La Antártida es el continente con las condiciones climáticas más severas de nuestro
planeta. Aunque a primera vista pueda parecer una vasta y desolada extensión de hielo,
es un ecosistema único que alberga una sorprendente biodiversidad. La vida en este
entorno extremo ha logrado adaptarse a condiciones que pocos lugares en la Tierra
pueden ofrecer: temperaturas bajo cero, vientos huracanados y largas temporadas de
oscuridad invernal. Sin embargo, esta riqueza natural se encuentra bajo amenaza debido
a los crecientes peligros ambientales.
Más allá de las restricciones debidas a las bajas temperaturas, cabe señalar la existencia
de agua líquida como el principal factor que facilita la proliferación de los seres vivos
en este ecosistema. Aproximadamente, el 98% de la superficie del continente antártico
está cubierta de hielo de manera permanente (Fernández-Valiente et al., 2007), el cual
supone la mayor parte del agua dulce de nuestro planeta. Los ecosistemas acuáticos,
tales como lagos o ríos, también presenta