EL SILENCIO
DE CHEJOV
ANA MARÍA ORTESE
TRADUCCIÓN DE RAFAEL ANTÚNEZ
Leer una página de Chéjov es como posar la vista sobre un cristal muy nítido y ver pasar la vida por debajo. Por lo común, cada vez que un escritor fija la vista sobre la vida, esta cosa imponderable y maravillosa, –sea un río, sea un animal, sea un hombre– la perturba y pierde su encantadora naturaleza. Los ríos, los mares pierden sus proporciones y el movimiento de sus aguas deja de ser perfecto; los animales empiezan a parecerse a los hombres o se petrifican en formas geométricas; en cuanto a los hombres mismos, que forman siempre el objeto de observación de un escritor, se transforman fácilmente ya en montañas, ya en lo opuesto: guijarros, o se transforman en plantas de bello aspecto, o más generalmente en animales domésticos o feroces; y también en aquellos casos en que alcanzan a conservar gran parte o el todo de sus características humanas, su lenguaje, sus movimientos, las miradas que lanzan aquí y allá, poseen algo extraño, rígido, torpe, como si se sintieran observados, que irrita un poco, que conmueve un poco.
Chéjov me parece el único escritor que, sin ser muy grande, y quizá sobre todo por eso, no se ha impuesto a la vida, no le ha dado ninguna sujeción, no ha influido para nada en la misteriosa e inocente libertad de sus movimientos. Es un prodigio tal que, si uno se hallara en posesión de la más mínima barbarie, inmediatamente gritaría, gritaría inmediatamente que es la obra del diablo. Personalmente, pensando en lo que hace a un hombre de verdad, y por lo tanto a un escritor, quiero decir: esa mezcla de desesperación y de amor, de disgusto y, a la vez, de ternura, de mofa y piedad, de fatiga y esperanza, entiendo que Chéjov, que era dueño de todos esos bienes mezclados perfectamente en su sangre, fácilmente habría podido dar puntos al diablo de las fantasías populares, en cuanto a pureza y esplendor, mesura y magia de prodigios, a un maligno e inefable respeto de la libertad de los vivos.
Es este respecto, tras el cual tiemblan la crueldad y la piedad juntas, esta discreción magnífica, este silencio lleno de burlas y de suspiros, que permite a las criaturas del escritor ruso ir y venir tranquilamente, como insectos bajo una placa de cristal, mostrándonos toda su florida y encantadora intimidad: sus fantásticas antenas, las patitas delgadas y peludas, las alas móviles, los vientres palpitantes, ciertos ojos como alfileres y llenos de una misteriosa tristeza. No sé de ninguna escena de teatro, donde el hombre se sentara sobre una silla en vez de sentarse en un sillón, y en lugar de preguntarle: «Adelante, cuéntenos sus problemas: ¿qué piensa de la vida?», le sea dada la impresión de estar solo, para permitirle buscarse una pulga, como profirir desesperados y sinceros lamentos.
Los hombres del teatro de Chéjov se sienten solos y tan seguros, tan protegidos de la mirada del espectador, que no se avergüenzan nunca de mostrarnos todos sus más tontos y miserables defectos, toda la decadencia de una particular sociedad (inmoral, como es por naturaleza de decadencia) que ponen de relieve como una ama de casa escrupulosa usaría un vestido negro bajo el sol, para golpear y ahuyentar las polillas, antes que guardarlo hasta el próximo invierno. Hablan, hablan, hablan, esa es su especialidad.
Se trata de una especie de innovación, creo, en la historia del teatro, ya que por lo general los personajes teatrales no hablan, sino que declaman. Y si no declaman, hacen matemáticas, como tantos modernos. En cambio, los de Chéjov, simplemente hablan. Han venido aquí sólo para decirnos que el cielo es azul, que su pipa está encendida o apagada, que están tristes o que se les ha metido una basurita en el ojo. Alguno lo nota, a veces:
«MASCIA: Y así todos los días se habla, se habla… (viene y va). Vivimos en un clima tal que de un momento a otro puede nevar, y todavía se habla mucho…(Se detiene). No iré a casa, no quiero ir… Dime cuándo vendrá Vershinin… (Se aleja por la calle). Y las aves migratorias se van volando… (mira hacia arriba). Son cisnes o gansos… benditas sean pájaros… (Sale)».
Se siente una especie de divino reposo al escuchar su dulce y vano parloteo; un parloteo interminable,
como ciertos días de vacaciones o de convalecencia, en los cuales se escucha todo con oídos extraordinariamente ávidos y refinados, se ve todo; aquello a lo que antes nunca habíamos prestado atención; hasta las extrañas fisuras de un muro, el color del reloj y un dibujo que garabateamos de niños tras la puerta. Y es precisamente de esta fatuidad e indeterminación de los diálogos, que nace ese sentido de lo fijo, de lo inmóvil, de lo eterno, de lo grande en su pequeñez, de lo dulce en su estupidez, del desconsuelo en su regocijo, de lo desesperado en su alegría, de lo lúgubre y sonriente, ni infierno ni cielo, sino un limbo, eso es el genio de Chéjov.
Hoy, un autor de teatro está casi siempre en el escenario, detrás de sus personajes, sugiriéndoles línea por línea, con la respiración jadeante, temblando por que el personaje en un breve lapso se libere y grite una palabra suya, o bostece… Él, Chéjov, estaba demasiado consciente del extraordinario interés de la vida, demasiado enamorado de su pureza y, en cualquier caso, era demasiado tímido ante el engaño y el artificio, para permitirse el engaño y el artificio, para permitirse sustituir sus argumentos por los de ella. La dejaba hacer… tartamudear y sonreír, adormilarse y despertarse sin por qué, con una extraña ternura, tal y como un hombre que está a punto de morir miraría el sol por la ventana o a un pájaro que se ha detenido sobre una rama, que es todo un prodigio, y que lo ignora.
ENTENDER
ADRIAN LEÓN GARCÍA LAS ADICCIONES
La adicción es un tema controversial. Se trata de abordar uno de los centros abstractos de la conducta humana. Hay emociones muy fuertes y contradictorias. Muchos juicios, mucho dolor.
Una definición otorgada por el doctor Gregor Mate: Es aquella conducta que trae alivio por un tiempo y luego deja de otorgar alivio, produce efectos negativos y no es posible abandonar la conducta a pesar de dichos efectos negativos.
Suena un poco como la definición de locura atribuida a Albert Einstein, hacer siempre lo mismo esperando un resultado diferente.
Desde fuera, la conducta absurda, repetitiva y destructiva es muy difícil de entender y también es muy desconcertante para quien la vive desde dentro.
No sentirse dueño de las propias acciones es la peor esclavitud.
El caso extremo es la metanfetamina. Produce una elevación del 1000 % de los niveles normales de dopamina (hormona del placer y la motivación) y el sistema debe trabajar muchísimo para restaurar el balance. Balance que se restituye con hormonas que producen el efecto contrario a la dopamina (dolor e insatisfacción) y que se anclan en el sistema mucho más fácil y por periodos más largos. Esto equivale a decir, por ejemplo, que 60 minutos de elevación pueden desembocar en días enteros de dolor.
La sobriedad es la maestría en el arte de sentir placer y dolor sin dejarse llevar por ello.
Las fuerzas del placer y del dolor solo son destructivas cuando hay una fuerte identificación con el cuerpo-mente. Superar esa identificación equivale a verse a uno mismo y a nuestros semejantes cómo espíritu puro, emanaciones de una Fuente Original con la que seguimos unidos y de la que somos parte.
La fuerza de voluntad y propósito para soltar la identificación con el cuerpo-mente y vislumbrar el Espíritu es un prerrequisito y no se puede trucar, no hay otro camino. No se puede salir del ciclo adictivo sin fuerza de voluntad.
Entonces el camino no es directamente conectarse con el Espíritu a través de la Revelación sino buscar maneras de despertar la voluntad hasta convertirla en una unidad funcional.
Las emociones negativas como la depresión son generadas por el cerebro con pensamientos que producen la química de la depresión, química que es adictiva y que puede derivarse en comportamientos y consumo de sustancias que son el reflejo de un ciclo de pensamientos que sostienen una realidad interior y exterior sin cambios importantes.
De ahí que uno pueda pasar años en depresión y esto aplica para cualquier aspecto de la personalidad. La personalidad es una química interna que se mantiene por mecanismos de adicción.
De ahí la necesidad de entrar en el vacío. Para tener la oportunidad mínima de reprogramación
Las emociones positivas tienen más poder pero si no se integran generan un penduleo, pues biológicamente el dolor se ancla más fácil que el placer. La explicación evolutiva de esto es que la insatisfacción lleva al deseo y éste a la acción. Las probabilidades de encontrar comida y refugio adecuado y alejarse de depredadores son mayores para un organismo insatisfecho.
Integrar el dolor es tan necesario como integrar la felicidad. El balance perfecto no existe pero puede intentarse posicionándose cómo un observador, un cultivador de la paciencia y la neutralidad cómo único medio eficaz para sobrevivir al continuo penduleo de la balanza de dopamina.
Debido al hecho evolutivo de que la balanza de dopamina tiende a la insatisfacción podemos afirmar que la adicción es inevitable, siempre estamos buscando aliviar el dolor. La diferencia notable que se puede hacer es entre adictos adaptados, es decir, que su manera de buscar alivio funciona, y adictos no adaptados, es decir, su manera de buscar alivio no funciona y parecen vivir en una espiral de dolor cada vez mayor.
El ideal del ser humano iluminado libre de ataduras parece ser que es incompatible con el cuerpo-mente. Pero podemos caminar hacia ese ideal, de hecho no creo que haya mejor proyecto de vida.
Aquí mi único consejo para superar las conductas adictivas destructivas:
Hay que aprender a vivir quebrados. Solo así puedes diferenciar el ego que está fragmentado por su naturaleza, del Espíritu que es inquebrantable.
Simplemente espera, crea una barrera física entre la conducta o sustancia de elección, aléjate por un tiempo.
Por eso son importantes las experiencias de retiro en la naturaleza.
Fortalece tu voluntad con el retiro en la naturaleza, con silencio, con ayuno, con exposición al frío, con ejercicio físico, con lecturas difíciles. Aprende a perdonar a personas difíciles. Perdónate también a ti. Entiende el perdón como elegir ver el amor y pasar por alto el odio.
Práctica la veracidad. No te mientas ni mientas a los demás. El 99% no se justifica. La verdad es indispensable para entender.
Lo crucial es aprender a esperar, a que el balance de dopamina se restablezca solo. La homeostasis es la base de la salud física. Cuidar la homeostasis es amarte. Buscar picos de dopamina conduce a experiencias de dolor, sábelo. Buscar el dolor de manera saludable conduce a qué la homeostasis se restablezca más rápidamente después de un pico.
Los picos son inevitables, hay que agradecerlos, celebrarlos, saber que llegarán. Pero no buscarlos. Solo se encuentra dolor. La Gracia viene sola, es nuestra naturaleza divina, el ego no puede encontrarla, no está dentro de su ámbito. Además le teme.
El ámbito del ego, el cuerpo-mente que constituye nuestra experiencia de separación depende de la insatisfacción para su supervivencia.
Sentirse pleno no es solo una experiencia química, es recibir la Paz directamente de la Fuente, se ocupa una paciencia infinita.
Cree en ti, siéntete merecedor. Exponte a la incomodidad y conocerás el verdadero confort.
No huyas de tu propia química, hazte cargo, eres el alquimista. Eres el maestro. Ninguna sustancia o rutina puede sustituir el Conocimiento.
“Solo la paciencia infinita produce resultados inmediatos”: Gary Renard.
“Los maestros son imperfectos, sin embargo, enseñan la perfección hasta que la aprenden y, entonces, no se les ve más” UCDM
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LA ENERGÍA Y LA NADA
Dos noticias de descubrimientos recientes comprueban el porqué de la importancia de la obra del científico mexicano Jacobo Grinberg, escrita hace casi 40 años, quien había postulado que era posible extraer energía directamente del espacio, que llamó la Latice.
Eduardo Martínez de la Fe en su artículo “los físicos han usado la mecánica cuántica para extraer energía de la nada” (en internet), describe cómo un investigador de la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook, Kazuki Ikeda, ha conseguido extraer energía del vacío utilizando una tecnología cuántica, según informa la revista Quanta. Ikeda ha publicado sus resultados en dos apasionantes artículos publicados en arXiv a principios y finales de enero de 2023.
Este revolucionario resultado tiene sus matices, pero ha agitado al mundo de la física. Lo primero que hay que decir es que todavía no puede considerarse consistente y abierto a posibles aplicaciones. Lo segundo que no es producto de un investigador, sino de una cadena de científicos que se han ido involucrando en la idea, creando así una rocambolesca historia.
Vieja historia, nuevos episodios
Todo comenzó en 2010, cuando el físico japonés Masahiro Hotta, de la Universidad de Tohoku, propuso la idea de la teletransportación de la energía cuántica (no de la información) y trabajó para desarrollar su base teórica, una idea que entonces comenzó a andar.
La teletransportación de la energía cuántica, en vez de la información, se basa en que la energía de cualquier sistema cuántico está en constante fluctuación.
Estas fluctuaciones cuánticas, según Hotta, pueden aprovecharse para transferir energía de una parte del sistema a otra, sin que esa energía viaje a través del espacio existente entre ambos extremos. Al igual que ocurre con la información, para teletransportar energía también es necesario utilizar el entrelazamiento cuántico.
El entrelazamiento cuántico es uno de los fenómenos más desconcertantes de la mecánica cuántica. Cuando dos partículas, como los átomos, los fotones o los electrones, se entrelazan, experimentan un vínculo inexplicable que se mantiene incluso si las partículas están en lados opuestos del universo.
El entrelazamiento cuántico permite llevar energía de un lugar a otro, en el que aparentemente surge de la nada.
Sueño hecho realidad
Fue en enero pasado cuando kazuki Ikeda anunció haber hecho realidad el sueño de Hotta: teletransportar energía dentro de un ordenador cuántico. Ikeda escribió el algoritmo cuántico que pone en práctica la idea de Hotta y luego usó ordenador cuántico de IBM para ejecutarlo. Y funcionó.
No fue el único experimento: en 2022, otro grupo de físicos liderado por Eduardo Martín-Martínez, físico teórico de la Universidad de Waterloo y del Perimeter Institute, llevó hasta el paroxismo las ideas de Hotta.
Basándose en una tecnología conocida como resonancia magnética nuclear, que utiliza poderosos campos magnéticos y pulsos de radio para manipular los estados cuánticos de los átomos en una molécula grande, este grupo consiguió teletransportar energía entre dos átomos de carbono. Este protocolo, explica Quanta, no tomó más de 37 milisegundos, un tiempo récord.
Eso significa que, casi 15 años después de que Hotta describiera por primera vez la teletransportación de energía, dos demostraciones simples con menos de un año de diferencia han demostrado que se puede extraer calor de donde en teoría es imposible.
Energía del vacío cuántico
En ambos casos se puso de manifiesto que era posible extraer energía del vacío cuántico: lejos de ser un vacío entendido racionalmente en el que no hay absolutamente nada, se define como el estado cuántico que contiene la menor energía posible.
Ambos protagonistas, Ikeda y Martin- Martínez, tienen su propia visión de para qué podría servir la teletransportación de energía.
Nayeli Rodríguez-Briones, que trabaja con MartinMartínez, sospecha que, además de ayudar a estabilizar los ordenadores cuánticos, este descubrimiento desempeñará un papel importante en el estudio del calor, de la energía y del entrelazamiento en los sistemas cuánticos.
A finales de enero, Ikeda publicó a su vez otro documento que detalla cómo construir la teletransportación de energía en la incipiente internet cuántica. Todo parece estar listo para que la obtención de energía del vacío cuántico salga del ámbito de la simulación informática y aterrice en la realidad física.
Simulaciones cuánticas
Hay que tener en cuenta al respecto que en ambos casos estamos hablando de simulaciones cuánticas, según las cuales se puede obtener energía del vacío cuántico, aunque todavía en pequeñas dosis, a través de la teletransportación desarrollada en el interior de sistemas cuánticos.
Como señala Quanta, los físicos han hecho el equivalente cuántico de obtener energía de la nada. Es una hazaña que parece ir en contra de la ley física y del sentido común, aunque lo que hace realmente es tomar presta-
da energía de un lugar distante y llevarla a otro sitio por efecto del entrelazamiento cuántico: desde esta perspectiva, no viola ningún principio físico establecido.
Aunque no es la primera vez que se consigue algo así, ya que en 2021 investigadores del Dartmouth College en Estados Unidos demostraron también que es posible producir la luz a partir del vacío cuántico, la cautela se impone respecto al alcance de los dos nuevos experimentos: ambas propuestas deben todavía ser revisadas por pares, aunque la de MartínMartínez ya ha sido aceptada para su publicación en Physical Review Letters. Un buen comienzo.
Aire y energía
Científicos australianos descubrieron una enzima que convierte el aire en energía: utiliza las bajas cantidades de hidrógeno de la atmósfera para crear una corriente eléctrica.
El equipo de investigación de la Universidad Monash de Melbourne, produjo y analizó una enzima que consume hidrógeno a partir de una bacteria común del suelo. El hallazgo se publica en Nature.
“Hace tiempo que sabemos que pueden usar las trazas de hidrógeno del aire como fuente de energía para crecer y sobrevivir, incluso en suelos antárticos, cráteres volcánicos y las profundidades oceánicas, pero no sabíamos cómo lo hacían hasta ahora”.
Los investigadores extrajeron la enzima responsable de usar el hidrógeno atmosférico de la bacteria Mycobacterium smegmatis. Demostraron que esta bacteria denominada Huc, convierte el gas hidrógeno en corriente eléctrica.
“Huc es extraordinariamente eficaz. A diferencia de todas las demás enzimas y catalizadores químicos conocidos, incluso consume hidrógeno por debajo de los niveles atmosféricos, tan sólo 0.00005 por ciento del aire que respiramos”.
Se apoyaron en varios métodos de vanguardia para revelar el plano molecular de la oxidación atmosférica del hidrógeno, como microscopia avanzada (crioEM) para determinar su estructura atómica y sus rutas eléctricas, superando los límites para determinar su estructura enzimática más resuelta de la que tiene constancia por este método hasta la fecha.
También emplearon una técnica electroquímica para demostrar que la enzima purificada crea electricidad a concentraciones mínimas de hidrógeno. LLD
La Jornada de Enmedio. 9 marzo. 2023. Europa Press. Madrid.
EL
COLEGIO DE VERACRUZ FUNDAMUSEO DE LA LECTURA
El Museo de la Lectura de El Colegio de Veracruz es un espacio creado para vivir la experiencia de la lectura clásica que se aleja de la vida cotidiana de los hogares y los espacios públicos, en el tránsito cultural que viven las sociedades contemporáneas dentro de la cascada de revoluciones electromagnéticas y digitales.
El Museo de la Lectura no es una biblioteca. Los libros que se encuentran en los estantes no están clasificados por materia ni es un índice temático. El catálogo de títulos y autores es una “curaduría” a la manera de los comisarios que seleccionan las obras físicas de artistas visuales disponiendo la presentación en la “galería”. Aquí se trata de obras que ocupan un lugar en la cultura universal y son autores que ejercen los géneros de escritura humanística: novela, cuento, poesía, drama, crónica, historia y filosofía.
El espacio está ocupado por volúmenes rigurosamente seleccionados de catálogos disponibles en las editoriales que nos proveen o nos entregan libros en donación.
El Museo de la Lectura contiene volúmenes repetidos, con la idea de que sea posible realizar una lectura compartida o simultánea de los asistentes al museo, con el fin de propiciar un dialogo, como cuando dos o más espectadores contemplan un cuadro en el museo.
El concepto de museo que interesa a nuestro espacio considera que el museo es la primera tentativa artístico-científica de reunión o educación hacia la unidad, y por eso esta tentativa es una tarea religiosa, sagrada, es una convocatoria universal, a todos sin excepción, comenzando desde la infancia.
La liberación y el resurgimiento de los pueblos se inicia con la fundación de museos, pues en él están los procedimientos de reparación y resurrección de los antepasados (en este caso los escritores universales).
El Museo de la Lectura nos ofrece el recurso de comunicación y con ello la posibilidad de recobrar la conciencia como completa integridad.
Vivimos la retirada de la lectura física como territorio fundador de la transmisión de conocimiento. El llamamiento que se hace a la población para leer libros es signo de que es una actividad que disminuye y en muchos casos casi desaparece.
Las opciones digitales y el desarrollo de las plataformas de streaming absorben la atención desplazando la que antes se dirigía a la lectura (sea como sea en proporción a las características socio económicas y culturales de los sectores demográficos).
El Museo de la Lectura es un espacio que nace inserto en la atmósfera de la revolución electromagnética: el tipo movible que inventó Gutenberg en el siglo XVI fue una extensión del manuscrito, una aceleración y una manipulación. En la actualidad, lo que sucede es una mutación de un orden incomparablemente más revolucionario.
Apenas estamos empezando a comprender las nuevas formas de sentido, de la comunicación, del almacenamiento de datos.
La internet, la red, son técnicas que implican una nueva metafísica de la conciencia tanto individual como social. Es una biblioteca ilimitada, una galería de cuadros, un tablón de anuncios y una base de datos a escala planetaria y dentro de poco de acceso planetario.
Definir la red hoy es tarea del más alto pensamiento, pues es enteramente interactiva, permitiendo la formación constante de comunidades de rápida evolución: comunidades de intercambio y de dialogo, pero también de trabajo en colaboración y en concentración. La página web es dinámica, en acción, como ninguna textualidad anterior podría ser.
Esta revolución electromagnética y digital impone una revolución en la escritura, la lectura, las técnicas del aprendizaje y la difusión del conocer.
En la escritura y aguijoneada por las nuevas tecnologías de la información y la revolución digital, la narrativa va mudando hacia las series en plataformas de internet. Las series de televisión eliminan muchos libros, muchos lectores. Ahora como las novelas del siglo XIX, es el nuevo género de narración más seguido por la gente.
La revolución digital es para una masa totalmente abierta, sin muros, sin límites justo para hacer todo lo contrario, encontrar singularidades en imponer límites.
Vivir el cambio tan profundo que ha significado el paso de lo analógico a lo digital implica adaptarse a un nuevo paradigma.
Este cambio ha puesto a disposición de las nuevas generaciones mucha información con resultados a veces de pérdida o confusión.
A su vez, las generaciones más viejas deben asimilar que el mundo, tal como lo conocieron, está en extinción.
El acontecimiento en la creación del texto que significa la invención de GPT, que puede escribir no sólo documentos especializados a pedido sino incluso novelas, hace decir a un autor: todos nos hemos vuelto novelistas. Aunque también esto es falso.
El único novelista que queda vivo y pataleando en este planeta es el ordenador. Por eso, los lectores aferrados a la tradición, a la novela de verdad, la de Cervantes, Tolstoi, Virginia Woolf o Faulkner, no tenemos más remedio que leer a los novelistas muertos y olvidarnos de los vivos. (Vargas Llosa dicit).
Este ir hacia los muertos o los antepasados con la atención que nos demandaba la antigua lectura clásica, es la inspiración del Museo de la Lectura, pues cada ser humano lleva en sí un museo, lo lleva incluso contra su propio deseo, como un apéndice muerto, como un cadáver, como un remordimiento de la conciencia, pues su conservación es una ley original que precede al ser humano, que está actuando desde antes que él.
Desde luego el libro, tal como hoy lo conocemos, se seguirá publicando, igual que se siguieron haciendo manuscritos cuatrocientos años después de Gutenberg. Pero su dominio será cada vez más de lo estético, de lo literario.
De ahora en adelante, sin embargo, está claro que la lectura llegará a ser un tráfico electrónico constante más que una actividad solitaria, y que la escritura -incluso la del novelista- será un intercambio abierto, en línea, entre el autor y el público.
Ante la revolución de la electromagnética y el advenimiento planetario del tratamiento de textos, del cálculo electrónico, del interfaz y, en general, las modalidades que la pantalla crea, el Museo de la Lectura se propone como un espacio de la lectura clásica, que ahora podrá ser una pasión un poco especializada, enseñada y practicada en casas o museos de lectura.
El acto clásico de lectura requiere unas condiciones de silencio, intimidad y concentración que está dado en el Museo de la Lectura.
Leer, en el verdadero sentido del término, es tener acceso a los espacios de silencio. Las artes de la concentración han tenido siempre una importancia esencial en la vida del libro.
El Museo de la Lectura es un espacio minimalista cuya iluminación y confort está creado para permitir un encuentro en profundidad entre el texto y su receptor, entre la letra y el espíritu. Por ello se pide a los lectores mientras están en el Museo apagar su teléfonos móviles con el fin de conservar en el espacio una tradición arcaica. En este sentido no es un espacio de trabajo, y las notas que se tomen de los libros serán manuscritas.
La revolución electromagnética implica una vuelta de página, como ha sucedido en el pasado en la evolución de la lectura, como lo fue en el siglo XIII donde se pasó de lectura bisbeante a la lectura en silencio, o, más tarde, en el siglo XVI, cuando se pasa de la oración pronunciada a la oración mental (Santa Teresa de Jesús).
El formato del libro, la estructura del copyright, de la edición tradicional, de la distribución en librerías están en plena trasmutación, plena revolución.
Estamos ante la partida del texto puro y la entrada del nuevo rey: la imagen en sus formas variables y reproducibles hasta el infinito y es la que ya domina la conciencia.
La lengua, sobre todo la que leen los jóvenes, se reduce al acompañamiento de las imágenes.
Vivimos el desplazamiento de la textualidad pura o la tradición verbal por la interactividad que se exalta en la internet.
Vivimos un paso de gran dimensionalidad, como el que transcurrió de la cultura oral a la cultura escrita. Del origen del lenguaje y la función de la memoria a la escritura. En este paso se mermaron las capacidades de la memoria, pues una cultura oral se nutre de una rememoración renovada sin cesar.
El texto o una cultura del libro autorizó todas las clases de olvido. Y ahora los bancos de datos, la memoria de nuestra computadora, reduce aún más el ejercicio de memoria humana.
Así sucedió cuando lo escrito ganó terreno y el libro estuvo al alcance de la mano, dispuesto a ser consultado: los músculos de la memoria se atrofiaron, el gran arte de la memoria cayó en desuso.
Sin embargo está lejos de ser evidente que los usos de la pantalla vayan a dejar totalmente obsoleta la lectura tradicional.
Ya hay estudios que hacen pensar que los niños saciados de televisión e internet leen en el sentido tradicional sólo a regañadientes, aun cuando posean las competencias para ello.
Cuando las artes de la memoria, la gimnasia de la concentración, los espacios de silencio disponibles se deterioran, el lugar de la lectura en la civilización occidental está condenado a cambiar.
Con el Museo de la Lectura el Colegio de Veracruz quiere reconocer la inmensa riqueza del pasado, desde donde hemos partido para estar en el lugar de hoy.
Pero no con una concentración de libros a la manera de una biblioteca, sino con la creación de un espacio donde se viva la experiencia de la lectura clásica y reconozcamos el encuentro con el libro, como el hombre o la mujer que va a cambiar nuestra vida. El texto que nos convertirá a una fe, nos adherirá a una ideología, dará a nuestra existencia una finalidad.
El Museo de la Lectura está integrado por logócratas: poetas y pensadores, los cuidadores del ser, los que están a cargo de las pulsaciones de luz del logos.
En el Museo de la Lectura se trata de comprender un texto, ilustrarlo en el marco de nuestra imaginación, recrearlo, experimentar un eco que refleja el texto, pues nuestras intimidades con un libro son completamente dialécticas y recíprocas: leemos el libro, pero quizá más profundamente, el libro nos lee a nosotros.
LENIN
PERIODISTA
LORENZO LEÓN
“ Es sabido que Lenin, cuando ya era jefe del Estado soviético, acostumbraba a poner como su profesión en los cuestionarios ‘periodista’ o ‘escritor’. Cita Madeleine Worontzoff a Karpinsli (Lenin tal como fue) para iniciar la descripción de la teoría de la prensa creada por Lenin.
Con su libro La concepción de la prensa en Lenin (Fontamara. 1979) se demuestra que, no obstante, el manoseo que este tema ha suscitado en estudios izquierdistas, dada la profundidad de sus ideas y la acción de Lenin en el terreno periodístico es posible, para una mente desapasionada y lúcida, recrear las condiciones en que nacen las iniciativas leninistas en la prensa y su importancia para el movimiento social que esta acción pretende desplegar.
Con frecuencia -dice la autora- se limita el concepto de la prensa en Lenin a las páginas que ofrece ¿Qué hacer?, sin embargo, la flexibilidad del periódico y la “gama de variadas metamorfosis que puede sufrir” se encuentra expuesta en la multitud de escritos que hoy están recopilados en sus obras completas.
Si nos detenemos en el mérito bibliográfico podemos decir que el libro de Worontzoff es una nítida recopilación de lo que Lenin dijo sobre la organización de la prensa, lo que convierte a su estudio en imprescindible para los especialistas en comunicación y los estudiantes de periodismo.
¿Por qué este oficio es el que ejercita el dirigente revolucionario? Worontzoff apunta: “El periódico es la línea de transición entre la teoría “pura” y el llamamiento a la acción. En cada artículo se acuña la teoría en consignas concretas”.
Y en efecto, en su obra política encontramos una correspondencia entre la teoría y la práctica y si esto es historiable se debe precisamente al testimonio periodístico. Esta relación entre “la tarea del momento” y el análisis define, precisamente, que en efecto “el periódico es un excelente organizador en cualquier periodo, pero ha de serlo principalmente en el de 1889 a 1902, cuando se trata de crear el partido. Siempre es un medio de propaganda, pero particularmente entre 1900 y 1917, cuando se trata de aclimatar la idea de la revolución, y será siempre un medio de agitación, pero muy especialmente en 1905 y 1917, en el momento de pasar abiertamente a la acción”.
Un indudable atractivo de este estudio está en distinguir los periodos históricos sin descuidar la constante teórica del pensador y dirigente revolucionario: así se enfocan las necesidades y características de la prensa en el periodo ilegal, en el legal y en el estatal, cuando el poder está en manos de los bolcheviques.
Ciertamente Lenin es un eficaz técnico de la prensa y hay citas que hablan de su genio tipográfico y su habilidad en la concentración de información. Se trata, en principio, de un trabajador que integra
DIEZ*
en sí mismo desde las tareas más simples a las más complejas, como es la labor de un jefe de redacción o redactor-jefe que crea y ejerce el control sobre el flujo intelectual condensado en escritura.
El periódico es una “cristalización” de una tendencia ideológica y política “que realmente son las tendencias de clase”. La polémica entre los órganos de los partidos expresa esta lucha que se da estrictamente en el terreno del trabajo y la propiedad. “En consecuencia, deduce Worontzoff, la lucha llevada en la prensa anticipa y prepara la lucha abierta entre las clases”.
Y en esta acción de oposiciones ideológicas se expresa ya un modelo de escritura y lectura “proletario”. Es en la concepción de un funcionamiento interno de la redacción y en la creación de un estilo, “literario” donde se define la tendencia del periódico. Lenin, por ejemplo, no gusta de los escritores brillantes. “A su entender, cuanto más deslustrado y corto es un artículo, tanto más tiene un ‘aire proletario’. En una redacción leninista “tampoco hay ya ‘vedettes’.
Los artículos son anónimos. Madeleine Worontzoff urga con inspiración y sensibilidad periodística en ese arcón que significan las obras del revolucionario ruso, para encontrar los pasajes que den un cuerpo teórico a una de las actividades centrales del organizador del partido bolchevique.
Así, en esta definición de su actividad nunca es ocioso repetir que para Lenin la clase obrera no es homogénea y que los niveles de conciencia de estos estratos (obrero avanzado, medio y el ajeno totalmente a la conciencia de clase) implica una multidireccionalidad en los mensajes que les quiere hacer llegar el partido.
CREAR LA VIDA
MÁS ALLÁ DEL TEATRO
JORGE PÉREZ-GROVASEn esta ocasión, el objetivo que me seduce -hay todo un juego erótico implícito en esta confrontación- es enfrentar cara a cara a dos personajes que dieron la vida en la búsqueda, o, mejor dicho, en el encuentro con un teatro verdaderamente vital y humano. Me refiero al francés Antonin Artaud y al polaco, Jerzy Grotowski.
“Cuando pronunciamos la palabra vida -decía Artaudhay que comprender que no se trata de la vida reconocida por el exterior de los hechos sino por esa suerte de frágil y secreto sitio no tocado por las formas. Y si aún hay algo de infernal y verdaderamente maldito en nuestra época, es ese detenernos artísticamente en las formas en vez de ser como sacrificados en el fuego, que hacen señas sobre sus hogueras”.1
¿Pero, quien era Antonin? ¿Un sabio demente? Alguno de sus contemporáneos lo definió como “un motor de avión montado en un automóvil de turismo”, o como “un personaje de fuego, el hijo mismo de Prometeo” aquel valiente soñador que les robó el fuego a los dioses para dárselo a les hombres; y que en castigo a su osadía, padeció encadenado en una caverna moldeada con ecos y sombras, el martirio terrestre del pecado humano.
Si bien, Artaud, le arrebató el fuego a los dioses, la llama de la conciencia, también es cierto que estaba encadenado a la fragilidad de su cuerpo, al constante desmoronamiento de sus fibras interiores: padecía fiebres, alucinaba dolores medulares y fantasmas; su extravío mental era terrible, encerrado en un sanatorio para enfermos mentales escribía súplicas desgarradoras y elevaba dolientes plegarias.
Artaud era una especie de iluminado, un iniciado: “En ese momento Dios comenzó a regresar con la ayuda de los ángeles, más no en seguida, en presencia y cuerpo, pues el cuerpo que yo soporto -Antonin Nalpas- está lleno de pecado y los demonios lo devoran día y noche. Para espantar a los demonios y permitir que Dios descienda y logre sobre la tierra el misterio de la redención humana, hacen falta la heroína y el opio; es un acto de elemental caridad cristiana y humana dárselo al hombre infeliz, atormentado y enfermo que está aquí y que no da más de tanto llevar sobre él el sufrimiento del pecado humano”. 2
Este hombre era un profeta maldito. Cuando hablaba acerca del Teatro de la Crueldad, parecía más bien estar describiendo un ritual extraño, divinal y demoniaco, totalmente ajeno al reino de éste mundo.
A Artaud le tocó vivir (sufrir) en los tiempos de una humanidad en crisis -este hecho no ha cambiado y hoy padecemos un nueva crisis civilizatoria,
-prolongación de la anterior- por lo que cualquier acción que no fuese devastadora y. radical sería cobarde, y Artaud lo sabía.
No pudo quedarse callado. Antonin gimió, gritó, despotricó no sólo en contra del teatro occidental, además, abanderó el estandarte de la protesta y la disidencia en contra de cualquier sistema opresor de la libertad y la dignidad humanas.
Dada
Aunque ya se tenía el antecedente del movimiento Dadaísta cuyos enunciados eran de tendencia ampliamente anarquista y de un conato revolucionario de vasta y profunda base ideológica -Artaud formó parte de este movimiento (la negación absoluta, la contradicción total, la contestación plena), la verdad es que, el arte escénico -con escasas excepciones vanguardistas- se había convertido en una especie de rutinaria representación de
obras y textos -frívolos o solemnes- que de tan trillados y de tan sinsentido, habían perdido una total identidad con el espíritu atormentado de la comunidad europea. Por lo cual, era necesario encontrar un camino que fuese capaz de llegar a los sentimientos más íntimos, a las raíces comunes de aquella desesperada sociedad.
Artaud visionario, estudió el desarrollo histórico de teatros no occidentales (el Teatro Balinés de Indonesia, principalmente, y el Teatro Nho del Japón) y descubrió -a un nivel meramente intuitivo- que al revés de lo que pasaba en Occidente, éstos teatros sí tenían cimientos profundos en el inconsciente histórico de la colectividad. Encontró que manejaban símbolos y signos perfectamente identificables (expresiones guturales y patéticos movimientos del cuerpo) que conducían a un mundo interior, arcaico y humano; vivo e inquieto en la oscuridad lejana de la conciencia social.
“El teatro no ha podido ser -escribía Artaud a JeanLouis Barrault- en la medida que ha dejado de ser la manifestación de lo religioso y lo sagrado”.
¿Qué puede haber más sagrado sino aquello que nos es común a todos? ¿Qué hay más devoto y religioso en esta tierra, sino aquello que no se entiende racionalmente pero que se vive o padece en el nervio y en la carne? “Como en la peste, el teatro es un formidable reclamo de fuerzas que llevan, por medio del ejemplo, al espíritu a la fuente de sus conflictos. La aterradora aparición del mal, verdaderamente revelado en su forma más pura en los “misterios eleusinos”, responde a ciertas tragedias antiguas que todo teatro debe re-encontrar”.3
He aquí un punto por demás interesante: El re-encuentro. Ligar nuevamente al teatro con “lo que ha roto, con la gravedad, con la eficacia perniciosa e inmediata, y por decirlo todo, con el peligro” con la crueldad, con aquello que nos devolverá a todos el equivalente natural y mágico de los dogmas en los cuales ya no creemos” con todo lo que de alguna manera “parece un exorcismo para hacer surgir nuestros demonios”.4
En gran medida el arte contemporáneo debería estar impregnado por esta idea, por este extraño sortilegio espiritual y psíquico que apenas entendemos. Hay algo sumergido, hondo, que no alcanzamos a ver totalmente: La calamidad no está afuera de nosotros sino dentro, pero nos ocultamos esta verdad porque pretendemos vivir en la tranquilidad que produce la ignorancia.
No nos hagamos tontos, nuestra sociedad se aniquila a sí misma. Son las máscaras y la ceguera de esta nuestra desastrosa y superflua cotidianidad las que nos impiden trasformarnos a nosotros mismos y trascendernos.
La gente padece hambre, el planeta está infectado por la injusticia, eso lo sabemos. Lo que no sabemos - o no queremos entender- es: cuál de las hambres es la más fuerte, cuál de las injusticias la más terrible.
El espíritu y la carne luchan sin tregua por un mundo mejor. A mi manera de ver las cosas, estas no están separadas. La lucha por el ser humano integral nunca concluye, pero se refuerza en el conocimiento y en el equilibrio de sus componentes, así sean físicos, biológicos, psíquicos o espirituales.
Antonin Artaud podía ver. Aprendió a tomar el dolor por las orejas y lo miró de frente. Tenía los ojos volteados al revés y clavados en el pecho de la historia. Pero Artaud no era infalible: estaba desquiciado y enfermo. Realizó un viaje al país de los Tarahumaras en busca de aquella metafísica de la carne que imaginaba presente en el pueblo mexicano, y que sin duda existe, pero demasiado oculta y enajenada a una cultura cada vez menos propia, implantada día con día “consume y cállate”- y regresó a Europa, para más tarde, ser recluido en un manicomio. Aunque no por eso perdió su portentosa lucidez.
Por uno de esos avatares de la vida, en 1959 -ya muerto Artaud- sus pesadillas proféticas se hicieron realidad. Sin embargo, no era su sueño -Antonin mascaba el polvo de las víboras-; fue el sueño de otro hombre, de todos los hombres, el sueño que cobró vida en una pequeña ciudad de Polonia, Opole, donde Jerzy Grotowski creó el Laboratorio Teatral, mejor conocido en aquél entonces como “El Teatro de las 13 filas”.
Este centro de investigación teatral, en un principio funcionaba como una especie de teatro de cámara que producía espectáculos: “Caín” de Byron (que fue el más conocido en su país), “Sakuntala”, drama del poeta sánscrito Calida; y una serie de obras del periodo romántico: “Los antepasados de Mickiewicz, “Kordian” de Slowaki y “Acrópolis” de Wyspianski.
Estos espectáculos, según el director y fundador Jerzy Grotowski,”mostraron la insuficiencia técnica, la torpeza, no sólo en la observación de los procesos creadores del actor, sino también y sobre todo en la dirección consciente de dichos procesos. Urgía llevar a cabo ejercicios e investigaciones’.5
Al paso del tiempo, y siempre detrás de una búsqueda más comprometida con los conflictos humanos, éste laboratorio fue transformándose en tal medida -y por uno de esos azares que produce la vida y que sólo la vida es capaz de comprender- se llegaron a resultados finales harto similares, nunca iguales, a los terribles augurios del genial Artaud, con una ventaja: estas profecías eran llevadas a la práctica, se les podía observar y analizar como procesos tangibles y objetivos de esta realidad cada vez más angustiante. Esta fue la gran limitación de Artaud: todo lo que él decía estaba en su mente y era traspasado en el papel, más no en el escenario.
«Les Cencía”, la obra más ambiciosa de Artaud fue un rotundo fracaso. Esto se explica fácilmen-
te, pues Antonin era un ser caótico. Hablaba de “el espíritu de profunda anarquía que está en el fondo de toda poesía y con el cual ha roto el teatro contemporáneo”.6
Su actitud no por eso dejaba de ser válida. Artaud proponía una especie de anarquía organizada capaz de estructurar los elementos esenciales para la creación teatral. En su época esto significaba un acto de rebeldía, una denuncia hirviente contra los sistemas y las estructuras del poder. Era una actitud valiente pero terriblemente ingenua. Se olvidaba de que es el trabajo y la praxis las únicas herramientas con que se cuenta para construir y expresar la verdad humana más profunda.
Grotowski, notó esta carencia, gracias a lo cual pudo llegar más lejos: al terreno de la praxis. El sabía que la falta de un sistema y de una disciplina de trabajo apropiada, eran serias limitantes. Al igual que Artaud, intuía las deficiencias de las técnicas y formas aprendidas, por lo que creó un antisistema.
Al respecto nos dice Grotowski en su libro “Hacia un Teatro pobre”: “No queremos enseñarle al actor un conjunto preestablecido de técnicas o proporcionarle fórmulas para que salga de apuros. El nuestro no intenta ser un método deductivo de técnicas coleccionadas: todo se concentra en un esfuerzo por lograr la “madurez” del actor que se expresa a través de una tensión elevada al extremo, de ‘una desnudez total, de un exposición absoluta de su propia intimidad: y todo esto sin que se manifieste el menor asomo de egoísmo o auto-regodeo. El actor se entrega totalmente; es una técnica del “trance y de la integración de todas las potencias psíquicas y corporales del actor, que emergen de las capas más íntimas de su ser y de su instinto, y que surgen en una especie de “transiluminación… La nuestra es una vía negativa no una colección de técnicas, sino la destrucción de obstáculos”.7
Los teatros ancestrales reposan en una mentalidad mágica o pre-lógica profundamente escondida en el hombre occidental bajo una capa de costumbres, de hábitos, de pensamientos lógicos que acumulados en el subconsciente actúan como obstáculos para una expresión verdaderamente vital.
Grotowski previó esta desastrosa situación: la sociedad nos ha venido enmascarando y nuestro verdadero yo está oculto de tal manera que nos es imposible reconocer incluso nuestro rostro reflejado en un espejo; vivimos condicionados, atados a una tradición superficial que convoca a la hipocresía: desde niños hemos sido educados para mantener una capa de “respetabilidad” que no es otra cosa que las exigencias de cordura, civilización y sometimiento que la sociedad nos dicta.
Había que encontrar un camino hacia una verdad profundamente humana irreverente y liberadora. Un signo, no un gesto común. Un regreso intencional a las raíces. La representación como un acto de transgresión; derrumbar los tabú que nos impiden llegar a la médula de nuestra existencia verdadera
“Es aquí donde el teatro -decía Artaud y Grotowski lo ponía en práctica- lejos de copiar la vida, se pone en comunicación ,si puede, con las fuerzas puras. Ya sea que uno las acepte o las niegue. Hay, asimismo, una manera de hablar que convoca a las fuerzas, que hace nacer imágenes enérgicas en el inconsciente y, en el interior, el crimen gratuito, del cual conocemos ya su energía excitante”.
“Una vez lanzado a su furor trágico -afirma Artaud- el actor necesita de una virtud infinitamente más grande para resistirse a cometer un crimen, que el coraje que le hace falta al asesino para ejecutar el suyo; y es aquí, en su misma gratuidad, donde la acción de un sentimiento en el teatro aparece como infinitamente más válida que la del sentimiento logrado”.8
El Teatro como un lugar de provocación. “Este desafío al tabú -dice Grotowski- esta transgresión proporciona el choque que arranca la máscara y nos permite ofrecernos desnudos, difícil de definir, pero que contiene a la vez a Eros y a Carites”.9
Es realmente fascinante encontrar los puntos de contacto que existen entre las profecías de uno y los descubrimientos del otro: El teatro ha perdido el patético sentido del llanto y de la risa, decía Artaud. Grotowski encuentra en la dialéctica de la burla y la apoteosis o hasta “en la religión expresada a través de la blasfemia, el amor que se manifiesta a través del odio”.
“Si el teatro esencial es como la peste, no porque sea contagioso, sino porque es, como a peste, la revelación, la presentación, la expulsión hacia el exterior de un fondo de crueldad latente por el cual se localizan en un individuo o en un pueblo, todas las posibilidades perversas del espíritu… es el “tiempo del mal”, el triunfo de las fuerzas negras que una fuerza aún más profunda alimenta hasta la extinción”.10
El mito inspira tendencias y conductas de grupo, nos enfrenta con el inconsciente colectivo -nos dice Grotowski- por lo tanto es más la confrontación con el mito que la identificación con él; la exposición llevada a sus excesos más descarnados, la que no devuelve a una situación mítica concreta, a una experiencia de la verdad humana común.
Artaud imaginaba su “Teatro de la Crueldad” como un ritual, una misa profana con derroche de efectos, música y luces, un lenguaje articulado que tenga la importancia que tienen las palabras en los sueños. El teatro de Grotowski es un arte pobre; todo lo demás es superfluo; el maquillaje del artista es sólo un artificio; “el teatro no puede existir sin la relación actor-espectador en la que se establece la comunión perceptual directa y “viva”. El arte es una carencia: el acto creativo es la revelación de aquello que nos hace falta para gozar de una vida integral y auténtica.
¿Para qué nos interesa el arte se pregunta Grotowski? Para cruzar nuestras fronteras, sobrepasar nuestras limitaciones, colmar nuestro vacío, colmarnos a nosotros mismos. El arte es un proceso en el que lo oscuro se vuelve de pronto transparente, luchando con la verdad íntima de cada uno por desenmascarar el disfraz vital.
El actor vuelve a nacer, no sólo como actor sino como ser humano y con él yo vuelvo a nacer -nos asegura Grotowski-. Sin embargo, para alcanzar este “nivel”, son necesarios un compromiso total, una entrega desinteresada, un sacrificio íntegro de las capacidades creativas del ser humano; “actores santificados”, dispuestos a la flagelación personal y a la dádiva humilde y sin límites.
“Puesto que no eres tibio, por tanto no eres ni frío ni caliente, te arrojaré de mi boca” -nos dicen las sagradas escrituras-. Por lo tanto el teatro no puede quedarse en una expresión vacía y exhibicionista de una situación vital determinada, sino que debe, por el contrario, ponerse en contacto y comunicarse con la vida para llegar incluso a trascenderla”.
Grotowski, a diferencia de Artaud, fue una persona sin perturbaciones mentales agudas. Tuve la oportunidad de conocerlo durante una conferencia que dictó .en Ciudad Universitaria en agosto de 1976, y su frescura y sinceridad me conmovieron profundamente. Esta era la segunda ocasión en que Grotowski visitaba la Ciudad de México -la primera vez vino con la puesta en escena de “El Principe Constante” de Calderón de la Barca, durante los eventos de la Olimpiada Cultural de 1966-, y siguiendo los pasos de Antonin Artaud regresó en 1981 y 1985, bajo la tutela de Jaime Soriano contribuyó a formar una escuela de seguidores que hasta el día de hoy mantienen viva su técnica en el “Laboratorio de Artes Escénicas Jerzy Grotowski”.
Según sus propias palabras, el contenido de las investigaciones y postulados que se hayan inmersos en el libro “Hacia un Teatro Pobre’ constituyen únicamente la prehistoria de su trabajo. Grotowski dejó de interesarse por el “teatro” - en su acepción más común y sus investigaciones (para-teatrales) se encaminaron más que al espectáculo del escenario, al descarnado espectáculo de la vida cotidiana y a su encuentro con la verdad.
Una búsqueda un tanto mística, profundamente revolucionaria, ha emprendido el teatro laboratorio, en un intento sincero por forjar a un ser humano auténtico, capaz de entregarse a “la creencia de una materialidad fluida del alma -como decía Artaudy Grotowski, “al cuerpo río que se deja llevar sin
obstáculos ni límites al fluir verdadero y mágico del acto creativo”.
Grotowski concluyó aquella lejana conferencia en C.U. expresando: “que cada hombre obtenga y viva según lo que necesita”.
En Xalapa, Artaud regresa de manera simbólica, en el pequeño teatro de cámara que lleva su nombre y donde Lorenzo León, en su propia casa ha diseñado un espacio escénico minimalista, que con un máximo de diez espectadores se puede asistir a experiencias teatrales que quieren rondar lo extraordinario y por qué no, donde como refiere Artaud «el verdadero teatro, por ser móvil y por valerse de instrumentos vivos, sigue agitando sombras en las que la vida no ha cesado de pulsar».
Artaud decía en una de sus cartas a Jean- Louis Barrault: “Y veo que los que viven a mi alrededor no tienen siquiera conciencia de su propia vida. Ya que vivir no es seguir monótonamente el curso de los acontecimientos, en la rutina habitual de ese conjunto de ideas, de gustos, de percepciones, de deseos, de inapetencias que uno confunde con su propio yo, y entre los cuales uno se sacia sin ir más lejos y sin buscar más allá. Vivir es dominarse, y cada hombre no hace nada más que abandonarse a sí mismo”. Conclusión que por lo demás no exige comentario.
ANÁLISIS FENOMENOLÓGICO
JA PÓN
JOEL OLIVARES RUIZ*
Desde el punto de vista fenomenológico el observar un país de primer mundo oriental como Japón, tan distinto a los equivalentes occidentales, a pesar del nivel de desarrollo en arquitectura internacional y planificación urbana, resulta un modelo completamente distinto, muy diferente a nuestra imagen de ciudad europea o de la visión americana de priorizar las ciudades para el tránsito vehicular privado, a diferencia de los países asiáticos.
Es un modelo de reflexión, sobre todo con nuestra propuesta teórica: que el futuro está en el pasado, percepción que es el efecto de las propuestas que han tenido éxito a través de la historia. En el caso de Japón estamos ante una evolución entre la época medieval, la moderna y la contemporánea sin sufrir rupturas y contradicciones en una cultura tan definida como la de este país de Asía.
En el reciente viaje a este país, lo que nos ha llamado la atención, desde el Diseño Urbano, es el cómo Japón ha solucionado los problemas que a nosotros nos aquejan, con una población casi como la nuestra, de 125 millones de habitantes, y una capital, Tokio, con 24 millones, la ciudad mas poblada del mundo y similar a la Ciudad de México en extensión, pero con un sistema conurbado donde se ligan las principales ciudades, como Chiba, Yokohama y Kawasaki, bajo el modelo de ciudad lineal, es decir, siguiendo las líneas de transporte de tren eléctrico interurbano.
El urbanismo japonés lo podemos sintetizar en Movilidad Urbana, con sistemas de Metro junto a los autobuses, tren eléctrico regional y de larga distancia con el llamado tren bala, a velocidad de 340 km/h., conforman una Red de movilidad eficiente, planificada y programada con horarios escalonados para escuelas, comercios y oficinas. Con ello evitan las aglomeraciones en las horas de punta.
La inversión del Estado esta primordialmente en el transporte publico. Al estar regulado y planificado, no hay embotellamientos en las calles o avenidas, no hay contaminación en el aire, las ciudades son caminables y sobre todo no hay desperdicio en las calles, todas son estrechas y pavimentadas de asfalto.
Los niños desde primaria suelen usar el transporte público, ellos cuentan con un silbato, si alguien los molesta lo suenan y los adultos al su alrededor van al rescate. Los padres los incitan a moverse solos, porque adquieren autonomía y madurez, así evitan las aglomeraciones al llevarles o traerles de las escuelas.
El desarrollo de la industria automotriz es de proporciones mínimas, el uso de la bicicleta con ciclovías en las aceras peatonales llenas de pequeños comercios, dan vida y satisfacen las demandas de las zonas habitativas. Se nota el apoyo al pequeño comercio, pero también una regulación de precios. Hay zonas de calles techadas para transformarlas en mercados urbanos, de productos y de comida, funcionan como centros comerciales pero cada comercio es propietario de su predio.
El Diseño desde la planificación de las ciudades como Urbanismo, Paisaje urbano, y Arquitectura está muy reglamentado, pero a la vez, en cuanto densidad y uso del suelo, lo que notamos que una ciudad como Tokyo, está constituida, por múltiples ciudades independientes e interconectadas en sus servicios de usos mixtos, por ello no hay tanto desplazamientos como sucede en la Ciudad de México.
Un edificio que tuvimos la oportunidad de conocer es el edificio TOD´s de Toyo Ito, un claro exponente de la arquitectura contemporánea japonesa, respetuosa por el entorno, toma como referencia sígnica los árboles de la avenida y el interior, al tener un ancho de 10 metros y una altura de siete niveles, crea un volumen minimalista, donde desaparecen los niveles por fuera y la estructura por dentro. Es una experiencia conmovedora por la calidad de la obra con los vidrios a hueso con la estructura de concreto, el espacio se expande porque separa el edificio con las colindancias, logrando vista por los cuatro lados.
Como no se perciben columnas y través estructurales, solo queda el techo flotando. En arquitectura se sigue construyendo con madera y los techos de teja de cerámica tradicionales, es un lujo y un orgullo nacional. Lo que predomina es la visión de ahorro de la administración estatal en la planificación con el uso del suelo densificado, las cuadras son de 80 metros con una calle intermedia y los lotes de anchura de 4 metros mínimo por 20 de profundidad, pero con posibilidad de sub lotificarse en dos o tres partes al fondo, es decir las construcciones son al máximo en densidad, con calles intermedias de apenas 4 metros sin banqueta y de asfalto. Esa es la cultura del ahorro. Lo mas sorprendente es que no hay estacionamiento de coches en las calles, como en el centro histórico de Mérida en México, una polémica restricción, pero que se resuelve en el sector privado con pequeños estacionamientos individuales o colectivos
Se nota la visión de la planificación con enfoque social, pero comprendida desde su perspectiva mas amplia e inclusiva hacia toda la sociedad con normas muy estrictas para todos, pero con soluciones estratégicas y eficientes, es la cultura del ahorro, pero sobre todo de la cultura, conviven las tradiciones antiguas con las contemporáneas, no solo con respeto sino con reconocimiento de los valores ancestrales, que son los que los definen como pueblo. Los derechos están supeditados a las obligaciones, esa es la madurez de una sociedad, no vivir del cuento ni con la esperanza del mañana, sino la construcción del mismo, progresivamente.
La administración publica, dedicada primordialmente a la eficiencia económica más que a la política como nicho de poder, sin prejuicios de derechas o de izquierdas, de progresistas o de conservadores, basa toda su labor en el estudio especializado de la economía, a través de la cultura del ahorro, nada de saltos al futuro hipotecando el presente, pero a la vez tienen proyectos de siglo XXI, como el tren bala , el tecnológicamente más desarrollado del mundo.
El sistema de justicia separado e implacable para elaborar leyes y para cumplirlas, el robo aunque sea de unas papas fritas se denuncia y se procesa con prontitud, además de la multa se pide que el infractor pida una disculpa al comerciante y retribución del daño, además el ofendido puede solicitar una actividad como barrer su tramo de calle, esto evita los procesos engorrosos del sistema judicial.
El sistema educativo esta enfocado al desarrollo integral en valores como, honradez, colaboración y trabajo, pero adaptándose al siglo xxi. La educación esta en manos de los educadores que van haciendo cambios progresivos desde la base, no desde la cúpula.
Hay un gran respeto a la propiedad y a la iniciativa privada en la creación de empresas, Desde pequeños negocios hasta los grandes consorcios son un orgullo nacinal, con una regulación de precios extraordinaria, un producto como una botella de agua cuesta lo mismo en una maquina expendedora, en una tiendita de barrio, en un supermercado, en un centro comercial o en el aeropuerto. Todos los productos están empacados incluso en el mercado, la mayoría con papel de arroz y con una cultura del reciclaje. No hay botes de basura en las calles te tienes que hacer cargo de tu basura hasta tu casa. Pero como lo vimos en Chiba, la ciudad modelo de Makuhari ganada al mar, los edificios tienen un sistema subterráneo neumático para recolectar basura ya separada, hasta una planta de reciclaje. Siempre impera en las soluciones el principio de economía.
Al igual que la vez anterior que visitamos Japón, había elecciones municipales de representantes por distrito, los partidos políticos promueven la participación de candidatos y la publicidad y campaña es austera, apenas algunos carteles en las estaciones del metro o anuncios en la tv, las elecciones populares son solo por distrito, el representante debe vivir ahí, y ser conocido, por ello hacen presentaciones en la calle, en los parques o centros comunitarios.
El sistema político se fundamenta en estos representantes de elección populares, una vez que ellos son elegidos, vienen las elecciones de diputados para las cámaras, son políticos profesionales de carrera y solo los eligen los representantes populares, estos eligen a senadores, profesionales en la elaboración de leyes y estos a su vez eligen entre sus miembros al primer ministro. Los ministerios son elegidos internamente y con ello garantizan un sistema de escalafón, de continuidad en los proyectos de profesionalidad y de responsabilidad, pues todos están normados por la ley. Por supuesto que no es un sistema perfecto, en el viaje anterior Fujimori el ex presidente peruano participo en las elecciones de distrito para evitar ser extraditado, perdió las elecciones. Y en el periodo anterior hubo tres primeros ministros removidos por causas de corrupción, trafico de influencias o ineptitud y no hubo ningún sismo político, solo fueron sustituidos. Lo que nos da como lección es que el dinero que se gasta en campañas cada periodo y lo que se les proporciona a los partidos, se usa para los servicios públicos que sean eficientes. Con esta estrategia la democracia esta garantizada en una cultura de ahorro, de transparencia, pero abocada a la eficiencia de todo el sistema, sea publico o privado, diseñando su desarrollo con estricto cumplimiento.
La sensación perceptiva de ver el limite de la ciudad y de ahí el bosque o de ver los ríos de aguas cristalinas, al igual que los canales de aguas pluviales o veneros, superficiales en la ciudad, para no enviarlos al drenaje y ahí peces, es impresionante verlos, nadie les hace daño, nadie los pesca y están en agua limpia.
A diferencia de la estrategia política del occidente donde nos encontramos, que ha quedado esquematizada en izquierda progresista y derecha libertaria con sus variantes de tono, centro o ultras, pero todo como una confrontación, como si ambos sistemas no pudiesen convivir. Una sociedad es mas compleja que un sistema en campaña, en Oriente hay otra percepción de la sociedad de manera integral, donde se suman los esfuerzos para mejorar la época que nos toca, en lugar de los discursos de odio desde y hacia el gobierno en turno. Lo que podemos aprender de Japón, es el trabajo colaborativo, la planeación a largo plazo, el modelo de ciudades que queremos para ser habitables y la vinculación de todas las empresas para lograrlo. Pero sobre todo el principio de economía basado en el ahorro.
EL VIEJO DE LA MONTAÑA Y
LOS ASCHISIN
O FUMADORES DE HACHÍS
MARCO CARRIÓN
Con frecuencia hablamos del idioma como de un organismo vivo. Hablamos de cómo está sometido a una lenta y continua evolución. Mencionamos su nacimiento, le damos nombres a sus etapas y le encontramos parientes, vecinos y compañeros de viaje.
Con el paso del tiempo notamos cómo desaparecen algunas palabras y cómo otras se empiezan a preparar para ese mismo destino. Pero también aparecen otras, que podemos utilizar de inmediato o pasar al bando que se resiste a la llegada de los neologismos. A estas nuevas palabras las observamos y en ocasiones las estudiamos para saber cómo llegaron a nosotros, cuál fue el camino que tomaron, si el camino del préstamo, el de la multiplicación, o ¿cuál otro?
Sabemos que nuestro idioma se amplía constantemente con la entrada a nuestro vocabulario de palabras que se originan en otros lugares y en otras lenguas. Estos préstamos llegan como consecuencia de las invasiones y los contactos comerciales posteriores al dominio de los romanos, cuando nos separamos de otros que antes hablaban igual; también por las guerras y los libros, algunas se quedan de manera permanente en el español.
Entre estas visitas permanentes encontramos los extranjerismos, que son aquellas palabras que han sido tomadas de otra lengua sin ninguna variación, como graffiti y software. Tenemos los híbridos, que son las palabras que han sufrido una adaptación morfológica o las que hemos adecuado su pronunciación a la escritura castellana, como escáner y futbol (sin acento en México y con él en Sudamérica). Y los calcos, que son préstamos parciales de palabras de otros idiomas y de las que tomamos únicamente el significado, como fin de semana, ferrocarril y rascacielos
Los préstamos llegan constantemente al idioma español y su permanencia e insistencia en ser usadas depende de las circunstancias o de la influencia cultural de otro idioma. Ahora, esta influencia puede llegar de cualquier parte, aunque últimamente la informática supera en generosidad a la literatura y a las otras fuentes.
Un buen ejemplo de los raros recovecos que puede tomar una palabra hasta llegar a nuestro idioma, es el origen y camino de la palabra asesino.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua nos dice que asesino viene del árabe aššāšīn, adictos al cáñamo indio, y el diccionario de María Moliner nos dice lo mismo y que además llegó a nuestro idioma por el camino del francés y del italiano, dos idiomas emparentados al nuestro, pero que nos han regalado menos palabras que el inglés en los últimos años.
Así vemos que es común leer y escuchar que la voz “asesino” viene del árabe haschishin y que originalmente es aquel que usa hachís.
La historia, en su forma más breve, es que AlHassan Ibn-al-Sabbah, conocido como el “Viejo de la montaña”, utilizaba el hachís para enlistar a jóvenes inexpertos en su ejercito privado, el de los aschisin, que eran simplemente consumidores de hachís.
Una de las primeras fuentes para generar esta leyenda viene de Marco Polo, quien visitó la zona en 1273, cuando ya habían pasado más de 100 años desde el reinado de Al-Hassan. Según narra el viajero italiano, “el viejo de la montaña mantenía una corte de muchachos de doce años, los cuales, estimaba, estaban destinados a convertirse en hombres valientes. Cuando el “viejo” los mandaba al jardín en grupos de cuatro, diez o veinte, entonces les daba a beber hachís y así los hacía dormir por tres o cuatro días, después los hacia llevar al jardín donde los hacía despertar.
Cuando despertaban, se encontraban en un jardín tan maravilloso que pensaban que estaban en el paraíso…recibían todo lo que pedían y nunca intentaban abandonar semejante lugar…y cuando el “Viejo”quería asesinar a alguien enviaba a uno de estos jóvenes diciéndole; ve y obedece y después regresaras al paraíso…entonces el asesino iba y asesinaba voluntariamente”
Así lo cuenta Marco Polo y así tal cual lo hemos tomado en la mayoría de los casos, pero puede haber otro camino, como el que cuenta Edward Fiysgerald. Según el traductor ingles, en el siglo XI Al-Hassan se convirtió en el líder de la secta persa de los Ismaelitas (miembros de una rama shiita que seguía a un Imán descendiente de Jafar, muerto en 765), quienes en 1090 tomaron el castillo de Alamut (que según parece significa nido de águilas), en las montañas al sur del mar Caspio; y fue desde ese lugar que dirigió a su ejército y se hizo famoso como el “Viejo de la montaña”, a través del terror que imponía en sus combates contra los cruzados, pero también contra las sectas enemigas.
La historia que cuenta Fitzgerald dice que en aquella época, en la ciudad persa de Khorassan, vivía el Imán Mowafflak de Naishapur, un hombre honrado y reverenciado por todos y de quien se creía que si un joven leía y estudiaba el Corán y sus tradiciones bajo su tutela, obtendría, sin duda, honor y felicidad.
el término árabe para designar al administrador de un territorio. Los Emiratos Árabes Unidos, comprende siete emiratos federados, cada uno administrado por un Emir. Estos emires a su vez tienen que obedecer al Califa (jefe religioso de las comunidades musulmanas).
Fue así que los mejores estudiantes y los hijos de los acaudalados intentaban estudiar bajo su techo. Entre los tantos estudiantes privilegiados que buscaron fortuna de esta manera, sucedió que, en algún momento, se conocieron tres de los estudiantes más famosos del Imán; Hakim Omar Khayyám, el astrónomo, matemático y poeta, Nizám ul Mulk, quien llegó a ser Visir1 y secretario del Sultán y el guerrero Al-Hassan Ibn-al-Sabbah. Durante este tiempo que pasaron juntos, pensaron que seguramente, como marcaba la tradición y la benevolencia de Dios, por el solo hecho de estudiar bajo la guía de semejante hombre, con un poco de humildad y paciencia, era sólo cuestión de tiempo para que por lo menos uno de ellos fuera cubierto con el manto de la clemencia y riqueza del Todopoderoso. Entonces era natural que uno de ellos hubiera pedido hacer un juramento que obligaba al más afortunado a compartir su fortuna de manera igualitaria y sin restricciones con los otros dos; la fortuna de uno para todos.
El primero en recibir los supuestos beneficios fue Nizam, cuando fue nombrado secretario del Sultán, sus dos amigos de la escuela no perdieron tiempo y fueron a visitarlo de inmediato. El Visir cumplió su palabra cuando sus colegas se presentaron para recordar el juramento. Hassan pidió un lugar en el gobierno, donde se dedicó a las intrigas de la corte y desde donde intentó usurpar a su benefactor, pero sin éxito, así que tuvo que abandonar la corte y desaparecer hasta que reapareció convertido en el jefe de los Ismaelitas. Omar Khayyam, por su parte, le dice al Visir que el más grande honor que puede conferirle es que lo deje vivir bajo la sombra de su riqueza, para dedicarse a enseñar ciencias, mirar las estrellas, beber vino, descansar sobre su hamaca y rezar por una vida prospera y duradera para su amigo. El Visir le concede a Khayyam una renta mensual de 1200 mithakáls de oro. Omar se dedica a beber, escribir rubaiyats y a observar las estrellas desde su hamaca, y ayuda en la reforma calendári-
ca del Sultán Malik Shah, una reforma que en palabras del propio Gibbon; “sobrepasa en exactitud al calendario Gregoriano.
Esta historia es la culpable de la relación entre las palabras asesino y hachís. Como vimos, se repite que la palabra asesino viene del árabe haschishin, que quiere decir el que usa hachís, pero Al-Hassan y sus seguidores no hablaban árabe, eran persas y puede ser que assasins venga de hassassin, seguidor de Hassan. Este hombre, de hecho, era un estudiante del Corán y probablemente prohibía el uso de todo estimulante, como lo marcan sus escrituras y si sus segadores fumaban era probablemente más una costumbre, un hábito, un grapa cultural.
Lo cierto es que al mismo tiempo que los cruzados intentaban sus conquistas, los occidentales también acusaban a este grupo de mercenarios de actuar bajo los efectos del opio o del hachís. Y como si esto no fuera suficiente para generar antipatías, también tenían otros enemigos, los dos imperios musulmanes más poderosos de la época, que eran los Seljuk turcos y el califato de Abbasid, ambos musulmanes sunies quienes acusaron a los shiitas seguidores de Hassan de heréticos e infieles, a lo que el “Viejo” contestó con una serie de asesinatos. Los cruzados y algunos grupos en Siria y Persia fueron víctimas de la mente maestra que dominaba la fortaleza del Almut.
Los seguidores de Hassan agredieron y mataron a muchas personas, incluyendo sultanes, visires y patriarcas, principalmente los apuñalaban en público o en su propia casa, incluyendo los intentos fallidos contra el Rey Edward Longshanks, que solamente fue herido afuera de Jerusalén y el intento de asesinato del líder musulmán, culpable de echar a los cristianos de tierra santa, Saladin. Esta misteriosa orden religiosa-militar continuó
mucho después de la muerte de Al-Hassan, y no fue sino hasta 1256 que fue sitiada por los mongoles durante tres años, hasta que finalmente se rindieron después de quedarse sin alimentos, el jefe de los mongoles, Hulgu Khan, dio la orden de ejecutarlos a todos, provocando el final de este grupo de aventureros.
Después de todo, el hachís es solamente pasta hecha con la resina prensada que segrega la planta del cáñamo hembra (los llamados cogollos). Esta resina tiene un color café intenso y generalmente se presenta comprimida en forma de bloques. Esta droga, a pesar de ser una sustancia ampliamente condenada, se las ha ingeniado para estar bastante presente en nuestra literatura.
Alejandro Dumas relata una experiencia en El Conde de Montecristo, en Las mil y una noches Sherezada cuenta la “Historia de los dos consumidores de hachís”. También existió en el siglo XIX el llamado Club des Haschischiens, un grupo de artistas que decidieron adoptar el hachís como droga de cabecera. Tenían como sede el hotel donde vivían Baudelaire y el pintor Boissard de Boisdenier, y eran acompañados de otros artistas como Delacroix, Gautier, Nerval, Moreau, Victor Hugo, Dumas y Balzac, que disfrutaban en algunas ocasiones los efectos del opio y constantemente los del dawamesk, que era una mermelada hecha de hachís, almizcle, canela, pistacho y azúcar (¡mmmm!).
De acuerdo al crítico literario Peter Owen: “Todos estaban unidos en la búsqueda de nuevas formas de expresión y entendimiento... el grupo de escritores (y pintores) comparaba sus síntomas bajo el hachís o el opio, y especulaba sobre la forma en que su imaginación y su arte podían ser estimulados o traicionados por las drogas”. Pero nunca mataron a nadie, que yo sepa.
BERENICE ALFREDO COELLO Y EL MAR
En el aeropuerto de la ciudad de México le obligaron a dejar su encendedor ‘bic’ en la aduana antes de subir al avión; bien utilizado pude ser una arma terrorista - dice el policía que los revisaba- son órdenes que tenemos. Qué mierda ni que nada, son órdenes de Bush comenta con su amigo de viaje. Y nuestra autonomía depende de la inesperada dependencia entre estados de ánimo. A su lado una morena treintañera se une a la plática: a mí también me han quitado el mío.
El viaje empieza con buena compañía; augurios inescrutables o señales de vida te indican cuando tomar precaución, detenerte o prorroga. Lo simple oculta lo complejo.
Al aterrizar a nuestro destino cambian los rumbos, la mujer más “cafona” del mundo llegó tarde a recibirnos; es que ayer tuvimos un evento importantísimo “Madame Butherflay” y les ofrecimos una cena que terminó ya tarde, disculpen. A nosotros nos importaba una chingada sus pretextos, el calor de la ciudad de Mazatlán obliteraba sus aristas hasta llenar los sobacos de sudor
y modorra antes de empezar nuestro trabajo. Son las espuelas del recuerdo o los presentimientos, la iconografía de nuestra complacencia sin sentido que nos situaron como invisibles en esa realidad marinera.
Nos instalamos en el Hotel Posada Pelayo, fuerte mediocre de nuestras conspiraciones eróticas imaginarias, novelas inacabadas en cincuenta páginas de personajes en el esbozo de un dibujo o, mejor dicho, en la acuarela de una ciudad y de todo lo que nos aguardaba en el instinto territorial que estábamos pisando. Somos, por siempre, aunque no existimos; los inexplicables
La ciudad de Mazatlán es una península -nos explica Ricardo director del teatro Ángela Peralta- si la observan desde aquí, estábamos en el cerro de las antenas, verán que entra un brazo de mar que abriga de agua los puntos cardinales desde el oriente al poniente y claro, el oeste es el mismo Océano Pacífico. Cuando los torrenciales son bastos se inunda por el sur con el río de las Bandas, así que en tiempos de lluvia Mazatlán se convierte en una isla.
Imposibles en un día de sol rasero y limpio, recorrimos los muelles donde estacionan los barcos camaroneros y atuneros. Un bosque de mástiles y grúas, grasa y porquerías aumentan el olor a paisaje, marineros borrachos de estar un mes adentro, encarcelados con las manos callosas y sangrantes de arrastrar las redes que depredan el fondo marino, rostros duros orquestan el canto de la sirena y el viento bambolea las fantasmales torres de observación en una cabina solitaria que se alza a cinco metros de la embarcación, desde ahí se domina el paso de los cardúmenes de atún.
Al otro lado de la franja azul se divisa la costa de la Isla de las Piedras, a donde van a pasear los domingos las prostitutas de la ciudad. Mazatlán no distingue el mar y en su diferencia son sueños: sólo sueños mojados.
La ciudad nos desliza en el sabor de sus misterios, esa luna viajera todavía esta ensalivada en los primeros amores de su abandono, marineros que perdieron la gracia del mar y em el olvido a sus mujeres. Los mafiosos infatúan el peligroso litoral y auspician en su deber las ilusiones del carnaval en donde todo está permitido; el centro histórico de Mazatlán (en náhuatl significa “lugar de venados”) clama por la presencia de sus fantasmas, más que por su ausencia. Ciudad de Penélopes perennes sentadas en el puerto siempre a la espera de un amor perdido. Nuestra elogiosa actividad se resumía a reseñar y darle cobertura periodística al festival de cultura en Sinaloa.
Y fue precisamente ahí, donde conocimos a Berenice, tripulante de tierra pura y arena y estirpe de mujeres lenguaje; hace miles de años están ahí. Históricamente nos han estado observando y saben todo de nosotros, todo lo que un hombre ignora de sí mismo. Mujeres dueñas del silencio en su plática exuberante de anécdotas y misterios. Ojos de tristeza portuaria inundada de frías y agresivas esperanzas adivinando en ellas la tibieza de su carne, faros de costa y guía de marineros perdidos. Vagamente familiar su silueta recorta las sombras del andamio en la Plaza Machado y oculta los fantasmas nocturnos.
Berenice era previsible en este viaje que dos alucinados amigos emprendieron por la costa del Pacífico. Simple, porque nosotros no llegamos por mar. Arribamos por aire y desde el centro de la tierra de este país y aunque ella esté construida en el agua, pertenece anclada a la costa; arena de mil figuras que enmascara los silencios del lenguaje marino: barco, capitán, mar, salinas, puerto, faro, boyas flotantes, playa, muelle, viento a barlovento y sotavento y bromistas agazapados en la eternidad de sus soledades; homosexual, transexual, enfermos en el sedal del atún o en el mando de una cabina que dirige a hombres rudos y corpulentos, quemados por la sal de un sol en un impulso ciego de seguir existiendo. Berenice es la mar cómplice de nuestros meridianos, duerme las noches dándole vuelta a la vida y en la cama cubre sus ojos, intenta esquivar el fantasma de su capitán de Corveta que la dejó ciega. La iridiscencia fosforescente en nocturnas profundidades quema sus labios de sirena insomne.
El país península que conocieron estos amigos, este cercado por una red imaginaria de viento: Mazatlán se balancea en el vaivén de marejadas que serruchan las paredes, apenas desierto de estatuas inventadas en el túnel de las cocinas. Cuenta la crónica que fue la primera ciudad atacada por aire en la historia de la Revolución Mexicana. Fue Álvaro Obregón.
Las noches costeras flotan en los destellos de sus ojos cuando una mujer solitaria observa el mar. Centinela de todos los sueños marinos de Herman Melville (vivió ahí) y también vivió aquí la Tina Modotti de fotografías flotantes en su recuerdo; timonel apagado en la suerte de las mareas y los tripulantes en tierra firme de su ciudad.
A Berenice la dejó su marido en la costa y ella nunca conoció el mar de su capitán. Mi marido – dice – conoce todo el mundo y me cuenta como es Europa y Asia y yo aprendo de él. Alfonso estudió en las mejores escuelas marinas de Mazatlán, igual que hoy lo hacen los jóvenes aspirantes a llegar a ser capitanes de Corveta como él.
Tuvimos, dice, la fortuna de escuchar el canto de las sirenas que atrapa y embelesa a los hombres y los pierde y los estrella en arrecifes de ojos zarandeados en la cola de su pez, aventuras sin tierra; sola agua sirena carga en su cuerpo el sueño imaginario de las salinas mujeres eróticas de Guerrero Negro en California y marineros homosexuales fatigan su desgracia. La sal de la tierra y su arqueología funden un rostro en esa arena firme y trémula. Un rostro glauco de tanto esperar frente a las puestas del sol. Lo que los clásico y los modernos no se han dado cuanta de que las únicas que podemos escuchar el canto de las sirenas, somo nosotras las mujeres de mar-tierra en las costas de nuestra imaginación. Y somos inmunes al peligro y de ahí aprendimos los secretos del mar y de los marineros.
Esta fastuosidad de fantasmas transita por el centro de la ciudad de Mazatlán, Berenice cocina en la memoria, su puerto de luces y hélices estiradas hasta la última noche de placer, los balcones de madera y piedra (ciudad calientita), las calles pintadas sin tiempo y la historia poco a poco engulle la tierra de su árbol genealógico. Testigo por herencia de hembras y mar acostumbradas al abandono de los marineros, retahíla de conchas vacías en el teatro de todas las mujeres del puerto que blanquean arrojadas por la marea su esperanza, el mar de sus sueños vacíos y estériles. Caracoles cantoras.
Y lo previsible improvisó nuestro recorrido desde el aeropuerto en la ciudad de México. Nos enamoró su lenguaje milenar. Las mujeres existen porque siempre, desde tiempos inmemorables han convivido con nosotros, observándonos y saben todo lo que nos une al mar, a la tierra y al cielo y... a ellas.
Estamos viajando en el tiempo del terrorismo, cuando los alucinados proxenetas del planeta tierra nos impiden la libertad, el deseo, el sueño de ser diferentes a sus diferencias, desde una mísera estación de aeropuerto sabe la ignorancia de la diferencia. Es la petulancia del Poder totalitario y podrido en el cerebro de las verdaderas chinches y piojos que Gobiernan este planeta.
Pasajeros fuimos de Mazatlán y nos embruja su magia cinética, personajes de acuarela al mismo tiempo agua de vida breve por la costa y sal- noche; la mar-mujer-tierra-arena de pequeñas líneas luces, a distancia es el resplandor de un faro sin olvido, sin presente. La mar ancla el olvido, permanece y traba a la mujer solitaria, deja, cada día más su silueta lejos... lejos de nosotros y, tal vez, pasamos a formar parte de su acuario pendiente, movimiento de masturbación marina todas las noches, cuando la sirena reinicia la corriente de su memoria... lenguaje de un día, de una noche y el atardecer cambia la sábana del sueño por otra de un temporal. Somos el espejo del insomnio repetido... ¡tantas veces! La tarde no sueña, promete Por demás: aquí en Mazatlán murió Ángela Peralta...
DE SAN GARABATO
A LA PROSPERIDAD
RACIEL D. MARTÍNEZ GÓMEZ*
La obra fílmico política del director Luis Estrada aspira a tipificar la idiosincrasia del mexicano, particularmente, su comportamiento político en el ejercicio del poder y sus múltiples atajos para mantener el estatus quo -la insufrible retórica pública, mentiras viles emanadas de la traición, recovecos leguleyos y hasta crímenes descarados y crueles.
Luego de filmar “Bandidos” (1991) y “Ámbar” (1994), la seguidilla de ridiculizaciones de la política vernácula de Estrada sostiene una premisa: se trata, la idiosincrasia nacional, de una cultura que se reproduce como huevo de la serpiente en todo el territorio, sin distingo de clase, ya sea en las deshumanizantes ciudades modernas o en los bucólicos espacios del campo -cuando menos idílicos, en lo que se refiere a las representaciones fílmicas.
Ahora Luis suma a la tetralogía satírica de la política mexicana, “¡Que Viva México!” (2023), su quinta evaluación sexenal; empezó con Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña y va con Andrés Manuel López Obrador. Es la película más ambiciosa en su estética en comparación con sus antecesoras y quizás por ello todo se desborda.
“¡Que Viva México!” es un relato henchido desde el propio volumen de personajes y situaciones, incluso es excesivo en esa didáctica presentación a modo de galería de monstruos populares que hace de la familia provinciana. También se percibe sobrado el surrealismo de la conclusión, hilarante por su clímax alargado de forma muy obsesiva y que seguro es a propósito por parte del director.
En este reboso de imágenes, notamos que el carácter iconoclasta de Estrada se pliega más al tono de la misantropía que al de la ideología, porque el filme exhibe un cuadro costumbrista en apariencia completo donde cada tesis, así resume a los protagonistas, son parte de una moneda con dos caras fatalistas: corrupción e impunidad. Y es que la ausencia de remedio a la condición mexicana facilita que Estrada reduzca a los sujetos a meras siluetas -que en los medios de información encajan a la perfección en los cartones editoriales. Lo que proyecta son sombras de los mexicanos. La caricaturización de circunstancias en la trama se sintetiza a partir del adefesio.
Con este mamotreto Estrada prueba el umbral inferior de la sátira mexicana. Cuando el nivel superior es el propósito, hay amplia licencia para tirar piedra a los ricos. Está comprobado que la sátira, y otros géneros, como el melodrama de Ismael Rodríguez, se regodean para ofrecernos piezas memorables, incluida “El infierno” (2010), “Un mundo maravilloso” (2006) y “La dictadura perfecta” (2014) del mismo Estrada y tal vez
“La ley de Herodes” (1999), muy en la vena de Eduardo del Río “Rius” y coqueteando con Jorge Ibargüengoitia, sobre todo el dramaturgo de “El atentado” y el novelista de “Los relámpagos de agosto” y “Maten al león”.
Pero, cuando la caña se dirige a esa entelequia llamada pueblo y roza el pétalo de su pureza, entonces hay sobresaltos acusando de clasismo a su creador. La sensibilidad del escarnio tiene doble moral, no es tabla rasa. La larga tradición de un cine mexicano, sobre todo el de la “época de oro”, nos confirma que el discurso fílmico está al servicio de una defensa ampulosa de los desposeídos.
De dientes para fuera, aceptamos “Parásitos” (2019), ironía despiadada del surcoreano Bong Joon-ho, ganador del Oscar; sin embargo, deja incómodo que una cinta como “¡Que Viva México!” maltrate a esa víctima histórica (por eso deberíamos revisar la obra de Amat Escalante: “Los bastardos” (2008), “Heli” (2013) y “La región salvaje” (2016), un director que no otorga concesiones políticamente correctas).
Existe, entonces, una suerte de moralismo en torno al horizonte de la sátira. Sería válida, en tanto su empeño sea pitorrearse del poder, en cualesquier de sus dimensiones posibles, ya sea parodiando al encargado propiamente de representar a la política, mofarse de una institución soterrada con ancho dominio social como sería la iglesia, quemar al satanás favorito que sería el voraz empresario y exhibir al cinismo de un estamento de la hegemonía moderna como los medios masivos de información.
Al revés, levanta ámpula cuando la sátira enfoca esfuerzos en también chancear a la prole, entonces ya nos ponemos serios y calificamos al humorista de tener prejuicios de clase. Cuando menos ocurre de esta manera en la cultura mexicana, porque en-
tre los ingleses, los mismos estadunidenses y qué decir en los países escandinavos, no dejan títere con cabeza. Es muy simétrica la burla: nadie se salva de quedar como un imbécil.
Recordemos que la abuela de esta vena satírica de Estrada se halla en dos vertientes. Primero, en la tira cómica de “Rius”, “Los supermachos”, que a partir de media década de los sesenta desarrolla en el pueblo de San Garabato una farsa de la política nacional. Posteriormente, el director Alfonso Arau filma “El águila descalza” (1969) y “Calzonzin inspector” (1974), influenciado por “El inspector” de Nikolai Gogol y guion de “Rius”. “Calzonzin” fue crítica ácida para un sistema que recién había reprimido a estudiantes, en dos hechos que se convirtieron en paradigmáticos: la matanza de Tlatelolco, en 1968, durante el periodo de Gustavo Díaz Ordaz; y el “halconazo”, responsabilidad de Luis Echeverría en 1971.
Estrada refiere que su invención de pueblo (San Pedro de los Sahumaros, San Miguel Arcángel y La Prosperidad), tiene como fuentes de estímulo a Gabriel García Márquez y su Macondo, a Juan Rulfo y Comala y a Ibargüengoitia con Cuévano y, agregaríamos a ese imaginario, el San Garabato de “Rius”.
Con estas cinco películas, Luis nos convida su pesimismo: el sino tragicómico del mexicano es parte de una herida sistémica. Es lienzo que coquetea con el laberinto paciano, aunque asimismo se reconoce en Carlos Monsiváis, Alfonso Reyes y Roger Bartra. En esta taxonomía de estereotipos, tipifica al mexicano en su irremediable ventura por la corrupción. La pesadilla de la idiosincrasia en “¡Que viva México!” enseña el precio que pagan los arribistas: amanecer hacinados con los parientes, pobres y parásitos, que apestan por supuesto. Y eso, cala muy hondo entre quienes moralizan la sátira.
LETRAS Y DISEÑO
UNA OPORTUNIDAD CREATIVA
ALEJANDRA PALMEROS MONTÚFAR*
La literatura es una ventana a otros mundos -fantásticos y lejanos- pero también a los personales -misteriosos e íntimos. Muchas personas han sido seducidas por el poder de las letras y desean escribir un libro de corte literario. Sin embargo, construir un discurso coherente para conformar una idea, trabajada con minuciosidad (y algunas gotitas de suerte y maestría) puede ser un proceso largo que tome incluso años. No hay fórmulas mágicas porque como todo proceso creativo, es instruido y dirigido, pero el camino es personal e intransferible.
Con el objetivo de mostrar parte del trabajo detrás de la elaboración de un libro de cuentos, el miércoles 31 de mayo se presentó el libro Jardín de Noche, antología de relatos breves escrito por José Luis Rangel Gasperín, con viñetas de Víctor Loyo Tello, orgulloso egresado de la Licenciatura en Diseño Gráfico.
La obra editorial está compuesta por once relatos conducidos bajo el eje de la extrañeza y la incomodidad que sufren los personajes. En todos ellos, la estabilidad (o su búsqueda) es irrumpida por un acontecimiento que despierta en los lectores un sentimiento de repulsión y morbo que lo incitan a continuar con historia. Ante la imposibilidad de cerrar el libro, la curiosidad nos hace continuar y develar el misterio para después, suspirar aliviados: ya pasó el trago amargo... ¿verdad...?
Ubicados en espacios comunes, cercanos a nosotros, los relatos son cercanos: a ciudad de México, la escuela primaria, el parque, un museo...
Todos hemos estado en esos lugares y por lo tanto, reconocemos la sensación que despierta su tránsito. Nos son reales, aunque estén dentro del mundo fantástico de la literatura.
José Luis Rangel compartió con los estudiantes cómo es su proceso creativo como autor y les invitó a prepararse continuamente porque ninguna de las habilidades de los creativos está exenta de baches y valles. El trabajo personal está en saber cómo no perder la fe en las ideas que se buscan compartir. Hasta a los más grandes autores necesitaron de tiempo, paciencia y una suerte de felices coincidencias.
Por su parte, Víctor Loyo mencionó cómo este quinto libro ilustrado por él nace desde la convicción en desarrollar proyectos de los que esté plenamente convencido de su participación. Mencionó cómo trabajó en la síntesis gráfica de las viñetas de los relatos que terminan configurando la cubierta e identidad de Jardín de Noche. De esta manera, las ilustraciones son preguntas que el lector va develando conforme va completando la lectura.
Para la Universidad Gestalt de Diseño es un gran orgullo presentar a la comunidad estudiantil el trabajo profesional de egresados, pero también evidenciar cómo el diseño es una forma de vida de la cual nos sentimos orgullosos y agradecidos.
¡Muchas gracias por compartir con nosotros su proceso, por invitarnos a la lectura y a la magia de la literatura!
ARTE E INTELIGENCIA ARTIFICIAL
EL CIELO
ES EL LÍMITE
HERMANN BELLINGHAUSEN 1
¿Para que servirá el arte cuando nos hayamos ido?
No para lo que lo ha hecho hasta ahora que es sólo de la especie humana, a la cual proporciona toda clase de emociones y placeres. Nos encontramos apenas en los albores de la inteligencia artificial (IA) y ya nos juega bromas cada día más pesadas. El debate es temprano y torrencial, todas las artes están bajo el asedio de esta nueva fuerza de la naturaleza tecnológica. A nuestras ideas corrientes del Apocalipsis debemos agregar un nuevo horizonte: el del exceso, la proliferación (que algún día se saldrá de control) de “obras de arte” que en sentido estricto no lo son.
El poco respeto que muchos jóvenes y sobre todo jóvenas muestran por el arte formal adelanta la que será tal vez nuestra relación futura con el arte en sí. Para protestar por el cambio climático se agrede a Van Gogh. Para protestar en la escuela de Artes plásticas de la UNAM, unos estudiantes derriban una copia de la Victoria de Samotracia 2 y, lo más relevante, la tildan con espray de “mierda blanca occidental”. Durante la marcha de las mujeres en Cuernavaca, el pasado 8 de marzo, unas de ellas se dieron a la tarea de destrozar el Centro Morelense de las Artes y su biblioteca, e “intervenir” con mano pesada una muestra de ocho artistas, también mujeres, inaugurada allí menos de 24 horas antes: Habitar. Los ejemplos se multiplican.
Nada nuevo bajo el sol, diríase. La demolición y la ruptura han sido parte del proyecto moderno en las artes. Véase la autodestrucción creativa de las vanguardias durante los pasados cien años. Sin forma, sin motivos, desechable, ready made, intervenido: el arte ya pasó por todas las demoliciones posibles. Del dadá a la abstracción al pop al trash al computer art Del atonalismo a los ruidos mecánicos al silencio de los aeropuertos y al reguetón la música muere sin cesar. La literatura se autoaniquila, fiel hasta la ignominia a su abundante basura.
La pionera de la novela apocalíptica, Mary Shelley, se imagina al último hombre, una vez aniquilada la humanidad por una pandemia, recorriendo las joyas del arte antiguo y clásico del Mediterráneo que ya nadie más puede apreciar. Después de él serán simple materia inerte, “cosas” entre vegetación, el polvo y la fauna indiferente.
Es memorable el episodio en Los hijos del hombre el “thriller del futuro” de P.D James3, más explícito en la versión fílmica, 2006, de Alfonso Cuarón, donde Theo, el protagonista, visita a su poderosísimo
primo, “guardían de Inglaterra”, en un mundo donde ya nadie nace y solo queda morir. En un acto postrero de colonialismo, el primo acapara las obras más emblemáticas de arte mundial, el David de Miguel Ángel, Guernica y demás en su palacete londinense, con el sobrecogedor fondo musical de The Court of the Crimson King 4
Pero también ese futuro se hizo pasado. No previo que la IA produciría tantas falsas obras de arte, reales y torrenciales, indistinguibles de lo auténtico, banales aunque bellas. ¿Quién querrá coleccionarlas? Habrá que reimaginar el último museo de la humanidad en un mundo de pantallas encendidas o apagadas, da igual, ya nadie podrá verlas.
Algún día la IA tomará decisiones por nosotros. Ya lo hace. Redacta notas periodísticas, informes económicos, controla complejos de máquinas y armas (¿pum?). La “manipulación” dejará de existir, no hará falta manos ni para ejecutar photoshop
Recientemente un conocido retratista en la red Instagram que durante un año impresionó a sus 28 mil seguidores con expresivos e impresionantes retratos, admitió que todo era obra de una herramienta de inteligencia artificial a su servicio5. Sus “modelos” no existen. Estos casos pronto dejaran de sorprendernos. Como escribe la crítica de arte Jessica Steward6, las piezas de Joe Avery acentúan el borramiento de las fronteras entre la fotografía y las imágenes gene-
1 Poeta, periodista, cronista, ensayista, traductor y guionista cinematográfico. Texto publicado el 22 de marzo 2023 en la Jornada.
radas por la IA. Avery ni siquiera usó una cámara, como afirmo en algún momento7. Bueno, él ya no engaña a su público, pero cuántos más si lo harán. Los experimentos se multiplican, el juguete nuevo ya trae de encargo a Rembrandt, Picasso y Vermeer. El cielo es el límite en un tiempo en que el arte plástico, como el dinero, ya no necesita ser material. Tampoco tener autor real. Se dirá que estos efectos de la IA son menores respecto a lo mucho que esta novedad hipertecnológica podrá realizar en el inminente futuro.
Ciertos estudios y estadísticas sugieren que el IQ humano de la nueva generación actual dejó de crecer por primera vez desde que se lleva registro. Habría que ver. Ciertamente se nos van atrofiando ciertas funciones sensoriales, mecánicas, intelectuales y neurológicas “gracias” a las herramientas digitales y la conexión a internet.
Pronto nuestra pobre inteligencia será innecesaria. La inteligencia autónoma creada por nuestra inteligencia científica pensará por nosotros. Con tiempo libre para ser turistas o ir al gimnasio, la inteligencia alternativa se encargará de nuestra seguridad, nuestra economía, nuestra imaginación y nuestros razonamientos.
La humanidad se podrá tomar unas vacaciones permanentes. Si no la bomba o la hambruna, la matará el tedio.
2 La Victoria de Samotracia es una escultura que representa a la diosa mensajera de la victoria, llamada por los griegos Niké.190 a.C. Tallada en mármol tiene una altura de 2,75 metros. El Museo del Louvre, donde se encuentra, monopolizó el mercado de las copias en yeso certificadas, de las cuales hay varias en el mundo.
3 Los hijos del