Terraza16 digital

Page 1

ENERO•2015

16

Espacio abierto a la conversación en la UP

Un santo que sabe cumplir con su deber

Entrevista con José Ignacio y su familia en Roma

Un día inolvidable en la vida de...

Cuatro personas de la UP Guadalajara narran sus vivencias de la beatificación

Memorias de la infancia con mi hermano

Entrevista con Carlos del Portillo

30 años de trabajo con la inspiración de un beato Entrevista con José María Villalón

Legado de paz, alegría y optimismo Pedro Juan Fernández Profesor-investigador

EDICIÓN ESPECIAL



terraza terraza ·· año año 22 ·· no. no. 14 13

Terraza / año 3 / Número 16

CONTENIDO

DESTACABLE 5 Madrid, con la empción a tope Un beato con alma mexicana La UP llena de júbilo

AL CENTRO 6 El “niño milagro“ de Álvaro del Portillo Campus México 7 Un santo que sabe cumplir con su deber Campus México / DiarioUP 8 Un paso más hacia la santidad Campus México 9 Un día inolvidable en la vida de... Campus Guadalajara 12 La encomienda de San Josemaría a don Álvaro Campus México 14 Un estudiante como tú Campus México 15 Álvaro por las calles de Madrid Campus México PROYECCIONES 16 Ejemplo de vida y obra Campus México 18 La beatificación Campus México Conversaciones 20 Memorias de la infancia con mi hermano Campus México 21 Ser de luz, sal y fuego Campus México / DiarioUP 22 Álvaro del Portillo, amigo y guía Campus México

23 ¿Por qué yo? Voluntaria en la beatificación Campus Guadalajara 24 Testimonios con voz y corazón Campus México 26 30 años con la inspiración de un beato Campus México 27 Un hombre sin fronteras Campus México 28 Camino a la santificación Campus México 29 Punto de partida Campus México 30 Legado de paz, alegría y optimismo Campus Aguascalientes


EDITORIAL Tenemos el gusto de presentar a ustedes una edición especial sobre don Álvaro del Portillo, un hombre que con su ejemplo de caridad, humildad, trabajo, fortaleza y voluntad fue beatificado el 27 de septiembre en Madrid. En esta edición de Terraza podrán conocer su vida y obra, entender cómo vivió en grado heroico las virtudes humanas, por qué es considerado un modelo a seguir, desde su época como estudiante y profesionista; y cómo ayudó a miles de personas de distintas partes del mundo. Sus acciones nos dejan una gran enseñanza: buscar y agradar a Dios desde nuestra vida cotidiana, en el hogar, en la escuela y el trabajo. Quedan muchas páginas por escribir sobre Álvaro del Portillo, no obstante, esta recopilación de información y testimonios son una gran muestra de cómo encontrar la plenitud.

Por primera vez en la historia de Terraza y MediosUP, colaboradores de dichos medios cruzaron el Atlántico para hacer una cobertura informativa. Vito García del área de Comunicación Institucional, Marcela Méndez, coordinadora de DiarioUP; y alumnos de la licenciatura de Comunicación: Carmen Quintanilla, Teresa Baez, Arturo Rosetti y Gerardo Ballín estuvieron en Madrid y Roma para narrar los eventos relacionados con la beatificación de don Álvaro del Portillo. La coordinación de la cobertura de MediosUP estuvo a cargo de la doctora María Teresa Nicolás, directora de la licenciatura en Comunicación.

DIRECTORIO Dirección de Comunicación Institucional Campus México Luis Arcos Domínguez Coordinación editorial Mónica Rojas Rubio Diseño editorial e ilustración Lourdes Oyuki Macías Zavala Lorena Román Betancourt Fotografía Adriana Bolaños Zaldivar Vito García Camargo

Espacio abierto a la conversación en la UP

Inicia un diálogo

Envía tus colaboraciones: ensayo, ficción, poesía o foto a mx_TerrazaUP@up.edu.mx

Certificación PCF Papel Recicla 100, cuyas fibras son 100 % recicladas Tintas y papel libres de metales pesados

Redacción Vito García Camargo Olga Navarro Sergio Ángel Rosales Impresión Impresora Múltiple S.A. de C.V. TERRAZA Revista institucional de la Universidad Panamericana enero/ Año 3 / Número 16 Augusto Rodin 498 Col. Insurgentes Mixcoac 03920 México, DF

Consejo editorial Norma Ávila Miranda María Angélica Bisogno Rodríguez Vito García Camargo Natalia González Álvarez Mónica González Medina Lorenza Larios Córdova Eduardo López Chávez Marcela Méndez Martínez Abraham Mendoza Andrade Olga Navarro Benavides Lucía Olvera Espínola Humberto Ramírez Ulloa Haydee Rico Hernández Carolina Rohde Faraudo Mónica Rojas Rubio Christian Sapién Navarro Guillermo Velasco Barrera Sergio Ángel Rosales Adolfo Villegas Hernández


En la víspera de la beatificación de don Álvaro del Portillo, la ciudad de Madrid dispuso lo necesario para tan importante acontecimiento. Además de los miles de españoles que se trasladaron hasta la capital, llegaron extranjeros de todo el mundo, lo que dejó la ocupación hotelera al máximo. Viajeros y peregrinos provenientes de México, Paraguay, Argentina, Brasil, Ecuador, Filipinas y Costa de Marfil, se congregaron a la misma hora de llegada en el Aeropuerto Internacional Adolfo Barajas, lo que provocó grandes filas en la zona de inmigración y a la hora de recoger las maletas. El gran número de visitantes de todo el mundo se vio también reflejado en la cantidad de autobuses que había esperando a los diversos grupos en las afueras del aeropuerto. Al llegar al centro de la ciudad, la demanda hotelera fue el gran reflejo de lo que será el evento de la beatificación. Algunas personas que corrieron con suerte se hospedaron en hoteles céntricos, pero la mayoría tuvo que refugiarse en las afueras de la ciudad. El vicepostulador de la causa de beatificación y director de la Oficina para las Causas de los Santos de la Prelatura del Opus Dei en España, D. José Martín de la Hoz, se mostró complacido por la respuesta que hubo por parte de visitantes de todo el mundo y aseguró que el evento superó las expectativas. “Llevamos varios meses planeando esto. Para nosotros es un orgullo que tantas personas vinieran a Madrid, que es donde nació don Álvaro del Portillo y que fueran testigos de tan importante evento”, comentó. Además, se mostró contento por el hecho de que don Álvaro es el segundo miembro del Opus Dei en ser beatificado. “La obra está próxima a cumplir 76 años y no hay mejor manera de celebrar eso que con una nueva beatificación, que seguro será la antesala para que vengan muchas más en el futuro”.

UN BEATO CON ALMA MEXICANA

“Fue un sacerdote que, aunque nació en España, se sentía mexicano”, afirmó Íñigo Fernández, profesor de la Escuela de Comunicación, campus México en entrevista con Martín Espinosa en Reporte 98.5. El doctor Fernández situó a don Álvaro en el marco histórico de 1935 a 1975, como una de las personas que ayudaron a reacomodar las relaciones entre el Estado y la Iglesia católica después de la guerra cristera. Con “corazón de madre y brazo de padre”, espíritu fiel al servicio de Dios, impulsó el crecimiento del Opus Dei en México en la década de 1950, cuando Miguel Alemán gobernaba el país. El pasado viernes 26 de septiembre, con motivo de la beatificación de don Álvaro, los profesores Fernández, Fernando Huerta y Gilberto Bañuelos hablaron con el periodista, de la vida del primer sucesor de San Josemaría, y destacaron cómo ayudó a transformar a México a través del espíritu cristiano con trabajos humanitarios en comunidades rurales, por ejemplo, la fundación de colegios y su colaboración con la Ciudad de los Niños, en Nuevo León. Martín Espinosa preguntó cuáles fueron los elementos tomados en cuenta para la beatificación de don Álvaro. Gilberto Bañuelos argumentó que fueron sus virtudes humanas como el amor a Dios, el servicio a los demás, la serenidad y sobre todo, su sentido del humor ante las adversidades; recapitulando que este nuevo beato vivió en los tiempos de la guerra civil española y la segunda guerra mundial. Por su parte, Fernando Huerta reflexionó acerca del ejemplo de vida de este sacerdote: “don Álvaro nos enseña que la vida está llena de cosas pequeñas que podemos volver extraordinarias”. Concluyó con una reflexión acerca del México de hoy en día, una nación que requiere de valores humanos. “Vivimos en un país con falta de compromiso. Debemos hacer el cambio, no esperarlo”.

UP LLENA DE JÚBILO Más de 1,400 personas se reunieron el sábado 27 de septiembre en la UP campus México para participar en la Santa Misa que se celebró como acción de gracias por la beatificación de don Álvaro del Portillo. El Pbro. Pablo Palomar, vicario del Opus Dei de la delegación de México y los presbíteros José de Jesús Jiménez Quezada y Gustavo Salazar celebraron la Santa Misa e invitaron a los asistentes a unirse a la alegría de contar con un beato más en la Iglesia católica. Al finalizar, en diferentes pantallas distribuidas a lo largo y ancho de la Universidad, los asistentes pudieron disfrutar de un resumen de la ceremonia que del otro lado del mundo se había llevado a cabo. Entre júbilo y gozo, las familias asistentes recibieron regalos conmemorativos y pudieron apreciar la exposición fotográfica de la vida y obra del nuevo beato.

terraza · año 3 · no. 16

MADRID, CON LA EMOCIÓN A TOPE

DESTACABLE


AL CENTRO

6

Campus México

“No perdí la esperanza y le pedí a todos mis amigos que le rezarán a don Álvaro del Portillo y José Ignacio se recuperó”. Susana Wilson

D

entro de la ceremonia de la beatificación la familia Ureta Wilson portó las reliquias de don Álvaro del Portillo. La curación de su hijo José Ignacio, tras un paro cardíaco de más de media hora fue, declarada milagrosa por el Papa Francisco el pasado 5 de julio de 2013 y ahora ellos tuvieron ese gran privilegio. La madre de José Ignacio, Susana Wilson, platicó sobre lo que el milagro de don Álvaro significó para los suyos. “Esta situación, esta historia, nos ha unido mucho más como matrimonio y como familia, haciendo que nuestro amor por Dios sea más constante y profundo”. El padre del pequeño, Javier Ureta, se mostró agradecido a don Álvaro del Portillo y declaró que por eso estuvo en Madrid, para dar gracias: “Nos hizo tanto bien esta situación, que sabiendo el final, la volveríamos a vivir por el bien que nos trajo a todos”. Susana narró cómo, conforme iban rezando la estampa de Álvaro del Portillo, a recomendación de su madre, su hijo mejoraba. “No perdí la esperanza y le dije a todos mis

amigos que le rezaran, y José Ignacio se recuperó. Para que un milagro se realice hay que encomendarse a un solo santo y a nadie más, y rezarle con esperanza”. Javier contó cómo es actualmente la vida de José Ignacio, de 11 años. “Mi hijo ahora corre, salta, es un niño normal y así le tratamos, pero sí tiene un sentido sobrenatural de agradecimiento a Dios. Para él, don Álvaro del Portillo es un padre que siempre le acompaña”. Y su madre recalcó: “Por eso a nuestro hijo pequeño le pusimos Álvaro, por agradecimiento al beato”.

Mi hijo ahora corre, salta, es un niño normal y así le tratamos, pero tiene un sentido sobrenatural de agradecimiento a Dios. Para él, don Álvaro del Portillo es un padre que siempre le acompaña.


terraza · año 3 · no. 16

AL CENTRO

7

Campus México Entrevista por: Marcela Méndez y Gerardo Ballín DiarioUP Días después de la beatificación y con la emoción a flor de piel, tuvimos un encuentro con José Ignacio y su familia en Roma.

“D

on Álvaro es un santo que sabe cumplir con su deber”, dijo José Ignacio, y compartió que mientras portaba las reliquias se sentía feliz, “lo sentí a lado cuando lo estaba llevando, lo sentía siempre (y pensé) que ya, ‘esto ya está pasando’ ”. Javier Ureta narró también su experiencia: “llevar las reliquias con José Ignacio fue maravilloso, porque es ahí donde se despliega además el lienzo de don Álvaro, en ese minuto en donde se declara beato; eso fue de tal emoción que lloramos de alegría todos”. Para esta familia chilena la presencia del beato tiene en su vida gran significado: “Don Álvaro salvó a mi hermano; que se sepa

A la pregunta expresa, ¿Qué le dirían a don Álvaro si pudieran platicar con él?, las respuestas fueron: José Ignacio: “Que me acompañe siempre y muchas gracias por el milagro”. realmente que un milagro es importante y que don Álvaro es ya un santo para nosotros”, expresó Javier, el segundo de los hijos de Susana y Javier. “Estamos infinitamente agradecidos… rezarle a don Álvaro para nosotros fue conocerlo… para nosotros era una persona, había sido del prelado del Opus Dei, sucesor de San Josemaría y nada más; significó empezar a conocer su figura, quién era. Y, bueno, obviamente pasó a ser un modelo para nosotros: un modelo de la misma santificación, un hombre fiel, humilde y sencillo, ¿cómo no seguirlo, imitar su ejemplo?”, comentó Susana.

Javier Ureta (padre): “Gracias, gracias, gracias siempre, porque gracias a él tenemos a José Ignacio aquí con nosotros, alguien que nos alegra siempre junto con el resto de nuestros niños, y ojalá que podamos verlo en el cielo, para eso vamos a seguir su camino”. Susana Wilson (madre): “Le agradecería y quizás también le diría que nos ayude a seguir su ejemplo, que nos ayude a tratar de ser santos y llegar al cielo”. Javier Ureta (hermano): “Muchas gracias a él porque salvó a mi hermano, y que lo siga cuidando”.


AL CENTRO

8

Campus México

L

“La sencillez y la vida ordinaria son camino seguro de santidad”. Papa Francisco

a mañana del sábado 27 de septiembre fue beatificado Álvaro del Portillo, obispo, primer sucesor de San Josemaría al frente del Opus Dei y uno de los protagonistas del Concilio Vaticano II, en el marco de una ceremonia multitudinaria presidida por el delegado del Papa Francisco, el cardenal Ángelo Amato, acompañado del cardenal Antonio María Rouco, arzobispo emérito de Madrid y del obispo prelado del Opus Dei, Javier Echevarría. La ceremonia comenzó con la lectura por parte del vicario general del Opus Dei, Fernando Ocáriz, del mensaje enviado por el Papa Francisco. El Santo Padre destacó que “el beato Álvaro del Portillo nos enseña que la sencillez y la vida ordinaria son camino seguro de santidad” y recordó que “recorrió muchos países fomentando proyectos de evangelización, sin reparar en dificultades, movido por su amor a Dios y a los hermanos. Quien está muy metido en Dios sabe estar muy cerca de los hombres”. Tras la fórmula solemne de beatificación pronunciada por el Cardenal Amato a las 12:24 horas fue descubierta la imagen del nuevo beato cuya fiesta se celebrará el 12 de mayo en las diócesis que la Santa Sede determine. Otro momento importante fue el traslado al altar de las reliquias de Álvaro del Portillo, portadas por la familia Ureta Wilson, cuyo hijo José Ignacio, fue curado milagrosamente por intercesión del nuevo beato.

La universalidad de la figura del nuevo beato ha quedado de manifiesto por la presencia de miles de fieles de 79 países de todos los continentes. Entre las primeras filas se encontraban más de 200 personas con algún tipo de discapacidad y representantes de las numerosas iniciativas sociales promovidas por el nuevo beato, especialmente en África y Latinoamérica. También asistieron familiares del beato Álvaro del Portillo y algunas autoridades civiles españolas e internacionales. En su homilía, el cardenal Amato realizó un perfil de algunas virtudes que el nuevo beato “vivió de modo heroico”, como su “fidelidad al Evangelio, a la Iglesia y al Magisterio del Papa”. Álvaro del Portillo –explicó el cardenal- “huía de todo personalismo, porque transmitía la verdad del Evangelio, no sus propias opiniones”. Entre otras cosas, “destacaba por la prudencia y rectitud al valorar los sucesos y las personas; la justicia para respetar el honor y la libertad de los demás”. Al finalizar la celebración, don Javier Echevarría, dirigió unas palabras de agradecimiento a Dios, a la Iglesia y al Papa Francisco, al Papa emérito Benedicto XVI, a los cardenales Amato y Rouco, y a la Arquidiócesis de Madrid, así como al coro, a los voluntarios y a los medios de comunicación.


terraza · año 3 · no. 16

AL CENTRO

9

Campus Guadalajara Redacción: Juan Pablo Cisneros Castañeda, alumno de Ingeniería Industrial e Innovación de Negocios. 5° semestre

E

n la historia de los pueblos siempre suceden cosas buenas y malas; Madrid no es la excepción. Y algo destacable que sucedió en dicha ciudad del 24 al 28 del mes de septiembre, fue una continua llegada de personas de todos los países, de todas las razas y de vestimentas que llamaban enormemente la atención. El recinto de Valdebebas fue adornado con mobiliario de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011; como altares y confesionarios. Las calles estaban repletas de gente alegre y comunicativa. Yo personalmente me tropecé con muchos conocidos de la Ciudad de México los cuales me pedían fotografías. Y a pesar de la inmensa cantidad de personas todo estuvo bien organizado y los lugares se iban llenando sin prisas ni aprietos.

Tuve la suerte de estar en un área relativamente cercana, aún así la distancia era enorme, pero había pantallas que nos permitían ver la ceremonia con buena precisión. Fueron aproximadamente dos horas en las cuales hasta el cielo colaboró, ya que había probabilidad de lluvia pero no hubo ningún problema. La Santa Misa y la predicación fueron muy adecuadas, la gente guardó el respeto debido. Las comuniones y confesiones eran numerosas y muy accesibles. Todo esto resultó un evento a pedir de boca. Personalmente le doy gracias a Dios porque toda esta experiencia da mucha alegría y provoca un canto de alabanza a Dios.


AL CENTRO

10

Campus Guadalajara

Coordinadora de Asuntos estudiantiles de la Escuela de Comunicación.

F

ueron más de ocho meses de preparación para este gran acontecimiento: la beatificación de Álvaro del Portillo, sucesor y fiel colaborador de San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Más de 100 mil personas de 79 países asistieron a la ceremonia, 40 mil jóvenes que manifestaban con entusiasmo el cariño al nuevo beato, miles de familias que se unían a los rezos y cantos; y 3,500 voluntarios que mantenían el orden, distribuían el agua, prestaban especial cuidado a los enfermos y mayores, ayudaban en la distribución de la Comunión, entre otras actividades. Llegaron desde muy temprano más de 1,600 autobuses de distintas ciudades de España. Las horas transcurrían y la soledad que antes existía en el barrio madrileño de Valdebebas, desapareció con los cantos

en varios idiomas, abundantes sonrisas y fervorosos rezos. México con sus 3,200 asistentes ha sido el país, después de España, con mayor representación, seguido de Italia 2,150, Filipinas 1,750 y Portugal 1,700. Y es un orgullo saber que varias personas de la Universidad Panamericana asistieron en su representación a este ceremonial. Hace 12 años tuve la oportunidad de participar como voluntaria en la canonización de San Josemaría, vivir aquellos momentos me hizo revivir tantas gracias y favores que aquel acontecimiento llenó mi vida y la de mi familia. Realmente este encuentro internacional ha sido de gran trascendencia, todos unidos a la Iglesia por una sola causa: la devoción al nuevo beato Álvaro del Portillo.


Campus Guadalajara Campus Guadalajara

N

os levantamos alrededor de las 6:30 de la mañana para ducharnos, desayunar y salir rumbo a Valdebebas; lugar donde sería la ceremonia de beatificación de don Álvaro del Portillo. Al acercarnos a nuestro destino empezamos a observar que había un gran conglomerado de autobuses dirigiéndose al mismo lugar que nosotros. Al llegar lo único que veíamos eran personas caminar hacia la explanada de Valdebebas. Se apreciaban banderas de todo el mundo; Rusia, Italia, Irlanda, Canadá, Estados Unidos y por supuesto de España. Además países que me aventuro a decir que no conocía sus estandartes. Se sentía un ambiente de felicidad por todos lados, tanto, que la gente cantaba canciones de sus respectivos países, y para no quedarnos atrás el grupo de mexicanos varones con los que asistí (éramos alrededor de unos 100) comenzamos a cantar el “Cielito lindo” y otras canciones típicas de nuestra tierra. Llegamos a la zona T, un lugar relativamente cerca del altar. Su servidor continuó su camino hacia la zona de prensa para poder tomar fotos y que fueran enviadas a México para ser publicadas en vivo, aunque en nuestro país fueran las 5:00 am. La ceremonia empezó puntual, con una música extraordinaria de un coro de 250 personas. Se estuvo repartiendo agua a los asistentes de la ceremonia para evitar alguna deshidratación. La prensa tenía un lugar especial a la izquierda del altar, desde el cual se podían tomar fotografías y video.

T

odo empezó el sábado 27 de septiembre a las 6:00 am: arréglate, desayuna algo, corre al camión y después de media hora de camino por fin llegamos a Valdebebas. Alumbrado por un sol naciente donde los colores naranja y rojo predominaban. La espera a que el gran suceso se diera comenzó; canciones, fotos, lecturas, rosarios y varias estampas. Era sorprendente el ambiente que se vivía, sobre todo por los más de 50 confesionarios colocados en la parte lateral de la calle. Había sacerdotes disponibles para confesarte en varios idiomas. Dieron las 12:00 horas e inició la ceremonia con preciosos cantos que incitaban a recogernos en oración. Se leyó la carta que envió el Papa Francisco y unos minutos después acompañado por el coro y un eco de aplausos hicieron caer la manta que cubría la imagen del nuevo beato; sonriente y tranquilo que transmitía paz y alegría. Cuando llegó el momento de la comunión, unos jóvenes voluntarios acompañaban a los sacerdotes con sombrillas amarillas fáciles de identificar para acudir a comulgar. Concluimos rezando la estampa del ahora beato Álvaro del Portillo.

terraza · año 3 · no. 16

AL CENTRO

11


AL CENTRO

12

Millones de personas se han postrado a los pies de la Virgen de Torreciudad durante nueve siglos para solicitar su amparo y agradecer los favores recibidos. Campus México

U

na de las principales encomiendas que San Josemaría Escrivá de Balaguer le hizo a don Álvaro del Portillo en los momentos previos a su muerte, fue que se encargara y supervisara que el santuario de Torreciudad fuera terminado e inaugurado en tiempo.

Con motivo de la beatificación de don Álvaro, miles de peregrinos de todo el mundo visitaron Torreciudad. “En todos los casos se comprueba que la intensa relación que Álvaro del Portillo mantuvo con el santuario de Torreciudad a lo largo de su vida mueve a todas estas personas a conocer uno de los lugares en los que el fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá, puso más empeño y corazón para difundir entre muchas personas la devoción y el cariño a la Virgen María”, platicó José Alfonso Arregui, responsable de comunicación del santuario. Ubicado en la provincia de Huesca, en España, a 24 kilómetros de Barbastro, ciudad donde nació San Josemaría, se encuentra el santuario de Torreciudad. El lugar yace

San Josemaría y don Álvaro viendo los avances del retablo de Torreciudad. cerca de la antigua ermita, construida en veneración a la Virgen. Ha sido, desde tiempo inmemorial, punto de encuentro de piedad mariana. En 1904, cuando San Josemaría Escrivá tenía dos años, contrajo una grave meningitis y el pronóstico que dieron los médicos no era nada favorable. Ya sin esperanza de vida, le anunciaron a los padres del niño que le quedaban pocas horas de vida. En esos momentos de ansiedad, la madre, Dolores Albás, pidió a Nuestra Señora de Torreciudad —por la que sentía gran devoción— el favor de la curación de su hijo, prometiéndole que si se salvaba, lo llevaría a la ermita en peregrinación de acción de gracias. El milagro sucedió. Cuando a la mañana siguiente volvió el doctor y, en tono ya de


arquitecto, Heliodoro Dols. Y a pesar de las dificultades, casi 50 años después se cuentan los visitantes por cientos de miles cada año. Torreciudad es principalmente un lugar de oración. La ausencia de comercios y hoteles facilita la paz y el recogimiento, y especialmente en los recintos interiores se pide silencio. De esta manera, el peregrino puede elevar su corazón a Dios de formas muy diversas. Dentro del centro del culto eucarístico se construyó un retablo que ejemplifica las diferentes etapas que vivió Jesús junto a la Virgen. En el centro del mismo se encuentran el sagrario y la talla de la Virgen. Del lado izquierdo del retablo está una estatua de San Josemaría, viendo hacia la característica imagen.

“No lo hagas pequeño, yo no lo veré, pero vosotros veréis que acabarán llegando miles de peregrinos”, le decía San Josemaría al arquitecto, Heliodoro Dols. Y a pesar de las dificultades, casi 50 años después se cuentan los visitantes por cientos de miles cada año.

En la parte de abajo del recinto, la tradición señala que cada grupo de fervientes que acude con la Virgen de su lugar de procedencia, deja un ejemplo de la misma en el santuario. Entre las más de 600 vírgenes, se pueden observar imágenes de todos los continentes. Además, hay capillas dedicadas a la Virgen del Pilar, la Virgen de Loreto y la Virgen de Guadalupe. Dentro de estos, se encuentran confesionarios, que fueron colocados a petición expresa de San Josemaría. “Todos los pecados de tu vida

parece como si se pusieran de pie. –No desconfíes. –Por el contrario, llama a tu Madre Santa María, con fe y abandono de niño. Ella traerá el sosiego a tu alma” (San Josemaría Escrivá, Camino, 498). Como parte de la visita se puede todavía bajar a la antigua ermita y apreciar el hermoso paisaje que rodea el santuario, a los pies de los Pirineos y centro de una gran paz que se le transmite a todo aquél que le visita.

terraza · año 3 · no. 16

condolencia, preguntó: —“¿A qué hora ha muerto el niño?”, los padres contestaron con alegría: “No sólo no ha muerto, sino que está perfectamente”. Los padres cumplieron puntualmente su promesa. No era fácil, por los caminos de entonces, llegar desde Barbastro a Torreciudad; y el viaje se hacía más incómodo, y hasta peligroso, en la última parte del recorrido. La memoria de aquella travesía permaneció viva en el hogar de los Escrivá, donde Josemaría oiría más tarde el relato de la aventura. Se le quedó muy grabada, y habría de recordarla a menudo: “Me trajeron mis padres. Mi madre me llevó en sus brazos a la Virgen. Iba sentada en la caballería, no a la inglesa, sino en silla, como entonces se hacía, y pasó miedo porque era un camino muy malo”. El agradecimiento de San Josemaría a la Madre de Dios por la protección dispensada desde niño fue creciendo con los años y una de sus manifestaciones fue promover la construcción del actual Santuario de Torreciudad en honor a la Reina de los Ángeles. Bajo su impulso espiritual y con el deseo de difundir la devoción a la Madre de Dios, se levantó un nuevo santuario como lugar de conversión bajo el amparo de la Santísima Virgen, y se abrió al culto en 1975, unos meses después de su muerte. San Josemaría movilizó a muchas personas que contribuyeron con su oración y limosnas a convertir aquel sueño en realidad. No era fácil imaginar que un lugar casi despoblado y alejado del mundo, sin accesos para el tráfico rodado, lejos de las vías habituales de comunicación y sin ninguna ciudad o pueblo importante cerca, pudiera convertirse en frecuente punto de encuentro para muchas personas de procedencia muy diversa. “No lo hagas pequeño, yo no lo veré, pero vosotros veréis que acabarán llegando miles de peregrinos”, le decía San Josemaría al

AL CENTRO

13


AL CENTRO

14

UN ESTUDIANTE COMO TÚ

Ángel Vegas, estudiante de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, y compañero de don Álvaro del Portillo.

Campus México

A

ntes de ser sacerdote, Álvaro del Portillo fue un estudiante de ingeniería. Tenía la ambición de aprender y hacer algo importante dentro de su profesión. En 1934 ingresó a la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid, de donde se graduó en 1941. Don Álvaro se convirtió en el primer Ingeniero de Caminos en ser beatificado y es por ello que se presentó una exposición en las instalaciones de la escuela, en la cual se mostraron fotografías inéditas, boletas de calificaciones y todo lo que rodeó su vida de estudiante. “Su paso por esta escuela marcó su modo de ser y de actuar. Siempre se sintió muy ingeniero”, contó Eugenio, catedrático de la Escuela y uno de los organizadores de la exposición. En 1933, Álvaro del Portillo se presentó a las pruebas de admisión para ingresar a la Escuela de Ingenieros de Caminos junto con otros 549 candidatos. Solo fueron admitidos 23 estudiantes.

“Me sorprendía porque era uno de los alumnos más brillantes de la Escuela y, al mismo tiempo, una persona muy tratable y sencilla; muy inteligente, alegre, culto, simpático”.

Segura, en donde comenzó a dedicar todo el tiempo posible para su preparación para ingresar al sacerdocio y a colaborar con San Josemaría y el Opus Dei. Mons. Eijo y Garay, quien fuera Obispo de Madrid, recordaba que “cuando Álvaro vino a comunicarme su determinación de ordenarse sacerdote le pregunté: Álvaro ¿te das cuenta de que vas a perder tu personalidad? Ahora eres un ingeniero prestigioso, y después vas a ser un cura más. Quedé conmovido ante su respuesta: Señor Obispo, la personalidad hace muchos años que se la he regalado a Jesucristo”. José Luis Múzquiz, uno de los tres primeros sacerdotes del Opus Dei y también estudiante de esta Escuela platicó en alguna ocasión como “un día me contó algo San Josemaría, haciéndome entender la entrega tan grande de Álvaro, y me impresionó pues yo había terminado mi carrera y tenía ese orgullo tonto que teníamos entonces los ingenieros de caminos”. Ángel Vegas, también estudiante de la Escuela, recordaba cómo “me sorprendía porque era uno de los alumnos más brillantes de la Escuela y, al mismo tiempo, una persona muy tratable y sencilla; muy inteligente, alegre, culto, simpático, amable, y sobre todo –esto es lo que me llamaba la atención– profundamente humilde, de una humildad extraordinaria, que dejaba huella. No he dicho esta frase al azar. Álvaro dejaba huella.” En 1941, don Álvaro finalizó sus estudios y fue destinado a trabajar en la cuenca del río

Ingeniero, sacerdote y ahora beato. Álvaro del Portillo encontró en esta disciplina el camino para formarse como profesional. Lo aprendido quizás no fue puesto en la práctica, pero sí le sirvió para su formación y para todo lo que buscó y consiguió en los años siguientes.


15

terraza · año 3 · no. 16

AL CENTRO

Álvaro por las calles de Madrid Monasterio del Escorial

En este importante edificio histórico, Álvaro del Portillo se preparó para el sacerdocio.

Calle Velázquez, 98. Antigua embajada de México En el último piso de este edificio, se albergó la familia Del Portillo durante la Guerra Civil española, por el asilo que obtuvo doña Clementina Diez de Sollano, mexicana, madre de don Álvaro.

Valdebebas Espacio al norte de Madrid, en donde se llevó a cabo la beatificación de don Álvaro del Portillo, el 27 de septiembre de 2014.

Calle Conde de Aranda, 16

Calle de Alcalá, 79 El primer hogar de don Álvaro, donde residió con su familia hasta los seis años. El lugar se encuentra enfrente del Parque del Retiro.

Iglesia de San José El beato Álvaro del Portillo nació en una familia hondamente cristiana y fue bautizado en esta iglesia el 17 de marzo de 1914 con los nombres de Álvaro José María Eulogio.

En el quinto piso, el beato residió con su familia a partir de 1920. En la actualidad, ahí vive su hermano Carlos, con su esposa. Parque del Retiro Fue el lugar donde el nuevo beato jugaba de niño con sus hermanos Parroquia de la Concepción El 28 de diciembre de 1916, con dos años de edad, el beato Álvaro del Portillo recibió en esta parroquia el sacramento de la Confirmación. El 12 de mayo de 1921, recibió aquí la Primera Comunión.


proyecciones

16

EJEMPLO

de vida y obra ¿Quién es Álvaro del Portillo?, ¿qué hizo en su vida, ¿por qué dejó huella en tantos corazones?, ¿por qué está en camino a ser santo? Su andar y trabajo nos llevan a entender la santidad de un hombre que entregó su vida con humildad y amor a los demás. Su existencia no puede medirse con una cronología, pero nos ofrece la posibilidad de conocer su bondad, trabajo y ejemplo. 1946 1920

Don Álvaro comienza a ir a la escuela en el colegio Nuestra Señora del Pilar, Madrid.

7 julio

25 mayo

Conoce a San Josemaría Escrivá de Balaguer y pide su admisión en el Opus Dei. Cuatro años después, es nombrado secretario general de la Obra y se convierte en el principal apoyo de San Josemaría.

Viaja a Roma en avión en medio de una batalla aeronaval de la Segunda Guerra Mundial, para pedir al Papa Pío XIII la aprobación del Opus Dei.

1943

1935

1932

Inicia los estudios en la Escuela de Ayudantes de Obras Públicas. Un año después supera los exámenes de ingreso en la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.

11 marzo

1914

Don Álvaro del Portillo y Díez de Sollano nace en Madrid, fue el tercer hijo de Ramón y Clementina.

1910

1920

1914

25 junio

1936 – 1939

Durante la Guerra Civil española pasó 647 días refugiado en siete lugares diferentes. Además estuvo encarcelado 54 días.

1930

Revolución Rusa.

Se funda la Unive de Navarra, prom por San Josemarí Álvaro del Portillo gran canciller des 1975 hasta su mu

Se ordena sacerdote en la capilla del Palacio Arzobispal de Madrid.

1959

Comienz preparac Vaticano

1940

1950

1960

1939-1945 Segunda Guerra Mundial.

Crack bursátil en la Bolsa de Nueva York.

1917

1952

1944

1929

Primera Guerra Mundial.

Se instala definitivamente en Roma. Un año después empieza a trabajar para la Santa Sede.

1936

Guerra Civil española.

1947

Inicia la Guerra Fría.

1961

Primer en el e


terraza · año 3 · no. 16

proyecciones

17

1970 – 1974

ersidad movida ía. o fue su sde uerte.

Se pone la primera piedra de la Universidad Panamericana en su escuela de negocios, el IPADE, promovida por San Josemaría.

Después de un trabajo constante, logró que la Iglesia erigiera al Opus Dei como Prelatura Personal. 15 septiembre

1975

Es elegido sucesor de San Josemaría, quien falleció el 26 de junio.

1970

1983 y 1988

Visitó la Universidad Panamericana.

1980

1965-1975

1991

1973

Fin de la dictadura de 1978 Juan Pablo II Francisco es nombrado Franco. Papa.

27 septiembre

2014

Juan Pablo II le confirió la ordenación episcopal.

Fue beatificado en Madrid ante miles de peregrinos de todo el mundo.

1990

2000

2010

Acontecimientos del mundo

1989

Guerra de Vietnam

r hombre espacio.

A pocas horas después de haber regresado de una peregrinación a Tierra Santa falleció en Roma. Juan Pablo II acudió a rezar ante sus restos mortales.

1982

1967

za a laborar en la ción del Concilio o II.

1

23 de marzo 1994

Realiza numerosos viajes de catequesis por España, Portugal y Latinoamérica acompañando a San Josemaría.

Caída del Muro de Berlín.

1994

Llegada del Internet.


proyecciones

18

la beatificación Datos de un acto histórico omo testimonio de una vida cristiana, el 27 de septiembre, don Álvaro del Portillo fue beatificado. Pero, ¿qué es una beatificación? se trata de una primera respuesta a las personas que piden seguir, imitar y venerar a un hombre que consideran ejemplar.

Países con mayor asistenc

Estados

Su humildad y caridad, así como la paz que reflejaba fueron sus principales virtudes en vida. Su ejemplo se vio reflejado en los miles de asistentes de los cinco continentes que fueron al evento y en el eco que hizo sentir a la distancia.

México

Filipinas España

Beato significa feliz o bienaventurado (del latin beatus). Álvaro del Portillo es una muestra de que la plenitud y la fidelidad se pueden llevar en una vida ordinaria.

Portuga

coro con

250 voces 12 personas de Cuba

40 personas de Emiratos Árabes Unidos

México

18 cardenales 160 obispos

200 discapacitados 3 mil 500 voluntarios

300 sacerdotes de

34 países 200 mil personas asistentes

40 mil jóvenes

Estados Unidos

1,300 sacerdotes distribuyeron la comunión

Cuba


proyecciones

19

cia

terraza · año 3 · no. 16

SE ACREDITARON MÁS DE Países con amplias diferencias culturales

s Unidos

Emiratos Árabes Unidos Cuba

s

300

China

PERIODISTAS

88

MEDIOS

18

PAÍSES DISTINTOS

Irán

al

EN EL EVENTO HUBIERON España Portugal

Irán

China

Filipinas

Emiratos Árabes Unidos

Beato significa feliz o bienaventurado (del latin beatus). Álvaro del Portillo es una muestra de que la plenitud y la fidelidad se pueden llevar en una vida ordinaria

1,600 AUTOBUSES

FLORES

DONADAS POR GUATEMALA Y ESPAÑA

Álvaro recorrió muchos países fomentando proyectos de evangelización, sin reparar en dificultades, movido por su amor a Dios y a los hermanos. Quien está muy metido en Dios sabe estar muy cerca de los hombres. Papa Francisco


CONVERSACIONES

20

P

ara platicar sobre don Álvaro del Portillo, no hay nadie mejor que Carlos del Portillo, el único hermano que le sobrevive. Lúcido y emocionado al máximo, a sus 87 años platicó para Terraza sobre la beatificación y la vida de su hermano. Carlos nació cuando Álvaro tenía 13 años, por lo que siempre lo vio como un modelo de vida y un ejemplo a seguir. La formación académica y religiosa que su hermano mayor tuvo, fue una motivación para que él buscara santificar su trabajo en todo momento y también para luchar por ser una mejor persona. Tras la beatificación de don Álvaro, Carlos lo recuerda como si apenas ayer hubieran sido unos niños. Si bien nunca pudo jugar con él o hacer travesuras juntos, si tuvo la oportunidad de tenerlo como un asesor escolar y principalmente como un soporte dentro de la familia.

¿Cómo fue la infancia de usted y de don Álvaro? Entre mi hermano y yo había bastante distancia, porque era 13 años más grande que yo. Cuando yo era muy niño había poca comunicación, pero siempre recuerdo que se sentaba conmigo y me enseñaba a dibujar y cuando fui poco mayor, me apoyaba en hacer sumas y restas. Es el mayor recuerdo que tengo porque después nos tuvimos que separar por la Guerra Civil. Más grandes, como a mis 14 años, estaba estudiando latín y él lo hablaba perfecto. Me empezó a hablar y yo me quedé asombrado. Le pregunté que por qué sabía tanto y solo me dijo que porque tenía mucha memoria.

Carlos del Portillo ¿Y cuando fueron creciendo, cómo era con usted? Más grande, era una enorme emoción verlo. Yo estaba estudiando en un colegio en el norte de España, cuando recibí una carta de Álvaro que decía que después de haber sido Ingeniero de Caminos y ya con un doctorado en Filosofía y Letras, se iba a ordenar para sacerdote y me invitó. Le pedí permiso al rector y pude venir a la ordenación. Antes de irse a Roma nos veíamos todos los miércoles. Ya que se fue, lo visité muchas veces y siempre almorcé con él y con San Josemaría. Podíamos charlar y me gustaba mucho estar con él, me daba mucha tranquilidad.

¿Cuál era la mayor cualidad de don Álvaro como persona? La paz. La tenía y la transmitía. Siempre se le veía sonriente; cuando me tocaba el hombro, me hacía sentir que todo estaría bien. Desde el punto de vista humano le admiraba cómo podía hacer tantas cosas a la vez, tenía tiempo para todo y no estaba nervioso nunca.

Siempre recuerdo que se sentaba conmigo y me enseñaba a dibujar y cuando fui poco mayor, me apoyaba en hacer sumas y restas. ¿Cuál es la mejor anécdota que tiene con él? Cuando estaba en el colegio a los 14 años yo no era un buen estudiante. Una vez me senté con él y le platiqué que tenía la opción de ir a un internado y me dijo que lo pensara bien, porque tenía que ser mi decisión, pero me recomendó que fuera para convertirme en una persona más responsable y efectivamente le hice caso y cambié de tener puros cincos a puros dieces.

¿Cómo se siente con respecto a que tiene un hermano beato? Con mucha emoción.

¿Cómo veían sus hijos a don Álvaro? Como una gran persona, porque cuando nacieron él ya estaba en Roma y era una persona muy importante.

Sabemos que su madre era mexicana. ¿Qué le contaba don Álvaro sobre su sentimiento por nuestro país? Mi madre era muy mexicana (nació en Cuernavaca) y se sentía así. Nos enseñaba a cantar ‘Verde, blanco y colorado, así es nuestra bandera’. Álvaro lo quería muchísimo y las veces que pudo ir, se sentía muy contento. Carlos del Portillo


terraza · año 3 · no. 16

CONVERSACIONES

21

Con información de Arturo Rosetti DiarioUP

Con motivo de la beatificación de don Álvaro del Portillo, entrevistamos al padre Francisco Ugarte Corcuera, Vicario regional del Opus Dei en México.

¿Cómo ve este gran acontecimiento para el Opus Dei? Es motivo de gran alegría, de agradecimiento a Dios y de aliento para el Opus Dei, ya que no solamente el fundador (san Josemaría Escrivá de Balaguer) ha sido canonizado sino que su sucesor vaya a ser beatificado es una segunda confirmación de que el camino que siguió la persona cercana a san Josemaría (Álvaro del Portillo) concluye con el reconocimiento de santidad por parte de la Iglesia.

Algunas personas mencionan que Álvaro del Portillo era una persona afable, sonriente y servicial; usted tuvo contacto con él, ¿cómo lo recuerda?, ¿qué actitudes veía en él? Lo traté pocos días tanto en México como en Roma en una época donde viví por allá, y siempre tuve la impresión de estar frente a alguien muy metido en Dios, humano, humilde, claro en sus directrices de gobierno y de formación. Un hombre muy firme en la doctrina y a la vez con una enorme bondad que se reflejaba en sus actitudes con una personalidad rica. Dios le concedió (estas cualidades) y supo cultivarlas de manera fiel.

¿Qué cualidades de don Álvaro del Portillo podría aplicar en su vida un estudiante universitario? Álvaro estudió mucho porque obtuvo a nivel universitario varios grados, títulos, doctorados que fueron fruto de una dedicación intensa al estudio. Es un punto de referencia

para un estudiante que quiere tomarse en serio su vocación universitaria. Un hombre que en su vida personal invirtió mucho en el estudio haciéndolo compatible con otras actividades que realizaba. Supo invertir tiempo valioso para el estudio, lo consideró siempre como medio de santificación, y para cualquier estudiante que quiera encontrar en él una inspiración es un punto valioso.

“Tener a don Álvaro como referencia es un refuerzo muy grande”. Francisco Ugarte Hablando de esta santificación, ¿qué quiere decir “ser luz, sal y fuego” y cómo se aplica en el andar universitario? Don Álvaro tenía claridad de ideas, era hombre que tenía claro lo que significaba seguir de cerca a Jesucristo y eso lo aplicaba a la vida de cualquier persona que quisiera buscar la santidad a través de su actividad profesional. La formación que él adquirió era una que le permitía tener esa capacidad de orientarnos con mucha claridad, era luz porque nos marcaba el camino apoyado en las enseñanzas de la Iglesia católica y en el espíritu del Opus Dei dándonos una certeza de que, siguiendo ese camino, podríamos llegar a la meta a la cual todos hemos sido creados: alcanzar la santidad con la ayuda de Dios. Ser fuego, él tenía esto por su identificación con Cristo, con vida espiritual fuerte, trataba íntimamente a Dios y de ahí salía su fuerza y empuje para desarrollarse el mensaje que Dios le había encomendado que él promoviera.


CONVERSACIONES

22

Álvaro del Portillo,

amigo y guía Campus México

P

ocas personas pueden presumir que tuvieron el privilegio de conocer en vida al beato Álvaro del Portillo. El vicepostulador de la causa de beatificación y director de la Oficina para las Causas de los Santos de la Prelatura del Opus Dei en España, José Carlos Martín de la Hoz, es uno de ellos. No sólo lo conoció, sino que lo tuvo como la figura de un amigo y de un guía. Pocos como él para platicar más acerca de la vida y obra de don Álvaro del Portillo.

¿Qué importancia tiene don Álvaro para Madrid? Madrid fue una ciudad muy importante para don Álvaro del Portillo porque aquí fue donde nació, creció y se formó como Ingeniero de Caminos.

El señor se acercó y le dijo que se dedicaba a tapizar y que era muy bueno para esa profesión, más no para llevar una buena vida espiritual. Don Álvaro se le quedó mirando y le recordó una frase de San Josemaría: “Si todas las cosas te salieran bien a la primera, serías un soberbio insoportable; sin embargo, a base de comenzar una y otra vez, acabarás siendo santo porque acabarás siendo humilde”.

¿Qué es lo que más lo hacía enojar? Había una cosa que le provocaba reaccionar con mucha fuerza y era cuando detectaba que habíamos perdido la fe ante los problemas o las dificultades de la vida, decía que: si dos más dos es igual a cuatro, dos más Dios es igual a infinito.

¿Qué diferenciaba a don Álvaro de la mayoría de los sacerdotes?

José Carlos Martín de la Hoz

Era un persona que la primera impresión que daba siempre era la paz en su rostro y la alegría profunda que mostraba en sus ojos.

¿Cómo puede describirlo como persona? Era un persona que la primera impresión que daba siempre era la paz en su rostro y la alegría profunda que mostraba en sus ojos. Tratar a don Álvaro era descubrir su paz e inmediatamente te la contagiaba y hacía que te convirtieras en instrumento de paz y alegría. Don Álvaro era una persona que con el paso del tiempo se iba haciendo más bueno, más santo.

¿Cuál es la anécdota con don Álvaro que más lo marcó? Un día estábamos caminando a una casa de retiro y se acercó una persona que estaba preparando el campo para transformarlo en el escenario de una tertulia con 20 mil personas.

Don Álvaro era una persona muy normal que hacía lo que todos los jóvenes, pero con el elemento agregado de estar cerca de Dios. También me platicaba los trucos para probar a los profesores. Decía que es importante ser inteligente y ser avispado. Él estudiaba todos los días para sacar buenas notas, pero como buen estudiante, conocía los trucos de cómo manejar a los maestros.

¿Cuál considera que fue su principal virtud? En don Álvaro está el elemento de la vida espiritual, de gran profesionalidad y también la preocupación social, de buscar que las personas tuvieran una vida digna.


terraza · año 3 · no. 16

CONVERSACIONES

23

Campus Guadalajara

María Cecilia Labiaga Romo Alumna de la Licenciatura en Comunicación, Publicidad y Relaciones Públicas. 3 semestre

D

ías previos al evento de la beatificación de don Álvaro me preguntaba constantemente ¿por qué yo?, duda que me inquietaba ya que sabía el grado de importancia que tenía el formar parte de este gran acontecimiento. ¿Por qué yo entre tantas personas de diferentes partes del mundo?, ¿por qué yo, si tengo una vida normal y soy una persona común y corriente? Y fue ahí precisamente donde estaba la respuesta. Conforme pasaron los días logré entenderlo, me di cuenta de la verdadera razón. Entendí que Dios me había escogido, que me mira con privilegio a pesar de vivir una vida ordinaria. El formar parte del voluntariado me dio la oportunidad de vivir la experiencia desde otro punto de vista. Fue una forma de entregarme a Dios a través del servicio a los demás, yo sabía que mi actitud y mis acciones hacia la gente, también iban dirigidas a él. Fue un lugar de encuentro tanto con Él como conmigo misma, recordándome que no sólo es el recibir, sino también el dar y era eso lo que yo estaba haciendo, era eso para lo que Dios me había escogido en ese momento.

El formar parte del voluntariado me dio la oportunidad de vivir la experiencia desde otro punto de vista. Fue una forma de entregarme a Dios a través del servicio a los demás, yo sabía que mi actitud y mis acciones hacia la gente, también iban dirigidas a él.


CONVERSACIONES

24

TESTIMONIOS CON VOZ

Y CORAZÓN

Campus México

José Antonio Lozano Diez, Rector General UP-IPADE: Una guía, una muestra de lo que debemos seguir como ejemplo y fue un gran apoyo para la Universidad Panamericana en sus primeros años.

Maite Lot, directora de Arte y Cultura, campus México: Don Álvaro significa para mí el primer acercamiento al Opus Dei. Con verlo y escucharlo se notaba su bondad y su congruencia de vida.

Uriel Santacruz, catedrático de asignatura y asesor, campus México: Un ejemplo a seguir, un modelo de vida. Una llamada al corazón que me dice: ¿Qué estás haciendo en el mundo?

Diego Fernando Casillas, 3º de secundaria Simón Bolívar: Un gran ejemplo a seguir de humildad y de cómo servir desinteresadamente al prójimo.

Fernando Jiménez, 5º de prepa UP, México: Es un sentimiento indescriptible, el ver a todas las personas, la felicidad. Todo eso se transmite y es bastante agradable.


Bertha Dupre, coordinadora de 1º año de Mercadotecnia, Finanzas y Economía, campus México: Muy contenta de ver como muchas personas de diferentes nacionalidades están en lo mismo. En mi caso, don Álvaro me hizo muchos milagros y estar aquí es una maravilla.

Sebastián García Arce, estudiante Colegio Liceo del Valle Guadalajara: Se me hace una gran persona, conozco toda su historia, me hubiera encantado conocerlo.

Mónica de la Mora, ESDAI, Guadalajara: Una persona alegre, que nos enseña que debemos ser muy fieles. En lo personal me ha hecho muchos favores y estoy agradecida con él.

Jazmín García, Alumni de Aguascalientes, Desarrollo y Dirección de Capital Humano: Es una inspiración. Es un hombre que contagia todo lo bueno y es realmente difícil entender como una sola persona haya tenido tantas cualidades y tantas virtudes como él.

Laura María Ingelmo, 3º semestre de Ingeniería en Animación Digital, campus México: Muy padre porque estoy conociendo personas de todo el mundo y es una gran manera de integrarnos.

terraza · año 3 · no. 16

Rosa Isela Morales, coordinadora de posgrados UP Santa Fe: Venir a la beatificación ha sido una experiencia increíble, estar con personas de tantos países, todos unidos por una causa muy especial que es la beatificación de don Álvaro del Portillo.

CONVERSACIONES

25


CONVERSACIONES

26

Campus México conoce el testimonio del jefe de los servicios médicos del atlético de Madrid

José María Villalón Jefe los servicios médicos del Club Atlético de Madrid

“La obra nos invita a que todo el trabajo esté bien hecho, con dedicación. Una relación familiar bien cuidada, bien llevada, con fidelidad”.

S

antificar el trabajo significa hacerlo humanamente bien, cuidando las cosas pequeñas; una labor intensa, constante y ordenada; donde lo que importa es hacer el trabajo bien, no que salga bien. Esta premisa que tanto promulgó San Josemaría y que don Álvaro del Portillo se encargó de transmitirla como su primer sucesor, es algo que ha trascendido en miles de personas en todo el mundo. El doctor José María Villalón, jefe de los servicios médicos del Club Atlético de Madrid es un claro ejemplo de esto. Tiene 12 hijos y más de 30 años de experiencia profesional, en donde se ha destacado como uno de los mejores médicos dentro del deporte en el mundo. “Soy médico, me especialicé en medicina del deporte y traumatología. Llevo unas 20 temporadas en el Club Atlético de Madrid y como Jefe de Servicios Médicos de la Real Federación Española de Atletismo. Por estas prácticas profesionales he tenido la oportunidad de asistir a varios Juegos Olímpicos, Juegos Iberoamericanos y torneos internacionales de futbol”, platicó para Terraza. Villalón se formó en colegios cuya dirección espiritual está llevada por el Opus Dei. Y desde que estudió medicina en la Universidad Complutense, siguió la llamada universal de la santidad. “La obra de alguna forma nos dice que hay una llamada universal a la santidad en todo lo que hacemos. Nos invita a que todo el trabajo esté bien hecho, con dedicación. Una relación familiar bien cuidada, bien llevada, con fidelidad”, explicó. La figura de don Álvaro del Portillo ha sido de suma importancia durante su vida. Fue quien

“Él era un santo y es algo que a cualquier cristiano le debe alegrar, porque es reconocer una vida entregada a los demás”. bendijo a su primer hijo y tuvo la oportunidad de asistir a un par de tertulias en las que compartió sus ideas y conocimientos. “Era un hombre sabio, con esa sabiduría y humildad, una persona “tímida”, que no parecía que quisiera destacar. Esa figura como en un segundo plano que fungía como apoyo para San Josemaría, que por eso lo nombró Saxum, que significa piedra en latín, que es lo mismo que Jesucristo le dijo a San Pedro. Es por ello que la beatificación de don Álvaro del Portillo, se le hizo algo esperado. “Es algo que los que hemos conocido a don Álvaro y hemos tenido noticias de cómo se ha comportado en toda su vida, nos parece algo normal. Él era un santo y es algo que a cualquier cristiano le debe alegrar, porque es reconocer una vida entregada a los demás”. Dentro del campo donde se desempeña, Villalón ha sido testigo del testimonio de los doctores que cuidaron de don Álvaro en Roma. “Me cuentan que era un hombre entrañable de trato y cercano. Relatan que era realmente como tratar a un santo”, contó con nostalgia. José María Villalón se dice afortunado de ser un hombre que conoció a don Álvaro del Portillo, el ahora beato. Día a día en su profesión busca seguir su ejemplo y el de San Josemaría, santificando al máximo su trabajo y esforzándose por dejar siempre lo mejor de si mismo.


Campus México

L

a importancia que don Álvaro del Portillo tenía y tiene en el mundo no se puede medir, pero quedó muy en claro en la beatificación del pasado 27 de septiembre en Madrid. De acuerdo a las cifras que proporcionó el comité organizador, al evento asistieron más de 200 mil personas de 79 países de los cinco continentes. El valor de las acciones del ahora beato se ve reflejado en eso. Pero no todo se trata de números, sino de entender porqué tantas personas viajaron para estar presentes en la beatificación de don Álvaro. Asombra el caso de Filipinas, que después de España, Portugal, Estados Unidos y México, fue el país que más visitantes aportó a la beatificación. Suena extraño que un país tan lejano haya tenido tantos presentes, pero se ve normal cuando el dato se contrasta con los más de 50 mil habitantes del país asiático que han sido beneficiados y atendidos en los programas educativos del Developmental Advocacy for Women Volunteerism (DAWV) en Manila, una iniciativa promovida por don Álvaro del Portillo que comenzó en 1989, para desarrollar la conciencia social entre las personas que poseen suficientes recursos económicos, e impulsarlas a ayudar a los más necesitados no sólo con medios materiales, sino también con educación y orientación. En 1987, don Álvaro del Portillo visitó Filipinas y predicó dos audiencias, pidiendo a

los católicos que ayudaran a reducir la brecha entre los ricos y los pobres. “Mis hijas y mis hijos, he visto una enorme riqueza y una enorme pobreza”, expresó, al tiempo de dejar un mensaje que quedó grabado en miles de personas: “Los filipinos son un milagro de Dios”. Ver también personas y banderas de países africanos como Nigeria, Costa de Marfil, Kenia o la República Democrática del Congo fue un hecho sorprendente para muchos. Pero no para ellos, quienes no dudaron ni un segundo en viajar para la beatificación después de todo lo que don Álvaro del Portillo hizo en sus países.

Traspasó límites en busca de darle lo mejor a los que menos tienen. La Fundación Harambee es el más claro ejemplo de la importancia que tuvo África en don Álvaro del Portillo. Junto con San Josemaría, promovió iniciativas de educación, proyectos de desarrollo y actividades de comunicación y sensibilización en el resto del mundo. San Josemaría Escrivá de Balaguer dijo en vida que hay dos aspectos de la sociedad humana en los que se juega el futuro de un pueblo: la familia y la educación. ¿Y dónde, sino en escuela convergen naturalmente la familia y la educación para sentar las bases del futuro? Así nació la Fundación Harambee, impulsada por don Álvaro del Portillo en la víspera de la canonización de San Josemaría.

Así como en África y en Asia quedó demostrada la importancia de don Álvaro, en América no es la excepción y gracias a los vínculos del idioma y tradiciones que se comparten entre las naciones, su aportación social y espiritual fue mayor en el occidente del planeta. En México, además del impulso para el desarrollo y crecimiento de la Universidad Panamericana con sus tres campi y el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), don Álvaro del Portillo fomentó a un grupo de profesionales y empresarios para realizar una labor social de envergadura en la Ciudad de México. Seis personas asumieron esta responsabilidad y, en 1991, iniciaron una escuela para niños y otra para niñas en la zona más pobre de la periferia. Llamaron Educar A.C. a la iniciativa, porque en ella se intenta hacer frente a uno de los problemas más importantes del país: la educación de calidad en las zonas de escasos recursos económicos. México fue el país de habla hispana que después de España, llevó a más visitantes a la beatificación. Don Álvaro del Portillo siempre tuvo un vínculo especial con el país, puesto que su madre nació en Cuernavaca y desde pequeño le fomentó un gran amor por las tradiciones mexicanas. Los momentos que se vivieron en Madrid fueron únicos. El recuerdo de presenciar una beatificación va más allá de ser testigos de un evento. Quienes se congregaron en Valdebebas, lo hicieron con la intención de mostrar su agradecimiento y admiración por un hombre que nació siendo santo.

terraza · año 3 · no. 16

CONVERSACIONES

27


CONVERSACIONES

28

Camino a la santificación Padre Luis-Fernando Valdés Campus México

C

on motivo del proceso de canonización, millares quizá millones de personas han conocido la amable figura de don Álvaro del Portillo, ya sea por medio de la estampa que contiene la oración para pedir su intercesión o los folletos titulados “Hojas informativas” que contenían rasgos biográficos, enseñanzas y narraban favores y milagros atribuidos a él; ya sea por las páginas web y videos colgados en Internet.

La eficacia de su poder de intercesión ante Dios ha hecho que don Álvaro sea muy “milagroso”, sobre todo en temas como la unión familiar, la reconciliación de cónyuges, la procreación por parte de mujeres que no podían tener hijos; además, como buen ingeniero que fue, se ha verificado que su intercesión es eficaz en lo referente a la consecución de empleo, de pago de deudas, etc. Pero sin ninguna duda su “especialidad” es ayudarnos a ser fieles a nuestros compromisos con Dios, con la familia y con la sociedad.

PROCESO DE CANONIZACIÓN Siervo de Dios. El obispo diocesano y el postulador de la causa piden iniciar el proceso de canonización tras realizar una exhaustiva averiguación con personas que conocieron al candidato para saber si en verdad su vida fue ejemplar y virtuosa. Si se logra comprobar por el testimonio de estas personas que su comportamiento fue ejemplar, la Iglesia le declara «Siervo de Dios».

En el caso de don Álvaro, Mons. Javier Echevarría Rodríguez, Prelado del Opus Dei, abrió la causa de canonización. Hubo dos tribunales para escuchar a los testigos: uno en la Diócesis de Roma y otro en la propia Prelatura. El postulador fue Mons. Flavio Capucci y, a su muerte, Mons. Javier Medina Bayo.

Venerable. La Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano aprueba la “positio” un documento en el que incluyen, además de los testimonios de los testigos, los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos del Siervo de Dios. Si por estas detalladas averiguaciones se llega a la conclusión de que sus virtudes, fueron heroicas, el Santo Padre lo declara «Venerable».

En el caso de don Álvaro, se elaboró un perfil cronológico y espiritual, que la Postulación de su causa presentó a la Congregación para las Causas de los Santos. Con fecha del 28 de junio de 2012, la Santa Sede publicó el Decreto de heroicidad de sus virtudes. Este documento destaca que la fidelidad fue “la virtud más característica del Obispo Álvaro del Portillo”.

Beato. Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión. Dicho milagro debe ser probado a través de una instrucción canónica especial, que incluye el parecer de un comité de médicos y de teólogos.

El milagro que se realizó por intercesión de don Álvaro fue la recuperación del bebé José Ignacio Ureta Wilson tras un paro cardiaco de más de media hora, el 2 de agosto de 2003. El 4 de junio de 2013, el papa Francisco, aprobó este milagro.

Santo. Para la canonización es necesario otro milagro atribuido a la intercesión del beato y ocurrido después de su beatificación. Este paso es importante para que la celebración litúrgica del beato pueda ser de carácter universal (mundial). Una vez canonizado, el título de beato se deja para usar el de santo.


terraza · año 3 · no. 16

CONVERSACIONES

29

Padre Luis-Fernando Valdés Campus México

SEMBLANZA

A

l contrario de lo que algunos pudieran pensar, este evento no fue un punto de llegada sino de partida. Al proponernos a don Álvaro como modelo, la Iglesia nos invita a buscar a Dios en nuestra vida cotidiana como lo hizo él. Y esa búsqueda la podemos centrar en tres aspectos. 1) Renovación espiritual. Los días alrededor de ese evento supusieron para muchas personas una oportunidad para acercarse a Dios. Podemos prolongar esta renovación cada día, a ejemplo el nuevo beato que, durante su época de estudiante y luego como profesionista, siempre supo sacar tiempo para encontrar a Cristo, mediante la oración, la meditación de la Biblia y la práctica de los Sacramentos. 2) Santificación del estudio y del trabajo. El beato Álvaro hizo de su vida el mensaje de San Josemaría de convertir las actividades cotidianas

en un encuentro con Dios. Don Álvaro procuró realizar con la máxima perfección sus estudios (obtuvo tres doctorados) y luego su vida laboral (como ingeniero) y su tarea pastoral (ocupó puestos de responsabilidad en el Opus Dei y en la Santa Sede). De manera que su beatificación se convierte en un continuo recordatorio para estudiar y trabajar más y mejor, buscando agradar a Dios y ayudar a los demás. 3) Solidaridad. En la homilía de la Misa de Beatificación y en varios discursos, se destacó que el joven estudiante Álvaro del Portillo dedicó mucho tiempo y esfuerzo para atender barrios marginales de Madrid. Luego como Prelado del Opus Dei, don Álvaro fomentó –en diversos países de varios continentes– muchas iniciativas educativas y sanitarias dirigidas a personas de escasos recursos. Esto es un estímulo para que nos preguntemos qué hacemos por las personas que carecen de educación, de recursos materiales y espirituales, y así nos comprometamos en labores solidarias.

Luis-Fernando Valdés López (Sabinas, Coahuila, 1971), es capellán adjunto y profesor del Departamento de Humanidades del campus México de la UP. Inició los estudios de Ciencias de la Información (ITESM), se graduó en Filosofía (UP México) y trabajó en la Facultad de Filosofía (UP), antes de iniciar los tres ciclos de estudios de Teología. En Roma cursó el Bachillerato en Teología, y en la Universidad de Navarra realizó la Licenciatura y el Doctorado en Teología Sistemática, obteniendo el premio extraordinario de doctorado. Además de las actividades pastorales, desde hace nueve años escribe cada semana la columna dominical “Fe y razón”, que se publica en ocho medios impresos y electrónicos. Ha publicado también cinco libros y diversos artículos especializados sobre filosofía, y es árbitro y colaborador de varias revistas científicas de filosofía, teología y bioética.


CONVERSACIONES

30

Legado de paz, alegría y optimismo Pedro Juan Fernández Cueto Profesor - investigador Campus Aguascalientes

D

on Álvaro del Portillo ha dejado tres grandes herencias que debemos seguir y transmitir a las generaciones futuras. En principio, el legado de una paz tan escasa actualmente y difícil de conseguir, debemos continuarlo donde estemos y siendo quienes somos. Cometeríamos un lamentable error al pensar que la paz solamente la pueden dar los sacerdotes, las religiosas y alguno que otro Gandhi por ahí, no: nos toca a nosotros porque estamos bautizados y se nos promete desde ahí el Reino de Dios, que es Reino de paz. Paz doméstica, paz laboral, paz familiar, paz entre los amigos, como se ve, la paz abarca todo. Su legado de alegría que se puede resumir en muy pocas palabras, pero fundamentales. Somos hijos de Dios y para nosotros no puede haber nada que nos entristezca. Puede (y de hecho hay) ocasiones en que parece que la tristeza nos domina y es cuando debe salir el talante del hijo de Dios y recuperar esa alegría que si queremos, nunca se va, a lo más se puede esconder. Y su optimismo. Quizá se sepa poco de la vida del nuevo beato en este terreno, pero acometía empresas humanamente imposibles y llegaba a ellas porque era un optimista todo terreno. Lo aprendió bien y rápido cuando en una transacción inmobiliaria, necesaria para la expansión del Opus Dei le dijo a San Josemaría que el dueño pedía el precio en determinada moneda y San Josemaría le respondió sin titubeos que eso no importaba, pues al no tener ellos dinero, a Dios le daba lo mismo conseguir liras que dólares o marcos. Esa respuesta llena de candor diríamos, llena de ingenuidad, marcó al nuevo beato y bien que lo supo poner en práctica, por ejemplo,

secundar a San Juan Pablo II cuando le pidió trabajar en Kazajistán. No habían los medios adecuados (idioma, costumbres) pero para él eso no importaba, bastaba que lo pidiera el Papa, sabiendo que era Dios quien lo quería, que el mismo Dios se encargaría del resto, como así ha sucedido. Estoy convencido de que si nos empeñamos en tener paz, alegría y optimismo en nuestras vidas, muchas cosas cambiarán. Muchas que no tienen por qué ser grandes. Es en lo poco, pero constante, donde se muestra el talante de las personas. Es ahí donde podremos contribuir a que la familia sea un centro que irradie paz; es ahí en el trabajo donde los demás esperan que con una sonrisa les digamos ánimo, podemos y podremos, porque no estamos solos. Es ahí donde con sentido del humor lograremos sazonar cada una de las jornadas que integran nuestra vida y así abriremos horizontes, porque con Dios todo es posible y esa, me parece, es una de las grandes enseñanzas del nuevo beato.


retablo de Torreciudad


CENTENARIO DEL NACIMIENTO


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.