CÓMO SERÍA LA ACCIÓN DOCENTE PARA EL APRENDIZAJE ESTRATÉGICO TRANSFORMADOR Y COLABORATIVO EN LOS ENTORNOS VIRTUALES DE APRENDIZAJE
Partipante: Sol Hernández Prof: Samari Páez
¿Cómo sería la acción docente para el aprendizaje estratégico transformador y colaborativo en los entornos virtuales de aprendizaje El contenido científico estructurado formal y procedimentalmente, traspasando el esquema a los entornos virtuales de aprendizaje (EVA), haciendo excesiva incidencia en el tratamiento y estructuración lógica de los contenidos y en su forma de presentación enriquecida con las potencialidades de las TIC. La educación transmisiva que tuvimos afecta nuestra forma de enseñar. En segundo lugar no gusta experimentar, y por ello no buscamos nuevas formas de aprender, es más, creo que no podremos enseñar a los nuevos alumnos (nativos digitales). Me explico… Yo creo que un docente que no aprende de forma constructiva el nuevo conocimiento que viene a su vida, difícilmente podrá enseñar basado en ese modelo constructivo mediado con TICLibre. Entonces, hay que reinventarse porque debemos construir el nuevo conocimiento sobre el que se posee. Debemos aplicar la tecnología a ese conocimiento que se tiene en cualquiera unidad curricular. Sabiendo utilizar las herramientas y/o aplicaciones que nos proporciona las TICL para organizar y replantear los conocimientos de mi especialidad. Ese cambio de paradigma, de aprender, nos conlleva a nuevas acciones docentes centrándose en el aprendizaje estratégicos y colaborativos en EVA a través de procesos de enseñanza-aprendizaje, desde una perspectiva constructivista y dialógica. Para lograr ejecutar con éxito esta labor, es necesario conocer a nuestros estudiantes, saber cuál es su nivel educativo, conocimientos previos, cuáles son sus expectativas, qué objetivos de aprendizaje persiguen, etc. Entonces, un educador en su acción docente en EVA debe propiciar un encuentro donde se busca el conocimiento, y no donde se transmite, los desafía a pensar y no a memorizar a través del constructivismo dialógico y actividades colaborativas, tales como: construcción colectiva de organizadores gráficos, programas de radio web; mapas conceptuales, mapas mentales, esquemas, ilustración de procesos, líneas de tiempo, portafolio; diálogo reflexivo en hangouts, Webquest; wiki, preguntas problematizadoras; Aprendizaje basado en problemas; Estudio de casos; Aprendizaje por proyecto, discusión en foros; interpretación y/o análisis de historias colaborativas; interpretación y/o análisis de textos colaborativas; retroalimentación; conversatorios sincrónicos, creación de videos; creación de audio; radio novelas; creación de blog; artículos de opinión; conversatorios en foros; entre otros.
La motivación es un elemento esencial para la marcha del aprendizaje otorgando sentido y significado al conocimiento. Sin motivación el alumno no realizará una trabajo adecuado, no sólo el de aprender un concepto, sino en poner en marcha estrategias que le permitan resolver problemas similares a los aprendidos. Hay una relación muy estrecha entre la eficacia de enseñar, aprender y los
aspectos
motivacionales
del
comportamiento
humano.
Dado que se está tratando la motivación en relación con el aprendizaje, el aspecto que más interesa es la motivación de logro, aunque conviene tener en cuenta que las motivaciones de poder y afiliación también están en el proceso de aprendizaje. El aprendizaje se produce en un contexto social. Los profesores saben que el estado de motivación de un alumno puede variar según la situación en el grupo que se encuentre. Los ambientes de aprendizaje informatizados ofrecen una serie de capacidades a los profesores, además de que favorecen un enfoque constructivista del aprendizaje, donde son los estudiantes, en lugar de los profesores, quienes asumen la mayor parte del trabajo. Por tanto, en lugar de diseñar ambientes de aprendizaje basados en recursos de acuerdo a la figura de un profesor, se debe aprender a diseñarlos con el objetivo de aprovechar todas las posibilidades que estos ambientes informatizados ofrecen pensando en la construcción del conocimiento de cada uno de los estudiantes. Los cambios sociales, económicos, culturales y tecnológicos llevan a los educadores a diseñar nuevas formas de trabajo e interacción y dejar de lado la figura dictadora del profesor para convertirlo en el asesor y guía del estudiante virtual. Entendiéndose aquí como asesor al docente encargado de guiar el aprendizaje de los estudiantes. Como lo menciona García Aretio (2001: 122), es el que planifica y coordina las diversas acciones docentes (a distancia y presenciales), integra los distintos medios, y diseña el nivel de exigencia y las actividades de aprendizaje precisas para superar
el
logro
previsto.
Por su parte, el tutor es el encargado de orientar, asesorar, aconsejar y guiar al estudiante en todo el proceso educativo para fomentar el estudio independiente. Retomando a García Aretio (1996), en la situación de soledad y lejanía académica en que suele encontrarse el alumno de la enseñanza a distancia, la figura del tutor cobra su más profundo y primigenio significado por cuanto que se hace cargo de su asistencia y ayuda personal, a la vez que ostenta para él la representación vicaria de la institución. Ambas figuras deben tener, por tanto, una amplia preparación en cuanto a las características de la modalidad para poder guiar y asesorar a los alumnos. Para Chaupart (1998), independientemente de
la tecnología utilizada, el tutor (entendido también como asesor) y su forma de actuar es el factor esencial para asegurar que el entorno de aprendizaje con uso de tecnología sea favorable al estudiante. En los cursos por correspondencia la falta de apoyo de un tutor era uno de los factores por los cuales había alta deserción. En un ambiente virtual la calidad, la variedad y la dinámica de las interacciones, así como el entusiasmo y la consagración del tutor, además del diseño del curso, su presentación y accesibilidad, son fundamentales para retener a los estudiantes y para que éstos se sientan
en
un
ambiente
de
aprendizaje.(Huertas,
2001)
El profesor debe orientar al estudiante y proporcionarle las herramientas éticamente adecuadas para que pueda seleccionar convenientemente la información ofrecida por diferentes instituciones y personas, la que pudiera estar sesgada en función de los intereses institucionales. El rol de formador es relevante y adquiere acciones diferenciadas en las mismas funciones que el formador tiene en la forma presencial. La orientación, el estímulo, la guía y sobre todo la motivación son claves en el proceso de formación no presencial, dado que la relación profesor y estudiante se produce en la mayor parte de manera asíncrona. La formación previa y la misma acción docente se diferencian de un modelo a otro, de la presencialidad a la no presencialidad. Ambas se producen en medios diferentes. Esto condiciona los elementos de motivación que se producen en la relación. No se trata de trasladar prácticas de la presencialidad a la no presencialidad, ni siquiera de hacer adaptaciones porque el profesor, estudiantes y materiales, el medio de relación actúa de manera diferentes por este medio que los relaciona. No reconocer esta diferencia puede llevar al fracaso de la formación no presencial.
Bibliografia Bautista, G. y otros (2006). Didáctica universitaria en entornos virtuales. Madrid: Narcea. Cabero, J.; Gisbert, M. (2005). La formación en Internet. Guía para el diseño de materiales didácticos.
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