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IMPRESORAS PARA ÓRGANOS DE REPUESTO

por Verónica Guerrero Mothelet

La bioimpresión en 3D revolucionará los trasplantes y aportará un gran avance para procedimientos comunes, como los injertos de piel, huesos y córneas.

En cuestión de salud, la armonía es, más que ausencia de enfermedad, el bienestar integral. En un futuro, los avances tecnológicos ayudarán a alcanzar esta armonía al traducirse en innovaciones que mejoren la salud y prevengan complicaciones que impiden la plenitud.

Por ejemplo, la escasez de órganos para trasplantes impide el restablecimiento de muchos pacientes, lo que hace urgente buscar alternativas. Una solución sería la impresión de tejidos vivos en tercera dimensión (bioimpresión 3D), la promisoria estrategia que busca fabricar órganos funcionales, a partir de células vivas.

En general, las impresoras en 3D distribuyen diferentes materiales en todos los sentidos para imprimir un objeto tridimensional, capa por capa. Si bien esta tecnología encabeza importantes innovaciones en ingeniería, educación y otras áreas, la bioimpresión 3D promete avances más asombrosos.

Esta técnica utiliza biomateriales, sustancias que interactúan con los sistemas biológicos, para fabricar objetos biomédicos que mimetizan las características de los tejidos biológicos. Su “materia prima” son células, que pueden tomarse de un paciente, o de células troncales. En ambos casos, se cultivan en laboratorio para crear una “biotinta”, que permite fabricar tejidos con una arquitectura celular tan compleja como la natural, con capas de células organizadas según sus funciones y estructura.

En términos concisos, la “impresión” consiste en inyectar esta biotinta sobre un armazón fabricado con gel soluble o colágeno que brinda estructura a las células y las moldea para que se ensamblen con la forma deseada.

Aunque la bioimpresión de órganos funcionales es todavía un objetivo lejano, este campo ya ha obtenido avances importantes, aunque se encuentren en etapa experimental. Entre ellos, se encuentra la impresión de piel para injertos en pacientes quemados, o de estructuras cartilaginosas para regenerar articulaciones y de córneas artificiales, capaces de integrarse totalmente al ojo.

Varios grupos de investigación trabajan actualmente en bioimpresión de huesos, venas y músculo cardiaco, que se podrán traducir en la creación de tejidos trasplantables. Además, se han elaborado modelos de tejidos para la investigación toxicológica y el desarrollo de fármacos.

¿El siguiente paso?: La impresión de órganos completos, a partir de células troncales del propio paciente, lo que resolvería problemas como la espera de un donante adecuado o el rechazo inmunitario de un órgano ajeno.

Verónica Guerrero es periodista y divulgadora de la ciencia, ha sido corresponsal de la revista Nature Biotechnology y colaboradora frecuente en ¿Cómo ves? y otras áreas de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.

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