Un trenecito llamado bestia

Page 1

VANGUARDIA LUNES 17 DE FEBRERO DE 2014 NO.412

PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN

WWW.SEMANARIOCOAHUILA.COM

UN TRENECITO LLAMADO BESTIA Cada vez más niños se suben al tren para dejar atrás un mundo que no les gusta y romper fronteras. UN REPORTAJE NARRATIVO Y VISUAL DE JESÚS PEÑA


VIDEÓDROMO Esta es una de las películas más extrañas, brillantes y duraderas que he visto.

Balada de un Hombre Común

4

VANGUARDIa Lunes 10 de Febrero de 2014

Semanario

Joel y Ethan Cohen 2013

Por Esteban Cárdenas

Me atrevo a decir que Balada de un Hombre Común es una de las mejores películas de los hermanos Cohen que he visto. Sin la complejidad que caracteriza algunas de sus más reconocidas películas, esta es una cinta muy simple, pero el efecto de Balada de un Hombre Común es como el de una buena canción de folk: triste y duradero. Balada de un Hombre Común es una historia melancólica y frustrante. La cinta retrata una semana en la vida del músico de folk Llewyn Davis (Oscar Isaac). Son siete días de decepciones, de errores y de “ya meritos”, que ocurren una semana antes de que aparezca Bob Dylan en la escena neoyorquina de folk para

Radar Por Esteban Cárdenas

escardenas@ vanguardia.com.mx

Beyoncé Beyoncé 2014

cambiar todo para siempre. Es una semana en su vida que evidentemente podría ser intercambiable con cualquiera de las anteriores. Llewyn tiene talento, pero no tanto. Le falta un milímetro. A la gente le gusta verlo cantar, pero no vende discos. Es un fracasado de Greenwich Village que no quiere serlo, y aunque canta hermoso, sospechamos que nunca no lo va a lograr. La cinta comienza con Llewyn recibiendo una madriza por parte de un misterioso tipo afuera del club donde toca cada fin de semana. Impaciente y frustrado, Llewyn no tiene donde vivir, no tiene qué comer, y emprende un viaje sin rumbo en búsqueda de algo que ni siquiera él sabe qué es. En su camino, se topa los típicos personajes peculiares de los Cohen (John Goodman: no te acabes), pero no pasa mucho

En diciembre, un jueves por la noche, Beyoncé lanzó aparentemente al azar su quinto disco en iTunes, para la sorpresa de todos. Un lanzamiento perfecto, un move hipster acertado por la maquinaria de relaciones públicas que de seguro planea todos sus movimientos y que ha construido una credibilidad intocable alrededor de la pareja más poderosa del pop, Jay-Z y Beyoncé. Esta misma maquinaria de RP ha estado cuidadosamente reinventando a la exintegrante de Destiny´s Child para convertirla en un ícono pop perfecto. Y creo que lo han logrado. El último disco de Beyoncé es pop, pero está dirigido a “adultos contemporáneos”, una generación que creció meneando el “booty” con ella pero que ahora ha desarrollado una

en su vida. Además de tratar de resolverla, tiene que lidiar con un grave error que cometió con Jean (Carey Mulligan), la pareja de su cursi mejor amigo Jim (Justin Timberlake). Disculpen mi francés, pero Llewyn es muy pendejo y toma decisiones equivocadas tras decisiones equivocadas. En esta semana no le pasa mucho, pero le pasa todo. Como que un coche te moje en la calle después de pisar mierda de perro. Es un tipo que tiene mala suerte y pasa un mal momento. El título en inglés es algo engañoso. “Adentro de Llewyn Davis”, se traduciría, pero este es un tipo que no nos deja entrar, ni a nosotros, ni a nadie. No nos queda mas que acompañarlo en su frustración y reírnos de él, pues los Cohen no pierden nunca el obscuro sentido del humor.

“sensibilidad al arte” y expectativas más exigentes en cuanto a lo que consumen. En respuesta a esto, Beyoncé, asociada con el mejor talento que el dinero puede comprar (el disco cuenta con 44 colaboradores entre escritores y productores), ha creado este álbum, que oscila entre el pop, el R&B y el electro, pero que tiene toques más experimentales y artísticos. Deja atrás a Lady Gaga, Rihanna y Miley Cyrus, se ve “alternativa” sin parecer forzado. Para acompañarlo, Beyoncó lanzó un video por cada pieza del disco que ella misma co-dirigió. ¿Qué más? Todo el paquete es un gran producto, tanto Beyonce como el disco. Y si a esto le sumas el hecho de que tiene una de las voces más poderosas que hay en el pop, pues el resultado es ese: Un gran disco de pop.

Isaac y Mulligan están geniales. A esta última los Cohen la retratan como muñeca de porcelana. Gran pareja en pantalla. Balada de un Hombre común es una película que te afecta. Es triste, y es triste a largo plazo. No es un subibaja emocional, pero sí sales de la sala tocado. Los interludios musicales son de nudo en la garganta, pero luego a Llewyn le pasa algo de lo que no puedes evitar reír. Esa mezcla perfecta de ironía y tristeza que los Cohen han perfeccionado. Esta es una de sus películas más extrañas, brillantes y duraderas. Un tributo a esos que casi la hicieron, pero que tristemente les faltó un poquito. Ese poquito para nosotros no es nada, pero para ellos es un mundo de frustración. Durante los 105 minutos que dura la película, los Cohen nos dejan compartir ese dolor con Llewyn.

Suena a… Blood Orange

Cupid Deluxe 2013

Chairlift

Something 2012

Drake

Nothing Was The Same 2013


| Claro que ud. lo sabe

| Los menesteres del ocio

|| Por Miguel Agustín Perales

|| Por Alfredo García

■ a) Félix Díaz ■ b) Pedro Lascuráin ■ c) Bernardo Reyes ■ d) Ramón Corral.

2.- Los … creían en la existencia de dos principios creadores: uno del bien; otro del mal. ■ a) maniqueos ■ b) monofisitas ■ c) iconoclastas ■ d) nestorianos.

■ a) La marca de los cuatro ■ b) El perro de Baskerville ■ c) El intérprete griego ■ d) Estudio en escarlata.

5.- El … de febrero es el Día del Ejército Mexicano. ■ a) 19 ■ b) 20 ■ c) 21 ■ d) 22.

6.- Teocaltiche es una ciudad de ... ■ a) Guanajuato ■ b) Puebla ■ c) Jalisco ■ d) Nayarit.

7.- El Barzón es una canción de …

3.- … es la capital de Finlandia.

■ a) Lorenzo Barcelata ■ b) Luis Pérez Meza ■ c) José Alfredo Jiménez; d)

■ a) Kuopio ■ b) Lapua ■ c) Helsinki ■ d) Ilmajoiki.

8.- Don Francisco I. Madero fue asesinado el … de febrero de 1913.

4.- Parte de la acción de …, caso de Sherlock Holmes, transcurre en Utah.

Pepe Villa.

■ a) 19 ■ b) 20 ■ c) 21 ■ d) 22

Proverbios económicos. Es más fácil escalar la cuesta de enero que la curva de Lorenz. Morir dos veces. En la era de la Red, nada sintió un joven ante la muerte de aquel gigante minúsculo, Nelson Ned. Enigmas. Una caja negra nos pesa más que una caja blanca, aunque ambas pesen exactamente lo mismo. A pesar de todo. Sube en la estación pasmada el giro de la alegría: la cerveza bien helada y la cantina bien fría. Es bueno saberlo. Los senos son el órgano de la mujer que envejece más rápidamente, siendo como es precisamente el que nos vincula al género de los mamíferos. Beliebeer. Que le den bajo la mesa Maradona y todo el River, después de patear a Biber, un biberón de cerveza. Nuevos proverbios saltillenses. Puedo efectuar el trabajo de un caballo, si me dan tiempo suficiente para

hacerlo. Risueño. Otra tradición dice que el filósofo Demócrito era considerado un loco porque se reía de todo, así que fue enviado a Hipócrates para que lo curara. Hipócrates diagnosticó que simplemente tenía una personalidad alegre. Desde entonces, Demócrito ha sido conocido como «el filósofo de la risa». Sobre la reforma educativa. «Quien, después de haber dado una hora de lección, no ha aprendido nada, tampoco ha hecho aprender nada a sus escolares. Sólo ha repetido lo que se sabía de memoria y no ha vivido lo que decía y que debía haber pensado y por lo tanto crear en sí. Y los escolares han bostezado, trabajando, en el mejor de los casos, con el mismo desgano y cansancio del maestro, permaneciendo extraños al verdadero saber, llevando en su alma algo sin sabor, sin interés y sin vida»: Giovanni Gentile (1875-1944), filósofo italiano.

RESPUESTAS 1) b; 2) a; 3) c; 4) d; 5) a; 6) c; 7) b: 8) d.

superméndez

El único superhéroe de Saltillo y la región (incluyendo Ramos) Por J. Latapí

Semanario

VANGUARDIa Lunes 10 de Febrero de 2014

1.- En poco menos de una hora, … rindió protesta como presidente de México, nombró secretario de Gobernación a Victoriano Huerta y renunció para para que este accediera a la presidencia.

5


Semanario

6

VANGUARDIa Lunes 10 de Febrero de 2014

Aventuras de niños migrantes

E

staba soñando que se caía del tren, que las ruedas de fierro le pasaban por encima y que su cuerpecito quedaba molido, ahí, sobre los rieles, cuando despertó

sobresaltado. Hacía frío, mucho, pero él tenía la frente empapada y en un trance de pánico se abrazó, con todas sus fuerzas, a su madre, que tenía los ojos abiertos, y le contó su pesadilla. Ella lloró. El chirrido del tren, corriendo por las vías, mutilando la noche, opacó su llanto, Jhon se quedó dormido otra vez y ella siguió velando porque no, “es que en ese camino no se duerme señor”. Hacía unas horas que Carmen y sus dos niños, Jhon Henry, de nueve años, y Yotzan Anael, de siete, viajaban montados en los lomos de la bestia, hasta arriba de un vagón metálico, a la intemperie, el viento glacial azotándolos. Con ellos iba otro grupo de migrantes, todos muchachos, harapientos, sucios, como ellos, y a quienes se habían encontrado en el camino. Los niños y Carmen habían salido hacía ya varios días de Honduras, huyendo, como tantos, como todos, de la pobreza y el miedo implantado por la MS y la M18, las Maras más

John tiene una pesadilla recurrente que lo mantiene abrazado de su madre: despierta llorando que se cae del tren y muere. violentas y sanguinarias de aquel país. Los otros cuatro niños de Carmen, a quien hacía años había abandonado su esposo y por eso se dedicaba a lavar y a planchar ajeno, se habían quedado allá, al cuidado de su abuela. “Mi mamá no me dijo nada porque sabe cómo sufro yo con mis niños allá en Honduras, a veces tenía para darles y…

no tengo cómo darles el estudio, cómo sacarlos adelante, pues, a mis hijos. Mi mamá lloró y le digo ‘mamá no llores, algún día, yo tengo la fe en Dios, voy a pasar y las cosas van a cambiar’”. John y Yotzan habían tenido que dejar la escuela y sus tardes de juegos de pelota, por aventarse con su madre rumbo a Estados Unidos, en una travesía que aun para los


adultos es la ruta del peligro y de la muerte. “¿Qué les dijo la mamá cuando salieron de Honduras?”, pregunta el reportero a Jhon, el mayor “que no anduviéramos peleando ni de malcriados y nosotros le hacemos caso a ella”. Se habían echado a la calle, contaron a los voluntarios de la Casa del Migrante de Saltillo, a donde llegarían más tarde, sin un centavo y solo con la ropa que llevaban puesta, Javier Martínez Hernández, oficial de terreno de la Red de Derechos Humanos de Migrantes en Coahuila, reveló que sólo en enero del 2014 Posada Belén recibió a unos 17 niños migrantes que viajaban solos o acompañados desde distintos lugares de Centroamérica, cifra que se considera histórica, si se toma en cuenta que a este refugio llegan cada mes entre uno y dos menores. “Las situaciones que enfrentan son los mismas que los adultos, igual que las mujeres, están expuestos al secuestro, a las extorsiones, también sufren detenciones arbitrarias, a pesar de la edad y se ven muy abandonados, una porque el estado mexicano no está cumpliendo con los tratados internacionales y las leyes nacionales; y otra porque los consulados de Honduras, Guatemala, El Salvador, tampoco intervienen. El fenómeno está aumentando y están actuando con una pasividad, haciéndose como que no ven. En lo personal, yo que soy padre, nomás de imaginarme que mi hijo estuviera viviendo esas cosas…”. Cruzaron la guardarraya mexicana sin contratiempos y todo había ido más o menos bien, hasta que llegó la hora de montarse en la bestia con sus niños y a Carmen se le hizo un pozo en el estómago. La máquina venía siempre jalada, aunque nunca faltaban muchachos migrantes que le ayudaran a apearse con sus hijos en un vagón o una góndola. Vinieron para Carmen y sus hijos, días de largas caminatas en el monte, el sol rostizándolos, y de noches durmiendo a la orilla de los rieles, sin cobijas, sobre las piedras, el frío mordiéndoles los huesos. Los días siguientes caminaron todavía más, Yotzan y Jhon rogando a su mamá que los llevara en brazos “‘mami, ya no aguantamos, ya no aguantamos más” y ella que no podía, porque ¿cómo iba a poder cargarlos? “Veníamos sufriendo mucho, yo muy cansada, con dolor en las piernas de tanto caminar”, narro Carmen. Otra de esas noches Jhon, se volvió a soñar arriba del tren, muerto. La máquina paró en Apizaco, Carmen y los niños se habían bajado a pedir comida y monedas para continuar el viaje, varios hombres, vestidos a lo civil y con armas fajadas a la cintura los seguían de cerca, como intentando algo, secuestrarlos, tal vez.

Semanario

Un día Jotzan dejó Honduras y sus tardes de juego de pelota para acompañar a su madre a cumplir el sueño americano.

7

A John le duele el pecho del las noches frías que ha pasado en La Bestia.


Semanario

8

VANGUARDIa Lunes 10 de Febrero de 2014

Ángel tiene 10 años y viaja a Estados Unidos en busca de conocer a su madre. “Dije ‘me van a secuestrar junto con mis hijos, me quitan mis hijos’ y me dio mucho miedo”. Lo niños y la mujer corrieron a meterse a una iglesia, unos señores vestidos de militares en patrullas, los ayudaron a escapar por la puerta trasera del templo. Más tarde estaban en San Luis Potosí, la bestia dormida sobre los rieles, Jhon y Yotzan, treparon, con ayuda de unos migrantes, a lo alto de un vagón, el tren arrancó y Carmen, que no había alcanzado a subir, se quedó abajo. Desde arriba Jhon y Yotzan la vieron correr, llorando con desespero tras la máquina “se fueron mis hijos y yo me quedé”, gritaba, un muchacho la jaló del brazo, la ayudó a subir, Carmen estaba de vuelta con sus hijos, la bestia pitando, arrastrándose a todo vapor. El frío les roía los huesos. “Toda la noche no dormimos nada con el frío, casi se me morían andan muy mal del pecho, pero es mejor ir en tren, porque me da miedo la migra, después de tanto sacrificio que he hecho y que me regresen, tanto que nos ha costado ese camino de sufrimiento”. Una madrugada llegaron a la Casa del Migrante de Saltillo, con la cara y el cuerpo puteados de tanto andar, de tanto pasar fríos, de tantos días sin comer y de tanto dormir a la orilla de las vías. Ahí los alimentaron, les permitieron

Jessy viaja embarazada tras una vida mejor para su bebé. quitarse el polvo del camino, les entregaron varias mudas de ropa y días después los vieron partir.

EN BUSCA DE SU MADRE Hacía más dos meses que Ángel, 10 años, había llegado a la Casa del Migrante, después de sobrevivir a días enteros de hambre y a noches sin poder dormir de frío en las terminales de camiones y

afuera de los hoteles. Había salido de Honduras en la víspera de diciembre con su hermano Darwin de 20 años y su cuñada Jessy, encinta de cinco meses. Pedro Pantoja Arreola, asesor de Belén Pasada del Migrante y de la organización Frontera con Justicia, se quedó pasmado cuando vio cómo en sólo día, a mediados de enero de 2014, arribaron al albergue alrededor de nueve niños de entre 10


meses de nacidos y 14 años, acompañados de sus madres, generalmente solteras y con estudios de primaria, que venían viajando con ellos en la bestia hacia Estados Unidos. “Cuando estaba el tiempo y la lluvia más inclemente tuvimos la presencia de seis familias de la zona negra del Atlántico. Lo alarmante de esto es que llegaron bebés, no solamente eran niños sino bebés, estamos hablando de criaturas de seis meses a un año de edad, de brazos todavía. Por lo visto continúa la migración forzada por el hambre, por la violencia, por el abandono social. “Yo me quedé asustado por la venida de esos bebés, niños de meses, oye, eso es mortal, se van a morir esos niños por la situación tan dura en que van viajando. Valoro y admiro mucho, no juzgo a estos padres de familia de que sean atrevidos al traerse a sus niños, no, de ninguna manera, al contrario, no debemos criminalizarlos”. El sueño de Darwin y Jessy: buscarle una vida mejor a su futuro bebé en el gabacho; el de Ángel: conocer a su madre que se había ido a los Ángeles, cuando él apenas tenía un año de nacido, porque su padre le pegaba mucho.

Semanario

Ángel disfruta de la Casa del Migrante y la pelota antes de continuar el viaje.

“Tenía yo 11 años, me acuerdo bien que una vez en la noche él llegó y la quería matar con un cuchillo, ella salió corriendo para donde mi abuela… Se dejaron cuando yo tenía 12 años y mi mamá decidió venirse para este camino, me dejó a éste (Ángel) chiquito…”. Darwin se había convertido en el padre adoptivo de su hermano, hasta que, para conseguir dinero, se puso a trabajar duro en una ferretera y lo dejó con suabuela y su tía Hasta que Darwin se cansó de vivir en Honduras a merced de los mareros, cholos y tatuados, que los días 15 y 30 de cada mes, lo esperaban a las afueras de su trabajo para robarle, pistola en mano, las migajas de sueldo que ganaba en la ferretería. Honduras ocupa el primer lugar en robos con violencia en todo Latinoamérica. Decidió que era hora de ir a los Ángeles a buscar a su madre diabética y trabajadora de una panadería. Ángel, el niño, había visto solamente en fotografías a esa mujer piel canela, alta, cara bonita y cuerpo menudo, que era Karla, su mamá, y soñado tantas veces que se encontraba con ella y “que hacíamos fiesta y volvíamos a Honduras”. Solamente había oído la voz de su madre por teléfono algunas veces, que lo extrañaba, que lo quería mucho; y él que también, que la amaba y que pronto iba a estar con ella… El niño, Darwin y su cuñada, emprendieron el viaje en camión una tarde, como a las 2:00, sin despedirse casi de nadie y después de pagar cuota a la migra guatemalteca para que los dejara pasar y a los camioneros para que les permitieran subir a los buses.

VANGUARDIa Lunes 10 de Febrero de 2014

Así lo contó Darwin:

Carlos y Marco, de 10 y 7 años respectivamente, juegan antes de seguir el viaje en el tren.

9


10

VANGUARDIa Lunes 10 de Febrero de 2014

Semanario

En México unos policías federales, que los habían descubierto en los retenes y mirado en sus cédulas de identidad que no eran de acá, también les quitaron dinero. De tanta pagar extorsiones, los dólares que Karla, la mamá de Ángel y Darwin, les había mandado de Estados Unidos para el viaje, se esfumaron. Lo que siguió fue puro aguantar hambre, las tripas chillándoles, dormir en el suelo de las terminales y pasar la noche en vela, por el frío, afuera de los hoteles. “Tenía dolores en la cintura por el frío y porque dormía en el piso”, comentó Jessy, la cuñada de Ángel, que ya se tenía la barriga prominente. “¿Qué opinaron tus padres de que migraras embarazada?”, cuestionó el reportero, “que estaba bien que me viniera con mi esposo, que estaba en buenas manos, que él no me iba a dejar ahí botada y se iba a ir, confiamos en él”, respondió la mujer. La gente que pasó por ahí se había compadecido de aquel muchacho, del niño y de la mujer encinta, tumbados en el suelo de la central y alguien les llevó un abrigo y otro alguien un plato de frijoles y tortillas. Días antes de celebrarse la Navidad Darwin, Jessy y del niño, estaban en la Casa del Migrante de Saltillo, habían comido, se habían duchado y cambiado de ropa. El niño se acordó de aquellas tardes en que llegaba de su escuela en Honduras, comía, se bañaba, hacía sus tareas y por la noche se iba con su hermano Darwin al campo de futbol para echar pelota. En la escuela sacaba diploma de honores. Su abuela no se dio cuenta de que Ángel, su hermano y su cuñada se habían aventado para Estados Unidos, “yo les dije que le dijeran cuando ya estuviéramos lejíos de Honduras”, dijo el niño. Y volvió a evocar las tardes en casa de su tía, a él le gustaba poner las canciones de los Tucanes de Tijuana cuando ella no estaba. “Canta alguna”, le pide el reportero y Ángel medio apenado repite las estrofas de una que se llama “El Centenario”: “Si eres pobre te humilla la gente, si eres rico te tratan muy bien, un amigo se metió a la mafia, porque pobre ya no quiso ser, ahora tiene dinero de sobra…”. Otra mañana un coyote aguardaba a la familia en la calle para llevarlos a Monterrey y de ahí a la frontera. Fueron a la central, tomaron un bus y en cuestión de unas horas se hallaban en Monterrey, encerrados en lo que parecía una casa de seguridad. El coyote, los había dejado ahí, con la advertencia de que si salían podían ser capturados por Migración y repatriados a su país. “Los muchachos de la casa esa armaban sus parrandas,, bebían, llevaban mujeres… y hubo un día en que casi me agarro con uno porque quería tenerme a Ángel donde ellos estaban tomando”, narró Darwin a su


VANGUARDIa Lunes 10 de Febrero de 2014

Semanario

A Carlos y Marco, les dijeron sus papás que irían de paseo, hoy saben que no es así, que van rumbo a EU.

11


12

VANGUARDIa Lunes 10 de Febrero de 2014

Semanario

Oneida y Carlos, con sus hijos, mientras se reconfortan en la Casa del Migrante luego de un asalto al tren. regreso a la Casa del Migrante. Yessi, que para entonces contaba seis meses de embarazo, empezó a sentirse mal, la comida de la casa de seguridad era mala y casi no dormía. Hasta que ocho días después, con ayuda del dueño de aquella casa, que durante el cautiverio se había portado bien con ellos, escaparon y las puertas de la Casa del Migrante de Saltillo, se abrieron de nuevo para ellos. “Cuando llegué le hablé a mi mamá y ella me dijo que el coyote le había estado llamando para pedirle dinero, le dijo que nos tenía y le pidió dos mil dólares”, contó Darwin. En la Casa del Migrante les dieron de comer, les prepararon el baño y les proporcionaron ropa limpia. Jessy, que desde su salida de Honduras, no había sido revisada por ningún médico, fue llevada por la madre Lupita, una religiosa conocida en toda la frontera norte por su labor activista en favor de los migrantes, a una clínica.

“Es varón” dijo el doctor “y nacerá para los primeros de marzo”. La noticia colmó de luz los días de tinieblas que habían vivido Darwin, Jessy y el pequeño Ángel, quienes hasta hace unos días esperaban la ocasión de abandonar la Casa del Migrante y seguir pa arriba.

TRAS EL SUEÑO DE HACER CALCETINES Por esos días Carlos y Marco, nueve y siete años, arribaron una soleada, pero fría mañana a la Casa del Migrante de Saltillo. Habían venido desde Honduras montados en la bestia con sus padres Oneida y Carlos, y dejado allá, con la abuela, a dos más de sus hermanos. “Nos trajeron a engañaditas, a escondidas, que nos iban a llevar para Cortés, pero nos trajeron para acá. Yo estoy contento de poder hablar en inglés, give me one kiss…”, relató Marco, el más pequeño. Tenían la piel quemada y el cuerpo molido

por el cansancio y el frío. El día que se subieran hasta arriba del tren por primera vez, a Carlitos le dio miedo porque “pos, tú sabes, mira uno pa bajo y dices ‘ya, ya me voy a caer’”, Lo mismo pensaba Marco que había conocido hasta entonces lo que era tenerle pavor a las alturas “dije ‘¿dónde iré a caer?’ , pero dije ‘no, no me voy a caer, en el nombre de Dios’”. Sus padres también habían sentido ese vértigo, cuando vieron cómo unos empistolados, que parecían maras o zetas, con pistolas calibre 38 y 22 y radios de comunicación, tiraron del tren a varios muchachos migrantes que no habían pagado la cuota de 200 dólares para seguir su viaje. Oneida y Carlos los habían visto caer al suelo con un golpe seco, la bestia en marcha, y levantarse tambaleándose, la cara y los brazos ensangrentados, siguiendo a pie el trayecto de la máquina. Los niños, que venían jugando, no se enteraron de la escena. Una mujer fornida en Palenque, que comandaba a un grupo de mareros, se lo había advertido a Carlos, Oneida y los niños, que o pagaban 100 dólares por cabeza para subir el tren o los iban a tirar por el camino, pero ellos no traían nada, ¿de dónde iban a sacar para pagar esa renta?. “Dije ‘nombre, ¿cómo voy a pagar 100 dólares por cada uno?´, 100 ahí, 100 en Tierra Blanca y 100 en Orizaba. No es justo. Vos sabés que uno viene a ganarse la vida, a buscar un camino mejor y tu misma raza, de tu mismo país, te están haciendo eso. Así como me ves ahorita me acabo de jugar el pellejo, porque si ellos me miran otra vez allá abajo me van a matar, porque me les vine”, dijo Carlos, el padre. Pero ni eso mermó el deseo de los esposos por continuar rumbo a la frontera con sus hijos y llegar a otro lugar, tal vez a Virginia, donde no tuvieran que trabajar 12 horas diarias de noche en una maquiladora de calcetines, por un salario de dos mil lempiras a la semana, unos mil 300 pesos. La máquina entró a Saltillo a la 1:00 de la mañana, la pareja y los niños bajaron ya guardaron afuera de la estación del ferrocarril hasta que amaneciera, antes de emprender de nuevo la caminata. Estaban hambrientos. Un garrotero les dio señas de la Casa del Migrante donde horas después comieron, se lavaron, se cambiaron de ropa y ese mismo día los dos niños y sus padres se fueron con el ocaso. Nadie volvió a saber de ellos.


LAS CUOTAS DE UN SUEÑO

Semanario

Óscar y su madre, narran las cuotas que han tenido que pagar para llegar hasta aquí.

antes de que algo le pasara, primero me iba a pasar a mí, que antes que alguien lo tocara, primero me iba a tocar a mí”, narro el papá de Óscar. Continuaron el viaje sin dinero, subsistiendo solo de la caridad de la gente, que en el camino, les iba regalando comida y algunas monedas. “Los dueños de los autobuses no nos querían traer, que no podían si no traíamos documentos y mi papá les venía pagando pa que nos trajeran, de a 100 pesos ‘móchate pal chesco’, le decían”, platicó el niño. Una mañana de domingo llegaron a la Casa del Migrante de Saltillo para descansar unos días, antes de seguir su travesía sin saber a dónde.

LA PROMESA Para entonces los amigos Edwin y Jorge, ambos de 16 años, ya se habían refugiado en

la Casa del Migrante. Habían viajado a México en puro autobús desde Guatemala, donde sobrevivían de trabajar duramente en los campos de tomate por 50 quetzales diarios, unos 75 pesos. Sus familias los vieron partir llorando en la puerta de la calle. “Se salieron las lágrimas, imagínate, es un viaje que uno hace sin saber si va a regresar, si ese va a ser el último abrazo, el último cariño que le den ellos a uno…”, dijo Jorge. Alberto Xicoténcatl Carrasco, director de la Casa del Migrante de Saltillo, lamentó el hecho de que ni el DIF local ni el Instituto Nacional de Migración, cuenten con espacios adecuados para albergar a los adolescentes migrantes no acompañados que transitan por esta ciudad rumbo a Estados Unidos.

VANGUARDIa Lunes 10 de Febrero de 2014

Unas cuantas semanas después Óscar, 12 años, salió de Honduras con sus padres, corriendo de la miseria y la violencia de las pandillas que han vuelto imposible la vida en aquel país. Una culebra amarilla, “grandísima”, enroscada en un árbol, se les había presentado en el camino como un mal presagio de su viaje a la frontera. El machete respingó cuando un señor que iba con la familia le pegó a la serpiente La culebra seguía caminando aun y cuando el papá de Óscar la había partido en dos, hasta que le atinó en la cabeza con el machete y el crótalo expiró. Durante su excursión se toparon a otras culebras, esta vez con chapa de policías, pero vestidos de civil, en la terminal de autobuses del Distrito Federal. Aquellos les habían exigido el pago de una cuota para dejarlos seguir. “Cabrones, saquen el dinero…”, les ordenaron. “Que teníamos que dar el dinero si no nos regresaban y no podríamos montar el autobús, yo pensé ‘mejor voy pa atrás’”, relató el Óscar niño. Óscar se puso nervioso y empezó a llorar. José Jacobo, su padre increpó a uno de aquellos señores “‘¿no tienes hijos, para que te pongas en esta situación?’”,“pues sí, pero yo no ando migrando”, fue la respuesta del policía sin uniforme. Ante el aumento del fenómeno de los niños migrantes que viajan solos o acompañados rumbo a Estados Unidos, el padre Pedro Pantoja urgió a que la ley de migración contemple más protocolos y mecanismos de protección para las personas más vulnerables de la migración que son los niñas y niños. “Para que vayan felices protegidos y no tener que meterlos al riesgo inhumano del camino”. Óscar y sus papás estaban retenidos por los agentes en la central, habían comprado ya los boletos y estaban a punto de perder el autobús. “Son cuatro mil pesos”, soltó uno de los hombres, el papá de Óscar se sacó de la bolsa del pantalón los tres mil pesos que llevaba para el viaje y los puso en la mano de uno de sus captores. A Óscar le vino el recuerdo de la tía de su padre, quien meses atrás había sido secuestrada por una mara salvadoreña y encontrada en una playa, cortada en pedazos. “Ya había hablado con mi hijo que íbamos a viajar hacia acá y dijo que estaba bien, nomás preguntó que cómo iba a ser el viaje. Le dije que iba a ser un poco difícil y que a veces doloroso, pero que todo iba a estar bien, que

13


14

VANGUARDIa Lunes 10 de Febrero de 2014

Semanario

Jorge dejó los campos de tomate “A fin de cuentas no somos una instancia de estado, no podemos hacernos cargo cuando viene una persona menor de 18 años a la Casa del Migrante. Lo que hemos hecho es dar aviso a las autoridades competentes, en este caso al DIF local, pero el DIF local se excusa de que no tiene albergues y entonces los deja en completo abandono. “Las niñas, los niños y los adolescentes no pueden estar en ningún espacio sin sus papás, si no tienen la tutoría del estado, y en este caso el Estado de Coahuila se ha negado de forma directa y reiterada a hacerse cargo de los niñas, las niñas y los adolescentes migrantes no acompañados, porque no hay una política integral.. “Y entonces los niños quedan a merced de lo que la sociedad civil podamos hacer, pero podemos hacer muy poco porque la ley no lo permite. No podemos tutorearlos, hacer algo para evitar que salgan del albergue, los tenemos acá hasta que los niños deciden salir”. Edwin, que había quedado huérfano de padre y se había convertido desde niño en el hombre de la casa, salió con la esperanza de hacer dinero en Estados

Edwin salió de Honduras con la misión de darle una vida mejor a su madre.

Unidos y regresar a Honduras para darle una vida mejor a su madre y a sus cinco hermanos. Jorge queriendo ganar muchos dólares para comprarles una casa a sus viejos. “Fue doloroso mi madre estaba muy triste, le dije ‘yo quisiera darle una vida mejor a usté a mi padre’, porque ellos son muy humildes…”, relató Jorge. El director de a Casa del Migrante habla de cómo el futuro de estos niños podría no ser tan alentador en su trayecto hacia el seño americano. “En 2009 tuvimos un incremento muy considerable de niños y niñas no acompañados. Lo que empezamos a conocer es que estos niños eran reclutados por las bandas de la delincuencia organizada, Los vemos en los medios de comunicación, que socialmente los llaman niños sicarios, asesinos, delincuentes. Habrá que pensar cuántos de estos niños fueron obligados a trabajar para el crimen organizado”. Cuando Edwin y Jorge retornaron de sus sueños a la realidad, ya estaban en el Distrito Federal. Unos policías andaban deteniendo a todos los sospechosos de ser migrantes y no tardaron en dar con ellos.

Los pararon y les dijeron que si no les entregaban mil pesos, cada uno, los iban a detener y devolver a Guatemala. Días después Edwin y Jorge se hallaban en la Casa de la Caridad de San Luis Potosí, esperando la oportunidad de reanudar su viaje a la frontera. Los amigos habían escuchado tantas historias espeluznantes sobre los asaltos en el ferrocarril, que desde el primer día que salieron de Guatemala prefirieron viajar en autobús. “Tengo miedo al tren porque son muchas cosas les que les han sucedido a otros compañeros, incluso en San Luis, en la Casa de la Caridad, conocí a un señor al que unos malandros, que se subieron a asaltar el tren, empujaron, cayó y las ruedas le molieron los pies, ahorita está en silla de ruedas”. Jorge y Edwin llegaron a la Casa del Migrante después de varios días de dormir en la calle, bajo el frío y la lluvia, y de aguantar el hambre, cuando ya no hubo en el camino almas buenas que les dieran un pan o una tortilla. Una madrugada se fueron de Saltillo con los primeros silbidos de la bestia y sólo el cielo, que iba cobijándolos, sabe hoy de su suerte.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.