RIO DESCONTROLADO

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RIO DESCONTROLADO

Árboles con nieve en las ramas. «Half Dome, manzanar, Yosemite», California, por Ansel Adams 1902 -1984 - Fecha de creación Abril 1933 d.C


Hoy, deseaba editar un tercer capítulo Sobre lo que fué el infierno de un niño, un niño que llevo en el corazón, un corazón custotidado por Neptuno, entregado entre las manos de un hombre, por la cola de un cometa que emergió de entre las profundidades de los océanos. Y junto al corazón, el compas de una vida que bulle entre los remolinos de un río descontrolado, cuyas aguas transparentes alimentan viejos árboles. Árboles ancianos y sabios, cuyas raices luchan por caminar entre la estampida del circulo de la vida, que busca el camino de vuelta a casa, entre los pasos de los gigantes dirigidos por los pequeños pasos de los detalles que la vida nunca nos ocultó. Solo estrechó entre sus brazos, amamantando la mirada del hombre, del niño, del alma, del espiritu, de la esencia y la luz del ser. ¡Hoy! Hoy no es buen día para editar ese capitúlo, pues son días de reflexión. Días en que la vida, los pequeños hombres y los niños, no nos interponemos entre la carestía de honor y la soberbia de los grandes hombres del vulgo, aquellos que ambicionan el poder del pueblo.


Porque el poder, radica en controlar y encadenar a los hombres que forman naciones y hacerlos esclavos de leyes caoticas e impuestos nefastos, que no dejan respirar los aires de libertad, y que estrangulan hasta la muerte por asfixia. Pero hoy, ¡hoy recuerdo a aquel viejo árbol! Y os lo voy a contar. Me dijo un árbol, cuando lo conocí siendo niño. Que no se es sabio por tener tantas hojas caídas que resurgen volviendo a renacer. Me dijo aquel árbol viejo y regio. Que vigilara el río, aquel río de aguas cristalinas, de aguas vivas y agitadas, ¡aquel río que era como mío! Que tuviese cuidado con los hombres necios, que caminan sin corazón por las espesuras de sus pensamientos. Que me cuidara de los hombres que no comprenden el lenguaje de los árboles, de los que no escuchan el susurro de la vida, y no cuidan de sus propias raíces. ¡Raices que no beben el sentimiento de las aguas del bosque de la vida libre! De de los manantiales del agua viva de la salvacion de los hombres. Me dijo aquel viejo árbol, que conocí antaño. Que sintiera y no dejara de sentir, la caricia de la vida sobre las alas de mi alma, el beso sobre mis labios humanos, del agua descontrolada de los ríos del mundo, y el arrullo de mi espíritu, sobre el manto de las hojas de los árboles. Y la sabiduría de vivir en libertad.


La mirada del bosque , es la seducción de la vida, por vivir. La seducción que regala paz, libertad y respeto. La seducción que te descubre el honor entre la espesura del sufrimiento. Aquel viejo árbol, me dijo. .- ¡Controla el río, ese río revuelto que llevas dentro! Y cotrolaras el mundo.

Fernando de Monreal Clavijo En España a 23 de Junio 2016



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