CAPÍTULO V ETAPA II: ENTENDIMIENTO INTEGRATIVO/AUTOENTENDIMIENTO DINÁMICO 1. La meta de la Etapa II es para ayudar al cliente a alcanzar la clase de entendimiento objetivo de sí mismo, de sus problemas y de su mundo que conduce a la acción efectiva. 2. Hay una serie de destrezas que capacita al orientador a ayudar al cliente a alcanzar esta meta. El aprender este compuesto de destrezas -empatía precisa avanzada, auto-descubrimiento, confrontación y proximidad constituye la meta de los grupos de adiestramiento en relaciones humanas. La mutualidad, ser capaz de comprometerse experta y significativamente en una plática directa, mutua, se usa para comunicar estas destrezas básicas. a. La empatía precisa avanzada significa que el orientador no sólo entiende el mundo del cliente sino que también ve las implicaciones de lo que él entiende, y comunica este entendimiento adicional al cliente. El orientador usa una variedad de técnicas para comunicar este entendimiento más profundo al cliente: expresa lo que el cliente solamente implica, usa sumarios enfocados de lo que el cliente ha dicho, conecta "islas" de sentimientos, experiencias y conductas que el cliente deja desconectadas, le ayuda a llegar a conclusiones lógicamente derivadas de las premisas, y le presenta marcos de referencia alternos para entender su propia conducta y la de otros. b. El auto-descubrimiento del orientador implica que el orientador está dispuesto a descubrirse a sí mismo en lo que pudiera ayudar al cliente, pero realmente lo hace sólo cuando él ve que no asustará o distraerá al cliente. c. En la confrontación, el orientador invita al cliente a examinar algún aspecto o dimensión de su conducta que esté evitando al cliente entenderse a sí mismo completamente o a avanzar hacía un cambio constructivo de conducta. Confronta discrepancias, distorsiones, juegos, trucos, pantallas de humo y evasiones. La confrontación es una manera de atención cuidadosa e envolvimiento con el cliente; no es un castigo. Los orientadores de bajo nivel o confrontan irresponsable y punitivamente o tienen miedo de retar al cliente en todo. d. La proximidad es la habilidad de discutir directa y abiertamente con otra persona lo que está sucediendo en el aquí-y-ahora de una relación interpersonal. El orientador puede usar la proximidad para tratar directamente las diferencias entre él y el cliente, como también los tema de confianza, dependencia y contra dependencia, sesiones sin dirección y resistencia del cliente. La proximidad es un complejo de destreza que envuelve empatía precisa avanzada auto-descubrimiento del orientador y confrontación. 3. Las destrezas de la Etapa II representan "la medicina más fuerte" que las destrezas de la Etapa 1 y deben usarse con precaución y tentativamente. 4. Puesto que las destrezas de la Etapa II constituyen otra parte de un repertorio más amplio de las destrezas de ayuda, deben usarse siempre que se necesiten, aún al principio de la relación de ayuda. Pero siempre deben usarse cuidadosamente. 5. El orientador no debe convertirse en un especialista en una sola destreza de ayuda o en una serie de destrezas. Las necesidades del cliente deben dictar el cuándo lo haga el orientador. En la Etapa II el orientador usa una variedad de destrezas para ayudar al cliente a entenderse a sí mismo más completamente con objeto de ver la necesidad de actuar más efectivamente. El orientador no solamente le ayuda a unir los datos producidos a través del proceso de la auto-exploración sino también le ayuda a escudriñar más ampliamente y a mirar más profundamente con objeto de encontrar las "piezas perdidas" que necesita para entenderse mejor. Una vez que el cliente empieza a verse a sí mismo como es y cómo quiere ser, el verá la necesidad para la acción. Como ya lo he notado, la meta de esta etapa no es cualquier clase de una
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auto-contenida introspección sino un auto-entendimiento entendimiento que estuviera al filo de la acción.
dinámico:
auto-
I. AUTO-ENTENDIMIENTO DINÁMICO: META DEL CLIENTE PARA LA ETAPA II Kaul y Parker (1971) sugieren que un índice de éxito en la orientación es la adquisición del cliente de un nuevo esquema conceptual para entender su conducta. Strong (1970) ve este entendimiento como una base para el control: "En la medida en que la orientación aumenta el conocimiento del cliente de cómo él se comporta típicamente y los efectos que él típicamente intenta, la orientación aumenta su habilidad para predecir y controlar su conducta" (pág. 390). La relación entre el entendimiento del cliente de sí mismo y su medio ambiente y el cambio conductual es, como el artículo de Strong bien lo señala, complejo y no completamente entendido. Sin embargo, aún cuando es ingenuo suponer que la introspección en sí misma "cura", y aún cuando también es cierto que algunas técnicas de modificación de conducta sí "curan" sin haber ninguna dependencia de la introspección del cliente, aún sigue siendo cierto que el auto-entendimiento puede mediar en el cambio conductual. El propósito de este capítulo es examinar la relación práctica entre al auto-entendimiento y el cambio conductual y delinear las destrezas que necesita el orientador para ayudar al cliente a alcanzar tal entendimiento. Abajo se reseñan varias declaraciones que indican alguna clase de auto entendimiento dinámico por parte del cliente. En cada caso usted puede preguntarse a sí mismo, si- el cliente está mostrando la clase de entendimiento que conduce a la acción; o sea que ¿el cliente mismo ve la necesidad de actuar? Cliente A: He estado rondando por toda la facultad esperando a alguien que venga a darme una educación. Bien, creo que empiezo a ver que nadie va a venir a darme nada, nadie me va a educar sino yo mismo. Estos dos años pasados he estado alternando entre la cólera por no ser bien enseñado y la auto-compasión. Pensé que la facultad sería como la preparatoria. He estado coqueteando con la autocompasión. He estado revolcándome en ella. Tengo que salvar los próximos dos años, pero no sé cómo hacerlo. Cliente B: Estoy perdiendo la mayor parte de mi vida por ser tímido como un ratón. Es muy difícil para mí ser asertivo frente a otros, especialmente con hombres. Pero ya me canse, no puedo seguir así -especialmente si estoy interesado en ayudar a otros. Tengo que encontrar formas de acercarme a otros. Cliente C: ¡Qué revelación ha sido esta experiencia de grupo! Yo no tenía idea de cuán manipulador soy. Mirando hacia atrás ahora, veo que logré mejores calificaciones de las que merecería en la escuela por la forma en que "cultivaba" a mis maestros. Estoy tratando todavía de hacer la misma cosa en la escuela de graduados. Controlo toda mi vida social. Alguna vez yo realmente pensé que era altruismo -quiero decir la forma en que yo sería siempre el que busca a otros. Pero esto era sólo mi forma de controlar la situación. Yo quiero controlar a quien veo y, a quien no veo. Más aún he tratado de manipularle a usted en la orientación en la forma en que quiero ser orientado, pero usted no siguió mi juego. Cliente D: Yo he sido un payaso por tanto tiempo quo no estoy seguro de que haya algo sólido en mí para que los otros interactúen conmigo. Mis jactanciosas, mis Ingeniosas" y suspicaces relaciones con otros, todo es una fachada. Traté de ser yo mismo esta semana pasada, no más chorros de bromas, no más humillar a los otros-y estaba asustado. Estaba realmente temblando a veces -porque no sabía qué hacer y mis amigos no parecían saber cómo interactuar conmigo al ser yo serio. Cliente E: Sólo por ver qué pasaba traté de hacer de la última semana, la semana del altruismo. Hice cosas por otros. Sin que se me pidiera. Fui a ver a mi madre y
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ayudé a limpiar el sótano. Llevé a alguno de los chicos de mi hermano al zoológico. Llamé a algunos amigos y tuve una fiesta el viernes en la noche. He salido de mí mismo en media docena de formas diversas, no grandes cosas, sólo cosas ordinarias. He estado sentado discutiendo mi preocupación sobre la muerte. Creo que he averiguado más sobre altruismo la semana pasada que en todas estas sesiones hasta ahora. La semana pasada realmente me gustó el poner mis propias requeridas en segundo lugar. Pero también, lo que hice fue fácil porque era tan nuevo, una clase de experimento. Todavía siento temor de vivir consistentemente para otros. En el caso del cliente E, el auto-entendimiento siguió a la acción en lugar de precederla. Él tuvo que experimentar la conducta altruista antes de ser capaz de discutirla en relación con su propia vida. Su caso ilustra concretamente la necesidad de ser flexible en la aplicación de las etapas del modelo. El auto-entendimiento vago y abstracto es con frecuencia equivalente a un no entendimiento porque simplemente no conduce a la acción. Idealmente, la autoexploración produce datos concretos; estos datos, cuando se ponen juntos efectivamente, producen el auto-entendimiento concreto, la base para los programas de acción específicos y concretos. Considere la diferencia entre autoentendimiento vago y concreto. Cliente A: Creo que trato a mi mujer en la forma en que trato a la mayoría de las mujeres. La mejor palabra en que puedo pensar para ello es "ambivalencia". Hay patrones de interacción que son contradictorios y no satisfacen ni son fructíferos. Me hace pensar en las formas ambivalentes en que mi madre y mis hermanas se relacionaron conmigo, y como yo también lo hice. Creo que tenemos algo aquí. Aquí las palabras son vagas, los conceptos son vagos, y la direccionalidad de todo el proceso es vago. Es imposible construir un programa de acción sobre tan endebles cimientos. Es demasiado mudable. Cliente B: Creo que puedo decir que amo a mi esposa. Trabajo mucho para que ella tenga una vida cómoda. Trato de pasar todo el tiempo que puedo en casa -trabajando en casa, ayudando en las faenas domésticas. Hasta la llevo a lugares donde yo particularmente no deseo ir porque ella quiere ir -quiero decir, ir afuera a cenar y aún los lugares de vacaciones ella los escoge. Así, como estoy diciendo esto, me doy cuenta de que mi corazón no está en lo que hago. Ella debe tener a veces un mensaje completamente diferente de mi actitud y de algunas de las otras cosas que hago. Por ejemplo, aún cuando estamos juntos mucho tiempo, no le hablo a ella mucho. Ando por la casa mucho, pero estoy allá y no acá. Hago cosas para ella, pero a veces tan renuentemente que sería más sincero no hacerlas. Aún cuando nosotros vamos a donde ella quiere en vacaciones, terminamos haciendo lo que yo deseo hacer una vez que llegamos allá. Hago muy poquito para entenderla y ella hace muy poco para entenderme. Pienso que usted me conoce mejor que ella en algunos aspectos. Sigo dándole a ella mensajes dobles-"Te amo" y "Soy indiferente contigo"-y ella me los devuelve. Tenemos que hacer algo para conseguir configurar nuestro matrimonio. Tenemos que hacer algo acerca de la forma en que no nos comunicamos uno con otro sinceramente. De otro modo, lo que sí tenemos ciertamente morirá. Este cliente no solamente ha explorado su relación con su esposa sino que ha sido capaz de poner los datos juntos en un panorama mayor. Ve que él y su esposa han empezado a practicar la separación o el divorcio-algo que ninguno de los dos parece desear. Él ve la necesidad de acción, está motivado para actuar y tiene alguna idea de la dirección que sus acciones deben tomar: o sea él y su esposa deben dar los pasos necesarios para alcanzar la clase de comunicación que él ha experimentado en la relación de orientación. Veamos otro ejemplo.
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Cliente A: Toda la literatura dice que las drogas no conducen a ninguna parte, y yo pienso que esto es correcto. Ellas son sustitutos de mejores cosas en la vida y pienso que si hay algo mejor usted tiene que salir y buscarlo. Este cliente no suena convencido; él no posee lo que está diciendo. Habla objetivamente acerca de lo que otros dicen y una necesidad general de buscar una mejor vida. Su entendimiento no parece ser auto-entendimiento; ni está al borde de la acción. Cliente B: Yo no creo que fumar marihuana de vez en cuando arruinará mi vida. Pero me he convertido en un fumador fuerte y aún he tratado "viajar" un par de veces. Esto me asusta. Realmente no sé si fumar mucho causa algún daño físico. Todavía estoy en buena forma física, juego mucho básquetbol, pero quizá fumar mucho no es el punto. Es lo que me digo cuando fumo demasiado: cuando estoy en la tierra de nunca-jamás, todo me importa un pito. Esa clase de pensamiento me acabará finalmente, si el fumar no lo hace antes. Es como practicar el suicidio. De hecho, de nada sirve dejar de fumar marihuana si yo no dejo de pensar marihuanadas. Si yo dejo de fumar, seré un manojo de nervios. Tengo que tener algo fuerte en mi vida, como una acción fuerte. Fumar todo el tiempo ha sido una forma barata de hacerlo ¿pero qué haré ahora? Este cliente entiende que tiene que deshacerse del hábito de la droga, pero también entiende que tiene poco objetivo en su vida. Está listo, tentativamente, para dejar sus escapatorias de la vida, pero no está seguro de que quiera avanzar en ese sentido. Su auto-entendimiento es mucho más concreto que el del cliente A, pero aún necesita ayuda en dos formas. Necesita ayuda para abandonar el hábito de la droga y necesita una forma concreta de encontrar significado en su vida. Necesita lo que Hobbs (1962) llama una "cosmología", o enfoque sobre la vida, operante. El orientador puede ayudarle a encontrar experiencias que provean direccionalidad a su vida. En el caso del cliente A, el orientador tiene que ayudarle a explorarse a sí mismo mucho más concretamente en términos de sentimientos, experiencias y conductas. El cliente A, puede entender ideas, pero no se entiende a sí mismo. UN CAMBIO EN PERSPECTIVA Con objeto de ayudar al cliente a alcanzar el auto-entendimiento dinámico, el orientador cambia la perspectiva del proceso de orientación en la Etapa II. En la Etapa I el orientador se concentra en el marco de referencia del cliente. Trata de ver al mundo desde la perspectiva del cliente más que desde la propia. La empatía precisa de nivel primario es la principal herramienta usada en este proceso. El orientador trata de captar un sentimiento de la experiencia del cliente y luego le comunica este entendimiento a él. Generalmente, a través del proceso de autoexploración, el orientador trata de entender los sentimientos, experiencias y conducta del cliente desde el punto de vista del cliente. En la Etapa II, sin embargo, hay un cambio. El orientador ahora ayuda al cliente a ver el mundo desde un punto de vista más objetivo. Según Levy (1968), si el orientador ve el mundo solamente como el cliente lo hace, tendrá poco que ofrecerle. La interpretación implícita del mundo del cliente es en alguna forma distorsionada e improductiva, al menos en las áreas de vida en las cuales él está teniendo problemas. El orientador presume, sin embargo, que finalmente el cliente tiene los recursos para ver el mundo, especialmente el mundo de su propia conducta, en una forma no distorsionada. Necesita una serie de destrezas específica para ayudar al cliente a llegar a esta clase de entendimiento. Él no ignora los sentimientos, experiencias y conductas del cliente. Indudablemente, usa éstos para ayudar al cliente a ver al mundo más objetivamente. Este cambio en perspectiva es necesario si la Etapa II va a ser un puente entre los datos de la Etapa 1 y los programas de acción de la Etapa III. La persona perturbada, desorganizada, problemática es generalmente una persona metida en un hoyo. Sigue culpando a otros por sus problemas, rehusa admitir que tiene algún problema, o continúa aplicando soluciones que no funcionan.
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Consideremos el caso del cliente que llega a alguna clase de entendimiento dinámico de su relación con su esposa (cliente B, pág. 123). Él no empezó con esa comprensión. Sus datos en la Etapa 1 se veían bastante diferentes. Datos -Etapa I • Soy una persona fácil de llevar. • He estado deprimido últimamente. • Me he vuelto menos eficiente en el trabajo, • Mi esposa es una gruñona. • No merezco el trato que me da mi esposa. • Estoy por la casa mucho tiempo. • Ayudo con los quehaceres domésticos. • Mi tensión presente es causada por la conducta de mi esposa. • Yo proveo bien para las necesidades y bienestar de mi esposa. • Dejo que ella haga lo que quiera. • Mis fallas son insignificantes comparadas con las de ella. En esta etapa bien podemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿cuáles son algunos de los hoyos en que este cliente está? Algunas posibilidades son: Posibles estancamientos: • Yo estoy bien, ella está mal. • Yo intento, ella no. • Yo me siento mal, ella no. • Yo estoy actuando maduramente, ella responde inmaduramente. Como ya hemos estado viendo al examinar el caso del cliente B, este cliente llega a tina, serie de auto-entendimientos bastante diferente de los datos de la Etapa I. Entendimiento de la Etapa II • Estoy enviando muchos mensajes dobles (tales como gusto-disgusto) a mi esposa. • Nosotros estamos practicando separación o divorcio. • Algo de mi conducta es infantil. • Nuestra tensión marital no es mía ni de ella, es nuestra. • Hay poca comunicación abierta, directa entre nosotros. • Estamos en una espiral descendente. • Necesitamos aprender habilidades de comunicación de adulto a adulto, • Mí esposa y yo debemos estar aquí juntos. Este cliente obviamente ha llegado a una perspectiva más objetiva de su relación con su esposa. ¿Cómo un orientador ayuda al cliente a llegar a una nueva perspectiva en su vida y su conducta? ¿Cómo un orientador ayuda un cliente a ver los estancamientos en que está? ¿Cuáles son las destrezas específicas que el orientador necesita para ser efectivo en la Etapa 117 Estas son las preguntas que serán contestadas en este capítulo. II. DESTREZAS DEL ORIENTADOR EN LA ETAPA II MUTUALIDAD EN ASESORAMIENTO Y ADIESTRAMIENTO EN RELACIONES HUMANAS Ya ha sido notado que las destrezas del proceso de orientación son las destrezas que la gente necesita para ser efectivo uno con otro en toda clase de relaciones interpersonales. Las destrezas de la Etapa I proveen una base de cuidado y apoyo que la gente necesita, no sólo primariamente en orientación sino también en la vida cotidiana. Lo mismo puede decirse de las destrezas de la Etapa II- empatía precisa avanzada, auto-descubrimiento, confrontación y proximidad. Ellas pertenecen a la vida y no solamente al proceso de ayuda. Sin duda, una de las metas de la orientación es ayudar al cliente a desarrollar estas destrezas. Las destrezas de la Etapa II agregan una intensidad a la vida que puede ser retadora y constructiva o abrumadora y destructiva. Las destrezas de la Etapa I están en el corazón de lo que
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hemos llamado "mutualidad". No hay un alto grado de mutualidad en la ayuda de uno-a-uno. Puesto que hay un orientador y un ayudado, hay algo de "sólo en una dirección" en este proceso. El cliente no está ahí para ayudar al orientador, aún cuando es verdad que el orientador de alto nivel crece en una variedad de formas a través de la ayuda dada a otros. En la vida cotidiana, sin embargo, aún cuando los amigos se ayudan mucho uno a otro, tanto directa como indirectamente, ellos no se ven uno al otro bajo los títulos de "orientador" y "ayudado". Sin duda, la mayoría de nosotros nos rebelaríamos si nuestros amigos se vieran a ellos mismos más como nuestros orientadores que como nuestros amigos. Las mejores amistades, sin embargo, no son sólo puertos seguros en los cuales los participantes están seguros y libres de reto. Los buenos amigos se apoyan y ayudan uno al otro, pero también se retan uno al otro. Las buenas relaciones humanas se definen por la mutualidad, cada persona avanza hacia la otra en entendimiento, auto compartirse, interés y confrontación. Las destrezas de la Etapa II son esenciales para relaciones humanas más profundas. Las destrezas de la Etapa II, sin embargo, funcionan diferentemente en orientación y en la vida cotidiana con los amigos. En orientación, el orientador usa estas destrezas en el grado en que ellas ayuden al cliente a alcanzar auto-entendimiento, y a avanzar hacia un cambio conductual constructivo. Como destrezas de relaciones humanas, sin embargo, la empatía precisa avanzada, el auto-descubrimiento, la confrontación y la proximidad (plática de "tú-yo") tienen valor en ellas mismas. Puesto que estas interacciones ponen a la gente en un contacto profundo, productivo una con otra, por ello constituyen una gran parte de la relación y no son sólo medios para un fin posterior. Ellas son, para aquellos que se arriesgan, modos de estar presente con otros de maneras más exigentes y más completas. Los grupos de adiestramiento (ya sea de relaciones humanas o de preparación para orientadores) y los grupos de orientación caen de alguna manera entre la relación de ayuda de uno-a-uno y las amistades. Puesto que tales grupos son por naturaleza temporales, no pueden llamarse grupos de amistad, aún cuando unas relaciones fuertes se pudieran formar durante la vida del grupo. Por lo demás, el propósito de estos grupos no es el proveer un lugar donde la gente puede encontrar amigos. Por otro lado, se caracterizan por mucha más mutualidad de la que se da en la relación ordinaria de ayuda de uno-a-uno. ¿Qué puede Ud., -como alguien que se adiestra, esperar de un grupo de adiestramiento? Cuando usted practica destrezas en los subgrupos (como orientador, como ayudado y como observador), ordinariamente usted adoptaría la posición de orientador de uno-a-uno. En este caso, usted usará las destrezas de la Etapa II tanto como ellas ayuden al "cliente" a entenderse a sí mismo y prepararle para la acción. Sin embargo durante las sesiones de retroinformación de los subgrupos y durante las interacciones de todo el grupo, ustedes se vuelven orientadores mutuos. Esta clase de dar y tomar es similar al dar y tomar que caracteriza la amistad, excepto que no es tan extensa, íntima o permanente. Lo mismo puede decirse de la orientación hecha en grupos. Tales grupos no son sustitutos de las relaciones íntimas de la vida diaria, pero pueden preparar a los participantes para una mayor profundidad y efectividad en tales relaciones. Sin embargo, un grupo de adiestramiento u orientación es, en alguna forma significativa, una comunidad íntima de aprendices. Mientras más sólidas sean las relaciones formadas en tales grupos, mejor será el aprendizaje. En las siguientes secciones, las destrezas de la Etapa II son descritas e ilustradas como ellas aparecen en las relaciones de ayuda de uno-a-uno. Sin embargo, con poco esfuerzo, usted puede aplicar lo que se dice a las transacciones en grupos de adiestramiento, grupos de orientación y amistades. EMPATÍA PRECISA AVANZADA La empatía precisa es central para todo el modelo de desarrollo, la empatía precisa de nivel primario predomina en la Etapa I y la empatía precisa de nivel avanzado en la Etapa II. Considere el siguiente ejemplo:
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Cliente: No sé qué pasa. Estudio mucho, pero no logro buenas calificaciones. Creo que estudio tanto como cualquier otro, pero todos mis esfuerzos parecen irse por el caño. No sé qué más puedo hacer. Orientador A: Se siente frustrado porque aún cuando lo intenta duro usted falla. Orientador B: Es deprimente poner tanto esfuerzo como aquellos que pasan y todavía fallar. Se siente abatido y aún puede ser que se sienta con un poco de lástima por usted mismo. El orientador A trata de entender al cliente desde el marco de referencia del cliente. Trata con los sentimientos del cliente y con la experiencia que existe bajo estos sentimientos. El orientador B, sin embargo, prueba un poco más adelante. Del contexto, de pasados intercambios, de la manera del cliente y del tono de voz, desprende algo que el cliente no expresa abiertamente: que el cliente está sintiendo lástima por sí mismo. El cliente se está mirando a sí mismo como una víctima, como el que ha fallado, como uno que está deprimido. Este es su marco de referencia. Pero en realidad está también empezando a decir "Pobre de mí, siento lástima de mí". Esta es una perspectiva diferente, pero una que está también basada en los datos del proceso de autoexploración. La empatía precisa avanzada, entonces, va más allá: de lo expresado a lo implicado. Sin embargo, si el orientador es preciso, y si su habilidad para escoger el momento oportuno es buena, esta clase de comunicación ayuda al cliente a avanzar más allá de la auto-exploración: al auto-entendimiento, Demos una mirada a la respuesta del cliente. Cliente: Chico, ¡usted no está bromeando! Empiezo a sentir tanta lástima por mí mismo que me paro totalmente. Quiero decir no sólo renuncio a los libros sino también a la gente.
El cliente empieza a ver que la auto-compasión es quizá más problemática y autofrustrante que los mismos fracasos. Tiene ahora una oportunidad para explorar el carácter improductivo de su auto-compasión y hacer algo acerca de eso. La empatía precisa de nivel primario saca sentimientos y significados a una superficie relevante (no se confunda con superficial), mientras que la empatía precisa avanzada saca sentimientos y significados que están de alguna forma enterrados, escondidos o más allá del alcance inmediato del cliente. La Etapa II es la fase en la cual tiene lugar el "poner las piezas juntas" para que el cliente pueda ver un panorama mayor, y la empatía precisa avanzada es la principal herramienta en este proceso. Aún cuando el orientador ve el mundo desde el punto de vista del cliente, con frecuencia lo ve más claramente, más ampliamente, más profundamente y más convincentemente. No sólo entiende la perspectiva del cliente sino que también ve las implicaciones (para vivir efectiva o inefectivamente) de esta perspectiva. La comunicación de la empatía precisa avanzada es la forma como el orientador comparte su entendimiento de estas implicaciones con el cliente. Finalmente, sin embargo, el cliente mismo debe ser capaz de decir "ahora estoy empezando a ver que estoy haciendo algo mal y que estoy fallando en hacer algo, y quiero remediarlo". La empatía precisa avanzada puede comunicarse en varias formas. Consideremos algunas de ellas, Expresando lo que está solamente implicado. La forma más básica de empatía precisa avanzada es expresar lo que el cliente solamente implica. En la Etapa I, el orientador, por las razones que ya hemos discutido, se limita a sí mismo declarando solamente lo que el cliente declara. En la Etapa II, una vez que la armonía ha sido establecida y el cliente está explorando sus sentimientos, experiencias y conducta, el orientador puede empezar a declarar o señalar lo que el cliente implica pero no dice directamente. Tome al siguiente cliente, por ejemplo: Cliente: Escribo muchos versos -no estoy seguro que deba llamarlo poesía. Mis amigos me dicen que les gusta, que es buena. Pero ellos no son, críticos, no son expertos. Sigo escribiendo y sigo enviándola a varias revistas y todo lo que consigo
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son notas de rechazo. Esto ha sido así por dos años completos. Podría tapizar mi recámara con ellos. Orientador A: Es descorazonador poner tanto esfuerzo y tener tan poco éxito. Orientador B: Es descorazonador poner tanto esfuerzo y tener tan poco éxito. Quizá le hace aún preguntarse sobre su talento y usted no quiere engañarse a sí mismo. La respuesta del orientador A es muy buena para la Etapa I, pero en la Etapa II el orientador quiere ayudar al cliente a excavar más profundamente. El orientador B basa su respuesta no solamente en la observación inmediatamente precedente sino en el contexto entero de la auto-exploración. Cliente: ¡Exacto! Si yo realmente no tengo talento de gran calidad para la poesía, no creo que deba invertir tanto de mí mismo como lo estoy haciendo ahora. Mantiene mis fantasías -o, más que eso, me mantiene al margen. Todavía escribiré, como una diversión, pero no pensaré en el escribir como una carrera. Como sucede con la empatía precisa de nivel primario, la señal de un acierto efectivo de la empatía precisa avanzada por parte del orientador es la forma en la cual el cliente responde. En este ejemplo, el cliente avanza. Tiene que preguntarse francamente a sí mismo si tiene talento para escribir, o si al menos tiene las semillas de talento. Si ve que no, él verá que tiene que ocuparse diferentemente. Veamos otro ejemplo: Cliente: No sé porqué ella actúa en la forma que lo hace. Un día estará parloteando por el teléfono de la forma más simpática. Está alegre y me dice todo lo que está pasando. Es fabulosa cuando está de ese genio. ¡Pero hermano! otras veces es muy brusca conmigo y con un genio de los demonios -y parece tan personal. Quiero decir que no es que ella sea de mal genio generalmente, sino que de alguna forma está dirigido contra mí. Orientador: Es incómodo no saber dónde está usted con ella. Se pregunta si ella es voluble o, quizá, si usted hace algo, a sus ojos, para provocar tal reacción. La implicación de ser el objeto de la ira de alguien es que uno ha hecho algo (advertida o inadvertidamente) para provocar tal ira. La respuesta del orientador abre esa área para que el cliente la considere. Él no acusa o culpa, sino, sigue una guía que está implícita en la declaración del cliente. Consideremos un ejemplo más: Orientador: Usted sigue diciendo a ella que se siente tan cauto e incierto acerca de su relación porque usted se pregunta si cuando ella descubra su verdadero yo" no le dará la despedida. Pero parece ser que este mensaje funciona en ambas formas, Quiero decir, usted podría también estar diciéndole a ella que, cuando usted descubra que ella no es para usted, ella puede esperar que usted la despida. Cliente: Usted quiere decir que yo podría no parecer tan altruista con ella. Podría pensar que dejando la puerta abierta para ella, también la estoy dejando abierta para mí. Hmmm. . . Eso es probablemente más que posible. He hecho eso antes. Hay un mensaje escondido en el mensaje del cliente que he estado enviando a su amiga. El orientador lo descubre, y ayuda al cliente a entenderse a sí mismo y su motivación un poco más claramente. Una exigencia importante es hacer que el cliente mire los sentimientos que ha estado tratando de ocultar debajo de la alfombra. Estudiante: Realmente me gusta mi maestra. Todos en la clase admiten que ella es casi la mejor. Hace que el inglés y la historia sean vivos, no es como los otros maestros. Pero todavía no puedo hablarle en la forma que me gustaría. Orientador: Te gusta realmente y estás contento de estar en su clase; pero, Jaimito, parece que estás un poco resentido porque ella no te muestra mucha atención personal.
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La empatía precisa avanzada coloca demandas ante el cliente. El orientador ya no está solamente respondiendo al cliente, como hizo en la Etapa I; está exigiendo que el cliente dé una mirada más profunda a sí mismo. La autenticidad, respeto, entendimiento y armonía de la Etapa I han creado una base de poder para el orientador. Ahora usa este poder para influir en el cliente a ver sus problemas desde un marco de referencia más objetivo. Estas exigencias siguen todavía basadas en un entendimiento preciso del cliente y son hechas con interés genuino y respeto, pero de todos modos son exigencias. El orientador de bajo nivel encuentra difícil hacer tales exigencias a la persona que está ayudando. Sumarizando el material central. La empatía precisa avanzada también se comunica cuando el orientador reúne en una forma sumaria los materiales centrales y relevantes que han sido presentados en una forma fragmentada por el cliente. Brammer (1973) lista un número de metas que pueden alcanzarse por el uso juicioso de resumir: "entusiasmar" al cliente, enfocar pensamientos y sentimientos desdibujados, traer al frente la discusión de un tema particular, apresurar al cliente a explorar un tema más completamente. En el ejemplo siguiente, el orientador trata de enfocar los pensamientos del cliente con objeto de ayudarle a moverse más cerca a la consideración de algún programa de acción. Adiestrador: Permítame ver si puedo poner algo de esto junto. Usted cree que puede ser un orientador efectivo, pero ve tanto fuerzas como debilidades en usted mismo en este punto. Por otro lado, está entusiasmado con aprender. Siente que se interesa profundamente por los demás y puede ponerse en contacto con sus sentimientos y experiencias-y usted comunica esto adecuada y efectivamente a sus clientes. Y todavía el proceso de orientación le hunde. Usted llega hasta cierto punto y no puede ir más adelante. Esto tiene algo que ver con su incomodidad con ser afirmativo. Usted siente especial temor de decir cosas que pudieran retar al cliente. Se siente atado arriba consigo mismo y atado abajo en sus interacciones con el cliente. El que se adiestra: Sí, y quiero romper esto libremente. Respondo bien pero no inicio bien. Estoy tan dudoso de hacer las cosas que me coloquen en la vida del cliente. Este individuo que se adiestra está empezando a darse cuenta que una comprensión intelectual del proceso de orientación, aparejado con calidez y empatía precisa de nivel primario, no sacan adelante el día. El adiestrador, usando un resumen, pone juntos los datos del proceso de auto-exploración y los deja hablar por ellos mismos. Su resumen es efectivo porque (1) él reúne puntos que el cliente mismo ha sacado en la fase de la auto-exploración y (2) él elige datos relevantes, datos que ayudarán al que se adiestra a ver más claramente su problema. Un resumen, entonces, no es una reunión mecánica de un número de hechos; es una presentación sistemática de datos relevantes. Este problema particular del que se adiestra es bastante común. Ha aprendido las destrezas de la Etapa I, pero las destrezas del resto del modelo están todavía construidas intelectualmente y no han sido manejadas vivencialmente. El que se adiestra se siente cómodo al responderle al cliente pero vacilante al iniciar (Etapas 11 y 111) porque no ha practicado las destrezas de iniciar. Es obvio que los resúmenes pueden usarse tanto para seguir el proceso de autoexploraci6n como para ayudar al cliente a alcanzar un grado de auto entendimiento dinámico. Pero aún cuando se usan para seguir el proceso de auto-exploración del cliente indican al menos principios de iniciativa por parte del orientador. Está haciendo algo más que sólo responder: está activamente yuxtaponiendo hechos con objeto de estimular la exploración posterior o destacando los hechos en una forma que capacite al cliente mismo a ver las implicaciones de ellos. Veamos otro ejemplo de un resumen que ayuda al cliente a entenderse más completamente.
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Orientador: Repasemos lo que hemos visto. Usted está desganado, deprimido no sólo en una disminución normal de actividad: esta vez persiste. Usted se preocupa por su salud pero esto parece ser más un síntoma que una causa de su depresión. Hay algunos puntos no resueltos en su vida. Uno es el hecho de que su reciente cambio de trabajos ha significado que usted ya no vea mucho a sus viejos amigos. La geografía ha hecho una gran diferencia. Otro punto, uno que usted encuentra penoso y embarazoso, es su interés en permanecer joven. Usted no quiere enfrentarse al hecho de estar poniéndose viejo. Un tercer punto es la forma en que usted se sobrepasa en el trabajo tanto que cuando termina un proyecto a largo término, repentinamente su vida está vacía. Cliente: Es doloroso oír todo eso bruscamente, pero así es como es. Realmente tengo que revisar mis valores. Siento que necesito un nuevo estilo de vida, uno en el cual haya más envolvimiento inmediato con otra gente. Este cliente, en la fase de auto-exploración, produjo datos que señalan ciertas conclusiones dolorosas: él es inmaduro (por ejemplo, en su sobre valorar la juventud) está fuera de la comunidad' (su vida interpersonal está a un nivel bajo) y está intentando soluciones inefectivas a sus problemas (por ejemplo, escapes en el trabajo). El resumen del orientador, que es un ensamblaje efectivo de los puntos sobresalientes producidos en la auto-exploración, llega al punto - algo dolorosamente. El cliente empieza a ver el hoyo en el cual está metido. Parece estar listo para considerar la posibilidad de cambio. Un resumen puede usarse efectivamente en varias ocasiones durante la entrevista. Primero, un resumen puede ayudar a agregar direccionalidad y coherencia a un proceso auto-exploratorio que parezca no ir a ninguna parte. Supongamos que un joven residente de un ghetto, que ha pasado por varias detenciones por la policía, está hablando con un orientador asociado con la oficina de indagaciones. Él ha estado saltando de un tópico a otro y el orientador está batallando para poner todo junto. Orientador: No estoy seguro de lo que estás tratando de decirme, Jaime. Estás enojado porque la oficina de indagaciones te hizo venir aquí. Sientes que es una pérdida de tiempo hablar conmigo porque soy blanco. Y también sientes que no estás yendo a ninguna parte porque el sistema completo te ha encajonado. Cliente: ¡Esto está bien! ¿Cómo va usted a luchar solo contra todo un sistema sólo por sentarse y hablar aquí? Usted se mete en una pandilla y pelea. Puesto que la auto-exploración del cliente ha sido confusa y vaga, el orientador, en un resumen, saca lo que él piensa que es importante hasta este punto. El cliente responde al escoger la pregunta que más le molesta - ¿cómo puede una entrevista de orientación hacerle sentir menos oprimido por su vecindad, la escuela en que está, y las fuerzas políticas y económicas que le hacen sentirse desprotegido? El resumen le ayuda a identificar el punto que más sobresale en su mente. Incidentalmente, este ejemplo ilustra otro aspecto del proceso de orientación. Puesto que el orientador viene de unos antecedentes muy diferentes: socioeconómicos, educativos y culturales, él tiene que luchar más durante para entender y estar con el cliente. Su dificultad señala la necesidad de adiestrar a orientadores y orientadores nativos. Segundo, un resumen puede usarse al principio de una nueva sesión. Pero debe tenerse cuidado de dejar avanzar al cliente por donde piensa que es importante moverse. Algo importante podría tener lugar desde la última entrevista, y debe dársele amplia oportunidad para explorarlo. En una palabra, no use un resumen al principio de una nueva entrevista para echar a un lado al cliente. Orientador: ¿Hay alguna reflexión sobre la última sesión o algo ha sucedido desde entonces que nosotros debemos discutir? Esta pregunta da al cliente una posibilidad de tomar la iniciativa él mismo. Por ejemplo, el cliente podría decir algo como esto:
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Cliente: Pensé mucho en lo que discutimos la última vez. Usted sabe, soy como un chiquillo. Tengo que salirme con la mía todo el tiempo. Lo hago la mayoría de las veces y me está haciendo infeliz. Este cliente ha cavilado sobre los datos de la auto-exploración y ha alcanzado algún auto-entendimiento de sí mismo. Si el orientador se hubiera embarcado en un resumen inmediatamente, podría haber distraído al cliente. Las técnicas y estrategias son para el cliente, no metas en sí mismas. Por otro lado, si el cliente no tiene nada que decir para empezar una nueva sesión, un resumen puede ser sumamente útil. Muestra al cliente el interés del orientador y evita al cliente de sólo repasar el viejo campo. Tercero, un resumen puede usarse cuando el cliente parezca haber terminado todo lo que tiene que decir sobre un cierto tópico. Un resumen de lo que el cliente ha dicho puede ayudarle a ver el panorama completo y a moverse más cerca del autoentendimiento. Suponga que un cliente se atora y no tiene nada más que decir acerca de un tópico dado. Orientador A: Es difícil seguir. Usted siente que realmente no tiene mucho más que decir acerca de su relación con su padre. Cliente: Sí. Así es como todo está. Orientador B: Su padre nunca tuvo una buena palabra para usted cuando era joven, sólo críticas cuando usted hizo algo mal. Aún parecía que él resentía que usted fuera a la facultad -logrando más educación que la que él había tenido. Él ridiculizó la idea. Luego que se divorciara de su madre fue el golpe de gracia. Desde que usted vio cuán equivocado estaba, usted se sintió enojado y lastimado, así que cortó toda comunicación con él. Eso fue hace más de tres años. Ahora ustedes han empezado a hablarse otra vez, pero usted todavía no está satisfecho con las cosas como están. Cliente: No, todavía me gustaría quitarme esto de mi pecho. No sé si él siquiera entiende por qué dejé de hablarle. Pero esta cosa es como una piedra en mi pecho. El orientador A hace aquí la elección equivocada: usa una declaración de empatía precisa de nivel primario y lleva al cliente (y a sí mismo) a una encrucijada. El orientador B, por otro lado, ve que este es un momento adecuado para un resumen de los hechos salientes en la experiencia del cliente con su padre. El resumen ayuda al cliente a alcanzar algún grado de auto entendimiento (él tendrá que hacer algo para quitarse esa "piedra" de su pecho). Más adelante en la sesión de orientación (este es un caso real), el orientador hizo el papel de padre del cliente e hizo al cliente decir directamente lo que quería decir. Este "ensayo" fue parte de un programa de acción que culminó con que el cliente realmente hablara directamente a su padre. En general, los resúmenes son con frecuencia buenas formas de traer a la consideración de programas de acción. Finalmente, de tiempo en tiempo, el orientador puede pedir al cliente que resuma. Después de modelar él mismo, esta clase de conducta unas cuantas veces no es impropio que le pide al cliente que haga lo mismo. Si tiene problemas al resumir, el orientador puede enseñarle cómo hacerlo. Esta es una pequeña forma de hacer del adiestramiento una parte del proceso de tratamiento; ayuda a hacer del cliente un agente en el proceso de ayuda. Brammer (1973; vea pág. 94 para los lineamientos en usar resúmenes) dice que el principal propósito de resumir es darle al cliente un sentimiento de movimiento, tanto al explorar contenido y sentimientos como en revisar programas de acción (en la Etapa III). Una vez que aprenda el cómo hacer su propio resumen, estará más en contacto con el avance o falta de él en el proceso de orientación. El uso de hojas grandes de papel en el proceso de orientación. Me gustaría ofrecer una sugerencia práctica relacionada tanto con el tópico del uso de sumarios en orientación como con toda la cuestión de la iniciativa del orientador. La sugerencia es simple, pero puede hacer el proceso de orientación mucho más concreto y llenarlo con un mayor sentido de direccionalidad. En el cuarto donde yo
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oriento, tengo un block muy grande de hojas de papel en un caballete y una generosa dote de plumones o marcadores. De tiempo en tiempo a través del proceso de orientación, uso las hojas para resumir gráficamente los puntos más importantes que aparezcan en la interacción con el cliente. Por ejemplo, a la mitad de un período de orientación, podría resumir los principales datos en el block. Este resumen ayuda tanto al cliente como a mí de dos formas: (1) nos ayuda a enfocarnos tan concretamente como sea posible en los puntos más salientes, y (2) ayuda a evitar el consumir el tiempo en orientación "circular"-ir siempre sobre los mismos puntos en la misma forma. Cuando tanto el cliente como el orientador ven ante sus ojos dónde ya han estado, ellos se presionan suavemente para moverse hacia adelante. Las representaciones gráficas dramatizan el progreso (o la falta de él). El block, puede usarse en cada etapa del proceso de orientación. En la Etapa I, Puede usarse para listar los datos principales producidos en el procesó exploratorio. En la Etapa II, puede usarse para listar los entendimientos del cliente de sí mismo. En la Etapa III, puede usarse para planear estrategias y programas de acción. El uso del block enfatiza que las sesiones de orientación son períodos de trabajo y no solamente pláticas amistosas. Obviamente, tal técnica puede ser sobre usada y mal usada. El orientador que no se puede envolver con el cliente lo hará con el block, y el cliente vendrá a ser secundario. Esta técnica, como todas las otras, debe complementar la relación de orientación, no sustituirla. No necesita decirse que el orientador no debe estar corriendo constantemente al caballete para ilustrar su último hallazgo. Un orientador, que tenía solamente un par de horas para estar con el cliente, resumió los problemas o "equipaje" con que el cliente estaba cargando y los recursos que él poseía para manejar este equipaje. Las dos hojas de papel lado a lado se veían algo así como esto: EQUIPAJE RECURSOS • Estar deprimido • Interés y talentos suficientes para hacer de la música una carrera. • Fracasar en su primer matrimonio • Autenticidad y sinceridad. • Mirarse a sí mismo como fracaso • Pobres relaciones con su padre, por • Una esposa cariñosa y que le apoya. años, sin hacer nada para • Una exigente pero buena relación mejorarlas. con su hijastro. • Fracaso en tener buena disciplina • Fuerza del ego: no ha tronado al como un maestro de secundaria encarar un número de crisis. • Tener un trabajo bajo de medio • Interés genuino y respeto por otros. tiempo con ingresos mucho más • Buena motivación: venir a la bajos que los de la esposa. orientación con objeto de enfrentarse a temas de trabajo, emocionales y otros de la vida real. • Simplicidad en el estilo de vida: ser una persona no complicada, abierta. • Amigos que le ayuden a conseguir mejor trabajo de medio tiempo para tener dinero para adiestramiento futuro en música. • Integridad: apegarse a valores, compromisos; sinceridad (aún con una hostil ex esposa y sus familiares). Este cliente nunca había tomado un inventario de sus recursos. El verlos gráficamente fue una experiencia cumbre para él. Esta era la primera vez que alguien había sugerido activamente que él tenía los recursos necesarios para triunfar en la vida en vez de ser sólo su víctima. Los resúmenes en hojas grandes son, entonces, comprobaciones de la realidad. Pueden usarse para listar las experiencias, sentimientos y conductas sobresalientes del cliente, sus recientemente adquiridos entendimientos de sí mismo y las exigencias concomitantes para la acción y el funcionamiento de los mismos programas de acción en términos tanto de planeación como de ejecución, éxitos y
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fracasos. El orientador puede hacer saber al cliente que él, también, puede usar los hojas o que puede enseñarle a hacerlo. Esta es otra forma en que el ayudado puede volverse más un agente en el proceso de ayuda. Identificando temas. La empatía precisa avanzada incluye la identificación de temas conductuales y emocionales en los datos presentados por el cliente durante el curso de su auto-exploración y la comunicación de estos temas al cliente. Por ejemplo, sin decirlo explícitamente, el cliente podría dejar ver a través de lo que revela de sus sentimientos, experiencias y conductas, que él es una persona muy dependiente. Orientador: He estado pensando acerca de lo que usted me ha dicho. Veo algo que puede ser un modelo en su vida, y me gustaría comprobarlo con usted. Es difícil para usted actuar por usted mismo. El dejar que otros tomen decisiones por usted ha probado ser menos complicado, porque parece que se lastima cuando decide por usted mismo, pero debido a esto no se siente como un ser humano funcionando completamente. El cliente puede caer en la cuenta de que está operando con una pobre autoimagen. Orientador: Según he escuchado, este pensamiento me ha impresionado, al crecer usted ha aprendido bien una lección y esa es: `Yo no soy un ser humano que valga la pena". Usted parece decirse esto en el trabajo, en sus relaciones con sus amigos, y aún cuando está solo. Es un peso enorme sobre sus hombros. Él podría darse cuenta de que actúa como un padre con su esposa, casi constantemente. Orientador: Me pregunto si su esposa experimenta algo que yo he empezado a sentir aquí. Parece que el que usted tome las finanzas de casa, que controle el desenvolvimiento social de ambos, haga decisiones unilaterales acerca de la localización de su trabajo. Me pregunto si usted ve esto como forma de decirle a su esposa: "Yo soy tu padre, tu eres mi niña". Y ahora parece que ella se está rebelando. Quizá no quiere ser niña por más tiempo. 0 el cliente puede indicar que él se retrae de compromisos sociales siempre que hay alguna amenaza de intimidad. Orientador: Veamos si esto tiene sentido para usted. Por una parte usted se siente bastante solo, pero por otra está renuente a acercarse a otros. Mencionó, por ejemplo que su amigo habla más íntimamente con su hermano (de usted) cuando lo visitaba, de lo que usted lo hacía. Es como si la intimidad exigiera que usted no está listo para pagar. En cada uno de estos casos, el orientador va más allá de lo que el cliente ha dicho explícitamente. El material temático podría referirse a sentimientos (tales como temas de falta de entusiasmo, de depresión, de ansiedad), a conductas (tales como temas de necesidad de controlar a otros, de evitar intimidad, de acusar a otros, de escaso de trabajo), a experiencias (temas de ser una víctima, de ser seducido, de ser asustado, de ser amado, de fallar) o a combinaciones de éstas. Una vez que el orientador reconoce estos temas, su tarea es comunicar aquellos que son relevantes para el cliente en una forma que le capaciten para verlos también. Esta labor, demanda un alto grado de empatía exacta, tacto e iniciativa. Si el orientador trata de forzar el material temático a través de la garganta del cliente prematuramente, el cliente se resistirá y el orientador tendrá que volver sobre sus pasos. Por otro lado, si el orientador es adecuado en su identificación de los temas y tiene tacto al comunicar su entendimiento al cliente, puede ayudar al cliente grandemente a verse a sí mismo bajo una nueva luz. Para algunos, las observaciones del orientador en los ejemplos arriba mencionados pudieran sonar demasiado directas o prematuras. Estas observaciones, sin embargo, están tomadas del contexto - tanto el contexto de las conductas de la Etapa I (la cual establece armonía) que las han precedido como de la comunicación del contexto mismo (la cual incluye importantes conductas paralingüísticas y no verbales). Es
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obvio que los temas no deben inventarse o tomarse prestados de dinámicas abstractas de personalidad de alguna escuela: Orientador: Su complejo de inferioridad contamina mucho de lo que usted hace. Su voluntad de fallar es más profunda que su voluntad de comunidad. Tal declaración es obviamente una caricatura, pero el punto es claro: los temas deben estar basados sólidamente en un entendimiento preciso de los sentimientos, experiencias y conductas y deben comunicarse tan concretamente como sea posible a través de la experiencia del cliente. Finalmente, un tema muy importante, pero uno que con frecuencia se pasa por alto, es el tema de los recursos del cliente, especialmente los recursos no usados o poco usados. Conectando islas. Esta metáfora sugiere otro enfoque de la empatía precisa avanzada. El orientador intenta construir "puentes" entre las Islas" (Ivey, 1971) de sentimientos, experiencias, y conductas reveladas en la etapa de autoexploración. Por ejemplo, el cliente habla de estar, en semanas recientes, progresivamente más ansioso y cansado. Más tarde, habla de estar listo para su matrimonio en unos pocos meses, y acerca del fin del plazo para entregar los trabajos escritos para los cursos que está tomando. Aún más tarde, habla de su necesidad de tener éxito, de competir, y de llenar las esperanzas de sus padres y abuelos. Orientador: Juan, puede ser que tu creciente fatiga y ansiedad tengan relativamente simples explicaciones. Una, tú estás realmente trabajando mucho. Dos, compitiendo tanto como lo haces y luchando por la excelencia implica un precio físico y emocional. Quizá sería más útil mirar a estos factores antes de indagar causas más esotéricas. Juan habló acerca de estas tres Islas" como si no estuvieran relacionadas unas con otras. Una vez que él estuvo dispuesto a explorar su interrelación, pudo también explorar sus valores. Por ejemplo, ¿quería que el logro y la competencia llegaran tan alto en sus prioridades como actualmente estaban? La empatía precisa avanzada significa ayudar al cliente a encontrar eslabones perdidos en los datos producidos en el proceso de auto-exploración. Por ejemplo, si el cliente presenta dos "islas" separadas de conducta - (1) sus desacuerdos con su esposa acerca del. sexo, la educación de los niños, y el presupuesto y (2) su progresivo beber más, el eslabón perdido podría ser que el cliente está usando su conducta de beber como una forma de castigar a su esposa. Orientador: Me -pregunto cuál es la relación entre su bebida y los desacuerdos con su esposa, Memo. Suena como un modo efectivo para castigarla. Especialmente desde que usted lo presenta a la familia como un problema separado, de naturaleza médica. El cliente ha presentado estos dos problemas como separados. El orientador, al escuchar al cliente, ya no, los ve separados, y sugiere el concepto del castigo como un puente posible entre los dos. Por supuesto, el orientador debe ser adecuado en las conexiones o relaciones que propone. El orientador que trabaja desde un modelo de control más que desde uno colaborador de influencia social podría bien ser capaz de forzar al cliente a aceptar interpretaciones de su conducta que no sean válidas. Pero las interpretaciones que no están basadas sólidamente en la experiencia y conducta del cliente simplemente no ayudan. Ellas conducen al cliente a callejones sin salida y en general, hacen más mal que bien. Por ejemplo, un orientador puede convencer a un cliente que él es la única causa del problema en su matrimonio. Si dejara de beber, la comunicación entre él y su esposa mejoraría. En la suposición que la esposa del hombre esté agregando su parte de irresponsabilidad al matrimonio, tal interpretación simplemente no ayudaría. Cuando el cliente se da cuenta que él no va a ninguna parte en la orientación y la deja, el orientador de bajo nivel atribuye el abandono del cliente a falta de motivación, una falta de voluntad para trabajar en el cambio, un rechazo a enfrentarse a la verdad acerca de sí mismo, y otras cosas similares. Una base de poder del orientador es una fuente de gran daño potencial cuando se usa sin la conducta de experto.
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Ayudando al cliente a sacar conclusiones de premisas. Todavía otra forma de conceptualizar la empatía precisa avanzada es ayudar al cliente a sacar conclusiones de premisas. Con mucha frecuencia, en los datos producidos en el proceso de auto-exploración, hay ciertas premisas implicadas de las cuales ciertas conclusiones lógicas pueden deducirse. Cliente: Realmente no creo poder tolerar el abuso de mi jefa por más tiempo. No creo que ella sepa realmente lo que está haciendo. Piensa que me está haciendo un favor al señalarme todo lo que hago mal todo el tiempo. No tiene idea de qué es arrogante y aún abusiva. Me gusta el trabajo y me gustaría quedarme, pero, bien, no sé. Orientador A: Lo que hace esto realmente frustrante es que su jefa pudiera no estar siquiera dándose cuenta de lo que le está haciendo a usted. Orientador B: Las alternativas, entonces, están limitadas. Una es permanecer en el trabajo y nada más "tomarlo". Pero usted siente que esto se ha vuelto demasiado doloroso. Otra es hablar con su jefa directamente acerca de toda esta relación destructiva. Una tercera es empezar a pensar en cambiar trabajo, aún cuando a usted le guste el trabajo allí. Nosotros realmente no hemos hablado de la segunda o tercera posibilidad. El orientador A, con su empatía precisa de nivel primario, podría ayudar a la, cliente a sondear más profundamente en sus sentimientos, pero la presunción aquí es que ella ya lo ha hecho. Es cuestión de moverse hacia adelante. El orientador B busca entre lo que se ha dicho en su interacción hasta este punto y saca algunas conclusiones de las premisas presentadas por la cliente. Quizá la cliente está evitando el punto de una confrontación directa con su jefa. En algún nivel de su ser, ella podría darse cuenta de que ella, también, tiene alguna responsabilidad con respecto a esta relación improductiva. Esta posibilidad tendría que ser investigada. En ciertos casos, el orientador puede sacar una conclusión exagerada de las premisas del cliente con objeto de mostrarle al cliente que el argumento que está construyendo no conduce a ninguna parte. Beier (1966) llama esta respuesta una respuesta "asocial", porque no es la clase de respuesta esperada por el cliente. Por ejemplo, suponga que un hombre casado ha estado describiendo largamente las faltas de su esposa. Después de un poco, el orientador responde: Orientador: Fue un error casarse con tal mujer, y quizá es tiempo de dejarla ir. Como esto no es en absoluto lo que el cliente tiene en mente, pero es una conclusión lógica al caso que el cliente ha estado construyendo contra su esposa, lleva al cliente a pararse en seco. Se da cuenta, quizá, que ha ido demasiado lejos, que está haciendo que las cosas suenen peor de lo que realmente son. Cliente: Bueno, no creo que las cosas sean tan malas. Ella sí tiene sus puntos buenos. Beier declara que tales respuestas "asóciales" hacen que el cliente pare y piense. Ellas proveen lo que Beier llama Incertidumbre benéfica" para el cliente. Las respuestas asóciales, obviamente, pueden ser sobreusadas, pueden ser demasiado graciosas, y-en las manos de un orientador inepto-pueden realmente sonar sarcásticas (en expresión, si no en intención). El orientador que está incómodo con esta clase de comunicación puede conseguir el mismo resultado usando una respuesta "social" mejor que una "asocial". Por ejemplo, el orientador en el último ejemplo podría haber dicho: Orientador: No estoy seguro de si usted está tratando de decir que su esposa no tiene cualidades atenuantes. Cliente: Oh, bueno. Yo no quería ser tan duro con ella. Algunos clientes, en una relación que no está trabajando, tienen que hacer de la otra persona el chivo expiatorio con objeto de reducir su propia culpabilidad, al
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menos inicialmente. En este ejemplo el orientador se da cuenta que el cliente está entregado a la hipérbole, y ayuda al cliente a entender lo que está haciendo. La meta de la Etapa II debe siempre conservarse en mente. La respuesta "asocial" y el estado de Incertidumbre benéfica" que causa son útiles solamente en el grado en que ellas ayudan al cliente a entenderse a sí mismo más adecuadamente. De lo menos a lo más. Una forma de ver la empatía precisa avanzada en resumen es verla ayudar al cliente a avanzar de lo menos a lo más. Si el cliente no está claro acerca de algún tema, o si él habla cautelosamente, entonces el orientador habla directa, clara y abiertamente. Por ejemplo, un cliente podría divagar, tocando temas sexuales ligeramente según él va avanzando. El orientador le ayuda a enfrentarse a estos temas más directamente. Orientador: Jorge, usted ha aludido a asuntos sexuales unas pocas veces. Mi sentir es que el sexo es un asunto bastante delicado para usted para tratarlo. Pero también parece ser bastante importante. A través de la empatía precisa avanzada, lo que es dicho confusamente por el cliente se declara abiertamente por el orientador; lo que es dicho fríamente se establece convincentemente; lo que es dicho vagamente se declara específica y concretamente, y lo que el cliente presenta a un nivel superficial se representa por el orientador a un nivel más profundo. En un sentido, el orientador interpreta la conducta del cliente, pero sus interpretaciones están basadas en lo que el cliente revela acerca de sus propios sentimientos, experiencias y conducta y cómo el cliente actúa durante las mismas sesiones de orientación - no en psicodinámica abstracta. Tampoco el orientador de alto nivel pone sus interpretaciones en el cliente como tantas leyes; él sugiere e invita a la respuesta del cliente para que ellos puedan colaborar en tratar de entender al mundo como es realmente. Marcos de referencia alternos. Según Levy (1963, 1968) señala, la misma serie de hechos y datos están abiertos a una variedad de interpretaciones. Algunas veces un cliente no cambia porque él está cerrado en una interpretación improductiva de ciertos hechos. Por ejemplo, Felipe ha tenido fuertes sentimientos afectivos hacia algunos de sus condiscípulos en una escuela para niños. En un par de ocasiones él se ha envuelto en juegos sexuales con otros niños. Ha empezado a obsesionarse por la idea de que es "un homosexual" (o sea, una persona que se define a sí misma por su sexualidad, especialmente sexualidad atípica). El orientador, como una forma de empatía precisa puede ofrecer a Felipe algunos marcos de referencia alternos. Orientador: Me doy cuenta que usted ha tenido estos sentimientos y experiencias, Felipe. No estoy seguro de que la única conclusión es que usted sea homosexual. Está muy necesitado de amor y cariño-no tiene mucho de eso en casa. Podría ser que usted lo consiga cuando y como pueda. Y usted también me ha dicho que generalmente es tímido, pero especialmente con las chicas. Es difícil para usted ir y hablar con una muchacha. Sugiriendo interpretaciones o marcos de referencia alternos se le da a Felipe lugar para avanzar. No está encerrado en una sola y (para él) auto-frustrante vista de su sexualidad. Esta forma de conducta del orientador es una clase de influencia social, no es lo mismo que tratar de disuadirá alguien de algo. Orientador: Por la forma en que usted describe la conducta de su maestro, él suena bastante inseguro quizá temeroso de la clase y especialmente de usted. Estudiante: ¿Quiere usted decir que él no la tiene cogida con nosotros? ¿Qué él tiene pánico7 Nunca pensé que yo podía asustar a alguien. Esta, visión alterna da al estudiante la oportunidad de experimentar con su propia conducta más que sólo quejarse de la de otros. El propósito de sugerir interpretaciones alternas es ayudar al cliente a controlar su conducta más efectivamente. En suma, la interpretación psicológica, vista como una conducta. . .
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consiste en traer un marco de referencia o sistema de lenguaje alterno para dominar una serie de observaciones o conductas, con miras a hacerlas más dóciles a la manipulación" (Levy, 1963, pág. 7). Las categorías de empatía precisa avanzada descritas aquí no quieren decir que sean categorías completamente claras. Obviamente hay una gran cantidad de traslapes. Se citan para dar al que se adiestra un sentimiento del concepto de empatía precisa avanzada y la forma en que la comunicación de tal empatía coloca una exigencia en el cliente para avanzar hacia el auto-entendimiento y acción. La manera de comunicar la empatía precisa avanzada La empatía precisa avanzada es una Medicina fuerte: llega a puntos más críticos profundos y más delicados y por tanto pone al cliente bajo más tensiones. La relación de apoyo que ha sido establecida entre el orientador y el cliente ayuda al cliente a soportar esta tensión agregada; pero, el objeto de la Etapa II no es abrumar al cliente sino ayudarle a moverse hacia el auto-entendimiento y la acción. Como una señal de su aprecio y respeto, entonces, el orientador debe moverse tentativa y cautelosamente a expresiones de empatía, precisa avanzada. Indudablemente, debe ser inicialmente tentativo y cauteloso en todas las interacciones que tipifican la Etapa II: empatía precisa avanzada, autodescubrimiento del orientador, proximidad, confrontación, y el sugerir marcos de referencia alternos. Las expresiones de empatía precisa avanzada deben ser primero sugeridas en una forma tentativa y no sólo ser lanzadas sobre el cliente. Orientador A: Usted no está tratando de ayudar a su esposa a ver sus errores. Usted sólo la está castigando. Orientador B: De lo que usted ha dicho, puede ser que su esposa vea la conducta de' usted como castigo más que ayuda. Orientador A: Usted no es digno de confianza, porque traiciona a sus amigos. Orientador B: Usted parece estar diciendo que sus amigos podrían bien haber interpretado su conducta (de usted) como traición. Entonces se concluiría que ellos le ven a usted como no digno de confianza. Orientador A: Usted tiene ya que dejar de sentir tanta pena por usted. Esto no le lleva a ninguna parte. Orientador B: La escuela no va bien y usted está deprimido, pero Lno cree usted que todo este panorama se hace peor por una tendencia de su parte por sentir un poco de pena hacia usted mismo? En cada uno de estos casos, el orientador A bruscamente confronta al cliente, mientras que el orientador B tentativa y cautelosamente sugiere algo que el cliente podría considerar doloroso para escuchar. Las palabras subrayadas y los signos de interrogación en los ejemplos anteriores muestran formas verbales de presentar la empatía precisa avanzada tentativamente. Sin embargo, lo tentativo también se muestra en formas no verbales -por la expresión facial, tono de voz, y así. Hay una multitud de modos verbales para indicar tentativamente (vea Gazda, 1973, págs. 161-162, para una lista completa). "Veamos si esto tiene sentido para usted..." "Si lo oigo correctamente, usted parece estar diciendo que..." "Dígame si esto suena demasiado fuerte para usted..." "Podría ser que. 'Me he estado preguntando si..." En los ejemplos usados para ilustrar varios tipos de empatía precisa avanzada, algunas indicaciones verbales de tanteo se han incluido. Otra forma de señalar una nota tentativa es responder primero con empatía precisa de nivel primario y luego moverse a la empatía precisa avanzada (o auto-
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descubrimiento, o confrontación, o proximidad). Algunos podrían objetar tal precaución y tanteo, viendo en ella una falta de autenticidad. "Diga lo que quiere decir, y dígalo directamente, sin ningún adorno" sería el lama de este grupo. Sin embargo, tanto el respeto por el cliente como la preocupación por la meta de' la Etapa II (auto-entendimiento dinámico) sugieren un tratamiento más tentativo. Una de las manifestaciones conductuales de respeto es que el orientador ayude al cliente a usar sus propios recursos en el proceso de ayuda tanto como sea posible. Si el orientador sugiere, en ese punto el cliente puede responder activamente a la sugerencia y trabajarla en sus propios términos. Orientador: ¿Pudiera ser que todo el panorama esté peor por una tendencia de su parte a sentir pena por usted mismo? Cliente: Estoy empezando a ver que me hundo en auto-lástima. Algunas veces sueño despierto que he sido herido por mis amigos sólo para poder sentir compasión por mí. Yo soy una persona centrada en sí misma mucho más de lo que me había dado cuenta. En este ejemplo, el tanteo de parte del orientador ayuda al cliente a entenderse a sí mismo un poco mejor. El no tiene que defenderse de una acusación. La comunicación de empatía precisa avanzada no es un ejercicio abstracto en verdad; es la forma del orientador para estar con una persona que ha venido buscando ayuda. El orientador efectivo no deja de tratar temas importantes y dolorosos directamente, abiertamente y honestamente, ni ve ningún valor en: abrumar al cliente innecesariamente. Las metas del proceso de ayuda deben definir sus técnicas, no al revés. En la Etapa III, según la relación entre el orientador y el cliente se hace más fuerte, el orientador necesita no ser tan tentativo y cauteloso podría haber sido en el principio de la Etapa II. Él simplemente trata de hacer lo que ve que es más útil en un momento dado. En ciertos casos, esto aún puede significar el hablar menos tentativamente de lo que ha sido indicado aquí, aún en la Etapa II. AUTO-DESCUBRIMIENTO DEL ORIENTADOR Si un orientador revela algo de su propia vida personal a su cliente, ¿ayuda esto al cliente? La respuesta a esta pregunta, expresada generalmente, es que eso depende. Como nosotros ya señalamos, los investigadores de las ciencias sociales se han vuelto bastante interesados en el auto-descubrimiento como una forma de interacción humana, abarcando cuando menos tres áreas: mutuo autodescubrimiento en programas de adiestramiento en relaciones humanas, autodescubrimiento en la vida diaria, y auto-descubrimiento por parte tanto del cliente como del orientador en orientación y psicoterapia. Cuando se trata del auto-descubrimiento del orientador en la orientación, sin embargo, toda la evidencia no existe todavía y la evidencia que nosotros tenemos no es completamente clara. Hay dos grupos de evidencia algo contradictorios: una serie urge el auto-descubrimiento del orientador, mientras que la otra nos previene contra él. Los principales ponentes del auto-descubrimiento del orientador son Mowrer (1973) y Jourard (1968, 197la, b), pero sus enfoques son completamente diferentes. La posición de Mowrer sobre el auto-descubrimiento del orientador emerge de toda su filosofía de ayuda, para la cual el auto-descubrimiento es central. El cliente, si desea ser ayudado, debe revelarse completamente a los miembros del grupo de amigos, especialmente en aquellas áreas de su vida en las cuales ha vivido o está viviendo irresponsable y deshonestamente. El líder del grupo también se descubre a sí mismo completamente. Cuando alguien desea entrar al grupo, el líder (o un miembro designado por el líder o por el grupo mismo) se encuentra con él antes de entrar y modela la clase de auto descubrimiento que será exigido de él una vez que entre al grupo. En este caso, el auto-descubrimiento de tanto las irresponsabilidades pasadas como las presentes ocurren de una sola vez. Antes de que entre al grupo, el miembro en prospecto debe contratar el comprometerse en el mismo tipo de auto descubrimiento. Esta clase de inmediato y total autodescubrimiento (al menos con respecto a las áreas de la vida en las cuales el cliente
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no está viviendo efectivamente) es característica de muchos grupos de auto-ayuda de amigos, tales como Alcohólicos Anónimos (vea Hurvitz, 1970). El enfoque de Jourard para el auto-descubrimiento es mucho menos moralista y quizá más pragmático. Él ve el auto-descubrimiento como una parte esencial del proceso de auto-actualización. Su enfoque al auto descubrimiento del orientador es más restringido que el de Mowrer pero más extenso que el de Carkhuff (1969). Jourard, también, urge al orientador a descubrirse a sí mismo en las primeras etapas del proceso de ayuda, porque de acuerdo con su investigación, tal autodescubrimiento aumenta la cantidad y eleva la calidad del auto-descubrimiento del cliente. Como Mowrer, ve a la persona promedio en perturbación psicológica como uno que no se descubre y debe, en la seguridad del proceso de ayuda, aprender el cómo descubrirse a sí mismo más efectivamente. La persona con problemas invierte demasiado tiempo y energía en construir fachadas y trata de que no se derrumben. El orientador ayuda al cliente al modelar él mismo el autodescubrimiento. En términos de influencia social, este modelar se agrega a la base de poder del orientador, pues esto aumenta su atractivo para el cliente (a través de una “similaridad positiva" en auto-descubrimiento), realza su confiabilidad (pues él primero confía en el cliente suficientemente para revelarse a sí mismo) y agrega crédito a sus declaraciones de empatía precisa ("Yo conozco tu mundo porque, al menos en alguna forma análoga, yo he estado ahí, también). Un orientador que se descubre también disminuye la distancia del papel (rol) entre él mismo y el cliente. Se espera, entonces que la mutualidad realzada que sobreviene aumente la, probabilidad de cooperación entre cliente y orientador. Además de todo, un autodescubrimiento del orientador aumenta su habilidad para trabajar con el cliente (Murphy y Strong, 1972) al inicio del proceso de ayuda con objeto de animar al cliente a comprometerse en la auto-exploración. En un sentido, tal modelar es un acto de influencia social: coloca una exigencia en el cliente para revelarse a sí mismo. Bundza y Simonson (1973) y Combs (1969), también ofrecen una evidencia de la utilidad del auto-descubrimiento del orientador. Por otro lado, Weigel y sus asociados (1972) han encontrado una evidencia que sugiere que el auto-descubrimiento del orientador puede asustar al cliente o hacer que el orientador parezca menos efectivo. Muchos de los estudios que urgen el auto-descubrimiento han usado los llamados "normales" (por ejemplo, estudiantes de universidad) como sujetos en estudios análogos. Tales sujetos constituyen relativamente "clientes" de alto nivel. Bien puede ser que el auto-descubrimiento del entrevistador si ayude a dichos clientes a descubrirse ellos mismos. Sin embargo, mientras más desorganizado esté el sujeto (tal como un cliente real con problemas relativamente severos) más es afectado adversamente por el auto descubrimiento del orientador. Él no lo ve como una ayuda sino como una amenaza. ¿Qué principios pueden ser establecidos, entonces, para gobernar el uso del autodescubrimiento del orientador? Primero que todo, un orientador de alto nivel debe estar dispuesto a hacer todo lo que éticamente pueda hacer para ayudar al cliente. Por lo tanto, debe estar dispuesto a descubrirse a sí mismo ante el cliente si y cuando él crea que será provechoso. Él también debe mantener el autodescubrimiento responsable y apropiado como un valor en su propia vida. Prácticamente hablando, esto significa que debe haber gente con la cual él se comparte a sí mismo íntimamente. Puesto que un orientador espera que sus clientes se revelen ellos mismos íntimamente con él en las entrevistas de orientación, sería peor más que anómalo si el orientador no supiera lo que significa -tanto en términos de costo como de beneficio que él se revele profundamente a otra persona. Seguidamente, puesto que el auto-descubrimiento en relaciones humanas no es un fin en sí mismo, el auto-descubrimiento del orientador debe estar relacionado con alguna meta de la orientación. En la Etapa I, como se ha señalada, la meta es mejorar la cualidad de la auto-exploración del cliente, mientras que en la Etapa II la meta es ayudar al cliente a llegar a un mejor entendimiento de sí mismo. El autodescubrimiento del orientador puede alcanzar cualquiera de estas metas, sin embargo, con tal que sea responsable y apropiado. ¿Qué significa "apropiado" en este contexto?
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Primero, el auto-descubrimiento del orientador no debe agregar otra carga más al ya sobrecargado cliente. Hace muchos años, un amigo mío vino a hablarme de un problema que le estaba molestando. Pensé que solamente era correcto que le hiciera saber que no era el único en tener este problema, así que empecé a dejarle saber algo de mí mismo. Pero él me cortó rápidamente, diciendo: "Hey, no me digas tus problemas. Ya es suficientemente duro tratar con los míos. No deseo cargar con los tuyos, también". Nuestro intercambio ilustra dos puntos. Primero, el orientador no puede ayudar a menos que él esté viviendo más efectivamente que el cliente, al menos en las áreas en las cuales él está tratando de ayudar. Segundo, el orientador no puede agregar otra carga a aquéllas del cliente, por su auto-descubrimiento. Por lo tanto, aún cuando un orientador pueda estar dispuesto a descubrirse él mismo, debe determinar primero si su descubrimiento es probable que ayude al cliente a explorarse a sí mismo más adelante, o a entenderse a sí mismo mejor. Tanto la calidad como la oportunidad para elegir el tiempo dé su descubrimiento son críticos. Segundo, el auto-descubrimiento es inapropiado si distrae al cliente de sus problemas. Más positivamente, el auto-descubrimiento del orientador debe ayudar al cliente a enfocar más claramente, concretamente y adecuadamente en sus áreas de vivir inefectivo y los recursos que él puede utilizar para vivir más efectivamente. Cliente: Parece que estoy más ansioso cuando despierto en la mañana. Yo no quiero enfrentarme al día. Es demasiado sobresalto. Orientador A: Yo experimenté esta clase de ansiedad por la mañana durante un período de mi vida. Fue cuando estaba en la escuela graduada y no estaba seguro de que era lo suficientemente listo. No sabía lo que quería de la vida. Pero todo pasó. Cliente: ¿Cree usted que lo suyo estaba relacionado con la atmósfera vaga de la vida escolar? Cliente: Parece que estoy más ansioso cuando despierto en la mañana. Yo no quiero enfrentarme al día. Es demasiado sobresalto. Orientador B: Se vuelve una lucha dolorosa sólo el salirse de la cama. Yo creo que pasé, algo de eso en el ejército. Parecía el mundo bastante miserable. Cliente: Es que sólo es una lucha dolorosa. Pero creo que el mundo sería aún más miserable si yo fuera a renunciar a la lucha. El orientador A distrae el cliente y desvía la atención a él mismo, mientras el orientador B mezcla el auto-descubrimiento con la empatía precisa y gana una mucho más productiva respuesta del cliente. Tercero, el auto-descubrimiento del orientador es inapropiado si es demasiado frecuente. Esto también distrae al cliente y lleva la atención al orientador. La investigación (Murphy y Strong, 1972) ha mostrado que si un entrevistador se descubre a sí mismo demasiado frecuentemente, el cliente puede verle como falso o sospechar que tiene motivos ulteriores. Algunos sugieren que hay una relación curvilínea entre el auto descubrimiento del orientador y la ayuda efectiva. Hipotetizan que el bajo descubrimiento del orientador es inefectivo porque él es visto como apartado, débil y consciente de su rol ("Yo soy el orientador, usted es el ayudado). Por otro lado, el orientador altamente descubierto puede ser inefectivo porque es visto como demasiado poderoso y/o falto de discreción (y por lo tanto, no digno de confianza). El descubrimiento moderado del orientador es efectivo, según la teoría dice, porque él provee un modelo competente de auto-descubrimiento, anima la mutualidad y se prueba a sí mismo digno de confianza (al decir al cliente, en efecto, `Yo confío en ti"). Yo sugiero que el orientador de alto nivel sepa cuándo descubrirse a sí mismo y que él pueda hacerlo seguramente ya sea en la Etapa I o en la Etapa II. Es mejor para el principiante esperar hasta la Etapa II, pues él no tiene todavía la experiencia suficiente para juzgar el impacto de sus interacciones. Según él aprenda cómo
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manejar el auto-descubrimiento en la entrevista de orientación, él puede usarlo siempre que parezca apropiado. Alguna investigación (Tuckman 1966; Vondracek, 1969) sugiere que el orientador puede lograr que el cliente revele más al usar técnicas de sondeo (tales como preguntas abiertas) que por "reflejar" (como, Rogers y Carkhuff sugieren) o por "revelar" (como Jourard sugiere). Pero, primero que todo, la auto-revelación del cliente no es una meta en sí misma. Mientras puede ser catártica y curativa en sí misma, generalmente es subsidiaria de otras metas o sea, el auto-entendimiento dinámico y la acción. Segundo, la empatía precisa es mucho más que sólo “reflejar”, es en sí misma una clase de sondeo. Tercero, puesto que mucha de la investigación sobre auto-descubrimiento tiene lugar en el laboratorio durante períodos de tiempo muy restringidos (tal como una sesión) con clientes que no están perturbados particularmente ("normales") uno debe tener en mente que tanto el auto-descubrimiento del cliente como el del orientador tienen un significado diferente en unas relaciones de ayuda a más largo plazo. Por lo tanto, al menos en esta etapa de la teoría, investigación y elaboración de modelo, parece desacertado enfatizar o minimizar cualquier destreza particular de ayuda. El orientador efectivo tiene un amplio repertorio de destrezas y respuestas, incluyendo "el sondear", "el reflejar" y "el revelar". Utiliza fácilmente éstas y cualquier otra destreza para ayudarse a alcanzar las metas de la orientación. En suma, luego, el auto-descubrimiento del orientador es una destreza o respuesta que ciertamente debe ser parte del repertorio del orientador. Él debe usar el auto descubrimiento siempre que parezca apropiado - en la Etapa I para alentar la auto exploración del cliente, en la Etapa II para aumentar el auto-entendimiento del cliente - pero debe ser cuidadoso de no cargar, abrumar, o distraer al cliente. Auto-descubrimiento en grupos de adiestramiento En cualquier enfoque vivencial para aprender destrezas de ayuda, los que se adiestran se turnan para tomar el papel de orientador, del que recibe ayuda y de observador. Yo ya he sugerido que el que se adiestra, en el papel del que pide ayuda, trate alguna de la problemática real en su vida. El actuar un papel, por supuesto, es otra posibilidad: los que se adiestran se turnan para actuar una variedad de papeles de "gente problema". Sin embargo, el que se adiestra no solamente debe aprender una serie de destrezas de ayuda en el proceso de adiestramiento, sino también debe usar el adiestramiento como una oportunidad para considerar cuán efectivamente está viviendo él mismo, especialmente en aquellas áreas vitales que tienen el mayor impacto en su habilidad para ayudar (tales como su estilo interpersonal, su habilidad para encarar crisis, la disciplina en su vida, o su habilidad para hacer exigencias legítima a otros). Por lo tanto, aún cuando los que se adiestran empiezan por actuar el papel de "gente problema" hasta que ellos no se sientan más cómodos uno con otro y desarrollen un grado de confianza en el grupo de adiestramiento, no deben volverse clientes reales; o sea que ellos deben tratar con todo lo que constituya un obstáculo para su ayuda efectiva. Si los que se adiestran son serios en formar una "comunidad de aprendizaje", esta clase de auto-descubrimiento no será inapropiado. Yo no sugiero que los que se adiestran se comprometan en un cuenta-secretos o autodescubrimiento por sí mismo. Pero, puesto que ellos, eventualmente, van a colocar demandas sobre otros para vivir más efectivamente, creo que deben empezar por colocar estas clases de demandas uno de otro. Consideremos un ejemplo simple. Durante una sesión de grupo general o en una sesión de práctica de un subgrupo, Juan, un orientador que se adiestra, revela lo siguiente de sí mismo: Juan: Siempre que me siento inseguro de mí mismo en situaciones interpersonales -como aquí -lo compenso volviéndome engreído, "sarcástico" o aún cínico. Podría casi decir que uso mi propia clase de “teatro” para defenderme de irá mismo de ser humillado por otros. Lo he estado haciendo aquí hasta cierto grado, y no me gusta. Dudo que a ustedes les guste. No va con lo que nosotros estamos tratando de hacer aquí.
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Este es apenas un dramático cuenta-secretos, pero es el descubrimiento de un problema que bien podría interferir con la habilidad de Juan para ayudar. Si los que se adiestran pueden trabajar problemas como éste durante el curso de su adiestramiento, serán dobles ganadores: desarrollan destrezas y tratan con algunas de las áreas problemáticas de sus vidas. Uno que se adiestra dijo, al final de un semestre, "estoy todavía inseguro de mi habilidad para ser un orientador, pero he recibido más ayuda aquí sobre una variedad de problemas que en cualquiera otra parte". ¿Hasta dónde, entonces, deben ir los miembros de un grupo de adiestramiento en el auto-descubrimiento? ¿Dónde encajan los compañeros miembros en la escala de privacidad, o en lo que Simon y sus asociados (Simon, Howe, y Kirschenbaum, 1972) llaman Ios círculos de privacía" (uno mismo, íntimos especiales, íntimos, amigos, conocidos, extraños)? Es fácil ver que en algunos respectos un orientador se vuelve para un cliente una clase de íntimo ad hoc, o íntimo especial por un cierto período de tiempo. ¿Pero dónde encajan los compañeros orientadores que se adiestran? Quizá el ideal es algo como esto: igual que un orientador debe estar dispuesto a revelar cualquier cosa que pudiera ayudar a su cliente pero lo hace sólo si él ve que es apropiado, así los miembros de los grupos de adiestramiento deben estar dispuestos a tratar con aquellos temas que estén relacionados con alcanzar las metas del grupo. El nivel de confianza en un grupo depende de dos factores interrelacionados: la disponibilidad de los miembros para compartirse ellos mismos y la calidad de la respuesta que reciban una vez que ellos se compartan ellos mismos. Las destrezas de la Etapa I, entonces, son críticas para la vida de cualquier comunidad de ayuda. Un número de autores se han preguntado a ellos mismos la cuestión del criterio para juzgar lo apropiado del auto-descubrimiento, tanto en la vida diaria como en el adiestramiento en relaciones humanas y en los grupos de preparación de orientadores (Culbert, 1967; Egan, 1970, 1971, 1973a; Luft, 1969). Cualquiera que sea el enfoque que un grupo, de adiestramiento hace del auto-descubrimiento, las reglas de base deben ser claras desde el principio. CONFRONTACIÓN La confrontación interpersonal es un hecho de la vida diaria. Es también un hecho que la confrontación se usa bastante ampliamente en las relaciones de ayuda tanto en relaciones de uno-a-uno como en grupos. Por ejemplo, la confrontación juega un importante papel en muchas clases de grupos de autoayuda de iguales (Hurvitz, 1970; Maslow, 1967; Mowrer, 1968a; Yablonsky, 1965) y grupos de encuentro (Egan, 1970). Tanto la confrontación como la auto-critica han caracterizado a una amplia variedad de comunidades utópicas exitosas. (Kanter, 1972, págs. 14ff y 37ff). El que la confrontación sea usada sabiamente en todas estas situaciones es otro asunto, De cualquier modo, la confrontación es ciertamente un tema controversial; y tanto orientadores como adiestradores en relaciones humanas continúan discutiendo sus pros y sus contras, su efectividad y sus riesgos. La confrontación ha sido el tópico de una cierta mínima cantidad de investigación: algunos investigadores han encontrado que es útil (por ejemplo, Berenson, Mitchell y Laney, 1968; Berenson, Mitchell y Moravec, 1968) mientras que otros lo han encontrado relativamente inefectiva (por ejemplo, Kaul, Kaul y Bednar, 1973). Para agregar a la confusión, no hay una definición estándar de confrontación y no hay acuerdo en la literatura sobre los resultados que se supone que tiene. ¿Cuál es la función de la confrontación? En el estudio de Kaul, Kaul y Bednar es vista como relacionado (inefectivamente) a la auto-exploración del cliente (una función de la Etapa I), mientras Carkhuff (1969a, b) la ve como relacionada al auto-entendimiento del cliente y a la acción (una función de la Etapa 11). Berenson y Mitchell (1974) han escrito el estudio más completo de que se disponga sobre la confrontación. Ellos previenen contra su abuso y critican al orientador que hace de la confrontación su especialidad. Dada toda esta confusión, el orientador principiante se encara con la cuestión: ¿debo confrontar o no? La respuesta es que depende. No se puede dar una
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respuesta más definitiva sin una explicación más concreta de la confrontación, tanto de su naturaleza como de sus metas. El propósito de esta sección sobre la confrontación, entonces, es ayudar al orientador a entender la naturaleza de la confrontación para que él pueda decidir qué lugar debe tener esta destreza particular en su repertorio de ayuda. Esta sección considerará la naturaleza y las metas de la confrontación, qué áreas en la vida del cliente deben ser confrontadas, cómo confrontar, el impacto de la confrontación sobre el cliente, y algunas precauciones en el uso de la confrontación. Hacia un entendimiento de la naturaleza y funciones de la confrontación Algunos ven la confrontación - y espero que esto sea una caricatura - como un ataque, con frecuencia un ataque vicioso, sobre otra persona, generalmente por "el propio bien" de esta persona. Como tal, es altamente negativa y altamente punitiva -diseñada, me parece a mí, para ayudar al confrontador a quitarse un peso de encima más que para ayudar al confrontado a vivir más efectivamente. Parecería que tal confrontación, casi por definición, es inútil en las relaciones de ayuda. Sin embargo, hay aquellos que ven tal "terapia de ataque" como productiva si tiene lugar en una forma estructurada en el contexto de una comunidad de apoyo (Maslow, 1967). Pero cualquiera que sea el valor de esta clase de confrontación punitiva, este no es el significado de confrontación aquí. La confrontación como una extensión de la empatía precisa avanzada. La confrontación es en el mejor de los casos una extensión de la empatía precisa avanzada, o sea que es una respuesta al cliente, basada en un profundo entendimiento de los sentimientos, experiencias y conducta del cliente, que envuelve algo de desenmascarar distorsiones en el entendimiento de sí mismo del cliente y algo (al menos implicado) de reto para la acción. Orientador: A usted le gustaría que su hija la respetara y pensara que usted es sincera. Usted especialmente gustaría de que ella fuera sincera con usted, ahora que está por salir con muchachos. Por otro lado, usted siente que hay algunas cosas que ella no debe saber acerca de usted "por el propio bien de ella" especialmente en el área de las relaciones de usted con hombres. Usted tiene que evadirla cuando ella le hace preguntas sobre esta área. Y aún a veces usted tiene que decirle a ella "mentiritas blancas" para que ella no se lastime por la verdad. Pero todo esto la hace sentirse incómoda; usted se siente desgarrada por esto. Aquí el orientador ayuda al cliente a reunir algunos de los hechos que han emergido en el proceso de auto-exploración. Su respuesta está basada en hechos que la cliente misma ha revelado, pero el orientador reúne estos factores en una forma en la cual la cliente ha fallado en hacer. Esto envuelve un cierto desenmascarar y un reto implícito para la acción. Supongamos que el cliente contesta algo como esto: Cliente: Nunca había pensado de esa manera antes, pero esto es lo que estoy haciendo -y no es muy bello panorama. Parece que yo tengo dos estándares, uno para mí y otro para mi hija. Y racionalizo mi conducta pensando que es Io mejor para ella". Si yo pienso que mis relaciones con los hombres en mi vida son correctas, morales y buenas para mí, entonces yo debo ser capaz de compartir esta parte de mi vida en alguna forma responsable con mi hija. Pero si yo pienso que lo que estoy haciendo es equivocado y no estoy segura de estar lista para hacerlo -entonces debo empezar a pensar en cambiar mi conducta. De cualquier modo, algo tengo que hacer. Ella la encuentra dolorosa pero real esta clase de auto-exploración y entendimiento. El cliente con frecuencia tiene que tomar decisiones dolorosas, pero el orientador está ahí tanto para entender su pena como para ayudarle a través de ella. La confrontación, como se describe en las páginas siguientes, significa un desenmascaro responsable de las discrepancias, distorsiones, juegos y cortinas de humo que el cliente usa para esconderse tanto del auto-entendimiento como del cambio conductual constructivo. También envuelve un retar a lo no desarrollado, lo sub-desarrollado, lo no usado y los mal usados potenciales, destrezas y recursos del cliente, con miras para examinar y entender estos recursos y ponerlos en uso en
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programas de acción. La confrontación es una invitación del orientador al cliente para explorar sus defensas - aquéllas que le evitan entender y aquéllas que le impiden la acción. Las metas de la confrontación son ayudar al cliente a explorar áreas de sentimientos, experiencias y conducta que él, hasta entonces, ha estado renuente a explorar. Orientador: Nosotros seguimos escarbando en los déficits de su matrimonio, casi como si no hubiera nada bueno en él. Podría ser útil tratar de ponerlo en la perspectiva de examinar qué es lo bueno en él. Ellos ayudan al cliente a entender los modos de conducta auto-destructiva y los recursos no usados. Orientador: Parece que una cosa que usted ha aprendido es que castigar a su hijo una y otra vez no ha funcionado. No ha cambiado la conducta de él apreciablemente. ¿Podría ser que su uso persistente del castigo, aún cuando prueba ser inefectivo, dice algo acerca de usted? Orientador: Jaime, a usted realmente no le gusta su maestra. Puede admitir eso en usted mismo. También ve que usted no va a cambiar el estilo de ella. Usted es lo suficientemente realista para ver eso. Por lo tanto, perturbar su clase, lo cual ayuda a que usted desahogue su ira, realmente no la cambia. Usted queda como perdedor. Faltan dos meses de clase este año. ¿Cómo puede usted ser sincero con sus sentimientos y no seguir todavía lastimándose? Ellos le ayudan a aprender cómo confrontarse a sí mismo. Orientador: María, nosotros hemos escrito en el papel todas las cosas que usted ve que su marido hace mal. Me pregunto si usted pudiera hacer otra lista: una lista de las cosas que usted hace o no hace y que usted piensa que pudieran molestarle a él. En la Etapa II, las primeras dos metas (explorar, entender) son de primera importancia, mientras las segundas dos (actuar, aprender) son más importantes en la Etapa III. La lógica de la orientación, se aplica también a la confrontación: si el orientador confronta responsablemente, el cliente aprenderá cómo confrontarse a sí mismo y, eventualmente, cómo confrontar a otros - no destructivamente, sino con respeto y cuidado. Indudablemente, una de las manifestaciones conductuales de respeto es que la persona que respeta a otra usa respuestas balanceadas negativamente tales como la confrontación en una forma que promueve el crecimiento del otro. ¿Que debe ser confrontado? Discrepancias. En todos nosotros hay varias discrepancias: entre lo que nosotros pensamos y sentimos y lo que nosotros decimos, lo que decimos y lo que hacemos, nuestra visión de nosotros mismos y la de otros sobre nosotros, lo que somos y lo que deseamos ser, lo que realmente somos y lo que experimentamos nosotros mismos ser, y nuestras expresiones verbales y no verbales de nosotros mismos. Estas categorías, obviamente, han de ser traducidas a instancias específicas. • Estoy confuso y enojado, pero digo que me siento bien. • Yo sostengo que es importante estar físicamente bien, pero me permito tener sobre peso y no hago ejercicio. • Me veo a mí mismo corno ingenioso, pero otros me ven como mordaz. • Me gustaría ser un orientador habilidoso, pero soy torpe e inepto en un número de destrezas de ayuda necesarias, y aún así no practico. • Yo me siento feo, cuando en realidad me veo sobre el promedio. • Digo "si" con mis palabras, pero mi cuerpo dice "no". • Yo digo que estoy interesado en otros, pero no los atiendo o trato de entenderlos.
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El orientador diestro puede ayudar al cliente a entenderse mejor a sí mismo al ayudarle a ver la variedad de discrepancias que existen en su vida. Orientador: Jaime, usted ha hablado acerca de una necesidad de disciplina en sus hábitos de estudio. Yo me he estado preguntando si usted piensa que podría haber una necesidad más general de disciplina en su vida. Por ejemplo, ¿cree usted que podría ser importante lograr una mejor figura física? Cliente: Sé que necesito una gran cantidad de disciplina, pero nunca había pensado en mi cuerpo. De hecho, hasta este momento yo pensé que el hecho de que no me importara como se viera mi cuerpo era una buena señal. Mi cuerpo está bastante desaliñado y podría sólo ser una señal de mi desaliñado enfoque de la vida. La persona integrada no puede decir a su cuerpo "No tengo necesidad de tí." En este ejemplo, el orientador confronta esta discrepancia en forma de pregunta, porque preguntar es una forma de expresar el ser tentativo. Su confrontación, entonces, no es un ataque sino una invitación al cliente a explorar, entender y actuar. Distorsiones. La gente que no puede encarar las cosas como realmente son, tiende a distorsionarlas. La forma cómo nosotros veamos al mundo es con frecuencia una indicación de nuestras necesidades más que una visión real de cómo es el mundo. Por ejemplo: • Tengo miedo de usted y por lo tanto lo veo apartado aunque en realidad usted es una persona considerada. • Veo al maestro como un dios, pero yo le hago exigencias injustificadas. • Yo veo el que mi esposa consiga trabajo como una señal de alejamiento de mí, más que como su forma de ejercer su propia creatividad e independencia. • Yo veo mi terquedad como compromiso. Una forma en que el orientador puede ayudar al cliente que está cautivo en sus propias distorsiones de la vida es sugerir marcos de referencia alternos para verse a sí mismo, a otros, o a la vida misma. Por ejemplo, podría sugerir: • La vida puede ser vista como reto más que sólo como dolor. • Usted se recrea en la auto-compasión en lugar de comprometerse a actuar con paciencia. • Usted debe pensar en el aprendizaje como algo más que educación formal y cosas tales como títulos y grados. • Usted parece realmente sarcástico no sólo ingenioso. • Usted es algo seductor en vez de una víctima. • Ayudar a otros es un privilegio más que una carga. • Usted teme más el actuar que el ser incapaz de actuar. • El cuidado por su hija es asfixiante más que educativo. • La intimidad es recompensante en vez de ser sólo exigente. Orientador: Jaime, usted ha descrito el acercarse a la gente como una cosa bastante pesada. Corta su tiempo de estudio, la gente le deprime, la gente le hace exigencias irrazonables. Me pregunto si usted ha tenido alguna recompensa en sus relaciones más cercanas. Orientador: Sara, usted dice que sus novios tienden a aprovecharse de usted tanto que ahora está empezando a temer por su reputación. Por otro lado, su vestido es "sexy", usted está de acuerdo con ir a fiestas donde aprovecharse" es parte de la escena, y una de sus metas es ser popular. Me pregunto si ve algunas contradicciones aquí. El sugerir marcos de referencia alternos ayuda al cliente a romper con una visión auto-frustrante, de otros y del mundo. Una de las funciones de la Etapa II es ayudar al cliente a verse a sí mismo y al mundo desde un punto de vista menos personal y
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más objetivo. Los marcos de referencia alternos sirven para esta función, siempre que sean precisos y que sean presentados en una forma que ayuden más que sólo castiguen al cliente. Juegos, trucos y cortinas de humo. Si yo me siento a gusto con mis ilusiones y engaños y me beneficio con ellos de alguna manera, obviamente trataré de conservarlos. Si yo soy recompensado al jugar juegos o sea, si yo consigo que otros llenen mis requeridas por jugar juegos-entonces continuaré con un enfoque de juego de la vida. Por ejemplo, yo jugaré: "Sí, pero. . ." o sea me presentaré como uno que necesita ayuda u orientación y luego procederé a mostrarle a mi orientador qué tan inefectivo es el consejo que me ha dado, cómo tal solución no funcionará, etc. 0 me hago a mí mismo parecer indefenso y necesitado ante mis amigos y luego cuando ellos vienen en mi auxilio, me enojo con ellos por tratarme como a una criatura. 0 seduzco a otros de una forma o de otra y luego me indigno cuando ellos aceptan mis invitaciones encubiertas, El número de juegos que la gente puede jugar con objeto de evitar la intimidad y otras formas de vivir efectivamente es aparentemente infinito. Los clientes que están temerosos de cambiar, con frecuencia intentarán echar cortinas de humo con objeto de esconder de la vista del orientador las formas en las cuales ellos fallan en ver la vida. Tales clientes usan la comunicación con objeto de no comunicarse (Beier, 1966). Si el orientador es efectivo en la Etapa I, crea una atmósfera en la cual es casi imposible para el cliente jugar juegos durante las entrevistas de orientación. El buen orientador no queda "enganchado" en los juegos del cliente. Por ejemplo, puesto que él no empieza dando consejo al cliente, esto le evita jugar el juego de "Sí, pero. . . “con el cliente. Sin embargo, si el cliente intenta jugar juegos o echar diversas cortinas de humo durante las entrevistas d/e orientación, el orientador puede llamar la atención al cliente en una forma responsable y considerada. Cliente: Realmente me gustas. Y me gusta el modo en que hemos estado en estas sesiones. Tú eres tan fuerte, y se siente bien estar con una persona tan fuerte. Orientador: En cierta forma yo agradezco que te guste, pero en cierta forma me molesta un poco. Si yo tuviera que escoger, creo que prefería que me respetaras a que te gustara. Este es un proceso doloroso el que tú estás atravesando, en el cual yo te hago exigencias. No estoy seguro de que a ti siempre te gusten mis exigencias. Pero eso está bien si lo que nosotros hacemos aquí es útil. ¿Tiene esto sentido para ti? Este intercambio está tomado fuera de contexto, pero supongamos que el cliente está, al menos subconscientemente, tratando de "comprometer" (Beier, 1966) al orientador con objeto de retardarle o alejarle de temas delicados. El orientador dice, en efecto, Nosotros tenemos trabajo que hacer y la calidad de nuestra relación debe ayudarnos a terminarlo más que a estar en camino de lograrlo". Su confrontación puede conducir a que ellos exploren lo que está sucediendo en su relación de uno con otro (comunicación mutua, directa: plática de "tú-yo"). El orientador debe también objetar los juegos que el cliente esté jugando con otros fuera de la relación de orientación. Orientador: Te has pasado mucho tiempo haciendo saber a tus amigos que tú eres incapaz de ciertas tareas o que no estás disponible, y ahora parece que esto el tiro te sali6 por la culata. Un número de tus amigos ha dejado de hacerte exigencias y tu vida social se ha vuelto bastante hueca. Cliente: Sí, en formas sutiles yo seguía diciendo: "Tú no puedes esperar que yo haga esto o esté disponible para hacer aquello". Seguía representándome como una persona completamente desvalida de modo que no fuera pescado en cosas que no quisiera hacer. Ahora estoy pagando por eso. Hay una gran distancia entre yo y muchos de mis amigos. Este cliente quedó atrapado en su propio juego. La declaración del orientador es una de empatía precisa, pero también ayuda a desenmascarar el juego que el cliente ha estado jugando en su vida social. El cliente reacciona al hacer este
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entendimiento como propio. Su pregunta es ahora: "¿Cómo puedo revertir este proceso?" Está listo para un programa de acción. Y esta es una de las funciones de la confrontación: preparar el cliente para la acción. Orientador: Tú realmente no eres esta persona débil e incapaz que has hecho de ti. De hecho, tienes un número de fuerzas interpersonales: puedes ser directo, abierto y sincero. Eres capaz de interesarte en otros aún cuando puedas haber evitado esto en el pasado. Tienes un deseo de comunidad, aún cuando has permitido que esto fuera impedido. Sabes admitir tus errores, enfrentarte a ellos, y quieres hacer algo acerca de ellos. Creo que nosotros hemos visto todo esto en las entrevistas. El orientador sigue enumerando algunas de las fuerzas que el cliente posee pero que no ha usado efectivamente en su vida interpersonal. El cliente tiene que decidir cuán intensamente quiere vivir, porque él tiene la capacidad de vivir intensamenteal menos más intensamente de lo que está viviendo ahora. Listar sus recursos de por sí lo estimula a actuar. Evasiones. Los clientes tienen una forma de evitar temas reales porque los temas reales son, por supuesto, dolorosos. Una forma de hacer esto es culpar a otros por todo lo que está saliendo mal en la vida de uno. Orientador: Yo tengo un sentimiento bastante bueno de lo que tu maestra está haciendo mal. ¿Qué s lo que tú crees que haces para enojarla? Estudiante: Yo no hago nada. Me meto en mis propias cosas. Orientador: Déjame ponerlo de otra manera. ¿Qué es lo que tú crees que ella cree que tú haces mal? ¿Qué diría ella acerca de ti si se estuviera quejando de ti con alguien? Estudiante: Bueno, ella diría que soy flojo, que no le presto atención en clase, que mi trabajo es desaliñado. El orientador no está tratando de tomar un lado, sino que está tratando de ver ambos lados del asunto. Ahora tiene más indicios como guías para examinar el asunto. Algunos clientes tratan de decir, directa o indirectamente, que no tienen los recursos para un programa de acción particular. Cliente: He tratado de dejar de beber, pero simplemente no puedo. Orientador: ¿Puedes decirme algunas de las cosas que has intentado? El hacer a un cliente más concreto acerca de sus generalizaciones (y por lo tanto menos evasivo) es una clase de confrontación. Hay muchos modos en los cuales el cliente puede ser defensivo (Gazda, 1973, Págs. 42ff). La confrontación debe ayudar al cliente a salirse de una postura defensiva, pero no debe hacerle sentir indefenso. Conducta versus valores. ¿Debe el orientador confrontar la conducta del cliente o la fuente de su conducta, esto es, sus valores? Demos una mirada a una confrontaci6n de conducta improductiva. Orientador: Juan, cuando hablas hay casi siempre un dejo de hostilidad en tu voz. Y aún veo en ti una persona que es fundamentalmente "para" otros pero quizá también temerosa de ternura o cercanía. Esta es una confrontación de la conducta del cliente, pero también incluye una referencia a los recursos del cliente. El mensaje es, "Tienes el potencial de ser más efectivo en relaciones interpersonales. Veamos qué podemos hacer para alcanzar esa meta". Es mucho más difícil cuestionar las valores del cliente (a menos que un valor dado sea patentemente inhumano por ejemplo, el placer sádico derivado de castigar a
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otros). Consideremos un caso en el cual el orientador confronta un valor que el cliente sostiene. Orientador: Memo, te envuelves demasiado en el trabajo. El trabajo realmente no realza tu vida, te aprisiona. Tú no posees tu trabajo, él te posee a ti. Cliente: Es mi vida y es lo que me gusta hacer. ¿Tengo que ser como todos los demás? El trabajo es un valor legítimo, y si el orientador lo ataca directamente, él puede esperar que el cliente reaccione defensivamente. Sin embargo, el orientador debe desafiar al cliente al sondear sus valores y lograr una visión más clara de lo que son sus valores prioritarios para que el cliente pueda ver qué conflictos de valores existen en su vida. Si el cliente está siguiendo valores autodestructivos o destructivos para otros, estos deben ser desafiados directamente. Si, por otro lado, él está siguiendo valores tan divergentes que lo están desgarrando, debe ser empujado a establecer valores prioritarios. Orientador: Tomás, te gusta tu trabajo, es satisfactorio en sí mismo, y la paga es buena. Pero te mantiene lejos de tu familia muchísimo. Te has quejado de falta de comunicación entre tú y tu esposa y entre tú y tus niños. Trabajo y familia no se están mezclando bien. Podría ser tiempo de darle una mirada seria a esto. Cliente: Estoy tan metido en mi trabajo que no creo que quiera siquiera pensar en cambiar de trabajo. Pero tú tienes razón, la situación en casa se sigue deteriorando y la única forma en que yo he manejado esto ha sido pasando más tiempo en el trabajo. No es la función del orientador tratar de conseguir que el cliente adopte su serie de valores o las prioridades de valores que él aboga. Pero debe ayudar al cliente a encarar los conflictos de valores que están causando disturbios en su vida. La manera de confrontar La cuestión no es si el orientador debe confrontar al cliente o no, sino cómo debe hacerlo si ve que tal confrontación podría ayudar. Su manera de confrontar debe aumentar la probabilidad de alcanzar sus metas: aumentado el auto-entendimiento y la acción del cliente. ¿Cómo, entonces, debe tener lugar la confrontación? En el espíritu de la empatía precisa. Nosotros ya hemos visto que la empatía precisa avanzada es, con frecuencia confrontación en sí misma. Como Carkhuff señala, "El nivel más profundo de empatía dirá al orientador que el que recibe la ayuda no quiere tanto el ser reforzado por una comprensión que se comunica de su propia existencia expresada sino que quiere ser capacitado para librarse de los procesos confusos y sofocantes de la vida" (Carkhuff, 1969a, Pág. 210). Aún si una expresión dada de confrontación no se ve como idéntica a la de la empatía precisa avanzada, debe todavía expresarse en el espíritu de tal empatía. Todas las interacciones con el cliente deben estar basadas en un entendimiento preciso del cliente. Orientador: Si yo puedo reunir todo lo que tú estás diciendo, María, hay dos temas. Tú amas a tu marido y le muestras tu amor estando disponible para él, cuidando de él, por la forma en que trabajas en casa y con los niños, y expresando tu felicidad cuando las cosas van bien para él. Pero hay también un tema de desconfianza, alejamiento, y quizá de disgusto. Por ejemplo, tú realmente no le has perdonado su pasada infidelidad: ya no estás dispuesta a compartir con él lo que es más profundo en tí y por tu cinismo pudieras estarle destruyendo en pequeñas formas. ¿Còmo ves esto? Si esta aseveración es precisa, es probable que sea constructivamente confrontativa.
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Tentativamente. Como en el caso de todas las intervenciones de la Etapa II, la confrontación debe tener lugar tentativamente, especialmente en la primera parte de esta etapa. Orientador: ¿Podría ser que la ira que te "tragas" en las reuniones de la facultad no se "aplaque"? De lo que tú has dicho, parece que se escurre en observaciones cínicas, alejamiento y conducta no cooperativa. ¿Tiene esto sentido para ti? Me pregunto si tengo el cuadro correcto. El hecho es que esta declaración del orientador está llena de delicadezas que capacitan al cliente a aceptar el cuadro más fácilmente, sumarse a ella, y calificarla sin sentirse acusado por el orientador. Si el orientador descarga un montón de ladrillos sobre el cliente, el cliente tendrá que gastar su energía en recuperarse del golpe más que en tratar de asimilar y trabajar con la confrontación. Vea qué diferente suena el siguiente ejemplo de intervención de los precedentes. Orientador: Tú realmente no te "tragas" tu ira. Se está escurriendo improductivamente todo el tiempo. Yo creo que tú sólo te estás haciendo el tonto. Esta es la confrontación pero la manera del orientador es acusadora. La sesión de orientación no debe ser una escena de juzgado en la cual el orientador está tratando de probar su caso contra el cliente. Más aún muchos orientadores caen en esta trampa, y por sus acciones indican que el estar correctos es lo más importante. Olvidan la regla fundamental: la ayuda es para el cliente. Con cuidado. El respeto básico exige que el orientador confronte con cuidado. Tratemos de operacionalizar la expresión "con cuidado". Envolvimiento. La confrontación debe ser en una forma en la cual el orientador se envuelva él mismo con el cliente. Si, a través de la confrontación, el orientador encuentra que está lejos del cliente, probablemente no está confrontando con cuidado. Motivación. El motivo del orientador debe ser ayudar al cliente, no sólo tener la razón, castigar, regresar al cliente, o ponerlo en su lugar. Algunos orientadores tienden a dar salida a sus frustraciones a través de la confrontación, no dándose cuenta que su falta de destreza es con frecuencia el canal real de su frustración. Un orientador que parece estar trabajando por otro motivo que no sea el de ayudar es visto por el cliente como indigno de confianza y pierde su base de influencia. Relación entre el cliente y el orientador. La confrontación debe estar proporcionada a la relación entre el orientador y el cliente. Todos nosotros sabemos que estamos más dispuestos a oír palabras fuertes de unos que de otros. Si el orientador ha hecho poco por establecer armonía con el cliente, probablemente no habrá confrontación. Cuidar la confrontación presupone alguna clase de intimidad entre el confrontador y el confrontado. Esta intimidad debe ser real y no meramente alguna clase de rol de intimidad que se presuma existe debido a la relación de la orientación misma. El estado del cliente. El orientador debe juzgar la habilidad presente del cliente para asimilar lo que está diciendo. Si el cliente es desorganizado y está confuso en el momento, hace poco bien agregar a su desorganización a exigir más de él. Cliente: Chico, no tenía idea de que los cosas fueran tan mal como las veo ahora. Es como estar medio borracho -ni siquiera quiero mirarme por un momento. Orientador A: Aún ahora estás escapando de lo que estoy diciendo. Es la misma cosa que haces con tu esposa, con tus amigos, con cualquiera que se te acerque o exija atención.
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Orientador B: Lo que estás aprendiendo de ti aquí es doloroso y penoso. Necesitas tiempo para dejar todo esto comprendido y dirigido y lograr tomar tu rumbo de nuevo. El orientador B reconoce la desorganización del cliente y trata de ayudarle y apoyarle a entender lo que pasa (nivel primario de empatía precisa). El orientador A, por otro lado, se mueve para matar, porque él quiere oír una respuesta (una confesión de culpa) ahora mismo que lo satisfaga a él. El método de aproximación sucesiva. En muchos casos, la confrontación será mucho más efectiva si es gradual. El cliente tiene que asimilar lo que se le está diciendo; él tiene que hacer lo propio o no durará. Una buena técnica de modificación de conducta no exige todo del cliente de una sola vez. Las exigencias conductuales son espaciadas, y los éxitos son recompensados. Este movimiento en pequeños pasos, cada uno de los cuales se refuerza, hacia una meta conductual se llama el método de "aproximación sucesiva". Para usar este método, el orientador tiene que desmenuzar la conducta indeseable del cliente en componentes o unidades más simples. Será más probable que él tenga éxito si empieza con unidades concretas que no son tan cruciales como otras y que son relativamente fáciles de cambiar. Demos una mirada a un ejemplo de lo que no se hace. Orientador: Si quieres deshacerte de estos sentimientos de soledad, tienes que salir hoy y empezar a interactuar efectivamente con otras gentes. Este orientador no es concreto y pide todo de una sola vez. Si él pide de una sola vez, probablemente no conseguirá nada. Tomemos otro ejemplo, en el cual el orientador está mucho más consciente del método de aproximación sucesiva. El cliente está preocupado por el hecho de que él crea una pobre impresión en los demás. Nosotros tomamos la entrevista en algún punto en la Etapa II. Orientador: Has dicho que haces una pobre impresión a la gente -que parece, casi invariablemente, que empiezas con el pie equivocado. Una cosa que podría ayudar es tratar de ser más atento con otros, precisamente desde el principio. Cuando nosotros estamos juntos aquí, por ejemplo, tu postura frecuentemente parece decir que estás en alguna otra parte. Creo que los demás podrían ver que estás interesado en ellos si tú simplemente les prestas atención más cuidadosamente. Este orientador se da cuenta de que podría haber muchas cosas equivocadas en el enfoque de su cliente a los demás, pero su enfoque es sistemático: empieza con una conducta que es relativamente fácil de cambiar y empuja al cliente a cambiar su conducta aquí y ahora, en la misma sesión de orientación. Consideremos otro ejemplo. En este caso el cliente es demasiado pasivo y termina siendo ignorado por los otros. Orientador A: Has sido demasiado pasivo, Teodoro. Tienes que salir y apoderarte de la vida si esperas que los demás te presten atención. El concepto "pasivo" es demasiado general, y la solución ofrecida es demasiado vaga, para que Teodoro la tome. "Ser pasivo" debe ser desmenuzado en conductas concretas que puedan ser aprendidas gradualmente. Orientador B. Teodoro, podría ser que una razón por la que la gente no te hace caso o te ignora, es que tú no te haces valer mucho. Puesto que tú retrocedes, pronto nadie te estará notando. Por ejemplo, tu voz es tan suave y tranquila que algunas veces es difícil de oir. Podría ayudar que empezaras hablando más fuerte. El orientador B se da cuenta que Teodoro necesita algún grado de adiestramiento para hacerse valer. Confronta al cliente con una visión general de su conducta, pero es explícito inmediatamente. También usa la misma situación de orientación corno un lugar para empezar; es una situación segura y puede ser controlada. Los ejemplos dados tratan con auto-entendimiento y acción. El método de aproximación sucesiva se tomará otra vez en la discusión de la Etapa III, en la cual los programas de acción serán tratados específicamente.
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La respuesta del cliente que es confrontado Aún cuando la confrontación es una respuesta a una súplica de un cliente para ser ayudado a vivir más efectivamente, generalmente precipita algún grado de desorganización en el cliente. Como hemos visto, diferentes escritores se refieren a esta experiencia bajo diferentes términos: "crisis" (Carkhuff), "desorganización" (Douds), "un sentido de inadecuación" (Mehrabian), "desequilibrio" (Piaget), e Incertidumbre benéfica" (Beier). Todos estos autores sugieren que las crisis precipitadas por la orientación pueden ser benéficas para el cliente. Si lo son o no depende, en gran medida, de la destreza del orientador. La teoría de la influencia social dice que una persona que siente que es inadecuada, está abierta (para bien o para mal) a los procesos de influencia social en mayor grado que otras. La confrontación, puesto que generalmente sí induce algún sentido de inadecuación en el cliente, puede dejarle más abierto a la influencia. Una forma de mirar la confrontación es desde el punto de vista de la teoría de disonancia cognoscitiva. La confrontación induce a la disonancia. Por ejemplo, si el cliente está jugando un juego con el orientador, la confrontación le arrebata de la seguridad del juego. 0 si el orientador le señala al cliente que él está castigando a otros bajo el pretexto de ayudarlos, el cliente así "descubierto" o desafiado, experimenta confusión o disonancia. Puesto que la disonancia es un estado incómodo, el cliente tratará de deshacerse de él. Examinemos las formas típicas en las cuales una persona experimentando disonancia intenta deshacerse de este desconcierto. Desacreditar al confrontador. Atacar al confrontador, desacreditarlo, mostrarle que él no es mejor que nadie. Cliente: Es fácil para ti sentado allí sugerir que yo debo ser más "responsable" en mi matrimonio. Tú nunca has tenido la experiencia de la miseria en la cual vivimos. Tú nunca has experimentado la brutalidad de él. Probablemente tú vivas en uno de esos "lindos" matrimonios de la clase media. Esta es una de las más preponderantes estrategias para enfrentarse con la confrontación: el contra ataque. El orientador que despierta esta clase de respuesta de su cliente sabe que está haciendo algo mal. Él no está siendo experimentado como alguien que "está con" el cliente, y por lo tanto su ayuda es vista como ataque. El contra-ataque es apenas una respuesta creativa a la confrontación, así que el orientador no debe provocarla. Persuadir al confrontador que cambie sus puntos de vista. Razonar con él; mostrarle que tú realmente no eres tan malo o que él está malinterpretando lo que tú haces. Aquí el cliente razona su conducta: Cliente: No estoy seguro de que mi enojo en la casa no sea necesario. Creo que es parte de mi identidad, al menos en el sentido de que si yo fuera a acostarme y morir, me volvería un tapete de la casa. Creo que usted me ve como una persona bastante razonable. Yo no me enojo aquí porque no hay por qué. Algunas veces un cliente como éste llevará al orientador incauto a un argumentar acerca de su conducta. Un cliente que está altamente empeñado en la racionalizaciòn es difícil de tratar, pero el argumentar no es un instrumento efectivo. Devaluar la importancia de] tópico que está siendo discutido. Esta es otra forma de racionalización. Por ejemplo si el cliente está siendo confrontado acerca de su sarcasmo, señala que raramente es sarcástico, que "burlarse de otros" es una parte menor de su vida y no vale la pena de gastar tiempo en ello. El hecho de que el cliente algunas veces evada los tópicos que son demasiado dolorosos enfatiza la necesidad de un entendimiento preciso de los sentimientos, experiencias y conducta del cliente. El cliente tiene derecho a devaluar un tópico si realmente no es importante. El orientador tiene que ser lo suficientemente sensible como para descubrir qué temas son importantes y cuáles no. Buscar apoyo para los puntos de vista de uno, donde sea. Algunos clientes cambian orientadores porque ellos "no están siendo comprendidos". Esto puede ser
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una forma de buscar apoyo para los puntos de vista de uno, donde sea. Pero un cliente puede permanecer con un orientador y aún buscar tal apoyo donde sea. Cliente: Le pregunté a mi esposa acerca de mi sarcasmo. Ella dice que piensa que mis amigos lo ven como buen humor y como parte de mi estilo. Este es un modo indirecto de decirle al orientador que está equivocado. El orientador bien podría estar equivocado pero si el sarcasmo del cliente es realmente disfuncional en su vida interpersonal, el orientador debe encontrar alguna forma de presionar sobre el tema. Si la orientación tiene lugar en un grupo, es mucho más difícil para un cliente encontrar y presentar un apoyo inexistente para sus propios puntos de vista. Juana: ¿Alguien aquí me ve como mordaz y sarcástica? Susana: Creo que tú eres sarcástica de cuando en cuando. La única razón por lo cual no he dicho nada acerca de ello hasta ahora porque tú no has sido sarcástica conmigo. Juana puede tener retroinformaciòn directa del grupo sobre su conducta. Es mucho más difícil para ella jugar juegos de racionalizaciòn con sus compañeros participantes. Cambiar el conocimiento para corresponder al del confrontador. El cliente puede estar de acuerdo con el orientador, ver su punto. Esto, también, puede ser un juego. Cliente: Creo que tú estás bien. Soy demasiado descortés y radical cuando hablo. Debo tratar de pensar qué impacto voy a causar antes de abrir la boca. Un cliente puede estar de acuerdo con las confrontaciones del orientador con objeto de lograr que el orientador "dé la espalda". Si tales confesiones no conducen a un cambio conductual, sin embargo, la sinceridad del cliente es susceptible de sospecha. La meta del orientador en la confrontación no es tener al cliente de acuerdo con él sino hacer que el cliente reexamine su conducta con objeto de entenderse mejor a sí mismo y actuar más efectivamente. Examinar su conducta con ayuda del orientador. La respuesta ideal del cliente a la confrontación incluiría la indicación del cliente de que entiende lo que el orientador está diciendo. Consideremos un ejemplo. Orientador: Siempre que tu hijo explica cómo se siente acerca de su relación contigo, tú tiendes a explicar lo que él ha dicho en una forma que concuerda con tus propios puntos de vista de la relación. No estoy seguro de que tú lo escuches atentamente, puesto que lo que tú estás diciendo suena tan diferente de lo que él está diciendo. Cliente: Suena como si estuviera tratando de vaciar sus palabras en mi molde para que yo pueda decir "¡Ves, nosotros realmente estamos diciendo la misma cosa!" Este cliente hace lo que poca gente hace cuando son confrontados en cualquier situación: primero verifica si tiene un entendimiento adecuado de la naturaleza de la confrontación. Esta reacción es extremadamente importante, pues es una indicación de la apertura del cliente a una vista más objetiva de su conducta y deja saber al confrontador si sus palabras no están siendo distorcionadas por el cliente. Esta buena voluntad tanto para entender como para reflexionar sobre una confrontación es una habilidad que el orientador debe tratar de ayudar a su cliente a desarrollar. Una vez que el cliente empieza a desarrollar tal destreza, entonces está listo para el siguiente paso: aprender cómo confrontarse a sí mismo. Cliente: En la última media hora yo he empezado a hacer lo que siempre hago afuera: me he vuelto el ratón obediente. He estado tratando de hablar contigo en una forma que te complazca más que de ayuda para mí. Constantemente estoy
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buscando las claves en tu conducta que me digan si estoy haciendo lo correcto" o no. El cliente se pesca a sí mismo en una conducta improductiva y se confronta él mismo. Una vez que reconoce la conducta improductiva, puede explorarla con el orientador y tratar de llegar a las medidas que eviten el que se presente una y otra vez. Precauciones y conclusión Contexto. Hablar acerca de la confrontación separadamente le confiere una clase de importancia que no tiene en el proceso de ayuda. Los orientadores prospectivos comienzan a pensar que puede separarse de otras destrezas, especialmente las destrezas de la Etapa I. El orientador que carece de un amplio repertorio de destrezas de ayuda, especialmente las de la empatía precisa y las necesarias para ayudar al cliente a envolverse en programas de acción efectivos, con frecuencia tratará de enmascarar su falta de destrezas con respuestas demasiado reactivas y en confrontar negativamente. La ayuda es un proceso orgánico y la confrontación debe crecer en ella orgánicamente. El especialista en confrontación es con frecuencia una persona muy destructiva, una persona que no es siquiera buena en su propia especialidad. La discusión sobre confrontación de las últimas páginas incluye un número de precauciones. Con mucha frecuencia el principiante ignora estas precauciones. Seria mucho mejor para el principiante volcar su energía en aprender el arte de empatía precisa avanzada que en idear nuevos enfoques de la confrontación. En una palabra, la confrontación es significativa solamente en el contexto de la orientación como ha sido descrito hasta este punto. La confrontación y el orientador efectivo. La investigación muestra que el orientador efectivo confronta más que el orientador de bajo nivel, pero la calidad de su confrontación es alta, y no queda sólo como un ser que confronta. Pongámoslo francamente: el proceso de ayuda entero es de confrontación. Cuando se conduce hábilmente, coloca muchas exigencias en el cliente. El orientador de alto nivel es el agente de este proceso confrontativo, pero no se enfoca en la confrontación como una técnica separada. Un orientador de bajo nivel confronta debilidades, mientras que el orientador de alto nivel tiende a confrontar fuerzas, capacidades y recursos no usados por el cliente. Cuando llega a la confrontación directa, un orientador de bajo nivel persiste en sus confrontaciones aún cuando ellas no están haciendo nada bueno. El orientador de alto nivel, por otro lado, es un buen discriminador, él sabe cuándo desenmascarar, cuándo desafiar. Confrontación y el efecto "MUM". El efecto "MUM" se refiere a la tendencia de la gente a rehusar las malas noticias de otros (Rosen y Tesser, 1970, 1971; Tesser y Rosen, 1972; Tesser, Rosen y Batchelor, 1972; Tesser, Rosen y Tesser, 1971). En los tiempos antiguos con frecuencia el portador de malas noticias era muerto. En los tiempos modernos podría no temer a la muerte, pero sí teme algo. La investigación ha mostrado que, aún cuando al portador de malas noticias se le asegure que el que las va a recibir las tomaría con ecuanimidad, todavía está tan renuente a llevar tales noticia como el portador que sabe que el receptor las tomaría mal. Las malas noticias levantan sentimientos negativos en el emisor no importa la reacción percibida de parte del receptor. Algunos orientadores parecen caer víctimas del efecto "MUM"; o sea, titubean en responder en cualquier forma negativa al cliente. Están incómodos con la orientación como un proceso de influencia social. Como resultado de ello su comunicación con el cliente está frecuentemente diluída. La orientación es un proceso en el cual el cliente es confrontado en aquellas áreas de vida en las cuales él está viviendo menos efectivamente. Es una medicina fuerte. No es la función del orientador forzar esta medicina a través de la garganta de un cliente no dispuesto, pero es su trabajo ayudar al cliente a "tomar la medicina". Si las comunicaciones de los orientadores MUM se examinan, pronto se descubrirá que su renuencia y duda nublan todas sus comunicaciones y no sólo la confrontación como tal. Hay un dinamismo construído en la orientación de alto nivel: si la Etapa I se conduce
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efectivamente, gravita hacia la Etapa II; si la Etapa II se lleva efectivamente, gravita hacia la Etapa III. Si este proceso dinámico no tiene lugar, el orientador debe volver atrás y ver, si posiblemente, él haya caído víctima del efecto MUM. La confrontación envuelve riesgos interpersonales, pero si son razonables y son llevados en un ambiente de cuidado y envolvimiento, deben tomarse. PLÁTICA MUTUA Y DIRECTA (PROXIMIDAD) Los clientes que buscan orientación y psicoterapia generalmente presentan una amplia variedad de quejas - depresión, ansiedad, insomnio, aburrimiento, una variedad de síntomas físicos, experiencias de fracasos, etc. -pero, no importa lo que sea la queja presente, toma poca exploración el descubrir el hecho de que ellos están también teniendo problema en las relaciones interpersonales. Por ejemplo, un empleado de oficina podría quejarse que no le gusta su trabajo, se siente deprimido porque es tan difícil cambiar de trabajo debido al escaso mercado de trabajo, y no ve solución inmediata a su problema. La exploración, sin embargo, muestra que ha cambiado trabajos tres veces, cada vez por la gente de ahí". Él nunca ha aprendido cómo relacionarse efectivamente con otros y con frecuencia él termina alejándose de sus compañeros de trabajo. 0 considere al cliente que es altamente exitoso pero que es también altamente ansioso. La exploración revela una serie de relaciones negativas con adultos significativos durante sus años de formación. Durante aquellos años, él aprendió a no gustarse a sí mismo: era la única lección disponible. Desde entonces, él ha estado tratando de probar a sí mismo su valía teniendo éxito. Pero puesto que su éxito presente en los negocios no ha resuelto su problema de auto-estimación, se ha vuelto un individuo altamente ansioso. Los asuntos de negocios, por supuesto, dejan poco tiempo para contacto con gente sobre bases socio-emocionales: él está "fuera de la comunidad". Y sin embargo, solamente en una comunidad de gente que genuinamente se interese por él, aprenderá que es valioso en sí mismo y no sólo por lo que ha logrado. Un buen lugar para empezar a explorar cualquier habilidad del cliente para relacionarse interpersonalmente es la relación misma del cliente-orientador. Si la orientación tiene lugar en un grupo, los miembros tienen una oportunidad espléndida no solamente para formar relaciones unos con otros sino también para explorar directamente éxitos y fracasos al relacionarse. Una destreza que necesitan con objeto de explorar las relaciones interpersonales se llama comunicación mutua, directa" (Higgins, Ivey y Uhlemann, 1970; Ivey, 1971) o proxirnidad" (Carkhuff, 1969a, b): es la habilidad de discutir directa y abiertamente con otra persona lo que está sucediendo en el aquí-y-ahora de una relación interpersonal. Yo algunas veces me refiero a ella como la plática de "tú-yo". Demos una mirada a un ejemplo de esta clase de comunicación. El que se adiestra A: Esta es la primera vez que tú y yo hemos estado juntos practicando destrezas. Debo admitir que me siento muy incómodo contigo ahora mismo. Te veo como una persona muy fuerte, una persona con mucha iniciativa interpersonal. Quizá he construido un mito sobre ti, que pienso que tengo que aclarar antes de que pueda interactuar contigo libremente. El que se adiestra B: La "fuerza" me suena casi graciosa porque yo estoy tan nervioso como tú estás. Las palmas de mis manos están sudando y estoy tratando de aparentar el estar cómodo y "normal". Te he observado cómo interactúas con los otros en los ejercicios de adiestramiento y me gusta lo que veo. Inicialmente, me siento muy incómodo con gente que me gusta pero que no conozco. Estos que se adiestran están tratando con lo que está pasando entre ellos en la proximidad del aquí-y-ahora. Otro ejemplo, esta vez de una relación de orientación. Cliente: Todavía no estoy convencido del valor de la orientación. Te sientas y hablas de ti mismo mucho, pero las cosas no parecen mucho mejor. Y no es siquiera fácil seguir hablando de ti mismo.
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Orientador A: Todo esto no parece ir a ninguna parte, así que es frustrante y difícil de soportar. Cliente: ¡Ciertamente que si! Cliente: Todavía no estoy convencido del valor de la orientación. Te sientes y hablas de ti mismo mucho, pero las cosas no parecen mucho mejor. Y no es siquiera fácil seguir hablando de ti mismo. Orientador B: Memo, de un número de cosas que has dicho hasta ahora, tengo la sensación de que no estás seguro de si puedes confiar en mí o no. Todavía no estás convencido de que estoy de tu lado. En este ejemplo, el orientador A responde con el nivel primario de empatía precisa, pero, como la respuesta del cliente muestra, no va a ninguna parte. Puede ser que el orientador A esté atorado en la Etapa I. El orientador B, por otro lado, ha sacado algunas claves indicando que una razón por lo que el proceso de orientación está detenido es que el cliente todavía no esté convencido de que puede confiar en el orientador. El cliente puede responder algo como esto: Cliente: Bien, no estoy seguro de que te guste. Sé que estás ocupado, y no sé por qué debes darme el tiempo del día. Sólo soy otro muchacho sin ningún valor que está confundido. Aquí el orientador sabe que ha dado en el blanco, porque el cliente, también, ha respondido con proximidad. La comunicación es ahora directa y mutua. La función de las respuestas de proximidad El propósito de las respuestas de proximidad de parte del orientador es ayudar al cliente a entenderse a sí mismo más claramente, especialmente lo que está haciendo y cómo se está relacionando en el aquí-y-ahora de la entrevista de orientación o de la experiencia del grupo de orientación. El orientador modela una clase de conducta que ayudará al cliente a volverse más efectivo en todas sus relaciones. La lógica de la orientación en esta instancia es que el orientador inicia la proximidad para que el cliente pueda aprender a ser próximo en esta relación cliente-orientador para que, a su vez, él pueda finalmente volverse más próximo en sus relaciones fuera de las sesiones de orientación. La comunicación directa y mutua, a pesar de lo grande que es su potencial para estimular el crecimiento interpersonal, es sin embargo bastante rara en la vida diaria. Es una forma de procesar lo que está sucediendo en el aquí-y-ahora de cualquier relación en un salón de clase, por ejemplo. Maestro: ¿Qué está pasando en este salón de clase, quiero decir aparte del hecho de que el aprendizaje no parece estar ocurriendo hoy? Estudiante A: Yo creo que estamos en una clase de lucha de poder. Usted está tratando de que nosotros hagamos algo que la mayoría no quiere hacer. Maestro: Y yo me estoy enojando más y más con ustedes, lo cual solamente me restringe. Ustedes se han convertido en el "enemigo". Estudiante B: Creo que me hice una promesa silenciosa esta mañana durante la clase. Me dije "Vamos a ganar ésta no importa lo que cueste". Soy muy terco cuando veo que se enterca usted. Esta clase de diálogo no solamente aclara el aire, sino que es una experiencia de aprendizaje valiosa en sí misma. Tanto el maestro como los estudiantes se ven envueltos en un juego llamado "el aprendizaje en el salón de clase como guerra". Según ellos llegan a entender los papeles que están jugando en la lucha, ambos partidos ganan una nueva libertad. Una vez que entienden lo que están haciendo (la proximidad debe conducir al auto-entendimiento), ellos pueden decidir a avanzar más allá de los juegos a formas de aprendizaje más creativas; o sea, el auto-entendimiento conduce a la acción. Quizá la educación seria una experiencia mucho más interesante si el aire en los salones de clase se aclarara de esta forma.
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Ser cauto en las respuestas de proximidad Una función de la Etapa II es ayudar al cliente a entenderse a sí mismo y al mundo desde un punto de vista más objetivo. La proximidad contribuye a esta meta. El cliente, en la seguridad de la relación de ayuda, aprende a hacer lo que mucha gente tiene miedo de hacer en la vida diaria: él aprende a "procesar" una relación, él aprende que puede ser productivo tanto que le digan cómo lo están experimentando dentro de una relación como decirle a otro cómo lo están experimentando dentro de una relación. Puesto que esta mutualidad no sucede en la vida diaria, es generalmente una experiencia nueva y bastante exigente para el cliente. El orientador debe darse cuenta de esto y, como con todas las técnicas de la Etapa II, proceder tentativa y cautelosamente. Su meta es ayudar al cliente a entenderse mejor a sí mismo, no atemorizarlo. Orientador A: Tú no confías en mí. Eso es el por qué estamos estancados aquí. Cliente: No sé lo que estamos tratando de hacer. Orientador B: Tengo el sentimiento de que todavía es difícil para ti hablarme como si todavía no estás seguro de que yo estoy de tu lado. Cliente: Bueno, creo que estoy empezando a creer que lo estás, pero no estoy acostumbrado a tener a nadie de mi lado. Me hace un poco precavido y asustado. No estoy acostumbrado a ello todavía. El instinto básico del orientador A es bueno: o sea, él sabe que la proximidad es apropiada cuando la relación entre él y el cliente parece no estar yendo a ninguna parte; pero su ejecución es pobre. Su comunicación directa suena como una acusación y genera una respuesta defensiva del cliente. El orientador B es mucho más cauto y evita parecer que culpa al cliente, quien a su vez responde con mucho mayor candor. Si el orientador es hábil, el cliente primero aprende a aceptar la comunicación directa del orientador y luego aprende a dirigirse al orientador en la misma forma. Pero si el orientador no sabe cómo aceptar la proximidad él mismo, difícilmente puede esperar que el cliente aprenda la destreza. Cliente: A veces tú me empujas demasiado duro. Como ahora mismo. Y eso me asusta. Tú me estás ayudando, pero por favor más despacio. Orientador A: Empujar es parte de la ayuda. Tienes que esperar algo de eso. Orientador B: Yo realmente no estoy empujando. Te lo parece a ti porque estás empezando a cambiar, y eso es doloroso. Orientador C: Tú sientes que lo harías tan bien - o quizá mejor - si yo me detuviera un poco. Esto tiene sentido. Has estado trabajando duro. Los orientadores A y B responden defensivamente. A se embarca en una clase de contra-ataque, mientras B se defiende a sí mismo. El orientador C, por otro lado, tanto entiende al cliente (empatía precisa) como refuerza al reconocer el buen trabajo que el cliente ha estado haciendo. También modela la respuesta no defensiva a la comunicación directa. Su respuesta dice, en efecto, "Está bien que se me hable directa y abiertamente acerca de lo que está pasando entre tú y yo en esta relación". La respuesta no defensiva mitiga los temores y el embarazo del cliente al dirigirse al orientador directamente. Esto es importante para que, si el cliente tiene éxito en la iniciativa que él toma en esta relación, aumente la probabilidad de que él se vuelva más creativo en todas sus relaciones.
Adiestramiento sistemático en comunicación directa, mutua Kagan (1971, 1973) adiestra orientadores prospectivos sistemáticamente en el uso del aquí-y-ahora en la relación, para adelantar las metas de la orientación. El orientador promedio, él encuentra, falla en usar la conciencia que tiene tanto de su propia conducta como de la del cliente durante la relación de orientación. No es que el orientador no sepa lo que está pasando entre él y el cliente sino más bien
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que él falla en actuar sobre lo que ve que está sucediendo en la entrevista. Parte del proceso de adiestramiento de Kagan es tener al que se adiestra recordando tanto como pueda de una corta entrevista de adiestramiento con un cliente. Supervisor: ¿Qué experimentó usted durante la entrevista? El que se adiestra: Noté que el cliente se mantenía mirando lejos de mí. Empecé a estar un poco irritado porque pensé que estaba evitando los temas reales en su vida. Cuando me preguntó lo que pensaba acerca de terminar la educación de uno antes de casarse, pensé que estaba tratando de mover la discusión a un plano intelectual. Creo que también le dejé hablar demasiado largo sin interrumpirlo. Sentí que no me diò suficiente oportunidad de responder. Quizá yo debla haber cortado con más frecuencia. Nosotros realmente no estábamos metidos en un diálogo. El que se adiestra recuerda muchas cosas acerca de la entrevista en las que él no actuó durante la entrevista misma. Su razón para no tratar directamente con estos temas en la entrevista misma no era que él estuviera inconsciente de ellos. Si este fuera el caso, él no podría recordarlos después de la entrevista en la plática con su supervisor. El propósito de estas sesiones de repaso es hacer al que se adiestra consciente, en una forma reflexiva, de los puntos que él falla en usar en el aquí-yahora de la entrevista de orientación. Una vez que él ve la riqueza de este material no usado, puede aprender a retroceder en la entrevista misma, ver lo que el cliente está haciendo, ver lo que él mismo está sintiendo y haciendo (o no haciendo), y usar lo que, nota inmediatamente, si es apropiado. Esto es proximidad. Cliente: El año pasado pasé mucho tiempo leyendo. Y aún tomé un par de cursos de psicología por mí mismo sólo porque deseaba. El que se adiestra: Juan, he estado observando mis reacciones contigo, y noto que estoy empezando a retorcerme un poco en mi silla. Me gustaría cotejar algo contigo. Parece que, cuando empezamos a hablar de tu vida social, con frecuencia nos vamos por otro lado a algún otro tópico-un tópico importante, como lo que estás haciendo para seguir hablando intelectualmente. Creo que quizá es justo lo que está sucediendo ahora. Mis sentimientos dicen que tú más o menos instintivamente te escapas de discutir tus relaciones con la gente y que yo he sido tu cómplice. Te he estado ayudando a escapar. Cliente: Quizá lo has adivinado por ahora: mi vida interpersonal desordenada. Yo escapo de ella. Tengo miedo a la cercanía. Tengo miedo de la cercanía aún contigo aquí. Esta vez, en lugar de archivar claves en su mente para referencia futura, el que se adiestra usa sus sentimientos sobre el cliente para ayudarle a encarar un tema importante, uno que ha estado evitando. Puesto que el cliente contesta en la misma forma, el diálogo termina como comunicación directa, mutua. Más tarde, en las sesiones de práctica, Kagan tiene un supervisor que se sienta con el orientador que se adiestra y con el "cliente" en el proceso que tiene lugar entre ellos. No solamente aprenden en qué fallaron en verbalizar durante la misma sesión de orientación, sino que ellos tienen ahora una oportunidad de discutir estos temas abiertamente. Es evidente que prestar atención es un pre-requisito para la proximidad. El orientador debe constantemente estar analizando las claves verbales y no verbales emitidas por el cliente y sus propias reacciones al cliente. Esta destreza para quedarse atrás psicológicamente, del dar y tomar de la relación y observar y procesar lo que está sucediendo es una destreza que no viene fácilmente. Algunas ocasiones para el uso de la proximidad La proximidad se requiere cuando el orientador ve que tanto él o el cliente tienen pensamientos y sentimientos no verbalizados, acerca de lo que está teniendo lugar en la sesión de ayuda y que están interfiriendo con el camino. La proximidad es, en un sentido, una respuesta de más alto nivel que el autodescubrimiento o la
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confrontación, pues combina a ambas. El orientador tanto revela sus propios pensamientos como en alguna forma confronta o desafía al cliente. Indudablemente, algunos sienten que la proximidad debe proveer el vehículo primario para el auto-descubrimiento del orientador. El descubrimiento del orientador debe ser "existencial" - tratando con los sentimientos acerca de la relación aquí-y-ahora-más que ser una revelación de secretos pasados o presentes. Las siguientes podrían ser áreas fructíferas para la plática de "tú-yo". Una palabra de precaución: Las siguientes declaraciones del orientador se toman fuera de contexto, y por lo tanto es difícil juzgar si son apropiadas. Estilos Diferentes. Orientador: A través de nuestras sesiones, he aprendido que tú y yo tenemos diferentes enfoques de la vida. El tuyo parece ser libre y fácil, mientras el mío es más orientado a una meta y ordenado. En estas sesiones, nosotros parecemos ir en diferentes direcciones a veces. Tú estás cómodo con un estilo más amplio. Yo estoy ávido de avanzar hacia la acción, así que termino un poco frustrado. Temas de confianza. Orientador: Estoy empezando a sentir que tú no confías en mí. Me hace sentir como si mis manos estuvieran atadas. No estoy seguro de si es difícil para ti confiar en alguien, o si tienes un problema especial conmigo. Dependencia. Orientador: Según reviso lo que hemos estado haciendo aquí, encuentro que yo he elegido la mayoría de los tópicos que hemos discutido. Y algunas veces tengo el sentimiento de que tú ves mi retroinformaciòn como más importante que como la ves de ti mismo. ¿No te llega esto de la misma manera? Contradependencia. Orientador: Espero que lo que voy a decir suene más como una observación que como una acusación. De cualquier manera mi siento un poco nervioso por decirlo. Siento que es difícil para ti admitir de ti mismo que podrías necesitar una poca de ayuda en este punto en tu vida. Me siento como si estuvieras peleando conmigo -o quizá sólo luchando por ser ayudado -y esto nos hace dar vueltas en círculos. Sesiones sin dirección. Orientador: Parecemos estarnos perdiendo uno al otro hoy. Quizá debemos hablar acerca de lo que está pasando entre nosotros. Siento que esto podría ayudar. Atracción. Orientador: Creo que instintivamente nos agradamos uno al otro desde el principio. El algunas formas, esto parece ayudar a lo que estamos haciendo aquí. Nos relacionamos bastante fácilmente y no defensivamente. En otras formas, puede ser un obstáculo. Quizá estamos demasiado cómodos uno con otro. No estoy seguro, por ejemplo, que hemos estado tratando con los problemas que te molesten más. Es casi como si hubiera una conspiración entre nosotros para evitarlos. Es esta sólo mi percepción, o ¿ves que algo de esto está sucediendo, también? Esta es difícilmente una lista exhaustiva. Carkhuff (1969a, b) sugiere que el orientador se pregunte a sí mismo, durante el curso de la entrevista, "¿Qué es lo que el cliente está tratando de decirme que no puede decirme directamente?" La respuesta yace enterrada en la conducta verbal y no verbal del cliente. El orientador hábil puede escarbar y hacerla un tópico de "proximidad". Confrontación y proximidad en el grupo de adiestramiento
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La confrontación y la proximidad son destrezas que pueden enseñarse vivencialmente a los miembros de los grupos de adiestramiento. Luego los participantes pueden usarlas en sus interacciones de uno con otro. En mi experiencia con grupos de adiestramiento (tanto en adiestramientos de orientadores como en grupos de relaciones humanas), los miembros tienden a mal usar la confrontación (al descargar sus frustraciones y hostilidad en el otro) y a evitar la proximidad (lo que significa. ponerse ellos mismos en la línea). Los miembros de una comunidad de aprendizaje deben desafiarse uno al otro, pero deben hacerlo responsablemente, deben tratar con los temas del aquí-y-ahora. que son obstáculos para su aprendizaje. En el modelo de ayuda de adiestramientocomo-tratamiento, a los clientes se les debe enseñar estas destrezas directamente. En los grupos de adiestramiento en relaciones humanas, la clase de plática directa, mutua, urgida aquí es una de las más importantes metas del adiestramiento. Indudablemente, la proximidad es el punto central de la mutualidad. Algunas precauciones En las fases iniciales de la Etapa 11, el orientador debe ser cuidadoso al iniciar la plática de "tú-yo". Según la relación entre él mismo y el cliente crece más fuerte, sin embargo, las respuestas de proximidad pueden también volverse más fuertes, pero la proximidad no es todavía un fin en sí misma. Tal como es útil para los amigos "procesar" sus relaciones de tiempo en tiempo - especialmente en tiempos de tensión o cuando la relación parece vacía o sin dirección -así el orientador y el cliente deben envolverse en comunicación directa, mutua, siempre que sea útil, especialmente en tiempos de tensión y cuando la relación parece sin objeto. Tanto el poco uso como el sobre uso de la proximidad en las relaciones interpersonales, incluyendo la orientación, son embrutecedoras. La plática constante de "tú-yo" es una señal de temor mutuo, desconfianza, o dependencia, más que una cura de ello. Finalmente, tal como la empatía, las respuestas de proximidad son útiles en el grado en que ellas sean precisas. Si el orientador ve temor o desconfianza o dependencia quede hecho no existen, él debe examinarse a sì mismo y qué requeridas podría estar llenando en su relación con este cliente particular. ALGUNAS NOTAS DE CONCLUSIÓN SOBRE LA ETAPA II Unas pocas cosas deben decirse para poner a la Etapa II en perspectiva, correcta pues es solamente una fase en el modelo de desarrollo. El orientador no debe ser demasiado literal con respecto al momento oportuno de las interacciones de la Etapa II. El modelo existe para el orientador y para el que busca ayuda, no al revés. Si, en alguna ocasión, las interacciones de la Etapa II parecen ser requeridas antes de lo que está indicado por el modelo como se presenta aquí, deben usarse. Finalmente, el orientador de alto nivel depende de sí mismo y de su juicio más que de un modelo sobre el papel. El hace lo que sea necesario en el momento para ayudar al cliente, aún si esto pide algún reacomodo de las etapas del modelo. Por ejemplo, las respuestas de proximidad pueden necesitarse bastante pronto en la Etapa I. Orientador: Quizá sea mi imaginación, pero tengo el sentimiento de que realmente es difícil para ti hablarme. Esto da al cliente una oportunidad para aclarar pronto el aire con el orientador en las sesiones de orientación. Tal interacción podría prevenir o romper situaciones peliagudas" en la orientación. Las interacciones de la Etapa II, como han sido explicados aquí, envuelven empalmes. Tome el siguiente enunciado del orientador, por ejemplo. Orientador: Creo que hasta ahora tú pudieras estarte diciendo a ti mismo, 'No estoy seguro de que pueda confiar en este tipo". Y quizá hay algo de verdad en eso, porque yo pudiera haber sido demasiado opresivo contigo hasta ahora. En esta sola respuesta, el orientador se envuelve a sí mismo en la proximidad (auto-compartir) y - a un grado - en la confrontación. Puede ser también visto como un ejemplo de empatía precisa avanzada. El punto no es aquí si es o no su
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respuesta asignada para aclarar y distinguir una categoría, sino ver si ayuda al cliente a avanzar hacia adelante. El orientador no debe tratar de convertirse es un experto en cualquier clase dada de interacción o intervención, especialmente las intervenciones de la Etapa II. Las intervenciones de la Etapa II se sostienen sobre los hombros de las destrezas de la Etapa I: ellas deben tomarse en el espíritu de la Etapa I, tal como las intervenciones de la Etapa I deben tener dentro de ellas un dinamismo que mueve el proceso de orientación hacia la Etapa II. Aún cuando el orientador debe ser experto en las respuestas de la Etapa II, no debe pensar en términos de estas respuestas sino en términos de la meta del cliente: el auto-entendimiento que prepare al cliente para la acción. Si está en sus huesos el dicho "la ayuda es para el cliente", el orientador será capaz de elegir la respuesta apropiada en el tiempo apropiado. Las intervenciones de la Etapa II son medicina fuerte. Bien podría a veces inducir algún grado de crisis en el cliente. Las crisis, si se enfrentan, son puntos de crecimiento en la vida del cliente; pero si las intervenciones del orientador inducen alguna clase de crisis en la vida del cliente (aumento de ansiedad, desorganización, lágrimas, depresión, ira, confusión), el orientador debe ayudar al cliente a sobrepasar la crisis y a crecer a través de ella.