FA LTA N
48 DÍAS
No hemos recibido ninguna denuncia por campañas negras"
L U N E S 1 6 D E M AY O D E 2 0 1 1
Leopoldo Lara Escalante, presidente del IEPCC.
EL FUTURO LO ESCRIBES TÚ. ELECCIONES COAHUILA 20011
FOTO: VANGUARDIA-ESPECIALES
UN SÓLO VOTO PUEDE MARCAR LA DIFERENCIA
LA ELECCIÓN NO ESTÁ DEFINIDA
Si todos los que por cualquier razón no ejercen su derecho al sufragio se decidieran a votar, podrían cambiar la historia no sólo de su Estado, también del País
H
tados la política no ocupa ni el 5 por ciento de importancia en su vida. Con esta panorámica, dicen los estudiosos, existe la posibilidad de que a última hora, esa despolitización provoque más abstencionismo. Sin embargo, también podría ser que esos mismos indecisos le den un vuelco a la historia.
JESÚS CASTRO
ace un par de años, Alberto Gómez se lamentaba de no haber votado por el candidato que le agradaba para Presidente de la república en el 2006. Ese 3 de julio decidió no ir a su casilla; “¿para qué?, si no va a pasar nada”, dijo en aquel entonces, y su candidato perdió por una diferencia de .64 por ciento, el más corto de toda la historia en México. Mayor fue el lamento de Alberto cuando un amigo suyo le explicó —con números, como está acostumbrado el ingeniero que no entiende de discursos de civismo y cultura ciudadana— que si él hubiera acudido a votar en aquel entonces, habría hecho la diferencia. Luego se enfrascaron en un par de simples cálculos. “Mira”, le dijo su amigo, “tu candidato perdió por .64 por ciento, o sea, por 243 mil 934 votos. Ni el 10 por ciento de toda la gente que éramos en Coahuila. ¿Cuántas personas crees que debimos haber votado nomás aquí, en el Estado?, quizá votamos un millón 691 mil 290 personas que teníamos credencial, pero hubo gente como tú, que no votó”, explicó su amigo, e hizo una pausa. Unos segundos después prosiguió. "Ustedes, los que no votaron fueron el 45 por ciento, ¿sabes cuántos son? 770 mil 382 personas”, dijo, “¿Te imaginas si de esos, al menos el uno por ciento —unos 7 mil 738— a última hora hubieran cambiado de opinión y hubieran votado por el mismo partido que tú, y lo mismo en los otros 32 estados? Hazle cuentas”, agregó, e hizo otro silencio. Calculadora en mano, Alberto hizo la operación. 247 mil 616, apareció en la pantalla. “Hubiéramos ganado por 3 mil 682 votos”, dijo sorprendido. “Pero no pienses nomás en lo que hubiera pasado con el candidato que te agradaba, piensa si en vez de uno, el 60 por ciento de esos que no votaron hubieran votado por otro candidato; a lo mejor por Patricia Mercado, que tuvo poquito más de un millón de votos, pero súmale a esos otros 442 mil 229 por cada uno de los 32 estados del País, ¿tendríamos a una mujer como Presidente?”, agregó su amigo. ¿Se puede? Hoy comienza una nueva elección en Coahuila, se elegirá Gobernador del estado, y seguro, como la historia de Alberto, hubo otros miles de indecisos, en las elecciones a Gobernador del 2005, cuando salieron a votar sólo el 52.77 de los ciudadanos. En aquella ocasión el abstencionismo llegó al
¿Hay posibilidad de que cambies la decisión de tu voto en esta elección?
59% No 41%
Quizás
Metodología: 200 encuestas por teléfono a personas que cuentan con credencial de elector.
47.23 por ciento, es decir, que 777 mil 662 credenciales no se usaron y cuyos dueños habrían hecho la diferencia, haciendo ecuaciones como la que aprendió Alberto. Agregarle 30 por ciento —233 mil 298— de los votos de quienes no fueron a las casillas, al candidato que quedó en segundo lugar, le habría dado el triunfo si hubieran votado por alguno, o todos los partidos que apenas si alcanzaron el uno o el tres por ciento de la votación, los números habrían sido distintos. La buena noticia es que lo anterior no es un sueño "guajiro". Una encuesta de VANGUARDIA realizada a dos días de que inicien las campañas, revela que del 62 por ciento de los encuestados que dicen ya tener decidido su candidato, existe un 41 por ciento que dice que a pesar de ello, podrían cambiar su opción. Entonces están el 41 por ciento los probables indefinidos, más el 38 por ciento que son, no están nada definidos, nos da una sumatoria interesante de ciudadanos que pueden cambiar la elección a gobernador durante la campaña o incluso a la hora de acudir a las urnas. Según la encuesta realizada a 200 coahuilenses, el 14 por ciento de los encuestados ya ha cambiado su intención de voto en otras ocasiones, justo en los días previos a una elección. La mala noticia es que para los encues-
FUTURO GOBERNADOR:
futurogobernador@vanguardia.com.mx
Dile de una vez a esa persona que dirigirá Coahuila los próximos seis años, lo que piensas, lo que quieres, lo que esperas... más allá de posturas políticas. Envía tu carta al buzón y espera su publicación.
No le vengo a pedir nada. Su labor no es un favor por el que hayamos quedado en deuda los coahuilenses. Le escribo para recordarle que el compromiso no termina con las campañas y que a su vez, las campañas no son eternas. Ya ganó, felicidades. Ahora, sigue el trabajo duro, no se vale dejarse corromper y es obligatorio que cada mañana recuerde a las personas que le toca dirigir y no las oferte al mejor postor. También quiero hablarle sobre el amor, no estoy buscando pareja, pero sí un líder que esté enamorado de sus orígenes, de
La otra historia ¿Qué historia pueden cambiar? La de Coahuila como uno de los estados con mayor índice de abstencionismo a nivel histórico. La historia de quienes todavía pueden estar pensando en este 2011, “¿para qué voto?, si no va a pasar nada”, sin saber que, precisamente votando se puede escribir una historia diferente, con sólo echarle números. Ya se escucha por las calles de Coahuila las voces de, “¿para qué?, si siempre ganan los mismos”, o, “no, ¿para qué voto?, si al partido que yo le voy, siempre votan bien poquitos”, incluso los de, “uyy, no, ese ya tiene el gane seguro, trae mucha gente en las colonias, mejor no voto, total un voto menos, no afecta”. El fenómeno de los que no votan en Coahuila no es un problema menor. Según un estudio hecho por el Centro de Estudios para un Proyecto Nacional, y solicitado por el IFE, de 1882 a 1997, los dos estados que se mantuvieron por encima de la media nacional de abstencionismo, fueron Coahuila y Guerrero. Ahora bien, la encuesta IMO, sobre Participación Ciudadana y Política en el 2010, mantuvo a Coahuila dentro de los estados con mayor grado de abstencionismo electoral, a partir de las elecciones de 1988 y hasta las del 2000. Según esa medición, Coahuila alcanzó índices de hasta 62 por ciento de abstencionismo en la elección presidencial de 1988, siendo una de las más altas del país en los últimos 20 años; sólo seguido por Chiapas que en la del 2000 llegó a 47 por ciento y Yucatán a 33.95 por ciento en la de 1994. En general, en México tampoco hay buenos números. El abstencionismo nunca ha llegado a bajar del 25 por ciento, pero a nivel histórico se han alcanzado cifras de hasta el 70 por ciento, lo cual, dicen especialistas, puede llegar a crear problemas de legitimidad y estabilidad política. ¿Quién es el enemigo? Alberto no lo sabía, pero debido a su falta de interés por votar en el 2006, se convirtió en un abstencionista ocasional, según lo dice el doctor en Ciencias Sociales por la UAM, Bruno Lutz, quien
este desierto que florece con el sudor del recolector de candelilla, de la madre soltera, del ingeniero, de los hombres que mueren buscando carbón y de los maestros que revivimos encontrando esperanza en los salones. Una vez que empiece su luna de miel con el Estado, viva su responsabilidad con dignidad. Hayamos votado o no por usted, la fe que representa es la que más necesitamos en estos días. Pónganos el ejemplo de la honestidad, sea estricto con su gabinete y luche para que recuperemos la libertad de salir a la calle
escribió el estudio, “La Participación Electoral Inconclusa. Abstencionismo en México”, donde etiqueta tres tipos de abstencionistas, y un pilón. Lutz dice que el primero es el abstencionista duro, es decir, el que tiende a no votar por convicción, el que no cree rotundamente, y nunca vota. La segunda categoría es el ocasional, es decir, aquel que por alguna situación decide dejar de votar en algunas elecciones, ya sea por desanimo, flojera, estar despolitizado en ese momento, u otra. Y está el abstencionista involuntario, donde caben quienes olvidaron tramitar la credencial, los enfermos, quienes viven lejos o en otro estado o país; es decir quienes por impedimentos físicos o circunstanciales no pudieron votar, pero si tenían la intención. Dice el autor, que el abstencionismo existe en mayor grado debido a que, “el oportunismo, el nepotismo y la ineptitud, de las cuales hacen mención los medios masivos de comunicación, no permiten ver a la política como un espacio de actuar en beneficio de la sociedad”. Sin embargo, en base a su estudio, asegura que la participación ciudadana ha aumentado en México en base a dos factores. Ser elecciones Presidenciales, o aquellas donde existe la posibilidad de un cambio de partido político, como sucedió en 1988, 2000 y 2006. “Lo que se puede afirmar, es que factores como la posibilidad de poner fin a la hegemonía de un partido en el poder, motivan a los ciudadanos a acudir a las urnas”, escribió Lutz. Muy caro Pero todavía hay otra historia que cambiar. La del bolsillo de los coahuilenses. El asunto es que esos 777 mil ciudadanos que no votaron en el 2005 ni se imaginan que no hicieron uso de los 120 millones de pesos, de sus propios impuestos, que se destinaron para organizar esas elecciones. Más aún, quien todavía está indeciso, dejará que otros gasten los 247 millones 562 pesos que usarán en esta elección. Pero hay una última cuestión, quién no vote, no tendrá derecho a exigirle a quien resulte electo, dicen los teóricos. “Quién voluntariamente desiste de su derecho a votar, automáticamente trasfiere su derecho a quienes sí lo hicieron”, dice Bruno Lutz, citando a Crespo. Alberto, de quien hablamos al principio, sabe que él y otros indecisos pudieron haber cambiado la historia del 2005 y del 2006, pero que el “hubiera” no existe. Sin embargo, ahora sabe que la elección del 2011 no está definida, y que yendo a votar, puede escribir una nueva historia.
sin miedo a la violencia. Supongo que tiene hijos y una linda familia. Es afortunado, pues la violencia intrafamiliar es uno de los males que aqueja no sólo a Coahuila, sino al país entero. Sé que no podrá solucionar los problemas de cada casa, pero está en sus manos darles una calidad de vida, para que los empleos sean remunerados con justicia y que “hambre” sea una palabra que no exista en el vocabulario de los niños de Coahuila. Una vez que terminen las campañas, reduzca su gasto en su imagen personal y destínelo a la educación. Cam-
biar la vida de los futuros votantes es una inversión para el futuro y le dejará votos más inteligentes que los que cualquier comercial o despensa le puedan traer. Antes de despedirme, le quiero recordar que la próxima vez que lo sobornen, ponga en la balanza a esos miles de niños coahuilenses contra la suma que le ofrezcan. La decisión es completamente suya. Un abrazo y mis mejores deseos. Quetzali García, estudiante de la Escuela Normal Superior, 19 años.