Urbanario #2 Baja california - La ciudad

Page 1

Resurrección

Mi ciudad

Fabiola del Castillo

Lourdes A. González

D

esde que Francisco me dejó, no he vuelto a usar anillos en mis dedos, ¿para qué? me digo, mejor los dejo libres de ataduras. Me sorprendo cada día de todo el tiempo que tengo y de todo lo que he podido hacer; bueno, desde que me levanté de la depresión que me dio su abandono. Durante ese tiempo, mi hermana me cuidó en su casa. Las monjitas amigas de ella venían a verme, leían la Biblia, rezaban y cantaban acompañadas de una guitarra. Mi hermana sacaba ratitos entre sus hijos y su marido para atenderme, nunca la vi llorar pero sabía que lo hacía. Todas ellas hablaban, trataban de animarme y hacerme reír, pero yo no podía, estuve callada por mucho tiempo, sólo fumaba y tomaba soda. Lo único que puedo decir es que algo me pasó después de esa noche. Estaba más inquieta que de costumbre, sentía un calor que me subía del ombligo a la cabeza, no podía cerrar los ojos, me moría de miedo, las imágenes de él y su voz se me agolpaban en la cabeza, estuve en vela toda la noche hasta ver el primer rayo de sol, empapada en sudor vi la luz, ésta trajo una nueva claridad. Me puse de pie, fui a la cocina. Mi hermana fingió no sorprenderse de verme ahí, llevaba meses en cama, apresurada me dijo: - Si quieres café allí hay, voy a dejar a mi’jo y ahorita vengo. Dije: - Está bien. Ahí también fingió, eran mis primeras palabras después de meses, quise haberle dicho más, pero no pude. Ahora camino por la Primera, veo sus colores, me reconozco en ellos, son míos, siempre lo han sido, permito que me atraviesen los aullidos de los gringos desesperados, desesperados por vivir unas horas, por sentir algo bajo mi sol. Oigo el tambor de un ciego vestido de azteca y pienso: ¿Es él mi abuelo o el abuelo de mi abuelo? Todavía me ensordecen los motores de los bajamileros, esos hombres que no tienen miedo, no tienen miedo del dolor que causan, así como Francisco.

^

Fabiola del Castillo nació en San José de Costa Rica en 1972 y creció en la Ciudad de México. Estudió Etnología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Participó en el Encuentro de Mujeres Poetas en Oaxaca en 1997. Su trabajo ha sido incluido en publicaciones como La Jornada, en la Revista Literaria del Departamento de Español de la Universidad de Florida. En 2009 fundó junto con la escritora Suzanne White el proyecto Bilingus, poesía en dos lenguas. Desarrollado en Granada, España.

Lourdes A. González Lara es originaria de Ensenada. Egresada de la Facultad de Ciencias de la UABC, ha trabajado en el mundo del libro y la cultura desde hace más de 20 años. Ha sido representante editorial, librera, mediadora de lectura en diversos niveles escolares y gestora cultural. Actualmente cursa el posgrado virtual en Gestión Cultural que ofrecen la OEI, la UAM y el Centro Nacional de las Artes. lula.lara@yahoo.com.

>

*E

s mediodía, el anciano encorvado, como su bastón, afuera de una tienda de abarrotes acaricia a un perro que ayer el tendero corrió de su puerta. El perro está sentado en la banqueta, el hombre ya sin prisa, con las manos del niño que ha redescubierto que es, lo acaricia en la cabeza una y otra y otra vez. Su mano y su mirada son toda la ternura que se puede reunir en un tiempo sin tiempo. Si el perro tuviera los ojos abiertos se estarían viendo en las pupilas, pero los ha cerrado para ver lo que sólo se encuentra en el interior. Cronos se detiene, lo invitan a sentarse y prueba con ellos la miel del amor incondicional. * De nuevo es mediodía, ellas colocan mesas al aire libre, en el espacio libre de un borde del arroyo. Sobre las mesas ollas, platos, cubiertos sencillos en un banquete sin mantel. Ellos hacen fila pacientes, comerán algo caliente que renueve la fe frente al frío del horizonte. Llegan de cualquier parte: indigentes, migrantes, desempleados crónicos, jubilados a destiempo por la desesperanza. Esa mesa no es para siempre, lo saben. Es para hoy y hoy es suficiente. Cada día tiene su propio afán y reciben ahora el pan de cada día, sus ofensas son perdonadas y tal vez el vapor de la sopa les ayude a no caer de nuevo en la tentación de no amarse y se liberen del mal de sus circunstancias y de la indiferencia social. Para ellas, sí existen, y al día siguiente regresarán. * Un hombre camina por la playa municipal, lo acompañan su perro, una bolsa grande y un gancho de metal. Son amigos de la arena, de la gente, del mar. Lo van diciendo en silencio con cada papel que recogen, lo cantan con cada lata, lo reflejan con cada trozo de vidrio que guardan en su camión recolector personal. La bolsa va y viene varias veces al bote de basura más cercano, la vacían y se alejan con el corazón lleno. * En el alto del semáforo, los minutos son para ellos la eternidad. Ella lo acaricia y él juega con sus pies. En el asiento posterior, en su sillita, recibe la mano cálida de su madre que le peina con los dedos. Ella no lo ve, su vista está al frente, sólo lo siente y en silencio le asegura que todo está bien, que está ahí para él. La luz cambia y los dos sonríen. * El joven limpia carros frente a una tienda de cadena transnacional, lo hace “por si quieren darme algo”, “me arriesgo”, dice. Su rostro está sucio pero no es el de un adicto, sus palabras son coherentes y parecen honestas. Nervioso se nos acerca y dice sentirse mal. Su mano y brazo izquierdo están enrojecidos e hinchados, al parecer algo le picó, −no me drogo, mire mis brazos limpios.- Siente que algo no anda bien en su cuerpo. Le digo que llamaremos a la Cruz Roja y se resiste, no quiere escándalo, prefiere ganar algo para comer, tiene mucha hambre. Lo ayudamos y después acepta. Llegan los paramédicos en una ambulancia moderna, bien equipada. Un joven y una muchacha lo tratan con amabilidad, lo revisan, una alergia tal vez. “Te quedas en buenas manos” le decimos. Lo agradece con una sonrisa y una mirada directa y sincera. Lo dejamos con la Cruz Roja, que es de todos.

Omar Chavira

Diseñador de Ensenada, Baja California. omartiguattors@gmail.com cabernillotempranet.com.

Presentación Fabiola del Castillo René Pinet Plasencia Salvador Martínez Manzanos Lourdes A. González Pilar Aguirre Lauro Acevedo Omar Chavira Karla Bertotti

C

on este segundo número de Urbanario en Ensenada, más los siete anteriores ya conocidos aquí de la edición de Monterrey, esta hoja literaria se fortalece no sólo con la colaboración de escritores que toman muy en serio su labor –algunos con varios libros publicados–, sino con el favor de los lectores que va encontrando en el camino. En este presente número dedicado a la ciudad, las imágenes de Lourdes González y Lauro Acevedo nos muestran su personal mirada de este puerto, lo mismo que logra Karla Bertotti con sus fotos. Sean bienvenidos a este Urbanario que inicia con el verano. GO.

Urbanario No. 2. Junio 2011


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.