Semanario: El desierto en ojos de ciego

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VANGUARDIA | LUNES 22 DE OCTUBRE DE 2012 | NO.346 |

PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN

CON

LUZ PROPIA Esta es la historia de Don Ramón, el único habitante del ejido El Carmen, que sin vista ni buen oído, brilla en su castillo de adobe fincado en pleno desierto. Aquí su soledad...



EN UN DOS POR TRES

LA FAUNA

Por Alfredo García

Vera y el Nobel al obispo saltillense habría sido el único saldo positivo de la espantosa guerra del narco. (No quiero decir que haya que organizar guerras para ganar premios a la paz, ni mucho menos que alguien deba aprovecharse de una guerra para labrar una carrera de pacifista: sólo expreso mis sentimientos más sinceros.) En 2010, fray Vera había obtenido el prestigioso premio Rafto, que entrega la fundación Bergen de Noruega a los bien portados de todo el mundo, y que está considerado como la antesala al Nobel de la Paz. Por eso en Noruega fue donde se escuchó primeramente su nombre con fuerza para la presea correspondiente a este año. Sin embargo, para llegar a Estocolmo hacen falta grandes apoyos oficiales y naturalmente Felipe Calderón no apoyó a Raúl Vera, como

tampoco había apoyado a la candidata de su propio partido para que ganase la presidencia de la República. El presidente no podía comandar con una mano la guerra del narco y con la otra promover un Nobel de la Paz. Tampoco el Papa apoyaría a Raúl Vera, pues después de que el mínimo fraile obtuviese el Nobel, el mismísimo Vicario de Cristo tendría que cuadrársele, inclusive en la Santa Sede. Así pues, el estado de Coahuila se quedó sin un Nobel, al menos por este año. En el futuro podríamos obtener inclusive dos, si el novelista Julián Herbert se convierte en nobelista, esto es en aspirante a la máxima presea literaria mundial, después de haber ganado con una sola novela dos premios en el ámbito de Hispanoamérica.

| Diccionario de autores

SEMANARIO

Ilustración: Esmirna Barrera

Biblia: Colección de leyendas venerables aunque primitivas y más

bien infantiles (Albert Einstein).

VANGUARDIA Lunes 22 de octubre de 2012

Aunque el obispo de Saltillo no obtuvo el Nobel de la Paz este año, puede ganarlo el año próximo. ¿Qué sentido tenía adjudicárselo a la Unión Europea, esa abstracción sin pies ni cabeza, ese armatoste macroeconómico que hoy por hoy está a punto de quebrarse en Grecia, en España, en Italia, en Portugal? ¿Quién irá a Oslo a recoger el premio en nombre de esas siglas? ¿Un indignado de alguno de esos países? ¿Un vagabundo, un mafioso, una actriz porno, que son los tres especímenes que proliferan actualmente en la vieja y arruinada Europa? El Nobel a Raúl Vera habría lavado un poco la cara de nuestro país ante los reflectores internacionales, pues hasta ahora se mira llena de sangre y prácticamente borrada por los disparos de las metralletas. Por lo demás, este premio

SI YO FUERA PRESIDENTE

¿Se imagina sentado en la silla que ahora ocupa Felipe Calderón? Miguel Ángel González

1.

Correr a todos los políticos porque no sirven para nada y jalar a la gente que realmente sepa cómo llevar un buen gobierno y que trabaje por la gente desinteresadamente. Generar empleo para la gente tanto para los recién egresados como para los adultos mayores. Darles la oportunidad de que formen parte de la población productiva sin

2.

importar la falta de experiencia o la edad que tengan. Educación de calidad para todos, brindarle las mismas oportunidades a todos los niños y jóvenes, y mejorar su futuro, no sólo con conocimientos, sino con valores y formación cívica. Mejorar los servicios urbanos como el transporte, ofrecer un transporte de calidad, así como

3.

4.

mejorar la recolección de basura. Aun hay muchos lugares en los que tienen problemas con la basura porque no hay quien la recoja. Generar un programa de vivienda para todos, que todos tengan la oportunidad de adquirir su casita, pero que sea vivienda de calidad, no que estén muchos viviendo en un cuartito todos amontonados.

5.

LA LICUADORA

Nadie es homogéneo, análogo, todos son una mezcla de… Una pizquita genética de fulanito, otra de menganito y una cucharadita de perenganito. Si no lo crees, ve cómo metes en una licuadora un tantito de éste, más del otro y un puñito de aquél, y luego verás quién sale:

James Gandolfoni

Alfonso Zayas

Julio Preciado

Ramón Oceguera

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| Claro que ud. lo sabe

| Los menesteres del ocio

|| Por Miguel Agustín Perales

|| Por Alfredo García

1.- El … es una composición poética que se dice o se canta en las misas de difuntos.

Declaración de principios. ¿Cuáles son los límites de una vida, la frontera entre el yo y los otros, entre el pasado y el sueño, el futuro y la esperanza? ¿Cuáles son los márgenes de una autobiografía como género moral y literario? ¿Cuánto involucra a los demás y cuánto a uno mismo? Ahora bien, una existencia sin aventuras, como la de millones de otras personas, teóricamente debiera ser un bestseller y precisamente por ello no lo es. Sería una obra sencilla, de fácil lectura, como un libro de horas, que puede abandonarse para siempre en cualquier página o retomarse en cualquier momento. Islote. El umbral de la conciencia es inestable: el yo es un islote sobre el pasado océanico que abarca los tres tiempos y las seis personas. En el supuesto de que el yo exista realmente, en algún punto del espacio y del tiempo. El principio de individuación es la red de agujeros que criba las circunstancias para formar un castillo de arena donde habita el yo silbante, sibilante que aguarda a su biógrafo como Minos en el centro de su laberinto. Por eso es tan difícil escribir una autobiografía, pues ni siquiera sabemos si el personaje principal, más allá de que sus aventuras sean anodinas o inocuas, azarosas o premeditadas, existe.

■ ■ ■ ■

A) Lauda Sion; B) Stabat mater; C) Dies irae; D) Victimae paschali.

2.- Don Francisco I. Madero nació el 30 de octubre de …

SEMANARIO

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A) 1870; B) 1871 ; C) 1872; D) 1873.

3.- La … era, según los antiguos, una mariposa que solo podía vivir en el fuego. ■ ■ ■ ■

A) pirausta; B) falena; C) estantigua; D) salamandra.

4.- Ellery Queen es el seudónimo de los escritores … Gold; ■ B) Frederick Dannay y Manfred B. Lee; ■ C) Brian Garfield y John Dickson Carr; ■ D) Stanley Ellin y Michael D. Resnick.

■ ■ ■ ■

A) Bananos: B) Aguacates; C) Capulines; D) Cocos.

6.- “La existencia de manzanas rojas refuerza la suposición de que todos los cuervos son negros”. Este desconcertante enunciado es un ejemplo de la paradoja del cuervo o de … ■ ■ ■ ■

A) Hempel; B) Goodman; C) Quine; D) Boole.

7.- Según la mitología griega, Apolo, enfurecido porque su talento musical fue subestimado por …, hizo que a este le crecieran orejas de asno. ■ ■ ■ ■

A) Titono; B) Giges; C) Midas; D) Erecteo.

8.- Cartagena de Indias es una ciudad … ■ ■ ■ ■

A) chilena; B) colombiana; C) venezolana; D) argentina.

Estrabismo. Sucede con la memoria igual que con la mirada: con los años, vemos mejor de lejos que de cerca. Defensa propia. Recordar es interpretar, dar una versión de los hechos. De manera que la memoria no es inocente ni tiene la espontaneidad del presente. Es una facultad pro domo sua, una cronista ofi-

ciosa que olvida a sabiendas y sabe disimular, entretejer versiones, instaurar penumbras, etc. Ella es el Purgatorio donde nos curamos de nosotros mismos. Aparato. Una autobiografía es una puesta en escena. No seré exhibicionista, en la medida de que sólo exhibiré la medianía general. Proyecto. La memoria reconstruye un personaje junto con el mundo que lo rodeaba: el yo y su circunstancia en un pasado que ya no está detrás sino delante, como proyecto por elaborar. La viga maestra. Autobiografía, pues, como futuro sido, y como proyecto antológico de construcción de la persona. Simultaneidades. Visto de lejos, visto de cerca, por encima y por debajo, desde sus propias entrañas, el tiempo no es sucesivo, sino simultáneo. Vivimos en todo momento una yuxtaposición de tiempos que se interfieren, que se contradicen, que se empalman, que se extralimitan. Agenda. Oh la rutina, sólo interrumpida por el éxtasis y el crimen. Exotismo. ¿Mis países favoritos? Etiopía, Filipinas, Paraguay. Pequeños, lejanos y abigarrados, es posible soñarlos, imaginar su flora y su fauna, sus edificios y sus personajes, sus muebles y utensilios, sus escrituras y sus herramientas de trabajo, sus archivos y sus crónicas, sus mujeres y sus modas, todo ello de una manera particularizada, al margen de las vastas corrientes simplificadoras de la historia.

Respuestas:1) c; 2) d; 3) a; 4) b; 5) d; 6) a; 7) c; 8) b.

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■ A) Ross Macdonald y H.L.

5.- En le película Su Excelencia, Lopitos (Cantinflas) es embajador de la República de los …

SUPERMÉNDEZ

El único superhéroe de Saltillo y la región (incluyendo Ramos)

Por J. Latapí



VIDEÓDROMO

LA CABAÑA DEL TERROR PREPÁRESE PARA LA MEJOR PELÍCULA SOBRE CABAÑAS DEL TERROR QUE HAYA VISTO EN DÉCADAS.

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SEMANARIO

Drew Goddard 2012

Por Esteban Cárdenas

Y no es la típica película de cabaña de terror. O bueno, sí lo es al principio, pero después la historia toma un giro inesperado y de ahí nunca para, con sorpresas escondidas dentro de sorpresas como una torta de tamal que a su vez está llena de otra torta de cine de miedo. Goddard ya había trabajado en la serie “Buffy la caza vampiros” con Joss Whedon (“Los Vengadores”, “Firefly”, “Dollhouse”), un director y productor que básicamente hace porno para geeks, y quien funge como productor y co-escritor en esta cinta. Juntos escribieron el guión en tres días (¿nada mal, eh?) con la intención de revitalizar la típica película de slasher en una cabaña en el bosque.

La película se pregunta lo mismo que todos nosotros cuando vemos una de estas cintas: ¿por qué este grupo de adolescentes va a una cabaña prácticamente abandonada, si ya sabemos lo que va a pasar ahí?, ¿por qué bajan al sótano? ¿y si en lugar de ir a nadar a ese lago, que obviamente está infestado de algo horrible, fueran a vacacionar a Six Flags? Partiendo de estos cuestionamiento, Goddard y Whedon prosiguen a subvertir todas las preconcepciones del ya cansado género con una historia que combina terror con ciencia ficción y comedia, y de alguna forma logran hacer que funcione. Los cinco jóvenes en cuestión son estereotipos totales del cine B. Un atleta, una güera boba, una ñoña, un tipo “chistosón” y un cerebrito, que salen de la universidad a bordo de una camper, con destino a la cabaña del primo de uno de ellos. Al llegar, obviamen-

te todo es tétrico, cubierto de hojas. Y lo que tiene que pasar, pasa. Yo nunca hubiera bajado a ese sótano, pero ellos sí, y de ahí se desencadena una historia sumamente creativa, desarrollada por artesanos del cine que saben cuando asustarnos, cuando hacernos reír y cuando dejarnos con la boca abierta con el absurdo total de lo que vemos en pantalla. No es una obra de arte, ni pretende serlo. Se trata de noventa minutos de diversión que no aspiran más que a eso, y vaya

RADAR

Suena a…

Por Esteban Cárdenas

escardenas@vanguardia.com.mx

Flying Lotus

Untill The Quiet Comes 2012

que lo hacen. El actor que interpreta al relevo cómico deja algo que desear, y a veces suceden tantas cosas que de repente la película se les va de las manos, pero pronto vuelven a tomar el control y estamos de vuelta en sus garras, sin más remedio que disfrutar el viaje. Y de ahí mejor no arruinarles la sorpresa, por que si lo hago, merecería que unos villanos genéricos sedientos de sangre se me aparecieran la próxima vez que vaya a la Sierra de Arteaga.

Steven Elison es Flying Lotus, un músico californiano que hace jazz electrónico con las herramientas que utiliza un productor de hip-hop. Quizá Untill The Quiet Comes, su más reciente material en la disquera Warp Records, no suena tanto a este género de música, pero sí adopta su espontaneidad y sentido de la improvisación. Es música que parte del jazz, pero con una ejecución totalmente digital. Para este su cuarto disco, abordó su material desde un lugar distinto que en el excelente Cosmograma del 2010. Influenciado por percusiones

J Dilla

africanas y la sicodelia experimental de grupos como Can y Portishead, trabajó junto con el Thundercat en la producción y colaboró con vocalistas como Erykah Badu y Thom Yorke de Radiohead, quien colabora con vocales en la fantasmagórica Electric Candyman, una de las mejores del disco. Esto es hip hop extraño a primera escucha, pero si lo deja en su reproductor un par de veces, se empiezan a revelar matices delicados y una sofisticación técnica increíble. Flying Lotus no es hip-hop, esto es lo que escucha el hip-hop cuando se sienta a leer un libro.

Donuts 2006

TNGHT

TNGTH EP 2012

Four Tet

There is Love in You 2010



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EL DESIERTO

OJOS CIEGO EN

DE

P O R J E S Ú S P E Ñ A / FOTO S D E LU I S S A LC E D O / V I D EO E L Í VÁ ZQ U E Z

Esta es la historia de Don Ramón, un hombre a quien no le hace falta ver ni oír para saber vivir, un hombre que por sí solo ilumina el pueblo fantasma en el que es el único habitante. Lunes 22 de octubre de 2012 VANGUARDIA 9


D

on Ramón Villegas Villegas es como uno de esos extraños milagros de Dios que andan vagando perdidos por el desierto o están atrapados en las entrañas de unas ruinas de adobe, que se alzan como un castillo, en la inmensidad de la llanura. Y es que nadie que viera a este hombre de 77 años martillar con una piedra boluda su camastro de madera descompuesto, prender lumbre al fogón de la cocina para echar tortillas de maíz o trepar por una escalera para remendar el techo de su jacal, que ya se chorrea todo, creería que está ciego. Su mal le vino hace 17 años, o 10, ya no sabe ni se acuerda, un día en que andaba por la labor

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cuidando unas vacas ajenas, porque las suyas las vendió su mamá tras la muerte de su padre, cuando en eso perdió pisada y cayó al suelo de bulto. Aquello fue como si alguien le hubiera apagado de golpe la luz y, con el tiempo, como si otro, o el mismo alguien, le hubiera bajado el volumen a todas las cosas y las gentes que lo rodeaban. Entonces a Ramón le vino también lo de la sordera. “Eh?, ¿cuáles? ¿Del periódico? Serán los de la despensa, ¿no? ¿Eh? ¿Por qué? ¿Quién es? No tenemos nada oiga ¿Y no me trajo nada de chile? Me traen chile y tomate porque no tengo oiga…”, dice el anciano apenas huele la presencia de alguien a su alrededor.


Porque si Ramón le hubiera echado chile y tomate a la sopa de ayer le hubiera quedado muy bien, pero no tenía nada y le supo a pura agua. “A ver si me vienen a traer chile, no tenemos nada, ni pa hacerme una sopa ni nada ¿Qué traen o qué? Ái anda el vaquero de Beto…¿Vieron las vacas sueltas? ¿No las vio usté? ¿Fueron hasta allá? Yo pensaba que venían a ver las vacas de Beto. “Vieran ido a ver las vacas hombre, parece que andaba el vaquero ái. ¿A dónde? ¿No sabe usté el camino? Es el camino que viene ái y que corta y agarra a la derecha, ¿ái no hay un camino? Va a dar hasta la casita de Beto, de la casa de Beto pa arribita hay una galera blanca, pal lado donde el sol se mete y ahí más abajito está la casa de Beto”. Ramos se sumerge en sus divagaciones oscuras y silenciosas. “¿Está oyendo? ¿Sí?”, ahora quiere saber si seguimos con él. Pero él no está malo, qué va, si hasta hace poco que se enfermó de la vista y que la Maruca, una sus sobrinas, lo llevó a una clínica de Saltillo, muy chingona, donde los doctores le dijeron que tenía cataratas, pero hasta ahí paró la cosa. A Ramón no le quedó de otra que agarrar un palo de bordón, un cuñado suyo le dio la idea, le dijo “agarra un palo, agarra un bordón y ái vas caminan-

do, si hay un estorbo acá adelante pos…” de ahí pa acá Ramón camina muy bien, cuando menos hasta ora no se ha caído. Todo fuera como curarse la diabetes con el injerto del mezquite hervido en la noche y tomado en ayunas amaneciendo. Una señora que vino de Saltillo le dijo “‘es verdá, yo me curé con eso, me lo tomé, yo tenía el azúcar y se me quitó, yo estaba muy gorda, se me quitó la enfermedad’. Luego, luego que le diga el doctor ‘usté tiene el azúcar’, luego, luego el remedio ese y se alivia”, aconseja el viejo. Todo fuera como curarse los cizotes que salen en el cuerpo untándose el pasojo (estiércol) calientito de los burros, como decía el abuelo de Ramón. “Agarras el pasojo y con una garra le vas apretando la agüita alrededor del cizote, nomás le gritábamos ‘ándele agüelo, ya se cagó el burro’ y decía el agüelo ‘al cabo el pasojo del burro no es mugre, comen pura pastura’. “Ya en la mañana decía ‘oye hijo ya se te está despareciendo el cizote, con otra curada que te dé se te va a quitar’. Cuando ya llevabas dos curadas se te quitaba”, divaga otra vez Ramón. Y últimamente se le ha metido entre los sesos que quiere ir a Paredón para pedirle a “La Niña Adriani-

Aquello fue como si alguien le hubiera apagado de golpe la luz y, con el tiempo, como si otro, o el mismo alguien, le hubiera bajado el volumen a todas las cosas y las gentes que lo rodeaban

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ta” que le haga el milagro de curarse de la vista y de volver a oír, nomás que venga el señor de Amargos, el comprador de vacas que seguido tiene vuelta para allá. “¿No la han oído mentar? Ándale, esa. A ver qué dice, si me puede curar o no”. “¿Me está oyendo, oiga?”, pregunta. Ramón es un viejo corrioso, de semblante surcado, lleva una cachucha pegada a la cabeza y unos espejuelos opacos que hace tiempo le regaló una de sus sobrinas y que usa nomás por pura costumbre. El hombre está sentado en un camastro apolillado, debajo de las ruinas de adobe que se alzan, como un castillo, en la inmensa llanura llamada Ejido El Carmen, comunidad ubicada a unos 60 kilómetros de Saltillo, entrando por una brecha que sale a orillas de la carretera vieja a Monclova. “¿Qué voy a hacer? No nada, estaba componiendo aquí esta cama”, dice Ramón y busca con el tacto la piedra boluda con la que estaba martillando la base del camastro de madera, justo cuando llegamos a visitarlo a las ruinas. 12 VANGUARDIA Lunes 22 de octubre de 2012

Entonces lo único que se escuchaba por el rancho era el eco del martilleo y nunca el canto de los gallos, el rebuznar de los burros o el mugir de las vacas, porque aquí ya nada más Ramón queda. Es mediodía en El Carmen y la luz que se cuela por la chimenea ruinosa a través de las telarañas devela los rasgos del semblante ajado de Ramón y luego las canicas gastadas de unos ojos que un día brillaron con su intenso azul cielo. “¿Eh? ¿Mi familia? Yo no soy casado, pero vienen las muchachas a verme, - elucubramos lo peor - , las sobrias más, -¡ah! -, veces vienen, veces no… ¿Eh? No he tenido una, he tenido dos o tres novias. A las muchachas que les hablaba no me decían que no, taba uno nuevo… “¿Eh? Pos de pendejo no me casé fíjese, tenía una novia y decía que se iba conmigo y yo no quise llevármela, tan pendejo…”. Ésta fue la casa en la que vivió desde niño, allá cuando sus padres se marcharon de La Gamuza, otra ranchería pegada al Carmen, para respirar otros aires. Pero ahorita ya todos murieron y los que no, se


Hasta que sucedió lo de su ceguera, cuando Ramón se dedicaba a cuidar vacas en la labor y empezó a correr por el desierto la leyenda viviente de un hombre ciego y sordo que vivía solo en las ruinas de adobe de un pueblo abandonado

han ido a buscar la vida a Saltillo o a Monterrey. “Ya se murieron todos los que vivían en aquellas casas. Ái vivía mi agüelito y un tío mío, también ya se murió, ya se murieron todos los muchachos de ái”. Su papá murió cuando Ramón estaba medianito, tendría apenas unos nueve años y oyó decir a un hermano de su madre que a su viejo le había caído encima un barreno y lo había hacho garras. Su padre se había enlistado en la cuadrilla de hombres que excavaba una noria en la vera del arroyo. “Mamá empezó a llorar y empezamos a llorar nosotros también”. Fue cuando su madre le propuso que vendieran las vacas y Ramón se puso a trabajar duro sembrando maíz y frijol o tallando lechuguilla en el desierto de Cuatrociénegas, “Fuimos hasta Cuatrociénegas a tallar, la Forestal nos puso camión, una pipa pa cargar agua y una pa que nos llevara y nos trajera. Mucha gente anduvo pa allá. Muy bonito el pueblito ese de Cuatrociénegas ¿No han ido?”.

“¿Ya se fue, oiga?”, pregunta al viento para cerciorarse de que seguimos con él. Hasta que sucedió lo de su ceguera, cuando Ramón se dedicaba a cuidar vacas en la labor y empezó a correr por el desierto la leyenda viviente de un hombre ciego y sordo que vivía solo en las ruinas de adobe de un pueblo abandonado. “¿Eh? No pos aquí estoy criado ¿cómo voy a tener miedo?”. El hombre al que a veces visita algún familiar lejano, o un condolido del gobierno para dejarle una despensa raquítica. “Maruca, mi sobrina, a veces me trae y los de la despensa, nomás que los de la despensa dan muy poquillo, con eso no se mantiene uno ni una semana. Vino una mujer con otro mandado y ya se me acabó, tenía mucho tomate y ya me lo acabé, todos los días come uno”. “La despensa esa trae un kilo de frijol, un kilo de harina, un kilo de Maseca, un litro de aceite y un kilo de arroz, una pasta, nomás cinco cosas, dónde va a tener uno pa un mes con eso”. Ramón vuelve de súbito a la realidad del ins-

tante. “Pero, ¿quién es usted? ¿Periodista? Ádio. Sí, aquí la casa es mía… Aquí es mío, aquí nos dio el agüelo, el papá de mamá le dio aquí este pedazo….”, suelta con esa su voz, entre chillona y rasposa, cuando el reportero pega su boca a la oreja izquierda del viejo anacoreta para gritarle la entrevista. No, qué va usté a comparar ésta con las casitas esas que hace el gobierno en la ciudad y que no sirven pa nada. Por eso Ramón, como las chivas, prefirió tirar pal monte cuando sus familiares lo quisieron recoger con ellos y lo llevaron a vivir a Saltillo en uno de esos palomares. Dijo “nombre, estas casías no sirven hombre, corralíos cabrones pa qué sirven. Ái nomás estás encerrado y aquí no, aquí anda uno alrededor de la casa y todo eso, hago leña ái y todo, me pongo muy temprano a barrer aquí y hago de comer…”, platica Ramón. “¿Ya se fue oiga?”, dice otra vez para comprobar que no se ha quedado hablando solo. Ramón toma su palo lazarillo, se levanta de su Lunes 22 de octubre de 2012 VANGUARDIA 13 Lunes 22 de octubre de 2012 VANGUARDIA 13


Los techos de madera de las ruinas ya se han hecho columpio y parece que se desploman de un momento a otro...

14 VANGUARDIA Lunes 22 de octubre de 2012

camastro apolillado y empieza a recorrer de memoria una a una, sin tropezar o chocar con las paredes, las piezas de su castillo de adobe. Los techos de madera de las ruinas ya se han hecho columpio y parece que se desploman de un momento a otro. De los muros desportillados de los cuartos cuelgan repisas y floreros empolvados que custodian las imágenes del sagrado Corazón, la Virgen María y el Niño Jesús o la Virgen de San Juan de los Lagos. Por toda la casa hay camas, castañas, vitrinas vacías, roperos sin luna y estufas descompuestas que Ramón espera vender algún día al fierro viejo para sacar algún dinero. “Aquí es la cocina, señor… Ésta es la cocina. ¿Ya la vido?, y esa es una tinaja”, dice golpeando con el palo la barriga de la vasija puesta en un rincón de la cocina. De pronto, no sabe por qué, se acuerda que hace unos días entró a la cocina un cabrón perro a robarse la masa que el viejo

había dejado sobre la mesa, lista para echar unas tortillas de harina. “Nomás dije ‘ah, perro cabrón, ya se llevó la harina, toda se la llevó…’. ¿Eh? vino a dar solo ái el perro, quién sabe de quién será”. Después Ramón se conduce hacia la escalera que usa cuando se sube al techo para tapar las goteras con hule y soquete. “Ái está la escalera, mire, nomás la pone uno y ái va pa arriba, ¿eh? ¿Ya la vido?”, dice mientras tiende la escalera y trepa por los peldaños. Luego se guía con el palo hasta el viejo refrigerador, abre la puerta y saca un vaso con chiles en escabeche que sin pensarlo mucho bebe con avidez. “Aaaah… - ruge - , abrí este chilito para hacer una sopa y no quedó muy buena”. Pero si Ramón le hubiera echado chile y tomate a la sopa de ayer hubiera quedado muy bien. “¿Me está oyendo oiga? Ah ¿Ya se va?, a ver cuándo da otra vuelta”.




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