LAS RELACIONES ECONÓMICAS DE MÉXICO Y JAPÓN EN EL PRELUDIO DE LA ...
REPORTE DE INVESTIGACIÓN PROYECTO SEP-CONACYT DE CIENCIA BÁSICA 150933
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LAS
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RELACIONES ECONÓMICAS DE
MÉXICO
JAPÓN EN EL PRELUDIO DE LA GUERRA DEL PACÍFICO Y
CARLOS USCANGA
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Las relaciones económicas de México y Japón en el preludio de la Guerra del Pacífico Primera edición, México, 2013. © Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología © Secretaría de Educación Pública © Carlos Uscanga
Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta, del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización expresa y por escrito de los editores, en términos de lo así previsto por la Ley Federal de Derechos de Autor y, en su caso, por los tratados internacionales aplicables.
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ÍNDICE Presentación ....................................................................................5 Introducción .....................................................................................6 América Latina en la óptica estratégica de comercio japonesa .....................................................................8 Hacia el inevitable enfrentamiento: La variable económica ............18 La Misión Técnico-Económica de México de 1940 .......................28 El comercio bilateral en los 40s .....................................................36 Consideraciones finales .................................................................46 Bibliografía .....................................................................................48 Anexos ..........................................................................................52
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PRESENTACIÓN La serie de Reportes de Investigación del proyecto SEP CONACYT de Ciencia Básica 2010-1 con registro150933 intitulado “El Acuerdo para el Fortalecimiento de la Asociación Económica México-Japón: Análisis Global y Sectorial de los Flujos Comerciales, Inversión y Cooperación (2010-2013)” busca presentar los avances del proceso de indagación en dos planos. En primer lugar, en los reportes rojos se realizará un análisis de las relaciones económicas donde se observó que era necesaria una revisión de los instrumentos comerciales que hubieran existido en el pasado a fin de poder tener un contexto integral de la evolución del comercio entre las dos naciones. En ese sentido, se realizó una búsqueda a través de la revisión de documentos históricos para lograr un rastreo de las formas en que ambas naciones han generado los instrumentos normativos que han definido sus contactos desde la negociación del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1888 hasta la firma del Acuerdo para el Fortalecimiento de la Asociación Económica entre México y Japón en el 2004. En segunda instancia, dentro de la serie de reportes de color azul, se presentarán algunos avances de la investigación sobre el seguimiento del Acuerdo para el Fortalecimiento de Asociación Económica los cuales serán resultados de los seminarios sectoriales sobre comercio, flujos de inversión y cooperación existentes en las relaciones entre México y Japón, así como de procesos que hayan influido de manera determinante en los vínculos bilaterales. Quizá uno de los más importantes han sido los efectos y consecuencias económicas del terremoto y tsunami en Japón del 11 de marzo de 2011, hecho que ha generado importantes cambios en las estrategias de negocios de las corporaciones japonesas a nivel mundial con relevantes implicaciones en México y América Latina.
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INTRODUCCIÓN Los dos últimos años que precedieron a la apertura del frente del Pacífico dentro de la Segunda Guerra Mundial, con el ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, ilustran de manera clara la escala de las tensiones entre Tokio y Washington no sólo en el terreno político-diplomático sino en lo particular dentro del plano económico. Es un hecho que el ejercicio de la diplomacia tradicional había mostrado sus límites para contener el avance de Japón en su búsqueda de conformar un nuevo orden en el Asia Pacífico. Sin embargo, los vectores de la política no necesariamente estaban alineados con los económicos. La existente interdependencia económica entre Japón y los Estados Unidos, generaban importantes nexos en el ámbito negocios. Los productos japoneses, como los textiles, se caracterizaban por su alta calidad y precio competitivo que eran altamente demandados en el mercado estadounidenses. Mientras, Washington era proveedor de petróleo, insumos y bienes de capital que demandaba la creciente expansión de la economía japonesa. No obstante, algunos sectores políticos y económicos en los Estados Unidos favorecían la instrumentación de acciones contra Japón para no refrendar los instrumentos bilaterales de comercio, emprender embargos y alentar la formación de un cerco para disminuir su aprovisionamiento. Ante esa situación, el gobierno japonés emprendió una estrategia de diversificación económica y acercamiento a diferentes regiones fuera de la zona del Pacífico Asiático para buscar la negociación de acuerdos oficiales y no oficiales de comercio. En ese contexto, América Latina se convirtió en una zona vital por la importancia de sus recursos naturales y estratégicos. Estas acciones fueron cercanamente monitoreadas por Estados Unidos y sus servicios de inteligencia, tratando de ejercer las presiones necesarias a los países del “Hemisferio Occidental” que también se sumarían a las acciones de embargo contra Japón. México no estuvo exento de esa situación.
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El presente documento explora las acciones emprendidas por Tokio para buscar el incremento o al menos el mantenimiento de los flujos de comercio a través del envío y la recepción de misiones económicas integradas por representantes gubernamentales y empresarios. En particular se abordará la visita de una comisión especial de México presidida por Ernesto Hidalgo Ramírez, oficial mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la primavera de 1940 a Japón, así como un análisis de los flujos de comercio que precedieron en la ruptura de las relaciones diplomáticas entre México y Japón el 8 de diciembre de 1941.
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AMÉRICA LATINA EN LA ÓPTICA ESTRATÉGICA DE COMERCIO JAPONESA
En lo general pueden identificarse tres etapas dentro de los flujos del comercio exterior de Japón en América Latina. La primera, la fase de expansión como resultado de las capacidades competitivas que va a experimentar un crecimiento acelerado desde inicios de los años 30s, en la que los productos manufactureros japoneses van a posicionarse en los mercados mundiales desplazando, en muchos casos, a sus competidores europeos y estadounidenses. La estrategia comercial de las compañías exportadoras de Japón se sustentaba en lo siguiente: a) La articulación de una política industrial con una política comercial externa donde el sector empresarial mantuvo un vínculo orgánico con el Estado japonés, mismo que provee subsidios, apoyo financiero, protección selectiva y el valor de su moneda competitiva para la producción de bienes a bajo costo. b) En una primera fase, la imitación de las características de los modelos de sus competidores. En algunos casos, la calidad de los insumos usados por las empresas de Estados Unidos y Europa generaba que Japón manufacturara productos de calidad inferior pero a un precio competitivo. En la segunda fase, adaptación de bienes conforme a las características del mercado tanto en el nivel de su capacidad de compra como de las características culturales e incluso de sus rasgos antropomórficos. c) Costos de producción sustentados en una mano de obra barata, reducción al mínimo necesario de la estructura administrativa, bajos precios en la logística y distribución de sus mercancías. d) Sistema de ventas en los mercados meta flexible donde se ofertaban mercancías que podían representar en promedio entre la mitad o incluso un tercio del valor de los ofrecidos
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por sus competidores. A los mayoristas locales se les ofrecía periodos de pago preferenciales (de 30 a 90 días según fuera el caso), además de tener un alcance para la distribución de sus productos mayor en términos geográficos que incluso trataban de llegar a zonas rurales remotas. Carleton Beals refrenda lo anterior apuntando que las exportaciones de bienes manuf acturados desde productos farmacéuticos, textiles, industria ligera –juguetes, componentes eléctricos, cámaras fotográficas, equipo deportivo, etc.– e incluso productos de la industria pesada hasta automóviles dentro de la región de América Latina se basaban en su bajo costo por una divisa devaluada, subsidios estatales, reducidos costos de producción y de transportación, así como una mano de obra barata y calificada.1 El autor señala que el bajo costo de producción le permitieron a los japoneses alcanzar nuevos mercados que incluso no habían podido ser penetrados por las mercancías europeas o estadounidenses. Los japoneses, según Beals, eran hábiles para imitar productos locales además de patrones textiles y tejidos similares, así como productos de manufactura francesas, alemana, inglesas y americanas, apunta que Mickey Mouse fue al sur de Río de Janeiro y a Santiago en estampados y figura de cristalería, vajillas y juguetes. “Blancanieves y los siete enanitos ya han viajado de Osaka hacia el sur en los nuevos diseños de los productos japoneses”.2 La misma percepción la tuvo Miguel Alonzo Romero, ministro de México en Japón durante 1929-1935, señalaba que la razón de la “baratura” de los productos japoneses más que en prácticas de “dumping” se debía a cinco aspectos: “Proximidad de mercados de importación, devaluación del yen y organización de control, bajo costo de producción, desarrollo de procedimientos técnicos y perfeccionamiento de maquinaria y jornales bajísimos”.3 Las observaciones del diplomático mexicano reflejaban los cambios vertiginosos de la industria japonesa y sus mecanismos de operación de su aparato exportador, remarca el papel de las políticas 1 Carleton Beals, The Coming Struggle for Latin America, J. B. Lippincott Company, tercera edición, 1938, p. 25. 2 Ibidem. 3 Dr. M. Alonzo Romero, Algunos aspectos de la vida del Japón (de seis años en Asia), Editorial Elite, Caracas, 1936, p. 23.
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gubernamentales de subsidio como resultado del fortalecimiento de sectores productivos para la elaboración de bienes de calidad mundial. Asimismo menciona el hecho de que: En la actualidad ni la distancia resulta un obstáculo, desde el momento en que países exportadores consumen artículos japoneses transportados en barcos de compañías Japonesas que disfrutan de subvenciones gubernamentales..., Otros muchos factores contribuyen a la expansión comercial japonesa representada en casi todos los países. En primer lugar la adaptación de sus mercaderías a una clientela disímbola, para lo cual el comerciante nipón despliega gran habilidad. Frecuentemente personas que visitan el Japón, deseosas de comprar artículos japoneses que han consumido en otros países, no los encuentran en plaza, sencillamente porque son exclusivos para la exportación.4
Es claro que América Latina se visualizaba para Japón como una nueva área de oportunidades de negocios con la posibilidad de expandirse comercialmente de manera más libre a pesar de la presencia ya consolidada de los productos de Estados Unidos y Europa. Las mercancías japonesas desde finales de los años veinte habían parecido mayores restricciones en los mercados controlados por las potencias coloniales.5 En cambio, en América Latina se visualizaba un mercado de potencial crecimiento por el incremento de la demanda de insumos de su emergente estructura productiva y del aumento de la capacidad de compra. Bajo el hecho del posicionamiento de Japón en Latinoamérica como un actor relevante en el comercio internacional se observaron dos tendencias relevantes. Por un lado, la expansión de los productos japoneses en los mercados de los diferentes países de la región que desafiaban la estructura tradicional de proveeduría tanto local como de los bienes importados de Estados Unidos y Europa. Por el otro, diversos países latinoamericanos implementaron políticas de protección a la incipiente industria local cuando se consideraban que las mercancías japonesas pudieran representar una amenaza. Un ejemplo eran los productos textiles, químicos, equipamiento médico
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Ibidem., pp. 23-24. Michiko Ikeda, Japan in Trade Isolation 1926-37 &1948-85, House Press, 2008, p. 203. 5
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y eléctrico6 provenientes de Japón que fueron objeto de cuotas compensatorias, altos aranceles e incluso discriminación, aun así algunos de ellos mantenían sus niveles penetración por su calidad y precio que fueron del agrado de los consumidores latinoamericanos. El avance de Japón en las redes de comercio con América Latina fue materia de preocupación no sólo en las corporaciones estadounidenses sino también para Washington –como resultado de la Gran Depresión– que inició el despliegue de una diplomacia económica a favor de la negociación de acuerdos bilaterales con algunos países Latinoamericanos a fin de mantener sus prerrogativas comerciales. Por su parte, Japón desplegó su estrategia para el envío de misiones económicas integradas por funcionarios y empresarios japoneses para mostrar sus bienes y la innovación en la producción de manufacturas con mayor valor agregado, así como negociar la eliminación de obstáculos para el tránsito de sus mercancías. Además, una intranquilidad latente para muchas economías de América Latina era la existencia de una balanza comercial desequilibrada que favorecía a Japón. Es quizá una característica de ese periodo la compra mayor de productos japoneses que la venta de recursos naturales de América Latina a ese país asiático. Pueden ilustrarse dos casos: Durante 1930 a 1934, el valor acumulado de las exportaciones japonesas en Argentina fueron de casi 49 millones de yenes, mientras que sus importaciones totalizaron alrededor de 27.3 millones de yenes, siendo ese país sudamericano el principal socio comercial de Japón durante ese periodo. México, por su parte mostró una tendencia fluctuante en los flujos de comercio exterior, donde Japón exportó a ese país bienes con un valor de 7.8 millones de yenes, frente a 1.1 millones de yenes que totalizaron sus importaciones.7 En términos globales, Japón observó un incremento sostenido en la participación de las compras totales de 12 países latinoamericanos (Argentina, Brasil, México, Cuba, Colombia, Uruguay, Chile, Venezuela, Perú, Haití, Ecuador y Paraguay) del 0.58 por ciento en 1929, mismo que se incrementó al 0.75 por ciento en 1931 para llegar al 1.58 por ciento en 1933. Mientras, Estados Unidos mantuvo el 37.4 por ciento, 31.5 por ciento y 26.3 por ciento en las mismas 6
Ibidem., p. 204. Catherine Porter, “Japan´s ¨Penetration¨of Latin America”, Far Eastern Survey, vol. 4, núm. 10, May 22, 1935, p. 76. 7
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fechas de manera respectiva.8 La pérdida relativa de su posición puede explicarse tanto por los efectos de la crisis de 1929 y posterior depresión económica que afectó a su aparato industrial así como por el incremento de las ganancias de mercado de sus competidores europeos como Alemania, Gran Bretaña y Japón por la parte asiática. Como ya se mencionó, uno de los sectores más competitivos era el textil, en 1933 ocuparon los textiles de algodón el 36 por ciento, de seda el 13 por ciento y de rayón el 7 por ciento de las exportaciones japonesas hacia América Latina. Es decir, el 56 por ciento del total lo cual generaba los ya referidos conflictos con las políticas de industrialización en el sector manufacturero local que buscaban proveer bienes terminados a sus mercados. Catherine Porter apunta que para finales de 1933 había desarrollado ya una industria textil que suministraba la mayor parte de la demanda local de medias y la ropa interior, mientras que Argentina tenía 300 fábricas textiles para producir ropa de algodón, lana y seda.9 La respuesta por algunos países latinoamericanos fue diferenciada. Perú denunció en octubre de 1934 el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación que se había negociado en 1924 y que había sido ratificado cuatro años antes. Incluso se consideró la aplicación de cuotas variables a los países que exportaran productos textiles terminados en función al monto de compra del algodón en bruto de origen peruano; finalmente se estableció una cuota de 204 toneladas que representaba casi una décima parte de las 1900 toneladas que habían ingresado en 1933.10 De igual forma, en Colombia el tratado bilateral de 1908 fue denunciado el 30 de abril de 1935. Chile buscó compensar el desequilibrio en la balanza de comercio bilateral solicitando compras japonesas de nitrato. Guatemala hizo lo propio en establecer un decreto de imponer un arancel del 100 por ciento a países que no compren lo equivalente a sus importaciones. De igual forma, Ecuador impuso altas tarifas a los productos provenientes de Japón aplicables temporalmente hasta que un nuevo instrumento jurídico bilateral fuera firmado. México
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Ibidem., p. 74. Ibidem., p.75. 10 Carlos Aquino Rodríguez, “Relaciones Perú-Japón en la década de los 90s”, pp.6-7 en www.reocities.com/.../relaciones_peru-japon_en_la_decada_del_90.docý [consultado el 21 de mayo de 2013]. 9
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reaccionó imponiendo cuotas a la importación de 700 productos japoneses entre ellos a los focos y aparatos eléctricos.11 Por su parte, Argentina y Uruguay propusieron la celebración de acuerdos comerciales bajo el sistema de trueque, 12 iniciat iv a que posteriormente Japón propondría a la mayoría de países latinoamericanos. Por su parte, el gobierno estadounidense reaccionó al aprobar el Acta de Comercio Recíproco (Reciprocal Trade Act) en 1934 la cual facultaba al presidente Franklin Delano Roosevelt reducir tarifas arancelarias a favor de países extranjeros sin el permiso del Congreso, además de las prerrogativas para negociar convenios comerciales, modificar las cuotas arancelarias y otras barreras de importación.13 Es emblemático el caso de Cuba que a finales de 1934 firmó con Estados Unidos un acuerdo comercial al mismo tiempo que denunciaba los equivalentes con Japón.14 De igual forma se adhirieron posteriormente a ese instrumento comercial otros países latinoamericanos como Haití, Brasil, Honduras, Colombia (1935), Guatemala, Nicaragua. Costa Rica (1936). El Salvador (1937), Ecuador (1938), Argentina, Venezuela (1939), Perú, Uruguay y México (1942) y Paraguay (1945). La reacción de Japón fue la ampliación de sus compras en América Latina como una forma de contener las acciones restrictivas implementadas por los gobiernos de la región y de paliar la contraofensiva comercial de la Casa Blanca que visualizaba a Japón como una creciente amenaza para sus intereses económicos. Lo anterior se observó nítidamente con el comercio japonés con América Central, mientras importó 857 mil yenes en 1934 para el año siguiente se observó un aumento a 8.3 millones de yenes, en cambio sus exportaciones tuvieron una tendencia a la baja de 43 millones de
11 C. P., “Huge Increase in Latin American sales to Japan”, Far Easter Survey, vol. 6, núm. 13, June 23, 1937, p. 149. 12 Catherine Porter, op. cit., pp. 75-76. 13 “…la ley de 1934 no significó la conversión de la política norteamericana al libre comercio, y fue más bien el instrumento de una estrategia comercial hegemónica ejercida mediante la asimetría en el poder de negopciación”. Paolo Riguzzi, ¿Reciprocidad Imposible? La política del comercio entre México y Estados Unidos, 1857-193, El Colegio Mexiquense, 2003, p. 237. 14 Catherine Porter, op. cit., p. 77.
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yenes registrados en 1934 a 36 millones de yenes para 1935.15 En América Latina en lo general, durante 1934 a 1936, las exportaciones de Japón crecieron sólo el 5%, mientras que las importaciones aumentaron el 440% para alcanzar los casi 134 millones de yenes en 1936. 16 En ese sentido, la estrategia de los países latinoamericanos fue funcional, ya que colocó a esa parte del mundo no sólo como un mercado para los productos japoneses sino también como un proveedor de insumos, alimentos, recursos naturales y estratégicos. La segunda etapa de los flujos comerciales de Japón en América debe partir desde 1937 a raíz del “incidente” en el puente Marco Polo y el posterior avance de Japón en China (la guerra entre 19371939 tuvo un costo de 7.3 mil millones de yenes, generado durante el mismo periodo una deuda nacional en Japón como resultado de las hostilidades de 18.8 mil millones de yenes17) hasta el inicio de la guerra en Europa con la invasión de Alemania en Polonia el 1 de septiembre de 1939. Japón realizó importantes ajustes en sus estrategias de exportación e importación en el marco de su transformación en una economía orientada a la guerra. Ante esa situación emergente, el gobierno japonés profundizó sus políticas de regulación como respuesta al proceso de transición de su modelo económico. Un primer efecto fue la dislocación de los canales tradicionales para conducir el comercio exterior de Japón. Se adoptó un férreo sistema de control de importaciones no “esenciales” y de artículos catalogados como suntuarios. La industria japonesa orientada a la exportación tuvo que enfrentarse a problemas de incremento de costos y la más baja calidad de sus insumos necesarios para su aparato productivo, escases de financiamiento o créditos tanto nacionales y de la banca internacional (en particular la obtención de préstamos a corto plazo para financiar sus transacciones de importación y exportación e incluso en la última fase las cartas de crédito necesarias para operar el comercio exterior); además de escasez del flujo de los
15 C.P. “Japanese Gains in Latin America Dwindle”, Far Eastern Survey, vol. 6, núm. 11, May 25, 1936, p. 111. 16 C. P.”Huge Increase in Latin American sales to Japan”, op. cit., p. 149. 17 Miriam S. Farley, “Japan between Two Wars”, Far Eastern Survey, vol. 8, núm. 21, October, 25 1939, p. 244.
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recursos naturales en un ambiente de contracción de sus mercados internacionales.18 En Japón se consideraba, inicialmente con optimismo, que el control de Manchuria y con la misma China sería suficiente para mantener los canales de aprovisionamiento de insumos necesarios para su industria y servir de un importante mercado para sus bienes manufacturados. Empero, las condiciones no fueron las pensadas y a pesar de la propaganda que enarbolaba la posibilidad de la autosuficiencia en muchos de los recursos requeridos por su economía, se estimada que entre 1938-1939 que el denominado “Bloque del Yen” sólo aportaba menos de un cuarto (22.3 por ciento) de las necesidades de importación requeridos por Japón.19 Además, la empresa militar en China tardaría en mostrar sus dividendos. Las expectativas de un control rápido del territorio de ese país fueron cada vez más alejadas frente a la creciente resistencia organizada. En este sentido, Miriam S. Farley apuntaba: La inversión de Japón no ha empezado, por lo tanto, aún a pagar dividendos en una escala apreciable. Además, pasará un largo tiempo antes de que pueda hacerlo. Capitales deben ser invertidos antes de que los recursos puedan ser disponibles para Japón. Líneas para Ferrocarriles deben de establecerse, minas deben de abrirse, fábricas deben construirse, la agricultura debe de reorganizarse, se deben de proveer transporte marítimo. Aún si la resistencia china pueda ser superada y establecer la “paz y orden” en los territorios ocupados, los planes de desarrollo de Japón deben pasar por muchos años para tener un flujo neto de capital (por sus recursos invertidos)20
La profundización de las políticas de protección a través del incremento de los aranceles a los productos japoneses y otras medidas restrictivas promovidas por Francia, Holanda y Gran Bretaña en sus posesiones coloniales afectaron, de manera considerable en el sector de textiles, productos de manufactura ligera como focos eléctricos, zapatos, bicicletas, productos de porcelana y vidrio, cepillos, etc. En 1936 de los 106 mercados a nivel mundial identificados por Japón, 33 habían establecido tarifas discriminatorias a 18 Miriam S. Farley, “The impact of war on Japan´s Foreign Trade”, Far Eastern Survey, vol. 8, núm. 11, May, 24, 1939, p.124. 19 John R. Stewart, “The Yen Bloc Supply Base in Practice”, Far Eastern Survey, vol. 9, núm. 11, May 22, 1939, pp. 123-124. 20 Miriam S, Farley,”Japan between two wars”, op. cit., p. 246.
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sus exportaciones y aplicaron 43 impuestos agregados para sus importaciones.21 Después de la guerra de 1937, las comunidades de origen chino en el Sudeste de Asia, que tenían un posicionamiento importante en las redes de comercio en la región, emprendieron un boicot a los productos japoneses con una pérdida para Japón de 30 millones de dólares.22 El gobierno japonés implementó el Acta de Control del Comercio Exterior de 1937, instrumento que tendría diversos ajustes posteriormente, pero la idea central era la identificación de grupos diferenciados de bienes que serían sujetos a regulación en relación a la urgencia que hubiera para apoyar a la economía de guerra. Asimismo, se busca a través de esas nuevas disposiciones evitar la fuga de capitales, proteger sus reservas monetarias y fomentar el uso de divisas cuando fuera estrictamente necesario para sus compras esenciales con los países fuera del bloque del yen. Mientras en 1936 el total del valor de bienes importados (algodón en bruto, fibras vegetales, lana, pulpa de madera, madera y caucho) considerados para una “economía de paz” fueron de 1.2 mil millones de yenes para 1938 alcanzaron solamente los 678 millones de yenes, en cambio algunos bienes considerados como soporte a una economía orientada a la guerra (metales, petróleos, combustibles, maquinaria, automóviles, etc.) en 1936 totalizaron en 695 para duplicarse en 1938 a 1.2 mil millones de yenes.23 La economía japonesa experimentaba un cambio sustancial. Las operaciones bélicas en el frente chino le obligaban canalizar recursos logísticos, infraestructura y reorientar las capacidades productivas al apoyo de las actividades bélicas. El efecto de la reducción en la participación en el comercio exterior con América Latina fue una respuesta inmediata. Japón exportó a América del Sur en 1937 la cantidad de 109 millones de yenes e importó 162 millones de yenes, pero después de la guerra con China, en 1938 se redujeron las ventas japonesas a esa región a 60 millones y las importaciones a 91 millones de yenes.24 En ese mismo año, la
21 Ethel B. Dietrich, “Closing Doors Against Japan”, Far Eastern Survey, vol. 7, núm.16, August 10, 1938, p. 186. 22 Miriam S. Farley, “The impact of war on Japan´s Foreign Trade”, op. cit., p. 125. 23 Ibidem., p. 124. 24 “Japan Considers South America Trade increase”, The Japan Times & Mail, 1 febrero de 1940, p. 6.
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participación japonesa del total de las importaciones de América Latina representaba sólo el 2.7 por ciento frente al 12.6 por ciento de Gran Bretaña, 14,1 por ciento de Alemania y el 34.3 por ciento de los Estados Unidos.25 Era un hecho de la necesidad de diversificar y profundizar la obtención no sólo de recursos naturales sino también estratégicos donde ya se planteaba –como resultado natural– un enfrentamiento más directo con Estados Unidos. Es decir, de la lógica de rentabilidad comercial se trasladaba al plano del interjuego de geoestrategias entre los dos países. Tanto los empresarios como el gobierno confiaban la posibilidad de ampliar el flujo comercial hacia Latinoamérica, por lo que se incrementaron las visitas de misiones económicas de funcionarios y empresarios japoneses a la región y el recibimiento de delegados latinoamericanos a fin de buscar oportunidades de negocios bajo el nuevo patrón de demanda. Bajo ese contexto, Japón implementó para el caso de Latinoamérica las siguientes acciones: 1) El establecimiento de oficinas comerciales en diversos países latinoamericanos. En 1938 se instalan en Santiago de Chile, Panamá y Buenos Aires, en México hasta inicios de 1939. 2) Ampliar el personal encargado de asuntos comerciales en sus representaciones diplomáticas en los países latinoamericanos. 3) Recepción de misiones oficiales y semi-oficiales provenientes de países latinoamericanos inicialmente de los países con los que no existían acuerdos comerciales vigentes debido a la denuncia de los mismos por parte de algunos de ellos. En noviembre de 1938, una representación peruana con carácter no oficial visitó Tokio para explorar la firma de un nuevo tratado bilateral, proyectos de inversión japonesa en los sectores mineros, forestal, pesquero y petrolero; así mismo se discutió la ampliación de las compras de algodón peruano y el compromiso del gobierno de ese país latinoamericano para reducir las cuotas arancelarias a los productos japoneses.26
25 Miriam S. Farley, Japan, “Weakened, Still Pushes Trade in Latin America”, Far Eastern Survey, vol. 8, núm.1, January 5, 1938, p. 8. 26 Ibidem., p. 9.
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Es menester mencionar el caso de la instalación de la Nippon Trade Agency en México en marzo de 1939, a cargo de la misma estuvo H. Shishimoto cuyo rango de competencia se extendía hacia Centroamérica y el Caribe con el objeto de atender los asuntos relacionados al comercio exterior de Japón con esas regiones; además de proveer información económica de manera directa sobre Japón para evitar la triangulación de la misma vía los Estados Unidos. El gobierno mexicano mandó a investigar la nueva oficina y encargó su vigilancia. El informante anónimo elaboró una nota sobre su visita a la agencia donde sus principales impresiones fueron: Al hablar de las condiciones de venta, de entrega, etc., se reveló que carece completamente de conocimientos en materia de comercio exterior, pues no supo hacer una conversión de Marcos de Compensación a dólares americanos, confundió la expresión común y corriente de “150 dólares tonelada” con “150 toneladas”… e inclusive al solicitar yo el precio “cif ”, me preguntó si “cif Mexico City”, cuando es costumbre general cotizar “cif Veracruz, Manzanillo”, etc., y a un exportador japonés le sería imposible vender “cif México D. F.”.27
Más allá del desconocimiento de cuestiones técnicas del comercio exterior de México del personal de la oficina, era un hecho que la agencia buscaba ser parte de una red de comercio en América Latina para ajustar a las necesidades emergentes de la demanda de productos que exigía una nuevo contexto económico y político derivado de la profundización de la incursión de Japón en China lo que acendró las tensiones diplomáticas y la guerra comercial no declarada por parte de los Estados Unidos.
HACIA EL INEVITABLE ENFRENTAMIENTO: LA VARIABLE ECONÓMICA La última etapa que caracterizan las tendencias del comercio exterior de Japón con América Latina se inicia desde finales 1939 hasta el ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, donde se observa
27 Oficina de Información Política y Social, Secretaria de Gobernación, “Agencia Comercial Japonesa ( Nippon Trade Agency), Las actividades que desarrolla”, abril de 1939, Archivo General de la Nación, expediente 2-1 /260(725.1)71.
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un mayor control y regulación gubernamental para contrarrestar los efectos de la ya mencionada dislocación de las bases donde estuvieron cimentadas el comercio externo de Japón. Lo anterior se va agudizar con la expansión del teatro de guerra en Europa donde el aprovisionamiento de recursos e insumos para su industria sería severamente afectado. Esos dos años serían también testigos del agudizamiento de las tensiones entre Estados Unidos y Japón que derivarían al inevitable enfrentamiento militar. Washington reaccionó desplegando todos los instrumentos diplomáticos a su alcance pero adoptando también una estrategia de tipo económico contra Japón. Las acciones fueron básicamente de 4 incisos : a) Las de carácter bilateral con el objetivo de denunciar los instrumentos jurídicos signados por ambos países, reducir los flujos del comercio en particular en materias e insumos estratégicos; b) después de la guerra con China se avanzó en la reducción de créditos de la banca internacional a Japón para el financiamiento de su comercio exterior por lo que éste último dependía de sus propios recursos económicos; c) las acciones desde negociaciones diplomáticas hasta presiones para que terceros países se sumaran a las políticas de embargo económico, y, d) iniciativas de carácter multilateral centradas en adherir a los países de América Latina a las políticas de embargo económico a través de los instrumentos y conferencias panamericanas. Por su parte, el gobierno japonés acentuó sus iniciativas para el diseño de una diplomacia económica28 que buscaba neutralizar las acciones de Washington a través de: 1) Profundizar la diversificación de sus proveedores de alimentos, materias primas y recursos estratégicos, 2) Intensificar el envío y recepción de misiones económicas para abrir oportunidades de negocios a través del sistema de trueque para la comercialización de sus productos con la idea de evitar el uso de monedas extranjeras. Asimismo invitar a proveedores extranjeros a participar en exposiciones comerciales como la llevadas a cabo en Nagoya, Kobe en 1938 y la Pan-Pacific Exposition in Aichi Prefecture; 3) Utilizar a miembros de la comunidad
28 La diplomacia económica se entiende en el presente documento como el conjunto de tácticas, estrategias y acciones operativas emanadas de la política económica exterior de un actor estatal a fin de asegurar, mantener e influir dentro de las tendencias y procesos económicos, financieros y de cooperación que permitan el cumplimiento de su interés y seguridad nacional.
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japonesa como operadores para lograr el abastecimiento de recursos necesarios para mantener la marcha de su economía de guerra; y 4) La guerra en Europa generaba otra presión adicional a Japón por la reducción de los flujos de comercio a nivel mundial, por lo que promovió la coordinación masiva de sus representaciones diplomáticas y consulares para que fueran más eficientes para la obtención de contratos de proveeduría de sus materias estratégicos, además de afinar políticas de inteligencia en América Latina. En ese sentido, se destacan las reuniones celebradas en Rio de Janeiro donde se congregaron los embajadores, ministros y cónsules japoneses acreditados en Sudamérica en mayo de 1940,29 un mes después se celebró una similar en Washington con representantes diplomáticos japoneses en América del Norte y el Caribe, para mejorar las relaciones comerciales de Japón con Brasil, México, Panamá, Cuba y Venezuela, así como “anular o contrarrestar el proyectado ‘cartel’ económico americano”.30 Además, el Ministro de Industria y Comercio, Ginjiro Fujihara, apuntaba en una sesión plenaria de la Dieta japonesa que “el Gobierno va a ejercer en el futuro mejores esfuerzos con el fin de ampliar el comercio de la nación con los mares del Sur, con los países de América Central y del Sur ya que ha habido una disminución considerable en el abastecimiento de las naciones de Europa desde el estallido de la guerra”.31 El 26 de enero de 1940 dejó de ser vigente el Tratado de Comercio y Navegación entre Japón y de 1911 entre Japón y Estados Unidos (firmado en ese entonces por Yasuya Uchida y Philander C. Knox), cuando Washington presentó una denuncia del mismo el 26 de julio de 1939. Esa situación era compleja ya que se calculaba que para finales de 1939, Estados Unidos representaba el 43.7 por ciento de sus importaciones totales de Japón, mientras que la participación japonesa de las compras totales estadounidenses en el exterior era de 6.4 por ciento. 32 Lo anterior obligaba a las 29 Japanese Trade Meet opened at Rio de Janeiro”. The Japan Times & Mail, 18 de mayo 1940, p. 7. 30 “Conferencia para mejorar el comercio Japonés”, Novedades, 19 de junio de 1940, p. 7. 31 “Government to push trade to Americas”, The Japan Times & Mail, 2 de marzo de 1940, p. 7. 32 Miriam S. Farley, “Japanese-American Commercial Agreement Expires”, Far Eastern Survey, vol. 9, núm. 1, January 3, 1940, p. 6.
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autoridades japonesas y a las mismas comercializadoras ligadas a las Zaibatsu incrementar las transacciones comerciales fuera de su área de influencia fundamentalmente con África y América Latina. Para inicios de 1940, Toshiaka Okubo, presidente del Yokohama Species Bank, apuntaba que se habían incrementado el número de transacciones con la compra de materias primas: de algodón provenientes del este de África; algodón y trigo del sur de Brasil, algodón del norte de Argentina y productos marinos de México.33 En este contexto, surgieron diversas versiones periodísticas y algunos reportajes en Japón en la que se apuntaban la posibilidad de mantener los flujos comerciales de productos estadounidenses a través de su triangulación vía México. Las notas lo visualizaba complejo pero potencialmente realizable en productos como el algodón, petróleo y chatarra metálica que Japón compraba a Estados Unidos donde se consideraba seriamente substitutos por productos mexicanos.34 Asimismo, a raíz de una entrevista con Gilberto Fabila, funcionario del Banco de Comercio Exterior, se puso énfasis en las posibilidades de que en el caso de un bloqueo por Estados Unidos y de que ese país pudiera solicitar certificados de origen de los productos para evitar las prácticas del comercio triangular, una posibilidad técnica era la formación de compañías conjuntas entre empresarios mexicanos y japoneses con financiamiento por parte de instituciones financieras japonesas que podría incluso abrir sucursales en México para dar respaldo de esas operaciones. De igual forma, se mencionaba la posibilidad de que el gobierno mexicano podría ofrecer un sistema de descuentos fiscales (tax rebate system) para las transacciones directas entre el comercio entre México y Japón.35 Asimismo, se consideraba que esas mismas empresas conjuntas pudieran maquilar productos semi-elaborados provenientes de Japón para ser finalizados en un sistema a gran escala en el territorio mexicano con su sello de origen para luego ser re-exportados en el mercado estadounidense; entre los productos
33
“Foreign Trade´s Future Bright”, The Japan Times & Mail, 6 de enero de 1940, p.
7. 34 “American Trade via Mexico is Discussed”, The Japan Times & Mail, 11 de enero de 1940, p. 7. 35 Ibidem.
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que se mencionaban eran artículos de seda, cerámica, alimentos productos químicos, textiles de algodón, materiales de sombrero de paja, etc., lo anterior, de acuerdo con las fuentes japonesas, ese esquema productivo fortalecería de manera considerable las capacidades manufactureras. A pesar de esas opciones que su realización se vislumbraba compleja, Washington ejerció toda su influencia para evitar tanto cualquier escenario futuro que pudiera implicar la triangulación comercial, así como la conformación de empresas mexicanojaponesas o las prácticas de re-exportación. En ese contexto, los servicios de inteligencia estadounidense estarían monitoreando muy de cerca las actividades de las transacciones comerciales de México con Japón. El gobierno mexicano también reaccionó, a través de Primo Villa Michel, ministro de la Legación de México en Japón, que se mantuvo atento en el seguimiento de las noticias de la prensa japonesa. La instrucción de parte de la Cancillería se limitaba a evitar que México fuera objeto de “ninguna combinación tendenciosa en la que no participe sin conocimiento de causa”.36 La ausencia de un tratado binacional con Estados Unidos generaba para Japón un impacto más grande de lo que las declaraciones oficiales trataban de minimizar. De acuerdo con Nobutaro Wakashima, Japón tenía que enfrentar una automática discriminación donde el ejecutivo estadounidense tenía atribuciones para implementar directivas para ejercer un tratamiento excluyente a los bienes japoneses. Además, el legislativo tenía facultades en la promulgación de leyes especiales para ejercer las mismas medidas desiguales a la transportación marítima de productos provenientes de Japón a Estados Unidos y viceversa. Para inicios de 1940, Estados Unidos aplicaba una reducción de aranceles a 22 países en términos de reciprocidad, mismas que eran aplicables a Japón bajo el principio de la cláusula de la nación más favorecida, al abrogarse el acuerdo bilateral ya no se considerarían para los productos japoneses.37 De acuerdo con Ryohei Nakagawa, al interior de los círculos gubernamentales y de empresarios en Estados Unidos existían importantes divergencias sobre cómo abordar la cuestión de Japón. 36 “Copia de carta dirigida al ministro Primo Villa Michel con fecha 4 de abril de 1940”, Archivo Histórico Diplomático, III-1329-3, sin número de folio. 37 Nobutaro Wakashima “Probable Effects from Expiry of U.S.Japan Trade Treaty”, The Japan Times & Mail, 16 de enero de 1940, p. 7.
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Mientras el Departamento del Tesoro y algunos hombres de negocios, tanto importadores y exportadores de bienes a Japón, mostraban una actitud más favorable, Empresas como Ford, General Electric, Westinghouse y Dunlop tenían negocios cercanos con Shibaura Electric, jugueteros y pesqueros, entre las más importantes, favorecían y cabildeaban en el Congreso para que se implementaran acciones de contención económica a Japón.38 La tasa de dependencia de las importaciones en 1936 de recursos estratégicos de Japón de proveedores externos era del 99.09 por ciento en el petróleo, 97.05 por ciento en chatarra metálica, 100 por ciento en bauxita, 99.04 en algodón en crudo y 99.02 en lana.39 Sobre el impacto de las políticas de embargo económico en Japón, deben de visualizarse en dos momentos: En primer lugar, las acciones de represalia por las políticas japonesas en Manchuria desde inicio de la década de los treinta que se había convertido en un protectorado de facto. Como ya se mencionó, Washington había promovido el Acta sobre el Acuerdo de Reciprocidad Comercial 1934 donde se le daba autoridad al Presidente Franklin Delano Roosevelt para negociar la reducción de aranceles de manera bilateral con determinados países donde se excluirá a Japón y Alemania. En el caso del intercambio con Japón, el ya referido hecho de la competitividad de sus productos y las interrelaciones de sus empresas y las corporaciones estadounidenses no generaron impactos significativos inmediatos. En segundo, el inicio en el verano de 1937 de la llamada segunda guerra sino-japonesa, tuvo como respuesta no invocar el acta de neutralidad por parte de Estados Unidos sino más bien adoptar una acción de “cuarentena”40 a la parte agresora que se interpretaba como un mensaje para la contención de Japón en su avance en el Pacífico. En este sentido, se identifican las acciones de restricción en el marco del Acta de Control del Comercio Exterior y embargo económico de 38 Ryohei Nakagawa, “Japan-U.S Trade and Rethinking the Point of non Return toward Pearl Harbor” Ritsumeikan Annual Review of International Studies, 2010, vol. 9, pp.103 y 112. 39 Haruhiko Takeda, Modern Japanese Economic History, University of Tokyo, 2004, citado por Ryohei Nakagawa, op. cit., p. 109. 40 El presidente Roosevelt ofreció el 5 de octubre de 1937 en la ciudad de Chicago un discurso haciendo un llamado a iniciar una cuarentena internacional a las naciones agresoras usando la presión económica, no se hizo mención explícita a ningún país en particular pero se infería que se refería a Alemania, Japón e Italia.
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Estados Unidos que tuvieron como respuesta diferentes eventos desde la ya mencionada profundización de la guerra en China, el avance de Japón en la Indochina Francesa del 22 de septiembre de 1940 y la firma del pacto Tripartito entre Alemania, Italia y Japón el 27 de septiembre de 1940. En ese contexto, Estados Unidos asumió una política más decidida de contención al avance japonés. Entre las principales acciones llevadas a cabo por el Presidente Roosevelt fueron: 1) El 2 de julio de 1940, el ejecutivo estadounidense firmó el Acta de Control a las exportaciones de municiones, materiales y maquinaria necesarias para la defensa nacional, 2) El 31 de julio entró en vigor las referidas a aviones de motor y lubricantes, 3) El 1 de octubre de 1940 todas las exportaciones de chatarra metálica y acero serían exclusivamente a destinos guerra de Gran Bretaña y los países del “hemisferio Occidental”. 4) El 26 de julio de 1941 se decretó el congelamiento de los bienes de japoneses en el territorio estadounidense, así como el embargo de facto de las exportaciones de petróleo a Japón Las acciones anteriores carecerían de un efecto en el caso de que los aliados de Estados Unidos y en particular América Latina no se sumaran a las mismas. Washington entretejió una estrategia tanto de carácter bilateral y multilateral para garantizar la idea de profundizar el aislacionismo económico de Japón. Lo anterior va a generar que Tokio fortalezca el control del comercio exterior en el contexto de la mayor militarización de su economía. Un socio clave era, sin lugar a dudas, México. El interés de la Casa Blanca fue para inicios de 1941 en lograr un acuerdo con el nuevo gobierno de Manuel Ávila Camacho. De acuerdo con María Emilia Paz, a finales de marzo de 1941 el gobierno mexicano mandó un mensaje al Embajador de Estados Unidos en México, Josephus Daniels, sobre la voluntad de la administración de Ávila Camacho para la firma de un acuerdo para la restricción de sus exportaciones a fin de que fueran absorbidas a precio del mercado estadounidense. Asimismo, asumía el compromiso para evitar la re-exportación de las mercancías que adquiera en Estados Unidos a países que están sujetos al sistema de control de exportaciones. México impondría una veda para la exportación de antimonio, arsénico, bismuto,
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cadmio, cobalto, cobre, fluorita, grafito, henequén, plomo, manganeso, mercurio, mica, molibdeno, estaño, tungsteno, vanadio y zinc.41 El acuerdo fue formalizado por Walter Douglas, ex presidente del Southern Pacific en México y representante de la “Federal Loan Agency”, con Luciano Weichers, asesor del Banco de México, mismo que fue acompañado por un decreto presidencial del 10 de julio de 1941 y cinco días después se publicaba en el Diario Oficial de la Federación (véase Anexo 1), el instrumento tendría con una duración inicial de 18 meses. 42 Las acciones estaban alineadas con los compromisos emanados en la II Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores en la Habana de 1940. El Secretario de Relaciones Exteriores Ezequiel Padilla, bajo su figura como presidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior, justificaba el acuerdo con base a dos elementos: a) La guerra en Europa había generado para la industria mexicana un clima de incertidumbre por las hostilidades bélicas generando una disminución de insumos y mercancías provenientes de ese continente; b) El cambio de las políticas económicas e industriales de los Estados Unidos en su estado de rearme ha generado cambios importantes que influyen en las transacciones comerciales.43 Por lo anterior, el instrumento bilateral daría mayor certeza para tener “un mercado seguro” para las exportaciones, mismas que se pensaba tendrían un incremento de un 25 por ciento. En este sentido el comercio exterior mexicano se circunscribiría con los países del “Hemisferio Occidental” eliminando sus contactos comerciales con las potencias “totalitarias”.44 Los exportadores mexicanos harían sus
41 María Emilia Paz, Strategy, Security and Spies México and the US as allies in World War II, The Pennsylvania State University, 1997, p. 81. 42 El acuerdo fue enmendado el 12 de mayo de 1942 donde se permitió la venta de los recursos estratégicos al Imperio Británico y sus colonias, así como a la Unión Soviética y China. 43 “Entró en vigor un arreglo entre nuestro gobierno y el de los EE.UU”, El Nacional, 15 de julio de 1941, p. 1. 44 Esta limitación tiene dos aspectos: el primero, al reconocer la situación de hecho creada por los países agresores, de regímenes totalitarios opuestos a la libertad y justicia, cuyos procedimientos atentatorios han hecho prácticamente imposible todo comercio normal con Europa y Asia. Otra consideración es el deber que hemos contraído con nosotros mismos, con nuestras instituciones y nuestra historia, de alejar toda cooperación de nuestra parte, aún cuando llegase a brindan oportunistas ventajas materiales , a los atentados y crímines que se cometen por las
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transacciones con sus contrapartes estadounidenses y los excedentes de sus productos que se comercializarían por las redes privadas las adquiría la “Metals Reserve Company” y la “Defense Supplies Corporation”, subsidiarias de la “Federal Loan Agency”, entidad encargada de cooperar con la defensa en el continente americano.45 Estados Unidos sabía que no podía dejar de resolver algunos problemas pendientes con México para fortalecer las acciones para el fortalecimiento del embargo contra Japón. El 19 noviembre de 1941, se logró un acuerdo con la administración de Ávila Camacho, una “Solución Global” a los problemas pendientes tanto de la reforma agraria y la expropiación petrolera de 1938. México se comprometió a garantizar el pago de 40 millones de dólares para reclamos agrarios y de otro tipo interpuestos por ciudadanos y corporaciones estadounidenses, así como 9 millones de dólares como depósito para el pago para las empresas petroleras. Asimismo, acuerda la formación de un panel de expertos binacional para analizar otras reclamaciones. Por su parte, México recibiría 40 millones de dólares para estabilizar sus finanzas; además recibiría un préstamo del Eximbank para el mejoramiento de su sistema de transportes. 46 Los acuerdos económicos anteriores permitieron que México y Estados Unidos lograran la firma del postergado Tratado de Comercio Bilateral de diciembre de 1942 que entró en vigor en enero de 1943 Es interesante hacer la mención que las políticas de neutralidad establecidas por la administración de Lázaro Cárdenas, cada vez se veían más cercanas a favorecer las políticas de Washington en los últimos meses de su gestión. El Canciller Eduardo Hay apuntaba el hecho de que Estados Unidos se uniera a la guerra en Europa, México adoptaría la “neutralidad benevolente” donde cooperaría con Washington para contener el espionaje y sabotajes nazis, así como del hipotético establecimiento de bases para submarinos alemanes en México. 47 Empero, ya bajo el gobierno ávilacamachista, R. A. desencadenadas fuerzas brutales contra los pueblos débiles “Formula saludable de comercio exterior”, El Nacional, 16 de julio de 1941, p. 7. 45 Ibidem. 46 Monica Rankin, “Mexico:Industrialization trough Unity” en Thomas M. Leonard and John F. Braztel, Latin American during World War II, Roman & Little field Puiblisher Inc., 2007, p. 22. 47 “Mexico will stay neutral if America enters World War”, The Japan Times & Mail, 10 de mayo 1940, p. 6.
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Humphereys consideraba que “México, como un espectador de los eventos de 1939, se movió en 1940 y 1941 de la pasividad a la ‘neutralidad beligerante’ (que implicaba un) escalón no muy largo a la guerra”.48" La noción de la “neutralidad beligerante” adquiría en los primeros meses del nuevo gobierno un matiz adicional al sumar los compromisos panamericanos. Ezequiel Padilla apuntaba, ante la insistencia de la prensa, que México podría seguir manteniendo sus relaciones económicas normales donde no veía inconveniente, desde su punto de vista, la continuidad de las exportaciones mexicanas (incluyendo la de minerales y petróleo) a Japón mientras las condiciones de normalidad continúen y no se afecten los compromisos adquiridos por México en el marco de la conferencia interamericana de la Habana.49 Sin embargo, era un hecho que ambas administraciones ya estaban explorando las posibilidades de establecer acuerdos bilaterales para la compra por parte de Estados Unidos de materiales estratégicos para usos bélicos donde los primeros pasos se consolidaron, indudablemente, con el acuerdo Douglas-Wickers de julio de 1941. En términos generales, Japón mantuvo márgenes limitados para ampliar su presencia comercial en América Latina. En la última fase, se profundizaron las políticas de contención económica de Washington, si los resultados de las innumerables misiones pudieron arrojar algunos acuerdos con países latinoamericanos (Chile, Uruguay y Argentina en 1940) para abrogar las medidas discriminatorias contra sus productos. El nuevo perfil importador de Japón en la búsqueda de recursos estratégicos como petróleo, metales y diversos tipos de minerales ampliaba de manera considerable los volúmenes de compra frente a una disminución sustancial, por los efectos de las guerras, de sus exportaciones como las del sector textil que habían sido objeto de f ricciones comerciales con algunos países latinoamericanos. Otro aspecto era la presencia estructural de inversionistas estadounidenses en sectores claves de las economías latinoamericanas; en el sector del cobre en Chile controlaban el 95.5% y 48 R. A., Humphreys, Latin America and the Second War, vol. II (1942-2945), Atholone, London, 1982, p. 37. 49 “Mexican Heads sees amity with Japan”, The Japan Times & Mail, 12 enero de 1941, p. 1.
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en México el 60 por ciento y el 20 por ciento lo tenían los inversionistas británicos. 50 En ese sentido, los funcionarios y empresarios japoneses tenían que enfrentar restricciones en su deseo de expandir sus estrategias de negocios. En ese contexto, cuando las redes convencionales para mantener el flujo de comercio a través de los contratos directos con las comercializadoras japonesas (Sogo Sosha) se agotaban, como se observó en México, se buscaron formas alternas incluyendo la triangulación comercial hasta el contrabando con el apoyo de algunos miembros de la comunidad japonesa y redes de corrupción en la clase política y empresarios locales.
LA MISIÓN TÉCNICO-ECONÓMICA DE MÉXICO
DE
1940
Ante el escenario de mayor restricción de los flujos de comercio y aprovisionamiento de recursos naturales y estratégicos, el gobierno japonés en asociación con los empresarios realizó diversas “visitas de buena voluntad” a diversas partes del mundo. A inicios de 1940, Saburo Nango, presidente de la Federación de Asociaciones de Exportación e Importación, efectuó un viaje a América Central y del Sur, asimismo el presidente de la Nippon Cotton Company fue nombrado como emisario por el Ministro de Industria y Comercio haciendo un recorrido por Brasil, Argentina, Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Costa Rica y México, además de otros países de la zona para la promoción de comercio y de relaciones de amistad. De acuerdo con Tokio, los objetivos de esas misiones eran “con el fin de establecer un nuevo orden en Asia del Este, Japón debe esforzarse por obtener divisas a través del comercio a fin de que pueda capaz de fortalecer la defensa nacional y la capacidad productiva”.51 En efecto, el gobierno japonés envió y recibió a diversas misiones para la promoción del comercio exterior tanto a Europa, América Latina y África. Entre las más importantes fueron las de España, Rumanía, Canadá, Egipto, de América Latina fueron Ar-
50 Deborah A. Hubbard, “Japan and Latin American´s Resources”, Far Eastern Survey, vol. 9, núm. 10, May 8, 1940, p. 114. 51 “Trade Ambassador stars long tour”, The Japan Times & Mail, 19 enero de 1940, p. 7.
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gentina, Paraguay presidida por el senador Venancio B. Galeano para buscar un acuerdo de reciprocidad comercial, Perú, Uruguay y México. También se logró la firma de un memorándum de entendimiento con Colombia y se buscó negociar instrumentos comerciales similares con los restantes países sudamericanos y del Caribe; los gastos de viaje eran cubiertos por los anfitriones japoneses y los visitantes estarían acompañados por sus respectivas esposas en un promedio de cuatro meses de estancia52 donde se realizarían un conjunto de reuniones de trabajo para el fomento de los vínculos comerciales y de tipo social por parte de los miembros de las delegaciones. Hay diversas interpretaciones sobre la importancia de América Latina dentro de la diplomacia económica de Japón. Carleton Beals apunta que después de 1931 se inicia un proceso de mayor acercamiento de Japón con América Latina para tratar de establecer acuerdos con base al sistema de trueque. En 1933 Japón y Colombia establecieron relaciones diplomáticas y un convenio comercial con vigencia de tres años. Japón compró a Nicaragua a través del sistema de trueque textiles y manufacturas por algodón y lana, adquirió volúmenes importantes de café a El Salvador, Guatemala fue objeto de constantes visitas de misiones japonesas y para 1937, Japón representaba el 13 por ciento de República Dominicana.53 Beals consideraba En 1933 todos los productos, las ganancias de las ventas japonesas hacia América Latina fueron del 300 por ciento más que las de 1931. En 1934 llegaron cercanas al 400 por ciento. Las exportaciones continuaron expandiéndose, excepto por pequeños retrocesos, hasta 1937. La economía de guerra japonesa desde entonces ha causado considerable recesión en su comercio con muchos países”.54
La misión comercial que precedió a la de México fue la de Argentina que arribó a Japón a mediados de febrero de 1940; la invitación fue recibida a través de Iwataro Uchiyama, ministro de Japón en Buenos Aires y entregada personalmente al presidente argentino Roberto Ortíz, donde la Federación Económica de Japón 52 James E. Bassett, “Japan Pushed drive to woo Latin Trade: Quite and Expensive ´Blitzkrieg” Waged in South America, Los Angeles Times, May, 3, 1940, p. 1. 53 Carleton Beals, op. cit., pp. 30-32. 54 Ibidem., p. 32.
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sería la responsable de la comitiva sudamericana. La delegación fue encabezada por Federico Quintana, ex embajador argentino en Chile y Carlos Torriani director de la oficina de asuntos comerciales y 11 miembros más. En el marco de la visita de esa misión comercial en Tokio, se anunció a mediados de marzo de 1940 en Buenos Aires, la firma del convenio de comercio bajo el sistema de trueque entre los dos países. Iwataro Uchiyama y el ministro de Asuntos Exteriores de Argentina, José María Cantilo fueron los responsables de suscribir el acuerdo. El convenio tuvo un valor de 30 millones de yenes al involucran a 22 productos donde Japón cubriría el pago de flete y seguro, además recibiría la cláusula de la nación favorecida en productos químicos industriales, así como de otros bienes.55 De igual forma la misión técnica de México había sido invitada por la Federación Económica de Japón y la Asociación de Exportación e Importación de Sudamérica, con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores. La legación de Japón en México extendió a finales del mes de octubre de 1939 la invitación –hasta para 15 personas con todos gastos pagados– para viajar a ese país asiático a fin de tener reuniones para el fomento del comercio exterior bilateral. Se decidió que Secretaria de Relaciones Exteriores fuera el enlace pero al retrasarse la respuesta de esa dependencia, se aplazó el viaje del 28 de diciembre que estaba originalmente programado para marzo de 1940. El gobierno mexicano consideró no oportuno que fuera una representación con una encomienda diplomática oficial, sino que tuviera un carácter informal para explorar oportunidades de comercio donde un elemento importante sería la incorporación de algunos funcionarios públicos con la participación de empresarios, mismos que formaron la “Comisión Técnico-Económica para el Fomento del Intercambio Comercial entre México y el Japón” La comitiva se integró por Ernesto Hidalgo Ramírez (y su esposa) oficial mayor de la Cancillería que llevó la representación de la recién Creada Comisión Nacional de Comercio Exterior de la Secretaría de Relaciones Exteriores; Gilberto Fabila, representante Banco Nacional de Comercio Exterior; José Santos Alonso, presidente de American
55 “Trade Accord with Argentina, signed by Japan”, The Japan Times & Mail, 18 de marzo de 1940, p. 6.
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Export Company; Alonso Díaz Garza, representante del Banco de México (la Señora y Señorita Garza); Luis A. Meza, representante de la Distribuidora Nacional de Petróleo (Señora Meza): Fernando Leal Novelo, de la Asociación Nacional de Productores de Sal (Señora Leal); Pedro Arena (la Señora Arenas) de Crédito Minero y Mercantil; Ramón Fernández y Fernández del Banco Nacional de Crédito Agrícola; Luis G. Valdes, jefe del departamento económico del Cámara Nacional de Industria y Comercio de la Ciudad de México; Rodrigo Montes de Oca, Asociación Nacional de Publicistas (y La Señora Montes de Oca); Alberto Gasque, representante del Banco Nacional de México; G. Esquivel (asesor técnico); M. B. Raferson secretario del Sr, Alonzo La delegación salió de la ciudad de México el 17 de marzo y ocho días después se embarcó en Los Ángeles y estaba previsto que arribara originalmente el 10 de abril para terminar el viaje el 18 de mayo. Sin embargo por un retraso del buque Tatuta Maru se tuvo que ajustar la agenda para iniciar el 11 de abril. Las primeras declaraciones de Ernesto Hidalgo (designado como el único en capacidad de realizar declaraciones públicas) después de su llegada a Yokohama fue remarcar el hecho de la necesidad de incrementar los flujos comerciales. En entrevista con los periodistas apuntó: Durante muchos años dijo Mr. Hidalgo, las relaciones diplomáticas entre los dos países han sido excelentes. Durante muchos años, hemos estado llevando a cabo negocios, esperamos que al venir a Japón, tendremos la oportunidad de ver qué productos mexicanos son los más adecuados para el mercado de aquí y al mismo tiempo descubrir lo que produce Japón que necesitamos. “…” En la actualidad, la balanza comercial está a favor de Japón. Esperamos que este comercio unilateral pueda remediarse. Esperamos que seamos capaces de inducir a los japoneses a comprar más de nuestro hierro, petróleo, algodón y otras materias primas. A su vez, vamos a seguir comprando productos terminados desde Japón.56
Para atender los aspectos técnicos se formó una subcomisión integrada por Gilberto Fabila, Alfonso Díaz Garza y Luis G. Valdéz, 56 “Mexican Trade Group arrives for Talks”, The Japan Times & Mail, 12 de abril de 1940, p. 7. 57 “Viaje de la Comisión Técnico Económica para el Fomento del Intercambio Comercial entre México y el Japón”, Archivo Histórico-Diplomático, Secretaría de Relaciones Exteriores, 11 de junio de 1940, 28-1-110, p. 4.
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que después fue substituido por Pedro Arenas.57 La delegación hizo una visita de cortesía al emperador, además los responsables de los Ministerios de Economía e Industria, Agricultura, Finanzas; así mismo reuniones con la Federación Económica de Japón, la Asociación de Exportadores para Centro y Sudamérica que eran los anfitriones, así como a diferentes dependencias de gobierno local de Tokio, Nagoya, Kyoto, Kobe y Osaka. Diversas reuniones de tipo técnico con empresarios japoneses se realizaron explorando desde la viabilidad de la expansión del comercio hasta procedimientos aduaneros donde se solicitó la flexibilización de las leyes de cuarentena de México en sus puertos. No obstante, las posibilidades para el incremento de los volúmenes de comercio como esperaba Tokio se venían lejanos frente al incremento de fricciones en la política internacional en la región. Hidalgo señalaba lo siguiente: En cuanto al resultado propiamente material de nuestra visita, es decir, por lo que hace al aumento del comercio entre Japón y México, no puede palparse ni mucho menos cuantificarse; además por circunstancias propias de la anormalidad de la época, tampoco es lógico esperar consecuencias inmediatas. No debe olvidarse que el Japón mantiene desde hace tres años intensa guerra con China; tampoco debemos desentendernos de la previsión con que aquel país debe obrar con respecto a las posibles implicaciones que le pueda acarrear la actual guerra en Europa. Por tales circunstancias fundamentales, si es verdad que la mayor parte de sus industrias, como pudimos constatarlo, trabajan en toda su capacidad, lo hacen principalmente para abastecer al propio país de los elementos que necesita ahora y puede necesitar mañana, y muchos de los cuales podrían ser magníficos artículos de exportación para México.58
Hidalgo reiteraba que si bien la delegación mexicana tuvo poco que ofrecer a Japón, el declinar su invitación hubiera sido un gesto de descortesía a los tradicionales vínculos de amistad que ambos países habían cultivado, lo plantea así: …muchos de los propios elementos japoneses con quienes tratamos estuvieron de acuerdo en esta apreciación, que no es el momento oportuno para lograr un sensible mejoramiento del intercambio
58
Ibidem., p. 6.
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comercial entre México y el Japón… si México hubiera sido excluido de tal plan, posiblemente tal exclusión hubiera sido tomada como un desaire tanto más inmotivado cuanto mejores han sido y son las relaciones diplomáticas México-japonesas; y si nuestro país no la hubiera aceptado, también sin duda hubiera podido tomarse como desaire para la nación invitante.59
El oficial mayor de la Cancillería refrendaba en el informe elaborado al Canciller Eduardo Hay –brevemente responsable de la Legación de México en Tokio de 1924 a 1925– que la comisión: …no contrajo compromisos concretos de ningún género y que en ningún momento, ni oficial ni extraoficialmente, ni en forma pública o privada, se salió un ápice del programa que desde un principio se formó, de no tocar asuntos que pudieran afectar a nuestra política internacional, a pesar de las no pocas ocasiones en que resultó invitada implícitamente a hacerlo, al explicar los funcionarios japoneses los fundamentos de la política del Japón en el Asia y especialmente los objetivos de su guerra con China.60
A su retorno a la ciudad de México, Ernesto Hidalgo declaraba a los medios impresos el hecho que en el entorno de “anormalidad del momento”, que afectaba las relaciones comerciales entre los dos países, esperaba un mejoramiento en el que en el futuro. Por lo que a mí respecta, no me resta sino manifestar mi agradecimiento personal a todos los compañeros por la espléndida cooperación que todos prestaron para hacer que nuestro viaje resultara un verdadero éxito desde el punto de vista del estrechamiento de relaciones amistosas y una promesa muy fundada de que, en cuento dejen de prevalecer las circunstancias anormales del momento, el intercambio comercial de México y el Japón tengan una sensible mejoría... Se elaboró un programa muy nutrido que además de proporcionarnos la oportunidad de conocer las ciudades más importantes del Japón, nos facilitó el modo de conocer algunas de las principales industrias, especialmente la pesada, en la que el Japón alcanzara un formidable adelanto. Aún aquellas industrias de carácter típicamente militar nos fueron mostradas, dándose con ello una gran prueba de confianza a México, pues no debe olvidarse que el Japón se halla en estado de guerra con China.61 59
Ibidem., p. 7 Ibidem., p. 8. 61 “ Posibilidades de un intercambio comercial con los nipones”, Novedades, 11 de junio de 1940, p. 1. 60
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Merece la pena hacer mención que en el seguimiento de las actividades de la Comisión, en un comunicado para la prensa El Ministerio de Asuntos Exteriores apuntaba lo siguiente: Según se tiene entendido está pendiente un acuerdo a base de trueque entre México y el Japón, mediante el cual se enviarán a México artículos de artisela por valor de veinte millones de yenes, productos de algodón por valor de dos millones y millón de otros varios a cambio de productos mexicanos entre los que figura prominentemente el petróleo.62
De manera inmediata hubo reacciones en México, la Asociación Nacional de Empresarios de la Industria Textil de Algodón mostró su oposición ante el supuesto arreglo de productos japoneses a través del sistema de trueque. En sus declaraciones a la prensa apuntaban La producción japonesa de hilados y tejidos de algodón, ha sido hasta la fecha, por falta de protección arancelaria adecuada, una de las más fuertes competidoras de los hilados y tejidos mexicanos, especialmente porque aparte de que las fabricas japonesas tienen equipos más modernos que las mexicanas, gozan de una ventaja irresistible y que consiste en lo reducido del costo de su mano de obra.63
Es posible que el anuncio público de ese “acuerdo pendiente” tuvo un doble mensaje: Por un lado, hacer del conocimiento de lo que México estaba perdiéndose, y por el otro, dar un mensaje a Washington sobre la posibilidad de que el gobierno mexicano estuviera negociando algo más. Desde antes y después del arribo de la comisión los servicios de inteligencia estadounidense estuvieron dando seguimiento a la misma. María Emilia Paz refiere que reportes de inteligencia señalaban el hecho que los japoneses buscaron la cooperación de Luis A. Meza en el tema del petróleo mexicano, a cambio del pago de los gastos del viaje de su esposa.64 El mismo día de la salida, el 18 de mayo de 1940, de la misión comercial encabezada por Ernesto Hidalgo, llegó otra más 62 “Van por muy buen camino las pláticas comerciales entre México y el Japón”, El Nacional, 3 de mayo de 1940, p. 7. 63 “ Una Gran Amenaza para la Industria Nacional”, El Universal, 4 de mayo de 1940, p. 1. 64 María Emilia Paz, op. cit., p. 43.
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proveniente de México de igual forma con los auspicios del gobierno y los empresarios japoneses, ahora arribaría en el Asama Maru Leopoldo H. Palazuelos, 65 presidente de la Confederación de Cámaras Naciones de Comercio e Industria de México, Francisco de Morales y Andrés Chapa66 invitados por la Federación de Exportadores de Japón. Después de una escala en Los Ángeles donde la comitiva fue recibida por la Cámara de Comercio de esa ciudad presidida por el empresario J. L. van Norman. En la recepción ofrecida asistieron diferentes empresarios californianos y el cónsul japonés Kuan Yoshida.67 Palazuelos a su llegada en Yokohama señaló, en sus primeras declaraciones a la prensa, que a diferencia de la anterior misión técnico-económica que combinaba una agenda política y económica, su misión estaba orientada a los negocios para tener contactos directos con sus contrapartes y visitar diversas industrias que se caracterizan por su modernidad en Tokio, Yokohama, Kobe y Osaka, y agregaba que: Esperamos que a través de nuestros esfuerzos, hemos ser capaces de llevar acabo mejores relaciones comerciales entre nuestras dos naciones. México es rico en materias primas mientras Japón es una nación altamente industrializada especializándose en bienes finales. Así que esperamos que en el futuro pudiéramos satisfacer las necesidades de cada uno.68
Después de la estancia en Japón de 43 días, Palazuelos apuntaba que su visita había sido exitosa, que habían logrado tener “una mejor inteligencia” en el terreno comercial entre empresarios mexicanos y japoneses, pero reconocía que “aún cuando la situación actual no es la más propicia para fomentar cierto intercambio de productos se ha establecido, cuando menos, un contacto personal que puede rendir grades beneficios en un futuro próximo”69 65 “Partió rumbo al Japón el presidente de la Confederación de Cámaras de Comercio”, Novedades, 1 de mayo de 1940, p. 8. 66 “Second from México”, The Japan Times & Mail, 20 de mayo de 1940, p. 9. 67 “Mexican Trade Envoys Pledged Frienship by Business men”, Los Angeles Times, May 1st, 1940, p. A10. 68 “2nd Mexican Mission here on Business” The Japan Times & Mail, 20 de mayo de 1940, p. 6. 69 Buen Mercado para los productos de nuestro país en el Japón”, Novedades, 28 de julio de 1940, pp. 1 y 4.
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En efecto, las dos misiones coincidían en que había un gran potencial para fortalecer el ambiente de negocios entre las dos naciones pero las crecientes fricciones políticas con Estados Unidos cancelaban esa posibilidad en el corto plazo. Se puede preguntar la razón de la invitación de dos misiones de México casi de manera simultánea, una de las respuestas pudiera encontrarse en el retraso de la misión de Hidalgo que estaba programada inicialmente en diciembre de 1939 lo que originó un empalme; la otra es que Japón trataba de encontrar otra vía, ahora con un acercamiento directo con empresarios mexicanos para ampliar la posibilidad de adquirir productos que requería su expansiva economía de guerra.
EL
COMERCIO BILATERAL EN LOS
40S
La comisión técnico-económica para el fomento del intercambio comercial entre México y el Japón se limitó, como ya se apuntó, a realizar una valoración sobre las potencialidades de ampliar los flujos comerciales donde los mismos integrantes consideraban poco probables ante el incremento de las tensiones políticas entre Estados Unidos y Japón. De hecho, la perspectiva de algunos funcionarios, principalmente del ministro Primo Villa Michel, no era la más positiva de los posibles resultados y beneficios para México. El diplomático apuntaba que el Tratado de Comercio y Navegación con Japón de 1924 había tenido una utilidad limitada para México, expresándolo de la siguiente forma: Respecto a México, el tratado de comercio se ha vuelto inoperante, o mejor dicho, unilateral en beneficio del Japón. La posibilidad de libre comercio entre ambos países desapareció desde 1933 con el control de divisas. Después vinieron las demás medidas de control económico, y actualmente se nos compra lo que el Gobierno Japonés quiere, siguiendo el criterio político según el momento y prefiriendo contentar a los países que reclaman.70
Asimismo, criticaba Villa Michel que los actores que intervenían en las prácticas del comercio bilateral eran los mismos círculos de 70 “Memorandum enviado por Primo Villa Michel con fecha febrero de 1940”, Archivo Histórico-Diplomático, III-1329-3, p. 3, sin número de folio.
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japoneses afectando no sólo a las empresas y consumidores mexicanas. Lo refería en los siguientes términos: Los fabricantes japoneses venden a los exportadores japoneses y éstos a los agentes japoneses que, finalmente, venden a comerciantes establecidos en México, pero principalmente a japoneses (algunas veces disimulados con el disfraz de la naturalización, otras violando las leyes de migración). El consumidor mexicano tiene que pagar, además de las desproporcionadas utilidades que se acostumbran71 reclamar allá, las ganancias y comisiones de intermediarios tan numerosos, fletes (japoneses también) etc.
Villa Michel insistía que esa cadena de producción y distribución de los productos generaba que se perdiera el mérito de los productos japoneses –por ser más baratos– para ser adquirido por los consumidores de más bajos ingresos. Asimismo, condenaba el hecho de que los productores nacionales vendían sus bienes a un precio muy bajo en beneficio de los compradores japoneses. En ese contexto, el funcionario mexicano recomendaba lo siguiente: “a) evitar concesiones que puedan vincular intereses japoneses en forma permanente en México; b) no prestarnos para servir de base de operaciones para la expansión de su comercio en América; c) procurar que nuestros nacionales controlen el comercio de artículos japoneses en México; d) tratar de orientar las importaciones para preferir artículo que contribuyan a elevar el estándar de vida de familias obreras; e) precisar qué es lo que podemos vender al Japón y organizar su venta; f) bajo estas bases impulsar el intercambio de ambos países g) al mismo tiempo estudiar un proyecto de modificación al tratado actual para proponerlas en su oportunidad”.72 Lo anterior también lo planteaba Carleton Beals, las exportaciones japonesas en América Latina eran operadas por una agencia centralizada La Asociación de Exportadores a América Central y del Sur dirigido por Ruyuzo Asama que tenían asistencia técnica, 71 72
Ibidem., p. 4. Ibidem., pp. 4-5.
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financiera y diplomática por el gobierno. Costos de distribución bajos, la propaganda para las ventas era unificada, se usaban pocos agentes de cuentas y se utilizaban la red de tiendas japonesas que ofertaban precios al mayoreo. Bajos costos de operación administrativa “Los japoneses venden a bajo precio, con un mínimo de costos de promoción y de la extravagancia ostentosa” como los americanos73 Era un hecho la fortaleza del aparato productivo japonés como proveedor de productos manufacturados y como demandante de insumos; entre 1940 Japón absorbía más del 85 en promedio de parte de las compras y ventas que realizaba en la región de Asia, lo anterior se explicaba tanto por los requerimientos de expansión de sus mercados internacionales como de la adquisición de insumos y bienes de su economía. En 1941, el 98 por ciento de las exportaciones mexicanas las concentraba Japón como resultado de su alta demanda de productos estratégicos y de las políticas de expansión del inicial “Bloque del Yen” y la posterior idea de la construcción de la Gran Esfera de Co-prosperidad Económica del Este de Asia. De acuerdo con Stephen Naft, los volúmenes de comercio bilateral tuvieron un incremento importante y marca el hecho de que: Entre 1931 y 1938 Japón comerció con México en rayón, focos eléctricos, juguetes y maquinaria pequeña, habiéndose ectuplicado (octuplicado) dicho comercio en el periodo comprendido entre los años antes citados. Entre 1939 y 1940 las exportaciones mexicanas al Japón, consistentes en el petróleo, cinc, plomo y mercurio alcanzaron cifras verdaderamente importantes” (sic)…” Japón importaba de México únicamente aquello que se necesitaba para la industrialización y rearme japonés, espacialmente para la guerra en China y para la industrialización de la Manchuria. Las exportaciones de minerales hechas por México (mercurio, antimonio, plomo), excluyendo petróleo, aumentaron en valor, de $5,590,976 pesos en 1938 a 9,393,887 pesos en 1939.74
Es interesante observar que las importaciones de Japón se mantuvieron en una tendencia de incremento sostenido desde 1939 hasta 1941. Como resultado del rompimiento de las relaciones diplomáticas del 8 de diciembre de 1941 y de la declaración del Estado de Guerra a las potencias del Eje el 22 de mayo de 1942, las 73
Carleton Beals, op. cit., pp. 25-26. Stephen Naft, La amenaza del Japón a las Américas, Imprenta Hispania, 1943, p. 25. 74
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importaciones tuvieron una caída vertical para sólo quedar un comercio remanente durante lo que restaba de ese año (Véase Gráfica 1). Aquí se reflejaban en las estadísticas la orientación de México cercana de las políticas estadounidenses de restricción de importaciones, un control más puntual de supervisión para evitar la re-exportación o envíos clandestinos de bienes restringidos a Japón. Gráfica 1 Valor total de las importaciones, 1934-1942 $30,000,000
u
$25,000,000 $20,000,000
u
$15,000,000
u
$10,000,000 $5,000,000 $–
u
u
u
u u
1934
u
u
1935 1936
1937
1938 1939 1940 1941 1942
Valor total de las importaciones
Es preciso hacer mención que las compras de México a Japón eran productos e insumos textiles, para la industria farmacéutica y productos siderúrgicos (Véase tabla 1), reflejo del fortalecimiento de sus capacidades industriales y su posicionamiento como un importante proveedor a nivel mundial. En 1942 se mantenían los flujos comerciales después del rompimiento de las relaciones diplomática el 8 de diciembre de 1941. En relación con el sector exportador mexicano se observa de manera más clara la disminución progresiva desde 1940 (Véase Gráfica 2), misma que había tenido un aumento sustancial desde 1938, como resultado de la adhesión de México de las políticas de embargo de los Estados Unidos y como resultado de la entrada en vigor del acuerdo Douglas-Weichers del 15 de julio de 1941. En suma, los últimos dos años previos al inicio de la Guerra de Pacífico se profundizó el cambio de la estructura de los flujos comerciales entre México y Japón. En concreto, las importaciones japonesas crecieron de manera sostenida buscando la proveeduría
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Tabla 1 Cinco principales productos exportados hacia Japón determinados por proporción en el valor total, 1940-1942 1940 1 Plomo afinado (37.76%) Zincafinado (27.78%)
1941 Fibras artificiales de origen vegetal, hiladas, no especificadas, aun cuando tenga torsión, siempre que éstas no excedan de 400 vueltas por metro lineal en madejas o conos (38.69%).
2
Colores derivados del alquitrán de hulla, en polvo o cristales, no especificados (8.01%).
3
4
5
1942 Mezclas y preparaciones de origen órgano-metálico empleadas en la fabricación de productos farmacéuticos (35.21%).
Mezclas y preparaciones de origen orgánico, empleadas en la fabricación de productos farmacéuticos (9.09%). Colores derivados del alquitrán de hulla, en polvo o en cristales, no especificados (8.80%) Seda cruda en rama (4.94%) Gránulos, grageas, pastillas, Gránulos, grageas, pastillas, perlas y píldoras medicinales perlas y píldoras (4.73%). (8.26%). Drogas y especialidades farmacéuticas en cualquier forma, preparadas a base de quinina y sus sales, o de atebrina, plasmoquina o totaquina, sin adición de substancias extrañas, que no sean disolventes o excipientes empleados en su fabricación (2.62%).
Drogas y especialidades farmacéuticas en cualquier forma, preparadas a base de quinina y sus sales, o de atebrina, plasmoquina o totaquina, sin adición de substancias extrañas, que no sean disolventes o excipientes empleados en su fabricación (6.36%).
Fuente: Elaboración propia con datos de los Anuarios estadísticos del comercio exterior de los Estados Unidos Mexicanos, 1940, 1941 y 1942.
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de recursos estratégicos petróleo y minerales necesarios para la industria armamentista que había expandido sus operaciones desde la “segunda” guerra con China en 1937. En ese contexto, las políticas de alianza de México con Estados Unidos se fortificaron con los convenios de tipos bilaterales y reforzados con los compromisos panamericanos. Ante la mayor restricción para el envío desde México de recursos estratégicos, Japón buscó diversas vías como las presiones diplomáticas y hasta el uso de la alta corrupción entre los políticos locales con influencia suficiente para lograr la salida del país de esos productos. Gráfica 2 Valor total de las exportaciones, 1934-1942 $30,000,000
u
$25,000,000 $20,000,000
u
$15,000,000 $10,000,000
u u
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$5,000,000
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$– 1934
u
1935 1936
1937
u
u
1938 1939 1940 1941 1942
Valor total de las exportaciones
RECURSOS
ESTRATÉGICOS
México vendió petróleo a Japón hasta 1940, antes del rompimiento de los nexos político-diplomáticos la composición de las exportaciones mexicanas se concentraron en minerales y productos químicos. En efecto, como otros países de América Latina. México tenía algunos materiales estratégicos (tungsteno, magnesio, mercurio, molibdeno y plomo) de sumo interés para Japón. De acuerdo de Betty Kirk, periodista estadounidense, señalaba que los japoneses habían sacado ventaja para obtener recursos mineros que estaban subexplotados por ausencia de capital donde proliferaban pequeñas empresas que vendían sus productos en Iguala, San Luis Potosí y la ciudad de México donde los compradores
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japoneses, o sus intermediarios, podían ofrecer un precio más alto.75 Entre abril de 1940 a julio de 1941, las compras de Japón a México se incrementaron sustancialmente (Véase Tabla 2), se estimaba que Japón obtuvo por el mercurio –usado para el mecanismo de detonación de bombas u otros artefactos explosivos– solamente el equivalente de dos años de aprovisionamiento para la guerra.76 Tabla 2 Cinco principales productos exportados hacia Japón determinados por proporción en el valor total, 1940-1942 1940 Plomo afinado (37.76%) Zincafinado (27.78%) Mecurio (15.35%) Petróleo crudo, cuya densidad sea hasta de 0.96 (12.32%) 5 Algodón en rama, sin pepita (1.68%) 1 2 3 4
1941 Mecurio (56.4%) Plomo afinado (34.38%) Brea o colofonia (2.62%) Zincafinado (2.34%)
Fluoruro de calcio en minerales naturales o en concentrados, aun cuando estén molidos (0.93%)
1942 – – – –
–
Fuente: Elaboración propia con datos de los Anuarios estadísticos del comercio exterior de los Estados Unidos Mexicanos, 1940, 1941 y 1942.
De acuerdo con Pedro Arenas, funcionario del banco de Minero y Mercantil, que fue miembro del comité económico- técnico presidida por Ernesto Hidalgo, afirmó que tuvo varias aproximaciones de varios representantes de Sogo Sosha para explorar la posibilidad de adquirir diversos tipos de minerales provenientes de México y en particular de Mitsui.77 Esa Agencia comercial le presentó una oferta específica para adquirir dos mil toneladas mensuales de concentrado de zinc
75 Betty Kirk, Covering The Mexican Front. The Battle of Europe versus America, Norman, University of Oklahoma Press, 1942, p. 292. 76 Ibidem., 77 “Informe de labores elaborado por Pedro Arenas del Banco Minero y Mercantil fechado el 11 de julio de 1940”, Archivo Histórico Diplomático, Secretaría de Relaciones Exteriores, 28-1-110, Primera parte, p. 2, sin número de folio.
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al 50 por ciento y plomo al 70 por ciento durante un año y 150 frascos mensuales de mercurio, que al parecer era el límite de la capacidad de aprovisionamiento de parte de esa institución mexicana y que se deseaba su integración en la oferta de negocios.78 Arenas lo afirma de la siguiente manera: En realidad, a pesar de que el Japón necesita mercurio… la casa Mitsui no se interesaba al principio más que por el zinc y el plomo (que yo sabía no podía conseguir en E.U.) y entonces hice que se incluyeran los 150 frascos mensuales de mercurio, diciéndoles que éste era un producto propio de Crédito Minero y en cambio los tres sería necesario comprarlos, en partes, a Compañías mineras extranjeras en México, y era indispensable que el Crédito Minero tuviera algún aliciente más directo en la operación.79
Okura Trading Co. y la Yamato Sangyo Kaisha también mostraron interés en hacer una propuestas de negocios en el sector minero. Arenas calculaba que Japón consumía anualmente 15 mil frascos de mercurio. Si bien ya se ha afirmado que las oportunidades para el incremento de los flujos comerciales derivadas de la delegación comercial mexicana tuvo impactos limitados, una excepción fue la realización de la compra del mercurio mexicano a un precio de 190 dólares por frasco (frente a 151 dólares en Estados Unidos). La venta se logró concertar entre Mitsui y Okura con Banco de Crédito Minero y Mercantil de los primeros 203 frascos (de los 653 comprometidos por medio de contratado con Mitsui y Okura) en octubre de 1940 a Japón en el buque Nako Maru que zarparía del puerto de Manzanillo. Sin embargo, la mercancía fue embargada temporalmente en la aduana por orden del Ministerio Público de la localidad por una supuesta irregularidad en el procedimiento de su exportación. La empresa se entrevistó con funcionarios de la Procuraduría General de la República donde presentaron evidencias de era un negocio legítimo y que no transgredía ninguna norma o disposición jurídica. La compañía refiere que el producto de los principales centros productores del país en Aguascalientes, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Chihuahua, Durango, Zacatecas
78 79
Ibidem., p. 3. Ibidem., pp. 3-4.
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fundamentalmente, posteriormente se dio autorización para salida de la mercancía de México.80 La prensa estuvo muy al tanto del asunto donde se elaboraron argumentaciones sobre si México había recibido una nota de protesta por parte de Japón, sobre el inicio de conversaciones entre Washington y México sobre la posibilidad de que se sumara a las políticas de embargo de materiales bélicos y combustibles destinados al mercado japonés. La cancillería mexicana instruyó a todas sus representaciones diplomáticas esclarecer las noticias sobre la existencia de una supuesta protesta por parte de Japón, misma que no había sido recibida oficialmente. La dependencia les insistía que pudieran aclarar que las mercancías sólo fueron detenidas temporalmente. En una inserción en los periódicos lo apuntaba en los siguientes términos: El asunto carece de importancia, pues no hubo presión diplomática de ninguna naturaleza. México toma sus determinaciones basándose en los principios del derecho internacional y de la moral, y, si en algún momento se llegare a decretar un embargo de mercancías, esto se hará de acuerdo con la ley mexicana y con un espíritu de cooperación continental.81
Mitsubishi Shoji también hizo transacciones para la compra de mercurio mexicano. De acuerdo con el embajador Josephus Daniels adquirió en julio de 1940 la cantidad de 500 frascos de mercurio y en septiembre del mismo año a través de un bróker estadounidense había conseguido 1000 frascos.82 La prensa estadounidense advertía lo complejo para lograr la efectividad para que Estados Unidos pudiera controlar la compra de los recursos minerales estratégicos de México. Aquellos que son producidos por un conjunto limitado de empresas sería más sencillo que el caso del mercurio que en una gran proporción los productores son población local en un sistema rústico de producción, la capacidad
80 " Documento del Banco de Crédito Minero y Mercantil al C. procurador general de la República fechada el 21 de octubre de 1940", Archivo Histórico Diplomático, Secretaría de Relaciones Exteriores, III-2415-4, pp.1-2, sin número de folio. 81 “Mexico viker icke för utländsk press”, Social-Demokraten, 1 de noviembre de 1940 en Archivo Histórico Diplomático, Secretaría de Relaciones Exteriores, III2415-4, sin número de folio. 82 Maria Emilia Paz, op. cit., p. 79.
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de producción en México se incrementó de 170 toneladas en 1937 a 250 en 1939, lo cual impactó en los precios de los frascos de 79 onzas de 75 dólares por pieza a 200 dólares.83 Conforme al acuerdo bilateral de julio de 1941, el mercurio mexicano sería vendido exclusivamente por las subsidiarias en México de la Federal Loan Agency. Frente al hecho de que a pesar de los ofrecimientos de pago adelantado y a un precio mayor, Japón tuvo que reconocer que los mecanismos del comercio exterior estaban cerrados y que si deseaba obtener recursos estratégicos tendría que ser por otras vías incluyendo las del contrabando. Lo anterior abrió el portal para el surgimiento de redes clandestinas para la adquisición y envió de esos recursos a Japón. El papel de las Zaibatsu, de la importante Compañía Internacional de Comercio del Dr. Kiso Tsuru (personaje enigmático y aliado a los intereses japoneses en México)84 y de la extensa red de prestanombres buscaban ante los ojos vigilantes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, mantener, –ya de manera muy limitada–, los flujos comerciales bilaterales. Es un hecho que la alta corrupción de la clase política mexicana hacía que la operatividad del acuerdo fuera muy porosa. María Emilia Paz apunta el hecho de que a través de Maximino Ávila Camacho, la legación japonesa le había prometido una comisión de 100 mil pesos si lograba hacer una transacción de intercambio de 50 mil cajas de rayon por 20 mil frascos de mercurio, la autora, apunta que el Secretario de Finanzas, Eduardo Suarez, fue notificado de la propuesta por el hermano del presidente mexicano y el Secretario de Economía, Xavier Gaxiola. Se logró el acuerdo, donde se elaboraría un contrato con fecha de junio –antes de la entrada en vigor del acuerdo Douglas-Weickers– de 20 mil cajas de rayon por 8 mil frascos de mercurio. Sin embargo, el acuerdo fue nulificado por la Cancillería al considerar que las facultades del acuerdo bilateral afectaban de manera retroactiva a los contratos comerciales establecidos de los bienes que ahora estaban restringidos para su exportación fuera del Hemisferio Occidental.85 83 “U.S Cornering on Metals in Mexico is seen”, The Japan Times & Mail, 15 de enero de 194, p. 6. 84 Véase Sergio Hernández Galindo, La guerra contra los japoneses en México durante la Segunda Guerra Mundial, Kiso Tsuru y Masao Imuro, migrantes vigilados, Itaca, 2011. 85 María Emilia Paz Salinas, op. cit., p. 84.
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En octubre de 1941, se anunció el descubrimiento en el puerto de Manzanillo86 de un intento de embarque de mercurio87 al interior de 347 tambos para el almacenaje de aceite de 1134 frascos conteniendo mercurio que buscaban ser embarcados en el Azuma Maru. El origen del producto era de una mina que pertenecía al Coronel Bolivar Sierra, que según los reportes de inteligencia estadounidenses, estaba asociado con el general Ramón Iturbide, agregado militar en la Legación mexicana en Japón.88 En el marco de la congelación de los bienes financieros de Japón en los Estados Unidos, María Emilia Paz, apunta que afectó la capacidad de pago de sus compras internacionales. Tokio realizó una oferta eliminar el embargo de rayón a México a cambio de petróleo, 10 mil cajas de rayón a cambio de 30 mil toneladas de petróleo por 6 meses. Sin embargo, la oferta no fue considerada por el gobierno mexicano.89 Los últimos meses antes del ataque japonés a la base naval de Pearl Harbor se comprobó que el embargo económico y financiero había sido un éxito para Washington. El gobierno de Manuel Ávila Camacho había respondido a las demandas estadounidenses a cambio de obtener diversos acuerdos comerciales y financieros favorables, además de lograr el camino para la identificación para el pago para las compañías petroleras de ese país que habían sido directamente afectadas por la nacionalización de 1938. Asimismo, en diciembre de 1942 México lograría, después de muchas décadas, la firma de un Tratado de Comercio con Estados Unidos.
CONSIDERACIONES
FINALES
La diplomacia económica de Japón tuvo como característica los estrechos nexos entre el sector gubernamental y los empresarios para tratar de efectuar medidas de contrapeso frente a la adopción
“Mexico Nips Japan Plot”, The Angeles Times, October 6, 1940, p. 1. De hecho había sido ya el segundo promovido por el representante de Mitsui, Shodoru Nagabuchi, que había logrado que Maximino Ávila Camacho convenciera aparentemente al canciller mexicano que se le permitiera el embarque de 580 frascos de un contrato que su compañía había firmado en junio al parecer legalmente. 88 María Emilia Paz Salinas, op. cit., p. 84. 89 Ibidem., p. 86. 86 87
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de Estados Unidos desde políticas más restrictivas de comercio hasta los embargos económicos. Tokio pudo operar y sortear, en una primera instancia, las mismas ante su alta capacidad competitiva y en entrelazamiento de intereses de negocios entre las corporaciones japonesas y estadounidenses. Sin embargo, el avance de las contradicciones en la agenda política entre los dos países, obligó a Japón a buscar un acercamiento con los países fuera del ´área de influencia. En ese contexto, América Latina y México tendrían un papel de importancia. Las innumerables misiones comerciales y viajes pagados por Tokio para que funcionarios y empresarios fueran a su país, fue una de sus estrategias más importantes, misma que tuvo resultados diversos. En el caso de México, la comisión presidida por Ernesto Hidalgo y la visita de Leonardo H. Palazuelos tuvieron resultados limitados en el fomento de los flujos comerciales bilaterales y más bien fue la antesala de las políticas de alineación de la última etapa de la administración de Lázaro Cárdenas a pesar de que hasta el último minuto de su gestión, algunos de sus funcionarios se pronunciaban por el acercamiento hacia Japón y muchos de ellos eran proclives a realizar favores a través de su extensa red de operadores y prestanombres que era el reflejo complicidades y corrupción. El Presidente Manuel Ávila Camacho mantuvo una posición cercana a Estados Unidos ajustándose, ya con pocas opciones para disentir, de las políticas instrumentadas por Washington para apretar el cerco comercial contra Japón. Después del flujo de misiones y visitantes de América Latina, el gobierno de Japón procedió a realizar ajustes importantes para fomentar y hacer menos complejo las prácticas de comercio exterior. El Ministerio Comercio e Industria de Japón emprendió acciones para la simplificación administrativa y operativa del su comercio exterior: cambio en el criterio de clasificación de mercancías de Japón no siempre eran correspondientes con los criterios de estandarización interna de esos países, por lo que fue necesario determinar la clasificación de productos de exportación para cada mercado, así como mejoró los sistemas de inspección en la que los exportadores japoneses cumplieran con esos requisitos. En este sentido, la dependencia consideraba necesario ampliar el número de agregados comerciales en sus representaciones diplomáticas. Asimismo, se anunciaba el establecimiento del control de precios mínimos de los
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productos de exportación de Japón,90 así como en el proceso de simplificación de los procedimientos para la exportación e importación. A la par de esas acciones, las propuestas para la creación de un Ministerio de Comercio Exterior se veían necesarias para coordinar de mejor manera la búsqueda de recursos estratégicos e insumos necesarios para la industria japonesa.91 Es un hecho que las expectativas planteadas para ampliar los contactos comerciales con América Latina a lo largo de 1940, ya no fueron las mismas para el año siguiente, el avance de Japón para consolidar su posición de líder en el Este y Sudeste de Asia, hacía más lejana la posibilidad de establecer flujos comerciales regulares con la región. Las convenciones panamericanas generaban una victoria de Estados Unidos para asegurar la alianza de América Latina para cerrar el cerco económico contra Japón.92
BIBLIOGRAFÍA Libros Alonzo-Romero, Miguel, Algunos aspectos de la vida del Japón (de seis años en el Asia), Editorial Elite, Caracas, 1936. Beals, Carleton, The Coming Struggle for Latin America, J. B. Lippincott Company, tercera edición, 1938. Hernández Galindo, Sergio, La guerra contra los japoneses en México durante la Segunda Guerra Mundial, Kiso Tsuru y Masao Imuro, migrantes vigilados, Itaca, 2011. Humphreys, R. A., Latin America and the Second War, Vol. II (1942-2945), Atholone, London, 1982. Ikeda, Michiko, Japan in Trade Isolation 1926-37 &1948-85, House Press, 2008.
90
“Steps Outlined to Push Exports” The Japan Times & Mail, 25 de mayo de 1940,
p. 6. 91 “Foreign Trade Ministry issue revived”, The JapanTimes & Mail, 31 de mayo de 1940, p. 7. 92 Al inicio de la administración de Manuel Ávila Camacho apuntaba que no había problema en el mantenimiento de los contactos económicos de Japón pero acotaba que los mismos estarían alineados a los compromisos por el país en las iniciativas panamericanas.
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ANEXOS Anexo 1: Acuerdo Douglas-Weichers 1941
Poder Ejecutivo Secretaria de Relaciones Exteriores DECRETO por el cual se prohíbe la exportación de diversos productos a los países que el mismo especifica. Al margen un sello con el Escudo Nacional, que dice: Estados Unidos Mexicanos.-Presidencia de la Republica. MANUEL AVILA CAMACHO, Presidente Constitucional de los Estaos Unidos Mexicanos, a sus habitantes, sabed: Que con fundamento en la fracción V del artículo 12 de la Ley Orgánica del artículo 28 constitucional y en el artículo 22 de la Ley Aduanal vigente; y considerando: Que es decisión del Gobierno Mexicano seguir las tendencias establecidas en la Conferencia de la Habana, para obtener la tranquilidad y seguridad de los países americanos; Que es conveniente para la seguridad y tranquilidad de México la exportación de ciertos productos a países que ni están sujetos a un sistema análogo al establecido en este Decreto, o a regímenes legales, cuyos resultados prácticos sean semejantes a los que en el mismo se persiguen; He tenido a bien expedir el siguiente Decreto: I. Se prohíbe la exportación a todos aquellos países que no sean considerados como de las Américas y, además, a cualquiera otro que no haya establecido limitaciones de exportación, cuyos resultados prácticos sean semejantes a
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los que este Decreto persigue, de los siguientes productos: a).-Henequén; ixtle de lechuguilla, de maguey, de mezcal y de palma; pita; fibras similares; hilo de engavillar y cables y cordeles elaborados con las fibras antes mencionadas; b).-Antimonio, arsénico, bismuto, cadmio, cinc, cobalto, cobre, espato, flúor, estaño, grafito, manganeso, mercurio, mica, molibdeno, plomo, tungsteno y vanadio, tanto en estado de mineral como en concentrados y en forma metálica. II. La Secretaría de la Economía Nacional, previa consulta a la de Relaciones exteriores, determinará cuáles son Los países no comprendidos en la prohibición establecida por el artículo anterior y fijará las reglas necesarias para el cumplimiento de este Decreto. III. La exportación de los productos no comprendidos en la lista del artículo I, incisos a) y b), es libre para cualquier país y continuará efectuándose con las limitaciones y en las condiciones legales que hasta ahora han existido. IV. Este Decreto entrará en vigor el día de su publicación. Comuníquese, publíquese y cúmplase. Dado en el Palacio del Poder Ejecutivo Federal, a los diez días del mes de julio de mil novecientos cuarenta y uno.Manuel Ávila Camacho.-Rúbrica.-El Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores, Ezequiel Padilla.Rúbrica.-El Secretario de Estado y del Despacho de Hacienda y Crédito Público, Eduardo Suárez.-Rúbrica.-El secretario de Estado y del Despacho de la Economía Nacional, Francisco Javier Gaxiola, Jr.-Rúbrica.-Al ciudadano Lic. Miguel Alemán, Secretario de Gobernación.-Presente.
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Anexo 2 Comunicado de Walter Douglas a Luciano Wierchers México D.F., 14 de julio de 1941 Carta del Señor Walter Douglas Sr. Licenciado D. Luciano Wiechers. Representante del Gobierno Mexicano. México D.F. Muy estimado señor licenciado Wiechers: Por Decreto de 10 de julio de 1941, cuya copia se agrega a esta carta, el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos ha establecido un control de exportación sobre ciertos productos. Tengo autorización para comunicar a usted mientras ese control opere de manera efectiva, la “Federal Loan Agency”, por conducto de la “Metals Reserve Company” y la Defense Supplies Corporation” se mantendrá dispuesta y estará obligada, durante un periodo de 18 meses, a comprar –de las fuentes que elija aquella y a determinados precios que se convendrán en su oportunidad, según se establece en el párrafo cuarto de esta carta y tomando en consideración los precios del mercado y otras condiciones– los excedentes exportables de los artículos especificados en el Decreto expresado, siempre que los vendedores de dichos artículos demuestren que, después de haber usado la natural diligencia, no han podido venderlos a través de los conductos comerciales normales de los países americanos a que el Decreto se refiere, a un precio sensiblemente similar. Se entiende que los artículos mencionados en el Decreto quedarán sujetos al sistema de control de exportaciones en los Estados Unidos de América. Cotización de mercancías El precio que pagará la “Federal Loan Agency” actuando a través de la “Metals Reserve Company” y de la “Defense Supplies Corpora-
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tion”, conforme al párrafo segundo de esta carta, por cada uno de los artículos a que se refiere el Decreto del Gobierno de México del 10 de julio de 1941, se basará en el promedio de las cotizaciones respectivas en los Estados Unidos de América durante los siete días hábiles anteriores. Tales cotizaciones serán tomadas de fuentes de información a las cuales el en los Gobierno de los Estados Unidos de América atribuya autoridad técnica. Los precios así cotizados en los Estados Unidos servirán para calcular los equivalentes en los puertos de salida de México en que se haga entrega a la “Federal Loan Agency”, actuando a través de la “Metals Reserve Company” y de la “Defense Supplies Corporation”, deducción hecha de los derechos de importación de los Estados Unidos de América y demás cargos aplicables en la fecha de la compra. En caso de que la “Federal Loan Agency”, actuando a través de la “Metals Reserve Company” y de la “Defense Supplies Corporation” estuviera haciendo compras de cualquiera de estos artículos de origen mexicano, a precios mayores de los calculados en la forma antes indicada, entonces los pagaderos conforme a la presente serán igualados a dichos precios más altos. En el caso de que la producción mexicana de cualquiera de los artículos especificados en el Decreto antes mencionado bajare de los niveles corrientes en esta fecha, a consecuencia de fluctuaciones en los precios de los mismos en los Estados Unidos, o como resultado de alguna nueva reglamentación de precios por el Gobierno de los Estados Unidos de América, podrá reconsiderarse el método seguido para establecer el precio de las compras por la “Federal Loan Agency”, actuando a través de la “Metals Reserve Company” y de la “Defense Supplies Corporation”. La “Federal Loan Agency” no estará obligada por esta carta a comprar a comprar ninguno de los artículos mencionados en la presente, cuando el total de las compras hechas por la “Federal Loan Agency”y la industria privada en los Estados Unidos fuere superior en un veinticinco por ciento a la cantidad total de dichos artículos que México haya exportado durante los 18 meses que terminaron el 10 de julio de 1941.
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Designación de Funcionarios Especiales Con el fin de llevar a cabo los negocios de la “Metals Reserve Company” y de la “Defense Supplies Corporation”, en relación con las compras antedichas y con los demás asuntos que pudieran presentarse, la “Federal Loan Agency” va a designar un representante en la ciudad de México. El departamento de Estado ya nombra otro funcionario agregado a la Embajada de los Estados Unidos de América en la ciudad de México, con instrucciones de ayudar de la mejor manera posible para la resolución de los problemas que surjan con respecto a las licencias de exportaciones o al control de prioridades de los Estados Unidos de América. Dicho funcionario guardará íntimo contacto con las autoridades de los Estados Unidos de América competentes en estas materias y estará igualmente dispuesto a transmitir en todo tiempo a los correspondientes departamento del Gobierno de los Estados Unidos, los puntos de vista y los deseos del Gobierno de México relacionados con las solicitudes de licencias para exportar a México y con las demandas de prioridades que se presenten para este último país en los Estados Unidos. Tal actividad se coordinará según sea necesario, con las funciones que a este respecto desempeña actualmente la Embajada de los Estados Unidos Mexicanos en Washington. Estos nombramientos se hacen con la mira de fomentar los propósitos mencionados en el párrafo inicial del Decreto del 10 de julio de 1941, citado al principio de esta carta. Restricciones a la reexportación Mediante el visto bueno que figura al calce de este documento –y que ha sido puesto por un representante del Departamento de Estado– el Gobierno de los Estados Unidos de América se compromete además a facilitar el embarque a México de los artículos que sean necesarios para la industria mexicana y cuya exportación depende de permisos del Gobierno o de otras formalidades. Queda entendido que los embarques de la clase que aquí se especifica se facilitarán en cuanto esto sea compatible con el programa de la defensa nacional de los Estados Unidos de América.
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Sólo se autorizarán tales embarques de los Estados Unidos de América, sí, a medida que se vayan presentando los casos, los productos que hayan de ser exportados de los Estados Unidos quedan legalmente sujetos por el Gobierno de México a restricciones sobre la reexportación, de acuerdo con los propósitos del Decreto del 10 de julio de 1941 cuya copia se agrega a esta carta. Para los efectos de esta carta, queda entendido que no se considerarán incluidos dentro de los países a que se refiere el artículo II del Decreto mexicano del 10 de julio de 1941, aquellos que no tengan –a juicio de los Gobiernos de México y de los Estados Unidos de América– un sistema de control con efectos prácticos semejantes o los que el propio Decreto persigue. Muy atentamente Walter Douglas. Representante Especial de la “Federal Loan Agency”. Aprobado por autorización del Secretario Interino del Departamento de Estado, Pierre De Lagarde Boal Documento publicado como parte del artículo “México venderá exclusivamente a países de América sus productos”, El Nacional,15 de julio de 1941.
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Las relaciones económicas de México y Japón en el preludio de la Guerra del Pacífico perteneciente al Reporte de Investigación Proyecto SEP-CONACYT de Ciencia Básica, editado gracias a los auspicios del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Secretaría de Educación Pública, se terminó de imprimir en septiembre de 2013. La producción se realizó mediante el sistema ofsset y estuvo a cargo de Comercial de Impresos MB, Petróleos Mexicanos 11, Coyoacán. La composición se hizo en Arial 10/12.5, la impresión se realizó en papel bond de 75 grs. La edición consta de 150 ejemplares.