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Pandemia económica: Tensa calma
La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, advirtió que, la pandemia del Coronavirus (COVID-19) tendrá efectos devastadores sobre la economía mundial, seguramente más intensos y distintos que los sufridos durante la crisis financiera global de 2008- 2009, y que los países latinoamericanos y caribeños no estarán ajenos a ellos, ya que serán impactados a través de varios canales, lo que podría llevar a que el desempleo en la región suba en diez puntos porcentuales. De un total de 620 millones de habitantes, el número de pobres en la región subirá de 185 a 220 millones de personas; en tanto que las personas en pobreza extrema podrían aumentar de 67,4 a 90 millones[1]. Esto nos lleva a pensar ¿en qué medida la pandemia está afectando a nuestro
país, Perú?, y ahí hay que enfocar también nuestra atención, señalando que, estamos a favor de la salud, sin duda, pero también destacamos que, no se puede descuidar la economía, ni la macro, que acumula la bondad de precios altos en nuestros commodities y formula ahorro fiscal; ni la micro que es la que importa más, porque es la economía de los que compran y hoy no tiene dinero, producto de diversos factores, como la informalidad que fue obligada “por pandemia” a dejar de trabajar el día a día; la micro, pequeña y mediana empresa que no tiene para pagar salarios e involuntariamente generó desempleo, y la otra que se beneficia de “suspensión perfecta” para generar mayor desempleo o la precarización de los salarios (reduciéndolos) con el pretexto pandémico y la falta de imaginación del Estado.
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Paradójicamente, se enfermó la salud y contagió la economía, sobre todo la economía de los hogares, y de paso la planificación fue materia mirada al tun tun, a ver que sale. Acaso no se sabía que la informalidad en el país ronda entre 70% a 75%, y si eso es así, entonces tenemos que siete de cada diez peruanos que producen economía para sus hogares lleva ya más de dos meses sin dinero para vivir.
Desempleo es mortalidad, si no hay alimentos la gente se enferma, se debilita y es presa fácil para cualquier enfermedad, más aun cuando nuestro sistema de salud,
abandonado por todos los gobiernos, hoy se ha “concentrado” en atender casos coronavirus y ha dejado en abandono a la población que requiere atención primaria de la salud, prevención y males pre existentes y desde ahí, cambiar las etiquetas de causa de muertes, haciendo que toda estadística sea espuria y eso lamentablemente, deja un manto de duda en los resultados y en las proyecciones.
¿Qué umbrales tenemos para abrir o cerrar la actividad económica? ¿Cuál es el número (R0)[2] que permite abrir o limitar actividades en cada localidad, si el contagio persiste? Preguntas que deben ser respondidas con la opinión de especialistas de diversas ciencias sociales. No al tun tun, no desde una visión de desdén por el pensamiento ajeno. Los anuncios gubernamentales, sean de cualquier materia, deben concretarse, para ello se precisa una planificación adecuada con base en data cierta, real y actualizada, de lo contrario las metas que se persiguen serán fallidas, erróneas, peor aún si los operadores encargados de hacer efectivo el anuncio o promesa, no tienen claro el camino y el destino de lo que se quiere lograr.
El gobierno debe corregir la estrategia “bono universal” de manera tal que sea efectivamente universal, esto por una sencilla razón: la información que procura saber si un jefe de familia es seleccionado para recibir el famoso bono, se basa en la data que fuera levantada en el Censo de Población y Vivienda de 2017, y está plagada de errores y no considera algo fundamental, la movilidad de personas y familias, natalidad y mortalidad, está desactualizada.
Si no se prioriza a quienes más lo necesitan, al pueblo, no hay buen gobierno, así se afirme que se ha destinado un 12%, 15% o 17% del PBI, más aún cuando de esa asignación lo que significa bono universal, por única vez, apenas se acerca al 0.7% del PBI (760 soles por 6.8 MM de hogares); entrega que viene ralentizada y que, en algunos casos, no llega; lo cual es más que una burla, atentar contra la salud de la población, por la exposición al hambre y el salir a la calle a buscar sustento para cada hogar. Ahí está la fallida estrategia.
Tres meses, cinco meses, se pueden subsidiar, cada mes, sin mayor problema para un país que dice tener recursos, y puede de diversa forma conseguir esos recursos, multiplicar la entrega de un bono y hacerlo efectivo mediante
mecanismos de entrega digitales, es factible, si se privilegia el apoyo a empresas que han desempleado a muchísimos peruanos y reducido sus remuneraciones, por eso, con mayor razón debe mirarse a donde debe mirarse, al pueblo, así parezca populista, y que bueno que sea populismo al servicio del pueblo, cuando más lo necesita.
Hay una tensa calma que esperamos no se convierta en desborde popular, para ello los gobernantes deben llamar a las inteligencias del país, que las hay, dar un golpe de timón y enderezar las estrategias, priorizar lo necesario y dar mensajes de atención y seguridad, siembra de conciencia y esperanza en un gobierno que no abandona a su pueblo, para recuperar la libertad que nos ha quitado esta pandemia.
Miércoles 27/05/2020.
[1] https://www.cepal.org/es/comunicados/covid-19-tendra-graves-efectos-laeconomia-mundial-impactara-paises-america-latina [2] Los científicos usan el R0 -el número de reproducción- para describir la intensidad de una enfermedad infecciosa.
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