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Industrias creativas como motor económico y social

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Opinión

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Industrias Creativas, un motor económico y social Son un sector en crecimiento que representa el 3% del PIB mundial. Una herramienta para proyectar políticas de desarrollo y pensar holísticamente el Ecuador 2020-2030

PERSPECTIVAS. Las industrias creativas son un sector en crecimiento a escala mundial. Las cifras de 2018 las posicionan como una actividad que bordea los USD 500 mil millones, más del doble de lo que se consignaba a principios de siglo. Se estima que generan alrededor de 30 millones de puestos de trabajo directos con un comercio centrado fundamentalmente en 12 grandes países, en especial Estados Unidos y naciones asiáticas, por su población y por su capacidad de control sobre la digitalización y sobre las plataformas de difusión y de comercio electrónico. Estas industrias representan, además, el 3% del PIB mundial. El concepto de industria creativa en el tránsito del siglo XX al XXI se ha convertido en una palabra de éxito para agrupar sectores relacionados con la industria y la cultura, con la industria del diseño, con la Informática, con la tecnología e incluso con el turismo y el patrimonio. Se trata de agruparlos en su conjunto, darles valor y, sobre todo, ver su impacto en la sociedad y tratar de articular políticas públicas que apoyen estos sectores para convertirlos en una palanca importante de las economías de los distintos países.

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El profesor Francisco Campos, de la Universidad de Santiago de Compostela, revisó en los conversatorios de la UTPL el panorama de las industrias creativas. En su opinión, “su ventaja es que están muy vinculadas a la creatividad, pero no se resuelven solo con eso porque son un sector muy amplio que incluye tanto a la artesanía de las comunidades indígenas como a las grandes producciones cinematográficas. Son un ámbito en el que tienen cabida las manifestaciones individuales y los trabajos colectivos de la industria audiovisual”. En su opinión, es preciso atender a la globalidad del sector para identificar bien las oportunidades y prestar apoyo a través de políticas públicas eficaces que entiendan que los sectores creativos son motores para “obtener reportes para la economía general del país y para la generación o para el aprovechamiento de empleo en ese país”.

Las industrias creativas tienen su origen en la creatividad, la destreza y talento individual o colectivo y un potencial de riqueza y creación de empleo a través de la generación y explotación de la propiedad intelectual. Combinan la creación, producción y comercialización de bienes o servicios que son de naturaleza cultural tangible o intangible, apoyándose también en actividades auxiliares y generando valores añadidos indirectos. Para entenderlas hay que atender al denominado efecto Spillover, el cual mide el impacto que genera una acción (conocimiento, creatividad, medio ambiente, emigración, etc.) sobre otras actividades como externalidades económicas. Son una herramienta adecuada para proyectar políticas de desarrollo y, por ejemplo, pensar holísticamente en Ecuador o en Loja 2020-2030, según explica el especialista.

Las políticas públicas de apoyo a las industrias creativas deberían centrarse, según el profesor Campos, en “las partes más débiles de la cadena de valor, que son la promoción y la distribución. Se trata de apoyar la producción de quien tenga ideas e iniciativas y, a partir de ahí, apoyar para que tenga visibilidad y promocionar para que pueda circular la obra, sea de una compañía de teatro, sea una creación artística, una película, un artesano, un pintor... Hay que estimular la creatividad y la ideación y acompañarla en todo el proceso de puesta en valor para que llegue al sector de la sociedad más amplio posible”.

Que 2021 sea el Año Internacional de la Economía Creativa Sostenible es una declaración de buenas intenciones de la Organización de Naciones Unidas para que las industrias creativas sirvan para promover conocimiento, emprendimiento y redes para un desarrollo inclusivo y respetuoso de los derechos humanos, cívicos y sociales.

Escucha el podcast en: culturacientifica.utpl.edu.ec

“Fallar es muy importante

para el cerebro porque el

aprendizaje de enfrentarse a

un fracaso dura más tiempo” BYRON BUSTAMANTE Profesor del Departamento de Psicología (UTPL)

PERSPECTIVAS. M.G. Cuando nos piden que identifiquemos el color en que está escrita la palabra verde es posible que digamos verde, aunque esté escrita con tinta azul. La percepción de las cosas está condicionada por la ubicación del estímulo, por el contexto y por la asociación con estímulos anteriores. El profesor Byron Bustamante, del Departamento de Psicología investiga la congruencia de respuesta a los estímulos y las reacciones después del error en la respuesta. “Equivocarse es, en su opinión, “un buen modo de aprender y una actitud saludable porque un cerebro sano es el que, aunque comete errores, los corrige”, sostiene.

Las redes sociales están llenas de juegos de entretenimiento que se basan sobre lo que usted estudia: la interferencia. La interferencia es cuando hay que prestar atención a algo y, alrededor de ello, existen otros estímulos. El efecto Simon, por ejemplo, es un efecto de interferencia que ocurre frecuentemente. Se usa en investigación porque todos respondemos a esos estímulos por naturaleza. Para el cerebro es más importante determinar de dónde proviene un estímulo que sus características. Por ejemplo, si nos lanzan una piedra, no nos detenemos a pensar qué tipo de piedra es, sino que simplemente intentamos esquivarla. En el test Simon que se hizo en la investigación se pedía determinar hacia dónde apuntaba una flecha que aparecía en pantalla. Cuando una flecha apunta a la derecha, pero aparece en el lado izquierdo de la pantalla, la ubicación genera interferencia. Un efecto similar es el de Stroop, en el cual se pide que nombremos el color con el que está escrita una palabra, pero esa palabra es el nombre de un color que no corresponde al que debemos determinar. Se genera una interferencia porque estamos más habituados a leer que a identificar el color.

¿La edad, influye? Nosotros trabajamos sobre los efectos post-error para determinar si hay un incremento de precisión después de un error (PIA) o si se incrementa el tiempo de respuesta después de un error (PES), es decir, se hace más lenta la reacción al estímulo. La investigación muestra que jóvenes y adultos presentan PES. Eso evidencia que hay un proceso meta-cognitivo, es decir que a medida que hacen una tarea están detectando qué es lo que pasa en esa tarea. Jóvenes y adultos mayores usan ese tiempo. Sin embargo, adultos muy mayores (> 85 años) se enlentecen tanto después de un error como antes de cometerlo: es decir su nivel de procesamiento de información ya es lento y la diferencia de tiempos entre pre-error y post-error es muy corta. Los adultos muy mayores son muy precavidos, prefieren demorarse a equivocarse y tienden a ser más lentos porque buscan acertar. ¿Cómo realizan las pruebas de estímulo-respuesta? En el test Simon que se hizo en la investigación se pedía determinar hacia dónde apuntaba una flecha. Cuando una flecha apunta a la derecha, pero aparece en el lado izquierdo de la pantalla, la ubicación genera interferencia. Se compara el tiempo de respuesta cuando una persona cometió un error con el tiempo en el que acierta antes de cometer el error. La otra métrica es comparar cuántos errores comete una persona después de un error menos cuántos errores comete una persona después de un acierto.

¿Podemos fiarnos de Simon? La medida de Simon es valiosa porque es simple de aplicar (por ejemplo, por personal sanitario en general). El estudio apunta a eso: a una medida simple que pretende evaluar el estado de la salud mental y que también funciona como ejercicio de estimulación cognitiva. Las medidas de Simon no solo son la precisión y el tiempo de respuesta, sino también saber si se es capaz de corregir un error. El patrón normal es una desaceleración después de cometer un error, pues ocupamos ese tiempo adicional para detectar que se cometió el error, y para planificar una conducta que evite que el error vuelva a ocurrir.

¿Aprendemos? ¿Después de un error, corregimos? Un hallazgo de nuestro estudio es que después de cometer un error la gente lo corrige, aprende de los errores y esa tendencia se mantiene en el envejecimiento saludable. Se mantiene incluso en personas que superan los 85 años. Un adulto funcional es aquel que comete errores (incluso más que los jóvenes) y, sin embargo, los corrige. Algunas investigaciones en Psicología sugieren que un mejor cerebro es el que se demora menos tiempo en responder o el que comete menos errores. Pero lo que aporta el estudio es que un mejor cerebro, o un cerebro sano, es el que, aunque comete errores, los corrige. Por ejemplo, las personas con deterioro cognitivo ligero o con Alzheimer no corrigen los errores en tareas Simon.

Un hallazgo de nuestro estudio es que después de cometer un error la gente lo corrige, aprende. Esa tendencia se mantiene en el envejecimiento saludable. Un adulto funcional es el que comete errores, incluso más que los jóvenes, y, sin embargo, los corrige.

¿Qué más se puede saber de uno mismo con estos test? Por ejemplo, cuanto más exigente se es con uno mismo se podría cometer más errores. El nivel de estrés también influye porque a mayor estrés por cometer errores se reduce las posibilidades de corregir la conducta, pues reducimos la funcionalidad del lóbulo frontal. Otros estudios hablan de los efectos post-error asociados con las instrucciones o mensajes positivos, ambiguos o negativos de una tarea. Esto es, la eficiencia con la que uno reacciona a una tarea es mayor si nos hacen creer que somos de un grupo de alto rendimiento.

¿Aplica en la educación con los mensajes del profesor al alumnado, por ejemplo? Estas investigaciones pueden aplicarse a la educación, claro. Mensajes positivos, ambiguos o negativos por parte del docente pueden afectar el rendimiento de los estudiantes o su motivación. La educación normalmente es punitiva con el error. Lo importante es tener errores y corregirlos como parte del proceso de aprendizaje. Psicólogos y pedagogos podrían aprender de estas investigaciones porque explican la importancia del error en un cerebro sano. Un cerebro sano es aquel que es capaz de corregir los errores, no de no cometerlos […]. La vida es enfrentarse a cosas que desconoces, pero enfrentarte, aunque te puedas equivocar.

¿Cuál debería ser la actitud pedagógica hacia los errores? Una manera distinta de ver a la educación sería cometer los errores con libertad y sabiendo que el docente está ahí para ayudar a enmendar, no para castigar con métricas como ocurre, por ejemplo, con las puntuaciones. Estas penalizan el error y lo que deberían hacer es reflejar cuánto se aprendió cometiendo el error. Esa es una de las posibles aplicaciones del análisis de cometer errores: ver la equivocación como una oportunidad. Sería bueno que entendamos que el error per se no es lo más importante y que el error es una oportunidad de aprendizaje.

¿Aprender del error dura más que si solo acertamos? Por ejemplo, si en un semestre, en lugar de tomar una sola prueba final se toman varias pruebas, esto se refleja en aprendizajes más significativos y que duran por más tiempo en la memoria. O sea, dar a los estudiantes la oportunidad de cometer más errores genera un aprendizaje más duradero. Fallar es muy importante para el cerebro porque el aprendizaje que resulta de enfrentarse a un fracaso o frustración es más significativo y dura más tiempo. Algunos padres no lo ven así e intentan que sus hijos nunca se equivoquen. Pero enseñar a cometer errores es preparar a las personas para tomar decisiones con un cierto nivel de riesgo, y eso es crecer. Hay que tomar riesgos con posibilidad de equivocarse, lo importante es corregirlos.

Byron Bustamante Granda

bfbustamante@utpl.edu.ec

Sección departamental Evaluación y Diagnóstico

Coordinador del grupo de investigación de psicología clínica y de la Salud (Allikay). Miembro de la Asociación Iberoamericana de Psicología Clinica y de la Salud y del Instituto de Salud de la Migración. Doctor en Psicología del desarrollo, aprendizaje y Salud y Magister en Ciencias de la familia especialidad terapia Familiar por la Universidad Santiago de Compostela y Licenciado en Psicología UTPL.

Escucha el podcast en: culturacientifica.utpl.edu.ec

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