EL MOVIMIENTO ANTIOLIMPIADAS EN JAPÓN: LAS VOCES DE LA SOCIEDAD CIVIL

Introducción

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, oficialmente conocidos como los Juegos de la XXXII Olimpiada, fueron uno de los acontecimientos más esperados por la sociedad japonesa, ya que, al ser el evento deportivo más importante a nivel internacional, era una oportunidad para la nación de demostrar ante el mundo entero su renacer tras la triple crisis de 2011 (terremoto, tsunami y accidente nuclear) y volver a la primera línea mundial.

Sin embargo, la pandemia generada por el Covid-19 trajo una serie de consecuencias que hizo que la población nipona estuviera en contra de celebrar dichos Juegos, lo que llevó a una serie de protestas que actualmente se conocen como el “Movimiento Anti-Olimpiadas”. El presente documento argumenta los factores por los que dichas protestas se llevaron a cabo, así como las consecuencias que estos trajeron para la nación.

Razones y Oposición

El 23 de junio de 2021, a un mes de que iniciaran los Juegos Olímpicos, cientos de personas se manifestaron en la capital para expresarse en contra de los Juegos Olímpicos de Tokio debido a que estos podían incrementar el número de contagios de Covid-19.

Sin embargo, a pesar de las manifestaciones, las autoridades del país, así como el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos, se mantuvieron en que las competencias se llevarían a cabo y que éstas se realizarían de manera segura, y siguieron adelante con los preparativos de la competición a pesar del pedido de sindicatos de salud y una parte de la población que se oponían a los mismos por temor a un aumento en los contagios.

Si bien durante la primera ola de la pandemia Japón no sufrió mayores ación cambió en los on a cabo los Juegos egistró un alza en los a severas críticas por hacia el proceso de evó a cabo en todo el ar que comenzó rich, 2021).

rtura de los Juegos 2020 tuvo lugar el 2021, en el Estadio se día, un grupo de presentó en las áreas límpico, mientras el y el presidente del nternacional (COI), presidían la

El principal motivo de las quejas fue la celebración del evento en plena pandemia, con el riesgo de contagios que conlleva, así como el alto coste económico que suponía para el país. Aún así, la ceremonia de inauguración se llevó a cabo sin público en las gradas del estadio, con solo 1.000 personas invitadas, de las cuales la mayoría eran autoridades (The Japan Times, 2021).

En los días siguientes, las protestas contra los Juegos se intensificaron con varias manifestaciones por las calles, entre ellas frente al hotel donde se hospedaba Thomas Bach. Cabe recordar que el aumento de los casos positivos al Covid-19 llevó a plantearse a la organización una posible suspensión de los Juegos en el último momento, ya que los contagios aumentaron entre deportistas, entrenadores y trabajadores involucrados en los Juegos de Tokio. Más de ocho casos positivos se contabilizaron antes de la ceremonia inaugural, además de un gran número de personas que habían sido aisladas por estar en contacto con las personas contagiadas. Sin embargo, a pesar de todas las manifestaciones y el aumento de casos, los Juegos se inauguraron y duraron hasta el 8 de agosto, cuando se llevó a cabo la ceremonia de clausura.

Los sindicatos médicos también alzaron su voz en contra de los Juegos Olímpicos. Uno de ellos fue la Asociación de Médicos de Cabecera de Tokio, que representa a unos 6,000 doctores de atención primaria, la cual hizo una protesta para advertir de que los hospitales de Tokio ya estaban sobrecargados de trabajo y apenas tenían capacidad extra ante la subida de casos, por lo que éstos se debían cancelar (CNN, 2021).

Asimismo, el abogado Kenji Utsunomiya, ex presidente de la Federación de Colegios de Abogados de Japón, presentó ante la alcaldía de Tokio una petición con 350,000 firmas dirigida, entre otros, al presidente del COI, Thomas Bach, para cancelar los Juegos de Tokio y proteger las vidas de las personas, ya que aunque no se permitirían espectadores llegados del extranjero, este acontecimiento causaría enormes movimientos de personas y, por tanto, se convertiría en un evento supercontagiador y la situación en el país empeoraría (As, 2021).

No obstante, a pesar de todas las peticiones y protestas en contra de las Olimpiadas, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, mantuvo su discurso a lo largo de todo el año sobre que los Juegos Olímpicos de Tokio serían “la prueba de que la humanidad ha superado el virus” (Bach, 2021). Además2, el comité organizador garantizó que el evento se desarrollaría de manera segura, y establecieron un conjunto de directrices que, entre otras cosas, contemplaban estudios diarios a los participantes con limitación de sus movimientos y una restricción de los espectadores a 10.000 por escenario y la no presencia de público procedente del extranjero.

Sin embargo, a pesar de todas las medidas que el Comité Organizador y el gobierno ja-

Fuente: https://images app goo gl/ZFd41A9CcC5nBPEa8 ponés implementaron, la mayor parte de la población japonesa rechazó la celebración de los Juegos Olímpicos. Según una encuesta de Ipsos Mori, “casi el 80% de la gente en Japón es partidaria de aplazar los Juegos Olímpicos para el siguiente año o de prescindir de ellos por completo” (DW, 2021). En una encuesta que publicó el periódico Asahi Shimbun encontraba que “ un 43% de los ciudadanos quiere la cancelación de los Juegos, y un 40%, que se suspendan hasta el año que viene” (Viday, 2021).

La mayor parte de los manifestantes señalaban que con la pandemia habían salido a la luz problemas de Japón como la pobreza, el estancamiento económico y la situación de las mujeres, y a pesar de ello, las grandes empresas sólo buscaban llevar a cabo los Juegos para su propio beneficio, en lugar de hacer frente a dichos problemas sociales que se mostraban cada vez más evidentes.

Otro factor que generó descontento entre los ciudadanos fue la visita a Japón del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, quien acudió a la ciudad de Hiroshima con la intención de dar inicio a la tregua olímpica que aboga por la paz mundial durante la celebración de los Juegos Olímpicos. Bach no fue bien recibido en Hiroshima, sobre todo entre los supervivientes de la bomba atómica lanzada sobre esa ciudad al final de la Segunda Guerra Mundial, ya que señalaban que la celebración de los Juegos en plena pandemia era un "desprecio para la salud y la vida de las personas " y no " un fes- tival de paz " (Ondacero, 2021), además de que el comité se aprovechaba de los esfuerzos de Hiroshima para promover la paz mundial, lo cual era una deshonra a los supervivientes del primer ataque nuclear de la historia.

Aunque, en comparación con otros países occidentales, Japón se encontraba relativamente bien ante la pandemia, padeció una cuarta ola que disparó las alarmas, por lo que se decretó un estado de emergencia sanitaria en nueve prefecturas y se impusieron medidas restrictivas en otras diez. Por ello, para el inicio de los Juegos Olímpicos, los contagios estaban al alza en Tokio, a pesar de que había entrado en vigor un nuevo estado de emergencia sanitaria en la región, una medida que conlleva sobre todo el recorte de horarios para bares y restaurantes, así como la prohibición de vender bebidas alcohólicas.

Sin embargo, el primer ministro, Yoshihide Suga, afirmó que el gobierno tomaría medidas firmes para frenar los contagios y proteger las vidas de los ciudadanos, para celebrar unos “Juegos seguros” y recordó que los Juegos se desarrollarían entre restricciones sin precedentes, que incluían realizar varios tests a la llegada a Japón de todos los participantes extranjeros, la férrea restricción de sus movimientos en el país y una estrecha vigilancia de los mismos para impedir el riesgo de contagios.

Las pérdidas económicas de los Juegos

Olímpicos de Tokio

Según una estimación de Takahide Kiuchi, economista del Nomura Research Institute y asesor económico del primer ministro Yoshihide Suga, el no tener espectadores en los Juegos Olímpicos de Tokio podría costarle a la economía de Japón 146.800 millones de yenes (US$1.300 millones), pues señaló que gran parte del beneficio económico esperado de los Juegos de Tokio desapareció en marzo, cuando se decidió prohibir a los espectadores extranjeros viajar a Japón, por lo cual los Juegos Olímpicos habían perdido su valor (Nippon News, 2021).

Sin embargo, una nueva suspensión, o el adiós definitivo de los Juegos Olímpicos representaría un profundo golpe económico para el país, ya que estos han sido los Juegos más caros de la historia. Según las cifras oficiales en diciembre pasado, el coste superaba los 15.000 millones de dólares. Además, una auditoría nacional calculó que el gasto sobrepasaría los 26.000 millones (Viday, 2021).

No obstante, como suele ocurrir con los Juegos Olímpicos, el presupuesto previsto terminó escalando más allá de las previsio- nes iniciales. Primero, en 2013, el costo del evento fue calculado en US$7.300 millones. Más tarde, a finales de 2019, subió a US$12.600 millones y después a US$15.400 millones. Posteriormente, la Junta Nacional de Auditoría de Japón informó que el costo final se acercaba a los US$22.000 millones. Y luego los medios locales Nikkei y Asahi hicieron sus propias investigaciones situando la cifra en US$28.000 millones (BBC, 2021). Todo esto dejó en claro que las proyecciones iniciales quedaron superadas, lo que traería grandes pérdidas al país.

Las grandes empresas japonesas también se llevaron una gran decepción debido a que esperaban grandes ganancias y un gran boom comercial por los Juegos Olímpicos, por lo que varias de ellas reconsideraron su participación

El presidente ejecutivo de Suntory, Takeshi Niinami, uno de los líderes empresariales más destacados de Japón, le dijo a CNN Business en una entrevista que su compañía decidió no ser patrocinador de los próximos Juegos de Tokio, argumentando que era demasiado caro, y estimó que las empresas japonesas podrían haber disfrutado de un aumento de aproximadamente un 10% en las ventas si se hubieran permitido los espectadores. Sin embargo, al no haberlos, los Juegos Olímpicos perdieron su valor comercial, por lo que su firma decidió no ser parte de los patrocinadores por considerarlos demasiado caros (CNN, 2021).

Alrededor de 60 empresas japonesas gastaron un récord de US $3.000 millones en los Juegos Olímpicos, y muchas de ellas tuvieron preocupaciones por el retorno de la inversión, por lo que algunas de estas empresas tuvieron que reconsiderar ificativamente su participación. Por mplo, Akio Shinya, director gerente de yo Skytree, la torre de transmisión más del mundo, mencionó a CNN Business su compañía había deliberado el año ado si debían convertirse en ocinador bajo dichas circunstancias, y que más tarde decidió comprometerse, de entonces se ha visto obligado a celar varios eventos, incluido un relevo antorchas en la plataforma de ervación del rascacielos. Otro ejemplo la empresa Toyota, uno de los ocinadores más importantes de los gos, la cual dijo que no lanzaría anuncios cionados con el evento en Japón, iendo en su lugar publicar anuncios merciales regulares.

Andrew Zimbalist, economista estadounidense, quien ha publicado tres libros sobre la economía de los Juegos Olímpicos, ha criticado en diversas ocasiones los beneficios que deja el evento en las ciudades que lo albergan. Su postura es que las gigantescas inversiones en infraestructura que se hacen para acoger el evento (como construcción de estadios, villas olímpicas o renovación de las instalaciones existentes) suelen terminar beneficiando a las empresas constructoras, más que a la economía local. En una entrevista con el diario The New York Times, Zimbalist mencionó que no hay razón para reconstruir obras cada cuatro años al cambiar de ciudad, ya que realmente no ayuda a la economía de la ciudad que la alberga (Sorkin, 2021). En el caso de los Juegos Olímpicos de Tokio, la economía local tampoco se benefició, ya que no hubo turismo ni consumo que atrajera capital a los negocios.

Reflexiones finales

Después de esta revisión general y el análisis de los acontecimientos, podemos concluir que la serie de protestas en contra de los Juegos Olímpicos de Tokio se dieron princi-

Fuente:https://imagesappgoogl/6UrYEnShYeXgNgh18 palmente por el descontento y temor de la población a un aumento en los contagios de Covid-19, por lo que la mayoría de la población era partidaria de aplazar los Juegos Olímpicos para el siguiente año o de prescindir de ellos por completo. Sin embargo, tanto el Comité Olímpico Internacional como el gobierno japonés, afirmaron que se tomarían medidas firmes para frenar los contagios y celebrar unos “Juegos seguros”, ya que la suspensión o el adiós definitivo de los Juegos Olímpicos representaría un profundo golpe económico para el país, pues estos han sido los Juegos más caros de la historia, con un costo final de cerca de US$28.000 millones.

No obstante, a pesar de que los Juegos Olímpicos se llevaron a cabo, estos no tuvieron el impacto que se esperaba para la nación, ya que el no tener espectadores nacionales le costó a la economía de Japón 146.800 millones de yenes (US$ 1.300 millones), además de que el beneficio económico esperado de ellos desapareció cuando se decidió prohibir a los espectadores extranjeros viajar a Japón, por lo cual, los Juegos Olímpicos habían perdido su valor.

Por último, los Juegos Olímpicos no ayudaron a la economía local, ya que no hubo flujo de turismo ni de consumo que atrajera capital a los negocios, el cual era uno de los objetivos principales de dicho evento, por lo que no cumplió con uno de sus propósitos fundamentales.

Por lo tanto, queda claro que los Juegos Olímpicos de Tokio trajeron grandes pérdi- das a la nación, lo que dio un golpe muy duro para un gobierno que había apostado gran parte de su capital político a estos Juegos, para así apalear los años de estancamiento económico y una década de reconstrucción tras el triple desastre de Fukushima en 2011 (terremoto, tsunami y accidente nuclear).

En el futuro, Japón necesitará una nueva estrategia para un crecimiento económico en la era posterior al virus. Para ello, deberá crear nuevas rutas para hacer frente a los problemas económicos que dejaron tanto los Juegos Olímpicos como la pandemia de Covid-19. Todos estos desafíos son los que se deberán priorizar en los próximos años post-pandemia.

Referencias:

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