El Tibet y el budismo

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Tibet: Paz condenada


LA INVASIÓN DEFINITIVA

El Tibet: fuerte ante el invasor.

En 1949 los nacionalistas de Chang Kai Chek abandonan su guarnición en Lhasa y la recién nacida República Popular China, liderada por Mao Tse Tung, inicia una obstinada reclamación territorial sobre el Tibet proclamando que «irán a liberar al Tibet de los invasores extranjeros y reintegrarlo a la Tierra Madre». China envía un ejército de 80.000 soldados que impone con facilidad un Acuerdo por la Liberalización Pacífica del Tibet, el cual confirió a dicho país la defensa y la representación en política exterior del Tibet dejando la política interior en manos del Dalai Lama. Sin embargo, este hecho es sólo un primer paso en la estrategia anexionista del gobierno de Pekín y, en 1950, los chinos penetran en Lhasa ocupando definitivamente el país de las nieves. En 1956 se crea la Región Autónoma del Tibet provocando el levantamiento del pueblo tibetano y la creación de una guerrilla en contra de la ocupación y de la política china de instituir comunas populares, copiadas de las establecidas por el régimen comunista tras la revolución. Sin embargo, la guerrilla, pobre, desorganizada y mal dirigida, fue fácilmente aplastada por el Ejército chino.

El Tibet ha sido un país que ha sufrido numerosas invasiones por parte de sus vecinos chinos, mogoles (fueron quienes cedieron el poder a los Dalai Lama), manchúes, nepalíes e incluso de Inglaterra; en la primera parte del siglo XX se han repetido los intentos de ocupación del Tibet, por parte de China, que culminaron con la anexión definitiva en 1949. Inglaterra, que tuvo grandes intereses comerciales en la zona, fue mediadora, en un principio, del conflicto para dejar después las manos libres al gobierno chino. Así, los ingleses envían sus tropas al Tíbet, en 1904, para contrarrestar la creciente influencia rusa en la zona. El Dalai Lama huye a Mongolia permaneciendo en el exilio hasta 1911. En 1906 los ingleses ceden al imperio chino la soberanía en el Tibet a cambio del pago de una sustanciosa indemnización. Un año después, los gobiernos británico y ruso firman un acuerdo de no injerencia en los asuntos tibetanos. Pero los tibetanos no se resignan a la ocupación china y, en 1912, los expulsan proclamando su independencia, que se verá teóricamente refrendada dos años después en la conferencia que los gobiernos británico, chino y tibetano celebraron en Simla, donde se alcanza un acuerdo sobre las relaciones fronterizas.

En 1918 se produce un nuevo intento de invasión por parte china. Con ayuda británica se acordó una tregua que fue rota con una nueva guerra entre 1931 y 1933, tras la cual el Tibet tuvo que ceder parte de su territorio. A pesar de todo el Tibet mantuvo su independencia hasta 1949, en la que se inicia la invasión definitiva de los chinos tras la revolución maoísta.

Rueda de Dharmachakra, principal símbolo budista.

El acto final de la revuelta popular se produce el 10 de marzo de 1959 con la trágica represión de una multitudinaria manifestación pacífica por la independencia en la que mueren, según todos los datos, miles de tibetanos y que provoca la huida del Dalai Lama y de sus seguidores a Nepal y la India. A pesar de diversas resoluciones aprobadas por la Asamblea de las Naciones Unidas condenando estos hechos, la anexión se consuma. Se estima que 300.000 tibetanos rodearon el palacio del Dalai Lama para impedirle salir o eliminarlo. Esto marcó el inicio del levantamiento en Lhasa, aunque las fuerzas chinas se enfrentaron con guerrilleros fuera de la ciudad en diciembre del año anterior.5 El gobierno chino ha afirmado que la revuelta fue iniciada por la “camarilla del Dalai”.


EL BUDISMO

El Budismo como forma de vida La religión ha estado siempre muy presente en la conciencia popular tibetana. Comúnmente se dice que en el Tibet se practica el Budismo Tántrico (tantra significa ‘transformación’), pero en realidad practican una de las reglas de esta religión, la Mahayana, cuyo objetivo es la liberación de todos los seres. Esta vía del budismo tiene la peculiaridad de que antes de que se produzca la liberación individual se debe adoptar el compromiso de liberar a todos los demás, por largo que sea este camino. No es de extrañar pues que estas convicciones del pueblo tibetano choquen frontalmente con las teorías materialistas del comunismo. Las carreteras, los hospitales, la luz eléctrica, el nuevo aeropuerto de Lhasa…, no son suficientes para cambiar la mentalidad ancestral de un pueblo tan impregnado por la religión y lo grave y anacrónico es que la administración china pretende desterrar, por la fuerza, las creencias de los tibetanos. Así, son frecuentes las campañas en contra del Dalai Lama, al que se acusa de todo tipo de crímenes, con el objetivo evidente de minar la confianza del pueblo en él y, de paso, intentar desterrar la religión que representa. Las campañas internacionales en defensa de la libertad religiosa de estas gentes han resultado positivas, limitando un poco la política represiva de los ocupantes en este terreno.

y por último a un asceta, realidades que desconocía personalmente. A los 29 años, después de contemplar los cuatro encuentros, decidió iniciar una búsqueda personal para investigar el problema del sufrimiento. A esta decisión se le llama La Gran Renuncia. Se unió al entonces numeroso y heterogéneo movimiento hindú de los sramanas (‘vagabundos religiosos mendicantes’), renunciando a todos sus bienes, herencia y a su posición social, para seguir prácticas religiosas y ascéticas. “Las Cuatro Nobles Verdades” 1. La vida incluye dukha (sufrimiento, insatisfacción o descontento): El nacer es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, la pena es sufrimiento, así como la lamentación, el dolor y la desesperación. El contacto con lo desagradable es sufrimiento, la separación de lo que es placentero es sufrimiento, el deseo insatisfecho es sufrimiento. 2. El origen del sufrimiento es el txa (anhelo, deseo, literalmente sed): El sufrimiento se origina en el ansia que causan los deseos, los sentidos y el placer sensual, buscando la satisfacción ahora aquí y después allí, el ansia de llegar a ser, el ansia de nacer de nuevo y el ansia de ser aniquilado.

“Buda Gautama”

Hay certeza histórica y científica sobre la existencia del Buda Gautama, originalmente llamado Siddharta Gautama y conocido después también como Śākyamuni o Tathāgata. Se sabe que provenía de la segunda casta hindú, la ksatriya, compuesta de guerreros y nobles. No obstante, algunos estudiosos como Andreu Bareau afirman que no es posible saber con exactitud si era un príncipe o un noble. La vida y enseñanzas de Gautama se transmitieron de manera oral hasta la primera compilación escrita del budismo, llamada el Canon Pāsi, donde los hechos de su vida aparecen de manera dispersa. Pero no existirá una compilación biográfica completa hasta bastantes siglos después, siendo la más reconocida la del maestro y erudito indio Aśvaghosa que vivió en el siglo I de Nuestra Era.

Los relatos sobre la vida de Siddhārtha están mezclados con mito, leyenda y simbolismo. Más allá de su simple interés biográfico, estas historias son vistas como una guía para la vida de sus seguidores, en la que los diferentes episodios clave constituyen metáforas de los procesos de crisis y búsqueda espiritual del ser humano. Además de la recopilación sobre su vida como Siddhārtha, existen también relatos sobre sus vidas previ-

as llamadas jatakas. En estos relatos Buda aparece como un bodhisattva; alguien que atraviesa obstáculos a través de varias vidas en el camino hacia el Nirvāna. Según la tradición, Los Cuatro Encuentros fueron una de las primeras contemplaciones de Siddhārtha. A pesar de las precauciones de su padre, alcanzó a salir del palacio en cuatro ocasiones en las que vio por primera vez en su vida a un anciano, a un enfermo, a un cadáver

3. El sufrimiento puede extinguirse cuando se extingue su causa: El sufrimiento se extingue con el abandono del ansia de placeres sensuales, de llegar a ser y de aniquilación, y con la ausencia de pasión, el no albergar ya más. 4. El noble camino es el método para extinguir al sufrimiento: El budismo prescribe un método, o camino, con el que se intenta evitar los extremos de una búsqueda excesiva de satisfacción por un lado, y de una mortificación innecesaria por el otro. Este camino comprende la sabiduría, la conducta ética y el entrenamiento o cultivo de la ‘mente y corazón.


LOS «CUATRO ATRASOS» La derrota de la resistencia tibetana permitió que los chinos comenzaran a desarrollar la política que tenían preparada para el Tibet y que se vino a denominar como la de los «cuatro atrasos»: la religión (budista, omnipresente en la vida del pueblo tibetano), la forma de vida atrasada, la cultura y, sobre todo, la forma de pensar de sus gentes. Cuando las tropas chinas entraron en el Tibet, el país todavía seguía siendo un territorio alejado e inaccesible tanto para Occidente como para sus propios vecinos asiáticos. El sistema gobernante era una teocracia budista y la sociedad tibetana estaba organizada en rígidas clases sociales, con una minoría de terratenientes que ostentaban numerosos privilegios, aunque, por supuesto, este hecho no fue el detonante de la invasión. La ocupación ha supuesto la destrucción de monasterios y la reconversión de muchos de estos templos en sedes oficiales para el Gobierno chino o en centros de negocio turísticos. El número de monjes budistas ha disminuido hasta el punto de que podrían quedar en la actualidad sólo un millar. Las denuncias sobre persecuciones y asesinatos del clero han sido reiteradas y hablan bien a las claras de cómo los ocupantes pretenden resolver uno de los «atrasos». La prensa occidental, durante estos años de ocupación, ha venido publicando dramáticas noticias de monjas y monjes que habrían sido obligados a tener relaciones sexuales en público, el confinamiento de miles de tibetanos en campos de trabajo forzoso o cómo los locales sagrados han sido convertidos en establos o graneros, amén de la destrucción de piedras labradas con mantras (rezos) sagrados, bibliotecas que atesoraban manuscritos centenarios y la persecución de muchos eremitas que fueron insultados y ridiculizados públicamente llegándose incluso a torturar a los mismos. El Tibet, además de tener un subsuelo muy rico en minerales, detenta una gran importancia económica y geopolítica: se calcula que un 25% de los mísiles intercontinentales de cabezas múltiples de China están desplegados en suelo tibetano. El colonialismo chino se extiende, así mismo, a la utilización del suelo tibetano, un ecosistema único en el planeta, como vertedero de material radiactivo y muchos bosques han sido talados de manera indiscriminada para la obtención de madera que nunca se queda en el país.

La solucion final

La forma en que los chinos están intentando determinar el futuro de este pueblo, es otro de los graves problemas —si no el principal— que gravitan sobre la sociedad tibetana. Los niños tibetanos están siendo educados férreamente bajo los principios comunistas, lejos de sus tradiciones culturales. Además, las autoridades del gigante vecino están propiciando El actual Dalai Lama Tenzin Gyatso, XIV Dalái la emigración de miles de trabajadores chinos con la garantía Lama del Tíbet, también llamado “portador del de que tendrán buenos empleos y salarios. loto”, líder religioso del Budismo Tibetano.

LA REPRESION POLÍTICA

El Tibet, el «techo del mundo», se enfrenta a una dura situación. Las detenciones y encarcelamientos por motivos políticos en el Tibet continúan. El Gobierno tibetano en el exilio denuncia torturas por parte del Ejército. China lo niega, pero tiene cerrado el país a cal y canto. La entrada de periodistas está prácticamente prohibida y los turistas sólo pueden viajar a unas zonas escogidas, bajo el control de las autoridades. China, por supuesto, nunca ha reconocido su papel de invasor del Tibet y mantiene que dicho acto fue la «liberación pacífica de una región oprimida que siempre había pertenecido a China», «liberación» que, sin embargo, no permite hablar en su propia lengua a los tibetanos: todos están obligados a hablar chino. El Tibet, el «techo del mundo», se enfrenta a una dura situación. Ocupado por uno de los países más poderosos de la Tierra, sus tradiciones ancestrales están siendo atacadas brutalmente y sus gentes sufren la miseria, la persecución y, en muchos casos, la muerte. Es otro ejemplo más del colonialismo salvaje (¿hay, acaso, alguno que no lo sea?) que antaño destruyó numerosas sociedades en América, África y Asia. Quizá la apertura de China al mundo, en un despertar que aterró a Napoleón y que —al parecer— hizo que pronunciara la famosa frase «Dejad que China duerma; cuando despierte, el mundo temblará» sea un hálito de esperanza para los tibetanos, pues la política de este país con el Tibet será inaceptable para la sociedad global en que ya vivimos. Pero, por supuesto, esto no deja de ser una entelequia: el futuro del pueblo tibetano depende de su propia lucha y del apoyo de todas las fuerzas sociales que luchan por hacer un mundo más justo. Mientras llega ese momento, es seguro que los tibetanos seguirán esperando, a la sombra del Chomolungma, la montaña que nosotros llamamos Everest y que marca la frontera entre Nepal y Tibet, la liberación de todos los seres. Si algo ha enseñado la historia es que las convicciones no se cambian a base de culatazos.

Cantidad de budistas en el mundo

En general el budismo se fue implantando en muchos países sin entrar en conflicto directo con las religiones autóctonas, sino en muchos casos, intercambiando influencias. A diferencia de otras religiones el budismo no conoce la noción de guerra santa, la conversión forzada, ni tampoco considera la noción de herejía como algo siempre pernicioso.Aunque han existido algunos episodios históricos de enfrentamientos violentos por cuestiones de doctrina o de acoso a personajes disidentes o algunas minorías, estos son excepcionales para una religión que se convirtió en la mayoritaria de Asia durante un recorrido histórico de 2500 años. El pluralismo de enfoques y la aceptación de distintos puntos de vista doctrinales ha sido históricamente algo compartido y aceptado en la comunidad budista, lo que ha dado lugar a una enorme cantidad de literatura religiosa y filosófica.

Buda Gautama. Las estimaciones sobre el número de budistas en el mundo varían significativamente, según diferentes fuentes disponibles siendo las estimaciones más modestas entre los 200 y los 330 millones de seguidores. La página web budista Buddhanet considera que los 350 millones es la cifra más consensuada, la cual no incluye a las personas que sólo simpatizan con el budismo o que siguen el budismo al lado de otra religión como el taoísmo, el sintoísmo o el cristianismo, algo que no es poco común. La página web Adherentes.com establece el número de budistas en 375 millones (6% de la población mundial). En cualquiera de estas mediciones el budismo es la cuarta religión más grande del mundo después del cristianismo, el Islam y el hinduismo, y seguida por la religión tradicional china.


“Sin Olimpiadas para China hasta que el Tibet sea libre” En marzo de 2008 se desencadenó una revuelta con un número de víctimas por determinar. Los disturbios comenzaron cuando tibetanos atacaron comercios y personas de etnia Han (la mayoritaria en China). Como resultado de estos disturbios, algunos países se plantearon la posibilidad de no acudir a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, como sucedió con el dirigente francés Nicolas Sarkozy. El propio Sarkozy tuvo que dar marcha atrás en sus declaraciones cuando una huelga de consumidores puso en aprietos a la cadena mayorista Carrefour en China. La celebración de los Juegos Olímpicos en Pekín durante el 2008 generó ácidas protestas por parte de tibetanos y simpatizantes de la causa tibetana en todo el mundo. La policía de países con grandes cantidades de refugiados tibetanos como India y Nepal tuvo que mantener el orden ante las protestas. En Japón, se realizaron multitudinarias protestas pro-tibetanas ante la llegada del presidente chino Hu Jintao.3 En el 2012 los parlamentarios japoneses presentaron una resolución que urgía a China a detener la represión en Tíbet motivada por la visita del líder tibetano el Kalon Tripa al Parlamento japonés y su reunión con distintos parlamentarios, líderes religiosos y ex primeros ministros. Además del apoyo mostrado por los japoneses, el entonces candidato presidencial Barack Obama solicitó al presidente George W. Bush que no asistiera a los Juegos Olímpicos de Pekín si el gobierno chino no dialogaba con el Dalai Lama, el presidente de Francia Nicolas Sarkozy y el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon no asistieron a la apertura de los JJ.OO., también hubo un comunicado emitido por 12 intelectuales chinos que apoyaban la autonomía de Tíbet y solicitaban al gobierno de Pekín detener el conflicto étnico. Sin embargo, algunos países también han mostrado apoyo a China, por ejemplo, Rusia no permitió al Dalai Lama la entrada al país hasta el 2004 a pesar de las protestas de China, esto porque la tercera comunidad religiosa de Rusia es la budista, que es mayoritaria en varias repúblicas rusas. De forma similar, el presidente de Costa Rica, Dr. Óscar Arias, le denegó la entrada al Dalai Lama en el 2008 para evitar perturbar las relaciones con China a pesar de las protestas de la comunidad budista costarricense. En 2009, el Dalai Lama por invitación del gobierno visitó Taiwán, un país mayoritariamente budista y que es reclamado por China como parte de su territorio, para orar por las víctimas de los recientes huracanes, lo cual encendió la ira del gobierno chino que lo consideró una provocación. El Dalai Lama aseguró que su labor era puramente humanitaria y religiosa. En marzo de 2010 comienza una nueva forma de protesta (quemarse a lo bonzo) contra la represión que según muchos tibetanos sufren su cultura y su religión. Entre esa fecha y finales de mayo de 2012 se habían inmolado al menos 32 personas en tres provincias de China que cuentan con una población tibetana numerosa (Sichuan, Qinghai y Gansu), pero no en el mismo Tíbet, de las cuales habían fallecido al menos 27, según grupos de defensa de los derechos de los tibetanos. El domingo 27 de mayo de 2012 se produjeron las primeras inmolaciones en el interior de Tibet cuando dos personas se quemaron a lo bonzo en la capital Lasha, cerca del templo de Johkang, lo que desató una oleada de detenciones en Lhasa en los días siguientes. Según Radio Free Asia, medio ligado al Gobierno de Estados Unidos que tiene servicio en lengua tibetana, fueron arrestadas alrededor de 600 personas entre las cuales hay varios sospechosos de haber grabado las inmolaciones con sus teléfonos móviles. Esa misma emisora informó que el miércoles 30 de mayo una mujer de 33 años se quemó a lo bonzo cerca de un monasterio budista de Aba (provincia de Sichuan). También ha habido inmolaciones de exiliados tibetanos fuera de China como la que se produjo en Nueva Delhi en marzo de 2012.


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