Semanario: Familias a la deriva

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VANGUARDIA | lunes 10 de septiembre de 2012 | No.339

Periodismo de investigaci贸n

FAMILIAS A LA DERIVA

En la mayor铆a de los casos de desapariciones forzadas, las familias pierden todos los derechos de seguridad social




EN UN DOS POR TRES

La patria es primero

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Con la declaración de Enrique Peña Nieto como presidente electo, empieza de nuevo la más terrible pesadilla de AMLO: el silencio mediático. López Obrador es un producto de Televisa y sin esa caja de ruido es nadie, un espectro más del espectro radioeléctrico. De hecho, durante la impugnación de la elección que llevó a cabo, los medios nacionales ya no le hicieron mucho caso. Sólo el grupo Milenio siguió el anodino proceso día tras día, así como durante tres meses se habían aplicado a divulgar encuestas electorales diarias, con la misma buena fe y el profesionalismo de una empresa periodística que en este sexenio desbancó al grupo Reforma. De allí en más, sólo algún despistado periódico de provincia le concedió, de cuando en cu-

LA FAUNA

Por Alfredo García

ando, un octavo de página en primera plana al delirio poselectoral del tabasqueño. Más que en los azarosos votos que cosecha –la mitad de ellos comprados por el gobierno del Distrito Federal-, la fuerza de AMLO radica, como se ha dicho, en su habilidad para mentir, pero sobre todo en el hecho de que los medios de comunicación transmitan sus mentiras en el ámbito nacional. Hace tiempo que Televisa y TV Azteca se percataron de que sus locutores de noticias estaban sirviendo como bocinas de AMLO y decidieron cortarle este subsidio publicitario. A partir de este 16 de septiembre, pues, en el vértigo de las fiestas patrias los #123 cargarán, ahora sí, el ataúd con el cadáver de AMLO, para depositarlo en las aras de la Santa Muerte política a la que

ambos, el tabasqueño y los estudiantes, sirven. A ese movimiento le aguarda el porvenir que muchos le deparábamos: convertirse al quinto mes de su creación en un fósil antisocial como los Pancho Villas, el SME, los macheteros de Atenco, la APPO, el EPR y demás entelequias que apoyaron a AMLO y que apoyarían a Fernández Noroña si este decidiera lanzarse en serio por la presidencia de la República. Mientras tanto, se impone reunirnos todos en torno de las enseñas nacionales: juicio político a quien arroje granadas en las plazas de armas y a quienes neciamente insistan en deslegitimar una elección, que fue legítima desde el momento mismo en que 50 millones de mexicanos, en sólo diez horas, congestionaron con su voto las urnas.

Ilustración: Esmirna Barrera

Identidad: Es imposible que lo mismo se dé y no se dé en lo mismo a la vez y en el mismo sentido (Aristóteles).

| Diccionario de autores SI YO FUERA PRESIDENTE

¿Se imagina sentado en la silla que ahora ocupa Felipe Calderón? Adriana Ruiz, ama de casa

1.

Lo primero que cambiaría sería la inseguridad. Estos últimos años se ha incrementado bastante. Más que nada hay que arreglar esto por nuestros hijos, porque Saltillo ya no es seguro para salir.

2.

Mejoraría los empleos porque los muchachos no tienen donde trabajar, los recién egresados tienen carrera, años de estudio, esfuerzo, dedicación y quieren lograr algo pero tienen muchos límites.

Los hijos de recomendados son los que tienen prioridad.

3.

Servicio médico para todo el pueblo porque dicen que si te lo dan pero no lo cumplen. He visto gente que primero se muere antes de que lo atiendan.

4.

El trato a los ancianos. Es deprimente como están los ancianos, uno como familia los tiene que ver, que cuidar, pero el

Gobierno tiene que ayudar en todos los aspectos: salud física, mental, darles un lugar, no es posible que para su pensión tengan que hacer filas en pleno solazo en la calle. Los hacen un cero a la izquierda y tenemos mucho que aprender de ellos.

LA LICUADORA

Nadie es homogéneo, análogo, todos son una mezcla de… Una pizquita genética de fulanito, otra de menganito y una cucharadita de perenganito. Si no lo crees, ve cómo metes en una licuadora un tantito de éste, más del otro y un puñito de aquél, y luego verás quién sale:

Bugs Bunny

Carlos Arredondo

David Chase

Alejandro Gutiérrez



| Claro que ud. lo sabe

| Los menesteres del ocio

|| Por Miguel Agustín Perales

|| Por Alfredo García

1.- … es el sentido etimológico de Anáhuac.

Súcuba. Soy un durmiente insaciable. Súcuba flota en un sueño más real que la vida. Es una planta injertada en otra planta femenina. Son quienes le prestan volumen: una mujer sin súcuba, sin su demonio de guardia, sería unidimensional como un holograma. Visible pero impalpable. Como una sombra en un país nunca visitado por el sol. Toda su decencia consiste en la súcuba, toda su inocencia. Sólo gracias a ella puede sonreír y fornicar. Sin ella sus rezos carecerían de sentido, así como sus caprichos. Súcuba posa sus talones en el tacón de aguja, la mujer se eleva en la punta de los pies. Ésta mira de frente, aquélla con el rabillo del ojo. Súcuba es insomne. Sus ojeras moradas son una prueba de perpetua juventud. Es el alma carnal de las mujeres, perpetuamente sensual. Reencarna con la primavera: las generaciones de la Súcuba son como las generaciones de las hojas, absorbiendo sedientas las auras del olvido.

■ A) rodeado de agua; ■ B) Dueño del cerca y del

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2.- De los complots independentistas, el primero en ser descubierto (y abortado) fue el de …

6.- … no aceptó para sí otro título que el de Siervo de la Nación. ■ ■ ■ ■

A) Guadalajara; B) Querétaro; C) Puebla; D) Valladolid.

3.- Para asegurar el éxito de la lucha insurgente, Hidalgo auspició la aparición del periódico … ■ A) La Voz de la Nación; ■ B) El Despertador

Americano; ■ C) El Pensador Mexicano; ■ D) El Clarín de la Verdad. 4.- Pese al escepticismo de los historiadores “serios”, no parece haber razones válidas para dudar de la proeza del Pípila, cuyo verdadero nombre era … ■ A) Hermenegildo Galeana; ■ B) José Joaquín Herrera; ■ C) Juan José de los Reyes

A) Miguel Hidalgo; B) Ignacio Allende: C) Juan Aldama; D) José María Morelos.

7.- El guerrillero navarro … vino a México, en 1817, para reavivar la lucha insurgente. ■ A) Francisco Xavier Mina; ■ B) Juan Nepomuceno

Almonte; ■ C) Mariano Matamoros; ■ D) Ignacio López Rayón.

8.- En su poema Suave Patria, López Velarde llama “joven abuelo” a … ■ ■ ■ ■

A) Nezahualpilli; B) Cuauhtémoc; C) Cuitláhuac; D) Nezahualcóyotl.

Martínez; ■ D) Narciso Mendoza.

Respuestas:1) a; 2) d; 3) b; 4) c; 5) c; 6) d; 7) a; 8) b.

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A) 1808; B) 1809; C) 1810; D) 1811.

junto; ■ C) lugar en que abundan las garzas; ■ D) en las siete cuevas.

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5.- El 6 de diciembre de …., Miguel Hidalgo decretó, en Guadalajara, la abolición de la esclavitud.

SUPERMÉNDEZ

Súcuba es un sujeto plural, una persona abstracta. Idéntica a su idea, personalizarla sería condenarme a la fidelidad. Es el género femenino emboscado en los callejones del hampa. Los egipcios adoraron a Súcuba bajo la forma de un gato. Hoy en día, un dios proxeneta las subasta en las oficinas, en los sótanos, en los salones de belleza, en las cocinas, en los casinos, en las cantinas, en los cúbicos lechos de la pequeña burguesía. Pozo sin fondo, Súcuba cumple cualquier deseo por una moneda, tan abstracta y redonda como ella misma. Su divisa: “No lo digas, hazlo”. Presume de tantas proezas en sus ca-

ballerías. Se despliega en todas las esquinas del harem de la noche. Susurra en el alféizar de la ventana. Se revuelve amarrada a la pata de la cama. Flota como un globo encima del lecho. Acecha detrás de cada árbol. Se desploma en mi rostro como una luna desinflada. Merodea por las tiendas, los talleres y los restaurantes de la picaresca. Por los hermosos hospitales encendidos toda la noche, en el susurro de la luz mercurial, desnudándose en los metódicos elevadores, en los sofás sucios de formol y de lágrimas, en las mesas rodantes que transportan jeringas y termómetros, en las camillas empapadas de sudores anónimos. El deseo la posterga mientras ella desea cumplirse. La moldea en distintas personas. La modula en voces dispersas. Reencarnar es el juego favorito de Súcuba. Disfrazarse muchas veces en el transcurso de una noche. Es el demonio de las noches sin alcohol. Se mete a la tina y juega al rigor mortis. No es muda: habla el arcaico lenguaje de los sueños. El idioma de las prostitutas sagradas de Babilonia. En su ámbito, sin embargo, no existe el tiempo, tampoco la historia. Súcuba habita un perpetuo presente. No es un ídolo de la fertilidad. No es un penate del matrimonio. Su genealogía es paralela a la de las mujeres más bellas, que no aparecen por sucesión sino por acumulación, por excepción y a saltos, bajo el régimen de la carne. Mujeres como eslabones sueltos de una cadena de oro, omitiendo una generación, reproduciéndose por milagro.

El único superhéroe de Saltillo y la región (incluyendo Ramos)

Por J. Latapí


VIDEÓDROMO

AMIGOS ESTE ES EL TIPO DE PELÍCULA QUE A TODOS ATRAPA Y CONMUEVE Por Esteban Cárdenas

Amigos (Les Intouchables, en francés) fue votada como El Evento Cultural del año en Francia. Ha roto todos los récords, convirtiéndose en la segunda más taquillera de la historia en aquel país, y estoy seguro que habrá algún proyecto hollywoodense desarrollándose con Will Smith en el protagónico. Yo no escuchaba a tanta gente aplaudir el final de una película desde que iba al Gemelos Alameda en las épocas cuando la gente insultaba a los malos de la cinta, y todo eso es por que la premisa de esta película es suficiente como para conmoverse un poco. Amigos nos cuenta la historia verídica de Phillip (François Cluzet), un millonario quien recientemente quedó cuadripléjico, y su improbable amistad con Driss (Omar Sy), su enfermero “Street Smart”. Driss es un inmigrante africano.

Saliendo del cine, escuché a una señora decir algo así como: “¡ay qué bueno es ese negrito!”, así que ya tendrá una idea usted de la trama de la película. Es maleducado, usa pantalones baggy, es un ex convicto quien sólo está en casa de Phillip para que le firmen un papel que compruebe que fue a buscar trabajo. Sin embargo, el millonario –un poco deprimido por su situación- tiene otros planes y termina contratándolo, para deleite de todo el público, quien ya para esas horas debería de estar preparando los kleenex. Choque cultural, contrastes de clase y las situaciones alegremente absurdas que todo esto contiene. ¡Mira al millonarito fumando mota y escuchando rap con el “negrito”! Lo que viene es una comedia de amigos bastante formuláica que se vale de estas situaciones, pero con suficiente corazón como para convencer. ¿A quién no le gusta una comedia dramática “feel-good”? A mi me gustan, sobre todo si están bien hechas, como es el caso de

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esta. Aunque trata el tema de manera bastante previsible, la química entre sus protagónicos hace maravillas, y acabamos perdonándole sus obviedades y lugares comunes en la trama. Omar Sy es un descubrimiento. Aunque está interpretando un papel totalmente cliché, logra darle un matiz complejo a un personaje que pudo haberse convertido, en manos de otro director, en una mofa racista. Porque eso si, el guión si es bastante simplista, y le da un

RADAR

Suena a…

Por Esteban Cárdenas

Angels of Light

escardenas@vanguardia.com.mx

Swans

The Seer 2012

tratamiento de cuento de hadas a una situación bastante más compleja. Sin embargo no creo que haya nadie que no se rinda ante un par de actores tan carismáticos. Su relación de amistad funciona tan bien que aún ahora me los imagino platicando y pasándola increíble, manejando el Masserati del millonario por los bulevares parisinos o algo por el estilo. Este es el tipo de película optimista que a todos nos va a gustar, aunque queramos que no sea así.

Cuando el diablo sale a divertirse de antro probablemente escucha black metal para bailar, quizá algún clásico de Sarcófago o una pieza encantadora de Bathory. Cuando sale del antro y quiere llevarle una serenata a alguien, (cuando se pone emo, como alguien twitteó hoy), seguro escucha algo de Swans. Swans se hicieron famosos (¿infames?) en los ochentas por hacer conciertos de noise rock en los que apagaban la luz por completo y no dejaban salir a nadie mientras hacían un ruido espeluznante en el escenario, bajo la oscuridad total. En su carrera de 30 años, esta banda liderada por Michael Gira sigue sonando

igual de claustrofóbica, y ha perfeccionado un sonido tan denso como melaza, sin caer en las obviedades del heavy metal. Esta es música pesada, sin baterías trepidantes y llena de elementos acústicos, pero igual de devastadora, y este su último disco podría ser su obra maestra. De repente suenan a piratas borrachos haciendo música experimental (la titular The Seer) o a locos que acaban de aprender a tocar la guitarra (la apropiadamente bien bautizada “Lunacy”), y con la ayuda de invitados como Karen O de Yeah Yeah Yeahs hacen unas baladas dulcísimas, como la sensacional Song for A Warrior.

Everything is Good Here, Please Come Home

Varios Artistas

No New York 1978

Akron/Family Love is Simple 2007

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Eric Toledano y Olivier Nakache 2011

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QUEDAN

FAMILIAS SIN SEGURIDAD SOCIAL En la mayoría de los casos, las empresas cierran las puertas a las familias, negando sueldo, ahorro y toda prestación. Con el país en contra y sin recursos, esposas, padres e hijos, sostienen una búsqueda interminable

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P O R C É S A R GAY TÁ N FOTOS: HECTOR GARCÍA

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ace dos años, cuatro meses y diecinueve días, Ernesto Mendoza Rodríguez debió regresar a su casa después del trabajo, pero sólo las oscuras horas de la noche saben lo que le sucedió aquel 22 de abril de 2010. Desde entonces hasta el día de hoy, su esposa Carmen Herrera había mantenido la historia de su desaparición for-

Platica que cada nuevo día parece interminable para ella y sus dos hijos. “¿Qué se siente?”, se pregunta a sí misma, “es como si cada segundo todo tu ser lo estuviera esperando, en cualquier lado, a cualquier hora. Es una espera desgarradora, porque te consume y tú no puedes escapar de eso. Jamás termina”. A Ernesto se lo llevaron en unas camionetas luego que salía de su trabajo, en la ciudad de Ramos Arizpe. Cuentan que eran varios los que iban a su lado, pero sólo a él lo agarraron, y fue el guardia de seguridad quien le contó esta versión a su esposa, que es la única verdad que tiene por aceptar. Más adelante, su esposa contará cómo fue que la empresa donde trabajó por casi 10 años le dio la espalda, negó lo sucedido, y alegando simplemente que como dejó de ir al trabajo, le suspendieron el sueldo, le quitaron las prestaciones, perdió el seguro, sus ahorros, todo. Según Blanca Martínez, directora del Centro Diocesano para los Derechos Humanos “Fray Juan Larios”, esta es una problemática a la que se enfrentan la mayoría de las familias con personas desaparecidas. Y es que no sólo se trata de la desaparición forzada, sino de una cadena de violaciones a sus derechos, que no alcanzan a la fecha una solución. “Se tienen que enfrentar a que si estaban asegurados, o tenían algún tipo de prevención social o contrato laboral, los patrones niegan responsabilidad, incluso cuando quienes desaparecieron estaban en cumplimiento de su trabajo. Por eso acusamos a las empresas de ser copartícipes y corresponsales de violaciones a derechos humanos de la familias”, se pronuncia. Este problema se encuentra enraizado principalmente en la falta de un marco jurídico a nivel nacional, aunque no es razón ni pretexto para actuar de tal forma.

zada al interior de su familia y con los amigos más cercanos Por miedo es que guardó silencio y no se acercó a ninguna asociación ni ha puesto la denuncia ante las autoridades. Dice que porque no les tiene confianza, porque no sabe si puedan tomar represalias contra ella o sus dos hijos. Lo que más le preocupa y le roba el aliento es que si alguien sabe donde está su esposo y se enteran de la denuncia, puedan hacerle daño.

Mientras este lamento pasa de la boca de Carmen otra vez al silencio que lleva hondo en el pecho, ahí exactamente donde tiene el corazón, cuenta que aquella mañana Ernesto se despidió como siempre. Tomó las llaves de la casa, se puso los lentes, a ella le plantó un beso y prometió volver lo más temprano posible para jugar con los niños, quienes todavía dormían en su habitación. “Lo último que me dijo fue ‘te amo, gorda, al rato vengo’, porque así me decía él de cariño. Yo le decía gordo. Luego se salió porque tenía que esperar el camión en la parada que está aquí como a cinco cuadras”, platica mientras suelta la risa, como si lo estuviera viendo partir. Carmen sabe que él siempre iba corriendo, porque si no alcanzaba el transporte temprano, luego se tardaba mucho en pasar y podía no llegar a tiempo. Más o menos a las seis con treinta tomó el autobús que lo llevó hacia Ramos Arizpe. Su turno empezaba a las 8:00 horas y todavía a las 14:00 horas le llamó para preguntarle si ya había recogido a sus hijos de la escuela. Con una voz que lleva entrelazada la nostalgia –ese dolor por el pasado que no desaparece de su ser–, cuenta que siempre le llamaba a esa hora para preguntar si estaban bien, si necesitaban algo. El resto de la tarde transcurrió lenta, como suele recordar la mujer. Aunque Ernesto terminaba la jornada a las 18:00, casi siempre llegaba a eso de las 19:30. Sin embargo, esta vez los minutos se fueron, cada vez más inquietantes, hasta que cerca de las 21:00, no le pareció un simple retraso. “Neto no era de los que llegaba tarde, al contrario. Siempre se esforzaba por estar puntual para llegar y jugar un rato con los niños, después cenábamos todos juntos, y al final él los ayudaba con la tarea, narra ahora con una voz más bien dolorida.

Con la oscuridad sobre ellos, y el sobresalto recorriendo sus cuerpos, Carmen y Alberto, su cuñado, salieron a buscarlo. Siguieron en auto el trayecto que hace de regreso el camión, hasta llegar a la fábrica, donde confirmaron algo que ya temían. Luego de preguntar por Ernesto en la caseta de vigilancia, el guardia le explicó con un semblante nervioso que cuando caminaba por la calle hacia la parada del transporte público, tres camionetas de esas que inspiran desconfianza le cerraron el paso, y aunque varios caminaban con él, sólo a Ernesto lo pescaron y lo subieron. “Yo quería pensar que era una broma. No sé. No podía creerlo. Él no andaba en malos pasos ni nada, su tiempo libre lo pasaba con nosotros”, dice. “Cuando te dicen eso, sientes que todo tiembla y te quieres desmayar, quieres llorar, quieres que se trate de una pesadilla y despertar, pero no se acaba por más que lo pides. Tu mundo se viene abajo”. Tan rápido como pudieron, regresaron a su casa para llevar a sus hijos a casa de la mamá de Carmen, para que los cuidara, mientras ella y Alberto buscaron toda la noche una pista: cualquiera les hubiera devuelto la esperanza, pero no llegó. De acuerdo con Blanca, ante la falta de resultados por parte del Estado mexicano, de los gobiernos, de las autoridades, es que las mismas familias, entre la desesperación y la valentía, emprenden sus propias búsquedas e investigaciones, y se las arreglan para salir adelante. Así es precisamente como esta mujer, que ha quedado temporalmente sola, entiende el caso: como la búsqueda de ella por su esposo; una misión que se lleva en solitario, pero que necesita de todos para llevarse a cabo. Los efectos colaterales de este evento estarían apenas por cimbrar a la familia Mendoza Herrera,


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meses conservan los derechos laborales, en el mejor de los casos

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Teníamos que estirar mucho el dinero, no nos alcanzaba. Ahora que no estaba él, sentí que era todavía más difícil, los niños siguen en la escuela, seguimos pagando luz, agua, gas. El mundo no se detiene”

pues al ser Ernesto el pilar económico –que en estos casos se vuelve primordial–, sería cuestión de tiempo para que comenzara el colapso. Tal y como sucede en la mayoría de los casos, cuando Carmen intentó acercarse a la compañía, los directivos le explicaron que no podían hacer mucho. Que evaluarían la situación, y determinarían lo más conveniente. De manera provisional, acordaron que por tiempo indefinido, el sueldo que era de 5 mil 400 pesos mensuales le seguiría llegando. Apenas un mes y medio después de que su esposo desapareciera, para principios de junio, aquel ingreso cesó por completo. “Teníamos que estirar mucho el dinero, porque no nos alcanzaba. Ahora que no estaba él, sentí que era todavía más difícil. La verdad ni siquiera quería pensar en gastos, yo lo que quería era encontrarlo, pero los niños siguen en la escuela, seguimos pagando luz, agua, gas. El mundo no se detiene por ti”, platica. Al no poder encontrar un remedio inmediato, Carmen pensó que podría reclamar la liquidación de su esposo, pero en la empresa le dijeron que como no había sido despedido, no podían hacerlo. ¿Utilidades? ¿Aguinaldo? Ya ni siquiera pensó en ello. De hecho, el seguro que ella tenía gracias a Ernesto, también le fue retirado. Al menos la casa donde vivían no era problema, ya que su suegra se las había “prestado” y ya estaba pagada, pero en la mayoría de los casos, se pierden los créditos de vivienda o los renteros son desalojados de los inmuebles. Uno de los mecanismos mediante los cuales se puede lograr algún avance, es la declaración de ausencia o presunción de muerte. Sin embargo, para ello deben haber transcurrido al menos 5 años de que la persona se encuentre desaparecida, y significa también asumir que las personas se encuentran sin vida. “No. Mi esposo no puede estar muerto, no po-

demos darnos por vencidos sin haber luchado. Es decir, lo vamos a encontrar, así tengamos que pasar el resto de nuestros días en las calles, y todos los días en desvelo, no vamos a descansar hasta que lo encontremos”, suelta Carmen con una convicción entendible sólo para quienes han vivido algo así. ¿Cómo ha salido adelante en estos años? Dice que no ha sido fácil, porque tiene que buscar un trabajo que le permita pasar tiempo –el mayor posible– con sus hijos, pero que también le resulte bien remunerado. Siete empleos distintos ha tenido en este tiempo, para lograr superarse. Desde vendedora por catalogo, mesera, en una librería, y hasta ahí le deja, porque siente que ese no es el punto. Cuando el dinero falta, su hermano, cuñados y por su puesto sus padres no han dudado en tenderle la mano. Sin embargo, lo que más le apura en este momento es que sus hijos no pierdan la escuela. Y es que el Gobierno tampoco ofrece becas o apoyos específicos para este rubro. Blanca Martínez explica que al menos en los casos que atiende el Fuundec, son casi inexistentes las ocasiones en que las autoridades han otorgado algún beneficio. “A veces dan unos 2 mil o 3 mil pesos. Pero eso no es un beneficio, es más bien una limosna, y hasta resulta ofensivo”, pronuncia. La verdad, cuenta Carmen, se siente igual de desconectada que el primer día. Sin la certeza del paradero de Ernesto, pero con la esperanza de que regrese pronto, en cualquier momento, y que esté sano. ¿Cuántos casos hay como este? Por la naturaleza de estos crímenes, resulta imposible cuantificar a los afectados y lo único que restan son aproximaciones: Fuerzas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (Fuundec) reporta a 252 personas desaparecidas al primer semestre de 2012; la Comisión de Derechos Humanos del Estado (CDHEC) atiende actualmente 29 expedientes, equivalentes

a 56 personas. Amnistía Internacional (AI), según cifras de la ONU, reporta 3 mil desaparecidos en el país. Para este año, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) contempla más de 5 mil, mientras según reportes de las fuerzas armadas, existen más de 18 mil casos en México. A ellos se deben sumar los casos, incontables por cierto, de las desapariciones que como ésta, no se denuncian. En vista de lo anterior, los diferentes cuerpos civiles y defensores de derechos humanos han dejado claro que “no son números, tienen nombre”, y así fuera una sola persona desaparecida, debería brindarse la atención requerida. Les preocupa, empero, que de cara a este escenario “no exista voluntad política para resolverlo, o bien no se quiera aceptar que está sucediendo”. No existen aún respuestas para saber dónde están, si se encuentran con vida, quiénes son los responsables, qué hace falta para que se creen leyes integrales al respecto, ni hasta cuándo cesará este capitulo de la historia.

Cuando las puertas se cierran El jueves 3 de marzo de 2011, don José Luis Vázquez Contreras fue subido por extraños a una camioneta enfrente de su trabajo, y desde entonces nadie ha vuelto a saber de él. Una de sus nueve hermanas lo vio todo. Desde que él se encontraba platicando con sus amigos, hasta el momento en que lo llamaron por su nombre, y después por su apodo, el “Carni”. Cuando se identificó, lo agarraron, a eso de las 20:00 horas. Era taxista, y todo sucedió frente a la base. Apenas ocurrido, su hermana avisó a su madre, doña María del Refugio Vázquez Contreras, quien describe la noticia como una agonía interminable. Las llamadas al celular fueron inútiles, pues mandaba directo al buzón de voz, e incluso unos


minutos después los sujetos de las mismas camionetas llegaron por el auto, el cual se llevaron luego de quitarle la alarma. “Muchos dicen que a quienes les pasa eso andan en malos pasos, pero no es cierto. Éramos una familia muy humilde, y no teníamos lujos. Además una madre conoce a sus hijos, y puedo decir que él no era malintencionado”, platica mientras un cielo negro deja caer las primeras gotas de lo que será una lluvia torrencial. Aunque dependía de un sindicato, como casi todos los taxistas, la prestación eran un sueño que más bien le correspondía volver realidad a otras personas. Es decir que para él no había seguro, ni aguinaldo, y las vacaciones eran un lujo que correrían por cuenta propia. Su caso es uno de los muchos que al no estar contratado en nómina, la crisis de sobrevivencia es mayor, obligando a que los familiares trabajen o busquen otras opciones de sustento. “En el mejor de los casos, en tres meses pierden todos sus derechos, si no es que inmediatamente. Se le considera ausencia laboral, y como sólo la persona interesada puede reclamar sus derechos, entonces éstos ya no aplican, se sobreseen y así se pierden”, explicó Blanca Martínez, de Fuundec. Si a eso se le agrega que era él único sustento económico en la familia, el panorama no mejora mucho. Mientras tanto, la mujer cuya edad se oculta entre las arrugas de su rostro y manos, explica que no había elementos para advertir esta tragedia. Un día antes todavía estuvo con ella, le llevó pan, fueron juntos por la tortillas, y pasó un momento con ella. Le alcanzó a dar el beso diario, aunque no sabe si ello sea suficiente para resistir la tristeza que siente. Si de algo está orgullosa, es de la unión entre hermanos, de los cuales José Luis era el segundo más grande. “Verlo otra vez, es recuperar la vida”, dice. El recuerdo, al parecer, le pesa mucho, y con lágrimas en los ojos decide guardar silencio, y alejarse despacio.

Una de sus hijas, Ana María, no se explica todavía cómo fue que sucedió, si apenas unas horas antes almorzó con él. “Luego de que terminamos, me dio raid en su carro hasta mi casa, y me dijo que a la noche me fuera a dormir con él y mi mamá en su casa. Así le hacíamos. Me dijo que cuando llegara cuidara a mi mamá hasta que él llegara, pero no pudo ser así, porque nunca lo volví a ver”, dice mientras escapa de una lluvia impiadosa que cae sobre la plaza de armas de Saltillo. Su mamá se enteró cuando su abuela le habló por teléfono, y fue ella también la primera que le marcó al celular, para enterarse que no respondería de nuevo. Para ella, este evento ha significado la pérdida de todo, dice mientras las manos le tiemblan en parte por el frío, pero más por el dolor que le causa recordarlo. Dice que “estamos muertos en vida, todo se acabó. Ayer hubo una balacera, nos quedamos atravesados, y decíamos, ya da igual, ya no importa. Sin mi papá la vida no tiene sentido. Siento que estamos aquí porque Dios nos quiere, pero si por nosotros fuera, ya le pondríamos un hasta aquí” Recientemente se han acercado a Fuerzas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (Fuundec), ya que dicen haber sentido la necesidad de superarse. “Nos sumamos a esta marcha, a esta intención. No podemos seguir con la venda del miedo, ahora es más la desesperación”. Aunque ya ha pasado más de un año seis meses desde la desaparición de don José Luis, aún no interponen la denuncia ante autoridad alguna, y el motivo es el mismo que a todos alguna vez los domina: el miedo. Este, creen, es un primer paso para superarlo. Quieren compartir su experiencia con el resto de las familias del colectivo, sentir el apoyo que se genera, y ayudar a quien pueda necesitarlo.

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personas busca FUUNDEC

El cambio más drástico, quizá, fue para la esposa de José, Ninfa Flores. Y es que al verse sin una entrada de dinero, tuvieron que pensar en algo rápido. “Nosotros fuimos a su trabajo, pero ahí negaron todo, y nos dijeron que no querían problemas, que mejor nos fuéramos, nos cerraron las puertas”, dice. “Por eso juntamos el dinerito que teníamos, vendimos algunas cositas y compramos un carrito para vender hamburguesas y burritos”. Este es el primer empleo que la señora tiene, aunque informal. De ahí, con lo poco que se vende, se sostienen ella y su hija. “Hace como ocho meses que lo compramos, aunque estamos muy escondidos por el miedo, no siempre salimos, y cuando salimos es un ratito nada más”. Lo que hace falta, señalan el centro Fray Juan Larios y Fuundec, son estrategias nacionales y no esfuerzos aislados . Que se exprese la voluntad de aceptar la responsabilidad y remediación del daño, no mediante discursos, sino con hechos. “También están vinculadas las instituciones financieras, pero se hacen de la vista gorda, y dejan a las personas en el olvido”. Lo único que piden por ahora es que don José regrese. No culpan ni le desean el mal a nadie, y esperan eso lo entiendan quienes tiene su vida en sus manos.

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Contadas excepciones

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VANGUARDIA Lunes 10 de septiembre de 2012

Hoy hace tres años y trece días que no sabe de su hijo, su esposo, ni sus dos cuñados: Brandon, Esteban, Gualberto y Gerardo Acosta. Por todos ora, por todos pide, pero el que más le duele es su pequeño de ocho años, apenas. Con una voz ronca, sin embargo, cuenta por teléfono que ella no tiene derecho a perderse en el camino, tampoco a quejarse, ni a claudicar. Siente que esa es la responsabilidad de una mujer en su posición. Le pesa recordar ese sábado 29 de agosto de 2009, la última vez que los vio. Como sus cuñados viSEMANARIO vían en Estados Unidos, y Gualberto debía regresar inmediatamente por cuestiones de trabajo, su esposo y su hijo quedaron en llevarlo al aeropuerto de Monterrey para que tomara su vuelo. “Ellos estaban aquí porque mi suegra estaba enferma en el hospital. Así que ese día saldrían como a las 6:30 de la casa, pasaron por Gerardo al hospital y se fueron para el aeropuerto”, platica. Si pudiera detener el tiempo, lo haría antes de que salieran de la casa, pero ni siquiera puede hacer eso en sus sueños, que se convierten en pesadillas. Sabría a qué hora regresarían, porque Brandon le dijo que le llamarían para que supiera en dónde andaban. Pero eso nunca pasó. Aunque debían regresar a eso de las 12:00 horas, pasaron dos más hasta que la espera le pareció demasiada. Fue hasta que la esposa de Gualberto llamó para decirle que él no venía en el vuelo, y que tampoco contestaba su celular. Al pedir información en el aeropuerto, aunque según el protocolo

no pudieron entregarle nombres, le confirmaron que sólo 81 de los 82 pasajeros que habían confirmado el viaje abordaron. Tampoco Esteban ni Gerardo contestaban sus teléfonos, y eso sólo incrementó las sospechas de Lulú. “Que sea un accidente de auto”, pensaba al principio. “Que sea sólo eso”. Pero los buenos deseos tampoco surtieron efecto. Movida por la preocupación y la insistencia de sus cuñadas, decidió acudir a la delegación sureste de la Fiscalía para preguntar si sabían algo. Como era sábado, recuerda que era poco el personal, y que por eso fue el guardia de la caseta de vigilancia quien le recibió la queja: le pidió los nombres, descripción física, ropa, talla, color. Para entonces ella ya estaba llorando, suelta con una voz a punto de romperse también. Le pidieron que esperara, y fue la primera vez que sintió que los minutos avanzaban mucho más lento de lo usual, como si no quisieran realmente moverse, y se desesperó aún más cuando le volvieron a pedir los datos. Hasta entonces, cuando el reloj marcaba las 17:00 de la tarde, todavía creía que se trataba de un accidente: “Por qué me haces esto, por qué, tú conoces bien la carretera, manejas bien”, le reclama en silencio a Esteban.. Minutos más tarde, un oficial se acercó y le dijo que por su descripción lo único que coincidía era un reporte de alerta en el sistema se emergencia, que se recibió a las 7:30 horas y señalaban como lugar un espacio cercano al Aeropuerto Internacional Plan de Guadalupe, en Ramos Arizpe, Coahuila.

14 VANGUARDIA Lunes 10 de septiembre de 2012

Las empresas no siempre se hacen responsables, pero en mi caso no fue así, quizá por el lugar donde trabajaba (cereso) Aunque no le dijeron de qué se trataba específicamente, sospechaban que era algo no muy común, pues los oficiales comenzaron a hablarse en claves y la miraban de una forma no muy alentadora. Poco después le dijeron que en la carretera hubo algunos testigos, pero no alcanzaron a determinar de qué situación se trataba, por lo que la turnaron a antisecuestros. Al escuchar la palabra, todo perdió sentido. Ahí, en ese colapso, se fueron los ojos cafés de Brandon, que hoy debe tener 11 años, la sonrisa grande de Esteban, que hoy debería tener 37, y los dos cuñados apenas menores que él.

Con una pausa toma aire, y aprovecha para recordar cómo venían vestidos: Gualberto de mezclilla, playera negra con estampados blancos, con converse negros de bota, en ese tiempo cabello largo; Gerardo con mezclilla azul, playera deportiva casual color gris, tenis grises; Esteban, de mezclilla azul, playera azul de cuello redondo, tenis verde militar; Brandon de mezclilla, camisa tipo Polo a rayas azul fuerte, cielo y blancas. Aunque no sabe si fue una mala o buena idea, puso las denuncias ante la Procuraduría General del Estado y la Procuraduría General de la República delegación estatal. De los resultados no hay mucho que decir. Existen los mismos avances que en otros casos: nada. No hay ni una sola pista. Mientras, su hijo estaría por terminar la educación primaria, su esposo quizá seguiría laborando como jefe de seguridad y custodio del Cereso Varonil en Saltillo. A diferencia de muchos otros casos, y pese a los años, ella sigue recibiendo el sueldo sin problemas, tiene seguro, le dan las utilidades, pagan las vacaciones y al final del año recibe el aguinaldo. “Sé que hay mucha gente que tiene esos problemas. Y lo entiendo, las empresas no siempre se hacen responsables, pero en mi caso no fue así, quizá por el lugar donde trabajaba”, platica. Cabe decir que el suyo, fue uno de los cuatro primeros casos con los que inició Fuundec en 2009, cuando apenas se buscaba a 19 personas,: hoy sus registros contemplan a 252.




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