C
DE SANT IAG
O
INO M A
CAMINO DE SANTIAGO
La peregrinación a lugares sagrados y a los grandes santuarios siempre fue una prescripción común a muchas religiones, que han otorgado al itinerario físico un sentido de camino penitencial, de purificación y de acercamiento a la divinidad. La esperanza que movía al peregrino era alcanzar la curación del alma y del cuerpo al final del camino. Los grandes centros de peregrinación de la Cristiandad medieval nacieron alrededor de santos sepulcros: Jerusalén, Roma y Santiago. Pero otros muchos templos de segundo orden atraían a los peregrinos en cada país, región y comarca. Cuando no existían tumbas famosas, se usaban reliquias. En la Edad Media, el afán por conseguirlas estimulaba grandes gastos, luchas o incluso peligrosas expediciones. Todos los santuarios y catedrales ambicionaban su posesión y acumulación, porque multiplicaban su prestigio y atraían a multitud de peregrinos, donaciones y cuantiosos legados. La peregrinación fue en su origen un fenómeno espontáneo, pero con el paso del tiempo se fue institucionalizando. Las órdenes religiosas y militares mediante la fundación de hospitales o alberguerías para la asistencia de pobres y peregrinos, fijaron los grandes caminos de peregrinación y fueron sus más inspirados propagandistas. Sin embargo, la naturaleza de la peregrinación no era solo religiosa. Toda una masa abigarrada de mercaderes, vagabundos, ladrones, juglares y prostitutas se mezclaba en los caminos con los auténticos peregrinos. En el ámbito económico, el camino de peregrinación se convirtió muy pronto en una ruta comercial de primer orden, coincidiendo con el momento (siglos X-XI) en que se produce una fase de gran crecimiento económico, de renacimiento urbano y de revolución comercial. De esta forma, a su paso, la ruta jacobea concitó la fundación de ciudades y mercados, hizo la fortuna de los antiguos núcleos urbanos, enriqueció a sus regiones y las abrió a las corrientes culturales de la época.
En el alto de Somport, a 1.640 metros de altitud, comienza esta ruta histórica que atraviesa los Pirineos descendiendo por el valle del Aragón. Disfrutarás entre altas cumbres y paisajes espectaculares, en contraste con las llanuras de las últimas etapas aragonesas. La paz que se respira y el espectacular paisaje que te acompaña dan a esta ruta una magia especial. La mejor época para peregrinar es entre finales de abril y finales de junio así como en el mes de septiembre. Los enemigos de la peregrinación son el sol, la lluvia y el viento fuerte, por eso es mejor evitar los meses de julio, agosto y el invierno. A pie es la forma clásica de peregrinar, pero también tenemos la posibilidad de realizar el Camino en bici y a caballo, recomendando en cualquiera de los casos dividir en etapas el camino, en función de las condiciones físicas personales.
INFO
www.elcaminodesantiagoporaragon.com http://www.jacajacobea.com/
020 | ATVA + info en www.valledelaragon.com
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