación oral y escrita, comprensión de textos, abstracción, análisis y análisis de datos de mercado, para elaborar reportes analíticos de investigación que produzcan datos útiles para empresarios y consumidores. Desarrollar competencias para desempeñarse como directivo o investigador en el área de mercados y consumo desde una perspectiva ética y responsable.
Dirigido a: Profesionales de la Psicología, de la Psiquiatría u otras especialidades de la Medicina, de Enfermería, de Trabajo Social, de otras profesiones de la salud o afines. Información: PBX. 6489000 Ext. 1112/1410 | Oficina de Postgrados de Psicología | Correo electrónico: gamboasandra@unbosque.edu.co; postgrados.psicologia@unbosque.edu.co
Especialización en Psicología del Deporte y el Ejercicio Objetivo General Formar psicólogos con fundamentación científica, metodológica, técnica, y ético humanista, con competencias para evaluar necesidades, diseñar y gestionar programas, evaluar resultados, apoyar decisiones y desempeñarse interdisciplinariamente en los campos del deporte y del ejercicio físico. Dirigido a: Profesionales con título universitario en Psicología (o próximo a recibirlo). Información: PBX. 6489000 Ext. 1112 /1368 | Oficina de Postgrados de Psicología | Correo electrónico: postgrados.psicologia@unbosque.edu.co
www.uelbosque.edu.co
Dirigido a: profesionales de diversa formación básica que trabajen en las áreas de investigación, mercado y consumo, gestores y directivos que buscan potenciar su empresa, gerentes de proyectos, directores de áreas cualitativas y/o cuantitativas, encargados de canales de distribución, marca, producto y/o servicios, comunicación, publicidad y servicio al cliente, que necesitan un conocimiento profundo del mercado y del consumo. Información: PBX. 6489000 Ext. 1170 /1112 | Oficina de Postgrados de Psicología | Correo electrónico: postgrados.psicologia@unbosque.edu.co
Revista
Cuadernos Hispanoamericanos de
Psicología Contenido Identidad sociopolítica delictiva en México Cruz García Lirios, Javier Carreón Guillén, Jorge Hernández Valdés, Silvia Mejía Rubio, Erle García Estrada, José Francisco Rosas Ferrusca.............................................................................................. 5 Percepción de cuerpo e imagen corporal masculina: una revisión narrativa Giovane Mendieta Izquierdo................................................................................................................................... 17 Relación entre procrastinación académica y ansiedad-rasgo en estudiantes de psicología Diana Pardo Bolívar, Luisa Perilla Ballesteros, Cristhian Salinas Ramírez....................................................... 31 Taller gestáltico para desarrollar el potencial humano en estudiantes en formación docente Israel Alberto Cisneros Concha, Nora Verónica Druet Domínguez, Gladis Ivette Chan Chi............................. 45 Trabajo en casa y calidad de vida: una aproximación conceptual Yolanda Sierra Castellanos, Sergio Escobar Sánchez, Alba Merlo Santana........................................................ 57