FOTOGRAFÍA DE PORTADA
FOTOGRAFÍAS PAPEL VEGETAL
EL EXCELENTISIMO SEÑOR DR.D.JUAN MANUEL DIAZ VILLAR Y MARTÍNEZ-MATAMOROS
‘REGIONES DESVASTADAS’ Archivo General de la Administración · Castuera 1946
Doctor en Medicina y Cirugía, catedrático de la Escuela de Veterinaria de Madrid, del Instituto de España (Real Academia de Medicina), ex consejero de sanidad e Institución Pública, ex gobernador civil, ex presidente de la Sociedad Española de Historia natural…, entre otros cargos. 1857-1944. Fotos cedidas (portada y artículo) por: Jesús Méndez Benegassi de Tena Dávila
EDITA
Universidad Popular de Castuera Ayuntamiento de Castuera COORDINACIÓN EDITORIAL Mª José Hidalgo Gallego
DISEÑO E IMPRESIÓN Estudio
ISSN
Creativadero
1695-9949
Siempre me acerco con curiosidad a la revista ANTAÑO, comenzando por su portada, porque gracias a la generosidad de nuestros vecinos, cada uno de sus números logra abrir una ventana a la vida cotidiana del pasado de este pueblo y sus alrededores. Los protagonistas de esas imágenes nos permiten asomarnos a un instante de su tiempo y, a su vez, irrumpen en nuestro presente como testimonios irrefutables de lo necesario que es tomar conciencia de cada segundo que vivimos. Sin a penas percatarnos, ANTAÑO nació y, así permanece, como “vehículo de transmisión”. Sus páginas se nutren de la investigación, creatividad, experiencia y emoción que un buen puñado de fieles colaboradores vienen aportando desde sus inicios. La importancia de una revista como ésta es la de servir de herramienta capaz de aglutinar la sabiduría y la experiencia individual y convertirlas en patrimonio común. No puedo dejar de expresar mi agradecimiento por la invitación a participar en la apertura del número quince de la revista; un nuevo capítulo de nuestra pequeña gran historia colectiva que todos ustedes tienen ya en sus manos. Josefa Cortés Morillo Directora Gerente Museo Vostell Malpartida
SUM-
ARIO
RECORDANDO A D. JUAN MANUEL DÍAZ VILLAR, ILÚSTRE FISIÓLOGO EXPERIMENTAL DE LA ESCUELA DE VETERINARIA DE MADRID. (PARTE I) Arturo Benegasi Carmona. MANUEL LUXÁN Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812. Luis Vicente Pelegrí Pedrosa. PROPUESTA DE REUTILIZAR LA CIUDAD: Análisis Urbano y Arquitectónico del barrio El Cerrillo (Castuera). [Proyecto áSILO]
LA PRIMITIVA PARROQUIA DE CASTUERA: Aportación documental sobre su desaparición. Bartolomé Miranda Díaz y Dionisio Á. Martín Nieto EL CICLO DE LA VIDA EN CASTUERA. Costumbres y ritos acerca del nacimiento, el matrimonio y la muerte en 1901.
MIGUEL HERNÁNDEZ: Un Poeta en la Extremadura Roja · 75 Aniversario Ángel David Martín Rubio MALPARTIDA DE LA SERENA: De Aldea Pedánea de Castuera a Villa Independiente (1590-1610). José Jerónimo Rodríguez Carrasco. HERÁLDICA EN LA VILLA DE CASTUERA. Escudo de la Residencia de Ancianos de la Corredera de San Juan Cándido Sánchez y L. Vicente Pelegrí. GASTRONOMÍA TÍPICA. En defensa del buen y honesto cocido de garbanzos… Juan-Pedro Plaza Carabantes. HISTORIA DE UN ABUELO. Ceferino hijo de “Antoñito el de Nemesio” José Cándido Cáceres Sánchez. ANTIGUO OFICIO. Juan y Luisa, los hojalateros de Castuera Mª José Hidalgo Gallego. CURIOSIDADES Y ANÉCDOTAS DEL PASADO. Palabras Antiguas de objetos y oficios. “Mayores Activos” de UP Castuera. RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS Buensuceso Sánchez Mendoza. - UNO -
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INTRODUCCIÓN La ocasión para el regreso de esta revista, “Antaño” estaba servida haciéndola coincidir con la celebración por estos días del 25 Aniversario de la Universidad Popular de Castuera, la “casa donde la revista nace”. En diciembre del año 2008 y en su número 14, dejó de editarse. Hoy me cabe el honor de dedicar estas líneas para saludar con emoción y alegría el reencuentro con ella. Y deseo, antes que nada, transmitir mi más sincero agradecimiento a todas aquellas personas que han creído en este proyecto, que se han interesado y que se han volcado en esta dura tarea sin condiciones, sin horarios y sin regatear esfuerzos. Los escritos y escritores, los documentos que transitan por las páginas de “Antaño”, no son sino briznas de la memoria y de la historia. Leídos de seguido conforman una especie de sinfonía, por más que esta sea incompleta. La memoria no es otra cosa que lo que queda, como poso, del olvido. Son mensajes pretéritos que los amantes del ayer conservamos hoy con vocación y entusiasmo, sabedores de que somos depositarios de un legado que no concluye en nosotros sino que hemos de ceder al porvenir. Reconozco que tengo todos los defectos y algunas de las virtudes naturales en los amantes de la historia de Castuera. Me confieso perseguidor de noticias, documentos, datos, fechas, fotos, objetos, frases, canciones y dichos populares de antaño; de todo aquello que supone cercanía singular con las personas, con su tiempo, con su realidad. Y lo que es para mí muy grato es que, a diferencia del coleccionista celoso, - ese que no enseña sus tesoros ni siquiera quiere que nadie sepa que los posee -, he procurado siempre prestarlo al reconocimiento y admiración, que no envidia, de cuantas personas se han interesado por ello. Deseo repetir lo que ya dije en otra ocasión: que ojalá seamos capaces de seguir alimentando estas páginas de “Antaño”, este río de vida, este formidable caudal de energía capaz de hacernos “sentir” nuestro pueblo; porque de poco sirve tenerlo frecuentemente en los labios, si no lo tenemos en el corazón y en la cabeza.
M. Paolo Atalaya de Tena Alcalde de Castuera
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RECORDANDO A D. JUAN MANUEL DÍAZ VILLAR, ILUSTRE FISIÓLOGO EXPERIMENTAL DE LA ESCUELA DE VETERINARIA DE MADRID Arturo Benegasi Carmona. Veterinario. Asociación Extremeña de Historia de la Veterinaria.
Si como españoles nos honramos, como extremeños sentimos verdadero orgullo al estampar hoy en las columnas de nuestra modesta revista el nombre de uno de los hombres más prestigiosos de las ciencias patrias y una verdadera gloria de nuestra profesión. Aquí en esta España, donde por desgracia tan poco relieve alcanzan verdaderas figuras de la intelectualidad; aquí donde tan poco aprecio se hace de lo de casa hasta el extremo de que lo que no lleva el sello o marca extranjero no tiene valor, llegar a tener nombre, figura científica respetada y aún admirada por propios y extraños como le ocurre a nuestro biografiado, el ilustre Dr. Don Juan Manuel Díaz Villar, ya es y supone una inteligencia superior, una capacidad nada vulgar y sobre todo, un trabajo de titanes en cuanto a labor intelectual se refiera. Y si unimos a esto que nuestro paisano, a pesar de su carrera en la medicina humana ha sabido abrirse paso en otra rama de las ciencias médicas, en la que la falta de cultura en unos, la incuria en otros y la sin ninguna protección de los Poderes Públicos han hecho que hasta ahora sea considerada poco menos que inútil como ocurre con la Veterinaria, entonces el que esto hace, el que así pone sus energías al servicio de causa en la que para brillar necesita hacer que primero sea reconocida la utilidad de su profesión, merece bien de todos; de los compañeros, porque con su labor y trabajo dignifica y enaltece la clase, de la nación, porque con su ciencia contribuye directamente a la riqueza y bienestar de todos, fomentando la agricultura y la Zootecnia, base primordial del desarrollo económico de las naciones todas y más particularmente de las que como España son eminentemente agrícolas gracias a la riqueza natural de su suelo. Son muchos, muchísimos los trabajos de un mérito científico indiscutible los que pudiéramos citar elaborados por el insigne Catedrático de Fisiología e Higiene de la… ¿lo decimos? Facultad, si, Facultad de Veterinaria de Madrid (nos enorgullecemos de dar a nuestro biografiado la enhorabuena y ser los primeros en hacer justicia a la clase, pues no ha de pasar mucho tiempo antes de que gracias a las eficaces gestiones del Dr. Díaz Villar y otros sea facultad la carrera) pero es tan conocida la figura de nuestro paisano, no solo de la clase veterinaria, sino de la medicina humana a la que pertenece como Doctor, que nos abstenemos de enumerar sus grandes triunfos; así pues, bástenos decir, que por sus propios méritos, por su indiscutible valer, ha sido elegido Académico de la Real de Medicina, y que los discursos leídos en el solemne acto de su recepción son una verdadera joya de inestimable valor científico capaces, por si solos de inmortalizar a su autor. Repetimos que no queremos incurrir en la vulgaridad de citar sus trabajos, pues es demasiado grande la figura del Dr. Díaz Villar, honor de la Clase y honra y gloria de esta hermosa región extremeña. LAFONT
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Señores Presidentes y Socios que fundaron la Sociedad de Escolares Veterinarios de Córdoba. Año de 1886 a 87.
Con estas sentidas palabras glosaba Antonio González Lafont, Director del periódico El Veterinario Extremeño, la figura de uno de los más eminentes representantes de las ciencias médicas y veterinarias experimentales del primer cuarto del siglo XX. Cien años más tarde, nosotros también hemos creído de justicia rendirle un modesto homenaje, recogiendo algunos de los innumerables méritos que le hacen acreedor de un puesto de honor dentro de la historia de la veterinaria extremeña y española. Como tantos prohombres de la profesión Veterinaria, procedía de orígenes humildes, circunstancia que contribuye a forjar en él un carácter indómito y le obliga a explotar su capacidad de sacrificio al límite, para superar cuántos obstáculos le van surgiendo en el camino hacia el éxito y el reconocimiento de la Clase profesional. Nació nuestro veterinario en Castuera (Badajoz) un 3 de agosto de 1857. A través de su partida de Bautismo, milagrosamente salvada de la quema del Archivo Parroquial de la Iglesia de Santa María Magdalena de Castuera, hemos obtenido datos de gran valía para esclarecer algunas lagunas existentes sobre su ascendencia. Transcripción literal del folio 329, libro 19, año 1857, del Archivo Parroquial de Castuera: “En la Villa de Castuera, Provincia de Badajoz, Priorato de Magacela, a cinco de Agosto, yo Don Francisco Javier Saavedra, Teniente de cura de esta Parroquia de Santa María Magdalena de la villa de Castuera, bauticé solemnemente a un niño que nació el día tres de este mes y año, a las ocho de la noche, hijo legítimo de Celedonio Díaz Villar y de María de la Soledad Martínez Matamoros, siendo sus abuelos paternos José y Dª Marcelina Romero Lindo y los maternos Pedro y Dª Ángela Hidalgo de Morillo, todos naturales y vecinos
de ésta, se le puso por nombre Juan Manuel José Esteban. Fueron sus padrinos, D. Pedro Hidalgo de Morillo y Carmen Díaz Villar, su tía paterna, a quienes pude advertir el parentesco espiritual y demás obligaciones que por él contraen. Fueron testigos D. Manuel Lindo Romero y D. Federico Giménez, dependientes de esta parroquia. Y para qué conste, extendí y autoricé la presente partida en Castuera a cinco de Agosto de mil ochocientos cincuenta y siete. Francisco Javier Saavedra”. Basándonos en datos correspondientes a los repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y de Comercio de la provincia de Badajoz, figuran en 1852 como ejercientes de la albeitería en Castuera: Celedonio Díaz Villar, Manuel Sánchez Ciudad, Pedro Matamoros, Lorenzo Matamoros y José Díaz Villar. Según el testimonio oral del querido compañero Antonio Méndez-Benegassi, Celedonio y José, padre y tío respectivamente de D. Juan Manuel, no eran albéitares, sino herradores, y además otro hermano de ambos llamado Pedro, también tenía establecimiento de herraje en la localidad pacense de Granja de Torrehermosa. Sea como fuere, y a la espera de confirmar este dato, está claro que la familia paterna estaba en contacto con el mundo ganadero y los problemas y necesidades de la gente del campo. Aunque tenían local para realizar herrados, las penurias económicas eran muchas y la competencia grande. Todo eso a pesar de que la villa de Castuera, enclavada en territorio tradicionalmente mesteño, era una de las dieciocho poblaciones que en el pasado formaban parte de la Real Dehesa de la Serena, arrastrando una vocación ganadera muy significativa, representada fundamentalmente por la crianza del ganado lanar de raza merina. Estos hechos influyeron seguramente en la preferencia del joven Díaz del Villar por una profesión
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apegada al campo y a sus gentes, pero a la vez necesitada de figuras que la hicieran evolucionar en el camino del progreso y de la ciencia. Con esta firme voluntad marchó a Madrid en verano de 1876, para matricularse en los estudios de Veterinaria en la Escuela Superior de la capital. Durante su época estudiantil tiene que superar las dificultades y estrecheces económicas a base de esfuerzos casi sobrehumanos, dando muestra de una fuerte personalidad y una extraordinaria capacidad de trabajo, orden y perseverancia. Tanto es así, que en multitud de ocasiones se ve forzado a estudiar los exámenes de la carrera de veterinaria en plena calle, a la luz de la farola situada enfrente de la pensión dónde se aloja. Como mejor puede, compagina los estudios con trabajos mal remunerados, con los que a duras penas puede pagar el albergue en que habita. Se dedica a la venta de periódicos en la calle Hortaleza, así como al
reparto de ropa planchada por los distintos hogares de la capital. Todas estas circunstancias acrecientan aún más el mérito de sus calificaciones académicas, en las que los sobresalientes son la tónica habitual. De 1876 a 1881 cursa los estudios con absoluta brillantez, titulándose como veterinario de primera clase en Madrid. En la universidad se convierte en un asiduo de los círculos académicos y agrupaciones científicas estudiantiles más activas, siendo nombrado socio fundador, con fecha 1 de abril de 1878, de la Sociedad Científica Estudiantil “Los Escolares Veterinarios”, de la cual era presidente el también extremeño, D. Juan Téllez Vicén y vicepresidente D. Santiago de la Villa, catedráticos ambos de la Escuela Superior de Veterinaria de Madrid. Ocho años más tarde, en su etapa cordobesa, también participaría en la fundación de la Sociedad de Escolares Veterinarios de Córdoba, instaurada a imagen y semejanza de la creada en Madrid.
Una vez finalizada la carrera de Veterinaria y buscando saciar aún más sus ansias de conocimiento, comienza los estudios de Medicina Humana en 1881, matriculándose en distintas disciplinas como Fisiología e higiene y Terapéutica en el Instituto de 1º Clase de S. Isidro y la Universidad Central, obteniendo en todas ellas la calificación de Sobresaliente y premio ordinario de la asignatura por oposición. En esta época actúa como Disector Anatómico de la Escuela de Veterinaria de Madrid, ayudando también en las clases prácticas de la materia. El 27 de junio de 1882, a los veintiséis años de edad, obtiene el grado de Bachiller en el Instituto San Isidro de la Universidad Central. El 26 de abril de 1887, gana por oposición la Cátedra de Fisiología, Higiene, Mecánica Animal, Aplomos y Modo de Reseñar de la Escuela de Veterinaria de Córdoba, en la que utilizando el procedimiento experimental, elevó la enseñanza de la asignatura a gran altura. En la capital andaluza conoce a Dª Dolores Mitjans y Albanés, hija de un conocido contratista de obras, con la que contrae nupcias. En sus inicios como matrimonio se puede decir que vivieron de la caridad. La escasez del sueldo obtenido como Catedrático apenas les daba para subsistir, manteniéndose gracias a las dádivas de su suegro, con las que apenas podían malcomer y sobrevivir en Córdoba. En estas difíciles circunstancias, D. Juan Manuel encontró siempre el fiel apoyo de su compañera, que le acompañaría durante algo más de cincuenta años en su devenir vital, aportando continuamente cariño, comprensión y compañía, dulcificando con su personalidad la ausencia de hijos. Con el tiempo las cosas irían mejorando y la situación económica se torna algo más desahogada. Con los primeros ahorros toma la iniciativa de montar un laboratorio en su Castuera natal, en la Calle Santa Ana, motivado por su interés y casi obsesión por las enfermedades parasitarias e infecciosas de tipo zoonótico. Así, en sus estancias en la conocida como la “Ciudad del turrón” se dedica afanosamente a recoger multitud de muestras de animales enfermos sacrificados en matadero para su análisis y estudio. El 31 de agosto de 1898, obtiene por concurso la Cátedra de Fisiología de la Escuela de Veterinaria de Madrid, que desempeñará ininterrumpidamente durante treinta años. Coincidiendo con la explosión de las ciencias biológicas en España y su proyección a nivel internacional, gracias en gran medida a la difusión de los trabajos de Santiago - CINCO -
Ramón y Cajal y su grupo de colaboradores, Díaz Villar se dedica durante años en cuerpo y alma a la investigación y verificación de los procesos vitales de las diversas especies de animales domésticos, tomando como patrón los importantes estudios de destacados fisiólogos de la época. De este modo, contribuye a divulgar los grandes descubrimientos de la fisiología moderna, confirmados por experimentos ajenos o propios, tratándose de uno de los primeros científicos que publicaron en España trabajos relacionados con los procesos endocrinos por la vía del ensayo.
El Profesor Díaz Villar (quinto por la izquierda en la fila de abajo), junto a otros profesores de la Cátedra y alumnos, en clases prácticas de fisiología.
Indagó sobre la influencia biológica de las secreciones hormonales, plasmándolo en trabajos verdaderamente notables, dónde se reflejaban conocimientos puestos al día sobre las secreciones internas de las glándulas hepática, pancreática, cápsulas suprarrenales con la importancia fisiológica y clínica del extracto cortical, hipofisiaria, tiroidea, paratiroideas, ovarios, próstata y testículos, entre otras. Muchos de estos nuevos conceptos aparecen en dos de sus obras más sobresalientes: “Manual de Fisiología Experimental” y “Tratado elemental de Higiene comparada del hombre y los animales domésticos”, publicados en 1907 y 1911, respectivamente, que alcanzaron gran divulgación y aceptación como obras de consulta y referencia. Ambas, declaradas de mérito relevante por la Real Academia de Medicina y el Consejo de Instrucción Pública, fueron consideradas únicas en su género en la bibliografía española del momento. El 2 de enero de 1908 se le expide el título de Doctor en Medicina y Cirugía con la calificación de sobresaliente, obtenido en la Universidad Central el 12 de diciembre de 1907. Tres meses después es nombrado, por Real Orden de -SEIS -
9 de abril de 1908, vocal del Real Consejo de Sanidad, como profesor de la Escuela de Veterinaria, recogiendo el testigo de su admirado Santiago de la Villa, que había ocupado este puesto desde 1885 hasta su jubilación. Poco después también sería elegido consejero del Ministerio de Instrucción Pública, cargo que desempeñaría hasta 1930, en que cesa por dimisión (R. D 11-03-1930). Su gestión en el seno de ambos Consejos fue, en muchos aspectos, beneficiosa para la Veterinaria. Intervino en la confección de disposiciones sobre inspección de alimentos, que fueron muy favorablemente acogidas por todo el colectivo sanitario y aprovechando su autoridad en círculos próximos al poder, consiguió reformas propicias para la profesión, entre otras, la transformación de las Escuelas de Veterinaria en Facultades Universitarias y la posibilidad de que los veterinarios militares pudiesen alcanzar la graduación de general. Luchó constantemente por la dignificación de los sueldos profesionales de los veterinarios, estando entre sus prioridades combatir los abusos de la administración para con la Clase profesional. Esta trascendental labor durante tantos años que-
dó, en cierto modo, marcada por dos polémicos episodios concernientes a la enseñanza de las ciencias veterinarias en España. La primera, derivada del famoso Artículo 12 del Real Decreto de 27-IX-1912 que aprobaba los nuevos Planes de Estudios para Veterinaria. Nuestro biografiado, de talante conservador y maurista, encontró la radical oposición de la Veterinaria reformista, representada por Gordón Ordás y sus partidarios, que acusaban directamente a los catedráticos García Izcara y Díaz Villar de permitir la presencia de profesores ajenos a la veterinaria en las Escuelas. Este hecho le acarrearía la crítica permanente del ilustre veterinario leonés, que jamás llegaría a perdonarle su postura en estas circunstancias, y que curiosamente introduciría esa misma posibilidad en el plan de estudios de 1931, conocido como “Plan Gordón”. En 1923 también estuvo en el ojo del huracán tras la emisión de un informe por el que se toleraba la compatibilidad de asignaturas como Histología, Patología General y Anatomía Patológica a los médicos y estudiantes de medicina sin la correspondiente equidad
para los alumnos de veterinaria, lo que le originó una huelga de estudiantes contrarios a esas medidas. El 13 de julio de 1912, es elegido Académico Corresponsal Nacional de la Real Academia de Medicina, como reconocimiento al mérito de su obra “Manual de Fisiología Experimental”. En sesión de 6 de junio de 1915, ingresa en la misma como Académico Correspondiente, ocupando el sillón nº 35, vacante tras el fallecimiento del profesor La Villa. Tras dedicar un homenaje de admiración a su antecesor, trató en su memorable discurso como recipiendario de “La Herencia y la adaptación como factores de la evolución vital”. En el alegato que el académico numerario, Doctor Baldomero González Álvarez realiza en contestación al discurso de Díaz Villar, le define como ejemplo de intelectualidad, por sus «envidiables dotes de talento claro, de juicio recto, de erudición profunda, de estudio tenaz, de voluntad firme y de honorable rectitud cívica, científica y profesional». A lo largo de su vida, D. Juan Manuel formaría parte de las sociedades e instituciones científicas más
prestigiosas de la época, donde su labor investigadora y divulgadora fue muy apreciada y reconocida. Incansable publicista, colaboró en numerosas revistas de temática profesional como “La Veterinaria Española”, “Revista Veterinaria de España”, “Gaceta de Medicina Zoológica”, “El Veterinario Extremeño” o “Higiene y Sanidad Pecuarias”, formando grupo de trabajo con figuras de la talla de Ramón y Cajal, Alcolea, Pittaluga, Castro y Valero o García Izcara, entre otros. En la Sociedad Española de Higiene gozó de gran reputación como higienista, siendo considerado un experto en enfermedades infecciosas como la tuberculosis, sobre la que disertó en multitud de ocasiones. Resulta de gran interés su opinión sobre el consumo de carnes procedentes de animales tuberculosos, con la aportación de una serie de preceptos que hacían compatibles los intereses de la Higiene y la Salud Pública con los del sector ganadero. Con motivo de la celebración del Congreso Antituberculoso de Barcelona de 1910, expuso sus ideas respecto a la relación de la tuberculosis de los mamíferos con la que padecen las aves, defendiendo el concepto de variedad y la importancia del bacilo aviar en los procesos tuberculosos sufridos por el hombre y el resto de mamíferos susceptibles. En una nueva comunicación presentada en el Congreso de San Sebastián de 1912, insistió en la distinta receptividad a la enfermedad de las diferentes especies animales, concluyendo que la transmisión entre aves y mamíferos se realizaba a través de partículas virulentas existentes en el aire, alimentos y bebidas, originándose el proceso tuberculoso en los puntos de entrada o vías orgánicas de propagación tras la penetración del microorganismo en el organismo afectado.
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El 3 de mayo de 1919 tiene lugar su inclusión en la política activa, al ser designado Gobernador Civil de Soria por el presidente del Consejo de Ministros, D. Antonio Maura y Montaner. D. Juan Manuel duraría en el cargo apenas dos meses, pues presenta su dimisión el 2 de julio, decepcionado y hastiado por la situación de corrupción política imperante en todos los ámbitos de poder. Por Real Orden de 8-5-1928, es nombrado Subdirector de la Escuela Superior de Veterinaria de Madrid, siendo el Director de la misma D. Tiburcio Alarcón y Sánchez Muñoz, compañero de estudios profesionales y gran amigo personal de Díaz Villar. D. Juan Manuel ostentaría este cargo hasta mayo de 1929, en que alcanza la jubilación, por haber cumplido la edad reglamentaria. Sus alumnos del curso 1928-29 le regalan una artística placa de plata En 1913 preside la Real Sociedad Española de Historia Natural, sucediendo en el cargo al “apóstol del árbol”, D. Ricardo Codorniú Starico, en un periodo en el que gran cantidad de naturalistas españoles se encontraban vinculados a esta asociación. Al ocupar la presidencia, expresó su agradecimiento y satisfacción al considerar su elección como un honor tributado a la Clase Veterinaria, que ya en los primeros años de la Sociedad tuvo en la junta directiva su más alta representación en la persona del ilustre Catedrático Veterinario, D. Ramón Llorente Lázaro. El 18 de mayo de 1921, se convierte en socio fundador junto a un numeroso grupo de «naturalistas, médicos, historiadores y cultivadores de las ciencias antropológicas en sus diversas ramas» de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria. conmemorativa que dice lo siguiente: 26-4-1887. Al Ilmo. Sr. Dr. D. Juan Manuel Díaz Villar y Martínez, Subdirector y Catedrático de Fisiología e Higiene de la Escuela Superior de Veterinaria de Madrid en prueba de admiración y respeto con motivo de su jubilación le dedican este afectuoso recuerdo sus alumnos del curso 1928-29. 3-8-1929. Los últimos años de su vida, los aplicó D. Juan Manuel, en la obtención de un tratamiento eficaz para la curación de la hemofilia. Para ello realizó importantes ensayos clínicos, en los que a partir de ovarios de cerdas y terneras jóvenes procedentes de matadero elaboraba un preparado denominado Ovarina, base para un medicamento registrado para el tratamiento de la enfermedad y que se comercializó con el nombre de Ovarina Antihemofílica del Dr. Diaz Villar. En el prospecto del producto se indicaba lo siguiente: Es un producto opoterápico, aséptico, inestable y diáfano. Se enturbia con el tiempo sin perder su eficacia terapéutica. Se administra en inyecciones hipodérmicas o intravenosas de 2 a 5 c. c. y también por ingestión de 5 a 10 c. c. en un poco de té o leche calientes llegando a 20 c. c. en las 24 horas, pudiendo duplicar esta cantidad cada día para obtener, en la mayoría de los casos, los efectos antihemofílicos deseados. En la diátesis hemofílica hay que conti-
nuar el tratamiento sin peligro a la anafilaxia. Está indicada en la hemofilia y hemorragias idiopáticas. En su última etapa, cuándo su salud se fue poco a poco deteriorando, mantuvo la ilusión de establecer en su Castuera natal, una Escuela de Artes y Oficios, pretendiendo facilitar el acceso a la ciencia de jóvenes sin recursos. En las proximidades de su laboratorio creó una especie de museo de herramientas de trabajo, que eran prestadas a toda persona necesitada de aprender una profesión. En su pueblo extremeño encontró el fin de una vida marcada por la tenacidad y estimada por su bondad y acentuada sed de ilustración, falleciendo el 6 de mayo de 1944, a los ochenta y seis años de edad. En ese momento la Veterinaria perdió a uno de sus hijos más ilustres y como bien escribió Lafont, a una figura que fue y es honor de la Clase y honra y gloria de la región extremeña.
OBRA LITERARIA 1. Manual de Fisiología Experimental. Tomo I. Imprenta R. Alvarez. Madrid, 1907. 2. Manual de Fisiología Experimental. Tomo II. Imprenta Hijos de R. Alvarez. Madrid, 1913. 3. Profilaxis de la fiebre carbuncosa. Madrid, 1907. 4. La triquina espiral (Trichina spiralis owen). Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural. Tomo I. Pag. 137-142. 1901 5. La Herencia y la adaptación como factores de la evolución vital. Discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina. Madrid, 1915. 6. Tratado elemental de Higiene comparada del hombre y los animales domésticos. Imprenta de Enrique Teodoro. Madrid, 1896. 7. Tratado elemental de Higiene comparada del hombre ta de y los animales domésticos. Tomo I. Impren Eduar-
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do Arias. Madrid, 1908. 8. Tratado elemental de Higiene comparada del hombre y los animales domésticos. Tomo II. Imprenta de Enrique Teodoro. 9. Glucosuria pancreática experimental. XIV Congreso Internacional de Medicina. Establecimiento tipográfico de Enrique Teodoro. Madrid, 1903. 10. Profilaxis de las enfermedades infecciosas del ganado de cerda. 11. Profilaxis de la tuberculosis. 12. Las secreciones internas en sus relaciones con la opoterapia. Discurso leído en la sesión inaugural celebrada el 27 de enero de 1935 en la Real Academia de Medicina. Imprenta J. Cosano. Madrid, 1935. 13. Secreciones internas de los testículos y próstata. Gaceta Médica Española. Enero 1943. 14. Secreción interna del riñón. Gaceta Médica Española. Marzo 1943. 15. Relaciones de la tuberculosis aviaria con la que padecen los mamíferos. Tercer Congreso Español de la Tuberculosis. San Sebastián. 9-16 de septiembre de 1912. 16. La Microbiología en sus relaciones con la Veterinaria. Ciclo de conferencias. Claustro de Doctores de la Real Academia de Medicina. 17. Hematozoarios de los animales. Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural. 18. Regulación de la glucemia por las inyecciones de insulina. Sesión de 12 de mayo de 1923. Real Academia de Medicina. 19. Intervención del páncreas en el mecanismo de glucosa de la sangre. 20. Aportación Clínica al Latirismo. Sesión de 28 de abril de 1917. Real Academia de Medicina.
CONCLUSIONES D. Juan Manuel Díaz Villar y Martínez es uno de los más sobresalientes investigadores que engendró la medicina veterinaria experimental de principios del siglo XX. Muchos de sus trabajos son precedentes a otros que dieron lugar a la consecución de importantes descubrimientos en el campo de la endocrinología y la hormonoterapia.
AGRADECIMIENTOS A D. Antonio Méndez-Benegassi Carrasco, Académico de Número de la Real Academia Sevillana de Ciencias Veterinarias y custodio de muchos de los objetos personales y profesionales de D. Juan Manuel Díaz Villar,
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por conservar su de número y transmitirme los recuerdos y conocimientos que guarda sobre esta auténtica figura de la veterinaria.
BIBLIOGRAFÍA Periódico ABC. Hemeroteca. ABC.es. Académicos numerarios del Instituto de España (19382004). Instituto de España. Madrid. 2005. Anales de la Real Academia de Medicina. Año 1944. Tomo LXI. Sesión Necrológica en memoria del Académico Excmo. Sr. D. Juan Manuel Díaz del Villar, celebrada el 26 de mayo de 1944. Madrid. Imprenta de J. Cosano. 1945. Anales de la Real Academia de Medicina. Año 1982. Tomo XCIX. Académicos Veterinarios en la Real Academia Nacional de Medicina. Cristino García Alfonso y José Manuel Pérez García. Sesión de 16 de noviembre de 1982. Archivo de la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena de Castuera. Partida de Bautismo. Folio 329, Libro 19. Año 1857. Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural. Actas de Sesiones. Suplemento al Boletín Oficial del Estado. Provincia de Badajoz. Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y de comercio. Año 1852. Cid Díaz, José Manuel. Temas de Historia de la Veterinaria. Volúmenes I y II. Universidad de Murcia. 2000 Díaz Villar, Juan Manuel (1914). Relaciones de la tuberculosis aviaria con la que padecen los mamíferos. Tercer Congreso Español de la Tuberculosis. 2º con carácter internacional celebrado en San Sebastián del 9 al 16 de diciembre de 1912. Discursos leídos en la Real Academia de Medicina para la recepción pública del Académico Electo Ilmo. Sr. D. Juan Manuel Díaz Villar y Martínez el día 6 de junio de 1915. Madrid. Establecimiento tipográfico de Cándido Alonso y compañía. 1915. Discurso del Excmo. E Ilmo. Sr. Doctor D. Baldomero González Álvarez, Académico numerario, en contestación al anterior. Gordón Ordás, Félix. Revista de Higiene y Sanidad Veterinaria. León. Tipografía «La Democracia». Méndez-Benegassi Carrasco, Antonio. Entrevista personal. 20-01-2010. Orozco Acuaviva, Antonio. Historia de la Endocrinología Española. Ediciones Díaz de Santos. Madrid. 1999. Villacorta Baños, Francisco. Dictadura y grupos profesionales organizados, 1923-1930. Instituto de Historia. CSIC. Vives Vallés, Miguel Ángel. Las Academias de Veterinaria. Discurso como Académico de Número en la Academia de Ciencias Veterinarias de Extremadura. 2001. Comunicación presentada en el XVII Congreso Nacional y VIII Iberoamericano de Historia de la Veterinaria. Valencia, noviembre de 2011.
MANUEL DE LUXÁN & LA CONSTITUCIÓN DE 1812 Luis Vicente Pelegrí Pedrosa. Doctor en Historia Concejal-Delegado de Empleo, Educación y Formación del Ayuntamiento de Mairena del Aljarafe, (Sevilla)
Casa donde nació Don Manuel de Luxan, sita en la Calle Ancha o de los Mesones, actualmente Plaza de España.
-Atención, que van a leer el papelito; -Don Manuel Luxán leyó-; -¿Se ha enterado usted, amiga doña Flora?; -¿Acaso soy sorda? Ha dicho que en las Cortes reside la Soberanía de la Nación.; -Y que reconocen, proclaman y juran por rey a Fernando VII... que quedan separadas las tres potestades... no sé qué terminachos ha dicho. Que la Regencia que representa al Rey, o sea el poder ejecutivo preste juramento. Que todos deben mirar por el bien del Estado; -Eso es lo mejor y con decirlo sobraba lo demás. (Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales: Cádiz).
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l gran novelista del siglo XIX recogió así el ambiente popular de las tribunas en el Teatro de la Real Isla de León, el día que se inauguraron las Cortes de Cádiz, el 24 de septiembre de 1810. Aquella noche, el castuerano Manuel de Luxán, enunció, en la primera propuesta de decreto, -elaborado junto a su paisano Muñoz Torrero- la soberanía nacional y la separación de poderes, base de cualquier democracia. Elegido diputado por Extremadura, en julio de ese mismo año, Manuel Mateo de Luxán y Ruiz de Morillo (Castuera, 1763-Cádiz, 1813), llegó a ser un reconocido protagonista y secretario de aquellas cortes, así como signatario de la Constitución del 19 de marzo 1812: “la Pepa”. Hijo de un escribano de número del Ayuntamiento de esta villa –similar a un notario actual-, fue ejemplo de las clases medias letradas que ascendieron, gracias a su cualificación, en la escala del Estado en el convulso cambio de siglo. Con él arrancó la carrera política de un importante linaje del liberalismo extremeño: los Lujanes de Castuera, encabezado en la siguiente generación, por el general Francisco de Luxán y Miguel Romero, destacado militar, científico y político, promotor de la primera Ley de Ferrocarriles, en 1855, como ministro de Fomento. Manuel de Luxán, tras pasar su infancia y adolescencia en Castuera, se graduó como Bachiller en Leyes por la Universidad de Salamanca en 1782, con 19 años. Ejerció la pasantía de abogado en la misma ciudad, desde el día que salió de la Facultad, hasta febrero de 1786, a la par que impartía docencia como profesor universitario y obtenía, en 1785, el título de doctor en leyes y cánones, con 22 años. Durante esta etapa de formación, en el principal centro intelectual del país, trabó estrecha amistad y afinidad política, con su paisano de Cabeza del Buey, Diego Muñoz Torrero, que llegó a rector, y debió tomar contacto con los círculos ilustrados que conformaron el futuro
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grupo liberal de las Cortes de Cádiz, en el que ambos militaron y destacaron. En aquel año obtuvo la licencia como abogado de los Reales Consejos, que autorizaba a pleitear ante los máximos organismos del Estado, y también el ingreso en el Colegio de Madrid. Su carrera culminó cuando aprobó, en 1793, el ingreso como uno de los ocho relatores del Supremo Consejo de Castilla, máximo órgano y tribunal de la administración en la época. Aquellos relatores eran altos funcionarios de Justicia -equiparables a las de un secretario judicial del Tribunal Supremo-. Allí ejerció hasta la invasión francesa y el alzamiento del 2 de mayo de 1808.
los principales debates y decretos de reforma, así como en las discusiones constituyentes, y en especial en la Libertad de Imprenta, de 1810; la abolición de la Inquisición, en 1813; así como en los decretos que abolían los privilegios sociales y de cuna en el acceso a los cargos del Estado y del Ejército. Según algunos biógrafos, Manuel de Luxán fue nombrado por las Cortes ministro de Justicia, -el primero de la historia constitucional de España- cargo que nunca llegaría a ejercer por su temprana muerte, con 50 años de edad, víctima de la epidemia de fiebre amarilla que asoló la ciudad en 1813.
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urante la Guerra de Independencia alternó estancias en Castuera, donde se alistó en la milicia comarcal, con periodos de servicio a la Junta Central, germen del nuevo Estado nacional, hasta la ocupación francesa de Sevilla en enero de 1810. Aquel año vivió en su pueblo hasta que obtuvo el alto encargo de los extremeños de representarles, junto a un pequeño grupo de diputados, en las primeras Cortes de la Historia Contemporánea de España, en Cádiz, donde transcurrió los tres años más importantes de su vida, en la creación de una nueva nación. Manuel de Luxán tuvo una destacada participación en
oy, millones de hombres y mujeres de esta nación, podemos consideramos deudores de los principios que defendieron aquellos diputados, entre otros: a) el sentido cristiano de la vida, compatible con la aconfesionalidad del Estado; b) la seguridad jurídica de las libertades y derechos individuales: pensamiento, expresión, circulación, empresa, comercio, trabajo, -del que hoy carecen millones de españoles-, y el derecho a la vida; c) la separación y control mutuo de poderes; d) la igualdad y la unidad ante la ley de todos los ciudadanos y los territorios del país. Y, en consecuencia con esos
principios, somos contrarios al intervensionismo gubernamental, a golpe de decreto, en aspectos básicos de la conciencia y vida cotidiana del ciudadano; a la intromisión del poder ejecutivo en el judicial, -vía ministerio fiscal-; así como somos contrarios a que se rompa la unidad y la igualdad de acceso de todos los españoles a derechos básicos, como salud, educación, pensiones, y salarios de los servidores públicos, bajo excusa de arcaicos privilegios identitarios y territoriales. Sin embargo, por encima de diferencias, el Bicentenario de la Constitución de 1812 es símbolo de unidad y referencia. Significativamente, Manuel de Luxán nació y vivió en la casa que existió donde hoy se halla el enclave de la representación común: el Ayuntamiento. De hecho, coincidiendo con el reciente Bicentenario de la Constitución de 1812, hemos tenido la ocasión de recordar en Castuera, Cabeza del Buey y Campanario a nuestros ilustres paisanos, diputados en las Cortes de Cádiz, y la Asamblea de Extremadura, en pleno, y en consenso de todas las fuerzas políticas, les rindió homenaje. Antes de aquello, Paolo de Atalaya, actual alcalde de Castuera, como miembro de un grupo político de raíz y convicción liberal, propuso en Pleno Municipal, dedicar a Manuel de Luxán el nombre oficial de la Universidad Popular, sin más oposición que algún alegato contra el carácter político y no docente del propuesto. Este alegato de disipa teniendo en cuenta, como se ha expuesto, el ejercicio de nuestro diputado como profesor de la Universidad de Salamanca, además de ser uno de los padres de la patria española contemporánea, que nació con la Constitución de 1812, abuela y germen de nuestra democracia actual: la primera efectiva y universal de la Historia de España. (Este artículo es una adaptación del publicado en la Revista de Feria de 2011, donde, accidentalmente, no figuró autor)
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PROPUESTA DERREUTILIZAR LA CIUDAD. ANÁLISIS URBANO & ARQUITECTÓNICO DEL BARRIO EL CERRILLO (Castuera)
Investigadores: Paulina Aguilar, Tania González Villegas, Uriel Manjares Salgado. Tutor: Jose Mendoza Milara [Proyecto áSILO]
Desde el colectivo circunstancial Proyecto áSILO con la colaboración de investigadores de la Universidad de Colima (México) se ha desarrollado el análisis urbano y arquitectónico en el barrio El Cerrillo en la villa de Castuera. Este método de trabajo fue utilizado en el curso de “Máster Universitario en Proyecto Avanzado de Arquitectura y Ciudad”, donde se realizó la toma de datos de los pueblos y ciudades en el entorno de la metrópolis de Madrid. Este proceso llevó a demostrar la enorme dimensión de abandono tan grande existente en las urbes analizadas. El orden de uso de la vivienda alcanza una media de 2,5 personas por vivienda. Teniendo en cuenta que la mediana de habitaciones por hogar es 4, se puede definir entonces más del 30% están es desuso. Posteriormente se realizó análisis y diseño de mapas para la ciudad de Valencia. Allá, se distinguió por barrios las variaciones de uso de la vivienda desde el 50% hasta el 80%. A más, se hizo la comparativa entre el 2001 y el 2010, observando procesos de gentrificación. Los porcentajes de crecimiento de la población eran proporcionales a la construcción de nueva vivienda aún así se observan variaciones de uso. Barrios que al inicio de la década estaban en el 78% de uso aumentando hasta el 80% o barrios que estaban
en el 74% bajan al 71%. Los mapas marcaban la temperatura de uso y fueron publicados en “BOSTEZO. Revista de arte y pensamiento”. En febrero del 2012 comenzó la investigación en el barrio de El Cerrillo. El objetivo general busca mostrar otros modos de gestión del espacio público junto a las necesidades de la vecindad y la mejora le los inmuebles. Por ello, inicialmente se ha realizado un trabajo de revisión de datos históricos y otros análisis elaborados con anterioridad para conocer la profundidad de dichas investigaciones. A través de planos como el que se muestra en la parte inferior de esta página (foto aérea tomada por el ejercito en el 1940) se conoce la situación puntual del barrio y sus modos de crecimiento. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), permiten documentar los flujos migratorios y demográficos desde principios del siglo XX hasta la actualidad. A más, se han considerado las viviendas y el crecimiento inmobiliario. Los datos son alarmantes, se entiende que los habitantes de la villa son conscientes del parque inmobiliario de viviendas tan amplio de la localidad. Con esta investigación podemos conocer datos actuales del barrio de El Cerrillo.
En los años sesenta había, según datos del INE, 10.166 habitantes en Castuera, ocupando las 1.612 viviendas existentes en la zona urbana de nuestra localidad. El ratio de habitantes por vivienda era superior a 6 personas. Obviamente no todas las viviendas tenían seis habitaciones, por los modelos de la vivienda popular extremeña se conoce desde la casa mínima -con ordenación aleatoria y superficie útil no superior a 50m2- hasta la gran casa colada la cual podría llegar a tener más de 10 habitaciones con vestidores e incluso baños independientes en las principales. De los últimos datos obtenidos del INE aparecen 6.632 habitantes, habiendo descendido la población un 40%. Siendo el número de viviendas 3.399, lo cual supone un aumento superior al 200%.
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Por otro lado se ha tenido en cuenta, para la investigación, el documento redactado por Luis Vicente Pelegrí Pedrosa y Angel David Martín Rubio en 1990 (facilitado por Antonio Lopez Técnico del Centro de Desarrollo Rural de la Serena). Este documento ha servido para contemplar aquellas viviendas de arquitectura popular y su valor patrimonial, heredado de antepasados de la región. Se ponen en valor las construcciones de piedra, tallados, relieves y todos aquellos aspectos fruto de los valores culturales de la región. Todos estos aspectos han sido reflejados en un mapa patrimonial y redactados de modo pormenorizado en fichas de análisis para cada inmueble. Previo al análisis de viviendas se investigo los tipos existentes en el barrio del Cerrillo, a continuación se muestran siendo:
Casa mínima de organización aleatoria Casa mínima con atisbo de corredor Media casa o casa colada de una mano Casa entera Gran casa colada
32viv. 65viv. 122viv. 118viv. 8viv.
8,0% 16,3% 30,7% 29,6% 2,0%
Hay 53 viviendas construidas a finales del siglo XX, representando un13’3% del total. No queda registrada ninguna casa chozo pues es más típica de zonas rurales. El barrio de El Cerrillo está compuesto, según las Normas Subsidiarias, por la plaza de San Juan y las calles Abajo, Piedras, Molinos, Travesera de los Molinos, Cristo, Rehoya, Fernández Daza, Malpartida, Quintana, Sevilla, Cerrillo, Hospital, Fuente, Cuesta de la Fuente y Nueva. Se han visitado las distintas viviendas para su análisis formal exterior (medidas, cotas, fotografías, etc.). Con esto se hizo el plano de arriba, mostrando el estado de los inmuebles según el decoro -conservación excelente, buena, regular o ruinosa-. A partir de este plano se trabaja con la valoración de algunos inmuebles para conseguir datos capaces de mostrar el número de viviendas susceptibles de ser rehabilitadas, los costes y el impacto ambiental frente al derrumbe y construcción de nueva - TRECE -
planta. Según la tesis “Ciclos de vida de Con estos planos se podrán obtener datos y poder lograr así la realización materiales en la vivienda popular extreme- de propuestas para la mejora del Cerrillo. Datos tan significativos como ña” los costes de rehabilitación y ampliación el número de viviendas, 398 exactamente, de las cuales sólo están en de la vivienda popular son un 35,9% menos uso permanente 222. El trabajo final mostrará métodos para una gesfrente a la construcción de una vivienda nueva. tión óptima de los espacios con nuevos servicios para los vecinos y Las viviendas estudiadas cuentan con 3 dormito- recualificación de inmuebles, reduciendo los gastos económicos en rios, 2 cuartos de baños, salón comedor, cocina y pos del respeto a la calidad del ecosistema. cochera, todo ello distribuido en planta sótano, planta baja y planta primera. Además, queda demostrado en esta misma tesis que el impacto ambiental de la vivienda rehabilitada-ampliada es un 63,42% inferior frente a una vivienda nueva. Incluso los gastos energéticos de climatización se pueden reducir a la mitad. Esta información se verá complementada con el trabajo desarrollado en esta investigación donde se analizarán viviendas y edificios públicos (El Farito y el Albergue del Peregrino) a fin de ampliar la información para una futura publicación. Además del análisis de inmuebles y los espacios públicos, se han realizado encuestas a los vecinos para saber de primera mano sus necesidades en cuanto a la vivienda y el espacio público. Estas encuestas apoyan el análisis realizado por los investigadores podiendo complementar datos y enriqueciendo la investigación. Los planos resultantes serán:
HIST ORIA ARQ UITE CTÓ NIC A
Estado de conservación (plano de la pág siguiente) Año de construcción. Superficie construida. Tipo de materiales en cubierta. Prótesis. Edificabilidad. Densidad de uso. Materiales de puertas, ventanas y zócalos. Patrimonio . Estado y materiales del espacio público (con fichas). Vialidades (con fichas).
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LA PRIMITIVA PARROQUIA DE CASTUERA: APORTACIÓN DOCUMENTAL SOBRE SU DESAPARICIÓN .
Bartolomé Miranda Díaz (Licenciado en Hª del Arte, Profesor en el Centro Michigan (Univ. Sevilla) Dionisio Á. Martín Nieto · Licenciado en Historia · Profesor IES “Puerta de la Serena”
Lamentablemente es aún muy poco lo que sabemos sobre el edificio gótico de la desaparecida parroquia de Castuera, antaño erigida sobre el Cerrillo. Muchas son las fuentes documentales que la citan pero muy escasas las que la describen o nos informan acerca de sus bienes muebles y raíces. Este vacío documental ha provocado que ni la parroquia ni su emplazamiento (el Cerrillo de los Molinos) hayan sido estudiados como merecieran. Por fortuna, el texto que hoy damos a conocer nos ayudará a paliar ese vacío. Se trata concretamente de un informe redactado por frey don Diego Berrio Becerra, párroco de Castuera, a petición de frey don Miguel Verdes Montenegro, miembro del Real Consejo de Su Majestad, sobre el estado en el que se encontraba la iglesia en 1742 (Archivo Histórico Nacional, sec. OO.MM.) Como se verá en el informe, y ya sabíamos por otras fuentes, para entonces la vieja parroquia estaba casi arruinada. Esto había dado lugar a la elevación de repetidas súplicas tanto por parte de los párrocos como de los regidores municipales ante el Real Consejo de las Órdenes con el fin de que se construyera un nuevo edificio, mejor acondicionado, más capaz y más céntrico con respecto al ensanche que se había ido produciendo en el casco urbano a lo largo de los siglos XVI y XVII. Dichas peticiones había favorecido la emisión de un informe redactado por el abogado de los Reales Consejos, don Marcos de Alcázar, el 14 de julio de 1740, en el que se daba luz verde a la propuesta y condenaba al olvido, para siempre, al viejo templo gótico 1 . Pero ¿cómo era aquel templo?, ¿cuáles fueron sus posibles orígenes?, ¿qué nos dice el párroco sobre sus posesiones?, ¿Qué motivó realmente el abandono el edificio? Vayamos por partes. El edificio: Gracias al informe redactado en 1742, sabemos que la vieja iglesia respondía a las características propias de una construcción de finales del gótico: planta rectangular de nave única dividida en tres tramos mediante contrafuertes, con cabecera diferenciada, sacristía a un lado de esta última y coro y torre campanario a los pies, toda ella cubierta de madera, a excepción de la capilla mayor y la sacristía, que se cerraban con bóveda de crucería. Sus dimensiones eran de casi 34 varas de largo (unos 28 m.) por 12 varas y cuarta de ancho en la nave (algo más de 10 m.) y 8 varas y tres cuartas en la cabecera (casi 7 m.). Dos eran, al menos, las puertas que daban acceso al edificio, una ubicada al norte y otra al sur, ambas enfrentadas, posiblemente en el cuerpo intermedio de la nave. El interior del templo estaba poblado de retablos y pequeños altares, tres en la cabecera (contando con el mayor) y cinco en la nave. Por su parte la pila bautismal se situaba bajo el coro, en un lateral, arropada entre los contrafuertes, sin que existiese una capilla como tal. Este modelo de iglesia recuerda enormemente a las promovidas a finales del siglo XV y comienzos del XVI por frey don Juan de Zúñiga y Pimentel, último maestre de la Orden de Alcántara, actuando ya en calidad de administrador del Partido de La Serena 2 . Queda demostrada su directa participación en la erección de iglesias como las de: Campanario, La Guarda, Quintana, Zalamea, Higuerra, Esparragosa, La Haba, Monterrubio, Esparragosa de Lares, El Valle y La Coronada; y aunque de momento no hay documentos suficientes como para decir lo mismo de esta de Castuera, plantearlo como posible hipótesis no es en absoluto arriesgado a la luz de las nuevas fuentes documentales. De ser acertada esta teoría, habría mucho que discutir sobre los orígenes poblacionales de la zona del Cerrillo y sobre la ubicación de la parroquia anterior, que a buen seguro la hubo. 2. MARTÍN NIETO, Dionisio y MIRANDA DÍAZ, Bartolomé: “La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción”, en Campanario, Patrimonio Artístico. Badajoz: Ayuntamiento de Campanario, 2003, t. III, p. 122 y ss; MARTÍN NIETO, Dionisio y y DÍAZ DÍAZ, Bartolomé: La Coronada, iglesia y ermitas de una posesión de la Orden de Alcántara. Cáceres: autoedición, 2000, pp. 81-83.
1. ARCOS FRANCO, José María: “La iglesia parroquial de Santa María Magdalena de Castuera (Badajoz): aportaciones documentales en torno a su construcción”, en Norba-Arte, año 2000-2001, pp. 227233.
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BIENES Y CENSOS: Sobre este asunto, el párroco nos informa de que la iglesia poseía en ese momento en propiedad más de cien fanegas de tierra y sembradura, muchas de ellas situadas en el camino de Zalamea; y 1.073 reales y 28 maravedís de censos anuales. OBJETOS DE PLATA: Manifiestan los sacristanes, Andrés Molina Valdivia y Juan Fernández López, que la iglesia tenía entonces: seis vinajeras de plata, dos vinajeras mayores, dos campanillas, tres platillos, dos candeleros de plata blanca, un caldero, una cruz grande de plata, una naveta con su cuchara de plata blanca, tres cálices de plata blanca, cinco cálices con sus patenas dorados, siete varas de plata sobre madera para el palio, una lámpara de plata blanca de 64 onzas de peso, dos vasos para los Santos Óleos, un crisma, una ampolla de plata, una custodia de plata sobredorada de 60 onzas de peso, un copón de plata dorado, dos cajas de plata dorada y un copón viejo de plata.
EL ABANDONO DEL EDIFICIO: Pese a que la mala conservación de algunas partes del documento nos impide leer por completo el texto, se dice claramente que el origen de la ruina del edificio parte del desplome de la torre que –se dice– había caído sobre el cuerpo de la iglesia dañando seriamente el coro, el órgano e, incluso, la sacristía. Casualidades de la historia, fue también el desplome parcial de la torre lo que inutilizó la iglesia de la vecina localidad de Campanario por esas mismas fechas: “En atención a el estrago que ocasionó una tempestad en la torre campanario de esta dicha villa por el mes de septiembre del año próximo pasado [de 1736], dejándola por diferentes partes con grandes 3. Notas de Antonio Manzano Garías. Archivo Municipal de Campanario. 1737.
roturas el chapitel del todo arruinado y la campana principal hendida de forma que está imposibilitada de poder servir, y contemplando que de no reedificarla prontamente con las... se destruirá del todo [...] 3. Fuera o no a causa de esa u otra tormenta, la iglesia de Castuera se vio seriamente dañada y, debido a la escasez de dinero con que repararla, los destrozos quedaron patentes durante años. La incomodidad de la ruina, sumada a su encrespada localización sobre el cerro, al mal estado de los sepulcros que a menudo dejaban ver los cuerpos en descomposición y a la estrechez del templo, hicieron que los vecinos evitaran a toda costa la parroquia, desatendiendo sus cofradías y yendo a oír misa a las ermitas, preferentemente a la de San Benito, la que también comenzaron a elegir para los nuevos enterramientos. Las ruinas del templo persistieron hasta finales del siglo XIX, época en la que el Cerro de los Molinos comenzó a poblarse (¿nuevamente?) de casas gracias a una manda testamentaria dejada por don Juan José de Luxán, en la que daba la oportunidad a los vecinos menos pudientes del pueblo a edificarse una vivienda en las tierras que éste poseía en aquel paraje 4 . Fragmento del informe realizado por frey don Diego Berrio Becerra, párroco de Castuera, a petición de frey don Miguel Verdes Montenegro, miembro del Consejo de Su Majestad, sobre el estado de la iglesia de Castuera en 1742.
[…] 2º. El edificio y fábrica de la dicha yglesia y su sacristía es un cañón de piedra de mampostería cubierto de madera sin capilla alguna, sino es todo seguido hastta la capilla mayor que es de vóbeda. La qual capilla tiene de largo nueve varas y çinco quarttas y de ancho ocho varas y tres quarttas. Y el dicho cañón de yglesia tiene de largo veinte y quatro varas y media y de ancho doze varas y y quartta, y se compone de tres arcos de piedra de grano sobre los cuales carga el enmaderado de su techumbre. Y tiene un coro alto de madera cargando sobre dos postes de dicha piedra de grano que coxe de 4. PELEGRÍ PEDROSA, Luis Vicente: “El nuevo poblamiento del cerro de los molinos”, en Revista Antaño, nº 7. Universidad Popular y Ayuntamiento de Castuera, diciembre de 2000, pp. 10-1.
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ancho de dicha yglesia; la continuación de él en el costado que está al poniente está hecho de un enmaderado que carga sobre uno de los dos referidos postes y sobre otro que está… de dicha piedra de grano; sobre el qual enmaderado está puesto un órgano, el qual necesitta de mucho reparo, que según declaración del organista tendrá de costto dos mill maravedís de vellón. Y dicha yglesia tiene ocho altares, tres dentro de la capilla, que es el altar mayor que tiene tres varas // y tres quartas y media de largo e vara y terzia de alto, e los colaterales tienen dos varas y terzia de largo y vara y terzia de alto. Y los otros zinco que están en el querpo de la dicha yglesia tienen los quatro la misma altura y largo que los colaterales, e el otro tiene dos varas y tres quarttas de largo y una vara y terzia de alto. Y la figura y traza de dicha yglesia son cañón con la dicha capilla y en ella tres altares y la puerta de la sacristtía que esttá pegada a dicha capilla y es de vóveda y está [amenazando] ruina. Y al otro lado está el referido coro de el órgano que no se ussa(?) porque se está arruinando a causa de dicha…. que se está hundiendo frente al altar mayor; se arruinó y cayó al tiempo que se hundió la torre sobre que estavan las campanas, y aunque por la nezesidad se tapó dicha pared, fue por maestros nada inteligentes y sólo a fin de zerrar aquel pórtico. Y las campanas se pusieron en frente de dicha yglesia vastante distantes sobre quatro paredes fundadas sobre un peñasco, tan vajas que qualquiera persona, aunque esté zerrada la puertta, suve por las ventanas donde están dichas campanas por lo que a qualquiera ora de la noche enttra quien quiere y las toca para inquietar a los curas, sacristtanes y vecinos sin que esto pueda tener remedio a causa de esttar dicha yglesia y campanario en la eminenzia de un zerro fuera de el poblado, lo qual les sirve de refuxio para retirarse sin ser vistos ni conozidos. Y en medio del querpo de dicha yglesia ai dos puertas que se corresponden con ygualdad. Y a el lado de la capilla, en el hueco que hazen dos arcos, ay quatro altares, y a el lado de el coro ay un altar junto del órgano. Y junto a la otra puerta que cae a el poniente // en un rincón que haze uno de dichos tres arcos, zerca de el órgano está la pila de bautizar sin capilla ni otra guardia. A la… en la misma pared de la yglesia está embutida otra alazena o taca donde se guardan los santo óleos. Y los tres arcos referidos arrancan desde el plan de la yglesia por la parte ynterior estando descuviertos zerca de una vara, con lo qual y con los altares, pila, confesionarios, andas, coro bajo, púlpito y otras alajas prezisas como son arcas de cofredías para guardar..., vancos que sirven de scheros, asientos para el ayuntamiento, esttá casi llena dicha yglesia, de manera que es muy poca la jente que puede entrar a asistir a los divinos oficios y fiestas de la yglesia, pues ocurre que ay prozesiones que se nezesitta poner las santtas ymájenes que an de salir en ellas [y] se ocupa cuasi toda, de forma que ni aún los dos cabildos pueden entrar dentro. Su situazión esttá sobre gira… nuevas sepulturas hazerse entierro porque [en algunas partes] no tiene una quarta de tierra; y en ottras es preziso que la nezesidad de enterrar algunos difuntos que se quedan quasi descubierttos de que resulta que después que rebientan los cuerpos, por el mal olor que arrojan, ser preziso para entrar muchos días después en dicha yglesia taparse el olfato y andar la jente huyendo de el ayre y… referidos. Todo lo más de el pueblo se queda a oír misa en los días festivos en las hermitas y capillas que ay en dicho pueblo en las que es prezisso… fuere mucha gente hazer los… por no haber sepolturas en dicha yglesia, la qual... Sólo si en cada puerta… portal de madera para reparar de que no se podrán… //... de persona alguna, sólo si es de dicha yglesia y que….. estta y ver la yndezenzia de sus altares sean….. de sus feligreses, algunos cofrades que
ésttas con sus limosnas reparavan los altares y santas ymágenes si no de lo nezesario, a lo menos de lo preziso viendo que todas con el tiempo se an ido perdiendo pues sólo a quedado la cofredía de las Venditas Ánimas y Señor San Pedro. Y en quanto a los reparos que nezesitta dicha yglesia se omite traer maestros que los aprezien, por evitarle sus costas y gastos que son prezisos y a causa de constar en el Juzgado de Yglesias esta tasación que se hizo de orden del señor juez protector en los años antiguos que después con el curso del tiempo, y no hauer tenido reparo alguno se haze preziso nezesite de más.
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EL CICLO DE LA VIDA EN CASTUERA.
COSTUMBRES & RITOS ACERCA DEL NACIMIENTO, EL MATRIMONIO Y LA MUERTE EN 1901.
Pablo Ortiz Romero: Arqueólogo. Doctor en Historia
En el curso 1901/1902 el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid puso en marcha una encuesta con la que se pretendía recoger información sobre el ciclo vital en España: “Información promovida por la Sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo de Madrid, en el campo de las costumbres populares y en los tres hechos más característicos de la vida: el nacimiento, el matrimonio y la muerte”. El cuestionario, conocido como la “Encuesta del Ateneo”, ha sido una herramienta excelente para conocer de primera mano el comportamiento de las sociedades rurales en torno al ciclo de la vida. Una élite intelectual definía la herramienta de intervención (el cuestionario) y los informantes se convertían en intermediarios en el proceso de comunicación entre esa élite y el microcosmos (una localidad) que diseccionaban, observando o preguntando. Cada uno de los tres bloques clásicos del ciclo vital (nacimiento, matrimonio, muerte) se dividía en varios apartados, que a su vez lo hacían en varios ítems, según se deseara profundizar en el tema. Se recibieron 289 respuestas correspondientes a 357 localidades. Aunque la Guerra Civil se llevó por delante esta fabulosa fuente documental, afortunadamente las respuestas habían sido transcritas a fichas/papeletes que en 1922 se cedieron a la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria. Pese a que se han extraviado varias miles de fichas, hoy se conservan 18.713 en el Museo Nacional de Antropología, donde pueden ser consultadas (Limón y Castellote, 1990).
CASTUERA EN LA ENCUESTA DEL ATENEO La presencia de Extremadura en la Encuesta del Ateneo ha sido tratada en la bibliografía en sus rasgos más característicos (Marcos Arévalo, 1995 y 1997). En general la respuesta extremeña fue muy escasa. Contestaron solo 12 poblaciones de la provincia de Cáceres, a las que hay que sumar la comarca de Las Hurdes, que aparece como un todo (Alcuéscar, Cáceres, Casar de Cáceres, Garrovillas, Guijo de Coria, Guijo de Santa Bárbara, Hervás, Las Hurdes, Malpartida de Plasencia, Madroñera, Mata de Alcántara, Puerto de Santa Cruz y Trujillo) y 8 de Badajoz (Azuaga, Badajoz, Cabeza del Buey, Castuera, Jerez de los Caballeros, Llerena, Maguilla y Villarreal, una pedanía de Olivenza). De otras localidades hay informaciones en el epígrafe “Varios”, de ahí que fluctúe en algunas publicaciones el total de localidades extremeñas de las que hay datos. Desde Castuera se enviaron 87 respuestas: 14 sobre nacimiento, 50 sobre matrimonio y 23 sobre la muerte. De las localidades de Badajoz, es la segunda en el número de respuestas, tras Maguilla, y la tercera de Extremadura, superada sólo por Guijo de Santa Bárbara y Hervás. La información de Castuera reproduce lo que ocurre en toda España, que la mayor cantidad de respuestas se centran en el bloque de matrimo-
nio. Hay que tener presente que, si bien es cierto que tanto el apartado de matrimonio como el de muerte contienen más preguntas que el de nacimiento, los rituales ligados al principio de la vida forman parte de un conjunto de prácticas más circunscritas al ámbito privado, lo que hace que a menudo resulte extraño para el varón (todos los informantes eran hombres). En esta primera aproximación al ciclo de la vida en Castuera nos centraremos, por razones de espacio,
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en las respuestas dadas a las preguntas sobre el matrimonio y dejaremos para una futura publicación la parte correspondiente a las costumbres sobre el nacimiento y la muerte.
MANUEL TORREJÓN RUIZ. ‘EL INFORMANTE’ Desde que Rafael Salillas lo hiciera público en su libro La fascinación en España (Brujas-Brujerías-Amuletos) (Madrid, 1905), se sabía que el autor de las respuestas enviadas desde Castuera respondía al nombre de Manuel Torrejón Ruiz, quien resultaba ser un completo desconocido. En 1997 Rodríguez Becerra y Marcos Arévalo publicaron un trabajo sobre el perfil sociológico de los informantes en la Encuesta y sólo apuntaron una certeza, ya sabida, respecto a Torrejón: colaboró en la prensa regional, concretamente en el periódico El León Ibero, de Mérida. Se le atribuía así una producción intelectual de corte “literaria” y se planteaba, entre interrogantes, que quizá fuera un erudito local. Nada se decía de su profesión, ni de su ideología. Sin embargo, en nuestra investigación sobre la institucionalización de la arqueología extremeña nos encontramos de bruces con Manuel Torrejón, quizás el mejor de los informantes de Tomás Romero de Castilla, secretario de la Comisión de Monumentos de Badajoz y fundador del Museo Arqueológico Provincial (Ortiz Romero, 2007). Torrejón estuvo detrás de casi todas las operaciones de compra de piezas arqueológicas que la Comisión de Monumentos hizo en Mérida en el último cuarto del siglo XIX, bien informando sobre ellas, bien actuando de intermediario en la adquisición. Muy próximo a Romero de Castilla, los afectos que ambos se muestran en sus cartas expresan que entre ellos existía una sólida relación de amistad. Manuel Torrejón era Licenciado en Filosofía y Letras y Bachiller en Teología. Por entonces ejercía de director del colegio privado de Segunda Enseñanza El Emeritense, de donde le debía venir la relación con Castilla, profesor del
Instituto Provincial de Badajoz. Sabemos, pues, que era maestro y que se había formado en la Universidad Central de Madrid, donde en el curso 1865/1866 obtuvo un premio ordinario en “Oratoria Sagrada”. En el curso siguiente aparece matriculado en el Instituto San Isidro de Madrid, dependiente de la Universidad Central, para impartir la enseñanza privada de Lengua y Castellano y Retórica y Poética. Ya en Mérida, Torrejón se cartea a menudo con Romero de Castilla, mostrándose como una persona sensible ante el patrimonio, muy ducho en temas arqueológicos. Entre 1872 y 1903 se cruzan cartas cada vez que surge un hallazgo o hay que hacer el seguimiento de alguna pieza entre los traficantes de antigüedades. El último contacto entre Torrejón y Romero de Castilla se produce precisamente desde Castuera, un 3 de octubre de 1903. Ignoramos por completo qué hacía Torrejón en Castuera, aunque es evidente que no se había desligado de Mérida, ya que en su carta trata con amargura de cómo había fracasado en la gestión de una compra arqueológica que le había encargado el secretario de la Comisión de Monumentos. Lo cierto es que si en 1901, cuando responde a la Encuesta del Ateneo, también se encontraba en Castuera, hay que pensar que su relación con la localidad no debía de ser circunstancial y que seguramente se cimentara en cuestiones personales o profesionales. Apostar porque Manuel Torrejón se situara en el espectro del progresismo no es aventurado, si consideramos su relación con Romero de Castilla (afín al republicanismo progresista de Ruiz Zorrilla y confeso krausista) o su misma presencia entre los informantes de la Encuesta del Ateneo, por lo general “gentes progresistas, liberales y republicanos afines al regeneracionismo” (Marcos, 1995).
EL NOVIAZGO.
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GALANTEOS EN LA RUEDA DEL CONDE DE CABRA. El cuestionario sobre el matrimonio se articulaba en una serie de epígrafes sobre los que se planteaban
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diversas posibilidades, según se sustanciaban los ritos en diferentes sitios de España. De esta manera se concretaba y se esperaba que el informante supiera más o menos por dónde debían ir sus respuestas. Un primer bloque estaba formado por las costumbres relativas al noviazgo, un segundo se dedicaba a la boda y un tercero, diverso, aludía a algunas circunstancias que podrían darse una vez se formaba la pareja: adopción, adulterio, separación de los cónyuges o uniones ilegítimas. En Castuera a principios del siglo XX las clases populares iniciaban el noviazgo participando en la denominada “Rueda del Conde de Cabra”, un corro formado en la calle por las mozas casaderas (o “en tálamo”) en el que cantaban al anochecer. La “Rueda del Conde de Cabra” es una danza muy antigua que arraigó en Canarias, concretamente en El Hierro y La Palma, adonde llegó de la península a finales del siglo XV. El “Conde de Cabra” o “Conde Cabra” es un personaje muy presente en las canciones de corro y en los juegos infantiles en muchos lugares de España. Funcionaba como las tradicionales ruedas, en las que mozos y mozas, cogidos de la mano giraban mientras que un joven, situado en el centro, se incorporaba al finalizar cada estrofa de la canción a las filas del sexo contrario. De esta manera, el baile concluía con mozos y mozas intercalados. Según relata Manuel Torrejón, en Castuera los mozos iban llegando a la “Rueda del Conde de Cabra” y se cogían de la mano de las mozas, girando con ellas hasta que cambiaban de corro y se agarraban a otras mozas. Esta era la forma establecida socialmente para que se tratasen (y se tocasen) los jóvenes casaderos en el espacio público. El protagonismo del corro recaía en las mujeres, que eran quienes cantaban, porque, dice Torrejón, los mozos de Castuera no piaban. Ni en la rueda ni tampoco en los bailes que en las noches de verano se hacían a las puertas de las casas: “…los mozos hablan poco con las mozas”. En el corro se cantaban jotas, una de las cuales es reproducida en la encuesta. Se trata de una variante de una jota muy popular en La Serena, cuyo estribillo se canta en Malpartida de la Serena y en Campanario: “¡Cuchichí y olé ya! / Esta jota no me agrada / “¡Cuchichí y olé ya!/ Que ha venido de La Habana… Ante la pregunta de si existía en la localidad “feria de mozas”, Torrejón informaba de que no existía tal cosa, aunque sí algo muy similar. Refiere que se orga-
nizaba un “baile de las solteras”, en el que se reunían las jóvenes que no tenían novio y en el que se encendían tantas velas como mozas asistieran al mismo. Lo más común, pues, era que los jóvenes establecieran relaciones en los bailes, de ahí que la época en la que más noviazgos se formalizaban fuera en los carnavales. Con un escueto “es muy frecuente”, despacha la pregunta sobre si era costumbre que los padres arreglasen el casamiento de los hijos sin contar con la voluntad de éstos. Es una pena que no aporte más consideraciones, aunque deja sentado que los enlaces entre parientes eran frecuentes en las familias acomodadas del pueblo, lo que apunta a que eran matrimonios acordados. Tampoco es muy explícito Manuel Torrejón cuando se plantea en la encuesta la consideración que tiene la virginidad de la novia y si su pérdida suponía alguna dificultada para casarse. La cuestión es despachada de manera un tanto seca y contundente: se estima mucho y “su pérdida es grave dificultad para casarse”.
¿PORRA EN CASA? En cuanto a las formas de declaración, los novios se declaraban de palabra o por escrito, a través de cantares, en los corros y en las fiestas, o mediante el paseo frecuente de la calle de la novia. Respecto a las declaraciones simbólicas, se narra el rito de la “porra en casa”, mediante el cual el novio formalizaba relaciones ante la familia de la novia entrando en su casa. El novio arrojaría una porra al portal de la casa
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de la pretendida, un gesto –y un término- con el que se alude claramente a la parte sexual del encuentro de la pareja. Si el artefacto era devuelto a la calle significaba que el pretendiente era rechazado, por el contrario, si se retenía quería decir que se aceptaba la relación. Al día siguiente el mozo podía ya entrar en la casa de la novia y las relaciones se consideraban formales. Hay, sin embargo, que hacer alguna consideración al respecto de este ritual, cuya relación real con Castuera no está nada clara. Resulta que en ningún momento Manuel Torrejón afirma que tal costumbre se hiciera en Castuera. Es más, la desplaza: “hay pueblos en este país donde el mozo que quiere declarar su amor a una moza, arroja una porra al portal de la casa de ella…”. El ritual, empero, ha quedado como singular de las costumbres de noviazgo de Castuera, sobre todo a partir de que fuera difundido por Enrique Casas (1947). El problema es que Casas lo toma de la Encuesta del Ateneo. Luego, en diferentes publicaciones, el rito se ha señalado como propio de Castuera, aunque si se indaga, el hilo siempre concluye en la Encuesta del Ateneo. Así, lo encontramos referido por Domínguez Moreno (1991), cuyo texto se reproduce tal cual en Jove y Pérez (1999), o por Marcos Arévalo y Sánchez Marcos (2011). Todos beben de la información de Manuel Torrejón. La memoria popular en Castuera sobre esta costumbre es hoy tan débil que no hay que descartar que estemos ante un ritual sobrevenido y asumido, esto es, ante una “memoria fabricada” por un error en el manejo de las fuentes. Es muy llamativo, además, que Torrejón no aporte en su respuesta nada sobre el papel del padre de la novia, sobre si participaban o no los amigos del novio en el ritual, ni sobre las palabras que acompañan al rito: “porra en casa, ¿casa o no casa?”, que frecuentemente aparecen en la bibliografía. ¿Por qué, entonces, mencionó una costumbre ajena a Castuera cuando estaba informando sobre Castuera? Quien sabe qué le animaría a ello, quizás la curiosidad del rito le hizo pensar que merecía la pena que se conociera en Madrid. Este desajuste, no obstante, no es único entre sus respuestas, porque cuando se preguntaba por el día preferido para celebrar las bodas, Torrejón anotó cuál era ese día en Badajoz-ciudad y en Olivenza (¡). Así las cosas, es probable que esta especie de salida de tono del informante haya llevado al descomunal error de creer como propia de Castuera una costumbre que le era totalmente extraña. Un rito, por lo demás, que es bien conocido en diferentes lugares de España, tanto en Extremadura (Piornal, Las Hurdes) como fuera de ella (Bogarra, Albacete; Vélez Benaudalla, Granada). Sigue diciendo Manuel Torrejón que, una vez formalizadas las relaciones de noviazgo, los novios se veían dentro de la casa de la novia, ante la familia, en conversación general. No estaba bien visto que los novios se viesen por el balcón o tras la reja (“prácticas que aquí merecerían acerbas censuras”). En ocasiones los novios daban serenatas a sus novias, aunque cuando esto ocurría ellas no salían al balcón, ni aunque tuvieran lugar a una hora temprana.
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odo en marcha ya hacia la boda, las relaciones entre los novios formales salvaban cualquier obstáculo en el trayecto al matrimonio. Los novios se procuraban “mutuos miramientos” y eran tan fieles a la palabra dada que no había obstáculo que las rompiera. Esto es así, señala Torrejón, porque el cariño se impone, o bien porque el compromiso adquiere tal entidad que el novio ya no puede echarse atrás, pues “se tiene en cuenta la dificultad de que la moza encontrara otro novio”. Esto es, la relación que ha sido formalizada ata a los mozos para siempre, en un acuerdo que ya no tiene vuelta atrás. El grupo social anula la iniciativa del individuo, sometiéndolo. Si el novio deja a la novia, ésta queda desamparada y, en cierta medida, estigmatizada. A las condiciones físicas y económicas de los novios se les da mucha importancia en la localidad. Cuando pasa el tiempo y con él la juventud, las mujeres pierden la esperanza de casarse. Los hombres no suelen hacerlo hasta que no salen de quintas y tienen un medio de vida asegurado, bien porque tienen un oficio o porque han seguido alguna carrera. Las uniones entre mujeres de Castuera y mozos forasteros eran frecuentes, pero Torrejón no encuentra nada digno de reseñar en estas relaciones que tantas tensiones han generado tradicionalmente en las sociedades rurales, muy celosas de su endogamia. Al respecto no existía ninguna costumbre, tipo tributo a pagar al mocerío autóctono para ser aceptado, y el forastero, sin más, se adaptada a las costumbres locales. Poco antes del matrimonio, se fijaba la dote de la novia, formada por toda clase de bienes aportados por los - VEINTIUNO -
padres. Se hacía un inventario y se elevaba a escritura pública. La dote se entregaba unos días antes de la boda o bien una vez celebrado ésta. Si se incumplía el matrimonio ya acordado, los bienes volvían a los padres. En caso de que la culpable de la ruptura fuera la novia, la exclusión del grupo social era rotunda: “…ya no se casa con persona del pueblo”.
MATRIMONIO. EL JABLATORIO El paso de solteros a casados es un proceso que precisa ser anunciado a la comunidad, de ahí que se organicen ritos que van reforzando el tránsito y la asunción del cambio por el grupo. En 1901 no existían en Castuera las despedidas de soltero. Ni la novia ni el novio organizaban con sus amigos ninguna fiesta. Sí adquiría gran protagonismo el ritual previo a la boda con el que los novios se mostraban a los familiares, amigos y vecinos. Al mismo tiempo que compartían con ellos su alegría (invitaciones), les pedían apoyo económico para la vida en común, reuniendo grandes cantidades de dinero y de ropa. Este ritual comenzaba con la invitación “a ver la cama”, propio de las clases populares. La novia enseñaba la cama “preparada con mucho lujo” y a la casa acudía un gran número de personas, tanto allegados como conocidos. Seguramente sobre la cama se mostraban las mejores ropas del ajuar. Aunque el informante no da detalles del acto, éste ha permanecido muy vivo hasta época reciente y aún hoy pueden observarse ecos del mismo. Después tiene lugar la ceremonia más singular de la localidad, el denominado “jablatorio”, exclusivo de las clases trabajadoras. Se trata de un ceremonial ligado estrechamente a la boda, ya inminente. El “jablatorio” era considerado clave en el ritual de la boda, hasta el punto que el informante afirma sin rodeos que “se cree que de este acto depende la felicidad del futuro matrimonio”. Y no era para menos, porque del “jablatorio” dependía en gran medida el aporte económico con el que los novios empezaban a vivir. Según relata Manuel Torrejón, al “jablatorio” asistían aquellos que eran previamente invitados. Tenía lugar en la habitación más grande de la casa, que solía ser la cocina, donde la novia, “decentemente ataviada”, se sentaba colocando un gran pañuelo sobre su falda, a manera de delantal. La rodeaban sus amigas más íntimas casaderas y, enfrente de ella, se situaban los parientes y las amigas casadas. A los pies de la novia se ponían dos cestos. Todos en su sitio, comenzaba el desfile de los invitados ante la novia. Los primeros en pasar eran los novios del padre, acompañados de éste. Luego lo hacían los padres de la novia, después los parientes y, por último, los amigos y demás invitados. Ante la novia, los varones echaban monedas en su delantal diciendo: “Toma, para alfileres”. Cuando les llegaba el turno a las mujeres, echaban en los cestos ropas y prendas de uso doméstico: “telas para camisas, sábanas, pañuelos, servilletas”. De la importancia del “jablatorio” no queda duda cuando Manuel Torrejón apuntaba que “hay novias que sacan en dinero varios miles de pesetas, y quizás el más pobre no recoge menos de mil en dinero y ropas quizás para toda la vida”. Llegado el día de la boda, celebrada casi siempre en domingo, se formaba una comitiva hasta la iglesia en la que los hombres iban delante y las mujeres detrás, aunque el informante no dice nada del lugar que ocupaban los no- VEINTIDÓS -
vios y padrinos. Entre los invitados no iban todos los que habían participado en el “jablatorio”, sino solo parientes y amigos. Todos se vestían de gala: las mozas con sus mejores trajes, los mozos con sus elegantes fajas, azules si eran solteros y encarnadas si casados. El desposorio se realizaba dentro de la iglesia, aunque los ricos podían hacerlo en sus casas, lo que ocurría rara vez, pues el privilegio resultaba muy caro. Tras la ceremonia religiosa se celebra una comida, a la que únicamente iban los familiares y los amigos íntimos. Al segundo día de la boda se celebraba la “tornaboda” que, según Torrejón, únicamente la hacían los ricos de la localidad, lo que él denomina “matrimonios de la clase señoril”. Hay que señalar, no obstante, que el informante no estuvo en este asunto muy fino, pues cuando respondió a la pregunta acerca de si existían condiciones especiales en el caso de que el novio fuera forastero, señaló que las bodas solían durar “uno, dos o tres días, según la clase social de los contrayentes”, con lo que negaba que la tornaboda fuera una exclusiva de los ricos. En cuanto a los regalos, la costumbre obligaba a que fuera el novio quien regalase a la novia el vestido nupcial. Tras el enlace, sólo los ricos se hacían regalos, muy diversos, mientras las clases populares únicamente lo hacían en el “jablatorio”. Antes de que la encuesta se cierre con una serie de preguntas sobre la sociedad familiar constituida, destaca el asunto de las cencerradas, habituales en Castuera durante varios días cuando se celebraban bodas de viudos. Para Torrejón, las cencerradas eran espantosas (“horrísonas”). ¿Qué era de la mujer casada en este tiempo? Según Torrejón, la mujer era muy considerada socialmente en Castuera, pero estaba subordinada al hombre y reducida a la casa: “…vive sujeta a aquél, a quien quiere, respeta y obedece”. Atiende las cuestiones domésticas y toma la iniciativa en este ámbito, pero “no en los [asuntos] que se refieren a los negocios principales de la familia”. Sociedad tradicional, pues, en la que la mujer es la pieza clave de la organización familiar pero queda apartada de la toma de decisiones de cara al exterior, un espacio exclusivo del hombre donde éste mostraba una posición de dominio. Lo que llama poderosamente la atención son las cuestiones sobre las posibilidades de ruptura del matrimonio. En este bloque Manuel Torrejón anda ligero, como si el asunto le resultase incómodo. Niega y punto. El adulterio no es frecuente y “solo se ve” (puntualiza-
ción que es muy oportuna) entre los casados que se han separado de sus cónyuges. Señala que la opinión pública reprueba el adulterio. Si bien en la España de la época la legislación no contemplaba la posibilidad del divorcio, la encuesta recogía sorprendentemente esta situación como una de las dos vías posibles para romper el matrimonio, junto con la “separación por mutuo acuerdo”.
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sto es una muestra categórica de hasta qué punto la mentalidad moderna y el ideal modernizador querían imponerse a la realidad social. El informante expresa que en Castuera las separaciones más frecuentes se daban por mutuo consentimiento y que los divorcios eran “rarísimos”, lo cual, no existiendo el divorcio legal, no alcanzamos a entender a qué se podía referir. Es interesante la información sobre los hijos de los separados, que suelen repartirse entre los cónyuges “convenientemente”. De las uniones ilegítimas, se afirma que eran escasas y que eran reprobadas socialmente, aunque se conocía alguna en la localidad que era estable, con visos de ser para toda la vida.
BIBLIOGRAFÍA CITADA > CASAS GASPAR, E.: Costumbres españolas de nacimiento, noviazgo, casamiento y muerte. Madrid, 1947. > DOMÍNGUEZ MORENO, J.Mª: “Ciclo vital”, en AAVV. Gran Enciclopedia Extremeña, tomo III. Mérida, 1990; pp. 126-127. > JOVE VILLEGAS, Mª L. y PÉREZ MUÑOZ, I.: Tradiciones de Extremadura. Mérida, 1999. > LIMÓN, A. y CASTELLOTE, E.: El ciclo vital en España (Encuesta del Ateneo de Madrid, 1901-1902). Madrid, 1990. > MARCOS ARÉVALO, J.: La construcción de la antropología social extremeña (Cronistas, interrogatorios, viajeros, regionalistas y etnógrafos). Cáceres, 1995. > MARCOS ARÉVALO, J.: Nacer, vivir y morir en Extremadura. (Creencias y prácticas en torno al ciclo de la vida a principios de siglo). Badajoz, 1997. > MARCOS ARÉVALO, J. y SÁNCHEZ MARCOS, M. J.: “La Antropología jurídica y el derecho consuetudinario como constructor de realidades sociales”. Revista de Antropología Experimental, nº 11. Universidad de Jaén. Jaén, 2011; pp. 79-102. > ORTIZ ROMERO, P.: Institucionalización y crisis de la Arqueología en Extremadura. Comisión de Monumentos de Badajoz y Subcomisión de Monumentos de Mérida (1844-1971). Mérida, 2007. > RODRÍGUEZ BECERRA, S. y MARCOS ARÉVALO, J.: “Perfil sociológico e ideológico de los informantes de la “Encuesta del Ateneo” en Andalucía y Extremadura”. Demófilo. Revista de Cultura Tradicional de Andalucía, nº 21, dedicado a Relaciones culturales entre Andalucía y Extremadura. Sevilla, 1997; pp. 79-98. > SALILLAS, R.: La fascinación en España (Brujas-Brujerías-Amuletos). Madrid, 1905.
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MIGUEL HERNÁNDEZ:
UN POETA EN LA EXTREMADURA ROJA, 75 ANIVERSARIO
Ángel David Martín Rubio · Doctor por la Universidad San Pablo-CEU (Madrid)
El 18 de mayo de 1936, el diputado comunista Antonio Mije pronunció en Badajoz unas palabras que reflejan con toda claridad cuáles eran los objetivos del Frente Popular y los medios que iban a emplearse para lograr ese fin: «Yo supongo que el corazón de la burguesía de Badajoz no palpitará normalmente desde esta mañana al ver cómo desfilan por las calles con el puño en alto las milicias uniformadas; al ver cómo desfilaban esta mañana millares y millares de jóvenes obreros y campesinos, que son los hombres del futuro Ejército Rojo [...]. Este acto es una demostración de fuerza, es una demostración de energía, es una demostración de disciplina de las masas obreras y campesinas encuadradas en los partidos marxistas, que se preparan para muy pronto terminar con esa gente que todavía sigue en España dominando de forma cruel y explotadora»1 . Pocos meses después dicho Ejército Rojo había sido creado y, gracias a la disciplina comunista y a la ayuda soviética, había alcanzado cierto grado de capacidad ofensiva y defensiva. Desde agosto de 1936 las victorias del Ejército Nacional habían reducido su presencia en el ámbito extremeño al extremo nororiental de la provincia de Badajoz, un territorio que el periódico publicado por el Partido Comunista en Cabeza del Buey llamaba la “Extremadura Roja”. Entre los meses de marzo y junio de 1937 el poeta Miguel Hernández acudirá en varias ocasiones a los frentes del sur, tanto de Andalucía como de Extremadura, para llevar a cabo con las tropas allí acantonadas las labores de agitación y propaganda que venía desarrollando desde que se incorporó al Ejercito Popular.
“No hay peligro para mí”: Comisario de guerra en el Ejército Popular La vinculación de Miguel Hernández al Quinto Regimiento y al Comisariado es un testimonio más de su compromiso con el Partido Comunista. En septiembre de 1936 se había presentado como voluntario al Quinto Regimiento recibiendo destino como miliciano pero pronto volvió a Madrid con permiso por enfermedad hasta que de nuevo volvió a los frentes pero, a partir de ahora, como comisario. Este cargo, nacido a semejanza del que se distinguió en el ejército soviético, se generalizó en todas las tropas de la República de acuerdo con las órdenes firmadas por Largo Caballero en octubre de 1936. La imagen de aguerrido combatiente que la propaganda comunista forjó para el poeta no se corresponde ni con su personalidad ni con la realidad y el oriolano prefirió emplearse en misiones vinculadas al control interno del Ejército y a la desmoralización del enemigo. El propio Miguel Hernández evocaba su labor en los siguientes términos: «Conocí a Pablo [de la Torriente] en Madrid […]. “¿Qué haces?” me preguntó alegremente al abrazarnos. “Tirar tiros” le contesté yo, riéndome también. Pablo era entonces comisario político del batallón de Campesino, hoy división. Me ofreció hacerme también comisario, y le habló en ese sentido a Valentín González, “el campesino”, que le quería entrañablemente. Me nom-
braron Comisario de Compañía, con lo que ya estábamos juntos, otra vez, Pablo y yo, y juntos pasamos al frente de Majadahonda» 2 . Y en carta a su novia Josefina (26-noviembre) precisa su misión: «no hay peligro para mí y menos ahora, soy el comisario político», título que transforma un poco más abajo en «comisario de guerra». El padre de Josefina Manresa, había sido asesinado por milicianos a las órdenes del Frente Popular junto a otros cuatro guardias civiles como él, el 13 de agosto de 1936 en Elda (Alicante).
1. Claridad (Madrid) (19 de mayo de 1936).
2. Cit. por “Un poeta en espardeñas”, en Nicolás GUILLÉN, En la guerra de España: crónicas y enunciados, Madrid: Ediciones de la Torre, 1988, 87. Unos días más tarde alude a su «labor de comisario»: cit. por Juan CANO BALLESTA, edición y prólogo de Miguel HERNÁNDEZ, Viento del pueblo, poesía en la guerra, Madrid: Cátedra, 1989, 27.
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MIGUEL HERNÁNDEZ EN EXTREMADURA Ya entrado el año 1937 la tarea del poeta comunista se iba a trasladar a los frentes del sur, territorios como las amplias y perdidas comarcas de Sierra Morena, de los valles de los Pedroches, Alcudia, La Serena o La Mancha, donde la guerra y la revolución, que se manifestaron tempranamente de forma brutal, habían dado paso a un fenómeno contrario de apatía y alejamiento del conflicto. En ello influía la escasa actividad del frente sólo rota por las operaciones realizadas con el deseo de rectificar posiciones, actuar sobre sierras de valor estratégico o poblaciones muy cercanas, y algunos proyectos de mayor alcance.
pués vino conmigo a Castro del Río a organizar los guerrilleros que trabajaban en el campo enemigo. De hecho hay una foto de Miguel sobre un camión levantado, donde Miguel habla y recita sus poemas»3 . Tras una fugaz estancia en el frente extremeño a finales de marzo y de asistir como espectador a la caída del Santuario de la Cabeza, el 14 de junio de 1937 Miguel Hernández fecha la primera tarjeta a su esposa desde Castuera, localidad de la provincia de Badajoz convertida en capital de la Extremadura roja. Con él viajaría el resto del equipo que formaba el “Altavoz del Frente” y en la zona harían despliegue de sus tres formas habituales de propaganda: intervenciones en la retaguardia, en las trincheras e instalando sus altavoces dirigidos hacia las líneas contrarias para hacerse oír por los soldados enemigos. El 19 de junio firma su última carta desde Castuera a Josefina y a finales del mismo mes, después de un breve viaje a Cox, se traslada a Madrid requerido como delegado en el Congreso Internacional de Escritores.
El terror en la Extremadura que visitó Hernández
LÍNEA DEL FRENTE EXTREMEÑO (OCTUBRE 1936-JULIO 1938)
En aquel contexto era más necesaria aún la presencia de órganos de propaganda y control que contribuyeron decisivamente a la labor que el Partido Comunista venía protagonizando en la primavera de 1937 para obtener la hegemonía sobre la retaguardia frentepopulista. El 20 de febrero de 1937, Hernández anuncia a Josefina su próxima salida para Andalucía y Vittorio Vidali (“Comandante Carlos”), uno de los más activos hombres de Stalin en España, elogia su labor en los siguientes términos: «Sí, Miguel Hernández estuvo muy activo. Él estuvo conmigo durante toda la defensa de Madrid. Después vino, lo llevé a Jaén donde formamos el Frente Sur que era también un organismo de intelectuales encargados de la propaganda en campo enemigo. Y des-
Desde que en julio de 1936 aquellas “masas obreras y campesinas” —que habían recibido armas del Gobierno de la República al margen de cualquier consideración legal— aprovecharon para desencadenar la anunciada revolución en aquellos lugares en que los militares y paisanos sublevados no lograron imponerse, se había cumplido literalmente la advertencia del diputado comunista que recordábamos al comienzo: aquel Ejército Rojo se formó para acabar con lo que él llamaba la “burguesía”, es decir, todos aquellos que, con independencia de su situación social y de su procedencia ideológica, no querían someterse al Frente Popular. El terror sembrado en toda la retaguardia sometida a su control iba a mantenerse durante los casi tres años de guerra y las parcas victorias que obtuvieron las armas al servicio del Partido Comunista siempre fueron acompañadas de asesinatos indiscriminados y selectivos, saqueos, destrucciones y persecución religiosa, igual que había ocurrido en el verano de 1936. La provincia de Badajoz no fue ninguna excepción al
3. Cit. por Juan CANO BALLESTA, o. c., 26.
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panorama que venimos describiendo y, desde el primer momento, sufrió el terror que era la lógica consecuencia de cómo concebía el proceso revolucionario su auténtico protagonista en la retaguardia pacense: el Partido Socialista, responsable de una política que acabó al servicio de los designios pro-sovieticos del Partido Comunista marginando así —con el empleo incluso de la sangre— a los anarquistas como antes lo habían sido los republicanos motejados de “burgueses”4.
Los orígenes de la 16 Brigada y la matanza de Cabeza del Buey En efecto, la violencia no se dirigía solamente contra el enemigo que estaba más allá de las trincheras. La propia retaguardia era un objetivo que los comunistas se habían propuesto depurar a fondo para consolidar su predominio. En el asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza había intervenido la 16 Brigada Mixta, mandada por el diputado comunista Pedro Martínez Cartón, objeto de los ditirambos del poeta Hernández, quien se fotografió junto a él y al agente stalinista Vidali poco antes de la ocupación de las ruinas del Santuario. Pero los orígenes de dicha unidad militar y la intervención de Martínez Cartón en ellos no podían ser más dramáticos y habían tenido lugar pocos meses antes en aquel frente extremeño que iba a visitar el poeta comunista. Nos referimos a los sucesos de Cabeza del Buey en noviembre de 1936 que costaron la vida a los dieciséis revolucionarios más distinguidos en el motín provocado por la oposición al reclutamiento comunista. Nos ocuparemos con más detalle de este episodio en otro artículo. Baste por ahora constatar que este grupo de anarquistas y algún ugetista fueron fusilados en tres noches sucesivas junto a numerosos derechistas sin ninguna relación con lo sucedido. Sesenta y tres asesinados fueron el resultado de esta matanza en Cabeza del Buey llevada a cabo para consolidar el dominio comunista cuando ya había sido muy abundante el derramamiento de sangre en la Extremadura roja. Ni una palabra, ni un verso dedicó Miguel Hernández —el poeta al servicio del Partido Comunista— a los vecinos de Castuera asesinados en “El Arenal”; a los quemados vivos en “El Quintillo”; a los fusilados en el Cementerio; a los detenidos en el Depósito municipal y en la Ermita de los Mártires; a los presos en los Campos de Trabajo establecidos por el Gobierno de la República; ni a los soldados y voluntarios caídos en el frente de La Serena para liberar a esta comarca del horror y sufrimiento de dos años de revolución... ni siquiera a los antifascistas fusilados por los comunistas en Cabeza del Buey.
4. Cfr. Manuel AGUILERA POVEDANO, Compañeros y camaradas (Las luchas entre antifascistas en la Guerra Civil española), Madrid: Actas, 2012. 5. Carlos Manuel ESTEFANÍA, “Martín Fierro y Miguel Hernández: Cuando la poesía entra en el mundo audiovisual. A propósito de dos películas que encontré en el Instituto Cervantes” [En línea], “http://cubanuestra1.wordpress.com/2009/10/28/ martin-fierroy-miguel-hernandez-cuando-la-poesia-entra-en-elmundo-audiovisual-a-proposito-dedos-peliculas-que-encontreen-el-instituto-cervantes/” [28 de octubre de 2009].
Como tantos intelectuales stalinistas, Hernández prefirió tapar la sangre con sus versos. Por eso, cualquier homenaje a su figura chocará con la dura requistoria lanzada por quienes, todavía hoy, viven tiranizados por la ideología que sostuvo, contribuyó a propagar y respaldó en sus estragos, Miguel Hernández: «Uno se pregunta que habría pasado si Miguel Hernández no se hubiese encontrado con ese consumado y astuto estalinista que fue, al margen de su indiscutible talento poético, Pablo Neruda. A lo mejor viviría todavía, y habría seguido regalando su bella poesía, sin convertirse en mártir, un mártir que en vida viajó a la Unión Soviética de Stalin y que como tantos otros intelectuales no supo ver que allí, incluidos a los viejos bolcheviques, se les daba en las mazmorras y gulags la misma medicina que le llevó a la muerte, frío, desamparo y sobretodo alejamiento de los seres que mas se quieren como ese hijo a cuya hambre Miguel Hernández dedicó esa la Nana de las Cebollas, que tan bien musicalizó Serrat, con ritmo de Habanera»5. - VEINTISÉIS -
MALPARTIDA DE LA SERENA:
DE ALDEA PEDÁNEA DE CASTUERA A VILLA INDEPENDIENTE (1590-1610).
José Jerónimo Rodríguez Carrasco · Licenciado en Geografía e Historia
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ace poco más de cuatrocientos años Malpartida de la Serena iniciaba un largo y complejo procedimiento administrativo para dejar de depender de Castuera como aldea pedánea y alcanzar el título de villa independiente, objetivo que se hizo realidad durante el reinado del Felipe III (15981621). No hay constancia del comienzo de la vinculación de Malpartida de la Serena como aldea de Castuera, aunque cabe presuponer que ocurriría en un momento indeterminado de la Edad Media, posterior al siglo XIII, cuando el terri-
torio de La Serena pasó del dominio musulmán al poder cristiano. De la época de gestación de los municipios serenenses se tienen pocos datos y algunas de las fuentes disponibles, muy remotas a los hechos que describen, dan lugar a la confusión. Es el caso de la obra de un erudito franciscano del siglo XVIII, Reyes Martín de Tovar, Partidos Triunfantes de la Beturia Túrdula, que alude a Malpartida de la Serena como aldea de Benquerencia en sus inicios. Esta afirmación, en mi opinión, se puede interpretar en un doble sentido: una primera dependencia
de Malpartida respecto a Benquerencia –que pasaría más tarde a Castuera- o, tal vez, cabe pensar que la mención a Benquerencia se debe por tener parte del territorio de Malpartida en la comunidad de tierra y villa en los Baldíos de Tierra de Benquerencia.
El
proceso de segregación de Castuera se puede rastrear, paso a paso, de forma minuciosa, a través de las 38 hojas, realizadas en pergamino con una letra preciosista, de su Carta-Privilegio de villazgo, que se guarda con mucho celo en el Ayuntamiento de
la localidad, después de haber resistido a guerras y a los sucesivos avatares de la Historia. Así se desprende de sus palabras: “Mando tomar y se tomó asiento y concierto con el concejo, justicia y regimiento del lugar de Malpartida, jurisdicción de la villa de Castuera, de la dicha Orden (Alcántara) (…) para ello tuvo (que) sobre eximirle y apartarle de la dicha villa de Castuera y de (su) jurisdicción y hacerle villa de por sí y sobre sí y darle jurisdicción civil y criminal alta, baja, mero mixto imperio en primera instancia privativamente en él y en sus términos (…)” Las primeras actuaciones para lograr este propósito se iniciaron en 1590 con la llegada a Malpartida de la Serena de una Comisión Real encabezada por el Doctor Ayora, junto con el escribano público, Álvaro Rodríguez Moreruela. Su primer cometido fue el de elaborar un censo de los vecinos que había en la localidad a fin de saber quiénes eran los que debían hacer frente a la carga económica que suponía esta decisión. El número de vecinos se cifró en un primer momento en 142, para más tarde, en un segundo recuento, elevarse a 150 y medio. Los vecinos –con la exclusión de nobles y clérigos – debían hacer frente al pago de 14.000 maravedíes por cabeza en cuatro plazos de 3.500 maravedíes. Primera hoja de la Carta – privilegio de villazgo de Otra de las tareas encomendadas a los funcionarios reales fue Malpartida de la Serena. la de dar posesión a las autoridades municipales malpartideñas, ya en su condición de villa independiente, y hacer el traspaso de los asuntos judiciales pendientes, así como dirimir los posibles conflictos de jurisdicción con las autoridades de Castuera. El traspaso de poderes se hizo de forma solemne el 4 de marzo de 1590 y las antiguas autoridades pedáneas –las mismas personas- fueron investidas con el poder de la recién proclamada villa. Como novedad se ampliaba el número de regidores que pasaba de dos a cuatro, y, por consiguiente, este cambio suponía la incorporación de dos nuevos miembros al Concejo malpartideño:
- VEINTISIETE -
CONCEJO DE LA VILLA DE MALPARTIDA DE LA SERENA NOMBRE
CARGO
Pedro Gutiérrez de Valdivia Francisco Núñez Francisco Martín Holguín Miguel Grande Alonso Hernández (nuevo) Bartolomé Hernández (nuevo)
Alcalde ordinario Alcalde ordinario Regidor Regidor Regidor Regidor
Asimismo, dentro de las labores a practicar por el Doctor Ayora estaba la de proceder a una nueva delimitación del término de Malpartida de la Serena, que se hizo previa convocatoria de las autoridades municipales de los pueblos vecinos: Castuera, Benquerencia, Esparragosa de la Serena y Monterubio de la Serena, -que formaban parte de los Baldíos de Tierra de Benquerencia-, y Zalamea de la Serena (28 de febrero de 1590). Entre las autoridades municipales y funcionarios castueranos de aquella época se mencionan a Diego Morillo, escribano público, y a Cristóbal Morillo y Diego Hernández, como alcaldes ordinarios. El deslinde del término se hizo con la ayuda de vecinos de varias localidades (Castuera –Juan Cáceres, Diego Cáceres-, Malpartida de la Serena y Esparragosa de la Serena) y consistió en revisar y reponer las mojoneras. Actuación que se realizó entre el 3 y 4 de marzo de 1590. El proceso de independencia de Malpartida de la Serena, que se festejó con distintos actos en esta localidad durante el año 2010, no concluyó hasta el 1 de noviembre de 1610 cuando el rey Felipe III confirmó con su firma en El Escorial todas las gestiones que se habían iniciado veinte años antes. La obtención del título de villa había costado finalmente a los 150 vecinos y medio malpartideños la suma de 2.107.000 maravedíes. A partir de ese momento Malpartida de la Serena, era una nueva villa que se incluía en el partido y gobernación de La Serena, con capital en Villanueva de la Serena. Continuaba englobada dentro de la demarcación de los Baldíos de Tierra de Benquerencia, donde se situaban sus tierras comunales mancomunadas, y, en lo religioso, se adscribía al Priorato de Magacela, dentro de la jurisdicción de la Orden de Alcántara. Durante esos primeros años Malpartida de la Serena debió vivir un momento de esplendor, ya que por entonces se erigió la torre de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, el principal monumento de la localidad, por orden del prior de Magacela, Nicolás Barrantes, en 1614.
H ESCUDO DE LA RESIDENCIA DE LA CORREDERA DE SAN JUAN
ERÁLDICA DE LA VILLA DE CASTUERA
En el patio de la Casa que alberga la Residencia de Ancianos, atendida por las monjas Adoratrices, se encuentra un testimonio de nuestra heráldica histórica en Castuera. Seguramente se trate de un escudo que, como en otros casos, fue desplazado desde la fachada hasta el patio, con alguna reconstrucción del edificio, que en su aspecto actual data de mediados del siglo XIX. En esa época, con el desarrollo de la ideología liberal, que anteponía los valores y los derechos individuales a los colectivos y heredados por el linaje, la simbología heráldica y nobiliaria de los escudos había perdido su función principal. Este escudo, como la totalidad de los que restan en Castuera, está esculpido en granito. Es de factura barroca, como demuestra la talla de roleos y lambrequines que, en forma de hojarasca curva, rodean el yelmo y el mismo escudo, y pertenece a los siglos XVII o XVIII. Cuartelado, presenta los siguientes motivos en cada cuartel: 1º y 4º castillo típico con dos torres de tres o dos almenas; 2º tres barras; 3º león rampante. Los motivos aluden siempre a virtudes personales o valores guerreros de los antepasados del propietario de la casa, cuyos apellidos recogía el escudo. Es muy difícil asignar apellidos a estos motivos sin conocer los colores originales. Pertenecía a una familia hidalga, con derecho a ostentar por ello escudo de armas, pero sin título nobiliario, como demuestra el yelmo sin ningún tipo de corona. Por otra parte, el titular de este emblema pertenecía a una rama legítima de su linaje ya que el escudo se encuentra mirando hacia la diestra del mismo.
Texto: Luis Vicente Pelegrí Pedrosa. Dibujo: Cándido Sánchez García
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GASTRO TÍPICANOMIA EN DEFENSA DEL BUEN Y HONESTO COCIDO DE GARBANZOS… Juan-Pedro Plaza Carabantes.
Gerente del Patronato Provincial de Turismo. Diputación de Badajoz
Los alimentos se nos presentan en cuatro estados diferentes: Crudo, asado, putrefacto y cocido. En el principio de la evolución humana fue lo crudo; al que siguió lo asado cuando, por descuido probablemente, a uno de nuestros antepasados se le cayó un trozo de carne en el fuego protector y benefactor. Lo putrefacto está en el límite de la evolución del gusto. Por lo tanto, es lo cocido lo verdaderamente intelectual; donde el “homo sapiens” demuestra su inteligencia y saber hacer, desarrollando las habilidades culinarias que ha ido adquiriendo en su prolongada evolución. “Natura no facit saltus”. Desde el descenso del mono al suelo, adoptando la postura recta, hasta la adopción permanente de útiles para las aplicaciones puramente mecánicas, que duraron hasta la conquista del fuego por el homínido, hizo que – al cooperar mas y mas—se desarrollara toda una amplia gama de gritos de comunicación aplicados a cocinar. Faustino Cordón, eminente biólogo evolucionista, nacido en Fregenal de la Sierra, y fallecido sin un homenaje en Extremadura, quedó dicho que “el hallazgo de la actividad culinaria precedió a la palabra”. Cocinar, pues, hizo al hombre.
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ardamos, probablemente, cientos y miles de años en llegar a conocer y controlar el fuego para la actividad culinaria. Pero, a la vista de lo que hoy somos y cocinamos, mereció la pena: Dicen los libros sagrados chinos LI-KI que fue sobre el año 2.000 a C. cuando aparecen determinadas preparaciones cocidas: croquetas de carne y arroz condimentado. Unamuno escribió que “donde está un cocido está mi patria”. Sin embargo, Benito Pérez Galdós, en su libro “ Lo prohibido” decía: “ Y ahora voy a probar que la causa de todos nuestros males está en el cocido”; curiosas palabras para un escritor al que sus paisanos moteaban como “El Garbancero”.
Contraste de pareceres aparte, el cocido de garbanzos, es el plato hispano por excelencia: Hay tantos cocidos como regiones, como naciones allende los mares: “Berza” gaditana, la “Escudella” catalana; el cocido “montañés” de Cantabria; el “maragato” de Astorga; el “canario”; los “ ajíacos” cubanos; “mo-
fangos” portorriqueños; y los mexicanos, chilenos, peruanos, argentinos, uruguayos… a los que les llevamos nuestro cocido y, a cambio, nos trajimos…. ¡de todo! Fuentes autorizadas dicen que el Cocido desciende de la “adafina” judía, y que fue inventada ¡nada menos! que por Santa Ana, la madre de la Virgen María. Una vez elucubrado sobre invenciones y variedades, hemos de comenzar, pues, a comerlo… aunque sea a través de estas pobres letras.
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LOS GARBANZOS. LA SOPA. El hogareño rumor de una olla, el reconfortante olor que sale de la cocina, es algo muy difícil de suprimir en nuestra civilización mediterránea, y en nuestra memoria cultural y culinaria. “Se come mas con los sentidos que con la boca”, dice un viejo y certero aforismo. La sopa del cocido ha de ser de pan asentado, bien calado con el humeante caldo en donde se han cocido los garbanzos, con todos sus avíos. En Extremadura y Andalucía, deje árabe, se suelen perfumar con hierbabuena. Satisfechas nuestras ansiosas pituitarias y estómago, con la cara colorada por el reconfortante calorcillo de la bendita sopa, llega el segundo plato.
Garbanzos de “cara de vieja y culo de monja” (de niño o de sastra, también se dice en el refranero popular). Herederos de aquellos que trajeron los cartagineses, al mando de Amílcar Barca, Aníbal, Asdrúbal, que era su “puls púnica”, el plato de choque de sus fieros guerreros; que amaron los iberos, acompañándolos en todas sus gestas; contrapuestas a las lentejas, preferidas por los romanos. Sesudos historiadores dicen que, la conquista americana, podría haber sido de muy otra manera, si no hubiera sido por los garbanzos… y por el cerdo. “Ay, si o porco voara”, dicen los gallegos. Garbanzos, gabrieles… alimento rico en albúminas y fécula, en minerales, fósforo, hierro, potasio, sodio y magnesio; recomendados a desnutridos, anémicos y a los que realicen grandes esfuerzos físicos. Esto puede explicar que “fueran el alimento preferido de labradores y albañiles madrileños”; que reponían sus fuerzas con su “cocidito madrileño”, el mismo al que Pepe Blanco, allá por los años 50 del hambre, dedicó una sabrosa canción.
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LAS CARNES. Es el tercer plato que se saca de un sabroso cocido, el tercer vuelco. “Mas vale vuelco de olla, que abrazo de moza”, decía el antiguo refranero. Si no hay cerdo, no hay cocido. Ni tocino: “Ni olla sin tocino, ni sermón sin agustino”, o “Sin tocino, la olla, el diablo se la coma”. Sin olvidar el chorizo, las morcillas negras o de “lustre”; la gallina o el pollo, algo de ternera, unos huesos con buen tuétano… Cocido, puchero, olla… ¡Qué gratas sensaciones tu sólo nombre trae! No es raro, pues, que más de cien poetas te cantaran, que más de cien sabios refranes populares evocaras. Plato para la mesa del pobre, para la mesa del rey. ¡Que siente bien!
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ISTORIAS DE UN ABUELO Ceferino hijo de “Antoñito el de Nemesio”
José Cándido Cáceres Sánchez. Licenciado en Ciencias de La Información
El tiempo puede ser voraz, cruel, rápido, a veces fugaz, pero las historias se acunan en él y se transmiten con el devenir de su imparable marcha. Algunas son meras anécdotas, otras merecen conocerse por su trasfondo, por sus enseñanzas o porque, simplemente, los nietos necesitamos prestar oídos a algunos abuelos como Ceferino para satisfacer nuestra curiosidad y enriquecer la mente y el alma.
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a historia de Ceferino Isidro Hidalgo Martínez, que a día de hoy tiene 89 años, comienza, como toda historia, por el origen. Su padre, Antonio Hidalgo Núñez – ‘Antoñito el de Nemesio’ – siendo muy joven emigró a Linares para trabajar en un comercio llamado Las Siete Puertas. De allí viajó a La Roda, en Albacete, donde conoció a la sobrina del comerciante para el que trabajaba, Primitiva Martínez Jiménez. Poco después viajó a Venezuela, a un pueblo que llamaban ‘el Sombrero’, y empezó a trabajar fabricando jabón y aguardiente de “gran calidad”, vendiendo los productos al triple de lo que le costaban y amasando una pequeña fortuna, pero contrajo la malaria y volvió, “casi muerto”, a España para recuperarse junto a Primitiva, con quien se casó y se trasladó a Castuera. Fue entonces cuando Antoñito el de Nemesio montó un comercio en el lugar donde ahora se ubican la Banca Pueyo y la Relojería Nefer. “Era uno de los más populares de la localidad”, y tenían todo tipo de productos, desde ferretería y droguería hasta madera o materiales de construcción. Ceferino comenzó a trabajar en el negocio familiar desde muy joven, sacando tiempo cada tarde para aprender el oficio y dedicándose a él de forma exclusiva desde el año 36, con 13 años, edad a la que dejó la escuela. Su padre, perseguido por los republicanos, tuvo que huir a Valencia, dejando a su retoño al frente del comercio. Ceferino contaba con la ayuda y compañía de Juan Manuel ‘el de la Prima’ y José María Atalaya, empleados durante muchos años por su padre. No tardó en asumir las responsabilidades que sobre él caían al ser el único varón de la familia y tuvo que ver cómo, en varias ocasiones, miembros del Ayuntamiento republicano entraban en el comercio para ‘abastecerse’ cuanto querían y decían necesitar durante los primeros meses de la guerra. Tres años más tarde, en el año 39 con la llegada de las tropas del Caudillo, cogieron “a los cuatro que estábamos” para enrolarlos en el ejército falangista, fuesen de izquierdas o de derechas. “Nos dieron una camisa azul, un instructor y unos fusiles de madera”, y después de cientos de desfiles con tambores y cornetas, recibieron armas reales y los nombraron guardias. No era grata su labor, pues escoltaban a cientos de personas desde la estación de tren hasta la Plaza de San Juan; personas que después “eran llevadas al campo de concentración”, aunque algunos eran liberados, pero “no los de izquierdas”. “Ceferino comenzó a coquetear con la política siendo ‘pionero rojo’, un frente comunista con sede donde ahora se ubica el Bar Plaza.”
En otro orden de acontecimientos, Ceferino comenzó a coquetear con la política siendo ‘pionero rojo’, un frente comunista con sede donde ahora se ubica el Bar Plaza. Eran muy pocos, y él se unió a ellos gra
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cias a su amigo Cabanillas y a su hermano Eusebio, el más revolucionario de todos – “incluso estuvo en de Rusia” -, quienes le ayudaron a defenderse de dos muchachos que le perseguían y molestaban a la salida de su comercio. Poco más tarde, alrededor del año 41, Ceferino dio un giro de 180 grados y fue concejal de Castuera, ya que el marido de su hermana Rosa ostentaba un alto cargo en la Falange. Él no quería, pero ante la tristeza de su familia accedió “a remolque” para poder defender la expropiación de un terreno que habían comprado, ahora el mercado de Abastos, junto a su negocio. Durante un pleno en el Ayuntamiento, su único voto en contra y su encomiable valor ante el entonces alcalde, Alfonso Gallego, no fueron suficientes para evitar la traída de aguas de los pozos de “Monte Negro”, que suponía el uso de su terreno, ya que algunos expertos habian determinado la excasez de agua en estos pozos. tampoco pudo evitar la expropiación del terreno familiar, hoy Mercado de Abastos. Dos años después, Ceferino comenzó el servicio militar obligatorio, la mili. Fue una de las épocas más bonitas y divertidas de su vida, ya que su padre le daba “350 pesetas, cuando el soldado que más cobraba recibía 25”. Podía pagarse una habitación, que le costaba 50, y además estaba “enchufado” gracias a un amigo de la familia, Anselmo Pérez; así tuvo la oportunidad de trabajar en el negociado de Presupuestos del Ejército en unas oficinas de la calle Quintana de Madrid.
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uchos y muy buenos recuerdos acuden a la memoria de Ceferino al hablar de Francisco Leva López, íntimo amigo de Almendral con quien compartió trabajo. Aún recuerda entre carcajadas la tarde en que compraron un bocadillo y fueron a dar cuenta de él en el despacho del General, “que nunca estaba por las tardes”. Al ser descubiertos por éste, no tardaron en quitar los pies de encima de la mesa, cuadrarse como un resorte y balbucear algunas disculpas ante el que resultó ser “el más bueno y bendito de todos los generales de España”, que con una sonrisa les tranquilizó.
Castuera para no irse más, dedicándose de forma Tras aproximadamente 30 meses, Ceferino regresó a Castuera para no irse más, dedicándose de forma exclusiva a su comercio y ferretería. En el año 54, se casó con Josefa Gallego Fernández y tuvieron 5 hijos. Pero la actividad política no había terminado para él, ya que en el año 79, con la llegada de la democracia, fue número 2 en las listas y candidato a la concejalía del Ayuntamiento de Castuera por el Partido Comunista, el cual encabezaba Pedro Torrado. Poco tiempo después, Torrado partió hacia Australia y él no quiso tomar los mandos del partido.
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eferino Isidro Hidalgo Martínez vivió una guerra, vio cómo su padre era obligado a huir de su tierra, llevó las riendas de un negocio desde los 13 años y hoy, 76 años después, nos cuenta, feliz, las historias de una vida plena omitiendo los recuerdos tristes que ha decidido guardar; recuerdos que ningún hombre debería tener. El valor, la madurez y el compromiso social son las palabras que mejor resumen los 89 años de andanzas que el abuelo Ceferino ha tenido a bien compartir para que, a buen seguro, el tiempo las acune y se las regale a quien tenga la fortuna de leerlas y, sobre todo, de sentirlas.
Tras aproximadamente 30 meses, Ceferino regresó a - TREINTA Y DOS -
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NTIGUO OFICIO JUAN & LUISA, LOS HOJALATEROS DE CASTUERA Información cedida por Luisa Carrera Santiago y presentada por Mª José Hidalgo Gallego
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e atrevería a decir, sin haberlo visto pero por lo que he oído, que en Castuera por aquellas fechas de los años 50- 60-70, había, por lo menos, más de cien pequeños establecimientos repartidos por todas las calles del pueblo, ya que, por lo general, se ubicaban en la propia vivienda: barbería, zapatería, sastrería, herrería, talleres de costuras, carpinterías…todo esto sin contar los turroneros que fabricaban el turrón en casa. Solo en el trocito de la Calle Arcos (De esquina C/ Mártires a esquina C/ Iglesia), de no más de 50 m2, donde nos vamos a centrar hoy, teníamos: un cine, una churrería, una vaquería, un barbería, una perfumería, una zapatería, una talabardería, una tasca, unos grifos públicos y una hojalatería… y aquí es donde queríamos llegar. Corría el año 1970, justo era, el día de San Isidro, cuando llegaron a Castuera, con la intención de instalarse para vivir aquí, la Familia de Juan Fernández Toledo y Luisa Carrera Santiago con cuatro hijos, de los seis del matrimonio, que los dos últimos ya nacieron aquí en nuestro pueblo. Ellos eran hojalateros, un digno y honrado oficio. Oficio este que habían heredado de sus padres. Sí, tanto la familia de Juan que eran de Zalamea de la Serena, como la de Luisa que era de Badajoz, se dedicaban a la hojalatería y aun más, en las temporadas del tomate, las habas…etc., del gran regadío llamado “Plan Badajoz”, sus familias se desplazaban a las parcelas para trabajar en la recogida. Así es como se conocieron y se enamoraron Juan y Luisa. Ella dice que “su Juan”, era un buen partido. Y en Castuera le damos toda la razón, quienes lo conocieron, lo dicen que era un verdadero artista muy fino en el trabajo de la hojalatería y muy trabajador. Tuvieron la buena vista de venirse a Castuera ya que era un pueblo grande, centro de comercio de los pueblos de la comarca y advirtieron que se había quedado sin hojalatero. Así que alquilaron la parte de una casa, el la citada calle Arcos, calle muy céntrica en Castuera y donde ubicaron el taller y tienda. El negocio comenzó a funcionar bien desde el principio, muy especialmente en la fabricación de canalones. Venían a encargárselos, incluso, de Monterrubio y Cabeza del buey. Era un especialista en ellos, capaz de confeccionar de 15 a 20 metros, al día. Los producía sin moldes, todo artesanal. También elaboraba: calderos, tinajas, lecheras, embudos, alambreras, jaulas para perdigones… y arreglaba paraguas, calderos y demás objetos que le traían con agujeros. Todo lo hacía con gran maestría y según su mujer sabía muy bien dibujar, nos sigue recordando Luisa: - Era un gran partido. A los dos años de establecerse en Castuera Luisa está embarazada de su quinto hijo y deciden cambiar el domicilio de la familia a la Calle Arrabal, mientras que ocupan todo el sitio que tenían de alquiler en la calle Arcos, para la hojalatería que iba necesitando más espacio.
Como materia prima adquiría hojas de lata y de cinc en Castuera, en la ferretería de Ceferino pero otras hojas, mas oscuras que les decían “chapas de herraos” se las traían desde Toledo. omo herramientas, tenía unas muy específicas del oficio: Un banco de trabajo donde apoyar las piezas y utensilios, un yunque con dos extremos diferentes o bigornia y una hornilla. Otras herramientas más generales eran: Escuadra, compás, tijeras, martillos, mazos, alicates, limas y candilejas. Los años iban pasando y el matrimonio tuvo su ultimo
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hijo, completando así la media docena y todos varones: Victoriano, Ángel Dámaso, Rufino, Juan Jesús, Julio y José Luis. Todo iba bien pero el destino les fue adverso, ya que Juan tuvo un accidente, colocando uno canalones (algo que no solía hacer ya que no entraba dentro de su oficio), se cayó de una escaleras. Aparentemente no fue grave pero el hematoma interior en la parte intestinal le pasó factura y acabó falleciendo como resultado de una de las operaciones que te practicaron en Badajoz.
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enía solo 46 años, corría el año 1978. Luisa se quedaba sola con seis hijos. Intentaron seguir con el negocio de la hojalatería, los hijos mayores habían aprendido del padre y uno de ellos, Rufino, tenía buenas dotes. Así fueron manteniéndose algunos años pero con los años 80, todo iba cambiando deprisa y no corrieron buenos tiempos para los oficios artesanales. Los jóvenes emprendieron otras profesiones e incluso algunos se marcharon de Castuera y todo quedó ya en el recuerdo de Antaño.
historia - TREINTA Y CUATRO -
artesanal
CURIOSIDADES
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Recopilación realizada por el grupo “Mayores Activos” de la Universidad Popular de Castuera
ANÉCDOTAS DEL PASADO.
··········································· OBJETOS: NORIA: Era un rulo que se instalaba en los pozos con tubos de hiero pegados que sacaba agua del pozo, pero antes tenía que tirar un burro de una cuerda con los ojos vendados. ESPUERTA: Era un cubo de esparto que servia para recoger la aceituna y luego echarla en los esportones que son como los sacos y servían para llevar la aceituna al molino, en los carros tirados por mulos. CAPACHA: Era una especie de talega de esparto que servía para llevar la comida del almuerzo, para comer todo el día. CARBURO: Era una sustancia parecida al carbón que era gris oscuro y que daba una luz, que parecía que en la casa era de día. PLANCHA DE HIERRO: Una plancha que se le metía carbón ardiendo para que planchara bien y era de hierro. ERA: Terreno que tenía el suelo de piedras planas y todas iguales. Servía para moler el trigo, cebada, etc, con un trillo y dos mulas con los ojos tapados que daban muchas vueltas para quedarlo todo bien molido y luego con unas horquillas los hombres tiraban para arriba el trigo y con el aire se quedaba limpio. SOPLILLO: Un tubo hueco de hierro que soplando por un extremo apuntando a la hoguera se encendía mejor el fuego.
············································ OFICIOS:
PREGONERO: Consistía en que un oficial del Ayuntamiento se ponía en las esquinas del pueblo para anunciar cosas. TRAPERO: Un hombre con un carrito iba por las calles y a cambio de trapos viejos y otras cosas, él daba jarros de cerámicas, vasos, y demás. RECOVERO: Un hombre que va por los campos con un burro y llevaba cosas de comida y los pastores le daban a cambio huevos y gallinas. CHATARRERO: Se compra chatarra y se cambia por loza. Se compraban trapos, alpargatas, y toda clase de cosas inservibles. VENDEDOR DE AJOS: Vendía ajos, buenas ristras de ajos gordos, buena y barata. NUECERO: Vendía nueces a 10 pesetas.
EL DE LOS HIGOS CHUNGOS: Vendía higos chumbos, e iba gritando por la calle: “a quién se los pelo, tres pelaos y dos con pelo.” EL DE LOS GARBANZOS TOSTADOS: Era un señor que iba por la calle vendiendo garbanzos tostados e iba gritando: “Venga señoras, que llevamos garbanzos tostados, cambiamos un vaso por garbanzos crudos”. OJALATERO: El que reparaba los pucheros viejos, los utensilios: baños, cazuelas, ollas de cinc, de porcelana, aluminio, acero. GUISANDERA: La que hacía los guisos en las matanzas y en las bodas. HERRERO: El profesional que trabajaba con el hierro. COSTURERA: Era aquella que cosía y hacía prendas de ropa. PARTERA: La persona que acudía a atender los partos. BARBERO: Era el que cortaba el pelo y afeitaba la barba. ZAPATERO REMENDÓN: El que arreglaba los zapatos, cosía los zapatos, les ponía tapas y realizaba cualquier remiendo. SASTRE: El que elaboraba trajes de caballeros, a través de la costura. Cosía trajes para hombres. AFILADOR: El que afilaba las tijeras, cuchillos, navajas. Iba por las calles con la armónica y la bicicleta. TRAGUETERO: El que ponía las neas a las sillas. Arreglaba las sillas que había antiguamente. Le llamaban “gobernador de sillas”. CAPAOR: Era el que capaba a los cerdos/as para prepararlos de cara a la matanza, para que el jamón que se obtenía del cerdo, no se estropeara. PREGONERO: El que pregonaba por las calles, en las esquinas del pueblo, transmitía los mensajes al pueblo. RECOVERO: Recogía los huevos de las gallinas y los llevaba a los comercios y los vendía. EMBARRADOR: Que blanqueaba las paredes con una pucha blanca hecha de cal viva. REZONA: La que rezaba y lloraba en los entierros. ALFARERO: Hacían toda clase de vasijas de barro, como cántaros, botijos, y muchas cosas más, todo de barro colorado y blanco. APERAOR: El que cuidaba de los aperos y demás cosas pertenecientes a la labranza.
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Buensuceso Sánchez Mendoza BIBLIOTECARIA
RESEÑA
BIBLIOGRÁFICA
TÍTULO VIAJE A LA SERENA EN 1791 Edición facsímil del “Viaje a la Serena en 1791” de Antonio Agúndez Fernández
AUTOR Antonio Agúndez Fernández
AÑO 2011
EDITA Asocioación Cultural Torres & Tapia. Colección ‘Recuperación bibliográfica.
PREMIO Investigación de la Serena. Creación Literaria.
LOCALIZACIÓN Biblioteca Pública Municipal ‘Gonzalo Soubrier’ de Castuera.
COMENTARIO DEL LIBRO Edición facsímil del libro “Viaje a La Serena en 1791. Historia de una Comarca Extremeña escrita tras los pasos del Magistrado Cubeles”. El autor de esta obra fue D. Antonio Agúndez Fernández editada por primera vez en Cáceres en el año 1955. La edición y la introducción a la nueva edición está realizada por D. Agustín Jiménez Benítez-Cano. En palabras de este último: “Esta nueva edición respeta totalmente su contenido e incorpora cuatro puntos descriptivos de la bibliografía del autor y el estado en que se encontraba nuestra Región a finales del siglo XVIII para cumplir mejor los objetivos que se marca la Asociación Torres y Tapia, como es dar a conocer a las nuevas generaciones la historia y los autores de obras agotadas de Villanueva de la Serena y una biografía resumida del autor del grabado de la portada: Eduardo Esteban González” (De la Introducción, página XX). Se acompaña el texto con opiniones del magistrado, párrocos y personas oídas en el expediente, lo que hace que esta libro histórico se lea de forma amena, sin tener que recurrir al texto de “los interrogatorios de la Real Audiencia” que publicó la Asamblea de Extremadura en 1996.
SECCIÓN de LIBROS “TIERRAS DE FUENTES”
“DOMINGA, UNA HISTORIA”
“CANTO Y LLANTO”
“LA FINCA DEL MARQUÉS”
El extremeño Eugenio Fuentes, premio Extremadura a la creación, 2005 y uno de los mejores escritores de la literatura actual, nos narra en este libro, con un total de más de 30 relatos, historias, acontecimientos, vivencias, recuerdos de la Extremadura contemporánea y fragmentos de nuestra memoria social. En este gran museo de la alteridad se cruzan la buena literatura del siglo XIX o XX y los paseos por los lugares del recuerdo: la fotografía de la infancia y el intervalo de las ciudades europeas, el paso de los días y la distancia enorme de las palabras, las mismas que alcanzan a esbozar una historia de nuestro presenta sin fin, un relato de Extremadura en el que encontrar acomodo.
Esta mágica novela, nos muestra con nitidez la realidad de una España que hoy puede parecer inventada, sucediéndose en su lectura situaciones de calor humano e intriga. Toda la historia está llena de vocablos y matices, con una trama tan familiar, que hace que exista una relación sin igual entre el lector y la lectura Dominga, la protagonista, emigra de Extremadura a Madrid, como tantas y tantas jóvenes de entonces.
El libro, cargado de sentimientos y una delicadeza exquisita, está compuesto por un conjunto de poemas escritos a vuela pluma, llenos de espontaneidad y pureza. Son versos blancos en combinaciones libres de pentasílabos, heptasílabos, eneasílabos y endecasílabos, subsistiendo en ellos, con exquisita precisión, la disciplina métrica. Dedicados a Antonia Meneses , su esposa, una castuerana. Actualmente el autor ha publicado un nuevo libro: “el libro de las premoniciones. Un poema-río”
Esta entrañable novela que no se escribió de manera deliberada, sino adelibada. trata de un chico joven que huye de indeseadas modas juveniles, encontrando vida y ganas de vivir cuado sale al campo con su profesor y un gran amigo de éste, un hombre versado en técnicas de caza poco conocidas. El autor nos ha deleitado anteriormente con otras obras como: La caza de la Zorra en la Serena,. La Finca del Marqués I De la Uvi a la Uci, corrigiéndose para presentarlo en concurso.. Fandangos de caza (Miguel de Tena) y en la actualidad está terminando una segunda parte de la obra que tratamos, La finca del Marqués
Año: 2010 Autor: Eugenio Fuentes
Año: 2010 Autora: Magdalena Paredes Morillo
Edita: Magdalena Paredes
Año: 2011 Autor: Jesús Esteras Monge
Edita: Jesús Esteras Monge
Año: 2011 Autor: Juan Muñoz Sánchez
Edita: Juan Muñoz Sánchez
Edita: Editora regional de Extremadura
- TREINTA Y SEIS -
ANTAテ前 Un pedacito
de HISTORIA
gran PUEBLO.
de un