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ÉXITO

El éxito en la vida no viene solo, hay que trabajarlo. Es preciso exigirnos, disfrutar y aprender para que el camino, en cada etapa, sea el más fructífero y nos lleve a una mejor versión de nosotros mismos.

Proviene del latín exitus, que significa salida. Una palabra fuerte que se convierte en un deseo desde que nacemos.

Para obtener el éxito se debe acudir a ciertas virtudes con el fin de trabajar en ellas, como la valentía, la fortaleza, la disciplina, el sacrificio, la confianza y la responsabilidad, entre otras.

El éxito lo buscamos de manera continua, tanto en la escuela o en la formación de una familia, como en el deporte, las actividades de cada día, las organizaciones o el trabajo. Considero que podemos definirlo como algo subjetivo, ya que cada persona tiene diferentes esquemas para precisar su éxito, sin embargo, podemos decir que se compone de objetivos, ya que al encontrar la actividad y la forma deseada, podemos alcanzar un cierto éxito.

Por otra parte, considero que existe tanto el éxito positivo, como el negativo: por ejemplo, es positivo hallar la cura de una enfermedad o ver cómo nace un bebé sano, pero qué pasa en el caso de una guerra, el narcotráfico o un asesinato, para quien ejecuta o domina la guerra, el éxito se alcanza aun cuando se violenten valores y se pongan en riesgo factores importantes.

Para conocer el éxito tendremos que vivir experiencias que conllevan fracasos, enfrentarnos a la luz y a la oscuridad, a las lágrimas y a las risas, ya que, por lo general, buscamos salud, libertad, felicidad y éxito en nuestros deseos y objetivos de cada día. Bajo este contexto debemos cuidar la ambición de lo que valoramos como éxito, ya que podemos perder factores importantes como la salud, de la misma forma en que lo define en una frase Dalái Lama: “perdemos la salud para ganar dinero y después el dinero para recuperar la salud”, o Schopenhauer: “la salud no lo es todo, pero sin ella todo lo demás es nada”. Lo mismo sucede con la libertad y felicidad.

A veces siento que vivimos muchas vidas en una y considero importante que debemos detenernos para evaluar cada etapa y analizar qué consideramos éxito en cada momento, qué hicimos para obtenerlo, qué hábitos nos exigió para cumplir lo que valoramos como éxito y cómo se refleja en lo que hacemos el día de hoy y en lo que somos.

Termino con una reflexión de Lao-Tse:

“Cuida tus pensamientos, ellos se convierten en palabras.

Cuida tus palabras, ellas se convierten en acciones.

Cuida tus acciones, ellas se convierten en hábitos.

Cuida tus hábitos, ellos se convierten en tu carácter.

Cuida tu carácter, él se convierte en tu destino.”

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